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Centralizacion y federalismo en Mexico y Brasil, Historia Latinoamericana




Enviado por leandroquerido



    Introducción

    Que puntos de comparación podemos encontrar entre
    la República Vieja Brasileña y el Porfiriato
    Mexicano partiendo de la base del eje Centralismo
    Federalismo.

    Analizaremos, para abordar este trabajo, las
    consecuencias de este eje para el desarrollo
    económico y el desarrollo
    político de los países en el
    período.

    Respuesta:

    Centralismo y federalismo han
    signado la vida de Latinoamérica y han marcado a fuego,
    por intermedio de infinitas luchas y desencuentros el desarrollo de
    la región. Representan y encierran un debate muy
    profundo en el interior de las elites de uno y otro país
    en particular y del resto de América
    Latina en general. Estas eran dos concepciones bien
    diferenciadas acerca de cómo debería ser el
    país en el que vivían. Para los hombres del
    porfiriato
    (1876 – 1910), influenciados por el positivismo
    comtiano, la salida a la inestabilidad política en la cual
    se encontraba sumergido México se
    centraba en la tarea de convencer (en el mejor de los casos, ya
    que la coacción era un método
    usado en forma frecuente) a los sectores que no estaban
    dispuestos a ceder parte de su poder a los
    efectos de consolidar una autoridad
    estatal centralizadora que tenga efectivamente, siguiendo a
    Weber, el
    monopolio de
    la violencia. En
    cambio la
    República Vieja de Brasil (1889 –
    1930) "nadaba contra la corriente centralizadora cuando la
    Constitución de 1891 otorgó amplios
    poderes fiscales y financieros a las unidades de la
    federación" (Love 180)

    Para comenzar a desarrollar este trabajo es preciso,
    entonces, dar cuenta del marco contextual en el que se
    encontraban ambos países.

    América Latina se encontraba ante un
    desafío de envergadura. La economía
    internacional buscaba, y de hecho lo logró, nuevamente
    insertarla en un esquema del comercio
    internacional en el marco de la expansión
    económica que atravesaban las economías del
    Atlántico Norte. Las elites buscaban sacar provecho de una
    situación en la que visualizaban, en definitiva, una nueva
    oportunidad. Eran igual de grandes las expectativas de las elites
    americanas, ante este nuevo escenario, como los requerimientos
    que debían cumplir a los efectos de seducir a las inversiones
    extranjeras.

    La demanda
    externa terminará siendo, en esta etapa, el
    estímulo para que América
    Latina se integre "en la estructura de
    articulación subordinante que proporcionaba el sistema del
    mercado
    mundial"(1).

    Es importante resaltar la descripción de Glade
    acerca de los países en estudio: "…la
    estabilización de la vida política
    permitió que la maquinaria del Estado se
    dedicara a afianzar la base normativa de la prosperidad material.
    En el caso de Brasil el largo legado reinado de un monarca
    progresista termino en 1888 – 89 con la abolición
    notablemente pacífica de la esclavitud y la
    instauración de una república, "…permitió
    mantener un clima favorable
    de las inversiones e
    hizo posible que la economía se
    beneficiara con el auge de la exportaciones"(2). En el caso mexicano
    "…tras padecer medio siglo de desorden en 1876 el porfiriato,
    administración firmemente autoritaria,
    impuso la estabilidad política y
    cortejó a las empresas
    extranjeras"(3).

    Resulta importante resaltar que centralismo y
    federalismo
    representaban dos métodos
    para cumplir con los requerimientos necesarios, a fin de
    garantizar el advenimiento del capital
    extranjero. El porfiriato se
    inclinaría por el primero mientras que la República
    Vieja Brasileña por el segundo. Ahora profundizaremos los
    casos en particular.

    Características del centralismo
    político del Porfiriato.

    En relación a las consecuencias
    políticas
    del porfiriato podemos comenzar con la
    descripción de Katz acerca de uno de los tres pilares de
    la estrategia
    política
    porfiriana: la obsesión y la necesidad por mantener la
    estabilidad política alcanzada a
    "cualquier precio"(4).
    Para conseguirla aplicó una "compleja política de
    concesiones y represión"(5). El objetivo,
    entonces, consistiría en construir un sistema
    político de características piramidales, cuyo
    denominador común sea la lealtad a su lider. En la
    cúspide de ella se encontraría Díaz y de tal
    forma consagraría una dictadura
    eficaz y duradera. Para sus seguidores, como señala
    Halperin Donghi, consagrará una tiranía honrada, un
    progresismo autoritario alejado de la corriente liberal de la
    Reforma. En 1.888 Díaz se había convertido, por
    intermedio de la "práctica del pacto" (6), en el
    árbitro de una nación que reclutaba a sus
    funcionarios gubernamentales de manera plutocrática.
    Seleccionaba los candidatos oficiales y por intermedio de
    elecciones fraudulentas mantenía el orden (7).

    El sistema
    electoral, en sintonía con la tendencia centralizadora,
    determinaba que las elecciones no dependieran de los gobernadores
    sino que conformasen una prerrogativa del gobierno federal.
    El México
    porfirista se comportaría, entonces, como una
    circunscripción electoral única con un elector
    único: el presidente.

    La consolidación de esta dictadura se
    vinculó con dos procesos: el
    logro de la estabilidad interna, por intermedio de la
    sustitución de caciques regionales por hombres leales a
    Díaz (que los liberales no habían podido conseguir)
    y el surgimiento de un Estado
    efectivo y poderoso que sea un resguardo y una garantía
    para las inversiones de
    capital en
    curso. Esta "pax porfiriana" se vinculó estrechamente con
    la formación del Estado
    mexicano. Este termino siendo la expresión política
    del sistema.

    Resumiendo, el centralismo surge
    como necesidad para alcanzar la paz en detrimento de
    levantamientos militares, sublevaciones caudillescas, bandidaje,
    ataques de indios y rebeliones de campesinos. Este centralismo se
    nutre entonces del poder de
    sectores que hasta ese momento lo retenían.

    La base del poder real se
    encuentra en las provincias, sobre todo durante los
    períodos de disturbios, pero una vez conquistado el
    poder se
    ejerce en la ciudad de México.

    Centralización política, expansión
    económica, expropiación y latifundios eran la cara
    de una misma moneda. Por eso se explica por que este desarrollo no
    trajo como consecuencia una mejora en la calidad de
    vida del campesinado en general sino por el contrario
    generaba hacendados ricos y campesinos empobrecidos.

    Este antagonismo social fue el que de a poco iba minando
    la pax porfirita en la que descansaba todo el sistema
    político y económico

    Este proceso
    centralizador terminaría (1900-1910) generando dos focos
    opositores de resistencia
    relacionados con las contradicciones insuperables de México.

    Por un lado el campesinado, un sector marginado por los
    liberales de antaño, sufrió las consecuencias de
    esta centralización porfirista ya que en ese lapso el 90%
    perdió las tierras (8) generando un fuerte "resentimiento
    agrario" (9) que se traduciría en 1910 en una fuerte
    oposición activa. A los ojos de este maltratado sector el
    centralismo político termino siendo el "requisito
    necesario e inmediato para el despojo agrario y la
    concentración de las tierras" (10). Por otro el porfiriato
    había perdido parte del apoyo de las clases medias (que en
    su momento fueron tentadas y asimiladas por intermedio de la
    burocracia
    estatal) y altas que pensaban que la pacificación era un
    logro ya definitivo y que el régimen, por lo tanto
    había, llegado a su límite.

    En ese marco otros factores colaboraron: una depresión
    económica sin precedentes (1907), cambios políticos
    a nivel regional, una represión creciente, malas cosechas,
    sequías, el problema de la sucesión que se acercaba
    a debido a la edad avanzada de Díaz, un nuevo brote de
    nacionalismo,
    etc, fueron algunos de los diversos factores que hicieron mella
    en el régimen porfirista.

    En relación al desarrollo
    económico
    , el centralismo que se traducía en
    tranquilidad social, permitió en el corto plazo receptar
    grandes flujos de inversión a tal punto que ayudó a
    que su producto
    nacional bruto se elevara a una tasa anual del 8% (11). No
    obstante este crecimiento generó una profunda desigualdad
    ya que coexistían empresas
    agrícolas de alta tecnología con otras
    dónde el trabajo se
    llevaba de una manera primitiva. Este disparidad se puede definir
    como un fenómeno de "crecimiento sin desarrollo"
    (12)

    El progreso económico fue más pronunciado
    en los sectores de la economía orientados a
    la exportación dando lugar al denominado
    modelo
    agro-minero exportador. La minería
    registró el crecimiento más rápido. El
    centralismo resulto ser la garantía para ese estimulo de
    la demanda
    extranjera. La producción de la plata, del plomo, del
    cobre y la
    producción agrícola, sumado a la
    construcción de una vasta red ferroviaria, fueron los
    resultados de la consolidación del Estado
    Mexicano.

    Por otro lado y como contracara de este proceso se
    produjo una fuerte disparidad regional en relación al
    desarrollo
    económico. Tanto el norte como el centro de México
    experimentaron un gran desarrollo
    económico debido a su inserción en el mercado mundial
    (diversificación productiva). En cambio el
    sudeste presentaba rasgos característicos de América
    Central (poca diversificación productiva).

    La contradicción que encierra la aparente
    racionalidad de la economía porfiriana
    se debe a la "coexistencia en su interior de un área
    dedicada a la producción de auto consumo y otra
    dedicada al mercado. La
    unidad económica si bien se presentaba como mercantil
    existían en ella formas de trabajo fijo, no asalariado,
    como de trabajadores eventuales asalariados" (13).

    Es importante resaltar la visión de Bellingeri y
    Gil Sanchez en lo que dan a entender como la "tendencia
    fundamental" del proceso
    productivo: aquí las compañías que surgen
    como capitalistas en sí adoptan un proceso
    productivo tradicional. Es decir que en la "formación
    económico social porfiriana, la economía de la
    hacienda aparece como una forma de producción subordinada a la producción capitalista ya dominante, sin
    que por eso cambien en lo fundamentales condiciones pre
    capitalistas" (14).

    La necesidad por parte del nuevo Estado
    Mexicano por consolidarse por intermedio de los ingresos por
    exportaciones e
    importaciones,
    los impuestos
    internos y los derechos aduaneros trajo
    consigo una consecuencia negativa muy importante: se había
    llegado a un nivel de dependencia de los intereses extranjeros
    sin precedentes.

    Características del federalismo de la
    República Vieja Brasileña

    El sistema de organización federal brasileño surge
    también como una salida ponderada por parte de elites
    locales de los estados ligados a la economía de exportación. Surgirá un Estado
    Federal que conocerá muy bien sus límites. Este es
    el de afectar a los tres estados más fuertes que surgieron
    en esta etapa de la economía internacional cuando el
    centro dinámico de la economía de exportación (el café) se desplaza
    del noreste al sudeste.

    Es importante resaltar la distinción entre
    federalismo y regionalismo. El primero implica un sistema de
    gobierno en que
    los asuntos de importancia nacional se reservan a la autoridad
    central: el cumplimiento de la ley
    constitucional y federal, la regulación de la moneda, el
    control de la
    política exterior etc. Aquí los estados conservan
    poderes extensos. En el caso brasileño, estos
    últimos poderes, incluyendo el derecho de los estados a
    gravar el comercio entre
    ellos y obtener créditos en el exterior, constituyeron una
    fuente de conflicto con
    el gobierno federal
    e impidió, por otro lado, que se pueda consolidar un
    mercado nacional.
    Este federalismo presentaba, según Love, una
    "dimensión creativa" ya que los estados marcaban el camino
    de los experimentos
    económicos y sociales (Ej: valorización del
    café). Por otro lado en el regionalismo (característica que adquiere el federalismo
    en Brasil) los
    actores aceptan la existencia de un Estado – Nación, pero
    buscan el favoritismo económico y las prebendas políticas
    de una unidad política mayor.

    Como decíamos, al principio del trabajo, Brasil "nadaba
    contra la corriente centralizadora" cuando la Constitución de 1891 otorgó amplios
    poderes fiscales y financieros a las unidades de la
    federación. Esta corriente fue "tardía y ambigua"
    (15).

    Consecuencias políticas
    y económicas.
    El apotegma republicano sostenía:
    "Centralización, desmembramiento, descentralización, unidad". Sobre esta
    concepción se basaron los asambleístas que
    redactaron la Constitución de 1891. Y así fue. A
    diferencia de la Constitución mexicana, esta habilitaba a
    que las provincias pudieran imponer impuestos de
    exportación a los bienes que se
    movían entre los estados, como así también
    gravar las importaciones.
    Estaban facultados para poder reclutar
    tropas, redactar sus propios códigos de procedimientos,
    tenían autoridad
    sobre los recursos minerales de sus
    fronteras y podían negociar prestamos con el extranjero
    como así también vender bonos.

    Este federalismo brasileño, incorporado en la
    Constitución de 1891, era decididamente una
    asociación de miembros desiguales. Con el correr del
    tiempo se
    agudizarían aún más estas
    diferencias.

    A diferencia del caso mexicano en dónde a partir
    de las aptitudes políticas
    de un hombre, de un
    militar como Porfirio Díaz, se pudo construir un sistema
    político que lo tuviera como centro de poder, como unidad
    cohesionadora, en el caso brasileño los estados más
    preponderante cumplían con este rol (San Pablo, Minas y
    posteriormente Río Grande do Sul). Los restantes 17
    resultaban ser satélites
    de este esquema. Los partidos
    políticos se limitaban a mantener una influencia
    local. La disputa entre estos tres estados preponderantes por el
    máximo peldaño en el esquema político
    brasileño (la presidencia de la nación) era un
    objetivo
    central en la vida política de estos. A su vez
    representaba también una suerte de salvaguarda de sus
    interesen que defendían con mucho celo. Según Love
    esta falta de partidos nacionales resulto ser una dificultad de
    la República Vieja para desarrollar instituciones
    políticas viables ya que tampoco
    tenían capacidad para eliminar el potencial conflicto de
    la sucesión presidencial.

    La falta de participación popular en la vida
    política estaba relacionada con la preponderancia de la
    población rural, analfabeta, desprotegida y
    usada electoralmente por la figura del "coronel" regional, de
    rasgos patriarcales.

    La arquitectura
    política de este sistema estaba signado por la llamada
    "política de los gobernadores" que tenía la
    función de preservar, con la transacción
    política como regla, a los grupos
    gobernantes indefinidamente en el poder.

    El fracaso se relaciona con esta tendencia de
    monopolizar el poder por parte de estos tres estados
    predominantes por intermedio de la política del
    "café con leite".

    Esto provoco resistencias
    en los nuevos grupos urbanos,
    los elementos reformistas del ejército y las facciones y
    partidos minoritarios de la elite política.

    Cuando la Gran Depresión
    y una crisis de
    sucesión coincidieron, el régimen cayo.

    En palabras de Love (Pag.219) este sistema "a grandes
    rasgos era un poder económico regional sumamente sesgado
    combinado con realidades políticas
    neopatrimoniales y acuerdos institucionales particulares, le
    otorgaba a la vieja República características oligárquicas y
    desiguales.

    Para concluir podemos afirmar que ambos sistemas tuvieron
    como objetivo
    responder de la mejor manera posible a un contexto internacional
    que ofrecía grandes oportunidades de
    desarrollo.

    Los dos sistemas eran
    excluyentes, en el mejor de los casos, hicieron pocos esfuerzos
    para sumar a los sectores populares. En el caso mexicano esta
    situación llevó a la Revolución
    de 1910. En el brasileño la inserción de este
    sector deberá esperar mucho tiempo
    más.

    Ambos casos pretendieron recrear un sistema de
    dominación estables, eternos. Pensaron que habían
    dado fin a la inestabilidad política típica de la
    región relacionada con las luchas por la sucesión.
    En los dos estudios, si bien resultaron efectivos en el corto y
    mediano plazo, terminaron sus días por el mismo problema
    que se habían puesto como objetivo
    inicial resolver: los problemas de
    la sucesión.

    El porfiriato fue más eficiente a la hora de
    construir un Estado fuerte. En el caso brasileño algunos
    estados (como por ejemplo San Pablo) presentaban un peso
    específico que superaba hasta a el peso del propio Estado
    Federal.

    La política del "café con leite" resulto
    ser la respuesta a esta vida política y económica
    regionalizada. Era un pacto de poder que unía estados
    celosos y poco dispuestos a ceder. Esta política fue
    efectiva hasta su ruptura (cuando San Pablo busco la
    reelección) poniéndole fin a esta etapa denominada
    como República Vieja.

    Ambos sistemas
    políticos, de sólida apariencia, encerraban en su
    seno una importante debilidad. Esta exclusión generaba
    agudos focos de resistencia que
    terminarían dando por tierra con los
    mismos. La perseverancia de los marginados sumado a los cambios
    en el contexto económico mundial van a genera sus
    caídas.

    Por último es preciso resaltar que en ambos
    países los sectores productivos vinculados con la exportación no logran pasar a una etapa
    capitalista plena. Conviven en el de estos sectores formas mixtas
    (como la roza o el colonato en el Brasil
    cafetalero) (16).

    Estos dos casos no escapan a la realidad de América
    Latina. Surgen, entonces, demasiadas coincidencias y
    diferencias en estos procesos.
    Estas no hacen otra cosa que describir una realidad común
    marcada por la dependencia, dando lugar a la "unidad en la
    diversidad" de la región que planteaba Halperin
    Donghi.

    Orientación
    Bibliográfica

    1. Glade, William: América
      Latina y la Economía Internacional. Página
      7.
    2. Idem. Página 5.
    3. Idem. Página 5.
    4. Katz, Friedrick: Ensayos
      Mexicanos. Pág.183.
    5. Idem. Pág.183.
    6. Womack, John jr. Zapata y la Revolución
      Mexicana. Pág.10.
    7. Idem. Pág.10.
    8. Katz, Friedrick: Ensayos
      Mexicanos. Pág.210.
    9. Knight, Alan: Caudillos y Campesinos en la Rev.
      Mexicana. Pág.34.
    10. Idem. Pág.34.
    11. Katz, Friedrick: Ensayos
      Mexicanos. Pág.188.
    12. Bellingeri, Marco – Gil Sanchez, Isabel. Las estructuras
      agrarias bajo el porfiriato. Pág.325.
    13. Idem. Pág.325.
    14. Idem. Pág.327.
    15. Love, Joseph. Federalismo y Regionalismo en Brasil,
      1889-1937. Pág.180.
    16. Souza Martins, José. Del esclavo al asalariado
      en las haciendas de café.
      Pág.231-232.

     

     

    Autor:

    Leandro Querido

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