Indice:
La Violencia En El Mundo Actual
Jovenes Y Vulnerabilidad
La Adolescencia Como Etapa De Duelos
Jóvenes Y Escuela
Jóvenes Y Trabajo
Estrategias De Sobrevivencia
Reflexiones Finales
Bibliografía
Nuestro objetivo con
el presente trabajo es indagar acerca de cuales son las
condiciones en que se desarrollan los jóvenes de 15 a 24
años de los sectores populares y que estrategias
elaboran frente a las problemáticas que se manifiestan en
la actualidad(desempleo-subempleo, dificultad de acceder a
la
educación)
A la vez poder pensar
que relaciones existen entre, las manifestaciones de violencia
física y
simbólica que marcan la propia cotidianeidad de los
jóvenes, alcanzando las relaciones con sus pares, la familia, la
escuela y las
instituciones
en general. Instalando una forma peculiar de vinculo
social.
Para desarrollar esta temática creemos pertinente
desarrollar los conceptos a los cuales nos referiremos a lo largo
del trabajo como, que significa ser joven de los sectores
populares hoy, que son las estrategias de
sobrevivencia, y como es el mundo educativo y del trabajo para
ellos.
LA
VIOLENCIA EN EL MUNDO ACTUAL
No debemos asimilar la violencia solo a la violencia
física,
esta no es, solo un tipo de acto, sino una determinada
potencialidad que no se refiere a una forma de hacer sino
también de no hacer.
Se refiere a: "condiciones políticas
sociales y culturales generadas a partir de la opción por
un modelo
determinado de país y por ende de sociedad."Este modelo es
perverso porque ha sido implementado intencional y
conscientemente desde las esferas del poder.
Cuando hablamos de violencia, inmediatamente la
identificamos con agresión, desorden y descontrol y cuando
asociamos simplificadamente los jóvenes con la violencia,
vemos a estos como futuros adultos delincuentes. Los cuales son
así, por tener padres que los descuidaron, que son
violentos, y por ende que "la violencia engendra violencia".
"Todo en nuestro alrededor se nos presenta como algo
partícular, individual y además lejano, sin
sentirnos protagonistas responsables, capaces. Este ha sido el
mayor triunfo de este modelo perverso: la fragmentación
social y cultural que nos impide ver la totalidad en la
particularidad." Tenemos que hacer un esfuerzo para superar
lo aparente y hacer un análisis que vaya un poco más
allá de lo que vemos, darnos cuenta que la violencia es
social, que la misma encierra mucho más que la sumatoria
de todos los hechos violentos, y por ende contiene causas
estructurales mucho más profundas.
Es importante reflexionar acerca de que, la
opción delictiva no aparece de golpe en la vida de un
chico ni se transmite en los genes. Las estadísticas demuestran que antes hubo,
casi sin excepción, una vida tan corta como plagada de
abandonos, maltratos y carencias. Hubo también, en
general, una familia marcada
por la pobreza, la
violencia, y la marginalidad. Se
produjo un contacto temprano con el mundo de la calle y una falta
absoluta de espacios sociales de inclusión. :
llámese barrio, escuela, club,
parroquia, no hubo instituciones
que pudieran contenerlo.
Si la violencia se nos torna cotidiana, y convivimos con
ella es indefectible que la misma cale en lo profundo de nuestro
ser, y por ende nuestra actitud frente
a l otro, ante la vida, produciendo que muchas veces la
relación con el otro sea a través de la
violencia.
La criminalidad adolescente, chicos de las calles,
violencia
escolar, tan difundidos por los medios de
comunicación no son índice de violencia social
sino un síntoma de agotamiento de las instituciones que
apoyaban y creaban la adolescencia(familia, escuela,
sociedad,
Estado,
trabajo) Hay un desacople entre los discursos de
lo que un joven debe ser( se idolatra la juventud como
el mejor momento, de plenitud, el cuerpo joven, etc) y lo real
que no coincide con estos, o simplemente no le dan la posibilidad
de efectivizarlo. Esto es un componente muy importante que forma
parte de la violencia simbólica.
En las actuales condiciones de crisis social
que atraviesa nuestro país, el carácter
crítico de la adolescencia
se acentúa. Y en el caso de los jóvenes de sectores
populares, frente a la violencia que ejerce la imposibilidad
sobre ellos de desarrollarse como jóvenes "normales",
muchas veces la reacción es violenta. Situaciones como el
que una familia se fragmente debido a la ausencia de trabajo, de
alimento y de cualquier tipo de contención son formas de
violencia social que afecta a los jóvenes.
Muchas veces esta violencia simbólica que se
ejerce sobre los jóvenes por parte de la misma sociedad,
genera la violencia física de éstos; como lo
ejemplifican los siguientes testimonios:
…"Maté a un chabón cuando
traté de afanarle el auto…el tipo me quiso sacar el arma
y lo maté. No me mirés así…Si él me
hubiera matado, la gente estaba de fiesta. Si mi vida no vale, la
de él tampoco. A nosotros también nos matan. Yo
tengo muchos compañeros muertos .Cuando le estoy apuntando
a alguien siempre me da un poco de cagazo. Miedo a disparar y
matarlo y miedo a que el chabón sea más loco que yo
y me mate a mí. No está bien, pero no podés
salir a laburar sin llevar un fierro o una navaja… A veces le
toca a uno y a veces le toca al otro."
"…yo no tuve infancia, mi
madre se separó de mi papá cuando era muy chica, no
la conozco, fui a la escuela primaria pero dejé porque a
los 13 años me puse de novia y fui a vivir con él,
tuve mi hijo, y ahora tengo uno más, me vine de Misiones
por la enfermedad de mi hijo y ahora me quedé en este
barrio. Me gusta la música pero nunca fui
a bailar a un boliche…"
El discurso
social se instituye como universo de
significaciones de formas totalizadoras, esencialistas que
estipulan no solo lo que debe ser un joven o adolescente, y
el hombre
adulto sino lo que es. En tal sentido, esta voluntad totalizadora
opera una violencia simbólica ya que no da lugar, se
apropia, tritura, invisibiliza las diferencias de sentido, la
diversidad de prácticas y posicionamiento
subjetivos de los actores sociales; homogeiniza, y por lo tanto,
violenta lo diverso.
"Esta invisibilización de lo diverso no solo
deja sin lugar a la diversidad sino que a través de esos
discursos
universalistas, se invisibiliza el proceso
sociohistórico de su construcción y aparecen como realidades
naturales y ahistóricas y por lo tanto
inmodificables." No solo obtura la singularidad, sino que sus
discursos universalizantes invisibilizan las diferentes
estrategias actuales de familiarización según
clases
sociales, grupos,
géneros, generaciones, como también diferencias
históricas. Entonces ¿Qué ocurre con los
jóvenes de los sectores populares que no pueden cumplir
con el mandato que les impone el imaginario social, lo que deben
ser?
Dada la exclusión del sistema educativo
y la imposibilidad de acceso al sistema laboral, los
grupos de
jóvenes muchas veces se constituyen en medio para
defenderse de un ambiente que
violenta. La violencia como fenómeno se manifiesta tanto a
nivel estructural como en la propia cotidianeidad de los
jóvenes alcanzando ámbitos como el de la familia,
las relaciones con sus pares.
JOVENES Y
VULNERABILIDAD
SER JOVENES DE
SECTORES POPULARES ES: "la condición de ciertos grupos
que desde el punto de vista biológico han adquirido las
condiciones para ser reproductores de vida(maduración
sexual) y productores sociales(maduración física y
mental para trabajar) pero que a pesar de ellos no son ni
reconocidos ni habilitados en forma plena por la sociedad para el
desempeño de ambos tipos de
roles."
La importancia social de este grupo no solo
está dada por la cantidad sino por su alta
concentración en los cordones urbanos. Esta
concentración es consecuencia de la creciente migración
interna en búsqueda de mejores condiciones de trabajo y
capacitación que se esperan de las grandes
ciudades. Esto contribuye a delinear características económico-sociales y
culturales específicas, con un crecimiento
anárquico y sin estructuras
adecuadas a las necesidades de esta población. Creemos que la relación
frente a estas cuestiones se expresa en una intensa necesidad de
identificación por parte de los adolescentes
con sus grupos de pares.(cultura de la
esquina, del barrio, de la calle)
Esta necesidad se encuentra potenciada por las características de las estructuras
sociales donde los jóvenes deberían incluirse. La
realidad nos muestra que el
adolescente pobre se encuentra en una situación de doble
desventaja: por ser pobre y por ser adolescente pobre.
Con los jóvenes, se observa que sobre las
desventajas acumuladas en las etapas anteriores(infancia) se
agregan la fragilidad propia de este momento de la vida y la
falta de estímulos sociales, culturales, económicos
y educativos que le permitan al joven la construcción de un proyecto de vida
y su inserción activa como ciudadano. El desempleo, la
precarización en el trabajo y
la desescolarización resultan un panorama que se agrava en
el grupo de
adolescentes
económicamente activos. El
abordaje a esta franja etárea, generalmente en el caso de
los pobres, se centra básicamente en respuestas a
"desvíos" en los que incurren los adolescentes tales como
contravenciones, comisión de delitos en los
varones o embarazo precoz,
prostitución en el caso de las
mujeres.
La situación de vulnerabilidad en que se
encuentran los jóvenes de los sectores populares es doble,
ya que por un lado son vulnerables por la edad de
cambios(físicos, psíquicos) por la que atraviesan,
en las que deben procesar todo la traído desde la infancia
y resignificarlo para poder abordar un proyecto adulto
donde entran en juego una
mayor responsabilidad, aspiraciones personales
etc.
La adolescencia
como etapa de duelos
Desde el psicoanálisis, el proceso
psíquico que caracteriza estructuralmente a la
adolescencia es el proceso de duelo. Este último se
caracteriza por ser la reacción frente a la pérdida
de un objeto amado(real o fantaseado)
El adolescente transita por un estado de
vulnerabilidad identitaria: se encuentra despojado de aquellos
objetos que le daban la posibilidad de construir lazos y, durante
un tiempo, debe
reorganizar nuevos objetos (un nuevo cuerpo, una sexualidad
definida, nueva identidad,
nuevos padres). No tiene una identidad
cerrada, sino que sucesivamente va a ir construyendo modelos
identificatorios.
En este proceso que vulnerabiliza al sujeto, es crucial
el lugar del cuerpo, dado que esta etapa se apoya en cambios
biológicos. Esto produce el duelo por el cuerpo
infantil.
Este nuevo cuerpo es vivido en un principio como algo
ajeno al sujeto y, muchas veces, produce sentimientos de
vergüenza (necesidad de esconder lo que este "niño"
no ha asumido todavía como propio)
Estos cambios corporales sitúan al adolescente en
un proceso de renovación de la trama edípica. Se
produce el ingreso a la fase genital, donde la líbido.,
que hasta entonces estaba desparramada en distintas zonas
eróticas, se concentra en la genital. Esta
resignificación de lo edípico se ve interpelada por
el deseo pulsional que demanda
satisfacción, la cual ahora sólo puede ser ofrecida
desde lo colectivo. Es decir, la búsqueda de un objeto
sexual y de grupos de pertenencia por fuera de la familia
(exogamia)
Esto estructura
el duelo de los padres idealizados de la
infancia.
El adolescente comienza a poner en cuestión al
otro adulto y a tomar distancia de este ("mata" el ideal infantil
de los padres)
Esta puesta en cuestión del adulto aparece
encarnada en argumentos tales como la vestimenta, los horarios,
las salidas, etc.
También se produce el duelo por la identidad y
por los objetos (reales y fantaseados) de la
infancia.
La búsqueda de identidad tiene como meta el logro
de la individuación, es el
conocimiento de sí mismo; es acceder a la posibilidad
de ser uno mismo en medio de los otros.
En esta etapa adolescente, se ponen en cuestión
los objetos que proveían la identidad al yo infantil. Esto
implica que el adolescente debe dejar de lado toda la seguridad que le
proporcionaban sus padres infantiles, su cuerpo y su rol
infantil, para llegar a su autonomía y asumir que todos
sus conflictos, de
aquí en más, sólo él deberá
enfrentarlos y resolverlos.
En la lucha por moldear su personalidad
definitiva, el adolescente se expone a la angustia que le causa
obtener su independencia
y definir sus aspiraciones a desarrollarse como persona adulta,
provocada por tener que desenvolverse en un medio que no conoce
ni domina, y el que muchas veces considera como
amenazador.
Así aparecen dos fuerzas internas opuestas que
operan sobre la conducta del
joven: la pérdida de los privilegios de la infancia lo
retiene en su avance. La aventura, el desafío de la vida
adulta lo impulsan. En su interior entiende que para acceder al
mundo de los adultos (con sus ventajas y libertades) debe
arriesgarse a perder la seguridad y los
privilegios que goza por ser un niño.
A su vez, el medio social de los adultos, condiciona
este proceso de formación de la
personalidad, imponiendo reglas o normas sobre el
tipo de conducta esperada
(modelo de éxito)
David SlavsKy hace referencia a dos duelos por los que
atraviesa el adolescente: "El duelo por la ilusión
de la bisexualidad (se impone la elección de un objeto
sexual); y el duelo de la ilusión de la
inmortalidad.
El adolescente debe "matar" al niño, es decir,
debe abandonar algo que jamás volverá a ser. La
adolescencia es un período de esclarecimiento, en el cual
el sujeto empieza a pensar su propia muerte. Es la
edad en donde se tiene una cierta tendencia a la angustia, una
cierta oscilación entre sentirse "súper bien" y
querer matarse, una especie de familiaridad con la idea de
la muerte, la
sensación de que todo es en vano confirmada por la
imagen de
muchos adultos que no tienen un lugar social."
La idea de la muerte,
aunque sea simbólica, es siempre el lugar común de
todos los miedos y angustias. El adolescente de sectores
populares inserto en un ambiente poco
propicio para la elaboración de duelos, como no puede
representar su propia muerte,
mediante un proceso inconsciente la enfrenta para no descubrir
como es.
Negando el miedo, disminuyen las señales de
peligro y aumentan los riesgos. Es
situación frecuente en muchos adolescentes que, para
demostrar su "incipiente madurez", desconocen los peligros.
Así lo muestran los accidentes en
motos, los embarazos no deseados y el contagio de enfermedades de
transmisión sexual, por mantener relaciones sin el
debido cuidado y responsabilidad, entre otros.
Esto conlleva a un comportamiento
agresivo y rebelde por parte del adolescente para lo externamente
establecido, "lo normal".
Estos jóvenes se ven expulsados de la infancia no
encontrando un lugar legitimado en el mundo de los adultos. Se
dejan los beneficios de la infancia(escolaridad, planes de
asistencia) pero no se accede a la posibilidad del trabajo y la
exogamia como representación de la autonomía
adulta.
Esto dificulta establecer representaciones acerca del
futuro quedando obturadas la posibilidad de construir proyectos de vida
donde lo que predomina es la inmediatez, vivir el hoy, y lo que
se hace en el momento.
No hay adultos ni instituciones confiables a las cuales
recurrir frente a este panorama.
En síntesis
la adolescencia de los jóvenes pobres no se halla
acompañada por un entorno adecuado en la forma de
dispositivos sociales, educativos y recreativos que permitan
desarrollar el proceso de búsqueda y configuración
de la identidad, la elaboración de duelos propia de este
periódo y proyectos de vida
tal como sería propio en esta etapa. Otro aspecto a
remarcar, supone comprender al sector juvenil en general como
fundamentalmente crítico ya que la juventud es la
etapa de la vida en la que tiene lugar la formación de
la
personalidad social. De acuerdo a las condiciones que se den
para ello, habrá de determinarse como será el
futuro desempeño del joven en el conjunto de roles
esperables en la vida adulta
En relación a esto podemos decir que, quienes
logran captarlos e identificarlos, son los productores del
marketing(mayoritariamente personajes, de programas
televisivos, propagandas), que aciertan con las políticas
de consumo a las
que los adolescentes son capaces de subordinarse. El consumo de la
moda, de la
vestimenta, de la música, de los grupos
de rock, de cumbia,
que logran "enganchar" a los adolescentes; lo que es igual a
decir que se identifican con ellos.
JÓVENES
Y ESCUELA
"La escuela sigue siendo la institución que
legitima la inserción social, pero en muchos casos deja de
cumplir esa función,
se "retira" y en su lugar queda un vacío. Aún
incluidos en ella, los jóvenes al vivenciar una
desarticulación tan marcada entre discurso y
sistema escolar y su propia experiencia cotidiana, dejan de
percibirlo como un factor fundamental, para su desarrollo"
Cobra mayor importancia la educación informal,
la que surge cotidianamente en las situaciones vivenciales, por
medio de mensajes de la familia, amigos, de la barra de la
esquina, los compañeros de trabajo, la calle, el
barrio.
El tránsito por la escuela primaria(EGB
actualmente) se expresa en una formación de base precaria
que generalmente ha dificultado el ingreso en la educación
media(3° ciclo de EGB y Polimodal en la actualidad) De la
experiencia de dicho transito y haciendo una lectura
crítica, consideramos que se instala al joven de sectores
populares muchas veces en una vivencia de autodevaluación
, esto se produce a partir de la transmisión de
conocimientos desde la ideología escolar. Esta transmisión
de conocimientos se implementa en dispositivos de enseñanza y aprendizaje que
desconocen la experiencia particular y el saber previo del
alumno: no hay sujeto realmente activo en su proceso educativo.
En el caso de los alumnos provenientes de los sectores populares,
la pedagogía homogeinizadora de la escuela no
respeta las diferencias culturales, reforzando su
marginación progresiva.
Este entorno que lo rodea no contribuye entonces, a
esclarecer los problemas que
lo afectan desde el punto de vista familiar y social; sino que lo
repudia, discrimina, dejándolo sin salida laboral. Les
muestra que
el estado no
existe y que nadie los protegerá. En la sociedad actual se
produce un quiebre de los sistemas de
ideales.
Ante esta realidad que le muestra el mundo adulto, el
adolescente elige el modelo del "canchero", el "trasgresor ",
antes que el joven "decente" y "eficiente". Con este primer
modelo creen "zafar" de las instituciones, que reproducen el
discurso adulto; entre ellas la escuela.
El adolescente está en medio de esa complicada
situación, en la que el entorno social se hace
"cómplice" de este desorden estructural y lo legitima.
Entonces, el joven debe pelear contra esa crisis y
contra el caos social que le impide desarrollarse libremente. Ser
diferente es complejo, es perturbante, porque los hace sentir
aislados y fuera de contexto.
Sin embargo, la crisis de la escuela no debe ser pensada
en forma aislada, sino atendiendo a que en el contexto actual son
cada vez mayores las exigencias que a esta institución se
le plantea.
La escuela constituye uno de los medios, junto
con el trabajo,
que el sistema social tiene para socializar, para endoculturar
para integrar al segmento adolescente reconocidamente.
El trabajo y el estudio son las dos maneras esenciales
para que en la etapa de la adolescencia se produzca un
perfeccionamiento y un énfasis de la socialización de este adolescente que
terminará siendo considerado un adulto.
JÓVENES
Y TRABAJO
Actualmente el escenario del trabajo en la Argentina se
redefine a partir de nuevas normas que
organizan el mercado laboral.
Las nuevas leyes de
flexibilización garantizan mayores facilidades para
despidos y contrataciones y trabajadores, sin relación de
estabilidad; movilidades entre puestos y labores, turnos y
fijaciones de ritmo de trabajo, y una drástica de
reducción de prestaciones
económicas y costos
laborales.
Como consecuencia de esto, se ha producido una mayor
precarización de las condiciones de trabajo. Por otro lado
la terciarización del empleo,
implica que un mayor número de empleados se ubique en el
sector servicios.
Aumenta el trabajo por cuenta propia, "cuentapropismo" y la
rotación del empleo, el
cambio de un
empleo a otro en un lapso relativamente corto.
Motivado por estas exigencias del mercado, con el
correr de los últimos años, surgió, un nuevo
perfil del trabajador que se caracteriza por:
- Adaptarse a cualquier situación, con tal de
trabajar. Aunque este capacitado para determinadas tareas, es
necesario, que pueda desempeñarse con eficiencia en
otros puestos, "supuestamente" de menor jerarquías.(ej:
muchos jóvenes con títulos universitarios o
terciarios que hoy son empleados de estaciones de servicios,
cajeros de supermercado, taxistas, etc) - Tener interés
por el aprendizaje
permanente, especialmente en aquellas áreas de trabajo
que pide el mercado. - Poseer un alto nivel de compromiso.
- Tener experiencia, buena presencia, ser joven, etc.
Esto se agrava en los jóvenes de sectores populares, a
los que se les es más dificultoso cumplir con estas
exigencias, ya que no pueden tener experiencia si nos se les da
la posibilidad de entrar trabajar, y tener buena presencia
muchas veces está asociado con factores
económicos, como por ejemplo la vestimenta,
etc.
No solo el individuo desempleado se ve afectado en su
subjetividad por esta situación, sino también
aquellos que aún tienen empleo. El desempleo genera
desconcierto, bronca, miedo, a no volver a estar inserto y hasta
a veces, crisis en la autoestima del
que ya no se siente útil, ni necesario para la
sociedad.
El trabajador precario sufre malas condiciones de
trabajo, remuneraciones
escasas, falta de cobertura social y de salud, stress,
etc.
Esta situación, así caracterizada, afecta
a los jóvenes y a sus padres, donde ambos se enfrentan a
este panorama de desempleo, subempleo y
precarización.
La tasa de actividad de los adolescentes de 14 a 19
años en la Argentina
está estimada en 34,4%, siendo notablemente mayor entre
los varones (42,8%) que entre las mujeres (26,1%) Tales
estimaciones significan que 1,2 millones de jóvenes
están integrados al mercado de trabajo.
De acuerdo a los datos censales,
esta incorporación experimentó un decrecimiento
importante y sostenido durante el período 1960-1980, a
partir del cual muestra una declinación mucho más
suave, inclusive hasta el inicio de la década
actual.
Las informaciones de las EPH sobre el trabajo juvenil en
las áreas urbanas durante el período 1980-1993,
confirman en general, esta interpretación. Paralelamente,
la tasa de desocupación de los jóvenes ha
aumentado fuertemente durante los ochenta, acompañando la
tendencia general de la fuerza de
trabajo, pero a niveles marcadamente superiores.
Datos provenientes del Censo de 1991 permiten
identificar algunas características del trabajo en el
grupo etáreo entre 14 y 17 años: su intensidad
aumenta con la edad y es notablemente más extenso entre
los varones en el sector rural y entre los jóvenes de
hogares pobres. Entre estos últimos la tasa de desocupación es más alta que entre
los no-pobres.
Como se precisara en el diario "Clarín del
24/2/97, el 47% de los jóvenes entre 15 y 19 años y
el 19% de los que tienen 20 y 34 años se encuentran sin
trabajo. El porcentaje de desocupados entre los adolescentes
varones de los hogares con menores recursos llega al
45% y entre las mujeres de esa edad al 61%.
Aunque no existe una relación causal entre
abandono escolar y trabajo juvenil, los adolescentes que trabajan
muestran un índice más elevado de deserción
escolar. De los adolescentes de 14 a 15 años que no
asisten a la escuela, casi la mitad es económicamente
activo, porcentaje que baja a 8% entre los que sí asisten.
Esta situación es aún más significativa para
los jóvenes pertenecientes a hogares pobres. Si entre los
jóvenes pobres de 14 y 15 años en general, 17%
nunca asistió a la escuela o asistió pero no la
completó, entre esos mismos jóvenes, pero que
trabajan, ese porcentaje sube a más del 27%.
La proporción de adolescentes de 14 a 17
años de hogares con NBI que no asiste a la escuela y nunca
asistió o no completó la escuela primaria alcanza
casi 1 de cada 5 (19%) mientras este porcentaje para los
adolescentes sin NBI corresponde al 4%. En el caso de las
mujeres, este factor suele estar vinculado con las tareas
domésticas asignadas a ellas o con situaciones personales
como la formación de la pareja propia o quedar
embarazada.
Igual que para los niños
más pequeños, entre los adolescentes de hogares con
NBI es mucho más frecuente su atraso en los estudios
cursados. 1 de cada 5 jóvenes con NBI de 14-15 años
está cursando la escuela primaria, mientras que entre los
jóvenes de esta misma edad de hogares sin NBI esta
porcentaje es mucho más bajo, el 7%.
Las dificultades que enfrentan los jóvenes en su
carrera escolar, se reflejan más adelante en la falta de
oportunidades y habilidades básicas desarrolladas para
poder insertarse en un trabajo que les permita mejorar sus
condiciones de vida.
En la Argentina los jóvenes trabajadores de
hogares con NBI se encuentran trabajando en puestos inestables,
que contribuyen poco a la formación profesional, como por
ejemplo las chicas adolescentes que trabajan en servicio
doméstico (45% de las adolescentes
trabajadoras).
El mercado laboral exige cada vez mayor formación
sistemática, previa al aprendizaje en el
trabajo y requiere recursos
humanos con capacidad de realizar tareas polivalentes. Al
mismo tiempo, las
políticas que protegen las condiciones de empleo del
sector más desprotegido son casi inexistentes. Los
requisitos establecidos para puestos de trabajo de escasa
complejidad se encuentran sobrestimados, debido a la gran
oferta de
recursos
humanos e impiden el acceso de jóvenes con una
formación educativa débil, dejándoles a este
segmento de adolescentes un espacio muy limitado de trabajo en
condiciones muy desventajosas y desprotegidas, donde no les son
ofrecidas posibilidades de capacitación laboral que les
ayudaría mejorar sus condiciones.
Una parte importante de los jóvenes que no
estudia tampoco está económicamente activa
(43% en el grupo etáreo de 14 a 17 años
inclusive) Esta cifra da cuenta de las dificultades que enfrentan
los jóvenes para insertarse en el mercado laboral (8,9 %
de los adolescentes entre 14 y 17 años que no asisten a la
escuela, se consideran desocupados).
Los adolescentes de hogares sin NBI también
tienen una inserción significativa en el mercado laboral,
lo que demuestra la generalidad del problema. Sin embargo, es
importante considerar que sus circunstancias familiares y
laborales son otras, igual que el tipo de tareas realizadas y el
destino de los ingresos
obtenidos.
La mayoría de los adolescentes trabajan durante
todo el año y las jornadas son generalmente elevadas. Un
30% trabaja 46 horas o más semanalmente, en
severo contraste con las 36 horas máximos semanales que
establece la ley, un dato que
muestra la tensión con la asistencia y rendimiento
escolar.
Si bien existen regulaciones legales especiales para el
trabajo de menores, que, entre otros regulan jornadas laborales,
salario,
vacaciones, aguinaldo, acceso a las coberturas de la seguridad
social, etc., 3 de cada 4 adolescentes que trabajan en
áreas urbanas como asalariados no reciben ningún
beneficio, sobre todo es el caso de las adolescentes de hogares
con NBI trabajando en el servicio
doméstico. Para los adolescentes de hogares pobres es
aún más importante el acceso a las coberturas de
seguridad
social, ya que casi la mitad de sus familias suelen no tener
ninguna cobertura de salud.
En los últimos años, ha surgido una
oferta muy
diversa de cursos de
capacitación laboral, desde programas
estatales hasta microempresas
implementadas por ONGs.
Esta oferta, por lo general, si bien existen
experiencias muy interesantes, tiene algunos problemas que
impiden que ésta sea una solución estructural a la
problemática. Entre las dificultades se observa la falta
de cobertura, la escasa coordinación entre las organizaciones
oferentes y la baja articulación con el sistema educativo
formal, el sector privado y el mercado de trabajo mismo.
Además hace falta la involucración real del estado
con políticas públicas que regulen y mejoren esta
situación.
Los mecanismos de acceso de los jóvenes de
sectores populares al empleo son mucho más limitados que
los de otros sectores, a causa de la insuficiente
preparación técnica y las menores oportunidades de
conectarse a partir de sus redes sociales de
pertenencia.
Por otra parte, el predominio de los jóvenes de
sectores medios en
empleos relacionados a la actividad comercial tiene el efecto de
desplazar a los jóvenes de los sectores populares de las
oportunidades de movilidad social por el empleo. En resumen, los
adolescentes pobres se encuentran en peores condiciones para
enfrentar la nueva dinámica del mercado de trabajo.
ESTRATEGIAS DE SOBREVIVENCIA
Las estrategias de sobrevivencia no surgen
fundamentalmente por causa de la crisis; por el contrario
están ligadas a las circunstancias en que la clase
trabajadora debe reproducirse en condiciones de subdesarrollo,
donde se paga la fuerza de
trabajo por debajo de su valor. Sin
embargo en las condiciones de crisis actual, que afecta
gravemente a estos sectores populares jóvenes, estas
estrategias tienden a implementarse como única forma para
reproducirse(física y socialmente) en un contexto que no
les brinda otras posibilidades.
El término de estrategias de sobrevivencia es un
término ambiguo y de una construcción
histórico social, el cual puede ser muy amplio, por lo
cual creemos de utilidad tomar
las conceptualizaciones que dan dos autores, para comprender como
son implementadas por estos jóvenes.
Las Estrategias de sobrevivencia son: " el conjunto
de iniciativas, que buscan completar el salario en
términos de la reproducción de la fuerza de
trabajo"
"todas aquellas actividades generadas y sostenidas(en
forma planificada o no) por las familias y jóvenes que
viven en situación de pobreza. A fin de
garantizar la satisfacción de algunas necesidades
básicas.
Dichas estrategias abarcan dos dimensiones:- la
económica: entendida como la articulación de
actividades dirigidas a obtener ingresos para la
sobrevivencia incluyendo la
organización de la familia nuclear y extensa para
obtenerlos. –la cotidiana: incluye comportamientos de los
sujetos en orden a su mantenimiento
cotidiano y a la organización del consumo"
Son iniciativas de los sectores populares que buscan
mantener la sobrevivencia, asegurar la reproducción de la fuerza de trabajo a
nivel que, en cada sociedad a alcanzado la clase trabajadora.
Algunas de las estrategias tienden a implementar los ingresos
dinerarios con aportes no salariales del jefe o de otros miembros
de la familia y que provienen, en buena parte de trabajos
informales.
Otra línea de iniciativas no busca incrementar
ingresos sino optimizar los ingresos que se tienen; por lo tanto
no se producen bienes y
servicios para vender sino que genera valores de uso
para el consumo familiar que, por lo tanto, no se adquieren en el
mercado; buena parte de estas actividades corresponden al trabajo
doméstico que se asignan a las mujeres de las familias
populares, pero también debería incluirse
iniciativas orientadas a producir para el auto consumo y las
llamadas redes de ayuda
mutua.
Un estrato importante de la población asegura su supervivencia mediante
el uso de la reciprocidad(modo de intercambio particular
diferente al intercambio del mercado). Al compartir sus recursos, con los
de otros en idéntica situación logran imponerse en
grupo y superar circunstancias que los harían sucumbir
como individuos aislados. Las redes de intercambio entre
parientes y vecinos representan el mecanismo
socioeconómico que viene a suplir la falta de seguridad
social, remplazándolo con un tipo de ayuda mutua basada en
la reciprocidad.
Existiendo un fuerte descreimiento de los jóvenes
frente a las instituciones, la educación es
cuestionada como posibilidad de movilidad social, el trabajo a la
vez se les ve negado a ellos y a sus padres. En América
Latina los empleos a los que pueden acceder los
jóvenes generalmente implican una gran peligrosidad,
inestabilidad, sin ningún tipo de protección
social. Muchas veces estos son estrategias de sobrevivencia
frente a la precarización del trabajo, donde es necesario
desarrollar dicho tipo acciones,
otras veces dichas estrategias apuntan a una forma de
relacionarse con sus pares o como único espacio como para
desarrollarse como jóvenes.
Estas se caracterizan; en las mujeres: el trabajo
doméstico, cuidar hermanos menores, venta de alimentos,
animales,
huertas caseras. Y en los hombres jóvenes lo que se
denominan "changas". "En lo que hace a las mismas se refiere a
ocupaciones inespecíficas: se ubican acá
jóvenes sin oficio ni especialización que hacen a
las más variadas tareas según la oportunidad que se
les presente: desde pegar afiches callejeros, a desmalezar un
terreno, pasando por toda gama de tareas posibles." Muchas
veces el acceder a diferentes planes de asistencia sociales(tales
como laborales, alimentarios, comedores y roperos comunitarios)
constituyen estrategias que ayudan a los jóvenes y a su
familia a sobrevivir.
Hay otros autores, como Le Fur y Grima que ofrecen otra
caracterización de las actividades que efectúan los
jóvenes como estrategias de sobrevivencia, entre estas
algunas que limitan con la ilegalidad, por lo cual prefieren
denominarlas "estrategias de urgencia". "Vimos que los
jóvenes de sectores populares, en situación de
calle…se definen por actividades como reventa de pasajes
ferroviarios, la "limpieza" impuesta de parabrisas, la "venta" forzada de
estampitas, y , también, por lo que llaman el
"cheteo"(robo, arrebato, etc) Prácticas estas, a las que
denominan trabajo y que, en la medida en que el producto
derivado de ellas forma parte de un círculo de intercambio
obtienen la sanción social de tal trabajo.
Estas "estrategias de urgencia", si bien no les
permiten escapar del lugar marginal que les asigna la sociedad,
les proporcionan algún recurso económico, para lo
que se da en llamar "subsitencia".
El lugar marginal y la poca solución que les da
la sociedad les permite(o les obliga) a elaborar estrategias de
urgencia que les proporcionan algún recurso
económico. A las cuales el imaginario social1
llama trabajo, pero que en realidad no pueden llamarse
trabajo(considerado este como una actividad creadora de valor), ya que
son solo actividades destinadas a la supervivencia.
Finalizando vemos que las estrategias de sobrevivencia
están relacionadas con actividades de emergencia,
transitorias y, que permiten la satisfacción de
necesidades básicas, las cuales no son una opción
libre para los sectores populares, que se ven obligados a
implementarlas para poder sobrevivir, ellos o sus familias.
Consideramos esto violento, si lo pensamos en los términos
de que los adolescentes no pueden acceder a lo que el mercado y
el discurso social les impone que deben ser. Este
desacople entre el discurso y lo que ocurre en realidad dificulta
el desarrollo y
la proyección de los jóvenes populares.
REFLEXIONES FINALES
Finalizando, podríamos considerar que el
deterioro de las instituciones formales que permitían la
integración de los jóvenes de los
sectores populares en la estructura
social(como la escuela, el trabajo), mecanismos que posibilitaban
la movilidad social de los distintos sectores sociales no tienen
la misma eficacia que
antes. Las opciones laborales y escolares actuales no contemplan
las particularidades(la historia, sus saberes
particulares) del grupo de los jóvenes de menores recursos
y de sus familias.
Paradójicamente se reducen los espacios donde
estos jóvenes puedan desarrollarse como tales y crear un
proyecto de vida frente a una sociedad que plantea cada vez
mayores exigencias como condición de estar incluidos en
las estructuras.
Obligándolos muchas veces a desarrollar
estrategias de sobrevivencia y actividades que lindan con la
ilegalidad. Si bien los autores definen que las estrategias de
sobrevivencia sirven para completar el salario, en la
mayoría de los casos dichas estrategias se constituyen
como el único medio para reproducir y sobrevivir en
condiciones mínimas..
Esto es producto de
una violencia simbólica impuesta por la sociedad y que
expresa el tipo de relación que el Estado
sostiene con la sociedad
civil(desamparo-desprotección, responsabilizando a los
sujetos por los problemas
sociales)
Este es un fenómeno que se da a nivel mundial
pero que en cada país adquieren particularidades
específicas(como en el caso de lo expuesto sobre
Argentina) y sobre todo en un contexto de subdesarrollo
y dependencia política y
económica.
Estas condiciones presentan un desafío para el
Trabajo Social
debido a la inexistencia o poca eficacia de las
políticas sociales que apuntan hacia estos sectores.
Debiéndose pensar alternativas de intervención en
función
de atender a las necesidades de estos grupos(teniendo en cuento el
proceso socio-histórico), buscando desnaturalizar los
prejuicios, y la asociación simplista que se hace entre os
jóvenes pobres y la violencia y la delincuencia(presente en el imaginario
social)
Concluimos en que si bien ingresar en el mundo adulto
implica fortalecer la autonomía de un proyecto de vida,
dicha autonomía sólo puede ser realizada cuando la
sociedad ofrece alternativas entre las que puedan
optarse.
- AUYERO, Javier. " Otra vez en la vía" Notas e
interrogantes acerca de la juventud de sectores populares.
Fundación Sur.GECUSO. Espacio Editorial. Bs.As.
1993. - Documento "Análisis de la Situación de la
Infancia en La Argentina."-UNICEF. - ELUSTRO, Georgina. Sobrevivir en los Institutos de
Seguridad de Menores. En Viva, 9/7/00. - FERNÁNDEZ, Ana María. Poder e
Imaginario social. En "La mujer de
la ilusión", Bs. As. Edit.
Piadós.1993. - GRIMA, J.M. y LE FUR, A. "Una mirada
psicoanálitica" en ¿Chicos de la calle o trabajo
chico?. ed Lumen/Humanitas, Bs.As. 1999. - HINTZE. S Y OTROS. Trabajos y condiciones de vida en
sectores populares urbanos. ed. CEAL. Bs. As. 1991. - PALMA, Diego. "Estrategias de sobrevivencia y
participación." en Entre la Moda y
la
Ciencia. - ROZAS, Margarita. "Que es ser joven y ser joven pobre
en la sociedad de hoy." en Revista
Escenarios Año I N°1 - SALAZAR, Laura. "Violencia Social" en Desde el fondo.
Cuadernillo temático N°8. - SLAVSKY, David": Desamparo, Adolescencia y
Tánatos". En revista
Actualidad Psicológica. N° 174. Año
1991.
Autor:
Clara Weber
kucla[arroba]arnet.com.ar