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Los obreros en México, 1875-1925




Enviado por elmagno



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    Indice
    1.
    Introducción

    2. Características de las
    primeras organizaciones obreras en México a finales del
    siglo XIX

    3. El siglo XX y la aparicion
    del Partido Liberal Mexicano

    4. La Casa del Obrero Mundial
    y el pacto con las fuerzas militares
    carrancistas

    5. La CROM y la
    CGT

    6.
    Conclusión

    7.
    Bibliografía

    1.
    Introducción

    El presente trabajo tiene como objetivo
    describir el papel de la
    clase trabajadora en los procesos
    históricos de finales del siglo XIX y principios del XX
    en México; fundamentalmente, en la transición del
    gobierno liberal
    a la dictadura de
    Porfirio Díaz, hasta la consolidación de los
    sindicalismos en el nuevo Estado
    producto de la
    Revolución
    Mexicana.
    Básicamente, el marco histórico y contextual donde
    la clase trabajadora mexicana se desarrollará es: a) En un
    contexto mundial: en la fase imperialista del capitalismo,
    es decir, entre el fin de las revoluciones burguesas e inicio de
    las revoluciones proletarias; b) En un contexto nacional: en el
    establecimiento y fin del Estado burgués agrario, es
    decir, entre la consolidación y crisis del
    régimen liberal-oligárquico del Porfiriato; c)
    Y, en el marco de un nuevo Estado mexicano: entre la
    aparición de la conciencia de
    clase y de los sindicalismos dependientes del nuevo
    régimen producto de la Revolución
    Mexicana.
    México había alcanzado la independencia
    política;
    no obstante, como explica Manuel Aguilar Mora, la estructura de
    la economía
    mexicana durante el Porfiriato fue conformada y dependiente de
    acuerdo con los ejes centrales del imperialismo.
    Y, de acuerdo Ernest Mandel, éste se llevó a cabo
    en los países subdesarrollados de la siguiente manera:
    "La producción capitalista de materias primas
    en los países subdesarrollados significó, sin
    embargo, una producción capitalista bajo condiciones
    socioeconómicas de producción muy precisas.
    "La enorme cantidad de mano de obra barata disponible en los
    países subdesarrollados hacía poco ganancioso usar
    capital fijo a
    gran escala. La
    máquina moderna no podía competir con esta mano de
    obra barata. En el ámbito de la agricultura,
    por tanto, esto condujo esencialmente a una economía de
    plantación, esto es, a un capitalismo preindustrial, el
    capitalismo del periodo de las manufacturas."
    Por si fuera poco, según Rudenko, la política
    económica de Díaz y de los "científicos"
    partía del reconocimiento abierto de la imposibilidad del
    desarrollo
    independiente de la economía mexicana. Es por eso que el
    "papel principal en el desarrollo de todos los aspectos de la
    economía nacional del país se asignaba al capital
    extranjero". Y para imponer este orden, "el dictador creó
    un fuerte aparato policiaco, con un sistema de
    dirección extraordinariamente desarrollado
    y costoso. El cuerpo policiaco de México era la
    organización militar mejor pagada en el mundo".
    Así, la realidad social, económica y
    política de México era diseñada según
    la voluntad de Porfirio Díaz y las exigencias del capital
    extranjero.
    Siguiendo nuevamente a Aguilar Mora, México era:
    "Un país convertido en una gigantesca plantación
    desde las haciendas henequeneras de Yucatán hasta los
    latifundios ganaderos de Chihuahua, pasando por los campos
    tabacaleros y cafetaleros del Valle Nacional y las estancias e
    ingenios azucareros de Morelos, Veracruz y Puebla. Si a este
    panorama agregamos las minas del centro y norte del país,
    concebiremos con realidad el inmenso territorio que albergaba a
    la masa de peones, mineros semiproletarizados insertos en un
    sistema capitalista preindustrial." Sin embargo, como afirma
    Gilberto Argüello, Porfirio Díaz había
    aprendido de Benito Juárez que las rebeliones
    indígenas y campesinas debían ser derrotadas y
    aniquiladas porque estas eran reaccionarias y se oponían
    al progreso, la libertad y la
    preciada consolidación del orden social y el Estado. Lo
    expresado por el campesino, Julio López Chávez,
    antes de ser fusilado en 1869, discípulo del socialista
    utópico Rhodakanaty, manifiesta la contradicción
    histórica irreconciliable entre los nuevos explotados y
    explotadores: "Los que pacientemente nos hemos dejado arrebatar
    lo que nos corresponde nos llamamos trabajadores, proletarios o
    peones [y] con suma tristeza hemos visto que [los hacendados] han
    tenido refugio en los faldones republicanos, lastimándose
    así los intereses… de los pobres".
    Los liberales de la República Restaurada habían
    asestado el primer golpe al sindicalismo
    moderno mexicano. A partir de ese momento, la dictadura
    comprendería que los trabajadores organizados
    representaban una terrible amenaza para el supuesto sistema
    político de "Orden y Progreso"; o, como lo expone John M.
    Hart: "Desde los comienzos del sindicalismo moderno mexicano en
    la década de 1860, los líderes del trabajo
    organizado han sido cortejados, alabados, amenazados, apoyados y
    eliminados por gobiernos intervencionistas en busca de
    estabilidad social y política".
    De esta manera, y a pesar de todos los obstáculos de los
    gobiernos en turno, y en el fin del proceso
    revolucionario, la clase trabajadora continuará luchando
    por hacer valer sus demandas reivindicatorias; o sea, la
    inserción del artículo 123 en la Constitución de 1917 representará
    sólo el principio de todos los ideales que se
    tendrán que ganar en el movimiento
    obrero mexicano.

    2. Características de las primeras organizaciones
    obreras en México a finales del siglo XIX

    En la segunda mitad del siglo XIX en México se
    empieza a impulsar la producción industrial y junto con
    ella nacen las primeras organizaciones de los trabajadores. Ello
    fue debido en parte a las pocas garantías en materia
    laboral que
    otorgaba la Constitución de 1857.
    Así, del dicho al hecho existía una gran distancia;
    la Constitución de 1857 no era suficiente para calmar las
    tempestades que venían en camino. Por describir un poco la
    situación que estaban viviendo en ese momento los obreros:
    "Estaban prohibidas las huelgas. Las jornadas de trabajo llegaban
    a durar 16 horas; los horarios se imponían al arbitrio de
    los patrones; los trabajadores no tenían viviendas
    propias: habitaban en sitios que les alquilaban los propios
    dueños de las fábricas donde laboraban;
    comían lo que compraban en tiendas de raya, y estaban
    sujetos a malos tratos".
    Entre las muchas organizaciones obreras que existían en
    esa época en nuestro país, las más populares
    eran las de carácter
    mutualista y cooperativista.

    a) El mutualismo y el cooperativismo.
    Los objetivos
    comunes que buscaban ambas organizaciones obreras eran:
    "La fundación de un banco protector
    de las clases pobres, el mantenimiento
    de un asilo para mendigos y obreros inhabilitados para el trabajo, la
    constitución de grandes centros obreros para buscar el
    mejor servicio en el
    interior de los talleres y de las fabricas, la
    reglamentación de un sistema de socorros a los socios
    enfermos y auxilios a las familias de los fallecidos; llamaba a
    la abstención completa de todos los socios en los problemas
    políticos del país y a luchar por la paz de la
    república."
    El breve paso hacia el cooperativismo estuvo caracterizado por
    obreros interesados en ser dueños de capital.
    El distanciamiento obrero hacia estas primeras organizaciones
    obreras se debió principalmente porque no fueron eficaces
    en defender las resistencias,
    hacia los patrones y gobierno; no salvaron de la ruina a los
    artesanos, etc.
    En adelante la ideología anarco-utópica-cristiana
    por décadas van a influir en la incipiente organización sindical y como reminiscencias
    llegar a veces hasta nuestros días.
    En adelante, se empiezan a diferenciar dos tendencias en los
    proyectos de
    organización de los obreros en la década de los
    setentas del siglo XIX: una, la mutualista y la cooperativista
    que fueron promovidas por los propios trabajadores,
    administradores y empresarios, y la segunda, se
    autodefinía como socialista y pugnaba por formar
    asociaciones de resistencia
    contra todos los actos del capital, propagando la idea de la
    necesidad de una revolución social para desterrar el
    sistema capitalista.

    b) El Gran Círculo de Obreros.
    La creación en 1872 del gran círculo de obreros de
    México que aglutinaba a más de ocho mil
    trabajadores fue producto, de entre otros factores de, "los bajos
    salarios, las
    agotantes jornadas de doce y aun catorce horas, las ausencias de
    los más indispensables servicios, el
    empleo de
    medios
    represivos y la creciente explotación a medida que la
    productividad
    aumentaba".
    Para hacer un paréntesis en la exposición, mostraremos el salario medio
    diario de los obreros agrícolas en los estados de
    México más desarrollados económicamente en
    1891 y 1908 (en centavos) y también el precio de
    algunos productos
    básicos de consumo
    popular:

    Estado

    1891

    1908

    Aguascalientes……………………….

    18

    31

    Chihuahua…………………………….

    22

    52

    Guanajuato……………………………

    25

    31

    Hidalgo………………………………….

    25

    27

    Jalisco……………………………………

    34

    27

    México…………………………………..

    25

    32

    Michoacán…………………………….

    46

    31

    Oaxaca………………………………….

    34

    23

    Puebla……………………………………

    34

    31

    Querétaro……………………………….

    28

    31

    Salario
    medio…………………………

    29

    31.6

     

     

     

     

    Artículo de consumo

     

    Precio en pesos

     

     

     

     

    % de crecimiento

    1891

    1908

    Arroz, 100
    kilos………………………….

    12.87

    13.32

    3.5

    Azúcar, 100
    kilos……………………….

    17.43

    23.00

    32.0

    Harina, 10
    kilos…………………………

    10.87

    21.89

    101.4

    Maíz, 1
    hectolitro……………………..

    2.50

    4.89

    95.6

    Trigo, 100
    kilos………………………..

    5.09

    10.17

    99.8

    Frijol, 100
    kilos………………………..

    6.61

    10.84

    64.0

    FUENTE: Publicaciones del Departamento de Estadística Nacional, Estadísticas compendiadas de los Estados Unidos
    Mexicanos, México, 1929, pp. 34-37, y de la obra de F.
    Tannenbaum, The Mexican agrarian revolution, Washington, 1930,
    pp. 149-150. Tomado de: B. T. Rudenko, op. cit., pp. 35 y 36.
    Los cuadros anteriores demuestran que los precios de
    productos alimenticios tan importantes para la gran
    mayoría de la clase trabajadora, como harina, maíz y
    trigo, aumentaron durante el periodo de 1891 a 1908 un promedio
    de 100%, en tanto que el salario se mantuvo casi al nivel
    anterior. En conjunto, éste era extraordinariamente bajo y
    en diversos estados oscilaba de 18-22 hasta 52 centavos al
    día. El salario real era extremadamente bajo. El obrero
    mexicano recibía mucho menos que los obreros de otros
    países capitalistas.
    Tomando en cuenta esta crisis económica que agravaba los
    problemas
    sociales, el Gran Círculo se planteó como
    objetivos:
    "mejorar [por] todos los medios legales la situación de la
    clase obrera y su protección contra los abusos de los
    capitalistas y maestros de talleres; lucharía por la
    ampliación del espíritu de ayuda mutua,
    estableciendo cajas de ahorro,
    seguro de
    vejez, casas
    de asilos, escuelas primarias y de oficio; las sociedades
    adheridas al Gran Círculo ‘tendrían el
    carácter de resistencia con el fin de proteger el
    trabajo’, para lo cual se declaraba: apoyo ilimitado a las
    huelgas, lucha por un mejoramiento inmediato de los salarios y
    disminución de horas de trabajo, protección
    decidida a las mujeres y niños,
    y castigo por medio de multas a los propietarios que no
    accedieran a las justas peticiones de los obreros."

    c) Los obreros y la dictadura de Porfirio
    Díaz.
    En 1876, el Gran Círculo realiza un congreso obrero en el
    que se advierte con claridad la presencia de dos corrientes bien
    diferenciadas: una anarquista, encabezada por ideólogos
    como Rhodakanaty; otra socialista, que formaban los principales
    dirigentes del Círculo. A pesar de estas afiliaciones, en
    el congreso se discutieron los asuntos más diversos: desde
    los nuevos estatutos, imbuidos siempre de un espíritu y
    una retórica progresista, hasta la eventualidad de apoyar
    o no a la candidatura presidencial de Porfirio Díaz. Esta
    última discusión llegaría a dividir la
    organización.
    Algunos obreros radicales, los que no sentían ninguna
    simpatía por la dictadura, fueron asediados y asesinados
    entre 1881 y 1883, cuando excedieron sus demandas. Las luchas
    candentes se aplazarían para el nuevo siglo.
    A partir de 1884 el movimiento obrero y artesano cae en una larga
    etapa de receso. Porfirio Díaz aplica su estilo de "poca
    política y mucha administración" y, así, detiene los
    movimientos que los trabajadores y sus nuevas organizaciones
    realizaban por mejores condiciones laborales.
    En general, a finales del siglo XIX la lucha de clases obrera era
    débil ya que eran proletarios en los hechos, pero por sus
    hábitos y mentalidad, seguían siendo campesinos o
    artesanos; aparte de que los sindicatos no
    eran la única ni la más importante de las
    organizaciones obrera.

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