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Transición de poderes; Un reflejo de educación




Enviado por djdartagnan



     

    Indice
    1.
    Objeto de Estudio

    2. Definición del
    Problema

    3. Hipótesis del
    Trabajo

    4. Felipe II
    5. Conclusiones
    6. Fuentes

    1. Objeto de
    Estudio

    La Transición del Poder entre
    Carlos I de España y V
    de Alemania y
    Felipe II; comparación de poderes y circunstancias entre
    ambos reinos.
    "Se plantea aquí la cuestión de saber si vale
    más ser temido que amado.
    Se responde que sería menester ser uno y otro
    justamente".
    …pero como es difícil ser uno y otro al mismo tiempo, el
    partido más seguro
    es ser temido primero que amado".
    Tomando como base el estudio de algunos sucesos de sus reinos,
    pretendo establecer una imagen
    comparativa entre los dos Reyes, entendiendo que no se
    encontraban en las mismas circunstancias.
    Carlos hace su entrada triunfal en Amberes como Señor de
    los Países Bajos, fue nombrado Gobernador de los
    Países Bajos en 1514. El señor de Chièvres,
    seguro de su ascendencia sobre Carlos se había deshecho,
    con el consentimiento de Maximiliano I, del gobierno de
    Margarita de Austria. Se reconoció su mayoría de
    edad, y el 5 de enero de 1515, en la gran sala del Palacio de
    Bruselas, en el mismo lugar donde 40 años más tarde
    abdicaría, fue nombrado, por los Estados Generales,
    Señor de los Países Bajos. Durante aquel acto, se
    dirigió a sus súbditos con las siguientes
    palabras:
    "…Sed buenos y leales súbditos
    y yo seré para vosotros un buen príncipe"
    Mas tarde, "fue aclamado, en Bruselas, Rey de España, como
    Carlos I, pero faltaba lo más necesario, ser reconocido
    por los reinos de España. Por estas tierras no todos
    estaban conformes con la sucesión. Unos querían que
    reinara Juana La Loca, a pesar de sus desvaríos, y otros
    pensaban que el sucesor debía ser el infante Fernando,
    hermano menor de Carlos que había nacido en Alcalá
    de Henares (1502), se había educado en España y
    contaba con su pequeña Corte en Aranda de Duero. Debido a
    esta situación, el viaje a sus reinos españoles se
    retrasó hasta el 8 de septiembre de 1517. Por error de los
    pilotos, la escuadra arribó en Villaviciosa y no en Laredo
    donde era esperado por una nutrida comitiva. Aquello de que el
    nuevo rey desembarcara alejado del lugar donde le esperaban sus
    súbditos fue interpretado como un mal presagio.
    La corte flamenca que viajó con Carlos no fue del agrado
    de la nobleza, ni del pueblo. Los extranjeros coparon todos los
    puestos relevantes de la corte y comenzó el expolio del
    tesoro nacional. Desaparecían los doblones de oro del rey
    Fernando, hecho que era saludado con la resignada coplilla":
    Doblones de oro del Rey Fernando
    Salveos Dios
    ducado de a dos.
    Que Monsieur de Chièvres
    no topó con vos.
    Al finalizar su reinado, el emperador se dio cuenta de la
    inutilidad de los esfuerzos de su vida. Había extendido
    sus dominios –mucho en América
    y algo en Europa-, pero la
    situación de su monarquía había empeorado: sus
    enemigos, cada vez mas fuertes y poderosos, le habían
    puesto en serios aprietos y no cejaban en sus ataques; la
    coalición de fuerzas y pueblos contra la hegemonía
    española aumentaba por momentos.
    No es de extrañar, pues, que al transferir el mando a su
    hijo, en un melancólico día otoñal (25 de
    octubre de 1556), lo hiciera con marcados tonos patéticos
    que acentuaron el dramatismo de la despedida. Sabia muy bien cuan
    agobiador era el fardo que trasladaba de sus hombros a los de
    Felipe; y no dejo este de recordárselo al contestar a su
    discurso de
    abdicación : "Me entregáis una carga muy pesada",
    le dijo resignada pero amargamente en el exordio.
    Con Felipe II, España alcanzara casi todo lo que deseaba.
    El nuevo monarca residiría permanentemente en ella y
    tendrá mas en cuenta los intereses peninsulares. El
    imperio en cuanto titulo, es decir, el nominal, había
    pasado a otras manos, a la rama de los Habsburgos; pero el
    imperio virtual, el de los dominios y los recursos,
    seguía en las mismas manos, en la rama española. De
    manera que a Felipe no le quedaría otro remedio que
    continuar defendiendo sus diversos Estados europeos, o sea, que
    practicar la misma política que su
    padre. Y a España no le quedaría tampoco otro
    remedio que continuar soportando el enorme peso que esa defensa
    implicaba.
    Sin embargo, la
    personalidad de Felipe II fue casi todo opuesta a la de su
    padre, el Emperador; y si a este, por las características de su personalidad,
    podría denominársele el Rey Caballero, a
    aquél, por las de la suya, cabria denominársele el
    Rey Burgués. Felipe II poseyó una enorme voluntad,
    pero su inteligencia
    fue mediana y tarda; y como su imaginación peco de pobre,
    poco pudo brillar en un mundo como el español en
    que abundaba la gente ingeniosa, despierta e imaginativa.
    Al comprender a Felipe de cerca se le descubren cualidades mas
    alemanas que españolas. Frente al Emperador, pleno de
    inteligencia y de viveza, su hijo tiene que aparecérsenos
    como un hombre gris, a
    quien solo la acerada voluntad y el escrupuloso celo en el
    cumplimiento del deber, hicieron desempeñar con dignidad
    su papel de
    gobernante.

    2. Definición del
    Problema

    Estado de la Cuestión
    Es difícil aventurarse ha realizar tremenda
    comparación sin una noción panorámica, no
    solo apreciándola y calificándola con sucesos
    importantes como economía, guerras y
    problemas
    internos; considero que se deben tomar en cuenta factores mas
    humanistas para no perderse en el mar de información que se puede encontrar.
    Con Carlos I, la monarquía estará asistida por
    cinco Consejos: El Consejo Real, el de Estado, el de
    Hacienda, el de la Inquisición y el de las Indias. Los
    Austria mayores siguieron la norma de hacer muy suyo el Consejo
    Real que actuaba como tribunal supremo de justicia. Los
    consejeros era 16, en su mayoría letrados profesionales.
    La nobleza solo tenía una representación
    testimonial. Hecho, este último, al que Carlos
    concedía importancia.
    En 1529, se crearon los consejos de la Guerra y de
    las Ordenes que tenía atribuciones sobre las
    órdenes de Santiago, Calatrava y Alcántara. Todo
    aquel entramado de instituciones,
    en organización polisinoidal, se mostró
    muy eficaz durante los gobiernos de Carlos I y de Felipe II.
    La base sobre la que se sustentaba la diplomacia de los Austria
    eran los enlaces matrimoniales entre miembros de las distintas
    dinastías. Carlos I mantuvo embajadas en Londres, Lisboa,
    París, Viena, Roma, Venecia y
    Génova. Como diplomáticos destacaron Nicolás
    Perrenot Granvela, embajador en París con Francisco I;
    Simón Renard, en la Inglaterra de
    María Tudor; Diego Hurtado de Mendoza, en Venecia; Lope de
    Soria, en Génova; Requesens, en Roma.
    El endeudamiento de la Corona, a la muerte del
    emperador, fue uno de los más graves problemas de la
    España del siglo XVI y siguientes. Fue la causa de las dos
    suspensiones de pagos durante el reinado de Felipe II, que
    continuó manteniendo gastos de guerra
    insoportables para la economía del reino y que supusieron
    unas penosas condiciones de vida y la ruina para gran parte de la
    población. Al final de su reinado, Felipe
    II era odiado en toda Europa, aunque el triste y severo monarca
    había logrado ser tolerado y, en cierta forma, admirado
    por su pueblo, se decía "…si el rey no muere, el reino
    muere".
    Muy otra sería España de haber sabido canalizar las
    ingentes riquezas obtenidas de América hacia inversiones
    más productivas que la guerra y la defensa de la religión
    católica, prescindiendo de aspirar a "salvar a los que
    deseaban condenarse" separados de la religión de oficial.
    Mucho nos debe Roma, pero mucho más todos los que se
    enriquecieron a costa de nuestras ansias imperiales. Todo aquello
    sirvió para crear una casta de aristócratas, cuyos
    apellidos aún suenan en el siglo XXI a rancias "glorias"
    del pasado, y de altos funcionarios que no estuvieron dispuestos
    a imitar los modelos
    industriales emergentes en el resto de Europa, sino, por el
    contrario, a encerrarse en sus dominios como los antiguos
    señores feudales, aislándose de la realidad que iba
    implantándose en otras naciones.

    Problema
    La forma en que Carlos V mantuvo sometido al imperio
    Español y el inmenso poder que tuvo en sus manos
    materialmente desestabilizaron la economía, las constantes
    luchas por defenderse o atacar pusieron a España en una
    crisis interna
    de la cual le fue casi imposible salir; por el contrario al ser
    tan rígido Felipe II en cuestiones reales y con su
    aferrado deber de catolicismo terminaron por transformar
    España.
    La creación de diversas instituciones, y la entrada de
    nuevos conocimientos hicieron del reinado de Felipe II, un
    concepto
    diferente al de su padre el Emperador en la cuestión
    humanista.

    Periodización
    Carlos I de España nació en Gante (Bélgica),
    el 24 de febrero de 1500; se educo en Flandes bajo la tutela de
    su tía Margarita, a quien su padre el emperador
    Maximiliano habia nombrado gobernadora de los Países
    Bajos, al morir su abuelo materno Fernando el Católico
    (1516), consiguió de Cisneros el ser declarado rey, y en
    septiembre de este año se embarco a España y llego
    a Tazones(Asturias).
    Por su estancia en los Países Bajos, recibo una educación diferente a
    la que abría podido recibir en España teniendo
    Carlos I que pasar algunos problemas para tomar el poder. A la
    muerte de su
    abuelo paterno Maximiliano I, fue elegido (1519) emperador,
    correspondiéndole como tal el nombre de Carlos V.
    El rey Felipe II (1556-98) hijo de Carlos I y de Isabel de
    Portugal, nació en Valladolid, su padre se preocupo de su
    educación política y diplomática y le inicio
    en los secretos del arte de gobernar,
    dándole como asesores al cardenal Tavera y al secretario
    imperial Francisco de los Cobos; le entrego durante sus
    prolongadas ausencias, la regencia del reino y después le
    hizo visitar sus Estados de Flandes, Italia y
    Alemania.

    3. Hipótesis del Trabajo

    Carlos V, llegó al momento cumbre de su
    poderío sobre Europa. Así quedaba concluida la
    tercera etapa de su obra imperial. La primera había
    consistido en la pacificación de sus reinos
    españoles y en vincularse a la tierra que
    era el nervio y apoyo de su política. De flamenco
    pasó a ser español. En la segunda, consolidó
    su poder en Italia y contuvo la expansión del poder turco.
    Y en la tercera, se volcó en los siempre
    problemáticos estados del norte de Europa y
    consiguió la reducción de la "herejía". Las
    tres etapas se vieron aderezadas con los permanentes
    enfrentamientos con el rey francés, su cuñado.
    Carlos había cumplido 47 años y su salud, hecha un asco, se
    deterioraba día a día de forma irremisible.
    Afirma Pfandl que Felipe II, "con toda su vinculación
    arcaica, con todo su rigorismo religioso, fue uno de los
    representantes mas lucidos del tipo de hombre racional en todo el
    siglo XVI". Afirmación cierta en lo que tiene de esencial;
    es decir, en la caracterización de Felipe como ser y
    espíritu racionalista, como persona que vive
    y se alimenta de la razón, que en ella se recrea, y que
    con ella guía sus actos y concibe y construye su propio
    mundo. Aunque no fuera mas que por las inclinaciones y
    preferencias de este monarca, su racionalismo
    quedaría bien probado. Para él, como individuo, lo
    primero era la observación y el discurso: se acercaba a
    las cosas, principalmente a las naturales, para pensar sobre
    ellas.
    Carlos I (V del Sacro Imperio
    Romano)
    Carlos I (V del Sacro Imperio
    Romano) (1500-1558), rey de España
    (1516-1556) y, como Carlos V, emperador del Sacro Imperio Romano
    Germánico (1519-1558), una de las principales figuras de
    la edad moderna,
    llevó a cabo el último intento por mantener la
    unidad europea en torno al cristianismo
    católico.
    De su abuelo paterno, el emperador Maximiliano I, heredó
    los territorios centroeuropeos de Austria y los derechos al Sacro Imperio;
    de su abuela paterna, María de Borgoña, los
    Países Bajos; de su abuelo materno, Fernando II el
    Católico, la Corona de Aragón, además de
    Sicilia y Nápoles; y de su abuela materna, Isabel I la
    Católica, la Corona de Castilla, Canarias y todo el Nuevo
    Mundo descubierto y por descubrir.
    Vivió y se educó durante los
    primeros años en la corte flamenca.
    En 1515 se hizo cargo del gobierno de los Países Bajos,
    que debido a su inexperiencia dejó en manos de Guillermo
    de Croÿ, señor de Chièvres, y a la muerte de
    su abuelo Fernando en 1516, se convirtió en rey de
    España al recibir las coronas de Castilla y de
    Aragón.
    En 1519 logró su máxima
    aspiración de convertirse en emperador, título al
    que deseaba dar un contenido positivo, sustituyendo el simple
    vínculo jurídico por un ideal común, al que
    bajo su dirección cada componente del Sacro Imperio
    aportaría su propia originalidad. Carlos I (quien, como
    emperador pasó a ser conocido como Carlos V), sin embargo,
    a lo largo de su vida, tuvo que plegarse a las necesidades y a
    las circunstancias, algunas imprevistas: de una primera etapa de
    cruzada, el programa se fue
    reduciendo hasta cristalizar en la preocupación
    dinástica, si es que ésta no actuó de forma
    prioritaria desde el primer momento. Por otra parte, aunque
    hubiera poseído una idea imperial, nunca contó con
    un auténtico imperio.
    Fue rey de reinos y dominios que carecían de unas
    instituciones y organismos administrativos comunes; en cada
    territorio subsistían fuerzas centrífugas
    irreconciliables con intereses comunes, que, dentro de lo
    posible, fueron respetadas por el monarca.
    El fracaso definitivo de la política de Carlos V
    llegó de la nueva situación creada en los
    territorios alemanes con la aparición del protestantismo,
    que, además de conectar con las inquietudes espirituales,
    aglutinó intereses económicos y políticos
    opuestos a los programas
    imperiales, reformistas y centralizadores, y dividió el
    Sacro Imperio en dos grupos
    antagónicos: por un lado, el de los católicos, y
    por otro, el de los partidarios de la Reforma.
    Las guerras con Francia llenan
    una época que, empezaba en el reinado anterior, no
    terminara verdaderamente hasta ya bien iniciada la decadencia
    española, que daría el triunfo a la
    monarquía de los Borbones. Sin embargo, los reinados de
    Carlos I y Felipe II serán los verdaderos puntos
    álgidos del predominio español en esta lucha entre
    los dos países.
    La lucha entre Carlos V y Francisco I significa la
    oposición francesa ala vieja idea de la monarquía
    universal que los Habsburgo estaban a punto de realizar. Los dos
    eran jóvenes, ambiciosos e gloria; ambos heredaban dos
    Estados rivales con intereses opuestos, las tierras de Italia y
    el reino de Navarra; los dos habían pretendido el imperio
    de Alemania, y además aspiraban a la hegemonía de
    Europa. La consecuencia fue una guerra que duro tanto como la
    vida de ambos monarcas. Hubo treguas y paces que con los
    numerosos y brillantes hechos de armas llenan
    muchas paginas de la historia de nombre y fechas
    y cubrieron muchos campos de tumbas.
    Tenazmente se defiende el equilibrio
    aprovechando las discordias religiosas de Alemania, las
    vacilaciones y enemistades de los papas o la enemiga de los
    turcos. Carlos V no logro vencer definitivamente a su rival y su
    ocaso es de derrota.
    La reforma es, en verdad el caballo de batalla del emperador.
    Hacia tiempo que muchos espíritus religiosos deseaban
    una
    reforma del clero, que en parte no se comportaba conforme
    exigía la doctrina de Jesucristo. Las altas dignidades
    eclesiásticas gozaban de grandes rentas y muchos
    habían escalado los puestos merced a los abusos de
    escandaloso nepotismo: los humildes clerigos, en cambio,
    sostenianse difícilmente y no eran precisamente modelos de
    cultura.
    Urgía, pues, una reforma, o restauración, a las
    antiguas virtudes, a las prístinas formas. Algunos
    concluios y papas habían intentado sin fruto llegar a la
    ansiada renovación.
    Pretendiendo hacerla también un fraile agustino y profesor
    de la Universidad de
    Witemberg, Martín Lutero, figura considerable de la
    Historia por su vitalidad y por la trascendencia de su obra
    heresiarca, que abrió una brecha profunda en el cuerpo
    antes compacto de la catolicidad. Lutero, seguidor de Wycleff y
    de Huss, consiguió establecer una nueva iglesia. El
    motivo ocasional lo produjo una disputa del fraile. León X
    encomendó a los dominicos la predicación de una
    bula, lo que disgusto a los agustinos que tenían la
    costumbre de predicarla.
    Carlos V quiso atajar el cisma y convoco a Lutero a la Dieta de
    Worms (1521), donde expuso ante el césar sus doctrinas. Ni
    Lutero convenció a Carlos, ni este al reformador, contra
    el cual dicto el emperador proscripción condenatoria
    (1521) y quema de sus escritos.
    Lutero temiendo por su vida, se refugio en un castillo de
    Federico de Sajonia, que simpatizaba con sus ideas, donde
    permaneció dos años, dedicándose a traducir
    al alemán la Biblia, para poner la palabra divina
    –decía él- al alcance de todos y redactando
    escritos contra la misa rezada, la confesión auricular,
    etc.
    Carlos V reunió las dietas de Spira (1526-1529), y como
    los reformadores protestaron contra los acuerdos tomados, se les
    llamo protestantes. En la Dieta de Augsburgo, el discípulo
    de Lutero, Melachthon, presento la confesión o credo de
    los protestantes que se conoce con el nombre de "Confesión
    de Augsburgo" y una vez oída, el emperador la rechazo y
    fulmino la proscripción imperial contra ellos. Las
    diferencias se ahogaron y los principios
    protestantes formaron la Liga de Smalkalda (1531) para defenderse
    de los católicos.
    Carlos V, fue un hombre de su siglo, intransigente en materia
    religiosa: a los moriscos les planteo el dilema de bautizarse o
    la ruina y la muerte. Con los protestantes no fue menos
    intolerable, llegando con el interim a querer solucionar sin el
    Papa la cuestión religiosa. Con respecto a la
    política interior él mato la independencia
    de las Cortes y municipios, esquilmó nuestra hacienda,
    implanto robustamente el absolutismo y
    si llevo victoriosas las banderas por los campos de batalla de
    Europa, consumió la sangre y el dinero de
    España a orillas del Elba, del Danubio y del Mosa. Las
    preocupaciones de su política internacional le impidieron
    realizar una obra fecunda en su país, que quedo
    empobrecido, aunque en esa época alcanzo una
    situación de predominio en el mundo; pero su excesiva
    intervención en los asuntos de Europa y por su engranaje
    en la política de la Casa de Austria, se descentro de sus
    verdaderos objetivos.

    4. Felipe II

    Felipe
    II (1527-1598), rey de España
    (1556-1598), llegó a gobernar sobre el vastísimo
    conjunto de territorios integrado por las coronas de Castilla y
    Aragón, Navarra, el Rosellón, el Franco Condado,
    los Países Bajos, Sicilia, Cerdeña, el Milanesado,
    Nápoles, diversas plazas norteafricanas (Orán,
    Túnez), Portugal y su Imperio afroasiático, toda la
    América descubierta y Filipinas. Sin duda, la unidad
    territorial más amplia de la edad moderna puesta bajo un
    mismo cetro.
    Las continuas ausencias centroeuropeas de su padre, en
    sus funciones
    imperiales y de defensa de la unidad religiosa, le procuraron una
    temprana labor de regencia desde 1543, año en que contrajo
    su primer matrimonio con su
    prima María de Portugal, hija del rey portugués
    Juan III. En julio de 1545 falleció María de
    Portugal tras dar a luz al
    primogénito, Carlos de Austria. En 1554, Felipe II
    volvió a casarse, esta vez con la reina de Inglaterra,
    María I Tudor.
    Después de viajar por Italia y los
    Países Bajos y ser reconocido como sucesor regio en los
    estados flamencos y por las Cortes castellanas, aragonesas y
    navarras, se dedicó plenamente a gobernar desde la corte,
    establecida en Madrid de forma oficial en 1561, con gran
    actividad y celo. Dos años más tarde, dio comienzo
    la obra arquitectónica que habría de ser
    considerada el emblema de su dilatado reinado, el monasterio de
    San Lorenzo de El Escorial, palacio y templo a la vez, erigido en
    las cercanías de la capital del
    reino.
    En el interior de la península
    Ibérica, cabe destacar diferentes aspectos de su gobierno.
    La monarquía personal de
    Felipe II se apoyaba en un gobierno ejercido por medio de
    consejos y de secretarios reales, así como en una poderosa
    administración centralizada. Pese a todo su
    poder, las bancarrotas, las dificultades hacendísticas y
    los problemas fiscales (entre otras actuaciones notorias
    creó el nuevo impuesto de
    "millones" que gravaba los alimentos
    básicos) fueron característicos durante todo su
    reinado. Su recurso al Tribunal de la Inquisición fue
    frecuente.
    Políticamente, dicho tribunal fue utilizado para acabar
    con los conatos de protestantismo descubiertos en la Meseta
    castellana. Así, el mantenimiento
    de la unidad religiosa estuvo siempre presente en la
    acción de gobierno de Felipe II, que con todo rigor
    se valió de los autos de fe,
    como los celebrados en Valladolid ya en 1559, para afianzar la
    Contrarreforma católica.
    Internacionalmente, para mantener y proteger su Imperio,
    estuvo inmerso continuamente en todos los conflictos
    europeos. Por esa razón, se multiplicaron las
    capitulaciones matrimoniales y contrajo sucesivas nupcias con las
    ya mencionadas María de Portugal y María I
    Tudor, así como con la francesa Isabel de Valois (1559) y
    su propia sobrina Ana de Austria (1570), hija del emperador
    Maximiliano II y madre de quien habría de ser su
    sucesor, Felipe III, nacido en 1578.
    Durante el reinado de Felipe II, los conflictos externos se
    sucedieron en varios frentes. El Rey actuó en todos ellos
    teniendo presentes siempre criterios políticos y
    religiosos.
    Heredero de la guerra contra Francia, a pesar de
    la Tregua de Vaucelles (1556) y nada más comenzar su
    reinado, ambas casas reales (la francesa Valois y la
    española Habsburgo) iniciaron su lucha por el control de
    Nápoles y el Milanesado.
    La incorporación de Portugal, se realiza durante el
    reinado de Felipe II y es uno de los hechos que más
    importancia pudieron y debieron tener en su historia. Felipe II
    acaricio durante toda su vida la anexión de Portugal, que
    realizaba la unidad ibérica dedicando a este anhelo toda
    su diplomacia y poniendo en ello una esperanza sin vacilaciones y
    una laudable perseverancia.
    A la muerte del rey Don Sebastián de Portugal, llamado el
    Africano, en la batalla de Alcazarquivir, se abrió la
    sucesión portuguesa, heredando el trono el anciano
    cardenal Enrique, cuando contaba con 67 años. Dada su
    edad, los pretendientes a la corona preparábanse para
    hacer valer sus derechos. Estos aspirantes era: el rey de
    España, que, conforme al sentir de los principales
    jurisconsultos de la época, era, como nieto legitimo del
    rey Don Manuel I, el que tenia mejor derecho.
    Reconocido Felipe II en las cortes de Thomas (1581) procuro
    halagar a la nobleza y evitar rozamientos con el pueblo, que no
    vio con gusto la incorporación. Nunca, en verdad, el
    pueblo portugués había sentido gran estima por
    Castilla, sobre todo a raíz de las guerras sostenidas por
    Don Juan para alentar las aspiraciones de la Beltraneja. Sin
    embargo, la fuerza
    desplegada por Felipe II basto para anexionarse la
    metrópoli y las posesiones portuguesas con lo que el vasto
    imperio portugués vino a incrementar el ya inmenso
    poderío español.
    Felipe II procuro borrar todo lo que representaba
    autonomía en los distintos Estados de sus dominios,
    robustecer su autoridad real
    y todos sus actos de gobierno, frutos del absolutismo mas
    completo. Las cortes quedaron reducidas a reuniones de
    procuradores, en cuya elección intervenía el rey,
    que no las convocaba mas que para votar los subsidios y nuevos
    impuestos, que
    fueron mermando los privilegios de las Municipalidades. Las
    ciudades llegaron a no tener interés en
    nombrar procuradores, ya que solo iban a las cortes algunos.
    Durante su reinado alcanzan gran desarrollo la
    literatura y las
    artes, pero en el orden material decayó la agricultura,
    por estar cada vez mas recargada de tributos y ser
    cada día mayores los abusos del Consejo de la Mesta; las
    artes mecanicas fueron a menos, el comercio se
    perjudicaba grandemente con las guerras y los absurdos
    monopolios. Los brazos, antes aplicados a las fuentes de
    riqueza, se emplearon en campañas o fueron a
    América en busca de fortuna.

    5.
    Conclusiones

    Existe en la trascisión de poderes algo que marco
    los dos imperios, la idea de gobernar Europa y el Catolicismo tan
    marcado en ambos.
    Este ultimo, consecuencia de muchas guerras y persecuciones, mas
    marcada creo yo en Felipe II, ya que en nada como en lo tocante a
    la religión fue tan escindido el soberano español
    por su doble condición de individuo particular y
    gobernante. Si separamos al unto del otro, y examinamos de que el
    primero –fiel común- destaca en la grey por la
    sumisión a los pastores y la rígida observancia de
    los preceptos, mientras que el segundo –la cabeza de
    reinos- se revuelve contra pastores y preceptos, procurando
    plegarlos a sus intereses: cuando de estos se trataba, cuando los
    reales dominios podían experimentar algún
    daño o correr algún peligro, la mansa y obediente
    oveja se trocaba en agresiva e indomable fiera.
    Caos contrario el de su padre Carlos V, quien tenían
    fuertemente marcado el catolicismo pero lo enfocaba en
    conquistar, su
    gran anhelo siempre fue ser el Emperador de Europa y el
    más grande católico. Carlos V, emperador, la faz
    apagada, cansado del gesto y pocas ganas de trotar por el mundo;
    esta es la sensación que causa este hombre sentado, cuando
    toda su vida fue moverse y guerrear…
    …El
    Conocimiento de la Humanidad,
    le pertenece al Mundo
    Milo Shuazz

    6. Fuentes

    Historia de España; J. Terrero
    España y Nueva España en la Época de Felipe
    II; José Miranda
    Felipe II Rey de España y Monarca del Universo
    Historia
    Universal En Sus Momentos Cruciales; Volumen II;
    George Weidenfeld y Nicolson. Ltc, 1970

     

     

     

     

     

    Autor:

    Mario Amieva Olguin

    Primer Semestre: Lic. Ciencias de la
    Información Documental
    Facultad de Humanidades
    Universidad Autónoma del Estado de México
    (UAEM)

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