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Análisis de la política de Aristóteles




Enviado por era



    Introducción

    Si bien la siguiente obra es considerada como el
    más grande tratado político de todos los tiempos,
    no puede ser considerado como un libro acabado
    tal como el que Aristóteles había escrito, puesto
    que se duda de si el Estagirita lo compuso de la forma en que nos
    es presentado en la forma actual o fue reunido de manuscritos
    recolectados por sus editores, ya que a partir del libro tercero
    los números son muy ambiguos.

    La mejor hipótesis hasta ahora expuesta para
    explicar "La Política", es la de
    Werner Jaeger, que aunque no se la ha demostrado, ofrece una
    forma razonable de concebir el desarrollo de
    la filosofía política de Aristóteles, y según cual "La
    Política",
    tal como la conocemos es obra de Aristóteles y no de algún editor
    posterior. Hay en primer término, una parte que trata del
    estado ideal y
    de las teorías
    anteriores acerca de él; y en segundo término, hay
    un estudio de los estados reales, principalmente la democracia y
    la oligarquía, junto con las causas de su decadencia y de
    los mejores medios de
    darles estabilidad.

    Por consiguiente, con arreglo a la
    concepción de Jaeger, "La Política" trataba de
    constituir un tratado sobre una sola ciencia, pero
    no fue sometida nunca a la revisión que hubiera sido
    necesaria para dar a las diversas partes, escritos durante un
    largo período, una forma bien unificada.

    A continuación, se detallan los datos
    biográficos del autor a fin de entender en forma
    más clara el porqué de ciertos pensamientos, que
    están íntimamente relacionados con la
    formación educacional y las circunstancias en la vida del
    Estagirita.

    Aristóteles

    Filósofo y científico griego
    (384-322 a.C.) que comparte junto a Platón y
    Sócrates
    la distinción de ser los filósofos más destacados de la
    antigüedad. Nacido en Estagira (Macedonia), hijo de un
    médico de la corte real, Aristóteles se trasladó a Atenas a
    los 17 años para estudiar en la Academia de Platón.
    Permaneció en esta ciudad unos 20 años, primero
    como estudiante y más tarde como
    maestro.

    A la muerte de
    Platón,
    acaecida en el año 347 a.C., Aristóteles partió para Assos,
    ciudad de Asia Menor en la
    que gobernaba un amigo suyo, Hermias, al que Aristóteles
    sirvió de asesor, casándose además con su
    sobrina e hija adoptiva, Pitia. Tras ser capturado y ejecutado
    Hermias a manos de los persas en el 345 a.C., Aristóteles
    se trasladó a Pella, capital de
    Macedonia, donde se convirtió en tutor del hijo menor del
    rey, Alejandro, que para la historia sería
    conocido como Alejandro III el Magno. En el año 335 a.C.,
    al acceder Alejandro al trono, regresó a Atenas y
    estableció su propia escuela: el
    Liceo. Debido a que gran parte de las discusiones y debates se
    desarrollaban mientras maestros y estudiantes paseaban por el
    Liceo, este centro llegó a ser conocido como escuela
    peripatética.
    A raíz de la muerte de
    Alejandro en el año 323 a.C. creció en Atenas un
    fuerte sentimiento antimacedonio, con lo que Aristóteles
    se retiró a una propiedad
    familiar en Calcis, en la isla de Eubea, donde moriría al
    año siguiente.

    Obras

    Al igual que Platón, en
    sus primeros años en la Academia, Aristóteles
    utilizó muy a menudo la forma dialogada de razonamiento
    aunque, al carecer del talento imaginativo de Platón,
    esta modalidad de expresión no fue nunca de su pleno
    agrado. Si se exceptúan escasos fragmentos mencionados en
    las obras de algunos escritores posteriores, sus diálogos
    se han perdido por completo. Aristóteles escribió
    además algunas notas técnicas, como es el caso de
    un diccionario de
    términos filosóficos y un resumen de las doctrinas
    de Pitágoras; de estos apuntes sólo han sobrevivido
    algunos breves extractos. Lo que sí ha llegado hasta
    nuestros días, sin embargo, son las notas de clase que
    Aristóteles elaboraba para sus cursos,
    delimitados con gran esmero y que cubrían casi todos los
    campos del saber y del arte. Los textos
    en los que descansa la reputación de Aristóteles se
    basan en gran parte en estas anotaciones que fueron recopiladas y
    ordenadas por sus editores posteriores.

    Entre los textos existen tratados de
    lógica
    llamados Organon ('instrumento'), ya que proporcionan los
    medios con los
    que se ha de alcanzar el
    conocimiento positivo. Entre las obras que tratan de las
    ciencias
    naturales está la Física, que recoge
    amplia información sobre astronomía, meteorología, plantas y
    animales. Sus
    escritos sobre la naturaleza,
    alcance y propiedades del ser, que Aristóteles
    llamó primera filosofía, recibieron el
    nombre de Metafísica en la primera edición
    publicada de sus obras (60 a.C.) debido a que en dicha
    edición aparecían tras la Física. A
    su hijo Nicómaco
    dedicaría su obra sobre la ética,
    llamada Ética a Nicómaco. Otras obras esenciales son
    Retórica, Poética (que ha llegado a
    nosotros incompleta) y su Política (también
    incompleta).

    Análisis
    del libro "La
    Política" de Aristóteles

    Libro
    primero:

    Origen del Estado y de la
    Sociedad:

    Todo Estado esta
    conformado por una asociación de familias que tienden a un
    bien común, y éste bien es el objeto más
    importante de esta asociación de tipo política, ya
    que, como en todas las asociaciones que forma el hombre,
    sólo hacen lo que les parece bueno. En las familias las
    bases de las asociaciones se dan, entre el señor y el
    esclavo, y ente el esposo y la mujer, siendo
    éstas, asociaciones de tipo natural, puesto que la
    naturaleza ha
    creado seres para mandar y otros para obedecer, donde el que esta
    dotado de razón y previsión sea el dueño, y
    el que por sus facultades corporales sea capaz de obedecer y
    cumplir las órdenes, obedezca como
    esclavo.

    La primera asociación se da entre muchas
    familias, conformando el pueblo, y de la asociación de
    muchos pueblos, se forma el Estado que
    llega a su forma última, cuando es capaz de bastarse
    absolutamente a sí mismo, es decir, que se forma por la
    necesidad de satisfacer las necesidades de la vida. La
    formación del Estado es un
    hecho natural, ya que el hombre es
    un ser naturalmente sociable, porque no puede bastarse a
    sí mismo separado del todo como el resto de las partes,
    siendo aquél que vive fuera de ésta, un ser
    superior a la especie, o una bestia. Por todo esto, la naturaleza
    arrastra instintivamente al hombre a la
    asociación política.

    La naturaleza le
    concede al hombre
    exclusivamente la palabra, mediante la cual, diferencia el bien
    del mal y lo justo de lo injusto, siendo esto la principal
    característica que lo hace distinto de los
    demás animales. La
    justicia es
    una necesidad social, porque el derecho es la regla de la vida
    para la asociación política, y la decisión
    de lo justo es lo que constituye al derecho.

    Por último, el Estado es
    siempre anterior a la familia y a
    cada individuo en particular, porque el todo esta siempre por
    encima de las partes, y una vez que es destruido éste, ya
    no hay partes, porque solas carecerían de función
    alguna.

    De la esclavitud:

    Los elementos de la economía
    doméstica son los esclavos y los hombres libres, siendo
    las partes primitivas, el señor y el esclavo, el hombre y
    la mujer y por
    último el padre y los hijos, siendo posible añadir
    un cuarto elemento que es la llamada adquisición de la
    propiedad, ya
    que sin las cosas de primera necesidad, el hombre no
    podría vivir.

    La propiedad es
    un elemento de la naturaleza,
    siendo dentro de ésta, el esclavo, la propiedad
    viva. Pero el esclavo no es sólo un esclavo, sino que
    depende de su señor absolutamente, convirtiéndose
    en propiedad como
    instrumento de uso, pero absolutamente individual, al ser un
    hombre de otro
    hombre. "…Si
    las lanzaderas tejiesen por sí mismas; si el arco tocase
    por sí solo la cítara, los empresarios
    prescindirían de los operarios y los señores de los
    esclavos…" (pág. 45).

    Algunos esclavos lo son por naturaleza, ya que hay
    seres que desde el momento en que nacen están destinados a
    obedecer y otros lo están para mandar, porque ambos
    elementos, la obediencia y la autoridad, se
    encuentran en todo conjunto que aspire a un resultado
    común, con razón se puede sostener que hay esclavos
    y hombres libres que lo son por obra de la naturaleza. El hombre esta
    formado por un alma que le sirve para mandar, y un cuerpo que le
    sirve para obedecer, en los hombres corruptos suele dominar el
    alma sobre el cuerpo, que es lo contrario a la naturaleza. "…El
    alma manda al cuerpo como un dueño a su esclavo, y la
    razón manda al instinto como un magistrado, como un
    rey…" (pág. 47).

    Si bien hay esclavos que lo son por naturaleza,
    los vencidos en la guerra
    también se los reconoce como propiedad del vencedor, ya
    que la victoria supone siempre una superioridad en ciertos temas
    y la virtud tiene derecho, como medio de acción, a
    utilizar hasta la violencia.

    El saber emplear a los esclavos constituye una
    ciencia, no
    por poseerlos, sino porque se sirve de ellos, esta consiste en
    saber mandar lo que los esclavos deben hacer, para poder ellos
    dedicarse a la vida política o a la filosofía.
    También se les podrían enseñar ciertas artes
    como preparar las viandas, ya que algunos servicios son
    más necesarios que otros

    De la adquisición de los
    bienes:

    La adquisición de los bienes no se
    debe confundir con la administración doméstica, ya que una
    emplea lo que la otra suministra.

    Algunos hombres son nómades, éstos
    viven en absoluta ociosidad, sin trabajo, y se alimentan de la
    carne de los animales que
    crían, otros viven del pillaje, otros de la pesca, otros
    cazan las aves y los
    animales
    bravíos, pero la mayoría vive del cultivo de
    la tierra y de
    sus frutos, siendo los modos de existencia del hombre:
    nómade, agricultor, bandolero, cazador o pescador,
    pudiendo combinar los diversos modos de vivir como por ejemplo,
    siendo nómades y salteadores o cultivadores y cazadores.
    La naturaleza nada hace en vano, por lo que es de necesidad que
    halla creado todo esto para el hombre, hasta la guerra misma
    es un medio de adquisición de bienes.

    La riqueza es la abundancia de los instrumentos
    sociales, que es natural, y domésticos, que procede del
    arte y de la
    experiencia, a este género se lo llama adquisición
    de bienes.

    El cambio es
    aplicable a todas las propiedades, si bien en su origen no se
    extendía mas allá de las cosas necesarias para la
    vida, a medida que las relaciones se fueron transformando, se
    introdujo el uso de la moneda y con ésta nació la
    venta, que
    reveló cómo la circulación de bienes
    podía ser origen y fuente de ganancias considerables. Por
    ende, el dinero es
    el que parece preocupar al comercio,
    porque es el elemento y el fin de sus cambios, el interés es
    dinero
    producido por el dinero
    mismo, siendo de entre todas las adquisiciones, la usura, la
    más contraria a la naturaleza, que es un modo de
    adquisición nacido del dinero, al
    cual no se le da el destino para el cual fue
    creado.

    Consideración
    práctica sobre la adquisición de los
    bienes:

    Se deben conocer bien a fondo el género, el
    lugar y los productos que
    más prometan, también es esencial tener un conocimiento
    de la agricultura y
    las tierras, las cuales es preferible que sean arboladas, se
    ocupa a su vez de todos los animales, tanto
    acuáticos y volátiles, que puedan ofrecer alguna
    ventaja.

    Su elemento principal es el comercio, que
    se divide en: marítimo, terrestre, y al por menor, entra
    también en consideración el préstamo a
    interés
    y finalmente, el salario. El
    último tipo de riqueza es la explotación forestal y
    minera, que pude ser de tantas clases como metales se saquen del seno
    tierra.

    Conviene a todos los jefes de Estado, tener
    conocimiento
    de tales recursos, puesto
    que muchos gobiernos tienen la necesidad, como las familias de
    enriquecerse; y muchos gobernantes creen que sólo de esta
    parte de la gobernación deben ocuparse.

    Del poder
    doméstico:

    La administración de la familia
    descansa en tres tipos de poder: el del
    señor, el del padre y el del esposo, según sobre
    quién se gobierne, si sobre el esclavo, los hijos o
    la mujer. Sobre
    los dos últimos, se manda como a seres igualmente libres,
    aunque sometidos a una autoridad
    diferente, que es republicana (respecto a la mujer), o
    regia (respecto de los hijos), ya que las afecciones y la edad
    dan a los padres el poder, lo
    mismo que los reyes, quienes deben ser superior a sus
    súbditos por sus facultades naturales, pero sin embargo,
    ser de la misma raza que ellos.

    Una de las cuestiones que se suscitan es la de
    saber si al esclavo, aparte de actuar como instrumento y servidor, le son
    correspondientes algunas virtudes. Evidentemente, es necesario
    que posea algunas virtudes, aunque muy diversas de las que le
    corresponden a la mujer o a los
    hijos, por esto, el hombre libre manda sobre el esclavo de muy
    distinta manera a la que lo hace con los otros, estando
    éste absolutamente privado de voluntad alguna. El esclavo
    participa de nuestra vida, y no debe poseer virtud alguna
    más de la que le exige su esclavitud.

    Libro
    dos:

    Examen de la república de
    Platón:

    El Estado es una asociación y como tal para
    que su funcionamiento sea eficiente, la comunidad
    política debe necesariamente abrazarlo todo, o no abrazar
    nada. El suelo, por lo
    menos debe ser necesariamente común, porque la unidad del
    lugar lleva consigo la unidad de la ciudad.

    Platón sostiene que debe existir una
    comunidad de
    hijos, mujeres y bienes, pero lo que es común al mayor
    número, es de hecho, objeto de menor cuidado, ya que
    siempre uno se ocupa más de las cosas propias, que de las
    comunes. Dos son las cosas que mueven al hombre a hacer algo, el
    sentirlo propio y el sentirlo único, si el hombre no
    siente ninguna de éstas, no se ocupa de las cosas porque
    piensa que otro puede hacerlas.

    También sostiene Platón que el ideal
    supremo de una ciudad, es su unidad absoluta, lo que
    también es criticado por Aristóteles, quien alega
    que de ésa manera, ya no habría mas ciudad "El bien
    para cada cosa es lo que asegura su existencia"(pág.
    69).

    No es posible que en una comunidad manden
    todos a la vez, por lo que lo mejor sería la continuidad
    de oficios, incluso en la comunidad
    política, seria conveniente que siempre estuvieran los
    mismos en el mando. Para Aristóteles, esto no puede ser,
    ya que los ciudadanos son naturalmente todos iguales, por lo que
    todos deben tener igualmente el poder;
    según esta idea, el régimen que más se
    acomoda, es aquel en el que los gobernantes se retiran del poder
    en el que han sido desiguales, por turnos.

    Otra cuestión, es si debe o no admitirse la
    comunidad de
    bienes, y buscar la forma de organizar la propiedad, de alguna de
    esas maneras. Para Aristóteles, el mejor sistema es el que
    regía en ese momento, donde la propiedad es común,
    pero individual, estaba distribuida para que cada uno se ocupara
    de la suya, obteniendo siempre así el mayor beneficio.
    Ayudar es el mayor placer, pero no lo es sin propiedad privada,
    por eso el mejor sistema, es el
    del la propiedad privada con uso común, ya que nada se
    puede hacer si se unifica la ciudad; sin duda debe haber ente
    la familia y
    la ciudad una unidad, pero no absoluta, el modo de atraer a la
    comunidad y a la unión del Estado, es mediante la educación.

    En cuanto a las disensiones, pleitos y otros
    vicios que Sócrates
    hecha en cara a las sociedades,
    Aristóteles afirma que se encontrarán todos ellos
    sin excepción, pero según Sócrates,
    gracias a la educación, no
    habrá en su República de esos reglamentos de
    policía, de mercados y de
    otras materias, y sin embargo, no se ocupa de dar educación más
    que a sus guerreros. Su teoría
    "Dios no derrama el oro unas veces en el alma de los unos, y otra
    en la de los otros, sino siempre en las mismas almas"
    (pág., 78). El deber del legislador es hacer dichoso a
    todo el Estado,
    pero todo no podrá ser dichoso cuando la mayor parte o
    algunos de sus miembros, están privados de esa
    dicha.

    Examen del tratado de "Las
    Leyes" de
    Platón:

    En toda materia de
    legislación, nunca deben perderse de vista los elementos
    más importantes que lo conforman, que son: el hombre y
    la tierra. En
    cuanto al tema de propiedad, esta debe ser bastante abundante
    como para poder satisfacer las necesidades de una vida sobria, es
    un error el dividir los bienes en partes iguales y no establecer
    nada sobre el número de ciudadanos, lo más prudente
    es el limitar la población y no la propiedad, no dejarles
    que procreen sin limitación.

    El sistema
    político que propone Platón para su comunidad, es
    un sistema
    intermedio entre democracia y
    oligarquía, a éste modo de gobierno,
    él lo llama República, por ser el correspondiente a
    los ciudadanos que empuñan las armas.

    La constitución que pretende, es una compuesta
    por elementos de demagogia y tiranía. La crítica a
    este sistema, es que
    necesariamente da lugar al predominio de los que pagan
    más, ya que muchos de los pobres se abstendrían de
    votar y de ninguna manera se los puede obligar a
    ello.

    En los capítulos siguientes,
    correspondientes al presente libro segundo
    de "La Política" de Aristóteles, él realiza
    una descripción detallada de las constituciones
    según los diversos autores o lugares, sobre las cuales no
    creo muy importante la necesidad de analizarlas detalladamente
    para la realización del siguiente trabajo. Pero de entre
    todos los tipos de legislaciones que analiza, me parece de suma
    importancia la de Faleas de Calcedonia, él ha sido el
    primero que asentó el principio de igualdad de
    fortuna, indispensable para el buen orden dentro de la comunidad,
    ya que de ésta manera se reduce el riesgo de
    disensiones civiles, aunque no de manera completa, puesto que en
    el hecho de tener todos lo mismo, aquellos que eran superiores se
    irritarán al verse reducidos.

    El remedio, será la propiedad, el
    hábito de trabajo y la templanza, pero aquél que
    quiera encontrar la felicidad en sí mismo, deberá
    encontrarla por medio de la filosofía.

    Analiza también la constitución ideada por Hipódamo de
    Mileto, la de Lacedemonia, la perteneciente a Creta, la de
    Cartago, Solón , Zaleuco, etc.

    Libro
    tres:

    Del estado y el
    ciudadano:

    El Estado es una comunidad, formada por elementos
    diferentes y el gobierno de ese
    estado, depende de la
    organización impuesta por todos los miembros que lo
    conforman.

    El ser ciudadano no depende del domicilio, ya que
    esclavos y extranjeros también poseen uno, tampoco
    proviene del derecho de entablar una acción
    jurídica, porque esto pueden hacerlo las personas que no
    son ciudadanos, la característica distintiva del ciudadano es
    que este goza de funciones
    políticas y judiciales, tanto como juez o
    magistrado, es decir que posee libertades políticas.
    Dentro de la categoría de los ciudadanos, hay una
    división entre Ciudadanos incompletos: que son
    aquellos que aún no han llegado a la edad de
    inscripción cívica; y Ciudadanos jubilados:
    que son los ancianos que ya han sido borrados de la
    inscripción cívica.

    La definición de ciudadano es relativa del
    lugar donde se la aplique, varía según la forma de
    gobierno, el caso
    del que estamos hablando acá, es el correspondiente a la
    forma democrática principalmente.

    La obra común de todos los ciudadanos es la
    prosperidad de su estado, sin importar las diferencias de los
    destinos de sus actos, así, la virtud del ciudadano se
    refiere exclusivamente a la relativa al estado, pero como este se
    encuentra revestido de diferentes formas (según el tipo de
    gobierno que
    adopte), la virtud del ciudadano no puede ser nunca una, al
    contrario de la virtud del hombre de bien, que es una y absoluta
    , entonces, es lícito que la virtud del ciudadano sea
    distinta que la del hombre privado.

    Teniendo en cuenta la república perfecta,
    donde cada ciudadano debe llenar las funciones que le
    han sido confiadas, supone que cada uno debe tener una
    función diferente según su función, con lo
    que no puede existir identidad
    entre la virtud cívica, que puede variar según la
    función que cada uno desempeñe dentro de la
    república perfecta, y la virtud privada, que tiene que ser
    única y puede no encontrarse presente en todos los
    hombres. El magistrado digno de ejercer el mando, debe de contar
    con esta doble virtud, de buen ciudadano y de hombre de bien, por
    lo que a los hombres destinados a ejercer el poder, es preciso
    educarlos de manera especial.

    El buen ciudadano debe poseer las virtudes, tanto
    de mando (la prudencia), como de súbdito (la obediencia),
    y contener así la ciencia, la
    fuerza del
    mando y la obediencia. Debe saber tanto obedecer, como mandar a
    los que los obedecen para que realicen los trabajos, entre
    éstos se hallan incluidos los artesanos.

    En conclusión, el ciudadano es aquel hombre
    político, que es o puede ser dueño de ocuparse,
    tanto personal como
    colectivamente de los intereses comunes y tiene
    participación en los asuntos públicos. Las
    condiciones del ciudadano van a variar según el tipo de
    constitución sea aristocrático, en
    el que el honor de desempeñar las cuestiones
    públicas esta reservado a la virtud y a la
    consideración, los artesanos y obreros no serían
    ciudadanos dentro de este sistema, mientras que estarían
    considerados dentro de la clase ciudadana en algún otro,
    pero no en la constitución perfecta.

    Teoría de los gobiernos y
    de la soberanía:

    La constitución es la que determina en todas
    partes la
    organización del Estado en relación con las
    magistraturas, principalmente la soberana, el soberano es siempre
    el gobierno, por lo
    que es la constitución misma.

    Se pueden diferenciar dos tipos de constituciones,
    según el interés
    que persigan, pueden ser:

    • Constituciones puras: son las hechas en vistas
      del interés
      general, son puras porque practican rigurosamente la
      justicia
    • Constituciones impuras: sólo tienen en
      cuenta el interés
      personal de los
      gobernantes, no son más que una corrupción de las buenas constituciones,
      están viciadas.

    Aristóteles divide las formas de
    gobierno en puras e impuras, que son las deformaciones de las
    formas puras, según persigan el interés de uno o
    muchos. Así, encuentra dentro de las formas puras de
    gobierno:

    • La Monarquía: que es el gobierno de uno
      sólo.
    • La Aristocracia: que es el gobierno de una
      minoría conformada por hombres de
      bien.
    • La República: que es el gobierno de la
      mayoría

    Y dentro de las formas impuras,
    están:

    • La Tiranía: que es la que tiene como fin
      el interés personal del
      monarca.
    • La Oligarquía: que es la que tiene como
      fin el bien personal de los
      ricos.
    • La Demagogia: que tiene como fin el bien
      particular de los pobres.

    El fin del Estado debe ser siempre, no sólo
    la existencia material de todos los asociados, sino
    también su felicidad y su virtud, siendo ésta
    última la de primer cuidado dentro del Estado, para que la
    asociación política no se convierta en una alianza
    militar, ni la ley en una mera
    convención. La ciudad es la asociación del
    bienestar y de la virtud, para el bien de las familias y las
    diversas clases de habitantes, para alcanzar una existencia que
    se baste a sí misma.

    Si dentro de la ciudad hay algún ciudadano,
    o muchos, que tengan tal superioridad de méritos que los
    demás ciudadanos no puedan competir con el suyo, siendo la
    influencia política de estos individuos, incomparablemente
    más fuerte, no pueden ser confundidos en la masa de la
    ciudad, porque reducirlos a iguales sería cometerles una
    injuria, ya que podría decirse que son dioses ente los
    hombres.

    La ley no se ha
    hecho para seres superiores, sino que ellos mismos son
    considerados la ley, sería
    ridículo intentar someterlos a la constitución.
    Esto es considerado causa de Ostracismo en otros estados,
    principalmente en los democráticos, donde se cuida la
    igualdad entre
    todos los ciudadanos, cuidando que ninguno sobrepase en poder al
    otro, pero lo que se debe hacer en estos casos es tomar a esto
    como rey mientras viva.

    En todos los casos, es preferible que la soberanía resida en la ley positiva, que
    en algún ciudadano, ya que el hombre se corrompe ante el
    atractivo del instinto y las pasiones del corazón
    cuando se encuentra en el poder. La ley, en cambio, "es la
    inteligencia
    sin ciegas pasiones".

    Libro
    cuatro:

    Teoría General de la ciudad
    perfecta:

    El gobierno perfecto es aquel que procura a todos
    los ciudadanos el goce de la más perfecta felicidad,
    dividiendo a estos goces en tres diferentes clases: los que
    están fuera de su persona, bienes
    del cuerpo y bienes del alma consistiendo así la felicidad
    en la reunión de todos éstos, que pueden ser
    adquiridos y conservados mediante la virtud. La felicidad es
    patrimonio de
    los corazones más puros y de las inteligencias más
    distinguidas, siendo por lo tanto el estado
    más perfecto, el más dichoso y más
    próspero. La felicidad nunca puede estar acompañada
    del vicio, porque tanto el Estado como
    el hombre no prosperan sino a condición de ser virtuosos y
    prudentes, transformándose en el fin esencial de la vida
    de ambos el alcanzar este grado de virtud y hacer todo lo que
    ella ordene.

    Para Aristóteles el Estado más
    perfecto es aquél en el cual cada ciudadano puede, gracias
    a las leyes, practicar
    lo mejor posible la virtud y asegurar su felicidad, adoptando el
    camino que le parezca mejor, así, algunos se
    dedicarán a la política y otros a la
    filosofía. La felicidad sólo se encuentra en la
    actividad, pues sólo en ella se realiza la virtud, por lo
    cual es un error preferir la inacción al trabajo, siendo
    por lo tanto la actividad el asunto capital de la
    vida.

    En ese Estado perfecto debe haber equilibrio
    entre la cantidad de ciudadanos y la extensión del
    suelo (causa
    material del estado). No debe haber demasiados habitantes ya que
    no es posible el orden en la multitud, su cantidad debe ser
    reducida de modo que sea posible que se conozcan entre sí,
    para que de esta manera las elecciones y sentencias
    jurídicas no sean necesariamente malas pero a la vez debe
    alcanzarse un mínimo necesario para la
    subsistencia.

    En cuanto al territorio sobre el cual se asienta
    el Estado, debe ser fértil y ni demasiado pequeño –
    que impediría satisfacer las necesidades de sus habitantes
    – ni demasiado grande – que lo tornaría
    ingobernable.

    La justa proporción consiste en tener el
    mayor número posible de ciudadanos capaces de satisfacer
    las necesidades de su existencia, pero no tan numerosos que
    dificulten su inspección o vigilancia.

    Los elementos indispensables para la existencia de
    la ciudad son: la subsistencia, las artes, las armas, cierta
    abundancia de riquezas, culto divino y decisión sobre los
    asuntos de interés general y procesos
    individuales; para todos y cada uno de estos elementos debe haber
    en el Estado ciudadanos dedicados a procurarlos, ya que la falta
    de cualquiera de ellos resultaría en la imposibilidad del
    autoabastecimiento de esa sociedad.

    Se pueden suponer diversas combinaciones
    según la importancia relativa que se atribuya a las
    funciones
    anteriores, siendo ésto lo que constituye la característica propia de cada forma de
    gobierno; así, en la democracia
    todos los derechos son comunes, al
    contrario de lo que ocurre en la
    oligarquía.

    Siendo los ciudadanos los únicos que
    componen el cuerpo político, se abstendrán de
    realizar trabajos contrarios a la virtud o relacionados a la
    agricultura,
    puesto que para ocuparse de la cosa pública se necesita
    tiempo
    ocioso.

    Los ciudadanos están divididos en dos
    clases: los guerreros y lo que deliberan sobre los negocios del
    Estado y juzgan los procesos,
    confiriendo las funciones
    según las distintas etapas de la vida, habida cuenta que
    una necesita del vigor de la juventud y las
    otras prudencia, la que es propia de las etapas maduras de la
    vida. Los artesanos, como otras clases extrañas a las
    nobles ocupaciones de la virtud, no gozan de derechos
    políticos.

    Un Estado es virtuoso sólo cuando todos los
    ciudadanos que lo componen lo son. Tres son las cosas que pueden
    hacer al hombre bueno y virtuoso: la naturaleza, en cuanto nos
    concede virtudes espirituales y corporales, el hábito, que
    pervierte o mejora las cualidades naturales y la razón a
    cuyo imperio el hombre está sometido.

    De si la autoridad y la
    obediencia deben ser alternativas o vitalicias:

    Siempre es preferible que aquellos cuya
    superioridad de jefes fuese incontestable manden sobre los
    súbditos, pero siendo tales diferencias muy
    difíciles de encontrar, la alternativa entre mando y
    obediencia debe ser común a todos los ciudadanos, porque
    el Estado no podría vivir sin la igualdad.

    La naturaleza creó dentro de la misma
    especie unos destinados a obedecer y otros capaces de mandar; una
    autoridad que
    es conferida a causa de la edad, no provoca celos ni fomenta la
    vanidad de nadie cuando cada cual está seguro que con el
    devenir de los años obtendrá la misma prerrogativa,
    por esto, la autoridad y
    obediencia deben ser a la vez perpetuas y alternativas y, por
    consiguiente, la educación debe ser
    igual y diversa.

    El alma se compone de dos partes: una que posee en
    sí misma la razón y que encierra el fin mismo al
    que debe aspirarse, la otra que obedece a la razón y a la
    que pertenecen las virtudes que constituyen al hombre de bien. La
    razón, a su vez, se divide en especulativa y
    práctica, siendo preferible escoger las actos que
    pertenecen a la parte naturalmente superior.

    A su vez, la vida comprende trabajo y reposo,
    guerra y paz.
    Los actos humanos hacen relación sea a lo necesario, sea a
    lo bello, no buscándose lo necesario y útil sino en
    vista de lo bello; por esto, el hombre de Estado debe ajustar las
    leyes en orden
    a las partes del alma y a los actos, teniendo en cuenta el fin
    más elevado al cual ambas pueden aspirar. A este fin
    conviene dirigir a los ciudadanos desde la infancia y
    durante todo el tiempo que
    permanezcan sometidos a jefes. Vale más y es más
    conforme a la virtud dirigir hombres libres que esclavos, no
    debiéndose tener por dichoso a un Estado ni por muy
    hábil a un legislador cuando sólo se ha fijado en
    los peligrosos trabajos de la conquista, puesto que con tan
    deplorables principios cada
    ciudadano pensará sólo en usurpar el poder absoluto
    en su propia patria lo más pronto
    posible.

    El legislador no debe sino más que
    despertar en el corazón de
    los hombres buenos sentimientos y el Estado, para gozar de paz,
    debe ser prudente, valeroso y firme; sus ciudadanos deben tener
    valor y
    paciencia en el trabajo,
    filosofía en el descanso y prudencia y templanza en ambas
    situaciones.

    No se puede exigir a los niños, sino hasta
    los cinco años, la aplicación intelectual o fatigas
    violentas que impidan su crecimiento, pero sí la actividad
    necesaria para evitar la pereza total del cuerpo. Los magistrados
    encargados de su educación, deben
    vigilar tanto las palabras como los cuentos que
    escuchan e incitarles al movimiento,
    sobre todo en los juegos;
    prevendrán que se comuniquen con esclavos y que
    permanezcan alejados de espectáculos o palabras indignos
    de un hombre libre; resguardarán a los jóvenes de
    los peligros de reuniones, de representaciones de piezas
    satíricas y comedias, sino hasta que tengan la edad en que
    puedan asistir a comidas comunes y beber vino oscuro. Se los debe
    alejar principalmente de todo aquello que esté relacionado
    con el vicio o la malevolencia.

    Libro cinco: De la
    educación en la Ciudad Perfecta

    Condiciones de la
    Educación:

    El legislador debe poner mayor empeño en la
    educación de los jóvenes, ya que en las ciudades
    donde no ocurre así, el resultado es el detrimento de la
    estructura
    política, porque la educación debe adaptarse a las
    diversas constituciones en las cuales el carácter peculiar
    de cada una es lo que suele preservarla.

    Puesto que en todas las ciudades es uno el fin, es
    manifiesto que la educación debe ser una y la misma para
    todos los ciudadanos, y que el cuidado debe de ella debe ser
    asunto de la comunidad y no de la iniciativa privada, ya que el
    entrenamiento
    para lo que es común debe ser también común.
    Sería erróneo pensar que el ciudadano se pertenece
    a sí mismo, cuando por el contrario, todos pertenecen a la
    ciudad desde el momento en que cada uno es parte de la ciudad, y
    es natural entonces que el cuidado de cada parte, deba orientarse
    al cuidado del todo.

    Deben ensañarse aquellos conocimientos
    útiles que son de primera necesidad, aunque no todos;
    porque es manifiesto que el ciudadano debe asumir aquellas
    disciplinas que no envilecen al que se ocupa de ellas,
    considerándose envilecedoras aquellas disciplinas,
    trabajos y oficios que tornan al hombre incapaces, en su alma, en
    su cuerpo o su inteligencia
    para la práctica y actos de virtud, todos los oficios que
    deforman el cuerpo, así como los trabajos asalariados,
    porque privan del ocio a la muerte y la
    degradan.

    Cuatro son las materias que se acostumbra a
    enseñar: lectura y
    escritura,
    gimnasia
    música, y
    a veces, en cuarto lugar dibujo. Las
    primeras, escritura y
    dibujo, se
    enseñan por ser útiles en la vida y tener muchas
    aplicaciones; la gimnasia porque
    estimula el valor; en
    cuanto a la música, en la
    actualidad se lo hace sólo por placer, pero en un
    principio, quienes la incluyeron en la educación lo
    hicieron porque la naturaleza misma procura no sólo
    el trabajo
    adecuado, sino también el ocio decoroso, el cual, es el
    principio de todas las cosas.

    El ocio es preferible al trabajo y tiene
    razón por fin, sobre cómo debemos emplearlo,
    seguramente no en jugar, porque sino, el juego
    sería necesariamente el fin de la vida. Los juegos deben
    practicarse más bien en conexión con los trabajos,
    hay que introducirlos pero vigilando la oportunidad de su
    empleo. La
    actividad del juego es un
    relajamiento del alma, y de este placer resulta el descanso. El
    placer lo determina cada uno de acuerdo con su propia
    constitución moral, por lo
    que del mejor hombre será el mejor placer y el que procede
    de fuentes
    más nobles.

    Así, sabemos que deben aprenderse y formar
    parte de nuestra educación ciertas cosas que nos ayudan a
    dirigir nuestros ocios, y estos conocimientos y disciplinas
    tienen un fin en sí mismas, mientras que aquellas que
    están orientadas al trabajo se estudian por necesidad y
    como medios para
    otros fines.

    De la gimnástica como
    elemento de la educación:

    Ha quedado en evidencia la necesidad de
    enseñarle a los niños algunas disciplinas
    útiles, como el estudio de la lectura y
    la escritura, no
    sólo por su utilidad sino
    porque, mediante ellas, pueden adquirirse muchos otros
    conocimientos. Deben aprender a dibujar, porque el dibujo afina
    la contemplación de la hermosura
    corporal.

    La educación ha de enseñarse mas por
    los hábitos que por la razón, y en el cuerpo antes
    que en la inteligencia.
    Los niños deben entregarse al maestro de gimnasia y al
    entrenador deportivo, de los cuales, el primero le dará la
    debida composición corporal y el segundo hará otro
    tanto en lo que concierne a sus actos.

    Los espartanos, embrutecen a sus niños a
    fuerza de
    fatigas, en la creencia de que esto es lo que más
    contribuye a la fortaleza viril, pero la función
    educativa, no debe atender a esta sola virtud, y ni siquiera ella
    como principal. Permitir a los jóvenes practicar este tipo
    de actividades en exceso y dejarlos sin instrucción en las
    disciplinas necesarias, es en realidad degradarlos y tornarlos
    inútiles para la función de
    ciudadanos.

    De la música como elemento
    de la educación:

    Hasta la pubertad deben practicarse ejercicios
    ligeros, evitando dietas severas y esfuerzos violentos sino hasta
    tres años pasada ésta, a fin de que no haya
    ningún impedimento en el desarrollo. No
    debe fatigarse a la vez mente y cuerpo, porque en la naturaleza
    de una y otra clase de ejercicio está el producir un
    efecto contrario, siendo el trabajo del
    cuerpo un obstáculo al desarrollo de
    la mente, y el de ésta al del cuerpo.

    Acerca de la música, ésta
    confiere al carácter ciertas cualidades,
    acostumbrándonos a recrearnos rectamente, contribuye en
    algo al entretenimiento intelectual y a la cultura
    moral. La
    educación de los jóvenes no debe tener por fin el
    juego, ya que
    no se aprende jugando sino que el aprendizaje va
    con dolor. Finalmente, se considera al a los músicos
    profesionales como hombres de menor condición, y su
    actividad como no propia de un varón, a no ser que este
    embriagado o jugando.

    El juego tiene
    como fin el reposo, que es necesariamente agradable, siendo un
    remedio a las penas causadas por los trabajos, debiendo ser el
    divertimento, no sólo bello sino también
    placentero. De la música todos afirman
    ser una de las cosas más placenteras y agradables, tanto
    solas como acompañadas por el canto, de aquí que
    pueda aceptarse que todos los jóvenes reciban
    educación musical. Todos los placeres inocentes
    contribuyen no sólo a los fines humanos, sino a la tregua
    del ánimo, los hombres hacen de la diversión un
    fin, sin duda porque el fin de la vida implica cierto placer,
    pero no un placer cualquiera. El fin, en efecto, es deseable por
    sí mismo y no por ningún otro resultado ulterior, y
    los placeres de la diversión a su vez tampoco se proponen
    ninguna cosa futura, sino que tienen por causa las pasadas, como
    los trabajos y el dolor.

    La música implica un placer natural, y por
    esto es amable, su uso en todas las edades y a todos los
    caracteres, la música es una de las cosas que dan placer,
    y la virtud por su parte consiste en gozar, amar y odiar
    rectamente, se impone con evidencia la necesidad de aprender y
    habituarse sobre todo a juzgar con rectitud y a complacerse en
    los caracteres virtuosos y en las bellas acciones.

    En las obras musicales, hay directamente
    imitaciones de los estados morales, la prueba esta en la
    diferencia que desde luego se ofrece en la naturaleza de las
    melodías, de suerte que los oyentes son afectados de modo
    distinto y tienen diferente reacción con respecto a cada
    una de ellas, unas hay que los ponen más tristes, otras
    que relajan la mente, otras que producen un estado de
    moderación y compostura y otras que inspiran el
    entusiasmo. En cuanto a los ritmos, unos tienen un
    carácter más reposado, que inducen a emociones
    más propias del hombre libre y otros más movido,
    que conllevan emociones
    más vulgares.

    La enseñanza de la música conviene
    además a la naturaleza juvenil, ya que en razón de
    su edad, los jóvenes no toleran nada que no este endulzado
    por el placer, y la música es por naturaleza dulce, hay
    además algo en nosotros que esta emparentado con la
    armonía y el ritmo, y por esto dicen muchos sabios que el
    alma es una armonía.

    No es difícil que cuando se trata de
    adquirir cierta cualidad, hay gran diferencia según que
    uno tome o no parte en la ejecución, ya que es imposible
    llegar a ser buenos jueces de obras que no se han practicado
    nunca, y puesto que el motivo de esta práctica es la
    formación del juicio, deberán los adolescentes,
    mientras están en esta edad, tomar parte de la
    ejecución, pero para abandonarla cuando sean mayores y
    poder entonces apreciar las obras bellas gozando rectamente
    gracias al aprendizaje que
    hicieron en la juventud. Es
    manifiesto que el aprendizaje de
    la música no debe ser un obstáculo para las
    actividades de los años maduros, ni degradar el cuerpo ni
    tornarlo inútil para los ejercicios propios del ciudadano
    o del soldado, por lo que deberían quienes hacen este
    aprendizaje no
    esforzarse en tomar parte de certámenes
    profesionales.

    En la educación musical no deberían
    introducirse instrumentos profesionales como la cítara o
    la flauta, quien tiene el inconveniente de impedir el uso de la
    palabra durante su utilización, sino aquellos instrumentos
    que formen buenos estudiantes, ya sea en el campo de la
    música o en cualquier otro campo de la
    educación.

    Acepta la división de las melodías
    establecidas por algunos filósofos, que las clasifican en expresivas
    del carácter, de la acción y de la emoción,
    por su parte, afirma que la música no debe practicarse por
    un provecho único, sino por muchos, uno es la
    educación, otro la purificación y el tercero, es el
    divertimento, como relajamiento y cesación del esfuerzo.
    Por lo tanto, debemos utilizar todas las melodías aunque
    no de la misma manera, sino que para la educación hay que
    recurrir a las que son más expresivas del carácter;
    y para la audición las que son expresivas de la
    acción y la emoción.

    Como los espectadores son de dos clases, la de los
    hombres libres y educados, y otra clase vulgar, también a
    estos hay que darles certámenes y espectáculos para
    su recreo; y así también hay desviaciones de las
    armonías y melodías estridentes y de exceso
    colorido, con lo que cada cual recibe placer lo que es acomodado
    a su naturaleza. Así, como hemos dicho, para la
    educación deben emplearse las melodías expresivas
    del carácter y las armonías de la misma clase, de
    esta especie es el modo Dórico, pero es aceptable
    también cualquier otro que haya recibido la
    aprobación de quienes son versados en las disciplinas
    filosóficas y en la educación
    musical.

    Libro
    sexto:

    De los deberes del
    Legislador:

    En el momento de redactar la Constitución
    para cada lugar es preciso tener en cuenta, tanto la que es ideal
    para ese lugar, como así también la que es posible
    que se adapte según las condiciones que el mismo presenta;
    ésto constituye una ciencia que
    para muchos quizás será imposible de alcanzar, pero
    no para el verdadero legislador y el político, que no
    ignoran en absoluto ninguna de las circunstancias. También
    debe de considerar cuál es la que durará durante la
    mayor cantidad de tiempo posible,
    cuál es régimen que derivará del supuesto
    dado, luego de haber examinado detalladamente la
    constitución y sobre todo, tendrá que considerar
    cual es la mejor constitución que se ajusta a todas las
    diferentes ciudades. En resumen, "no habrá de considerar
    sólo la mejor constitución, sino sólo la que
    es posible, la más fácil y la que comúnmente
    pueda implantársele a todas las ciudades". (pág.
    67)

    Otra opción, no por eso menos importante,
    sería reformar las constituciones que ya tienen las
    respectivas ciudades, de manera que los habitantes las puedan
    acatar y compartir fácilmente, restableciendo un orden
    político. Pero todo será imposible para el que
    piense que sólo hay una forma constitucional, es decir,
    para aquel que crea que sólo una forma de democracia y
    una de oligarquía son posibles, ignorando de cuantos modos
    pueden combinarse.

    Esto también ocurre con las leyes,
    teniéndose en cuenta cuáles son las mejores que
    pueden adaptarse al sistema constitucional, porque éstas
    se establecen en vista de las constituciones y no de manera
    inversa, porque es imposible que todas las leyes se adapten
    a todas las democracias y a todas las oligarquías, si es
    que realmente hay diversidad de ellas.

    Sobre las formas de
    gobierno y sus desviaciones:

    En todo régimen, la primera
    desviación de la forma original de organización será la peor. Por
    ejemplo: en la monarquía, la desviación que
    más se aleja al gobierno constitucional es la
    tiranía, en segundo lugar viene la oligarquía que
    es la que se aleja de la forma aristocrática y por
    último, como la desviación más moderada, se
    encuentra la democracia.
    Aunque todas estas formas son erradas, ya que no hay una mejor,
    sino una menos mala.

    La causa de que se encuentren distintas formas de
    gobierno es que todas las ciudades están conformadas
    por familias ricas, que poseen armas, pobres,
    que no las poseen y otras de clase media, también hay
    campesinos, comerciantes y obreros. Es decir que hay distinciones
    por las riquezas, por las propiedades y por nacimiento o virtud,
    que son las que constituyen los elementos de la ciudad, con lo
    que necesariamente habrá pluralidad de gobiernos, en
    referencia a los arreglos que se hagan entre las partes
    superiores e inferiores dentro de la comunidad, siendo
    oligárquicas o despóticas las más tensas, y
    democráticas las más relajadas y suaves, existentes
    sólo cuando son los hombres libres los que ejercen la
    soberanía, que sólo por casualidad
    resultan de ser la mayoría.

    Las ciudades no están compuestas de una,
    sino de muchas partes: los labradores, los obreros, los
    comerciantes, los jornaleros y la clase militar, cuya existencia
    es no menos indispensable, pero debe haber aún alguien que
    administre el derecho, que desempeñe la justicia
    judicial y una clase deliberativa (que corresponde a la prudencia
    política), pero no es al caso que estas funciones se
    encuentren en la misma persona o en
    personas separadas. Se encuentran otras clases como la de los
    funcionarios públicos, quienes administran las
    magistraturas en la ciudad, ya sea de manera continua o por
    turnos, la clase que delibera y la que juzga sobre los derechos de los litigantes,
    que deben ser desempeñadas por hombres dotados de virtud
    en manera política.

    La primera forma de democracia, es la que hace que
    los ricos no tengan preeminencia sobre los pobres, o viceversa,
    haciendo consistir la igualdad de
    manera que ambas estén al mismo nivel, participando todas
    en el gobierno de la misma forma. Otra forma de democracia, es
    aquella donde las magistraturas se dividen de acuerdo con los
    censos tributarios; donde todos los ciudadanos gobiernan pero
    siempre bajo la preeminencia de la ley, o al revés donde
    la ley esta por encima de los ciudadanos, generalmente por obra
    de los demagogos. Pero en todo caso, para que el gobierno e
    considere efectivamente democrático, la ley debe de ser en
    todo suprema y los magistrados podrán decidir sólo
    en los casos particulares.

    Dentro de las oligarquías, hay una en la
    que la clase más pobre no tiene acceso por su elevada
    calificación tributaria, otra donde las magistraturas se
    llenan por elección de los grandes propietarios,
    también hay una forma en la que los hijos suceden a los
    padres en las funciones gubernamentales, recibiendo en nombre de
    dinastía y es la que corresponde entre todas las formas de
    oligarquía, a la tiranía entre éstas. Aunque
    en estas formas la constitución no sea legalmente
    democrática, lo es realmente por el carácter
    democrático del pueblo y de los hábitos, pero por
    costumbre puede inclinarse hacia una forma aristocrática,
    principalmente luego de un cambio de
    constitucional.

    Especies diversas de
    democracias:

    Cuando no se permite a todos el acceso a las
    magistraturas, se forman los sistemas
    oligárquicos, lo que hace imposible tener tiempo libre para
    la función política, si es que no hay otras
    fuentes de
    ingreso, esto es una forma de democracia; otra es la que se funda
    en las diferencias de nacimiento, en la cual todos pueden
    participar del gobierno; la tercer forma es aquella en la cual
    todos los hombres tienen acceso a la participación
    política; la cuarta y última forma de democracia es
    la que se forma por la abundancia de población como causa del crecimiento de las
    ciudades, en la cual todos participan del
    gobierno.

    Especies diversas de
    oligarquías:

    También hay diversas formas de
    oligarquías, la primera es aquella donde la mayoría
    de los ciudadanos tienen propiedades, pero no en cantidad
    excesiva; la segundo forma se da cuando los propietarios son
    menos que en el caso anterior pero poseen mas territorios, porque
    siendo más fuertes reclaman más
    participación en el gobierno; la tercera etapa es cuando
    retienen las magistraturas y promulgan una ley donde se establece
    la herencia de
    éstas a sus hijos; y por última la cuarta forma es
    cuando la dinastía que de lo anterior resulta está
    más próxima a una monarquía y ya no gobierna
    la ley sino que la soberanía reside en
    ellos.

    Una buena legislación no ha de entenderse
    como la promulgación de leyes buenas, sino como la
    obediencia éstas. Las leyes pueden ser buenas en absoluto,
    o las mejores para este pueblo y ésta característica es la que realmente
    cuenta.

    Sobre la formación de la
    República:

    Para formar la República hay que tomar
    porciones tanto de la democracia como de la oligarquía y
    combinarlas en un todo, son tres los principios que se
    toman de éstas:

    • Caracteres comunes a la legislación de
      cada una.
    • Tomar el término medio de lo que dicen
      uno y otro sistema.
    • Combinar ambos sistemas,
      tomando elementos de ambas legislaciones.

    Así, en una república que se haya
    logrado bien, deben verse ambos y ninguno de los elementos de los
    sistemas
    anteriores y debe preservarse por sí misma y no con ayuda
    del exterior.

    En cuanto a la mejor
    constitución:

    La constitución es como la vida de la
    ciudad, por lo que la debe reflejar de la manera mejor
    posible.

    En toda ciudad hay una clase que no sabe obedecer
    a ninguna autoridad, sino sólo mandar
    despóticamente y otra que no sabe mandar, sino obedecer
    con mando servil, lo cual es lo más distante de la
    amistad, pero
    la comunidad no se funda entre enemigos, puesto que ellos no
    quieren ir juntos ni por el mismo camino. Por todo esto, la
    ciudad aspira a componerse de ciertos elementos iguales en la
    manera en que sea posible. La clase media es la que contiene esta
    composición por lo que la ciudad deberá fundarse en
    esta más que en ninguna otra clase, esta clase es la que
    tiene mayor estabilidad, porque no codician ni son codiciados y
    en aquellas ciudades donde la clase media es numerosa es
    difícil que se produzcan facciones entre los ciudadanos,
    preservando de esa manera el orden dentro de la
    ciudad.

    La constitución acomodada a cada pueblo la
    que conviene a cada cual, ante todo debe haber una parte dentro
    de la ciudad que quiera la permanencia de la constitución,
    que sea más fuerte que los que no lo quieren. Donde la
    mayoría de la población es pobre, se inclinarán
    hacia la democracia, mientras que en donde la mayoría de
    la población es rica, estarán a favor
    de la oligarquía; pero el legislador debe siempre hacer
    entrar a la clase media y si ésta sobrepasa a las otras
    dos clases se podrá instaurar un gobierno
    constitucional.

    De los tres
    poderes:

    En todas las constituciones hay tres elementos que
    el legislador debe tener en cuenta y que si están bien
    concertados, lo estará así también la
    república.

    El primero de estos elementos es el que delibera
    sobre los asuntos comunes. El poder deliverativo es soberano en
    lo que tiene que ver en cuanto a la guerra y la
    paz; las alianzas y su disolución; las leyes; las
    imposiciones de la pena capital;
    destierro; confiscación y para tomarles cuenta a los
    ciudadanos. En cuanto a los miembros, sería provechoso que
    fuesen designados, por elección o por sorteo de entre las
    diferentes clases
    sociales y en número proporcionalmente igual,
    también pude ser provechoso elegir algunas personas de la
    clase popular. En cuanto al poder judicial,
    en tres factores estriba la variedad que hay entre los
    tribunales:

    • Por quiénes están constituidos:
      si son jueces elegidos de entre todos los ciudadanos o
      sólo ente algunos. Aquellos donde los jueces son
      elegidos entre todos los ciudadanos y para todos los asuntos,
      son democráticos y aquellos en donde los jueces se
      eligen sólo entre algunos y para todos los asuntos, son
      oligárquicos.
    • De qué asuntos se ocupan: las ocho
      clases de tribunales que hay: el tribunal de cuentas, el
      de delitos
      ordinarios contra el orden público, uno para los
      delitos
      contra la constitución, un cuarto para los litigios
      entre los magistrados y particulares por la imposición
      de penas, otro que conoce contratos de
      cierta importancia, un sexto para casos de homicidio, un
      séptimo para los extranjeros y un último para los
      casos de menor importancia.
    • Y en cuanto al cómo de su
      designación: si es por sorteo o por
      voto.

    Libro
    séptimo:

    De la
    organización del poder en la
    Democracia:

    Dos son las causas que determinan la variedad de
    las democracias, siendo la primera el hecho de que los pueblos
    son diferentes y la segunda causa, es la que hace que ser
    diferentes a las democracias por el hecho de combinarse entre
    sí las diversas características y propiedades aparentes de
    dicho régimen; y así una democracia va
    acompañada de menos otra de más, y otra de todos
    esos caracteres. Así los fundadores tratan de combinar
    todos los elementos propios de cada régimen y de acuerdo
    con su principio fundamental.

    La libertad es el
    principio fundamental de la constitución
    democrática, implicando ello que sólo en este
    régimen político pueden los hombres participar de
    la libertad, y a
    este fin apunta. Uno de los caracteres de la libertad, es
    la alternancia en la obediencia y el mando, y en efecto, la
    justicia
    democrática consiste en la igualdad por
    el número y no por el mérito, y siendo esto lo
    justo, de necesidad tiene que ser soberana la masa popular y
    estimarse como final y justa la decisión de la
    mayoría, el otro carácter es que cada cual viva
    como le agrade, por el simple hecho de que el esclavo no vive
    como quiere. De este segundo elemento surge la pretensión
    de no ser gobernado por nadie, lo que contribuye a la libertad
    igualitaria.

    Pueden considerarse como instituciones
    democráticas las siguientes:

    • La elección de los magistrados por todos
      y entre todos.
    • El gobierno alternado.
    • La elección por sorteo de las
      magistraturas, donde las no sea necesaria la posesión de
      ninguna propiedad, y donde una persona no
      pueda poseer un cargo dos veces.
    • Que toda magistratura sea de corta
      duración.
    • Que la función judicial la ejerzan todos
      los ciudadanos
    • Que la asamblea sea soberana en todos los
      asuntos, pero que ningún magistrado lo sea en
      ninguno.
    • El pago por los servicios
      públicos.
    • La falta de linaje, la pobreza y la
      vulgaridad.
    • Que ninguna magistratura sea vitalicia, y si
      alguna sobrevive como reliquia de una antigua revolución, hay que despojarla de su
      poder y hacerla sorteable en lugar de
      electiva.

    La democracia y el gobierno popular son el
    resultado de aplicar el principio de justicia, que
    es el de la igualdad de todos en razón del número,
    consistiendo en que no gobiernen más los pobres que los
    ricos, ni que sólo ellos sean señores, sino todos
    por igual. Justo es lo que parece a la mayoría, en tanto
    que la oligarquía es lo que parece tal a la mayor riqueza,
    si la minoría ha de prevalecer en todo caso, el resultado
    ha de ser la tiranía, pero si ha de prevalecer la
    mayoría numérica, éstos cometerán
    injusticia al confiscar los bienes de los ricos que son en
    número menor. Dicen todos ellos que lo que apruebe la
    mayoría tendrá fuerza de ley
    y que deberá prevalecer el voto de aquel grupo cuya
    propiedad sea mayor después de sumadas las propiedades de
    ambas clases, porque así como los débiles
    están siempre buscando la igualdad y la justicia, los
    fuertes, por su parte, no se ocupan de estas
    cosas.

    De las cuatro clases de democracia, la mejor es la
    que ocupa el primer lugar, siendo además la más
    antigua de todas, donde el mejor pueblo es el agricultor, ya que
    estos hombres están ocupados, y así, no pueden
    reunirse frecuentemente en asambleas, ya que pasan la vida en lo
    cotidiano sin codiciar lo ajeno, mayor placer encuentran en
    trabajar que en hacer política y desempeñar cargos
    de que no pueden retirar gran provecho, porque aspiran más
    al lucro que al honor.

    Es cosa provechosa depender de otro y no poder
    hacer uno cuanto le parezca, porque con la licencia de hacer uno
    cuanto quiere nada hay que pueda contener el mal inherente en
    cada hombre, de este modo, vendrá como consecuencias el
    gobierno de los mejores.

    Después del pueblo de los agricultores, el
    mejor es aquel cuyos miembros son pastores, quienes están
    especialmente ejercitados para pasar la vida a la intemperie y a
    causa de estar vagando por el mercado y la
    ciudad, acuden fácilmente a las
    asambleas.

    La última forma de democracia, por ser
    aquella en que todos participan, no puede llevarla cualquier
    ciudad, ni es fácil que perdure a menos de concurrir a la
    influencia de leyes y costumbres. Para establecer esta
    democracia, sus dirigentes tienen por costumbre hacer de su
    partido a todos cuantos pueden, y otorgar la ciudadanía no
    sólo a hijos legítimos, sino a bastardos y a los
    que tiene un solo progenitor ciudadano. De este modo, suelen
    proceder los demagogos, cuando lo debido sería no
    incrementar la ciudadanía sino hasta el punto en que la
    masa popular sobrepase a las clases superior y media, y no ir
    más allá de ese límite, porque cuando en
    esto hay un exceso, en las clases superiores viene un sentimiento
    de irritación que les lleva a soportar difícilmente
    esta democracia.

    La principal o única tarea del legislador
    no es constituir el régimen sino asegurar su
    conservación, ha de procurar proveer a la seguridad tomando
    medidas precautorias contra la disolución y promulgar
    aquellas leyes, tanto escritas o no, que comprendan lo más
    posible todos los medios
    tendientes a la conservación de la república, y no
    creer que el carácter democrático u
    oligárquico de la constitución consiste en extremar
    en la ciudad la democracia o la oligarquía, sino en que
    conserve estos rasgos el mayor tiempo
    posible.

    Los que estén interesados en contrarrestar
    estas prácticas, deberán redactar una ley mediante
    la cual no se confisque ni pase al territorio público nada
    del patrimonio de
    los condenados, de este modo, por una parte, los delincuentes no
    serán menos cautos y el pueblo no teniendo nada que ganar
    estará dispuesto a condenar a los procesados. Asimismo,
    deben reducirse al mínimo los procesos
    públicos y sancionar con graves penas a quienes intenten
    frívolamente la acción penal.

    Donde no hay ingresos
    públicos, no deben tenerse muchas asambleas, y los
    tribunales no deben sesionar sino por pocos días. Donde
    hay ingresos
    públicos, no debe distribuirse el excedente entre el
    pueblo, sino que se debe ver cómo eximir a la masa popular
    de la extrema pobreza,
    discurriéndose los medios para
    que la abundancia sea duradera, concentrando los productos de
    las rentas públicas y distribuyéndolos entre los
    pobres, por turnos, ente las tribus o entre los otros elementos
    que haya en la ciudad. También es propio de la clase
    superior que sea generosa y comprensiva al cuidar por los pobres
    y ayudarles para que emprendan algún negocio. Puede
    lograrse también ésto dividiendo los titulares de
    la misma magistratura entre unos nombrados por sorteo y otros por
    elección.

    De la
    organización del poder en las
    Oligarquías:

    La primera y más templada forma de
    oligarquía guarda afinidad con la llamada
    república, discriminándose unas menores,
    dónde los titulares han de participar en las magistraturas
    necesarias, y mayores para los titulares de las más
    importantes. En cuanto a la forma opuesta a la democracia extrema
    , o sea la más democrática y tiránica de las
    oligarquías, justo por ser la peor es la que requiere
    mayor vigilancia, así las peores entre las
    repúblicas son las que necesitan mayor cuidado, la
    oligarquía no puede manifiestamente alcanzar su seguridad sino
    por el buen orden.

    Son cuatro las partes del pueblo: campesinos,
    artesanos, comerciantes y jornaleros; y son cuatro también
    los elementos necesarios en la guerra:
    caballería, infantería pesada, infantería
    ligera y fuerza naval.
    Donde el territorio del país sea apropiado para cabalgar,
    estas condiciones favorecen al establecimiento de una
    oligarquía fuerte, donde el terreno es apto para una
    infantería pesada, esta indicada la siguiente forma de
    oligarquía, la infantería ligera y la fuerza naval
    son por el contrario elementos del todo
    democráticos.

    La participación que la oligarquía
    debe dar al pueblo en el gobierno, no puede ser a favor de
    quienes adquieran la propiedad fijada, a los que cierto tiempo se
    han abstenido de los trabajos manuales o donde
    se hace una selección ente los hombres de mérito,
    tanto de la clase gobernante como de los extraños a ella.
    A las más altas magistraturas debe serles inherentes la
    prestación de costosos servicios
    públicos, a fin de que el pueblo se abstenga
    voluntariamente de participar en ellas y no tenga resentimientos
    hacia la clase gobernante, por esto, al tomar posesión de
    su cargo ofrezcan sacrificios magníficos o construyan
    algún edificio público, para que el pueblo vea con
    agrado la permanencia del régimen. Pero no es esto lo que
    hacen los oligarcas, ya que buscan no menos el lujo que el honor,
    de aquí que puedan llamarse democracias en
    miniatura.

    De las diversas magistraturas
    indispensables o útiles a la ciudad:

    No hay ninguna ciudad que pueda existir sin las
    magistraturas necesarias y ninguna que pueda administrarse bien
    sin aquellas que atiendan al buen orden y a la armonía. En
    las ciudades pequeñas debe haber menos magistraturas y en
    las grandes más.

    El primero entre los servicios
    públicos es la vigilancia del mercado, donde
    debe haber un magistrado que atienda a los contratos y al
    buen orden. Otro es la vigilancia de los servicios
    públicos y privados a fin de que guarden buen aspecto y se
    conserven o se reparen los edificios que amenazan con la ruina,
    así como los caminos y se cuide que no surjan litigios por
    los linderos entre unos y otros. A esta magistratura se la llama
    comúnmente, magistratura urbana, pero tiene varios
    departamentos, cada uno de los cuales esta a cargo de diferentes
    personas en las ciudades más populosas, como los
    constructores de muros, los inspectores de fuentes y los
    vigilantes de puertas
    , sólo en el campo y fuera de la
    ciudad se les llama a éstos vigilantes agrónomos
    o inspectores forestales
    .

    La percepción
    de los ingresos
    públicos, que los magistrados guardan y distribuyen entre
    los diversos departamentos administrativos reciben el nombre de
    tesoreros. Otro oficio es aquel que esta a cargo de las
    sentencias de los tribunales y el registro de los
    contratos
    privados. La magistratura quizás más difícil
    de todas es la que tiene que ver con la aplicación de las
    penas a los condenados y la custodia de los presos, de
    aquí que no convendría nombrar para este oficio a
    sólo una persona sino, a
    varias nombradas por diversos tribunales, asimismo, sería
    conveniente que no fueran los mismos magistrados quienes
    ejecutaran algunas de estas sentencias, como los magistrados
    entrantes con los respecto a los salientes, y cuando se trate de
    magistrados en funciones, que sea uno el tribunal que condene y
    otro el que ejecute la sentencia. Mientras menor sea el odio que
    se tenga por los ejecutores, tanto mejor se ejecutarán las
    sentencias; ahora bien, el odio es doble cuando los que dictan
    las sentencias y los que las ejecutan son los mismos, entonces
    ocurre que los ciudadanos más responsables huyan de este
    oficio más que algún otro, y tampoco se lo puede
    confiar a gente irresponsable y vil, por todo esto los
    jóvenes deben desempeñar este oficio
    alternadamente.

    Hay otras magistraturas, no por eso menos
    necesarias, como son las establecidas para la vigilancia de la
    ciudad y las funciones militares, ya que es necesario que alguien
    se encargue de la guarda de las puertas y de los muros como de la
    inspección y entrenamiento de
    los ciudadanos.

    Dado que estos magistrados manejan buena parte de
    los fondos públicos, es necesario que haya otra
    magistratura que tome razón de las cuentas y las
    depure, y no tenga otra cosa en que entender, a éstos se
    los llama auditores, contralores, revisores o procuradores
    fiscales.
    Hay aún uno que es superior que todos ellos,
    al que se le encomienda la iniciativa y la ejecución o
    preside sobre la asamblea donde el pueblo es soberano, porque
    quien convoca al poder soberano necesariamente es el soberano de
    aquél régimen, a éstas magistraturas se las
    llama comisiones consultivas a causa de que deliberan
    previamente, pero en las democracias es más usual
    llamarlas consejo.

    Otra especie de cargos públicos son los que
    se refieren al culto divino, como los sacerdotes, los encargados
    de la conservación de los templos y la reparación
    de los que amenazan en ruinas y de todo lo demás que se
    ordena al servicio de
    los dioses

    Tres son las magistraturas que en algunas ciudades
    supervisan la elección de los magistrados supremos, a
    saber: la de los Guardianes de la Ley, que son una
    institución aristocrática, las Comisiones
    Consultivas
    , que son una institución
    aristocrática y el Consejo, una institución
    democrática.

    Libro
    octavo:

    Teoría general de las
    revoluciones:

    Aunque todos los hombres reconocen la justicia y
    la igualdad, se equivocan en el modo de
    alcanzarlas.

    La democracia viene de suponer que por ser iguales
    en un aspecto deben ser iguales en todo, ya que se piensa que por
    ser todos igualmente libres, han de ser absolutamente iguales. La
    oligarquía, por su parte, viene de suponer que por ser
    desiguales en un aspecto, han de ser desiguales en absoluto, que
    por su diferencia en cuanto a la propiedad deben ser
    absolutamente distintos, procurando tener más que los
    otros, y ambos, cuando no obtienen en la república la
    parte que estiman corresponder a las ideas que sustentan,
    promueven la revolución. Pero de todos los hombres,
    sólo podrían sublevarse con más justicia
    aquellos que sobresalen por su virtud, aunque son los que menos
    suelen hacerlo.

    Las mudanzas políticas
    se pueden realizar de diferentes maneras:

    • Sustituyendo la constitución vigente por
      otra nueva.
    • Gobernando personalmente, observando la
      constitución establecida.
    • Aspirando sólo a un cambio de
      grado, para hacer menos o más oligárquica la
      existente, o para hacerla menos o más
      democrática
    • Suprimiendo alguna
      magistratura
    • Alterando algún elemento de la
      misma.

    La revolución
    tiene por causa la desigualdad, buscando los que se sublevan la
    igualdad, ya sea por número o por mérito. De todas
    las formas de
    gobierno, la democracia es la más segura y menos
    expuesta a la revolución
    que la oligarquía, donde hay doble peligro de revolución: de los oligarcas entre
    sí y por parte del pueblo.

    Las causas principales de las revoluciones son la
    búsqueda de la igualdad o desigualdad, que se puede dar
    por distintos factores: el lucro, el honor, la soberbia, el
    miedo, el afán de superioridad, el desprecio, el
    incremento desproporcionado de poder, la negligencia, la
    mediocridad y la disparidad. Aunque no debe pasarse por alto la
    circunstancia de que quienes han tenido el mayor poder en la
    ciudad, tiendan a producir sediciones, porque promueven la
    rebelión los envidiosos de esos hombres, o ellos mismos no
    se atreven a guarda una posición de igualdad. Asimismo,
    las revoluciones políticas
    se producen por la fuerza, cuando los revolucionarios ejercen
    presión desde el principio mismo de la rebelión o
    posteriormente; o por engaño, que se pude dar al principio
    para que con el consentimiento de los ciudadanos se lleve a
    efecto el cambio de
    gobierno y posteriormente sean sometidos por la fuerza contra su
    voluntad.

    De las causas de las revoluciones
    en las democracias:

    Las revoluciones en las democracias, se producen
    algunas veces, porque los demagogos agravian a las clases
    superiores con la mira de halagar al pueblo y promueven su
    unión, bien repartiendo las propiedades o reduciendo sus
    ingresos por
    la imposición de servicios públicos: otras veces
    los difaman ante los tribunales con el fin de poder confiscar los
    bienes de los ricos.

    De las causas de las revoluciones
    en las oligarquías:

    Una de las causas de las revoluciones en la
    oligarquía se puede dar cuando los oligarcas agravian al
    pueblo y sobre todo cuando de la oligarquía misma surge el
    jefe de la revolución; una veces, cuando los honores
    públicos son compartidos por muy pocos, la
    oligarquía es minada por los ricos mismos, a
    condición de que no sean ellos los que estén en el
    poder.

    Por otra parte, las oligarquías se alteran
    por causas internas, como por rivalidad, lo que lleva a los
    oligarcas a convertirse en demagogos, o cuando sus miembros
    disipan su propia fortuna en una vida disoluta, procurando alguna
    innovación, ya sea procurando ellos mismos
    a la tiranía o instalando a otro en
    ella.

    Perecen asimismo estos regímenes cuando,
    dentro de la oligarquía se constituye otra
    oligarquía por llevarse bien entre ellos, lo cual ocurre
    cuando a pesar de ser reducido el número de gobernantes,
    no todos tienen acceso a los cargos más
    importantes.

    Las revoluciones oligárquicas ocurren
    así tanto en la guerra como en la paz. En la guerra,
    porque a causa de su desconfianza en el pueblo, los oligarcas se
    ven obligados a utilizar tropas mercenarias, o para prevenir
    esto, dan a la masa popular una participación en el
    gobierno. En tiempos de paz, por otra parte, los oligarcas ponen
    la defensa en manos del ejército y de un magistrado
    neutral, que acaba por adueñarse de ambos elementos.
    También se producen sediciones por excluirse mutuamente
    los miembros de la oligarquía, hasta formar partidos
    hostiles por causa de bodas o litigios.

    Por accidentes
    también pueden haber revoluciones. En los sistemas, algunas
    de las magistraturas dependen de una renta personal que se
    fija en principio, de acuerdo con las circunstancias del momento,
    de modo que puedan participar pocos del poder; pero al venir una
    época buena, las mismas propiedades producen una renta de
    valor muchas
    veces mayor, con lo cual todo el mundo participa en los
    cargos.

    De las causas de las revoluciones
    en la aristocracia y en la república:

    En las aristocracias se producen las revoluciones,
    en unos casos por ser pocos los que participan de los honores, o
    bien cuando ciertos grandes hombres, y en nada inferiores a otros
    por su virtud, son enfrentados por otros que se hallan en alta
    posición. Asimismo, cuando unos están en gran
    pobreza y
    otros en gran abundancia, cuando algún varón
    esforzado no tiene parte de los honores, o cuando algún
    hombre grande es capaz de ser más grande aún y
    aspira a la monarquía.

    Pero las repúblicas y democracias se
    destruyen sobre todo por la desviación de la justicia en
    la forma misma del gobierno, es decir, el no estar bien mezcladas
    democracia y oligarquía. En lo que difieren la
    república y la aristocracia, es en el modo de
    combinación, siendo las que se inclinan más hacia
    el lado de las oligarquías, aristocracias, y las que se
    inclinan a favor del pueblo, repúblicas, siendo
    éstas más seguras, porque donde está el
    mayor número es la más fuerte, y donde hay igualdad
    hay mayor satisfacción.

    En los regímenes bien combinados, de nada
    hay que cuidar con tanta dedicación como de que no se
    contravenga en nada la ley, porque esta se desliza
    insensiblemente, pero acaba por consumir todo el patrimonio.

    La igualdad que los partidos de la democracia
    pretenden establecer en la multitud, no es justa sino cuando se
    da entre iguales. Así en todo régimen en que no son
    numerosos los miembros de la clase gobernante, serán de
    utilidad buen
    número de instituciones
    democráticas a fin de que todos los ciudadanos puedan
    participar en ellas, con ésto será más
    difícil que las oligarquías y las aristocracias
    degeneren en dinastía, porque no es tan fácil
    causar daño cuando uno esta poco tiempo en el
    poder.

    Las constituciones pueden preservarse de dos
    maneras, tanto estando lejos de sus destructores, como estando
    cerca, porque el temor hace que los gobernantes tengan más
    en sus manos la dirección del gobierno, por lo cual es
    necesario que quienes tienen en sus manos el poder inventen
    causas de temor y representen como cerca lo que realmente esta
    lejos. Pero sobre todo, debe orientarse la constitución de
    manera que nadie pueda sobresalir del poder, sea bien por fortuna
    o por amistades, para esto debería crearse una
    magistratura para quienes viven en desacuerdo con la
    constitución.

    Toda república debe ordenarse por la
    legislación y otras medidas administrativas, de modo tal
    que las magistraturas no sean una fuente de lucro. Tres son las
    cualidades que deben tener quienes hayan de asumir las más
    altas magistraturas: lealtad a la constitución
    establecida, la mayor competencia en el
    desempeño del cargo y la virtud y la justicia adecuadas en
    cada régimen a la respectiva forma de gobierno. Tanto la
    oligarquía como la democracia pueden ser ambas aceptables,
    por más que se aparten de la estructura
    ideal de la constitución, pero si se extreman una u otra,
    ésta empezará por deteriorarse y acabará por
    no ser siquiera una constitución.

    De la monarquía y la
    tiranía:

    La realeza tiene su origen la defensa de los
    ciudadanos eminentes contra el pueblo, eligiéndose el rey
    de entre los ciudadanos que se distinguen por la naturaleza de su
    virtud, esta forma es la que más se aproxima a la
    aristocracia. Al tirano, por el contrario lo eligen entre el
    pueblo y la multitud para oponerlo a los notables, con el fin de
    que el pueblo no resienta ninguna injusticia por parte de ellos,
    ésta forma es un compuesto de oligarquía y
    democracia en sus formas extremas y por esta razón es el
    régimen más pernicioso para los
    súbditos.

    La finalidad del rey es la de ser guardián,
    para que quienes posean sus bienes no sientan agravio, y el
    pueblo por su parte no sufra ultrajes; su guardia la forma los
    ciudadanos. La tiranía, por su lado no mira al
    interés público, sino en cuanto sirve a su propio
    provecho; por esto el fin del tirano es el placer, el tirano
    desea el dinero, lo
    que le viene de la oligarquía; su ejército
    está formado por mercenarios.

    La tiranía puede ser destruida desde fuera,
    por una república más poderosa y de
    constitución opuesta. Siempre estas formas de
    gobierno son objeto de odio, pero muchas han sido destruidas
    también por el desprecio que inspiran, la prueba de esto
    está en que la mayoría de los que han conquistado
    el poder han podido conservarlo, pero todos cuantos lo heredaron
    lo han perdido casi inmediatamente, pues entregados a una vida de
    goces han sido fácilmente despreciables y ofrecen muchas
    oportunidades a sus atacantes. Asimismo, debe tenerse la
    cólera como elemento de odio, pues en cierto modo es la
    causa de los mismos efectos, a menudo incluso, es la
    cólera más activa que el odio y por ella se ataca
    con más ímpetu, porque a causa de su pasión
    no se pueden hacer cálculos

    La realeza por su parte se destruye muy raramente
    por causas externas, y por esto es un régimen duradero, su
    destrucción procede de sí misma en la
    mayoría de los casos: cuando viene la discordia de entre
    quienes participan de la realeza, o cuando los reyes pretenden
    gobernar a la manera de los tiranos, es decir cuando aspiran a
    extender su autoridad a otras esferas de la ley. El gobierno real
    es el que se ejerce con el consentimiento de los súbditos
    y con soberanía en asuntos de gran
    importancia.

    La realeza se conserva por la limitación de
    sus poderes, en la medida en que los reyes reducen las esferas de
    competencia, por
    mayor tiempo necesariamente mantendrán intacto su
    poder.

    La tiranía, por su parte, se conserva de
    dos modos en extremo contrarios. Uno de éstos es el
    método
    tradicional y al que se ajustaban la mayor parte de los tiranos
    en el ejercicio del poder, despuntar a los que descuellan y
    suprimir a los de ánimo indómito; no
    permitir las comidas en común, ni las asociaciones, ni la
    educación ni nada semejante, antes bien precaver todo
    aquello de que suelen engendrarse estas dos cosas que son la
    grandeza del espíritu y la confianza del individuo en
    sí mismo; ni tampoco permitir la formación de
    escuelas ni otras agrupaciones intelectuales, sino emplear todos
    los medios con el fin de que todos los ciudadanos se desconozcan
    unos a otros lo más posible. Deberá también
    obligar a todos los ciudadanos a mostrarse siempre en
    público, con el fin de que no le pase inadvertido nada de
    lo que los súbitos puedan hacer o decir, procurando que
    los ciudadanos se calumnien unos a otros, los amigos choquen
    entre ellos, el pueblo lo haga con las clases superiores y los
    ricos entre sí. Es además el tirano amigo de hacer
    la guerra con el objeto de tener ocupados a los súbditos y
    que tengan siempre la necesidad de un caudillo.

    Todo esto podría resumirse en tres
    capítulos, que conforman los fines de la
    tiranía:

    • el mantener el ánimo apocado de los
      súbditos
    • el hacerlos desconfiados ente
    • mantener en los demás la impotencia para
      la acción política.

    Hay otra manera de conservar el poder, totalmente
    adversa a la forma descripta anteriormente, donde el tirano debe
    actuar o semejar que actúa como un verdadero rey, para lo
    cual cuidará de los fondos públicos,
    absteniéndose de gastar el dinero en
    regalos que resiente el pueblo; rendirá asimismo cuentas sobre los
    ingresos y
    egresos; aparentará que recauda los impuestos,
    sirviéndose de estos solo en casos de emergencia militar y
    se conducirá en general como guardián e intendente
    de aquellos dineros como si fuesen públicos y no privados
    de su persona. La
    conducta de esta
    tirano, en suma, deberá contraria a todo lo que suelen
    aconsejar las viejas máximas sobre la
    tiranía.

    Conclusión:

    Después de la lectura de
    la obra, se puede decir que el pensamiento
    aristotélico presenta dos estadios que manifiestan la
    distancia recorrida en el camino de la emancipación de la
    influencia platónica, o mejor dicho, que intenta trazar
    una línea de pensamiento e
    investigación propia sin las influencias de
    las ideas platónicas, que había adquirido durante
    su larga estadía en el "Liceo".

    En el primero de esos períodos,
    Aristóteles concibe la filosofía política
    como constructora del Estado ideal, donde continua
    predominando el valor
    ético que prevalece en el pensamiento de
    Platón acerca del tema; el hombre bueno y el ciudadano
    bueno son la misma cosa y el fin del Estado es producir el tipo
    moral
    más alto posible de ser humano. Sin embargo, el
    Estagirita, concibe una ciencia o
    arte de la
    política en una escala mucho
    más amplia, que no era sólo empírica sino
    descriptiva y en algunos aspectos, hasta independiente de toda
    finalidad ética, ya
    que el estadista puede tener la necesidad de ser perito en el
    gobierno aún para corregir un estado
    malo.

    Con arreglo a la nueva idea, la ciencia de
    la política comprendía tanto el
    conocimiento del bien político, absoluto y relativo,
    como el de la mecánica política, utilizada acaso
    para una finalidad inferior o aún mala. Esta
    ampliación del concepto de la
    filosofía política constituye la concepción
    más característicamente
    aristotélica.

     

     

    Autor:

    Ernesto .R. Alcayaga

    era[arroba]interserver.com.ar

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