Monografias.com > Sin categoría
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Francisco, El Viajero (Novela) (página 10)




Enviado por Mauricio Uribe



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14

Perdí la conciencia, Carolus tenía el pelo
rubio y los ojos azules, se desnudó, me quitó
también la ropa, nos acariciamos, me… no quiero
hablar, no quiero hablar, nos besamos durante horas,
"¿quién te gusta más?, ¿tu novia o
yo?", "tú eres más hermosa", Carolus no se quiso
entregar, no lo recuerdo muy bien, o yo no quise por temor de un
embarazo.

Carolus, cómo no amarte…

Carolus se embriagó también, besé
todo su cuerpo, me dio dinero.

—Para que nos lustres botas durante una semana y
te vienes a mi habitación. —dijo.

Acepté.

—Pero, sólo caricias.

—No hay problemas —respondí—,
¿no quieres usar preservativos?

—¿Tienes?

—No.

—Sólo caricias, ¿ya?, no quiero que
seas infiel a tu novia.

—Yo soy virgen.

—Yo también.

Carolus me sorprendió.

Jká[99]como
kwhy[100]zaény[101]y la
liviandad de costumbres. Yo estoy loco y no penetré el
"himen" de Carolus pero nos besamos y yo llegué hasta el
éxtasis, esta francesilla tenía quince años
y yo la besaba y yo la besaba y loco estaba de placer.
¿Qué locura?, ¿no?

La irrealidad del verso se conjuga con la palabra
amor, estamos en el Purgatorio purgando, Carolus fue para
mí ¿un amante?, la relación duró tres
años, le besaba los pies y por su cuerpo, lamiendo,
subía como un loco, ya no lustré botas, Carolus me
daba el dinero, Carolus estaba enamorada pero quería
casarse virgen, ¡me!, ustedes saben, me "masturbó"
durante más de dos horas hasta que yo estallé, oh,
qué hermosos, lamiendo mi cuerpo a su antojo,
absolutamente todo mi cuerpo.

Uribe habló:

—Yo no conocí Francia, yo estuve en
Panamá y fui adúltero y me arrepiento, Victoria se
llamaba la mujer, era ninfómana, tenía los
genitales fétidos, yo le metí dos dedos en el "ano"
y cuatro en la "vagina"; Y, con toda la fuerza de mundo, los
contraje, ni le dolió; al contrario, gozó. Yo
estuve en el Infierno, me desclavaron, aquí tengo las
máculas, también obligué a una estudiante de
mi taller de literatura a que me practicara "sexo oral",
también era ninfomanía, pero era chilena y de
diecinueve años, fue en mi trabajo, no acabé, no
quiso ella, estaba cansada, había fornicado en el Cerro
Blanco con dos estudiantes, me contó otro tipo que vio un
trío, le creí, no recuerdo su nombre, había
fornicado con más de cien tipos y sólo tenía
diecinueve años y yo treinta y cinco.

Alfredo se sorprendió:

—¿Quién?

—Lo extraño es que Arcadio Muraro
entró en la habitación y la Biblioteca, la "Mil
Hojas" estaba cerrada por dentro. Yo tuve desvaríos con
este tipo, le grité: "Homosexual y degenerado", no tengo
la menor idea del motivo, parece que estaba sicótico,
rompí mi celular y mi reloj, un "Casio" carísimo,
Arcadio era tarotistas y yo sé que los tarotistas tienen
contubernio con Satanás. A mí me clavaron a la cruz
en el Infierno pero, no proferí insultos, no, yo
amé a Dios, amé a mis hijos, amé
intensamente, pero, cometí errores, no tengo la culpa,
¿ya?, ¡Alfredo!,
discúlpame…

Invité a Carolus al Megalo bar en la calle Lappe,
estaba allí lleno de bares.

Le conté sobre mi vida, andaba con el libro de
Pepe Casa de Castro, Carolus hablaba Castellano. La infinitud del
tiempo se deshizo en mis manos, había, con Mariela, tenido
"sexo" durante toda la noche, pero, Carolus también era
bella, las dos vírgenes, las dos… Me amenazó
la vida con entregarme a la disolución de la materia, me
amenazó con disolverme en dos amores, Carolus tenía
que estudiar, no se embriagó, tenía quince
años pero aparentaba veinte. Los ojazos azules y el
cabello muy rubio, que belleza de mujer, yo la contemplaba desde
el atrio de Dios y la hallaba aún más bella.
Leí un texto, a Carolus le agradó, ella me lo
interpreto con su castellano, "yo sé hablar muy bien
español, he estado en Madrid en varias oportunidades, mis
padres son millonarios, ¿no te importa?", cuerpo de
mujer, amada de caderas y de "senos" y de…,
no supe
qué responder, leí el poema de Pepe Casa de
Castro:

"—Haber amado a Dios, es haber
amado

La incertidumbre en Dios. Yo le
adoro;

Y por tal motivo, soy una flor.

La intensidad del color es Dios,
que,

Desfallece entre mis manos.

Yo amo a Dios y Dios me ama

Solidariamente. Dios es la totalidad

Del ser. Dios es el color de las
estrellas;

Y de cada estrella, hay un Cristo,

Que muere crucificado en
Jerusalén.

Yo vibro con la muerte de Dios;

Y este Dios es Cristo: Amadle,

Como le amo yo, con la tempestad

De una beso en la mejilla;

Y un beso de quimera en…

Yo amo a Dios; y habré de
respetarle;

Habré de contenerme en mis
llantos;

Habré de amarle por
siempre…"

—Es hermoso el texto. Identifica al escritor con
sugerencias, un místicos, ¿es tuyo el
poema?

—No, es de un castellano, ya te dije el nombre:
Pepe Casa de Castro, yo me llamo Francisco y lustraba botas y
zapatos hasta que te conocí.

—No te importe mucho, mis padres son millonarios y
me agrada que nos besemos, ¿te agrada a ti?

—Sí, sí, pero qué piensas del
poema.

Carolus pensó, la realidad se transformó
en irrealidad, la metamorfosis era de tormento, la metamorfosis
era de trémula flor que, en egoísmo, cae a tierra,
embadurnarnos con su sangre: la flor es un sentimiento, la flor
es la querencia de las emociones, la flor es…

Carolus pestañó.

—No me parece un buen poema, es poco
revolucionario, debería hablar de "sexo".

Me ruboricé.

—¿Quieres "sexo", Francisco?

—Bueno.

—Vámonos a mi habitación.

No concluimos en el "acto" mismo pero toda la noche
estuvimos acariciándonos, al amanecer, Carolus
habló:

—Te amo, Francisco, estoy enamorada.

Oh, qué espanto, dos mujeres.

Este Francisco es muy hermoso, quiero perder
la virginidad, pero tengo que terminar los estudios, tengo que
doctorarme, mis padres me matan si saben que tengo "sexo" con un
hispano, no puedo, no puedo continuar, ya llevamos tres
años… (Todo pensar es futuro…) Oh Dios
Santo, Francisco me ha dicho que se marcha, que a Berlín
los pasaje, no, me cortaré las venas, me quiero entregar,
no puedo, no puedo, con un hispano no…

—¿Te gustó?

—Sí, mucho. ¿Qué diré
en casa?

—Qué te perdiste, sólo llevas unas
semanas en París, que dormiste en la calle,
¡dúchate!, para que no huelas a "sexo", yo estoy
cansadísima, tengo que…

Carolus se durmió profundamente, estaba desnuda
sobre la colcha, lamí su "sexo" y me bañé,
me sequé el cabello, tomé el dinero y me
marché, era sábado de madrugada, Mariela
estaría ¿enojadísima?, Mariela Ruiz no
sospechaba, qué bueno, tener dos mujeres era bello.
Qué bien, me dije al tiempo que secaba mi
cabello.

Esta francesilla sí que…
lo…

No quise responderme a mí mismo, las palabras
sobraban.

—¿Y cómo fue el "acto"?
—preguntó Uribe.

—Lamió mi "sexo" durante una hora
y…

—¿Quieren que lea un poema?
—preguntó Alfredo.

—Sí, por supuesto.

—"La soledad de los campos, la
soledad

De la vida, la soledad de la luna, la soledad del
sol:

Yo habito un mundo, en
descomposición:

Las flores no distinguen pistilos; Y, cada
pistilo,

Es un estallido de colores y de
"fornicación".

En la pradera se vive de tranquilidad y de
amor:

Yo quiero vivir en la pradera; Y en este
verdor,

Habré de encontrar paz, esperanza, fe en el
porvenir.

En mi campo hay amor en finitud e
infinitud:

Yo soy del sur de mundo y, como tal, no
hallo

Razón de vivir, quiero permanecer como un
caracol

Viviendo al intemperie en la vastedad de
América.

Soy americano pero del sur…"

Les gustó.

Uribe no pudo contener la risa.

—Eres un mal poeta todavía, aún no
aprendes, yo te leeré un buen poema,
¿quieres?

—No, por favor, no.

—Sí, sí, lee un
—respondí.

—Aquí va.

"CAPARAZÓN DE CHANCHO
ACOMODADO

El hombre fue parido, grité,
ardí,

me pellizqué para conceder estas
ganas

imperiosas de existir:

el horror giraba entre hormigas que
invadían

cada fibra de nuestro cuerpo:

eran cientos de millones de
cadáveres

que intentaban la revolución
perpetua:

la guerra, se decían, la guerra es
el pan nuestro,

el gran acontecimiento mundial.

Quisieron pulpos que contenían mil años

de evolución,

quisieron pulverizar la vulva
sintomática

de una caracola:

el océano multiplicó sus
cuerpos,

la tierra fue el manto que sumergió
los sueños:

pude distinguir

entre ruinas

a un niño que lloraba la
pérdida

de su marioneta de papel.

Escribí los versos
postreros

que reconstruyeron su vida.

Ése náufrago, ése
minúsculo combatiente,

habría las tumbas

de tarde en tarde.

Pude ver entonces cada
sobrevivencia

que nos impedía
soñar.

Eres culpable, sí,
Señor,

culpable de arrogancia, de cinismo e
indolencia.

Esperas, tan confortable,

tan deliciosamente consumidor,

el exterminio de nuestros
sueños,

como aquel soldado qué
disparó

y qué mató y qué
degolló

y qué maldijo nuestra
condición de perros.

Ése era yo,

ése que mutilaban

también era yo

porque en cada lágrima que
derramaron

había algo de mí
mismo.

Pude y estoy seguro

pudimos evitar tanto sufrimiento

pero permanecimos en casa,

calentitos,

engordando como chanchos,

seguros de una vida

que tendría un principio

y un espléndido final.

Ciertas historias acaban
dulcemente.

¡Esta no!"

—En el bar Culture Biére le pedí
matrimonio a Carolus pero, no aceptó, sólo "sexo"
sin penetración, me gustas mucho —dije—, pero,
yo no sé, enloquecí, morí célibe,
Uribe, me gustó tu poema…

—La muchacha, la francesa, ¿por
qué se opuso al "sexo" real…? —intervino
Uribe.

—Por miedo a sus padres, que eran
millonarios.

—¿Quieren otro poema?

—No, no —dijo Alfredo.

—Sí, yo quiero otro, lee
—respondí al tiempo que unos ángeles nos
daban de patadas.

—"HERMANO OCÉANO

Un canto de amor quiero que brote de nuestros

pechos,

quiero que el mar acaricie nuestros
cuerpos,

tersas carnes como orquídeas
salvajes,

un mundo marino.

El mar, oh, el mar, yo me resisto a tanta

inmundicia

que rodea nuestros sueños,

soy el beso de un pez, el estallido de
cuerpos

salinos:

olas, arenas, conchas de mar, seres
minúsculos,

un cosmos enorme embistiendo con fervor

de vientos marinos:

peces, estrellas de mar, figuras
aterciopeladas:

estoy vivo,

este canto que roza nuestra piel

es un canto de amor.

Quiero que levantes la cabeza

para que la espuma te santifique,

soy el hermano de barriga salobre,

estoy hecho de materiales marinos,

un espejo oculto en el mar

es el verso que reconstruye mi vida.

Algas, ostras azules, pulpos fabulosamente

carnales,

yo estoy contigo, tú estás rodeado por mis
brazos,

esta tierra es mía,

quiero morir abrasado

por el fuego de tus aguas,

quiero que mis cenizas estallen

en todas las costas del continente.

"Me canto a mí mismo

porque yo soy el mar,

el gran hermano océano".

Mírame, soy extensión,

mis pies un mundo,

mi pecho una gaviota herida.

Este canto es para ti,

hermano.

El mar, oh, el mar, yo no podría ser sino
espuma,

déjame tocar la cresta de las aguas,

nada hay más espantoso

que saberse océano

en una tierra de sequedad.

El mar, oh, el mar,

estoy hecho a tu medida,

quiero regresar a los orígenes

y ser el mar,

sólo el mar…"

CAROLUS EN SU HABITACIÓN

CAROLUS ME invitó, yo no conocía las
calles de París, Carolus tenía que estudiar pero
hubo "sexo", lamí todo su cuerpo y, más tarde
estudió.

—Los filósofos se pierden a una Carolus
—dije.

Carolus me miró felizmente.

—¿Me encuentras hermosa?,
¿más hermosa que Mariela?

—Sí —dije, sin mentir.

—Eres muy varonil… Ahora tengo que
estudiar, cuídate… nos vemos…

—¿Me tengo que marchar?

—Sí, sólo tenía ganas de
besarte, ya te he besado y con aquello estoy contenta,
márchate, mañana nos vemos, ven temprano, como a
las ocho de la mañana, tengo una sorpresa para
ti.

La sorpresa fue "sexo", "sexo" y más
"sexo".

—Nunca estudias al acabar.

—Voy última en la clase desde que te
conocí, tomaré vitaminas.

—Sí, tómalas. Yo también
estudiaba.

—Sí, ya me contaste. Léeme un poema
de Pepe.

—Bueno.

"A Dios habrá que ¿amarle con
devoción?,

A Dios habrá que buscarle con
¿admiración?

Yo amo a Dios; Y, este amor, es
sagrado.

Yo le amo y le busco por las
campiñas;

Habré de amarle siempre, y este
"siempre"

Es la eternidad. Yo estoy enamorado de
Dios;

Y mi amor es de eternidad, es de
sencillez.

Busco escanciar mis labios orando,

Busco estremecerme orando,

Busco licenciar mis huesos orando y describiendo a
Dios

En cada detalle, en cada circunstancia
irreal.

Yo habré de amar, habré de consolarme,
habré de reírme,

Habré de protestar y de buscar aliento en el
valle de lágrimas…

Yo amo a Dios y siempre le
amaré…"

¿Te gustó?

—Es muy hermoso el poema.

—¿Quieres "sexo".

—Eres incansable.

—Es que tú eres muy bella.

—¿Quiero que acabes en
mí?

Me sentí pálido. Carolus me desnudó
y…

Purgatorio

Condenación

LOS ÁNGELES nos apalean por contar historias
"picantes", ¿qué era la vida?, ¿qué
era Dios?, Uribe recibió la peor parte, Alfredo
también; con un palo nos dieron, los ángeles
hablaron:

—Si continúan contando historias, los
llevaremos al Infierno.

Me dieron un palo en la cabeza tan fuerte, que me
quedé dormido, no desperté hasta muy
tarde.

Uribe me miró, susurró:

—Hay que tener cuidado, ¿te dieron
duro?

—Sí, durísimo.

—Alfredo está durmiendo, cuéntame
sobre Carolus.

—No, no.

—No te preocupes, los ángeles ya se
marcharon.

—Ya no lustraba zapatos ni botas, estaba siempre
con Carolus, ella estudiaba y yo le besaba los pies, siempre
había "sexo" y al llegar a casa también
había "sexo", me estaba volviendo loco. Amaba a Mariela
pero tener dos mujeres, sí que era bello.

Salí con Carolus a recorrer París; de
improviso nos encontramos con Mariela que danzaba, Mollendo la
vigilaba, no me sorprendió, con Carolus salimos corriendo
hasta llegar a su habitación, me practicó "sexo",
ya era una experta con sólo quince años.

—Me agrada tu sabor —me dijo—,
sólo hay que dejarlo caer.

—¿Qué edad tienes?

—Ya te dije, quince años, eres un
violador.

Oh, me asusté.

—No te preocupes, no te preocupes, no te voy a
acusar.

Unos ángeles conversaban:

—Dios es pureza, éstos, que están
aquí, son de la peor ralea, ese tal Uribe y Francisco y
Alfredo, son espurios, a todos deberían mandarlos al
Infierno.

—A Uribe ya lo mandaron al Infierno, lo
desclavaron.

—¿Sabes el motivo?

—No profirió insultos.

—Callado… —dijo Uribe.

—¿Escuchaste hablar?

—No.

—Espérate, son estos tres.

—Abre la puerta y démosle con
todo.

Los ángeles abrieron la puerta y nos golpearon
hasta quedar exhaustos.

—Esto les pasa por cochinos y degenerados.
¡Toma!

La inconsciencia fue total.

Los ángeles tenían palos y, con tales
palos, golpeaban, la cabeza sangraba y, del sangramiento,
había pecado y del pecado no había arrepentimiento:
los ángeles eran bellos pero duros en el actuar como Dios
lo indicaba, los ángeles eran bellísimos y muy
rectos y no permitían actos réprobos, los
ángeles, al menor descuidos de los condenados, los
castigaban con palos o con cadenazos, los ángeles eran
feroces.

Uribe estaba sentenciado al Infierno si no cambiaba de
actitud, Alfredo al "Pudridero" por mal poeta y yo al Infierno
también por contar "picanterías" pero, Carolus me
practicó "sexo oral" y tuvimos relaciones "sodomitas"; y
de esta manera ella no tuvo miedo de quedar embarazada y yo
practiqué amor desinteresado pero Dios castiga la
"sodomía" con cárcel, me mandarán al
"Pudridero", donde quieren condenar a Satanás. Sí,
estoy muerto en vida…

Carolus estaba excitadísima, yo lamía su
"recto".

—Hazlo, por favor, hazlo
—gritó.

La penetración fue perfecta.

—Ahora soy toda tuya
—murmuró.

Durante tres años lo practicamos, yo me
escapé de Francia, tuve que hacerlo, estaba enamoro de
Mariela y enamorado Carolus, ¿qué hacer?, me
peguntaba, recé fervientemente, recé
y…

Carolus se casó virgen con un estudiante de la
Sorbona, tenía veinte años, ocultó su
pasado, yo no supe nada de ella, sólo sé que fue
mía y que durante mi estancia en París fui
feliz.

Un ángel golpea la puerta.

—¡Francisco!, Dios ha decidido condenarte al
Infierno… Uribe, también volverás
allí…

—Pero, ¿qué he hecho?

—Nada, sólo corromper…

—…¡No!

En cruz, estamos ahora, sin proferir insultos; el
"Pudridero" es demasiado para un hombre…

—…Carolus, yo te amo.

—Yo también, Francisco, ¿qué
me has hecho?

—No sé. ¿Ya no eres
virgen?

—Sí, lo soy, entró por el
"recto".

—No digas eso, que me avergüenzo.

—¿Te gustó, Francisco?

—Sí, mucho.

—Quieres más.

—Bueno…

Toda la noche estuvimos
amándonos…

…Me clavan a la cruz. Hiede el Infierno, la
pestilencia me recuerda Recoleta y sus pudrideros, me recuerda
calle Rubén Darío y la inhalación de
pobreza, un instante de narrativa, ¡duele!, ¡duele!,
yo nada he hecho, llevo cien años o más en el
Purgatorio, ahora estoy en cruz narrando una historia de
amor.

Carolus se sintió magnetizada:

— ¡Soy toda tuya!, ¡soy toda tuya!, no
puedo quedar embarazada, me duele pero me agrada, sí,
Dios, qué rico, más, hazlo de nuevo.

—Ya no puedo, mañana.

—No, mañana no, ahora,
¡bañémonos!, en la ducha,
¿ya?

—Bueno, bueno, en la ducha. Pero, Mariela me va a
descubrir.

—No te acuestes con Mariela nunca
más.

—No puedo, la amo.

—¿Y a mí?

—También.

—¿Eras virgen?

Tuve que mentir. Recordaba perfectamente la
"sodomía" practicada a Mariela en el Amazonas.

—Sí, sí, era virgen.

—Yo también.

…—¡Uribe!

—Calla, Francisco… —dijo
Uribe—, yo también practiqué
"sodomía", pero, pero, fue casualidad, cómo
tú, no sabía que era pecado, yo me metí con
un demonio que se suicidó, intentó asesinarme, yo
tuve familia, no sabía que era pecado, yo fui
adúltero, ni siquiera sabía los mandamientos, ahora
otra vez estoy en cruz, como en el psiquiátrico, como en
avenida la Paz, cuéntame, cuéntame,
detállame cómo era Carolus, ¿era linda?,
pero no insultes a Dios, yo le amo, si nos mandan al "Pudridero",
nos comerán los gusanos, no insultes a Dios, Francisco,
¡cuéntame!

La luz era también fétida,
contemplé los clavos que atravesaban mi cuerpo,
contemplé mi garganta atravesada, mis caderas destrozadas
y mis pies aniquilados, un instante de narración, once de
septiembre del 2001, en el manicomio con un tal Uribe.

—¡Mira!, ¡dos aviones!, ¡dos
aviones!, qué estallan en las Torres Gemelas.

Oh, qué impacto emocional.

La narrativa en este punto es de Infierno, yo no quiero
describirlo, quiero amar.

El "sexo" de Francisco penetra el "recto" de Carolus por
azar, nadie lo espera, pero, la penetración es perfecta,
qué delicia, ¿a quién se le ocurre
qué es pecado?, ¿al Papa Francisco?, oh, qué
coincidencia de nombres, ¡Papa!, ¿lo has
practicado?, en tu país está permitido el
matrimonio gay, ¿lo sabías?, ¡"sexo" oral!,
"sexo sodomita", oh, qué espanto, ¡Papa, yo
sé que tú no lo has practicado!, pero todos tus
compatriota sí…

—…¡No quiero gritar
obscenidades!

—Cálmate, Francisco, no hables
groserías, tienes que ser culto, de aquí podemos
salir, ¡discúlpanos; Padre!, somos
"sudacas"

—No hay disculpas…

—Oh, habló Dios.

—Sí. Francisco, calla, por
favor.

—No puedo, no puedo callar, me duele.

—Me duele que Carolus me haya
abandonado.

—Tú la abandonaste, tú la
abandonaste, tú te marchaste a Berlín y
después a Roma, ¿y a qué?

—A contemplar El David.

—¿Y por qué no lo contemplaste en un
enciclopedia?

—No sé, no sé, no sé,
¡sácame de aquí, Padre!, yo ignoraba que era
pecado, ¡lo juro!, ah, qué dolor en los
muñones… Uribe, ayúdame —dime—,
ayúdame, tú eres un perverso, yo
no…

—No te condenes, Francisco, por favor, calma,
sólo serán un millón de años
clavados, yo practiqué "sexo", tú
no…

—Sí, yo también lo practiqué,
pero por la…

—¡Cállense, hijos de perra!
—grita un "demonio".

CAROLUS JUGANDO CON SU "BRAGAS"

Tentación

CAROLUS TENÍA quince años y estudiaba
filosofía en la Sorbona, ella era matea, e hija de
millonarios, sólo utilizaba "bragas" negras y
transparentes, lencería de calidad, se desnudó y
jugó con sus "bragas", yo, expectante en su
habitación no pude soportar, insistí,
"¿quieres casarte conmigo?", "bueno, pero cuando cumpla
dieciocho, ¿te parece?", fui el hombre más feliz de
la tierra, fui atrozmente feliz… Carolus jugaba con sus
"bragas", estaba completamente desnuda, "¿quieres?",
¿penetrarte?", "sí", "cuando estemos casados, ahora
ven y bésame pero sin casarme las "bragas"", ¿te
parece?, enloquecí.

…Mariela danzaba y estaba muy cansada trabajando
en las plazas, en los restaurantes, en los monumentos
históricos, le prohibí la Sorbona, "demasiado
estudiante", dije, ella como era sutil, obedeció, no hubo
reparos.

Mariela se cansaba danzando y yo…

MOLLENDO DESCRIBIENDO A MARIELA:

Sutil Beatitud:

—ME AGRADA danzar, Mollendo, pero, Francisco,
llega muy cansado por las noches, estoy preocupada por él,
ya no tenemos intimidad, deberíamos leer poesía en
las plazas, en la Sorbona por ejemplo, allí hay muchos
estudiantes, ¿qué piensas tú?

—Es que, en la Sorbona se habla francés y
tú hablas el lenguaje de la corporeidad. Los nevado
encontraron trabajo de barrenderos, ya no son limosneros, si
estás cansada, vámonos a casa, ¿tú
eres virgen?, ¿no es cierto?

—Sí, sí lo soy —dijo Mariela
Ruiz.

—Ten tranquilidad, Francisco te ama, lustra
demasiados zapatos, gana mucho dinero, más que todos
nosotros, no te preocupes, si estás cansada,
devolvámonos a casa.

—No puedo danzar hoy, ¿vayamos a la
Sorbona?, Francisco me lo prohibió pero…

—No, no —mi instinto me…—
No…

—Ya, no quiero danzar, quiero dormir.

—Yo también estoy cansado, vamos al
Sena.

—Sí, es buena idea. Ah, pero no tengo
dinero —dijo Mariela.

—Mañana le pides a Francisco, ¿te
parece?

—Sí, sí, me parece.

Nos devolvimos a casa, realmente estábamos
cansados.

—FRANCISCO, DAME dinero, quiero navegar con
Mollendo por el Sena…

Oh, Carolus me invitó a navegar, oh,
¿qué hacer?

—No tengo dinero, se me acabó
—mentí.

—¿No tienes dinero, pero,
¿cómo?

—¿A qué hora
navegarás?

—Por la tarde.

—Ah, ya…

Carolus me invitó por la noche, ¿le
doy dinero?, puede sospechar, estamos en casa, yo, yo amo a
Mariela pero también amo a Carolus, ¿qué
hacer?

—Bueno, pero yo saldré de noche.

—¿Saldrás?

—Sí, no volveré, quiero
divertirme.

—Tengo confianza en ti, no me preocupo…
¿Llegarás muy tarde?

—No llegaré temprano, no te
preocupes… Voy en busca del dinero.

La felicidad es vivir, la felicidad es amar, la
felicidad es una quinceañera, la felicidad es navegar por
el Sena de madrugada, la felicidad es dormir con una
quinceañera, la felicidad es Dios y Dios me ama porque yo
amo a dos mujeres, una de… ¿qué edad
tendrá Mariela?, la conocí con dieciséis, y
ahora tengo a Carolus que estudia filosofía y apenas tiene
quince años y… ¡oh!, ¡Dios!, qué
hermosa manera de amar, yo, yo, estoy loco por Carolus, sus ojos
azules, su pelo rubio, todas las noches me da mucho dinero, todas
las noches la penetro, le agrada tanto que ya yo ya no sé
qué hacer, ¿casarme con ella?, yo le mentí,
yo marcharé a Berlín y a Roma, yo estoy enamorado
de Mariela pero también estoy enamorado de Carolus;
Carolus es infinitamente más erótica y le agrada el
"sexo" y a mí me agrada "penetrarla", no quedará
embarazada, ella dice que es virgen y yo le creo.

—Aquí tienes el dinero, y divierte, el
domingo salgamos al Sena, con esa condición.

Mariela se ruborizó.

—Sí, sí, me agrada.

El domingo Carolus tiene que viajar, visitará
a sus padres…

—Cuídense, ahora me
marcho…

—No trabajes tanto —dijo
Mollendo.

—Hay que trabajar, París es
caro.

Las "bragas" negras y transparentes me esperaban en casa
de Carolus, qué vida la mía, qué felicidad,
no hubo "sexo", ya que Carolus estudiaba, me dio el dinero pero,
antes de marcharme, me bajé los pantalones, Carolus no
pudo soportar y se desnudó, "cómo el domingo no nos
veremos, hazme tuya", así fue cómo me clavaron a la
cruz, por alrededor…

—Mañana por la noche —dijo
Carolus—, no puedo ir al Sena, los dejamos para el
próximo domingo.

Sentí alivio.

—No insistí, este domingo, de lo contrario
te…

No pude hablar; Carolus me hizo acabar con un
extrañísimo movimiento de "colita".

—¿Qué te sucede? —gimió
Carolus.

—¿No me amas acaso?

—Sí, te amo, el próximo domingo,
¿ya?

—Bueno, bueno…

CAROLUS EN EL SENA

Abrazados Contemplando la Luna

YO ESPIABA a Mariela y Mariela descansaba, era domingo,
Mariela había danzado durante toda la tarde y estaba
cansadísima, le lamí los dedos y le lamía el
"clítoris", Mariela aulló de éxtasis, era
exquisito tener dos mujeres, no adelgazaba ya que el buen "sexo"
ayuda a las articulaciones del sistema humano, Mariela se
quedó dormida, Mariela era dulce, me vestí con
traje (Carolus me había obsequiado uno de etiqueta y
zapatos de calidad), salí respirando quejosamente,
Mollendo me habló, pero, no respondí, me
habló nuevamente y le tuve que responder:

—¿Qué sucede?

—¿Dónde vas?

—A descansar, tomarme unas copas. No puedes ir
conmigo, los Nevado andan en la zona roja, tú cuida a
Mariela, después te doy dinero.

—No necesito dinero, necesito que cuides a
Mariela.

—Sí, yo la amo.

—Entonces bien.

Me esperaba Carolus en un taxis, me esperaba
elegantísima, me esperaba con tan sólo quince
años, me esperaba de novia, me esperaba para amarme, me
esperaba con una mueca de niña mimaba, me esperaba con
esos ojos azules de primavera de 1968 y su revolución, me
esperaba con el cabello rubio como de trigo, me espera para
consolarse, me esperaba para eternizarse.

—Te demoraste.

—Sí, sí.

—Al Sena por favor —dijo en
francés.

Nos besamos.

A los Nevado los vi volver a casa, ebrios, completamente
ebrio, los vio volver desde la zona roja, la zona roja era la
zona de "putas", yo tenía dos mujeres pero me
mantenía virgen entrecomillas, me mantenía puro,
¡dos mujeres!, dos niñas más bien. No
había temor en mí, estaba seguro del amor
incondicional de Carolus, Mariela también me amaba, dos
hembras para un solo hombre.

Llegamos al Sena. Nos embarcamos.

—¿Amas a Mariela?

—Sí, también, es chilena.

—¿A quién amas
más?

—A ti —dije sin mentir—, quiero vivir
contigo.

—No, no podemos, si mis padres averiguan, no me
darían dinero y sin dinero no hay "sexo", estamos bien
cómo estamos, yo estudio, seré profesional, me
quiero doctorar, y cuando me doctore, nos
casamos…

—¿Serás doctora a los dieciocho
años?

—No, no, no creo. ¿Por
qué?

—¿No nos casaremos en tres años
más?

—En tres años más tendremos "sexo"
real, ahora todo es pasión, estoy loca por ti, te adoro,
quiero…

"Quiero "sexo" "oral" toda la
noche…

Carolus se refrenó.

—¿Qué quieres?

—No, nada, quiero abrazarte…

La vida era hermosa, la vida singularmente bella, la
vida era abrazarnos, la vida era contenernos, la vida era
sojuzgar la razón, la vida era intensa en la adolescencia
de Carolus, la vida era Carolus, ella era bellísima, ella
era de una dulzura magnífica, ella era de una sensualidad
sin parangón, ella era aristocrática, ella era de
unos ojazos azules de cielo estrellados, ella era de un cabello
rubio de dimensiones americanas incalculables, ella era francesa
y amaba locamente entregada al abrazo de contemplar el cosmos
mientras la barcaza bogaba por el Sena, Carolus me besó,
Carolus me acarició, Carolus murmuró:

—Esta noche serás mío.

Temblé de miedo.

Nos abrazamos. La barcaza emitía un rumor suave.
Bogar era de tremendo amor, bogar era de felicidad, bogar era de
esperanza, bogar era de estar, sencillamente,
abrazados.

—Te amo —murmuré.

No me había duchado, olía a "sexo".
Sentí pavor.

—Me tengo que duchar antes de tener
"sexo".

—Duchémonos juntos.

—No, no prefiero que no. Yo primero y te espero
desnudo.

Carolus se excitó, tímidamente bajó
mi bragueta y me… acabé.

—¿Podrás en casa?

—Sí, sí, podré, las vitaminas
que me das son buenas.

—¿Quieres más?

Su mano acarició mi "sexo". Acabé,
acabé sin detergerme. Quince años. Qué
dulzura.

No quiero describir lo que en casa de Carolus
sucedió, lamí su cuerpo a mi antojo, lamí
absolutamente todo, las giré y la "penetré" durante
dos horas, la "penetración" no fue dolorosa, ya que cuando
una hembra arde no duele, eso me lo enseñó
Dios… O, eso creía yo…

…Ahora estoy clavado,
¡salvadme…!

Una luna hermosa nos indicó la hora de
partir.

—Mira, qué hermosa luna.

Se me cayeron los pantalones, el remero no se dio
cuenta.

—¡Súbete los pantalones!

—Disculpa.

—Señor, vamos a casa.

Carolus canceló el importe, era de madrugada.
Estaba muy cansado.

Tomamos un taxis. Me bañé, apestaba a
hembra.

Me tuve que marchar de amanecida, Carolus me dio una
gran cantidad de dinero, su vida era yo, su "culito" era yo, "te
amo, estoy loca por ti", dijo en francés, yo lamí
su "vagina" hasta enloquecerla, lamí su "anito" hasta
tranquilizar mi espíritu, fue una noche dual, de "sexo" en
plenitud: dos mujeres, mil "coitos" por vencer. Había que
morir pro morir de "sexo".

—Te amo yo también —dije, ya
entendía algo de francés—, ¿quieres
más?

—Sí, pero el lunes, tengo que
estudiar.

—¿No dormirás?

—Sí, dormiré.

Carolus se durmió, yo me duché,
olía a ojazos azules y a vello "pubiano" rubicundo,
olía a quinceañera, olía a "recto"
"virginal", qué magnífica experiencia había
tenido, "sexo", "sexo" en la infinitud del ser.

CAROLUS ESTUDIANDO

Desconcentrada, Pensando en

"MI AMADO, mi Francisco, cómo lo extraño,
estoy estudiando filosofía, pero, no puedo concentrarme,
¡París!, adoro París ahora que tengo
novio… Filosofar, estudiar, ¡Dios!, tengo quince
años y adoro a Francisco, qué bien "dotado"
es…, todo un hispano. ¿Cómo me
enamoré de él?, pero, tiene a Mariela, tampoco
puedo casarme con Francisco, oh, qué hago, tengo un serio
problema, tengo que estudiar, no puedo concentrarme, Oh, Mariela,
¡cornuda!, pero, ¿yo también soy cornuda?,
oh, qué espanto, tengo sólo quince
años… Tengo que estudiar".

Carolus logra concentrase por unos instantes, yo estoy
recordando, clavado en el Infierno.

Carolus me amó y yo tuve que abandonarla, en su
habitación hubo un grupo de estudio, yo estuve presente,
pero no comprendí nada, soy negado para los
idiomas.

—Este es mi novio —me
sorprendí—, es latino.

—Soy Clarece de Saint-Pôl…

—Yo Clarín de Poulaillir y ella es Mestre
Clyes.

—Yo soy Baudet de Camus.

Dariell llegó tarde, era trigueña de unas
curvas espectaculares. Me miró y me dio un beso en cada
mejilla. Me sentí magnetizado. Sí que eran bellas
las franceses. Me habló al oído pero no
entendí. "Tú eres el bien "dotado", yo quiero
"sexo"", dijo. "No soy virgen, tengo quince años", me
estremecí, me habló en castellano.

—…No me hables más —dijo
Uribe—, que me duele el corazón.

Callé.

—Estudiemos —Carolus habló en
francés.

—Yo no traje mis apuntes —dijo
Dariell—, que tu novio me acompañe, yo algo hablo
castellano.

Dariell me llevó a su habitación y me
practicó "sexo oral".

—Me agrada tu sabor… Es mi primera vez. Soy
virgen, te mentí, ¿quieres ser mi amante?, pero,
puro "sexo oral", no quiero quedar embarazada, tiene un "sexo"
enorme, ¿quieres hacérmelo a mí?

—¿Qué quieres?

—Qué me beses el
"clítoris".

—Bájate las "bragas" y lo
haré… ¿Realmente tienes quince?, eres
bellísimas, trigueña de ojos azules, sí que
eres bella.

—Me quiero desnudar, nunca lo he hecho ante
ningún hombre.

—Hazlo.

Durante una hora estuve besándola, la giré
y la penetré, también fue mi amante.

—Sólo "sexo oral" te dije —al tiempo
que acaba.

—¡"Mastúrbate!",
¡Mastúrbate!

Oh, qué delirio, tres mujeres, dos
quinceañeras y…

—…Calla, por favor, qué me duele el
corazón.

—¿La violé?

—Claro que la violaste, si era una
niña…

—Durante tres años…

"No puedo concentrarme, se han demorado mucho, le
preguntaré a Francisco, si Dariell vive en mi misma
pensión, ¿qué habrá sucedido?,
Dariell es muy estudiosa, es matea, yo no, ¿no
estarán "fornicando"?, Dariell es mi mejor amiga, le
conté sobre Francisco, le conté todo, ella es
virgen, sólo tiene quince años, no, creo
que…, Oh, qué estoy pensando, ella es mi mejor
amiga… No puedo estudiar, no me concentro. Me están
hablando y Dariell no regresa".

—…TÚ ERES un obsceno —dijo
Uribe—, no me dejas tranquilo, te llevarán al
"Pudridero", allí está Pinochet y allí
estará Fidel Castro por dictadores, tú estás
en serios problemas, Francisco, cómo es que
¿moriste virgen?, te la pasaste "fornicando",
¡dime!, no te entiendo, yo era poeta y ¡mira!, estoy
crucificado en el infierno, era un místico y tremendo
castigo que me han dado… Yo no quiero hablar más
contigo, yo te recuerdo, no fuimos amigos, yo sólo te vi
un instante de segundo en el psiquiátrico de avenida la
Paz, el once de septiembre del 2001, ese día cayeron las
Torres Gemelas, yo estaba allí en el manicomio y tú
estaba allí, pero nada más, ¿fuiste amigo de
Alfredo?, pero, creo ¿qué son del mismo barrio?,
tú eres un pervertido, la ""sodomía" es pecado"
mortal, tú eres un degenerado, Francisco, cómo es
que moriste casto, no te comprende, ¡dime!, o te
mato…

—Yo no tuve "sexo vaginal", eso es todo, tuve tres
mujeres, pero, sólo "sexo…"

—Ya no hables más de "sexo"
—intervino Uribe—, no me agrada.

—Allí vienen los ángeles.

—Te van a dar de azotes.

—No, no creo, no he hecho nada malo.

Van dos instantes de segundos de
narración.

Me desclavaron, de espaldas, crucificado a la piedra que
hiede a pecado, me azotan durante tres días sin detenerse,
cada día por una muchacha mancillada "analmente", los
ángeles gritan, los ángeles no se cansan, yo
intento dormir pero los azotes son tremendos, me dan con
todo.

—Callana, esto es por Mariela —dijo un
ángel fornido.

Me desmayé del espanto. Vomité
sangre.

—Esto es por Carolus —me esputó un
ángel de estampa maravillosa.

—Por la angelical quinceañera serás
condenado de por vida a los azotes diarios.

—¿Por quién?

—Por la francesa de quince años que
violaste "analmente", ¡degenerado!

—Ella fue, ella me
insistió…

—¡Mátenlo a golpe y al
"Pudridero"!

—No, denme una oportunidad, era muy joven, no tuve
familia, no tuve hijos, era muy pobre, soy esquizofrénico,
no supe, la "sodomía", la "sodomía" ¿es
pecado?, yo lo encontré bello, yo no tuve la culpa,
Dariell se entregó, ella, ella fue, yo la amé
intensamente, ella quería casarse conmigo pero Carolus
también, no puedo casarme con dos mujeres, por favor, no
me golpeen más.

—Clávalo. Y no hables —murmuró
un ángel.

—No puedo clavarlo —replico un
ángel—, ya no tengo fuerzas.

—Desclava a Uribe y que lo clave a la cruz
él.

Me clavaron de manera despiadada.

—Y no hables groserías
—murmuró Uribe—, ¿qué
harán conmigo?

—Te llevaremos a una cárcel, para que
estés toda la eternidad en el Infierno leyendo
poesía.

Uribe dio las gracias y se marchó.

CAROLUS Y Dariell mantuvieron el secreto. Mariela era mi
mujer, Carolus mi amante y Dariell mi pasión que desborda.
Con Dariell no encontrábamos a escondidas en su
habitación. "Por favor, nada de "sexo anal", me duele",
accedí a la petición, "sólo besos, no quiero
quedar debocada, ¿te parece?, tampoco sé mucho
castellano, sólo…", la besé intensamente y
le entregué un obsequio, "un cruz y con la estrella de
David", Dariell lloró, "¿realmente tienes quince
años?", sí, te amo, ¿quieres casarte conmigo
cuando me doctore", "casarme, sí, sí,
pero…", mentí y mentí.

Me fui a casa muy cansado, no llevaba dinero, me
devolví, abrí la puerta de Carolus, tenía la
llave, estaba estudiando, no se percató de mi
presencia.

—Carolus, hola…

Se sobresalto.

—Ah, Francisco, ¿qué
haces?

—Vine a darte un beso.

—Mañana tengo prueba, nada de amor,
¿te parece?, pero el miércoles
sí.

Hoy era lunes.

—Es que, no tengo dinero.

—Es que, yo te doy —dijo,
amablemente—, hasta el viernes, cuídalo. El domingo
tampoco podré estar contigo, con Dariell iremos al
teatro.

Me sobresalté.

—¿Irán solas?

—No, con dos amigos. Es que, estoy
buscándole novio a Dariell, dice que se quiere
casar.

Me asusté.

—No, no, parece que tiene un novio, pero un latino
—mintió.

Intenté controlarme pero no pude.

—¿Te gusta Dariell?

—¿Quién?

—Mi amiga.

—No.

—Es que, quiere confesarse.

—Qué se confiese
—mentí—, bueno, me marcho, estudia
harto.

Me detuve en seco. Di un beso en la frente a mi
amante.

—No, tengo dinero.

—Ah, ya, espera.

Toqué la puerta de Dariell. La increpé.
Lloró amargamente.

—Lo nuestro es secreto, ¿entiendes?, o te
violo toda tu vida.

—No, por favor, Francisco, no.

—Cuídate, Carolus me da dinero, te tengo un
obsequio.

—¿Un anillo matrimonial?

—No te lo pongas en el dedo, aquí tienes
una gargantillas, son de oro, tú me gustas mucho, pero, no
te confieses, te lo prohíbo.

Dariell lloró y lloró.

—Tengo que estudiar, tengo que estudiar,
¡márchate!, pero antes dame un beso.

La pasión fue desbordante.

Mariela me esperaba en casa.

—¿Cómo te fue lustrando
zapatos?

—Bien.

—¿Y el lustrín?, lo dejaste en
casa.

—Ah, sí, sí, lustré con un
calcetín.

Mariela creyó mi mentira.

—Me tengo que dormir, Mariela, tengo mucho
sueño.

—Son las nueve de la noche apenas. Desde que
llegamos a Francia que no me tocas y estamos casados porque
dormimos juntos, pero como fábula, ¿ya?,
compórtate como un marido.

Me dormí en el sillón. Dariell me
secó.

Qué extraño se durmió, lo voy a
revisar… le voy a bajar la bragueta, oh, huele a "sexo"
pero también huele a jabón, pero este jabón
no lo utilizamos en casa, qué extraño, qué
hermoso, estoy ardiendo, todavía nadie llega a casa,
le…

Desperté atontado, con Mariela entre mis piernas,
el amor me renació, el amor a…

…Yo viví recordando a Natalia Ruiz, de tan
sólo dieciséis años, cabello café,
ojos cafés y almendrados, seductora, virgen. Es verdad
que, me porté mal pero, Natalia Ruiz me provocó, o
eso creo yo, fue Francia realmente, su gente, sus bares, su
clima.

Estaba viviendo en casa de mi madre, no tenía
amigos ni tuve novias, Mariela no quiso casarse conmigo,
terminamos de manera muy dura, creo que ya comenté,
podríamos recordar, yo cometí un error, Carolus es
la mujer más bella que he visto en mi vida y estaba
totalmente enamorada pero ella era aristócrata, nada
formal habría podido ser, pero, Dariell, ella sí
que quiso casarse por la Iglesia, ya que era católica, yo
la violé, es verdad, pero nuestra relación fue
intensa, ella lloró amargamente, "lo lamento", le dije,
tango que marchar, se intentó quitar la vida, no pudo
doctorarse, sufrió demasiado, creo que, se dedicó a
la enseñanza pero, supe, porque Carolus me envió
una carta, contando toda la verdad, supe por este medio que
Dariell se había quitado la vida colgándose de una
viga, pude ser feliz con ella pero Mariela era mi enamorada,
qué torpeza la mía, habría podido vivir en
Francia, convertirme en francés, estudiar en París,
casarme por el civil con Dariell, ella era de clase acomodada
pero sus padres eran liberales en cuanto al clasismo,
cometí un error grave, Dariell murió
trágicamente a los veinte años.

Sólo tenía quince años cuando la
conocí. Sus padres me odiaron. Escribió una carta
de despedida…

…Quiero morir, estoy en el cerro San
Cristóbal, ya no soporto, hemos vuelto a Chile, llevamos
diez años de vagabundaje, Mariela ha vuelto a casa, en
Vitacura, nos hemos reunidos, ya no vivimos juntos, estoy
decidido, Mariela será mía, ya no soporto, la tomo
de la mano y, bajando por una pendiente, quiero violarla, cueste
lo que cueste, aunque quede embarazada, total, los padres son
millonarios; ¡Ya saben!, Mariela rueda y se magulla…
¡Dios!, qué espanto…

Tomamos una "micro" rumbo a mi casa, Mariela me saca
celos mirando "hombres", es una herida en el corazón.
Llego a casa y Mariela se marcha. Vuelve a regresar y terminamos
para siempre.

Sólo sé que se marchó de casa y
vive en el barrio Brasil, dando clases de baile. Tenemos una
amiga en común que es pintora, que trabaja en la casa de
la Cultura donde labora el bibliotecario que conocí en el
manicomio.

Voy caminando por avenida Dorsal hacia el oeste, hacia
el sur hay una ciclo vía por donde transitan personas y
"fornican" perros callejeros, al costado sur donde está la
casa de mi madre, hay una industria, voy caminando, hay un
edificio municipal, allí hay atención al vecino,
hay abogados que solucionan litigios entre marido y conviviente,
ya que en Chile nadie se casa, temas de drogadicción,
prevención digo yo, y maltrato a la mujer, entre otras
cosas, es un edificio muy hermoso. Al costado sur, hay unos bloc
departamentos bien pintados y enrejados pero espantosos de
suciedad, los perros se masacran entre sí.

Voy al barrio de la chimba caminando, quiero comprarme
una revolver y destaparme los sesos.

—¡Francisco! —grita una niña de
trece años, flacuchenta—, por
quietos…

Me abstengo.

No puedo comprar el arma, me asaltan tres individuos, me
quitan hasta la ropa. Es invierno y llueve
torrencialmente.

No muero, pero me resfrío. Vuelvo a casa en
calzoncillos. Qué horrenda vida en Chile.

—…Dame todo lo que tenga o ¿te
matamos?

Es mi oportunidad.

—No tengo dinero.

Me entran a una casa, son "homosexuales", me quieren
violar, me defiendo.

De una patada, rompo la puerta y huyo por las
calles.

—¡"Maricones"!,
degenerados…

Nadie mira por las ventanas pero todo escuchan el
alboroto, los niños hablan: "por droga yo me
prostituyo…"

ALFREDO VERA

Visita a Uribe en el Infierno. Tres
ángeles.

"—TE VAMOS a llevar donde Uribe, él te
quiso mucho, sufrió cuando le dieron la noticia de tu
suicidio, ¿te agradaría visitarle?, será por
unas horas nada más, necesita compañía, no
te horrorices, iras, si deseas a una cárcel donde
está él, pero en el Infierno. Fue tu amigo, espero
que le ayudes.

Había tres ángeles muy hermosos, me
miraron, tuve miedo, ¿en el Infierno? Tuve un pensamiento
atroz.

La vida para mí era tranquilidad, conversar con
ángeles, intentar meditar, ya lleva más de cien
años, ¿cuántos?, no sé; sin embargo,
la vida era taciturna para mí, respondí al
ángel.

—No, no quiero ir al Infierno.

El ángel se sintió muy triste.

Conversaron entre sí en un idioma llamado
"ángelus".

El tiempo todo lo calma, estaba tranquilo, amaba a Dios
pero, no había cumplido con Él. Me había
quitado la vida, y la vida, era para vivirla, no para
asesinarnos, los ángeles me miraron.

—Si no deseas, no importa…

—No, esperen —interrumpí—,
sólo unos minutos, no puedo más, con quiero
contubernios con un pecador.

—Tú también
pecaste…

—Sí, sí, y merezco el Purgatorio,
perdón… Seré humilde. También estuve
en el Purgatorio Atroz pero…

Los ángeles me llevaron por criptas hasta llegar
a una antesala que me dio vértigo, allí
había demonios humanos que eran descuartizados y
atormentados con palos de hierro.

—¿Vosotros sois los políticos
chilenos?

—Sí, sí.

—Al "Pudridero…"

Templé de miedo. Reconocí a Patricio
Elwin, a Frei Hijo, a Ricardo Lagos; excepto a Michel Bachelet y
a Piñera y a…

Un ángel me dio un golpe en la cabeza.
Quedé inconsciente.

—Éste es demasiado pecador para ir al
Infierno.

—No, no es un pecador, es un tonto,
¡despiértalo!

—¡Alfredo!, ponte de pie…!

Me desperté. Me encadenaron y, entrando, tuve
mitos, la fetidez a "feca" humana era atormentadora, los
demonios humanos se "defecaban" de terror.

Allí estaba él, leyendo.

Entré. Uribe no me reconoció. No apestaba
la cárcel. Olor a santidad había.

Una cama y mil libros.

—Uribe.

—¿Está desmayado?
—preguntó el ángel.

—No —estaba leyendo el Ulises de
Joyce.

—Uribe.

—¿Quién me habla?

—Yo, Alfredo.

—¿Qué Alfredo?

Sentí vértigo, las máculas en el
rostro de Uribe eran terroríficas, unos veinte
años, cabello largo, de barba.

No pude soportar y me eché a llorar.

—¿Qué haces en el Infierno,
maestro?

Uribe se sorprendió por el apelativo.

—No sé quién eres, no te
recuerdo… ¡Dejadme tranquilo!, Joyce es un genio, no
yo…"

MOLLENDO NARRA

Pepe de Castro, barriendo las calles

AÚN LA poeta canadiense no se marcha a su
país, Pepe no ha descubierto la pornografía
vendida, viven un idilio. Barriendo las calles cercanas a la
Complutense, no siente vergüenza, es un trabajo. La
canadiense da clases y, por los sábados por las noches, en
un bar con habitación, se embriaga, el amante es un
brasileño, muy dotado y hermosísimo. Un "David"
humano; piel canela, ojos miel, cabello castaño, un metro
ochenta centímetro, dotadísimo. Danzan toda la
noche en la "cama".

—Eres perfecta, canadiense.

Este latino tiene el cuerpo de un "David", le
escribiré un poema, le contemplo desnudo, sus "genitales",
su torso musculoso, me agrada, me excita vehementemente, sus
tríceps, su tórax de "David", sus brazos fibrosos,
sus "testículos" de escultura, su vellosidad suave, su
luminosidad en la piel, me voy a "masturbar" pensando en
él mientras tenga "sexo" con Pepe Casa de Castro, este
brasileño sí que es hombre, le adoro, le voy a
practicar un buen…

—¿Estás ardiendo todavía,
canadiense?

—Sí, es que, eres demasiado
bello.

—Tú también eres bella, yo soy
casado, me agrada que seas mi amante.

—¿Casado?

—Sí.

—No lo sabía.

—No quedes embarazada por favor.

—No, no. Me excitas mucho, me encanta tu
musculatura. ¿Quieres que te succione todo tu cuerpo?,
¿absolutamente todo?

—Ya no doy más… No
puedo…

—Es que estoy ardiendo.

—Bueno, bésame.

—Yo soy poeta, después te escribiré
un poema, eres un "David", yo he estado en Roma, eres un
"David…"

—¿Y tu marido?

—No me preguntes por él, sólo somos
amantes.

Bajo por las rodillas, succionando con mi lengua que
canta versos, semi luz, embriagada en vino francés, la
musculatura es perfecta, estoy "masturbándome" con un
consolador, no grabo, este hombre es mío, es demasiado
bello, me lo quiero llevar a Canadá, ¡es
mío!, lo voy a conquistar, bajo hasta los pies y succiono
cada dedo, ya hemos copulados tres veces, tiene un enorme "sexo"
pero en reposo pequeñito, eso me excita aún
más, treinta años pero aparenta quince, cada dedo
succionado y lamido por mi lengua, mi amante cierra los ojos y
exclama: "sube", estoy lamiendo ahora el ombligo mientras le
acaricio allí, sus tetillas mordisqueo, mi
brasileño se excita al máximo, le giro y…
oh, qué prohibición tan excitante, introduzco mi
lengua y el sabor el agrio, su espalda es un "David", que
magnifica corporeidad, me excito, continúo
"masturbándome", llevo diez orgasmos, su "sexo" se erecta,
me monto y… cabalgamos, ya no tiene "semen", pero el aroma
a "sexo" nos excita", mi brasileño culmina, estoy
compenetrada de sus músculos, ni siquiera sé su
nombre, sólo su número telefónico, es
bailarín de samba.

—Ya no puedo más…

—Es temprano, son las tres de la madrugada,
¿te quieres dormir?

—Tengo que marchar, tengo que marchar, mi mujer
duerme pero… mañana es domingo y vamos a
misa.

—Te voy a escribir un poema y te marchas…
Recuéstate sobre la cama pero antes voy a besar tu "sexo"
durante una hora.

Nuevamente acaba pero en…

—Ah, ah, ah…

Mi brasileño se duerme, soy una perra
ardiente…

…El punto culminante del estilo de juventud
de Miguel Ángel viene marcado por la gigantesca (4,34 m)
escultura en mármol del David (Academia, Florencia),
realizada entre 1501 y 1504, después de su regreso a
Florencia. El héroe del Antiguo Testamento aparece
representado como un joven atleta desnudo, musculoso, en
tensión, con la mirada fija en la distancia, buscando a su
enemigo, Goliat. La intensa y penetrante mirada, la fuerza
expresiva que emana del rostro de El "David" es, junto con la
escultura de Moisés, realizada posteriormente, el mejor
ejemplo de la terribilità miguelangelesca, rasgo
distintivo de muchas de las figuras del artista toscano
así como también de su propia personalidad El
David, la escultura más famosa de Miguel Ángel,
llegó a convertirse en el símbolo de Florencia,
colocada en un principio en la plaza de la Señoría,
frente al Palazzo Vecchio, sede del ayuntamiento de la ciudad. En
1910 se colocó en ese lugar una copia del original que se
encuentra en la Academia. Con esta obra Miguel Ángel
demostró a sus coetáneos que no sólo
había superado a todos los artistas contemporáneos
suyos, sino también a los griegos y romanos, al fusionar
la belleza formal con una poderosa expresividad, significado y
sentimiento…

"—…De mirada inquisidora, infinito
cuerpo de mi "David",

Yo no puedo sostenerte, eres, en demasía,
macho,

En demasía, en desnudez; Y, en la mirada, y
en la nariz,

La inmensidad, lo ferviente, la virtud del
éxito con Dios…

Oh, mi "David", estoy absorta en tu mirada, estoy
aterrada

De tu mirar, estoy absorta en tus mejillas
monumentales;

En tensión estás "testicular",
desafiándome, ¡mío eres!,

Pero de otra también y de la humanidad.
¡Mi "David!",

Te contemplo; y tu cuello es, una herida en mi
vejiga:

Una herida en mi ombligo y en mi
feminidad…

Tu musculatura, es maravillosamente
sensual,

Tu juventud, tu estatura altísima de
"gigante" en la "cama",

Yo me inclino para adorarte, oh, mi "David",
cómo no

Contemplar el mármol de tus "pene" diminuto
ya que yo,

Como americana lo he devorado durante mil
años.

Oh, mi "David", estoy ardiendo al escribir
"sexo"

De Dios. Tus tetillas son fenomenales y
erectadas

De pasión "guerrera", tus costillas son
mías;

Yo he nacido de aquel embrión; Tú eres
lo que yo

Deseo; y tus caderas en rectitud de
"amante"

Y tu musculatura de tus piernas y tus
brazos

Conteniéndome; oh, "David", de mármol,
ya que

Duermes perezosamente, tienes una mano en el
cuello

Y la que me "masturbó" el "clítoris";
En el muslo

Que quiero herir con un cuchillo; oh, "David",
me

Excito de tu presencia; Y, en el vértice, de
tu "potencia

Masculina", intento erecta una y otra vez tu
"sexo",

Hasta que, carne y espíritu, se
exterminen;

Culminas en mí (en la eternidad) mientras
duermes.

Yo soy Betsabé, que he pecado, yo soy
Betsabé…"

Me cambiaré el nombre, ahora me
llamo…

—¿Qué sucede?, me quedé
dormido, ¿qué hora es?

—Las siete de la mañana.

—Oh, mi mujer me va a matar, nos vemos,
canadiense.

—Llámame, Betsabé y tú
serás…

—Ya, ya, Betsabé,
¡cuídate!

—Báñate, hombre,
¡báñate!

—¿Tienes cocaína?

—No, no, yo no consumo cocaína, produce
impotencia.

—Yo sí, yo sí. Tengo algo, es que,
mi mujer es "ninfómana".

—¿Es brasileña?

—No, es francesa.

—Ah. Bésame.

—Hueles a "sexo".

—Tú también.

—Ven, bañémonos juntos.

—Qué exquisito eres.

—Tú también, tú
también. No tengo dinero, tendrás que
pagar.

—No te preocupes, yo pago la
habitación…

—¿Y las trago?

—Sí, sí, y los tragos
también.

"NO HA llegado mi poeta, ¿qué
hará?, ya dejé la cocaína, estaba impotente,
tengo que intentar recuperar mi trabajo, extraño a mis
"polluelas" y a mis hijas, que murieron, casi muero de espanto en
el entierro, ¿qué será de Cecilia Torres?,
no he podido dormir en toda la noche pensando en mi canadiense.
Tiene que tener libertad, eso sí, un sábado no
está mal, ¿tendrá amigas?, le voy a
preguntar.

Allí viene, ¿con el pelo mojado?,
qué extraño, habrá llovido, bueno, estamos
en invierno.

Escribí un poema, debería escribir otro
libro o intentar otra edición. Voy a renunciar al trabajo,
me duelen las manos de tanto barrer, me voy a dedicar a mendigar,
leeré mis textos y me ganaré la vida de esta forma.
Leeré los poemas de mi padre y los poemas de mi
canadiense. Son muy eróticos, pero mi padre es de un
erotismo sutil, mi canadiense es más carnal.
¿Qué hago?, si yo soy doctor en literatura
religiosa de la Complutense, ¿estudiar tanto, para andar
barriendo las calles?

—Canadiense…

—Me llamo Betsabé.

—Oh, qué hermoso
seudónimo.

…Betsabé, según el Antiguo
Testamento, esposa de Urías, uno de los soldados de David,
rey de Judá e Israel. Éste vio un día desde
la terraza de su palacio a Betsabé, que se estaba
bañando, y, admirado por su belleza, la sedujo mientras su
esposo estaba ausente. Cuando Urías negó su
paternidad sobre el hijo que Betsabé había
concebido, David ordenó a uno de sus generales, Joab, que
Urías fuera situado en primera línea de batalla en
el sitio de la ciudad amonita de Rabbá Amón para
que muriera y poder así desposarse con ella. Fueron
castigados por Dios con la muerte del niño. Más
tarde, Betsabé le dio otro hijo, Salomón, que
sucedió a su padre en el trono. En la genealogía de
Jesucristo con la que se inicia el Nuevo Testamento,
Betsabé no aparece mencionada por su propio nombre, sino
que es citada como la "esposa de Urías".

—Tengo un sueño terrible, una amiga tuvo un
derrame cerebral, la levamos de urgencia, agoniza, el
próximo sábado, llegaré tarde
también, discúlpame, Pepe, me duermo, almorzamos
y…

—No, no te preocupes, mañana, saldré
a la Plaza Tirso de Mollina, voy a recitar tus poemas y los de mi
padre y los míos y pediré comisión, ya no
barro más, me dedico a la lectura de poesía,
¿tú ganas bastante?, ¿te parece?

—Sí, me busqué otro
trabajo…

No puedo perderlo, me pagan mucho por los
"videos pornos…"

—No te preocupes…

…Oh, no me lavé los dientes, huelo
a… "semen… de mi "David""

—Dame un beso.

—No, no, estoy muy cansada.

—Betsabé, ¿qué te
sucede?

—Es que, huelo a tristeza.

—Abrázame entonces.

—Te amo, Pepe.

…Oh, estoy ¿enamorada?

Voy a gravarle esta noche, sí, pero tengo que
dormir… a mí no me importa, soy
poeta…"

Dos instantes de narración, soy Mollendo, un
puerto marítimo peruano: Betsabé se revuelva con
"David" y Pepe Casa de Castro se revolcó con "polluelas";
¿Revolcarse en Europa es la tónica del
degeneramiento europeo?

Pepe Casa de Castro se prepara huevos, tiene mucha
hambre, el revoltijo de la yema, sal, aceite de oliva, a fuego
lento, la vida tiene su virtud; Y, esta virtud es amar lo
desconocido, la vida de las luminarias, la vida del
escalofrío, la vida de la sempiterna alegría, la
vida de la ingratitud, la vida de la nostalgia, la vida de la
esclavitud, la vida de la distancia de los héroes, la vida
de mi adoración americana, la vida de…

Hay mucha gente en plaza Tirso de Molina, no ha llovido
pero, es invierno, qué extraño, mi
canadiense…qué raro… ¿con el pelo
húmedo y en el hospital de urgencia?, pudo llamarme, la
acompañaré a visitar a su amiga el próximo
sábado, sí, eso haré y le pediré
matrimonio, pero, no me puedo casar, ¿qué
será de Cecilia Torres?,
Pepe Casa de Castro lee un
poema de Betsabé pero un poema angelical, las personas se
reúnen, "qué hermoso poema", "yo soy Casa de Castro
y soy doctor en literatura religiosa de la Complutense,
leeré poemas de tres poetas, espero que me den su aporte,
ya que vivo de la lectura de estos poetas, mi padre, que era
poeta erótico, Betsabé, que es canadiense y es mi
enamorada y yo, que soy poeta religioso, Betsabé es
rebelde y escribe poemas eróticos también",
"¿cómo se llaman los libros?", Pepe Casa de Castro
no escucha la pregunta, lee un poema de su padre.

—…Voy a viajar a Francia este verano
con… ¡No, sólo…!

Las rosas son hermosas, para ti, mi
adorada.

La rosas son como esmeraldas, para ti, mi
desolación.

Yo amo la turgencia de tu cuerpo:

Amo las rosas que hay en ti, mi
adorada.

Yo me comprometo en amar tu rosal:

Y de las espinas, hay un amor
celestial.

Amar las rosas es amar a mi adorada:

Amar a Dios es amar tus espinas.

Busco el amor eterno, busco un
rosal:

Yo habré de amar a mi adorada

En soledad. Amar el cuerpo femenino:

Amar el candor de todo lo que
existe.

Amar y no contenerse, amar la
soledad.

Yo amo y me propago por el cosmos:

Y este cosmos es mi
adoración.

Mi adorada, yo te amo; y en cada

Atardecer, soy vuestro… Mi
adorada,

La vida es tan bella cuando vos me
besas.

Mi adorada, hay estrellas en el
firmamento

Que llevan vuestro nombre. Mi adora

Hay vida en mí; Y en mi vida hay
adoración.

Mi querida estrella, vos sois mi
adorada.

Rosal de mi adoración, ¡mía!,
absolutamente, ¡mía!

En esta tierra de esperanza y
adoración.

"—…Escribí un poema, hijo,
¿quieres que te lo lea?

—Bueno, Padre, ¿qué nombre
lleva?

—Adoración del
Rosal…

…Se lo escribí a una amante que tengo
latina…, de Chile, una aristócrata… Somos
felices, no le digas nada a tu madre, Pepe, oh, qué cosas
estoy pensando.

—Es hermoso el poema, Padre, ¿por
qué tienes que morir?

—Es que, todos habremos de morir,
hijo.

—¿Tienes una amante?

—¿Qué?, te voy a castigar, Pepe,
lávate la boca con jabón.

—No, papá, no, no me
pegues…

Las personas aplauden, un poema agradable para los
turistas que nada entienden de castellano pero para las
"niñas" ángeles un poema hermosísimo. Se
sienten abstraídas, María Soledad de las Mercedes
busca aliento, ella es muy gentil, es aristócrata, sabe
mucho de literatura, ha vuelto a España; pero, desconoce a
Pepe, el poema es gracioso y la voz del lector es de parsimonia,
Pepe contempla a María Soledad de las Mercedes, mantienen
un diálogo erudito, cómo yo no soy erudito y
sólo soy un puerto peruano no podré traducir el
lenguaje, las "niñas" ángeles se mantiene en
silencio y los turistas dan dólares, son bastantes
dólares, un coreano dice: "lee uno tuyo", pero habla en
coreano, nadie entiende, hay un canadiense, que habla
francés, "más", dice, "no tanta discusión",
algo entiende de castellano. María Soledad de las Mercedes
habla francés e inglés, tiene buena memoria, canta
el poema del padre de Pepe en inglés, realmente es bello
el poemario, María Soledad de las Mercedes lo explica
cabalmente, ella es instruida, Pepe calla, sabe la "niña"
ángel una enormidad.

Hay mucho dinero en un sombrero, hay más de cien
personas reunidas.

El coreano entiende inglés.

—Qué lea uno suyo, ¿es poeta?,
¿de dónde es?

María Soledad de las Mercedes
interpreta:

—Soy de Madrid y no soy poeta, sólo escribo
versos.

—Por favor, uno tuyo, qué te quiero
vadear.

La multitud es intrínseca a la vida, y la vida,
es ritual de vestirnos de traje y barrer las calles de Madrid. La
vida cambia como cambian los climas del planeta, la vida tiene su
inverosimilitud en los instantes más recónditos del
cosmos, la vida es virtud de amar, la vida tiene su
parangón, la vida tiene sus afectos, la vida tiene su don
de vida, la muerte es pudrición y la vida es lealtad a
Dios. Hay que conservar el estío de invierno mientras se
precipita la lluvia pero levemente. Todo se humedece, los
paraguas, los impermeables, llueve turbiamente en Madrid, ay, de
mí, cómo no amar Madrid.

María Soledad de las Mercedes interviene, Pepe
Casa de Castro intenta excusarse, tiene miedo al ridículo,
María Soledad de las Mercedes lo reconoces, "tú
eres Pepe", el amigo del maestro Francisco, el chileno",
"sí, sí, yo soy Pepe, Francisco se fue a Francia,
yo también quiero ir pero de vacaciones, tengo una novia,
se llama Betsabé, bueno, no se llama Betsabé, es un
pseudónimo, es canadiense, es poeta y de las buenas, yo no
quiero leer nada de mí, soy malo escribiendo pero
Betsabé es buenísima, ¿en la
"cama
…?, el coreano insiste, Pepe accede pero con una
condición, que lo aplaudan o se desmaya, el coreano
ríe, "si es bueno el poema, te aplaudimos, de lo
contrario…", entonces no", "lee, maestro, lee", dice una
"niña ángel, "conocemos tus textos, "lee, no te
inquietes, yo te aplaudo y a ti", indica al coreano, "cien
dólares por videar", el coreano los paga.

"—…Soy un soñador en busca de
Dios; Y este Dios es

Un milagro

De mariposas

Que cantan

Sutiles Salmos que, el Rey David,
compuso…

Soy un poema en busca del amor (Místico); la
vida es en mí

Como un canto

Bíblico

Que el Rey David ha compuesto

Solidariamente.

Yo no reniego de Betsabé (el amor pudo
más);

Todos pecamos de…

Me impaciento al escribir este
poema…"

Todos aplauden rabiosamente, excepto el coreano que
ríe, nada conoce de Betsabé o de David.

—Estoy contento, ahora leeré un poema de la
canadiense, que es mi hembra.

—¿Tu hembra?, no será tu novia
—dice el coreano, que algo ya entiende de
castellano.

—Sí, mi mujer…

El poema arde, el coreano arde, las "niñas" que
son púdicas se avergüenzan, Betsabé es
perversa en su poética, la poética del "Aullido",
vive Dios en nuestras conciencias, vive Dios en María
Soledad de las Mercedes, vive Dios en peregrinaje, vive Dios
colmándonos de esperanza, vive Dios esperanzado, vive Dios
en la remota posibilidad de amar, vive Dios en toda actitud, en
todo pensar humano, vive Dios en "David", que lame,
después de almorzar, las entrepiernas de su hembra
francesa. No describiremos; ya que el horror me
paraliza.

—…Allen Ginberg (1926-1997), poeta
estadounidense, nacido en Newark (Nueva Jersey). Portavoz de la
generación Beat de la década de 1950, cantor de la
América underground y voz de vagabundos y marginados,
Ginberg escribe en la tradición de Walt Whitman y William
Carlos Williams. Su poesía es informal, discursiva,
incluso repetitiva; su inmediatez, honestidad y su
explícito contenido sexual le proporciona a menudo una
cualidad improvisada. Aullido (1956) constituye una
crítica furiosa contra las falsas esperanzas y rotas
promesas de la historia de su país. Otros libros de
poesía son Kaddish (1961), Sandwiches de realidad (1963),
Noticias del planeta (1968) y Sudario blanco (1987). Sus Cartas
del Yagué (1963) interrelacionadas con TV baby poems
(1967) expresan con un lirismo casi místico sus
sentimientos anarquistas y nacionalistas.

—¿Es Beat?

—No, no, es canadiense…

Las "niñas" ángeles ríen de la
estupidez del coreano.

—Si yo sé hablar castellano, vivo en Madrid
—dice el oriental—, es Beat, de eso no me cabe duda,
dilo en inglés niña, ¿cómo te
llamas?

—María soledad de las Mercedes. No, me
parece demasiado subido de tono.

—Por favor, hazlo —dice el coreano—,
me agrada tu voz.

—Cien dólares más, para ayudar al
maestro.

—Ya no tengo dinero.

—Entonces no.

—Bueno, bueno, un cheque, aquí lo firmo.
¿A qué nombre?

—A Pepe Casa de Castro —responde
María Soledad de las Mercedes.

Un instante de retorno a la vida, un instante de
percepción a lo irreal, la vida en paralelismo, Francisco
en Francia con lluvia torrencial, en casa, conversando con Nevado
Ampato sobre lo equívoco de visitar tanto la zona roja,
"te invitamos, "tú no eres casto, eres un
sinvergüenza, ya sabemos todo de ti, lo de Carolus y lo de
Dariell", Francisco da un tremendo combo en el "hocico" a Nevado
Ampato, "te mato si hablas", "nada, chileno, calma", "no me
calmo, yo amo a Mariela… ¡No vayan más a la
zona roja, entendido", iremos, iremos", "no", "cállate,
tonto, Mariela está despierta", dice Nevado
Solimana.

—Vamos a un bar de copas —dice Nevado
Ampato.

—¿A cuál? —pregunta Nevado
Coropuna.

—En Montmartre hay un bar con mezcla de
antigüedad y modernidad, cómo fuimos ebrios y ahora
somos franceses, que Francisco invite, yo tengo novia y es
pelirroja, tiene treces año y es holandesa y no pago
absolutamente nada, gratis para mí, está enamorada
pero es… meretriz, pero, a mí nada me importa, nos
vamos a casar…

Todos ríen…

—Allí viene Mariela, danos dinero. Juan
Carlos Reyes ya nos contó que Carolus te da de comer,
¡danos dineros!, o te jorobamos la existencia, Mariela te
mata y nosotros ni ahí con vo", chileno
reculiao".

—¡Mariela…!

—Ya, ya, aquí tienes, ¡hijos de
puta!

—Somos peruanos, sin ofender.

—Es poco, ¿no te parece?

—No tengo más, no tengo
más.

—Todos los domingos, ¿ya?, todos los
domingos —replica Nevado Coropuna.

—Degenerados…

—Mariela…

—¿Dime?

—No, nada…

—¿Qué sucede?

—Es que, llueve torrencialmente —increpo
yo.

"—…Me aferro a tus "testículos"
como rosas,

Soy hembra y me aferro a tus
"testículos".

Me caliento tanto, que la conciencia
pierdo.

Me aferro a tus "Testículos". La vida es de
"clítoris",

"Penetradme" locamente como si América
embistiera

Desde tu cintura y me ardiera el "ano", me
encanta.

De soslayo, beso tu lengua, pero estoy
estática

Como una estatua de mármol
"masturbándome".

Soy "prostituta" de un santo y mi
salario

Es tu "esperma". No me preñes, no quiero dar
hijos,

Quiero "fornicar" hasta que tenga cuarenta y
más tarde

Preocuparme del "sexo" "vaginal". No utilices
"condón",

No le tengo miedo al "SIDA". Me aferro a tus
"testículos",

Me aferro, esta es mi condición de poeta,
ávida de ti".

María Soledad de las Mercedes explica que es un
soneto revolucionario pero pornográfico, explica que la
"sodomía" es pecado y que Dios castiga con el Infierno a
los que la practican, el coreano tiene temor, el coreano no es
cristiano, el coreano a…

—¿Es pecado?, ¿y qué es el
pecado?

María Soledad de las Mercedes, que ángel,
explica pero el coreano no comprende.

—¿Me iré al Infierno?,
¿qué es el Infierno?, estoy casado con una
valenciana pero es atea, yo quiero ser cristiano, no quiero
quemarme, ¡no!

El coreano se echa a llorar.

—Soy empresario, soy empresario…

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter