Monografias.com > Arte y Cultura
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

El arte de ?concepto? y los aspectos conceptuales




Enviado por elvuelo



    Indice:
    Definición
    Fragmento de La historia del arte
    Determinación de
    términos

    El <<conceptual>>
    Lingüístico y Tautológico

    La vertiente empírico medial.
    Más allá de las
    tautologías y etiquetas

    Conclusión

    Definición:

    Actividad que requiere un aprendizaje y
    puede limitarse a una simple habilidad técnica o ampliarse
    hasta el punto de englobar la expresión de una
    visión particular del mundo. El término arte, deriva del
    latín <<ars>>, que significa habilidad
    y hace referencia a la realización de acciones que
    requieren una especialización.

    Sin embargo, en un sentido más amplio, el
    concepto hace
    referencia tanto a la habilidad técnica como al talento
    creativo en un contexto musical, literario, visual o de puesta en
    escena. El arte procura a la persona o
    personas que lo practican y a quienes lo observan una experiencia
    que puede ser de orden estético, emocional, intelectual o
    bien combinar todas esas cualidades.

    En este fragmento de la introducción de la célebre historia del
    arte de E. H. Gombrich se analiza, con un estilo ameno, la
    relación entre el arte, los artistas y el
    espectador.

    La traducción de esta edición es de Rafael
    Santos Torroella.

     

    Fragmento de
    La historia del
    arte
    .

    Introducción.

    No existe, realmente, el Arte. Tan sólo hay
    artistas. Estos eran en otros tiempos hombres que cogían
    tierra
    coloreada y dibujaban toscamente las formas de un bisonte sobre
    las paredes de una cueva; hoy, compran sus colores y trazan
    carteles para las estaciones del metro. Entre unos y otros, han
    hecho muchas cosas los artistas. No hay ningún mal en
    llamar arte a todas estas actividades, mientras tengamos en
    cuenta que tal palabra puede significar muchas cosas distintas,
    en épocas y lugares diversos, y mientras advirtamos que el
    Arte, escrita la palabra con A mayúscula, no existe, pues
    el Arte con A mayúscula tiene por esencia que ser un
    fantasma y un ídolo. Podéis abrumar a un artista
    diciéndole que lo que acaba de realizar acaso sea muy
    bueno a su manera, sólo que no es Arte. Y podéis
    llenar de confusión a alguien que atesore cuadros,
    asegurándole que lo que le gustó en ellos no fue
    precisamente Arte, sino algo distinto.

    En verdad, no creo que haya ningún motivo
    ilícito entre los que puedan hacer que guste una escultura
    o un cuadro. A alguien le puede complacer un paisaje porque lo
    asocia a la imagen de su
    casa, o un retrato porque le recuerda a un amigo. No hay
    perjuicio en ello. Todos nosotros, cuando vemos un cuadro, nos
    ponemos a recordar mil cosas que influyen sobre nuestros gustos y
    aversiones. En tanto que esos recuerdos nos ayuden a gozar de lo
    que vemos, no tenemos por qué preocuparnos.
    Únicamente cuando un molesto recuerdo nos obsesiona,
    cuando instintivamente nos apartamos de una espléndida
    representación de un paisaje alpino porque aborrecemos el
    deporte de
    escalar, es cuando debemos sondearnos para hallar el motivo de
    nuestra repugnancia, que nos priva de un placer que, de otro
    modo, habríamos experimentado. Hay causas
    equivocadas de que no nos guste una obra de arte.

    A mucha gente le gusta ver en los cuadros lo que
    también le gustaría ver en la realidad. Se trata de
    una preferencia perfectamente comprensible. A todos nos atrae lo
    bello en la naturaleza y
    agradecemos a los artistas que lo recojan en sus obras. Esos
    mismos artistas no nos censurarían por nuestros gustos.
    Cuando el gran artista flamenco Rubens dibujó a su hijo,
    estaba orgulloso de sus agradables facciones y deseaba que
    también nosotros admiráramos al pequeño.
    Pero esta inclinación a los temas bonitos y atractivos
    puede convertirse en nociva si nos conduce a rechazar obras que
    representan asuntos menos agradables. El gran pintor
    alemán Alberto Durero seguramente dibujó a su madre
    con tanta devoción y cariño como Rubens a su hijo.
    Su verista estudio de la vejez y la
    decrepitud puede producirnos tan viva impresión que nos
    haga apartar los ojos de él, y sin embargo, si
    reaccionamos contra esta primera aversión, quedaremos
    recompensados con creces, pues el dibujo de
    Durero, en su tremenda sinceridad, es una gran obra. En efecto,
    de pronto descubrimos que la hermosura de un cuadro no reside
    realmente en la belleza de su tema.

    La confusión proviene de que varían mucho
    los gustos y criterios acerca de la belleza.

    Y lo mismo que decimos de la belleza hay que decir de la
    expresión. En efecto, a menudo es la expresión de
    un personaje en el cuadro lo que hace que éste nos guste o
    nos disguste. Algunas personas se sienten atraídas por una
    expresión cuando pueden comprenderla con facilidad y, por
    ello, les emociona profundamente. Cuando el pintor italiano del
    siglo XVII Guido Reni pintó al cabeza del Cristo en la
    cruz, se propuso, sin duda, que el contemplador encontrase en
    este rostro la agonía y toda la exaltación de la
    pasión. En los siglos posteriores, muchos seres humanos
    han sacado fuerzas y consuelo de una representación
    semejante del Cristo. El sentimiento que expresa es tan intenso y
    evidente que pueden hallarse reproducciones de esta obra en
    sencillas iglesias y apartados lugares donde la gente no tiene
    idea alguna acerca del Arte. Pero aunque esta intensa
    expresión sentimental nos impresione, no por ello
    deberemos desdeñar obras cuya expresión acaso no
    resulte tan fácil de comprender. El pintor ittaliano del
    medievo que pintó la crucifixión, seguramente
    sintió la pasión con tanta sinceridad como Guido
    Reni, pero para comprender su modo de sentir, tenemos que conocer
    primeramente su procedimiento.
    Cuando llegamos a comprender estos diferentes lenguajes, podemos
    hasta preferir obras de arte cuya expresión es menos
    notoria que la de la obra de Guido Reni. Del mismo modo que hay
    quien prefiere a las personas que emplean ademanes y palabras
    breves, en los que queda algo siempre por adivinar,
    también hay quien se apasiona por cuadros o esculturas en
    los que queda algo por descubrir.

    En los períodos más primitivos, cuando los
    artistas no eran tan hábiles en representar rostros y
    actitudes
    humanas como lo son ahora, lo que con frecuencia resulta
    más impresionante es ver cómo, a pesar de todo, se
    esfuerzan en plasmar los sentimientos que quieren
    transmitir.

    Fuente: Gombrich, Ernst Hans. La historia del
    arte
    . Madrid. Editorial Debate,
    1997.

     

    Ahora analizaremos pues, el arte de "concepto" y los
    aspectos conceptuales

    Tras los abusos recientes de términos como arte
    de "concepto", conceptual, arte como "idea", etc., resulta
    bastante arriesgado seguir recurriendo a los mismos. Su
    aplicación indiscriminada puede dar lugar a numerosas
    confusiones.

    Pero dejando a un lado los snobismos y las cargas
    semánticas inevitables de la moda y, sobre
    todo, abandonando las pretensiones maximalistas de toda tendencia
    declarada y convertida en "vanguardismo",
    es posible seguir utilizando estos términos. Por otro
    lado, la mayor información y conocimiento
    de estas diversas experiencias permite determinar algunos
    aspectos, en especial desde dentro de nuestras
    fronteras.

    1. 1. Las diversas acepciones y prácticas del
      "conceptual" han supuesto un desplazamiento del objeto
      (tradicional y objetual) hacia la idea o, por lo menos, hacia
      la concepción. Esto implica una atención a la teoría y un desentendimiento de la obra
      como objeto físico, aunque ya veremos cuál es
      el significado de su carácter antiobjetual. Importan
      más los procesos
      formativos, de constitución, que la obra terminada y
      realizada. El arte conceptual es la culminación de la
      estética procesual. Desde que la
      práctica artística abandonó el principio
      mimético de constitución a favor del
      sintáctico formal, se interesa por la reflexión
      sobre la propia naturaleza del arte.

      Es notoria, a través de todo el siglo XX, la
      tendencia al autoconocimiento, los intentos de legitimar
      conceptualmente las diferentes prácticas. Una nota
      común ha sido el proceso de
      autoconciencia de la propia naturaleza y funcionalidad
      significativa, la atención al proceso de
      constitución más que a lo constituido, el
      análisis de los diferentes elementos
      sintácticos. El arte contemporáneo, en general,
      podría llegar a definirse como un arte de
      reflexión sobre sus propios datos.

      Cada tendencia ha intentado explorar una parcela
      peculiar, una definición de los datos formales,
      específicos de cada género.

      El arte conceptual ha tenido, en primer lugar, su
      estímulo en las tendencias constructivas que
      progresivamente abandonaron el objeto o se centraron en la
      constitución estructural del mismo. El principio de la
      pura instrumentalidad del objeto era formulado ya en el arte
      concreto
      desde Mondrian, Malewitsch, el elementalismo, M. Hill,
      etc.

      Desde una perspectiva más decisiva en la
      actualidad, el propio M. Duchamp considera el
      arte no tanto una cuestión de morfología como de función, no tanto de apariencia como de
      operación mental. La máxima
      objetualización en Duchamp inaugura al mismo
      tiempo la
      desmaterialización y conceptualización, la
      declaración de los objetos en arte a través de
      la operación del <<ready-made>>, como ha
      insistido el propio Kosuth.

      Por su parte, Molí Nagy, en los años
      treinta, ordenaba telefónicamente la
      realización de una serie de obras.

      Sin embargo, la realización más
      directa ha sido con la <<abstracción
      cromática>>, la nueva abstracción y el
      minimalismo.

      Desde Klein, Manzoni en Europa, y
      sobre todo, desde Ad Reinhardt se instaura el
      lenguaje proposicional del arte, se afianza la
      teoría textual, es decir, el análisis de los
      signos lingüísticos establecidos como arte.
      Posteriormente, minimalistas como André, Judd, Dan
      Flavin, etc., desmitificaban progresivamente el objeto a
      favor del concepto.

      Ya, en el año 1967 (Sol Lewitt),
      escribía "En el arte conceptual la idea o concepto es
      el aspecto más importante de la obra".

      Cuando el artista se vale de una forma de arte
      conceptual, significa que todo el proyecto y
      las decisiones se establecen primero y la ejecución es
      un hecho mecánico. La idea se convierte en una
      máquina que produce arte. La herencia
      más directa del minimalismo y de la nueva
      abstracción es la autorreflexión inmanente del
      arte.

      J. Kosuth, la figura más definida del
      conceptualismo lingüístico, remite con frecuencia
      a los escritos de Judd, Sol Lewitt, etc., así como Art
      & Language lo hace a la obra de Ad. Reinhardt.

      Las exposiciones más sobresalientes han sido:
      Conception, de Leverkusen, 1969; <<Conceptual art,
      conceptual aspects>>, del Cultural Center de Nueva
      Cork; cuando las actitudes devieforma, Berna, ambas de 1969;
      la muestra de
      CAYC de Buenos Aires
      2.972.453, 1970, y Arte de sistemas,
      realizado por el mismo centro en 1971.

      2. Determinaciones. La complejidad de
      manifestaciones, llamadas >>conceptuales>>, se
      determinan más por los presupuestos comunes y por lo que no son que
      por una definición exacta de lo que
      afirman.

      Diversas aportaciones interdisciplinarias nos ayudan
      a esclarecer no sólo cuestiones nominales sino
      también determinaciones reales de estas
      prácticas. El arte <<conceptual>>, se ha
      denominado indistintamente arte idea. Según
      Lalande y otros autores, el concepto remite a la
      acepción de la idea, entendida como objeto o acto del
      pensamiento, como algo abstracto, general o
      por lo menos susceptible de generalización. En la
      alianza del empirismo
      con el logicismo, llevada a feliz término por el
      neopositivismo, el concepto se ha entendido cada vez con
      más frecuencia en un sentido operativo.

      El concepto, en la acepción filosófica
      más común y coincidente con la idea, es el
      resultado de un acto de generación de la mente en su
      alejamiento de la inmediatez de las impresiones sensibles y
      de las representaciones particulares, en su elevación
      a una significación universal. A esta acepción
      es a la que más parece adecuarse la obra de Kosuth
      desde 1966 <<el arte como idea como idea>>, y la
      del <<conceptual>> en sentido estricto, que
      descarta la materialidad física del objeto
      y tiende a provocar una dicotomía entre el objeto
      entre el concepto y la percepción, recurriendo a la
      utilización del lenguaje
      lexical.

      Pero existe una segunda acepción del
      concepto, entendido como una preconcepción en la mente
      de una cosa que hay que realizar e identificado con el
      proyecto o diseño preconcebido.

      Entonces, pues, el concepto se identificaría
      con los proyectos
      (procesos-relaciones-juegos
      mentales- asociaciones, comparaciones, etc.), con lo
      denominado en ocasiones project art. En este sentido
      más amplio no se elimina la materialización, ya
      que el proyecto tiende a su realización y no se
      enfrenta a la percepción. Mel Brochner ha dicho:
      <<Las connotaciones de una dicotomía
      fácil con la percepción son evidentes e
      inapropiadas>>. Con el enunciado adoptado <<arte
      de concepto y aspectos conceptuales>>
      (adaptación casi literal de la exposición de 1970) haré
      referencia a las dos interpretaciones fundamentales del
      conceptual.

      Desde las dos acepciones el
      <<conceptual>> se sitúa en la avanzadilla
      del proceso de autoconocimiento y autorreflexión de la
      práctica artística de sus metodologías.
      Muchas de sus experiencias se han mantenido en el
      ámbito de una reflexión tautológica
      sobre su propia estructura
      y naturaleza, sobre todo la tendencia más estricta.
      Otras manifestaciones tienden a cuestionar también la
      práctica específica artística más
      amplia e incluso, algunas, intentan su inserción en el
      contexto histórico social.

      El arte <<conceptual>> enfatiza la
      eliminación del objeto artístico en sus
      modalidades tradicionales. Pero, salvo en casos extremos de
      la vertiente lingüística, existe menos una
      eliminación que un replanteamiento y crisis del
      objeto tradicional. Igualmente, de lo que se trata, es de
      desplazar el énfasis sobre el objeto a favor de la
      concepción y del proyecto, de la conducta
      perceptiva, imaginativa o creativa del receptor. Incluso en
      los casos más extremos no puede darse una
      desmaterialización completa, pues las palabras
      escritas u orales son también objetos culturales,
      perceptivos, a las que se les atribuye una
      significación. Es posible decir, pues, generalizando,
      que la obra conceptual carece de una realidad estética
      formal en el sentido tradicional de una pintura o
      de una escultura.

      El arte conceptual, también exige nuevos
      métodos de elaboración. En esto
      es en donde ha habido mayores discrepancias y mayor
      imposibilidad de juicios formalistas.

      Los medios de
      concreción pueden ser: fotografías,
      películas, cintas magnetofónicas, obras
      telefónicas (Art by Telephone Exhibition, Chicago,
      1969), documentos
      clavados en las paredes, entrevistas, textos, proyectos presentados
      como documentos sin significación formal,
      envíos de tarjetas
      postales
      (S. Brown, H. Hoffmann), telegramas, premisas matemáticas, estadísticas (D. Burgy, Borry, T.
      Ulrichs), representaciones de actos públicos. Cada vez
      más, se inscriben en los nuevos medios: films, videos,
      etc.. No está claro el predominio del
      medio-estático o del dinámico. A veces parece
      que uno de sus campos preferidos es la investigación de la zona intermedia
      existente entre la imagen estática tradicional y la dinámica actual. Y en todo caso, se
      inserta con más o menos timidez en los nuevos modos
      productivos de comunicación visual y perceptiva en
      general. Sus resultados, fuera de etiquetas, podrían
      ser un autoanálisis serio de la estructura de los
      mensajes artísticos y comunicativos con implicaciones
      en las diversas dimensiones semióticas de las
      obras.

      La actitud
      antiobjeto y antiformalista no debe confundirse con el
      carácter anti-arte. A. Kirirlli, señalaba en
      1970: "Sería aplicar un esquema absolutamente
      erróneo pensar globalmente el arte conceptual en una
      relación bipolar: arte-antiarte". Tampoco es posible
      afirmar que en general su antiobjetivismo obedezca a razones
      críticas y sociales. Es verdad que ciertos artistas
      como A. Carlini, B. Demattio, K. Staek y otros han
      señalado que la negación del objeto lleva
      implícita la condenación y su concepción
      cosificada, deificada de los objetos. Los argumentos se han
      movido en la órbita marcusiana: el objeto
      estético reproduce el tipo que necesita el capital
      para su reproducción y su conversión en
      mercancía.

      En general no subordinan su actividad antiobjeto a
      esta finalidad crítica, su renuncia no ha obedecido a
      presupuestos sociales o políticos. Esto no impide que
      una renuncia al objeto tenga consecuencias sociales
      inevitables, por templadas que sean, respecto a la
      mercantilización del arte. Por tanto, en cuanto, ataca
      o no cultiva el objeto tradicional, ha fustigado con
      más o menos conciencia
      su valor de
      cambio y
      la práctica unilateral del mismo. Aunque no es
      acertada la ecuación desmaterialización =
      desmercantilización, el primer término incide
      en mayor o menor medida sobre le segundo.

      Y en esta oposición se agudizó el
      debate en Kassel entre objetual-antiobjetual en 1972, entre
      el hiperrealismo y el arte <<conceptual>>.
      Últimamente ya no se defiende un antiobjetualismo a
      ultranza y se aprecia un retorno matizado al objeto en una
      dirección hacia los <<nuevos
      medios>>.

    2. Determinación de
      términos
    3. El
      <<conceptual>> Lingüístico y
      Tautológico.

    Actualmente la tendencia suele agruparse en dos grandes
    corrientes: la lingüística (o conceptual propiamente
    dicha, según algunos) y la empírico-medial (los
    aspectos conceptuales indicados).

    Por nuestra parte, añadiremos una tercera
    modalidad, que algunos han denominado
    <<conceptualismo>> ideológico.

    El arte <<conceptual>>
    lingüístico ha sido considerado como la faceta
    <<conceptual>> por antonomasia, para algunos la
    única.

    La idea de "arte" se ha extendido más allá
    del objeto e incluso de toda experiencia perceptiva, en
    dirección a un área de investigaciones
    serias, filosóficas, sobre la naturaleza del concepto de
    arte.

    1. Una serie de experiencias se han interesado por el
      uso analítico próximo al pensamiento del
      neopositivismo lógico y de la filosofía
      semántica, como se advierte en sus propias referencias
      a los escritos de Frege, Wittgenstein, Carnal, Ayer,
      etc.

      El grupo
      inglés Art-Langage, por ejemplo, emplea
      el lenguaje de un modo analítico, sometido a un cambio
      de funciones. En
      vez, de presentarse como un elemento de una
      proposición de arte, se convierte en un instrumento
      sobre el análisis de las ideas sobre arte, en
      lenguaje-soporte: "Para nosotros el lenguaje es un modo de
      conservar nuestro trabajo en un contexto de
      investigación y cuestionamiento".

      El lenguaje deviene un modo de investigación
      del arte, una elaboración lingüística
      desde el punto de vista del arte y del lenguaje.

      En más de una ocasión proclaman las
      construcciones teóricas como las únicas obras
      de arte o la "declaración" es definida como
      técnica para hacer arte.

      El arte como idea en su sentido estricto provoca la
      mayor aproximación a un arte de abstracción
      ideativa, discursiva, con pretensiones epistemológicas
      hacia el concepto. J. Kosuth, ligado al Art Langage, es quien
      ha llevado a una mayor sistematización la
      tautología y el arte como idea como
      idea. Kosuth ha utilizado el lenguaje como medio para
      comprender su arte, como definición (de
      universal, mesa, mente, espejo, etc., catalizadores que
      desarrollan ideas, explicaciones etimológicas de arte
      desde 1967, etc.), en sus famosas obras el Arte
      como idea como idea. En algunas otras ocasiones
      lo ha usado como objeto de su arte.

      Kosuth está fuertemente influenciado por los
      filosóficos analíticos y lingüistas, sobre
      todo, por A. J. Ayer, Wittgenstein, I. A. Richards y otros.
      Su famosa frase <<arte como idea como idea>> no
      debe entenderse en cuanto procedimiento sistemático de
      abstracción de algo, no tanto como idea de un objeto
      (presente en ocasiones) como cuanto actitud analítica:
      "El arte, que llamo conceptual es tal, porque está
      fundado en una encuesta sobre la realidad del arte".
      Dado que es el principal representante de esta actitud
      lingüística y máximo exponente
      teórico, es oportuno resumir algunas de sus
      ideas:

      Kosuth reacciona duramente contra el formalismo de
      las artes objetuales, estableciendo una separación
      completa entre estética y arte, apoyada en una
      escisión previa entre percepción y concepto,
      conduciendo de este modod el objeto a su máxima
      desmaterialización.

      El arte conceptual, en consecuencia, no posee
      vinculación alguna de tipo referencial con el mundo y
      las cosas.

      El arte es una función de sí mismo y
      de ninguna otra cosa. Se autolimita dentro de un proceso de
      análisis del lenguaje científico, lógico
      y matemático despreocupándose de los modelos
      prácticos y operativos.

    2. Empleo analítico y tautológico del
      lenguaje.

      El lenguaje ha sido utilizado de las más
      diversas maneras. Pero en general su apropiación no
      pretende definirse como un estilo ni parecerse a una
      práctica literaria o poética.

      En general estas prácticas llevan a sus
      últimas consecuencias el objetivismo de la
      ciencia, reduciendo al máximo la ambigüedad
      semántica hasta conferir un sentido unívoco a
      sus proposiciones.

      Dichas proposiciones, descubren estructuras de un hecho a nivel universal, no
      particular, y se unen entre sí según las
      leyes
      lógicas y las estructuras del lenguaje, negando la
      referencia a la realidad exterior.

    3. Otros empleos del lenguaje.

      Las proposiciones literaria, asociativa, evocativa y
      mucho más la descriptiva del lenguaje son rechazadas
      por los puristas del conceptualismo como algo contrario al
      "conceptual", precisamente debido a sus vinculaciones
      referenciales con el mundo exterior. La aversión de
      las prácticas analíticas y tautológicas
      hacia las nociones estéticas de la sensorialidad y la
      materialidad implica una superación de la
      estética de Kant y
      Schiller a favor del término noético. El
      conceptualismo lingüístico analítico
      tiende a la ruptura referencial del universo
      Kantiano trascendental e incluso del intencional de Husserl.
      Este conceptualismo estricto, tautológico, purista,
      acepta el lenguaje como única materia de
      investigación, próximo a la filosofía
      semántica del neopositivismo, tendiendo a eliminar la
      cuestión de la realidad. De un modo similar, los
      actuales neopositivistas del arte están interesados en
      la precisión de los enunciados artísticos que
      en el arte referencial les repugnan por indefinidos y
      ambiguos. Estas obras pretenden la participación
      activa del espectador.

      Pero con frecuencia el despertar esta actividad es
      tan doloroso e insoportable, que provocan el aburrimiento y
      agotamiento.

      Pero a su vez, el abuso lingüístico,
      precisa de amplios conocimientos interdisciplinarios, pero su
      oscurantismo y hermetismo llega a ser irritante.

    4. Crítica.
    5. Un <<conceptual>>
      místico.

    En algunas ocasiones la naturaleza anti-objetual se ha
    identificado con la tendencia mística, propugnada por el
    propio Sol. Lewitt indicaba: 1) "Los artistas conceptuales son
    místicos más que racionalistas. Abocan a
    conclusiones que la lógica
    no puede aceptar". Este sentido místico afecta a una
    mística mundana, vitalista, manifiesta en declaraciones
    lingüísticas realizables sólo a nivel
    imagintaico, bastante en la línea de la propia evolución de fluxus, como pretendía
    ya desde 1963, Flynt.

    Si relacionásemos esta mística mundana con
    el intuicionismo, el abandono al inconsciente, sería
    posible ampliar este conceptualismo místico a todas las
    experiencias, lingüísticas o
    empírico-mediales, que cifran todo en la espontaneidad
    creativa y en el subjetivismo más exacerbado. Sería
    la versión menos autor reflexiva, más distanciada
    de la práctica conceptual.

    1. La vertiente
      empírico medial.

    Numerosas prácticas no se han limitado a las
    especulaciones tautológicas o filosóficas sobre el
    arte, sino que han desbordado en inmanentismo y solipsismo
    neopositivista. Reivindican la relevancia alcanzada por la
    imagen, como factor de ka inteligencia
    simbólica individual y colectiva, y de la
    percepción como forma de conocimiento y de
    apropiación de lo real. Realizan una verdadera
    investigación de la fenomenología de la percepción en
    sus variantes, así como de las dimensiones
    semióticas de la obra. Estas manifestaciones no son
    consideradas <<conceptuales>> por la vertiente
    purista y sus apologías y las antologías apenas se
    refieren a ellas.

    Algunas notas y determinaciones:

    1. Las experiencias más frecuentes son las que
      acuden a los registros
      lingüísticos estrictos y a los visuales o
      perceptivos en general. El mismo Kosuth, por encima de su
      purismo ideológico no se liberado del carácter
      referncial en su explicación de conexiones, relaciones
      y analogías entre le lenguaje y la percepción
      visual. Su ejemplo más conocido One and three chairs,
      1965, trata de eliminar toda ambigüedad y se ofrece a
      tres niveles: 1. presentación de un objeto cualquiera,
      2. fotografía del mismo, y 3.
      definición extraída del diccionario. Kosuth, muy ligado aún a
      su tautología, pretende conseguir con ello la mayora
      univocidad e impedir todo sentido connotativo, asociativo,
      que no haga referencia a sí mismo. Los tres niveles
      afectan a la distinción entre realidad,
      definición y realidad del signo.

    2. Concepto y visualización. En oposición
      al conceptualismo lingüístico, sobre todo, al
      analítico y tautológico, esta segunda vertiente
      no sólo se opone a la materialización, sino que
      le proyecto tiende a su realización fáctica,
      empírica o mental. El propio Sol Le Witt es considerado
      el iniciador de la misma.
    3. Percepción-concepto.

    El conceptualismo empírico medial no sólo
    no rechaza la percepción o restablece su relación
    con el
    conocimiento, sino que reivindica y profundiza en el
    análisis de la percepción como fundamento del
    conocimiento. Frente al espíritu de la vertiente
    lingüística, se recuperan dos momentos.

    En primer lugar, la recuperación de ka
    estética como ciencia de la
    lógica de la percepción, entendida en su naturaleza
    activa y creadora. El primado de la percepción, no
    enfrentada sino vinculada al conocimiento, es de larga
    tradición desde la propia fundación de la
    estética, desde la estética de la visibilidad hasta
    la teoría de la normatividad y fenomenología, por
    no hablar de las actuales aportaciones interdisciplinarias
    mencionadas. La percepción es presentada como conocimiento
    práctico y teórico, los sentidos como
    teorizados.

    En segundo lugar, propugna salvar la distancia entre la
    experiencia vaga, confusa, de la realidad y su reducción a
    un orden y claridad en un proceso gradual, haciendo conscientes y
    analíticas las imágenes
    perceptivas.

      1. Hemos visto, cómo el
        <<conceptual>>, en líneas generales,
        abandona los medios tradicionales y se sirve de cualquier
        tipo de medios. Se apropia por lo tanto, de los nuevos
        modos productivos de comunicación,
        vinculándose progresivamente a los <<nuevos
        medios>>. En gran parte, su investigación
        está medio camino entre los medios
        artísticos tradicionales y la teoría de los
        nuevos medios, en la zona intermedia entre la imagen
        estática y la dinámica.

        Asimismo, esta tendencia, acentúa tal vez
        más que ninguna otra, la actividad del espectador,
        instaurando procesos. El arte deviene un proceso
        permanente. Los índices, ofrecidos por la obra,
        los elementos signaléticos, indicativos, lo
        inacabado, provocan e impulsan el proceso productivo de
        la recepción-creación. En lugar de los
        tradicionales objetivos, el <<conceptual>>
        instaura procesos artísticos, es decir, procesos
        comunicativos de un valor polifuncional, en los que el
        receptor, en vez de aceptar pasivamente lo dado,
        protagoniza operaciones activas. La
        materialización puede considerarse como la
        documentación de un proceso mental
        o una ocasión, para que el receptor inaugure el
        proceso mental, cuya dirección se prescribe por la
        documentación, pero no se determina totalmente
        según su contenido. El arte conceptual, es ante
        todo un arte de documentación. La propuesta final
        sería la desaparición de los polos
        creador-espectador, del emisor-receptor, abogando por la
        socialización de la creación
        no sólo en el sentido de una reversibilidad sino
        de una reciprocidad.

        Resumiendo, se cree que estas prácticas
        <<olvidando etiquetas>> están en
        condiciones de realizar análisis con implicaciones
        para las diversas dimensiones perceptivas y
        semióticas y convertirse en órgano
        funcional para la apropiación de la complejidad de
        lo real, sobre todo a través de la
        discusión de los modelos de comunicación social. Está,
        pues en condiciones de realizar síntesis interdisciplinarias que
        desborden las tautologías y se inserten más
        decididamente en el sistema relacional social más
        amplio.

      2. Las prácticas examinadas se debaten
        aún en el horizonte del arte establecido, oscilando
        entre las tentaciones tautológicas y su
        superación. Sin embargo, sin formular aún
        propuestas demasiado explícitas, están en
        condiciones de desbordar las tautologías e instaurar
        una autorreflexión crítica en las propias
        condiciones de producción, no sólo en su
        sentido específico sino en general más
        amplio. De lo expuesto anteriormente se desprenden
        consecuencias o, al menos, pueden ofrecerse como propuestas
        a partir de las metodologías analizadas.
      3. Más allá de la
        tautología
    1. Más
      allá de las tautologías y etiquetas.

    Esta necesidad se ha dejado sentir en diversos
    países, sobre todo en aquellos donde, tras una primera
    apropiación mimética de las tautologías y
    del colonialismo cultural, estas prácticas se están
    viendo sometidas a grandes tensiones.

    Tensiones provocadas por las contradicciones sociales
    peculiares. En este sentido, España y
    Argentina son dos
    ejemplos de lo que un conceptualismo puro consideraría una
    versión degenerada del mismo, en especial si uno se
    detiene en sus propuestas. En Argentina se ha hablado de un
    conceptualismo ideológico.

    Se trata de superar las prácticas
    tautológicas e inmanentistas, desarrollando sus
    virtualidades, apurando el propio proceso de
    autorreflexión. Una autorreflexión crítica,
    expansiva, sobre sus propias dimensiones, y sobre sus propias
    condiciones de producción en un sentido específico
    y general. En esto estribaría el sentido último de
    un movimiento que
    continuamos llamando <<conceptual>>> en la
    perspectiva de práctica significante y social. El
    conceptualismo, así entendido, no es una fuerza
    productiva pura, sino social.

    La actividad artística, por tanto, se convierte
    en uno de los modelos específicos de la apropiación
    práctica de la realidad.

    Los medios, por cierto, como portadores de ideología, son hoy día tal vez,
    más condicionantes en la primera modalidad, que en la
    segunda. Y una autorreflexión, estará tan
    interesada o más, en desvelar la función real que
    la aparente; a no ser en los casos en que la función
    conativa del mensaje es manifiesta, como ocurre con la propaganda.

    Entonces, resumiendo, diríamos que las propuestas
    del <<conceptualismo ideológico>> parecen
    orientarse a veces en esta dirección. Pero hasta ahora
    existen disociaciones entre las pretensiones y las experiencias
    concretas. Esperamos que sea sólo un fenómeno
    coyuntural propio de la superación y del
    crecimiento.

    (A continuación, pues desarrollaremos la vida
    y obra de M. Duchamp que fue uno de los exponentes principales de
    dicha corriente o propuesta estética).

    Duchamp, Marcel (1887-1968)

    El artista francés Marcel Duchamp, fue uno de los
    exponentes principales de los principios
    dadaístas, y el que más tarde, tuvo conexión
    con el surrealismo.

    Nació el 28 de julio de 1887 en Blainville, y era
    hermano del artista Raymond Duchamp-Villon y del pintor Jacques
    Villon. Duchamp comenzó a pintar en 1908. Después
    de realizar varias obras en la línea del fauvismo, se
    dedicó a la experimentación y al arte de vanguardia e
    hizo su obra más famosa, Desnudo bajando una
    escalera
    (1912, Museo de Arte de Filadelfia), en la que
    expresa el movimiento continuo a través de una cadena de
    figuras cubistas superpuestas. La pintura causó furor en
    el Armory Show que tuvo lugar en Nueva York en 1913.
    Después de 1915 pintó muy pocas obras, aunque
    continuó trabajando hasta 1923 en su obra maestra, Los
    novios desnudando a la novia
    (1923, Museo de Arte de
    Filadelfia), una obra abstracta, conocida también como
    El gran espejo. Realizada en óleo y alambre sobre
    espejo, fue recibida con entusiasmo por parte de los
    surrealistas.

    En el campo de la escultura fue pionero en dos de las
    principales innovaciones del siglo XX: el arte cinético y
    el arte ready-made. Este último consistía
    simplemente en la combinación o disposición
    arbitraria de objetos de uso cotidiano, tales como un urinario o
    un portabotellas, que podían convertirse en arte por deseo
    del artista. Su Rueda de bicicleta (el original de 1913 se
    ha perdido; tercera versión de 1951, Museo de Arte
    Moderno, Nueva York), uno de los primeros ejemplos de arte
    cinético, estaba montada sobre una banqueta de
    cocina.

    Su periodo creativo fue corto y después
    dejó que fueran otros los que desarrollaran los temas que
    él había ideado; aunque no fue muy
    prolífico, su influencia fue crucial para el desarrollo del
    surrealismo, el dadá y el Pop Art. En 1955 Duchamp se
    nacionalizó estadounidense.

    En los cuadros de Duchamp de 1910-11 se refleja
    la influencia de Cézanne y del fauvismo, pero
    también hay ciertas resonancias simbolistas en las
    imágenes de mujeres desnudas y de amantes. En sus obras de
    1911-12 se advierte el conocimiento del cubismo. Bajo
    la influencia del futurismo y de la crono-fotografía de
    Étienne-Jules Marey, Duchamp empezó también
    a representar el movimiento por medio de imágenes
    sucesivas del cuerpo en movimiento.

    Dulcinea (1911; Philadelphia Museum of Art) y su cuadro
    más importante hasta esta fecha, Mujer desnuda bajando
    una escalera
    (n°2; 1912; Philadelphia Museum of Art) son
    dos ejemplos de aplicación de este método.
    Sin embargo, en ninguna de estas dos obras se advierte
    señal alguna de la actitud optimista de los futuristas
    hacia la vida moderna.

    Rechazada en la exposición de los
    Indépendants de París, Mujer desnuda
    bajando una escalera tuvo un éxito
    escandaloso con ocasión de su presentación en la
    Armony Show de Nueva York, en 1913.

    En 1912, Duchamp tenía una estrecha amistad con
    Apollinaire y Picabia; junto con ellos se formó una
    actitud crítica frente a la naturaleza y a la finalidad
    del arte que prefigura la estudiada iconoclasia del
    dadaísmo. En una visita que realizó a Munich ese
    verano pintó su Paso de virgen a desposada (Museum of
    Modern Art, Nueva York) y su Desposada (Philadelphia Museum of
    Art), en los cuales el contacto sexual y la pérdida de la
    virginidad están simbolizados crípticamente en
    elementos semiorgánicos, semimecánicos. Por
    entonces, Duchamp tenía una estrecha amistad con
    Apollinaire y Picabia; junto con ellos se formó una
    actitud crítica frente a la naturaleza y a la finalidad
    del arte que prefigura la estudiada iconoclasia del
    dadaísmo. En una visita que realizó a Munich ese
    verano pintó su Paso de virgen a desposada (Museum
    of Modern Art, Nueva York) y su Desposada (Philadelphia
    Museum of Art), en los cuales el contacto sexual y la
    pérdida de la virginidad están simbolizados
    crípticamente en elementos semiorgánicos,
    semimecánicos. Por entonces, Duchamp se había
    apartado radicalmente del cubismo, al que había pasado a
    considerar como algo demasiado <<retinal>>.
    Según dijo en repetidas ocasiones, su objetivo era
    introducir lo cerebral en la pintura a expensas de la mera
    belleza visual.

    En el año 1913 fue importantísimo en la
    evolución de Duchamp.

    Aparentemente como <<diversión>>
    creó el primero de su <<ready-mades>> (La
    rueda de bicicleta;
    original perdido; réplica en el
    Museum of Modern Art, Nueva York), que consistía en una
    rueda de bicicleta colocada sobre un taburete. En este gesto
    aparece implícito el desprecio dadaísta por las
    nociones tradicionales de lo que es una obra de arte, y la
    sugerencia de que el factor esencial en la creación de
    arte no es la habilidad, sino la elección.

    El Molinillo de chocolate (n°1; 1913;
    Philadelphia Museum of Art), fue prácticamente la
    última de las obras al óleo de Duchamp. En ella
    empleó todos los recursos del
    ilusionismo académico para retratar un utensilio de lo
    más simple, lanzando así su ironía contra
    los artistas académicos y también contra los de
    vanguardia.

    Al mismo tiempo creó un sistema casi
    científico, <<la casualidad enlatada>>, para
    incorporar efectos casuales a su obra. Así, en Tres
    paradas corrientes
    (19113-14; Museum of Modern Art, Nueva
    York) el diseño se logró dejando caer tres trozos
    de cuerda de un metro de largo desde una altura de un metro sobre
    el suelo.

    Duchamp se estableció en Nueva York en 1915.
    Pasó allí prácticamente el resto de su vida,
    haciéndose ciudadano norteamericano en 1955. Junto con Man
    Ray, Picabia y otros fundó el grupo dadá en Nueva
    York.

    Periódicamente fabricaba
    <<ready-mades>>.

    Uno de los más notables fue el titulado
    Fuente (1917; original perdido; réplica en
    colección privada), un urinario colocado de pie. Otro de
    ellos fue L.H.O.O.Q. (1919; colección privada), una
    reproducción de Mona Lisa desfigurada con un bigote, barba
    y una inscripción, que realizó mientras se
    encontraba en París.

    La obra más importante de Duchamp, La
    desposada siendo desnudada por sus pretendientes, Imperturbable o
    Gran cristal
    fue una obra clave, comparable a las grandes
    creaciones ocultas de la Edad
    Media.

    En la década de 1930 dedicó menos tiempo a
    sus actividades artísticas debido a su intensa
    participación en certámenes internacionales de
    ajedrez. En
    1934 se concentró en la publicación de La caja
    verde,
    edición facsímil completa de las notas y
    dibujos
    preliminares que había abandonado el arte para dedicarse a
    jugar al ajedrez, lo cual tuvo una gran influencia sobre los
    artistas de vanguardia durante las décadas de 1950 y
    1960.

    Pero lo cierto era que Duchamp había estado
    trabajando en secreto desde 1946, durante unos veinte
    años, en la realización de un montaje
    pictórico ilusionista titulado: Dados: 1. La cascada,
    2. el gas de
    alumbrado
    (Philadelphia Museum of Art). En esencia, esta
    extraordinaria construcción es una extensión del
    tema erótico que aparece en Gran cristal.
    Sólo se conoció después de su muerte,
    acaecida en 1968, y la habían precedido una serie de
    objetos eróticos durante la década de
    1950.

    La influencia de las ideas de Duchamp y de su obra ha
    tenido una importancia fundamental. Sus
    <<ready-mades>> fueron un estímulo de primer
    orden para la fabricación de objetos surrealistas y para
    el pop-art. Su idea de que la vida es la auténtica forma
    artística, y su insistencia en el contenido cerebral del
    arte, han influido poderosamente sobre la formación de
    movimientos de vanguardia tales como el arte
    conceptual.

     

    Conclusión:

    El arte conceptual, funcionó como una tendencia
    artística que se desarrollo a mediados de la década
    de 1960, en la que el concepto tomaba preferencia, frente al
    objeto real.

    En dicha época, diferentes artistas,
    coincidían con que este "arte conceptual", se basaba en el
    examen de la propia naturaleza del arte.

    Dentro de este <<arte conceptual>>, podemos
    decir que los artistas intentaban llegar a un concepto de arte, o
    sea, que buscaban anteriormente, al concepto de este dentro del
    producto real,
    que al de la obra de arte en sí misma.

    Si tomásemos como ejemplo de arte conceptual al
    portabotellas de Duchamp, se puede decir que se muestran dos
    grandes diferencias: la de Arthur Danto, que dice que dicho
    portabotellas conforma una obra en cuestión y la que
    mantiene que no consiste en algo comercial sino en el acto o el
    gesto de proponerlo como una obra de arte. Diferentes artistas
    atribuyen que el acto de la propuesta depende de la naturalidad
    del objeto propuesto ya que con una mayor naturalidad se obtiene
    una mejor obra conceptual. Lo artístico no tiene que ver
    siempre con lo estético.

    Respecto al portabotellas, se puede decir que los
    espectadores de ese happening tendrían que estar en ese
    momento para percibir el verdadero significado que se le ha
    querido aportar.

    Si se quiere analizar a la obra de Duchamp, en base a
    una obra actual o moderna se podrían diferenciar varios
    aspectos, aunque los más significativos o contundentes
    serían los que marcan que la obra moderna es aquella en la
    que el ser humano, expresa lo material o ideal y crea en base a
    una copia o fantasía sin importarle nada más ni
    nada menos que lo que obtendrá como producto final. Por
    ello, anteriormente se perseguía al concepto de una obra
    de arte, y no al producto final ni real.

     

     

     

    Autor:

    Celeste Fiori
    elvuelo[arroba]ciudad.com.ar

    Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

    Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

    Categorias
    Newsletter