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La inseguridad




Enviado por charly



    El precio del
    miedo

    Cuando en una conversación se habla de la
    violencia el
    silencio es absoluto. Este problema proviene de muchos
    fenómenos como el desempleo y las
    crisis entre
    otros. Se ha originado un círculo consecutivo que va de la
    negación de la existencia de los robos, secuestros y
    demás por parte de las autoridades y por parte de los
    ciudadanos de forma distinta que va hacia el miedo de ser
    víctima.

    Las autoridades deben ser responsables de todo lo
    que les corresponde en nuestro país, pero a la vez los
    ciudadanos somos responsables de permitir lo que no queremos,
    nosotros debemos de exigir lo que necesitemos, pues para eso
    está "supuestamente" el gobierno. Si el
    gobierno no se
    encarga de sus asuntos entonces la culpa de alguna forma recae en
    el pueblo porque es el que no debe permitir la situación y
    es quien debe de poner un límite.

    Uno de los pretextos del gobierno es el
    del presupuesto, que
    para poder tomar
    control de la
    situación se necesita dinero.
    Según la UNESCO, lo ideal es destinar 4% del PIB a políticas
    de prevención de delitos y
    seguridad,
    pero en México el
    presupuesto total
    en este rubro apenas llega a 1% a pesar de que para mejorar la
    situación de México se
    necesita más de lo normal.

    El Negocio del miedo

    La delincuencia
    de los últimos tiempos ha sido el pan de cada día
    proliferación de empresas de
    protección y seguridad
    privada. Hace unos 15 años había tres o cuatro
    compañías dedicadas a esta tarea; hoy, son
    más de 2,000 y se especializan en diversos productos o
    servicios para
    seguridad como la
    fabricación de chalecos antibalas, artefactos para defensa
    personal,
    blindaje de automóviles, instalación de alambrados
    eléctricos o sistemas de
    rastreo, servicios de
    vigilancia y guardaespaldas. Sin embargo, el recién creado
    Consejo Nacional de Seguridad Privada
    advierte sobre la dudosa seriedad de muchas de estas
    compañías que aunque parezcan muy formales pueden
    no serlo y en vez de beneficiar perjudican.

    Hasta ahora, solo 70 empresas se han
    registrado de las cuales acaso 10 son realmente profesionales y
    serias según el Consejo Nacional de Seguridad
    Privada.

    Así, el peligro y quien decida ponerse en manos de
    algún supuesto ángel de la guarda tendrá que
    asegurarse bien con quien está tratando, para no caer en
    manos de su propio verdugo.

    El precio de la
    inseguridad

    El clima de inseguridad
    que vive México es
    algo impresionante: jueces que terminan acusados mientras el
    presunto delincuente confiesa su deseo de actuar en alguna
    telenovela; agentes y ex agentes policiacos que encubren o
    encabezan bandas criminales; secuestradores que huyen de su
    guarida cinco minutos antes de la llegada de la policía,
    luego de chantajear a las familias de sus víctimas con
    tácticas horrorosas.

    ¿Es una película de terror? No,
    desgraciadamente: es la historia diaria de millones
    de mexicanos que han perdido sus bienes y
    algunos hasta la vida por culpa de estos delincuentes. Ante todo,
    está también detrás un sentimiento que ha
    llegado a ser uno de los más costosos para la sociedad: el
    miedo.

    Por temor a que sus planes terminen en el
    cañón de una pistola, un número
    indeterminado de proyectos de
    inversión han sido cancelados o han cambiado el
    destino. También por temor, innumerables empresas han
    tomado con cautela sus planes de expansión y gastado
    fortunas en procurar alguna seguridad –aunque siempre
    insuficiente– para sus plantas,
    oficinas, productos y
    empleados. Por miedo, ciudadanos sin importar su posición
    económica han tenido que enfrentar cada vez mayores
    gastos en la
    compra de protección para sus bienes y para
    sus familias.

    Mientras todo esto sucede, ¿qué
    están haciendo nuestras autoridades? Por estos días
    el gobierno federal
    ha presentado un programa que
    busca combatir a la delincuencia,
    lo menos que esperamos es que este urgente y necesario plan -que sin
    duda llega bastante tarde- haya considerado al menos un profundo
    conocimiento
    con los casos de éxitos de otros países que han
    disminuido sus índices de criminalidad en tiempos
    récord. Ahí está, por ejemplo, Estados Unidos y,
    en particular, Nueva York. y habría que subrayar que lo
    fundamental es llevar a cabo una reforma integral, de fondo, de
    todos los aparatos de impartición de justicia.
    Sobra decir que sólo con salarios dignos
    podremos contar con policías y jueces
    confiables.

    Esto es obligado, ya que el costo que la
    sociedad
    mexicana está pagando no es meramente el precio de la
    inseguridad,
    sino el de la impunidad. Hay que recordar y subrayar que
    según cálculos, el clima de violencia que
    sacude a México
    arroja un costo –sin
    contar lo que se deja de ganar– de $50,000 millones de
    pesos anuales. En otras palabras, ese monto representa la mitad
    del presupuesto total
    de educación
    en ese mismo año. El costo ya lo
    estamos pagando, y con creces. Por tanto, esperamos que las
    distintas fuerzas políticas,
    en vez de estorbar planes, dediquen sus energías en exigir
    su cumplimiento.

    Cabe recordar que la corrupción
    en este país ya se ha comido a la legalidad, y cuando en
    un país ya no existe la legalidad, no hay país que
    funcione.

    Encuesta.

    Entrevista a un Guardia Personal

    Nombre: (no se
    identificó)

    Edad: 29 años

    1.- ¿Cuál fue su empleo
    anterior?

    Anteriormente era judicial, pero la
    situación que se estaba dando ya no me favorecía.
    El sistema
    está totalmente distorsionado y la paga de éste
    trabajo es algo mayor.

    2.- ¿Porqué decidió ser un
    guardia personal?

    Desde hace cuatro años, un amigo se
    dedicó a ser guardaespaldas debido a que la paga es mucho
    mayor, generalmente como tres o cuatro veces más de lo que
    gana un chofer normal.

    3.- Para ingresar al trabajo ¿Tenía
    que tener algunas características en
    específico?

    Sí, tenía que tener una edad entre
    25-35 años, medir más de 1.80 cm., saber defensa
    personal y
    tener conocimiento
    de las armas.

    4.- ¿Pertenece a una corporación o
    institución legal o trabaja por
    separado?

    No, yo le trabajo al patrón por separado,
    él sabe donde vivo y tiene mi teléfono por si se me
    necesita en una emergencia.

    5.- ¿En qué consiste su
    trabajo?

    Los guardaespaldas somos responsables de la
    salud del
    patrón, por lo que no lo podemos dejar ni un minuto solo,
    cuando vamos en el coche todo el tiempo es estar
    viendo si alguien nos está siguiendo y otras
    técnicas que usamos, para eso nos dan entrenamiento.

    6.- ¿Cada cuánto reciben entrenamiento?

    Siempre que el patrón sale de viaje y
    además una vez al mes.

    7.- ¿Cómo es su rutina diaria en
    el
    trabajo?

    Bueno, el patrón se va de su casa a las
    diez de la mañana, nosotros tenemos que llegar a las nueve
    para relevar a los elementos que se quedaron en la noche. Cuando
    llega el señor al coche nosotros tenemos que correr para
    subirnos al coche y seguirlo. A veces no sabemos bien el destino
    pero igual lo tenemos que escoltar. Nosotros nos hacemos
    responsables de nuestro patrón hasta la hora que llegue a
    su casa, bien llegue al otro día, hay veces que hasta nos
    dormimos en el coche un par de horas y es todo.

    8.- ¿No se siente a veces por así
    decirlo con miedo de que lo lastimen?

    Cuando llego a pensar en eso, sí. Pero
    trato de no pensarlo y además para eso estoy yo
    aquí, para cuidar al patrón pero a mí mismo
    también.

    Entrevista a un Ex-Guardia
    Personal

    Nombre: Pedro Dávila.

    Edad: 28 años.

    1.- ¿Porqué decidió ser
    guarura?

    Yo era chofer desde los 20 años, pero un
    día llegó un viejo amigo de mi papá y me
    ofreció un trabajo de guarura que me ofrecían tres
    veces lo que me pagaban.

    2.- ¿A qué edad
    empezó?

    Como a los 26 ingresé por primera vez a ser
    guarura después de una semana de entrenamiento
    diario.

    3.- ¿Está casado? (En caso de ser
    afirmativo) ¿Qué opinaba su
    esposa?

    Sí, mi esposa siempre estuvo en desacuerdo
    pero yo la convencía porque me pagaban mucho
    más.

    4.- ¿Le agradaba su
    trabajo?

    Me agradaba porque el sueldo era muy alto y el
    estar armado siempre me ha gustado, ya que mi papá siempre
    fue guardaespaldas.

    5.- ¿Cómo era su trabajo, qué
    hacía?

    Yo era el chofer del carro del jefe, tenía
    que tomar en cuenta que la escolta (el coche que los
    seguía) iba detrás, y estar al pendiente de los
    coches que estaban adelante, para que no nos fueran a chocar ni
    que nadie nos quisiera hacer daño.

    6.- ¿Sabía usted que corría
    peligro y responsabilidad al ser un guardia personal?

    Todos los días se siente un poco de miedo,
    porque no sabes si vas a tener algún
    percance.

    7.- ¿Porqué lo
    dejó?

    "Porque decidí que mi vida vale más
    de lo que me puedan pagar, siempre seguirá siendo
    insuficiente por arriesgar mi vida".

    8.- ¿Cuándo fue la primera vez que
    pensó en renunciar y porqué?

    No fue por que no me agradara, sino porque tuve un
    altercado con un compañero y quise evitar que como los dos
    estabamos armados pasar de los golpes a utilizar las armas.

    Cuando en una conversación se habla de la
    violencia el
    silencio es absoluto. Este problema proviene de muchos
    fenómenos como el desempleo y las
    crisis entre
    otros. Se ha originado un círculo consecutivo que va de la
    negación de la existencia de los robos, secuestros y
    demás por parte de las autoridades y por parte de los
    ciudadanos de forma distinta que va hacia el miedo de ser
    víctima.

    Las autoridades deben ser responsables de todo lo
    que les corresponde en nuestro país, pero a la vez los
    ciudadanos somos responsables de permitir lo que no queremos,
    nosotros debemos de exigir lo que necesitemos, pues para eso
    está "supuestamente" el gobierno. Si el
    gobierno no se encarga de sus asuntos entonces la culpa de alguna
    forma recae en el pueblo porque es el que no debe permitir la
    situación y es quien debe de poner un
    límite.

    Uno de los pretextos del gobierno es el del
    presupuesto, que
    para poder tomar
    control de la
    situación se necesita dinero.
    Según la UNESCO, lo ideal es destinar 4% del PIB a políticas
    de prevención de delitos y
    seguridad, pero en México el
    presupuesto total
    en este rubro apenas llega a 1% a pesar de que para mejorar la
    situación de México se necesita más de lo
    normal.

     

     

    Autor:

    Charles El-mann

    charly[arroba]netmex.com

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