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LA ECONOMIA POLITICA: DE J.J.ROUSSEAU A C.MARX




Enviado por cmarcano



    Indice:
    Introducción

    La economía política en
    Rousseau

    Los principios de la economía
    política en Rousseau

    La economía política en
    Marx

    Las actuales concepciones dominantes en la
    economía política

     

    Breve nota
    introductoria
    :

    En el presente trabajo, de objetivos
    bastantes modestos, nos proponemos realizar un análisis comparativo del concepto de
    economía
    política en Rousseau y en
    Marx. Luego,
    intentamos relacionar, a la luz de las
    conclusiones de esta parte del análisis, cómo es entendido hoy en
    día tal concepto.

    Inicialmente revisamos los fundamentos que establece
    Rousseau en su "Discurso sobre
    la Economía
    Política",
    el rango conceptual que él atribuye a la economía
    política, y el contenido mismo del concepto, que
    adquiere su dimensión interpretativa y epistémica
    principalmente en el orden del discurso
    moral y los
    principios de
    derecho político, a través de su contenido
    fundamental, la voluntad general, y por mediación de
    ésta, con la aplicación de las leyes, sin dejar
    de expresar, a la vez, a través de la administración
    pública, su sentido práctico, aunque
    éste mismo mediado también por una razón
    moral: evitar
    la profundización de las desigualdades.

    Posteriormente revisamos la visión critica de la
    economía
    política
    en el "discurso" marxista, fundamentalmente en sus dos
    dimensiones principales: en cuanto su dimensión social, es
    decir, como disciplina
    científica -que así se reclama desde Smith y
    Ricardo- que tiene por objeto de estudio e investigación relaciones sociales de
    producción, es decir la relación
    entre hombres y entre clases para la producción de su vida material; y en cuanto
    su dimensión histórica, el estudio de tales
    relaciones sociales como una fase transitoria en el devenir de la
    sociedad, en
    tanto la existencia en tal etapa de formas específicas de
    producción, distribución, circulación y consumo.

    Finalmente, en base a los elementos que nos arroje al
    análisis anterior, intentaremos contrastar como es hoy
    entendido el concepto de economía política,
    principalmente desde una visión crítica, es decir,
    develar cómo el concepto ha sido cosificado, desprovisto
    de cualquier connotación social e histórica, y en
    tanto tal, vaciado de cualquier connotación critica, que
    lo imposibilita de ser, en cualquiera de sus acepciones, un
    instrumento análitico para comprender la realidad. En
    verdad, la economía política ha devenido en una
    forma de mistificación de la realidad para encubrir las
    profundas desigualdades que son imanentes al régimen de
    producción capitalista. Allí establecemos una
    rápida conexión entre tales concepciones en boga de
    la economía política y las políticas
    económicas públicas, como los ajustes
    macroeconómicos.

    -I-

    La economía política en
    Rousseau
    :

    Rousseau comienza por establecer, siguiendo a los
    griegos, el sentido etimológico del término
    economía, para luego establecer las diferencias existentes
    entre los conceptos de economía general o política
    y economía doméstica. Aunque Rousseau centra su
    atención en el desarrollo
    conceptual de lo que es la economía política, que
    por lo demás es el motivo de nuestro análisis,
    conviene señalar que entiende por economía
    doméstica: "el sabio y legítimo gobierno de la
    casa, en pro del bien común de toda la familia".
    El derecho de propiedad y la
    garantía de la trasmisión de éste a los
    hijos a través del derecho de herencia, son
    fundamentales en tal concepción de la economía
    doméstica.

    En efecto, la familia es de
    carácter patriarcal en tanto consecuencia
    de la propiedad
    privada que otorga por razón natural el poder y los
    deberes del padre, del cual emana también el derecho de
    propiedad, en base del cual los hijos deben sumisión y
    obedeciencia, la cual entre otros aspectos, se materializa en
    conservar e incrementar el patrimonio
    familiar. El poder del
    padre incluye, no sólo la pre-eminencia sobre la madre
    -aún en un gobierno
    doméstico único- sino también la vigilancia
    sobre su lealtad de manera de garantizar, mediante la herencia, que sus
    bienes pasen
    efectivamente a sus hijos. Como se ve, y es lo que queriamos
    resaltar, la propiedad privada, y su correlato, el derecho de
    herencia, aparecen determinando claramente el carácter
    de las relaciones familiares. La defensa de la propiedad privada,
    también aparece como el fundamento de la economía
    pública, general o política en Rousseau, aunque
    conectada con una idea de moral y de derecho político,
    como veremos más adelante, pero en su aspecto más
    práctico, la economía política se establece
    como administración pública para
    garantizar la propiedad pre-existente y la propiedad del Estado, la
    cual, no es sino un medio para garantizar la paz y la propiedad y
    riqueza de los partículares.

    Para Rousseau la economía pública es el
    gobierno, y en tanto tal, compromete el derecho legislativo y
    obliga a la nación;
    pero este concepto aparece indisolublemente unido al de soberanía como poder supremo, como poder
    ejecutivo que obliga a los partículares. Es decir, la
    economía política es el gobierno, pero en tanto tal
    gobierno, es un ejecutor, una fuerza
    política más, regida y sujeta a la soberanía, al poder supremo. De allí
    que la voluntad general, como expresión moral y
    política de la soberanía, que compromete a todos
    los partículares o ciudadanos (tomados en su
    dimensión política) sea la primera norma o guia del
    gobierno. La voluntad general se convierte así, en la
    esencia misma del gobierno, de la economía
    política. En otras palabras, la economía
    política adquiere aquí una dimensión moral,
    jurídica, política y
    socio-económica.

    Para Rousseau el cuerpo político, o Estado, es
    también un cuerpo moral: "el cuerpo político es
    también un ser moral dotado de voluntad" (9) Esta
    voluntad, que es general, en el sentido que es la voluntad de
    todo el Estado, o
    la expresión de la voluntad de todos (o la mayoría
    absoluta) de todos los miembros de ese Estado, es el principio
    moral rector de la sociedad. Su
    contenido es el principio que garantiza la continuidad, la
    existencia y el desarrollo de
    la sociedad en tanto razón moral (justicia o
    injusticia), en tanto razón jurídica de derecho
    (las leyes), en tanto
    razón política (la soberanía del pueblo) y
    en tanto razón económico-social
    (satisfacción de las necesidades públicas). "Esa
    voluntad general, tendente siempre a la conservación y
    bienestar del todo y de cada una de las partes, es el origen de
    las leyes y la regla de lo justo y de lo injusto para todos los
    miembros del estado, en relación con éste y con
    aquellos" (9). El bienestar debe entenderse como el ejercicio de
    la libertad, la
    igualdad, la
    seguridad y la
    propiedad privada, y justamente en la medida en que la voluntad
    general tiende a garantizar todos estos bienes y
    tiende a garantizarlos para todos, se convierte en el principio
    moral del cual emanan las leyes y las normas que
    regulan y ordenan la sociedad

    En cuanto principio de lo justo (todo aquello que
    coincide con la voluntad general) y lo injusto (todo aquello que
    vulnera y limita la voluntad general) la voluntad general es el
    principio del cual deriva toda moralidad de la sociedad y toda
    legitimidad jurídica sintetizada en la Ley. Ella norma
    tanto las relaciones entre los ciudadanos y el Estado, y
    entre los mismos ciudadanos. Y aunque Rousseau limita la
    jurisdicionalidad de esta voluntad general a los limites de un
    estado partícular y a los ciudadanos que en el habitan,
    considera que extendiéndolo a todos los estados, puede
    convertirse en una regla para juzgar la moralidad de toda
    acción humana.

    De esta manera, la concepción rusoniana de
    economía pública o política, identificada
    como gobierno, implica una concepción de la
    economía que va más allá del hecho
    económico tal como es entendido hoy en día; es una
    concepción que implica, además del dominio de lo
    económico como administración
    pública, el dominio de lo
    social, en tanto el bienestar de los ciudadanos, el dominio de
    la moral, en
    tanto razón de lo justo, y el dominio de lo
    político en tanto la soberanía como poder supremo
    constitutivo del Estado.

    Los principios de la
    economía política en Rousseau:

    Como quiera que le economía pública para
    Rousseau, es a la vez, la misma acción de gobernar, los
    principios de la economía política son a la vez,
    los principios que guian la acción de gobierno. El primer
    principio es la necesidad que tiene el gobierno de guiarse en
    todo por la voluntad general y administrar conforme a las
    leyes.

    Rousseau introduce aquí una diferenciación
    entre economía pública popular, aquella en que los
    interees de los gobernantes se hacen coincidir con la voluntad
    general y, economía política tiránica,
    aquella en la que los intereses de los gobernantes se contraponen
    a los intereses del pueblo. Establece claramente las tensiones
    que se generan entre voluntad general y voluntad
    partícular, entre voluntad general y libertad y
    entre libertad pública y autoridad del
    gobierno, justificando la existencia de la sociedad civil
    por la necesidad que tiene los hombres de defender su libertad
    individual y su propiedad individual. "Buscad los motivos que
    llevaron a los hombres, unidos por sus mutuas necesidades en la
    gran sociedad, a estrechar su unión mediante sociedades
    civiles: no encontrareís otro que el de aseguarar los
    bienes, la vida y la libertad de cada miembro mediante la
    protección de todos" (14).

    Estas tensiones se resolverán, sin embargo,
    mediante la ley, la cual
    califica "como la más sublime de las instituciones
    humanas" (14) a través de la cual los hombres acceden a la
    justicia y la
    libertad, y restablecen mediante el derecho la "igualdad
    natural de los hombres". La ley funda, entonces, el principio de
    autoridad del
    gobernante y justamente esto obliga al gobernante, para legitimar
    su mandato, a guiarse "en todo" conforme a la ley. Ninguna causa
    explicará o justificará la exención de la
    ley, mucho menos del propio gobierno, pues llevaría
    nuevamente al caos.

    Para Rousseau la potencia de las
    leyes emana directamente de la sabiduría que ella misma
    encarna y de la razón que la sustenta. Rechaza el
    principio de que la potencia de una
    ley derive de la capacidad coartiva de quien la aplica. Entre
    más coactiva sea la base de aplicación de la ley,
    sólo se conseguirá que los infractores cometan
    mayores crimenes para evadir la aplicación de la misma. En
    consecuencia, el talento para reinar consiste en persuadir al
    ciudadano de la validez recional de la ley, y de la conciencia de
    someterse a su imperio.

    Rousseau identifica, a partir de este criterio al
    verdadero hombre de
    estado, como aquel que actua preventivamente sobre la voluntad de
    los hombres más que sobre sus acciones o las
    consecuencias de éstas. El mayor talento del gobierno es
    "disfrazar" su poder haciéndolo aparecer innecesario a
    efectos de la conducción del Estado. E identifica el
    primer deber del legislador como "adecuar las leyes a la voluntad
    general." Allí el legislador debe tomar en cuenta no solo
    la voluntad general, sino también las condiciones
    concretas, derivadas del
    lugar, el clima, el
    suelo, las
    costumbres, la vecindad, etc.

    Rousseau introduce el pirncipio de responsabilidad de los gobernantes ante los
    gobernados a partir del resultado de su gestión. Entiende que el carácter de
    los gobiernos tiende a determinar el carácter de los
    pueblos, así como que la formación, la constitución del ciudadano guarda estrecha
    relación con la actitud de los
    gobiernos y el carácter de las leyes. En otras palabras,
    un buen gobierno, huelga decir,
    una buena economía política, tiende a ser
    fundamental para la formación de un buen ciudadano. Como
    puede verse, la economía política, a través
    de su primer principio, ajustarse a la voluntad general, adquiere
    una dimensión moral y política, e incluso
    educativa, en cuanto un buen gobierno es decisivo para la
    formación de un buen ciudadano.

    El segundo principio de la economía
    política es hacer reinar la virtud, entendiendo por tal
    virtud que las voluntades partículares se identifiquen con
    la voluntad general. Se trata de que los ciudadanos, al
    identificar sus intereses partículares con el interés
    general, procedan de manera virtuosa conforme a la ley por
    convencimiento. "Más que gentes de bien que sepan
    administrar las leyes, hay, en el fondo, gentes honestas que
    saben obedecerlas" (20). Cuando los intereses partículares
    se reunen en contra del interés
    general los vicios públicos se apoderan del Estado. Y
    aquí se trata no sólo de actuar conforme a virtud
    no sólo en apariencia, sino de manera genuina y sincera ya
    que "el peor de todos los abusos consiste en obedecer las leyes
    en apariencia para poder infringirlas de hecho con mayor seguridad."
    (20).

    Para Rousseau el ejercicio de la virtud no es tanto un
    problema de leyes, o de muchas leyes, sino más bien de la
    racionalidad de las mismas y del apego de los ciudadanos a su
    cumplimiento. Así, la justeza o razón de una ley
    está en expresar la voluntad general y en su observación, en primer lugar y como
    ejemplo, por parte de los gobernantes; de esta manera la ley se
    asienta en su propia legitimidad y puede contar con el apoyo de
    los ciudadanos para su fiel cumplimiento.

    Rousseau establecerá también una clara
    diferenciación entre el buen gobernante, valga decir,
    entre una buena aplicación de la economía
    política, y la retórica y la demagogía. De
    suyo el buen gobernante es, como ya se ha dicho, aquel que guia
    su conducta por la
    voluntad general y que como ejemplo para los demás
    ciudadanos se aplica rigurosamente a sus principios; mientras que
    aquel que fascina a los demás haciéndoles creer que
    trabaja por interés general de cada uno de ellos, mientras
    que en verdad, trabaja por su interés partícular,
    no es más que un demagogo.

    Roussea introduce el amor a la
    patria como un elemento fundamental en la formación del
    buen ciudadano y como ejemplo de la buen acción del
    gobernante. El amor a la
    patria viene a ser razón de una moral pública, la
    que fundamenta en la búsqueda de la felicidad individual,
    que a su vez se fundamenta en la felicidad de la sociedad, en la
    felicidad de todos. Lo partícular se identifica con lo
    general, lo privado con lo público no sólo en
    cuanto a la virtud, sino también en cuanto a la
    felicidad.

    El amor a la
    patria en Rousseau no es una simple entelequía moral; por
    el contrario, la patria existe en la medida en que está
    ordenada por la ley y garantiza "el bienestar de todas y cada una
    de las partes y el bien general" que exige que ningún
    ciudadano pueda ser objeto de causa injusta, pues de presentarse,
    tal injusticia eliminaría o vulneraría, al menos,
    el interés del pueblo por mantener la unión social.
    La patria, es pues, el escenario del ejercicio de la libertad por
    parte de los ciudadanos y también el escenario de
    participación en la
    administración pública "para que se encuentren
    como en su casa y sólo vean las leyes como garantes de su
    libertad" (28) Justamente uno de los fundamentos de la
    administración pública, y en tanto tal, uno de
    los asuntos más importantes del gobierno que tiene una
    connotación más estrictamente económica es
    prevenir la extrema desigualdad de las fortunas impidiendo que
    los ciudadanos caigan en la pobreza. Para
    Rousseau, "La desigual distribución de los hombres en el
    territorio, con aglomeración en un lugar y
    despoblación en otro; el favorecimiento de las artes de
    diversión y de pura industria a
    expensas de los oficios útiles y penosos; el sacrificio de
    la agricultura al
    comercio; la
    necesidad del publicano por la mala administración de los dineros del estado;
    en fin, la extrema venalidad que supone medir el respeto con los
    doblones y comprar con dinero la
    virtud misma: tales son las causas más apremiantes de la
    opulencia y la miseria, de la sustitución del
    interés público por el partícular, del odio
    mutuo entre los ciudadanos, de su indeferencia por la causa
    común, de la corrupción
    del pueblo y del debilitamiento de todos los recursos del
    gobierno; males todos dificiles de sanar cuando aparecen pero que
    deben ser prevenidos por una buena administración a fin de
    mantener las buenas constumbres, el respeto a las
    leyes, el amor a la
    patria y el vigor de la voluntad general"(29).

    Es entonces fundamental evitar la concentración
    de la riqueza, la que genera en el otro polo, la
    concentración de la miseria. Es decir, que aunque Rousseau
    atribuye esta situación fundamentalmente a razones morales
    y políticas, está intuyendo la
    configuración de la moderna sociedad burquesa que
    concentra en un polo riqueza, con la misma intensidad que
    concentra en el otro pobreza,
    catalizada a través de la explotación. De
    allí que una buena administración deba mantener las
    buenas costumbres, el respecto a las leyes, el amor a la patria y
    la vitalidad de la voluntad general. Además debe
    garantizarse una distribución adecuada de la población en el territorio, mantener los
    oficios útiles (aunque penosos), darle prioridad a la
    agricultura
    antes que al comercio y
    garantizar una pulcra administración pública, en lo
    que Rousseau advierte ya el efecto económico negativo que
    significa una administración pública
    corrupta.

    Junto con el amor a la patria la educación forma
    parte esencial de la función
    del Estado. La educación para amar a
    la patria y la educación para
    formar el ciudadano es un proceso
    único que van de la mano, y que debe comenzar desde la
    infancia del
    niño. La educación
    pública es el principio constitutivo del gobierno
    legítimo. Sus objetivos
    deben ser educar en el principio de la igualdad, de la vigencia y
    observancia de las leyes del Estado y en los principios de la
    voluntad general; principios que deben respetarse por encima de
    cualquier cosa, complementados con la observancia de las leyes y
    el ejemplo de los gobernantes permitirá formar a los
    futuros padres de la patria y garantizar a la vez la estabilidad
    de la sociedad. Por eso para Rousseau la educación
    "constituye sin duda el asunto más importante del
    estado".

    Para Rousseau el tercer principio o deber esencial del
    buen gobierno es satisfacer la necesidades públicas, como
    una consecuencia evidente de la aplicación de la voluntad
    general. El autor la entiende no como un satisfacción
    directa de tales necesidades por parte del Estado, exonerando al
    ciudadano de trabajar, sino más bien, como la
    garantía de que a través del trabajo pueden los
    partículares satisfacer tales necesidades. Es decir, que
    aquí aparece el trabajo
    como mediación necesaria para la satisfacción de
    las necesidades. Con cargo a dicho trabajo, también
    aparece el sostenimiento del fisco y los gastos de la
    administración pública.

    En este sentido, la defensa de la propiedad privada
    vuelve a aparecer no sólo como centro de la
    administración pública y del buen gobierno, sino
    incluso como ejercicio de la misma libertad del ciudadano. La
    propiedad privada aparece aqui como verdadero garante de los
    compromisos de los ciudadanos, como verdadera realización
    de su libertad y como el verdadero sostén del orden
    jurídico y del derecho. En consecuencia puede decirse que
    la economía política está orientada, en
    cuanto gestión
    del buen gobierno, a garantizar la propiedad privada, piedra
    angular sobre la que descansa la libertad, la moral, el
    derecho y la propia administración
    pública.

    En la imposibilidad de la sociedad civil
    para ser gobernada por todos sus miembros Rousseau encuentra una
    razón valedera para la existencia del Estado y la
    administración pública, que demanda
    gastos para su
    funcionamiento a través de los impuestos, con lo
    que se crea una dicotomía entre la necesidad de sostener
    el Estado y el carácter ilegitimo de las contribuciones de
    los ciudadanos cuando son obligatorias, cuya solución es
    objeto de una sabia economía. Rousseau legitimará
    el uso de los dineros públicos en tanto que estos sean
    autorizados por una asamblea del pueblo o de los estados del
    país, y considera la virtud la única capaz de
    evitar el despilfarro o la corrupción
    de dichos fondos; la administración de los mismos
    constituye "parte esencial del gobierno" y preveer las
    necesidades más que incrementar las rentas constituye la
    regla más importante de la administración de las
    finanzas
    públicas. De aquí justamente, según
    Rousseau, que una acepción vulgar del término
    economía sea "el manejo de lo que se tiene (antes) que
    medios para
    adquirir aquello de lo que se carece".

    Para el autor, el Estado es evidentemente el regulador
    de la economía y "el verdadero secreto de las finanzasy la
    fuente de la riqueza consiste en la distribución de los
    productos
    agrícolas, del dinero y de
    las mercancías en una justa proporción y
    según el tiempo y el
    lugar, siempre que los administradores sean capaces de altas
    miras, admitiendo en ciertos casos una pérdida aparente e
    inmediata a fin de obtener realmente inmensos beneficios en un
    futuro menos próximo" (40). Roussea justifica la necesidad
    de los impuestos en la
    necesidad del Estado que como resultante del pacto social tiene
    por objetivo
    garantizar el clima de paz para
    el disfrute de la propiedad privada y demás pertenencias.
    De allí que los impuestos sólo pueden ser
    implantados legitimamente mediante el consentimiento del pueblo o
    de sus representantes y en concordancia con la voluntad general
    deben tener un carga proporcional a la riqueza de cada quien:
    quien más tiene más debe pagar.

    En sintesis, podemos
    concluir que la concepción roussoniana de economía
    política, va más allá de lo que
    contemporáneamente se entiende por economía;
    implica una visión política, al extender el
    ámbito de la economía hasta la
    administración de lo público, en un concepto que
    integra economía y política. Así, es claro
    para Rousseau que el estado debe tener una injerencia directa en
    la economía, idea que va a repetir a lo largo de su
    exposición en diferentes pasajes. En cuanto
    a la soberanía, o autoridad suprema, pudiera entenderse
    como el predominio absoluto de la ley, y ésta como el
    máximo principio regulador de la sociedad que obliga a
    todos a someterse a su dominio. Justamente la ley en tanto
    encarnación de la voluntad general es para Rousseau, el
    principio del cual emana la igualdad y la libertad, que son, en
    tanto tales, los poderes supremos de la sociedad. Si se asume la
    soberanía, como poder
    legislativo, que es como ha devenido en los tiempos modernos,
    en lugar de ejecutivo, se entenderá mejor su
    carácter de poder supremo. Pues él se
    referirá a la elaboración misma de las leyes, las
    que constituyen el máximo poder regulador y moral de la
    sociedad.

    Pero la economía política también
    tiene una connotación moral a través del concepto
    de voluntad general, ya que ésta es el principio
    fundamental con arreglo al cual se ordena la economía
    política, valga decir, el gobierno. Es de la voluntad
    general que emana el sentido de lo justo o injusto, según
    se amolde al interés general que expresa ésta, o
    según lo niegue. Y es también a través de
    este mismo concepto, en tanto que expresión de la
    soberanía, del poder supremo, que el poder político
    que implica la voluntad general se impone a la fuerza
    partícular que es el gobierno, sólo que aquí
    el poder político aparece revestido tanto de un sentido
    moral como un sentido de derecho político.

    La economía política será
    también la defensa de la propiedad privada, a
    través de la cual se realiza no sólo la libertad,
    sino también el derecho. De esta manera Rousseau aunque
    mantienen una postura ética, de
    critica principalmente a la corrupción, a la desigualdad,
    a la demagogía y la retórica como formas de
    engaño al pueblo por parte de los gobernantes, no supera
    el horizonte de la critica a las manifestaciones o consecuencias
    y no a la causa fundamental: la propia existencia de la propiedad
    privada, punto de partida de la concepción marxista de la
    economía política, como pasamos a analizar de
    seguidas.

    La economía
    política en Marx
    :

    Si bien hay que aceptar una gran riqueza en el concepto
    de economía política roussoniano, y que constituye
    un importante punto de partida y de desarrollo del concepto en lo
    que vendría a ser posteriormente su acepción
    moderna, más si se considera el momento histórico
    de su Discurso, también lo es que dicho discurso tiende a
    explicar y no a cuestionar el régimen existente

    El punto de partida en Marx,
    será, por el contrario, el cuestionamiento del
    régimen de producción capitalista, habida cuenta de
    sus conclusiones iniciales sobre el estudio de la
    economía: "en la producción social de su
    existencia, los hombres entran en relaciones determinadas,
    necesarias e independientes de su voluntad; estas relaciones de
    producción corresponden a un grado determinado de
    desarrollo de sus fuerzas materiales de
    produccción… …En cierto grado de su desarrollo, las
    fuerzas de producción materiales de
    la sociedad entran en contradicción con las relaciones de
    producción existentes o con lo que no es otra cosa que su
    expresión jurídica, con las relaciones de propiedad
    en cuyo interior se habian movido hasta entonces"

    Como se ve Marx no aborda el estudio de la
    economía política de manera parcial o por
    capítulos, sino todo el conjunto de la ciencia
    económica, en tanto una critica general y coherente a las
    leyes de la producción capitalista. En este sentido la
    economía política será el estudio del modo
    de producción capitalista. O más exactamente,
    según el propio Marx: "entiendo por economía
    política clásica toda la economía politica
    que, desde por W. Petty investiga la concatenación interna
    del régimen burgués de
    producción".

    Marx entiende la economía política como un
    ciencia
    social, que trata de las relaciones entre los hombres: "la
    economía política no trata de cosas, sino de
    relaciones entre personas y, en última instancia, entre
    clases; si bien estas relaciones van siempre unidas a cosas y
    aparecen como cosas" Igualmente en tanto la economía
    política estudia el modo de producción capitalista,
    y este es apenas una fase histórica de la
    producción general del hombre, la
    economía política tendrá entonces un
    carácter histórico, se explicará
    indisolublemente unida a la concepción materialista de la
    historia.

    Marx hizo un estudio profundo de las conceptos de
    economía apoyándose en el legado de los economistas
    clásicos, especialmente Smith y Ricardo, con quienes la
    economía adquiere el estatus de ciencia. Es
    Smith quien considera la economía política como el
    estudio del origen de la riqueza, (de allí el
    título de su principal obra), quien establece un cuerpo
    conceptual en base del cual se va a desarrollar la
    economía política, pero, al igual que Rousseau, el
    no plantearse una visión crítica del modo de
    producción capitalista le imposibilita llegar a la
    explicación cientifica de aspectos cardinales de la
    economía política, que van a ser descubrimientos de
    Marx, como el doble carácter del trabajo y la
    plusvalía, como veremos más adelante.

    Es de advertir, que Marx va construyendo no una
    economía política, sino por el contrario, una
    critica a la economía política, en tanto
    ésta es expresión ideológica del modo de
    producción capitalista. Es decir, la economía
    política es una ciencia que corresponde en sus fundamentos
    teóricos a las categorías burguesas de
    producción; por eso significa una contradicción
    hablar de una economía política del socialismo o del
    comunismo, como
    hacen algunos. Smith es considerado el padre de la
    economía política clásica justamente porque
    sistematiza un cuerpo conceptual de categorias que como el
    salario, el trabajo, la
    ganancia, la renta del suelo etc,
    reflejan características propias y reales del modo
    de producción capitalista y en ese sentido, la
    economía adquiere el estatus de ciencia. Pero al mismo
    tiempo, sus
    limitaciones teóricas e ideológicas, lo llevan a
    pasar por alto o explicar ideologicamente el origen de la
    ganancia, el carácter del trabajo, y otros aspectos
    centrales sobre los que trabajara Marx. Smith establece los
    fundamentos teóricos de la ciencia
    económica, pero al no ubicarse en una visión
    critica e histórica, limita los alcances de su
    visión.

    Hegel y Proudhon
    significan también otros puntos de engarse en el
    desarrollo de la critica de la economía política
    por parte de Marx. Particularmente Hegel, sostiene
    el punto de vista de la moderna economía política y
    considera el trabajo como la sustancia, como la esencia del
    hombre que se confirma en sí misma. Según Marx,
    Hegel estaba en lo cierto cuando señalaba el papel del
    trabajo en la formación del hombre mismo como tal, pero la
    mistificación idealista de todas las relaciones reales de
    la sociedad, incluida la de su fundamento económico, hacen
    que Hegel tergiverse la naturaleza real
    del mismo trabajo.

    Marx, apoyándose pues en Smith y en Hegel, sigue
    consecuentemente dos ideas centrales en el estudio de la
    económicas política: 1) todas sus categorías
    son la expresión teórica de las relaciones
    verdaderas de la persona con el
    sistema de
    producción material, es decir, tienen una esencia social
    y, 2) todas sus categorías tienen un carácter
    histórico transitorio, su importancia y contenido estan
    unidos organicamente a determinadas fases históricas del
    desarrollo de las fuerzas productivas y de las relaciones de
    producción cuyo carácter cambia inevitablemente con
    la transformación y ascenso de estas fuerzas productivas.
    Las categorías económicas derivan entonces, de las
    relaciones económicas reales de los hombres en sociedad, y
    ante todo, de las relaciones de la propiedad privada.

    Justamente la critica a la propiedad privada constituye
    un eje fundamental de las investigaciones
    de Marx, pues es ella, ya desde Rousseau y todos los
    contractualistas, el eje sobre el cual gira no sólo la
    economía, sino también la moral, el derecho y la
    política. Marx dirá que la economía
    política clásica parte de supuestos dados que no
    explica, que se consideran entonces como naturales y eternos,
    tales como la existencia de la propiedad privada. Las
    'explicaciones' de la economía política
    clásica se pierde en esquemas abstractos que luego
    adquieren el carácter de leyes naturales, en base de los
    cuales se articula luego toda la teoría.
    En Miseria de la Filosofía, Marx escribió: "Desde
    el momento en que no se sigue el desarrollo histórico de
    las relaciones de producción, de las que las categorias no
    son sino la expresión teórica, desde el momento en
    que no se quiere ver en estas categorías más que
    ideas y pensamientos, independientes de las relaciones reales, se
    quiera o no se tiene que buscar el orígen de estos
    pensamientos en el movimiento de
    la razón pura" (subrayado nuestro), Más adelante,
    en el mismo escrito Marx agrega: "Los hombres al establecer las
    relaciones sociales según el desarrollo de su
    producción material, crean tambien los principios, las
    ideas y las categorias conforme a sus relaciones sociales. Por lo
    tanto estas ideas, estas categorías, son tan poco eternas
    como las relaciones a las que sirven de expresión.
    Sonproductos históricos y transitorios (subrayado en el
    original)

    Así, se deduce que las categorías
    económicas adquieren un carácter histórico
    concreto,
    deben corresponder a las formas de producción social, que
    tienen en si mismas un carácter histórico y
    pasajero. Los economistas clásicos, y antes que ellos, los
    filosofos contractualistas, como Rousseau, Kant, Locke y
    Hobbes
    consideran las categorías económicas como eternas y
    abstractas, a veces como producto de la
    razón o de la moral, desligadas del proceso real
    del desarrollo histórico de las relaciones sociales de
    producción. De allí que, al considerarlos desde
    este punto de vista, Marx construye un cuerpo conceptual que
    refleja la historia del capitalismo de
    su época. Su critica lo lleva a establecer
    categorías que desde entonces tiene un peso fundamental en
    la comprensión del modo de producción capitalista,
    independientemente de que algunas de ellas hayan cambiado de
    contenido con los desarrollos últimos del capitalismo.

    Así es fundamental en la critica marxista de la
    economía política el abordar ésta desde lo
    que hoy llamamos un punto de vista macroeconómico, es
    decir, desde el punto de vista global de la producción, la
    distribución, la circulación y el consumo,
    consideradas como una unidad, influenciada especialmente por la
    producción; el descubrimiento del doble carácter
    del trabajo y de la fuerza de trabajo como mercancia
    específica que tiene la cualidad de producir valor en la
    medida en que se la consume, fundamento de toda la critica a la
    teoría
    de la explotación capitalista y de la teoría
    objetiva del valor; el
    descubrimiento de la plusvalía como la forma de
    explotación capitalista; el capital como
    forma específica de relacionarse las clases
    sociales dentro del capitalismo; el carácter de
    fetiche y la cosificación que asumen las relaciones
    sociales dentro del actual sistema, entre
    otros de los elementos que sustentan la critica de
    Marx.

    Como se ve, la concepción marxista de la
    economía política se realiza en una
    dimensión enteramente crítica, profundamente
    humanista, en base a la comprensión de la misma desde un
    código
    social e histórico. Puede entenderse un puente vinculante
    entre la concepción roussoniana, en términos de su
    dominio general, de disciplina
    también social, cuyo objetivo es el
    buen ordenamiento del gobierno y de la administración
    pública; hay aquí una relación entre
    gobernados y gobernantes, una relación de carácter
    eminentemente social. En Rousseau la economía no aparece,
    como en los tiempos actuales, cosificada, como relación
    entre cosas, y ello le permite un punto de vista más
    abarcante y más critico. Así la economía
    política, como ya vimos no está vacía de
    contenidos filosóficos, morales, de derecho y
    políticos. El concepto abarca diferentes variantes y
    contenidos, en los que a la vez que se acerca a la
    concepción marxiana de totalidad concreta, se distancia de
    las escuelas actuales, particularmente de todas las que tienen su
    punto de partida en los fundamentos neoclásicos y
    más especificamente, de su último producto, el
    neoliberalismo.

    Encontramos en Rousseau también un fuerte acento
    crítico en el contenido mismo de su economía
    política: el cuestionamiento a la distribución
    desigual de la riqueza; al desamparo material y social del pobre
    frente al rico; el cuestionamiento al efecto corrosivo que juega
    el dinero en
    la sociedad, como principal catalizador de la
    decomposición moral y la desigualdad; el cuestionamiento a
    la corrupción, la demagogia y la retórica de los
    gobernantes; e incluso un fuerte acento social en el reclamo de
    la responsabilidad de la sociedad por el bienestar
    del último de sus miembros. Pero este cuestionamiento no
    trasciende las fronteras de la razón moral y del derecho
    político y por ello mismo, por lo menos en su Discurso
    sobre la Economía Política, no va a las causas
    fundamentales, las que por el contrario, son ratificadas como la
    razón de ser, no sólo de la economía
    política, sino también de la misma sociedad como un
    todo: la propiedad privada, como razón de ser de la moral,
    la libertad y el derecho. De allí que su critica no
    sobrepase el mero horizonte moral y que, en última
    instancia, termine por ratificar y glorificar la razón
    histórica de ser del modo de producción
    capitalista, la propiedad privada. Con todo, la economía
    política de Rousseau, tiene una comprensión
    más global y certera de la sociedad que las concepciones
    puestas hoy en voga, a la que dedicaremos brevemente la
    última parte de este trabajo, con el propósito de
    conectar estos problemas
    teóricos con su evolución actual. Aunque aparentemente
    desconectada del tema que hemos venido desarrollando, nos parece
    importante establecer un paralelismo entre la critica de la
    economía política en Marx, y la escueal
    neoclásica (popularmente llamada neoliberal) de manera de
    ver cuanta mistificación hay de por medio en la defensa
    del actual régimen y cuales son los fundamentos
    teóricos y filosóficos de las corrientes dominantes
    hoy en la economía, de las que ya hemos tenido una
    experiencia en carne propia con la aplicación del
    tristemente célebre "paquete económico".

    Las actuales concepciones
    dominantes en la economía política
    :

    El fundamento teórico de la escuela
    neoclásica (en los que se fundamenta las actuales
    políticas de Ajustes) es la teoría subjetiva del
    valor o teoría de la utilidad
    marginal, según la cual el valor de las mercancias no
    descansa en el trabajo que costó producirlas sino en lo
    que el demandante esté dispuesto a pagar de acuerdo a sus
    necesidades (reales o no). El costo de las
    mercancias en términos de costos de
    producción, de costos del
    trabajo es sustituido por el de costo de
    oportunidad, "el costo está representado por una
    oportunidad que se ha dejado de lado, no por la cantidad de
    algún insumo". Según este criterio, y aquí
    está la verdadera razón ideológioca que lo
    sustenta, se supera la discusión sobre el valor-trabajo y
    sus implicaciones: la explotación de la fuerza de trabajo
    como fuente de la plusvalía y la ganancia, y toda la
    teoría de la explotación y de la lucha de clases
    "Esto explica la superioridad de la teoría del costo de
    oportunidad, que, como el deus ex machina, salva las conclusiones
    clásicas" (Chacholiades, 1981) y por supuesto
    también las marxistas. Esta teoría subjetiva del
    valor también obvia los conceptos de trabajo productivo y
    trabajo improductivo, y con ello legítima el derecho de
    los rentistas y demás sectores parasitarios a vivir a
    expensas del sector productivo, pues cualquiera que sea la
    transacción que se realice en el mercado, produzca
    o no un bien, con o sin utilidad, es
    tomada como una transacción productiva.

    La escuela
    Neo-clásica por contraposición a la marxista es
    ahistórica y asocial, pues parte de un enfoque individual
    altamente psicológico y subjetivo, donde las decisiones se
    toman fuera de cualquier contexto histórico-social, y en
    consecuencia lleva implícito la idea del "fin de la
    historia". Para la escuela neoclásica la sociedad no
    existe como una totalidad concreta dinámica, sujeta a tendencias generales y
    multiples contradicciones, sino como agentes económicos
    aislados que toman decisiones independientes. Las
    categorías de este cuerpo teórico son abstractas,
    naturales y eternas, y operan con total independencia
    de las condiciones históricas y sociales
    concretas.

    El enfoque neoclásico es micro-económico
    por excelencia, por contraposición al enfoque
    macro-económico clásico y marxista que toma la
    economía globalmente. Su método es
    el subjetivismo psicologista, apoyado altamente en modelos
    matemáticos y gráficos, que sirven de soporte a sus
    postulados teóricos generales, que se pretenden convertir
    en paradigmas que
    por sí mismos tienen validez sobre cualquier
    consideración social, condición histórica o
    circunstancia política.

    El enfoque neo-clásico, por contraposición
    al marxista, parte fundamentalmente del consumo, el cual aisla de
    la producción, la distribución y la
    circulación; en consecuencia se ubica fundamentalmente en
    el punto de vista de la demanda como
    función
    principal del proceso económico, disociándolo
    también de la oferta. En
    general se ubica en el terreno de la circulación, la
    demanda y el consumo, aspectos consustanciales con el perfil
    parasitario de la burguesía financiera. Dada la
    preponderancia de la demanda, ella juega el papel
    fundamental en la determinación de los precios, por
    contraposición a los costos de
    producción de la escuela clásica y de la
    marxista. De allí que los ajustes de corte
    neo-clásico, partan de la manipulación de la
    demanda.

    El enfoque neo-clásico asigna al mercado el papel
    de regulador automático de la economía y de factor
    integrador de la sociedad. Independiente del interés que
    mueva a los "agentes económicos", el mercado asigna
    eficientemente los recursos, y
    retribuye a cada quien con su correspondiente cuota de ganancia y
    bienestar. Teóricamente predomina la competencia
    perfecta pues "ningún agente económico
    (productor o consumidor) tiene
    poder suficiente para influir perceptiblemente en los precios del
    mercado". Por ello, el enfoque neo-clásico se opone a
    cualquier tipo de regulación que distorcione el normal
    funcionamiento de las fuerzas del mercado, tales como controles
    de precio,
    subsidios (directos o indirectos), créditos blandos etc, lo cual fundamenta su
    postulado de igualdad de oportunidades para todos. Este papel que
    se le asigna al mercado, parte del criterio de que las fuerzas
    económicas tienden, por sì mismas al equilibrio. A
    partir de este mismo principio se resuelve el problema del valor
    y los precios, los cuales son fijados en posición de
    equilibrio por
    el corte de las curvas de oferta y
    demanda.

    El enfoque neoclásico aboga por la
    reducción del papel del Estado, por la
    reivindicación del laissez-faire y la defensa de las
    libertades políticas e individuales. A su credo
    económico adiciona una concepción de la libertad la
    igualdad y fraternidad del hombre, que tienen por sustento un
    conjunto de derechos del hombre
    inherentes al mismo en razón de su naturaleza
    humana, y donde el estado ni la sociedad tienen ninguna
    responsabilidad sobre sus miembros.

    Partiendo de la anterior concepción
    neoclásica de la economía, puede entonces
    comprenderse facilmente las orientaciones, estrategias,
    medidas y objetivos de las políticas de Ajuste, las cuales
    podemos resumir en los siguientes términos:

    A.- Se asigna al mercado el papel de regulador de la
    economía y en consecuencia de la sociedad. Los factores
    productivos deben liberarse de cualquier interferencia que
    distorsionen la acción del mercado. Por eso, por el lado
    del capital, debe
    liberarse el mercado financiero eliminando cualquier
    regulación sobre las tasas de interés de manera de
    estímular el ahorro y en
    consecuencia las inversiones,
    que operarían reactivando la producción,
    expandiendo el empleo y el
    ingreso; así mismo liberación de los mercados de
    capital y oferta de
    grandes tasas de ganancias, bien sea por la vía de la
    explotación de la fuerza de trabajo o la
    especulación, o una combinanción de ambas, para
    atraer capitales extranjeros, de manera de "disfrutar" de sus
    efectos reactivadores y del acceso a nuevas
    tecnologías y mercados.

    Y por el lado del trabajo, éste también
    quedará sujeto a las leyes del mercado laboral,
    eliminándose cualquier tipo de subsidio, ayuda social,
    fijación por parte del Estado de salarios
    mínimos, creación competitiva de empleo, etc.
    En consecuencia las políticas de Ajuste se oponen, por lo
    menos en teoría, a la ingerencia distorsionadora de los
    monopolios, oligopolios, trust, etc., principalmente en la
    fijación de precios. Así mismo se opone a las
    prebendas del estado hacia el sector empresarial o de
    protección al sector de asalariados a través de
    cualquier tipo de control de
    precios, y de subsidios directos o indirectos. Se supone un
    mercado altamente competitivo que asigna recursos y fija precios
    de acuerdo a la oferta y la demanda.

    Por un lado es aquí evidente la
    cosificación de las relaciones sociales, ellas quedan
    determinadas por un factor externo a la voluntad del hombre: el
    mercado, donde "una mano invisible" asigna a cada quien cuota de
    bienestar en razón de su competitividad, valga decir, la ley del más
    fuerte; por el otro, muy lejos de las concepciones ruossonianas o
    marxistas, el estado y la sociedad no tienen ningún
    compromiso con el bienestar de sus miembros excluidos
    socialmente, pues estos deberan obtener su bienestar de su
    participación competitiva en el mercado. Sin embargo,
    quienes controlan el estado, si siguen usandolo para su
    acumulación y su beneficio, tal como queda patentemente
    expresado en la crisis
    bancaria venezolana, donde a la vez que se reclama la
    imposibilidad del estado de asumir subsidios a sectores
    desposeidos se otorgan sumas superiores al presupuesto, que
    saldrán del bolsillo de todos, al sistema
    bancario.

    B.- Se le asigna a la participación en el mercado
    y comercio
    internacional, bajo la mayor libertad, a la división
    internacional del trabajo y a la apertura comercial irrestricta,
    el papel de restaurar los "equilibrios" externos e internos,
    principalmente el de balanza de pagos
    y control de la
    inflación. Es la llamada política de "crecimiento
    hacia afuera", que debe sustentarse en la elevación de la
    competitividad
    y el aprovechamiento de las ventajas comparativas, en la reforma
    comercial para liberar el mercado interno de cualquier
    protección, reduciendo y eliminando los aranceles, y
    el ajuste las políticas cambiaria, fiscal y
    monetaria, para hacerlas coherentes con los objetivos del sector
    externo, es decir, instauración de un cambio
    único y flotante en la primera, y de una
    orientación restrictiva de las dos últimas. Ni
    más ni menos que la misma competitividad , pero ahora en
    un mercado planetario, donde demás está decir, las
    grandes potencias establecen las condiciones más onerosas.
    El resultado es que a pesar de haber seguido latinoamerica
    esta receta su participación en el mercado mundial
    pasó de 12% en 1950 a 4% en 1992.

    A esta estrategía de "crecimiento hacia afuera"
    se le asigna el papel de contribuir a la modernización de
    la economía, pues la necesidad de elevar la competitividad
    conlleva reconvertir el aparato productivo; de contribuir al
    crecimiento
    económico sostenido por el efecto benéfico de
    participar ventajosamente en el mercado mundial: incremento de la
    disponibilidad de divisas, regreso y atracción de nuevos
    capitales extranjeros, acceso a nuevas
    tecnologías y mercados por efectos de la
    asociación con éstos; y de contribuir a la
    reducción de la inflación, por efectos de la
    reducción de precios que se originaría en la
    competencia de
    los productos
    extranjeros en el mercado interno. Esta visión supone una
    relación de igualdad entre socios desiguales; supone una
    neutralidad del capital y supone igualmente un carácter
    neutral de la tecnología que
    supuestamente estaría disponible como una mercancia mas en
    el mercado, cuando en realidad el control de la misma es factor
    fundamental de las relaciones de explotación y
    dominación entre los países. Supone igualmente una
    independencia
    de la economía venezolana, cuyas empresas
    bajarían lois precios por efectos de la competencia. Nada
    más incierto: las empresas
    venezolanas, en su gran mayoría no pasan de ser simples
    subsidiarias de los monopolios internacionales, y operan sacando
    ventajas de la situación de mercado, entr otras elevando
    constantemente los precios.

    C.- A la reducción del tamaño del Estado y
    a la disminución de su ingerencia en la economía,
    sobre la base de la privatización de todos sus activos, y a la
    contracción significativa del gasto corriente -en
    partícular el gasto social con fines "redistributivos"- se
    le asigna el papel de contribuir a equilibrar las finanzas
    públicas. Deshacerse de empresas que crónicamente
    son deficitarias y reducir el gasto corriente, tendría no
    sólo el efecto de eliminar las presiones inflacionarias
    que genera el déficit fiscal, sino
    liberaría recursos que irían a reforzar el esfuerzo
    de inversión y financiamiento
    de las reformas económicas, lo que de conjunto
    redundaría en una situación de bienestar general de
    la sociedad.

    Estos planteamientos suelen acompañarse
    también de la necesidad de reformar el Estado, para
    restituir los derechos a la sociedad
    civil, ampliar las libertades individuales y estímular la
    iniciativa individual, como requisititos que sin duda,
    conjuntamente con el beneficio de las reformas económicas,
    nos llevaran a una "sociedad más justa". Estos reclamos
    solo han significado desmontar los elementos de solidariadad del
    estado de bienestar social, y liberar el estado de cualquier
    responsabilidad
    social.

    En correspondencia con estas políticas
    económicas el "ajuste" supone la restitución de los
    "equilibrios" macroeconómicos externos e internos,
    particularmente el de Balanza de Pagos
    y el control de la inflación. El enfoque neoclásico
    al paritr de que ambos desequilibrios -déficit de Balanza
    de Pagos e inflación- son efectos de una excesiva demanda
    y crédito, que al no ser satisfechas por la
    inestalicidad de la oferta y la incapacidad para importar (esto
    último no ha sido el caso de Venezuela)
    opera ejerciendo presión
    tanto sobre la elevación de los precios, como sobre la
    reducción de las reservas internacionales. A partir de
    lograr el equilibrio de Balanza de Pagos y el control de la
    inflación, se supone que se crean las condiciones para
    lograr el conjunto de "equilibrios" en las esferas monetaria,
    fiscal y cambiaria, sobre la base de los cuales, se garantiza el
    desarrollo
    económico.

    Como puede observarse, y era necesario hacer el analisis
    del apartado anterior aunque a primera vista resulte
    aparentemente desconectado del resto del trabajo, la
    economía política ha devenido en una "ciencia"
    totalmente cosificada, desprovista de cualquier contenido
    humanista, y sin ninguna dimensión filosófica,
    ética,
    sociológica o política. A la luz de sus
    más recientes definiciones la economía es
    simplemente "el estudio de la manera en que las sociedades
    utilizan los recursos escasos para producir mercancias valiosas y
    distribuirlas entre los diferentes grupos"

    Es decir, la economía política siendo una
    ciencia social, se limita al estudio de cosas, de los "recursos
    escasos para producir mercancias" como problemas que
    luego son motivo de modelos
    cuantitativos o contables como la Balanza de Pagos,
    independientes del hombre. "En laproducción los hombres no
    actuan solamente sobre la naturaleza, sino que actúan
    también los unos sobre los otros. No pueden producri sin
    asociarse de un cierto modo, para actuar en común y
    estabnlecer un intercambio de actividades. Para producir, los
    hombres contraen determinados vínculos y relaciones, y a
    tavés de ellos, es como se relacionan con la naturaleza y
    como se efectúa la producción."

    La visión burguesa que deja de lado el caracter de las
    relaciones sociales de producción como esencia de la
    economía política tiene por objeto, en primer
    lugar, dejar de lado las contradicciones reales de la sociedad
    capitalista, en primer termino, las que existen entre la clase
    obrera y la burguesía; en segundo lugar, vacían la
    economía política de su carácter
    histórico y de clase, y expresa la tendencia a considerar
    el regimen de producción capitalista al margen de la
    historia como eterno y natural, lo cual no supone sino su
    apología; en tercer lugar, las más recientes
    tendencias de la economía política le asignan un
    enfoque enteramente subjetivo e individual , que sustituye las
    relaciones sociales de producción por el comportamiento
    del sujeto económico y su actitud hacia
    las cosas borrando de esta manera el carácter
    histórico y de clase de la economía
    política, pasando el aspecto sicológico a
    convertirse en el elemento principal, desde el cual se considera
    la utilidad subjetiva de los bienes materiales. Tal
    interpretación, resaltando el consumo del individuo
    desestima la producción de bienes materiales, la cual
    constituye la base de la vida de la sociedad.

    En definitiva, en la economía política
    actual está ausente el objeto específico que
    estudia esta ciencia, las relaciones de producción entre
    los hombres, y en cambio se
    analizan categorias "generales y universales" de la actividad del
    hombre de caracter ahistorico y asocial, que buscan sobre todo
    legitimar el caracter eterno del capitalismo y negar la
    posibilidad de sus sustitución por un régimen
    social superior.

     

     

     

     

    Autor:

    Ma. Elena Lavaud.
    Ninoska Litchenka Arellano
    Carlos Alberto Marcano
    cmarcano[arroba]usb.ve

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