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CANCER DE PRÓSTATA




Enviado por yeniseyubieda



     

    Indice
    1.
    Anatomía

    2. Datos
    Epidemiológicos

    3. Factores De Riesgo
    4. Manifestaciones
    Clínicas

    5. Diseminación
    Metástasica

    6.
    Bibliografía

    1.
    Anatomía

    La glándula prostática tiene más o
    menos el tamaño de una nuez (altura:30mm, ancho:40mm,
    espesor:20mm), pesa entre 20-25 g, su coloración es
    blanquecina y su consistencia bastante firme. Se encuentra
    ubicada delante del recto, detrás de la sínfisis
    pubiana, por encima del piso perineal y debajo de la vejiga.
    Rodea la porción posterior de la uretra, conducto que
    transporta la orina y el semen hacia el exterior y produce
    líquido prostático rico en fibrinolisina que
    favorece la lisis del eyaculado.

    Localización de la próstata
    Fuente: The Prostate Centre, 2001.

    2. Datos
    Epidemiológicos

    El cáncer de próstata es el primer tumor
    en frecuencia que sufre la población masculina. En E.E.U.U., ocupa el
    segundo lugar en frecuencia como causa de muerte en el
    varón. La Sociedad
    Americana del Cáncer estima que habrá alrededor de
    198.100 nuevos casos de cáncer de la próstata en
    este país en el año 2001 y alrededor de 31.500
    hombres morirán de esta enfermedad.
    En Venezuela
    el
    cáncer de próstata ocupa el tercer lugar como
    causa de muerte en el
    varón y es más frecuente en varones de 70
    años. La mortalidad es de 2.1 x 1000 hombres.
    La mayoría de los estudios epidemiológicos sugieren
    que la incidencia del cáncer de próstata se ha
    incrementado a lo largo de los años, pero esto puede
    deberse en parte al perfeccionamiento de la detección y
    comunicación de los casos de cáncer
    de próstata. El 92% de los hombres con diagnóstico de cáncer de
    próstata sobreviven al menos 5 años, y el 67%
    sobreviven al menos 10 años.

    3. Factores De
    Riesgo

    Edad: La probabilidad de
    tener cáncer de la próstata aumenta
    rápidamente después de los 50 años de edad.
    Más del 80% de todos los casos de cáncer de la
    próstata se diagnostican en hombres mayores de 65
    años.
    Raza: El cáncer
    de la próstata es casi dos veces más común
    entre los hombres de la raza negra que entre los blancos.
    Nacionalidad: La frecuencia de cáncer de próstata
    es alto en países norteamericanos y europeos, intermedio
    en países sudamericanos y bajo en países
    orientales.
    Dieta: Los resultados de la mayoría de los estudios
    sugieren que los hombres que ingieren mucha grasa en su dieta
    tienen mayor probabilidad de
    desarrollar cáncer de la próstata. Investigaciones
    recientes sugieren también que una dieta con alto
    contenido de calcio y bajo de fructosa (azúcar
    de las frutas) aumenta el riesgo de
    cáncer de la próstata. Los licopenos, que se
    encuentran en niveles especialmente altos en algunas frutas y
    vegetales (tales como los tomates cocidos o crudos, la toronja y
    la sandía) parecen disminuir también el riesgo de
    cáncer de la próstata, tal como lo hace el
    selenio.
    Factores hereditarios: El cáncer de la próstata
    parece ser común en algunas familias, lo que sugiere un
    factor hereditario o genético. Tener un padre o un hermano
    con cáncer de la próstata duplica el riesgo de un
    hombre de
    desarrollar esta enfermedad. El riesgo es aún mayor en los
    hombres con varios familiares afectados, en particular si esos
    familiares eran jóvenes en el momento del diagnóstico.
    Factores Hormonales: El andrógeno activo que actua como
    factor intermediario del crecimiento prostático es la
    dihidrotetosterona,y en el varón los niveles de estradiol
    aumentan con la edad, actuando estos de forma sinérgica
    para inducir el crecimiento protático.

    4. Manifestaciones
    Clínicas

    Los síntomas del cáncer de próstata
    son:
    Síntomas obstructivos: goteo postmiccional, esfuerzo,
    chorro urinario con poca fuerza o
    calibre.
    Síntomas irritativos: polaquiuria, urgencia, tenesmo,
    tensión suprapúbica, disuria.
    Síntomas sexuales: disminución de la función
    erectil, eyaculaciones dolorosas, molestias en la
    erección, poca satisfacción, eyaculaciones
    sanguinolentas.
    Hematuria: al comienzo terminal (final de la micción).
    Síntomas generales: cansancio, anorexia,
    caquexia, pérdida de peso.
    Síntomas referidos a la enfermedad diseminada,
    principalmente óseos: dolor, fracturas
    espontáneas.
    Su diseminación ocurre por la vía linfática
    a huesos planos,
    por vía hematógena y por continuidad a
    vesículas seminales, vejiga, uretra, ganglios pelvianos,
    sigmoides-recto.
    El cáncer de próstata sigue un curso natural
    extraordinariamente variable e impredecible; en algunos varones,
    la enfermedad evoluciona con gran lentitud y su estado
    clínico es satisfactorio durante 10 años sin
    tratamiento. En otros, en trastorno muestra
    diseminación metastásica rápida que culmina
    en la muerte
    temprana. Hoy en día se considera que si el hombre
    viviera 100 años el 90% tendría cáncer de
    próstata.
    Exámen físico: el paciente puede presentar
    linfadenopatias, signos de uremia e insuficiencia cardiaca
    congestiva, o retención urinaria con distensión
    vesical. Con mayor frecuencia, las alteraciones físicas se
    limitan a la próstata. En el examen rectal, la
    glándula se siente más dura de lo normal o
    hiperplásica, y a veces se han perdido sus límites
    normales. Hasta 50% de las regiones induradas ubicadas dentro de
    la próstata son malignas, y el resto se deben a
    cálculos prostáticos, con inflamación,
    infarto de la próstata o cambio
    postquirúrgico en un paciente que se sometió
    previamente a una prostatectomía parcial por hiperplasia
    prostática benigna. Si se descubre una induración
    que sugiere carcinoma, es necesario establecer si su naturaleza es
    focal o difusa y si parece extenderse más allá del
    borde de la próstata.

    Diagnóstico
    La ciencia
    médica hace uso de varios métodos
    para detectar la presencia del cáncer de la
    próstata.
    Exámen Digital Rectal: o tacto rectal, es el método
    más usado y sirve para evaluar el tamaño, la forma,
    y la consistencia de la
    próstata, así como la presencia de nódulos o
    áreas induradas. Este procedimiento es
    muy rápido y causa muy pocas molestias al paciente.
    Antígeno Prostático Específico (APE): Otro
    procedimiento
    común, a menudo utilizado antes del examen digital rectal,
    es el APE, es el método de
    detección más moderno, creado para ser empleado en
    el diagnóstico de cáncer de la próstata.
    El APE es una enzima serina – proteasa perteneciente a
    la familia de
    las kalikreínas que fue descubierta por Wans en el
    año 1978. Es una proteína específica del
    tejido prostático y se lo encuentra en el plasma seminal,
    en el suero y en el tejido epitelial de la próstata. El
    nivel sérico normal es menor de 4 ng/ml.
    A pesar de que en la mayoría de los cánceres se
    encuentra elevado, también se observan niveles anormales
    en condiciones no cancerosas de la próstata (la
    manipulación prostática significativa -masaje
    prostático, prostatectomía transuretral,
    cistoscopia, y biopsia prostática- prostatitis aguda,
    retención urinaria, infarto prostático y la
    hiperplasia prostática benigna). Esto se debe a la rotura
    de la membrana basal, que es la barrera natural de
    contención que, en condiciones normales, previene la fuga
    de APE al torrente sanguíneo. Los niveles séricos
    de APE también varían con la edad del paciente y el
    volumen de la
    próstata.
    Diversos estudios reportan que el APE posee una aceptable
    sensibilidad pero no demuestra una gran especificidad, por lo
    cual se han ideado variables del
    mismo para mejorar su capacidad de detección y de esta
    manera predecir el número de biopsias por falsos
    positivos.

    Los métodos
    que se han propuesto son:
    Velocidad de
    APE (APEV): se define como la variabilidad (el aumento) de APE
    sérico con el tiempo entre dos
    dosages consecutivos y se dice que para predecir cáncer,
    el período de observación debe ser prolongado y el
    incremento de APE debe ser de más de 1 ng/ml por
    año de observación. El APEV es muy útil en
    períodos largos de observación.
    Densidad de
    APE (APED): es el cociente de la división del valor de la
    concentración de APE sérico por el volumen de la
    próstata determinado por ecografía transrectal
    (APED=APE/Volumen de la próstata). El principio del uso de
    APED se basa en que se producen 0,3 ng/ml por gramo de tejido
    prostático normal o hiperplásico, por consiguiente,
    el nivel sérico de APE depende en gran parte del volumen
    de la próstata. Sin embargo, el APED no es recomendable
    como método primario para la selección
    de pacientes para biopsia prostática debido a que los
    resultados publicados son dispares.
    APE edad específico: este concepto se basa
    en que el APE sérico aumenta en relación a la edad
    de la población examinada. El APE edad
    específico mejora el factor positivo de predicción,
    pero se pierden de diagnosticar hombres con cánceres a los
    que se les puede ofrecer terapia curativa local. Por
    consiguiente, aún se recomienda el nivel de APE
    sérico de 4 ng/ml.
    Formas del APE: el APE sérico se le encuentra en tres
    formas moleculares: APE libre, APE conjugado con
    alfa-1-antiquimotripsina, y APE conjugado con
    alfa-2-macroglobulina. De ellas, solamente el APE libre y el
    complejo APE: alfa-1- antiquimotripsina pueden ser cuantificados
    con inmunoensayos actualmente disponibles para APE, y estas dos
    formas representan el denominado APE total en plasma o
    suero.

    Antígeno prostático
    específico

    Fuente: The Prostate Centre,
    2001.

    Los resultados iniciales sugieren que la
    proporción de APE que forma complejos con
    alfa-1-antiquimotripsina es significativamente mayor en el
    cáncer de próstata que en la hiperplasia
    protática benigna; en esta última, aunque
    también la proporción de APE conjugado es
    mayoritaria, existe más APE libre que en el cáncer,
    por lo que el porcentaje de APE libre es el mejor y más
    prometedor de todos los métodos propuestos para mejorar el
    factor positivo de predicción y seleccionar a los hombres
    que necesitan biopsia de próstata.
    Ultrasonido Prostático Transrectal: Otro método de
    detección del cáncer de la próstata es la
    técnica del Ultrasonido prostático transrectal, la
    cual refleja ondas sonoras al
    chocar contra los tejidos de
    diferente densidad de la
    próstata. Las ondas de sonido resultante
    de la reflexión se transforman en el caso de cáncer
    prostático en imágenes
    hipoecoicas y anecoicas.
    Punción/Biopsia de próstata: La única manera
    de determinar si una masa sospechosa es cáncer de
    próstata es examinar microscópicamente una muestra del
    tejido tomado del área. Esta muestra puede ser
    extraída por una aguja colocada directamente en la
    próstata a través del recto o del perineo (el
    espacio entre el escroto y el ano). Este procedimiento se llama
    una punción-aspiración de aguja fina (PAAF) o una
    biopsia por aguja. También puede obtenerse una biopsia
    mediante una operación.
    En conclusión: con la determinación de APE, el
    tacto rectal y el eco prostático transrectal para tomar la
    biopsia respectiva se hace el diagnóstico definitivo de
    cáncer prostático.
    También los estudios de imagenología ayudan en el
    diagnóstico. Tales son:
    La Urografía de eliminación para evaluar el tracto
    urinario alto
    La Uretrografía retrograda que muestra una imagen en cordel
    de rígidez de la uretra posterior
    El Eco abdomino-pélvico para evaluar órganos
    abdominales
    La Tomografía axial computarizada (TAC)
    abdomino-pélvico para establecer el estadiaje
    La Gammagrafía ósea para determinar imágenes
    osteolíticas y osteoblásticas compatibles con
    molestias óseas

    Clasificación anatomo-patológica de los
    tumores malignos

    Tumores epiteliales
    Adenocarcinoma acinar:

    • muy bien diferenciado
    • bien diferenciado
    • moderadamente diferenciado: papilar
      cribiforme

    – pobremente diferenciado

    • muy pobremente diferenciado
    • anaplasico o indiferenciado

    Adenocarcinoma ductal:

    • in situ o microinvasivo
    • invasivos: transicional escamoso endometroide
      mixto

    Carcinoma de células
    pequeñas
    Carcinoma mucinoso
    Tumores no epiteliales

    • Sarcomas
    • Melanomas

    En el examen microscópico la mayor parte de los
    tumores son adenocarcinomas con patrones glandulares bien
    definidos. Es típico que los acinos neoplásicos
    adopten formas irregulares y que se distribuyan al azar en el
    estroma. El citoplasma de las células
    tumorales no muestra características distintivas y suele ser
    pálido u oscuro con marcada eosinofilia. Los
    núcleos son grandes vacuolados y contienen uno o
    más nucleolos grandes.

    5. Diseminación
    Metástasica

    El cáncer prostático puede estar
    localizado en la próstata, avanzado localmente (enfermedad
    diseminada, pero no ha sitios distantes), o puede ocurrir una
    extensión a distancia (metástasis). Cuando se
    disemina lo hace a través de:

    1. Infiltración local, hacia los tejidos que se
      encuentran alrededor de la próstata, es frecuente la
      afectación de las vesículas seminales y la base
      de la vejiga urinaria, que causa
      obstrucción.
    2. A través de los ganglios linfáticos,
      hacia los linfáticos regionales en la pelvis; los
      obturadores y después los perivesicales,
      hipogástricos, ilíacos, presacos y
      paaórticos. La propagación por esta vía es
      frecuente y suele preceder a las metástasis
      óseas.
    3. Mediante la sangre,
      afectando principalmente los huesos sobre
      todo a las vértebras, estas pueden ser
      osteolíticas pero son más frecuentes las
      osteoblásticas y el hallazgo de las mismas en un
      varón deben hacer pensar siempre en cáncer de
      próstata. En orden descendente de frecuencia los huesos
      más afectados son: la columna lumbar, la parte proximal
      del fémur, la pelvis , la columna dorsal y las
      costillas.

    Se han observado, raramente, metástasis hacia
    hígado y pulmón.

    Tratamiento
    Cirugía. La prostatectomía radical de Walsh es la
    forma más eficaz de curar el cáncer
    prostático confinado. En dicha técnica, se extirpan
    toda la próstata y ambas vesículas seminales, por
    vía alta. La tasa global decenal de cura actuarial
    definida por APE sérico indetectable, es de 70%
    después de la prostatectomía radical, y aumenta a
    más de 85% en varones con la enfermedad en estadios
    clínicos A1-B1. Las complicaciones principales de la
    prostatectomía radical son incontinencia urinaria y la
    impotencia. Sin embargo, adelantos recientes en la técnica
    quirúrgica han aminorado el riesgo de incontinencia
    notable a menos de 5%, y han permitido conservar la función
    sexual en la mayoría de varones en quienes se realiza
    dicha técnica.
    La RTU de próstata está indicada en aquellos
    tumores avanzados donde se necesita mejorar la calidad de
    vida.
    Radiación.
    Se usan dos tipos principales de radioterapia: radiación
    por rayos externos y la braquiterapia o terapia de
    radiación interna que utiliza semillas radiactivas
    intersticiales que se implantan quirúrgicamente en la
    próstata. Aunque aún no hay acuerdo general al
    respecto, parece ser más apropiada la radioterapia en
    pacientes con enfermedad delimitada que no desean someterse a
    prostatectomía radical o que no son aptos para
    cirugía por la edad (mayor de 70 años) y su
    estado de
    salud. La
    radioterapia también es el tratamiento de elección
    en pacientes con enfermedad clínica en estadio C que se ha
    extendido más allá de los bordes de la
    próstata y, en consecuencia, no puede curarse con
    cirugía.
    Terapia hormonal. Es la clave del tratamiento de pacientes con
    enfermedad en diferentes estadios, tiene como fin suprimir los
    andrógenos circulantes y, con ello, producir la
    regresión de lesiones primarias y metastáticas. La
    ablación hormonal se logra mediante castración
    médica o quirúrgica. Históricamente, para
    lograr la primera se utilizaba dietiletilbestrol, pero este
    método ha sido abandonado casi por completo, por la
    aparición de ginecomastia y complicaciones
    cardiovasculares.
    La castración médica en la actualidad se logra con
    agonistas de la hormona liberadora de hormona luteinizante
    (LHRH), que inhiben la testosterona, ya sean solos o en
    combinación con antiandrógenos que bloquean la
    acción androgénica en la próstata misma.
    Dichos agentes tienen la misma eficacia que las
    hormonas
    corrientes (estrógenos) o la orquiectomía, y la
    adición de un antiandrógeno agrega algunos meses a
    la supervivencia. La recidiva después de hormonoterapia se
    debe a la proliferación incesante de células
    insensibles a la hormona, y nuevos esfuerzos por disminuir las
    concentraciones séricas de testosterona producirán
    escasa o nula paliación adicional.
    Quimioterapia. Se usa para pacientes cuyo cáncer de la
    próstata se ha propagado fuera de la glándula
    prostática y en quienes ha fallado la terapia hormonal. No
    se espera destruir todas las células cancerosas, pero
    puede hacer más lento el crecimiento del tumor y reducir
    el dolor. La quimioterapia no se recomienda como tratamiento para
    hombres con cáncer de la próstata en las primeras
    etapas.
    Un objetivo
    importante para el futuro es desarrollar nuevas formas de
    tratamiento que sean eficaces contra la población de
    células resistentes a hormonas. El
    descubrimiento de estos fármacos representará un
    adelanto importante en la terapéutica de esta
    enfermedad.
    Actualmente en Europa y en
    E.E.U.U. se está utilizando la terapia genética
    para tratar estos cánceres.

    6.
    Bibliografía

    Blanco, Pilar, 1996. Cancer de
    Próstata. Guía de la Universidad de
    Carabobo Núcleo Aragua.
    Cotran R., Kumar V., Robbins S. (1995). Robbins. Patología
    Estructural y Funcional.(5ta Edición). España: Mc
    Graw Hill – Interamericana.
    Isselbacher, K., Braunwald, E, Wilson, J. (1994). Principios de
    Medicina
    Interna.
    13ª Edición). España: Mc
    Graw Hill – Interamericana.
    Medline Plus.2001. The Prostate Cancer; [on line]
    Disponible en http://medlineplus.adam.com/ency/article/000380.htm

    Tanago, E. ; McAninch, J. .1997. Urología General de
    Smith. México.
    Editorial el Manual
    Moderno.

     

     

     

     

    Autor:

    Dra. Yenisey C. Ubieda W.

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