Monografias.com > Filosofía
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Filósofos Griegos




Enviado por bastiantaylor



    Indice:
    Sócrates
    Parménides
    San Agustín
    Demócrito
    Santo Tomás De Aquino
    Platón
    Carlos Marx
    Emmanuel Kant
    Aristóteles
    Comentarios

     

    SÓCRATES

    Sócrates nació en 470/469 a.C. Su padre,
    Sofronisco, era escultor; su madre, Fenarete, era comadrona.
    Quizás, al principio tuvo el mismo trabajo que su padre,
    pero después lo dejó y dedicó su vida a la
    investigación
    filosófica. Muchas veces pidió dinero a sus amigos. Se
    casó con Santippe, que fue una mujer de muy mal humor, ya de
    tradición: alguien ha pensado que Sócrates siempre estaba en
    público no para filosofar, sino para estar alejado de su
    mujer y sus lecciones. Parece que
    Sócrates era capaz de hacer
    razonar a todo el mundo, excepto a Santippe. Tuvieron tres hijos.
    Sócrates nunca se fue de Atenas, excepto para ir a la
    guerra. De hecho, en 432
    estuvo en expedición militar contra Potidea y durante la
    lucha salvó a Alcibíades, que fue herido luchando. En
    424 estuvo en la guerra con Lachete en Delio,
    cuando los soldados de Atenas se retiraron a causa de los
    Beocianos. En 421 estuvo en la guerra en Anfípoli. En 406,
    conforme con la ley de rotación de oficios,
    participó en el Concilio con el encargo de seleccionar
    problemas para después
    presentarlos en la asamblea. Se puso contra la propuesta ilegal
    de perseguir a todos los generales vencedores a las Islas
    Arginusas, por no haber salvado a personas después de un
    naufragio. Por esta presa de posición Sócrates
    discordaba con el partido democrático. En 404, cuando
    tenía el poder la oligarquía, se
    negó a encarcelar a Leone de Salamina, una persona que estaba en contra de
    la oligarquía. En 403, restaurada la democracia garantizando pues
    la amnistía, Sócrates continuó siendo contrario al
    nuevo orden, también porque había sido amigo de
    Alcibíades y Crizia. En 399, Meleteo presentó la
    incriminación contra Sócrates; y Licone y Anito, – este
    último fue uno de los personajes más importantes de la
    democracia restaurada -,
    también le acusaron. La acusa era la siguiente:
    "Sócrates es culpable por no reconocer a los dioses de la
    ciudad y por introducir nuevos. Además es culpable por
    corromper a la juventud. Pedimos la pena de muerte." Los
    acusadores, probablemente, espectaron que Sócrates fuese
    enviado al exilio, como sucedió con Protágora o
    Anasságora, pero Sócrates no abandonó la ciudad y
    fue ejecutado. La mayoría de los jueces votaron a favor de
    la pena de muerte: Sócrates fue
    matado con veneno. Podemos poner a Sócrates en el tiempo de los Sofistas (aunque
    él estaba en contra de los sofistas) porque, igual que a los
    sofistas, a Sócrates le importaban la moral y los problemas humanos, dejando
    aparte la búsqueda del origen y de la cosmogonía.
    Sócrates no escribió nada, pero podemos reconstruir su
    pensamiento utilizando otros
    autores. Hay cuatro autores importantes que escribieron sobre
    él: 1)
    2) Jenofonte 3) Aristóteles
    4) Aristófanes. 1) Platón
    es seguramente el autor más fiable. Era un
    discípulo suyo y compartió su opinión sobre la
    filosofía. Para Sócrates y Platón
    , la filosofía era una búsqueda continua.
    Sócrates es el personaje principal en "Los Diálogos"
    de Platón
    , y cuando hayan matado a Sócrates, Platón
    quedará tan perturbado que abandonará el mundo
    político. 2) Jenofonte es el autor más aburrido y
    banal. Para él, Sócrates es un ciudadano fiel a la
    tradición, que realmente representa los valores, es sabio y quiere
    que sus ciudadanos estén bien. Honra a los dioses y su
    propia ciudad. Tenemos que especificar más: Jenofonte era un
    gran general, sin temor de nada y muy valiente, pero no era
    ningún genio. Sus trabajos no son interesantes, sino
    aburridos y banales. Jenofonte había estado en la guerra, junto a
    Sócrates, y dice que Sócrates era muy valiente y
    aguantaba todo (caminó descalzo sobre el hielo). A Jenofonte
    no le interesaba la filosofía y habló a Sócrates
    sólo de argumentos militares. Esto nos ayuda a entender que
    Sócrates adecuó su lenguaje según a quien
    iba dirigido. Habló de filosofía con un filósofo,
    de la guerra con un general. 3) Por mucho tiempo, el testimonio de
    Aristóteles
    fue considerado como el más fiable, porque presenta a
    un Sócrates sin significados simbólicos;

    Aristóteles
    da una opinión sin
    perjuicios de Sócrates. Pero el testimonio de

    Aristóteles
    tiene unos límites: es menos
    "artístico" y es el único testimonio de una persona no contemporánea a
    Sócrates. En el testimonio de
    Aristóteles
    , Sócrates parece ser un
    robot: su filosofía no habla en público, sino que
    razona por si misma. 4) Aristófanes es el más
    contemporáneo a Sócrates: habla de un Sócrates
    joven (de unos 40 años). Hay que tener presente que
    Aristófanes era un autor, así que el Sócrates del
    cual habla está lleno de aspectos sarcásticos. En "Las
    Nubes", escritas por Aristófanes, Sócrates es un
    sofista que quiere estudiar la naturaleza ( en verdad él
    era lo opuesto ) y que tiene su cabeza en las nubes.
    Aristófanes es el único que presenta a un Sócrates
    negativo (fue uno de sus acusadores). Realmente, Aristófanes
    no quiso despreciar a Sócrates o burlarse de él por
    puro resentimiento. Era un autor y hizo su trabajo: hacer
    reír a la gente. En verdad no quiso burlarse solamente de
    Sócrates, sino de todos los filósofos. Con todo, el
    testimonio de Platón
    es el mejor y utilizamos los demás sólo como
    soporte. Platón
    realmente conoció muy bien a Sócrates y él
    mismo era un gran filósofo. El límite del testimonio
    de Platón
    es el siguiente: Platón
    era un gran filósofo y no podía limitarse a
    simplemente repetir las sentencias de Sócrates.
    Platón
    hizo decir a Sócrates cosas que en verdad éste no
    había dicho. Platón
    , al envejecerse, tendía a hacer decir a Sócrates
    frases que en verdad no dijo. Afortunadamente, Platón
    escribió "Apología" cuando aún era joven,
    así hizo decir a Sócrates cosas que realmente dijo. En
    "Apología" describe el juicio en el que se pidió la
    pena de muerte para
    Sócrates. En esta obra realmente sale la diferencia entre
    Sócrates y los sofistas. Los sofistas hicieron discursos grandiosos, pero
    completamente carentes de verdad. Sólo les importó
    hablar bien y causar algún efecto a la gente que les
    escuchaba. Para Sócrates, la cosa más importante era la
    verdad : dice de no ser bueno en replicar a los sofistas y a sus
    discursos grandiosos ( y
    falsos). Sócrates, aunque no haga discursos grandiosos, dice
    la verdad. Platón
    seguirá criticando a los sofistas. Sócrates, para
    defenderse en el juicio, no hace ningún discurso (como los sofistas),
    pero inicia un diálogo basado en ataque y
    parada: justamente de los diálogos sale la verdad. El estilo
    retórico de Sócrates es pobre, árido y bastante
    familiar y él formula los diálogos de acuerdo con la
    gente con la que está hablando. El inicio del diálogo de Sócrates se
    llama "ironía socrática", que es autodisminución:
    "Yo no sé, pero tu sabes." "Apología" empieza así:
    Sócrates pregunta "¿Qué es x?" y el interlocutor
    se cae en la trampa y responde, sintiéndose mejor que
    Sócrates. Sócrates, como dijimos cuando hablábamos
    de Jenofonte, sólo discute temas que el interlocutor conoce.
    Por ejemplo, si habla a un general, preguntará:
    "¿Qué es coraje?" El interlocutor responderá:
    "Coraje significa no ceder." Pues Sócrates dirá que
    esto no es coraje, sino locura. Esta crítica incita al
    interlocutor a darle otra respuesta, una mejor organizada. Este
    juego puede continuar durante
    mucho más tiempo y, quizás, a veces nunca acaba. Este
    método se llama
    mayéutica. Sócrates dijo que hacía él el
    mismo trabajo que su madre, que fue comadrona: ella hizo parir a
    mujeres, él a almas. Igual que comadronas controlan si los
    niños están bien,
    Sócrates controla si las ideas, definiciones, estén
    buenas. Algunos interlocutores no eran muy inteligentes y no
    reconocieron sus propios errores, así, a veces,
    preferían evitar a Sócrates. Un interlocutor llamó
    a Sócrates "torpedo" , porque una cita con Sócrates
    puede disparatar: Sócrates es capaz de anular los conceptos
    del interlocutor convencido de saber, que al final da
    señales de no saber nada. Sócrates se compara con una
    mosca, que consigue provocar a un caballo. Estimula a los hombres
    a razonar. Sócrates (utilizando la "ironía
    socrática") dice que no sabe nada y que los sofistas lo
    saben todo; que quizás la educación que él da no sirva
    para nada y que la verdadera sea la educación sofista. Las acusaciones
    falsas contra Sócrates empezaron cuando él mismo se
    nombró "sabio", porque el Oráculo de Delfos le
    había dicho que él era el hombre más sabio del
    mundo. Primero no creyó en el Oráculo pensando que era
    imposible. Así empezó yendo por toda Atenas en busca de
    gente que se consideraba realmente sabia: políticos, poetas
    y artesanos. Sócrates entendió que todas las clases
    creían de saber, pero en verdad no sabían nada. Los
    políticos eran los peores, no porque eran políticos
    (Sócrates mismo fue una especie de político), sino
    porque no fueron capaces de enseñar sus conocimientos: una
    persona realmente sabia ha de explicar su conocimiento. Hasta los
    mejores políticos (como Pericles) no eran capaces de hacer
    esto (dice Sócrates). Lo mismo valía para los poetas,
    que a partir de Homero estaban muy bien
    considerados: todo el mundo pensaba que eran sabios y capaces de
    enseñarlo todo a la juventud. Sócrates los
    corrigió porque decían estupideces y porque no eran
    sabios: su conocimiento no era real, era
    un tipo de "locura inspirada". Dios hablaba a la gente a
    través de sus bocas. Los artesanos eran los mejores, porque,
    con todo, fueron capaces de hacer algo realmente útil para
    la comunidad. Su conocimiento era
    práctico, podían producir algo material. Eran
    competentes en su sector, pero pensaban que eran competentes en
    todo. Pecaban de presunción porque pensaban de tener un
    conocimiento universal e ilimitado. Además actuaban sin
    razonamiento y reflexión. Sócrates entendió que el
    Oráculo de Delfos había dicho la verdad: él era el
    hombre más sabio del
    mundo, aunque él sabía que no sabía nada. No
    paró de buscar la verdad: la misma conciencia de su conocimiento
    propulsó a Sócrates a buscar la verdad. Los acusadores
    decían que Sócrates corrompió a la juventud y que
    los empeoró. Sócrates decía que no tenia motivo
    para hacer esto. De hecho, si corrompiera a la juventud,
    viviría en un mundo lleno de gente estúpida. Hay que
    tener presente el tal llamado "intelectualísimo ético"
    de Sócrates: de acuerdo con Sócrates, nadie puede hacer
    el mal cuando realmente sabe de hacerlo; nadie puede hacer el mal
    voluntariamente. Un ladrón roba dinero pensando de hacer bien,
    es un error intelectual. Así, Sócrates evidentemente
    trabaja para el bien de su ciudad. Sócrates ha encontrado el
    concepto moderno de "alma". En
    un primer tiempo, "alma" significaba "soplo vital"; después
    significaba "imagen en los Hades", un tipo de
    menor existencia. De acuerdo con el orfismo, significaba
    "demonio". A partir de Sócrates, el "alma" se ha convertido
    en nuestra propia personalidad: nos
    identificamos con nuestra alma. Según Sócrates, podemos
    subdividir el bien y el mal en tres categorías: a) del alma,
    b) del cuerpo y c) del externo. El cuerpo es herramienta y
    cárcel para el alma. Dinero, por ejemplo, es un bien
    externo. A veces, Sócrates (y Platón
    ) parece rechazar el bien para el cuerpo, el bien material,
    prefiriendo el bien para el alma; pero, a veces, parece que
    acepte ambos. A Sócrates, por ejemplo, le gustaba el vino.
    Esta ambigüedad entre los bienes para el cuerpo y para
    el alma puede ser explicada diciendo que todo tipo de bienes es bueno hasta que
    éstos no se contrasten: la búsqueda del placer
    físico se convierte en mal cuando lo situamos antes del
    placer intelectual. Esto vale también para las relaciones
    entre el cuerpo y el alma. Sócrates y Platón
    no odian al cuerpo: lo aprecian, porque trabaja para el
    alma. Es muy interesante la opinión de Sócrates sobre
    la injusticia: según él, ésta no daña a quien
    la sufre, sino a quien la hace. De hecho, la justicia da una sensación
    de placer y quien es injusto, pierde este placer; quien sufre
    injusticia sigue notando esta sensación de placer. Lo mismo
    dice Platón
    . Sócrates dice que no sabe qué es lo que haya
    después de la muerte ( Platón
    dirá que él es capaz de probar la existencia de
    una vida después de la muerte). Sócrates no
    cree que, si tú llevaras una vida virtuosa, te darían
    un premio: ya has recibido un premio llevando una vida virtuosa:
    la felicidad que sientes porque eres justo ya es un tipo de
    premio. Sócrates dice que podría existir una vida
    después de la muerte, pero no es capaz de
    demostrarlo. Entre las acusaciones contra Sócrates hubo las
    siguientes: ateismo e impiedad. De hecho, Sócrates
    creía en demonios y los denominó "hijos de Dioses".
    Demostró que la acusación era falsa: de hecho, si
    fuesen hijos de Dioses, sería natural que Sócrates
    hubiera creído en Dioses: si existe un hijo (demonio),
    también tiene que haber un padre y una madre (Dioses).
    ¿Pero qué era el demonio ? Existen dos evidencias
    diferentes: Platón
    dice que es una especie de ángel guardián, una
    conciencia personal, que se presenta cada
    vez que Sócrates iba a cometer un error: sería como un
    tipo de "ayuda privilegiada". Sólo gente honesta la tiene.
    Es un regalo divino. Es como Dios tomara parte en la vida humana.
    Por otra parte, Jenofonte dice que el demonio era una entidad que
    incitó a Sócrates para actuar en determinadas formas.
    Para Sócrates, lo importante no era vivir, sino que vivir
    bien : cuando nuestra alma es justa, sana, pues nos sentimos
    bien. Mucha gente se dio cuenta de que en verdad los acusadores
    de Sócrates no quisieron que le condenaran a muerte, sino
    que sólo querían asustarlo. Pero Sócrates no
    aceptó ser asustado: era su destino ir por Atenas y hacer
    razonar a la gente. Para Sócrates, vivir bien significaba
    hacer esto; y no negar de ser culpable significaba una cosa: no
    hacer perder valor a su vida. De todas
    formas, era viejo y sólo le quedaban pocos años para
    vivir. Para él era mejor ser matado que dejar sus ideales.
    Mientras la búsqueda de Platón
    será proyectada en una otra dimensión, la de
    Sócrates está atada al mundo terrestre. Su misión en la vida era hacer
    que toda la gente entendiese qué estaba haciendo y por
    qué. Sócrates rechazó la política (igual que Platón
    ): de hecho, tuvo problemas con ella. En un primer tiempo,
    los oligarquiotas estuvieron contra él, después los
    demócratas. Sus acusadores, que le condenaron a muerte, eran
    demócratas: la acusación, en parte, fue una
    acusación política. De hecho, Sócrates era
    aristócrata y los demócratas quisieron castigarle.
    Aunque tuvo muchos problemas con la política, no quiso
    abolirla. Antes de ser matado, Sócrates fue ayudado para
    evadirse de la cárcel, pero se negó hacerlo: de hecho,
    él realmente observaba las leyes, a las que nunca se
    debería desobedecer. Una ley puede ser criticada, pero no
    violada: cuando una ley es injusta (según Sócrates), no
    debes desobedecerle, sino que tienes que emprender algo para que
    se cambie. Sócrates dijo que fue su deber hacer cambiar esta
    ley, y era correcto morir porque no había sido capaz de
    cambiarla. La gente de Atenas pensó que se había
    deshecho de Sócrates matándole, pero en verdad, para
    realmente deshacerse de él, tendrían que haberle matado
    de forma "filosófica", vencerle con palabras. Quisieron
    asustar a Sócrates, pero consiguieron lo contrario: de
    hecho, Platón
    , determinado para convertirse en político, fue
    molestado por lo que le había pasado a Sócrates, y se
    dedicó a la filosofía. El final de "Apología" es
    muy famoso: Sócrates habla a sus discípulos antes de
    ser matado: "Ha llegado la hora de marchar. Yo iré hacia la
    muerte, y vosotros vais hacia la vida. Quién de nosotros
    ande a una destinación superior es oscuro para todos: no
    para mi Dios." En "Simposio", escrito por
    Platón
    , Alcibíades dice que Sócrates no se parece a
    ningún hombre del pasado ni del
    presente: es un personaje nuevo. No está interesado en
    política, pero no la odia; no rechaza a los partidos, pero
    no se identifica con ellos (en "Simposio", todos los invitados se
    duermen, excepto Sócrates). Consideremos ahora la
    técnica discursiva de Sócrates: la refutación es
    la técnica para demostrar cuanto inconsistente sea el saber
    de los interlocutores. Pero para llegar a este punto, hay que
    empezar por el método del ataque – parada,
    o sea, el método de pregunta y respuesta. "Qué es la
    justicia?" puede ser el punto
    de partida. Preguntando esto o algo parecido significa preguntar
    por la definición de la justicia (en este caso) y hay que
    sea válida para todos los casos particulares a la vez. En
    este sentido, la búsqueda de Sócrates fue interpretada
    por Aristóteles como la
    búsqueda por lo universal dentro del ámbito de los
    problemas y conceptos morales. Parece que los interlocutores de
    Sócrates no eran capaces de dar la respuesta exacta, o
    porque concedían poco valor al mismo Sócrates
    (quien les decía de ser inferior a ellos) o porque
    respondían por casos particulares en vez de dar la
    definición universal. Ya hemos puesto el ejemplo de la
    pregunta: "Qué es el coraje?" La respuesta "Es el no
    retirarse nunca" es errónea, igual que la de "Es el atacar a
    l’enemigo": de hecho, podemos ser valientes también
    con afrontar una enfermedad o un examen. Una definición
    exacta tiene que cubrir todos los casos posibles . En su función negativa, el
    método del ataque – parada es una especie de
    refutación, eso es, la demostración de la falsedad o
    contradicción de las respuestas dadas por el interlocutor.
    Los efectos de este método son comparables con los de un
    torpedo acuático que deja petrificado a quien toca. Podemos
    reaccionar contra la refutación rechazándola, como
    hicieron algunos interlocutores de Sócrates. Pero si la
    aceptamos, ella nos puede liberar de opiniones erróneas que
    tenemos sobre diferentes argumentos; es una especie de
    purificación. La situación resultante de la
    refutación se llama "aporía", una situación sin
    vía de escape. Consiste en entender que todos los tentativos
    de responder a una cierta pregunta nos han llevado a un
    callejón sin salida. Pero en esta nueva situación,
    liberados de todo saber falso y especialmente liberados de todo
    tipo de presunción, podemos dedicarnos a buscar el saber
    verdadero, intentando nuevas vías que podrían llevarnos
    hacia este saber. Así, el método de la pregunta –
    respuesta tiene una función positiva, que se
    compara con la función de la "Mayéutica", capaz de
    hacer parir la verdad a toda persona mediante preguntas
    construidas debidamente: de hecho, cada persona lleva en sí
    misma la verdad. Sócrates procura continuar hasta que sus
    interlocutores admitan un punto fundamental: para hacer el bien,
    es decir, para actuar virtudosamente dentro de un ámbito
    determinado, es necesario que uno tenga el saber que le
    llevará a este bien. Sócrates llega a esta
    conclusión por la analogía con las técnicas: un buen artesano,
    capaz de hacer su trabajo, tiene el saber que le lleva a este
    resultado. Lo mismo vale en el ámbito
    ético-político: es el punto esencial de la tesis famosa de que virtud es
    ciencia. Primeramente, alguno
    que sabe qué es el bien y cuál es el bien para él
    mismo, no puede evitar de hacer el bien. El bien tiene una
    fuerza de atracción muy
    grande. Esto no significa que Sócrates no reconociera la
    importancia de las pasiones y de las emociones, sino que en cualquier
    ámbito de la vida humana el único instrumento para
    llevar a un comportamiento bueno es el
    saber. No hay que confundir la posición de Sócrates con
    formas del rigorismo ascético. Al contrario, es una forma de
    hedonismo, porque su objetivo fundamental es la
    búsqueda de la felicidad ( en griego, "eudaimonia"). Este
    saber es capaz de valorar los placeres, considerando las
    consecuencias buenas o malas que puedan resultar de ellos.
    Éste es el saber del cual Sócrates dice de no tenerlo,
    y por este motivo sigue buscándolo. Así, non tiene
    sentido distinguir las diferentes virtudes una de las otras: la
    virtud es una sola, igual que el saber donde se condensan: saber
    qué es el bien y qué es el mal.

     

    LAS SOBERBIA DE LA RAZON

    El gran Parménides, como lo
    llamaba Platón (540 A.C.) ocupa un
    insoslayable   lugar en la historia de la Filosofía
    con su "el ser es y el no ser no es" y las consecuencias
    que derivan de esa afirmación, que el ser es uno, inmutable,
    libre de evolución, eterno,
    intacto, indivisible …
    El ser es uno porque para el caso de que hubiera dos o más,
    uno sería el que es y no sería el otro y viceversa. Eso
    resulta imposible porque se estaría admitiendo una mezcla de
    ser y de no ser. Pero el no ser no es y no puede unirse al ser,
    simplemente … porque no es.
    Con argumentos semejantes pueden abordarse los demás
    atributos del ser. Así, el movimiento no existe, porque
    si existiera habría que admitir que el ser es lo que es y no
    lo que será. Esto significaría reconocer en el
    móvil una mezcla de ser y de no ser pero, como el no ser no
    es, en consecuencia, el ser es inmóvil, el movimiento no existe.
    Ejemplos:
    Si existieran los seres A y B, A no sería B y B no
    sería A. Pero el no ser no es, luego no puede admitirse
    más que un ser, A o B, pero no ambos.
    Si un ser es de una manera no puede ser, al mismo tiempo, no ser
    de otra, porque esto implicaría mezcla de ser y no ser, lo
    cual es incomprensible, el no ser no es.
    Un móvil se encuentra en estado A y no en otro. Esto no
    puede aceptarse porque "no en otro" no es y no puede unirse al
    ser.
    El movimiento no existe porque si existiera habría que
    admitir que el ser es lo que es y no lo que será. Ahora
    bien, el no ser puede mezclarse con el ser por la simple
    razón de que no es.
    Quién podría pensar que fuera posible mezclar agua con nada. Evidentemente
    allí no habría mezcla alguna, sólo agua.
    Estamos frente a un encierro de carácter intelectual en
    contradicción con la evidencia que muestra la realidad de lo que se
    niega.
    Como dice Jaques Maritain el error de Parménides ue atribuir
    al ser en general lo que son atributos del Ser de Dios que si es
    único, eterno, no cambia en su infinita perfección.
    Recién  con Aristóteles se soluciona
    este problema con la doctirna del acto y la potencia. Ejemplo: algo es de un
    modo (acto) pero tiene la posibilidad (potencia) de cambiar y la
    posibilidad es algo, sino no sería ni siquiera
    posibilidad.
    Es sorprendente que Parménides haya hecho las afirmaciones
    citadas, teniendo en cuenta que sus sentidos le informaban que
    había múltiples seres (él no era el discípulo
    que estaba a su lado caminando mientras le enseñaba que el
    movimiento no existía y que el ser es uno).
    El dilema de Parménides era: aceptar los datos de los sentidos (cambio, movimiento, pluralidad
    de seres) u optar por la razón que no podía explicar
    esos fenómenos.
    Parménides optó por la razón. Lo que la razón
    no explica, no existe. He aquí al primer gran racionalista
    de que tenemos noticias.
    Lo llamativo es que hombres de final del segundo milenio sigan
    pensando básicamente como este talento del siglo VI A.C.
    Por razones de espacio no abordo la rica historia del racionalismo sino que me
    refiero a un caso puntual de la actualidad. Hay quienes niegan,
    por ejemplo, el  dato inconstrastable referente a los
    milagros de Jesús, a testimonios acerca de su
    Resurrección , no porque sean acontecimientos 
    infundados sino … porque como la sóla razón no los
    comprende; luego no existieron.
    Si sólo existe lo que la razón explica, amigo lector,
    le confieso que yo no me explico a mi mismo; en consecuencia, no
    existo.
    El racionalismo, soberbia de la
    razón, limita al hombre al conocimiento de lo pequeño,
    impidiéndole  acceder a las maravillas reveladas por
    Dios acerca de sí mismo, del hombre, de la realidad.
    Una muestra  de grandeza de la
    razón: darse cuenta de sus limitaciones y reconocer que debe
    abrirse a la luz superior a ella que, junto
    con ella,  hara posible conocer el sentido de lo creado,
    contemplar y amar a su Creador.

     

    SAN
    AGUSTÍN

    • San Agustín (354 – 430).

    Es una de las figuras más emblemáticas de su
    tiempo, del cristianismo y de la
    filosofía. Su personalidad tan original y
    abundante deja una huella profunda en todas las cosas donde pone
    su mano. La filosofía y la teología medievales, es
    decir, lo que se ha llamado la Escolástica, toda la
    dogmática cristiana, disciplinas enteras como la
    filosofía del espíritu y la filosofía de la
    historia, ostentan la marca inconfundible que les
    imprimió. Más aun: el espíritu cristiano y el de
    la modernidad están influidos
    decisivamente por San Agustín; y tanto la
    Reforma como la Contrarreforma han recurrido de un modo especial
    a las fuentes
    agustinianas.

    a. Verdad

    b. Dios

    Tesis filosóficas de San Agustín: c.
    Creación.

    d. Alma.

    e. El Bien.

    f. La Ciudad de Dios.

    1. Verdad: en encendidas controversias con los
      escépticos hizo triunfar San Agustín la posibilidad
      de conocer la verdad. Los escépticos dicen "no existe la
      verdad; de todo se puede dudar"; a lo que San Agustín
      replica "se podrá dudar todo lo que se quiere; de lo que
      no se puede dudar es de la misma duda". Existe pues la verdad
      con lo cual queda refutado el escepticismo. San Agustín
      busca el prototipo de la verdad en las verdades matemáticas, cuando dice,
      por ejemplo, que la proposición 7+3=10, es una
      proposición de vigencia universal para cualquiera que
      tenga razón. Aquí donde se ve que 7+3 tiene que ser
      igual a 10, halla San Agustín lo que también en otros
      casos debe ser verdad para todo espíritu racional, a
      saber, las reglas, ideas y normas conforme a las cuales
      registramos y leemos lo sensible y al mismo tiempo lo estimamos
      y rectificamos. Estas reglas son algo apriorístico, en lo
      cual el hombre, frente al mundo y
      su experiencia, se demuestra superior, libre y
      autónomo.
    2. Dios: el mismo San Agustín que busca la verdad
      en el interior del hombre, dice a la vez con no menor
      énfasis: Dios es la verdad. San Agustín se eleva de
      lo verdadero singular a la verdad una gracias a la que todo lo
      verdadero es verdadero para tener participación en ella.
      Considera esta ascensión como prueba de que existe Dios y
      el mismo tiempo de lo que Dios mismo es: el todo de lo
      verdadero, el ser bueno de todo lo bueno, el ser de todo ser.
      Así Dios es todo, pero a la vez no es nada de todo, pues
      sobre puja a todo, ninguna categoría se le puede
      aplicar.
    3. Creación: este concepto no es filosófico
      sino teológico. Por tanto, cuando San Agustín trata
      de pensarlo, se le ofrecen inmediatamente dificultades
      filosóficas. En este caso, habría que admitir
      también en Dios lo mutable. Por otra parte, la
      creación proviene de un acto libre de la voluntad de Dios,
      y no es por tanto, una procesión necesaria, como con
      frecuencia sé repitió contra la teoría de la
      emanación. San Agustín deja por fin la cuestión
      en suspenso. Ve que no se puede resolver con nuestros conceptos
      espaciales y temporales.
    4. Alma: lo que San Agustín escribe sobre el alma,
      su fina intuición, su arte de ver y dominar las
      cosas, su penetrante análisis y otras
      diversas cualidades lo revelan como sicólogo de primer
      orden. El alma tenía para él especial interés. "A Dios y al alma
      deseo conocer". El alma tiene un efecto el primado frente al
      cuerpo. Cierto que San Agustín no es ya pesimista acerca
      del cuerpo: el espíritu del cristianismo y su doctrina
      de la creación no lo permiten. No obstante, para San
      Agustín el hombre es propiamente el alma. Y así,
      seguirá pensándose, aun después de que en la
      alta edad media prospere la
      formula aristotélica de la unidad del cuerpo y el
      alma.
    5. El Bien: cuando San Agustín habla en lenguaje religioso, el bien
      no es para él otra cosa más que la voluntad de Dios.
      Pero cuando trata de descubrir los fundamentos más
      profundos, dice: "El bien se da con la ley eterna". Son las
      ideas eternas en la mente de Dios que, como para los
      platónicos, también aquí constituyen el
      fundamento de conocer, del ser y del bien. Son un orden eterno.
      No solo el hombre es bueno, también los seres son buenos y
      el conocimiento es
      verdadero, con tal que se orienten conforme a este orden
      eterno.
    6. La Ciudad de Dios: siempre tendrá lugar en la
      historia del mundo la lucha entre la luz y las tinieblas, entre lo
      eterno y lo temporal, entre lo supra sensible y lo sensible,
      entre lo devino y lo antidivino. En su gran obra la Ciudad de
      Dios San Agustín, muestra cómo los poderes del bien
      tienen que luchar constantemente con los poderes del mal. Su
      sentido definitivo es el triunfo del bien sobre el
      mal.

     

    DEMÓCRITO

     

    Demócrito de Abderea

    Nació : Alrededor de 460 AC en Abderea, Grecia

    Falleció : Alrededor de 370 AC no se conoce
    dónde

    Demócrito es más conocido por su Teoría
    Atómica pero también fue un excelente
    geómetra, muy poco se sabe de su vida, sabemos que
    Leucippus fue su profesor.

    Pertenece a la línea doctrinal de pensadores que
    nació con Thales de Mileto. Esta escuela así
    como la pitagórica y la eleática, que
    representan lo más grande del pensamiento
    anterior, le atribuye gran importancia a lo
    matemático.

    Los atomistas pensaban distinto a los eleatas, pues
    mientras éstos no aceptaban el movimiento como
    realidad, sino como
    fenómeno, Leucipo y Demócrito parten de que
    el movimiento existe en sí. Demócrito pone
    como realidades primordiales a los átomos y al
    vacío, o como dirían los eleatas, al ser y al
    no ser (Recordemos que etimológicamente la palabra
    átomo en
    griego, significa indivisible, lo que actualmente
    sabemos que no es así).

    Se nota en Demócrito un esfuerzo por sustituir la
    noción de cualidad por la de cantidad.

    Se sabe que escribió varios tratados de Geometría y de
    Astronomía,
    pero desgraciadamente todos perdidos. Se cree que
    escribió sobre Teoría de los Números.
    Encontró la fórmula B*h/3 que expresa el
    volumen de una
    pirámide. Asimismo demostró que esta
    fórmula se la puede aplicar para calcular el
    volumen de un
    cono.

    Se le atribuyen también los siguientes dos
    teoremas:

    1º "El volumen de un cono es igual a un tercio del
    volumen de un cilindro de igual base y altura"

    2º "El volumen de una pirámide es un tercio
    del volumen del prisma de igual base y altura"

    Un problema muy diferente a todo lo visto hasta ahora
    preocupó también a las escuelas de Jonia y de
    la Magna Grecia: el de la
    naturaleza de la
    luz. Demócrito sustenta la teoría de la
    emisión según la cual la visión es
    causada por la proyección de partículas que
    provienen de los objetos mismos. No es esto más
    que el principio de la larga fila de teorías que se
    encuentran de la luz en la historia de las ciencias. La
    teoría de la emisión es costumbre
    atribuírsela a Newton, que la
    expuso muchos siglos después.

    Es importante hacer notar que, desde sus primeros
    pasos, la ciencia racional
    trata de buscar una explicación de todos los
    fenómenos naturales partiendo de un pequeño
    número de principios
    básicos. Esta tentativa no dejó de influir
    favorablemente en el desarrollo ulterior
    de todas las ciencias.

    Así hemos visto que, al comienzo, para muchos de
    estos filósofos
    prevalecía un principio
    aritmético-geométrico para explicar muchos
    hechos. Así, Demócrito hasta el sabor de las
    cosas lo explicaba bajo este aspecto. En efecto, le
    atribuía una forma geométrica especial a las
    cosas para dar tal o cual "gusto": la sensación de
    dulce se debía a la forma esférica de la
    sustancia que forma al cuerpo que la produce; lo
    amargo, se debía a la forma lisa y redondeada, y
    lo agrio o ácido a lo anguloso y agudo. Un origen
    e interpretación análogos le atribuía a
    los fenómenos del tacto.

    Finalmente diremos sobre el binomio
    Leucipo-Demócrito que creían que el
    vacío existía no sólo en el mundo en que
    vivimos, sino también mucho más allá, en
    los espacios infinitos del Cosmos. Ellos creían en
    la existencia de un número infinito de "mundos"
    todos compuestos de un número infinito de
    átomos.

    Elementos de fícica nuclear (un poco de
    historia)

    Cinco siglos antes de Cristo, los filósofos
    griegos se preguntaban si la materia podía
    ser dividida indefinidamente o si llegaría a un
    punto que tales partículas fueran indivisibles. Es
    así, como Demócrito formula la teoría de
    que la materia se compone
    de partículas indivisibles, a las que llamó
    átomos (del griego atomos, indivisible).

    En 1803 el químico inglés John
    Dalton propone una nueva teoría sobre la constitución de
    la materia. Según Dalton toda la materia se
    podía dividir en dos grandes grupos: los
    elementos y los compuestos. Los elementos estarían
    constituidos por unidades fundamentales, que en honor a
    Demócrito, Dalton denominó átomos. Los
    compuestos se constituirían de moléculas,
    cuya estructura viene
    dada por la unión de átomos en proporciones
    definidas y constantes. La teoría de Dalton
    seguía considerando el hecho de que los
    átomos eran partículas indivisibles.

    Hacia finales del siglo XIX, se descubrió que los
    átomos no son indivisibles, pues se componen de
    varios tipos de partículas elementales. La primera
    en ser descubierta fue el electrón en el año
    1897 por el investigador Sir Joseph Thomson, quién
    recibió el Premio Nobel de Física en 1906.
    Posteriormente, Hantaro Nagaoka (1865-1950) durante sus
    trabajos realizados en Tokio, propone su teoría
    según la cual los electrones girarían en
    órbitas alrededor de un cuerpo central cargado
    positivamente, al igual que los planetas alrededor
    del Sol. Hoy día sabemos que la carga positiva del
    átomo se
    concentra en un denso núcleo muy pequeño, en
    cuyo alrededor giran los electrones.

    El núcleo del átomo se descubre gracias a los
    trabajos realizados en la Universidad de
    Manchester, bajo la dirección de
    Ernest Rutherford entre los años 1909 a 1911. El
    experimento utilizado consistía en dirigir un haz
    de partículas de cierta energía contra una
    plancha metálica delgada, de las probabilidades
    que tal barrera desviara la trayectoria de las
    partículas , se dedujo la distribución de
    la carga eléctrica al interior de los
    átomos.

     

    SANTO
    TOMÁS DE AQUINO

    CRISTIANISMO Y CULTURA
    ANTIGUA

         Hasta los
    tiempos modernos, el pensamiento de Occidente ha sido
    condicionado por un acontecimiento capital: el encuentro del
    mensaje evangélico o de la sabiduría cristiana con la
    cultura de la
    Antigü&edad. Todos los grandes problemas intelectuales
    se relacionan con esta conjunción. Será necesario
    esperar el final del Renacimiento para que los
    espíritus se vean dominados por otras preocupaciones,
    nacidas del choque de la misma sabiduría cristiana,
    penetrada ya de helenismo, con una concepción de las cosas
    completamente renovada por el progreso de las ciencias y de las
    técnicas; la atención ya no
    estará dirigida hacia un pasado que sobrevive, sino hacia un
    futuro en formación.

         Volviendo al problema
    general del helenismo y del cristianismo, intentemos primero
    hacernos una idea de las dos fuerzas frente a frente.

         Lo que llama la atención desde el primer
    instante es la oposición, que había de exponer en forma
    tan brillante el Apóstol de la sabiduría
    evangélica y de la sabiduría pagana: oposición
    concerniente al principio de esas sabidurías, de un lado
    la fe y del otro la razón
    natural
    ; oposición relativa a sus contenidos,
    presentándose el cristianismo como un mensaje de
    salvación Dei gratia, mientras que la
    sabiduría antigua se realizaba en una visión
    científicamente organizada del mundo, pero que no daba
    solución a la existencia humana. Había oposición,
    además, –entre cristianismo y paganismo– en lo
    que se refiere a los destinatarios: los sencillos, las
    muchedumbres, clientela privilegiada del Evangelio, en
    oposición a las clases cultivadas, a las cuales se
    dirigían las lecciones de los filósofos de Grecia…

         El Cristianismo es la
    sabiduría de la Cruz, que parece no tener nada en común
    con la sabiduría del mundo. No obstante, observándolas
    más de cerca, no tarda uno en darse cuenta de que entre las
    dos sabidurías hay puntos de contacto ¿No se debe
    reconocer, en efecto, que el mensaje cristiano se encuentra menos
    vacío de filosofía de lo que pudo parecer en un
    principio? ¿No hay en la Sagrada Escritura doctrinas, la del
    Logos, por ejemplo, que son bastante cercanas a
    las concepciones griegas, para que se haya invocado a este
    propósito, una influencia determinante del pensamiento
    pagano? Y, a la inversa, ¿No se encuentran en los tesoros de
    la sabiduría helénica muchos elementos que anuncian ya
    el Cristianismo?

         Si entre los dos grandes
    factores culturales –Cristianismo y helenismo pagano–
    era de preverse una lucha, lucha que efectivamente tuvo lugar,
    tampoco podían faltar las tentativas de integración o de
    asimilación recíproca. La historia de esas tentativas,
    más o menos felizmente exitosas, es la historia del
    pensamiento cristiano durante una quincena de
    siglos…

     

    LA OBRA REALIZADA HASTA EL SIGLO
    XIII

         El problema
    enunciado se planteó desde las primeras generaciones
    cristianas. En el siglo II San Justino –convertido al
    cristianismo, proveniente de la filosofía pagana– se
    esfuerza en precisar los puntos de contacto entre una
    sabiduría pagana, de la que él ha gustado y a la cual
    no puede ni tiene necesariamente que renunciar totalmente, y la
    fe cristiana, por la cual, en definitiva, derramará su
    sangre: es el primer
    mártir filósofo cristiano.

         En el siglo siguiente, en
    Alejandría es, como se sabe, donde hay que buscar el centro
    intelectual activo de la cristiandad. Allí, Clemente de
    Alejandría, en algunas de sus obras, continuará la obra
    de conciliación. En el siglo V con San Agustín, Boecio
    y el Pseudo-Dionisio Areopagita, que llegarán a ser los tres
    preceptores del Occidente medieval, se completará esta
    primera fase de la asimilación de la filosofía griega.
    ¿Qué resultados se pueden ver hasta ese momento de esta
    historia?

         En San
    Agustín
    encontramos el primer gran sistema de filosofía
    cristiana, no porque el pensamiento de este Doctor de la Iglesia esté constituido
    por un sistema especulativo
    orgánico independiente de la fe, sino porque en él se
    reconoce como legítimo el ejercicio teórico de la
    razón y porque, de hecho, la porción de especulaciones
    filosóficas que contiene es considerable. La obra original
    de San Agustín, desde el punto de vista del pensamiento
    antiguo, está representada sobre todo por la
    asimilación del neoplatonismo, que era la
    filosofía más viva, y cuya pieza fundamental era la
    teoría de las ideas. Lo que hace
    Agustín es colocar esas ideas de origen
    platónico en Dios, con lo que logró dar cierta unidad
    al mundo de Platón y al de la Biblia. A
    San Agustín se debe el criterio de que la verdad es del
    Señor dondequiera que se encuentre. Debe recordarse que San
    Agustín no pudo conocer el pensamiento completo de
    Aristóteles, cuyas obras casi se pierden en el pasado. Tuvo
    que sacar derecho de lo que halló como sabiduría del
    mundo…Este intento de asimilación de las especulaciones
    platónicas se verá conducido paralelamente, algunas
    décadas más adelante, por ese Dionisio Areopagita que
    toda la Edad Media identificará
    con el discípulo de San Pablo en el
    Areópago.

         Aristóteles,
    por su parte, será introducido sobre todo por
    Boecio, gracias al cual será conocida su
    obra en las escuelas de Occidente. Sin embargo, es capital aclarar que el
    Aristóteles de los escritos de Boecio es incompleto, casi
    exclusivamente el del Organon, el de solo las
    obras lógicas. Ocurrió que cuando el conjunto de los
    tratados del Estagirita
    desapareció, por muy largo tiempo, no fue conocida
    prácticamente más que esa pequeña parte de su
    Filosofía.

         Por lo tanto, si se
    pretende hacer el balance de lo que va a llegar a poseer el
    Occidente al día siguiente de la caída de Roma y del hundimiento de su
    cultura por los bárbaros, conviene enumerar, en primer
    lugar, con las artes liberales, herencia de la literatura del bajo imperio, el
    conjunto de concepciones neoplatónicas
    que Dionisio
    Areopagita y, sobre todo, San Agustín
    habían incorporado a su visión cristiana del mundo, y
    la Lógica de Aristóteles conservada
    por Boecio. "Puede decirse que, por el conjunto de estos tratados
    [lógicos, comentarios y traducciones de Aristóteles],
    Boecio vino a ser el profesor de lógica de la Edad
    Media
    hasta el momento en que, en el siglo XIII, fue
    traducido al latín y comentado directamente el
    Organon completo de Aristóteles (o sea, el conjunto
    de sus obras de Lógica)", (Gilson,
    Etienne, La filosofía en la Edad Media, Ed.Gredos,
    Madrid,1995, p 131). Todo el resto, o casi todo, de la
    filosofía antigua, se va a desconocer, al
    menos hasta aquel momento…

         De modo que la
    edad patrística se termina antes de que la
    obra de confrontación de las dos sabidurías
    –Cristianismo y paganismo de origen griego– haya
    podido ser conducida a su término. La tarea más
    difícil, la asimilación del sistema de
    Aristóteles, estaba apenas empezada. Será
    necesario esperar a un rebrote del conflicto helenismo
    –Cristianismo, si algún día volviera a propagarse
    de nuevo la totalidad del primer elemento de ese
    conjunto,
    para reiniciar un nuevo esfuerzo de
    diálogo con el mundo, conforme al modo de decirlo el
    Concilio Vaticano II…

         Importa entonces evocar
    las grandes etapas recorridas por el pensamiento
    cristiano antes de la gran crisis del siglo
    XIII,
    crisis a la cual Santo Tomás será
    precisamente llamado a dar una solución…

         Los acontecimientos
    decisivos se preparan: la totalidad de la filosofía
    de Aristóteles va a ser traducida
    , y mezclada con
    los comentarios de árabes y judíos empezará a
    penetrar en las escuelas de Occidente. La tarea de la escuela de traductores de Toledo
    es esencial a este respecto. Con esta introducción
    del peripatismo (según el DRAE se dice peripato)

    –ahora en forma total– en la cristiandad empieza
    realmente la historia del pensamiento de Santo Tomás de
    Aquino…

     

    LA APARICION DE LA FILOSOFIA DE ARISTOTELES, EN
    FORMA TOTAL, EN OCCIDENTE

         Las primeras
    traducciones latinas, que permitirían al Occidente el conocimiento de las partes
    más importantes de la obra del Estagirita, fueron
    emprendidas en la segunda mitad del siglo XII. Fueron hechas del
    árabe, –y no siempre desde el griego, sino desde
    éste al sirio, del sirio al árabe y de éste al
    latín– y en el ambiente que estaba entonces
    en estrecho contacto con la cultura musulmana de Toledo. Junto
    con los escritos de Aristóteles, fueron traducidos otros de
    sus comentadores antiguos: Alejandro de Afrodisia, Temistio,
    Filipón, lo mismo que de comentadores árabes y
    judíos: Alkindi, Alfarabi, Avicena,
    Avicebrón…

         La lectura de estos tratados,
    que abría un nuevo mundo a los escolásticos cristianos,
    provocó un verdadero engolosinamiento. De esto es signo
    inequívoco la serie de prohibiciones de que fueron objeto
    estos tratados por parte de las autoridades eclesiásticas,
    asustadas por un pensamiento en apariencia tan poco asimilable al
    Evangelio. El problema que le planteaba a fondo este
    acontecimiento a la inteligencia cristiana,
    consistía en la elección entre una filosofía de
    inspiración peripatética y otra que había tenido
    hasta entonces el favor de los teólogos y en la cual
    prevalecía la influencia de Platón, con sus virtudes y,
    sobre todo, con sus defectos…

         ¿Qué podían
    aportar al pensamiento cristiano –ya de positivo o ya de
    negativo– las especulaciones de Platón y de
    Aristóteles? Esa era la gran cuestión…

         El
    platonismo se presentaba provisto de su
    reconocimiento de un mundo superior, el de las
    ideas, y de una intuición directa
    de ese mundo.
    A partir de esa cúspide, el universo se desplegaba
    jerárquicamente, siguiendo un proceso de
    emanación en el cual se expresaba la
    causalidad divina. En el hombre, la liberación del
    alma con respecto al cuerpo
    se veía particularmente
    acentuada. Se trataba, entonces, de un idealismo
    espiritual
    , cuya concordancia con el pensamiento
    religioso parecía a algunos tanto más fácil de
    realizar cuanto la impresión de algunos de sus temas lo
    hacía más fácilmente flexible…Por su parte el
    aristotelismo tenía la apariencia de
    empirismo científico. Su
    teoría del conocimiento, su
    antropología, su
    física… ganaban con ello en claridad y en
    objetividad. En metafísica había
    igualmente progreso en lo que concernía a la
    determinación de los conceptos
    fundamentales,
    así como en rigor
    sintético.
    Pero para un cristiano, además de
    ciertas incertidumbres, esta metafísica no ofrecía
    menos dificultades importantes. En efecto, la eternidad
    del mundo y de la materia,
    admitidas como postulados,
    ¿No vienen a contradecir el dogma de la
    creación?
    La espiritualidad del conocimiento
    humano, su aptitud para alcanzar las verdades supremas ¿No
    se encuentran comprometidas por la implicación demasiado
    imbuida de la vida intelectual en la de los sentidos? ¿Se puede
    aún hablar de Causa Creadora y de
    Providencia
    con este Acto Puro,
    Pensamiento del Pensamiento replegado sobre
    sí mismo, que es lo que corona el sistema de
    Aristóteles?

         Las lagunas y las
    oscuridades, al mismo tiempo que un ambiente positivo y
    científico, propios del peripato, pondrán en guardia a
    los pensadores religiosos, tanto del Islam como del Cristianismo,
    contra las especulaciones del Estagirita. Dominados por su valor
    racional incomparable, no podrán evitar preguntarse si los
    valores religiosos, que ellos
    colocan evidentemente por encima de todo, no tienen mucho que
    perder al aliarse con un pensamiento tan poco acogedor
    espiritualmente…

         Esa actitud de reserva, más o
    menos hostil contra la recuperada obra de
    Aristóteles
    será, a principios del siglo XIII, la
    más común. Debido a la dominante influencia que no
    dejará de ejercer sobre los espíritus, que
    marcharán en ese sentido, el pensamiento del doctor
    de Hipona, san Agustín,
    a propósito del
    espíritu, se hablará de agustinismo
    Al lado de algunos seglares y de muchos predicadores, el
    movimiento doctrinal comprenderá el conjunto de maestros
    franciscanos, Alejandro de Hales y San Buenaventura a la
    cabeza.

         Al otro
    extremo, en el último tercio del siglo, un grupo de maestros de artes de
    la Universidad de
    París
    se inclinará, junto con Sigerio
    de Brabante
    , hacia la aceptación de un
    aristotelismo como el que proponía el gran comentador
    árabe Averroes. De esta manera van a verse
    seriamente comprometidas algunas tesis esenciales del
    pensamiento cristiano, como las de la
    Providencia, la inmortalidad personal del alma y la
    doctrina sobre la verdad. Por medio de las
    rigurosas censuras de 1270 y 1277, el obispo de París,
    Etienne Tempier, frenará los intentos de este aristotelismo
    demasiado ortodoxo.

         Antes de estos
    últimos acontecimientos, una posición
    intermedia,
    que se mostraba respetuosa del dogma
    cristiano y dispuesta a conservar todo lo que el
    neoplatonismo agustiniano había podido
    aportar de bueno, pero que testimoniaba una sólida confianza
    en el valor de los principios y del método de
    Aristóteles
    , había sido adoptada por los dos
    grandes maestros dominicanos, Alberto Magno y Tomás
    de Aquino:
    el primero, más inclinado hacia el mundo
    físico y más interesado en la ciencia, pero más
    ecléctico y menos profundo; el segundo, llevando por fin a
    feliz término, con su genio de síntesis superior, la obra
    de asimilación por el cristianismo, de esa filosofía de
    Aristóteles, que parecía tenía que abandonarse en
    aquellas circunstancias…

         Tal es, brevemente dicho,
    el campo en que va a tener significación histórica y en
    el que va a encontrar su posición el pensamiento de Santo Tomás de
    Aquino…

     

     

    GRANDES ETAPAS DE LA VIDA DE SANTO TOMAS DE
    AQUINO

         

         Todos los
    acontecimientos de la vida de Santo Tomás están lejos
    de ser conocidos con precisión y, sobre algunos puntos de
    importancia, aún hay incertidumbre.

         Trabajos de base del
    conocimiento de Santo Tomás son los siguientes: de la misma
    Edad Media Historia Ecclesiae de Tolomeo de Lucca
    (1312-1317), Historia Beati Thomae de Aquino de
    Guillermo de Tocco (hacia 1311) y las Actae de los
    procesos de canonización
    de Nápoles (1319) y de Fossanova (1321).

         Entre los estudiosos
    modernos sobre Santo Tomás destacan Mandonnet (+ 1936) y M.
    Grabmann (+1948).

         De manera resumida,
    éstas son las etapas de su vida:

    ORIGEN. Santo Tomás nació
    probablemente en 1225, en el castillo de Roccasecca, cerca de
    la ciudad de Aquino, en el entonces Reino de Nápoles.
    Formaba parte de una familia de nobles, aliados del
    emperador y fieles a su causa.

    EN MONTE CASINO (1230-1239), a la
    edad de cinco años, el niño Tomás es confiado
    por sus padres, para su educación primera, a la
    vecina abadía de Monte Casino. Se puede pensar que el
    deseo de su familia de verlo un día a
    la cabeza del célebre monasterio no fue extraño a
    esta decisión. Siempre se ha pensado eso…

    EN LA UNIVERSIDAD DE NAPOLES
    (1239-1244, de los catorce a los diecinueve años). Santo
    Tomás termina su formación literaria y empieza sus
    estudios de filosofía en Nápoles, en donde tiene, de
    manera particular, como maestros, a Martín de
    Dacia
    (en Lógica) y a Pedro El
    Irlandés
    (en Física).

    SU INGRESO CON LOS DOMINICOS
    (1244-1245, de sus diecinueve a sus veinte años). En 1244,
    el joven Tomás toma el hábito de la Orden de los
    Predicadores en el convento de Santo Domingo de Nápoles.
    Irritados sus padres, porque tenían otros planes para su
    hijo, hacen detener y encerrar al novicio, quien, por su
    constancia, y después de diversas peripecias, que ponen de
    manifiesto su temple y sus convicciones, obtiene finalmente la
    libertad para seguir su
    vocación.

    ESTUDIOS EN LA ORDEN DE SANTO DOMINGO
    (1245-1252, de sus veinte a sus veintisiete años). Es muy
    probable que Santo Tomás fuera primero estudiante en el
    Stvdivm de Saint Jacques de París
    (1245-1247), y que haya seguido a su maestro Alberto Magno a
    Colonia, en donde terminó su formación
    (1247-1252).

    SANTO TOMAS, BACHILLER EN PARIS
    (1252-1256, de sus veintisiete a sus treinta y un años).
    Designado para enseñar en París, que era entonces el
    centro intelectual de la cristiandad, Santo Tomás empieza,
    según la costumbre, por"leer" la Biblia
    de manera continua y rápida (cursorie),
    durante dos años; después, durante otros dos, comenta
    las Sentencias de Pedro
    Lombardo
    .

    SANTO TOMAS, MAESTRO EN PARIS
    (1256-1259, de sus treinta y uno a sus treinta y cuatro
    años). Fue admitido al magisterio al mismo tiempo que San
    Buenaventura –hay que ver todo cuanto costó y
    significó esto para las órdenes religiosas: fue otra
    de sus grandes luchas…– Santo Tomás comenta la
    Biblia (ordinarie), presenta sus primeras
    cuestiones disputadas (De Veritate) y
    emprende la composición de Contra
    Gentiles.

    ESTANCIA EN ITALIA (1259-1268, de sus
    treinta y cuatro a sus cuarenta y tres años). A
    petición del Papa –siempre fue obediente y fiel hijo
    de la Iglesia y, de modo
    particular, del Papa y de los superiores de su Orden…–
    Santo Tomás retorna a Italia para cumplir las
    funciones de Lector
    de la Curia
    . Acompaña a ésta a Anagni y a
    Orvieto y permanece un tiempo en Roma. Su actividad intelectual
    es entonces extraordinariamente intensa: enseña Sagradas
    Escrituras (curso magisterial ordinario),
    disputa sobre numerosas cuestiones, acaba Contra
    Gentiles,
    compone la Catena Aurea, comenta a
    Aristóteles, inicia la Summa Theologiae,
    etc…

    ENSEÑA POR SEGUNDA OCASION EN
    PARIS
    (1269-1271, de sus cuarenta y cuatro a sus
    cuarenta y seis años). Llamado de nuevo a París, en
    ocasión de la crisis intelectual provocada por el
    movimiento averroísta,
    Santo Tomás, sin
    dejar de tomar parte en la polémica –recuérdese
    su formidable opúsculo De Unitate Intellectus Contra
    Averroistas–
    prosigue incansablemente su tarea de
    profesor y de escritor (Comentarios a las Sagradas Escrituras,
    comentarios a Aristóteles, cuestiones disputadas,
    Summa Theologiae, opúsculos diversos).

    ENSEÑANZA EN NAPOLES (1272-1273,
    de sus cuarenta y siete a sus cuarenta y ocho años).
    Asignado a Nápoles para tomar la dirección del nuevo
    Stvdivm Generale dominicano, Santo Tomás
    une a sus habituales trabajos de maestro una actividad
    apostólica notable…

    CONVOCADO AL CONCILIO DE LYON, ENFERMEDAD Y
    MUERTE
    (1274, a sus cuarenta y nueve años). A
    petición de Gregorio IX, Santo Tomás se pone en
    camino para participar en el Concilio de Lyon. Se enferma en el
    transcurso del viaje y muere el 7 de marzo en la abadía
    cisterciense de Fossanova.

         Tomás de
    Aquino fue Comentador, autor del comentario literal a
    las obras de Aristóteles más ajustado al texto. Ello lo obligó a
    procurarse textos buenos, bien traducidos, tarea en muy buena
    parte a cargo de su hermano de Orden dominicana Guillermo de
    Moerbeke, quien le ayudó en sus comentarios. De allí el
    extraordinario conocimiento de Aristóteles.

         Historiador:
    conoció muy bien el aristotelismo y el platonismo, sobre
    todos su "sentido". Reconoce cuando hay error. Utiliza a Proclo,
    reconoce el origen neoplatónico del Liber de
    Causis.
    Conoce muy bien el pensamiento de los Padres de la
    Iglesia, de los árabes y de los judíos (Avicebrón,
    Maimónides…). Por deseo de buscar armonía, cae en
    forzar el sentido de algunas expresiones de San Agustín y
    otros. E.g.:"… utitur opinionibus Platonis non asserendo, sed
    recitando" (S. Th. I, q 77, a 5).

         Profesor y
    Escritor:
    de grandes cualidades pedagógicas, muy
    reconocidas y admiradas. Guillermo de Tocco dejó expresado
    que su doctrina es "Lucida et aperta"; que afluían
    "quamplures magistri religiosi et saeculares propter modum
    docendi compendiosum, apertum et facilem". Sus Sumas
    eran manuales de estudio. No tiene
    titubeos al estilo de S. Alberto o S. Buenaventura: va al grano.
    En medio de las controversias fue ecuánime, digno y
    pacífico. Su lenguaje contribuyó mucho a fijar la
    terminología filosófica.

         Filósofo: lo
    fue en grado eminente. Tiene muy clara conciencia de los derechos de la razón a resolver el
    enigma de lo real y los hizo valer. La filosofía es
    autónoma; Tomás señala un cambio de actitud con toda claridad:
    termina con la domesticidad de la filosofía respecto de la
    teología. Arguye contra agustinianos y averroístas a
    este respecto.

         Teólogo: es,
    por excelencia, el gran sistematizador de la teología
    cristiana. Cultivó la teología revelada y la
    teología natural.

         Dos rasgos presenta el
    tomismo:

    1. Constituye un sistema filosófico tributario
      de una muy larga tradición histórica.
      Cuando se
      estudia la génesis histórica del tomismo se puede
      observar que tiene su origen en la confluencia de todas las
      grandes corrientes culturales de la Antigü&edad y de
      la alta Edad Media: platonismo y aristotelismo;
      helenismo y arabismo; paganismo y cristianismo
      , sin
      hablar de las corrientes secundarias.
    2. Domina y supera todas sus fuentes. No se trata de
      eclecticismo, ni de sincretismo: se trata de
      síntesis nueva, con inspiración
      tradicional. Representa el tomismo en los alrededores de 1260
      la primera filosofía verdaderamente original que haya
      producido la civilización cristiana:
      un aristotelismo
      neoplatonizante, tan profundamente repensado, ampliado y
      transfigurado que merece una denominación nueva: El
      tomismo.

    ¿A qué situación histórica de
    orden filosófico responde el tomismo? A la de superar
    las antinomias, al menos aparentes, del aristotelismo y del
    platonismo.
    Las dos grandes orientaciones posibles del
    pensamiento humano: EL EMPIRISMO Y EL IDEALISMO. Tomás de
    Aquino logró en buena parte esta síntesis. Veamos en
    seguida:

    a) Lógica y Teoría del
    conocimiento.
    Opta por el realismo intelectualista de
    Aristóteles. No admite iluminación especial de
    Dios en el conocimiento natural y no reconoce al hombre ninguna
    intuición de las realidades espirituales, ya se trate del
    alma, de las sustancias separadas o de Dios. El conocimiento
    intelectual se adquiere por abstracción a partir
    del dato de la intuición sensible y la abstracción es
    una actividad del entendimiento agente personal de cada persona
    individual. Un cierto conocimiento de lo espiritual se obtiene
    por reflexión sobre nuestros propios actos espirituales
    (pensar y querer), pero aun estos jamás se dan plenamente
    separados de la actividad sensorial. Sigue Sto. Tomás a
    Aristóteles en su lógica y teoría de la ciencia. Puede suponerse
    influencia de la Escuela de Pedro Abelardo, de la facultad de
    Artes de París, de la de Artes de Nápoles y de
    Alberto Magno.

    b) Metafísica: su
    metafísica, aspecto
    brillante del genio de Sto. Tomás, está dominada por
    la idea de participación, tema central del
    platonismo. Los seres finitos están compuestos de
    essentia y de esse: son participaciones del
    esse subsistens, ser absolutamente simple y, por
    tanto, plenitud de ser o ser infinito (no finito), causa
    creadora, ejemplar y final de todo el orden de los seres
    finitos. Esta composición de essentia y de
    esse, fruto de la participación platónica
    interpretada por los neoplatónicos griegos y, sobre todo,
    por Avicena, es expresada por Sto. Tomás en términos
    de acto y potencia, lo que constituye una
    ampliación evidente de la doctrina
    aristotélica.

    En potencia por relación a su
    esse, la esencia finita lo está
    también por su relación a su agere, es
    decir, al aumento de ser que ella adquiere por sus
    actos segundos; en otras palabras, su actividad es
    accidental.

    Sobre la base de esta doctrina, Sto. Tomás
    desarrolla una teoría de la actividad de las
    criaturas
    que implica concepciones muy ricas acerca del
    orden universal y de la jerarquía de los
    seres,
    tema usual entre los neoplatónicos.

    La metafísica de Sto. Tomás contiene una
    notable deducción de los atributos del esse
    subsistens
    a partir de las conclusiones, quinque
    viae,
    que encaminan la razón hasta el conocimiento
    del Ser Supremo.

    c) Psicología. Para
    Sto. Tomás, lo mismo que para Aristóteles, la ciencia
    del alma es una sección de la Filosofía
    natural.
    Pero le concedió mucho atención, por lo
    que su psicología merece ser
    considerada por aparte. La solución que Sto. Tomás
    propone al problema de la naturaleza humana supera
    todas las tentativas anteriores hechas por Platón,
    Aristóteles, san Agustín, Averroes y otros. Esta
    solución ha sido posible gracias a la noción muy
    exacta que él tenía de la causalidad creadora,
    influencia permanente de Dios sobre el orden creado y sobre su
    evolución.

    El hombre es una sustancia única, compuesta
    de materia y de una forma sustancial única; el alma es
    espiritual e inmortal. El alma hmana es, pues, a la vez, forma
    sustancial del cuerpo y forma subsistente.
    Es decir,
    capaz de subsistir sola y principio de actividades
    propias:
    el pensar y el querer. El alma es forma
    materiae et forma inmaterialis,
    lo cual implica que el
    alma es creada por Dios,
    no producida por una
    causación puramente biológica, pero al término
    de un proceso biológico: la
    generación.

    Las consecuencias de esta situación
    metafísica son importantes: forma de la materia, el
    alma se individúa por su relación con la
    materia,
    la cual es la razón última de la
    multiplicidad puramente numérica en los seres
    corporales. Una multiplicidad de almas humanas de la misma
    especie es, pues, posible,
    contrariamente a lo que
    sostenía Averroes. Por otra parte, en cuanto forma
    inmaterial,
    el alma inmortal es capaz de una
    actividad estrictamente inmanente y autónoma, la que
    confiere al hombre su dignidad personal. De tal manera
    que el hombre es la síntesis sustancial de lo
    espiritual y de lo corporal, el nexo entre el universo de los espíritus
    y el de los cuerpos.

    d) Moral. La ética de Sto. Tomás
    es el fruto de toda su filosofía. Aquí
    también toma mucho de Aristóteles, pero lo supera en
    las tesis capitales, gracias a la profundidad de su
    metafísica y de su psicología. Hay dos nuevas e
    importantes ideas con relación al
    aristotelismo:

    – La idea de fin último. El fin
    último natural
    de toda persona creada es el
    conocimiento y el amor de la causa
    primera.
    Para el hombre este fin no puede ser
    poseído o alcanzado de una manera estable y definitiva,
    sino al término de su existencia terrestre, en
    una vida puramente espiritual, análoga a la de
    los espíritus.

    – La idea de obligación. La
    prosecución del fin último la realiza el
    hombre en el mundo en una vida de prueba, en cuyo
    transcurso construye su destino. La razón le
    revela al hombre –si está dispuesto a usarla
    bien– las exigencias de su naturaleza, las cuales son la
    expresión de la ley divina misma. El hombre debe
    conformar su actitud libre al orden moral así
    descubierto. La sanción de la actividad moral es natural e
    inmanente. La muerte fija para siempre al alma humana, ya sea
    en el orden y la bienaventuranza, ya sea en el desorden y la
    infelicidad.

    e) Filosofía de la
    naturaleza.
    En este aspecto Sto. Tomás vuelve al
    hilemorfismo aristotélico, eliminando los
    añadidos estoicos (rationes seminales) y
    neoplatónicas (materia espiritual, pluralidad de formas),
    que lo sofocaban. Aplica su teoría metafísica de la
    actividad a la acción de los cuerpos y sobre todo
    a la de los vivientes. Pero, en numerosos sectores de la
    filosofía natural es tributario de la física de
    Aristóteles y ni siquiera piensa liberarse de ella:
    filosofía de las esferas celestes, teoría de los
    elementos y de los mixtos, concepciones biológicas… todo
    es retomado del Filósofo. Es la parte más débil
    de la obra de Sto. Tomás.

         Por supuesto
    que el tomismo tiene límites y lagunas, pero no
    son el objeto del presente discurso; valga decir
    únicamente que límites y lagunas solo prueban que el
    espíritu humano es limitado y que el tiempo condiciona el
    pensamiento, igual que todo lo demás. Pero sin duda lo que
    sobresale en el tomismo es el esfuerzo inmenso y fecundo
    realizado por Sto. Tomás en una vida tan corta, en solo
    veinte años de muy grande actividad. Mostró una
    fuerza de concentración
    capaz de derivarlo todo de principios generales, con gran
    coherencia en el conjunto. El influjo de su pensamiento es
    sobresaliente y su capacidad de síntesis
    extraordinaria.

         Muerto a los 49 años,
    Santo Tomás dio pruebas poco comunes de una
    prodigiosa actividad de profesor y de escritor: todas las
    materias filosóficas y teológicas estudiadas en su
    tiempo fueron tratadas por él. De las numerosas obras que
    dejó, unas, las cuestiones disputadas y las lecciones,
    representan el fruto directo de su enseñanza; las otras,
    Sumas, opúsculos diversos, son composiciones libres. Algunas
    de estas obras fueron escritas de su puño y letra, y otras
    solamente dictadas, algunas de las cuales no son más que
    simples recopilaciones.

         Al modo que las obras de
    Aristóteles tuvieron mala prensa, –al contrario de
    Platón que la tuvo muy buena–, así también
    le ocurrió en buena parte a Santo Tomás. Al presente
    cabe atribuirle unas cien obras, las que por su volumen y
    hondura, constituyen un trabajo verdaderamente
    prodigioso…

         Santo
    Tomás dialogó con el pasado y con su presente;
    penetró en las diversas formas de saber, en sus métodos y en sus contenidos;
    supo el modo de enfrentar la fe y la razón; la teología
    y la filosofía; no ignoró la posición de
    ningún pensador importante y de cada uno supo aprovechar lo
    mejor, siendo siempre consecuente con la verdad y con los
    principios.

         De manera particular le
    tocó un papel protagónico en las
    cuestiones más arduas de su tiempo: la incorporación de
    Aristóteles, que desde entonces quedó incorporado a
    Occidente; el enfrentamiento a los errores platónicos, que
    tan hechizados tenían a tantos cristianos; el derecho de los
    religiosos a enseñar en las universidades; el combate
    frontal al averroísmo latino, por resultar contrario a la
    verdad filosófica y revelada; realizar la síntesis del
    humano saber; acentuar las razones del ser cristiano de la
    cultura occidental; dejar un extraordinario y valiosísimo
    corpus theologicum y philosophicum y un modo de enfrentar la
    adquisición del saber…todo lo cual explica su grandeza y
    el inmenso interés de la Iglesia en que
    se siga el método de vida y pensamiento de Santo Tomás
    de Aquino, que en él fue tan fecundo.

     

    PLATÓN

     

     

    Nació en el seno de una familia aristocrática
    en Atenas.

    De joven, Platón tuvo ambiciones políticas pero se
    desilusionó con los gobernantes de Atenas.

    Más tarde se proclamó discípulo de
    Sócrates, aceptó su filosofía y su forma
    dialéctica de debate: la obtención de
    la verdad mediante preguntas, respuestas y más
    preguntas.

    Platón fue testigo de la muerte de Sócrates en
    el año 399 a.C.

     

    En el año 387 Platón fundó en Atenas la
    Academia, institución a menudo considerada como la primera
    universidad europea.

    Ofrecía un amplio plan de estudios, que
    incluía materias como: astronomía, biología, matemáticas, teoría
    política y filosofía.

    Aristóteles fue su alumno más
    destacado.

    Pasó los últimos años de su vida dando
    conferencias en la Academia y escribiendo.

    Murió próximo a los 80 años en Atenas en
    el año 348 o 347 a.C.

    OBRA

    Los escritos de Platón adoptaban la forma de
    diálogos, donde se exponían ideas filosóficas, se
    discutían y se criticaban en el contexto de una
    conversación o un debate en el que participaban
    dos o más personas.

    El primer grupo de escritos de
    Platón incluye 35 diálogos y 13 cartas.

    Primeros Diálogos

    Los diálogos se pueden dividir en tres etapas de
    composición.

    La primera representa el intento que hizo Platón de
    comunicar la filosofía y el estilo dialéctico de
    Sócrates. Sócrates se encuentra con alguien que dice
    saber mucho, manifiesta ser ignorante y pide ayuda al que afirma
    saber. Sin embargo, conforme Sócrates empieza a hacer
    preguntas, se hace patente que quien se dice sabio realmente no
    sabe lo que afirma saber y que Sócrates aparece como el
    más sabio de los dos personajes porque, por lo menos,
    él sabe que no sabe nada.

    Ese conocimiento, por supuesto, es el principio de la
    sabiduría.

    Dentro de este grupo de diálogos se
    encuentran:

    • Cármides (un intento por definir la
      templanza)
    • Lisis (una discusión sobre la amistad)
    • Laques (una búsqueda del significado del
      valor)
    • Protágoras (una defensa de la tesis de que la
      virtud es conocimiento y que es posible aprenderla)
    • Eutifrón (una consideración sobre la
      naturaleza de la piedad)
    • y el libro I de La República
      (una discusión sobre la justicia).

    Diálogos intermedios y últimos

    Los diálogos de los periodos intermedio y
    último de la vida de Platón reflejan su propia
    evolución filosófica.

    Las ideas de esas obras se atribuyen al propio
    Platón, aunque Sócrates sigue siendo el personaje
    principal en muchos diálogos.

    Los escritos del periodo intermedio abarcan los
    de:

    • Gorgias (una reflexión sobre distintas
      cuestiones éticas)
    • Menón (una discusión sobre la naturaleza
      del conocimiento)
    • Apología (la defensa que hizo Sócrates de
      sí mismo durante el juicio en el que fue acusado de
      ateísmo y corrupción de la
      juventud ateniense)
    • Crátilo (la defensa de Sócrates de la
      obediencia a las leyes del Estado)
    • Fedro (escena de la muerte de Sócrates, en la
      que discute sobre la teoría de las ideas, la naturaleza
      del alma y la cuestión de la inmortalidad)
    • El Banquete (destacada realización
      dramática de Platón que contiene varios discursos
      sobre la belleza y el amor)
    • y La República (máxima obra filosófica
      de Platón, que es una detallada discusión sobre la
      naturaleza de la justicia).

    Trabajos del último período

    se encuentran:

    • Teeteto (una negación de que el conocimiento
      tiene que ser identificado con el sentido de percepción)
    • Parménides (una evaluación crítica
      de la teoría de las ideas)
    • Sofista (una reflexión posterior sobre las
      ideas o las formas)
    • Filebo (discusión sobre la relación entre
      el placer y el bien)
    • Timeo (ideas de Platón sobre las ciencias naturales y la
      cosmología)
    • y Leyes (un análisis más
      práctico de las cuestiones políticas y
      sociales).

    PENSAMIENTO

    Platón estaba persuadido de que el conocimiento se
    puede alcanzar.

    También estaba convencido de dos características esenciales
    del conocimiento:

    • Primera, el conocimiento debe ser certero e
      infalible
    • Segunda, el conocimiento debe tener como objeto lo
      que es en verdad real en contraste con lo que lo es sólo
      en apariencia.

    Ya que para Platón lo que es real tiene que ser
    fijo, permanente e inmutable, identificó lo real con la
    esfera ideal de la existencia en oposición al mundo
    físico del devenir.

    Una consecuencia de este planteamiento fue el rechazo de
    Platón del empirismo, la afirmación
    de que todo conocimiento se deriva de la experiencia.

    Pensaba que las proposiciones derivadas de la experiencia
    tienen, a lo sumo, un grado de probabilidad. No son ciertas.
    Más aun, los objetos de la experiencia son fenómenos
    cambiantes del mundo físico, por lo tanto los objetos de la
    experiencia no son objetos propios del conocimiento.

    La teoría del conocimiento
    de Platón se expone en La República, en concreto en su discusión
    sobre la imagen de la línea divisible
    y el mito de la caverna.

    En la primera, Platón distingue entre dos niveles
    de saber: opinión y conocimiento.

    Las declaraciones o afirmaciones sobre el mundo
    físico o visible, incluyendo las observaciones y
    proposiciones de la ciencia, son sólo
    opinión.

    Algunas de estas opiniones están bien fundamentadas
    y otras no, pero ninguna de ellas cuenta como conocimiento
    verdadero.

    El punto más alto del saber es el conocimiento,
    porque concierne a la razón en vez de a la
    experiencia.

    La razón, utilizada de la forma debida, conduce a
    ideas que son ciertas y los objetos de esas ideas racionales son
    los universales verdaderos, las formas eternas o sustancias que
    constituyen el mundo real.

    COMENTARIOS

    Además de que gracias a éste filósofo
    tenemos conocimientos sobre la vida y obra de Sócrates, su
    legado presente en los diálogos abarca temas que van desde
    la teoría del conocimiento, a la justicia y la amistad.

    Su radical rechazo por el empirismo científico y su
    mítica visión reflejada en el mito de la caverna, fue tal
    vez el primer paso que dió el hombre occidental en la
    disociación entre razón y fe, la cual era totalmente
    inexistente en pueblos tan cercanos a Grecia como el antiguo
    Egipto.

     

    CARLOS
    MARX

    LA DOCTRINA DE MARX

        El marxismo es el sistema de
    las concepciones y de la doctrina de Marx. Este continúa y
    corona genialmente las tres principales corrientes
    ideológicas del siglo XIX, que pertenecen a los tres
    países más avanzados de la humanidad: la
    filosofía clásica alemana, la economía política
    clásica inglesa y el socialismo francés,
    vinculado a las doctrinas revolucionarias france sas en
    general. La admirable coherencia y la integridad de sus
    concepciones — cualidades reconocidas incluso por sus adver
    sarios –, que constituyen en su conjunto el materialismo y el socialismo científicos
    contemporáneos como teoría y programa del movimiento obrero
    de todos los países civilizados del mundo, nos obligan a
    esbozar brevemente su concepción del mundo en general
    antes de exponer el contenido esencial del marxismo, o sea, la doctrina
    económica de Marx.

    EL MATERIALISMO
    FILOSOFICO

        Desde 1844-1845, años
    en que se formaron sus concepciones, Marx fue materialista y,
    especialmente, partidario de Ludwig Feuerbach, cuyos puntos
    débiles vio, más tarde, en la insuficiente
    consecuencia y amplitud de su materialismo. Para Marx, la
    significación histórica universal de Feuerbach, que
    "hizo época", residía precisamente en el hecho de
    haber roto en forma resuelta con el idealismo de Hegel y proclamado el
    materialismo, que ya "en el siglo XVIII, sobre todo en Francia, representaba la
    lucha, no sólo contra las instituciones políticas
    existentes y al mismo tiempo contra la religión y la teología, sino
    también [. . .] contra la metafísica en general"
    (entendiendo por ella toda "especulación ebria", a
    diferencia de la "filosofía sobria") (La Sagrada Familia,
    en La herencia literaria ). "Para
    Hegel — escribía Marx
    –, el proceso del pensamiento, al que él convierte
    incluso, bajo el nombre de idea, en sujeto con vida propia, es
    el demiurgo de lo real [. . .]. Para mí lo ideal no es,
    por el contrario, más que lo material traducido y
    traspuesto a la cabeza del hombre." (C. Marx, El
    Capital

    t. I, "Palabras finales a la 2a ed.").
    Mostrándose plenamente de acuerdo con esta filosofía
    materialista de Marx, F. Engels escribía lo siguiente, al
    exponerla en su Anti-Dühring (véase ), obra cuyo
    manuscrito conoció Marx: . . . "La unidad del mundo no
    existe en su ser, sino en su materialidad, que ha sido
    demostrada [. . .] en el largo y penoso desarrollo de la
    filosofía y de las ciencias naturales [. . .].
    El movimiento es la forma de existencia de la materia.
    Jamás, ni en parte alguna, ha existido ni puede existir
    materia sin movimiento, ni movimiento sin materia [. . .]. Pero
    si seguimos preguntando qué son y de dónde proceden
    el pensar y la conciencia, nos encontramos con que son productos del cerebro humano y con que el
    mismo hombre no es más que un producto de la naturaleza,
    que se ha desarrollado en un determinado ambiente natural y
    junto con éste; por donde llegamos a la conclusión
    lógica de que los productos del cerebro humano, que en
    última instancia no son tampoco más que productos de
    la naturaleza, no se contradicen, sino que corresponden al
    resto de la concatenación de la naturaleza". "Hegel era
    idealista, es decir, que para él las ideas de nuestra
    cabeza no son reflejos [Abbilder, esto es, imágenes, pero a veces
    Engels habla de "reproducciones"] más o menos abstractos
    de los objetos y fenómenos de la realidad, sino que los
    objetos y su desarrollo se le antojaban, por el contrario,
    imágenes de una idea
    existentes no se sabe dónde, ya antes de que existiese el
    mundo." En Ludwig Feuerbach [6],
    obra en la que Engels expone sus ideas y las de Marx sobre la
    filosofía de Feuerbach, y cuyo original envió a la
    imprenta después de revisar un antiguo manuscrito suyo y
    de Marx, que databa de los años 1844-1845, sobre Hegel,
    Feuerbach y la concepción materialista de la historia,
    escribe Engels: "El gran problema cardinal de toda
    filosofía, especialmente de la moderna, es el problema de
    la relación entre el pensar y el ser, entre el
    espíritu y la naturaleza [. . .]. ¿Qué está
    primero: el espíritu o la naturaleza? [. . .] Los
    filósofos se dividieron en dos grandes campos, según
    la contestación que diesen a esta pregunta. Los que
    afirmaban que el espíritu estaba antes que la naturaleza y
    que, por lo tanto, reconocían, en última instancia,
    una creación del mundo bajo una u otra forma [. . .],
    constituyeron el campo del idealismo. Los demás, los que
    reputaban la naturaleza como principio fundamental, adhirieron
    a distintas escuelas del materialismo". Todo otro empleo de los conceptos de
    idealismo y materialismo (en sentido filosófico) sólo
    conduce a la confusión. Marx rechazaba enérgicamente,
    no sólo el idealismo — vinculado siempre, de un modo u
    otro, a la religión –, sino también los
    puntos de vista de Hume y Kant, tan difundidos en
    nuestros días, es decir, el agnosticismo, el criticismo y
    el positivismo en sus
    diferentes formas; para Marx esta clase de filosofía era
    una concesión "reaccionaria" al idealismo y, en el mejor
    de los casos, una "manera vergonzante de aceptar el
    materialismo bajo cuerda y renegar de él
    públicamente". Sobre esto puede consultarse, además
    de las obras ya citadas de Engels y Marx, la carta de este último a
    Engels, fechada el 12 de diciembre de 1868, en la que habla de
    unas manifestaciones del célebre naturalista T. Huxley. En
    ella, a la vez que hace notar que Huxley se muestra "más
    materialista" que de ordinario, y reconoce que "si observamos y
    pensamos realmente, nunca podemos salirnos del materialismo",
    Marx le reprocha que deje abierto un "portillo" al
    agnosticismo, a la filosofía de Hume. En particular
    debemos destacar la concepción de Marx acerca de las
    relaciones entre la libertad y la necesidad: "La
    necesidad sólo es ciega en cuanto no se la comprende. La
    libertad no es otra cosa que el conocimiento de la necesidad"
    (Engels, Anti-Dühring ) = reconocimiento de la
    sujeción objetiva de la naturaleza a leyes y de
    latrasformación dialéctica de la necesidad en
    libertad (a la par que de la trasformación de la "cosa en
    sí" no conocida aún, pero cognoscible, en "cosa para
    nosotros", de la "esencia de las cosas" en "fenómenos").
    El defecto fundamental del "viejo" materialismo, incluido el de
    Feuerbach (y con mayor razón aún el del materialismo
    "vulgar" de Buchner, Vogt y Moleschott) consistía,
    según Marx y Engels, en lo siguiente: 1) en que este
    materialismo era "predominantemente mecanicista" y no
    tenía en cuenta los últimos progresos de la química y de la biología (a los que habría que
    agregar en nuestros días los de la teoría
    eléctrica de la materia); 2) en que el viejo materialismo
    no era histórico ni dialéctico (sino metafísico,
    en el sentido de antidialéctico) y no mantenía
    consecuentemente ni en todos sus aspectos el punto de vista del
    desarrollo; 3) en que concebían "la esencia del hombre" en
    forma abstracta, y no como el "conjunto de las relaciones
    sociales" (históricamente concretas y determinadas), por
    cuya razón se limitaban a "explicar" el mundo cuando en
    realidad se trata de "trasformar lo"; es decir, en que no
    comprendían la importancia de la "actividad práctica
    revolucionaria".

    LA DIALECTICA

        La dialéctica
    hegeliana, o sea, la doctrina más multilateral, más
    rica en contenido y más profunda del desarrollo, era para
    Marx y Engels la mayor conquista de la filosofía
    clásica alemana. Toda otra formulación del principio
    del desarrollo, de la evolución, les parecía
    unilateral y pobre, deformadora y mutiladora de la verdadera
    marcha del desarrollo en la naturaleza y en la sociedad (marcha que a menudo
    se efectúa a través de saltos, cataclismos y
    revoluciones). "Marx y yo fuimos casi los únicos que nos
    planteamos la tarea de salvar [del descalabro del idealismo,
    incluido el hegelianismo] la dialéctica conciente para
    traerla a la concepción materialista de la naturaleza."
    "La naturaleza es la confirmación de la dialéctica, y
    precisamente son las modernas ciencias naturales las que nos
    han brindado un extraordinario acervo de datos [¡y esto fue escrito
    antes de que se descubriera el radio, los electrones, la
    trasformación de los elementos, etc.!] y enriquecido cada
    día que pasa, demostrando con ello que la naturaleza se
    mueve, en última instancia, dialéctica, y no
    metafísicamente."

        "La gran idea fundamental — escribe
    Engels — de que el mundo no se compone de un conjunto de
    objetos terminados y acabados, sino que representa en sí
    un conjunto de procesos, en el que las
    cosas que parecen inmutables, al igual que sus imágenes
    mentales en nuestro cerebro, es decir, los conceptos, se hallan
    sujetos a un continuo cambio, a un proceso de nacimiento y
    muerte; esta gran idea fundamental se encuentra ya tan
    arraigada desde Hegel en la conciencia común, que apenas
    habrá alguien que la discuta en su forma general. Pero una
    cosa es reconocerla de palabra y otra aplicarla en cada caso
    particular y en cada campo de investigación." "Para la
    filosofía dialéctica no existe nada establecido de
    una vez para siempre, nada absoluto, consagrado.; en todo ve lo
    que hay de perecedero, y no deja en pie más que el proceso
    ininterrumpido del aparecer y desaparecer, del infinito
    movimiento ascensional de lo inferior a lo superior. Y esta
    misma filosofía es un mero reflejo de ese proceso en el
    cerebro pensante." Así, pues, la dialéctica es,
    según Marx, "la ciencia de las leyes generales del
    movimiento, tanto del mundo exterior como del pensamiento
    humano".

        Este aspecto revolucionario de la
    filosofía hegeliana es el que Marx recoge y desarrolla. El
    materialismo dialéctico "no necesita de ninguna
    filosofía situada por encima de las demás ciencias".
    De la filosofía anterior queda en pie "la teoría del
    pensamiento y sus leyes, es decir, la lógica formal y la
    dialéctica". Y la dialéctica, tal como la concibe
    Marx, y también según Hegel, abarca lo que hoy se
    llama teoría del conocimiento o gnoseología, ciencia
    que debe enfocar también su objeto desde un punto de vista
    histórico, investigando y generalizando los orígenes
    y el desarrollo del conocimiento, y el paso de la falta de
    conocimiento al conocimiento.

        En nuestro tiempo, la idea del
    desarrollo, de la evolución, ha penetrado casi en su
    integridad en la conciencia social, pero no a través de la
    filosofía de Hegel, sino por otros caminos. Sin embargo,
    esta idea, tal como la formularon Marx y Engels,
    apoyándose en Hegel, es mucho más completa, mucho
    más rica en contenido que la teoría de la
    evolución al uso. Es un desarrollo que, al parecer, repite
    etapas ya recorridas, pero de otro modo, sobre una base
    más alta ("negación de la negación"), un
    desarrollo, por decirlo así, en espiral y no en línea
    recta; un desarrollo que se opera en forma de saltos, a
    través de cataclismos y revoluciones, que significan
    "interrupciones de la gradualidad"; un desarrollo que es
    trasformación de la cantidad en calidad, impulsos internos de
    desarrollo originados por la contradicción, por el choque
    de las diversas fuerzas y tendencias, que actúan sobre
    determinado cuerpo, o dentro de los límites de un
    fenómeno dado o en el seno de una sociedad dada; interdependencia
    íntima e indisoluble concatenación de todos los
    aspectos de cada fenómeno (con la particularidad de que la
    historia pone constantemente al descubierto nuevos aspectos),
    concatenación que ofrece un proceso de movimiento
    único, universal y sujeto a leyes; tales son algunos
    rasgos de la dialéctica, teoría mucho más
    empapada de contenido que la (habitual) doctrina de la
    evolución. (Véase la carta de Marx a Engels del 8 de
    enero de 1868, en la que se mofa de las "rígidas
    tricotomías" de Stein, que sería ridículo
    confundir con la dialéctica materialista.)

     

    EMMANUEL
    KANT

    Emmanuel Kant
    Königsberg 22-4-1724 – Königsberg 12-2-1804
    Filósofo
    Alemania

     

    Educado en el Collegium Fredericianum de su
    ciudad natal, estudió especialmente a los
    clásicos. Continuó su formación en la
    Universidad de Königsberg, interesándose por la
    física y las matemáticas. El fallecimiento de
    su padre motivará su abandono de la Universidad,
    estableciéndose como tutor privado. Gracias a la
    ayuda de un buen amigo, en 1755 volvió a la
    Universidad para concluir sus estudios y obtener el
    Doctorado. Inició su carrera docente e impartió
    conferencias hasta que en 1770 obtuvo una cátedra de
    lógica y metafísica. Sus 27 años como
    catedrático sirvieron para extender sus
    conocimientos y atraer a un importante número de
    estudiantes hacia Königsberg. Sin embargo, la
    heterodoxa enseñanza
    religiosa que impartía motivó que en 1792 el
    rey
    Federico Guillermo II de Prusia
    le
    prohibiera impartir clases o escribir acerca de asuntos
    religiosos. El fallecimiento del monarca, cinco años
    después, será para el filósofo una
    liberación, ya que le permitirá continuar con
    su docencia y su actividad literaria.
    La filosofía de Kant
    es una
    de las más importantes en la historia
    filosófica occidental tanto por la originalidad y
    profundidad de sus planteamientos como por la influencia
    de su pensamiento en los filósofos posteriores.
    Trata de resolver las discrepancias entre el empirismo
    escéptico, el racionalismo dogmático y el
    moralismo de ingleses y franceses. A partir de sus
    más importantes escritos -"Crítica de la
    razón pura" (1781) y "Crítica de la razón
    práctica" (1788)- desarrolló el Criticismo,
    actitud filosófica revolucionaria que transforma la
    solución de los problemas del conocer en condiciones
    previas al planteamiento de los problemas del ser. Su
    filosofía estudia, fundamentalmente, las condiciones
    de validez del conocimiento mismo; y si bien
    fundamentó el conocimiento
    científico, mostró las ilusiones de la
    razón especulativa y metafísica. Asignó
    una función moral y práctica a las grandes
    ideas de la razón al tiempo que estableció el
    hecho absoluto de la ley moral e hizo del deber un
    concepto básico de su ética.
    Interpretó la inmortalidad del alma, la libertad y
    la realidad divina como las condiciones de
    realización de la moralidad en el mundo. En resumen,
    trata de confirmar la validez objetiva del conocimiento
    defendida por el racionalismo, pero limitando esa validez
    al mundo de los fenómenos, aceptando, de esta
    manera, del empirismo defendido por
    Hume
    , la subjetividad del
    conocimiento. Kant también escribió diversos
    tratados sobre materias científicas, especialmente
    las vinculadas a la geografía
    física. Así destaca la "Historia universal de
    la naturaleza y teoría del cielo" publicada en 1755,
    donde anticiparía la hipótesis de la
    formación del Universo, teniendo
    como génesis una nebulosa originaria, hipótesis que
    posteriormente sería desarrollada por

    Pierre de Laplace
    . Entre otros
    obras de Kant encontramos "Principios metafísicos de
    la filosofía natural", "Prolegómenos a toda
    metafísica futura", "La religión dentro de los
    límites de la razón pura" y "Crítica del
    juicio". Las principales corrientes filosóficas de
    los siglos XIX y XX serán deudoras del pensamiento
    de Kant, especialmente en el idealismo alemán
    defendido por Schelling,
    Fichte
    y Hegel.

     

    ARISTÓTELES

    "Un Estado es gobernado mejor por un hombre bueno que
    por unas buenas leyes.".Aristóteles.

     

    Nacido en Estagira (hoy Savros), hijo de Nicómaco, médico del
    rey de Macedonia.

    Aristóteles fué alumno de Platón en la
    Academia hasta la muerte de su maestro.

    Se hace tutor de Alejandro Magno y contrario a
    las ideas de Platón, sienta las bases del pensamiento
    científico.

    Propuso una serie de conceptos que representan las
    propiedades comunes de cualquier grupo de objetos
    reales.

    Los conceptos, a diferencia de las ideas de Platón,
    no tienen existencia fuera de los objetos que
    representan.

    La definición aristotélica de forma= una
    distinguible propiedad de la materia, pero
    con una existencia independiente de la de los objetos en los que
    se encuentra.

     

    Al describir el universo material,
    Aristóteles afirmó que consiste en los cuatro
    elementos

    • fuego
    • aire
    • tierra
    • agua

    más un quinto elemento que existe en todas partes y
    es el único constitutivo de todos los cuerpos
    celestiales.

    En los escritos de Platón y Aristóteles las
    tendencias dominantes de idealismo y materialismo en la
    filosofía griega alcanzaron, en uno u otro caso, su más
    alta expresión, dando lugar a un cuerpo de pensamiento que
    sigue ejerciendo una fuerte influencia sobre la
    investigación filosófica.

    La filosofía griega posterior, que refleja un
    periodo histórico de agitación civil y de inseguridad individual, se
    preocupó menos por la naturaleza del mundo que por los
    problemas individuales.

    Durante ese periodo surgieron cuatro grandes escuelas
    filosóficas, en gran parte materialistas e
    individualistas:

    • la de los cínicos
    • epicuros
    • escepticos
    • y estoicos.

    COMENTARIOS

    Prohibidos durante la edad media sus principios
    lógicos y científicos, conforman en gran medida la
    cosmovisión racionalista del hombre moderno.

    Tal vez una nueva filosofía en nuestro siglo,
    pudiese integrar sus antítesis empiristas con las tesis
    míticas de Platón, creando una nueva síntesis que
    refleje más fielmente la amplitud del pensamiento y la
    imensidad del ser humano.

     

     

     

     

    Autor:

    Jorge Sastré

    bastiantaylor[arroba]hotmail.com

    Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

    Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

    Categorias
    Newsletter