El impacto del plan colombia en la agrcultura colombiana: Situacion actual y perspectivas
Indice
1.
Introducción.
2. Plan Colombia: un proyecto
ambicioso
3. Perspectiva acertada del Plan Colombia
en la agricultura.
4. Un panorama negativo para la
agricultura
colombiana.
6. Bibliografía
El Plan Colombia es una
propuesta del Estado
colombiano, con apoyo internacional, para la recuperación
de la normalización del país en todos sus
frentes, basado en una serie de inversiones
económicas y sociales en las áreas rurales y
urbanas más deprimidas y azotadas por la violencia y
víctimas de la guerrilla y los paramilitares, que
financian sus actividades con secuestros, extorsión,
cultivos ilícitos y narcotráfico. Por tanto, se pretende
invertir en el país una serie de recursos de
origen nacional, mediante la deuda publica,
e internacional, mediante la mesa de negociaciones de
países amigos para restablecer el orden social, que se ha
ido perdiendo debido a la indiferencia y ausencia del Estado, quien
incumple con los propósitos básicos para los cuales
fue creado. Así las cosas, la implementación del
Plan Colombia definitivamente generará un sinnúmero
de consecuencias políticas,
económicas y sociales para la sociedad en
general y para la agricultura
colombiana en particular. Su impacto debe ser objeto de un
análisis critico y detallado para
establecer los efectos que eventualmente subyacen a la
ejecución del Plan Colombia en relación con la
agricultura, pues es allí donde se desarrollan los
principales sucesos del conflicto.
La agricultura es uno de los sectores que más se ha visto
afectado con motivo de los cultivos ilícitos, el conflicto
armado y la pobreza. Por
tanto, es uno de los cometidos fundamentales del Plan Colombia el
apoyo económico y la implementación de políticas
que permitan el desarrollo
eficiente de la agricultura como sector impulsador de la economía del
país. Es prudente, entonces, analizar cuales son las
consecuencias que decanta a la agricultura colombiana el
estratégico Plan Colombia, para hacer frente al estado
coyuntural que atravesamos en procura de superar la crisis
crónica que sufre la agricultura. Por ello, pretendo
mediante este artículo dar cuenta de la incidencia de
dicho Plan en el sector mostrando sus aciertos, sus deficiencias,
las oportunidades de desarrollo que
representa y la solución de conflictos al
interior del país.
A continuación presento los factores relevantes que
inciden en el análisis evaluativo del impacto del Plan
Colombia en la agricultura colombiana dando cuenta de aquellas
eventuales consecuencias que devienen a la ejecución del
Plan y cotejándolas con la situación colombiana
actual para reconocer los aspectos estructurales del problema y
desarrollar algunas políticas dirigidas a garantizar su
transformación. En primer lugar se retomarán los
aspectos generales en Plan Colombia: un proyecto
ambicioso en donde se comentaran sucintamente sus antecedentes ;
en segundo lugar las consecuencias positivas más
representativas de la implementación del Plan en
Perspectiva acertada del Plan Colombia en la agricultura; en
tercer lugar las eminentes consecuencias nefastas en El panorama
negativo para la agricultura colombiana; y por último, la
conclusión final de la investigación que denuncia objetivamente
las falencias y el impacto real del Plan Colombia en la
agricultura colombiana en un futuro próximo.
2. Plan Colombia: un
proyecto
ambicioso.
El Plan Colombia ha sido iniciado mediante los
diálogos con la narcoguerrilla de los cuales han surgido
nuevas ideas, reforma y contrarreformas no solo a dicho plan sino
a toda la estructura
política y
social del Estado, invitando a participar de ellos a todos,
participes directos e indirectos, nacionales e internacionales,
ya que este problema a traspasado nuestras fronteras, debido en
gran parte a que el negocio del narcotráfico se convirtió en un
problema social y económico en todo el mundo. Al cabo de
los años los actores armados han hecho uso del terreno
abonado por el desencanto estatal y de sus dirigentes hacia la
base de la estructura del
país, el pueblo, que se sintió motivado e incitado
a escuchar y participar en nuevas alternativas de solución
a sus graves y continuos problemas a lo
largo de la historia. En los gobiernos
recientes se ha querido recobrar lo perdido, pero ha sido tarde,
ya que sus opositores han realizado arduas labores que los han
fortalecido y enriquecido y no van a renunciar de la noche a la
mañana.
La implementación y el desarrollo del Plan Colombia se ha
vuelto mas necesaria y apremiante debido a las condiciones
precarias a las que hemos llegado: nacionales desplazados de su
condición natural, obligados a cambiar totalmente su forma
de vida, de un momento a otro, perdiendo hasta su propia identidad y
creando otro problema en las áreas urbanas a las cuales se
ven obligados a llegar.
El deterioro es general, la industria y el
comercio se
ven obligados a cerrar sus puertas, el desempleo se
incrementa, la economía, en
términos reales no crece, la fuga de capitales y de
recurso humano al exterior, no existen incentivos para
invertir en el país. El Estado da
palos de ciego, por un lado esta dispuesto a ponerse al frente de
la gran solución y por otro lado no propicia las
condiciones para reinvertir en el país, continua el
despilfarro y la corrupción
a gran escala, le roban
al país en cada oportunidad y no se le brinda el apoyo
necesario a quien pretenda aportar su granito de arena.
Considero que el país carece de gobierno y se
encuentra disipado, no existe orden jurídico,
jerárquico y estructural. Muy poco se planifica, controla
y se le ponen términos a las políticas, mientras el
tiempo no se
detiene y no perdona.
El campo es el gran damnificado inicialmente, cuyas
gravísimas consecuencias las sufriremos en un corto
tiempo en las
áreas urbanas: ocupación por parte de los
desplazados; desabastecimiento de alimentos
básicos; servicios
públicos insuficientes, de baja calidad y a un
alto costo; stress,
confusión y malestar al vernos cada día situados y
encorralados por la inseguridad,
reflejada en el secuestro,
chantaje y delincuencia
constante. Sin embargo, por el momento, se debe continuar
dialogando con los grupos alzados en
armas de una
forma abierta y franca, negociando lo que se deba negociar,
contraprestaciones reales y verificables de parte y parte,
siempre en el respeto a los
derechos
humanos; y en lo posible, un alto en el conflicto armado,
porque desde ningún punto de vista es justificable
quitarle la oportunidad de vida a las personas.
Intentar la imposición por la fuerza armada
seria acabar el país. Todos los implicados tienen la
oportunidad de intentar su acción política y social de
solución, dentro de un marco razonable, con
propósitos y metas verificables por parte nuestra y con el
apoyo y la verificación internacional.
3. Perspectiva acertada del
Plan Colombia en la agricultura.
El Plan Colombia en la agricultura colombiana
será muy provechoso siempre y cuando, sus recursos sean
aplicados para tal fin y no sean desviados a otros planes o a los
bolsillos de las personas a cargo. Además, deberán
ir acompañados de medidas complementarias para que la
situación planeada sea la cierta y no se caiga en un
problema mayor.
Comenzando con la erradicación de los cultivos
ilícitos y la implementación de cultivos
alternativos, deberán realizar precisamente estudios de
factibilidad
en cuanto al producto
indicado, su medio
ambiente, créditos blandos y a largo plazo,
asistencia técnica, maquinaria adecuada y moderna,
comercialización directa de sus productos por
parte de los agricultores asociados en cooperativas,
cierre de importaciones a
productos con
producción natural, incentivos
tributarios y por producción para abastecer suficientemente
el mercado nacional,
incentivos para exportar los excedentes y lograr acuerdos
internacionales con bajos aranceles y
suficiente representación, publicidad y
mercadeo en el
exterior.
Todo lo anterior deberá estar acompañado de
programas
sociales para la reubicación del campesino desplazado por
la violencia, y
por que no, hacer participes a los grupos
guerrilleros y paramilitares, que en sus bases son conformados
por campesinos, que han tomado dicho camino en busca de un mejor
estar propio y de sus familias en muchos de sus casos, en otros,
obligados a tomar las armas. Estos
programas de
reubicación y de reinserción deberán estar
enfocados al bienestar del núcleo familiar: viviendas
rurales dignas para ser habitadas, servicios
públicos básicos, escuelas y docentes capacitados,
asistencia medica, odontológica y sicológica para
mitigar los traumas sufridos.
Definitivamente el Plan no debe ir acompañado del
integrante militar, esto generaría mas violencia en todo
el país. Estos recursos que son altísimos,
deberán emplearse en el componente social, apoyo al agro,
al desempleo, al
fomento de la industria y al
apoyo a las exportaciones.
Los recursos prometidos como aporte por parte del país no
deberán de recaudarse por medio de mas impuestos u otros
tributos
disfrazados como sobrecostos a los productos, tasas,
contribuciones, bonos o inversiones de
carácter obligatorios. Estamos cansados y
quebrados por pagar y pagar mas y mas impuestos,
dineros que solo se invierten a la sociedad en un
pequeño porcentaje, la mayor parte sabemos que no cumple
con la ultima finalidad de subvencionar a la población mas necesitada del país,
que es su gran mayoría la campesina; de una u otra forma
van a parar a manos de políticos corruptos.
Se debe comprometer al mundo entero para que realicen sus
donaciones por que en todo el mundo han existido consumidores,
productores, comercializadores de productos ilícitos, y a
la vez otros países han sostenido esta situación
para realizar sus negocios de
armas, monopolios de servicios y productos para ingresar al
país, entre otros. Simultáneamente se debe de crear
una veeduría internacional para fiscalizar y apoyar los
diversos programas, su desarrollo, correctivos, puesta en marcha
y costos, hasta
informar y entregar los resultados presentados.
La siembra de nuevos cultivos deberá ir en forma
simultanea con la erradicación de los cultivos
ilícitos, aplicando para ello una técnica manual y
maquinaria en el campo, no arrojar sobre ellos ningún tipo
de productos químicos, que hacen daño al medio
ambiente y a
los seres humanos, ocasionando graves y definitivos perjuicios al
hábitat natural cuyo efecto es incorregible y costosísimo, restando recursos a los planes
y programas propios para la agricultura.
El Plan Colombia destinado exclusivamente a la agricultura seria
la real reforma
agraria de que todos los gobiernos han planeado sin éxito:
asignación de tierras expropiadas al campesinado, apoyos
técnico y económico, abastecimientos de las
canastas familiares, excedentes para exportación, empleos suficientes y para
todas las áreas de la economía, partiendo de una
reactivación de la agroindustria.
La economía nacional se basaría en la agricultura,
de donde provendrán más alternativas de industrias y
comercio
basados en aquella. Sería regresar a nuestra
vocación de país agrícola donde el
campesinado se siente a gusto, se proteja a la madre naturaleza como
proveedora de todos los alimentos y
recursos.
En una economía mundial donde cada vez escasean mas los
alimentos, tendríamos la oportunidad de ser grandes
proveedores de
los mercados
internacionales, seriamos fuertes y competentes con lo que la
naturaleza nos
ofrece, que esta a nuestra mano y que siempre hemos hecho. Es la
gran oportunidad de rediseñar nuestra economía
basada en la agricultura, y con el aporte seguro de todo el
mundo. Pasaríamos de una pretendida economía
industrial, a la cual poco accedemos por falta de inversión y de alta tecnología, a una
economía natural a nosotros de donde obtendríamos
grandes recursos que se pueden enfocar a otras actividades
industriales y de tecnologías de punta.
En pleno siglo xxi tenemos la oportunidad de ser uno de
los mayores proveedores
agrícolas del mundo, obteniendo recursos económicos
para reinvertir en la base del Estado y realizar la verdadera
reforma política y social que necesitamos.
La anhelada reforma
agraria es posible mediante la correcta destinación de
los recursos del Plan Colombia, además es una de las
formas de frenar el conflicto armado en los pueblos, al demandar
mano de obra, con salarios justos,
que a la vez, reactive el ciclo económico:
producción de mercados de
bienes y
servicios.
Todo su desarrollo y ejecución, previamente planificado y
probado, da altas posibilidades de ser la solución al
conflicto armado y político que vivimos. Durante su avance
deben de hacerse los correctivos necesarios, no puede ser un plan
rígido ni estático, debe estar sujeto a cambios a
medida que vaya arrojando resultados. Se pueden probar
alternativas y programas implantados en otros países,
ajustados a nuestros realidad y cultura.
El presidente en sus exposiciones ha dicho que la
destinación de los fondos obtenidos del Plan Colombia
tienen un carácter
preferentemente social. El apoyo al sector agrícola le ha
merecido mayor importancia y por ello ha planeado conjuntamente
con la guerrilla una reforma estructural de la agricultura
mediante la recuperación de la tierra, el
intercambio de cultivos ilícitos por cultivos tecnificados
que obtengan competitividad
en el mercado
internacional, acuerdos de intercambio comercial, la
solución negociada del conflicto armado, garantizar la
vida de los agricultores y proteger, estimular y subsidiar el
sector agrícola.
4. Un panorama negativo para
la agricultura colombiana.
La fumigación indiscriminada prevista,
generará una nueva dinámica de traslado de los cultivos
ilícitos y de la producción de materia prima.
Con ello se intervendrá más bosque natural, se
incrementará la
contaminación de fuentes de
agua
extendiendo los impactos ambientales por la instalación,
cosecha y procesamiento de la hoja de coca. De este modo se
modificará el mapa de los cultivos ilícitos de
grandes concentraciones a pequeños feudos selva adentro,
los cuales se constituirán – una vez normalizados los
circuitos de
comercialización – en puntos de llegada de
los emigrantes forzosos en búsqueda de subsistencia
económica. Generará procesos de
desplazamiento forzoso que afectarán las débiles
estructuras
sociales existentes en las zonas de colonización,
afectando gravemente el fortalecimiento del actor más
importante en la puesta en marcha de los programas de desarrollo
alternativo. Incrementará el índice de desempleo
por el desplazamiento de la economía informal que gira
alrededor del comercio de la pasta de coca y que en algunos
lugares donde se ha fumigado ha alcanzado a significar hasta un
80% de la población desplazada.
Así mismo, continuará destruyendo la
economía legal de las zonas de colonización, la
cual es hasta ahora insostenible sin la ayuda de la coca dado el
bajo potencial productivo, el débil apoyo gubernamental y
el mismo desestímulo provocado por la irracionalidad en la
fumigación de cultivos ilícitos llegándose a
fumigar escuelas, viviendas y fuentes de
agua, entre
otros. Profundizará la polarización social en
contra del Estado, dada la ineficiencia de este para reconocer,
proteger y fortalecer a la población civil involucrada en
la economía ilegal, lo cual facilitará el
afianzamiento y legitimación de la guerrilla en el sur de
Colombia. Todo este costo sin que
consiga, como se ha demostrado en el caso colombiano, efectividad
real en la disminución de áreas de marihuana,
coca o amapola. Las recientes cifras mostradas por la CIA de
120.000 hectáreas de coca son un argumento contundente
para evidenciar que el país que más ha fumigado en
el mundo es el país que muestra
más tendencia al crecimiento de los cultivos
ilícitos. Desafortunadamente en la actualidad los
resultados de la política de fumigación son
contundentes y desalentadores. Entre 1986 y 1999 el área
sembrada en coca en los países andinos paso de 240.800 a
183.000 hectáreas, o sea, se redujo en 57.800
hectáreas. Para los mismos años, el área
cultivada en Colombia paso de 24.200 a 122.500 hectáreas
lo que significo un aumento considerable. Mientras tanto la
fumigación crecía aun más
rápido.
Evolución de los cultivos ilícitos de coca
1985-1998
Años | No. De Hectáreas |
1985 | 19.513 |
1998 | 101.800 |
Fuente: Policía
Antinarcóticos y Departamento de Estado E.U.
En efecto, se gastaron como mínimo U. S.
$316'028.000 desde 1986 para tener un área que se
incrementó en un 421.7% a 1998, justo en el lapso de
ejecución de esa suma en los programas de
sustitución de cultivos. De este modo el desarrollo
alternativo junto con las fumigaciones aéreas que
constituyen las dos acciones
más importantes de la política de reducción
de la oferta
dirigidas contra la producción, presentan
simultáneamente la más contundente bancarrota.
La implementación del Plan Colombia genera necesariamente
una reforma en la agricultura, pero es una reforma a la
colombiana, financiada y vigilada por otros países, cuyo
alcance no logramos percibir por el momento: ¿Seremos
despensas agrícolas de ellos y a qué precio?
¿Ellos tendrían sus fincas en nuestros territorios?
o ¿Estaríamos hipotecando una vez más al
país?.
El Plan Colombia apunta a la rehabilitación e
inversión principalmente en zonas afectadas
por la violencia, cultivos ilícitos o de conflictos
ambientales, sobre la base de una articulación de las
comunidades y del Estado. Formalmente, es una oportunidad de
desarrollo para la agricultura porque prevé la
sustitución de cultivos ilícitos, el desarrollo
alternativo y una fuerte inversión como política
para hacerle frente al problema económico y social que
viven los campesinos y para contrarrestar uno de los principales
negocios de
financiamiento
de los grupos al margen de la ley (Guerrilla y
Paramilitares). Sin embargo, las propuestas del Plan Colombia
para la agricultura colombiana se convierten en más de lo
mismo: más endeudamiento, más
militarización, más daño al medio ambiente
mediante más erradicación forzosa de cultivos,
más violaciones a los derechos humanos, más
injerencia norteamericana, más conflicto a nombre de la
paz, la prosperidad y el fortalecimiento del Estado, y más
corrupción
con la
administración y destinación de los fondos
obtenidos: condicionamientos económicos y
políticos, desvío de recursos, serruchos,
comisiones, clientelismo, etc. Todo esto lo vaticina la
situación actual, que solo da evidencia de la falta de
compromiso de los actores del conflicto y los problemas de
transparencia que se suscitan del gobierno.
Además siendo los campesinos los principales destinatarios
de todas las políticas gubernamentales no tienen
representación ni vinculación directa en las
decisiones convirtiendo la implementación del Plan
Colombia en un mecanismo impositivo que no pondera las
consecuencias negativas que pueden desatarse sobre la
población campesina y la economía
nacional.
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http://www.rebelion.org/plancolombia/tared211200.htm.
Resumen.
El Plan Colombia surge como una necesidad del Estado colombiano
de hacerle frente a los grupos insurgentes y así mismo
recuperar la economía nacional. La implementación
del Plan Colombia producirá unas consecuencias muy serias
para la agricultura colombiana, tanto positivas como negativas.
Desde la perspectiva formal del gobierno el alcance promete la
posibilidad del desarrollo alternativo para el sector, sustentado
en la erradicación y sustitución de cultivos
ilícitos y una consecuente reforma agraria en aras de
posibilitar su progreso mediante financiación,
tecnificación y exportación. Otro sector más
realista prevé que la inversión del Plan
tendrá efectos nefastos para los campesinos y para el
sector en general porque involucra violencia, corrupción,
intervensionismo y afectación ambiental. Un
análisis objetivo y
detenido de la estructura del Plan Colombia y las estadísticas referentes a los cultivos
ilícitos nos permiten vaticinar un efecto desastroso en el
sector según la estructura y la dinámica que maneja el Plan actualmente
porque no resuelve efectivamente las necesidades del sector, que
están representadas en la solución del conflicto
armado y en la recuperación de su
economía.
Autor:
Pablo Agudelo Pulgarín.