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Los “nuevos” pobres, de los países ricos II (un relato trágico de la crisis)




Enviado por Ricardo Lomoro



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12

  1. "Manos libres" (mi
    versión "conspirativa" de la historia, con los debidos
    respetos)
  2. El bucle de las
    desgracias (cómo matar al paciente)
  3. La
    "consagración" de la austeridad (no
    comment)
  4. Guía
    rápida de la cumbre
  5. El declinar
    europeo: el mundo que nos espera
  6. El que quiera
    entender que entienda: la doctrina del "alineamiento" con
    Alemania
  7. El mayor riesgo de
    la crisis económica es social
  8. Bye bye middle
    class (la ausencia de futuro)
  9. Apadrine un
    niño del… "Primer Mundo" (las "externalidades"
    de la crisis económica)
  10. Los unos y los
    otros (tópicos, mentiras y cintas de
    video)
  11. (España
    2012) El tobogán de la pobreza
  12. Sin anestesia:
    minijobs, una condena a la pobreza
  13. Sin mucha luz al
    final del túnel (la fuga empresaria de la Europa de
    los pobres)
  14. La gran brecha
    salarial europea
  15. Paris
    periférico (ayer, hoy y…
    ¿mañana?): la Francia de los
    "Mohamed"
  16. Algunas
    "delicatessens" de la Unión Europea (becarios eternos
    y vaquitas metaneras)
  17. Alcanzando la
    ¿"flexiseguridad"? pretendida: antes lo llamaban
    esclavitud
  18. Finale (a modo de
    conclusión): La "utopía" de la Europa
    social
  19. Jodidos por
    jodidos… ¿por qué no patear el
    tablero?

Monografias.com

Decíamos ayer… (viejas y
queridas causas perdidas, o la amargura de la
victoria)

De mi Paper: El "fusilamiento" del Estado del Bienestar,
publicado el 1/2/ 2005:

La felicidad nacional bruta

Uno de los pensadores sociales más populares de
nuestro tiempo, Jeremy Rifkin, autor de best-sellers como "El
siglo de la biotecnología", "El fin del trabajo", "La era
del acceso", y "La economía del hidrógeno",
Profesor del Executive Education Program de la Wharton School, en
la Universidad de Pensilvania, y presidente de la Foundation on
Economic Trends, con sede en Washington, DC., presenta su
último libro "El sueño europeo" (Cómo la
visión europea del futuro está eclipsando el
sueño americano), con la siguiente síntesis (de la
solapa de la edición en castellano):

"Cada vez se hace más difícil reconocer el
sueño americano. Cada vez son más los
estadounidenses saturados de trabajo, mal pagados, sin tiempo
para nada, e inseguros respecto a sus posibilidades de mejorar en
la vida. Un tercio de los americanos dice que ya ni siquiera cree
en el sueño americano. Al tiempo que se produce esta
situación, asegura Rifkin, un nuevo sueño europeo
comienza a captar la atención y la imaginación del
mundo. Veinticinco países, en representación de
casi quinientos millones de personas, se han unido para crear
unos Estados Unidos de Europa.

El PIB de la Unión Europea eclipsa actualmente el
de EEUU, convirtiendo aquella en la más potente
economía del mundo. La UE es ya el principal exportador y
el mayor mercado comercial interno. Es más, buena parte de
Europa disfruta de una mayor expectativa de vida, un menor
índice de pobreza y criminalidad, así como de
deterioro urbano, unas vacaciones más largas y unos
desplazamientos más cortos para llegar al trabajo que en
EEUU. Si uno considera lo que hace grande a un pueblo, su calidad
de vida, observa Rifkin, Europa comienza a estar por delante de
América.

Es más, Europa se ha convertido en un gigantesco
laboratorio para repensar el futuro de la humanidad. En muchos
sentidos, el sueño europeo es el reflejo invertido del
sueño americano. Si éste pone énfasis en el
crecimiento económico incontrolado, la riqueza personal y
la persecución del interés individual, aquél
se centra más bien en el desarrollo sostenible, la calidad
de vida y el cultivo de los lazos comunitarios.

Nada de esto pretende sugerir que la utopía se
haya hecho realidad de repente en Europa. Sus problemas, advierte
Rifkin, son complejos y sus debilidades patentes. Y por supuesto
la elevación del espíritu de los europeos
está a menudo cargada de hipocresía. La
cuestión sin embargo, no es si los europeos están a
la altura de su sueño. Los estadounidenses no han estado
nunca del todo a la altura del sueño americano. La
cuestión crucial es más bien, según Rifkin,
que Europa comienza a articular un audaz proyecto para el futuro
de la humanidad que difiere en muchos aspectos fundamentales del
americano".

Si todo lo dicho anteriormente resulta creíble,
pueden ustedes explicarse o consentir:

que los dos principales programas del Estado
del Bienestar -pensiones y sanidad- son dos bombas de
relojería en el corazón de la economía
nacional

que el sistema de pensiones se encamina a la
bancarrota

que el actual sistema avanza hacia un
iceberg

que si no se hace nada, esa gigantesca
transferencia de rentas de las clases activas a las pasivas
reducirá el crecimiento y el nivel de vida de las
generaciones futuras

que al tiempo pondrá las bases para un
conflicto intergeneracional de consecuencias
imprevisibles

que mantener el actual sistema de pensiones y
el inevitable incremento de la carga fiscal necesario para
financiarlo reducirá los incentivos de los individuos para
incorporarse a la vida laboral

que la subida de la imposición sobre el
factor trabajo deprimiría la tasa de ahorro privado y la
acumulación de capital que alimenta el crecimiento
económico y de la productividad en el medio y largo
plazo…

Si todo lo dicho anteriormente resulta creíble,
pueden ustedes consentir una insinuación (o
manipulación) tan flagrante:

la pregunta es (según los
falsificadores) qué sucederá cuando las
jóvenes generaciones se nieguen a sacrificar su nivel de
vida para pagar las pensiones y/o sanidad de los viejos o se
rebelen contra una situación de trabajos forzados en
beneficio de los mayores

un escenario como éste (agregan, con
premeditación y alevosía) no es improbable sino muy
posible (¿o muy deseable?, según los artistas del
mangoneo), y constituirá un serio problema social y
político en un horizonte no muy lejano

es la "guerra civil
fría"…

Desde que la democracia moderna puso la
ciudadanía como raíz de la legitimidad
política han existido tensiones entre la libertad y la
igualdad. En toda sociedad democrática, la libertad para
todos entra en conflicto con la igualdad para todos, y viceversa.
Pero no importa con qué frecuencia proclamemos que "todos
hemos nacido libres e iguales en dignidad y derechos", este
choque de principios no ha disminuido.

Desde la profunda melancolía que produce
comprobar las frágiles bases o "el fusilamiento" que
están infligiendo al Estado del Bienestar, en el siguiente
apartado, se presentan "pruebas" (espero que suficientes) sobre
la desigualdad, la indiferencia, el odio y, por encima de todo,
el egoísmo, con que se tratan los asuntos del sistema de
protección social…

Aria di bravura: del Estado del Bienestar al Estado del
Malestar

El lenguaje de los hechos.

Cuando no se puede negar lo obvio, torcer la realidad,
ocultar la evidencia, demostrar lo indemostrable.

En las próximas páginas intentaré
demostrar -ojalá lo logre- que los "neoecon" han pasado de
la desigualdad a la indiferencia, de allí al odio, y por
encima de todo al egoísmo…

Han logrado -y siguen- difundir el mensaje de que los
dos principales programas del Estado del Bienestar -pensiones y
salud– son dos bombas de relojería en el corazón de
la economía de mercado (¿qué
mercado?)

Según dicen, los gobiernos y las oposiciones
practican con las pensiones la política del avestruz o, lo
que es lo mismo, hacen suyo el viejo lema keynesiano "a largo
plazo, todos muertos". Los mayores constituyen una porción
de votos cada vez mayor y lógicamente tienen pavor al
cambio. Sin embargo, la pregunta es qué sucederá
cuando las jóvenes generaciones se nieguen a sacrificar su
nivel de vida para pagar las pensiones y/o la sanidad de los
viejos o se rebelen contra una situación de trabajos
forzados en beneficio de los mayores. Un escenario como
éste no es improbable, sino muy posible, y
constituirá un serio problema social y político en
un horizonte no muy lejano. Es la "guerra civil fría"
sugerida por Alain Madelin ante la resistencia de la derecha
francesa a adoptar una reforma en serio de las
pensiones.

Desde este enfoque, los países industrializados
deberían plantearse la posibilidad de sustituir de manera
progresiva el actual sistema de pensiones basado en el reparto
por otro sustentado en la capitalización.

La razón (¿qué razón?) es
que la cobertura pública del retiro está en crisis
en todas partes.

Según dicen, cuando se creó en la
mayoría de los países industrializados, el
número de cotizantes era muy superior al de los que
percibían prestaciones por jubilación y muy pocos
vivían hasta la edad necesaria para percibir sus
prestaciones, lo que garantizaba que pudiese cumplir sus
promesas. A comienzos del siglo XXI la situación es
distinta. La caída de la tasa de natalidad, unida al
aumento de la esperanza de vida, implica que un número
cada vez más reducido de jóvenes trabajadores no
sólo tendrá que soportar una carga fiscal creciente
para financiar las pensiones de sus mayores, sino que no
recibirá los mismos beneficios. Si no se hace nada, esa
gigantesca transferencia de rentas de las clases activas a las
pasivas reducirá el crecimiento y el nivel de vida de las
generaciones futuras, al tiempo que pondrá las bases para
un conflicto intergeneracional de consecuencias
imprevisibles.

¿Qué hacer?, se preguntan los "neoecon", y
se contestan -para continuar "colando" el mensaje-, "De entrada,
un aumento de los impuestos y/o cotizaciones a la Seguridad
Social para financiar el modelo de reparto tendría efectos
económicos muy negativos. La oferta de trabajo no es
inelástica. De hecho, responde a los cambios en los tipos
impositivos. Desde esta perspectiva, mantener el actual sistema
de pensiones y el inevitable incremento de la carga fiscal
necesario para financiarlo reduciría los incentivos para
incorporarse a la vida laboral. Esta caída o
desaceleración de la tasa de actividad, que se
producirá en todo caso por razones demográficas,
tendría un impacto negativo sobre el PIB y
acentuaría los desequilibrios estructurales del esquema de
reparto. A la vez, la subida de la imposición sobre el
factor trabajo deprimiría la tasa de ahorro privado y la
acumulación de capital que alimenta el crecimiento
económico y de la productividad en el medio y largo
plazo".

Otros -más cínicos, si cabe- sostienen que
desde que la democracia moderna puso la ciudadanía como
raíz de la legitimidad política han existido
tensiones entre libertad e igualdad. En toda sociedad
democrática -dicen-, la libertad para todos entra en
conflicto con la igualdad para todos, y viceversa. Pero no
importa con qué frecuencia proclamamos que todos "hemos
nacido libres e iguales en dignidad y derechos", este choque de
principios no ha disminuido…

Y rematan, "la dimensión óptima del Estado
de bienestar en un país desarrollado y próspero es
aquélla que es sostenible en el tiempo y que crea unas
reglas de juego estables y predecibles para los agentes que cubre
las contingencias sin desincentivar decisiones de ahorro y
trabajo"…

A todos estos "escribas" de la globalización, la
privatización, la financierización y el
librecambio, podría contestarles diciéndoles que
han sido ellos -o sus mentores, o quienes le pagan la
nómina– los que han propiciado y han logrado "tirar el
agua de la palangana con el bebé
adentro"…

Que no son los factores demográficos los que
desbalancean -el lado de la demanda– el equilibrio de la
cobertura pública del sistema de la seguridad social
-pensiones, sanidad y subsidio de desempleo-, sino que es el bajo
nivel de ocupación y remuneración de la
población en edad de trabajar -el lado de la oferta-, el
que provoca -con premeditación y alevosía- la
insostenibilidad del Estado del bienestar.

Pero voy a dejar que les conteste Ernesto Sabato ("Antes
del fin"): "Al parecer, la dignidad de la vida humana no estaba
prevista en el plan de la globalización. La angustia es lo
único que ha alcanzado niveles nunca vistos. Es un mundo
que vive en la perversidad, donde unos pocos contabilizan sus
logros sobre la amputación de la vida de la inmensa
mayoría. Se ha hecho creer a algún pobre diablo que
pertenece al Primer Mundo por acceder a los innumerables
productos de un supermercado. Y mientras aquel pobre infeliz
duerme tranquilo, encerrado en su fortaleza de aparatos y
cachivaches, miles de familias deben sobrevivir con un
dólar diario. Son millones los excluidos del gran banquete
de los economicistas…

Ahora, el hombre está al borde de convertirse en
un clon por encargo: ojos celestes, simpático,
emprendedor, insensible al dolor o trágicamente, preparado
para esclavo. Engranajes de una máquina, factores de un
sistema, ¡qué lejos, Hölderlin, de cuando los
hombres se sentían hijos de los Dioses!

Los jóvenes lo sufren: ya no quieren tener hijos.
No cabe escepticismo mayor.

Así como los animales en cautiverio, nuestras
jóvenes generaciones no se arriesgan a ser padres. Tal es
el estado del mundo que les hemos entregado"…

También busco respuesta en Pascal Bruckner
("Miseria de la prosperidad"): "Nunca hasta ahora se
habían dado desigualdades tan fuertes con un
enriquecimiento tan espectacular de fondo…

Como ya sabemos, la nueva preponderancia de los mercados
financieros, la revolución tecnológica, el paso de
un capitalismo empresarial a un capitalismo donde los accionistas
imponen la norma en detrimento de los trabajadores explican en
gran medida esta situación. De esto se deriva la
congelación de las rentas del trabajo, la
desconexión entre el crecimiento económico y la
evolución de los valores bursátiles, la
disfunción de la movilidad social y el fin del contrato de
trabajo establecido tras la segunda guerra mundial, garante de la
estabilidad del empleo y la protección de los poderes
públicos. Como si todas las conquistas posteriores a 1945
se hubieran borrado a favor de una sociedad más
fría, hostil a los débiles y sonriente para los
pudientes. Parece necesario volver a empezar, iniciar una nueva
lucha por la vida y la dignidad. Es un retorno a la casilla de
salida, a los albores del movimiento obrero, pero sin las
ilusiones que movían a los militantes y agitadores de
entonces. Es el regreso de un capitalismo duro, despiadado con
los inútiles, generador de empleos de baja
cualificación y escasa remuneración, un sistema
brutal pues carece de perspectiva de un futuro
mejor"…

Además, agrego algunas palabras de Zygmunt Bauman
("Comunidad"): "En resumen: se ha acabado la mayoría de
los puntos de referencia constantes y sólidamente
establecidos que sugerían un entorno social más
duradero, más seguro y más digno de confianza que
el tiempo que duraba una vida individual. Se ha acabado la
certeza de que "volveremos a vernos", de que estaremos
viéndonos repetidamente y durante un largo tiempo futuro,
y de que, por tanto, puede suponerse que la sociedad tiene una
larga memoria y que lo que nos hagamos mutuamente nos
confortará o atormentará en el futuro; de que lo
que nos hagamos recíprocamente tendrá una
importancia algo más episódica, puesto que las
consecuencias de nuestras acciones nos acompañarán
mucho tiempo después de que nuestras acciones, en
apariencia, hayan finalizado, sobreviviendo en la mente y en los
hechos de testigos que no van a desaparecer… Es esta
experiencia la que hoy se echa de menos, y su ausencia se
describe como "decadencia", "muerte" o "eclipse" de la
comunidad… Los lazos comunitarios se hacen cada vez
más prescindibles… Las lealtades personales
disminuyen su alcance a través del sucesivo debilitamiento
de los lazos nacionales, los lazos regionales, los lazos
comunitarios, los lazos con el vecindario, los lazos familiares
y, finalmente, los lazos con una imagen coherente de la propia
identidad

La percepción de la injusticia y de los agravios
que suscita, como tantas otras cosas en la época de
desvinculación que define el estado "liquido" de la
modernidad, ha sufrido un proceso de "individualización".
Se supone que los problemas se sufren y solucionan en solitario y
son singularmente inadecuados para acumularse en una comunidad de
intereses que busca soluciones colectivas a problemas
individuales"…

En otro de sus libros ("Modernidad líquida"), el
mismo Bauman, sostiene: "No obstante, si la idea de progreso en
su forma actual nos resulta tan poco familiar que cada uno se
pregunta si aún está entre nosotros, es porque el
progreso, como tantos otros parámetros de la vida moderna,
ha sido "individualizado"; lo que es más: "desregulado" y
"privatizado". Está desregulado porque la oferta de
opciones para "mejorar" las realidades presentes es muy diversa,
y porque el tema de si una novedad en particular significa
verdaderamente una mejora respecto de otra ha quedado librado,
antes y después de su aparición, a la libre
competencia entre ambas, competencia que perdura incluso
después de que ya hemos elegido una de ellas. Y el
progreso está privatizado porque el mejoramiento ya no es
una empresa colectiva sino individual: se espera que los hombres
y mujeres individuales usen, por sí mismos e
individualmente, su propio ingenio, recursos y laboriosidad para
elevar su condición a otra más satisfactoria y
dejar atrás todo aquello de su condición presente
que les repugne. Como apuntara Ulrico Beck en su esclarecedor
estudio sobre la "Risikogesellschaft" contemporánea, "la
tendencia es hacia la aparición de formas y condiciones de
existencia individualizadas que impulsan a las personas -en
nombre de su propia supervivencia material- a transformarse en el
centro de su propia planificación y conducta de
vida… De hecho, uno debe optar y cambiar su identidad
social y a la vez aceptar el riesgo que esto implica… El
individuo en sí mismo se transforma en la unidad
reproductiva de lo social en el mundo vital"…

El enfoque predominante, basado en el mercado y la
competencia han contribuido considerablemente a la actual
deprimida situación económica y social,
poniéndose de manifiesto la dificultad de atraer a los
ciudadanos hacia un sistema económico hostil a la
provisión del bienestar y la solidaridad
social.

En mi -modesta- opinión, la mejor manera de
superar los actuales problemas consiste en promover un modelo de
desarrollo para toda Europa cuyas piedras angulares estén
constituidas por el pleno empleo, un alto nivel de bienestar,
equidad social, sostenibilidad ecológica y una amplia
cooperación internacional. Este modelo social
podría convertirse en una alternativa muy atractiva y
poderosa al modelo de Estados Unidos de poder militar con pobres
estándares sociales. Pero no es en absoluto el resultado
automático ni el fruto de los mercados liberalizados y la
competencia. Su puesta en práctica deberá hacer
frente a la resistencia de aquellos grupos y poderes que se
benefician de la actual situación, y requiere, por tanto,
una intervención política enérgica. La
calidad de dicha intervención depende en su desarrollo de
un amplio movimiento social y un debate público abierto,
es decir, de su carácter democrático.

Las actuales estrategias de la globalización de
mercado y del capital están dando lugar a la
concentración de sectores de gran riqueza, junto a grandes
masas de miseria y a un gran número de población
superflua y desprovista de derechos. Hasta 1960 había en
el mundo un rico por cada 30 pobres; hoy la proporción es
de un rico por cada 80 pobres.

La ideología neoliberal del mercado reduce la
vida humana a un mero análisis de costes y beneficios que
desemboca en un individualismo sistemático basado en el
cálculo de las ventajas individuales obtenidas dentro de
un grupo social. Todo ello encamina a los seres humanos hacia un
neoindividualismo posesivo y consumista que configura la base
antropológica y social de nuestra época.

Esta ideología se transforma en un factor
poderoso de desintegración y descohesión social, ya
que ha dejado carente de vínculos sociales a un amplio
sector de la población mundial, que pasa a convertirse en
una especie de nuevos "parias" de la civilización global.
Los nuevos excluidos del mercado global tienen una
característica en común: su falta de capacidad
económica para el consumo, su imposibilidad de llegar a
ser una especie de "consumidor universal" o transnacional; en una
palabra, su "prescindibilidad" para el sistema. El consumo o,
mejor dicho, la capacidad económica para consumir -basada
en una lógica individualista y competitiva-, se convierte
actualmente en el criterio más importante de
inclusión o exclusión social. El neoindividualismo
consumista quiebra la conciencia de clase social, fragmenta la
sociedad e incluso "privatiza" el propio vínculo social.
La desigualdad ya no representa sólo un mecanismo
ideológico de relación jerarquizada que se integra
socialmente mediante la existencia de derechos de contenido
redistributivo y mediante la aspiración al "interés
general" de las relaciones de producción capitalistas.
Ahora el neoliberalismo la ha convertido en un factor
determinante de la exclusión social. Quien no resulta
competitivo en la lucha económica es eliminado
definitivamente de ella.

Practicamos ahora un individualismo sin mala conciencia
que acaba desembocando en un nihilismo destructivo, donde los
objetos nos marcan exteriormente y donde se premia la
posesión de riqueza, se "criminaliza" la pobreza y la
ganancia privada se eleva a valor supremo. Este neoindividualismo
posesivo se desdobla, a su vez, en lo que,
paradójicamente, se podría denominar como
"individualismo de la desposesión", que es aquel que
deriva de los efectos negativos que la sociedad global arroja
sobre la mayoría de las personas: ausencia de trabajo,
precarización del mismo, incultura, inseguridad y
desprotección institucional. Tras ello lo que existe es
una ética de la desesperanza y del "sálvese quien
pueda". Aunque, dado el caso, tal vez, tampoco
alcance.

Una vez más, volviendo a Sabato ("España
en los diarios de mi vejez"): "Porque esta crisis, que tanta
desolación está ocasionando, tiene también
su contrapartida: ya no hay posibilidades para los pueblos ni
para las personas de jugarse por sí mismos. El
"sálvese quien pueda" no sólo es inmoral, sino que
tampoco alcanza. Es ésta una hora decisiva. Sobre nuestra
generación pesa el destino, y es ésta nuestra
responsabilidad histórica".

Lo más preocupante es que el neoindividualismo
privatista aspira a convertirse en una nueva ética
universal y homogénea, perfectamente difundida por los
monopolios mediáticos. Su universalidad moral se difunde
frente a cualquiera de las éticas. Estamos ahora ante la
universalización de un individualismo que se basa en el
criterio del imperio de la ley del más fuerte y abandona a
los seres humanos a su insegura gestión de los riesgos de
alimentación, salud, educación, vivienda, trabajo y
condiciones del mismo, vejez, enfermedades, discapacidad y
seguridad. El neoindividualismo destruye la dimensión
colectiva, solidaria y democrática de las relaciones
sociales, rompe los vínculos de integración e
instala a los seres humanos en una cultura de la
satisfacción y del consumo inmediato. Asimismo sacraliza
la competitividad como base antropológica de las
relaciones entre individuos y produce una incomunicación o
una especie de "autismo" social entre los seres humanos de
consecuencias hasta ahora imprevisibles.

Es el triunfo de la privacidad sobre la colectividad.
Según esta lógica, la gestión de las
consecuencias sociales "perversas" de la globalización
(paro estructural permanente, falta de cobertura social de las
situaciones carenciales o de riesgo, conflictividad y violencia
social, pobreza, repliegue cultural, analfabetismo, enfermedad,
radicalización étnica, inseguridad) se traslada del
ámbito público al ámbito de responsabilidad
individual y, consecuentemente, a la gestión individual o,
en el mejor de los casos, a la ayuda familiar. La sociedad deja
de ofrecer mecanismos institucionales y universales de
integración social, seguridad y solidaridad y,
consecuentemente, abandona a las personas a su solitario,
inseguro y "mercantilizado" destino. Las soluciones colectivas y
solidarias no parecen factibles. La competitividad individual
dentro del mercado es la única salvación
posible.

Algunas explicaciones alternativas (por mi cuenta y
riesgo)

(Del INGENUE (modelo del FMI) al "iceberg" (modelo de
Bush)

Nunca los "plumíferos" del FMI habían
puesto un nombre más elocuente y significativo a uno de
sus "modelos" económicos. Y eso que ya habían
rondado el surrealismo en el caso del Multimod, que he denominado
Multi-mad (por las que se traía y lo desacertado de sus
proyecciones).

Nunca habían utilizado un sarcasmo semejante (al
menos en su fonética española) para calificar a los
mayores en su modelo de "exterminio" (¿acaso buscando una
forma "solución final", como aquella otra de tan triste
recuerdo?).

INGENUE (ingenuo): (algunos de los sinónimos, al
efecto) cándido, inocente, infantil, inofensivo, incauto,
infeliz, iluso, crédulo, insensato,
inconsciente…

(algunos de los antónimos, al efecto) astuto,
incrédulo, malicioso, desconfiado, experimentado,
ingenioso…

¿Acaso no es "malicioso" decir que esa gigantesca
(¿qué gigantesca?) transferencia de rentas de las
clases activas a las clases pasivas reducirá el
crecimiento y el nivel de vida de las generaciones futuras, al
tiempo que pondrá las bases para un "conflicto
intergeneracional de consecuencias imprevisibles"
(¿qué conflicto intergeneracional?
¿qué consecuencias imprevisibles?)?

¿Acaso no es "astuto" decir que el actual sistema
de pensiones "avanza hacia un iceberg", que la "crisis es
ahora"?

¿Acaso no resulta "siniestro" insinuar siquiera
(aunque sólo sea eso) que los dos principales programas
del Estado del Bienestar -pensiones y sanidad- son dos "bombas de
relojería en el corazón de la economía
nacional"?

Y por si todo esto no resultara suficiente "amenaza" y
"manipulación" (al uso), agregan una pregunta (nunca los
"cínicos", habían llegado tan lejos; nunca los
"hipócritas", habían manipulado más la
realidad): "la pregunta es qué sucederá cuando las
jóvenes generaciones se nieguen a sacrificar su nivel de
vida para pagar las pensiones y/o la sanidad de los viejos o se
rebelen contra una situación de trabajos forzados en
beneficio de los mayores". Agregando (por si el "miedo" o el
"odio" insinuado, no alcanzaran): "un escenario como este no es
improbable, sino muy posible, y constituirá un serio
problema social y político en un horizonte no muy lejano".
"Es la guerra civil fría".

Lo dicho. La "solución final". Haga patria, mate
a un viejo (la guerra civil fría). Para poder seguir
"consumiendo" los jóvenes deben negarse a continuar con el
modelo de reparto. Para poder seguir manteniendo el nivel de
vida, las generaciones futuras, deben apostar por la "sociedad de
propietarios"…

"Bombas de relojería"… "Guerra civil
fría"… "Rebelión contra una situación
de trabajos forzados"… "Negarse a sacrificar su nivel de
vida para pagar las pensiones y/o sanidad de los
viejos"…

Por mucho menos que esto, Hitler ha sido calificado como
el "monstruo" mayor de la historia…Todavía se sigue
pidiendo "perdón" por la llamada "solución
final"…Todavía se siguen "pagando" las deudas de
guerra, caliente o fría, pero siempre
guerra…

Al menos, Hitler no provocó el odio entre
generaciones de la misma nación. Al menos, Hitler no
convocó al "parricidio" ritual… Ahora se lo
"insinúa", se lo "motiva", se lo "induce". Jóvenes
contra viejos. Eliminar la jubilación (no sé por
qué, pienso en la "respiración asistida"). Eliminar
la sanidad universal. Luego, eliminar a los pobres… La
"solución final". O sea.

Explicaciones alternativas del incremento de la
desigualdad (a mi cuenta y riesgo, aunque no estoy
solo)

(La desigualdad no está -justamente- en el gasto
del Estado del Bienestar)

Factor tecnológico: El cambio
tecnológico basado en la cualificación, y
especialmente el empleo de ordenadores, incrementa la prima de
los trabajadores más cualificados/más
formados.

Factor globalización: Los cambios en la
demanda de productos, junto con el comercio o la
desindustrialización, conllevan cambios en el empleo hacia
los sectores intensivos en cualificación.

Factor inmigración: Incremento en la
oferta de trabajadores menos cualificados.

Estos factores provocan incrementos en la demanda
relativa de trabajadores más cualificados/educados en
relación a los trabajadores menos cualificados/formados.
Modificación de la oferta y demanda de
cualificaciones.

Descenso en la fuerza de los
sindicatos

Erosión del valor real del salario
mínimo

Cambios en las normas de
remuneración

Los cambios en las instituciones que determinan los
salarios han colocado en una débil posición
negociadora a los trabajadores peor situados en la
distribución de la renta.

Conclusión: Los cambios en la oferta y demanda de
cualificaciones y en las Instituciones que determinan los
salarios han "incrementado la desigualdad".

Los mecanismos del mercado de trabajo son los dominantes
en la determinación de la dinámica de la
desigualdad en el mercado de trabajo…

La "calentura" está en si los países
desarrollados, cuyos Estados ricos han levantado sistemas
protectores financiados con diversas cargas impositivas,
podrán mantener su competitividad frente a los
países emergentes que producen a precios más
baratos porque, entre otras razones, no facilitan a sus
ciudadanos ninguna red. Los grandes empresarios y banqueros,
ahora con la presión de la globalización, piensan
que "no hay demasiado tiempo" para dejar en la mínima
expresión el renglón de los gastos
sociales.

Lo que resulta menos "comprensible" (y mucho menos,
"asumible"), es que los ultraliberales practiquen la demagogia de
las rebajas sin fin de los impuestos, a riesgo de destruir el
equilibrio social.

No es "comprensible" (y muchos menos, "asumible"),
extender la pobreza social que aportan a Occidente los modelos
productivos de China, India o Corea, que sólo pueden ser
calificados de desiguales y explotadores.

No es "comprensible" (y mucho menos, "asumible") entrar
al futuro caminando hacia atrás.

Mientras los "profetas de la privatización"
sostienen que el sistema de protección social "está
abocado a la quiebra" o "está destinado a chocar contra un
iceberg"… El seguro privado mira atento a los
hospitales… Se inventan enfermedades para ganar
dinero… Las alertas sobre riesgos de medicinas nuevas
mueven a reclamar garantías… Los expertos piden
cambios en las agencias de medicamentos… La
preocupación por el elevado coste de los fármacos
refuerza la necesidad de analizar las ventajas de los nuevos
productos, más caros… y Bush reforma el Medicare
(¿bendición o trampa?)…

(Agosto 2013) Cuando el pasado se repite, y una gota
de agua vuelve a pasar por el mismo sitio del
río

Desde finales del año 2004 (cuando fue escrito el
Paper anterior) hasta agosto de 2013 (cuando estoy redactando el
nuevo Paper) han pasado casi 9 años (que se dice
fácil)… y la situación del Estado de
Bienestar Europeo ha ido a peor (aunque en aquel momento, hubiera
parecido imposible). Ni en mis proyecciones más
"conspirativas" lo suponía.

Al embate de la globalización,
desregulación, privatización, libre movimiento de
capitales, librecambio, deslocalización, se le ha unido
(desde el año 2008, en adelante) el impacto de la crisis
financiera (deuda privada), que luego se transformó en
crisis económica (recesión, depresión), para
volver a ser crisis financiera (deuda pública)… y
componer un bucle depresivo en el que el Estado del Bienestar
Social se transformó en un Estado del Malestar Ciudadano
en el que los "únicos" beneficiados resultan ser los
causantes de la crisis (sector financiero) y los gobiernos
(serviles, lacayos y genuflexos), que los amparan, auxilian y
sostienen, contra toda razón y justicia.

Aunque el "concepto" se insinuaba en los documentos
neoliberales anteriores al 2005, el "fantasma" (espectro,
fantoche, monigote, espantajo, mamarracho, esperpento…) de
la "sostenibilidad" ("factor de sostenibilidad", como lo llaman
los presuntuosos insensibles), ha tomado carta de
ciudadanía durante el año 2013.

Ahora sí: en nombre de la "competitividad", se
despide, se reducen los sueldos, se precariza el empleo, se
impone el salario del miedo, se humilla, se paraliza a la
sociedad y, en el nombre de la "sostenibilidad" se laminan la
educación, la sanidad y el sistema de pensiones
públicos. Hay que "tranquilizar" a los mercados. Lo
demás es pecata minuta.

En la "guerra civil fría" ya sabemos
quiénes han ganado y quienes pagarán la
cuenta.

"Manos libres" (mi
versión "conspirativa" de la historia, con los debidos
respetos)

Después de veinticinco años residiendo en
Europa, con toda humildad y respeto, me animo a decir que el
Estado de Bienestar ha sido un "placebo" que EEUU y las grandes
corporaciones multinacionales norteamericanas "prescribieron" a
la sociedad europea occidental en 1945, para "evitar" el avance
del comunismo por la vía electoral.

En la etapa posterior a la Segunda Guerra Mundial, en
una Europa devastada y hambrienta, había que evitar que la
URSS ampliara sus fronteras de cualquier manera. Plan Marshall
(1947-1952), OTAN (1949)… y de ser necesario una
política "socialdemócrata" (falsa), que no
sentían como propia, ni los EEUU (que de hecho nunca
aplicó en su territorio), ni los políticos de
Europa Occidental (débiles y sumisos), ni sus empresas
(desbaratadas y sin mercados), dispuestos a "postrarse" ante el
amigo (y salvador) americano. En el simulacro participó
hasta el Vaticano (Italia, DC, mafia).

El Estado del Bienestar (en alemán
Wohlfahrtsstaat), Estado Benefactor o Estado Providencia (en
inglés The Welfare State), es un concepto de las ciencias
políticas y económicas con el que se designaba a
una propuesta política o modelo general del Estado y de
organización social, según la cual el Estado provee
ciertos servicios o garantías sociales a la totalidad de
los habitantes de un país.

Según Claus Offe, "El Estado de Bienestar ha sido
el resultado combinado de diversos factores (…) El
reformismo socialdemócrata, el socialismo cristiano,
élites políticas y económicas conservadoras
ilustradas, y grandes sindicatos industriales fueron las fuerzas
más importantes que abogaron en su favor y otorgaron
esquemas más y más amplios de seguro obligatorio,
leyes sobre protección del trabajo, salario mínimo,
expansión de servicios sanitarios y educativos y
alojamientos estatalmente subvencionados, así como el
reconocimiento de los sindicatos como representantes
económicos y políticos legítimos del
trabajo…". Bajo ese concepto -y comenzando en 1945- se
implementaron en Europa Occidental las políticas socio
económicas que llegaron a ser conocida como Estado del
Bienestar moderno.

Karl Popper describe -en 1956- los logros de esa
propuesta en los siguientes términos: "En ningún
otro momento, y en ninguna parte, han sido los hombres más
respetados, como hombres, que en nuestra sociedad. Nunca antes
los Derechos Humanos y la dignidad humana, han sido tan
respetados y nunca antes ha habido tantos dispuestos a hacer
sacrificios por otros, especialmente por aquellos menos
afortunados que ellos. Esos son los hechos"…. "quiero enfatizar
que estoy al tanto de otros hechos. El poder todavía
corrompe, incluso en nuestro mundo. Empleados públicos
todavía se comportan a veces como amos descorteses.
Todavía abundan dictadores de bolsillo… pero todo eso no
se debe tanto a falta de buenas intenciones como a la falta de
habilidad e incompetencia".

Popper continua: "Pero volvamos nuestra atención
a asuntos más, importantes. Nuestro mundo libre a casi, si
no completamente, eliminado los grandes males que han con
anterioridad asediado la vida social de los hombres"… "Veamos
lo que se ha logrado, no solo aquí en Gran Bretaña
a través del Estado del Bienestar sino con algún
método u otro en todas partes en el mundo libre"… y da
la siguiente lista de lo que él considera -desde el punto
de vista liberal – "los males que pueden ser resueltos o
remediados por la cooperación social" ("The History of Our
Time: an optimist"s view"):

La pobreza

Desempleo y formas similares de Inseguridad
Social.

Enfermedad y dolor.

Crueldad penal.

Esclavitud y otras formas de servidumbre.

Discriminación racial y religiosa.

Falta de oportunidades educacionales.

Diferencias rígidas de clase.

La guerra.

El "lamento" de Popper

Si Popper resucitara en la Europa del 2013,
constaría alarmado que de "los males que pueden ser
resueltos o remediados por la cooperación social", solo se
podría acreditar el haber evitado la guerra (y eso
está por verse…). Lo demás, ha dejado de
existir. Se terminó… No va más…
Kaputt. Papá Estado ha sido asesinado por su hijo
empresario.

A partir de 1989 (caída del Muro de Berlín
y posterior "implosión" de la URSS) todos esos "derechos y
garantías" sociales, han dejado de ser "útiles y
necesarios" para el sistema capitalista occidental. A partir del
"fin de la historia", según Fukuyama, el Estado de
Bienestar deja de ser una barrera sanitaria europea "sostenible".
Entonces, se instaura un capitalismo de "manos libres", flexible,
competitivo, sin sobre costos.

Los europeos, después de dos (casi tres)
generaciones de creer que su vida estaba resuelta desde la cuna
hasta la tumba (aunque sea a costa de mantener una
resignación bovina, pastueña, apesebrada, sumisa,
borreguil… ¿quieren que siga?), ahora, tarde y mal,
descubren que son unos pobres habitantes del Tercer Mundo, sin
derechos sociales y sin asistencia de ningún tipo. La
"teta" presupuestaria solo amamanta a Europa S. A..

Ni las empresas, ni los gobiernos, los necesitan
más… se acabó la "sopa boba"
asistencialista. El Welfare se "privatiza". El único
Wohlfahrtsstaat que interesa es el del Estado (la casta
política), y eso, pura y exclusivamente, para procurar el
bienestar de las empresas (los amos del universo), que es de lo
que se trata. Caen el "muro" y la máscara.

Los demás, en la puta calle… al
pairo… y que cada cual aguante su vela. O sea. Lamento
decirlo, pero aquel que no se haya preparado para esto, lo va a
pasar muy mal.

Como dicen muchos locales vacíos, en la
"cínica" Europa: "cerrado por reformas"

– ¿Reforma del Estado de bienestar? No, cierre
total (El Confidencial – 12/6/11)

(Por Esteban Hernández) Lectura
recomendada

"¿Quiere conservar el Estado del Bienestar? Pues
dígame usted cómo lo hacemos". Con esta frase
resume el economista Pedro Schwartz la inevitabilidad de hacer
recortes en un sistema de protección que, afirma, resulta
demasiado caro. Pero su intención va más
allá de cuestionar que haya o no dinero para conservar los
actuales niveles de prestación, apuntando hacia el cambio
en la misma concepción del Estado. "Nos hemos acostumbrado
a que nos den todo hecho y a que todo sea gratis. No queremos
pagar por la comida que nos sirven cuando estamos en el hospital
pero sí por la comida que nos dan cuando estamos de
vacaciones en Alicante. Pues ese sistema de incentivos no
funciona. Está claro que tendremos que tener menos
vacaciones y pagar más por la salud".

Así las cosas, y aunque todas las
instancias políticas aseguren que el Estado del bienestar
no peligra, lo cierto es que para cuando se terminen de realizar
los recortes que se propugnan, lo que quede va a parecerse muy
poco al tipo de Estado social que se implantó en
España y menos aún al que conoció en Europa
en las décadas centrales del siglo XX. Pero es algo
totalmente necesario, señala Schwartz, "porque la sanidad
está quebrada (incluso lo ha afirmado públicamente
el portavoz de CIU en el congreso, Josep Antoni Durán i
Lleida) y aunque funcione muy bien y su calidad sea muy alta, no
se puede pagar; a las pensiones se les ha tenido que poner un
parche para poder sostenerlas, pero sólo es un parche; la
ley de dependencia, que es lo primero de lo que debería
ocuparse el Estado del bienestar, de atender a los enfermos de
larga duración y a los mayores, no se ha podido poner en
marcha porque no hay dinero; y la educación es gratuita
pero nos cuesta mucho y no está dando buenos resultados,
como se nota en la grandísima tasa de abandono escolar y
en la gran cantidad de analfabetos funcionales
existentes".

Y eso sin entrar, asegura Rafael Pampillón,
Director de Análisis Económico de IE Business
School, en las disfunciones de gasto que nuestra arquitectura
institucional está generando. "Hay que recortar gasto
público suntuario e innecesario, empezando por las
embajadas de las Comunidades Autónomas y siguiendo por ese
montón de observatorios que han puesto en marcha (el de la
mujer trabajadora, el de la mujer maltratada, etc.) o por esos
tribunales de la competencia que han creado en las CCAA.
Además tenemos 3000 empresas públicas en los
ayuntamientos y unas 1000 en las CCAA. Ahí hay un campo
importante para meter el hacha".

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12

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