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Estrategias gerenciales para el fortalecimiento de la calidad educativa (página 2)




Enviado por magaly castillo



Partes: 1, 2, 3

Tal como se plantea, el término gerencia tiene
dos utilidades principales, es decir, al hablar de gerencia como
sección o departamento de una organización, se
está haciendo referencia a la actividad de gerenciar o
poner en práctica todo tipo de técnicas y
métodos que puedan organizar el funcionamiento de una
institución. Normalmente, la gerencia es la encargada de
coordinar a las diferentes secciones a su cargo, para lograr la
existencia de una dinámica, una comunicación
apropiada entre ellas.

Asimismo, el término gerencia es aplicado para
describir este tipo de actividades más que para hacer
referencia a una sección de la organización. En
este orden de ideas, Chiavenato (2008) expresa "para llegar a
ocupar un puesto de gerente, la persona debe contar con ciertas
aptitudes, las cuales pueden adaptarse en mayor o menor medida a
cada situación particular, pero, son por lo general
bastante similares" (p.31). Entre ellas, pueden citarse: buena
presencia, trato respetuoso hacia los colegas, una actitud de
liderazgo, autoridad, seriedad, entre otras. Todas estas
características tienden a facilitar la generación
de espacios de trabajo adecuados en donde los gerentes pueden
encontrar mejores resultados a sus pedidos y
sugerencias.

En opinión de la investigadora, la gerencia se
define como el proceso de planeación, organización,
actuación y control de las operaciones de la
organización, que permiten mediante la coordinación
de los recursos humanos, materiales esenciales, alcanzar sus
objetivos de una manera efectiva, eficiente.

El rol del gerente educativo consiste entonces,
según Ariza (2008), en gerenciar el sistema representado
por la escuela a su cargo o la red escolar que coordina, a fin de
satisfacer la demanda de los diferentes actores internos o
vinculados a la institución, para contribuir a cubrir la
demanda cuali-cuantitativa de educación. En este sentido,
el autor sostiene "todo directivo al gerenciar la escuela aplica,
de manera continua, en conjunto con los demás actores, el
ciclo planificar-ejecutar-revisar-actuar" (p.28)

La aplicación de este ciclo es el proceso
directivo de la institución, a través del cual se
planifica, organiza, dirige, controla y da seguimiento a la
gestión escolar, optimizando la utilización de los
recursos disponibles. Al respecto, Chiavenato (2008) refiere que
la gerencia en las organizaciones implica la
administración eficiente de los recursos a través
de los procesos operativos o administrativos mediante la cual se
invierte para obtener un retorno en corto plazo,
poniéndolos en práctica para obtener el
éxito de la planificación realizada.

Ahora bien, según el Ministerio del Poder Popular
para la Educación (2005) el director como gerente de una
organización educativa, es la persona idónea para
velar por el bienestar de su plantel y hacer que se cumplan los
objetivos previstos. En este sentido, las instituciones escolares
ameritan personal capacitado para cumplir con cada una de las
funciones directivas, estableciendo pautas para optimizar el
servicio educativo que en ellas se ofrece.

Por ello, dirigir el personal docente de una
institución para conseguir su óptimo
desempeño pedagógico requiere la orientación
del gerente quien debe ser una persona con capacidades,
conocimientos, habilidades para orientarlo, logrando la
excelencia educativa. Desde esta perspectiva, la gerencia
educativa debe procurar que los conocimientos, capacidades,
habilidades de los docentes se desempeñen de manera
óptima en el cumplimiento de sus funciones.

2.3 Estrategias Gerenciales que pueden aplicar los
directivos de la Escuela Técnica Agropecuaria Segundo
Álvarez

Las organizaciones escolares tienen por objetivo el
logro de los fines propuestos por el Ministerio del Poder Popular
para la Educación, razón por la cual deben recurrir
a ciertas estrategias de trabajo con el propósito de
cumplir con los mismos. Al respecto, Hernández y
Rodríguez (2006) señalan:

Las estrategias son planes de acción a gran
escala para interactuar con el medio a fin de alcanzar los
objetivos y metas. Es la acción de proyectar un futuro
deseado y los medios efectivos para conseguirlo y hacer que el
futuro de la empresa se comporte como se planeó
(p.458)

De acuerdo con lo antes expuesto, una estrategia es un
programa general que se traza para alcanzar los objetivos de una
organización y ejecutar su misión. Su adecuada
aplicación conlleva a los directivos a profundizar en el
logro de los objetivos, así como a una proyección
del éxito de los mismos.

En ese marco de ideas, se conciben las estrategias
gerenciales como aquellas actividades que el director realiza en
el ejercicio de sus funciones, siendo definidas por Garric (2003)
como "los procedimientos lógicos, psicológicos y
estructurados de lo que se vale el director para facilitar y
orientar las acciones" (p.18). Es decir, son los elementos
utilizados por el director para facilitar el logro de los
objetivos institucionales.

Concebida la escuela primaria como un proceso
sistémico donde convergen una serie de factores o
variables estrechamente interrelacionadas, las cuales determinan
favorable o desfavorablemente su operatividad, siendo necesario
implementar estrategias gerenciales de carácter global que
involucren a cada uno de los componentes curriculares,
involucrando a todos los actores educativos.

Asimismo, Guerra (2003) considera las estrategias
gerenciales como el conjunto de acciones o guías para
orientar al personal sobre lo que deben hacer y conseguir de
acuerdo tanto a las metas como los objetivos planteados por la
institución, basándose en la ejecución,
control, trabajo en equipo, integrando e interactuando con el
personal, así como la comunidad a fin de lograr los
objetivos propuestos.

Visto de esta forma, las estrategias gerenciales son
herramientas fundamentales en el proceso educativo en el
subsistema de Educación Primaria, por cuanto la gerencia
se orienta al logro de los objetivos propuestos sistematizando
las acciones y adecuándolas a las exigencias del contexto
donde se inserte la participación comunitaria, logrando
así el futuro deseado, así como los medios para
llegar a él.

Desde esa perspectiva, Sallenave (2009) señala:
"las estrategias gerenciales son la integración de los
métodos, recursos y habilidades gerenciales para alcanzar
los objetivos y metas de la organización" (p.34). En otras
palabras, son un plan de utilización y asignación
de los recursos disponibles con el fin de alcanzar los fines
propuestos por la institución escolar.

Sin lugar a dudas, para conducir una gerencia de manera
estratégica, el directivo debe planificar en
función de los objetivos trazados, por cuanto, le permite
ejecutar los proyectos orientados a la eficacia y eficiencia de
su gestión. Por esa razón el desarrollo de
estrategias es fundamental en las organizaciones escolares para
una acción directiva eficaz.

En ese sentido, Jones y George (2006) se refieren a las
estrategias gerenciales como "el conjunto de decisiones sobre
qué metas perseguir, qué acciones emprender y
cómo aprovechar los recursos para alcanzar las metas"
(p.721). Al analizar esta definición se infiere que las
estrategias gerenciales exigen concentrar esfuerzos
técnicos, los cuales conlleven al fortalecimiento de las
acciones a ejecutar en las organizaciones escolares.

Por tanto, pueden concebirse las estrategias gerenciales
como aquellas acciones planificadas por los directivos para
obtener resultados en colaboración con los demás
actores educativos: docentes, padres/representantes, para lo cual
debe poseer los conocimientos relacionados con la gerencia
estratégica.

Asimismo, las estrategias gerenciales permiten al
directivo hacer uso de los recursos con el objeto de alcanzar los
propósitos establecidos por la institución, pues a
través de ellas desarrollan visiones, liderizan, estimulan
al personal, involucran a la comunidad, entre otros aspectos
esenciales para el adecuado funcionamiento de las organizaciones
escolares.

Las estrategias gerenciales permiten al directivo
ejercer sus funciones encauzando la coordinación de las
actividades de la institución hacia el logro de los
objetivos, siendo consideradas como aspectos centrales
orientadores del proceso administrativo desarrollado dentro de
ella, por cuanto son procedimientos que incluyen técnicas,
operaciones, las cuales persiguen un propósito
determinado. Esto implica, una preparación previa de
manera de hacerlas efectivas, sobre todo en relación a lo
administrativo y académico, por ello, se constituyen en un
plan de ejecución de actividades concatenadas,
secuenciales con las cuales se involucra a todos los actores del
hecho educativo.

Al respecto, Raga (2004) plantea que estos cursos de
acción son puntos centrales de los procesos
administrativos donde la organización escolar se debe
llevar de forma integrada, sistemática relacionando un
elemento con otro. Por ello, se consideran guías
administrativas ofrecidas al proceso organizacional para cumplir
con el logro de los propósitos y variando según la
estructura de las funciones desarrolladas. Asimismo, Reddin
(2005) considera que las estrategias gerenciales básicas
del directivo son:

– Proactividad en la mayoría de sus relaciones,
mostrando un estilo personal, el cual estimule la acción,
inspire el trabajo en equipo y el respaldo mutuo.

– Capacidad para lograr que la gente se involucre y
comprometa, facilitando a los demás ver las oportunidades
para trabajar en equipo.

– Trabajar en forma constructiva con los
demás.

– Comunicarse con el personal total y abiertamente,
aceptando las preguntas y permitiendo que el equipo haga su
propia evaluación de los hechos.

– Intervenir en los conflictos antes de que sean
destructivos.

– Esforzarse por ver que los logros individuales,
así como los del equipo se reconozcan en el momento y
forma oportunos.

En ese sentido, Barker (citado por Blanco, 2009),
señala que las estrategias gerenciales son la
definición de las metas, objetivos a largo plazo de una
organización junto con la adopción de cursos de
acción, por tanto se refieren a la combinación de
medios a emplear para alcanzar los objetivos, indicando como
tales: las personales y administrativas.

2.3.1 Estrategias Gerenciales
Personales

Actualmente, las organizaciones escolares se
desenvuelven entre constantes cambios, por lo cual es preciso
realizar un estudio constante del entorno para adaptar las
estrategias y acciones a fin de mantener la calidad del servicio
que ofrecen. Por esa razón, el desempeño del
personal directivo constituye uno de sus principales
factores.

En ese sentido, Frances (2006) acota que la capacidad
para adaptar las actividades de las escuelas a un entorno
cambiante, es uno de los factores de éxito más
importantes para los gerentes educativos. De ahí la
importancia de poseer competencias personales como patrones
generales de comportamiento y ejecución de acciones
concretas, las cuales propicien el desarrollo del ejercicio
profesional, de donde emerjan un conjunto de factores,
componentes, relaciones entre los distintos actores, para
optimizar la calidad del servicio educativo.

Por esta razón, la gestión del gerente
educativo en las escuelas primarias debe sustentarse en una serie
de características o cualidades personales que inciden a
su vez en la organización a su cargo. Por ello, el rol del
personal directivo es cultural-profesional proyectándose
para legitimar su quehacer, respondiendo a las necesidades
sociales e históricas de la comunidad en la cual
trabaja.

Visto de esa forma, las estrategias gerenciales
personales deben permitirle al director liderar los procesos de
su escuela, propiciando una real participación de los
distintos actores de la comunidad educativa, para dar respuesta a
las necesidades real de la institución. Por ello, Alvarado
(2004) expresa que los directivos escolares deben establecer
prioridades, sistematizar los recursos disponibles, logrando un
óptimo funcionamiento operativo-administrativo en la
organización escolar.

Por tanto, deben estar abiertos a los cambios para
avanzar en el contexto educativo, en la búsqueda de una
gerencia efectiva, eficiente, original, capaz de transformar los
entornos educativos en organizaciones altamente eficientes,
productivas. De allí que en el desarrollo de estrategias
gerenciales personales se requiere la comprensión de los
aspectos tanto positivos como negativos surgidos de las
interacciones entre quienes intervienen en el proceso educativo,
por esa razón, se asumen en el presente trabajo como tales
las siguientes: empatía, comunicación,
asertividad.

1. Empatía: Implica percibir lo que
sienten los demás, ser capaces de ver las cosas desde su
perspectiva, así, cultivar la afinidad es propio de las
personas empáticas, por cuanto actúan como radar
social el cual desea saber interpretar las emociones ajenas; en
un plano más elevado incluye percibir las preocupaciones
del otro y responder a ellas, es decir comprender los problemas e
intereses subyacentes bajo los sentimientos del
compañero.

En esa línea de pensamiento, Madrigal (2006)
concibe la empatía como "la habilidad para entender las
necesidades, sentimientos y problemas de los demás, de
ponerse en su lugar y responder correctamente a sus reacciones
emocionales" (p.172), es decir, las personas que la manifiestan
son capaces de escuchar a los demás, entender sus
problemas, motivaciones, a su vez, tienen mucha popularidad,
así como reconocimiento social, se anticipan a las
necesidades de los demás aprovechando las oportunidades
ofrecidas por ellas.

Es la capacidad de tener conciencia y captar los
sentimientos, necesidades e intereses de los otros, lo cual
implica saber qué quieren o necesitan, a fin de cultivar
la afinidad con una amplia diversidad de personas. En
consecuencia, permite al empleado mejorar las relaciones
interpersonales con sus semejantes.

Al respecto, Lorenzo (2006) expresa que la
empatía es la habilidad para entender los estados
emocionales de otras personas, sus sentimientos, necesidades e
intereses, para tratarlas de acuerdo con sus reacciones
emocionales. Es decir, implica reconocer las emociones en los
demás, expresándose generalmente a través de
canales no verbales.

Ahora bien, ejercer empatía requiere de un alto
nivel de paciencia, pues mantenerse en silencio es un elemento
esencial, así como la conciencia de no indagar e
investigar qué está sintiendo o pensando en
interlocutor, significa entenderlo, identificando sus emociones y
sentir como si fuera él. Es la habilidad para entender sus
necesidades, sentimientos, problemas respondiendo correctamente a
sus reacciones emocionales.

Asociado a lo anterior, Gil"Adi (2005) afirma que la
empatía es la capacidad de entender a otra persona
identificando sus emociones, intereses, necesidades, ponerse en
su lugar, cultivando una mayor sensibilidad social. Por
consiguiente, los gerentes empáticos están mejor
adaptados a las sutiles señales, indicativas de las
necesidades o deseos de los docentes, pues este elemento
involucra la comprensión y ayuda a los demás,
aprovechando la diversidad. En el contexto educativo, se expresa
en:

– Comprender a los docentes, percibiendo sus
sentimientos y perspectivas, así como interesarse
activamente en sus preocupaciones.

– Ayudar a los demás a desarrollarse; entendiendo
las necesidades de desarrollo del personal fomentando sus
aptitudes.

– Orientación hacia el servicio, previendo,
reconociendo y satisfaciendo las necesidades del personal
docente.

– Aprovechar la diversidad, cultivando las oportunidades
a través de las diversas personalidades de los
docentes.

Un enfoque coincidente es el propuesto por Goleman
(2004:123) quien define la empatía como "la capacidad para
reconocer las emociones de los demás, saber qué
quieren y qué necesitan, es la habilidad fundamental para
establecer relaciones sociales y vínculos personales". Por
consiguiente, es una de las habilidades básicas para
entender al otro, es saber escuchar, por cuanto, la
mayoría de las personas cuando hablan con otras le prestan
mayor atención a las propias reacciones en relación
a los comentarios.

Se infiere entonces que los directivos empáticos
son capaces de escuchar al personal, entender sus problemas y
motivaciones; a su vez, tienen mucha popularidad, reconocimiento
social, se anticipan a las necesidades de los demás
aprovechando las oportunidades ofrecidas por ellos. No requieren
necesariamente estar de acuerdo con los docentes, pero ven desde
una óptica distinta, asumiendo la existencia desde
diferentes puntos de vista, evaluando las situaciones,
brindándoles el apoyo necesario.

2. Comunicación: Es definida por
Chiavenato (2008) como la transmisión de una
información de una persona a otra o entre organizaciones,
en otras palabras, es el fenómeno mediante el cual un
emisor aclara algo a un receptor intercambiando contenidos, ideas
u opiniones con la intención de influir en el
comportamiento de éste.

Puede decirse entonces que las organizaciones no pueden
existir sin comunicación, pues ésta posibilita la
realización de los procesos, actividades de las mismas,
por ello, quienes laboran en ellas deben poseer habilidad
comunicacional como una premisa básica de sus funciones,
lo cual permitirá su ejercicio efectivo. En ese sentido,
Mahon (2004) la define como:

El hilo invisible que une o desune una empresa
internamente, y que a su vez, la une o la separa del contexto,
donde justamente reside el interés el cual con su aporte
contribuye a su continuidad. Cuando este hilo se rompe en
algún punto, significa que las comunicaciones flaquean y
ello en mayor o menor grado, incide en el resultado de la
institución (p.42)

De acuerdo con lo anterior, los gerentes educativos
deben utilizar una efectiva comunicación con el personal
que integra su equipo de trabajo para lograr una buena
relación interpersonal, así como alcanzar una mayor
productividad en la institución. De esta manera, la
comunicación es un proceso de transmitir, comprender
información e ideas, así como sentimientos y
emociones, realizada generalmente con la finalidad de afectar el
comportamiento en las personas. Por ello, el gerente debe manejar
una comunicación clara, precisa para garantizar la
comprensión del mensaje por todo el resto del
personal.

De esta manera, la comunicación es un proceso de
transmitir, comprender información e ideas, así
como sentimientos y emociones, realizada generalmente con la
finalidad de afectar el comportamiento en las personas. Por ello,
el directivo debe manejar una comunicación clara, precisa
para garantizar la comprensión del mensaje por todo el
resto del personal.

Asimismo, Certo (2008) expresa que la
comunicación es el proceso de compartir información
con otros individuos que laboran dentro de una
organización. Por ello, se deduce la existencia en ella de
dos o más personas interactuantes quienes comparten
significados, los cuales pueden trascender como experiencia
humana y social de los grupos.

En consecuencia, la comunicación puede ser
entendida como una actividad compartida la cual necesariamente
pone en contacto psicológico a las personas en una red de
significados compartidos. Por tanto, dependerá de la
percepción del sujeto receptor y la carga emocional o
subjetiva del mismo. En ese sentido, Alles (2009) señala
que en ese proceso se asumen comportamientos orientados a
escuchar y expresar ideas de manera efectiva, algunos de ellos
son:

– Se comparte información relevante a sus
colaboradores y con áreas de la
organización.

– Comunica sus ideas en forma clara, efectiva y fluida,
logrando que su audiencia entienda su mensaje e
impactándola en el sentido deseado.

– Expresa claramente a sus colaboradores los objetivos y
estrategias organizacionales, cuáles son sus
responsabilidades, así como lo que se espera de
ellos.

– Prepara sus instrucciones antes de
transmitirlas.

– Escucha atentamente a los demás;
esforzándose por comprender el significado de la
información que recibe.

Por tanto, se infiere que la comunicación es la
capacidad del directivo para escuchar, hacer preguntas, expresar
conceptos e ideas en forma efectiva y exponer aspectos positivos.
Es la habilidad de saber cuándo, a quién preguntar
para llevar adelante un propósito. También implica
escuchar al otro, entenderlo, comprender la dinámica de
grupo

La comunicación es el proceso principal de toda
institución educativa, siendo definida por Cardona (2004)
como "la capacidad de escuchar y transmitir ideas de manera
efectiva empleando pro procedimientos formales e informales,
proporcionando datos concretos a respaldar las observaciones y
condiciones" (p.84).

En el ámbito educativo, cabe señalar que
la comunicación permite a los gerentes transmitir
información al personal de manera efectiva, compartiendo
con ellos creencias, valores recibir las opiniones e ideas de
éstos, las cuales son indispensables para la toma de
decisiones, solucionar problemas, plantear objetivos.

Por ello, el directivo debe hacer uso de todos los
elementos del proceso comunicacional, para facilitar la tarea de
dirigir, permitiendo la participación de todos, aceptando
sugerencias, además de brindar la información de
una manera clara, eficaz, de manera que sea comprensible para el
personal.

3. Asertividad: Se considera como una conducta y
no una característica de la personalidad, por lo cual se
incluye como una habilidad social, manifestada por la destreza
del individuo en para establecer relaciones equilibradas con sus
semejantes, evitando reacciones sumisas o violentas, fomentando
la autoestima, así como las buenas relaciones
interpersonales.

De acuerdo con Melgosa (2010) la asertividad consiste en
"la expresión de nuestros sentimientos de una manera
sincera, abierta y espontánea, sin herir la sensibilidad
de la otra persona" (p.84). En otras palabras, es la capacidad de
expresar las necesidades, deseos, opiniones de forma honesta,
directa, apropiada, sin menospreciar los derechos e intereses de
los demás. Asimismo, Albaladejo (2010) plantea:

La asertividad está relacionada con la
afirmación. Comunicarse asertivamente es comunicarse de
manera afirmativa, afirmando los propios intereses y necesidades
y también los del interlocutor. La asertividad no es una
especie de manipulación que nos permite conseguir nuestros
propósitos a costa de los demás. Ni es una
aceptación sofisticada de las necesidades de los
demás a costa de las nuestras. (p.99)

Del análisis de la afirmación anterior se
deduce que la asertividad implica administrar las emociones
asumiendo la situación de manera responsable, reconocer
sus capacidades, así como las de los demás para
lograr los objetivos personales propuestos, siendo una persona
segura de sí mismo, tomando decisiones sin necesidad de la
aprobación de otros.

Desde el punto de vista conductual, la propuesta de un
aprendizaje asertivo se fundamenta en los conocimientos generados
por Pavlov, quien estudio la adaptación al medio ambiente
de personas, las cuales si dominan las fuerzas excitatorias, se
sentirán orientadas a la acción, y emocionalmente
libres, enfrentándose a la vida según sus propios
términos; por el contrario, si el dominio corresponde a
las inhibitorias, se mostrarán desconcertadas,
acobardadas, sufriendo la represión de sus emociones,
haciendo a menudo lo no deseado.

En el enfoque cognitivo, el comportamiento asertivo
consiste en expresar lo que se cree, se siente y desea de forma
directa, honesta, haciendo valer sus propios derechos, así
como respetando los de los demás. Al respecto,
Rodríguez y Serralde (2009) sostienen la necesidad de
incorporar cuatro procedimientos básicos en el
adiestramiento asertivo:

– Enseñar la diferencia entre asertividad y
agresividad.

– Ayudar a identificar los propios derechos y los de los
demás.

– Reducir los obstáculos cognoscitivos, afectivos
para actuar de manera asertiva, disminuyendo ideas irracionales,
ansiedades y culpas.

– Desarrollar destrezas asertivas a través de las
prácticas de dichos métodos.

En cuanto al enfoque humanista, éste se centra en
concebir la asertividad como una técnica para la
autorrealización del ser humano. En ese sentido, para Pick
y Vargas (2008) ser asertivo se necesita aceptarse y valorarse,
respetar a los demás, permanecer firmes en las propias
opiniones, comunicar con claridad, directamente, en el
lugar/momento adecuados de forma apropiada lo que se quiere o se
necesita decir.

En síntesis, dentro de una institución
educativa se considera la conducta asertiva como una habilidad
social, la cual puede manifestarse por todos los miembros de la
misma, consistente en manifestar clara, respetuosamente las
opiniones propias, defendiendo los derechos, aceptando las
críticas, pensamientos de los demás sin sentirse
culpables por ello.

Asimismo, Riso (2009) define la conducta asertiva
como:

Aquella conducta que permite a la persona expresar
adecuadamente (sin distorsiones cognitivas o ansiedad y
combinando los componentes verbales y no verbales de la manera
más efectiva posible), oposición (decir no,
expresar desacuerdos, hacer y recibir críticas, defender
derechos y expresar en general sentimientos negativos) y afecto
(dar y recibir elogios, expresar sentimientos positivos en
general) de acuerdo con sus intereses y objetivos, respetando el
derecho de los otros e intentando alcanzar la meta propuesta.
(p.45)

De acuerdo con la definición anterior, los
directivos asertivos tienen capacidad para reconocer sus
necesidades, haciéndolas saber con confianza y claridad.
Aceptan que las demás tienen el mismo derecho que ellas de
hacerse valer, por este motivo, presentan sus ideas a
reclamaciones con toda cortesía, escuchan con el mayor
respeto las reclamaciones presentadas por otras
personas.

Al respecto, Güell y Muñoz (2009)
señalan que la persona asertiva evita la
manipulación, es más libre en sus relaciones
interpersonales, posee una autoestima más alta, tiene
más capacidad de autocontrol emocional, muestra una
conducta más respetuosa hacia las demás
personas.

En síntesis, dentro de una institución
educativa se considera la conducta asertiva como una habilidad
social, la cual puede manifestarse por todos los miembros de la
misma, consistente en manifestar clara, respetuosamente las
opiniones propias, defendiendo los derechos, aceptando las
críticas, pensamientos de los demás sin sentirse
culpables por ello.

2. 3.2 Estrategias Gerenciales
Administrativas

Los actuales procesos de cambio asumidos por la
educación venezolana plantean transformaciones en la
manera de conducir las instituciones escolares, enfocando la
organización escolar hacia un futuro de alianzas,
flexibilidad en la ejecución del trabajo manteniendo
propósitos unitarios. En ese sentido, Vázquez
(2005) señala que las estrategias gerenciales
administrativas deben reflejar la conducta necesaria para el
éxito futuro de la organización, señalando
como tales: el liderazgo, el trabajo en equipo y la
negociación.

1. Liderazgo: Según Stoner y Freeman (2008) el
gerente debe ser un líder que "a través de su
energía y visión personal, inspira a sus seguidores
y tiene un impacto importante en sus organizaciones" (p.524). De
igual forma, Gómez y Pin (2010) definen el liderazgo como
un "estilo de gerenciar según el cual el líder
mueve a las personas respondiendo a sus necesidades sentidas, e
incluso, las despiertan o modifican" (p.36).

En otras palabras, el liderazgo se considera como la
habilidad de persuadir a otros para buscar con entusiasmo
objetivos definidos. Por tanto, se puede afirmar que el contexto
de liderazgo no sólo se define en una organización,
sino abarca diversas facetas de índole social donde
alguien en su actividad concreta puede influir sobre el
comportamiento de otro individuo o grupo.

Asimismo, Mendoza (2005), plantea que el liderazgo es el
factor esencial para ayudar a los individuos o grupos a
identificar sus objetivos, motivándolos y
auxiliándolos en su desempeño de la
organización. Es decir, es un proceso de influencia
asumido por una persona quien lo asume para generar conductas
posibles de ser asimiladas, puestas en práctica para
lograr las metas institucionales.

Por tanto, para que el gerente educativo le dé
buen uso a los recursos de los cuales dispone, debe poseer las
habilidades necesarias, tener una fuerte motivación al
logro, formación profesional, además de experiencia
docente permitiéndole así dirigir al centro
educativo con mayor propiedad.

Visto de esa forma, el liderazgo direcciona el trabajo
del equipo, por cuanto evita el derroche de energía al
propiciar la unión de los esfuerzos de todo el personal,
enfatizando la ejecución de acciones conducentes al logro
de objetivos de alcance factible. Por tanto, es el factor crucial
que ayuda a los individuos o grupos a identificar sus objetivos,
motivándolos, auxiliándolos para alcanzar las
metas, tanto individuales como institucionales.

En ese sentido, el Programa Actualización de los
Maestros de Escuela (AME, 2012), señala que el papel del
liderazgo en los centros de excelencia global, juega un rol
central, desplegándose la responsabilidad del director y
del equipo directivo:

– Estimulando la participación y compromiso del
activo más importante del plantel, el capital humano.
Promoviendo el liderazgo en todos los niveles del centro
educativo, así como el desarrollo de sus habilidades y
conocimientos.

– Planificando, ejecutando las estrategias de
mejoramiento de la calidad. Sobre ellos recae la tarea de
desplegar las mejores prácticas, identificar las fases y
procesos que deben fortalecerse, gerenciar las iniciativas y
proyectos de mejora, además de propiciar la
innovación en el contexto de la visión del
plantel.

– Formulando los valores, propósitos que animan
al centro y, conjuntamente con la comunidad, los docentes y
alumnos, construir una visión común. Los centros de
excelencia desarrollan actitudes positivas hacia la excelencia,
igualdad, transparencia, inclusión, equidad, diversidad,
por supuesto, calidad.

– Proporcionando un clima y unas condiciones de trabajo
donde todos puedan participar, así como desarrollar
iniciativas, tanto en el salón de clase como en el centro
de manera global.

– El equipo directivo toma decisiones basadas en datos y
no en creencias. El dato es el que le permite evaluar la
situación actual, el rendimiento estudiantil, así
como los logros alcanzados con la mejora de los
procesos.

Asimismo, Fe y Alegría (2010), plantea un
liderazgo que contemple, entre otras las siguientes
características:

– Colegiado; es decir que trabaje en equipo, concebido
como una capacidad organizacional.

– Distribuido, que se ejerza con capacidad de servicio,
considerado por Murrillo (2006), como más que una simple
remodelación de tareas, significa un cambio en la cultura,
que entraña el compromiso y la implicación de todos
los miembros de la comunidad escolar en la marcha, el
funcionamiento y la gestión de la escuela, aprovechando
las habilidades de los otros en una causa común, de manera
de manifestarse en todos los niveles.

Además, este modelo de liderazgo se caracteriza
por exigir una organización y constitución de
espacios permanentes de comunicación e información.
Todo lo que va sucediendo en el centro educativo es conocido por
todos los miembros de la comunidad educativa.

– Organizador de espacios de participación que
permitan a todos los miembros de la comunidad educativa hacerse
partícipes de diferentes acciones que se desarrollen en el
centro educativo, conformando para ello equipos mixtos con la
participación de docentes, estudiantes, familia y
comunidad.

– Participativo, que dé la oportunidad a los
equipos organizados en el plantel de tomar decisiones e
intervenir en la vida del centro educativo, desde la
argumentación y la proposición de soluciones,
acciones hasta la reflexión y
evaluación.

En otras palabras, un liderazgo transformador, el cual
según Leithwood y otros (2008) es el más
idóneo para organizaciones educativas que aprenden, pues
favorece las metas comunes y compartidas, quienes proponen un
modelo de ocho dimensiones de liderazgo que se mencionan a
continuación:

– Construir una visión de la escuela. El
liderazgo identifica para los demás lo que es importante
(a nivel conceptual y operativo), aportando un sentido,
así como un propósito a la realidad organizativa,
articulando los distintos puntos de vista. Es tarea del
líder proveer dirección y guía para ponerla
en práctica, clarificando los procedimientos individuales
para llevarla a cabo.

– Establecer las metas. Uno de los focos centrales del
liderazgo debe ser establecer las metas y propósitos
centrales de la escuela.

– Proveer estímulos intelectuales. Los
líderes contribuyen a que el personal reexamine algunos de
los supuestos de su práctica habitual, proveen nuevas
ideas, incentivos y experiencias de desarrollo
profesional.

– Ofrecer apoyos individualizados. Incluye la
adquisición de recursos para el desarrollo no sólo
de los miembros del personal de la escuela, sino también
organizativo o institucional. El profesorado precisa sentir que
la dirección les apoya, está detrás de ellos
cuando surgen problemas y reduce la incertidumbre.

– Proporcionar modelos de las mejores prácticas,
de acuerdo con los valores importantes de la organización
escolar. Proponer prácticas como modelos ejemplares a
seguir por el personal.

– Inducir altas expectativas de realización
(resultados), excelencia, consecución, calidad, desarrollo
profesional, exigir profesionalismo y comprometer a la escuela en
el centro de cambio.

– Construir una cultura escolar productiva,
contribuyendo a que el centro se configure como promotor del
aprendizaje continuo, dentro de una comunidad profesional donde
se comparta el trabajo y experiencia de los colegas.

– Desarrollar estructuras para una mayor
participación en las decisiones escolares. Implica crear
oportunidades para que todos los grupos implicados participen
efectivamente en las decisiones.

2. Trabajo en equipo: Para mantener un
desempeño adecuado en cualquier organización,
incluyendo las educativas, es esencial que todos los miembros de
su personal conozcan sus capacidades y habilidades pero sobre
todo reconozcan la importancia de las mismas, tanto propias como
las de sus compañeros.

En ese sentido, Robbins (2008) define el trabajo en
equipo como "dos o más personas que interactúan en
interdependencia unos de otros y se reúnen para lograr
objetivos específicos" (p.37). Por su parte, Carías
(2008) lo concibe como un "conjunto de personas generalmente
diferentes en cuanto a la formación previa, destrezas,
conocimientos quienes se relacionan en forma de
colaboración interdependiente con el fin de obtener
resultados óptimos" (p.444).

Dentro de las instituciones educativas, no todos sus
miembros tienen el mismo nivel de formación profesional,
ni los mismos valores, sin embargo, cuando trabajan unidos en
busca de un mismo fin se dice que realizan un trabajo en equipo.
Al respecto, Vera (2003) sostiene que un equipo de trabajo son
unidades compuestas por un número de personas organizadas
para realizar una determinada tarea, las cuales están
relacionadas entre sí y, en consecuencia,
interactúan dentro de éste para alcanzar los
objetivos propuestos, mediante unas adecuadas relaciones
interpersonales.

En este sentido, implica la capacidad de colaborar,
cooperar con los demás, de formar parte de un grupo y de
trabajar juntos. Para que esta competencia sea efectiva, la
aptitud debe ser genuina. A tal efecto, en su definición
más amplia, un equipo es un grupo de personas que trabaja
en procesos, tareas u objetivos compartidos.

Por su parte, Arteaga(2006), indica que el trabajo en
equipo se refiere a la manera en la cual se logra coordinar los
esfuerzos de una red de personas cuya capacidad de trabajar con
los demás, sabiendo escuchar, comunicar, cooperar,
negociar, compartir y reconocer las emociones de los
demás; permite llegar al logro de un objetivo
común.

Es así como, en la Escuela Técnica
Agropecuaria Segundo Álvarez del municipio Baralt, se
denota la importancia de trabajar en torno al desarrollo de la
calidad educativa que se traduzca en la integralidad de su
personal en aras del desarrollo holístico de sus alumnos.
En este sentido, está justificado plenamente el trabajo de
los colectivos docentes como gestores del proceso educativo que
se lleva a cabo en esta institución.

Asimismo, se infiere que la figura del personal
directivo al tener claro las competencias asociadas a gestiones
propicias, propicia un ambiente armónico y viable para la
ejecución de los procesos administrativos y gerenciales
conducentes al mejoramiento de las relaciones interpersonales, en
consecuencia, al logro de los objetivos de la institución
escolar.

3. Negociación: En opinión de Navas
(2008) la negociación se refiere al manejo adecuado de los
conflictos que se presentan en las organizaciones escolares. En
ese sentido, Goleman (2004) señala:

El manejo de conflicto implica negociar y resolver
desacuerdos. Las personas dotadas de esta aptitud: (a) manejan
con diplomacia y tacto situaciones tensas y personas
difíciles; (b) detectan los potenciales conflictos, ponen
al descubierto los desacuerdos y ayudan a reducirlos; (c)
alientan el debate y la discusión franca; (d) orquestan
soluciones que benefician a todos (p.295).

De acuerdo con lo expuesto, el manejo de conflictos se
refiere a las negociaciones efectivas, donde los negociadores
atacan los problemas y no a las personas, abordan el trato para
resolver el conflicto, recurren a la comunicación para dar
a conocer las necesidades con exactitud a la otra parte,
persiguen adoptar una postura de colaboración en la
resolución de la crisis, con el propósito de
aumentar al máximo la satisfacción de las dos
partes, de esta manera, apoya, instrumenta, controla las
decisiones, comprometiéndose por completo con el logro de
los objetivos comunes.

En ese sentido, todo conflicto amerita la
participación de estrategias de resolución para
resolverlos y forman parte del campo de la negociación.
Una vez elegidas, tendrán un impacto sustancial en los
resultados que se obtengan, cualquiera de ellas puede ser eficaz
para el propósito buscado.

Ahora bien, en las instituciones educativas, sus
miembros requieren de habilidades para gestionar las estrategias
de negociación, de las preocupaciones, sensibilidad
conjunta por las necesidades del otro, requieren además,
tener confianza entre sí y una disposición para
mantener la flexibilidad de los conflictos presentados en
ellas.

La necesidad de considerar la negociación como
una vía para el manejo de conflictos en las instituciones
educativas, surge de los cambios en las relaciones
interpersonales que se presentan periódicamente en las
mismas. Por esa razón, para mejorarlas es indispensable el
dominio de esta habilidad entre los miembros de éstas para
estar en capacidad de diagnosticar el grado y las causas
generadoras de los problemas, así, realizar tratos, los
cuales permitan conciliar las diferencias existentes entre las
partes, propiciando de esta manera un ambiente más
adecuado para el logro de la calidad educativa.

2.4 Calidad Educativa que ofrece la Escuela
Técnica Agropecuaria Segundo Álvarez

La expresión calidad asociada a la
educación se remonta a los clásicos griegos con la
idea impulsada por Platón y Aristóteles de que la
misma debe estar garantizada por los poderes públicos; sin
embargo, la utilización de la calidad total sólo se
da una vez que ha sido instaurada en el campo
empresarial.

Según Toro y Marcano (2007), parte de entender
que la educación es una acción social que
enseñan y produce transformaciones informacionales en los
sujetos que la reciben; las cuales son asumidas como un aumento
cuantitativo y cualitativo de los saberes previos de los sujetos,
mediante el desarrollo y adquisición de nuevas
competencias para resolver problemas.

De igual manera, señalan los autores, se refiere
a los conceptos de relevancia, pertinencia, eficiencia. La
primera, se articula con las necesidades sociales y sus cambios,
procurando un tipo de educación adecuada para
satisfacerla; la segunda, se asocia con la coherencia de los
objetivos y las situaciones de aprendizaje, enfatizando en la
adecuación de los niveles evolutivos, culturales de los
sujetos educados; mientras la tercera, está asociada a la
racionalidad económica y administrativa, así como
al óptimo empleo de los recursos disponibles partiendo de
una clara concepción, tanto de medios como de
fines.

Esta afirmación adquiere fuerza en los informes
de la Organización de las Naciones Unidas para la
Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), en los que se
incorpora un concepto de calidad educativa interrelacionado a la
equidad del sistema educativo, referida a la justa
distribución de las oportunidades educativas, convirtiendo
la misma en trascendente. Al respecto, Martínez (2004)
refiere:

En el fondo la preocupación básica por la
calidad radica en aumentar la eficacia escolar, lo que no es otra
cosa que hacer rendir más a los estudiantes especialmente
a los de bajos ingresos económicos. Dicho de otra manera,
cuando se habla de mejorar la calidad de la educación se
está hablando de aumentar la capacidad de las escuelas
para producir aprendizajes y servicios competentes, lo cual
supone mejorar el rendimiento de los estudiantes para enfrentar
un mercado cada vez más exigente (p.338)

De acuerdo con lo anterior, los conceptos de calidad,
así como los procesos y procedimientos para lograrla son
aplicables en educación, la cual tiene como
propósito la formación del hombre, tanto en su
aspecto técnico como humanístico. Esto implica que
se busca no sólo formar un individuo capaz de enfrentar
con inteligencia los problemas de la vida real, dándole
soluciones efectivas, concretas utilizando o desarrollando la
tecnología más adecuada a las necesidades, sino
también preparar al individuo para entender a sus
semejantes y vivir en sociedad, con una conducta basada en los
más nobles principios morales.

En ese sentido, la calidad educativa es una de las
expresiones más utilizadas actualmente en el ámbito
educativo, como punto de referencia que justifica cualquier
proceso de cambio o plan de mejora, donde eficacia y eficiencia
son sus dos pilares básicas. La educación actual se
ubica en una sociedad cuya principal característica es el
cambio y los permanentes procesos de transformación
generados en el seno de la misma, donde la escuela forma parte de
ellos, por lo cual se ve afectada por los cambios sociales,
económicos, culturales del medio o entorno en donde se
encuentra. Al respecto, Cantón (2008) expresa que la
calidad de la educación:

Puede ser identificada con rendimiento académico
y se mide con las calificaciones y estándares internos;
también puede estar en la satisfacción de las
expectativas de padres y alumnos, depender de la
organización en la gestión de calidad; puede ser
fama, reputación, prestigio, aspectos subjetivos, pero muy
influyentes en la sociedad; la podemos identificar con resultados
del alumnos, del centro escolar, económicos, valor
añadido y sobre todo, calidad es la obra bien hecha de
hablaba Eugenio D"Ors, ya que se refiere a la acepción
más aceptable y global.

Al analizar la propuesta anterior, se infiere que la
educación no puede entenderse como un producto
físico o manufacturado sino como un servicio que se presta
a los alumnos. Pero, al igual que ocurre con otros servicios, su
naturaleza resulta difícil de describir, así como
la selección de los métodos para evaluar su
calidad.

En esa línea de pensamiento, Toranzo (2010)
expresa que "la calidad de la educación, no es un concepto
neutro más bien es un concepto ideológico que nos
ubica en una perspectiva específica desde donde mira la
realidad" (p.85). Bajo este punto de vista, la calidad de la
educación es el compromiso con la cualificación del
individuo, centrada en la construcción del conocimiento y
en la participación social. Desde esa perspectiva, Arrien
(2010) señala que ésta es:

Un concepto complejo que se construye respecto a
múltiples y diversas referencias. Es un concepto rico,
incluso en permanente evolución, convergente y ascendente
tras un ideal de una gran fuerza de atracción. La calidad
de la educación es una especie de utopía y de
aproximaciones sucesivas, y se hace realidad en los aprendizajes
cualitativamente relevantes. La calidad no está en lo que
se enseña sino en lo que se aprende, por lo que en la
práctica dicha calidad está cada vez más
centrada en el propio sujeto educativo. Entre los componentes
capaces de generar aprendizajes relevantes y progresivamente de
calidad (p.101)

En otras palabras, una educación de calidad es
aquella cuyos contenidos responden adecuadamente a lo que el
individuo necesita para desarrollarse como persona intelectual,
afectiva, moral y físicamente. Es aquella donde se logra
el aprendizaje real de los alumnos al cabo de determinados ciclos
o niveles.

2.4.1 Dimensiones de la Calidad
Educativa

Partiendo del consenso de que la educación es un
derecho humano fundamental y un bien público
irrenunciables, la Oficina Regional de Educación para la
América Latina y el Caribe (OREALC) dependiente de la
UNESCO (2007), propone una primera aproximación de lo que
es calidad de la educación, concibiéndola como un
medio para promover el desarrollo pleno del ser humano como tal,
pues gracias a ella crece, se fortalece como persona, como
especie la cual contribuye a desarrollar la sociedad,
transmitiendo, compartiendo sus valores, así como su
cultura.

La educación, por tanto, se concibe como un
proceso permanente que facilita el aprendizaje, el desarrollo de
competencias, la experiencia, así como la
incorporación plena de los valores, afectos y sus
potencialidades, tanto individuales como sociales. De esta
manera, tiene un valor en sí misma, no únicamente
como herramienta para el crecimiento económico o el
desarrollo social.

Visto de esa forma, la misión de la
educación es el desarrollo integral de ciudadanos que sean
capaces de transformar la sociedad actual, haciéndola
más justa, inclusiva, democrática, más que
la formación de sujetos capaces de integrarse y funcionar
adecuadamente en ella.

Sobre esta base la OREALC/UNESCO (2007) plantea un
concepto de calidad de la educación conformado por cinco
dimensiones esenciales y estrechamente relacionadas, al punto que
la ausencia de alguna implica una concepción equivocada de
calidad educativa dentro de un enfoque de derechos humanos. Estas
dimensiones son: equidad, relevancia, pertinencia, eficacia,
eficiencia.

1. Dimensión Equidad: Según la OREALC la
equidad que una educación es de calidad cuando logra la
democratización en el acceso y la apropiación del
conocimiento, es decir, cuando cualquier persona tiene la
posibilidad de recibir las ayudas, así como el apoyo
necesario para aprender a niveles de excelencia, y cuando los
resultados de aprendizaje no reproducen las desigualdades de
origen de los estudiantes ni condicionan sus opciones de
futuro.

Al respecto, López (2005) señala:
"establecer un criterio de equidad significa identificar
cuál es la dimensión fundamental respecto a la cual
definir un horizonte de igualdad y en torno a la cual se
estructuran todas las desigualdades resultantes (pp.67, 68). En
ese sentido, la equidad parte del reconocimiento de las
diferencias, propone estrategias para lograr la igualdad
fundamental que debería aportar la educación
básica.

El modelo político propuesto por Boudon (citado
por Rojas, 2004) basado en la Política de
Nivelación para la Excelencia propone la equidad educativa
como igualdad de oportunidades en el sentido de que es necesario
otorgar apoyos compensatorios a los sujetos más
desfavorecidos (menos logros en los aprendizajes escolares) con
el fin de acceder y permanecer en una escuela de
calidad.

Este programa enfatiza la igualdad en los logros
educativos. Al respecto, López (2005), explica que este
criterio de equidad educativa parte de la idea de que todas las
personas, independientemente de su origen social o cultural,
deben tener igual acceso al conocimiento. Optar por esta
dimensión implica partir del reconocimiento de las
diferencias, tanto al definir criterios de acceso como en la
elaboración de las propuestas pedagógicas e
institucionales que definen las prácticas
educativas.

Desde esa perspectiva, una educación de calidad
debe ofrecer los recursos y ayudas para que todos los
estudiantes, de acuerdo a sus capacidades, alcancen los
máximos niveles de desarrollo y aprendizaje posibles. Ello
significa poner a disposición de todas las personas, y no
sólo a quienes pertenecen a las clases y culturas
dominantes, el conocimiento, los recursos y condiciones que
desarrollen las competencias necesarias para ejercer la
ciudadanía, insertarse en la actual sociedad del
conocimiento, acceder un empleo digno y ejercer su libertad. De
ese modo, calidad y equidad son indisociables,
convirtiéndose la equidad en una dimensión esencial
para evaluar la calidad educativa.

Esta manera de entender la equidad es la única
opción de compensar y revertir las desigualdades
iniciales, rompiendo dentro del sistema educativo con los
determinismos sociales. Asimismo, el Programa de
Nivelación para la Excelencia se basó en un modelo
de acompañamiento que entiende la existencia de una
relación directa entre la gestión escolar y los
resultados de aprendizaje de los estudiantes.

En ese marco de ideas, aplicar la dimensión de
equidad comprende los principios de igualdad y
diferenciación, ya que tan sólo la educación
ajustada a las necesidades de cada uno asegurará que todas
las personas tengan las mismas oportunidades de hacer efectivos
sus derechos, así como alcanzar los fines de la
educación en condiciones de igualdad.

Desde la perspectiva de la equidad es preciso equilibrar
los principios de igualdad y diferenciación,
proporcionando a cada persona el apoyo necesario para
considerarse en igualdad de condiciones de aprovechamiento de las
oportunidades educativas. Pero, asegurar la igualdad de
oportunidades en el acceso al conocimiento requiere la
provisión de instituciones, así como programas
educativos suficientes, accesibles para todos, tanto desde el
punto de vista físico como económico.

También, es necesario asegurar la igualdad de
oportunidades en los insumos y procesos educativos, a
través de un trato diferenciado, que no sea
discriminatorio o excluyente, en lo referente a los recursos
financieros, materiales, humanos, tecnológicos y
pedagógicos con el fin alcanzar resultados de aprendizajes
equiparables.

En otras palabras, el pleno ejercicio del derecho a una
educación de calidad para todos, exige por tanto,
garantizar el derecho a la igualdad de oportunidades, es decir,
proporcionar más a quien así lo necesita y dar a
cada uno las ayudas y recursos requeridos para estar en igualdad
de condiciones de aprovechar las oportunidades
educativas.

Sin embargo, señala Blanco (2006) no basta con
brindar oportunidades. En ese contexto, el desafío de los
sistemas educativos es la generación de condiciones y
recursos para que sus miembros tengan efectivamente una
experiencia educativa de calidad, cuyo resultado se vea reflejado
en el acceso igualitario al conjunto de oportunidades disponibles
en esa sociedad.

2. Dimensión Relevancia: Los programas en una
educación de calidad son aquellos que incluyen contenidos
valiosos y útiles que respondan a los requerimientos
necesarios para formar integralmente al alumno, preparar
excelentes profesionales, acordes con las necesidades sociales, o
bien que provean de herramientas valiosas para el trabajo o la
integración del individuo a la sociedad.

En ese sentido, la OREALC (2007) señala que la
relevancia está relacionada con los sentidos de la
educación, sus finalidades y contenido, así como
con el grado en que ésta se satisface efectivamente las
necesidades, aspiraciones e intereses del conjunto de la sociedad
y, no solamente, de los grupos con mayor poder dentro de la
misma. Al respecto, señala que, desde la perspectiva del
derecho internacional, a la educación se le atribuyen
cuatro finalidades fundamentales:

– Lograr el pleno desarrollo de la personalidad y de la
dignidad humana.

– Fomentar el respeto de los derechos y libertades
fundamentales.

– Fomentar la participación en una sociedad
libre.

– Fomentar la comprensión, tolerancia y
relaciones entre todas las naciones, grupos religiosos o raciales
y el mantenimiento de la paz.

En ese sentido, se considera una educación de
relevancia en la medida que promueva aprendizajes significativos
desde el punto de vista de las exigencias sociales y del
desarrollo personal, lo cual difícilmente ocurrirá
si ésta no es también pertinente; es decir, si no
considera las diferencias para aprender, las cuales son fruto de
las características, necesidades de cada persona; a su
vez, mediatizadas por el contexto, tanto social como cultural
donde viven.

De esa manera, la relevancia se refiere al qué y
para qué de la educación; es decir, a las
intenciones educativas condicionantes de otras decisiones, como
las formas de evaluar. Desde la segunda incógnita, la
principal finalidad de la educación es lograr el pleno
desarrollo del ser humano en toda su realización:
individual y social.

Ello implica fortalecer y potenciar el desarrollo de
capacidades, así como habilidades cognitivas y
socio-afectivas, promoviendo la dignidad humana, el respecto de
los derechos, así como libertades fundamentales. Es decir,
la educación debe propiciar el máximo desarrollo de
las múltiples potencialidades de cada persona, a
través de aprendizajes socialmente relevantes,
experiencias educativas pertinentes a las necesidades,
características de los individuos, así como de los
contextos donde se desenvuelven.

Al respecto, la UNESCO-OEI (2010) plantea que una
educación de relevancia demanda un desafío de la
sociedad del conocimiento, llevando a considerar nuevamente a sus
propósitos esenciales en relación con el mundo del
trabajo, la vida social y el aprendizaje continuo. Pone en
cuestión, por tanto, el contenido del curriculum,
así como la priorización y compartimentación
de las asignaturas.

3. Dimensión Pertinencia: La pertinencia refiere
a la necesidad de que la educación sea significativa para
personas de distintos estratos sociales y culturas, con
diferentes capacidades e intereses, de forma que puedan
apropiarse de los contenidos de la cultura, tanto mundial como
local, para construirse como sujetos en la sociedad,
desarrollando su autonomía, autogobierno, libertad e
identidad propia.

Para Dias Sobrinho (2005) la pertinencia "es el
compromiso con el conocimiento y la formación a servicio
de un proyecto ético-político de la sociedad".
(p.245). además se relaciona con realidades y necesidades
específicas de cada país, por ende, en su sistema
educativo.

Es importante señalar que la evaluación de
la calidad que impulsa su dimensión principal que es la
pertinencia social, al mismo tiempo, trata de conseguir la
participación efectiva de la institución educativa
en la vida ciudadana, por medio de quienes la conforman. Puede
decirse entonces que la pertinencia se refiere al rol de la
educación en la sociedad, así como su compromiso
con el mundo laboral. También es la encargada de facilitar
los contenidos curriculares adecuados a las circunstancias de
vida de los alumnos.

En ese sentido, la OREALC (2007) expresa que, en
coherencia con un enfoque de derechos, la pertinencia significa
que el centro de la educación es el estudiante, por lo
cual es ineludible considerar su propia idiosincrasia en los
procesos de enseñanza y aprendizaje. De esta manera, se
asume la diversidad de educandos quienes hoy integran los
sistemas educativos, en sus distintos niveles, haciéndose
cargo de la gran heterogeneidad de los mismos para construir una
propuesta educativa, la cual permita la apropiación de los
aprendizajes.

Por ello, la educación debe ser flexible,
adaptándose tanto a las necesidades como a las
características de las personas, en sus diversos contextos
socioculturales. Para esto, es necesario, por ejemplo,
flexibilizar el currículo, así como la
organización del tiempo escolar para responder al hecho de
que muchos jóvenes requieren y necesitan trabajar, al
mismo tiempo de seguir estudiando.

Así también, la presencia de grupos
étnicos que se diferencian por valores, creencias,
religión, lengua, demanda implementar estrategias
educativas las cuales recojan e integren esta diversidad en el
ámbito del conocimiento, así como de los derechos
de las personas. De esta manera, la pertinencia demanda la
inclusión del otro como legítimo e igual,
respetando y valorando los universos simbólicos, por
tanto, los paradigmas que los sostienen.

Al respecto, el Programa AME (2012) señala que la
pertinencia implica concentrar la atención en lo que el
estudiante aprende, las competencias adquiridas, suponiendo un
giro fundamental, poniendo énfasis en el aprendizaje en
lugar de la enseñanza. Para ello, se debe brindar
atención oportuna a la realidad de los estudiantes,
mediante la participación activa de la comunidad y de los
padres – representantes en la superación de los
obstáculos de cada estudiante.

4. Dimensión Eficacia: La eficacia de acuerdo a
García Hoz (2009) se refiere a la necesidad de que todos
los componentes cumplan adecuadamente su función, de tal
forma que el ser humano desarrolle sus potencialidades y compense
sus limitaciones. En ese sentido, implica analizar en qué
medida se logran o no los objetivos propuestos.

De allí que Murillo (2005) exprese que una
escuela eficaz "es aquella que consigue un desarrollo integral de
todos y cada uno de sus alumnos, mayor de lo que sería
esperable teniendo en cuenta su rendimiento previo y la
situación social, económica y cultural de las
familias" (p.25)

Por tanto, la eficacia opera sobre la aceptación
previa de unas finalidades que se deben concretar en objetivos a
alcanzar utilizando los medios disponibles. En otras palabras, es
una relación entre objetivos (extensión, nivel,
dificultad) que han de ser alcanzados, los medios al alcance
(recursos materiales, humanos, tecnológicos) y la
organización, métodos utilizados en la actividad
misma de educar, así como los resultados, que son las
metas finales a alcanzar.

Desde esa perspectiva, López (2009) señala
que los centros educativos de calidad han de caracterizarse por
la importancia concedida a los resultados educativos. La escuela
de calidad ha de ser, por tanto, una escuela eficaz, esto es una
institución escolar donde se alcanzan los fines, metas y
objetivos esperados de ella por la sociedad.

Visto de esa forma, la idea de eficacia escolar remite,
tanto a la formulación de objetivos como a la
evaluación de su grado de consecución. Se es eficaz
cuando se establecen sin ambigüedades, un conjunto de
objetivos y cuando éstos se cumplen, convirtiéndose
dicha formulación en un prerrequisito de la
misma.

En ese sentido, Sandoval (2006) señala que las
escuelas más eficaces se caracterizan por la presencia de
los siguientes indicadores de calidad:

Normas y objetivos comunes asumidos en un proyecto de
calidad.

– Trabajo en equipo del profesorado y toma de decisiones
compartidas.

– Organización y funcionamiento ágiles con
claro liderazgo de la dirección.

– Estabilidad del profesorado.

– Programas de formación en función de las
necesidades del centro.

– Planificación y coordinación curricular
entre el profesorado con mecanismos para la evaluación
continua de los alumnos.

– Alto nivel de participación de los
padres.

– Espíritu de escuela.

– Utilización racional del tiempo.

– Apoyo efectivo de las autoridades de las que
dependen.

De acuerdo con lo antes expuesto, se entiende por
eficacia el logro de los resultados propuestos, al mismo tiempo
busca lograr que la más alta proporción de
jóvenes tenga acceso a la escuela, permanezca en ella y
egrese alcanzando los objetivos de aprendizaje en los tiempos
previstos, siendo este el principal objetivo de la
educación.

Apoyando las reflexiones anteriores, Robbins y Coulter
(2008) definen la eficacia como "hacer las cosas correctas"
(p.8), es decir, las actividades de trabajo con las cuales la
organización escolar alcanza los objetivos. Puede decirse
que una institución educativa obtendrá la calidad
educativa, en la medida en la cual logre los objetivos planteados
a inicio del año escolar, cumpliendo plenamente la
misión, otorgándole su razón de ser, que es
indispensablemente producir, transmitir conocimientos.

Ahora bien, desde un punto de vista ético, la
eficacia escolar se conecta indudablemente con la llamada
ética de la responsabilidad, pero, además, en la
sociedad del conocimiento y la información. Por tanto, ha
pasado a formar parte del núcleo mismo del concepto
equidad o de igualdad de oportunidad de oportunidades en
educación.

Por tanto, la eficacia de la educación viene,
entonces, a establecer un puente entre la calidad y la cantidad
de la educación pero, en muchos casos, se expresa en
términos cuantitativos, con lo cual se superficializa el
concepto de educación. De allí que para su
determinación es condición esencial que los
objetivos, así como la finalidad de la actividad educativa
estén claramente definidos, de lo contrario no
existirán elementos de referencia para
evaluarla.

5. Dimensión Eficiencia: La eficiencia puede
definirse con relación al financiamiento destinado a la
educación, la responsabilidad en el uso de éste,
los modelos de gestión institucional y de uso de los
recursos. No es un imperativo economicista, sino una
obligación derivada del respeto a la condición,
derechos ciudadanos de todas las personas. Es decir, se refiere a
cómo la acción pública asigna a la
educación los recursos necesarios y si los distribuye,
utiliza de manera adecuada.

En ese marco de ideas, la OREALC (2007) señala
que la eficiencia es un atributo básico de la
educación de calidad para todos, por lo cual es preciso
analizar en qué medida la operación pública
es eficiente, respetando el derecho ciudadano a que su esfuerzo
material sea adecuadamente reconocido y retribuido.

Asimismo, Chiavenato (2008) define la eficiencia como el
resultado de la racionalidad, pues una vez establecidos los
objetivos, le compete descubrir los medios más adecuados
para obtenerlos. Por tanto, se enfoca hacia la búsqueda de
la mejor manera de hacer o ejecutar las taras con el fin de que
los recursos se utilicen del modo más racional
posible.

Puede decirse entonces que, una buena gestión
escolar requiere contar con recursos en cantidad y con las
especificaciones necesarias, para que sea posible la calidad
desde el diseño y planificación de la acción
educativa, hasta la ejecución del servicio en sus
diferentes modalidades.

Por esta razón, los proveedores de bienes,
servicios, o del talento humano, requeridos por un centro
educativo para realizar sus actividades, también son parte
del sistema de gestión integral que un directivo
habrá de tomar en cuenta en la búsqueda de la
eficiencia. En otras palabras, la eficiencia es la
relación que se puede establecer entre los recursos que se
esperan utilizar y aquellos que realmente se emplean para las
labores previstas en función del propósito
establecido.

Desde esa perspectiva, el Programa AME (2012)
señala que en relación a los recursos que se
esperan utilizar se evalúa el grado de utilización
de éstos incluyendo el tiempo de los miembros de la
organización, los equipos y materiales. Por ello, la
dirección necesita disponer de los conocimientos y
habilidades de los hombres/mujeres de la organización
(capital humano), de los suministros de tecnologías,
así como demás elementos para desarrollar una labor
de referencia en el medio educativo donde se
encuentre.

Visto de esa forma, una gestión eficiente
está asociada a una adecuada planificación de los
recursos, y una precisa utilización de los mismos. Por
ello, la dirección ya no se limita a gestionar los activos
de la organización, se hace necesario coordinar y
controlar la actividad de la misma.

Desde el punto de vista administrativo, la eficiencia es
el criterio económico que revela la capacidad
administrativa de producir el máximo de resultados con el
mínimo de recursos, energía y tiempo; es decir, es
la cualidad de la institución escolar en virtud de la cual
se administran los recursos disponibles para optimizar la calidad
educativa.

Al respecto, Mejía (2008) define eficiencia como
el logro de un objetivo al menor costo unitario posible. Es
decir, el uso óptimo de los recursos disponibles para
lograr los objetivos deseados, el cual se mide mediante la
siguiente fórmula:

(RA/CA*TA)

(RE/CE*TE)

Donde:

RA = resultado alcanzado

CA = costo alcanzado

TA = tiempo alcanzado

RE = resultado esperado

CE = costo esperado

TE = tiempo esperado

Del análisis de la fórmula anterior se
desprende que la eficiencia es el resultado de lo alcanzado
frente a lo esperado, involucrando dos variables críticas
en la obtención del resultado: el costo incurrido y el
tiempo empleado para la ejecución de la meta deseada. En
el ámbito educativo, la fórmula de la eficiencia
podría interpretarse como:

– Resultado alcanzado relacionado con el rendimiento
académico obtenido por los estudiantes al culminar el
año escolar, en relación con el rendimiento
previsto en las metas propuestas en el proyecto educativo del
centro.

– El tiempo empleado para el logro de los objetivos
propuestos en el proyecto del centro, en relación con el
lapso previsto para ese fin.

2.4.2 Factores que inciden en la calidad educativa
que ofrece la Escuela Técnica Agropecuaria Segundo
Álvarez

La calidad educativa según la Organización
para la Cooperación el Desarrollo Económico (OCDE,
2007), es aquella que asegura a todos los jóvenes la
adquisición de los conocimientos, capacidades, destrezas y
actitudes necesarias para equiparles para la vida adulta, pues la
educación es un factor determinante en la formación
del capital humano y su calidad es el elemento de crítica
importancia para optimizar el uso de los recursos
educacionales.

Esto indica, para Lepeley (2003) que la calidad de la
educación tiene alta relación con: "(1) el nivel de
sincronización entre políticas económicas
educacionales y, (2) el grado de articulación que se logre
entre el sistema económico y el sistema educacional", a lo
cual podría agregarse la satisfacción de las
necesidades personales, intelectuales, espirituales-emocionales
de los alumnos.

Asimismo, Mortimore (2010) define la calidad educativa
como aquella que promueve el desarrollo intelectual, social,
moral, emocional de los estudiantes, tomando en cuenta su medio
familiar, comunitario, así como sus aprendizajes previos.
Ampliando esta definición, Zabalza (2008) propone una
serie de componentes básicos para definir lo que, a su
juicio, sería una educación de calidad:

– Una identificación en valores formativos clave,
entendido esto como un compromiso con los valores educativos que
forman parte del hombre, con lo que la educación pretende
aportar al desarrollar integral de las personas y de la sociedad
en su conjunto.

– Un proceso educativo valioso en función de los
parámetros aplicables a la educación.

– Unos resultados de alto nivel, que se traducen en el
máximo desarrollo del potencial de cada
estudiante.

– Infraestructuras suficientes y adaptadas a las
características de la situación, que constituyen
una condición básica en lo que se refiere a
condiciones de ubicación, edificio, espacios, mobiliario,
recursos materiales, humanos y organizativos.

– Un proceso de toma de decisiones en conjunto con la
triada escuela-familia-comunidad.

– Un clima de trabajo satisfactorio para cuantos
participan en el proceso educativo. La satisfacción de
agentes y usuarios influye positivamente en el desarrollo de
actuaciones y consecución de resultados de alto
nivel.

En consideración con los señalamientos
anteriores, en esta investigación se considera que para el
logro de la calidad educativa existen dos factores primordiales
que contemplan todos los componentes antes mencionados: la
gestión directiva y la praxis pedagógica del
docente.

1. Gestión Directiva: Actualmente, la labor del
gerente tiene como finalidad la excelencia de la
organización, a través de herramientas, tal como
las funciones que debe cumplir el personal directivo dentro de la
institución educativa, para lograr la optimización
a partir de la participación de todos sus miembros en el
proceso educativo, con el propósito de alcanzar la calidad
en los servicios prestados, lo cual constituye uno de los
factores claves para una educación de
excelencia.

En ese sentido, la gestión directiva puede
considerarse como el conjunto de tareas que realiza el gerente
dentro de la organización para el logro exitoso de los
objetivos y metas propuestas, siendo también esenciales
las habilidades del mismo para comunicarse con el personal a su
cargo, de esta forma, establecer una comunicación adecuada
entre sus miembros.

Por ello, la concepción de la nueva gerencia
requiere de un directivo capaz de planificar, organizar,
coordinar dirigir y controlar en atención a un trabajo en
equipo, el cual conlleve a una mejor productividad del personal a
través del ejercicio de las funciones inherentes a su rol
en donde prevalezca la eficiencia, así como la eficacia
para lograr una gerencia efectiva.

En ese marco de ideas, Chiavenato (2008) señala:
"El gerente eficiente hace las cosas de manera correcta, resuelve
problemas, cuida los recursos, cumple con su deber, reduce
costos, hace las cosas correctas, utiliza alternativas creativas,
optimiza el uso de los recursos" (p.389).

Lo antes señalado permite inferir una
gestión del directivo donde se evidencia su capacidad para
actuar eficaz, eficientemente, lo cual se logra con base en
competencias, habilidades para dirigir con responsabilidad,
buenas relaciones interpersonales apoyándose en la
autoridad, así como en el compromiso con la
institución. Al respecto, Robbins y Coulter (2005)
expresan que "la gestión directiva es la
coordinación de las actividades de trabajo de modo que se
realicen de manera eficiente y eficaz con otras personas y a
través de ellas" (p.51).

Visto de esa forma, la gestión directiva del
gerente educativo debe basarse en la unificación de
criterios con el fin de alcanzar los objetivos institucionales,
generando satisfacciones tanto personales como colectivas dentro
de la organización escolar, generando un mejoramiento del
desempeño laboral del personal docente.

De igual manera, Koontz y Weihrich (2006) definen la
gestión directiva como "el proceso de diseñar y
mantener un ambiente en el que las personas trabajen juntas para
lograr propósitos eficientemente seleccionados" (p.23). En
otras palabras, implica el desarrollo de una gerencia efectiva,
es decir, donde las actividades se efectúen seleccionando
para ello los empleados más aptos para ello,
estimulándolos para la realización adecuada de las
mismas.

La gestión directiva, desde ese punto de vista,
tiene por finalidad la eficiencia en el uso adecuado de los
recursos disponibles en la institución para propiciar una
educación de calidad, mediante el uso de métodos,
que permitan lograr la cooperación y participación
del personal en el proceso educativo.

En ese marco de ideas, Chiavenato (2008) la define como
"las actividades que efectúan las organizaciones al
planificar, organizar, dirigir, controlar a objeto de utilizar
los recursos humanos, físicos y financieros, para alcanzar
objetivos comúnmente relacionados con beneficios
económicos, materiales, de servicio, entre otros"
(p.262).

En el caso de las instituciones educativas, la
gestión directiva debe estar caracterizada por el manejo
de materiales, información, así como la
gestión del talento humano, el cual posee habilidades
variadas, trabajando en forma sinérgica para obtener un
objetivo común, la satisfacción de las necesidades
individuales del personal, así como el logro de las metas
propuestas.

De igual forma, Davis y Newstrom (2006) definen la
gestión directiva como "el proceso que ayuda a otros para
trabajar con entusiasmo hasta determinados objetivos" (p.61). En
esta definición se observa que las acciones directivas
requieren del esfuerzo cooperativo de todos para que se logren
los objetivos, siendo fundamental la guía del gerente como
impulsor, junto a su personal de la calidad de la
educación.

En ese sentido, las organizaciones educativas,
señala Sotelo (2007) "exigen una gestión directiva,
en donde predomine la conducción de un liderazgo que
advierta posibilidades a futuro, estimule y promueva el cambio
frente a la complejidad e incertidumbre" (p. 90).

De lo anterior se infiere que una adecuada
gestión directiva permite al gerente emprender acciones
orientadas hacia la innovación del nivel administrativo,
apoyando su gestión en los recursos disponibles en la
institución mediante un trabajo compartido que propicie la
efectividad de las funciones gerenciales, en consecuencia
alcanzar la calidad educativa.

2. Praxis Pedagógica del Docente: Se concibe la
tarea docente como una labor cuya realización tiene como
objetivo que la actividad educadora desempeñada por el
profesor sea significativa sirviendo para estimular el potencial
de desarrollo en los aspectos cognoscitivos, afectivos, sociales
de cada uno de los estudiantes, tanto en su trabajo individual o
de equipo.

Cabe decir entonces que la praxis pedagógica del
docente es el resultado de la aplicación de un conjunto de
conocimientos y competencias correspondientes a la parte
normativa, funcional del trabajo académico que le permite
desempeñarse adecuadamente en el contexto de las
prácticas educativas concretas de este campo profesional,
las cuales se presentan en desempeños genéricos,
que corresponden a las características de las funciones y
acciones propias de la práctica específica del
quehacer cotidiano del docente dependiendo del nivel donde se
desempeñe. En ese sentido, Rueda (2009)
expresa:

Es muy difícil sostener que las competencias
docentes puedan ser las mismas para todas las instituciones
escolares, ya se trate de la educación básica,
media superior o superior, orientadas a la formación
técnica o profesional, centradas en la docencia o la
investigación (p.82)

De lo antes señalado se deduce que las
competencias docentes se relacionan con las actividades
desempeñadas por los educadores durante su quehacer
diario. Por ello, Imbernón (2007) considera una
clasificación que las ubica en tres grandes grupos, que se
encuentran en relación de interdependencia del docente
con: la comunidad, la escuela como institución, el alumno
y la clase.

– El docente en relación con la comunidad; el
docente debe poseer un conocimiento profundo de la comunidad
donde se desempeña de modo que pueda incorporar a su
gestión los valores culturales y tradiciones propios de
ésta. En ese orden de ideas, Este conocimiento del medio,
señala Imbernón (ob.ci.t), "enlaza directamente con
la toma de decisiones para diseñar proyectos curriculares,
pues todos estos elementos del medio deberán estar
presentes en la curricula prescindiendo de manuales únicos
los cuales dicen el qué enseñar en cualquier
circunstancia" (p.30).

– El docente en relación con la escuela como
institución; exige al docente poseer conocimiento sobre el
sistema educativo para poder integrarse y adaptarse a él,
desarrollándose plenamente. Dentro de las competencias
implícitas en esta categoría se encuentran:
Preparación cultural, capacidad reflexiva, conocimiento
disciplinar, capacidad de adaptación, Capacidad de trabajo
en equipo o cooperativo.

El docente en relación con el alumno y la clase;
es considerado por Imbernón (ob.cit), el más
importante para maximizar la relación
enseñanza-aprendizaje, pues mientras mejor conozca el
docente a sus estudiantes mejor podrá adaptar sus
intervenciones pedagógicas al grado de madurez,
necesidades e intereses de éstos. Asimismo, Rychen (2008)
propone otra clasificación relacionada con:

– Actuar autónomamente, comprende la habilidad
para: defender y hacer valer sus derechos, intereses,
responsabilidades, necesidades; formar, conducir planes de vida,
así como proyectos personales.

– Utilización interactiva de herramientas; se
refiere a la habilidad para: usar el lenguaje, símbolos,
textos; utilizar nuevas tecnologías; usar el conocimiento
y la información.

– Funcionamiento en grupos socialmente
heterogéneos; se refiere a la habilidad para trabajar en
equipo

La praxis pedagógica, señala Casassus
(2009) se refiere a todos los aspectos involucrados en el proceso
de enseñanza que posibilitan el compromiso real de los
estudiantes con sus aprendizajes, por tanto, los criterios que lo
componen apuntan a la misión primaria de la escuela:
generar oportunidades de aprendizajes y desarrollo para todos sus
estudiantes.

Desde esa perspectiva, adquiere especial importancia en
este ámbito, las habilidades del profesor para organizar
situaciones interesantes, productivas que aprovechen el tiempo
para el aprendizaje en forma efectiva, favoreciendo la
indagación, la interacción y la
socialización de los aprendizajes.

Estas situaciones deben considerar al mismo tiempo los
saberes e intereses de los estudiantes proporcionándoles
recursos adecuados, apoyos pertinentes, de la misma manera se
requiere que el profesor se involucre como persona, explicitando
y compartiendo con los estudiantes los objetivos de aprendizaje,
así como los procedimientos a seguir durante la
clase.

También, señala Mc Kennan (2007), se
destaca la necesidad de que el profesor monitoree en forma
permanente los aprendizajes con el fin de retroalimentar sus
propias prácticas, ajustándolas a las necesidades
detectadas en sus alumnos. Por tanto, considera las siguientes
características:

– El profesor comunica en forma clara y precisa los
objetivos a lograr, explicitando a los estudiantes la
relación entre lo que se realizará en la clase,
así como los contenidos a aprender.

– El docente comunica a sus estudiantes los contenidos a
desarrollar en la clase, anticipándoles la propuesta
metodológica de la clase.

-Se indica a los estudiantes los criterios centrales que
les permitirán autoevaluar los logros de sus aprendizajes
y como serán evaluados.

– El profesor utiliza estrategias didácticas
novedosas, coherentes y significativas para los
estudiantes.

– El profesor utiliza variadas situaciones de
aprendizaje que permiten a los estudiantes abordar los contenidos
en contextos con sentido, impulsándolos a recurrir a sus
conocimientos previos, intereses y experiencias, apelando a su
contexto social, cultural o natural, a hechos cotidianos,
aplicaciones de los contenidos a situaciones reales, así
como al establecimiento de relaciones con otros subsectores de
aprendizaje.

– El profesor desarrolla una estructura de clase
definida que permite diferenciar sus distintas etapas,
independientemente del tipo de estrategia desarrollada. Durante
la clase se pueden apreciar momentos en los cuales se trabaja con
el contenido y momentos donde se sintetizan los
aprendizajes.

Partes: 1, 2, 3
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