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Drogas




Enviado por arturo_cuevas



Partes: 1, 2

     

    Indice
    1.
    Introducción

    2. Las Drogas
    3. Clasificación de las
    drogas

    4. Tipos de drogas según sus
    efectos

    5.
    Estimulantes

    6. Consecuencias sociales,
    legales y económicas del uso de drogas

    7.
    Conclusión

    8.
    Bibliografía

    1.
    Introducción

    La drogadicción es una enfermedad que tienen
    su origen en el cerebro de un
    gran número de seres humanos. La enfermedad se caracteriza
    por su cronicidad o larga duración, su progresión y
    las recaídas.
    Se debe entender que el adicto seguirá siendo un adicto
    mientras viva, es decir, que el individuo se rehabilita para
    poder vivir
    sin consumir la droga y, de
    allí en adelante, éste será un adicto en
    remisión, no estará usando la droga, pero
    para mantenerse en ese estado de
    abstinencia o remisión no podrá bajar la
    guardia.

    2. Las
    Drogas

    Drogas
    Son aquellas sustancias cuyo consumo puede
    producir dependencia, estimulación o depresión
    del sistema nervioso
    central, o que dan como resultado un trastorno en la función
    del juicio, del comportamiento
    o del ánimo de la persona.
    El término drogas visto
    desde un punto de vista estrictamente científico es
    principio activo, materia prima.
    En ese sentido droga puede compararse formalmente dentro de la
    farmacología y dentro de la medicina con un
    fármaco, es decir que droga y fármaco pueden
    utilizarse como sinónimos. Los fármacos son un
    producto
    químico empleado en el tratamiento o prevención de
    enfermedades. La
    farmacología es la ciencia que
    estudia la acción y distribución de los fármacos en el
    cuerpo humano.
    Los fármacos pueden elaborarse a partir de plantas, minerales,
    animales, o
    mediante síntesis.
    Existe una segunda concepción que es de carácter
    social, según ésta las drogas son
    sustancias prohibidas, nocivas para la salud, de las cuales se
    abusan y que en alguna forma traen un perjuicio individual y
    social.
    Como se ve, un elemento importante es la intencionalidad y el
    propósito de alterarse mentalmente en algunas de las
    formas, ya sea deprimiéndose, alucinándose o
    estimulándose. Luego nos queda el problema dónde
    actúan estas sustancias, ya que todas estas drogas tienen
    un elemento básico en el organismo que es el sistema nervioso
    central el cual es la estructura
    más delicada y el más importante que tiene el ser
    humano, y si estas sustancias actúan sobre esas estructuras
    dañándolas, perjudicándolas, indudablemente
    que van constituir un elemento grave y peligroso para la
    colectividad; para la salud individual y
    lógicamente para la salud
    pública.

    3. Clasificación de las
    drogas

    Según su grado de dependencia
    Drogas Duras
    Las drogas "duras", son aquellas que provocan una dependencia
    física y
    psicosocial, es decir, que alteran el comportamiento
    psíquico y social del adicto, como el opio y sus
    derivados, el alcohol, las
    anfetaminas y los barbitúricos.

    Drogas Blandas
    Son las que crean únicamente una dependencia psicosocial,
    entre las que se encuentran los derivados del
    cáñamo, como el hachís o la marihuana, la
    cocaína, el ácido lisérgico, más
    conocido como LSD, así como también el tabaco.
    Esta división en "blandas" y "duras" es cuestionada por
    muchos estudiosos del tema ya que consideran que se podría
    sugerir con ella que las "duras" son malas y, por consiguiente,
    las "blandas" son buenas o menos malas y no es así, ya que
    a partir de determinadas dosis y según la forma de ser
    administradas, las drogas
    "blandas" pueden tener efectos tan nocivos como las "duras".
    Hay que tener presente que a partir de determinadas dosis las
    drogas denominadas "blandas" pueden tener efectos tan nocivos
    como las consideradas "duras".
    La dependencia es el estado del
    individuo mediante el cual crea y mantiene constantemente un
    deseo de ingerir alguna substancia. Si éste deseo se
    mantiene por mecanismos metabólicos y su falta crea un
    síndrome de abstinencia, se denomina dependencia física. Si la
    dependencia se mantiene por mecanismos psicosociales, suele
    definirse como dependencia psíquica o psicosocial.
    Desde un punto de vista farmacológico, las drogas se
    dividen en narcóticos, como el opio y sus derivados la
    morfina, la codeína y heroína; estimulantes, como
    el café,
    las anfetaminas, el crack y la cocaína, y
    alucinógenos, como el LSD, la mezcalina, el peyote, los
    hongos
    psilocibios y los derivados del cáñamo, como el
    hachís.

    4. Tipos de drogas
    según sus efectos

    Narcóticos
    La palabra narcótico es un vocablo griego que significa
    "cosa capaz de adormecer y sedar". A pesar de que esta palabra se
    usa con frecuencia para referirse a todo tipo de drogas
    psicoactivas, es decir, aquellas que actúan sobre el
    psiquismo del individuo, el campo de los narcóticos se
    pueden dividir en la actualidad en varios grupos, que son
    los siguientes:

    • Opio, opiáceos y sucedáneos
      sintéticos.
    • Neurolépticos o tranquilizantes
      mayores.
    • Ansiolíticos o tranquilizantes
      menores.
    • Somníferos o
      barbitúricos.
    • Grandes narcóticos o anestésicos
      generales.

    Se trata de drogas con composiciones y orígenes
    distintos, que tienen en común su efecto en el organismo,
    aunque éste se manifieste en manera y en grado
    diferentes.
    Pero el elemento fundamental que las une consiste en que todos
    los narcóticos causan adicción física. Es
    adictivo aquel fármaco que, administrado en dosis
    suficientes durante un período de tiempo
    relativamente largo, induce un cambio
    metabólico. Cuando deja de administrarse desencadena una
    serie de reacciones conocidas como "síndrome de
    abstinencia".

    Neurolépticos o tranquilizantes mayores
    Se trata de sustancias utilizadas para tratar la depresión,
    las manías y las psicosis, y
    muchas de ellas se venden sin prescripción médica
    en la mayoría de farmacias. Entre éstas se
    encuentran las fenotiazinas, el haloperidol y la reserpina.
    Conocidos como neurolépticos (del griego neuro, "nervio",
    y lepto, atar, producen un estado de
    indiferencia emocional, sin alterar la percepción
    ni las funciones
    intelectuales.
    Sumamente tóxicos, poseen efectos secundarios tales como
    parkinsonismo, destrucción de células de
    la sangre, arritmia
    cardíaca, anemia, obstrucción hepática,
    vértigos, retención urinaria, estreñimiento,
    irregularidad menstrual, atrofia testicular, congestión
    nasal, bruscos ataques de parálisis muscular,
    síndromes malignos como hipertermia y muerte
    inesperada.

    Ansiolíticos o tranquilizantes menores
    Habitualmente usados para tratar las neurosis, la
    etimología de su nombre, ansiolíticos, significa
    "liquidador de la ansiedad". En el mercado español se
    comercializan con distintos nombres.
    Según estadísticas farmacológicas
    actuales, estas drogas constituyen la mitad de todos los
    psicofármacos consumidos en el mundo, a pesar de que
    producen un síndrome de abstinencia muy grave.
    En dosis mayores funcionan como hipnóticos o inductores
    del sueño; también algunos se usan como relajantes
    musculares.
    Producen letargia, estupor y coma, con relativa facilidad. En
    caso de adicción pueden inducir a la aparición de
    alteraciones hemáticas.
    Al abandonar su consumo pueden
    aparecer episodios depresivos, desasosiego o insomnio, que suelen
    ser muy duraderos.

    Somníferos o barbitúricos
    Estas sustancias se popularizaron cuando en Estados Unidos
    aparecieron las primeras leyes que
    prohibían el alcohol, el
    opio y la morfina.
    Su uso puede provocar lesiones en el hígado o en los
    riñones, producir erupciones cutáneas, dolores
    articulares, neuralgias, hipotensión, estreñimiento
    y tendencia al colapso circulatorio.
    La intoxicación aguda puede llegar a provocar la muerte, que
    sobreviene por lesión del cerebro debida a
    la falta de oxígeno
    y a otras complicaciones derivadas de la
    depresión respiratoria.
    La dependencia física se genera entre las cuatro y las
    seis semanas. Con frecuencia, el síndrome de abstinencia
    suscita cuadros de delirium tremens.

    Grandes narcóticos
    Existen varias sustancias usadas en anestesia general que merecen
    estar incluidas en este grupo por su
    capacidad de producir sopor o estupefacción, mayor que la
    de cualquier estupefaciente en sentido estricto. En dosis leves
    produce una primera fase de excitación cordial, como el
    alcohol, y luego sedación y sopor.
    También generan tolerancia y, en
    consecuencia, adicción, pudiendo ocasionar intoxicaciones
    agudas, e incluso la muerte.
    El fentanil, dentro del grupo de los
    grandes narcóticos, posee cuarenta veces más
    potencia que la
    heroína y es el más usado actualmente en las
    intervenciones quirúrgicas, debido a su bajo índice
    de toxicidad para el corazón y
    para el sistema
    nervioso

    Opio y sus derivados
    Con el nombre popular de adormidera o amapola se conoce el fruto
    del cual se obtiene el opio y sus derivados. Es un polvo de
    color tostado. Se
    extrae de los granos que contiene el fruto y entre sus usos
    medicinales se encuentran la supresión del dolor, el
    control de los
    espasmos y el uso como antitusígeno.
    Además, existen referencias con una antigüedad
    cercana a los ocho siglos del uso medicinal del opio que
    hacían persas, egipcios, babilonios, árabes y
    griegos. Los asiáticos descubrieron sus posibilidades
    estimulantes y placenteras y comenzaron a utilizarlo con ese fin.
    Entre sus derivados se encuentran la morfina, la heroína,
    la metadona y la codeína. Todos ellos pueden brindar
    extraordinarios beneficios terapéuticos si son recetados y
    controlados por un médico, pero el uso descontrolado
    produce efectos devastadores.
    El cultivo de la flor del opio se origina en el sudeste
    asiático (Birmania, Tailandia, Camboya y Laos). En los
    últimos años se ha extendido a otros países,
    como Colombia, para
    asegurar el suministro constante a los grandes centros de
    consumo.
    Los opiáceos se presentan como polvo para fumar o
    solución inyectable. Este narcótico produce un
    estado de euforia y ensoñación; una
    sensación de éxtasis que se acorta
    rápidamente a causa de la tolerancia. Al
    poco tiempo de uso,
    los adictos experimentan síntomas de abstinencia entre una
    y otra toma, que se caracterizan por presentar un cuadro
    pseudo-gripal en el curso de las primeras 12 horas: estornudos,
    sudoración, lagrimeo, bostezos y dolores musculares. Luego
    de 36 horas de abstinencia los síntomas se intensifican.
    Aparecen escalofríos, sofocos, insomnio, diarrea,
    incremento del ritmo cardíaco y de la presión
    sanguínea. Si no se repite la toma, los síntomas
    declinan en los diez días subsiguientes. En cambio si se
    prolonga su uso, se inicia el camino de la dependencia sin
    atenuantes, cuyos efectos físicos son:

    • Epidermis enrojecida.
    • Pupilas contraídas.
    • Náuseas.
    • Decaimiento de la función
      respiratoria.
    • Pérdida de reflejos.
    • Falta de respuesta a los
      estímulos.
    • Hipotensión.
    • Desaceleración cardíaca.
    • Convulsiones.
    • Riesgo de muerte.

    Los efectos psicológicos son similares a los de
    otros estimulantes:

    • Euforia.
    • Energía.
    • Placer.
    • Vigor sexual.

    Pero en cuanto decae la acción de la droga,
    aparece la angustia, la depresión, el abatimiento y la
    desazón.
    El opio produce adicción, tolerancia y dependencia
    física y psíquica. La intensidad del
    síndrome de abstinencia, y su gravedad, depende de varios
    factores: tipo de droga, tiempo de uso, personalidad
    del consumidor,
    etcétera. Los primeros síntomas comienzan a parecer
    ocho horas después de la última dosis con lagrimeo,
    sudoración, bostezos y sueño agitado. A
    continuación los síntomas se agudizan gradualmente
    y aparecen: irritabilidad, insomnio, pérdida del apetito,
    debilidad y depresión. Le sigue un cuadro gastrointestinal
    severo con náuseas y vómitos,
    dolores, cólicos y diarreas, lo cual provoca una
    deshidratación importante. Le siguen flashes de
    frío y calor,
    contracturas musculares y dolores óseos en la espalda, los
    brazos y las piernas.
    Este período intenso dura alrededor de diez días
    aunque existe un efecto residual más largo que provoca
    alteraciones en la conducta que
    inducen a una recaída.

    Alucinógenas
    Las drogas conocidas como alucinógenos son fármacos
    que provocan alteraciones psíquicas que afectan a la
    percepción. La palabra "alucinógeno"
    hace referencia a una distorsión en la percepción
    de visiones, audiciones y una generación de sensaciones
    irreales. La alucinación es un síntoma grave de la
    psicosis de la
    mente y su aparición distorsiona el
    conocimiento y la voluntad.
    Los Alucinógenos se consideran productos
    psicodélicos que inhiben los mecanismos de defensa del yo,
    y facilitan la distribución de la sensibilidad así
    como la aparición de imágenes
    desconcertantes.

    LSD (ácido lisérgico)
    El LSD es una sustancia semisintética, derivado del ergot,
    extracto éste del cornezuelo del centeno, usado en
    medicina al
    final de la Edad Media.
    También fue muy utilizado en obstetricia para evitar
    hemorragias puerperales y promover la contracción del
    útero. En un principio fue utilizado con fines
    terapéuticos en alcohólicos, cancerosos y otros
    enfermos terminales para ayudarles a superar el trance.
    Posteriormente fue abandonada la práctica al comprobarse
    los resultados adversos, tales como suicidios a causa de las
    engañosas imágenes y
    terroríficas visualizaciones. También se
    comprobó que podía desencadenar esquizofrenia y
    deterioros mentales variados.
    Descubierto en 1938, se considera al ácido
    lisérgico como el alucinógeno más poderoso,
    aunque no el más nocivo. Como fenómenos
    físicos hay que citar la midriasis, temblores, e
    hiperreflexia, también pueden aparecer náuseas,
    palidez, sudoración, taquicardia y lipotimia. Los
    fenómenos psíquicos se caracterizan en lo referente
    al estado de ánimo por fluctuaciones del humor, variando
    entre distintas displacenteras, euforia expansiva tales como
    verborrea y risa irrefrenable. La exaltación
    mística es tal que algunos autores denominan esta drogas
    como místicomiméticos.
    A la experiencia con esta droga le llaman "un viaje", el cual
    puede tener una duración hasta de 12 horas. Pero muchas
    veces éste resulta ser una pesadilla. Algunos usuarios
    experimentan pensamientos y visiones aterradoras que crean en
    ellos tal pánico que muchos han saltado al vacío
    provocando su propia muerte para huir de estas sensaciones que
    identifican como un peligro real.

    Éxtasis o Mdma
    La metilendioximetanfetamina (MDMA), normalmente conocida como
    "éxtasis", "ectasi" o "X-TC", es una droga
    sintética sicoactiva con propiedades alucinógenas
    de gran potencial emotivo y perturbador psicológico, con
    propiedades similares a las anfetaminas. Su estructura
    química
    (3-4 metilendioximetanfetamina) se asemeja a la estructura de la
    metilendioxianfetamina (MDA) y de la metanfetamina, otros tipos
    de drogas sintéticas causantes de daños cerebrales.
    Durante los años sesenta se utilizó con fines
    terapéuticos dado que según determinados sectores
    de la psiquiatría ayudaba a la
    comunicación y al tratamiento de neurosis
    fóbicas. Surgió entonces la polémica
    médico – legal, atribuyendo a su consumo repercusiones en
    la delincuencia,
    por lo que finalmente fue ilegalizado. El éxtasis produce
    efectos síquicos de gran potencial perturbador.
    Inicialmente el sujeto experimenta sensaciones de confianza y
    excitación, a las que sigue un estado de hiperactividad e
    incremento en los pensamientos morbosos. Los efectos del
    estimulante se diluyen provocando trastornos sicólogos,
    como confusión, problemas con
    el sueño (pesadillas, insomnio), deseo incontenible de
    consumir nuevamente drogas, depresión, ansiedad grave y
    paranoia. Estos efectos han sido reportados incluso luego de
    varias semanas del consumo. También se han informado casos
    graves de psicosis. Entre los síntomas físicos
    pueden citarse: anorexia,
    tensión y trastornos musculares similares a los presentes
    en la enfermedad de Parkinson, bruxismo, náuseas,
    visión borrosa, desmayos, escalofríos y
    sudoración excesiva (este último signo es característico durante la
    intoxicación).
    El aumento de la frecuencia cardíaca y la tensión
    arterial, crea riesgos de
    trastornos circulatorios o cardíacos. Informes
    forenses indican que en personas con deficiencias
    cardiorespiratorias puede producir muerte súbita. Esta
    droga drena el cerebro de una importante substancia química conocida como
    serotonin, lo cual ocasiona cambios en el estado de
    ánimo, en las funciones
    sexuales y la sensibilidad al dolor.

    Metanfetamina
    La persona que usa
    "Ice" piensa que la droga le proporciona energía
    instantánea. La realidad es que la droga acelera el
    sistema
    nervioso, haciendo que el cuerpo utilice la energía
    acumulada. Al no descansar lo suficiente y dejar de
    alimentarse-por la pérdida del apetito-el "Ice" causa
    daño permanente a la salud.
    Los efectos que causa al cuerpo varían de acuerdo a la
    cantidad de droga utilizada. Entre los síntomas observados
    se encuentran los siguientes: lesión nasal cuando la droga
    es inhalada; sequedad y picor en la piel;
    acné; irritación o inflamación;
    aceleración de la respiración y la presión
    arterial; lesiones del hígado, pulmones y riñones;
    extenuación cuando se acaban los efectos de la droga
    (necesidad de dormir por varios días); movimientos bruscos
    e incontrolados de la cara, cuello, brazos y manos;
    pérdida del apetito; depresión aguda cuando
    desaparecen los efectos de la droga.

    Mda
    La MDA, el fármaco de origen de la MDMA, es una droga
    similar a la anfetamina que también ha sido objeto de
    abuso, presentando efectos psico-físicos similares a los
    de la MDMA. Las investigaciones
    han mostrado que la MDA destruye las neuronas productoras de
    serotonina, que regulan directamente la agresión, el
    estado de ánimo, la actividad sexual, el sueño y la
    sensibilidad al dolor. Es probable que esta acción sobre
    el sistema productor
    de serotonina sea el origen de las propiedades síquicas.
    La MDMA también guarda relación en su estructura y
    sus efectos con la metanfetamina, la cual ha demostrado ser
    causante de la degeneración de las neuronas que contienen
    la sustancia neurotransmisora dopamina. Recientes descubrimientos
    hechos mediante varios sistemas de
    diagnóstico por imágenes indican una
    relación directa de medios-causa-consecuencia entre MDA y
    MDMA-dopamina-esquizofrenia.
    En experimentos de
    laboratorio,
    una sola exposición
    a la MDA en dosis elevadas o el uso prolongado en dosis bajas
    destruye hasta un 50% de las células
    cerebrales. Aunque este daño tal vez no sea aparente de
    inmediato, con el envejecimiento o la exposición
    a otros agentes tóxicos pueden aparecer síntomas de
    la enfermedad de Parkinson con el tiempo. Estos comienzan con
    falta de coordinación y temblores, y a la larga
    pueden causar una forma de parálisis.

    Cannabis sativa – Hachis – Marihuana
    El cannabis sativa es un arbusto silvestre que crece en zonas
    templadas y tropicales, pudiendo llegar una altura de seis
    metros, extrayéndose de su resina el hachís. Su
    componente psicoactivo más relevante es el
    delta–9-tetrahidrocannabinol (delta-9-THC), conteniendo la
    planta más de sesenta componentes relacionados. Se consume
    preferentemente fumada, aunque pueden realizarse infusiones, con
    efectos distintos. Un cigarrillo de marihuana puede llegar a
    contener 150 mg. de THC, y llegar hasta el doble si contiene
    aceite de hachís, lo cual según algunos autores
    puede llevar al síndrome de abstinencia si se consume
    entre 10 y 20 días. La tolerancia está acreditada,
    siendo cruzada cuando se consume conjuntamente con
    opiáceos y alcohol. Respecto a la dependencia, se
    considera primordialmente psíquica. Los síntomas
    característicos de la intoxicación
    son: ansiedad, irritabilidad, temblores, insomnios, muy similares
    a los de las benzodiacepinas.
    Puede presentarse en distintas modalidades de consumo, sea en
    hojas que se fuman directamente, en resina del arbusto o en
    aceite desprendido de éste último. El color de la hoja
    va del verde amarillento al marrón oscuro según el
    lugar de procedencia. De la modalidad en que se presente la droga
    dependerá su denominación: "marihuana" es el nombre
    de las hojas del cáñamo desmenuzadas, que
    después de secarse y ser tratadas pueden fumarse
    (también es conocida como "hierba", "marijuana",
    mariguana", "mota", "mafú", "pasto", "maría",
    "monte", "moy", "café",
    "chocolate", etc.; en inglés
    se la conoce como: "pot", "herb", "grass", "weed", "Mary Jane",
    "reefer", "skunk", "boom", "gangster", "kif", "ganja", etc.); su
    efecto es aproximadamente cinco veces menor que el del
    hachís. El nombre hachís (también conocido
    como "hashis") deriva de los terribles asesinos (hashiscins)
    árabes, que combatieran en las cruzadas entre los
    años 1090 y 1256. El hachís se obtiene de la
    inflorescencia del cáñamo hembra, sustancia
    resinosa que se presenta en forma de láminas compactas con
    un característico olor. La marihuana es la forma
    más frecuente, conteniendo de 0,3 a 3 % de delta THC; la
    concentración de THC llega al 10 % en el hachís,
    siendo su efecto diverso según factores como la velocidad con
    la que se fuma, la duración de la inhalación,
    cantidad inhalada, tiempo que el consumidor
    retiene la respiración después de inhalar y el
    estado anímico del sujeto. El consumo oral, tanto de
    marihuana como de hachís, implica efectos
    psicológicos similares a los expresados en la forma fumada
    pero de mayor intensidad y duración y con efectos nocivos
    potenciados.
    La constancia escrita más antigua sobre su consumo data de
    la época del Emperador chino SHEN NUNG en el 1237 a.C.
    También fue conocido por los asirios y griegos del siglo V
    a.C. En la India hay
    constancia de su utilización desde hace más de
    2.000 años, con finalidad de tipo místico en muchas
    ocasiones. Hay descripciones en el Antiguo Testamento sobre la
    sustancia, aunque de forma vaga y no comprobada. Hay casi
    absoluta certeza de su consumo por los griegos según
    unánimes referencias doctrinales, así como por los
    romanos, siendo los árabes los que la comercializaron en
    su área de influencia. Posiblemente las tropas de Napoleón la extendieron por Europa, en el
    siglo XIX. Los árabes utilizaron la droga como calmante de
    enfermedades
    mentales. Terapéuticamente se aconsejó para
    tratamientos de insomnio y como sedante para el dolor.
    También se prescribió para terapias de
    patologías nerviosas, así como para el tratamiento
    de la tos, temblores en parálisis compulsivas, espasmos de
    vejiga e impotencia sexual que no provenga de enfermedad
    orgánica. Así mismo se recomendó como
    afrodisiaco, antineurálgico, tranquilizante para
    maníaco-depresivo, antihistérico, tónico
    cerebral, remedio para el vómito nervioso,
    epilepsia y enfermedades nerviosas. Estas recomendaciones fueron
    posteriormente desaconsejadas unánimemente por la
    medicina, estando en la actualidad en estudio sólo la
    legalización de un fármaco derivado de esta
    sustancia para mitigar los dolores en enfermos cancerosos. Este
    empleo
    terapéutico ha creado profundas polémicas. En la
    actualidad, existe acuerdo científico en que la marihuana
    no puede considerarse medicamento en ninguna de las formas en que
    es consumida por los adictos. Al tratar su posible uso como
    medicamento, se distingue entre la marihuana y el THC puro y
    otros químicos específicos derivados del
    cánnabis. La marihuana pura contiene cientos de
    químicos, algunos de ellos sumamente dañinos a la
    salud. El THC en forma de píldora para consumo oral (no se
    fuma) podría utilizarse en el tratamiento de los efectos
    colaterales (nauseas y el vómito) en
    algunos tratamientos contra el cáncer.
    Otro químico relacionado con el THC (nabilone) ha sido
    autorizado por la "Food and Drug Administration" de Estados Unidos
    para el tratamiento de los enfermos de cáncer que sufren
    náuseas. En su forma oral, el THC también se usa en
    enfermos de SIDA, porque les
    ayuda a comer mejor y mantener su peso. Los científicos
    estudian la posibilidad de que el THC y otros químicos
    relacionados con la marihuana tengan ciertos valores
    medicinales. Algunos piensan que estos químicos se
    podrían usar en el tratamiento del dolor severo, pero es
    necesario tener más evidencia antes de usarlos para el
    tratamiento de problemas
    médicos.
    Durante los años sesenta comienza el consumo casi masivo
    de esta sustancia así como de otras alucinógenas
    como el LSD, peyote, etc. En el mundo de la música y luego entre
    la burguesía intelectual norteamericana cundió la
    moda de fumar
    marihuana y hachís, extendiéndose a Europa
    Occidental. El cánnabis fue un signo más del
    movimiento
    contracultural pretendiendo una nueva ideología, dentro de la burguesía,
    basada en el pacifismo, el orientalismo, el amor libre
    y la vida en la naturaleza. Al
    principio el consumo afectó a estudiantes y clases altas y
    medias, para después extenderse por todos los estratos
    sociales, consumiéndose junto con alcohol y comenzando a
    crear problemas sanitarios. A pesar de ser una sustancia ilegal,
    su consumo continúa en aumento. Está probada la
    relación entre el consumo de esta droga y otras como
    alcohol, LSD, cocaína, anfetaminas y opiáceos,
    habiéndose probado su función en la escalada a
    drogas más peligrosas.

    Las modalidades de marihuana disponibles a los
    jóvenes son más potentes que las que
    existían en la década del '60. Ello se debe a que
    los laboratorios clandestinos de los traficantes han conseguido
    realizar cambios a nivel genético en el cánnabis
    mediante sofisticados métodos de
    biotecnología, resultando en una mayor
    concentración de THC. La potencia de la
    droga se mide de acuerdo a la cantidad promedio de THC que se
    encuentra en las muestras de marihuana que confiscan las agencias
    policíacas.
    La marihuana común contiene un promedio de 3 % de THC,
    pudiendo alcanzar el 5,5 %. La resina tiene desde 7.5 %, llegando
    hasta 24 %. El hachís (resina gomosa de las flores de las
    plantas hembras)
    tiene un promedio de 3.6 %, pero puede llegar a tener hasta 28 %.
    El aceite de hachís, un líquido resinoso y espeso
    que se destila del hachís, tiene un promedio de 16 % de
    THC, pero puede llegar a tener hasta 43 %.
    El THC afecta a las células del cerebro encargadas de
    la memoria.
    Eso hace que la persona tenga dificultad en recordar eventos recientes
    (como lo que sucedió hace algunos minutos), y hace
    difícil que pueda aprender mientras se encuentra bajo la
    influencia de la droga. Para que una persona pueda aprender y
    desempeñar tareas que requieren de más de dos
    pasos, es necesario que tenga una capacidad normal de memoria a corto
    plazo. Estudios recientes demuestran que la marihuana crea
    disfunciones mentales y disminución de la capacidad
    intelectual en las personas que la fuman mucho y por muchos
    años. En un grupo de fumadores crónicos en Costa Rica, se
    encontró que los sujetos tenían mucha dificultad en
    recordar una corta lista de palabras (que es una prueba
    básica de memoria). Las
    personas en el estudio también tuvieron gran dificultad en
    prestar atención a las pruebas que se
    les presentaron.
    Es posible que la marihuana destruya las células de
    ciertas regiones especializadas del cerebro. Los
    científicos han observado que cuando se dieron altas dosis
    de THC a las ratas de laboratorio,
    presentaron pérdida de células cerebrales similares
    a las que se encuentran entre los animales
    ancianos. Los cerebros de ratas de entre 11 y 12 meses de edad
    (aproximadamente la mitad de sus vidas) tenían las
    características los de animales ya viejos.
    Existen serias preocupaciones por sus efectos a largo plazo sobre
    la salud. Por ejemplo, un grupo de científicos de
    California examinó el estado de salud de 450 fumadores
    cotidianos (diarios) de marihuana (que no fumaban tabaco). En
    comparación con otras personas no fumadoras, estas
    personas tenían más ausencias de trabajo por
    enfermedad y más visitas médicas por problemas
    respiratorios y otras enfermedades. Los resultados indican que el
    uso regular de la marihuana o del THC son factores que provocan
    cáncer y problemas en los sistemas
    respiratorio, inmunológico y reproductivo.

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