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Francisco, El Viajero (Novela) (página 11)




Enviado por Mauricio Uribe



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14

…¿Qué hago?, perdí la
noción de la realidad, Betsabé me
enseñó el pecado, ¡Dios!, qué hago,
por el "recto" ¿es pecado?, a mí cónyuge la
"sodomicé", oh, ¡Dios mío!, qué hice,
perdí mi familia y ahora, ¿qué hago?,
¡mis hijas!, ¿qué hice?, le dejé el
"ano" desbocado y la "vagina" roja de tanto "fornicar", me hice
adicto a la cocaína, visitaré hoy mismo a Cecilia
Torres, nada sé de ella, tengo que terminar mi
relación con Betsabé, ¿soy un degenerado?,
es muy linda, es muy linda, nada de "sexo anal", le diré
enfáticamente, es pecado, es pecado, ¿qué
hago?, ¡oh! Dios…

—…Tu mujer se ha quitado la vida
—le dice un vecino.

Intento suicidarme, intento
suicidarme…

MARIELA BESA MI NARIZ

Recordando el Café en Santiago de Chile.
Poetas

VAMOS AL Boulevard de I"Hospital, había por
allí un bar de copas muy económico, los Nevado se
habían llevado todo mi dinero, en taxis y con paraguas,
hacía mucho frío, bien abrigados, estábamos
en invierno, qué calefacción tan exquisita,
entramos a un bar, Le Balette quitète, no recuerdo mucho,
pero Mariela estaba bellísima, nos sentimos reconfortados,
Carolus me esperaba al atardecer, necesitaba verla para pedirle
dinero, pero, ¿con qué pretexto saldría?, no
hallaba el cómo, Carolus era mi amante y Dariell mi
enamorada, ¿casarme con ella, me había ofrecido
matrimonio y huir a Suiza pero al concluir sus estudios. Dariell
era quinceañera y loquísima en la "cama", "quiero
llegar virgen al altar, ¿ya?, no me violes nunca
más, ¡anda y lávate, cochino!", me
había dicho, pobre de mí, pobre de Francisco.
"Recto" de mi corazón: condenado al "Infierno". Ay de
mí, el Pudridero para Francisco.

Mariela susurró:

—Hoy me tienes que amar, ¿ya no te
gusto?

Quedé perplejo, pensé instintivamente en
Carolus, ¡no puedo!, ¡no puedo!, me dije,
¿qué hago?, ¿qué hacer?, la tengo que
embriagar y que se duerma, que no trabaje, tal vez granice en
lunes, sí, que granice, oh, qué espanto, necesito
dinero, necesito de Dariell y de Carolus, ¿qué
hago?, ¿he perdido el amor por Mariela?,
¡no…!, qué
traición…

—Estoy muy cansado, hoy no…

—Desde qué hemos llegado a Francia, no me
has tocado.

—Si te toqué pero estabas
dormida.

—¿Cuándo?

Mentí. La mentira es como la cocaína o
cómo la heroína.

…Había un café en Santiago de
Chile, muy cerca del Museo de Arte, pequeñito, con
subterráneo, los poetas se reunían allí, al
volver a Chile, Mariela volvió con sus padres,
había que encontrar trabajo, allí nos
reuníamos a recordar Europa y América, la
dueña era argentina, qué bello café con
Mariela Natalia Ruiz, mi Condesa, allí
conversábamos, había que casarse, demasiado tiempo
castos; o sea, castos de… bueno, ya saben, no hubo
"cópula" normal, jamás tuve esa oportunidad, ahora
estoy clavado en el Infierno recordando.

—Te acuerdas del bar Le Balette quitète en
donde bebimos tanto que te embriagaste, no perdiste la
"virginidad", te tuve que llevar inconsciente, te cuidé
toda la noche —mentí—, despertaste en
miércoles con una resaca de los mil demonios, te
dolía todo el cuerpo, hasta la "vagina", me increpaste,
"¡violador!, ¡violador!", durante un mes me gritase
lo mismo hasta que te convencí, fuimos al médico y
te indicaron, "usted es virgen, no se preocupe, tiene intacto el
"himen", te sentiste tranquila y me ofreciste matrimonio,
¿te acuerdas?", Mariela piensa en sus padres, que le han
ofendido, sus padres son muy estricto, Mariela ha decido
marcharse de casa, está buscando arriendo en el barrio
Brasil, nada me ha contado, Mariela es secretona, me quiere dar
una sorpresa, "¿te acuerdas, Mariela, de lo mucho que nos
amamos siempre hasta la eternidad.

—¡Mariela…!, saquéenme de
aquí…

—…Francisco, yo estoy enamorada, tenemos
que casarnos, estoy buscando trabajo, no puedo vivir con mis
padres, quiero vivir en el barrio Brasil y dar clases de danza,
tú tendrías que terminar los estudios, unas vez
establecidos, nos casamos por la Iglesia y por el civil, llevamos
de novio más de diez años, ¿te
parece?

Esto conversábamos en el café.
Había poetas recitando sus versos. Escuché un poema
muy extraño, no supe quién lo recitaba, estaban en
el sótanos en una tertulia literaria, escuché a
Mariela durante tres horas al tiempo que pude recordar el
"Texto", yo insistí en que Mariela viviera en casa de mi
Madre pero Mariela se negó, "tú eres muy pobre", ya
estoy cansada de la pobreza, mis padres me echaron a la calle, no
tengo dónde dormir, pero, necesito dinero, un poco, ya
encontré departamento, no podemos vivir juntos, quiero que
seas responsable, termina tus estudios y casémonos, yo ya
tengo alumnas, préstame dinero, lo necesito",
"¿dinero?", me explicó y se lo presté, en
lunes fuimos al banco, era dinero que Carolus me
enviaba.

—…Gracias —dijo—, no quiero
hijos.

¡Dios!, qué espanto, yo quiero
hijos…

Recordé el poema, Mariela se calmó,
mantuvo silencio, se acercó la dependiente.

—Tu novio es muy lindo.

—Sí, yo también.

La dependiente se extrañó.

—Cuídalo, que te lo pueden
quitar.

Escuché el poema con
atención

"—…EMBOTAMIENTO Y
EXALTACIÓN DE LA VIDA

El acto de amar es un inmenso santuario de locos

videntes:

el defecto paranoico que desolla el iris parido

en la mazorca de Pepito Gabriel:

el fantasmal claxon que provoca el pundonor

de Kosovo de Tokio de Singapur

de Malasia de Arkansas de Hiroshima

de Kenzaburo Oé…

El acto de amar, dije, es el deseo pos bomba

atómica,

el condenatorio crepúsculo de los perdedores,

la divina calentura del poeta,

su boca de leopardo,

sus manos tersas,

ciertos olores, ciertas arrugas,

cierta fricción de la carne.

El fin fue el milagro, lo poco de carisma,

el éxtasis de una botella de champán,

actos brutos de una cultura asesina,

el milagro de vivir

prepara misiles todopoderosos,

el fin, como dijo mi padre,

el fin es tuyo,

nunca nuestro,

el conector estalla

irremisiblemente,

estalla

escupiendo pétalos

avegrises.

El catequista pudo amar para padecer el fuego

que mutiló los ojos a María:

el arcángel succiona la mierda

para que el fin haga bum

cuesta abajo

inmisericorde.

Fue un acto sexópata.

Asqueante por naturaleza.

Fueron mil horas de matanzas aerostáticas:

¡Matemática pura!

¡Balística premeditada!

Colmenas de ordenadores consagrando

el quinto elemento

que John Matagorilas

reconstruye

despiadadamente.

Yo te pregunto, oh, Yukio Mishima,

¿qué heredero legítimo de
Dostoievski

fue tan cruel o inhumano

como para beber el estrógeno

que parió Henry Miller

entre hojalatas de cartón

y las sonrisas del titiritero?

Henry James, me contradije,

un poco cansado,

prematuro de genio,

oblicuo y conspicuo.

Fue el caos de la emoción

que nunca rompió la carne.

Aquel hecho fortuito,

aquel diapasón patético,

hizo estallar el quásar cilíndrico.

Y la guerra fue bacteriológica,

tribu contra tribu,

padre contra hijo,

madre contra pueblo.

¡Quítanos entonces

el jolgorio mutilador!

¡Quítanos

la esperanza!

(pervertida)

Ardiendo infinitamente

como el amante más cauto.

Murientes o deudos.

Todos metidos hasta el cuello

como el gusano que devora (la raíz)

y fragmenta

mordedura a mordedura

el quinto elemento

que John Lucas preconiza

más allá de X.

Muerte, para la raza humana,

a puro pan el cóctel de propaganda

y contra ofertas.

Por error

desatendimos la nube tóxica

y nos suicidamos en patota.

Aparentando el desierto del sur del mundo

un motor somático.

Reconcentrados entonces

con tanta pelotera

decidimos dar la lucha

y convertir el desierto de Atacama

en un gran cementerio radioactivo.

Sí, Señor.

¡Ateo fui!

¡Creyente soy!

El acto infinito

duró un par de microsegundos

hasta que vino un silencio

con rugidos de campana".

Me agrada el poema pero no lo entiendo, es
que, Mariela me está hablando sobre sus padres, su madre
matrona, su padre abogado; Cómo estaba feliz…
Mariela decidió invitarme a su casa, escuché una
discusión en el sótano, el que atendía las
mesas era egresado de filosofía, "¿Qué
significa tú poema?", "el poeta tuvo piedad por el
"ignorante, según creyó él, no quiso
explicar nada, el experto en filosofía se sintió
decepcionado, "Uribe era el poeta, pero no le vi el rostro, no
conoceríamos eso sí, en el manicomio, el once de
septiembre del 2001. " Yo pensé que era más
complejo", dijo el filósofo", Uribe sintió
vergüenza, ellos caminaron hacia Estación Mapocho,
Uribe perseguía muchachas con la mirada, era mujeriego, el
filósofo dijo, puede escuchar el diálogo", a los
que mucho les gustan las mujeres son… "fletos"", Uribe se
sintió incómodo. Yo no le conocía,
insistió, ahora que estoy en cruz recuerdo, ay, duele, me
desmayo.

Llegamos en taxis, la casa era tremenda, el costo,
más de un millón de dólares, con
jardín interior pero dentro de la casa y una escalera
tremenda, sentí vértigo, la nana me recibió
muy mal, vivía allí su abuela, yo tenía los
zapatos un poco rotos, me miré y, oh, sentí
pánico, mi pobreza contrastaba demasiado, Mariela
vestía una ajustada faldilla, con el cuerpazo de
veinteañera, bien limpio el cabello, los "senos"
diminutos, las caderas de bailarina, el "pubis" sobresaliente,
ardió todo mi ser, ardí como una ampolleta,
estallé en alegría.

—¿No tienes dinero?, si eres
millonaria…

—Mis padres me castigaron fieramente, me
habían dado por muerta. Tú estás condenado.
Yo era menor de edad, tuve que mentir, dije que fuimos novios
nada más, que eres pobre pero estudioso, que quieres
terminar pedagogía y estudiar psicología y que nada
pediré pero que me ayuden un poco con un mesada, que
daré clases de danza, que ya tengo un departamento en el
barrio Brasil. Mi padre me negó la ayuda, me dio tres
días para marchar, mi madre me abofeteó el rostro y
la nana no me sirvió leche, mi abuela está triste,
dice que aparento dieciséis.

No me había dado cuenta de la juventud de mi
Condesa.

—Sí, aparentas
dieciséis…

—Tú aparentas veinte.

—¿Cuánto tiempo estuvimos en
Europa?

—Cinco años —dije—, unas
cuantas semanas en Romas y nos regresamos en
avión.

—¿Y en el Caribe?

—En Latinoamérica, cinco años,
en total diez años, ya nos conocemos, Mariela, tú
tienes un secreto, ¿qué te sucede?, ¿por
qué no quieres tener "sexo"?, hemos sido novios durante
diez años, hay anticonceptivos, no habrías quedado
embarazada, sólo caricias, excepto en el
Amazonas.

—¿Qué sucedió en el
Amazonas?

—Te volviste loca, tuvimos "sexo"
ardiente…

—Pero el médico dijo que aún soy
virgen, yo pensé que me habías violado cuando me
embriagaste y durante cuatro o tres días
desapareciste…

—Yo no desaparecí
—interrumpí—, yo tenía que trabajar
—mentí. Aún Carolus tenía esperanza de
convertirme en amante por toda la vida. Casarse. Tener familia
pero, Francisco, cómo es dotado de
amantes…

—¿Qué sucedió realmente
ese domingo?

—Nada. Quiero conocer tu
recámara.

—No, no, pueden llegar mis padres.
Mañana tengo que marchar.

—Mañana es domingo —dije—,
tendrás que dormir en mi casa, compremos preservativos y
tengamos relaciones amorosas, yo ya tengo treinta años y
tú, veintiséis, no quiero ser virgen toda la
vida…

Mariela me interrumpió.

—¿Qué sucedió en el
Amazonas?

—Enloqueciste y tuvimos
"sexo".

—No me digas mejor… ¿"Sexo" de
qué tipo?

—Mariela por favor, no me hagas recordar, soy
hombre, nunca te violé y me acusaste de
violación…

—Es que, me dolías la
"vagina…"

—Te caíste y te golpeaste en el bar de
copas. No recuerdas que llovía intensamente. Era domingo.
Yo te llevé a casa y dormiste tres
días.

—¿Tres días?, ¿no
recuerdo?

…No le conté que me fui de parranda
con Carolus y más tarde con Dariell (que me amó
intensamente). Qué peste de vida, debí convertirme
en francés y casarme con Dariell, no quise herir a
Mariela, nos habíamos jurado amor pero, Mariela no supo
darme amor. No tuve alternativa pero, eran quinceañeras,
peligro para mí, amor secreto, amor
prohibido.

Carolus es millonaria y me ayuda, me manda cartas a
casa de mi madre, quiere que vuelva a París, ella
está casada pero es infeliz en la "cama", el marido
sólo lo tiene de trece centímetros.

…Francisco, te deseo físicamente,
ahora podrás preñarme, no me importa, quiero que
seas mi amante, tú eres dotado y…

Me habla de "sexo", y de amores
clandestinos…

Yo acepté la proposición pero estaba
enamorado de Mariela, no pude escribirle una
carta.

…No me escribas por favor, mi marido es
dueño de un banco, te necesito físicamente, no me
importa que Dariell se halla acostado contigo, eres demasiado
macho para Mariela, ella es una tonta. Vente a Europa, yo te
consigo una beca en la Sorbona para que estudies
filosofía. Yo te ayudo, yo estoy dando cátedra,
tengo un departamento pequeño, por favor, ayúdame,
mi marido no me hace feliz, sufre de eyaculación precoz,
¡oh, qué espanto, le da asco el "sexo oral"!, te
necesito, Francisco de Chile, dame una oportunidad, no nos
podemos casar, tengo un departamento, todos los días
podemos estar juntos, soy millonaria, yo te envió los
pasaje, sólo di sí… Te doy una sola
oportunidad.

Yo me decidí por Carolus pero perdí
las misivas, mi madre las quemó.

—…Te tienes que marchar, ya conoces mi
casa, pronto nos casaremos, ¿me amas? —pensaba en
Carolus y en el fin trágico de Dariell.

—Fui al psiquiatra.

—¿Qué te sucede?
—preguntó Mariela angustiada, los padre
habían llegado, nos escondimos en la
cocina.

—Tengo esquizofrenia, en Colombia fue
demasiado la tortura, ¡te necesito, Mariela!,
mañana, mañana te presto el dinero pero, ya tienes
bastante edad, te propongo vivir juntos pero como marido y
mujer.

—No, no, casémonos, soy mayor de
edad.

—¿Cuándo?
—pregunté, muy triste por la situación
asfixiante. Escondido como rata, escondido en una cocina
gigantesca.

—Hay que juntar dinero, no tenemos amigos en
Chile, necesitamos de padrinos, comprar los anillos y tener luna
de miel, yo me voy a operar, no quiero hijos, sólo ser
feliz y convertirme en mujer, soy ¿realmente mayor?, no
tengo noción del tiempo.

—¿Qué te sucede, Mariela?,
tú tienes un secreto.

—No puedo contarte nada, por favor,
márchate, te amo. Yo sé que me fuiste infiel con
una tal Carolus y una tal Dariell, pero te perdono… Yo,
yo… no soy tan pura… yo, yo, antes de
conocerte… ¡No!, ¡no puedo
hablar!

—¡No!, mis padres, te van a
matar…

—¿Te violaron?,
dime…

—Sí, me violaron en el
psiquiátrico.

El secreto de Mariela fue confesado, sentí
horror, ella jamás me practicó "sexo oral" hasta el
éxtasis (Yo sé que es impropio para una "dama" pero
es… tremendo el éxtasis corporal; en Francia lo
aprendí; Oh, París, cómo no amar a Carolus,
cómo no enamorarme de Dariell, qué…,
qué… Tengo ganas de vomitar).

—Me siento muy mal,
quiero…

—¿Qué te sucede?
—preguntó angustiada Mariela.

—Dariell se suicidó, sólo
tenía veinte años, fue mía a los quince,
Carolus también, ella también tenía quince
años, lo lamento Mariela, tú eres culpable,
tú me abandonaste, ¿cómo es posible
qué durante diez años sólo nos
diéramos de besos y caricias, estás
loca…?

—Es que, un psiquiatra me violó,
¡tonto!

—¡Qué sucede
aquí!—grita el padre…

—Te acuerdas del bar Le Balette quitète en
donde bebimos tanto que te embriagaste, no perdiste la
"virginidad", te tuve que llevar inconsciente, te cuidé
toda la noche —mentí—, yo pedí bebida,
tú no te diste cuenta, te tuve que embriagar, tenía
cosas que hacer, salir toda la noche del domingo,
¡trabajo!, una copita de whisky, dos copitas más, te
hablé de matrimonio virginal en Santiago de Chile,
conversé hasta por los codos, te hipnoticé,
había estudiado algo de psicología,
terminaría por graduarme en Santiago de Chile, no
sé cómo, si… bueno, ya saben, enloquezco por
las sandías si no me tomo las drogas que me dan los
médicos, tres copas más y combinamos con vino, tres
copas, ni siquiera te diste cuenta que yo tomaba agua, estabas
absorta, te expliqué, que toda la noche te besaría
los pies, qué quería que danzaras en la
habitación, sin ducharte, que tu obsequio sería
lavar tu cuerpo con mi lengua, todo tu cuerpo, te excitaste al
máximo, llevabas tres meses sin caricias, tres meses
llevábamos en París y ya tenía dos amantes
quinceañeras y un ofrecimiento de matrimonio por parte de
Dariell…

—Pobre de niña, debiste casarte con ella
—interrumpió Mariela.

—Pero, si tú eres mi novia, te perdono, te
perdono, me da asco el secreto, pero podemos buscar ayuda
profesional, yo…

—No, no, jamás seré normal, yo me
enamoré de mi violador… yo…

—Calla por favor, bajemos al sótano, hay
poetas…

—No, no marchémonos, escuché un
poema muy raro, de holocausto, tengo miedo de morir y de que Dios
me castigué a palos en el Infierno, yo soy cristiana,
¿qué sucedió en el Amazonas?, ¿tienes
que decirme la verdad?

—No sé lo que te sucedió, Mariela,
creo que enloqueciste, el Amazonas es una selva inextricable, el
Amazonas está vivo, el vapor de los bosques, la luna
estival, fue ardoroso, tuvimos "sexo" hasta que ya no pudimos
más, el "sexo" más sagrado del planeta, "sexo",
"Sexo", fue tanto que caí rendido pero tú
querías más y más y tuve miedo de que
"fornicaras" con Mollendo y con los Nevados, tuve que tener
fuerzas y darte lo que querías, fue "sexo" en el Amazonas,
perdiste el control, pero, ¿realmente
olvidaste?

—No recuerdo nada, ¿qué
sucedió?, si yo soy virgen y cristiana, no católica
por cierto, pero creyente en Dios, soy virgen por la "cresta", lo
certifican los médicos, ¿qué
sucedió?, ¿dime?, me violaste…

—¿Violarte?, interrumpí, no soy
psiquiatra… ¡Oh, disculpas…!

Los poetas escucharon el llanto de Mariela. Me
encararon.

—¿Qué le sucede,
señorita?

—Es mi novio y me ofendió.

—Ven te queremos mostrar algo…

—¿Dime? —gritó
Mariela.

—"Sexo anal" y me gustó y a ti
también —me dieron de patadas y de combos,
quedé completamente ensangrentado, a Mariela le dio una
crisis nerviosa, la dependiente le dio calmantes, todos
escucharon la indecencia.

—Esta niña debe de tener unos
dieciséis años —dijo un poeta, estaba semi
inconsciente.

—¿Qué edad tienes,
niña?

Mariela no respondió.

—¿Mataron a mi novio?

—No, somos poemas, no asesinos.

—¿Te llevamos a tu casa?

—No tengo casa, me echaron, vivía en
Vitacura, pero me escapé a Mollendo a los
dieciséis.

—¿Qué es Mollendo?

—Un puerto en Perú.

—¿Es tu novio?

—Sí, nos vamos a casar, somos
vírgenes, hemos recorrido el mundo, durante diez
años; bueno, no el mundo, —América y parte de
Europa…

—¿Qué?- dijo la
dependiente.

—¿Qué edad tienes?

—Se me olvidó.

Un poeta intentó ayudarme.

—La "sodomía" está prohibida por
Dios.

—No, no, no lo sabía, yo quiero ser padre,
soy casto, fui infiel en París, tuve dos amantes, dos
quinceañeras, a ellas les practicaba "eso", pero, yo, yo
no tengo educación religiosa, yo soy pobre, yo vivo en
Recoleta, ella es millonaria, ella tiene educación
religiosa y es danzarina y es muy bella, yo la conocía
hace diez años, yo la amo, yo pude casarme en Francia con
una quinceañera que estudiaba filosofía en la
Sorbona, es verdad, me comporté mal, se quitó la
vida, ¡se quitó la vida y yo la amaba!, pero yo
también amo a Mariela pero Mariela sólo quiere
besos y nada más, quiere llegar virgen al altar,
¡Virgen!, y tiene veintiséis años y yo
treinta, nunca, pero nunca he… tenido "coito" "vaginal",
una tal Betsabé intentó violarme en París
pero era la hembra de Pepe Casa de Castro, un doctor en
literatura religiosa de la Complutense, yo le ayudé, le
editamos su libro en Madrid y yo leía sus poemas, que era
religioso. Betsabé volvió de Canadá.
Necesitaba a Pepe. En la plaza Triso de Molina. Diez años
viajando y Mariela se negó, nada pude hacer, Carolus era
rubia y de ojos azules y de perfecto cuerpo, aún me
envía dinero, ella se casó, y es infeliz y me ha
invitado a París pero he perdido la dirección,
Dariell era la mejor amiga de Carolus pero Dariell se
enamoró de mí, ¡sí!, se enamoró
completamente, me ofreció matrimonio, pero yo
marché a Berlín con tres vagabundos y un viejo
apestoso llamado Mollendo, peruanos todos, compartimos diez
años por el mundo y Dariell —me eché a
llorar—, Dariell era bellísima y matea, estudiaba
filosofía en la Sorbona y Dariell se suicidó cuando
tuve que escapar de la degenerada hija de la concha de la hembra
de Pepe Casa de Castro, yo no sé lo que pasó, Pepe
era religioso, tenía familia, tres hijas un poco enfermas
pero murieron las hijas, su cónyuge se quitó la
vida también, era drogadicta y ninfómana, se
dedicó a la prostitución, ¡oh, ¡Dios
mío!, yo no sabía, no sabía que a Mariela la
habían violado oralmente un
psicópata…

—¿Quién la violó?
—interrumpió un poeta.

—Un psiquiatra…

Los poetas quedaron espantados.

—¿Con quién te quieres
casar?

—Tengo esquizofrenia, no podré casarme con
nadie…

—No te preocupes —dijo Mariela—, te
perdono todo, sólo préstame dinero, como
conversamos, pero, también tienes qué perdonarme,
me enamoré del psiquiatra, era muy niña pero,
tú, tú, tú también me violaste en el
Amazonas, yo nada recuerdo, yo te amé intensamente,
Francisco…

—Ah, te llamas Francisco —intervino la
dependiente.

—Sí, estudio pedagogía y quiero ser
psicólogo. Tengo un libro, déjenme lavarme la cara,
tengo un libro muy hermoso, es de un madrileño que
conocí pero que, el "sexo" y la droga lo pervirtió,
yo no soy poeta pero me agrada leer en público,
perdonadme, tengo esquizofrenia, en Colombia —me
eché a llorar—, en Colombia casi me
asesinan…

—Espera —dijo Mariela —¿me
violaste?

—No, no, tú quisiste.

—Hijo de la gran concha, cómo le pones los
cuernos a esta hermosa niña. ¿Qué
haces?

—Soy danzarina. Quiero vivir en el barrio Brasil y
dar clases, mis padres son millonarios, son de Vitacura, yo
estudié en un colegio de élite muy religioso, pero,
quería casarme virgen y me siento frustrada, no soy
virgen, tengo mucha experiencia danzando pero, éste,
éste desgraciado me puso los cuernos y yo, yo, yo fui
violada por un desquiciado, es verdad que lo amaba, pero me
obligó, y éste, este desgraciado, también me
violó, ¿qué hago?

—¡Mátalo!, aquí tienes un
revólver, fui amigo de Pablo de Rokha…

—No, no quiero violencia, los ángeles
piratas me traumaron…

—¿Ángeles piratas?

—Sí, fuimos secuestrados durante tres
años, llegamos de contrabando y caminando a
Madrid.

—¿Cómo llegaron a Madrid?

—En Barco.

—Pero en Madrid no hay océano.

—Llegamos caminando, no recuerdo cómo.
Estuvimos encerrados en una Iglesia durante un
año.

—¿Qué?

—¿Y por qué no se casan?

—Eso quiero yo, pero tengo que olvidar…
Francisco, perdóname, el psiquiatra me
violó…

—¿No recuerdas nada del Amazonas,
niña?

—Absolutamente nada.

MARIELA EN SU DEPARTAMENTO

Danza en Plazoleta

CON UN pandero, después de desayuno, viviendo
sola, solita, diez años, se viste calzas, es verano, tiene
alumnas ya, cobra poco, ex experta danzarina, no estudió,
en Europa y en América, desarrolló sus aptitudes,
es muy pura, Mariela se ducha, Mariela se enjabona, Mariela tiene
las axilas bellísimas, yo he vuelto al Perú, soy
Mollendo. El cabello corto, sedoso, ¿por qué
habrá de vivir sola si tiene a Francisco?
Incógnita, diez años viviendo juntos y ahora,
separado, son novios. Francisco está un poco mal, el
ángel que le ayudó, dijo: "por diez años
estarás sano". Ya van un poco más y Mariela se ha
dado cuenta, pobre de Francisco.

—…Yo te amo, deberíamos vivir
juntos, la vida no es un solo un pandero, la vida es casarnos, la
vida es jpünh[102]como asimilar tu cuerpo
que no es mágico, es amoroso y vivenciar la vida en
plenitud, ¡todo!, yo vivo y tú vives, si como
sandías no muero de pánico, estoy mal, estoy mal,
tengo que comer sandías,
yo te adoro, Mariela Ruiz,
casémonos.

—Cuando termines la universidad.

—Pronto…

…Avenida Dorsal, síndrome de la
agonía, dos delincuentes asaltan a un joven vestido de
negro, le quitan sus medicamentos, el joven no teme por su vida,
le da rabia, los delincuentes están drogados, es una mujer
y un pandillero.

—Dame…

—No tengo dinero —dice el joven bien
vestido.

La drogadicta se espanta, se atraviesa en el camino
del joven adulto, que es karateka callejero, sus manos son
letales.

—¿Por qué me humillas?
—dice la drogadicta—, ni si quiera te he pedido
nada.

Conversan durante cinco minutos.

El joven adulto abraza a la drogadicta en tres
oportunidades, la drogadicta insiste.

—No tengo dinero —dice el joven
adulto—, el viernes les daré mil pesos
—miente— soy funcionario.

—Dame el celular —dice el camorrero, que
está a dos metros.

—No tengo. ¿Quieres un
clonazepam?

—Bueno.

La intención es darle uno, pero la joven la
quita la tirilla, el joven karateka se la pide
cortésmente, no tiene miedo. La drogadicta se la queda, el
joven se enoja, camina, el drogadicto se agacha y el joven adulto
le toma la cabeza con la mano derecha y se la empuja en contra de
la pared, se revienta la nariz. El joven adulto camina. Una
quinceañera muy hermosa camina. El joven adulto le
advierte:

—Oye —la niña se sobre
salta—, me acaban de "cogotear", por allí, ten
cuidado, son dos.

—¿Puedo irme por este otro
lado?

—Sí —responde el joven, que
está enojadísimo, llega a su casa y le cuenta a su
madre, la madre le cuenta que un niño de nueve años
ha enterrado un lápiz en el ojo en Valdivieso a un
compañero de curso, el niño ha muerto, el
lápiz se le ha insertado en el cerebro al caer a tierra,
el joven adulto se aterra. Llama a sus hijos (tiene dos ex
mujeres). Recoleta es un infierno. El alcalde Jadue, que es
comunista, habla incoherencias, todos los alcaldes son
inútiles en Recoleta.

—…Yo te amo pero estoy
loco.

—¿Por qué no vas al
médico?

—Tengo esquizofrenia.

Esto mismo le ha gritado la drogadicta al joven
adulto, que es letal con sus manos.

Mariela se peina, Mariela se depila (porque es muy
femenina), Mariela se lava los dientes, Mariela es,
bellísimamente, exquisita. Mariela se lava el "culito" y,
con "bragas" diminutas, me calienta, oh, qué espanto, soy
Mollendo.

¡Mariela es virgen!, por la
cresta…

Zapatillas Adidas, calcetines blancos, "bragas"
negras, "sostenes" negros, camiseta ajustadísima. Mariela
es una preciosura.

Mariela es culto de "David", Mariela es virginidad y
pureza, Mariela es virtud de danzar, Mariela es símbolo de
integridad social, Mariela vive sola y los recursos provienen de
Francia.

¡Carolus…!

No queremos hablar de Carolus, ya lo
haremos…

—…Tocaron a la puerta, era
sábado, calor intensísimo, Mariela abrió la
puerta, Mariela se sorprendió, era su padre, Mariela le
hizo pasar, Mariela le sirvió un té, Mariela estuvo
nervioso, el padre habló:

—Después de diez años te marchas
de casa, ¿vives con alguien?

—No, padre, soy virgen, tengo novio, pero
enfermó, le golpearon en Medellín, le dio
esquizofrenia.

—La esquizofrenia es
hereditaria…

—Se le desarrolló
entonces.

—¿Le amas?

—Sí, pero está muy
enfermo.

—¿Le amas?, dime la
verdad…

—Padre —intervino Mariela—, hazme
un examen, soy virgen.

—Vas a cumplir veintisiete
años.

—Es que, me quiero casar virgen, soy
danzarina, quiero enseña,
¡ayúdame…!

—Yo te daré una mesada, ¿te
parece?, perdóname por ser tan rudo con tu novio,
¿estudia?

—Sí, pedagogía y quiere ser
psicólogo.

—Bien, yo le ayudo…
¿Cuándo piensan casarse?

—¿Cuándo termine la
carrera?

—Te casarás después de los
treinta… ¿Qué carrera?

—Pedagogía.

—¿Me invitarás al
matrimonio?

—Sí, padre, por eso me he mantenido
virgen, yo no quería estudiar arquitectura, sólo
danzar…

—No terminaste tus estudios, no importa,
¿quieres verme danzar?

El padre titubeó.

—Tu madre está esperándote en el
auto.

—Invítala por favor.

—Sí, sí,
espéranos…

—No, no puedo.

—En la plaza, en diez minutos
más.

—De acuerdo.

—¿Queremos cenar con tu novio? Que nos
cuenten sus experiencias. ¿En qué países
estuviste?

—Después les cuento, hay que ir a
buscar a mi novio.

—¿No está?

—Con su madre, en su casa, él me dio
dinero para el departamento, historias de
Francia.

—Ah, estuvieron en Europa.

—Cinco años. Y el resto en
Latinoamérica y en el Caribe.

—Oh… Dame un abrazo, Mariela, te
amamos, yo te ayudo, te daré u millón de pesos
mensuales.

Mariela se echó a llorar.

—Hoy danzaré por ti,
padre.

—¿Y por tu madre?

—También.

—¿Podemos ir en busca de mi novio?,
vive lejos.

—Sí, sí, no te
preocupes.

—Vive en un lugar peligroso.

El padre se asustó

—No te preocupes.

—¿Has ido?

—No, no, yo nunca.

—Llámale por
teléfono.

—Sí, eso
haré…

—Hazlo ahora.

—¿Ahora?

—Sí, tengo deseos de conversar con
él… ¿Es muy pobre?, pero te cuidó,
eso me agrada y te respetó, eso me agrada aún
más, quiero becarlo y llevarlo a un
médico.

—No, no, está muy bien
medicamentado.

—En fin, llámalo mientras acomodo el
auto… ¡Cuídate!, ¡te estaremos
contemplando!, abrázame, hija, te adoramos,
pensábamos que…

—¡Padre!, ¡padre!, estoy
viva…

Vivo la vida y ahora estoy feliz, vivo la felicidad
y estoy vivo, amar la vida y amar a Dios, ¿qué me
habrá sucedido en al Amazonas?, oh, no soy virgen por
allí, qué espanto, me habré de arrodillar y
pedir perdón… "Padre,
perdóname…"

—…Hija, la "sodomía", es pecado
mortal. Tampoco una "dama" puede tragar la eyaculación de
un hombre, es impropio y degenerado para una
"dama".

—Padre,
¡perdóname!

—¿Sabes lo que te
sucedió?

—Lo ignoro
completamente…

Vivo la vida y ahora tengo esperanza, podré
casarme y ser feliz. Francisco, tengo que llamar a Francisco,
pero, más tarde, después de danzar para mis
padres.

Habrá que vivir la vida.

Habrá que conducirse con
rectitud.

Habrá que vivenciar el cosmos y vivir en
Dios…

Yo vivo y estoy vivo…

Danzar, Mariela danzó de maravilla, sus dedos se
deslizaron sutilmente; Y, de la sutileza, la vida tomó su
curso inesperado, la vida era tibia para mí,
contemplé a Mariela, había un automóvil de
lujo y, ¡oh!, los padres de Mariela, la vida era vivir la
vida, la vida era asombrarme de la belleza de mi adorada, tuve
una impresión extraña, amé a Dios
intensamente, recé el Avemaría al tiempo que el
pandero retumbaba en mis oídos; Y, este retumbar, era el
caos de las alas de una gaviota que yerra el rumbo, yo
había errado mi vida en Francia pero París era
culpable, ¡París! y sus bares de copas, París
y el universos conversos de la irrealidad… Mariela
danzó hasta extenuarse, no cobró dinero,
sólo entregó un tarjeta, allí, su nombre,
dirección y teléfono, cien alumnas, cien hermosas
niñas, ¿formaría una academia?, yo creo que
sí, ¡una academia!, ¿por qué no
habrá cobrado?

—…Divisé a Francisco, tuve
alegría, podríamos comer pescado en mi departamento
y cenar en la mansión de mis padres, podría pasar
la noche con Francisco y perdonarle; pero él
también tenía que perdonarme el "sexo oral" y el
enamoramiento cundo era una niña, ¡recuerden!, el
psiquiatra, que ya no recuerdo su nombre, sólo un
psiquiatra, Rojas, creo que era su nombre, ¡sí!,
Rojas!, cabello ondulado, hermosísimo, ojos pardos, rubio,
tez blanca, cubano, pero estudiante de psiquiatría en la
Universidad de Chile, Rojas, te amé, Rojas, fui tuya,
Rojas yo…, yo no te odio…

—Padre, madre, este es
Francisco…

—Dazas maravillosamente —dijo la
madre—, gusto en conocerte.

—Sí, sí, vamos a
casa…

—No, no —interrumpió Mariela—,
yo invito a almorzar pescado, yo cocino y después vamos a
la mansión, aquí está Francisco,
abrácenlo, seremos, muy pronto, marido y mujer, soy
virgen.

La madre se impresionó. Me abrazó, el
padre también. Mariela lloró de
emoción.

FRANCISCO DESCLAVADO

Infierno; Cárcel; Conversando con
Uribe

—LEES A Joyce.

—En vida no pude entenderle.

—¿Y ahora?

—Ahora le entiendo perfectamente.

—Te cuento que, Mariela
cocinó…

—¿De qué me hablas?
—interrumpió Uribe—, tienes el rostro
horrendo.

—Yo, yo, quiero cambiar, quiero contarte cosas
positivas.

—Escúchame, te escucho, ya terminé
de leer pero, sólo cosas bellas, nada de "sexo", yo estoy
en el infierno por "cachero", yo…

—No te preocupes, te cuento que, Mariela
danzó y preparó pescado, sus manos eran tersas, al
horno, embetunada la vida, sesgada la quimera de casarnos y
pescar al pescado, la vida era adosar, la vida era transmutar en
pescado lo que se doraba en la sartén de Mariela Natalia
Ruiz, yo quería sandía, ya me sentía
bastante mal, febrero, 2001, con las venas hinchadas por culpa
del pescado: los padres conversaban con Mariela al tiempo que yo
rebanaba un pedazo de sandía, me sentí tranquilo,
ya nada era para mí un estorbo, pude aliviarme, quise
comer pero el pescado, en el horno, se cocía a la
perfección, el padre me habló pero no le
comprendí, Mariela me reprendió, fui al
baño, oriné, tomé mis pastillas,
¡esquizofrenia!, qué maldita enfermedad, pero, pero,
¡oh!, ¿ser normal nuevamente?, ahora lo soy, quiero
leer a Joyce, nunca tuve la oportunidad, préstamelo y
continúo narrando mis peripecias que son
muchas.

—Aquí lo tienes… Versión
inglés

—Pero, yo no hablo inglés.

—Es broma, yo tampoco —dijo
Uribe.

—El padre nos consultó sobre nuestra vida
en París, yo le conté sobre el bar de copas Le
Baroudeur, palabra que significa "mochileros". Allí
íbamos siempre a beber los sábados por la
mañana ya que Mariela danzaba por las tardes y por noches
mientras yo me refollaba con Carolus y con Dariell. No le
conté lo de Carolus ni lo de Dariell… El bar de
copas Le Baroudeur era tranquilo, a pesar de que la palabra
también puede significar aventurero, en la estación
norte frente a varios hoteles. Cuando teníamos dineros
íbamos a un hotel; Y, allí, nos entregábamos
al amor más místicos, sólo
contemplación del cuerpazo de Mariela y
caricias…

—Detente —dijo Uribe—, ya te dije,
nada de "sexo".

—En fin, yo…

Uribe se concentraba, había experimentado el goce
de la literatura, había libros en su camastro de Thomas
Mann, La Montaña Mágica. Las novelas de Mann se
caracterizan por una reproducción precisa de los detalles
de la vida moderna y antigua, por un profundo y sutil
análisis intelectual de las ideas y los personajes, por un
punto de vista distanciado e irónico, combinado con un
profundo sentido trágico. Sus héroes son con
frecuencia personajes burgueses que sobrellevan un conflicto
espiritual. Mann exploró también en la
psicología del artista creativo. También de Pablo
Neruda y de César Vallejo, Trilce, Residencia en la Tierra
del chileno, Altazor de Vicente Huidobro, Hojas de Hierba de Walt
Whitman. En 1855, Whitman publicó la primera de las
innumerables ediciones de Hojas de Hierba, un libro de poemas
cuya principal novedad era un tipo de versificación no
usado hasta entonces. Puesto que en esta obra alababa el cuerpo
humano y glorificaba los gozos de los sentidos, se vio obligado a
sufragar él mismo los gastos de su publicación, y a
colaborar en las tareas de imprenta. Su nombre no aparecía
en la portada de esta edición, pero sí un retrato
suyo en camiseta, con los brazos en jarras y el sombrero ladeado,
en actitud desafiante. En un largo prefacio, el autor saludaba el
advenimiento de una nueva literatura democrática "acorde
con el pueblo", sencilla e irreductible, escrita por un nuevo
tipo de poeta afectuoso, potente y heroico, que conduciría
a los lectores a través de la poesía con la fuerza
de su magnética personalidad. Whitman pasó el resto
de su vida intentando aproximarse a ese modelo de poeta. Arthur
Rimbaud (1854-1891), poeta francés, uno de los
máximos representantes del simbolismo… Nació
y estudió en Charleville, en el departamento de Ardenas.
Dio muestras de una gran precocidad intelectual y comenzó
a escribir versos a los diez años. A los 17
escribió un poema sorprendentemente original, El barco
ebrio (1871), y se lo llevó al poeta Paul Verlaine. Su
obra está profundamente influida por Baudelaire, por sus
lecturas sobre ocultismo y por su preocupación religiosa.
Su exploración sobre el inconsciente individual y su
experimentación con el ritmo y las palabras, que emplea
únicamente por su valor evocativo, marcaron el tono del
movimiento simbolista e impresionaron tanto a Verlaine que
animó al joven poeta a trasladarse a París. Se
inició entre ellos una amistad que se transformó en
una tormentosa e inestable relación que duró de
1872 a 1873. Viajaron juntos por Inglaterra y Bélgica. En
este último país, Verlaine, intentó en dos
ocasiones matar a su joven amigo por sus infidelidades, y
éste resultó gravemente herido en el segundo
intento, por lo que acabó en el hospital y Verlaine en la
cárcel. Rimbaud escribió Una Temporada en el
Infierno (1873), un relato alegórico sobre este
asunto… A la salida del hospital viajó por Europa,
se dedicó al comercio en el Norte de África y
residió en Harar y Shoa, en la Abisinia central. Verlaine,
convencido de que Rimbaud había muerto, recopiló
sus poemas en Iluminaciones (1886). En esta obra se encuentra el
famoso Soneto de las vocales, en el que a cada una de las cinco
vocales se le asigna un color. En 1891, Rimbaud regresó a
Francia para ser tratado de un tumor en la rodilla, a
consecuencia del cual murió en el hospital de Marsella, en
noviembre de ese mismo año. La fuerza de sus poemas
escritos entre los diez y los veinte años le hace figurar
entre los más originales poetas franceses de todos los
tiempos y ha ejercido una profunda influencia en toda la
poesía posterior a él. También había
poemas de Verlaine y de Pablo de Rokha. Carlos Díaz Loyola
o Pablo de Rokha (1894-1968), nacido en Licantén,
provincia de Curicó, y fallecido en Santiago de Chile.
Estudiante intermitente, viajero y político, pasó
por el anarquismo y el comunismo. Su relación con el
Partido Comunista, del que fue expulsado en 1940, le valió
aproximarse a Pablo Neruda, con quien tuvo un enfrentamiento,
documentado en su libro Neruda y Yo (1955)… Su
poesía se inscribe en el movimiento de vanguardia
inaugurado en su país por Vicente Huidobro, pero con
personales matices de contrastes y rasgos grotescos. Entre sus
poemarios figuran Los Gemidos (1922), Cosmogonía (1925), U
(1926), Escritura de Raimundo Contreras (1929), Jesucristo
(1933), Moisés (1937), Morfología del espanto
(1942)… Pablo de Rokha es igualmente autor de libros de
viajes como Carta Magna del Continente (1949) y ensayos sobre la
realidad americana: Idioma del Mundo (1958), Genio del Pueblo
(1960) y Estilo de Masas (1965). También, en el camastro
había sonetos y un libro de Federico García Lorca,
Poeta en Nueva York. Calificados muchas veces de surrealista, los
poemas de esa obra clave de García Lorca, expresan el
horror ante la falta de raíces naturales, la ausencia de
una mitología unificadora o de un sueño colectivo
que den sentido a una sociedad impersonal, violenta y desgarrada.
Por su parte, los incompletos Sonetos del amor oscuro, escritos
durante una temporada en Nueva Inglaterra (Estados Unidos),
expresan una desesperación más personal y
constituyen unas muestras admirables de
erotismo…

Me sentí tranquilo, Uribe tenía los sesos
destrozados por el castigo de Dios. Yo temblé de
pánico, leí los textos, me los aprendí de
memoria, conversábamos, no discutíamos por
supuesto, ¿qué más te gusta?,
¿qué no te gusta?, contemplábamos la vida y
la vida nos contemplaba en un "David" de Miguel Ángel; la
solidaridad nació entonces en mí, busqué
razones para existir, el "David", pensé en Mariela,
pensé en Carolus, pensé en Dariell y tuve
terror.

—¿Por qué no tienes a Gabriela
Mistral?

—Al parecer era lesbiana…

—¡Qué!

—Hay cartas condenándolas.

—¿Gabriela Mistral?, estás loco, fue
Premio Nobel de Literatura.

—Ya sé, ya sé, pide,
¡pide!

—No, no, aquí estoy bien.

Uribe curvó la mirada, de lentes, sin barba,
cabello largo, utilizaba los lentes sólo para
leer.

—¿Tienes más libros?

—Los de Faulkner. No te los presto, eso
sí…

William Faulkner (1897-1962), uno de los novelistas
estadounidenses más importantes del siglo XX, famoso por
sus cerca de veinte novelas en las que retrata el conflicto
trágico entre el viejo y el nuevo sur de su
país… El mayor de cuatro hermanos de una familia
tradicional sureña, nació en New Albany
(Mississippi) el 25 de septiembre de 1897 y creció en las
cercanías de Oxford. En 1915 abandonó el colegio,
que detestaba, para trabajar en el banco de su abuelo. En la I
Guerra Mundial ingresó en las fuerzas aéreas de
Canadá sin llegar nunca a entrar en acción. A su
regreso ingresó como veterano en la Universidad de
Mississippi, que pronto abandonó para dedicarse a escribir
viviendo de trabajos ocasionales… En 1924 publicó
por su cuenta El Fauno de Mármol, un libro de poemas poco
originales. Al año siguiente viajó a Nueva
Orleáns donde trabajó como periodista y
conoció al escritor de cuentos estadounidense Sherwood
Anderson, que le ayudó a encontrar un editor para su
primera novela, La Paga de los Soldados (1926), y le
convenció para que escribiera acerca de la gente y los
lugares que conocía mejor. Esta novela narra la historia
de un soldado joven que vuelve a casa después de la I
Guerra Mundial, inválido física y mentalmente, y
cómo su enfermedad y muerte posterior afectan a su familia
y amigos. Después de un breve viaje por Europa
volvió a casa y comenzó a escribir su serie de
novelas barrocas e inquietantes, ambientadas en el condado
ficticio de Yoknapatawpha (inspirado en el condado de Lafayette,
Mississippi), habitándolo con sus propios antepasados,
indios, negros, oscuros ermitaños provincianos y groseros
blancos pobres. En la primera de estas novelas, Sartoris (1929),
caracterizó al coronel Sartoris como su propio bisabuelo,
William Cuthbert Falkner, soldado, político, constructor
ferroviario y escritor (Faulkner repuso la u que habían
quitado de su apellido)… El año 1929 fue crucial
para Faulkner. A Sartoris siguió El Ruido y la Furia,
novela que confirmó su madurez como escritor. Se
casó con el amor de su infancia, Estelle Oldham,
decidiendo establecer su casa y fijar su residencia literaria en
el pequeño pueblo de Oxford. Aunque sus libros recibieron
buenas críticas, sólo se vendió bien
Santuario (1931). A pesar del sensacionalismo y brutalidad de la
novela —trata de una horrible violación— su
trasunto es la corrupción y la fuerza demoledora de la
desilusión. Gracias al éxito del libro
encontró trabajo, bastante más lucrativo, como
guionista de Hollywood, lo que por un tiempo le liberó
para escribir las novelas que su poderosa imaginación le
dictaba… Faulkner exige mucho a sus lectores. Para crear
una atmósfera determinada, sus frases complejas y
enrevesadas se alargan durante más de una página y,
jugando con el tiempo de la narración, ensambla relatos,
experimenta con múltiples narradores e interrumpe el
discurso narrativo con divagantes monólogos interiores. En
1946, el crítico Malcolm Cowley, preocupado porque
Faulkner era poco conocido y apreciado, publicó The
portable Faulkner, libro que reúne extractos de sus
novelas en una secuencia cronológica, dando a la saga de
Yoknapatawpha una nueva claridad y poniendo así el genio
del escritor al alcance de una nueva generación de
lectores… Esta novela casi experimental creó
escuela y las letras hispanas siguieron trabajando el
género, como puede descubrirse en la obra del
argentinochileno Manuel Rojas y de los mexicanos Juan Rulfo o
Carlos Fuentes. El hecho de que tras la Guerra Civil
española cayera la censura sobre Faulkner, hizo que su
obra —que había empezado a traducirse en 1930—
tardara en publicarse de nuevo, pero aun así, muchos
escritores tanto en el exilio como en España reflejan su
influencia como Luis Martín Santos y, por supuesto, Juan
Benet… Las obras de Faulkner, que habían
permanecido durante un largo tiempo lejos de las imprentas,
comenzaron a reeditarse y empezó a considerársele
no ya como una curiosidad regional sino como un gigante literario
cuya mejor escritura iba mucho más allá de las
tribulaciones y conflictos de su tierra natal. Sus logros fueron
reconocidos internacionalmente en 1949 al concedérsele el
Premio Nobel de Literatura. Continuó escribiendo, tanto
novelas como cuentos, hasta su muerte en Oxford, el 6 de julio de
1962. Entre sus obras principales se encuentran Mientras Agonizo
(1930), Luz de Agosto (1932), ¡Absalom, Absalom! (1936),
Los Invictos (1938), El Villorrio (1940), Desciende Moisés
(1942), Intruso en el Polvo (1948), Una Fábula (1954,
Premio Pulitzer de 1955), La ciudad (1957), La Mansión
(1959) y Los Rateros (1962), también ganadora de un Premio
Pulitzer.

—¿Qué le habrá sucedido a
Gabriela Mistral? —pregunté a Uribe.

No quiso responder, agachó la cabeza, no quiso,
eso es todo.

—Yo tuve una ilusión —dijo—, y
esa ilusión fue Dios.

—ESTÁ BIEN rico el pescado,
¿quién te enseñó a cocinar?
—preguntó la madre, que era Matrona.

—En Europa aprendí…

El padre, que era abogado contempló a Mariela,
era tan joven su hija, nacida en signo cáncer, de apenas
dieciséis años de aspecto, tranquila, abnegada,
relajadísima, ¿cómo no amarla?,
¿cómo no comprenderla?, Mariela Natalia Ruiz de
Avemaría, contemplándola el padre, Mariela ya
tenía veintiséis años y de una belleza
angelical, Mariela de ojos almendrados, Mariela de ojos
cafés, Mariela de cabello corto, cocinando para los
padres, ¡Mariela…!

—Enséñame —dijo la madre
llamaba Guadalupe del Jolgorio de Avemaría
Olivares.

Mariela le miró.

—Yo le enseño a cocinar —dije—,
también sé, pero, el próximo
sábado…

—En mi casa —interrumpió la madre de
Mariela.

—Sí, sí…

—Yo te explico madre.

Mariela interrumpió su comida y por diez minutos
monologó, Guadalupe del Jolgorio de Avemaría
Olivares se sintió abstraída y el padre
conmovido.

—La ensalada la preparó Francisco,
él…

El abogado interrumpió:

—¿Sabes cocinar?, ¿es
verdad?

—Yo hice esta ensalada que comen.

—La ensalada está exquisita.

Terminamos de comer, les contamos historias de
París, yo oculté lo de Carolus y lo de Dariell y
Mariela ocultó lo del Amazonas y lo del
psiquiatra.

Hablamos del bar de copas Le Baroudeur… La
contemplación de la vida era hermosa, la vida era
festín de natividad, la vida era de belleza y la belleza
de explosión de los sentidos, vivir era amar y el amor era
soslayarnos del confín de la vida, ¿qué
hacer para no aburrirnos?, el padre miró su reloj, era
tarde, "marchemos a casa, las nanas tienen que preparar una
sorpresa que…", el padre fue interrumpido por la
madre.

Vivir era hermoso, vivir la vida, amar era bello, a amar
a Mariela, ¿qué era la vida?, ¿qué
símbolos eran la vida?

Sospeché de mí mismo, sospeché de
la bondad de vivir.

Había que contenerse, nos marchamos,
recordé París y en París
estuve…

—…Mariela te voy a llevar al bar La Fourni,
es un bar de bohemios, no quiero que bailes allí, quiero
que estemos bien, ¿te parece?, yo, yo te amo. Tengo dinero
—Carolus me lo había entregado para divertirme con
Mariela pero yo también me divertía con
Dariell—, estaremos en este bar, hoy es miércoles y
llueve intensamente, mañana es jueves y…
¿recuerdas el poema de César Vallejo, el
peruano…?

Mariela me miró circunspecta.

César Vallejo (1892-1938), sin discusión,
el poeta peruano más grande de todos los tiempos, una
figura capital de la poesía hispanoamericana del siglo XX
—al lado de Neruda y Huidobro— y una de las voces
más originales de la lengua española. Su complejo
mundo poético se distingue por un profundo arraigo al
ámbito familiar; las experiencias del dolor cotidiano y la
muerte; la visión del mundo como un lugar penitencial sin
certeza de salvación; la solidaridad con los pobres y
desamparados del sistema capitalista; y la fe en la utopía
revolucionaria prometida a los hombres por el marxismo. En
diversas etapas de su obra se notan los influjos del modernismo,
la vanguardia, el indigenismo, la poesía social y el
impacto de acontecimientos históricos, como la Guerra
Civil española… Nació en Santiago de Chuco,
en la zona andina norte del Perú, en el seno de una
familia con raíces españolas e indígenas.
Desde niño conoció la miseria, pero también
el calor del hogar, lejos del cual sentía una incurable
orfandad. Estudió en la Universidad de Trujillo, ciudad
donde recibió el estímulo de "la bohemia" local
formada por periodistas, escritores y políticos rebeldes.
Allí publicó sus primeros poemas antes de llegar a
Lima a fines de 1917. En esta ciudad aparece su primer libro, Los
Heraldos Negros (impreso en 1918, que circula en 1919), uno de
los más representativos ejemplos del posmodernismo, tras
las huellas de Leopoldo Lugones y Julio Herrera y Reissig. En
1920 hace una visita a su pueblo natal, donde se ve envuelto en
unos disturbios que lo llevarán a la cárcel por
unos tres meses; esta experiencia tendrá una
crítica y permanente influencia en su vida y obra, y se
refleja de modo muy directo en varios poemas de su siguiente
libro, Trilce (1922). Se considera esta obra como un momento
fundamental en la renovación del lenguaje poético
hispanoamericano, pues en ella vemos a Vallejo apartándose
de los modelos tradicionales que hasta entonces había
seguido, incorporando algunas novedades de la vanguardia y
realizando una angustiosa y desconcertante inmersión en
los abismos de la condición humana que nunca antes
habían sido explorados… Al año siguiente
parte para París, donde permanecerá (con algunos
viajes a la Unión Soviética, España y otros
países europeos) hasta el fin de sus días. Los
años parisinos fueron de extrema pobreza y de intenso
sufrimiento físico y moral. Participa con amigos como
Huidobro, Gerardo Diego, Juan Larrea y Juan Gris en actividades
de sesgo vanguardista, pero pronto abjura de su propio Trilce y
hacia 1927 aparece firmemente comprometido con el marxismo y su
activismo intelectual y político. Escribe artículos
para periódicos y revistas, piezas teatrales, relatos y
ensayos de intención propagandística, como Rusia en
1931. Reflexiones al pie del Kremlin (1931). Inscrito en el
Partido Comunista de España (1931) y nombrado
corresponsal, sigue de cerca las acciones de la Guerra Civil y
escribe su poema más político: España,
Aparta de Mí Este Cáliz, que aparece en 1939
impreso por soldados del ejército republicano. Toda la
obra poética escrita en París, y que Vallejo
publicó parcamente en diversas revistas, aparecería
póstumamente en esa ciudad con el título Poemas
Humanos (1939). En esta producción es visible su esfuerzo
por superar el vacío y el nihilismo de Trilce y por
incorporar elementos históricos y de la realidad concreta
(peruana, europea, universal) con los que pretende manifestar una
apasionada fe en la lucha de los hombres por la justicia y la
solidaridad social.

—Me agrada Vallejo y Neruda y Huidobro y Verlaine
y Rimbaud y…

Mariela pensó en Satanás.

—También Baudelaire.

—Oh, qué espanto…

—¿No te gusta Baudelaire? —me
interrumpió Mariela.

—No, no, ¡cómo llueve!, no podremos
ir al bar.

—Vamos de todos modos, y
después…

—¿Después qué?
—pensé en amar.

—Sorpresa.

Pensé en Dariell, me había invitado a
dormir con ella, pero, ¿cómo?

—…Dariell, yo te amo, pero, pero,
Dariell, vendré, hoy es miércoles, dormiré
contigo…

—No dormiremos, querido, en toda la noche
—dijo Dariell…

—Conoces a Neruda.

—¿Qué Neruda?

—A Pablo Neruda.

—Sí, sí, ¿el
comunista…?

"Pablo Neruda (1904-1973), seudónimo,
después nombre legal, de Neftalí Ricardo Reyes
Basualto, poeta chileno considerado una de las máximas
figuras de la poesía escrita en lengua española
durante el siglo XX, galardonado con el Premio Nobel…
Nacido en el Parral, era hijo de un ferroviario y una maestra de
escuela. Huérfano de madre al poco tiempo de nacer, su
familia se trasladó a la ciudad de Temuco. De 1910 a 1920
realizó estudios en el Liceo de Hombres y se dedicó
a escribir poesía en diversos diarios y revistas. Fue en
1920 cuando comenzaría a utilizar el seudónimo con
el que pasaría a la posteridad. La gran escritora chilena
Gabriela Mistral, que en aquella época dirigía el
vecino Liceo de Niñas, lo inició en el conocimiento
de los novelistas rusos, que el poeta admiró toda su vida.
En 1921 se trasladó a Santiago para estudiar
pedagogía francesa en la Universidad de Chile; sin
embargo, abandonó los estudios poco después…
Su primer libro, cuyos gastos de publicación
sufragó él mismo con la colaboración de
amigos, fue Crepusculario (1923). Al año siguiente, su
obra Veinte Poemas de Amor y una Canción Desesperada se
convirtió en un éxito de ventas (ha superado el
millón de ejemplares) y lo situó como uno de los
poetas más destacados de Latinoamérica. Entre las
numerosas obras que le siguieron destacan: Residencia en la
Tierra (1933-1935), poemas impregnados de trágica
desesperación ante la visión de la existencia del
hombre en un mundo que se destruye, Tercera Residencia (1947) y
Canto General (1950), poema épico-social en el que retrata
a Latinoamérica desde sus orígenes precolombinos y
que fue ilustrada por los famosos muralistas mexicanos Diego
Rivera y David Alfaro Siqueiros. Después
publicaría: Odas Elementales (1954-1957), Estravagario
(1958), Cien Sonetos de Amor (1959), Memorial de Isla Negra
(1964), Fulgor y Muerte de Joaquín Murieta (1967), Las
Piedras del Cielo (1971) y La Espada Encendida (1972). Como obra
póstuma, el mismo año de su fallecimiento se
publicaron sus memorias Confieso que He Vivido… En
reconocimiento a su valor literario fue incorporado al cuerpo
consular chileno y, entre 1927 y 1944, representó a su
nación en diversos países de Asia y
Latinoamérica, y en España. De ideas
políticas izquierdistas, fue miembro del Partido Comunista
chileno y senador entre 1945 y 1948. En el año 1970 fue
designado candidato a la presidencia de Chile por su partido,
pero renunció en favor de su amigo Salvador Allende y fue
nombrado embajador en Francia, cargo que desempeñó
durante 1971 y 1972. Un año después, gravemente
enfermo, regresó a Chile… Neruda ganó
numerosos premios a lo largo de su vida; los más
importantes fueron: el Premio Nacional de Literatura, que
recibió en 1945; el Premio Lenin de la Paz, en 1953, y el
Premio Nobel de Literatura, en 1971. Poeta de enorme
imaginación, fue simbolista en sus comienzos, para unirse
posteriormente al surrealismo y derivar, finalmente, hacia el
realismo, sustituyendo la estructura tradicional de la
poesía por unas formas expresivas más asequibles.
Su influencia sobre los poetas de habla hispana ha sido
incalculable y su reputación internacional supera los
límites de la lengua".

—…Neruda fue Premio Nobel de
Literatura…

—Ah, no sabía —me
interrumpió Dariell—, no importa, ¡ven!, que
quiero abrazarte, ¡ven!, querido que
quiero…

No puedo narrar, no puedo narrar lo acaecido aquella
noche de lluvia torrencial…

Fuimos al bar con Mariela pero en la noche…
¿Qué mentira le dije a Mariela?, no lo recuerdo
pero Dariell…

—No puedo —dije—, tengo un asunto
pendiente… —Mariela me
interrumpió.

—¿Qué no puedes?, está
lloviendo.

—Me comprometí a pasar la noche lustrando
zapatos, quiero hacerte un regalo muy hermoso —Mariela
dudó de mí—, en el Hotel de…
—Mariela me interrumpió.

—Te permito, pero, si me adviertes del
obsequió.

—Te lo daré el sábado, cuando
regreses de danzar… Escúchame, si llueve, danza en
Iglesias, pero dentro.

—¿Crees que podré?

—Sí, sí.

—¿Qué me darás?

—Una gargantilla, con un Cristo y una estrella de
David.

Mariela se sorprendió.

—Te amo, eso es todo.

—Yo también te amo.

—Vamos —dije—, llamemos a un radiotaxi
—el dinero de Carolus alcanzaba para bastantes cosas:
teléfono, agua caliente, un departamento confortable en el
barrio de la Sorbona.

—¿Tienes dinero?

—Sí, tengo.

MARIELA ME besó los labios, llovía, el bar
La Fourni, para bohemios y con café de primera, el bar
para enamorados, el bar donde Carolus estaba allí a unos
metros conversando con Dariell, las miré y tuve miedo de
morir, Dariell, Dariell, ¿la habré de amar este
miércoles de madrugada…?,¡Dariell…!,
¡Dariell…!, quince años, perfectas curvas,
ojos azules, nos amamos sólo acariciándonos…
¡Dariell, la más bella de
todas…!

Nos miramos imperceptiblemente.

—…Allí está Francisco,
sí que es guapo —dijo Carolus.

Mariela se sentía muy cómoda: la infinitud
de la vida era aplastante en la vida misma, Mariela me
contenía en la exactitud de una palabra, Mariela me
abrogaba de amor, yo era Francisco; Y, en el bar de copas, mis
tres "hembras". Me sentí tranquilo, la realidad me
asombraba, Dariell de quince años, Carolus
también.

—…¿Es guapo?, ¿no?

—Sí, sí, es muy guapo, pero es
tu… —Dariell calló.

Mariela se sintió abstraída, bebimos
copas, Mariela no se embriagó…

Dariell era mi "hembra" a escondidas de Carolus y de
Mariela Ruiz.

—Bebamos a salud de nuestro amor —dijo
Mariela.

Me embriagué un poco.

Carolus se marchó, Dariell me miró, le
cerré un ojo, comprendió el guiño, nos
revolcaríamos toda la noche. Había cesado la
lluvia, Mariela quiso danzar.

—Vuelve a casa, yo me quedo aquí, conversa
con Mollendo, que te acompañe, ¿dónde
danzarás?

—En una Iglesia, para turistas.

—¿En cuál?

—En la Basílica del Sagrado Corazón,
allí iré, hay pintores, es en el barrio de
Montmartre, también hay caricaturistas, ¿quieres
acompañarme?

—¡Toma!, aquí tienes dinero para el
radiotaxis.

Era bastante.

—Gracias.

Mariela me besó en las mejillas.

Se marchó.

—Dariell, ¿cómo
estás?

—No muy bien, ¿quién es
ella?

Dariell estaba enojadísima.

—Es Mariela.

—Ah, es bonita pero es mayor.

Quedé pensativo.

—Te invito a una cafetería, para que
estés despierto toda la noche.

Me excité intensamente.

—Ladurée, hay un pastel típico de
París, tiene la forma de…

—¡Vamos!, ¡vamos!
—intervine—, ¿viajemos en tren?

Nos marchamos: Gare de I"Est, Gare du Nord, Gare du
Saint Lazare, Montparnasse subterráneo, Antigua
Estación de Orsay, Barbès Rochechouart,
Estación de Lyon, Gare du Nord, Gare de
Montparnasse.

Tomamos café de excelencia en Ladurée, ya
no llovía pero estaba húmedo, febrero, cuatro,
recordé, Mariela olvidó, Dariell no, "te tengo un
obsequio por tu cumpleaños, es un anillo de compromiso,
vamos, quiero casarme contigo, vamos a la Iglesia de la
Madeleine, hay una plaza allí, podremos besarnos, mira,
¿te gusta?, ¿me quieres hacer el amor hoy? Pero
puedo quedar embarazada, no quiero usar anticonceptivos,
¿quieres casarte conmigo?, yo sé que amas a
Mariela, pero yo te amo a ti", quedé espantado, la joya
era bellísima, "toma póntela, ¡marchemos!, la
Iglesia nos espera, tiene estilo neoclásico, te
gustará". Fuimos y nos casamos. ¡Oh!, qué
espanto, quise, lo juro, quise abstenerme pero… No
recuerdo mucho lo acaecido.

—Yo, Dariell, acepto a Francisco como mi marido
hasta que la muerte nos separe ¿y tú?

Titubee.

—Sí, sí, también
acepto.

Nos besamos.

Marchamos a escondidas a la pensión; Y, en
desnudez, creo, que Dariell fue mía, éramos marido
y mujer pero a escondidas, ¿qué hacer?,
tenía quince años?, ¡cárcel para
mí!, le expliqué el asunto, se echó a
llorar, "no podemos, sólo a escondidas", bueno, pero eres
mi marido, cuando cumpla dieciocho formalizamos, "¿y
Carolus?," "tienes que abandonarla", "es que me da dinero",
"acepta el dinero y márchate", "abracé a Dariell y
la besé en las mejillas, "ya es jueves, dije, "te voy a
leer un poema de César Vallejo", "te escuchó" (si
la amé "vaginalmente" no lo recuerdo, lo juro, lo juro,
¡no me golpeen!, lo juro…)

"—…LOS HERALDOS NEGROS

Hay golpes en la vida, tan fuertes…
¡Yo no sé! Golpes como del odio de Dios; como si
ante ellos, la resaca de todo lo sufrido se empozara en el
alma… ¡Yo no sé! Son pocos; pero son… Abren
zanjas oscuras en el rostro más fiero y en el lomo
más fuerte. Serán tal vez los potros de
bárbaros Atilas; o los heraldos negros que nos manda la
Muerte. Son las caídas hondas de los Cristos del alma de
alguna fe adorable que el Destino blasfema. Esos golpes
sangrientos son las crepitaciones de algún pan que en la
puerta del horno se nos quema. Y el hombre… Pobre…
¡pobre! Vuelve los ojos, como cuando por sobre el hombro
nos llama una palmada; vuelve los ojos locos, y todo lo vivido se
empoza, como charco de culpa, en la mirada. Hay golpes en la
vida, tan fuertes… ¡Yo no
sé!"
—Qué poema tan triste… ya no
soy virgen —musitó.

Me había quedado dormido, no
escuché y no recordé absolutamente nada; es que,
Dariell me había embriagado con whisky. Todo el jueves me
lo dormí. Ebrio, totalmente ebrio, Dariell hizo y deshizo
con mi cuerpo, yo no tuve la culpa, lo ¡juro!, te lo digo,
Uribe, las mujeres son extrañas.

—Te van a dar duro los ángeles,
¿qué sucedió entonces?

—Cenamos en casa de mis futuros suegros pero, te
conocí el once de septiembre del 2001, dos instantes de
narración, te conocí; Y ambos estábamos
locos. Ahora estamos en esta cárcel, y yo te estoy
contando la historia de mi vida, sesgada, es cierto, pero Dariell
al parecer perdió la virginidad, no estoy seguro, estaba
ebrio; creo que morí virgen, no tengo la menor
idea…

—¿A qué edad?

—No lo recuerdo, la esquizofrenia es letal.
¿Y tú?

—A los ciento cuarenta y siete.

—¿Qué…?

Me desmayé.

CON DARIELL caminábamos tomados de la mano por
las calles de París: por el barrio de Montmartre, le
Marais con sus dos museos Marmottan Monet, Pigalle, Rue
Mouffetard, de Rennes, de Caumatin, de las Termopilas; en fin,
también calle de Buci, de Boulevard Saint Michel, de
Vaugirad, de Bulevar Montmartre… Vivir con Dariell era
hermosísimo, ella estudiosa… Llevaba sus libros y
en las plazas estudiaba mientras Carolus en la universidad y
Mariela danzando en las Iglesias, yo con mi lustrín sin
lustrar, ya que, Carolus me mantenía: harto "sexo" y nada
de…

No quiero concluir la frase, hay cosas que son
indecibles. Yo amaba a Mariela pero también a Dariell, nos
habíamos casados y Carolus, Carolus era la
quinceañera de mis esperanzas económicas, tres
años estuve viviendo en París, tres años con
Dariell vagabundeando por las calles. ¡Dariell, cómo
no recordarte!, ¡Dariell!, ¿qué hiciste?,
¿por qué te quitaste la vida?, yo no comprendo, si
eras tan joven, ¡no!, ¡no me golpeen,
ángeles!, no tuve la culpa, fue mi adoración pero
Mariela mi ruina como persona, mi…

—Mariela destruyó mi vida, ¡lo
juro!

—Tranquilo —dijo Uribe—, estamos en el
Infierno, calma, aquí estaremos bien… ¿Sabes
dónde está Dariell?

—No, no.

—¿Le amas?

—Sí, sí, la
amé…

—…Esta es mi
casa…

…Una mansión,
pensé.

—Mariela, ¡ven!, sube a tu cuarto,
está decorado modernísimamente, puedes quedarte
esta noche y tu novio en la habitación de invitados,
¿quieren?

—Sí, sí —yo quiero
—dije.

—Subiré, acompáñame,
Francisco… Padre, ¿a qué hora
cenamos?

—A las siete.

—¿Puede subir
Francisco?

—Por supuesto, qué
suba…

Subimos. Quedé espantado de la belleza de las
casas de Vitacura en el gran Santiago de Chile.

Mariela bajó mi "bragueta" y me
besó.

—Tú eres un "David".

Me dormí.

—¡Despierta, Francisco!,
¡despierta!

—Ah, qué sucede…

—Te quedaste dormido.

—¿Qué hiciste?

—Ah, no, nada, cosas de
amantes…

—Mariela, es la casa de tu padre, puede
sorprendernos.

—Esta fue mi habitación, siempre lo
quise.

—¿Qué me hiciste?, me siento
raro, demasiada riqueza, sí que eres
millonaria.

—Mi padre me ha dado una mesada de un
millón de pesos.

—Uf, qué cantidad de dinero,
¿podríamos vivir juntos?

—No, no, no, termina la carrera y nos casamos,
las cosas de París, lo que narraste es mucho, ¿no
te parece?

No quise hablar sobre su
"psiquiatra".

—La vida tiene su continuo —dije—,
esta habitación es tremenda.

—Ven, quítate la ropa y tengamos
"sexo".

Nos desnudamos. Golpearon a la puerta mientras
estábamos al revés. Cosas de
amantes.

—¿Quién? —murmuró
Mariela.

—Tu madre.

—Ya voy, ya voy.

—Está servido, bajen
pronto.

—Un minuto, un minuto.

—Te gustó —dije.

—Dos veces está bien —dijo
Mariela.

—Somos jóvenes
todavía.

—Ven, dame un beso, que te perdono la
infidelidad.

—Yo también te perdono…
—tus porquerías, dije mentalmente.

—…La comida fue perfecta como el "sexo"
también.

Uribe se sintió
extraño.

—¿Te la "comiste" en su propia
habitación?

—Creo que ella me "comió" primero;
más tarde; bueno, ya te conté…
Explícame la literatura de Joyce.

Uribe me explicó durante un año el
Ulises; pero, no comprendí absolutamente
nada.

—¿Quieres que continúe
contándote?

—No, no, ya no, quiero
leer…

—¿Qué
leerás?

Uribe no contestó.

CAROLUS SE ENTREGA EN SU HABITACIÓN

Dariell me Descubre Desnudo. No Golpea la
Puerta

LA LUNA brilla intensamente, las estrellas titilan, el
sol se ha dormido, el cosmos es eterno y, girando, me ama.
¿Qué es la vida?, me pregunto, ¿qué
es el amor? Carolus me ha invitado a su habitación,
Mariela está en casa con Mollendo, han descansado, yo he
estado con Mariela conversando sobre Chile, sobre los recuerdos
de infancia, que son infinitos, mi casa tiene el aspecto de un
castillo, es una hermosa casa en avenida Dorsal, estoy en la
habitación de Carolus, eso recuerdo.

—Carolus, ¿tienes que estudiar tanto?, me
tengo que marchar, Mariela me espera para…

—¡Mariela!, ¡Mariela!,
¡Mariela!, me tienes harta —intempestivamente Carolus
se enfada—, si quieres márchate.

—No, te amo…

Carolus se calmó
instantáneamente.

—Dame unos minutos.

La danza de besarnos fue hermosa, estábamos
desnudos sobre la cama, el "coito" ya lo habíamos
realizado, esperábamos para una segunda oportunidad de
amar; De pronto, contemplé la luna y a Dariell con los
ojos llorosos.

—¡Dariell! —gritó
Carolus.

Yo tenía mi "sexo" ardiendo.

—Disculpen, disculpen.

—Yo hablo con ella —dijo Carolus—,
ella es virgen y ella cree que yo también lo soy.
Espérame…

La interrumpí.

—Yo voy.

—Bueno, ve tú, tengo prueba.

Me vestí.

No golee la puerta de la habitación.

—Dariell, disculpa yo te amo.

Me contempló y me besó el "sexo", toda la
noche estuvimos acoplándonos, fue hermoso.

—No te preocupes, no puedo quedar
embarazada.

—¿Qué me diste?

—Sólo amor…

La luna brilló intensamente, lamí su
"vulva" como titilan las estrellas, tres meses, creo, que llevaba
en París, un mes por Mariela, una semana por Carolus y el
resto por mi enamorada. Ni siquiera sabía hablar
castellano, murmuraba francés, pero, sus gestos eran
"amor, amor, amor…"

—¿Quieres más? —dijo, pero, yo
ya estaba cansado.

—¡Lame todo mi cuerpo!

Así fue cómo Carolus se convirtió
(su olor) en Dariell. Nunca olvidaré aquello, fue de
miedo, increíble sensación de poseer a dos mujeres
en la misma habitación. Pensé:
¿Podríamos invitar a Carolus? Este
pensamiento fue fugaz.

—¿Qué le dirás a Carolus?
—dijo Dariell.

—Qué sólo era una escena
dramática de "sexo" y que tú
creíste.

—¿Te gusta que te chupe los
pies?

—Sí, es muy rico, pero, me tengo que
marchar.

Tomo su diccionario y dijo:

—Yo te amo con el dolor de mi alma, yo quiero que
seas mío para siempre.

—Estamos casados,
¿acuérdate?

—Sí, sí.

Dariell se abalanzó sobre mí y me
besó. Qué manera de amar. Cabalgamos hasta las tres
de la madrugada.

—No tengo dinero y mañana tengo
prueba.

—No has estudiado nada.

—No, no importa, estoy enamorada de ti,
Francisco.

—Yo también.

—¿Por qué no abandonas a
Carolus?

—Es que, tendría que lustrar
zapatos.

Dariell se puso muy triste.

—Yo no tengo dinero, soy pobre pero, ¡toma!,
para el taxis.

—No, no, tengo, ¡ven!

Le abracé cómo a una niña que
era…

Dariell pensó, Dariell habló:

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14
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