Monografias.com > Sin categoría
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Francisco, El Viajero (Novela) (página 12)




Enviado por Mauricio Uribe



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14

—Francisco, ella no me había contado sobre
ti. No le digas nada, entre nosotros queda todo en cero,
¿te parece?

—Lo que tú quieras…

—Chao. Cuídate, latino.

Nos despedimos llorando.

NO ME bañé, tenía olor a mujer, me
espanté en el taxis: olor a Dariell, olor a Carolus,
llegué; y, sin pensarlo, a la ducha, ni siquiera
prendí el calefactor. Mariela dormía. Estaba
cansadísimo, dormí en el sofá, No quise,
obvio, no quise tentar a Mariela, por precaución, ya no
podía más. Me dormí, desperté muy
tarde, Mariela me miraba, "¿qué haces
aquí?", Mariela comenzó a sospechar. Los Nevado me
pidieron dinero, eran adictos a la zona roja, me negué y,
en la cocina, los golee, "¡nunca más me vuelvan a
pedir dinero o los mato!", se calmaron los ánimos,
"¡trabajen!", se consiguieron trabajo de barrenderos, ya lo
había dicho, creo. Como estoy en el infierno, no recuerdo
muy bien.

Mollendo no estaba, Mariela tampoco. Los Nevado se
marcharon murmurando. Me quedé recostado en la cama,
descansé. Carolus y Dariell no serían mía
esta noche, le tocaba a Mariela, Oh, qué vida de amor en
París.

Tomé el libro de Pepe Casa de Castro y leí
un poema, pero tocaron a la puerta, abrí, qué
sorpresa me llevé, una colorina hermosísima de ojos
verdes, tremenda mujeraza y… ¡Pepe Casa de
Castro…!

—¡Pepe!, ¿qué haces en
Francia?

—Estoy de vacaciones y te encontré, esta es
mi prima (Pepe había resucitado en Barcelona y
Betsabé de regreso a Europa
).

"…Betsabé se sorprendió. Dio un
beso en los labios a Francisco, Pepe no se disgustó, en
casa pelearon, "no soy tu prima, soy tu mujer".

—Te traigo libros de mi padre, los cinco, para que
sepas de él.

—¿Cómo me hallaste?

—Por Dariell, le conozco.

¿Sabrá de mí y de Dariell y
de… Carolus?

—¿Qué sabes de Dariell?

—Nada, qué es buena estudiante, me dio tu
dirección.

Qué extraño, nunca le he dado mi
dirección.

—No puedo quedarme, ¡toma!, nos vernos,
léelos en público, son muy hermosos.
¡Cuídate!

Betsabé le entregó su tarjeta con su
número de teléfono sin que Pepe Casa de Castro se
diera cuenta; al oído le dijo "eres un "David"". El que
narra es Mollendo, ya que yo soy dios pero un dios pagano.
Francisco comprendió, la llamó
y…"

AMISTAD DE FRANCISCO CON PEPE CASA DE CASTRO

BETSABÉ TOCÓ la puerta de mi casa, nadie
había.

—¿Me invitas a pasar?

Qué exquisita mujer.

No quiero narrar lo acaecido pero en furor,
Betsabé gritó:

—¡Por la "vagina"!, ¡por la
"vagina"!

Quedé sorprendido.

La mujer se echó a llorar.

—Estoy enamorada, eres un "David".

INFIERNO

—¿Y QUÉ hiciste?

—Me besó todo el cuerpo y ella me
besó todo el cuerpo, quería quedar embarazada, todo
el verano "fornicamos", me drogué con cocaína,
¡Mariela, Carolus, Dariell, Betsabé!, muchas mujeres
para un solo hombre.

—Cuéntame sobre los libros del Padre de
Pepe Casa de Castro, mejor.

—Te cuento que, su padre no fue santo, cada libro
es para una amante…

—¿Y la madre? —interrumpió
Uribe.

—Tiempos antiguos, ella nunca supo.

—Su padre fue torturado por Franco.

Uribe quedó sorprendido.

—Háblame del padre.

—Yo, yo, yo no recuerdo mucho
pero…

—…Casa de Castro, tú tienes
qué confesar, ¿eres republicano?, o
¿sólo un poema?, te vamos a degollar… Tienes
que confesar, te vamos a degollar.

—Soy poeta.

—¿Qué libros has
escrito?

—¡Cinco!, ¡cinco!

—Di los títulos y no te
matamos.

—No los recuerdo ahora pero, tuve cinco
amantes y cinco libro, por favor, tengo familia.

—¿Amas a Franco?

—Sí.

—¿Eres republicano?

—También.

—Te vamos a torturar.

—¿Tortura?, pero si soy
poeta.

Yo recuerdo a mi padre, me contó que le
torturaron, le llevaban a un paredón y plum, disparaban
balas de salva. Mi madre murió muchas veces y, el recuerdo
es difuso…

—…No me maten.

—Te vamos a torturar.

Me tomaron de las axilas y me llevaron a una
habitación, me sacaron las uñas con pinzas.
Grité y pedí clemencia hasta el
desmayo.

La vida tiene su inclemencia, la vida tiene su
interfaz, la vida tiene su desliz, la vida tiene su antifaz, yo
creo en Dios, pero, ¡vi ángeles!, "no te mueras que
tendrás que tener un hijo, le llamarás Pepe", los
ángeles se esfumaron, la vida era para mí
traumática, traumatizante, también me
electrificaron los "testículos" y grité improperios
en contra de Franco en dictador español.

—¡Viva la patria libre! —dije, en
estado de éxtasis.

—Maten a ese hijo de perra.

Me enterraron un cuchillo y me dieron por muerto
pero en un bosque.

No morí, pero, quedé mal herido. Muy
mal. Unos hombres contemplaron todo, me llevaron a una
cabaña y me curaron, me quedé allí un
año.

Había una mujer muy hermosa, la hice
mía, ya estaba casado, idilio para un torturado le
escribí "Abejas del Honor", poemario erótico, yo
tenía cuarenta años, ella veinte y era virgen. La
dejé embarazada, tuve que huir a Madrid.

Mi mujer se sorprendió.

—Marido mío, ¿no te han matado?,
¿no eres un espectro?

Pensé en la veinteañera, en la hija
del hombre que me había salvado la vida.

VIDA

"Tengo unos ojos para observaros,

Vos tenéis los "pezones" más
bellos

Del crepúsculo. Mía sois; Y, de
voluptuosidad,

Sois abeja de veinte años.

La vida tiene su redil; Y mi redil es
amaros.

Yo comprendo vuestra
vocación:

Y vuestra vocación es amar a un
desconocido.

Os entregáis en misticismo,

Os entregáis en recóndito
amar,

La vida tiene sus sentidos y, en mi vida, no hay
amor.

Vida y diligencia, amores
escondidos:

Dadme una flor y yo os daré mis
talentos.

Os amo con todo mi corazón".

—…Ella se entregaba en desnudez en mi
habitación por la noches, era tan campesina y olía
a… Me guardaré el secreto, olía a
"sexo…" ¿Dónde estaba?, no lo recuerdo, en
una cabaña perdida en el bosque. Ella se llamaba Carme
Gloria Riquelme. Bella entre las bella, cabello trigueño,
ojos cafés. Duró nuestro idilio un año; Vida
de santos en penitencia…

—Los libros de mi padre son: "Crepusculario",
"Abeja del Honor", "Sabiduría de las Rosas", "Sentido del
Tórax", "Ombligo Amado", "Sexo es Palabra
divina".

—Hermosos títulos, lee un texto,
¿los tienes?

—Sí, aquí los tengo.

Leí apasionadamente, leí con la
convicción de que estar en el Infierno no era tan malo,
había libros de mi padre por allí, sentí
pavor:

Del libro: "Sabiduría de las Rosas".

HONOR DE AMOR

"Yo os amo con tal bondad

Que admiro el oxígeno

De vuestra piel.

Yo denuncio el amor

Y, este amor, es oxígeno

De vuestro corazón.

Amar es divino

Y, de este amor,

Es el letargo de los sentidos.

Yo amo a Azucena;

Y mientras mi mujer duerme:

Yo amo a azucena…"

—¿Azucena? —dijo Uribe—, el
padre fue "fornicio".

—Yo no quiero hablar de su padre,
¿qué piensas del texto?

—Es bello, me agrada, ¿de qué
libro?

—De "Sabiduría de las Rosas".

—Bien, mira, su contexto no es la genitalidad,
sino, el adulterio, que es condenado por Dios. Azucena es
concubina y, el nombre, es bello, es un poema erótico sin
heroicidad; sin embargo, la literatura que expresa este poema es
de arbitrio "sexual", ya que el hablante lírico es de
cuernos, es de adúltero: Mientras duerme la madre, el
padre se refolla, es un poema muy hermoso, me agrada, bien
construido, yo supongo que el padre fue bohemio, porque, tener
cinco mujeres para cinco libros, eso creo yo, que cada libro
significa un amor del padre, es un buen poeta y editó o
¿se auto editó?

—No, lo editaron pero en Buenos Aires, Argentina,
ganó varios premios literarios, fue famoso, tuvo
concubinas; y, es verdad, creo que cada libro es para un
adulterio.

—¿Qué nombre tuvo el
padre?

—Pepe Casa de Castro Herrera.

—Ah, ¿llevas su nombre?

—Sí.

—El poemario es místico y de su
plasticidad, hay heroísmo: ¿la madre los
leyó?

—No, no, su madre no sabía leer. Ella se
llamaba Margarita Herrera. Ella era campesina.

—¿Y el padre?

—Obrero.

—¿Comunista?, supongo.

—No, no muy creyente.

—Te voy a leer otro poema.

—Tenemos tiempo, no te preocupes.

Leí con intensidad pero llegaron unos
ángeles y nos dieron de palos. ¿Qué hacer
entonces?, ¿de qué manera buscar la realidad? Los
ángeles eran duros con nuestros pensamientos, los
ángeles nos motejaban: "A luchar por no la
crucifixión". Ser crucificado era terrible, en la
cárcel yo olía nauseabundamente, no tenía
malos pensamientos pero pensaba en Dariell, en Mariela y en
Carolus y en Betsabé, ¿qué habrá
pasado con ella? Tantas mujeres que tuve. Pero sólo a
Dariell amé y a Mariela.

Dariell se quitó la vida a los veinte años
y Mariela me abandonó, yo realmente no recuerdo el modo de
mi fenecimiento; Sin embargo, creo que fue un "cogoteo" en
avenida Dorsal a la salida de mi casa por unos "pastabaseros"
descompensados.

Los ángeles golpearon duro, Uribe clamó
compasión:

—¡Hablamos de literatura!, sólo
eso…

—Vosotros no debéis hablar, debéis
pensar en Dios…

Los ángeles se marcharon, yo quedé con
chichones, Uribe con el rostro descompuesto.

—Lee un poema mejor, pero uno de Pepe Casa de
Castro:

SONETO DE AMOR

"Yo doy la vida por Dios

Y mi Dios da la vida

Por los pobres. Doy mi

Fe por amar al desamparado

¿Habrá castigo para el

Desarmado que "fornica"?

Yo habré de amar siempre

A mi familia. Tengo hijos.

Busco a Dios con
desesperación;

Sin embargo, fallo en mi
búsqueda.

La vida es dura para mí. Yo
amo

A Dios; Y nuestro Padre me ama.

Yo doy testimonio de fe, de amor

Y de esperanza en los pobres.
¿Amar…?"

—¿Por qué estás en el
Infierno?

—No quiero contar nada…

Llegan unos Arcángeles, nos llevan a una
crucifixión, ¡oh, qué espanto, es Carolus!,
"¡Sálvame, Francisco!" La encadenan y la crucifica,
el dolor es intensísimo, "por ésta perdiste la
razón", me toman de las axilas y me clavan", oh que
espanto, Carolus está crucificada y yo también,
"lee los libros del padre", Uribe nada habla, "Carolus, Carolus,
¡háblame!", Carolus ha perdido el sentido de la
realidad.

Me sorprendo, en la celda ayuna mujer
hermosísima, "¿eres un ángel?", "no, soy
Dariell", "yo soy Uribe". Conversamos. Me habla de Francisco,
está embriagada, le han condenado a una cárcel, han
pasado muchos años y la vida tiene sus bemoles, me habla,
recuerda y yo pierdo la conciencia, ya no le escucho, ella
está enamorada de Francisco y Francisco está
enamoro de…

—…Íbamos al bar Gentleman de
estrilo inglés en pleno París, yo invitaba y por lo
general él con dinero de Carolus, yo no fui mala, yo
quería casarme, pero él me violó,
allí, en medio de la galantería yo le
insistía, "¿casémonos, casémonos?",
pero yo tenía quince años, él llevaba tres
mes en París y ya tenía dos amantes, la ciudad,
¿qué hacer en París, tres meses y Carolus le
alimentaba y yo me enamoré fieramente, todos los
días me amaba, Carolus jamás supo hasta que, me
quité la vida, ¿ahora yo no sé dónde
estoy?, ¿quién eres?

—Soy chileno y estamos en el
Infierno.

—No quiero estar en el infierno, quiero estar
en el Paraíso, ¿por qué estaré en el
Infierno?

—Por tu mal comportamiento.

—Fuimos al Student bar en la calle
Moufferlard; Y por allí vimos a Mariela con un tal
Mollendo, medio miedo, me escondí, Francisco se
escondió, corrimos a mi habitación y ex
éxtasis fui suya pero no totalmente suya, éramos
dichosos, ¿por qué me habrá abandonado?, no
tuve otro hombre, sólo él… ¿Estoy en
el Infierno?, ¿no?

—Sí, sí, estás en una
cárcel… ¿Tú eres
Dariell?

—Sí.

—Cuídate, que te pueden
crucificar…

—…Carolus,
perdóname…

Carolus no respondió…

MARIELA, HOY es lunes, es temprano, te invito a un bar
de copas, me agradaría, en el barrio St. Michel, sé
que me he portado mal; Sin embargo yo te amo, tomemos un taxis,
almorzamos después o vamos a una cafetería, tomamos
un café y… te vas a danzar con Mollendo, y yo a
lustrar zapatos, estoy muy enamorado, te amo, quiero regresar a
Chile y casarnos, formar familia, tener hijos, ¿te
parece?

—No, no puedo, el sábado.

El sábado tengo que "acostarme" con
Dariell…

—Bueno, el sábado.

Mariela me besó.

"Mollendo describe a Mariela".

Yo me fui a la Heladería Berthillon,
esperé a Carolus, llegó, nos fuimos a un motel
parejero y tuvimos "sexo" del mejor éxtasis que una hembra
de quince años pueda concebir pero por…

Ya era experto.

—…Con Mariela fuimos a la Iglesia
Sainte-Chapelle, Mariela danzó mágicamente,
había ángeles por doquier, yo ya les identificaba,
tenían la expresión triste y la ambivalencia en los
rasgos, donaban dinero y batían las alas.

Mariela era danzarina y su pie izquierdo revoloteaba por
los aires mientras el derecho tocaba tierra, su ritmo desgarrador
y su esencia era volátil.

Mariela era danzarina experta, llevábamos
reunidos mucho dinero, estábamos felices. Más
dinero de lo común, los ángeles llevaban buen
caudal, yo me di cuenta ya que soy un Puerto humano pero Mariela
danzó con más fuerza, danzó hasta morir
danzando, qué manera de bailar, con el pandero al rito de
mágico acontecer.

Mariela era bella, tan bella como un
atardecer.

Un señor francés
murmuró:

—¿Eres española? —habló
en francés.

Yo traduje.

—Ella es chilena, yo peruano.

—¿Hermosa?, ¿no?

—Sí.

Nos fuimos a la Iglesia Saint Sulpice, cerca de la calle
Rennes, en el sexto distrito de la ciudad. Mariela ni siquiera
bebió agua, había mucha gente, Mariela danzó
y sus pies flotaban en los aires, cómo no admirarla,
cómo no amarla, tenía en la piel el don
mágico de la danzarina experta: su cuerpo era
elástico y su sencillez de eucalipto, Mariela era
bellísima, de cabello corto y de ojos almendrados y
cafés.

—¡Eres linda! —gritó un
norteamericano.

Mariela no se desconcentró.

—¡Eres bellísima!

—Es criolla, ¿no?

—No, es chilena.

—¿Qué es Chile?

—Un país sudamericano.

—Ah, sí qué es bella… Me
enamoré… ¿Tienes dinero, padre?, yo no
tengo.

—No, no tengo.

—Qué vergüenza. ¿Le
pediré el teléfono?

—¡Tengo novio! —gritó Mariela,
que entendía inglés.

Llegamos a casa, los Nevados aún
permanecían en la zona roja, Francisco estaba
duchándose, traíamos mucha hambre, cocinamos
pescado. Yo cociné.

—Mariela —dije—, me voy más
tarde a mi habitación, hoy has danzado muy bien, te
felicito.

—Gracias, Mollendo…
¿Comamos?

—Bueno.

—Almorzamos.

Francisco nos saludó… Qué hermosa
está Mariela y yo sin fuerzas para "fornicar",
¿qué haré?, sólo
dormir…

—¡VIVA FRANCO!, pero bien muerto
—gritó Pepe Casa de Castro Herrera.

Le clavaron un cuchillo.

Después de un año llegó a casa, la
campesina murió en el parto, también el
hijo.

—Margarita.

—Pepe.

—¿Estás vivo?

—Sí.

—¿No eres un fantasma acaso?

—¡Ven! Y te demostraré lo
contrario.

Margarita quedó embarazada, nació Pepe de
Castro, el poeta místico, doctor de la Complutense, que ha
trabajado de barrendero que tuvo a una canadiense y a "otras"
como concubinas.

—Qué rico es tenerte entre mis brazos,
Pepe.

Margarita había ya tenido varios amantes, pero
Pepe nunca lo supo, contraria a la mitología de
Penélope. Margarita la cornuda y la "gorrera".

—¿Me amas, Margarita?

—Sí, sí, fui viuda
y…

—¿Habrías sido viuda para
siempre?

—Yo te honré y te habré de
honrar—mintió Margarita.

Tuvo tres amantes: Juan, Jorge, Joaquín, todos
con jota, no quedó embarazada pero, esa misma semana tuvo
"sexo" con los tres, la duda me asalta, Pepe Casa de Castro, el
poeta místico ¿será hijo de Pepe Casa de
Castro Herrera?

—Yo te amo y siempre te amaré, eres mi
adoración, mi poeta, ¿cuántos poemas me has
escrito?, ¿qué te sucedió?, sabemos que
Franco te mandó asesinar, no podrás salir de casa,
cámbiate el nombre, un alias…

—Macho dominante —intervino Pepe el
padre.

—No hay problemas, nos quedaremos en Madrid,
¿sigues trabajando de obrera?

—Sí.

—Con eso nos basta por un tiempo.

Se amaron toda la noche pero Margarita continuó
frecuentando sus "J". De este modo es la vida, de un modo que no
me agrada pero, esto que te cuento, Carolus, es secreto, ay,
qué duelen estas espinas.

—Resiste, Francisco, resiste —Carolus
habló y Carolus se enamoró nuevamente de
mí.

MARIELA DESHONRADA

CAMINÉ POR avenida Dorsal, el basural en calle
José Miguel Carrera era espeluznante, mi casa es como un
castillo, muy hermosa, había una ciclo vía, pero la
utilizaban las personas, caminé hacia la cordillera de la
costa, pensando en París, en Dariell y en Carolus y en la
loca de Betsabé, que al parecer me violó, no lo
sé, no tengo la menor idea, sólo sé que
quedó embarazada y al hijo le colocó Francisco y mi
apellido, este me lo dijo Pepe Casa de Castro en una carta.
¿Qué sucedió? No tengo la menor
idea.

—…Eres un "David", eres un "David"
—gritó, desnudándose. Qué mujer tan
bella. Yo no sé, olvidé todo…

Caminé por avenida Dorsal, un taxista
habló con una niña llamada Pamela de trece
años. Escuché la conversación.

—No tengo dinero, me ha ido mal, por un papel
"confort".

El "confort" es la marca de un papel
higiénico.

La niña acepto.

—Pero sólo una "chupada".

La niña se subió al taxis; Y bueno; Hay un
alcalde comunista, hoy es martes 25 de junio del 2013, tengo que
asistir regularmente al médico, no tendré hembra,
estoy muy mal en Chile, debí casarme con Dariell, ya supe
la noticia, no entiendo a Mariela, ¿"sexo" con su
psiquiatra? Estoy desconcertado: por el basural, por la
niña de trece años, por el taxista y por…
por el mundo…

Yo no quise deshonrar a Mariela, quería amarla
pero en París las "niñas" son bellísimas y
muy cultas, ¿qué hacer?, ¿cómo
padecer?

La vida tiene sus malas costumbres, yo amé
intensamente y ahora camino por un desastre de
país.

En París no lustré zapatos, Carolus me
mantuvo, ahora en Chile me muero de hambre, no pude terminar
psicología, estoy muy loco, estudio pedagogía,
estoy por terminar pero los "paros" eternos de los estudiantes,
por una educación más digna, por la gratuidad en la
educación, yo pedí una beca y cómo soy muy
pobre me la concedieron pero también pedí un
crédito fiscal que tendré que pagar. Asco es Chile
y peor el Perú.

¿Qué será de Mollendo?, me
preguntó, ¿habrá intimado con
Mariela?

¡Estoy deshonrándola!, ¡Estoy
deshonrándola…!

—¡TÚ ERES Dariell?

Ella no haba calla: Yo tuve novias y psicosis ya que
padecí de epilepsia. Imaginaba cosas, como una dama
"catalana" que era mi novia y que viajaba en avión y ese
avión era bombardeado por potencias Occidentales, que como
mi apellido es vasco, yo tenía juramento con el pueblo
vasco; y, en los aires, cambiaba la estructura del jet y los
convertía en un jet de combate que se camuflaba como una
nube y que viajaba a la velocidad de la luz y que cobraba un diez
por ciento; Imaginé muchas cosas; las quiero callar porque
me traen tristeza.

La mujer no habla, ¿qué será de
ella?

—¿Te quitaste la vida?

—Sí, a los veinte años, estaba
enamorada de Francisco.

—Esto es el Infierno, una cárcel, ten mucho
cuidado, que si te portas mal te crucifican.

—Entiendo. Tienes el rostro
descompuesto.

—Son los golpes, me han dado duro.

—¿Golpean los ángeles?

—Sí.

—Yo soy Dariell y soy francesa, ¿o
era?

—Eras francesa. Yo soy Uribe y era
chileno.

—¿Conociste a Francisco?

—Sí, lo conocí.

Las vida tiene sus cuitas y esta niña era
bellísima, Dariell, qué nombre tan bello, yo tuve
novias y estas novias, no todas fueron mías, esperé
por muchos años a una catalana pero… ¡No
quiero hablar!, ¡no quiero hablar!

—¿Conociste a Mariela?

—Sí, sí, la
conocía.

—Francisco terminó con ella.

—¿Francisco?

—Sí. Bueno Mariela…

—¿Qué? —la voz era
intempestiva.

—Chi, no grites, que vendrán los
ángeles y te crucificarán a la piedra ardiente,
¡mira!, tengo tremendos orificios en las manos,
¡mira!

—No, no me muestres el horror del padecimiento, yo
sólo amé, yo sólo amé.

—Contempla. Mete las manos.

Así lo hizo Dariell hasta conformarse.

—¿Así que eres chileno?

—Lo fui.

—¿Cuéntame cómo es
Chile?

—No, no.

—¿Cuéntame por favor?

—Recoleta es un basural.

—¿Qué es Recoleta?

—Una comuna, allí vivía
Francisco.

IGLESIA DE SAINT-GERMAIN-DES-PRES

Mendigos

AY DE mí, había allí gente triste,
Mariela danzó con alegría; Y de esta
alegría, nacieron flores. Yo me sorprendí por los
mendigos; dimos todo nuestro dinero a aquellos más
necesitados. Danzar para Mariela era traumático entonces,
danzar y vestir de tul. ¿Qué significaba todo
aquello? ¿La sabiduría? No tengo remordimientos,
pero en aquella Iglesia vi pobreza.

—Mollendo —dijo Mariela—,
marchémonos…

Caminamos por París.

—Busquemos a Francisco, ¿qué te
parece?

—¿A Francisco? —yo sabía de
las andanzas de Francisco.

—Bueno —dije.

Francisco ayudaba a estudiar a Carolus y Dariell le
esperaba para amar.

—¡Mira!, allí está
Francisco.

—No, no es él.

—Ah, verdad, ¿dónde estará?
—preguntó Mariela.

…En un burdel…
pensé…

Se esfumaba la realidad; Y la realidad era
Saint-Germain-des-Pres, en la totalidad de su ser.

—Llueve intensamente.

—Es febrero.

—En Chile, febrero es mes de calor intenso.
¿Te acostumbras, Mollendo? ¿A otro clima? ¿A
otra gente?

Mariela conversó sobre variados temas.

—¡Vámonos a casa!, llueve
demasiado.

—Mañana saldrá el sol,
creo.

—¿Tienes paraguas?

—Sí.

Desde el Infierno recuerdo lo que me contó
Mollendo: Mariela caminando bajo la lluvia intensísima,
Mariela cobijada de mí ya que yo no era su Quijote,
Mariela en casa sirviéndose un té, Mariela viviendo
la vida bella de Francia y yo contigo, Carolus. La vida era de
eternidad, éramos jóvenes, perdóname,
Carolus, yo te amé pero —Dariell fue mi
pasión, la violé "rectalmente"; Y te das cuenta,
ahora, estamos clavados en cruz. Hay que tener mucho cuidado,
vienen los ángeles y te desclavan y te dan de cadenazos
hasta que te desmayas, tienes el rostro desfigurado, Carolus,
¿y yo?, ¿yo?, que era un "David" según
Betsabé, la mujer de Pepe Casa de Castro, se me
entregó; Yo no lo pude evitar: Se me entregó,
¿y?, qué hacer?, pero no recuerdo mucho de aquello,
Betsabé me secuestró, me llevó a un hotel
parejero y me violó, ¡oh!, yo no gocé, fue
violación, ¿dónde estará
Betsabé?

Mariela se sentía deprimida, llegué
temprano a casa, completamente mojado, llegué en taxis,
mentí:

—Fui a un hotel, no recuerdo el nombre y
mira.

La cantidad de dinero era impresionante, tú
medabas demasiado. Carolus, ¿qué hiciste de
mí? Ahora estoy en cruz en el Infierno. Yo, yo, que
lustré zapatos hasta que llegué a
París.

La vida es dura; Y, la dureza, es vida eterna. Yo estaba
loco.

Hüghüa[103]en la
víspera de la locura de amar.
LLgühág[104]¡Carolus amada!,
tienes el rostro desfigurado, tienes el alma podrida,
¿qué sucedió, si nos amamos a
morir…?

Yo/te/amé/y/mía/fuiste/en/París.

La desigualdad es atroz, Dariell también
está en el Infierno pero en una cárcel,
estás con un tal Uribe. ¿Se podrá tener
"sexo" allí? Uribe tiene el rostro desfigurado de tanto
que le que han golpeado.

—¿Por qué estoy en el
Infierno?

—Porque te gustaba el "sexo anal". Está
prohibido por Dios.

—Lo ignoraba, lo ignoraba, quiero salir,
quiero llegar al Paraíso,
¿podré?

—No, jamás.

—¡Oh!, no…

Mariela se sintió tranquila, yo era fiel y
trabajador, Mariela era mayorcita pero aparentaba
dieciséis, Mariela tenía el rostro bello pero las
francesas sí que eran bellísimas, dulces,
"fornicias", yo realmente estaba enamorado de Dariell, ella
sí, que era bella y muy estudiosa, llegaba a su
habitación, y, sin pensar, la desnudaba y besaba todo su
cuerpo, absolutamente todo, Carolus jamás lo
imaginó, Carolus y Dariell eran íntimas
amigas.

—…Perdóname,
Carolus…

—¡Sácame!, sácame de
aquí.

Mariela me reprendió:

—Estás todo mojado, dúchate, yo te
daré masajes. Tuvimos "sexo" a nuestro modo.

Mollendo durmió; Y tarde pero muy tarde los
Nevado llegaron, venían cansados, el vicio de la zona roja
los tenía estúpidos. Quería casarse con las
"zorras" pero el casamiento entre Nevado y "zorra" estaba
prohibido, sólo era "sexo" en París.

Acaricié los pies de Mariela y los basé,
eran unos pies tiernos, subí por su cuerpo,
¡allí!, en su feminidad, me quedé
contemplando su rostro compungido. "Te necesito, hazlo más
seguido", tres hembras y una que me violaba, ¿qué
hacer?, me drogué con cocaína, Betsabé la
consiguió, creo que la "penetré""vaginalmente",
pero sólo es una creencia. Cuando los "Ángeles de
Fuego" me interrogaron y me condenaron al Infierno,
¡Carolus!, yo indiqué que era casto.

—…Cómo qué casto,
degenerado, al Infierno por
hipócrita…

Lloré y lloré.

—Yo jamás pude olvidarte, ese fue mi
pecado.

Mariela perdió la noción del
tiempo.

—¿Quieres "sexo" real?

La giré y la "penetré".

No pudo resistir. Olvidó todo, porque
llevábamos toda la noche "fornicando".

Llovía intensamente, éramos
jóvenes. Me levanté de madrugada. Betsabé me
esperaba en casa de Pepe Casa de Castro. Allí mismo
consumamos nuestro amor pero por…

No recuerdo si fue "vaginal", estaba demasiado
loco.

Quiero comer sandías, estoy perdiendo el
juicio, no me den más cocaína, son demasiadas
mujeres, ¡basta!

Betsabé es huhu[105]en
ghwkqu[106]y, como una bestia arremete, mientras
el novio duerme en su propio departamento.

—¿Quieres que te grave?

—Eres un "David". Ya tuve uno latino, pero no
tan "fornicio" como tú. Y soy canadiense y poeta, quieres
que te murmure un poema, y más tarde tú
podrías "penetrarme" por
aquí…

La canadiense te "masturbó" en mi
presencia.

—¿Acabaste?

—Sí, pero quiero
más…

HUELES A "ESPERMA"

"Yo doy mi feminidad

Por oler tu "sexo".

Yo soy hembra

Y quiero gozar.

Ábreme las carnes

Que padezco

Como padece la luna.

Tú eres un cometa:

Arremete mi "clítoris"

Y rompe mi "himen".

Tengo trece años

Y ya no quiero ser casta.

Dadme vida y yo te daré

"Semen" en mi ropa…"

—Es ardiente tu poema. ¿A qué
hora se despierta, Pepe?

—A las once de la
mañana.

—Son las nueve, me tengo que
marchar.

—Espérate, quiero hacerte algo
especial.

—Ya verás que quedarás cansado.
Ya no ames a Dariell, ni a Carolus ni a Mariela.
Arranquémonos a Canadá.

—Lo voy a pensar, ¿te
parece?

—¿Me estás
grabando?

—Sí, es pornografía.
Después me "masturbo" cuando no estés. Es que,
tengo un amante, un brasileño. Es un "David", pero
tú eres más bello… Se está
despertando, Pepe, márchate.

—¿Cuándo te vas,
mañana…?

—Ah, ya —dije,
agotadísimo.

—¿No habrás quedado
embarazada?

—No hubo coito, sólo "sexo", dame un
beso y adiós…

Nunca más la volví a
ver.

—…¡Desgraciado!
—gritó Carolus.

—Allí vienen los ángeles,
callada.

—¿Qué sucede?

—Estamos conversando.

—No digan improperios, vosotros se amaron,
estarán en cruz un millar de años.

—Señor, yo no quise pecar, era
laica.

—Ya ves, existe Dios.

—¿Me pueden sacar de la
cruz?

—Por supuesto, gánate esa
venia.

—¿Y Dariell?

—En una cárcel con
Uribe.

—¿Y Mariela?

—En el Paraíso.

—¿Y la canadiense?

El ángel no quiso responder.

PEPE DESPERTÓ y Betsabé estaba en la
ducha, le dolía todo el cuerpo, se durmió
profundamente. Pepe se sorprendió. No imaginó que
su amigo Francisco había estado en su departamento toda la
noche "fornicando". Pepe había abandonado la
cocaína pero, tuvo serios problemas, quería retomar
las clases y no continuar de barrendero. El viaje a París
lo había costeado la "pornografía" (pero Pepe
ignoraba esto).

—Hay que marchar.

—Sí, pero voy a dormir, no pude en toda la
noche, tuve mucho miedo.

—¿Miedo de qué?

—Miedo de que me abandones como abandonaste a
Cecilia Torres.

—¿A Cecilia? ¡No!, ¡no!, yo
estoy enamorado de ti; te fuiste a Canadá y volviste y me
engañaste, pero, ya todo
¿culminó?

—Sí.

Betsabé no alcanzó a conversar, se
durmió profundamente, olía a Francisco.

—¿Qué olor tan extraño? Olor
a Hombre… Betsabé, Betsabé,
¿dónde estuviste?

Betsabé no respondió.

La vida tiene sus sentencias, la vida tiene sus
incógnitas, la vida tiene sus caricias en los labios, la
vida tienes sus despechos: Betsabé tenía a su
"David" brasileño y a su Francisco, que le había
hecho gozar al máximo en una despedida de amantes con
cocaína. Betsabé dormía profundamente:
soñó en orgías perpetuas con ángeles
que la golpeaban y ella acababa, "sexo" era su mente", "sexo",
nada más que "sexo".

Betsabé despertó. Las maletas estaban
preparadas.

—¿Dónde estuviste? —le
preguntó Pepe.

—Por allí.

…¿Se habrá acostado con otro
hombre?

Pepe no quiso indagar. Pepe con Betsabé volvieron
a Madrid. Pepe Casa de Castro a volvió a leer sus poemas
en la plaza Tirso de Molina, ya que el trabajo de barrendero era
demasiado oneroso.

—Vamos, qué es tarde.

Betsabé ardía.

—Espérate.

Betsabé hizo de las suya y Pepe gozó en
París. Betsabé era ninfómana. Colorina, ojos
verdes, bellísima, pero…

POBLACIÓN LA VICTORIA

Viejos

ALLÍ, HAY podredumbre, viejos que cuentan
historias: protestas, sacrificios humanos, no hay libertad,
asesinatos, desaparecidos. Los viejos no tienen dientes, las
casas son bellas pero con olor a pobreza. La libertad no existe,
sólo la pobreza. Hay que parir hijos para escapar a la
delincuencia. Vivir es la vida; Y, la vida, es vivir.

—Allí viene el demente —dijo un
viejo. Me sentí pésimo.

Conversaron entre sí.

—¿Qué haces en población La
Victoria?

No supe que responder.

La vida es inoperante: un viejo cartonero, muy bien
vestido, alimenta a su familia, conversan:

—Tengo tanto sueño, me agradaría un
café.

La vida tiene su limitancia, su infinito
ardor.

—Yo tengo "choca", pero es té.

—Convídame.

Los viejos se enamoran de la vida; Y la vida, se enamora
de los viejos. Cuentan historias sobre las "protestas
nacionales", "los "pacos" mataban personas como los "milicos";
miles de personas en las calles; nosotros éramos
jóvenes, luchábamos; a mí me mataron a una
sobrina; el balazo le destrozó la cabeza, estaba en su
casa, ni siquiera participaba de las protestas,
¿cómo se llamaba mi sobrina?, no lo recuerdo",
viejos inmundos de pies a cabeza.

—Francisco, te contaremos historias, ven, asiento
y conversación.

Me senté.

—¿Qué sucede, Francisco, con tu
rostro?, estás magro.

—Es que, he perdido a mi novia.

—Yo tengo una hija, te la presento.

—¿Cómo es?

—Morenita, de ojos negros y gordita.

Me la presentaron.

—Ella es Betsabé.

Enloquecí de rabia.

—Betsabé González, tres hijos, sin
marido.

Le saludé.

Ella me besó los labios.

Dulce fiambre de las estaciones otoñales.
Tengo que escapar, volver a París, pero,
¿cómo? Mariela me abandonó definitivamente,
¡Mariela!, qué bello nombre…

Wsaquó[107]como si nada fuera
perfecto…

La vida es locura, once de septiembre del dos mil
uno, dos instantes de narración, hospital
psiquiátrico, contemplando la destrucción de las
Torres Gemelas.

—…Soy Betsabé González,
bésame…

Nos amamos mientras los viejos
ríen.

—Estoy con la menstruación, ¿no
te importa?

Huyo de los viejos que ríen como locos.
Betsabé González es paranoica.

La virtud del amor, es la virtud del viejo que ama, la
virtud de las posibilidades de que cambien con el ser, la vida es
enigma que nos asombra, yo estoy asombrado de los viejos, nada
les importa, ellos fueron apaleados durante la dictadura,
"¿te acuerdas cuando sólo había té de
almuerzo?", la vida es un descollar de las emociones, la vida
tiene su singularidad de vivir, la vida no es etérea, la
vida es un sesgo del mal nacer, yo vivo, yo amo, esta es la
incógnita, ¿quién habrá de
amarme?

—Mi enamorado se marchó
—murmuró Betsabé González.

Un viejo rió sin dentadura, gritó como un
enajenado:

—¡Francisco!, aquí tienes
novia…

La barbaridad del nacer, la barbaridad de
población La Victoria, la barbaridad de los conceptos, la
barbaridad del vivir. ¿Qué es la muerte?,
¿qué es la ignominia de los sentidos? Recuerdo la
mansión donde vivió Mariela, el padre nos
sirvió pastelillos y café, ¡Vitacura!,
decencia, población La Victoria, lucha descarnada por el
vivir.

— ¡Francisco!, ¡te
amo…!

Las dificultades eran de asombro, había
lozanía en Betsabé González pero, yo
tenía perspectivas, quería estudiar,
¿qué hacer con mi vida?, vagabundeaba, buscaba
experiencias, no quería regresar a mi casa, pero tuve que
regresar a mi castillo, población La Victoria significaba
la lucha descarnada por sobrevivir, avenida Dorsal, el pudridero,
y la ignorancia.

— ¡Te amo, Francisco!, ¡te
amo…! —gritó Betsabé al marcharse de
Francia.

DARIELL NO se humilló, Carolus me mantenía
y Mariela era mi novia. Con Dariell recorríamos las calles
de París tomados de la mano, Dariell estaba enamorada, yo
también, pero, ¿de las tres?, ¿a
quién amaba más? Invité a Dariell a recorrer
la rivera del Sena, fue bello aquello; ¡El Sena y Dariell!
Con tan sólo quince años.

— ¿Me amas? —preguntó Dariell,
al tiempo, que su fisonomía se esfumaba entre los
pastizales y entre las barcazas.

—Sí, te amo.

—Cuando sea mayor, ¿serás
mío?

—Tienes que terminar la carrera
—dije—, ya hablas castellano muy bien.

—Es que, te amo —Dariell me
besó.

—No puedo estar mucho contigo, hoy es domingo,
habrá comida familiar.

— ¡Bésame!, ¡bésame
entonces!

Nos fuimos a su habitación y nos amamos. Esto que
te cuento, Carolus, no es para mortificarte, yo también te
amé…

Mariela me amonestó.

—Llegas tarde.

No me había bañado, olía a Dariell.
Estaban el Nevado. Mollendo había cocinado.

—Disculpa. Mucho trabajo.

— ¿A qué hueles?

Los Nevados se miraron entre sí.

—A pétalos, estuve cerca de un
jardín.

—Ah, qué lindo.

—Me baño y almorzamos.

Los Nevado hablaban de la zona roja pero Mariela los
hizo callar.

—Hoy es domingo y es día de
Dios.

Mariela era muy tierna. ¿Qué será
de ella?

Mollendo cocinó pastel de papas, ensalada, yo me
duché, qué olor tan magnífico de Dariell, me
excité al máximo, haría el amor con
Mariela.

— ¿Quieres más pastel? —me
preguntó Mariela. Los Nevados se habían retirado de
la mesa. Mollendo también.

—Te quiero comer a ti.

Mariela se sonrojó.

—No podemos, no estamos casados; ¿o
sí, porque dormimos juntos?; pero yo quiero ante Dios;
pero… —Mariela se turbó—, pero si
quieres nos besamos…

Qué magnífica opulencia de todos los
sentidos, cómo no amarte, Mariela.

La vida era trémula, la vida era de
sensación táctil, la vida era de comernos los unos
a los otros.

Recordé a Dariell y mi excitamiento fue
atroz.

—Eres tan bella…

—De pronto traes olor a mujer —me
indicó Mariela.

—Es por el lustrado de zapatos
—mentí.

—Ah —Mariela también tenía su
secreto.

…Betsabé, no quiero por favor, puedes
quedar embarazada, Pepe es mi amigo, ¡no quiero!, me
estás violando…

—…Es que eres,
exquisito…

Olor a Mariela, olor a Dariell, olor a Carolus, olor a
Betsabé, la canadiense, olor a mujer, olor a hijos que
pronto vendrían al nacer.

No tuve hijos, ¿o sí?; Ahora estoy clavado
conversando, con Carolus…

—LA ZONA roja es estupenda, Mollendo, es
carísima pero, Mariela te podría dar dinero,
nosotros te llevamos, todos los días, yo ya tengo mujer,
tiene trece años y es mía, de nadie
más.

—La mía tiene quince.

—Y la mía, dieciséis.

Mollendo pensó pero se abstuvo.

—No, yo no, yo estoy enamorado de
Mariela.

Los Nevados temblaron. Escuché la
conversación. ¡Carolus!,
despierta…

—…Es que, hiede, ¿dónde
estamos?

—En el Infierno…

…Hay vida en mí, pienso, Carolus era
bella, ahora está clavada, podríamos enamorarnos de
nuevo y ascender al Paraíso, "Carolus, yo te amé,
¡Carolus!", "no soporto el dolor, no lo soporto",
wüóp[108]en
whühy[109]

—…¡Carolus!, ¿aún
tienes los ojos azules y eres rubia?, no te veo.

—Sí, sí, tengo aspecto de quince
año, ¡desclávame, Francisco!, para que me
hagamos el amor como Dios manda…

—¿Por allí? No quiero pronunciar
palabra alguna que deshonre a Dios… Vienen los
ángeles y te masacran…

—¡Sí, sí, ahora podremos,
no tengo inconveniente, fui infeliz, te amé pero, fuiste
deshonesto! ¿Por qué Dariell?, era mi mejor amiga,
te acostabas conmigo y con Dariell y con Mariela; y ¿con
Betsabé?; es mucho, ¿no?

—Ahora estamos clavados en el Infierno, por no
casarnos.

—Casarme contigo, imposible, yo era
aristócrata, era millonaria, te ayudé, pero
Dariell, ¿acostarte con Dariell?, eso no te lo
perdono.

—Tienes que perdonar, podemos salir de
aquí, podemos vivir juntos en un cárcel,
podríamos amarnos si los ángeles lo permiten,
¿dónde estuviste antes?

—Es que, yo morí muy
longeva.

—¿Cuándo?

—No lo recuerdo, más de cien…
¿Nos pueden llevar a una cárcel?

—Sí, sí, sólo hay que
portarse bien. No increpes, ¿te duele
mucho?

—Me duele todo el cuerpo…
¿Cuánto tiempo llevo aquí?

—Un par de horas nada
más…

—Yo te amé, Francisco; Y me
entregué; pero, lo de Dariell fue terrible. Se
quitó la vida por amor. ¡Por tu amor! Debiste
casarte con ella.

—Es que, en Francia me golpearon los
policías, estuve preso, esto es secreto, me gritaron
"sudaca", no le digas a Dariell, podemos salir de la
crucifixión, podemos…

—¿Quién te gritó
"sudaca"?

—Un policía.

—¿Por eso escapaste de
Francia?

—Yo amé a Dariell y te amé a ti,
pero tú estabas de novia… ¿Te agradó
ser mía?

—Yo te amé toda la vida, y te sigo
amando.

—Eso, con el amor que nos tuvimos podemos
salir de aquí.

—Yo fui esquizofrénico.

—¿Qué?

Carolus se desmayó.

Los ángeles tuvieron piedad. Nos
desclavaron.

En un cárcel Carolus y en otra cárcel
yo.

—Si se aman,
búsquense…

La cárcel olía a
fragancia.

—¡Carolus!, ¡Carolus,
despierta!

—¿Qué sucede?

—Ya no estamos clavados
—dije.

—¿Dónde
estás?

—Junto a ti.

—La puerta está abierta,
¡ven!

—No, no, ven tú, aquí hay dos
literas, podríamos conversar.

—¡Carolus te amo! Déjame
bañarme, hay una ducha, me lavaré el rostro, tengo
las máculas de Cristo.

—Yo también, Francisco, yo
también… ¿Me prestas tu
ducha?

—Ven y báñate. Aquí
permaneceremos por siempre…

Carolus se desnudó, yo la
contemplé.

—¿Estoy hermosa?

—Sí. Pero no tengo
lívido.

—Yo tampoco —respondió
Carolus—. ¡Ámame, Francisco,
ámame…!

…Los viejos destentados de población La
Victoria, esta Betsabé González, "pastabasera", sin
dientes, tres hijos, esta Betsabé se enamoró de
mí y quiso violarme, es gorda y muy fea, pero, el marido
que murió asesinado por militares quiere rehacer su vida,
los viejos ríen, ¡huyo!, ¡huyo!, de
población La Victoria…

—No te escapes, Francisco, tengo experiencia
"sexual", serás feliz en la "cama…"

Los viejos ríen, les agradan las
bromas.

DARIELL ENAMORADA

Caminantes

ERA FELIZ con Dariell, más que con Mariela,
Dariell estudiaba mucho, yo iba a su habitación
después de estar con Carolus. "Sexo" en París.
Vivíamos muy bien, en una residencia para
estudiantes.

Caminábamos con Dariell por las calles pero yo
ya… Estoy medio loco, estoy perdiendo la cordura, veo
ángeles por doquier, no quiero ver ángeles, quiero
ver personas…

Hkwz[110]como un farol sin
luz.

Yo/deseo/paz/y/amor.

La luz es deleznable, y opaca la luna, la luz es de
Dios y yo quiero vivir en Dios pero, ¿qué me
sucede? Hay demasiadas bellas damas, yo no soy un "David" como
gritó Betsabé, la canadiense. Soy
francisco.

—¿Me amas? —habíamos concluido
el acto del amor.

—Mariela, yo quiero casarme contigo
—mentí. ¿Por qué no abandonarla y
quedarme con Dariell? Ella era guapa pero, menor de
edad.

El flujo de la vida, el flujo de la "maternidad", el
flujo de las vísperas de la solicitud de amarse, las
vísperas del dolor de parir, yo amé a Mariela con
todo mi ardor pero… vosotros ya
sabéis…

Me incorporé, era bastante temprano.

—Salgamos a caminar.

—No, no estoy muy cansado.

Pensé en Dariell. Fui a su habitación, con
desliz de hombre que tiene tres mujeres.

—…¡Eres un "David"!, ¡eres
un "David!" —gritó Betsabé, la desdentada en
población La Victoria.

Toqué la puerta. Abrí, Carolus estudiaba,
Dariell se sorprendió.

—¿Qué haces, Francisco?
—preguntó Carolus.

—Te buscaba —mentí.

—Entra —dijo Dariell, sonrojada. Carolus no
se dio cuenta.

…Este hombre mío, entra a las doce de
la noche, pensó Dariell, si Carolus se entera, me
mata.

Le amo con intensidad, le adoro, es un "macho"
dominante, un latino…

—No quiero interrumpir.

—No interrumpes —dijo Dariell—,
estamos estudiando filosofía, ayudo a Carolus.

—¿Puedo?

—Sí, siéntate.

Me había duchado por precaución. Dariell
era celosa.

Recordé avenida Dorsal y su
delincuencia.

—¿Te agrada la filosofía?
—preguntó Dariell, para tranquilizarse.

—Mucho, quiero estudiar
psicología.

Carolus se nubló.

—No puedo estudiar más.
Acompáñame, Francisco.

Dariell se echó a llorar.

—¿Qué sucede? —preguntó
Carolus.

—No, nada, me emocioné por la
filosofía decadentista.

—Quiero aprender un poco con Dariell, es tarde,
acuéstate.

—Bueno, cuídalo. ¿Tienes
dinero?

—Sí.

—Mañana a las ocho, en la
universidad.

—Allí estaré.

Nos desnudamos raudos y…

—…Betsabé González fue
tomada presa, intento de asesinato.

Los viejos ya no rieron. Una más en
"cana".

—Salgamos a caminar.

—No, no —dije, tienes que dormir.

—¿Tienes cocaína?

Dariell era muy hermosa para convertirse en
drogadicta.

—No tengo —mentí—,
Betsabé, la poeta canadiense me había inoculado
estupefacientes por un año.

—"Métemelo" por todas partes si
quieres.

El "sexo" fue estremecedor.

—Pero, no por la "vagina" que puedo quedar
embarazada.

La droga sí que es trivial, la tuve que
abandonar, a Dariell y a Carolus. Abandoné París
después de una paliza policial.

—Drogadicto infecto, "sudaca".

Salimos a caminar. Hasta las tres de la madrugada. Nos
abrazamos; Y, allí, en la plaza de la Sorbona, nos
desnudamos.

—Toma, aquí tienes droga, para que tengas
fuerzas.

No quiero relatar por pudor, pero Dariell era
devoradora.

La amé intensamente, la amé, más
que a Mariela, más que a Carolus, más que a
Betsabé, que me violó (nada recuerdo de aquello),
me violó, eso.

A Dariell le fue estupendo en la prueba y a Carolus
también, era lunes, me "comí a Carolus y Carolus me
dio dinero", "¿te acuerdas?", "no, no me acuerdo,
sufrí mucho en mi matrimonio", ¿a qué edad
falleciste?, "a los cuarenta y cinco, creo, unos delincuentes me
asesinaron?", "lo lamento, habríamos sido felices,
¿a quién amaste más?, "a las tres, hubo
otra", "¿otra?", "una tal Betsabé, una poeta
canadiense, ¿no te acuerdas? Me sé un poema de
memoria pero es un tanto erótico", "deja bañarme y
me los cantas", "es que, yo no sé cantar, es un soneto un
tanto subido de tono, le pediré permiso a los
ángeles, ¿ya?", "¿podremos hacer el amor",
"no creo, sólo conversar, yo te cuento mi vida, y
tú me cuentas tu vida", "no, Francisco, no quiero contarte
mi vida, fue un fiasco", ¿tuviste hijos?", "era
estéril", "oh, qué pérdida de tiempo", "me
volviste estéril tú, yo te amé, yo te
amé y sufrí horror, Dariell era mi confidente,
¡ven!, dame, un abrazo", "báñate primero,
apestas", "bueno".

…Caminantes con Dariell: la invité a un
café, Jess"Café, cerca de Louvre, nos besamos,
"¿me amas, Dariell?", "estoy loca por ti", "pero yo soy
latino", "no importa, no importa, seré doctora en
filosofía y viviremos juntos, ya estamos casados,
sólo falta el civil".

Oh, qué terrible, ¿casarme?, pero, si yo
quiero casarme con Mariela.

Dariell de mi corazón, ¿dónde
estás?

Dariell conversa con Uribe.

—¿Así que fuiste
escritor?

—Sí. ¿Y por qué tienes el
rostro desfigurado?

—Por los golpes de los
ángeles.

—Aquí ayuna ducha.
¡Desnúdate!

—No, no, me pueden crucificar.

—Yo no miro —dijo
Dariell.

Uribe se duchó.

—Ahora sí que tienes el rostro hermoso.
¿Eras poeta?

—Escritor, ¡escritor!, poeta, novelista,
cuentista y trovador…

—Dame un beso, tengo ganas de hacer el amor.
Soy casta.

—¡Qué!

No describiremos el deseo; ya que Uribe se
enamoró y Dariell también.

Llegaron unos ángeles.

—¿Vosotros os
amáis?

—Sí.

—Salid del infierno e id al Paraíso.
Vos sois un poeta y un poeta debe de residir con
Dios.

—Gracias.

—Dariell, ¿lo aceptáis como
marido?

—¿A quién?

—¿A Uribe?

—Sí, lo acepto.

—Id, id, y sed felices…

MOLLENDO HABLA CON UN CURA

Amor a Mariela

—ME QUIERO confesar. Soy peruano y adoro a una
"niña". Es pecado yo sé.

—Entonces no pequéis.

—¿Qué hago?

—Sed prudente.

—¿Qué edad tenéis?

—Más de cincuenta y siete.

—¿Y la "niña"?

—Un poco más de
dieciséis.

—Es pecado, hijo, es pecado…

—Me voy a santificar, padre, lo
prometo.

—Id con Dios…

…Tan hermosa que es, con su figura
plástica pero es de Francisco pero Francisco tiene a
Dariell y a Carolus. No puedo contarle nada a Mariela,
moriría de tristeza, ¿qué hago?, estoy
enamorado, tenemos que marcharnos de París, pero
sólo llevamos tres meses. Oh, qué
espanto…

—Mariela, hoy no dancemos, estoy
cansado.

—Iré sola, no te preocupes.

—En fin…

Mariela danzó estupendamente en la Iglesia San
Eustaquio.

Yo amo a Mariela, Y, en los pensamientos, se
difumina mi alma: Yo soy un puerto peruano que está
"mochileando" con Francisco y con tres Nevado. La vida es
agresiva para un peruano en el exilio. La vida es un sufrir
cuando el amor nos golpea el pecho. Francisco es "gorrero" y
Mariela inocente. ¿Qué hacer?, Francisco me mata si
hablo. Los Nevado gastan todo el dinero en la zona roja. El
dinero de Francisco y el dinero de Mariela costean el hospedaje y
la comida. ¿Qué hacer?, estoy
enamorado…

La vida en Perú es bella pero esta chilena me
tiene el mate destrozado, estoy enfermando de amor,
moriré, tengo que declararme, pero sí sabe
Francisco me mata, el curita ya me previno, pero, estoy
enamorado, oh, qué espanto, ¡Mariela!,
¡Mariela!, mi amor es puro.

—Mariela, ya no podré acompañarte
más.

—¿Por qué?

—Me enamoré de ti —digo.

Mariela se desmaya.

Llega Francisco.

—¿Qué sucede? —pregunta
Francisco.

—Estoy enamorado de Mariela.

—Estúpido.

Francisco me destapa las narices.

—¡Disculpa!,
¡disculpa…!

—Mariela, ¿estás bien?

—Sí, sí, ¿tendrás que
acompañarme tú ahora?

—Sí, yo te
acompañaré…

—Pero, los sábados descansa, los
sábados serán míos.

—Bueno, bueno, patea a Mollendo, intentó
violarme, lo eché de la casa, no sé qué
habrá de suceder con él, lo eché a
patadas.

—Gracias, te amo, llévame a la cama, que
quiero dormir…

— ¡Peruanos infectos!

—Echaré también al
Nevado.

—Sí, échalos.

Peruanos, raza de malditos…

MOLLENDO COMIENDO BASURA

Los Nevado en la Cárcel

— ¿NO TIENEN dinero para pagar?, llamen a
la policía.

La zona roja es…

MOLLENDO COME en los basurales. Son deportados los
peruanos. Sólo quedo yo y Mariela en
París.

LOS PERUANOS se refugian en su embajada.

MARIELA DANZÓ en las Iglesias y visité a
Carolus y a Dariell los sábados, "entiende, Dariell, no
puedo más, tenemos que vivir, no quiero que Mariela
sufra".

La danza era perfecta, de simbolismo, de amargura por
los amigos peruanos, de vida imperfecta, de solidaridad,
"¿cuánto has ganado?", "no sé".

Carolus me ayudó pero a escondidas. El amor era
de adolescentes, el amor participaba de todo encuentro carnal,
besos, sólo besos con Mariela y con Dariell pero "sexo"
con Carolus.

—Eres un buen amate, ¿no te puedes
duchar?

—No, sólo me lavo.

Marchaba al cuarto de al lado, a tres metros, ¡los
sábados!, de Dariell e intensamente la besaba, cómo
no amarte Dariell…

…Estoy loca por Francisco, yo le amo, yo le
adoro, ¿qué hacer? Estoy volviéndome loca de
amor. Quiero, quiero, pero me estremezco, necesito llegar virgen
al matrimonio, mis padres me matan si quedo embarazada,
¿qué hago?, Mariela me lo quiere quitar y Carolus
es mi amiga, la mejor, pero ya no tanto, se "come" a Francisco y
Francisco me ama, ya no soporto, ya no soporto,
¿qué hacer?, quiero más pero tengo que
contenerme, ayúdame, Padre mío, ayúdame a no
ceder…

Yo vivo y estoy sola, ¿qué hará
Francisco con Carolus?, es un secreto, ¿qué
hará?, yo creo que la viola, Carolus no quiere hablar,
dice que es casta pero…

Yo no quiero pensar, mi Francisco es latino y los
latinos son ladinos. Oh, qué espanto, qué estoy
haciendo, ¿enamorarme de un "sudaca"?, no, me mato si
Francisco se escapa de entre mis brazos, ¡te amo,
Francisco!, y no me importa compartir tu cuerpo de
"David".

¿Eres mío? Sí, babearme el
"sexo" hasta perder la conciencia, pero no me violes, no, por
favor, no me violes, ay, ay, que duele por
atrás…

Este desgraciado es muy ardiente, cinco veces ya van
por el…

Quiero callar, no quiero irme al
Infierno.

Yo lo amo, eso es todo…

Lo deseo, pero quiero casarme por el civil de
blanco, no de negro, ni quiero quedar embarazada, tengo quince
años. Soy Dariell, la hembra de…

—… ¿Dancemos en la plaza de la
Sorbona?

Pienso en Dariell, en Carolus no. Yo amo a Dariell pero
Carolus me da "sexo" descarnado por el…

—No, no.

—Sí, sí.

En fin, Mariela es terca. Llevamos cinco años de
vagabundear.

Han llegado peruanos del consulado, los Nevado piden
perdón, Mollendo también.

— ¿Aceptas, Mariela?

—No, no.

—Démosle una oportunidad.

—Nada de zona roja y que Mollendo se
santifique.

—Mollendo te escribió una carta.

—No, rómpela.

—La voy a leer más tarde. Si los aceptas,
yo podré volver a mi trabajo, quiero conocer Roma y
Berlín y volver a casa con dinero para culminar mis
estudios y convertirme en profesor y también en
psicólogo. Necesitamos a Mollendo. El Cónsul le ha
buscado trabajo al Nevado en el consulado, de
carteros.

— ¿De carteros?

—Sí.

—Pero ellos quieren vivir con nosotros.

—Bueno, acepto, lee, la carta.

"Yo me enamoré de ti, pero no quiero intimar,
eres como una hija, yo cuidaré de tu honra, hable con un
curita; y el pecado me ronda, te cuidaré, ¡lo juro!,
te cuidaré con mi vida.

Mollendo Tapia".

— ¿Tapia?

— ¿Qué extraño?
¿Está el cartero allí?

—Sí.

—Hazlo pasar.

La vida es continuar la amistad a pesar de las fronteras
y del idioma: Francisco, que soy yo, actúo mal, ya que
tengo tres mujeres, Y, creo, creo sinceramente que la poeta
canadiense me violó: ¿seré padre de alguna
criatura? ¡Oh, qué espanto!, perdí la
virginidad. ¿Qué dirá de mí Pepe Casa
de Castro que me entregó los textos de su padre? No le
pude advertir, tengo que ir a Roma, yo soy común,
¿qué tendré que Dariell se enamoró?,
¿qué tendré que Carolus me da de Comer?,
¿qué tendré que Mariela no me abandona?, las
tres hembras no me permiten la penetración "vaginal" (pero
Betsabé, la poeta canadiense: ¡ella!, ella me dio
cocaína y me ¿violó? Me ardía mi
"sexo" y olía a madreperlas. Oh, qué espanto,
seré juzgado, pero, pero, yo, yo, yo soy ateo, ¿y
los piratas ángeles? ¿Qué?,
¿existirá Dios? De existir estoy "frito",
¿me iré al Infierno? Yo no quería acostarme
con Betsabé, ella, insistió, ella gritó con
vehemencia "métemelo por el "ano" y por la "vagina". Me
inyectó estupefacientes y fui suyo durante toda una noche
mientras Pepe Casa de Castro dormía en la
habitación contigua. Yo perdí la noción del
tiempo. Me tengo que santificar.
Yo…Whyüóp[111]como si fuera
un condenado a morir en cárcel de Dios… Disculpen
las groserías. Estos recuerdos son de viaje, no de
pornografía…)

—Condesa.

Mariela le miró con recelo.

—Necesitamos de su ayuda.

—Qué se vengan pero que se porten bien.
Nada de zona roja y a reunir dinero, que en dos años
partiremos a Berlín y más tarde a Roma y en
avión a casa. ¿Le parece? ¿Usted es
peruano?, ¿cierto?, yo soy millonaria, y no me agrada la
zona roja.

—Le prometemos que…

—No me prometa nada y que vuelvan. Y no soy
Condesa. Me llamo Mariela Natalia Ruiz de Avemaría. Y me
enamoré de Francisco a los dieciséis años.
Soy danzarina. Necesitamos dinero. ¿Entiende?

El cartero acató las palabras de mi
enamorada.

— ¿Me amas?

El cartero se turbó.

— ¿Amarla?, ¡Chile!, de perfectas
curvas. Soy poeta.

—Usted es muy buen mozo pero yo tengo macho y mi
macho me defiende. Que Mollendo Tapia tenga cuidado, porque de lo
contrario, habrá sangre

—Sí, entendemos, pero,
ellos…

—No me importa nada —interrumpió
Mariela—, que se porten bien.

El cartero se marchó.

—Marchemos, quiero danzar toda la
tarde.

— ¿Dónde?

—En la Sorbona.

Tal cual fue…

Divisé a Dariell, que lloraba.

—DARIELL, ABRE la puerta —murmuré. No
me había "acostado" con Carolus que estudiaba. Dariell
estaba enojadísima.

Dariell abrió, le expliqué el asunto, "yo
soy chileno y Mariela es virgen como tú", "yo ya no soy
tan virgen, me has violado cinco veces", "¿quieres que te
viole hoy?", "¿has estado con Carolus?, entra, nos
duchamos y me violas", quieto en la oscuridad, Dariell fue
mía, la quietud prolonga los espasmos, a Dariell le
obsequié un crucifijo con la estrella de David
(¿Otro?). "Toma, para siempre me recuerdes", "no,
no, no puedo aceptarlo", "es tuyo, yo te amo pero…",
¿Mariela?, ¿no?, "no puedo abandonarla,
moriría, la pueden violar los peruanos, yo la protejo,
mira, yo tengo que volver a Chile, me quiero casar con Mariela,
pero ya estoy casado contigo, vendré todos los veranos",
es muy poco para mí, te quiero en…", "no puedo, no
puedo, Mariela es…" Dariell lloró, "me duele, ya no
quiero que me violes más, quiero quedar embarazada y
que…", "¿cómo?, si no soy francés", "
me van a echar del país", "no, no, Francisco, quiero ser
tuya, pero me duele, no me violes más…
¿violas a Carolus", "a ella le gusta, ya se
acostumbró", "ahora podré venir a visitarte todos
los días, pero no estudies con Carolus, la necesito, me da
dinero; Y de este modo, yo puedo, por las noches estar contigo",
¿te drogas?", "sí, sí me drogo…", "me
violaron", "¿quién te violó?", "una
canadiense y ahora soy adicto al "sexo"".

Dariell lloró amargamente.

—¿Vamos a un café?

—No, quiero ir a una Iglesia, ten cuidado, que no
nos descubra Carolus.

Fuimos a la Iglesia de St. Pierre de
Montmartre.

Nos cobijó la sombra de la oscuridad. Dariell se
arrodilló, yo la contemplé.

—Padre, perdona mis pecados, yo estoy enamorada
pero sólo tengo quince años. Pero, yo sé que
estoy equivocada, no quiero más "sexo" por allí,
tú sabes, yo sé que es pecado, yo ya no quiero ser
sodomita, quiero mantenerme pura hasta mi mayoría de edad
y casarme con Francisco pero él tiene novia y un amante
que es mi mejor amiga, Padre, ¿qué hago?

Una sombra se inmovilizó, era un
ángel.

—No peques más, hija.

Dariell se desmayó, yo caí de bruces y
grite:

—Creo en Dios, creo en Dios…

—…Carolus, ¿te acuerdas?, nunca
más volvimos a pecar, sólo besos pero tú
insististe tanto que volvimos a pecar, tú no creías
en el pecado y ¡mira!, tienes las máculas del
Infierno.

—Son las máculas de Cristo y esta
cárcel huele a amor. Ahora te tengo para toda la vida.
¡Bésame!

Nos fusionamos en un beso
místico.

—Te tienes que comportar, de lo contrario,
crucifixión.

—¡Bañémonos!,
¡bañémonos!, me encanta
ducharme…

—Preguntémosle a un
ángel.

—No hay nadie.

—Sí, ellos andan por
allí…

—Yo me voy a duchar, me encantó, ahora
huelo a pétalos, ¡ven!, seremos marido y mujer,
pidámosle a un ángel que nos case. ¿Te
parece?

—¿Quieres casarte
conmigo?

—Sí… Yo sufrí mucho sin
ti. Y cuando supe lo de Dariell, lo de su muerte, y lo de ti con
Dariell, casi me vuelvo loca. Sufrí en mi matrimonio. No
quiero hablar de aquello, sufrí horrores. ¿Por
qué te dejé escarpar?, yo no
sé…

—¿Por qué eras millonaria?
—interrumpí.

Carolus se bañó. Contemplé su
figura. Era tan bella.

Un ángel de improviso
llegó.

—¿Queremos casarnos?
—grite.

—No hay problema. Se casarán en mil
años más.

—Oh.

Carolus se desmayó. La
auxilié.

—¿Mil años?

—Sí.

—Cuídense, que los podemos
crucificar…

—…Llegaron los peruano,
Mariela…

—¿Tapia?

—Sí, Tapia.

Nos dimos un abrazo y todo solucionado.

DARIELL Y CAROLUS

Pensamientos

—YO TE estimo como amiga, te ayudo con tus
"tareas", soy la primera del curso, ¿podrías
prestarme a Francisco para no aburrirme?, lo encuentro feo, pero
simpático, yo sé que es tu novio, yo los vi…
No me mientas, son amantes, ¿no vayas a quedar
embarazada?, tú estás estudiando, tus padres te
matan y Francisco se va a la cárcel, ¿no creo que
te quieras casar con él?

—No, Dariell, te equivocas, no somos amantes
—mintió Carolus.

—Yo sé que son amantes.

—No, no te lo prometo.

—¿Me lo prestas entonces?

—Sí, claro, pero no le des besos, tiene
novia.

Dariell pensó: Tiene tres
novias…

—¿Me lo prestas?, ¿sí o
no?

Carolus tembló.

—Si, por supuesto. ¿Qué harás
con él?

—Como no es tu novio, me lo voy a
"comer".

Carolus se mordió la lengua.

—¿Puedes quedar embarazada?, ¿ten
cuidado?

—No, no, si yo no lo quiero para quedar
embarazada, lo quiero para que me de besos, lo encuentro muy
lindo, no, no, es broma, le voy a enseñar
filosofía.

Carolus respiró tranquila.

—¿Estás segura de que no son
novios?

—Sí, sí, no somos novios.

La conversación culminó en un
abrazo.

DARIELL AMA A FRANCISCO

Cartas de Amor

DARIELL ME escribió una carta: ella está
muy enamorada, yo también lo estaba, las cartas eran
bellas, no eran románticos, eras místicas, eran de
una belleza increíble, no pude soportarlo,
¿qué hacer?, era la pregunta.

"Yo soy un pajarillo, que cantan "Francisco, y de
amar, yo habré de conquistarte, porque mi amor es de
santidad, es de pureza.

Yo podría contarte muchas cosas de mi vida:
yo era pura, lo soy todavía, sin novio anterior:
¿Conoces a Descartes?, el "Discurso del Método". Yo
te habré de enamorar; de este modo, guarda en tu
corazón esta carta, ya que yo te amo, con
desesperación.

Tuya, Dariell".

El amor era tremendo en Dariell, quemé la carta
en la plaza de la Sorbona: me importó pero el dolor fue
tremendo, yo estaba prendado de Dariell como de Carolus, eran
bellísimas quinceañeras, parisinas, pero, yo era
"sudaca", un vagabundo sin destino. La vida era vivir en paz, la
vida era trémula, la vida era sesgarme, la vida
era… Fui en busca de mis pensamientos y hallé
hkwh[112]en
hüóñ[113]como si nada hubiera
en esta tierra… Sentimiento de vida,
las/cartas/de/lucidez/cartas/de/amor/cartas/de/sensualidad/cartas/de/fraternidad/cartas/un/millón/de/cartas.

La agronometría y la desintegración de
la materia en post de la rivalidad de Dios con…¡No
quiero nombrar!, ¡no quiero nombrar! Es mucha la
desilusión.

Apuesto mi vida por arder. Cartas, cien cartas de
amar.

"El amor que yo te profeso es de doncella, yo quiero
ser por el civil tuya y que adquieras la nacionalidad francesa.
Tú ya sabes, yo no soy millonaria, pero yo te
enseñó francés a puros besos como tú
me has enseñado castellano a puros
lengüetazos.

Soy tuya…"

Las cartas eran de una belleza, como ya dije, de
estudiante de filosofía, cien cartas me envió y
cien cartas quemé.

Un día me dijo:

—Muéstrame las cartas, quiero
leerlas…

Quedé estupefacto.

—No puedo, son mías
—mentí.

La vida era trémula, leyendo cartas,
¿qué más?, ¿amar?,
¿contenerme?

Di un beso tierno a Dariell y me despedía, la
última carta no la quemé en la Sorbona, la
eché al Sena. Contemplé como se
hundía.

"¿Me amas?, yo te amo. ¿Me adoras?, yo
te adoro.

Yo contemplo la luna; y, de la contemplación,
busco tus huellas dactilares. La filosofía eres tú
con tu fuerza amatoria.

Yo te deseo pero seré pura hasta el
civil.

Tuya. Dariell".

ME LLEVARON al Purgatorio con Carolus. Nos sentimos
tranquilos. Había paz. Una ducha había, Carolus se
bañó, yo cerré los ojos. Vino un
ángel y nos casó. Pude abrir los ojos. Nos
recostábamos en literas distintas, no había
lívido, pero sí deseos de estar juntos.

—¿Por qué te casaste?

—Me violaron. Me convertí en
anorgásmica.

Me sorprendí.

—Nunca fui feliz.

La vida era para mí, de felicidad, la vida era de
trémula felicidad, la vida era de certidumbre, la vida es
de sencillez, la vida era de incertidumbre, la vida era de amor:
¿qué es lo que nos sucedía?,
¿Qué amor brotaba de nuestros pechos?,
estábamos heridos pero las yagas cicatrizaban raudamente.
¿Qué hacer? La certidumbre era la felicidad. Yo, el
pecador, Carolus, la violada. El impacto fue tremendo. Vino un
ángel. Estábamos bañados.

—Tómense de las manos y recen el
Padrenuestro.

—Padre…

—Soy un ángel.

—Fui infeliz en la vida, quiero casarme con
Francisco.

—Qué Dios los bendiga.

—¿Podremos ascender al Paraíso?
—preguntó Carolus.

—Así es…

La búsqueda de la verdad, la búsqueda del
amor, la búsqueda de la esperanza. Yo quiero amar a
Carolus en la eternidad.

MARIELA DESAYUNANDO

Mollendo Arrepentido

—ESTOY MUY intranquila, es tarde, y Francisco no
llega. Siempre trae mucho dinero, es trabajador. Mañana no
saldremos a danzar, mañana es domingo, estoy cansada, me
quedaré en el departamento, espero intimidad, tú,
que estás castigado, busca refugio en una Iglesia y
llévate al Nevado. Ellos ya han pecado mucho. ¿Son
carteros?, ¿no?

Me quedé callado.

—Mañana quiero festejar, no sé, soy
joven, no estoy cansada por supuesto, pero, festejar es bueno,
quiero que ustedes se marchen por unas horas, lleguen
después de las diez de la noche pero no ebrios,
¿dónde están el Nevado?

—Están trabajando.

— ¿Tan tarde?

—Sí—respondí.

La vida era vivir la vida; Y, de esta vida, era El
Perú nuestro escape. Vivir en el Perú, regresar:
¿qué era la vida?, El Perú. Quise volver
pero, amaba a Mariela con todo mi corazón.
¿Amarla?, sí, ¡amarla!

— ¿Qué te sucede, Mollendo?,
¿sigues enamorado de mí?

—No, no, ya no —mentí
descaradamente.

— ¡Francisco!, hola…

— ¡Mariela!, ¡abrázame!,
cómo te he extrañado.

—Yo también.

—Mañana vamos a estar solos.

…Dios, tenía que juntarme con
Dariell…

— ¿Qué sucede
mañana?

—Quiero celebrar.

Mariela se acercó a Francisco.

—¿Ducharnos?, ¿te gusta la
idea…?

…Oh, Dariell, ¿qué
sucederá con ella…?

DUCHÁNDOSE

Besos, Besos, Besos

—¡VAMOS A la ducha!, te deseo enjabonar, yo
sé que París nos ha enamorado; Pero París es
la ciudad del amor. ¡Vamos a la ducha!, que te quiero
contar un secreto. La vida es ardua, tengo el cuerpo modelado
para que… ¡Oh!, no sé cómo hablar,
quiero "sexo" pero de verdad. ¿No quieres ser padre?,
ahora sí que me entrego, pero en la ducha.

—Mariela, por favor, no podemos, estás
loca…

Mariela me tomó de la mano y me llevó a la
ducha.

—Yo quiero quedar embarazada, no me importa, pero
en la ducha.

Nos besamos alocadamente, nos acariciamos, Mollendo no
estaba, tampoco los Nevado, ¿qué extraño?,
en la ducha no pude contenerme, lloré, lloré
y…

—¡Oh!, ¿qué te
sucedió?

—No sé, vamos a la cama, vamos a la
cama…

—¡En la ducha!, ¡en la ducha!
—interrumpió Mariela.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter