Indice
1.
Introducción
2. Las Drogas
3. Clasificación de las
drogas
4. Tipos de drogas según sus
efectos
5.
Estimulantes
6. Consecuencias sociales,
legales y económicas del uso de drogas
7.
Conclusión
8.
Bibliografía
La drogadicción es una enfermedad que tienen
su origen en el cerebro de un
gran número de seres humanos. La enfermedad se caracteriza
por su cronicidad o larga duración, su progresión y
las recaídas.
Se debe entender que el adicto seguirá siendo un adicto
mientras viva, es decir, que el individuo se rehabilita para
poder vivir
sin consumir la droga y, de
allí en adelante, éste será un adicto en
remisión, no estará usando la droga, pero
para mantenerse en ese estado de
abstinencia o remisión no podrá bajar la
guardia.
Drogas
Son aquellas sustancias cuyo consumo puede
producir dependencia, estimulación o depresión
del sistema nervioso
central, o que dan como resultado un trastorno en la función
del juicio, del comportamiento
o del ánimo de la persona.
El término drogas visto
desde un punto de vista estrictamente científico es
principio activo, materia prima.
En ese sentido droga puede compararse formalmente dentro de la
farmacología y dentro de la medicina con un
fármaco, es decir que droga y fármaco pueden
utilizarse como sinónimos. Los fármacos son un
producto
químico empleado en el tratamiento o prevención de
enfermedades. La
farmacología es la ciencia que
estudia la acción y distribución de los fármacos en el
cuerpo humano.
Los fármacos pueden elaborarse a partir de plantas, minerales,
animales, o
mediante síntesis.
Existe una segunda concepción que es de carácter
social, según ésta las drogas son
sustancias prohibidas, nocivas para la salud, de las cuales se
abusan y que en alguna forma traen un perjuicio individual y
social.
Como se ve, un elemento importante es la intencionalidad y el
propósito de alterarse mentalmente en algunas de las
formas, ya sea deprimiéndose, alucinándose o
estimulándose. Luego nos queda el problema dónde
actúan estas sustancias, ya que todas estas drogas tienen
un elemento básico en el organismo que es el sistema nervioso
central el cual es la estructura
más delicada y el más importante que tiene el ser
humano, y si estas sustancias actúan sobre esas estructuras
dañándolas, perjudicándolas, indudablemente
que van constituir un elemento grave y peligroso para la
colectividad; para la salud individual y
lógicamente para la salud
pública.
3. Clasificación de las
drogas
Según su grado de dependencia
Drogas Duras
Las drogas "duras", son aquellas que provocan una dependencia
física y
psicosocial, es decir, que alteran el comportamiento
psíquico y social del adicto, como el opio y sus
derivados, el alcohol, las
anfetaminas y los barbitúricos.
Drogas Blandas
Son las que crean únicamente una dependencia psicosocial,
entre las que se encuentran los derivados del
cáñamo, como el hachís o la marihuana, la
cocaína, el ácido lisérgico, más
conocido como LSD, así como también el tabaco.
Esta división en "blandas" y "duras" es cuestionada por
muchos estudiosos del tema ya que consideran que se podría
sugerir con ella que las "duras" son malas y, por consiguiente,
las "blandas" son buenas o menos malas y no es así, ya que
a partir de determinadas dosis y según la forma de ser
administradas, las drogas
"blandas" pueden tener efectos tan nocivos como las "duras".
Hay que tener presente que a partir de determinadas dosis las
drogas denominadas "blandas" pueden tener efectos tan nocivos
como las consideradas "duras".
La dependencia es el estado del
individuo mediante el cual crea y mantiene constantemente un
deseo de ingerir alguna substancia. Si éste deseo se
mantiene por mecanismos metabólicos y su falta crea un
síndrome de abstinencia, se denomina dependencia física. Si la
dependencia se mantiene por mecanismos psicosociales, suele
definirse como dependencia psíquica o psicosocial.
Desde un punto de vista farmacológico, las drogas se
dividen en narcóticos, como el opio y sus derivados la
morfina, la codeína y heroína; estimulantes, como
el café,
las anfetaminas, el crack y la cocaína, y
alucinógenos, como el LSD, la mezcalina, el peyote, los
hongos
psilocibios y los derivados del cáñamo, como el
hachís.
4. Tipos de drogas
según sus efectos
Narcóticos
La palabra narcótico es un vocablo griego que significa
"cosa capaz de adormecer y sedar". A pesar de que esta palabra se
usa con frecuencia para referirse a todo tipo de drogas
psicoactivas, es decir, aquellas que actúan sobre el
psiquismo del individuo, el campo de los narcóticos se
pueden dividir en la actualidad en varios grupos, que son
los siguientes:
- Opio, opiáceos y sucedáneos
sintéticos. - Neurolépticos o tranquilizantes
mayores. - Ansiolíticos o tranquilizantes
menores. - Somníferos o
barbitúricos. - Grandes narcóticos o anestésicos
generales.
Se trata de drogas con composiciones y orígenes
distintos, que tienen en común su efecto en el organismo,
aunque éste se manifieste en manera y en grado
diferentes.
Pero el elemento fundamental que las une consiste en que todos
los narcóticos causan adicción física. Es
adictivo aquel fármaco que, administrado en dosis
suficientes durante un período de tiempo
relativamente largo, induce un cambio
metabólico. Cuando deja de administrarse desencadena una
serie de reacciones conocidas como "síndrome de
abstinencia".
Neurolépticos o tranquilizantes mayores
Se trata de sustancias utilizadas para tratar la depresión,
las manías y las psicosis, y
muchas de ellas se venden sin prescripción médica
en la mayoría de farmacias. Entre éstas se
encuentran las fenotiazinas, el haloperidol y la reserpina.
Conocidos como neurolépticos (del griego neuro, "nervio",
y lepto, atar, producen un estado de
indiferencia emocional, sin alterar la percepción
ni las funciones
intelectuales.
Sumamente tóxicos, poseen efectos secundarios tales como
parkinsonismo, destrucción de células de
la sangre, arritmia
cardíaca, anemia, obstrucción hepática,
vértigos, retención urinaria, estreñimiento,
irregularidad menstrual, atrofia testicular, congestión
nasal, bruscos ataques de parálisis muscular,
síndromes malignos como hipertermia y muerte
inesperada.
Ansiolíticos o tranquilizantes menores
Habitualmente usados para tratar las neurosis, la
etimología de su nombre, ansiolíticos, significa
"liquidador de la ansiedad". En el mercado español se
comercializan con distintos nombres.
Según estadísticas farmacológicas
actuales, estas drogas constituyen la mitad de todos los
psicofármacos consumidos en el mundo, a pesar de que
producen un síndrome de abstinencia muy grave.
En dosis mayores funcionan como hipnóticos o inductores
del sueño; también algunos se usan como relajantes
musculares.
Producen letargia, estupor y coma, con relativa facilidad. En
caso de adicción pueden inducir a la aparición de
alteraciones hemáticas.
Al abandonar su consumo pueden
aparecer episodios depresivos, desasosiego o insomnio, que suelen
ser muy duraderos.
Somníferos o barbitúricos
Estas sustancias se popularizaron cuando en Estados Unidos
aparecieron las primeras leyes que
prohibían el alcohol, el
opio y la morfina.
Su uso puede provocar lesiones en el hígado o en los
riñones, producir erupciones cutáneas, dolores
articulares, neuralgias, hipotensión, estreñimiento
y tendencia al colapso circulatorio.
La intoxicación aguda puede llegar a provocar la muerte, que
sobreviene por lesión del cerebro debida a
la falta de oxígeno
y a otras complicaciones derivadas de la
depresión respiratoria.
La dependencia física se genera entre las cuatro y las
seis semanas. Con frecuencia, el síndrome de abstinencia
suscita cuadros de delirium tremens.
Grandes narcóticos
Existen varias sustancias usadas en anestesia general que merecen
estar incluidas en este grupo por su
capacidad de producir sopor o estupefacción, mayor que la
de cualquier estupefaciente en sentido estricto. En dosis leves
produce una primera fase de excitación cordial, como el
alcohol, y luego sedación y sopor.
También generan tolerancia y, en
consecuencia, adicción, pudiendo ocasionar intoxicaciones
agudas, e incluso la muerte.
El fentanil, dentro del grupo de los
grandes narcóticos, posee cuarenta veces más
potencia que la
heroína y es el más usado actualmente en las
intervenciones quirúrgicas, debido a su bajo índice
de toxicidad para el corazón y
para el sistema
nervioso
Opio y sus derivados
Con el nombre popular de adormidera o amapola se conoce el fruto
del cual se obtiene el opio y sus derivados. Es un polvo de
color tostado. Se
extrae de los granos que contiene el fruto y entre sus usos
medicinales se encuentran la supresión del dolor, el
control de los
espasmos y el uso como antitusígeno.
Además, existen referencias con una antigüedad
cercana a los ocho siglos del uso medicinal del opio que
hacían persas, egipcios, babilonios, árabes y
griegos. Los asiáticos descubrieron sus posibilidades
estimulantes y placenteras y comenzaron a utilizarlo con ese fin.
Entre sus derivados se encuentran la morfina, la heroína,
la metadona y la codeína. Todos ellos pueden brindar
extraordinarios beneficios terapéuticos si son recetados y
controlados por un médico, pero el uso descontrolado
produce efectos devastadores.
El cultivo de la flor del opio se origina en el sudeste
asiático (Birmania, Tailandia, Camboya y Laos). En los
últimos años se ha extendido a otros países,
como Colombia, para
asegurar el suministro constante a los grandes centros de
consumo.
Los opiáceos se presentan como polvo para fumar o
solución inyectable. Este narcótico produce un
estado de euforia y ensoñación; una
sensación de éxtasis que se acorta
rápidamente a causa de la tolerancia. Al
poco tiempo de uso,
los adictos experimentan síntomas de abstinencia entre una
y otra toma, que se caracterizan por presentar un cuadro
pseudo-gripal en el curso de las primeras 12 horas: estornudos,
sudoración, lagrimeo, bostezos y dolores musculares. Luego
de 36 horas de abstinencia los síntomas se intensifican.
Aparecen escalofríos, sofocos, insomnio, diarrea,
incremento del ritmo cardíaco y de la presión
sanguínea. Si no se repite la toma, los síntomas
declinan en los diez días subsiguientes. En cambio si se
prolonga su uso, se inicia el camino de la dependencia sin
atenuantes, cuyos efectos físicos son:
- Epidermis enrojecida.
- Pupilas contraídas.
- Náuseas.
- Decaimiento de la función
respiratoria. - Pérdida de reflejos.
- Falta de respuesta a los
estímulos. - Hipotensión.
- Desaceleración cardíaca.
- Convulsiones.
- Riesgo de muerte.
Los efectos psicológicos son similares a los de
otros estimulantes:
- Euforia.
- Energía.
- Placer.
- Vigor sexual.
Pero en cuanto decae la acción de la droga,
aparece la angustia, la depresión, el abatimiento y la
desazón.
El opio produce adicción, tolerancia y dependencia
física y psíquica. La intensidad del
síndrome de abstinencia, y su gravedad, depende de varios
factores: tipo de droga, tiempo de uso, personalidad
del consumidor,
etcétera. Los primeros síntomas comienzan a parecer
ocho horas después de la última dosis con lagrimeo,
sudoración, bostezos y sueño agitado. A
continuación los síntomas se agudizan gradualmente
y aparecen: irritabilidad, insomnio, pérdida del apetito,
debilidad y depresión. Le sigue un cuadro gastrointestinal
severo con náuseas y vómitos,
dolores, cólicos y diarreas, lo cual provoca una
deshidratación importante. Le siguen flashes de
frío y calor,
contracturas musculares y dolores óseos en la espalda, los
brazos y las piernas.
Este período intenso dura alrededor de diez días
aunque existe un efecto residual más largo que provoca
alteraciones en la conducta que
inducen a una recaída.
Alucinógenas
Las drogas conocidas como alucinógenos son fármacos
que provocan alteraciones psíquicas que afectan a la
percepción. La palabra "alucinógeno"
hace referencia a una distorsión en la percepción
de visiones, audiciones y una generación de sensaciones
irreales. La alucinación es un síntoma grave de la
psicosis de la
mente y su aparición distorsiona el
conocimiento y la voluntad.
Los Alucinógenos se consideran productos
psicodélicos que inhiben los mecanismos de defensa del yo,
y facilitan la distribución de la sensibilidad así
como la aparición de imágenes
desconcertantes.
LSD (ácido lisérgico)
El LSD es una sustancia semisintética, derivado del ergot,
extracto éste del cornezuelo del centeno, usado en
medicina al
final de la Edad Media.
También fue muy utilizado en obstetricia para evitar
hemorragias puerperales y promover la contracción del
útero. En un principio fue utilizado con fines
terapéuticos en alcohólicos, cancerosos y otros
enfermos terminales para ayudarles a superar el trance.
Posteriormente fue abandonada la práctica al comprobarse
los resultados adversos, tales como suicidios a causa de las
engañosas imágenes y
terroríficas visualizaciones. También se
comprobó que podía desencadenar esquizofrenia y
deterioros mentales variados.
Descubierto en 1938, se considera al ácido
lisérgico como el alucinógeno más poderoso,
aunque no el más nocivo. Como fenómenos
físicos hay que citar la midriasis, temblores, e
hiperreflexia, también pueden aparecer náuseas,
palidez, sudoración, taquicardia y lipotimia. Los
fenómenos psíquicos se caracterizan en lo referente
al estado de ánimo por fluctuaciones del humor, variando
entre distintas displacenteras, euforia expansiva tales como
verborrea y risa irrefrenable. La exaltación
mística es tal que algunos autores denominan esta drogas
como místicomiméticos.
A la experiencia con esta droga le llaman "un viaje", el cual
puede tener una duración hasta de 12 horas. Pero muchas
veces éste resulta ser una pesadilla. Algunos usuarios
experimentan pensamientos y visiones aterradoras que crean en
ellos tal pánico que muchos han saltado al vacío
provocando su propia muerte para huir de estas sensaciones que
identifican como un peligro real.
Éxtasis o Mdma
La metilendioximetanfetamina (MDMA), normalmente conocida como
"éxtasis", "ectasi" o "X-TC", es una droga
sintética sicoactiva con propiedades alucinógenas
de gran potencial emotivo y perturbador psicológico, con
propiedades similares a las anfetaminas. Su estructura
química
(3-4 metilendioximetanfetamina) se asemeja a la estructura de la
metilendioxianfetamina (MDA) y de la metanfetamina, otros tipos
de drogas sintéticas causantes de daños cerebrales.
Durante los años sesenta se utilizó con fines
terapéuticos dado que según determinados sectores
de la psiquiatría ayudaba a la
comunicación y al tratamiento de neurosis
fóbicas. Surgió entonces la polémica
médico – legal, atribuyendo a su consumo repercusiones en
la delincuencia,
por lo que finalmente fue ilegalizado. El éxtasis produce
efectos síquicos de gran potencial perturbador.
Inicialmente el sujeto experimenta sensaciones de confianza y
excitación, a las que sigue un estado de hiperactividad e
incremento en los pensamientos morbosos. Los efectos del
estimulante se diluyen provocando trastornos sicólogos,
como confusión, problemas con
el sueño (pesadillas, insomnio), deseo incontenible de
consumir nuevamente drogas, depresión, ansiedad grave y
paranoia. Estos efectos han sido reportados incluso luego de
varias semanas del consumo. También se han informado casos
graves de psicosis. Entre los síntomas físicos
pueden citarse: anorexia,
tensión y trastornos musculares similares a los presentes
en la enfermedad de Parkinson, bruxismo, náuseas,
visión borrosa, desmayos, escalofríos y
sudoración excesiva (este último signo es característico durante la
intoxicación).
El aumento de la frecuencia cardíaca y la tensión
arterial, crea riesgos de
trastornos circulatorios o cardíacos. Informes
forenses indican que en personas con deficiencias
cardiorespiratorias puede producir muerte súbita. Esta
droga drena el cerebro de una importante substancia química conocida como
serotonin, lo cual ocasiona cambios en el estado de
ánimo, en las funciones
sexuales y la sensibilidad al dolor.
Metanfetamina
La persona que usa
"Ice" piensa que la droga le proporciona energía
instantánea. La realidad es que la droga acelera el
sistema
nervioso, haciendo que el cuerpo utilice la energía
acumulada. Al no descansar lo suficiente y dejar de
alimentarse-por la pérdida del apetito-el "Ice" causa
daño permanente a la salud.
Los efectos que causa al cuerpo varían de acuerdo a la
cantidad de droga utilizada. Entre los síntomas observados
se encuentran los siguientes: lesión nasal cuando la droga
es inhalada; sequedad y picor en la piel;
acné; irritación o inflamación;
aceleración de la respiración y la presión
arterial; lesiones del hígado, pulmones y riñones;
extenuación cuando se acaban los efectos de la droga
(necesidad de dormir por varios días); movimientos bruscos
e incontrolados de la cara, cuello, brazos y manos;
pérdida del apetito; depresión aguda cuando
desaparecen los efectos de la droga.
Mda
La MDA, el fármaco de origen de la MDMA, es una droga
similar a la anfetamina que también ha sido objeto de
abuso, presentando efectos psico-físicos similares a los
de la MDMA. Las investigaciones
han mostrado que la MDA destruye las neuronas productoras de
serotonina, que regulan directamente la agresión, el
estado de ánimo, la actividad sexual, el sueño y la
sensibilidad al dolor. Es probable que esta acción sobre
el sistema productor
de serotonina sea el origen de las propiedades síquicas.
La MDMA también guarda relación en su estructura y
sus efectos con la metanfetamina, la cual ha demostrado ser
causante de la degeneración de las neuronas que contienen
la sustancia neurotransmisora dopamina. Recientes descubrimientos
hechos mediante varios sistemas de
diagnóstico por imágenes indican una
relación directa de medios-causa-consecuencia entre MDA y
MDMA-dopamina-esquizofrenia.
En experimentos de
laboratorio,
una sola exposición
a la MDA en dosis elevadas o el uso prolongado en dosis bajas
destruye hasta un 50% de las células
cerebrales. Aunque este daño tal vez no sea aparente de
inmediato, con el envejecimiento o la exposición
a otros agentes tóxicos pueden aparecer síntomas de
la enfermedad de Parkinson con el tiempo. Estos comienzan con
falta de coordinación y temblores, y a la larga
pueden causar una forma de parálisis.
Cannabis sativa – Hachis – Marihuana
El cannabis sativa es un arbusto silvestre que crece en zonas
templadas y tropicales, pudiendo llegar una altura de seis
metros, extrayéndose de su resina el hachís. Su
componente psicoactivo más relevante es el
delta–9-tetrahidrocannabinol (delta-9-THC), conteniendo la
planta más de sesenta componentes relacionados. Se consume
preferentemente fumada, aunque pueden realizarse infusiones, con
efectos distintos. Un cigarrillo de marihuana puede llegar a
contener 150 mg. de THC, y llegar hasta el doble si contiene
aceite de hachís, lo cual según algunos autores
puede llevar al síndrome de abstinencia si se consume
entre 10 y 20 días. La tolerancia está acreditada,
siendo cruzada cuando se consume conjuntamente con
opiáceos y alcohol. Respecto a la dependencia, se
considera primordialmente psíquica. Los síntomas
característicos de la intoxicación
son: ansiedad, irritabilidad, temblores, insomnios, muy similares
a los de las benzodiacepinas.
Puede presentarse en distintas modalidades de consumo, sea en
hojas que se fuman directamente, en resina del arbusto o en
aceite desprendido de éste último. El color de la hoja
va del verde amarillento al marrón oscuro según el
lugar de procedencia. De la modalidad en que se presente la droga
dependerá su denominación: "marihuana" es el nombre
de las hojas del cáñamo desmenuzadas, que
después de secarse y ser tratadas pueden fumarse
(también es conocida como "hierba", "marijuana",
mariguana", "mota", "mafú", "pasto", "maría",
"monte", "moy", "café",
"chocolate", etc.; en inglés
se la conoce como: "pot", "herb", "grass", "weed", "Mary Jane",
"reefer", "skunk", "boom", "gangster", "kif", "ganja", etc.); su
efecto es aproximadamente cinco veces menor que el del
hachís. El nombre hachís (también conocido
como "hashis") deriva de los terribles asesinos (hashiscins)
árabes, que combatieran en las cruzadas entre los
años 1090 y 1256. El hachís se obtiene de la
inflorescencia del cáñamo hembra, sustancia
resinosa que se presenta en forma de láminas compactas con
un característico olor. La marihuana es la forma
más frecuente, conteniendo de 0,3 a 3 % de delta THC; la
concentración de THC llega al 10 % en el hachís,
siendo su efecto diverso según factores como la velocidad con
la que se fuma, la duración de la inhalación,
cantidad inhalada, tiempo que el consumidor
retiene la respiración después de inhalar y el
estado anímico del sujeto. El consumo oral, tanto de
marihuana como de hachís, implica efectos
psicológicos similares a los expresados en la forma fumada
pero de mayor intensidad y duración y con efectos nocivos
potenciados.
La constancia escrita más antigua sobre su consumo data de
la época del Emperador chino SHEN NUNG en el 1237 a.C.
También fue conocido por los asirios y griegos del siglo V
a.C. En la India hay
constancia de su utilización desde hace más de
2.000 años, con finalidad de tipo místico en muchas
ocasiones. Hay descripciones en el Antiguo Testamento sobre la
sustancia, aunque de forma vaga y no comprobada. Hay casi
absoluta certeza de su consumo por los griegos según
unánimes referencias doctrinales, así como por los
romanos, siendo los árabes los que la comercializaron en
su área de influencia. Posiblemente las tropas de Napoleón la extendieron por Europa, en el
siglo XIX. Los árabes utilizaron la droga como calmante de
enfermedades
mentales. Terapéuticamente se aconsejó para
tratamientos de insomnio y como sedante para el dolor.
También se prescribió para terapias de
patologías nerviosas, así como para el tratamiento
de la tos, temblores en parálisis compulsivas, espasmos de
vejiga e impotencia sexual que no provenga de enfermedad
orgánica. Así mismo se recomendó como
afrodisiaco, antineurálgico, tranquilizante para
maníaco-depresivo, antihistérico, tónico
cerebral, remedio para el vómito nervioso,
epilepsia y enfermedades nerviosas. Estas recomendaciones fueron
posteriormente desaconsejadas unánimemente por la
medicina, estando en la actualidad en estudio sólo la
legalización de un fármaco derivado de esta
sustancia para mitigar los dolores en enfermos cancerosos. Este
empleo
terapéutico ha creado profundas polémicas. En la
actualidad, existe acuerdo científico en que la marihuana
no puede considerarse medicamento en ninguna de las formas en que
es consumida por los adictos. Al tratar su posible uso como
medicamento, se distingue entre la marihuana y el THC puro y
otros químicos específicos derivados del
cánnabis. La marihuana pura contiene cientos de
químicos, algunos de ellos sumamente dañinos a la
salud. El THC en forma de píldora para consumo oral (no se
fuma) podría utilizarse en el tratamiento de los efectos
colaterales (nauseas y el vómito) en
algunos tratamientos contra el cáncer.
Otro químico relacionado con el THC (nabilone) ha sido
autorizado por la "Food and Drug Administration" de Estados Unidos
para el tratamiento de los enfermos de cáncer que sufren
náuseas. En su forma oral, el THC también se usa en
enfermos de SIDA, porque les
ayuda a comer mejor y mantener su peso. Los científicos
estudian la posibilidad de que el THC y otros químicos
relacionados con la marihuana tengan ciertos valores
medicinales. Algunos piensan que estos químicos se
podrían usar en el tratamiento del dolor severo, pero es
necesario tener más evidencia antes de usarlos para el
tratamiento de problemas
médicos.
Durante los años sesenta comienza el consumo casi masivo
de esta sustancia así como de otras alucinógenas
como el LSD, peyote, etc. En el mundo de la música y luego entre
la burguesía intelectual norteamericana cundió la
moda de fumar
marihuana y hachís, extendiéndose a Europa
Occidental. El cánnabis fue un signo más del
movimiento
contracultural pretendiendo una nueva ideología, dentro de la burguesía,
basada en el pacifismo, el orientalismo, el amor libre
y la vida en la naturaleza. Al
principio el consumo afectó a estudiantes y clases altas y
medias, para después extenderse por todos los estratos
sociales, consumiéndose junto con alcohol y comenzando a
crear problemas sanitarios. A pesar de ser una sustancia ilegal,
su consumo continúa en aumento. Está probada la
relación entre el consumo de esta droga y otras como
alcohol, LSD, cocaína, anfetaminas y opiáceos,
habiéndose probado su función en la escalada a
drogas más peligrosas.
Las modalidades de marihuana disponibles a los
jóvenes son más potentes que las que
existían en la década del '60. Ello se debe a que
los laboratorios clandestinos de los traficantes han conseguido
realizar cambios a nivel genético en el cánnabis
mediante sofisticados métodos de
biotecnología, resultando en una mayor
concentración de THC. La potencia de la
droga se mide de acuerdo a la cantidad promedio de THC que se
encuentra en las muestras de marihuana que confiscan las agencias
policíacas.
La marihuana común contiene un promedio de 3 % de THC,
pudiendo alcanzar el 5,5 %. La resina tiene desde 7.5 %, llegando
hasta 24 %. El hachís (resina gomosa de las flores de las
plantas hembras)
tiene un promedio de 3.6 %, pero puede llegar a tener hasta 28 %.
El aceite de hachís, un líquido resinoso y espeso
que se destila del hachís, tiene un promedio de 16 % de
THC, pero puede llegar a tener hasta 43 %.
El THC afecta a las células del cerebro encargadas de
la memoria.
Eso hace que la persona tenga dificultad en recordar eventos recientes
(como lo que sucedió hace algunos minutos), y hace
difícil que pueda aprender mientras se encuentra bajo la
influencia de la droga. Para que una persona pueda aprender y
desempeñar tareas que requieren de más de dos
pasos, es necesario que tenga una capacidad normal de memoria a corto
plazo. Estudios recientes demuestran que la marihuana crea
disfunciones mentales y disminución de la capacidad
intelectual en las personas que la fuman mucho y por muchos
años. En un grupo de fumadores crónicos en Costa Rica, se
encontró que los sujetos tenían mucha dificultad en
recordar una corta lista de palabras (que es una prueba
básica de memoria). Las
personas en el estudio también tuvieron gran dificultad en
prestar atención a las pruebas que se
les presentaron.
Es posible que la marihuana destruya las células de
ciertas regiones especializadas del cerebro. Los
científicos han observado que cuando se dieron altas dosis
de THC a las ratas de laboratorio,
presentaron pérdida de células cerebrales similares
a las que se encuentran entre los animales
ancianos. Los cerebros de ratas de entre 11 y 12 meses de edad
(aproximadamente la mitad de sus vidas) tenían las
características los de animales ya viejos.
Existen serias preocupaciones por sus efectos a largo plazo sobre
la salud. Por ejemplo, un grupo de científicos de
California examinó el estado de salud de 450 fumadores
cotidianos (diarios) de marihuana (que no fumaban tabaco). En
comparación con otras personas no fumadoras, estas
personas tenían más ausencias de trabajo por
enfermedad y más visitas médicas por problemas
respiratorios y otras enfermedades. Los resultados indican que el
uso regular de la marihuana o del THC son factores que provocan
cáncer y problemas en los sistemas
respiratorio, inmunológico y reproductivo.
Página siguiente |