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El enfoque tecnológico humanista en la formación inicial del profesor para la Educación Técnica y Profesional



Partes: 1, 2

  1. Antecedentes y fundamentos teóricos que
    sustentan el proceso de formación inicial del profesor
    para la Educación Técnica y
    Profesional
  2. Fundamentos teóricos que sustentan el
    enfoque tecnológico humanista en el proceso de
    formación inicial del profesor para la
    ETP
  3. La
    formación de valores en el profesor para la ETP y su
    vinculación con la formación
    sociopolítica
  4. El
    proceso pedagógico como fuente y vía
    fundamental de la formación inicial del profesor para
    la ETP
  5. Características de la formación
    inicial del profesor para la ETP. Con un enfoque
    tecnológico humanista
  6. Conclusiones

En la época actual, cuando el acceso al
conocimiento científico se convierte en la llave para la
transformación productiva, se renueva el encargo social de
la educación; por lo que se hace necesario formar
profesionales que dominen las creaciones de la
civilización científico-tecnológica desde
una concepción humanista. El modelo de profesional de la
educación que demanda la sociedad cubana, es el de una
personalidad integral, portadora de los más elevados
valores y principios que fundamentan la identidad nacional.

Los cambios en la formación inicial de este
profesional deben estar en correspondencia con la
integración del conocimiento científico de la
época contemporánea, el acelerado desarrollo de la
ciencia y la tecnología y las exigencias en la
formación de las nuevas generaciones; dado que:
"La formación inicial del profesional de la
educación es una etapa de gran importancia por el giro
cualitativo integral que se debe producir en la personalidad del
estudiante en proceso de formación. Durante este
período se comienzan a formar y a desarrollar las bases
del futuro desempeño. El proceso de enseñanza
aprendizaje debe estar orientado a lograr la integralidad del
futuro profesional. De la relación armónica que se
logre entre los saberes básicos que el estudiante debe
integrar en su desempeño (conocer, hacer, convivir y ser)
dependerá en una buena medida, la calidad de la
formación". ([1]).

Los cambios constantes a los que está sometida la
educación, a partir de los propias transformaciones de la
ciencia, la técnica y la sociedad, hacen que la
formación inicial del profesor para la Educación
Técnica y Profesional (ETP), también esté en
constante perfeccionamiento. Sobre este aspecto resultan
importantes las reflexiones de Abreu Regueiro (2004) cuando
plantea: "La escena de la ETP se transforma permanentemente,
cambia, se crean nuevos espacios para su ejecución, se
diversifica, sale de los muros de la escuela; el proceso de
educación que dirige se amplía, integra no solo lo
académico, sino también lo laboral y lo
investigativo". ([2])

Los Institutos Politécnicos, por las propias
transformaciones de la Educación en general, del
subsistema de la ETP en particular, exigen la formación de
un profesor que sea capaz de asumir los retos del presente y el
futuro; y en consecuencia, se precisa de una formación
inicial
que le permita actuar y sentir de acuerdo con los
imperativos que imponen las actuales transformaciones de la
sociedad.

El dominio de la ciencia que imparte, el modo de
enseñarla, su formación desde la propia escuela
donde actúa como maestro, conforman un desempeño
pedagógico profesional caracterizado, entre otros
aspectos, por posibilitar el acceso de los educandos al
contenido.

Un componente significativo en la formación de
los estudiantes, es el ejemplo que encuentra en sus profesores,
lo que en la actividad pedagógica resulta especialmente
relevante. Esta concepción implica una comprensión
integral del proceso de formación profesional, así
como del contenido de dicha formación y de las condiciones
en que la misma transcurre. Todo lo cual ha de contribuir a que
los futuros maestros se desarrollen y enfrenten adecuadamente la
naturaleza compleja de su objeto de trabajo.

La formación inicial del profesor para la ETP,
demanda del estudio y reflexión de nuevos enfoques y
marcos conceptuales que se han renovado, a partir del enorme
desafío que representa para el mundo subdesarrollado
promover determinadas estrategias en los campos de la
economía, la educación y la política
científica y tecnológica, como vía para dar
respuesta a dicho desafío.

La Revolución Cubana ha logrado colocar en su
justo lugar el ideario educativo cubano. Su fin fundamental es la
preparación y formación del hombre que
enfrentará las exigencias científicas y
tecnológicas de este nuevo siglo, donde la adopción
de un determinado enfoque para la enseñanza de la
tecnología, está fuertemente condicionada por el
tipo de representación que se posee sobre la actividad
tecnológica en la sociedad.

Es incuestionable, entonces, que la formación de
los profesores no puede estar al margen de las exigencias
actuales, por lo que un problema apremiante es la necesidad de
estimular la formación tecnológica humanista, que
le permita actuar según las exigencias de la ETP y la
sociedad. Esta formación comprende una cultura
científica basada en el aumento de los conocimientos
técnicos, así como de los valores a formar para su
desempeño ante los problemas sociales ligados a la
tecnología, cuya finalidad es prepararlos para su
participación en la toma de decisiones
sociotecnológicas.

La formación científica
tecnológica, no está divorciada de una
formación humanista, que defienda los ideales del
socialismo, que extraiga los resultados más valiosos de la
experiencia pasada, que proteja las libertades esenciales del
hombre y la mujer y que enfrente los inmensos problemas que
resultarán de los nuevos desarrollos de la ciencia y la
tecnología, siempre sustentada en las ideas aportadas por
los educadores cubanos. Evidenciar el dominio de la triada
Ciencia, Tecnología y Sociedad, es un pilar fundamental
sobre el que se debe sustentar la sociedad cubana
contemporánea.

Antecedentes y
fundamentos teóricos que sustentan el proceso de
formación inicial del profesor para la Educación
Técnica y Profesional

Ya Juan Amos Comenio (1592- 1670), en el Siglo XVII,
destacaba el papel de las escuelas como talleres para lograr la
formación del hombre. Este pensamiento ha caracterizado el
desarrollo en Cuba de la Educación Técnica y
Profesional (ETP), que es el vínculo del estudio con el
trabajo reflejado en la forma en que se enseñaron y
enseñan los oficios y profesiones.

De indiscutible valor son las ideas de José
Martí y Pérez (1853-1895), las cuales tuvieron gran
significación al establecer el vínculo de la
enseñanza de materias técnicas con la
práctica. Propuso la formación en los niños
del amor al trabajo, en la experiencia y el esfuerzo
personal.

En su obra están presentes muchos de los
presupuestos que sustentan hoy el desarrollo de la ETP. Su
visión sobre la formación de una cultura general
mediante la unidad del estudio con el trabajo, y su pensamiento
de profundas raíces humanistas y revolucionarias, son la
base teórica y práctica de la formación del
hombre en el contexto actual.

Fernando Aguado y Rico (1859 -1941), proyectó,
como parte de su escuela, la formación del profesorado de
la Escuela Técnica Industrial como una necesidad para el
desarrollo de este tipo de escuela. Las instrucciones y otros
manuscritos de estas instituciones, que aún se conservan,
establecen un antecedente teórico de extraordinario valor
para la formación de los profesores en este tipo de
educación.

Una obra de indiscutible valor en esta etapa lo
constituye el libro Un Siglo de Enseñanza Industrial
en Cuba
, del profesor de la Escuela Superior de Artes y
Oficios José Montó Sotolongo, publicado en 1951.
Aquí se compilan y fundamentan aspectos que sin dudas
reflejan particularidades de la formación de profesores
para la ETP, como cuando señala "el maestro de oficio debe
previamente ser graduado de una escuela técnica en el
oficio o en los oficios que ha de enseñar y después
realizar su preparación pedagógica indispensable"
([3])

De estas reflexiones se infiere que la formación
para los docentes de la ETP no puede ser solo el aula; no basta
solo con saber enseñar y dominar métodos
pedagógicos, se requiere saber qué enseñar,
es decir: dominar la ciencia o el oficio para después ser
buen maestro. Se reconoce la necesidad del dominio de los
fundamentos pedagógicos de este tipo de enseñanza;
sustentada, sobre todo, en las experiencias de sus portadores y
en la necesidad de la preparación del trabajador que se
exige, en la necesidad histórica de cambiar la realidad
social y al hombre.

En el estudio realizado por Arango Hoyos (2008) sobre la
formación de docentes para la ETP, se plantea que: "El
surgimiento de las primeras escuelas técnicas y granjas
escuelas, se produce mucho antes de la aparición de
instituciones para formar docentes, sin embargo, cuando se crean
las primeras Escuelas Normales para la formación de
maestros, acceden a ellas algunos instructores de oficios y
profesiones que se interesan por los "secretos" del oficio de
enseñar y se vinculan con la enseñanza
técnica" ([4]).

El desarrollo de la ETP se caracterizó, desde el punto
de vista pedagógico por la ampliación y
profundización en el estudio de los fundamentos que deben
sustentar el perfeccionamiento de este subsistema de
educación.

Los diferentes planes de estudio por los que ha
transitado la formación inicial de profesores para la ETP
(A, B y C en sus diferentes variantes) demuestran que se ha
producido un trabajo formativo en ascenso.

Al particularizar en cada uno de estos planes se
encuentra que:

En el Plan A predominaba el rol del docente en la
formación de los futuros profesores. Se priorizaba el
dominio del contenido como atributo de la formación del
profesional; era insuficiente el vínculo con la
práctica de la profesión como eje de
integración y fuente de profesionalización y el
tiempo destinado a la práctica.

Ya en el Plan B se desarrolló un proceso de
formación inicial superior, que propicia el
análisis de las actividades prácticas. Se proyectan
desde el currículo las características esenciales
para el desempeño de un profesional de la educación
de perfil amplio, lo que contribuye a elevar la
profesionalización.

En el plan de estudio C, el proceso de formación
logra un mayor alcance, ya que se fortalecen las acciones
relacionadas con la profesión. Se incrementa la
práctica laboral, sobre todo en los últimos
años; y se trabaja por lograr la integración en los
contenidos de las disciplinas. Toma fuerza el trabajo sobre
concepciones de aprendizaje; se trabajan agentes y agencias de
socialización de la personalidad; se logra un acercamiento
a las necesidades de la escuela y al mejoramiento del
desempeño pedagógico profesional del profesor en
formación.

Desde las modificaciones de los planes de estudio "C"
para transitar hacia el Modelo de Universalización de la
Educación Superior, se propicia un proceso de
formación inicial que se manifiesta en la posición
investigativa y crítica ante los problemas de la escuela y
el proceso de enseñanza aprendizaje al ocurrir la
formación en la escuela y desde la escuela
politécnica. Se concibe el componente laboral
investigativo como el quehacer diario en la solución de
los problemas del proceso de enseñanza aprendizaje que
dirigen los profesores en formación. Se eleva el
compromiso con la labor y el papel que desempeñan en la
sociedad; se le concede mayor importancia al trabajo
independiente y a la autopreparación, y se introduce la
utilización de las TIC a partir del dominio de los
adelantos científicos y tecnológicos.

Con el Modelo de Universalización se alcanza el
perfeccionamiento continuo de los profesores en formación.
Se propicia la investigación en el aula y el
análisis de la práctica en la propia
práctica. El profesor en formación se desarrolla
como trabajador y se apropia de la esencia de su trabajo.
Además, aplica el conocimiento académico
teórico en la solución a los problemas que aparecen
en las situaciones complejas del aula y la escuela, pero se
pierde su vínculo directo y concreto con la entidad
laboral y, como se ha planteado, como profesor para este
subsistema lo laboral también es un espacio de
formación.

La formación inicial del profesor para la
educación técnica es un proceso de enseñanza
aprendizaje complejo, que está sujeto a permanentes
cambios e influencias, dados por los propios cambios
científicos, tecnológicos y sociales que
intervienen en su campo de trabajo y que es necesario incorporar
sistemáticamente en esa formación.

La formación inicial de profesores para cualquier
rama del conocimiento tiene aspectos generales comunes, desde el
punto de vista de la fundamentación de su
currículo, cada profesión tiene especificidades y
rasgos que le son inherentes, con sus funciones, dentro de su
contexto social de desempeño pedagógico
profesional.

Son muchas las condiciones que determinan la necesidad
de un cambio en la formación inicial del profesor para la
ETP, entre ellas se destaca formación inicial de un
profesor capaz de formar un técnico que satisfaga los
retos científicos y tecnológicos con vistas al
desarrollo social y, por tanto, al perfeccionamiento de la
entidad laboral. En el vínculo con la actividad
práctica, tanto el estudiante como su profesor desarrollan
habilidades profesionales en la realización de acciones,
orientadas hacia la solución de problemas
científico-técnicos con repercusión social,
que elevan la calidad de la formación
inicial.

El desempeño pedagógico profesional del
profesor depende en gran medida de la formación inicial
que se logre, definida sin dudas desde parámetros
sociopolíticos, científico-tecnológicos y
pedagógicos profesionales.

Tomando en consideración las reflexiones hasta
aquí realizadas y orientando la formación inicial
del profesor para la ETP, a tono con estos planteamientos y
análisis, se destaca la necesidad de un modelo
pedagógico de formación inicial que responda a las
necesidades de la práctica pedagógica, que
establezca la interrelación dialéctica
teoría práctica y que sea coherente con las
exigencias que impone la sociedad.

Fundamentos
teóricos que sustentan el enfoque tecnológico
humanista en el proceso de formación inicial del profesor
para la ETP

Es válido aclarar que se utiliza el
término enfoque, porque expresa puntos de vista,
una posición teórica, una manera o modo de
interpretar, entender y explicar el fenómeno.
(María Elena Sánchez Toledo, 2005).

La formación humanista.

En el análisis de la concepción humanista
en la educación cubana se puede concluir que, en las dos
últimas décadas del siglo XIX, surge el ideal
educativo humanista y tiene como figura cumbre a José
Martí y Pérez (1853-1895), cuyo pensamiento
constituye:

  • Un paradigma a partir del profundo humanismo que lo
    caracteriza.

  • Una singular comprensión y proyección
    en torno a la cultura y los valores.

  • Considera la vía más idónea
    para la formación de un hombre "hecho en lo mental,
    por la contemplación de los objetos, en lo moral, por
    el ejemplo diario" ([5])

  • Abogaba por la necesidad de enseñar a pensar
    y a crear y a ejercitar la mente, así como a trabajar
    con independencia.

Todo este pensamiento educativo de Martí se
retoma desde los inicios del proceso revolucionario, y se
insistió por nuestro Comandante en Jefe en el papel de la
educación "para crear una nueva ética, para crear
una conciencia, para crear un sentido de organización, de
la disciplina, de la responsabilidad"
([6]).

Este trabajo toma en consideración las ideas de
prestigiosos investigadores cubanos, que resultan de
extraordinaria importancia para la propuesta del enfoque
tecnológico humanista, miembros de la Cátedra de
Ética Aplicada a la Educación del ISPEJV, dirigidos
por Chacón Arteaga. Ellos plantean que: "El componente
humanista (…) es un indicador del grado de
concreción que tiene el humanismo como concepción
filosófica y como posición ideológica (que
en Cuba tiene un contenido martiano y marxista en la
concepción dialéctico materialista del mundo), que
en la sociedad cubana expresa los intereses de las amplias masas
trabajadoras en el poder". ([7])

La concepción del enfoque tecnológico
humanista es una revelación del Humanismo Marxista y
Martiano que tienen como centro al hombre y su plena
realización al preparar al sujeto como elemento activo en
la solución de problemas. Lograr la unidad de lo cognitivo
y lo afectivo y como resultado el mejoramiento profesional y
humano.

Teniendo como punto de partida estas reflexiones, se
valora la necesidad de estimular la actividad independiente de
los profesores en formación, el ejercicio de la
crítica, el vínculo con la vida, la
producción científica y tecnológica, el
análisis de la realidad social contemporánea, la
cultura del debate; lo que ha de provocar la motivación de
la reflexión interior y la movilización efectiva
para la acción social como sujeto histórico. Este
último elemento debe constituirse en el principal
indicador del éxito de la formación humanista de
los profesores en formación; y no solo en propiciar
mejores condiciones de vida que les permitan desarrollar todas
sus potencialidades, sino que defienda los ideales del
socialismo, que cultive los resultados objetivos de la
experiencia pasada y que enfrente los inmensos problemas que
resultan del desarrollo de la ciencia y la tecnología en
función del avance social.

Es oportuno en este análisis las ideas de
Ramonet, I. (1997), cuando, entre otros aspectos, refiere el
papel de la educación ante las transformaciones
científico-tecnológicas; lo que aparece como una
cuestión esencial para analizar los cambios educativos que
se consideran necesarios hoy en la región y en el resto
del planeta.

La
formación de valores en el profesor para la ETP y su
vinculación con la formación
sociopolítica

La formación del hombre nuevo y su pensamiento
ético es preocupación y centro de atención
en el proceso educativo. La Revolución ha logrado poner en
su justo lugar el ideario educativo cubano, porque su fin
fundamental es la formación del hombre que
enfrentará las exigencias científicas y
tecnológicas del nuevo siglo. En las condiciones actuales
de lucha ideológica, la formación de valores
adquiere un papel determinante, ya que ellos constituyen nexos
mediadores entre la teoría y la práctica y muestran
los niveles alcanzados por la conciencia social.

La formación exitosa de ese hombre y sus valores
es centro de discusión y preocupación de los
investigadores por constituir una problemática que
responde a las exigencias del desarrollo social, en el cual el
papel activo y creador del factor subjetivo se acrecienta cada
vez más.

Uno de los propósitos esenciales de la
educación es formar un hombre con principios y valores que
le permitan enfrentar las complejas situaciones, asimilar los
cambios y buscar soluciones acertadas a los problemas complejos
del mundo moderno. La formación de valores es un proceso
gradual y complejo.

La ciencia ha dejado de ser una actividad
académica, para convertirse en una fuerza social activa
que influye en la sociedad. Los valores constituyen la unidad de
lo objetivo y lo subjetivo, de lo emocional y lo racional, sobre
la base de la exigencia y necesidades humanas en un momento
histórico concreto, y se expresarán en los valores
a través de los intereses individuales y sociales, lo que
constituye una autoafirmación de la condición
humana (Chacón Arteaga, 1995).

La formación de valores se vincula directamente
al contenido que se imparte, ya que forma parte de este. Se
trata, por lo tanto, de que el sistema de conocimientos y
habilidades tengan implícitos los valores que se requieren
formar, con lo que se establece una interrelación
dialéctica entre lo cognitivo y lo
axiológico.

Toda pretensión personal de formar valores en
otros lleva, como condición inviolable, la absoluta
necesidad de ser portadores de los mismos. No es posible educar
con las apariencias, es requisito ineludible la
convicción, la actuación concreta de cada
día, la ejemplaridad cotidiana. Se hace necesario que cada
generación, sea puesta en una situación tal que
pueda dar de sí lo máximo posible de sus
potencialidades en beneficio de la sociedad y de cada individuo
en particular.

La educación en valores como aspecto esencial,
desde el enfoque humanista, debe estar en relación
dinámica con la realidad y los problemas que los
estudiantes viven, con el contexto social en el que se
desarrollan y acorde con las exigencias de las transformaciones
sociales. Si se considera que en el proceso de educación
en valores, lo ciudadano se expresa en el desempeño
pedagógico profesional del profesor; se hace necesario,
entonces, formarlos en la solución a los problemas
profesionales y buscar el acercamiento a la
profesionalización.

En la Cumbre Internacional de Educación,
celebrada en febrero de 1997, en México, se debatió
y se reflexionó por la delegación sindical cubana,
que presidía la comisión de Educación y
Valores, a través del siguiente llamado: ¿Por
qué es importante insertar el tema de la educación
en los valores del humanismo, de la ciencia y de la
tecnología en una Cumbre destinada a discutir la
responsabilidad social de educar?

A esta pregunta se dan una serie de respuestas y se
resalta la que plantea:

"Porque es necesario encontrar la forma en que la
ciencia y la tecnología se pongan al servicio de la
verdad, la justicia, la equidad, el bienestar de los individuos y
de los pueblos". ([8])

Los adelantos de la ciencia y la técnica y las
transformaciones que esto conlleva en la sociedad, son retos que
se imponen a la educación de la nueva generación;
por lo que se requiere la formación inicial de un profesor
con elevados niveles de exigencias de su
profesionalidad.

Sobre este aspecto, Chacón Arteaga (1997) propone
los componentes a tener en cuenta para elevar la profesionalidad
del docente:

"Dominio de la ciencia que enseña (conocimientos,
habilidades profesionales y valores humanistas). Dominio de los
métodos de enseñanza–aprendizaje y de la
formación de valores. Dominio de los valores morales
humanistas de la profesión. Resultados prácticos
acumulados en la labor educativa".
([9])

El análisis para su alcance en la
formación inicial de profesor para la ETP, evidencia que
para integrar los conocimientos, habilidades, valores, necesarios
para el desempeño en función de cumplir con el
encargo social de formar el trabajador para el mundo laboral, se
requiere, además de la universidad y la microuniversidad
como escenarios de formación, a la entidad
laboral
, que también deviene en escenario de
formación como ya se ha explicado. Igual ocurre para
lograr el dominio de la ciencia que enseña.

Los valores profesionales en el desempeño
profesional, con la intención de promover durante el
proceso de formación inicial, actividades que propendan al
desarrollo de la responsabilidad profesional, la que, de
llegar a convertirse en regulador del desempeño,
formará parte de este como valor, constituyen elementos de
especial interés en su formación.

El estudiante universitario desarrolla el valor
responsabilidad cuando siente la necesidad de actuar
responsablemente, con independencia de las exigencias de otros;
en este caso la responsabilidad deviene un motivo de la
actuación.

Hoy más que nunca se necesita de profesionales
responsables. El desarrollo científico y
tecnológico lo impone; la sociedad tiene, respecto a la
ciencia, una relación compleja y contradictoria: a la vez
que se sirve de ella, está condicionada por ella. Esta
compleja interrelación implica un mayor grado de
reflexión y de responsabilidad sobre la actividad
tecnocientífica y sus consecuencias, aspecto que deben
manifestar los profesionales de las áreas técnicas,
en su autoperfeccionamiento y en su desempeño
profesional.

La formación del profesor para la ETP, debe ser
lo suficientemente integral como para aproximarla lo más
posible a las realidades que enfrentan, con el compromiso, el
saber y la responsabilidad que deben caracterizar su
desempeño.

La responsabilidad profesional en los
profesores para la ETP se define como, la actuación
concreta en correspondencia con el sentido del deber ante
sí y la sociedad, en el dominio de la actividad
tecnocientífica y sus consecuencias, en su
autoperfeccionamiento y en su desempeño pedagógico
profesional, como formador del trabajador para el mundo
laboral.

La definición operacional que se realiza del
valor responsabilidad profesional, asume que este valor
estará presente en los profesores de la ETP, cuando el
profesor en formación sea capaz de:

  • Cumplir con sus deberes profesionales en la
    formación de sus estudiantes, contribuyendo a la
    formación de valores que los identifiquen como
    jóvenes revolucionarios y comunistas, con una cultura
    general integral y como productores en el mundo
    laboral.

  • Determinar y asumir la preparación que debe
    tener para desarrollar con éxito su labor educativa,
    por el carácter especializado de su profesión,
    para alcanzar niveles superiores de
    autoperfeccionamiento.

  • Vincularse con la entidad laboral, que le permita
    actuar y desempeñarse en correspondencia con las
    exigencias sociales actuales, como formador de la fuerza
    laboral y productiva.

Es válido aclarar que la posición asumida,
desde el punto de vista metodológico, conlleva a una nueva
concepción del proceso de enseñanza-aprendizaje, ya
que éste transcurriría en un contexto lo más
cercano posible al que enfrentará el estudiante una vez
graduado. Ello representa un rompimiento con los esquemas
tradicionales de formación inicial.

La adquisición y manifestación por el
sujeto de un sistema de cualidades, valores, conocimientos y
habilidades esenciales de carácter sociopolítico,
denotan su formación para el desempeño de la labor
pedagógica. Se distingue la interrelación
dialéctica entre la formación de valores y su
vinculación con lo sociopolítico, como aspectos
fundamentales a desarrollar en la formación inicial del
profesor, teniendo en cuenta las exigencias sociales a su
desempeño.

En la formación y desarrollo de un sistema de
valores profesionales, las consideraciones acerca de la
relación entre el rol profesional del maestro y la
identidad con su profesión, destacan la importancia de lo
que constituye, a su vez, rasgos de la personalidad profesional;
y contribuyen a definir una concepción y sentido integral
de la profesión que exige un núcleo básico
de cualidades profesionales, que permiten tanto lo cognoscitivo
como lo afectivo.

Es importante reconocer que, en la actualidad, se
enfatiza en dominios tales como el de las concepciones sobre la
profesión, la cosmovisión y la ética, el
sentido de pertenencia y la identidad profesional, aspectos que
constituyen problemas educativos a resolver en los profesores en
formación para la educación en general y en
particular para la ETP.

La educación profesional de la personalidad pasa
por diferentes etapas; y en cada una de ellas la
orientación profesional tendrá sus
particularidades, ajustadas al momento en que se encuentra el
sujeto dentro del proceso de conformación de su identidad
profesional (González, V. 1994).

El proceso de formación inicial del profesor debe
propiciar el pensamiento alternativo, la reflexión, el
planteamiento de estrategias y metodologías generales de
enseñanza-aprendizaje científicamente
fundamentadas. Ello incide no sólo en la formación
de la identidad profesional, sino también en el desarrollo
del pensamiento del estudiante, de su capacidad para razonar y
para establecer relaciones entre los hechos y fenómenos
que se dan en el contexto de actuación pedagógica
(Parras Vigo, 2001). Es un proceso resultante de permanentes
interacciones con otros procesos.

Derivado del análisis realizado se asume que la
identidad profesional es el sentido que tiene cada
profesor de su lugar en el desarrollo de la sociedad, en la
solución de los problemas científicos,
tecnológicos y educativos a los que se enfrenta, en la
vinculación con la práctica diaria en las entidades
laborales, en la escuela y en la comunidad, desarrollando su
autoconciencia y autoestima.

El análisis que se realiza sobre el valor
identidad profesional, permite asumir que este valor
estará presente en los profesores de la ETP, cuando el
profesor en formación sea capaz de:

  • Sentirse identificados con la profesión y
    asumir el encargo social para el cual fueron
    preparados.

  • Contribuir al perfeccionamiento continuo del grupo
    de estudiantes que dirige, de sus saberes, habilidades,
    capacidades y aptitudes para jugar el papel social que le
    corresponde, ante el trabajo y la vida ciudadana,

  • Sentirse identificado profesionalmente con su
    carrera; lo que constituye un elemento fundamental en la
    formación del Bachiller Técnico, debido a que
    aporta los elementos científicos y tecnológicos
    necesarios para él como futuro trabajador.

El considerar que solo cuando los valores constituyen
motivos de la actuación del sujeto se convierten en
verdaderos reguladores de su conducta, tiene implicaciones
importantes en el orden pedagógico. Ello permite
comprender que la formación de valores se produce en un
proceso complejo de comunicación entre profesores y
estudiantes (el proceso pedagógico), donde el estudiante
asume una posición activa en la apropiación
individual de los significados para la construcción de sus
valores.

Desarrollo científico tecnológico en la
formación inicial del profesor para la ETP. La
participación ciudadana y la cultura
científica.

Las siglas CTS, universalmente aceptadas hoy, hacen
referencia a las interrelaciones entre los avances de la Ciencia,
las aplicaciones de la Tecnología y las respectivas
implicaciones, positivas y negativas, que todo ello supone para
la Sociedad.

Para Núñez Jover y López Cerezo,
"los estudios CTS, o estudios sociales de la ciencia y la
tecnología, constituyen una importante área de
trabajo en investigación académica, política
pública y educación. En este campo se trata de
entender los aspectos sociales del fenómeno
científico y tecnológico, tanto en lo que respecta
a sus condicionantes sociales como en lo que atañe a sus
consecuencias sociales y ambientales".
([10])

Al contextualizar la formación científica
tecnológica en el marco de los problemas sociales, esto
supone no sólo un acercamiento de los estudiantes a los
contenidos tecnocientíficos, sino también una nueva
concepción de la enseñanza de estos acorde con su
propia naturaleza. La formación integral del profesor de
la ETP debe considerar la interrelación dialéctica
entre lo sociopolítico, lo científico
tecnológico y lo pedagógico profesional.

A partir de los referentes expuestos aquí, se
enfatiza en la importancia de incorporar esta orientación
educativa a la enseñanza, debido a que las relaciones
entre Ciencia, Tecnología y Sociedad, pueden ser
interpretadas de diversos modos. Cada día se hace
más necesario que la sociedad domine y controle la
actividad tecnocientífica; se hace inevitable entonces,
incorporar al plan de estudio actual las exigencias sociales en
cuanto a la formación científica
tecnológica. Como profesor del área de las ciencias
y la tecnología, debe propiciar una formación
inicial que posibilite un mejor desempeño
pedagógico profesional, la incorporación de nuevos
contenidos en la enseñanza, así como la
formación de motivos para un mejor
desempeño.

El enfoque de CTS es esencialmente conveniente para
promover una educación dirigida al aprendizaje de la
participación; aportando un nuevo significado a
conceptos tan aceptados como "ciencia para todos" o
difusión de la cultura
científica
.

La participación activa de los
profesores de la ETP en las tareas de la sociedad y del
desarrollo educacional, debe estar acompañada de la
responsabilidad para asumir su profesión y la identidad
social y profesional alcanzada en la solución a los
problemas que enfrenta.

La participación ciudadana del profesor para
la ETP
, está caracterizada por la actitud responsable
con implicación en proyectos colectivos de desarrollo
tecnocientíficos, educacionales y sociales; proyectarse
con independencia y creatividad en la toma de decisiones y en las
reflexiones críticas de temas de carácter
público; así como en la educación de sus
estudiantes para participar activamente en la solución de
problemas de la ciencia y la tecnología.

En los estudios CTS se aprecia un fuerte referente
teórico, para la difusión de la cultura
científica
, cuando reconoce que la enseñanza
de las ciencias suministraría los conocimientos para
comprender el mundo en el que se vive, que la educación
tecnológica proporcionaría las destrezas para
manejarse en él, mientras que las capacidades para la
participación social serían un tema propio de las
enseñanzas sociales y humanísticas o un atributo a
todas las disciplinas escolares.

El reparto de funciones ha olvidado la íntima
relación existente entre esos tres aspectos cuando se
habla de formación. Sobre todo en los dos primeros, se
produce el problema de que sus finalidades y contenidos pueden
ser interpretados hacia la educación general o como bases
para la formación de científicos y de
ingenieros.

Los estudios CTS + I en la educación. La
enseñanza de las ciencias como suministro de los
conocimientos para comprender el mundo en el que se vive y la
educación tecnológica para proporcionar las
destrezas para manejarse en él. Y por último y no
menos importante, las capacidades para la participación
social como un tema propio de las enseñanzas sociales y
humanísticas o un aspecto transversal a todas las
disciplinas escolares

Por lo que la cultura científica del
profesor para la ETP se caracteriza por: El conocimiento para
comprender el mundo en que vive, y como manejarse en él,
para participar responsablemente en la aplicación de las
políticas relacionadas con la ciencia, la
tecnología y como resultado en la educación de sus
estudiantes, para poder desempeñarse en el mundo y
participar en su transformación.

Los valores responsabilidad profesional e
identidad profesional están interrelacionados
dialécticamente con la cultura científica
que debe poseer el profesor para la ETP, para comprender el mundo
en que vive y como manejarse en él para la
participación ciudadana en las políticas
relacionadas con la ciencia, la tecnología y como
resultado en la educación de sus estudiantes.

La interrelación dialéctica entre lo
científico tecnológico y lo sociopolítico,
se da en el propio proceso pedagógico profesional que
desarrolla el profesor en formación en la escuela como
microuniversidad, donde se desempeña como docente en el
marco de la Universalización.

El proceso
pedagógico como fuente y vía fundamental de la
formación inicial del profesor para la
ETP

La sociedad del siglo XXI exige a la universidad la
formación inicial de profesionales que se
desempeñen con autonomía, capacidades y
flexibilidad en escenarios complejos y cambiantes en un proceso
de aprendizaje permanente. Ello plantea necesariamente,
según González Maura (2002, 2004), un cambio en la
concepción del proceso de enseñanza-aprendizaje que
se desarrolla en las universidades, y de los roles que asumen en
este proceso, profesores y estudiantes. En el caso de los
profesionales de la educación, las exigencias a las
universidades pedagógicas son mayores, pues son las
responsables de la formación inicial de profesores para
los diferentes subsistemas educacionales.

El proceso pedagógico de la ETP tiene algunas
características que lo hacen semejante a otros procesos de
educación, sobre todo si se comparan con la
educación superior. Es un proceso social,
dialéctico, sistémico y sistemático,
flexible y creador, organizado, teórico-práctico;
sin embargo, la formación inicial de los profesores que en
él actúan, difiere de la formación de otros
subsistemas educacionales. Todas estas características
enunciadas asumen una particularidad
específica.

Teniendo en cuenta los escenarios y contenidos de la
formación del profesor para la ETP, se asume que el
dominio de la ciencia que enseña, se manifiesta
en el dominio del contenido de los programas y los métodos
y procedimientos y su sólida independencia cognoscitiva,
que permitan la dirección eficaz del proceso de
enseñanza-aprendizaje, así como la
planificación, organización y control del trabajo
independiente, para vencer los objetivos del
año.

En interrelación dialéctica se propicia la
profesionalidad pedagógica del profesor para la
ETP; la cual se manifiesta en el profundo conocimiento
teórico de la profesión que ejerce, en
correspondencia equilibrada entre el pensar y el hacer, mostrada
en el desempeño pedagógico profesional y en la
formación de sus estudiantes a partir del
diagnóstico individual, objetivo e integral que posibilite
conocer su desarrollo y potencialidades.

La formación inicial del profesor para la ETP se
logra en el proceso de la actividad pedagógica; y requiere
que la escuela como microuniversidad también actúe
como entidad laboral, en la que el profesor, a medida que
mantiene una participación ciudadana en la solución
de problemas científicos, tecnológicos y educativos
en beneficio de la sociedad, con una cultura científica,
se responsabiliza y se identifica con su profesión de la
misma forma que adquiere dominio de la ciencia que enseña
y la demostración de su profesionalidad pedagógica
propicia el mejoramiento de su desempeño pedagógico
profesional.

Características de la formación
inicial del profesor para la ETP. Con un enfoque
tecnológico humanista

La formación inicial, en el contexto actual,
significa esencialmente la formación en la escuela como
microuniversidad, donde se manifiestan los elementos del
contenido y el proceso pedagógico profesional que dirige.
El profesor debe lograr articular dichos contenidos con la
experiencia personal, razón por la cual el profesor en
formación de esta educación debe formarse en la
escuela y en la entidad laboral, o en la escuela como entidad
laboral. Estos aspectos pueden propiciar el mejoramiento de su
desempeño pedagógico profesional cuando logra
integrar en el mismo todas las características que este
demanda, aspiración en la que es necesario trabajar desde
el pregrado.

El enfoque tecnológico humanista en la
formación inicial del profesor para la ETP debe
privilegiar y revelar las siguientes
características:

  • Lo Sociopolítico, que implica asumir
    la función de activista del Partido Comunista de Cuba
    para la formación de las nuevas generaciones, y la
    identificación de su lugar en el mundo y en la
    solución de los problemas en función del
    desarrollo social con responsabilidad e identidad profesional
    demostrado en su desempeño pedagógico
    profesional.

  • Científico Tecnológico, que
    comprende la participación activa y consciente en la
    solución de problemas con un enfoque
    científico, a partir del dominio de una cultura
    científica que le permita tener una
    participación ciudadana y conducirse en la sociedad y
    estar acorde con las exigencias actuales.

  • Lo Pedagógico Profesional, que logra
    la unidad dialéctica entre lo pedagógico y lo
    profesional, entre el dominio de la ciencia que enseña
    para una adecuada conducción del proceso de
    enseñanza aprendizaje y, en consecuencia, un profundo
    conocimiento teórico-práctico y
    metodológico de su profesión, demostrado en su
    profesionalidad pedagógica. Implica, además,
    las habilidades, valores y cualidades morales que
    caracterizan la esencia humanista de la labor del profesor y
    las habilidades profesionales que garantizan el
    desempeño.

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