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Los “nuevos” pobres, de los países ricos II (un relato trágico de la crisis) (página 11)




Enviado por Ricardo Lomoro



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El tranvía refleja la composición de las
banlieues: subproletariado, muchísimos niños,
pieles oscuras o muy oscuras, muy poca clase media. La gente
viste ropa muy modesta, nada que ver con las boutiques
obscenamente chic de la capital, que aquí no se llama
París, sino Panamá. Es la Francia mestiza, la
Francia paupérrima que sobrevive con el RSA (el subsidio
social de 400 euros) y ya no fantasea con salir de la periferia.
La reciente película Intocable, que cosechó tanto
éxito, reflejaba esa realidad: para un joven negro de las
banlieues, tener un buen trabajo en el centro de París no
es un sueño, es un milagro.

Pero esto no significa que el 93 haya tirado la toalla.
Al revés. La concejala ­Cissé, de 26
años, nacida en París de un mauritano y una
senegalesa, decidió entrar en política durante las
revueltas de 2005. Un primo suyo fue una de las víctimas
de aquella noche. "Soy una niña de los suburbios", cuenta
Cissé, "pero ya en el colegio empecé a trabajar en
asociaciones. Cuando estalló la guerra, entendí que
había que hacer más para combatir la
marginación. Unos reaccionaron con violencia; otros, con
más compromiso".

Un par de datos explican que Clichy sigue
pareciéndose mucho a la de 2005. De sus 30.000 habitantes,
7 de cada 10 viven bajo el umbral de la pobreza, y hay un 40% de
paro juvenil. Pero algunas cosas parecen estar moviéndose.
"Antes de 2005, los jóvenes del 93 rara vez participaban
en política, pero en este momento hay cientos de
concejales municipales y regionales en activo", explica el
politólogo Gilles Kepel.

Kepel es uno de los máximos especialistas en las
barriadas francesas. Profesor en Sciences-Po y especialista en
islam, dirigió en 1987 la investigación Les
banlieues de l"islam (Seuil), y en 2011 repitió con
Banlieue de la République, un estudio de 2.000
páginas encargado por el Institut Montaigne, y con el
ensayo Quatre-vingt-treize (Noventa y tres, ambos editados por
Gallimard).

"Hay mucha gente en las barriadas como Mariam
Cissé que ha decidido dar un paso adelante y luchar desde
dentro del sistema para mejorarlo", explica Kepel. "Eso ha
evitado la explosión social y ayuda a disminuir el
desarraigo y el resentimiento hacia la escuela. El islam piadoso,
pese a lo que muchos piensan, es otro factor de estabilidad.
Mejora la autoestima de los jóvenes que trafican porque
les permite encauzar la culpa: ya no es de ellos, sino de
Francia. Y contribuye al equilibrio del colectivo, porque hay
muchas conversiones por bodas entre musulmanes y no
musulmanes".

Cissé, musulmana "privada", trabaja codo a codo
con el "alcalde coraje" de su ciudad, Claude Dilain, un
socialista de 61 años, pediatra de formación, que
lleva años denunciando que la "guetización" de la
sociedad, como señaló el economista Éric
Maurin en Le ghetto français (2004), es "una
decisión política que favorece a las clases
más pudientes porque les evita tener que convivir -y
escolarizar a sus hijos- con los inmigrantes y los franceses
más pobres".

Uno de esos franceses es Fabien Ortiz. De 29
años, español de origen y director de cine -"he
hecho tres cortos y ahora escribo mi primer largo"-,
creció en el distrito 93 y es uno de los vecinos que
ayudaron al fotógrafo catalán Arnau Bach a elaborar
el reportaje en blanco y negro titulado Suburbia que ilustra
estas páginas. Bach se ha sumergido a fondo en el 93:
desde 2006 hasta el final de 2012 ha recorrido varias ciudades de
la región "buscando los síntomas de una
revolución social". Según cuenta ahora desde
Barcelona, no los ha encontrado. Pero su trabajo retrata desde
dentro un universo complejo y cambiante, hecho de desempleo e
infraviviendas, hip-hop y hachís, armas y rezos, humedad y
miseria.

Ortiz explica ante un café la
transformación de Saint-Denis: "Mis abuelos vivían
en la sierra de Madrid y emigraron a Francia en los años
cincuenta. Mi padre nació en Belleville, que entonces era
un barrio español, y fue periodista de L"Humanité.
Cuando yo tenía un año nos instalamos en
Saint-Denis. Yo estudié en la escuela pública De
Geyter y era el único europeo, con algunos portugueses y
dos albaneses. Los demás eran africanos y árabes.
Cuando era pequeño, la clase media convivía sin
problemas con la gente más pobre. Pero poco a poco todo se
fue degradando y la clase media se marchó. Ahora vivimos
el modelo anglosajón del gueto: todos pobres, muchos
parados, y la mayoría sobrevive gracias a los subsidios o
a la economía local paralela".

Ortiz ha citado ante la basílica de Saint-Denis a
dos de sus amigos del gueto. Babalí y 2Peed Gonzales son
raperos, tienen 33 años y se buscan la vida cantando y
vendiendo sus discos por las estaciones de la línea 13 del
metro. Se ríen cuando se les pregunta por la vigencia del
lema de la República. "Sí, en la puerta del colegio
ponía Libertad, igualdad y fraternidad, ¡pero eso es
solo para los ricos, es un chiste malo!".

La historia de los líderes del grupo Killa Bizz
es muy similar: los dos estudiaron hasta los 16 años, los
dos han trabajado en empleos duros y mal pagados, y los dos
sobreviven hoy sin ayudas públicas. Tras salir escaldados
de un fugaz paso por la industria del rap bling bling -"te ponen
zapatos de Vuitton y te llenan de oro y de chicas desnudas", se
burla Babalí-, hace cuatro años decidieron que el
futuro era la autogestión. Compraron un amplificador con
cuatro horas de autonomía y se pusieron a rapear en los
vagones. Ahora, el flaco y bromista Babalí, de origen
maliense y senegalés, y el más formal Gonzales,
originario de Guadalupe, presumen de tres cosas: de haber vendido
17.000 discos en la calle, de no haber votado nunca y de no
acercarse a Panamá. "Eso es como irse de viaje, la gente
del gueto no sale de aquí porque esto es más zen
que París", dice Babalí dando una calada a un
canuto. "No se crea eso que dicen de la violencia y las drogas.
Hay, como en todas partes. Pero en el 93 hay 88 nacionalidades
diferentes y aquí no tenemos gánsteres. ¡Esos
están en Panamá!".

Mucha gente en la banlieue cree que el mayor problema es
el sistema educativo. Babalí cuenta que en el colegio le
ofrecieron ser aprendiz en una fábrica de PVC, pero que lo
dejó al año. "Luego trabajé de noche tirando
cables en el metro de Châtelet y en el aeropuerto de
Roissy. Me echaron cuando Bin Laden hizo la locura de Nueva York.
Entonces era barbudo y, aunque no hice nada, me mandaron a
casa".

Fabien Ortiz, que filmó la vida
subterránea de estos dos raperos en el documental titulado
Ah souhait, explica que "la gran invención igualitaria de
la Revolución, la escuela pública y laica, es
fuente de desigualdades y está marcada por un racismo
social de base. Yo siento mucho rencor hacia la escuela
pública", cuenta. "Fui delegado de clase antes de entrar
al Liceo y vi que la historia se repetía. Mi padre contaba
que cuando quiso acceder al Liceo normal, porque era buen
estudiante, a mi abuela le dijeron que mejor hiciera
Formación Profesional. Eso sigue pasando. En los noventa
había un chiste en el colegio: "Qué,
electromecánica, ¿no?". Solo nos querían
como mano de obra barata. Nuestros padres nos dijeron que
podríamos ser lo que decidiéramos, y cuando cumples
los 15 la sociedad te contesta que solo puedes ser ocho cosas.
Eso ha hecho mucho daño a la integración. La tele
vendía un modelo de éxito, la escuela te daba el
opuesto".

Gilles Kepel confirma que "la figura más
detestada por muchos jóvenes de Clichy es el asesor de
orientación escolar, muy por delante de los
policías". Sus investigaciones explican cómo el
viejo modelo, a medias gaullista y comunista, que aspiraba a
construir una periferia laica, republicana y de clase media se
fue desvaneciendo por sus propios fallos. Sobre todo, en la
escuela.

"Los profesores vienen de provincias, no conocen los
suburbios y no logran convertirse en referencias para los
alumnos", explica Fabien Ortiz. "Hay una gran rigidez y una
incomunicación enorme. Pero los políticos siguen
pensando que el problema es que faltan profesores. ¿Para
qué traer más si el sistema está
equivocado?".

La teniente de alcalde Cissé confirma esa
visión: "En Clichy no tenemos teatros ni cines, y hay un
bar, pero solo van los hombres. La escuela tiene que mejorar,
aunque yo estoy agradecida al sistema público porque me
permitió ser una mujer autónoma. Hay mucho talento
en los barrios y lo que hace falta es que las escuelas lo
potencien".

El Gobierno socialista está ultimando una gran
reforma del sistema educativo que pondrá el acento en la
formación y proximidad de los profesores y en la
renovación de la formación profesional. "Hace
tiempo que sabemos que el sistema francés no va bien",
explica el ministro de Educación, Vincent Peillon. "Pero
hasta ahora nadie se había atrevido a reformarlo, y
tenemos un doble problema, de calidad de la enseñanza y de
cantidad de profesores".

Peillon explica que trabajará para cambiar el
sistema de orientación escolar, aunque matiza que "en
realidad es el modelo educativo lo que ha funcionado de forma
injusta, porque ha dedicado menos recursos a las escuelas de los
barrios pobres que a las de los más favorecidos.
Intentaremos solucionarlo reequilibrando los
recursos".

Francia, con 12 millones de alumnos y un millón
de profesores, tiene proporcionalmente la inversión en
educación más baja de la OCDE. Durante la
presidencia de Nicolas Sarkozy se perdieron 80.000 plazas en
educación. El compromiso de François Hollande es
crear 60.000 puestos en cinco años, incluidos 27.000
nuevos formadores de profesores. "En septiembre enviaremos a las
zonas periféricas y rurales 9.000 nuevos profesores de
primaria y secundaria", promete Peillon.

Consciente de que el gran reto de la periferia es el
desempleo, Hollande ha lanzado un programa llamado Empleos de
futuro: el Estado subsidiará en dos años 100.000
contratos para menores de 25 años sin bachillerato,
pagando el 75% del salario mínimo en los ayuntamientos y
asociaciones y el 35% en el sector privado. Pero la
aplicación en el distrito 93 está siendo muy lenta,
según confirma Mariam Cissé: "El dinero no acaba de
llegar". A finales de abril, según Le Monde, solo se
habían creado 17.347 de los 100.000 empleos de futuro
prometidos. Y Trabajo reconoce que en Seine-Saint-Denis hay
"enormes problemas". A principios de mayo, el Gobierno solo
había logrado firmar 165 contratos, frente a los 2.754
previstos para este año en el 93. Este tipo de anuncios no
producen gran impresión en la periferia, como admite
Fabien Ortiz: "Aquí sabemos bien que la política
nos ha abandonado. Los comunistas están agotados, y los
socialistas y la UMP se parecen demasiado. La forma más
fácil de encontrar una identidad colectiva es hacerte
musulmán o evangelista. La única religión
francesa es el dinero y el individualismo".

Gilles Kepel coincide con esa visión: "El islam
cotidiano ofrece refugios colectivos, moral individual y lazos
sociales allá donde la República ha multiplicado
sus promesas sin cumplirlas. Hoy, en Clichy-Montfermeil hay una
docena de mezquitas que pueden albergar a 12.000 personas, y
muchos padres no dejan a sus hijos ir a los comedores escolares
porque no hay alimentos halal, lo que complicará la
convivencia futura. Pero el islam ha tenido más
éxito que la policía contra el tráfico de
heroína que asoló los barrios en los años
noventa".

Frente a unas políticas públicas fallidas,
el islam se ha constituido en el Estado social de la periferia.
Kepel ayuda a entender esa idea: "En Francia conviven tres
generaciones de musulmanes. La primera fue la daron, padre en
argot. Eran hombres solos, sin sus familias, que llegaron en los
sesenta. Para ellos el islam era una referencia cultural,
bebían alcohol y hacían el Ramadán. Con la
crisis de 1973 muchos se quedaron en paro y trajeron a sus
familias. Sus hijos lanzaron en los ochenta el movimiento beur:
los islamistas reclutaron a jóvenes para islamizar barrios
comunistas. Ahí se vivió la primera oleada de
construcción de mezquitas y la polémica del velo.
Desde 2005 vemos la eclosión de los nuevos jóvenes:
se sienten franceses y defienden la comida halal. La periferia ha
pasado del cuscús al halal. Pero todos quieren formar
parte de la sociedad, quieren integrarse".

La evolución de la banlieue es "dinámica,
paradójica y nada monolítica", concluye el
politólogo. Energía, talento, participación,
lucha, pasión, humor, hachís, hip-hop, sentido
colectivo, multiculturalidad, boom inmobiliario… La visita
al 93 deja una pregunta en el aire: ¿no será esta
República de los suburbios la verdadera Francia, la
Francia moderna, la Francia del futuro?

Algunas
"delicatessens" de la
Unión Europea (becarios eternos y
vaquitas metaneras)

– Camino a ninguna parte: los becarios de Bruselas,
ocultos a la mirada de la UE (El Economista – 1/7/13)
Lectura recomendada

Cuando Alex Godson aceptó su primera beca no
remunerada en Bruselas, tras graduarse en un máster en
Relaciones Internacionales en la Universidad de Manchester,
pensaba que sólo tardaría unos meses en conseguir
un puesto a tiempo completo.

Pero Godson fue saltando de una beca a otra durante tres
años antes de lograr en mayo un trabajo adecuado en el
Movimiento Europeo Internacional, un grupo con sede en Bruselas
que hace presión por una Europa federal.

Es uno de los miles de jóvenes licenciados que se
esfuerzan al máximo en el engranaje de Bruselas sin
seguridad laboral, beneficios e incluso a veces sin un salario
ante unos líderes de la Unión Europea que la semana
pasada se reunieron para declarar la guerra al desempleo
juvenil.

"Cuando no te mueves de una beca no remunerada a otra,
no estás camino a alguna parte", señala Godson, que
tuvo que depender del dinero de sus padres. "Siempre hay un
becario en la oficina y tu eres simplemente la persona que tiene
ese puesto en ese momento".

Los líderes de la UE se han
comprometido a asegurar que a cada joven de la UE sin empleo se
le ofrecerá un trabajo adecuado, formación o
aprendizaje en el plazo de cuatro meses. El viernes anunciaron
que destinarían 6.000 millones de euros durante los
próximos dos años para ese fin.

Pero con sólo mirar a su
alrededor, verán que hay multitud de jóvenes sin
remunerar o mal remunerados en la sala de máquinas de
Europa.

A menudo dependiendo de becas o donaciones que menguan
cuando la economía cae, muchas organizaciones no
gubernamentales y grupos de expertos en Bruselas se han vuelto
cada vez más dependientes de las contrataciones a corto
plazo.

Los graduados que tratan de hacerse un currículum
son una buena opción: jóvenes, ambiciosos y
dispuestos a trabajar muchas horas por poco sueldo.

Sin sueldo o muy bajo

La Comisión Europea ofrece unas
1.400 becas de cinco meses al año con un salario de 1.074
euros al mes que es lo máximo, según Sophia Kabir,
representante de una organización de contactos Young
Professionals in Foreign Policy.

La denominada "stage", palabra francesa que significa
experiencia laboral, es a menudo el primer peldaño en la
escalera laboral de la UE. Aun así, el salario está
muy por debajo del salario mínimo belga: 1.500 euros al
mes. Muchas otras ofertas de trabajo ofrecen una
remuneración de unos pocos cientos de euros o nada en
absoluto.

Valentina Mat, con un master en
política internacional de la Universidad de Londres,
recibía sólo ocho euros al día para comida
cuando trabajó en una organización de desarrollo
internacional con sede en Bruselas durante un
año.

"Incluso en las oficinas de algunos miembros del
parlamento hay becarios empleados a los que pagan muy poco o
nada", dijo Franz Obermayr, un eurodiputado austriaco en una
carta de queja al presidente de la Eurocámara, Martin
Schulz.

Se supone que las becas aportan formación, pero
la línea entre eso y el empleo real a menudo es
difusa.

Cáritas Europa, una organización de la
Iglesia católica que defiende la justicia social, anuncia
unas becas de abogacía sin remunerar por tres meses para
las que los candidatos deben tener una licenciatura o master en
derecho o política, hablar con fluidez inglés y
francés, "excelentes" habilidades con la
informática y experiencia previa trabajando en las
instituciones europeas o con ellas: unos requisitos que
podría encajar para un empleado a tiempo
completo.

Peter Verhaege, el responsable de migración del
grupo, dijo a Reuters que aunque los recursos son escasos, dar
experiencia a los jóvenes es "lo menos que podemos
hacer".

"No todo el mundo está de
acuerdo". "Es una esclavitud moderna", dijo Kabir. "La gente de
mi generación tiene problemas para comprender su valor de
mercado".

– La UE gasta diez veces más dinero por vaca que
por cada joven desempleado (El Confidencial – 2/7/13)
Lectura recomendada

(Por Jorge Valero)

Cualquiera que analice por primera vez las
conclusiones de una cumbre europea pensará que, entre toda
esa farragosa verborrea burocrática, se esconde el
esfuerzo definitivo contra los males de la crisis. No sólo
por la decidida toma de postura del llamado Consejo Europeo, sino
también porque los que la firman son nada menos que los
líderes de la UE. Por ello, buenas noticias para los
más de siete millones de jóvenes parados europeos,
945.000 en nuestro país en 2012, porque los Merkel,
Hollande, Cameron o Rajoy prometieron en el sanedrín
celebrado la semana pasada que "la UE movilizará todos los
instrumentos disponibles para apoyar el empleo
juvenil".

Con un presupuesto de casi un
billón de euros para los próximos siete años
(2014-2020), y casi 55.000 millones sin gastar del periodo
anterior, uno imagina que, cuando Europa compromete "todos los
instrumentos", no hay montaña lo suficientemente alta ni
valle lo suficientemente profundo.

Pero poco tarda uno en darse cuenta de
que las conclusiones de una cumbre no son motivo para descorchar
el champán. Primero porque, como queda claro unas
líneas más abajo, esa totalidad de recursos se
reduce a una lista de promesas por detallar y otras encajadas
después de costosas negociaciones, como los 6.000 millones
que se han prometido adelantar a 2014 y 2015 para luchar contra
el paro juvenil. Una cantidad bien generosa, pensará uno
mirando su cuenta, pero no tanto cuando se reparte entre 28
países en siete años. España se
llevará 1.900 millones, o lo que es lo mismo, menos de
2.000 euros por joven parado, lo que obligará al Gobierno
a obrar el milagro de los panes y los peces.

Una cifra que no parece tan abultada
cuando se comprara con los miles de millones de euros que ha
gastado la UE en sus bancos (concretar la factura puede dar
dolores de cabeza), o se piensa que Europa gasta hoy diez veces
más en sus vacas (12,7 euros de media) que en sus
jóvenes (1,26 euros), según datos de Eurostat.
Más aún cuando uno recuerda que, para financiar
apropiadamente la Garantía Juvenil, la "medida estrella"
pilotada desde Bruselas, la Organización Internacional de
Trabajo estima que se necesitarían 21.000 millones de
euros. 

El optimismo sigue desinflándose
cuando se hace recuento de la pila de cumbres de fogueo dedicadas
al empleo juvenil, que ya arrancaron en enero de 2012, o las
iniciativas dedicadas al tema que cogen polvo en la nube
comunitaria, como la infrasubvencionada Iniciativa de
Oportunidades para la Juventud; o EURES, la red para la movilidad
de los que buscan un empleo en Europa.

Suspenso en todos los test de
credibilidad 

Y, sobre todo, cuando echa la mirada atrás, uno
se da cuenta de que la UE ha suspendido todos los test de
credibilidad que ha encarado en el último año y
medio, retrasando, aguando, o incluso arrinconando propuestas
anunciadas a bombo y platillo de madrugada por los jerarcas
europeos, como la unión bancaria o el Pacto por el
Crecimiento, como reconoció el propio presidente del
Parlamento Europeo, Martin Schulz.

¿Quiere decir eso que la
cornucopia europea se quedará en palabras, palabras y
más palabras? Probablemente algo llegará del
maná europeo, pero la cascada de dinero no será
suficiente para un problema que tiene tantos orígenes como
propuestas de solución. Porque, como sucede con el futbol
y los aficionados, o las obras y los pensionistas, no hay nada
que atraiga más a los analistas que un problema complejo
para ofrecer su bala de plata.

La OCDE apuesta a corto plazo por
políticas activas de empleo, y más asistencia y
apoyo en la búsqueda de empleo para jóvenes con
dificultades, pero también pide a largo plazo encarar el
elevado porcentaje de abandono escolar. El laboratorio de ideas
Bruegel, referencia en la burbuja de la UE, descarta directamente
medidas dedicadas al empleo juvenil porque "desgraciadamente, es
improbable que tuvieran mucha diferencia en el problema" y pide
crecimiento, crecimiento y más crecimiento. Por su parte,
la Comisión Europea mantiene su letanía de
flexibilizar el mercado laboral para terminar con la dualidad de
los "insiders y outsiders". Y, por último, los
jóvenes europeos han exigido desde hace tiempo la
Garantía Juvenil.

Tras la buena experiencia de esta garantía en
países como Austria o Finlandia, el Foro para Juventud
Europea envió una carta a Van Rompuy ya en enero de 2012
para solicitar un colchón de dinero público, con el
que se persigue el ambicioso objetivo de que cualquier joven no
tarde más de cuatro meses tras terminar los estudios en
tener unas prácticas, un trabajo o estudios
suplementarios.

Los líderes han necesitado un año y medio,
y dos millones y medio más de parados menores de 25
años, para tomarse en serio el riesgo de una
generación perdida, y "comprar" esta garantía. Eso
sí, "no estamos bajo ninguna ilusión. El problema
no se solucionará de la noche a la mañana", dijo
intentando aligerar algo más la presión el tejedor
de las cumbres, Herman Van Rompuy. Porque, como se ha visto a lo
largo de la crisis, la presión no es bien digerida por el
estómago de la Vieja Europa, aunque lo que tenga en sus
manos sea su materia prima más importante, su futuro
capital humano.

Cobrando en negro por interés o
necesidad

"Marco es uno de tantos jóvenes que se han
visto obligados a aceptar un empleo sin contrato. La oportunidad
de ejercer su profesión -fisioterapia-, le vino de la mano
del dueño de un spa hace dos meses. ¿Condiciones?
Horario flexible a cambio de seis euros en mano por 60 minutos
tratando a pacientes. "Me da para vivir en casa de mis padres",
afirma. El precio de mercado de este tipo de sesiones es de unos
35 euros"…
Los "sobres" de la gente de a pie (El
Confidencial – 27/7/13)

"La práctica se pierde muy rápido cuando
no estás trabajando. Lo acepté porque me aporta
experiencia y necesito el dinero". Su caso entra dentro del
fraude no empresarial, responsable del 3% del dinero que el
Estado no ingresa a causa de la economía sumergida.
Así lo afirma Carlos Cruzado, presidente del Sindicato de
Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha), quien cifra
el total de pérdidas por economía sumergida en unos
88.000 millones de euros anuales.

"La gente cree que la economía sumergida es la
del "con IVA o sin IVA", pero de acuerdo con nuestros datos,
ésta representa un importe menor".

Dado que las grandes empresas y patrimonios son
responsables del 72% de las pérdidas, lo lógico
sería pensar que la Agencia Tributaria destina la
mayoría de los recursos a investigar grandes fraudes
fiscales, pero ni siquiera se invierte un 20%.
¿Cuál es la prioridad de la Administración?
El cruce de datos de la gestión y el control del
contribuyente a través de su nómina.

Marco compagina su actividad profesional con una de sus
pasiones: el mundo del tatuaje. Ni se ha dado de alta como
autónomo ni tiene intención de hacerlo, ya que esto
implicaría obligaciones de pago. "Apenas me saco 200 euros
al mes. No me compensa".

Según Antonio Fernández, doctor en
Relaciones Laborales y autor del blog AFLabor, "la alternativa
para Marco es tener un trabajo estable que le permita vivir o
lanzar un negocio a lo grande". Sin embargo, el joven no se
atreve a emprender. "La economía no acompaña. Si
tuviese algún tipo de ayuda del gobierno me lo
plantearía, pero no lo ponen fácil", se
queja.

Muy distinto es el caso de Emma, una estudiante de
Enfermería que trabaja en una pequeña empresa
familiar dedicada a la distribución al por menor. La
caída de las ventas es el principal motivo por el que esta
joven no tiene contrato. "Prefiero que me llamen de vez en cuando
para trabajar a que me digan que no me pueden tener en la tienda
porque no hay dinero", afirma. Aunque sabe que su actividad no le
garantiza derechos laborales de ningún tipo, no
está preocupada. "Soy muy joven y para mí cotizar
no es una prioridad".

El jefe de Emma comete otro fraude muy habitual entre el
colectivo de autónomos: declara menos de lo que ingresa.
"El beneficio sería muy poco si no se maquillasen las
cifras. Además, es la única forma de poder optar a
una ayuda social, y aun así nunca nos dan nada", relata la
estudiante.

Los autónomos y las pymes son los causantes del
25% de ingresos al Estado que se pierden, según Gestha. La
pequeña empresa es un gran foco de economía
sumergida debido a la falta de control. La agricultura, la
hostelería y la empresa manufacturera son los sectores
más afectados.

En contra de la concepción popular, este tipo de
fraude no es exclusivo de los que apenas ganan lo necesario para
sobrevivir. Alberto es un claro ejemplo: trabaja en un bufete
bursátil por las mañanas y en una empresa
financiera por las tardes. La primera actividad no está
regularizada. "Prefiero ganar 1.200 euros sin retenciones de la
Seguridad Social, frente a los 950 euros que cobraría en
el bufete si tuviera contrato. No me preocupa el futuro porque
tengo un plan de pensiones privado en concepto de ahorro
procedente de una renta familiar", señala el
economista.

El profesor Fernández advierte que "no podemos
confundir economía sumergida con ámbitos
marginales. Ese tipo de trabajador es el que más
voluntariamente cobra en negro. Si ya tiene un empleo regular,
está cubierto en lo relativo a prestaciones
sociales".

Nati se inició en este oficio hace 14 años
para adaptarse a los horarios de colegio de su hija, aunque nunca
tuvo contrato. Hoy vive una situación difícil:
"Comemos con apenas 400 euros al mes. Mi marido está en
paro y no recibo ninguna ayuda del Estado". El coste de un
contrato laboral ahora recae sobre todo en el empleador, quien
tiene que darse de alta como autónomo. Las personas para
las que trabaja Nati ni siquiera consideran esta
opción.

Nati, empleada del hogar, desearía poder trabajar
con contrato. "Si es día festivo, yo no gano paga extra.
No tengo vacaciones. Si me pongo enferma, nadie me cubre",
lamenta. Este tipo de empleos se asocian a la precariedad y a la
baja remuneración. "La Agencia Tributaria no huele este
campo", desvela el presidente de Gestha. Es muy complicado
detectar el fenómeno del fraude en estos casos. "Estamos
hablando de cantidades tan pequeñas que el empleado
seguramente no tiene ni obligación de declarar",
explica.

¿Qué hacemos mal?

Carlos Cruzado es tajante: "Si queremos controlar el
déficit es más necesario que nunca luchar contra el
fraude". Con un porcentaje de economía sumergida de
más del 23% del PIB, "estamos diez puntos por encima de
los países europeos de nuestro entorno", señala el
presidente del sindicato. Nos disputamos el segundo puesto con
Italia. Grecia está a la cabeza con un 24% mientras que
Alemania no llega al 13"4%, y nuestros vecinos franceses no
superan el 10"8%.

España está a la cola de la OCDE en dinero
destinado a la Agencia Tributaria en relación con el PIB y
la población. Apenas hay un inspector por cada 1930
contribuyentes. No basta con aumentar la inversión en este
campo. Habría que cotizar menos para cobrar más y
no sentirse tentado a salirse de la vía legal, tal y como
declara Antonio Fernández: "Si para pagar a un trabajador
tienes que destinar un porcentaje tan alto al Estado, al final el
salario final es irrisorio".

"Quizá hace falta un cambio de legislación
para favorecer que algunas actividades no estén tan
gravadas por impuestos y la gente se anime a
hacerlas".

Carlos Cruzado cree que la conciencia fiscal
española es muy distinta a la de otros países.
"Aquí hasta se presume de defraudar a Hacienda, mientras
que si haces eso mismo en Estados Unidos tus amigos te dejan de
hablar". No es cuestión de carácter, sino de
tradición democrática. "Quizá porque siempre
se ha pensado que hay mucho derroche y mucha corrupción.
Los gobiernos por ahora no han tenido demasiada voluntad
política para combatir el fraude", concluye.

 "Está claro que estoy haciendo cosas que no
se deben hacer, pero tampoco me quita el sueño.
Habría que ver lo que hacen los demás en mi
situación", declara Emma. Alberto no acepta
críticas: "Yo me lo busco. Cada uno hace con su vida lo
que quiere". Nati quiere regularizar su empleo: "Si me hicieran
un contrato estaría encantada pero como no lo tengo, no me
queda más remedio que trabajar así". Tampoco existe
alternativa para Marco:

"No me considero defraudador, sino defraudado con el
sistema. Le diría a la gente que no tiene que cabrearse
conmigo por cobrar "en negro", sino con la situación
económica y política que yo no he causado. Hago lo
que puedo para salir adelante".

Alcanzando la
¿"flexiseguridad"? pretendida: antes lo llamaban
esclavitud

El miedo a que no vuelvan a llamar hace aceptar
cualquier oferta, por mala que sea (la UE denuncia el Contrato
Social y de paso se carga la Doctrina Social de la Iglesia.
¡Bravo! ¡Bravísimo!)

"Llevan existiendo décadas, pero nunca antes
se había hablado tanto de ellos. Los llamados contratos
"sin horas" (o zero-hours contracts) se han convertido en los
protagonistas del verano después de que el gobierno
británico anunciase el pasado junio la formación de
una comisión para investigar si estaban sirviendo de
herramientas de explotación laboral. Al mismo tiempo,
medios como "The Guardian" o "The Daily Mail" han expuesto a la
luz pública algunas de las vergüenzas de las grandes
compañías relacionadas con este tipo de contratos
que se cree puede haber firmado un millón de
británicos…
El contrato "sin horas" de las empresas
británicas: ¿flexibilidad o esclavitud? (El
Confidencia – 7/8/13)

¿En qué consisten los contratos de "cero
horas"? Si bien se asemejan a grandes rasgos a los contratos por
horas existentes en otros países, puesto que el trabajo se
realiza sólo durante breves períodos de tiempo y
sin una jornada laboral fija, su funcionamiento es bastante
peculiar. Con este tipo de documento, la empresa obliga al
trabajador a estar siempre disponible ante una eventual llamada
de la misma pero, al mismo tiempo, la compañía no
tiene ninguna obligación de garantizar al empleado que le
proporcionará trabajo con una frecuencia determinada. El
trabajador tampoco se encuentra en la obligación de
aceptar la propuesta de sus contratantes si así lo
desean.

Bueno para la empresa, ¿bueno para el
trabajador?

Los problemas de este tipo contrato son evidentes: la
inestabilidad económica y personal son altas, y los
sueldos percibidos, más bajos. Según
señalaba un estudio llevado a cabo por la Resolution
Foundation, los empleados con este tipo de contrato cobran de
media a la semana 236 libras (unos 273 euros), frente a los 557
que perciben los trabajadores contratados en términos
habituales. Una sensible diferencia que se basa en reducir la
redundancia, es decir, las horas pagadas en las que el trabajador
no tiene nada que hacer y, por lo tanto, no son
productivas.

Se trata de un contrato pensado en sus inicios para
estudiantes que quisieran compaginar sus estudios con un empleo.
Hoy en día, es más bien una fórmula
útil para ahorrar costes y facilitar la flexibilidad
laboral en tiempos de incertidumbre económica, en cuanto
que el trabajador es reclamado para trabajar períodos
concretos y limitados de tiempo en los que su productividad
es máxima. Sin embargo, la creciente adopción de
este tipo de relación laboral por parte de muchas grandes
empresas ha llevado al gobierno británico a plantearse si
no estarán utilizándose como una manera de
sustituir los contratos tradicionales o, en algunos casos, como
una herramienta de control.

Como recuerdan sus críticos, a pesar de que el
trabajador tiene derecho a rechazar la oferta de trabajo si
así lo considera oportuno, el miedo a que no le vuelvan a
llamar suele conducirlos a aceptar cualquier llamada de la
empresa, por malas que sean las condiciones ofrecidas. Es,
igualmente, una fórmula por la que se puede despedir y
contratar a trabajadores de manera repetida a bajo
coste.

¿Flexibilidad o explotación?

Las noticias aparecidas este mismo mes en la prensa
británica no han dado precisamente una buena imagen de las
empresas que han empleado estos "contratos sin horas". La primera
fue Amazon UK, después de que Channel 4 emitiese un
documental en el que se afirmaba que la compañía
había empleado a través de esta fórmula a
cientos de trabajadores. Los propios trabajadores del
almacén que la empresa tiene en Rugeley (Staffordshire)
habían denunciado la situación después de
que fuesen despedidos tras doce semanas y vueltos a contratar, lo
que los dejaba al margen de los derechos de los contratados
regulares.

Han pasado de representar el 4% de la fuerza de trabajo
inglesa en 2004 al 8% en 2011

La denuncia puso de manifiesto algunos comportamientos
de la firma particularmente controvertidos. El documental
explicaba que los trabajadores eran seguidos a través de
un sistema de GPS, que sus pausas para ir al cuarto de
baño o para descansar eran cronometradas y que
podían aguantar jornadas laborales de hasta 10 horas con
una única pausa de media hora. Un confidente que trabajaba
en selección de personal reconoció haber sido
avisado de que tuviese cuidado a la hora de despedir a los
trabajadores para que no trascendiese a los medios de
comunicación.

Esta misma semana ha sido el turno de McDonald"s, ya que
los datos que acaban de salir a la luz la presentan como la
empresa privada que más contratos de cero horas mantiene
con sus empleados: 82.800, un 90% del total de sus trabajadores.
La cadena de comida rápida ha respondido que la
compañía ha contratado a sus trabajadores a
través de esta fórmula desde que se
estableció en el país en 1974, y que "no afecta a
sus derechos. Todos nuestros trabajadores tienen derecho a una
serie de beneficios como seguro de vida, descuentos para
empleados o acceso a una serie de entrenamientos y
cualificaciones".

Pero ahí no queda la cosa: otras
compañías como Subway, NHS (el Servicio Nacional de
Salud inglés), Sports Direct, el Palacio de Buckingham, la
Galería Tate, Boots o Cineworld suelen emplear este tipo
de contratos, que según una encuesta realizada por el
gobierno británico, han pasado de representar el 4% de la
fuerza de trabajo inglesa en 2004 al 8% en 2011. Además,
dicho documento también ponía de manifiesto que
"las compañías más grandes son más
propensas a utilizar este tipo de contratos". Los sectores en los
que predominan son la hostelería y el sector hotelero (con
un 19%), seguidos por el sector de la salud.

El Gobierno tomará cartas en el asunto

El crecimiento exponencial de este tipo de contratos ha
llevado al secretario de Estado de Negocios e Innovación,
Vince Cable, a arrancar con una investigación sobre el uso
(y abuso) de esta fórmula laboral y a advertir que
mantener una relación de exclusividad con una empresa que
no te garantiza trabajo es una situación injusta. Muchos
parlamentarios del partido laborista han señalado que una
reforma es necesaria para evitar que estos contratos conduzcan a
la explotación laboral. Es el caso de Alison McGovern, que
indicaba que "a medida que nos damos cuenta de lo extendido que
está el problema, más preocupación existe y
mayor es la necesidad de actuar". Se espera que en septiembre
comience a tramitarse alguna reforma relacionada con el "contrato
sin horas".

Algunos miembros de la patronal se han manifestado de
manera bastante feroz contra una hipotética
prohibición de este tipo de fórmulas laborales. El
director del IoD (Institute of Directors) Alexander Ehmann
indicó que ello "tendría resultados profundamente
dañinos, ya que perjudicaría a miles de empleados
que dependen de la flexibilidad que sus contratos les permiten,
así como a las firmas de tamaño pequeño y
medio, que tendrán problemas para contratar al personal
que necesitan para hacer frente a una demanda
variable".

Además, añadió que una
decisión semejante conduciría a una
situación semejante a la que tiene lugar en España
o Italia, donde el mercado laboral es más rígido.
"Los países con un mercado laboral más flexible
suelen tener un menor desempleo, y una de las razones por las que
la economía inglesa no ha seguido el mismo camino que la
del sur de Europa es porque los contratantes han sido capaces de
adaptarse rápidamente a los cambios en la demanda".
Quizá este último comentario nos dé buena
idea de lo que nos espera en el mercado laboral español en
el futuro inmediato. 

¿Contrato laboral o esclavismo? El trabajador
tiene que estar listo para incorporarse en cuanto le avise el
empresario

"Alrededor de un millón de británicos
tienen contratos laborales que no aseguran un mínimo de
horas de trabajo. Los datos los aporta una encuesta del Chartered
Institute of Personnel and Development (CIPD), que ha corregido
la estimación oficial de la Oficina Nacional de
Estadística, para la que la cifra era de solo 250.000
empleados"…
¿Son abusivos los contratos de
cero horas? (Cinco Días – 7/8/13)

Este tipo de contrato consiste en que el trabajador
tiene que estar listo para trabajar cualquier día de la
semana si el empresario se lo pide, pero no le asegura un
mínimo de horas, por lo tanto, solo el salario
mínimo está garantizado.

Según la legislación británica,
mientras el trabajador espera la llamada del empresario, no tiene
derecho a baja médica ni a vacaciones pagadas.

La existencia de esta modalidad contractual no era un
secreto, sin embargo, el revuelo se ha generado por lo abultado
de las cifras y las entidades en las que es bastante
común. Por ejemplo, McDonald"s, Buckingham Palace o la
Cámara de los Comunes aplican contratos de cero horas a
parte de sus plantillas.

Entre los sorprendidos por estas prácticas se
encuentra el secretario de Estado de Comercio e Industria, Vince
Cable, que aunque ha dejado la puerta abierta a una
revisión de la legislación de los contratos de cero
horas, descarta su derogación.

En la misma línea se ha pronunciado su colega del
Partido Conservador, el ministro de Hacienda, George Osborne: "la
mejor solución para la gente que quiere trabajar
más horas es tener una economía en
crecimiento".

Distinta opinión tienen el Partido Laborista y
los sindicatos, que condenan la proliferación de este
contrato. El laborista Chuka Umunna apunta que los contratos de
cero horas "deben ser la excepción y no la regla". El
origen de la polémica parte del último domingo de
julio, cuando el diario The Guardian destapó que el 90% de
la plantilla de Sports Direct son trabajadores con contratos de
cero horas. Según la información del rotativo
británico, la mayor cadena de tiendas de deporte del Reino
Unido tiene 20.000 empleados sujetos a esta modalidad.

Este fue el punto de inflexión a partir del cual
la presión popular obligó a reconsiderar el uso de
los contratos de cero horas. Ese mismo domingo, The Independent
publicó que la Cámara de los Comunes estaba
reconsiderando, a petición del Partido Laborista, revisar
el uso extensivo de esta forma de contratación, bajo la
que tiene a su disposición a 150 empleados. Otras
empresas, como Tesco o Marks & Spencer, se apresuraron en
confirmar que ellos no usaban esta fórmula.

La bola de nieve ha ido creciendo al tiempo que
salpicaba a grandes empresas e instituciones. JD Wetherspoon,
Spirit Group, Boots, Cineworld, Subway, Tata Catering o
Buckingahm Palace recurren a los contratos de cero horas. Pero
por encima del resto, McDonald"s es el empleador del Reino Unido
que más los utiliza: 83.000 trabajadores o, lo que es lo
mismo, nueve de cada diez empleados de su plantilla.

En España no existe una modalidad equivalente, ni
siquiera similar, al contrato de cero horas. La
legislación laboral española no contempla
ningún contrato en el que la realización efectiva
del trabajo esté a expensas de la decisión del
empresario.

Pero sí es cierto que aumentar la flexibilidad
contractual es una vieja demanda de los empresarios que,
históricamente, han reclamado poder disponer de los
trabajadores cuando estos sean necesarios para la empresa sin
tener que avisarles con demasiada antelación.

Esta petición ha tenido respuesta en la
última reforma laboral, con varias medidas que facilitan
al empresario tener operativo al empleado cuando más lo
necesite. La posibilidad de que los trabajadores a tiempo parcial
realicen horas extraordinarias es una de las novedades de la
reforma.

Otra de las herramientas a disposición del
empresario, ya existente antes del último cambio
legislativo, son las horas complementarias. Ahora bien,
deberán ser pactadas y no pueden exceder el 15% de las
horas ordinarias fijadas en el contrato. No obstante, el Estatuto
de los Trabajadores abre una ventana para ampliar este porcentaje
hasta el 60%, si se determina en el convenio
colectivo.

Pero los empresarios también cuentan con un
mecanismo para adaptar unilateralmente la jornada de su plantilla
a sus necesidades de producción: hasta un 10% de la
jornada, siempre y cuando no se haya pactado otra cosa en
convenio colectivo.

¿Contrato laboral o esclavismo?

Monografias.com

La crisis económica y la reforma laboral
están recortando cada vez más derechos de los
trabajadores en aras de lograr una mayor productividad. Con esta
excusa, sin embargo, algunos empresarios tratan de llegar a unas
cotas más propias del siglo XVIII que de una sociedad que
se alinea con el llamado Estado del bienestar.

Algunos empresarios, sin embargo, van demasiado lejos.
Es el caso de la foto, un contrato real registrado en Las Palmas
de Gran Canaria. "El trabajador no disfrutará
ningún período de vacaciones, ni liquidaciones,
indemnizaciones o incapacidades", reza el texto, firmado por
ambas partes.

¿Es legal este contrato? José Antonio
Moreno, abogado de Comisiones Obreras, lo tiene claro. "Esas
cláusulas son nulas de pleno derecho", explica, "y se
tienen por no puestas al afectar a derechos indisponibles (por
ejemplo, incapacidad)". En su opinión, la situación
de sobreoferta de fuerza laboral actual no da barra libre a los
empleadores. "En una situación claramente desequilibrada
entre empresa y trabajador se entiende que estas cláusulas
-aún firmadas por las dos partes- son impuestas por la
parte más poderosa, la cual se beneficia de ellas en lo
que constituye una clara posición de abuso".

Más y más: empresarios españoles
solicitan que les dejen contratar becarios "eternos"

"Una vez que ha conseguido menos obstáculos
para despedir, indemnizaciones más baratas y más
facilidades para rebajar salarios, la patronal da una nueva
vuelta de tuerca a sus peticiones en el ámbito laboral. Y
entre las propuestas que la confederación empresarial
recoge en su informe "Las reformas necesarias para salir de la
crisis"  se entrevé el mismo espíritu que ya
definió el antecesor de Rosell al frente de CEOE, Gerardo
Díaz Ferrán, cuando dijo que para salir de la
crisis habrá que trabajar más y ganar
menos"…
La CEOE pide que se pueda contratar como
becario a un albañil de 40 años (Vozpópuli –
8/8/13)

La representación de los empresarios pide, por
ejemplo, que el contrato de formación se pueda convertir
en uno de inserción y valga para cualquier trabajador que
precise reciclarse con independencia de su edad. ¿Y
qué significa eso? Pues que una empresa pueda contratar
como becario a un albañil de 40 o 50 años con un
año entero de prueba durante el que se pueda despedir sin
costes. La CEOE incluso exige que el coste de la formación
corra a cargo del Estado y no de la empresa.

Ésta es la solución que vislumbra la
patronal para el terrible legado de una burbuja en el ladrillo y
un sistema educativo cojo. Recordemos que aproximadamente un 15
por ciento de los parados proceden de la construcción y
que el 60 por ciento de los desempleados menores de 25
años no ha completado la secundaria obligatoria, esencial
para acceder a numerosos puestos de trabajo.

La agrupación empresarial también propone
que la remuneración de este formato contractual para
becarios se ajuste al salario mínimo y poco a poco mejore
acomodándose al convenio, una fórmula similar a la
que se ha adoptado en países como Alemania.

Los contratos a tiempo parcial y la
flexibilidad

Además, da un paso más allá y
solicita que los contratos indefinidos a tiempo completo puedan
transformarse en a tiempo parcial siempre que concurran
circunstancias económicas, técnicas, organizativas
o de producción. Y eso pese a que las empresas ya disponen
de mecanismos para obtener por esas mismas razones una
reducción de jornada a través de un ERE temporal.
¿Y qué implica esto? Pues una vez más, para
la CEOE rige el principio de que la crisis va para largo y
considera que en algunos casos esas reducciones de jornada
conseguidas vía ERE se tendrán que hacer con un
carácter permanente. Por lo tanto, persigue que los
contratos se puedan convertir en a tiempo parcial sin problemas,
sin tener que recurrir a despidos o a orquestar todo un
Expendiente de Regulación de Empleo.

Y con el objeto de tener más flexibilidad con el
modelo del tiempo parcial, la CEOE quiere que se amplíen
las horas complementarias que se pueden trabajar desde el 15 por
ciento al 30 por ciento de la jornada establecida en el contrato.
Es decir, a un contrato que fije cinco horas de trabajo al
día se le podrá añadir cuando sea menester
hora y media.

Por otra parte, la organización que preside Juan
Rosell insiste en que se puedan concatenar otra vez los contratos
temporales, algo que ya se suprimió en la reforma laboral
de Zapatero, precisamente buscando que se mejorase la calidad del
empleo y no se abusase de los temporales para todo.

Entre otras cosas, la CEOE aspira a que haya aún
más flexibilidad interna, acabar con la ultraactividad de
los convenios (su prórroga automática ya fue
limitada a un año por la reforma del PP) y que se pueda
llevar a cabo más cambios en los horarios, en las
funciones o incluso extender los sueldos con complementos
variables. Sugiere que se articule un procedimiento sancionador
aplicable a los que incurran en el absentismo, y anima a que los
médicos de las mutuas sean los que controlen las bajas por
incapacidad temporal. En definitiva, la patronal pide un modelo
por el que se tendrá que trabajar aún más
para ganar todavía menos, algo que también exigen
instituciones como el FMI o la Comisión
Europea.

Finale (a modo de
conclusión): La "utopía" de la Europa
social

Lo que algunos llaman mito

Cuando no se puede negar lo obvio, torcer la realidad,
ocultar la evidencia, demostrar lo… indemostrable, no
puede hablarse del "fantasma" de los mitos perturbadores que han
retornado.

Los "pragmáticos" (?) sostienen que la
economía europea está en la encrucijada, que
sólo puede salir del actual atolladero "articulando un
cuerpo de políticas macroeconómicas coherentes (?)
con la promoción del crecimiento, al tiempo que se
mantienen las políticas macroeconómicas de
estabilidad y se modernizan las políticas de
cohesión -esto es lo que se suele llamar "las
políticas sociales"- para adaptarlas al entorno actual
más exigente de globalización y fuerte competencia
exterior"… Y agregan: Sólo así, "Europa
estará labrándose un futuro más
próspero y ganando peso en el concierto
internacional.

Pero eso es, cabalmente, lo contrario, de los cinco
criterios que predica la "Europa social" : que la tasa de paro
esté por debajo del 5%; que la tasa de pobreza -los que
viven por debajo del 60% de la media nacional- sea inferior al
5%; que la tasa de analfabetos de más de 10 años
sea inferior al 3%; que la tasa de los mal alojados no supere el
3%; finalmente que la ayuda pública a los países en
vías de desarrollo sea mayor del 1% del PIB.

Los "pragmáticos" (?), como sucede siempre,
sostienen que creer en un "mito" como éste lleva a la
ruina. La Europa social hundiría a la Europa
próspera, y no habría Europa social.

Los "utópicos" (entre los que me incluyo)
sostienen que "no se trata de desear lo imposible, sino -tal vez-
sólo de continuar lo posible".

A menos, que los "pragmáticos" se
atrevan a "confesar" y "convencer" de las virtudes competitivas y
redistributivas de la "carrera de la pobreza" (pobres contra
pobres)…

Un consuelo para "idiotas": entre los ganadores
estarán también los consumidores, ya que la mayor
competencia llevará probablemente a una caída en
los precios. Según estimaciones citadas por OXFAM, una
familia en Europa paga US$ 350 adicionales en ropa de lo que
debería, debido a las actuales barreras.

Nos quedamos sin trabajo, pero podemos comprar
más barato lo que antes producíamos (más
caro) en el empleo que hemos perdido. Esto es la
"competitividad"; esto es el "librecambio"; esto es lo que se
hace pero no se dice; este es el "catecismo" de los
pragmáticos. Esta es la flexibilización buscada.
Esta es la desregularización pretendida. Este es el cambio
de estructuras propugnado. Estas son las "municiones" con las que
cargan las armas para "fusilar" al Estado del
Bienestar.

(El gasto de los consumidores supone aproximadamente dos
tercios de la economía americana. Por tanto, una mejora en
el sentimiento tiene un considerable impacto tanto en el
crecimiento económico como en los ingresos de las
compañías. El Economista –
15/8/13)

Se ha invertido la estrategia de Henry Ford de pagar lo
suficiente a sus trabajadores para que compren coches Ford. Las
mezquinas políticas salariales -que van
imponiéndose en EEUU y Europa- son parte de una
economía en la que los trabajadores sólo pueden
permitirse el "lujo" de comprar productos chinos.

Así y todo .una vez más- debemos soportar
la misma hipocresía en el Foro Económico Mundial,
en Davos, cuyo tema estrella es: "Seguridad y prosperidad, la
misma moneda". Para finalizar diciendo (ofendiendo a la
inteligencia y tomándonos por idiotas): "Lo que se
está escribiendo aquí es un nuevo pacto adaptado a
los nuevos tiempos del viejo entre el capital y el
trabajo".

Por favor, señores pragmáticos (?), no
sigan tratándonos como a imbéciles. Y menos,
después de impuestos

Permítanme continuar citando a dos grandes
Maestros.

Dijo Camus: "Indudablemente cada generación se
cree destinada a rehacer el mundo. La mía sabe, sin
embargo, que no podrá hacerlo. Pero su tarea es,
quizá, mayor. Consiste en impedir que el mundo se deshaga.
Heredera de una historia corrupta en la que se mezclan las
revoluciones fracasadas, las técnicas enloquecidas, los
dioses muertos y las ideologías extenuadas; en la que
poderes mediocres, que pueden hoy destruirlo todo, no saben
convencer; en que la inteligencia se humilla hasta ponerse al
servicio del odio y la opresión"…

Dijo Sabato: "Tenemos que absolutamente saber que hay
una manera de contribuir a la protección de la humanidad,
y es no resignarse.

Veinte o treinta empresas, como un salvaje animal
totalitario, tienen el dominio del planeta en sus garras.
Déspotas invisibles, controlan con sus órdenes la
dictadura del hambre, la que ya no respeta ideologías ni
banderas. Continentes enteros en la miseria junto a altos niveles
tecnológicos, posibilidades de vida asombrosa a la par de
millones de hombres desocupados, sin hogar, sin asistencia
médica. Diariamente es amputada la vida de miles de
hombres y mujeres; de innumerable cantidad de adolescentes que no
tendrán ocasión de comenzar siquiera a entrever el
contenido de sus sueños. Ya la gente tiene temor que por
tomar decisiones que hagan más humana su vida, pierdan el
trabajo, sean expulsados y pasen a pertenecer a esas multitudes
que corren acongojadas en busca de un empleo que les impida caer
en la miseria. Son los excluidos, una categoría nueva que
habla tanto de la explosión demográfica como de la
incapacidad de esta economía en cuyos balances no cuentan
la vida de millones de hombres y mujeres que así viven y
mueren en la peor miseria. Son los excluidos de las necesidades
mínimas de la comida, la salud, la educación y la
justicia; de las ciudades como de sus tierras"…

Asalto a la ilusión

Cuando era pequeño, mi padre, hijo de inmigrantes
(que sabía muy bien lo que era la pobreza), me
decía: si tú estudias y terminas la escuela
primaria, nunca tendrás que ser peón de
campo… si terminas el colegio secundario, nunca
tendrás que ser peón de albañil… y si
terminas la universidad… tendrás la vida
asegurada.

Ese "paradigma" fue cierto hasta en la remota, falaz y
fugaz Argentina. Ese país donde alguna vez sus pobladores
se creyeron que eran ingleses que hablaban en francés, y
un día descubrieron que eran italianos que hablaban en
español. Ese país que se creyó elegido por
Dios, para que en sus campos creciera de noche lo que no se
podían comer durante el día. Ese país que
estaba predestinado al éxito y terminó siendo el
mayor ejemplo mundial de fracaso económico.

Así y todo, al menos hasta los años 80,
ese proyecto de vida fue cierto. El ascensor social funcionaba.
Los hijos (en la mayoría de los casos) superaban a sus
padres en "calidad" de trabajo, "nivel" de remuneración y
"progreso" social. En definitiva mi padre tuvo razón y sus
dos hijos universitarios… tuvieron la vida
asegurada.

Después paso lo que pasó en Argentina, y
eso ya es otra historia…

Luego de casi 25 años de exilio voluntario en la
"avanzada" Europa, ¿podría hacer a mis hijas (o
nietos) el planteo que mi padre me hizo en la lejana Argentina,
allí por 1950?

¿Pueden hoy los jóvenes, mejor preparados
que sus padres (en un gran porcentaje), esperar un nivel de vida
más alto que el de sus padres? No digamos un mejor nivel
de vida… ¿al menos un trabajo mejor que el de sus
padres? No digamos un trabajo mejor… ¿al menos un
trabajo?

Todas las respuestas son NO. Con un 50% de paro juvenil,
no hay casi ninguna (podría decir, ninguna, sin pecar de
pesimismo) probabilidad de que puedan tener un mejor trabajo que
sus padres. "Década perdida" o ¿generaciones
perdidas?…

Y no estoy hablando de los ni nis (que va de suyo), sino
de graduados universitarios (a veces, con masters e idiomas). Un
50% de paro juvenil universitario, varios años de espera
antes de tener un primer empleo. Becarios eternos, estudiantes
aparcados en guarderías universitarias (el master del
master, el idioma del idioma…). "Talludos" que se ven
obligados a continuar viviendo "con" sus padres o (peor
aún) "de" sus padres.

Han destruido el mercado de trabajo, han roto el
ascensor social, han limitado las posibilidades de constituir
nuevas familias, han cercenado la natalidad…

Han transformado el Primer Mundo en el Tercer Mundo. Lo
que se dice, todo un éxito. Bravo por la
financierización de la economía, por la
globalización, por el librecambio, por la
desregulación, por la privatización, por la
deslocalización, por la competitividad, por la
economía de casino, por la turboeconomía, por la
economía de "manos libres". Bienvenidos al
subdesarrollo.

¿Qué guerra o catástrofe natural
asoló Europa para que su clase media tenga que recurrir a
la Cruz Roja en busca de ayuda?

¿Qué razón hay para admitir la
perspectiva de una generación perdida de gente joven,
destinada a sufrir durante toda su vida lo peor del desempleo y
sus condiciones sociales?

¿Qué siniestro ha ocurrido en los EEUU
donde desde enero de 2009 el número de estadounidenses que
necesitan cupones de comidas se ha disparado desde los 32
millones hasta los 43 millones?

¿Qué acontecimiento trágico ha
ocurrido en el Reino Unido para que el poder adquisitivo de los
británicos acabara en 2011 en niveles de 2005, un
estancamiento tal que hay que irse 80 años atrás en
el país anglosajón para ver algo
similar?

En el "Manifiesto de economistas aterrados", escrito en
2011 en Francia por cuatro economistas galos Philippe
Askenazy, Thomas Coutrot, André
Orléan y Henri Sterdyniak-, lanzado en
España en abril de 2011 y al que se han adherido ya
más de tres mil doscientos colegas (a enero de 2012), se
denuncian las diez falsas evidencias que "se invocan para
justificar las políticas que actualmente se llevan a cabo
en Europa". El análisis de estos economistas, aunque
formulado con aliento socialdemócrata, conecta con una
percepción que tiende a generalizarse. Porque constatan
que, pese a la crisis, "no se han puesto de ninguna manera en
cuestión los fundamentos del poder de las finanzas", por
lo que esta recesión requiere "la refundación del
pensamiento económico".

Para los "aterrados" expertos son falsas las siguientes
evidencias: 1) la de que los mercados financieros sean
eficientes; 2) la de que los mercados financieros favorezcan el
crecimiento económico; 3) la de que los mercados son
buenos jueces de la solvencia de los Estados; 4) la de que el
alza excesiva de la deuda pública es consecuencia de un
exceso de gasto; 5) la de que hay que reducir los gastos para
reducir la deuda pública; 6) la de que la deuda
pública transfiere el precio de nuestros excesos a
nuestros nietos; 7) la de que hay que tranquilizar a los mercados
financieros para poder financiar la deuda pública; 8) la
de que la Unión Europea defiende el modelo social europeo;
9) la de que el euro es un escudo contra la crisis, y 10) la de
que la crisis griega ha permitido por fin avanzar hacia un
gobierno económico y una verdadera solidaridad
europea.

Obviamente, no todas "las falsas evidencias" de los
"economista aterrados" son por igual convincentes, pero lo es el
predominio que ellos denuncian: la política neoliberal
como única opción que viene impuesta desde los
mismos centros de decisión en los que se gestó la
crisis. No se trata de un problema ideológico sino
empírico: el ajuste infinito nos lleva a una
recesión de profundidad incalculable.

Manifiesto de un economista "defraudado" (además
de "aterrado"): no se puede justificar lo
injustificable

No es cierto que los pobres sean los culpables de la
crisis (créditos subprime).

No es cierto que las reformas estructurales se deben
limitar al sector trabajo.

No es cierto que para mejorar la competitividad los
trabajadores deban aceptar contratos basura y despido
libre.

No es cierto que para resolver el problema del
déficit público haya que limitar el gasto en
sanidad, educación, pensiones y otros gastos
sociales.

No es cierto que el problema de la deuda en la eurozona
sea más grave que en los Estados Unidos o en el Reino
Unido.

No es cierto que no se puedan restablecer el crecimiento
en el corto plazo y, al mismo tiempo, abordar los problemas de la
deuda en el mediano y largo plazo, como respuesta válida a
la crisis.

No es cierto que los países que manejan su
política monetaria necesiten del mercado para financiar su
deuda.

No es cierto que el poder lo tenga el "mercado". En los
países soberanos el poder lo tiene el Estado a
través de su banco central y Ministerio de Hacienda. Nunca
el "mercado".

No es cierto que (únicamente) con "rigor fiscal"
se sale de la crisis. Es mucho lo que está en juego. Sin
una acción audaz, Europa (me animaría a decir que
EEUU también) podría verse arrastrada a una espiral
bajista de deterioro de la confianza, de estancamiento del
crecimiento y de menor empleo. Y ninguna región
quedaría inmune ante semejante
catástrofe.

Es aritméticamente imposible que todos los
países en la eurozona se escapen simultáneamente de
la crisis de la deuda a base de deflación. ¿Vamos a
morir juntos?

Ruegos y preguntas

Es muy probable que a los "ideólogos" del mercado
les convenga más una sociedad "religiosamente" controlada
como la india o una sociedad "políticamente" controlada
como la china para desarrollar nuevos consumidores que sustituyan
a las clases medias de los países desarrollados. Es la
creación de una sociedad de consumidores "sin pasado" (sin
las conquistas del pasado).

Ha llegado el fin del matrimonio perfecto: el consumidor
de "última necesidad" y la "estructura industrial"
(antigua forma de producción). La "eutanasia" (más
o menos lenta) del consumidor burgués. El desmantelamiento
de la clase media, columna vertebral de la revolución
industrial, custodio de la defensa de los derechos de propiedad,
consumidores pasivos y… estúpidos perfectos. Ya no
se los necesita más.

¿De quién van a defender los derechos de
propiedad?

¿Habrá llegado la hora final de la
ambigüedad pequeño-burguesa?

¿Se convencerá la clase media (o lo que
queda de ella) que debe dejar de ser la clase
"contrarrevolucionaria"?

¿Será capaz de exigir la firma de un nuevo
Contrato Social?

¿Tendrá voluntad y fuerzas para oponerse a
la "voladura" del Estado del Bienestar?

¿Podrá alcanzarse la alianza de la clase
media (o lo que queda de ella) con la clase obrera?

De la traición a la promoción del
cambio…

Del servilismo a la revolución…

El "fin" de la historia y el último hombre (de
clase media, en los países ricos)

Los que me "siguen de antes" (gracias y…
perdón) saben, también, lo mucho que me gusta hacer
una lectura "conspirativa" de la Historia.

¿Será por qué ya tengo más
historia que futuro? ¿Será por el "Cambalache" que
nos da la vida? ¿Será por qué siempre ha
habido "chorros, maquiavelos y estafaos"? ¿Será por
qué vivimos "revolcaos" en un merengue y en el mismo lodo
todos manoseaos? ¿Será por qué hoy es lo
mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio o chorro,
generoso o estafador? ¿Será por qué
¡Todo es igual! ¡Nada es mejor! Lo mismo un burro que
un gran profesor. No hay aplazados ni escalafón?
¿Será por qué si uno vive en la impostura y
otro roba en su ambición, da lo mismo que sea cura,
colchonero, Rey de Bastos, caradura o polizón?… (partes
de la letra del tango "Cambalache", escrito por Enrique Santos
Discépolo en 1935).

En esa lectura "conspirativa" de la Historia, me animo a
compartir con ustedes mi versión sobre la "Pasión y
muerte de la clase media en los países
desarrollados".

  • En la economía global se ha multiplicado por
    cuatro la oferta global de mano de obra efectiva.

  • La ONU proyecta que la población en edad
    laboral aumente en el mundo un 40% de aquí a
    2050.

  • En las economías de los países
    desarrollados se ha producido una precarización del
    empleo, especialmente entre los más jóvenes y
    también entre los hijos de las clases medias con
    situaciones más fijas.

  • Actualmente asistimos a una proletarización
    económica de las clases medias. Mientras la conciencia
    mayoritaria es burguesa, conformista, consumista e
    individualista; la situación socio-económica es
    cada vez peor, un futuro nada halagüeño
    -más bien paupérrimo en todos los sentidos– que
    conformará, modulará y establecerá las
    nuevas clases económicas.

  • Parece que la modernización basada en las
    exportaciones es inherentemente un juego de suma cero para la
    distribución de la renta en los países en
    desarrollo. Esto es, la mejora de las distribuciones en el
    empleo en un país conduce a una destrucción que
    no es especialmente creativa y a un empeoramiento de la
    desigualdad en el resto de los países, a través
    de la redistribución de los puestos de
    trabajo.

  • En una economía mundial liberalizada y
    globalizada, sólo una compresión en las
    estructuras de ingresos puede crear un contexto adecuado para
    que la igualación se imponga en la escena de
    desarrollo global.

  • La nueva pobreza no surge por cuenta de la
    explotación de la producción, sino por la
    exclusión de la producción. Quien
    todavía está empleado en la producción
    capitalista regular figura ya entre los relativamente
    privilegiados.

  • Se propaga el concepto del "Estado antisocial"; las
    asignaciones para formación y cultura, para el sistema
    de salud y numerosas otras instituciones públicas
    fueron cortadas. Se inicia la demolición del Estado
    social.

  • La privatización y la tercerización
    desvalorizan el "capital humano" de las calificaciones
    incluso en el interior de la parcela empleada y degradada en
    su estatus.

  • Jornaleros intelectuales, trabajadores baratos y
    empresarios de la miseria como los free-lance en los medios
    de comunicación, universidades privadas, despachos de
    abogados o clínicas privadas no son ya excepciones,
    sino la regla.

  • La pérdida del doble papel moderador que
    cumplía tanto del comunismo como del capitalismo
    más brutal y competitivo. Habría que
    añadir la incapacidad de la clase media para mantener
    un nivel óptimo de demanda adicional de bienes de
    consumo capaces de garantizar economías de
    escala.

  • Desaparecida la lucha de clases y globalizado el
    mercado, los productos se hacen infinitos e interclasistas.
    De este modo las empresas pueden recuperar en Brasil o China
    las ventas perdidas en Alemania o Italia.

  • En muchos países la difusión de
    productos y servicios de bajo coste, al aumentar el poder
    adquisitivo de los salarios, empieza a tener más peso
    que una reforma fiscal o que el "welfare"
    (bienestar).

  • Nos deslizamos, así, casi sin enterarnos,
    mucho más allá de la lógica
    -todavía clasista- del estado del bienestar, para
    dejar sitio a un universo humano flexible,
    descontractualizado, deseoso de ampliar al máximo las
    posibilidades de consumo. Un universo infraideologizado,
    decidido a procurarse bienes y servicios en el proveedor
    mundial que ofrece las condiciones más ventajosas, que
    pretende una menor mediación por parte de las
    instituciones tradicionales, religiosamente abierto,
    integrado en tiempo real con todos los canales de
    comunicación o de interacción y cada vez menos
    centrado en las tradicionales agencias de
    socialización, empezando precisamente por la
    familia.

  • Resulta muy difícil estar en sintonía
    con una sociedad que, acabada la historia y la
    economía de la materia, se libera de las limitaciones
    de la dimensión "contrarrevolucionaria" y de la
    elección delegada para hacerse preguntas sin
    límites, fluidas, apolíticas o
    geopolíticas, simplificadas y
    cínicas.

  • La clase media, aunque sin una razón de ser
    política -su papel de contención de los empujes
    revolucionarios de la clase obrera-, probablemente
    habría sobrevivido al transcurrir del tiempo si la
    razón que había favorecido su formación
    no se hubiera desintegrado como la nieve al sol. La sociedad
    intermedia representaba y representa el tipo ideal de
    consumidor de última necesidad, preparado para comprar
    cualquier producto que la oferta sea capaz de
    proponerle.

  • El matrimonio era perfecto: la industria
    concebía nuevos productos capaces de satisfacer
    necesidades a veces reales, a veces solamente latentes, y los
    presentaba a la voracidad de la clase media, preparada para
    representar el propio papel de consumidor obediente y poco
    selectivo. Así las empresas crecían y con ellas
    también la potencialidad de adquisición de la
    clase media. Una relación aparentemente indisoluble:
    por una parte, la clase media, al ahorrar, ponía gran
    parte del capital necesario a disposición de la
    industria material para poder ampliar la oferta; por otra
    parte, al consumir a manos llenas todo lo que podía,
    satisfacía sus deseos y se realizaba en el plano de la
    identidad de clase.

  • Un sistema con su equilibrio, capaz también
    de contener el empuje revolucionario de la minoría que
    estaba llamada a hacer funcionar esas máquinas:
    obreros que veían en cualquier caso crecer
    también su nivel de bienestar y que empezaban a tener
    la fundada esperanza de subir algún peldaño en
    la escala social, pasando de ser obreros a ser
    empleados.

  • Este sistema funciona mientras el escenario de
    acción e interacción permanece restringido al
    ámbito nacional o poco más. Cuando algunos
    aspectos de esta ecuación estallan o se ponen en
    entredicho en cuanto a su utilidad "superior", entonces
    también la clase media está obligada a encarar
    lo nuevo que avanza. Y en este caso lo nuevo ha avanzado con
    dos máscaras: la del triunfo de la economía de
    mercado y la del capitalismo sin fronteras.

  • Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12
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