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Francisco, El Viajero (Novela) (página 6)




Enviado por Mauricio Uribe



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14

—¿En qué piensas?

—En el futuro…

—¿En el futuro?

—Sí.

—Estamos navegando y no hemos tenido mucho tiempo
para nosotros, me agradaría dormir contigo,
¿cuándo llegaremos a Madrid?

—Lo ignoro… No podemos tocarnos, los
ángeles son muy severos, podrían
castigarnos.

—Sólo quiero dormir, no tener relaciones
amorosas, recuerda que quiero casarme virgen.

Mariela ha olvidado.

—¿Y la selva?

—¿Qué selva?

Estoy extrañado, quizá todo fue
sueño, pesadilla, horror de psicosis.

—¿En el Amazonas hubo…?

Quiero gritar ¡"sexo"!, pero no puedo.

—¿Qué hubo en el Amazonas?,
sólo besos y suspiros, yo soy virgen y me casaré de
"blanco", con el consentimiento de mis padres.

—¿Qué? Tus padres jamás me
aceptarán.

Mariela piensa.

—Pero, yo sí… Yo te amo con todo mi
corazón.

—¿Me amas? —pregunto.

—Te adoro…

Las posibilidades son infinitas, como infinito el amor.
Mariela ha curvado sus ojazos cafés; Y, en un mirar de
terciopelo, se cubre de olores cándidos, ha entrado a su
camarote, se desnuda sin darse cuenta que yo la observo, al
instante me éxito, es tan bella, tan dulce de formas.
¿Qué edad tendrá? ¿Cuántos
años llevaremos vagabundeando? Ella tenía
dieciséis, yo veinte, creo que van tres años de
caminante. Mariela se sorprende, inclina la mirada, sus "senos"
son pequeños y su "vello pubiano" me ha enloquecido,
Mariela es belleza, Mariela es candor.

—Ten cuidado, Francisco, los ángeles son
piratas.

—Te deseo.

—Yo también.

—Pero, en Madrid nos besamos, ¿te
parece?

—¿En Madrid?

—Ya.

Mariela se encierra en el baño; Y, huyendo de
mí mismo, me aferro a las barandillas del buque
fantasma.

Hay aberración en ¿el Amazonas? Las
tumbas de los héroes: huir de los carismas, estoy pensando
y contemplando el sol, ¡arde!, el silente de
hüya[57]en
wznhywh[58]

Hay situaciones inverosímiles y hay vida en
Mariela, yo le amo y le deseo eternamente, sin embargo, Mariela
me rechaza, ¡ella fue mía!, eso yo lo sé,
estoy seguro, pero, quizás, ¿un veneno?,
¿una raíz ponzoñosa?, ¿le lentitud
del paisaje?, ¿soy virgen?, ¿cómo
comprobarlo?, jamás he penetrad "vagina", ¡nunca
seré padre!, estoy enfermo, me siento enfermo,
¿qué hacer?, ¿cómo comportarme?,
¡quiero vivir!

Hwhayü[59]en la
desviación de las flores: ¡Soy virgen al fin! Todo
fue un sueño, ya lo sé…

Mariela camina sensualmente, su aspecto es de
niña, Mariela es delgadísima, ¿qué es
lo que habrá de acaecer?

—Vamos.

Me toma de la mano y me lleva a mi camarote.

No desnudamos.

Mariela besa todo mi cuerpo y yo…

¡Mariela!, ¡Mariela!

Yo también beso su cuerpo, ¡yo
también…!

TRANQUILIDAD EN EL CAMAROTE DE FRANCISCO:

NOS HEMOS besado durante tres horas: el cuerpo de
Mariela es tierno, he recorrido pantorrillas, dedos,
entrepiernas, pero, no me ha permitido "penetrarla", ahora,
pensándolo bien, Amazonas sólo fue quimera,
raíz, podredumbre, satanismo; Mariela es pura y
virginal.

Ella me tocó tenuemente con sus manitas. No
quiero contar, ya que lo nuestro es secreto, Mariela te amo,
Mariela eres ¿mía? Canto susurrando, la letra es
inventada, canto para amar, canto al "pubis", a las caderas y a
los "senos", ¡Mariela, cómo no amarte! ¡Y
cómo no recordarte…!

Hay de pronto tranquilidad: la ternura de las caricias a
escondidas. Nos duchamos, hay que vestirse rápidamente,
los ángeles piratas conversan entre sí, hemos
aprovechado un intervalo de tiempo inmarcesible de amor, hemos
delirado con tiernas caricias; estar desnudos es bello; Y la
belleza: eterna de estrellas. La noche ha llegado, Mariela tiene
que servir la comida, yo lustrar zapatos. Sin embargo, la calma
ha llegado a nuestros espíritus.

—Hoy, al anochecer, seré tuya de nuevo.
¿Quieres?

—¿A las doce?

—Sí, en mi camarote. No comentes con nadie,
menos con Mollendo.

Nos besamos alocadamente. El "sexo" es bello,
¿no?

Mariela es de signo cáncer y yo…
Wüahy[60]silbando en el Mar
Caribe… Yo habré de bendecir al Padre y
habré de cobijarle en los instantes de esta locura, dos
instantes de segundo que retroceden a un instante de segundo de
narración. No conozco a Uribe, hay un avión
paralizado y las Torres Gemelas intactas: el racconto es
"degenerado", habrán de calcinarse miles de personas,
pero, yo estoy paralizado, estoy en un manicomio, y esta
"narración" no existe, ya que todo lo "narrado" es un
estallido de un avión apunto de exterminarse en contra de
la primera Torre, después vendrá la segunda pero
esta novela habrá culminado su peregrinar. ¡Estoy
loco! ¡Estoy loco!

"—¿Cómo te
llamas?

—Uribe…

La persona no responde, sólo escucho
atónito murmullo mudo: Pwawhy[61]como si
nada culminara y mi ex novia aún me amara. Estoy solo y no
quiero morir, quiero…

Un instante de segundo que
retrocede…

ALFREDO VERA EN CÁRCEL DE PURGATORIO:

HAY SILENTE, hay cansancio, hay una Biblia, hay candor;
por fin, la crucifixión ha cedido al estudio: "No
quitarse la vida, no suicidarse, no matar", condiciones
básicas de un cristiano.

Alfredo no tiene pensamientos, sólo recuerdos,
pero están sesgados, ya que, está condolido por sus
actos. Hay un ángel y éste ángel habla
cadenciosamente:

—Quitarse la vida es un acto réprobo, tu
madre sufre, tus amigos sufren, la virtud del amar es Dios, la
veracidad del camino es amar la vida y la vida es para
consagrarse al trabajo y al estudio y al deporte y a la familia,
¿tú tenías familia?

—Sí.

—¿Eras enfermo mental?

—Sí, su señoría.

—¿Tuviste apoyo?

—Sí.

—¿Por qué te quitaste la
vida?

—Quería convertirme en poeta y no
pude.

El ángel piensa; Y la tristeza le
embarga.

—Los poetas han nacido para alabar a Dios, no para
cantar a Satanás. Los suicidas son…

El ángel habla secretamente, no reproduciremos
sus palabras por pundonor.

Los sueños son, literalmente, divinos, si hay
amor, esperanza y fe en nuestros corazones: las personas
deberían de trabajar seis horas y, el resto del tiempo,
dedicarlo a la admiración de sus familias… Yo
recuerdo a Mariela y, de su belleza, también recuerdo un
nombre: Alfredo, me lo indicó Uribe, una persona que, al
pasar conocí en el manicomio, Alfredo; Uribe,
¡gentes sin destino!, ¡desadaptados!

Hay que vivir la vida a "concho" y yo la viví
con Mariela, ¡diez años de castidad, recorriendo el
mundo!

¡Te amo, Mariela…!

¡Amo a Ruiz…!

¡Le amo con decoro…!

Estoy duchándome, esperando que, mi quimera,
se convierta en luz.

"—¡Los ángeles!, ¡los
ángeles!, ¡vístete!, a las doce en mi
camarote.

—De acuerdo…"

SON LAS doce de la noche y Mariela, en desnudez; Mariela
sonríe, Mariela es devota de…

Hay vastedad en el Caribe y, las olas son, de esmeralda:
hay que sonreír, los piratas ángeles duermen, la
navegación la concluye Dios.

—¿Nadie te vio?

—Nadie.

Me desnudo.

Nos abrazamos, sólo nos acariciamos pero somos
felices, hay que vivir la vida y vivir en felicidad. Mariela me
besa los labios y, acariciándola, soy feliz.

¿Qué será de nosotros?,
¿habrá amor en nuestras almas?, yo sospecho que
habremos de casarnos e, hijos, tendremos y la felicidad
será, pero, hay que amar en desliz ya que estamos
atrapados en un barco pirata.

Tengo deseos de "penetrar" a Mariela.

—¿Quieres?

—No, no, tengo miedo, cuando estemos
casados.

Hay que vivir la vida y vivirla esperanzadoramente:
¡Vivir y recomenzar en cada acto de amor!, ¡vivir
para que, fluya, el amor, en la totalidad de la experiencia!,
¡vivir en armonía!, ¡vivir en soledad! Yo amo
a Mariela y, su sagrado cuerpo, son esmeraldas que el barco
salpica en nuestros rostros. Habremos de amarnos siempre,
habremos de amar lo "insondable". Yo la deseo como mujer, yo la
deseo "penetrar" pero, Mariela se resiste, ¿qué
motivos tendrá?, ¿la maternidad?

—¡Mariela!, ¡te amo!

—No grites.

Mariela tiene el cabello corto y sus ojos almendrados
encierran caracolas que, en destello, yo procuro contener y
descontener al tiempo que, sus diminutos "senos" me sojuzgan y me
atormentan en el besar, yo me escondo en ellos y la felicidad es
abarcadora: Mariela, en desnudez; y yo, en desnudez,
tocándonos y besándonos y, en fusión,
culminamos al tiempos, que, las olas embisten con furor; el barco
se estremece y los ángeles duermen pensando en Dios; Hay
que vivir a escondidas el amor "sagrado" entre la piel y los
deseos del puma; hay que vivir a escondidas ya que, por regla,
entre piratas quien manda es el capitán; Y este
capitán adora la pulcritud y la beatitud.

Mariela me besa y se duerme, yo me visto, y, huyendo,
camino: Las estrellas son infinitas.

"Once de septiembre del 2001. Parque Matucana.
Alfredo Vera se quita la vida, un atentado terrorista, horrendo,
sacude el mundo civilizado, dos aviones estallan,
incrustándose, en las Torres Gemelas en Nueva York. Un
once de septiembre de 1973, Pinochet asesinó y
torturó personas inocentes que, en el socialismo
democrático creían. Salvador Allende fue ultimado y
Víctor Jara (un trovador), torturado y masacrado.
¡Dos once de septiembre!

Hay que vivir y no morir.

Hay que amar y no odiar.

Hay que vivir la vida en Cristo.

Hay que vivir la vida en
Yahvé.

Hay que vivir la vida en paz.

¡Satanás
existe…!

¡Tened cuidado!, que, en el Infierno, las
cadenas y la piedra candentes hieren por una
eternidad.

El asesinato está prohibido por
Dios…"

Me recuesto. Mariela es muy bella, tiene una curvas
preciosísimas, tengo la necesidad infinita de poseerla
pero, ella, yo no sé, ella se resiste, dilema,
¿no?, hay que vivir la vida ¿peregrinamente?,
¿hay que vivirla de manera ¿sesgada? Yo deseo vivir
la vida, deseo amar la vida, ¿qué deseas
tú?

Voy a escribir una carta, estoy en población
Victoria, ya han pasado diez años. Mariela me
abandonó, nunca fue mía, ¡me destrozó
el corazón! ¡Mariela!, ¡Mariela!

"Por el mundo fuimos…

Yo te conocí.

Preferiste la danza y vivir entre los "tuyos", entre
la gente de bien. Tus padres te enrostraron los diez años
vividos con Francisco. ¡Tus padres! Abogado, madre matrona.
De Vitacura. Comuna de ricos…

Yo te amé, Mariela; Y continúo
amándote. Siembre habré de amarte hasta que
muera…

Estoy muy enfermo. Tengo esquizofrenia; Y el temor
cunde entre mi madre. Estoy viviendo en población La
Victoria, ¡tú sabes!, al sur de Santiago pero hoy
volveré a Recoleta, a mi Dorsal, mi avenida de mi
niñez.

No tengo dinero, caminaré.

Quiero estudiar psicología. Ya culminé
la pedagogía pero tengo esquizofrenia. Los doctores me
ayudan pero la psiquiatría no comprende de ángeles
ni de arcángeles, sólo comprende de enfermedad. La
esquizofrenia ha destrozado mi vida, ¡cinco veces internado
he estado! He tenido alucinaciones horrendas. Que viajar en un
buque de piratas ángeles, que viajar a Madrid, que conocer
Europa, que vivir en Amazonía, que tener "sexo" por
el…

No quiero hablar, no quiero
recordad…

Mariela, yo sé que eres real, sé que
te amé, pero, el recuerdo es nulo.

Me despido.

Tuyo. Francisco".

La veracidad de la vida, la veracidad del destino, yo
estoy en población Victoria y la vida es terrible, hay
asesinatos por doquier y el tráfico de estupefacientes es
horrendo, los perros salvajes se comen a los carabineros y los
carabineros se comen la "basura" de la ciudad.

Población Victoria, estoy arrendando una pieza
pero huyo dejando mis pertenencias.

Hay una niña, tan hermosa, de unos
dieciséis años, de ojos verdes y cabello
castaño.

—María José me llamo.

Le agrado, me agrada pero huyo, huyo de mí mismo,
la esquizofrenia es mortal.

Tengo miedo de mí, miedo de morir en la
pobreza.

¿Qué será de Francisco?

La soledad es absoluta, la soledad es de abismo. Hay que
vivir.

María José se esfuma, es una tierna
niña que canturrea, tiene la mirada fiera ya que vive
entre "pungas", ¡Población Victoria!, aterrizaje
forzado de la delincuencia.

—NEVADO SOLIMANA.

—¿Dime? —Nevado Coropuna
pregunta.

—Quiero conocer Madrid, ¿cuándo
llegaremos?

—Lo ignoro.

—Nunca —dijo Mollendo—.
¡Nunca!

—Hay que vivir la vida. ¿Qué
piensas, tú, Francisco?

—Llegaremos, pero, tardíamente. Hay que
tener cuidado, los piratas son "duros", podrían
asesinarnos, hay que rezar y tener cuidados.
Yo…

—¡Francisco!, ¡Francisco!
—gritó Mariela—, buque petrolero
norteamericano a un kilómetro. Tened cuidado, habrá
emboscada… ¡Tengo miedo, Francisco!, ¡tengo
miedo!

LOS OCUPANTES del buque petrolero intentan defenderse,
pero todo intento es inútil.

Los ángeles atacan en bandada, los ángeles
son despiadados.

—Al abordaje.

Contemplo.

Todos los marineros prisioneros. Con bombas bombean el
petróleo. Los marineros en silencio. El buque es gigante,
hay soldados, han disparados; y los disparos, se han convertidos
en flores. Los soldados están siendo
torturados.

—¿No matarás?, ¿conoces este
mandamiento?

—¡Sí!, ¡Sí!

—¿No matarás…?

Acaba el abordaje con toneladas de crudo.

FUSTIGAMIENTO DE AVENIDA DORSAL:

YO CAMINO tranquilamente y una pandilla
conocidísima de calle Pando me persigue, quieren
asesinarme, porque, soy distinto. ¡Pando!,
¡asesinos!

Hay vida en mí, hay diversidad.

Los cuchillos, los "palos" con cadenas, el karate; la
virtud del extorsionador; hay que vivir la vida de la droga en
calle Pando.

¡Huyo…!

Intentan asesinarme, ¡guerrilla urbana!, me
defiendo, es de noche.

¡Huyo…!

Son más de diez los pandilleros.

¡Huyo…!

¿Qué será de Mariela?
Abandonado.

Yo amo la vida de los arrabales, calle Pando queda
lejísimo de avenida Dorsal, como a treinta minutos. Los
"canallas" de Pando son asesinos, hay tres que son musculosos
profesionales, son gigantescos, tengo pavor, huir es digno,
salvar la vida también.

No hay carabineros, es de noche. Recuerdo el
trópico, recuerdo a Mariela.

Yo estoy en su camarote, besándola:
Tres/tristes/tigres/se/aman/a/escondidas/de/Dios…

La virtud de amar.

Whüyahywz[62]como
wuina[63]en pwhühy[64]y es mi
virtud del amar, es mi sinfonía del
holocausto.

Hay/vida/en/las/manos/de/los/pandilleros./Hay/desolación.

Yo acaricio la muerte con sus defectos, le
bendigo… Estoy en el trópico, estoy en el hospital
psiquiátrico, estoy en población Victoria, estoy en
casa de mamá.

¿Qué será de
mí?

Abandonado como un barco que naufraga; la
posibilidad de vivir es nula: ¡Morir es triste en
castidad…!

Yo estoy desolado…

La noche es mi refugio, los pandilleros no han podido
asesinarme por unos centavos; los pandilleros quieren matarme por
un "pitillo", la vida es dura en Recoleta de Chile, la vida es
dura en el recuerdo, un instante de narración: estoy
observando un estallido colosal, un avión se incrusta en
un edificio gigantesco, ¡Las Torres Gemelas sucumben!,
estoy absorto, aterrado, ¿fin de mundo?, ¿fin de la
humanidad?, aterrado estoy y de muerte.

La vida es dura, la vida es irrealidad.

Hay vida en mí, hay recuerdos…

Huyo por avenida Dorsal, las prostitutas me saludan con
sus pañoletas, son "putas" de trece años; en una
plazoleta, dos lesbianas se besan; una pequeña, que
estudia en un colegio de monjas, pregunta a
papá:

—¿Qué hacen esas dos mujeres?
¡Es pecado!

Qué respuesta entregar, la vida es dura en este
madrigal.

Hay resurrección en la catástrofe, me
escondo, los pandilleros asesinan a un estudiante, le clavan un
puñal en el estómago, le roban las zapatillas, no
hay testigos, el "joven" muere desangrado, estoy aterrado, no hay
dolor más grande que la desolación: ¡Muerte
en Recoleta!, ¡muerte en los arrabales…!

Los carabineros no llegan, el occiso se pudre como un
perro, bebo leche y me duermo, estoy enfermo de poesía:
Aterrado/en/la/alteración/de/los/sentidos./Alterado/y/sin/acontecer./Muerto/en/vida./Pandilleros/de/Pando.

La vida es dura; Y, esta niña estudia en un
colegio de monjas. ¿Qué educación contempla?
En la plazoleta también hay marihuaneros, no es tarde,
aún la noche no ha llegado, son las tres de la tarde, los
pandilleros de Pando aún no han asesinado, no hay calma en
Recoleta, el Infierno es vida para avenida Dorsal.

—¡Papi!, ¡papi…!

Besarse, acariciarse, drogarse. ¿No hay
carabineros acaso?

Un joven asesinado, una niña "guadalupana"
violentada. La vida es dura en Santiago de Chile.

HAN PASADO tres años, el buque petrolero es
asediado, los ángeles piratas atacan con mandongas:
¡son ángeles!, nada puede detenerlos.

—¡Al ataque…!

Se perpetra un crimen.

Los marineros son maniatados. Hay que vivir la vida
salvajemente, hay que vivir la vida de piratas. Estamos ocultos
en la bodega, rezando, Mariela me abraza, los Nevado tiemblan,
Mollendo también. ¿Qué hacer?, nosotros
queremos llegar a Europa, no participar de vandalismo.
¡Madrid!, cuna de la civilización hispánica.
¡Madrid!

Hay que vivir la vida,
¡vivirla…!

Los piratas atacan; Y, en consecuencia con Dios, todo el
petróleo, es facturado por el teniente
ángel.

—Vosotros sois, asesinos… ¡Matadlos a
todos!

Los marineros tiemblan, los hacen dormir, nos alejamos.
Una cruz arde en el buque petrolero, una cruz
iridiscente.

—¡Camaradas! —gritó el teniente
ángel—, hemos cumplido un fin. Habrá comida
en Colón, a festejar. Que la Condesa dance.

Los ángeles aplauden. La niebla todo lo
embarga.

Población
la Victoria

PINOCHET ASESINÓ a niños y violentó
a niños: la vida era sagrada en tiempos de Allende pero,
los nazis norteamericanos, nos invadieron. Soy hijo de la
dictadura.

Estoy en población Victoria, escuchando
historias:

—Los "pacos" venían con tanquetas y
asesinaban, "los pacos reculiao"s asesinaron a mi marido".
¿De dónde eres tú?

—De Recoleta.

—Ah, ¿de la Pincoya?

—No, de avenida Dorsal.

—¿Del basurero?

—Sí, del basurero.

—Estuviste en Europa.

—Sí, diez años de viaje
—dije.

—En la época terrible —dijo una dama
de unos cien años—, mi marido nos defendió de
los allanamientos. A mi marido los torturaron por defender su
propia casa. Me querían violar los valientes soldados
chilenos. ¡Nazis!, como Jaime Guzmán:
¡nazis!

—Yo creo que Jaime Guzmán está
podrido en el infierno. Tenía una cara de
maricón.

—¡Maricón y nazi!

—Bien muerto está…

—¿Qué pensará Dios?
—pregunté.

—¿Dios?

—Yo soy atea.

Oh, Dios, qué
inclemencia…

AVENIDA DORSAL

Prostitutas de Trece Años

WHÜHWÜH[65]DE amistad
yhuhü[66]en amor: Yo estoy en avenida Dorsal,
hay un basural espantoso, gentes de Conchalí, esto es
Recoleta ahora, la democraciacristiana robó en Recoleta,
más hubo de venir la UDI; ¡Zánganos
hipócritas y corruptos!

De trece años son las niñas que se
prostituyen por un papel higiénico, yo estoy avergonzado,
la vida es un devenir de vida en vida: ¿qué
será de mí? Mariela me abandonó, se dedica a
dar clases de danza en el barrio Brasil. El padre le
asignó una mesada, fue virgen y ¿morirá
virgen?, lo ignoro, yo estoy muy mal. Regresamos de Europa, diez
años vagabundeando.

Me impresiona la crápula de los taxistas, por
quinientos pesos "sexo oral", son niñas de trece
años. ¿Qué edad tendré?, ya no lo
recuerdo. Soy amigo de Uribe, por casualidad fui a la biblioteca
pública y allí lo hallé, se acordó de
mí. Uribe está terriblemente enfermo, tiene hijos,
y el municipio le paga una porquería, lleva como veinte
años trabajando y es paupérrimo. Es un maestro de
la sobrevivencia. Me contó que ha estado encerrado cinco
veces. Le diagnosticaron bipolaridad, ¡imposible para un
institutano!, ahora está intentándose jubilar,
tiene una hija en una universidad privada, es abuelo, tiene
epilepsia sicótica por envenenamiento de
ginsen.

—Uribe.

—Hola, yo te conozco, pero, estás
cambiado, en el psiquiátrico en el 2001.

—Sí.

—¿Cómo te
llamas?

—Francisco.

—¿Te sientes bien?

—Sí, muy bien.

Conversamos sobre jazz, le agrada Miles Davis y John
Coltrane.

—¿Te agrada el jazz?

—Mucho.

—¿Escribes?

—Sí —dijo Uribe—, el jazz
es la música de los ángeles, a Dios le agrada el
jazz, tuve un sueño en donde el demonio y legiones de
"Arcángeles" traidores intentaban asesinar a Dios, yo
hablo con el Padre, pero, no le cuentes a nadie, el demonio me
envenenó con droga, con un péndulo me agarró
por el pescuezos, hasta una misa satánica hice cuando
vivía con un amor que tuve, con Sofía de la Luz de
Uribe, no nos casamos, pero como yo soy vasco judío, me
casé con ella, no me perdona, es que, le puse los cuernos
con una novia de la universidad que no me pude "comer" en la
juventud, Barros es su apellido, no como la folclorista
satánica de Raquel…

—¿Es "satánica"?

—Claro que es satánica… Ni
siquiera estudió. Me obsequió un crucifijo de
pepitas del huerto de Getsemaní y en una misa
satánica, la que te cuento, yo estaba totalmente loco, me
metí el crucifijo en el "culo…"

—¡Uribe!, vo" estai más loco que
la chucha…

—Vo" también…

Terminamos de conversar, no quise, preguntarle por
Raquel Barros Aldunate, la nazi de
América.

¡Raquel Barros!, al Infierno o al Pudridero
irá a parar.

Whwwerrwu[67]en
Sodoma.

Yo soy Francisco y, en Uribe, encontré un
amigo. Mariela me abandonó. Recuerdo a Vera;
¡Alfredo!, extrañamente se disparó en la
cabeza el 2001, yo no fui a su entierro, éramos conocidos,
yo estudié psicología y soy profesor básico,
conocí Europa y ahora estoy en
Chile…

Estoy recordando.

El funeral de Alfredo, según me contaron, fue
sencillo, en una Iglesia, murió casto. Nadie sabe el
motivo de su "acto", era poeta y amigo de Uribe. Lo enterraron en
el Cementerio Parque del Recuerdo. Uribe habló y
recitó un poema, se enojó enormemente y
gritó un improperio:

—¿Por qué se mató este
hueón?

Hasta la madre lo escuchó. Nadie dijo nada,
eran amigos.

Ahora, Alfredo, está en una cárcel,
según lo narrado por Uribe, leyendo poesía; en el
purgatorio está por hueón…

Las "putas" sólo tiene trece años, me
conocen, por papel higiénico y son muy bellas, aceptan
sólo "sexo oral" por la mitad de un euro…
¿La pobreza?, ¿no?

Yo no sé de mí. Estuve en
México, pero, fui sin Mariela, un psiquiatra americano me
indicó una estupidez, me dijo textualmente: "Nada tienes",
dejé los medicamentos y estuve terriblemente
esquizofrénico. Fui a la biblioteca y Uribe me
atendió muy bien.

—No como nada, sólo sandía, ya
que, mis venas se hincha… Uribe calló,
escuché murmurar, se volvió loco.

Uribe es amigo pero, qué raro, ahora
él también está loco, ¿qué
será?, ¿Recoleta?, será el Infierno vivo en
el tierra. La drogadicción es tremenda y los carteles
violentísimos, todos los días muere gente, se
ajusticias entre ellos pero nadie molesta a Uribe; porque,
está completamente loco. Ha estado cinco veces encerrado
en un manicomio, yo también, yo
también…

—¿Quieres "sexo oral"?

—Ya. Tengo cien pesos, bueno.

No pude aguantar, no tengo novia.

En el parque, ¿ya?, una niña de trece
años de unos ojos verdes imposibles de soportar,
duré un minuto, me santifiqué, pagué los
cien pesos y corrí como un loco a refugiarme en la
biblioteca.

—¡Quiero sandía!,
—grité—, ¡quiero
sandía!

Uribe me miró
incrédulo.

Le conté.

—¿Cien pesos?

—Sí.

—Oh, qué espanto.

—Yo te invito una
sandía.

—¿Tienes dinero?

—Sí, toma, mil pesos. Anda a la feria y
compra, en Zapadores, hoy es martes.

—Gracias, Uribe, gracias.

"Sí, que está loco, Francisco,
loquísimo, ¿dónde
vivirá…?"

—…Quiero un
sandía…

Me la comí; y mis venas fueron
felices…

Mar
Caribe

Mariela Danza

LA ESCLAVITUD de los ángeles es ingenua,
¡son ángeles!

La belleza de amar se superpone a la belleza de
cantar.

—Baila —murmuró un teniente—,
baila, Mariela, qué tienes las curvas más bellas
del Caribe, baila y sostente en tus pies de chilena acomodada,
¡danza!, hoy, al atardecer, atacaremos un buque mercante
con petróleo, habrá muertos, ya que los yanquis,
vienen con armamentos "pesado", pero tenemos que atacar, la
pobreza en Colón es tremenda, danza, Mariela
—murmuró un ángel con mirada
capciosa.

—Mariela —dijo un camarada de altura
indescriptible y de complexión maciza. El ángel
desaparece y se encorva. Yo estoy observando: el desaparecer es
aterrador, los ángeles dan miedo.

—¡Danza!

Mariela respira profundo, la inquietud de su
corazón es un refugio para mi alma, la quietud del
espíritu, la sentencia de las raíces, el hervor de
los árboles, la Nada, el Todo, Mariela decide
danzar.

—¿Danzar?, pero por
comida…

Me contempla, Mollendo está conmigo, me
satisfago: el dulce bienestar de los desposeídos, el
síndrome de danzar por pan, el síndrome de amarnos
a escondidas, el síndrome de la
desesperación.

—Tengo hambre, no puedo danzar.

—Aquí tienes un pedazo de pan.

Mariela come.

Nevado Ampato también tiene hambre, conductor de
tres, tuvo trece hijos, pero nada recuerda de aquello, un ojo
azul, de lentes, tendrá que observar a Mariela Ruiz con
devoración, porque, nada ha comido, ya que las
papas son para… ¿incógnita? Los
ángeles no comen, sólo ambrosía.

Nevado Ampato tiene más de setenta años y
es peruano.

Mariela comienza su danza.

Un pie en "ángelus" y, a la sazón, la
victoria es de Nevado Ampato y de Mollendo y de Nevado Coropuna y
de Nevado Solimana con su metro setenta, con su pelo blanco,
obtuso, también ojos azules pero un tanto
mentiroso.

"—¿Crees en los ángeles?

—No".

La danza en tremenda, energía pura, danzar para
Mariela por comida es fundamental. Yo contemplo desde mi
hacinamiento en el manicomio: 2001, la destrucción de las
Torres Gemelas, me ha provocado vértigo.

Wjvhz[68]wyhzzyv[69]yffgüh[70]wza[71]Yo
pretendí amar a Mariela Natalia Ruiz, en su danzar, como
si estallara el mundo; Y, el mundo, estallara en la
destrucción de las Torres Infructuosas.

Infructuoso es un concepto poético muy
complejo en castellano.

La vida es compleja; Y, el ángelus, me viene
a la mente, porque estoy completamente loco.
¡Esquizofrenia…!

Mariela danzó exquisitamente, como un ave
que, de la inanición, renace; danzó como una
mariposa, que, sus alas no han muerto aún; y cazada no ha
sido, ya que, Mariela es virgen y contempla el universo en la
vastedad del "ángelus". Yo estoy loco y la narrativa y la
contemplación de la destrucción de la caída
de las Torres Gemelas son sólo un instante de segundo en
"ángelus".

Tghu[72]

Mariela danzó; y los ángeles piratas
se conmovieron.

—¡Un buque! —gritaron—,
¡un buque!

El teniente coronel desenvainó su espada, los
cañones apuntaron, invisibles se volvieron, "al abordaje",
fue un instante de remordimiento, los soldados, esta vez,
degollados, y la tripulación asesinada, eran yanquis
nazis. Qué desangramiento más atroz. Yo no concibo,
no puedo narrar.

DIECISÉIS AÑOS tenía Mariela cuando
nos conocimos. Ella, de la aristocracia; yo, del pueblo.
¿Nacer?, ¿morir?, ¿vivir? ¿Hay vida
en mí? A pesar de las consecuencias: la vida no culmina en
un siquiátrico, culmina en un acto de heroicidad…
Nos escondimos con Mariela en su camarote, dos semanas
después de los asesinatos.

—¿Me amas?

—Puedo quedar embarazada, ¿ya?, quiero
casarme virgen.

—Nos besamos todo el cuerpo.

Besarnos, tocarnos, ¡vivir!, la complexión
de la textura de Mariela, besarle el "clítoris" y los
"senos"; besarle el "culito"; Ella me tocó hasta el
éxtasis; Sin embargo, no quiso besarme: "Hasta que estemos
casados".

Fue hermoso aquello, era de madrugada mientras la luna
contempla el desamor de los piratas, prohibido está
amarse, la prohibición es total.

—¿Qué hacen?

Estábamos desnudos.

—¡A la cárcel!

Mariela se vistió, nuestros quejidos nos
delataron.

A mí me amarraron a un mástil, a Mariela
la confinaron, ¡tres meses condoliéndonos!, los
piratas ángeles eran bestiales.

Habré de llorar.

MOLLENDO DESCRIBE A MARIELA

Sufrimiento

MARIELA LLORA desesperadamente, el dolor de parir, el
dolor de configurarnos en ternura.

—Yo estoy muerta en vida —dijo Mariela al
tiempo que se desgarraba el alma—, lloro por la libertad,
lloro por estar en Madrid, lloro por estar en Europa… Yo
no comprendo tanto sufrimiento, somos novios, yo quiero amar y
estoy decidida a amar, ¡soy virgen!, he conocido hombre,
por supuesto, a Francisco, le conozco perfectamente,
¿qué edad tendré?, más de
dieciséis, es eso cierto, llevamos más de tres
años vagabundeando, nos casaremos en Madrid, con el Rey
por testigo, ¡tengo hambre!, ¿qué sucede con
estos ángeles de mierda?, ¡me casaré
virgen!

Mi sufrimiento es de dolor impenetrable, los
barrotes de la cárcel me congelan el alma, yo creo en
Dios; pero, estos ángeles, son narcotraficantes, no hay
otro medio de llegar a Europa, ¡tres años navegando
con estos desgraciados!, es mucho, hay que escapar, pero,
¿cómo? Podríamos abalanzarnos en un buque
petrolero, pero los yanquis nos pueden acusar de contrabando.
Ahora estoy arrodillada pensado en Dios…

Llevo tres semanas encerrada. "Crimen y Castigo" he
recordado…

Llorando, pensando, ¿qué quiero de mi
vida?, ¿qué nazca un niño en un barco
pirata?, ¿un niño ángel? De ningún
modo, en Madrid tendré "sexo", pero no puedo, quiero
convertirme en danzarina profesional, ¡no!, ¡no!,
quiero que Francisco me bese el cuerpo, quiero orgasmos por
millar pero, estos ángeles, nos tienen secuestrados, hasta
los peruanos están hartos de Dios, pero, ¿por
qué?, ¿si yo soy tan cristiana?

Estoy llorando…

Recuerdo mi infancia: mi madre matrona, mi padre
abogado; En Vitacura nací y me crié en un colegio
de monjas, soy de signo cáncer. Tenía una gran
alberca y muchos árboles y un automóvil.
Venían a buscarme desde primero básico, me
agradaban las artes y la gimnasia, las matemáticas me
costaban, ¿el motivo?, ¡la danza!, estoy pensando,
estoy pensando…

Mollendo es quien recuerda mis pensamientos, ya que
Mollendo es mi confidente…

La luna es bella pero yo estoy encerrada, la
luna…

Toco los barrotes y pienso en mis padre,
escapé, qué pensarán de mí,
¿me habrán buscado?, dejé una nota, "estoy
enamorada, escapo de la civilización para conocer el
amor".

Mis padres han puesto una recompensa. Francisco
cuesta mucho dinero… ¡Francisco!, mi
amado…

Llevo tres meses encerrada, ya no soporto
más. Sólo me dan agua y pan, estoy en los huesos.
¿Qué será de Francisco?,
¿estará vivo?

Llueve torrencialmente, sólo sé que
está amarrado a un poste del buque; y que le golpean con
látigos; nos sorprendieron besándonos al
revés.

Qué estúpidos son estos
ángeles. Besarse es lo más hermoso de este mundo.
Qué rico es besarse. Aunque me encierren por mil
años, a escondidas me besaré con Francisco. Le amo
a morir.

—Mollendo, ¡sácame de
aquí!

Mariela se precipita en su propia tristeza, ya no
podrá danzar por meses, tendrá que comer carne y
verduras, está delgadísima; Y, el sufrimiento, es
atroz. La vida de nuestra danzarina es padecimiento.
¿Qué narrar? Mariela se esfuma; Y del esfumado,
habremos de hallar huesos y un danzar nacido en el barrio de
Vitacura, con nana y transporte escolar en un colegio de monjas
de alcurnia y de costo elevadísimo; Mariela huye de
sí misma, ya que amar a Francisco, es vital para su
sobrevivir; Mariela se rasca la nariz; y palideciendo
grita:

—¡No creo en Dios!, ¡No creo en
Dios…!

Dostoievski se acrecienta, Dostoievski es
sabiduría, Dostoievski es realismo religioso
histórico. Yo me pregunto, ahora que Mariela está
en una celda, ¿qué significado tiene ser peruano en
este mundo de globalización? ¿Ser chileno
también?

Mariela sufre horror, yo me escondo entre las ratas para
contemplarla, ella me habrá de contar sus pensamientos y
yo habré de convertirme en confidente de Francisco,
¡resistan, hijos de América latina!,
¡resistan!

La virtud del amor no es la virtud de amar: Francisco
lleva tres meses atado a un mástil, sólo pan y
agua, con un látigo le dan al tiempo, que la sagrada
Biblia le leen.

—¿Te quieres casar?

—Sí.

—¿Mariela es virgen?

—Sí.

—No, ya no es virgen.

—Es virgen, nunca la he penetrado.

—No es virgen, no han consumado el amor en
totalidad, no podrá casarse de blanco.

—¡Es virgen!, ¡es virgen!, nunca la he
"penetrado" por la vagina.

—¿Y por el "culito"?

—Sí, sí, soy un degenerado,
¡matadme…!

—No te habremos de matar, te habremos de
castigar.

—¿Por el "culito"? Oh, qué
espanto…

A la deriva estoy, pensando en Perú. Soy
Mollendo, de un escobazo mate a mi madre, soy bipolar; En
América todos estamos locos pero, mi padre era rumano.
¡Soy Mollendo!, ¡soy Mollendo!, y soy testigo de la
tortura infringida a Francisco y el enclaustramiento perverso
provocado en Mariela. ¡Escape!, no hay otra
opción.

A la deriva estamos. Un barco petrolero a la vista, los
ángeles piratas se aprestan a cortar cabezas y desmembrar
marinos, llevamos alrededor de un año en el Mar Caribe,
corto las amarras que atan a Francisco al mástil mayor.
"Silencio", indico. Con una ganzúa, abro la puerta en
donde Mariela muere de hambre, los Nevado tiene tenedores y
cuchillos, estamos decididos al asesinato, "¡Matad
ángeles!", grito en medio de una atroz batalla entre
degenerados ángeles y marinos degollados.

Desembarcamos un bote, y, entre el humo de los
cañonazos, nos dirigimos hacia mar adentro, llevamos
comestibles y cañas de pescar que los Nevado han robado,
también llevamos cuchillos de gran envergadura con lo que
los Nevado pelaban patatas.

El bote está colmado de papas doradas.
¿Cómo?, ¿de qué modo? Un saco
había y este saco fue llevado por Nevado
Solimana.

—Escapemos, escapemos…

Mariela murmura.

El bote tiene motor. Huir por el Mar Caribe durante dos
semanas. ¿Europa nos habrá de recibir? Nevado
Ampato fue conductor de tren, lidera el motorcito del bote. Los
ángeles esta vez han perdido la batalla, todos han
muerto…

Bogar por el Atlántico en verano.

Bogar…

Bogar…

Atlántico de mi esperanza.

Atlántico y bogar…

Ya se han acabado las papas. ¿Moriremos de
hambre? Tengo una sed tremenda. Soy…

PESQUERO

España

PONTEVEDRA ES nuestro refugio.

Madrid

Sudacas

NOS CONDENAN a una cárcel por tres semanas, nos
dan libertad, ropa y trabajo, arrendamos una habitación,
una cama para Mariela, yo duermo en un colchón, los
peruanos en sacos de dormir.

El trabajo es deshonroso, de barrenderos, hay que
trabajar. Desembarcamos como "sudacas", en Madrid no nos quieren,
en la cárcel nos golpearon, yo no pude dormir durante toda
una noche, palparon mi vientre: "No soy drogadicto", dije. "A
callar". Qué humillación. Nos salvamos, eso
sí, de la muerte. Bogamos desde Colón hasta
España con la bendición de Dios. Un polizonte
intentó robarme un gorro nerudiano, le miré
intensamente, "soy chileno", dije, el polizonte tuvo miedo. Tres
meses encerrados, a los peruanos les martirizaron al
máximo: "No queremos cholos". Los madrileños son
bajitos y de pelo negro. "No somos cholos, somos peruanos".
"Identificación". "No tenemos". "¿Son
contrabandistas?" "Somos viajeros". Fue dura la lucha. Mollendo
fue ofendido por un holandés, Mollendo tuvo que defenderse
a sable, las cárceles de Madrid son una
"pudrición".

Nos conseguimos trabajo, Mariela danza en una catedral,
ignoro el nombre, yo tenía identificación,
compramos ropa, los Nevado, yo no sé cómo,
trabajan, Mollendo acompaña a Mariela, semidesnuda danza;
qué danzar tan maravilloso; las personas dan "euros" y con
los "euros" queremos arrendar una departamento, necesitamos un
mes de garantía. Ya tenemos el dinero, hoy dormiré
con Mariela, hoy tendremos "sexo"; sólo besándonos
por supuesto.

Me agradan los nombres de las calles; me recuerdan el
poemario de Neruda de Tercera Residencia: Museo del Prado, Museo
Thyssen-Bornemisza, Museo Nacional Centro de Arte Reina
Sofía.

Me agrada Madrid, pero, eso de "sudaca" no me agrada. Ya
me he trenzado a golpe con varios pelafustanes: "Yo soy chileno,
soy de la tierra de Neruda y de Gabriela Mistral". Tengo buenas
manos y buenos reflejos. ¿Por qué nos
denostarán? La gente civilizada no, los barrenderos
sí.

No sé en qué trabajar, lustrando zapatos
no se puede, está prohibido, tampoco puedo dedicarme a
proteger a Mariela, tengo que ganar dinero, hay que pagar la luz,
el agua, el gas, la comida; tengo que barrer todo el día,
ya estoy cansado, son ocho horas en una maquinita. "¿Sabes
conducir?" "No", dije, "te dedicas de barrendero", dijeron los
policías.

Hay que barrer, no hay polvo, la ciudad es muy limpia,
yo trabajo en los suburbios, el Madrid el clima es bastante duro,
hace calor o hace frío, como en Santiago de Chile.
¿Cuánto tiempo estaremos aquí?, no
sé… Hoy haré el "amor", estoy convencido de
que Mariela perderá el conocimiento y mía,
mía será.

Hay situaciones que no comprendo, el arrestarnos.
Llegamos a Madrid muy mal vestidos, ahora parecemos personas.
Contamos nuestra historia pero no creyeron:

—Somos viajeros, estamos recorriendo el mundo
—dijo Mollendo con sonrisa tranquila.

El policía le pegó con un palo.

Se desmayó Mollendo.

—No somos narcotraficantes —murmuró
Nevado Ampato— estamos muertos de hambre.

Mariela se desmayó y yo también. No
recuerdo mucho, fue sufrir y sufrir, la cuna del idioma pero fue
sufrir y sufrir.

En la cárcel tuve un colapso: Me desmayé
durante una semana, recuerdo perfectamente lo acaecido: "Un
ángel me mostraba el camino del bien y del mal. Me
proyectaba a futuro: en una biblioteca desconocida para
mí; conversando con el bibliotecario. Recuerdo el nombre
de un muchacho: Alfredo Vera. Muerto, yo no sé
cómo, en el 2001, en septiembre, hay situaciones que son
enigmáticas, ¡suicidio!, y la destrucción de
las Torres Gemelas, esto es imposible, me digo, llevamos mucho
tiempo de vagabundear
. Alfredo Vera está en el
Purgatorio, leyendo poesía religiosa, Alfredo es un tipo
delicado de aspecto, de pelo negro, bajito y delgado, muy joven,
unos quince años, tiene una vos suave, yo estoy
contemplándole, pero estoy en "coma" en la
enfermería. Me mira y sonríe. "Uribe está
condenado al Infierno por sus pecados". Yo me horrorizo ya que no
conozco a ningún Uribe, pero, hay algo raro en la
visión. Me veo a mí mismo en Santiago de Chile
después de diez años de vagabundear, sin mis
camaradas y sin Mariela.

¡2001!

—¡Mira…!

—¡Un avión!

¡2001!

—¡Mira!

¡Otro avión!

—¿Eres Uribe?

—Mi amigo se
suicidó…

Trabajo de barrendero y hoy habrá
"sexo".

MARIELA

ES DANZARINA y le va bastante bien. Mollendo contempla y
Mollendo describe.

—Hay que danzar —dice ella— con
fuerza, con destreza, hace calor, me vestiré
sugestivamente, soy muy bella, ahora vivimos en un departamento,
yo gano bastantes "euros" y Mollendo me protege,
¿qué piensas tú de mi danza? —Ruiz
pregunta a un turista.

—Es muy bella, ¿de dónde
eres?

—Soy sudamericana, de Chile.

—Ah, qué es Chile —el turista habla
en inglés.

—Chile es el país de Neruda.

—Me agrada la poesía y "Canto General",
premio Nobel, ¿no?

—Muy cierto.

—Hablas inglés muy bien.

—Gracias. ¿Eres
británico?

—Sí. Danza por favor…

Danzar para Mariela es vivir en tranquilidad, es
colapsar con los sentidos en barlovento: un pie que gira, una
rodilla en los aires, su figura hermosísima, es realmente
bella.

Estoy danzando y ya no estoy en la cárcel,
tengo visa de trabajo, hablamos en el consulado, yo no, porque
mis padres me buscan. Yo quiero sólo bailar y estoy
bailando para un británico y sin cónyuge, supongo,
y para unos madrileños cabezas negras.

¿Qué haré?

Danzar, eso es todo;
¡danzar…!

DANZAR EN la "cama" me conmueve pero, yo soy virgen,
remotamente recuerdo, ¡pero!, ¡qué recordar!,
¿el Amazonas?, yo soy virgen, hoy habrá danza del
vientre…

Yo hablo ángelus porque tengo esquizofrenia,
hablo incoherencias pero que son sagradas:
Wqhwqup[73]znyüío[74]zzzpwwh[75]y
yo deseo ternura. Yo no puedo comprender la locura de vivir,
estoy absorto contemplando el abismo de la vida, estoy en el
pensamiento de Mariela, no había playa, nos lanzamos
cómo pudimos, medio ahogados, buscando con
desesperación Europa, es un viaje de regreso,
después caminando llegamos a Madrid, ahora estoy teniendo
"sexo" a la manera de Mariela, sólo besándonos el
cuerpo, es grato, yo creo ahora en Dios pero no en lo
ángeles piratas… ¡Creo! Mariela
también.

—Casémonos.

—No, en tierra extranjera, no —dijo Mariela
con el torso completamente besado por mí.

—Casémonos ante la mirada de
Dios.

—Pero, si ya estamos casados. Pero no quiero
perder la virginidad. No quiero quedar embarazada.

—¿Y por el "culito"?

—No seas degenerado

Pensé en el Amazonas. ¿Droga?,
¿fábula?, ¿tal vez mis pensamientos no
tuvieron comprensión alguna?

—Te necesito.

—Ven, yo te hago acabar.

—Te necesito "penetrar".

—No podemos.

—Por favor, ya llevamos muchos años de
pololeo. Casémonos.

—No podemos, estamos en Madrid.

—Yo estoy enamorado.

—Yo también.

La paz se complementa con la dicha, era domingo, tuve
necesidad de rezar, un ángel se apareció entonces,
tuve mucho miedo, Mariela no lo vio, era un ángel
bellísimo.

—Tú estás enfermo —me
dijo—, tú estás en un sanatorio de Santiago
de Chile.

Estoy observando la desnudez de Francisco, es bello
pero no tanto, es gentil, me respeta, nos acariciamos, él
me besa, yo no a él; bueno, su "sexo", cuando nos casemos
tal vez; tengo miedo, se cuentan muchas historias del "sexo"
masculino, yo estudié en un colegió de monjas muy
estricto, conocí la "sexualidad" a los dieciséis
años pero no la "penetración". Francisco
está en silencio, sonriendo, mis manos están
crispadas, la resistencia de Francisco es enorme. Me agrada tener
"sexo" en Madrid.

—¿Quieres más?

—Bueno.

—Te voy a besar el "culito" y después me lo
besas tú a mí.

Una vergüenza tremenda, no quiero recordar, me
agradó y punto, no soy "maricón", Mariela fue mi
hembra por diez años.

—Tú estás equivocado —dije al
ángel—, yo estoy en Madrid.

El ángel sonrió y se
desvaneció.

MI LENGUA da cosquilla, el sabor es agrio, es un
juego nada más…

BAJAMOS A cenar, Mollendo está conversando sobre
política latinoamericana. Los Nevado escuchan. Es tarde,
hemos estado todo el día recostados, en desnudez. Buen
clima el de Madrid.

—¿Huevos? —pregunta
Mollendo.

—Huevos, sí, claro —responde
Mariela.

—¿Qué hacían? —pregunta
Nevado Solimana.

—Dormir.

—Pero si se quejaron todo el día
—ríe Nevado Ampato.

—Bueno, ¡"sexo"!, ¡"sexo"!

Todos ríen de buena gana, todos saben que Mariela
no me permite la "penetración".

—¿Qué piensas tú de Europa?
—me pregunta Mollendo.

—Madrid es preciosa. Realmente nos metieron presos
por "sudacas", llegar a la capital de España como
vagabundos, no se puede, no me agrada el trabajo que tengo, pero
ya tenemos departamento y cada uno en su pieza. Cada uno con
trabajo, hasta Mollendo de vigilante de Mariela. Ganamos
bastante, podríamos quedarnos un buen tiempo y de
allí partir a París, pero bien vestidos,
deberíamos juntar dinero, abramos una cuenta bancaria a
nombre de Mariela, ella proviene de una familia millonaria y es
honesta, sé que Latinoamérica es un asco, pero hay
que conocer París, Berlín y Roma; y de allí
nos regresamos, ya que, yo quiero casarme con Mariela y culminar
mis estudios, ¿les parece?

—¿Una cuenta bancaria?

—Sí.

—Me parece —responde Mollendo.

—Nosotros también estamos de acuerdo
—dijo Nevado Solimana.

—Sí —a mí nombre—, para
que nos digan "sudacas" en Madrid.

—Yo tengo ganas de robar —dijo
Coropuna—, fui policía, ahora me puedo bañar,
en Perú no podía, era muy pobre. Fui delincuente y,
bueno, ya saben…

—No robes, ¿ya?, son demasiados
años.

—Bueno, bueno, no lo haré, por conocer
París vestido de etiqueta.

Todos ríen, menos Mollendo.

—¿Qué te sucede? —le
pregunto.

—No, nada.

…La lengua por la "ranura", la lengua en el
"culito" de Francisco, yo deseo que me "penetre", mis padres
jamás consentirán en mi matrimonio, pero, quiero
casarme de blanco, no inmaculada, ya no lo estoy, pero sí
virgen. ¿Qué motivos serán?, lo
ignoro… Francisco besa mi "vagina", los orgasmos son
extraordinarios, nunca había besado su "culito", hule a
esencias, me agrada… ¡Estoy pensando!, ¡Estoy
pensando!, mientras conversamos.

MOLLENDO: LA política de Latinoamérica es
asquerosa, ¡latifundistas!, ¡politiqueros!, yo no
sé, qué se puede esperar de ¿España?
Hay mucha belleza aquí, los museos, las catedrales, la
gente, pero, España conquistó América y
América es un desastre, yo me pregunto, ¿hasta
dónde? La situación es caótica, Cuba es una
dictadura, la riqueza en América, de su tierra, es
fenomenal, pero, el pueblo vive en la miseria, ¡las
favelas!, el aturdimiento de su gente, la drogadicción, la
guerrilla y los militares en Colombia, la pobreza en
Colón, ¿qué será de nosotros,
aquí, en Madrid? Tengo tantas preguntas pero no hay
respuestas.

Nevado Solimana: La nostalgia del Perú me tiene
crispada el alma, yo no comprendo tanta belleza en Madrid, yo
también soy barrendero, recolector de hojas en los parques
y gano tanto dinero como un ingeniero y podemos arrendar un
departamento que es bellísimo… En Perú, la
pobreza es tremenda…

Nevado Coropuna: No es solamente la pobreza, es el
mestizaje que no ha cumplido con Occidente. Yo fui
policía, la corrupción en Perú es tremenda,
hay riqueza pero para los políticos y para los
empresarios, para nadie más.

Hay que vivir la vida, me digo, soportar la inclemencia
de la falta de oportunidades, estamos en viaje, conociendo el
mundo; Y, la desigualdad social, es tremenda… En Chile,
hay mucha riqueza, pero la gente gana muy poco salario,
sólo los profesionales ganan bien, ¡el cobre!, la
riqueza del país, "sudacas" nos llaman aquí en
Madrid, pero, nos somos "sudacas", somos personas.
¿Qué será de nosotros? Yo no comprendo la
desigualdad social que hay en mi país, pero, hay
desigualdad y mucha. La democracia está protegida por los
militares y los militares son de derecha.

Mariela está en silencio, sus padres son
"acomodados", ella es rebelde, ha escapado de casa para conocer
Europa y América. Estamos en Madrid; ¿y?

Nevado Ampato: Yo mido un metro noventa y me llaman
"sudaca".

—No te preocupes —digo—, los
castellanos son estúpidos.

Vivir la vida es vivir el factor del orden en una
consecuencia espiritual: Yo barro las calles y gano buen dinero,
me levanto temprano, hoy es domingo y es bastante tarde, hay que
dormir.

Mariela está en silencio.

—¿Vamos?

—Bueno.

Dormimos en la misma habitación.

Hay que buscarse una "hembra" que quiera ser
"penetrada".

Yo busco la vida en la totalidad del ser; Y, esta
totalidad, es Mariela.

—¿Qué piensas?

—Nada.

—¿Piensas en la pobreza?

—Sí. Yo quiero ser bailarina y estoy
danzando.

—Qué bueno.

—Mollendo me protege. Ganamos bastante.

La vida es una ilusión, la vida nos convierte en
títeres del trabajo, la vida tiene sus matices, la vida es
progresar y vivir esperanzadoramente.

Mariela se duerme y yo también.

Lunes: desayuno, ducha, trabajo, barrer las calles.
Mariela danza al tiempo que Madrid despierta. Mariela danza,
siempre soñó con danzar. Mariela es bella, es
sutil, es…

—"Sudaca" —me dijo un
niño.

Me dio mucha rabia.

—¿Qué deseas?

—¿De dónde eres?

—Yo soy profesor y estudio psicología, no
soy "sudaca", hablo castellano.

Barriendo las calles, contemplando el sol, en una
maquinita. Hay que vivir la vida y sumergirse en la vida
misma.

Un niño ofende y la ofensa es para un
continente. Yo estoy pensando y suplicando. Hay un ángel,
el mismo, me habla:

—¿Tienes
comprensión?

—Sí, no nos quieren en
Madrid.

El ángel se desvanece.

La vida es perentoria; Y, de esta realidad, hay vida.
¿Qué es lo que sucede? Hay un ángel en mi
vida y este ángel es vida. ¿La esperanza?
¿Qué será de mí?

Llega la hora de comer, la maquinita barrendera tiene un
desperfecto, hay que arreglarla, llamo por teléfono, legan
los técnico, es el motor, me como un emparedado y una
leche, arreglan la maquinita y continúo trabajando, lunes,
es bastante tarde, vuelvo a casa, Mariela no está,
solamente Solimana.

—¿Qué sucede?

—Un niño me insultó.

—¿Un niño?

—¿Qué sucedió?

—Me dijeron "sudaca".

—Qué extraño que nos insulten si
somos hermanos.

—No comprenden.

—Así es.

—Habrá que marchar pronto.

—Tenemos que juntar dinero.

—¿Cuánto?

—No sé, París es caro. Hay que
juntar dinero.

La vida se conecta con la vida, y los disturbios son,
éxtasis, para el paralítico.

—Sí, es muy caro.

ALFREDO VERA

Purgatorio

PENSAR EN lo insólito, pensar en la vida,
¿de qué modo se quitó la vida Alfredo Vera?,
yo no comprendo. Amar a Dios. Alfredo asistía a la Iglesia
Católica, era poeta, casto y contemplativo. Caminaba con
Uribe siempre, iba a su casa y cantaba pésimamente,
entró a la universidad, al Conservatorio, y le echaron, no
duró un año, pobre de él, debido de estudiar
para profesor primario, pero era terco; ahora está en el
Purgatorio purgando sus pecados. Era muy puro.

—Hay que contemplar la realidad. Mira esas casas,
son tan pobres —dijo.

—Yo no observo la realidad ya que soy poeta
—dijo Uribe—, los poetas contemplamos nuestra
interioridad.

Hubo una discusión sobre
poética.

Uribe vivía en Recoleta, estaba casado,
vivía en una choza con su cónyuge y con una
hija.

—Hay que ser muy valiente para convertirse en
poeta.

Alfredo piensa:

Qué horripilante
pobreza…

La sutil realidad del Purgatorio; es temprano, no hay
ángeles con sus togas y con sus palos. Alfredo está
en su habitación, vestido de toga también, le han
golpeado mucho, la pregunta es recurrente:

—¿Por qué te quitaste la
vida?

—Es que, quería convertirme en poeta y no
pude. Uribe es un maestro, él pudo, no yo. Me
ofendió. Yo le pregunté en un recital de
poesía, ¿cuándo sería como
él?; Y, arrogante, con el sombrero nerudiano, me dijo:
"nunca", él tuvo la culpa, a él enjuicien; me
compré un arma en la Chimba y me disparé, no
quería, pero me frustré, culpen a Uribe, no a
mí.

Los ángeles le dejan caer un garrote.

—Uribe te consideraba su mejor amigo.

Le golpean hasta desmayarlo.

Qué horripilante pobreza…
—piensa Alfredo.

—Aquí vivo de allegado. Estoy juntando
dinero para comprarme una casa. Si me la compro te invito para
que toquemos la guitarra, yo sé cantar, ¿y
tú?

Alfredo no responde.

Una niña jugaba.

—Ella es Casandra, mi hija.

Qué horripilante
pobreza…

La sanidad mental nace de la vida misma: este Purgatorio
es para Alfredo.

Abren la puerta de su celda, Alfredo tiene miedo, un
ángel bastante alto con porra le habla, Alfredo responde
verdad tras verdad, no miente, sin embargo, el ángel le
golpea hasta desmayarlo.

—Esto te pasa por dejar a tu madre en soledad,
¡estúpido!

El Purgatorio huele a peste pero la celda de Alfredo
huele a santidad.

La vida tiene su complejidad.

Alfredo fue un niño triste, sin padre, se
quitó la vida un once de septiembre del 2001, qué
horror causó en sus amigos. Uribe lloró
amargamente.

El ángel cierra la puerta de la celda, Alfredo
está desmayado.

Quiero ser poeta, asisto a un taller literario, ya
llevo varios años, en la biblioteca de Recoleta, me
agrada, son los martes. Yo con Uribe lo inventamos, él no
quería, tenía cierto temor por los jóvenes,
él ya tenía un taller para ancianas, editó
tres libros, en la Casa de la Cultura trabajaba Uribe, pero
ganaba una miseria; su casa está muy limpia pero es una
pieza de madera con tres ambientes, no vive en una casa, vive en
una choza. Qué terrible pobreza.

Mi padre es micrero o empresario del transporte. Le
busqué y le hallé ahora de grande, tengo bastantes
años y soy célibe, admiro a los poetas, quiero ser
poeta. Entré a la universidad, al Conservatorio pero no
pude, malas notas, me agradó tocar el piano pero no pude,
no tengo capacidad musical, Uribe conversó conmigo pero,
no le hice caso, harto que me costó entrar en la
universidad; ahora estoy tumbado, desangrándome, todos los
días me golpean, abandoné a mi madre; Y mi madre
está en soledad, qué terrible, no pude evitarlo, me
frustré demasiado. "¿Cuándo seré como
tú?", "nunca", respondió Uribe.

Un maestro no maltrata a sus alumnos. Pena de
Infierno para él; eso grito a veces cuando me no me
desmayo.

Qué horripilante pobreza,
pienso…

BARRIENDO LAS CALLES DE MADRID

LAS MUJERES son hermosas y las calle límpidas:
Palacio del Senado brillando con su espíritu de Madrid, la
calle Encarnación que no conozco pero que barro, yo camino
por calle Bailén y más tarde por calle Bola,
barriendo por calle Fomento, también por calle Guillermo
Rolland, es tan seguro todo, con la cabeza negra de los
castellanos. Yo estoy loco porque estoy recordando, me cambiaron
la ruta, ya no más a los suburbios, en fin, la vida es
así.

La barredora se precipita donde se esconden las personas
que me contemplan y no comprenden que, barrer y la limpieza, es
de vivir en tranquilidad; la barredora es una orilladora y es
máquina que limpia nuestras conciencias de emigrantes; Yo
no soy un emigrante, soy o fui un viajero oculto entre las aspas
de la maquinita barredora.

¡Calle Arrieta!

—Hora de almorzar —me llaman por
teléfono.

Miro mi reloj, dos de la tarde, hemos pensado en
festejar en restaurantes: Abacería de la Villa,
pequeño, en calle Segovia; Adriana, restaurante italiano;
Al Fanus, Metro: Cruz de Mayo; Al Natural, Metro: Blanco de
España, restaurante vegetariano, costoso, pero
recomendable, a este iremos, sin dinero a pedir limosna,
qué espanto, "hora de almorzar".

Las verduras son exquisitas, me agradan los porotos, el
ají, las cebollas, el tomate, el repollo, las zanahorias,
¿qué extraño que un restaurante naturista
sea costoso?, ¡fuimos!, ¿o no fuimos?, estamos en
día laboral, habrá que decir, no hay dinero, pero
paseamos, Mariela danzó y ganó dinero, yo
lustré zapatos y gané dinero, los Nevado cantaron y
Mollendo silbó, todos trabajamos y ganamos dinero para
viajar a París.

Hay que vivir la vida y vivirla bien, yo vivo la vida y
tengo necesidad de vivir. ¿Qué es la
vida?

Un niño me ha llamado "sudaca", yo le he
contemplado, ¿qué hacer?

—Hora de almuerzo…

Yo viví la inclemencia del sol, barriendo las
calles de Madrid, y los domingos y sábados lustrando
zapatos en los restaurantes. Juntamos mucho dinero.
¿Qué hacer?, comprarnos un automóvil, o
arrendar una casa o un castillo, no, no, tanto dinero no, mucho
para un viajero.

Hablé con una persona. Conversamos sobre
política. No quiero reproducir la conversación.
Madrid es muy bello, lo conocí barriendo y por las noches
acariciando a Mariela. Llevamos mucho tiempo, yo llevo la
contabilidad, me agrada. No se puede retroceder pero se puede
barrer las calles con prontitud.

¡Barrer!, ¡Barrer!,
¡barrer!

Yo viví trabajando, almorcé un emparedado,
tenía mucha hambre, estaba lleno de polvo, la persona
conversó conmigo.

—Soy de Chile.

—¿Qué es Chile?

Me frustré. ¿Qué pensar?, la vida
es dura. Nadie conoce Chile.

—En mi país —dije—, los
zánganos gobiernan, la gente muere joven, los hombres a
los setenta, se trabaja toda la vida, juntas dinero toda la vida
¿y para qué?, para morir… Yo no quiero eso
para mí, llevo cinco años conociendo América
y ahora estamos en Madrid, más tarde iremos a
París… ¡Chile!, es un país de
sátrapas, de pinochetistas, de gente de ultra derecha, de
gente asquerosa.

—Qué mal.

Se esfuma la vida en un vendaval de vida: yo estoy
observando, y de esta observación, nace una
conversación. ¿Qué es lo que sucede?,
¿morir?, yo no comprendo la realidad, estoy
ciego.

—LA VIDA —dije a un compañero de
trabajo de origen africano— es dura también
aquí en Europa, ¿te sientes
discriminado?

—No, me acostumbré, soy negro, tengo
trabajo barriendo las calles.

—¿Tienes familia?

—No, vivo solo, tengo una novia pero es
"prostituta".

Me espanté. Callé, no quise continuar
hablando.

Me subí a mi máquina de barrer y
comencé a limpiar las calles de Madrid, por los suburbios,
después por el centro pero de madrugada. Harto que me
cuesta trabajar, los Nevado están en la
construcción ahora.

Hay que vivir la vida, vivirla con esperanza. Un
ángel aparece de conductor de carro policial, me detiene,
pide mis papeles, es un ángel porque huele a
ángel.

—¿Usted es un ángel?

—No, soy un policía.

Me llevan al manicomio. Me encierran. Mariela nada sabe
de mí. Me realizan exámenes.

—¿Usted es
esquizofrénico?

—No sé.

—Ve ángeles.

—Claro, hablo también con ellos.

—¿Ha recibido golpes en la
cabeza?

—En Medellín.

—Usted tiene esquizofrenia.

Un mes encerrado. Mariela está desesperada. Me ve
llegar. Lloro.

—¿Qué te sucedió?
—preguntó Mollendo.

—Tengo esquizofrenia, ahora barreré las
calles con una escoba.

Los golpes de la vida nos conducen a la desesperanza. Me
quiero morir. ¿Alucino?

Tierra de nadie, tierra de desesperanza.

—He perdido la fe —dije—,
¿estuvimos con ángeles piratas?

—Todos callan, hasta Mariela.

PURGATORIO

ALFREDO ESTÁ sentado en su cama, adormilado;
piensa en su madre pero su madre está "muerta". El Nuevo
Testamento está leyendo, en castellano. Los ángeles
hablan ángelus pero a Vera le hablan en castellano.
Alfredo tiene tristeza, ya lleva bastante tiempo, más de
cien años, no ha envejecido, sólo tiene
tristeza.

Vivir la vida para Alfredo es vivir la incógnita,
ha leído el Nuevo Testamento mil veces y tiene que
continuar; Los ángeles así lo desean. ¿Por
qué se mató?, ¿por qué se
quitó la vida? Alfredo inventa poemas, hermosos; A los
ángeles les agrada que Alfredo los recite, no tiene papel,
en el Paraíso hay lápiz y papel y se leen muchos
libros; y se escriben también historias bellísimas
de "realismo religioso". Alfredo está triste, la pregunta
no es sencilla, la pregunta es metafísica.

Un ángel entra:

—¿Qué tienes?

—Ha pasado mucho tiempo, creo, y la vida
¿continúa?, ¿allá en la tierra?,
¿dónde estoy?, siempre pregunto lo mismo, tengo un
poco de terror, ¿por qué me habré
suicidado?, ya no tengo certeza, estoy confundido.

—Tú confesaste hace más de cien
años.

—¡Cien años! —interrumpe
Alfredo—, ¡estoy muerto!, ¡estoy muerto!, dadme
amparo.

Alfredo se desmaya.

La habitación no apesta a maldad. Alfredo vive el
martirio del Purgatorio de los "suicidas". Tened cuidado, la vida
continúa después de la muerte.

—Alfredo se desmayó —dice un
ángel.

—Tengo mucha tristeza por este joven.

—¿Qué edad tenía?

—Un poco más de veinte…

—Oh…

La tristeza de los ángeles es
conmovedora.

BARRIENDO LAS CALLES

ESTOY ACOSTUMBRADO a estar tranquilo, hemos retrocedido
en la narración, un instante de segundo, contemplando la
destrucción de las Torres Gemelas en el manicomio con un
tal Uribe.

Barriendo las calles con el escobillón. Me detuve
a descansar, a tomar "choca". Un paisano había, vestido de
uniforme de barrendero, tuve ganas de conversar,
¿quién será?, me pregunté;
estábamos en un parque.

—Hola, ¿cómo te llamas? —dije
al tiempo que me inmovilicé.

—Pepe Casa de Castro —respondió el
aludido.

Me sorprendió el apellido tan hermoso.

—¿Casa de Castro? ¿Eres
español?

El hombre comenzó a llorar, tuvo un intento de
sonreír pero, sus lágrimas se vertieron con una
tristeza que aún recuerdo.

Casa de Castro era español; Con voz educada
respondió:

—Discúlpame, estoy trabajando para darle de
comer a mis hijos y a mi mujer que acaba de perder el trabajo,
estamos literalmente en la calle, yo, yo, yo —Casa de
Castro no pudo concluir las palabras.

También tuve pena.

Este hombre me habla en mi hora de
colación, tengo hambre y no tengo comida, sólo un
emparedado, ¿qué hacer?, ¿de qué modo
vivir?

Este hombre es extranjero. He llorado, no he podido
contener mis lágrimas. ¿Qué hacer?, mi
familia muere de hambre.

Estoy arrepentido, tanto que estudié, soy
religioso, ¡esto!, mi vida, la vida de mi familia, es una
prueba de fidelidad a Dios, tengo que ser fuerte, de lo
contrario, moriré; Y no quiero morir,
¡No!

¿Qué hago?
¿Conversar?

—¿Por qué has llorado?

—Es que yo soy doctor en literatura de la
universidad Complutense y mi mujer es, cómo explicarlo, es
experta en alta cocina, y ella ha perdido el trabajo y tenemos
tres hijas que nacieron enfermas, con problemas pulmonares, yo
escribo crítica pero gratis, de a poco se empieza, pero,
estoy barriendo las calles y no siento vergüenza pero, es
una humillación haber estudiado tanto para terminar de
este modo, es que gano muy poco, no me alcanza para costear un
departamento decente.

—¿Cuánto necesitas?

—La mitad del sueldo que ganamos.

—Yo te ayudo, espera —dije conmovido hasta
las entrañas.

Busqué mi billetera, conté, separé
y, la inmovilidad del tiempo, me contuvo en un acto de
solidaridad.

—Yo vivo con gente y todos pagamos un
departamento… ¡Toma!, te lo obsequio, tú eres
español, yo soy chileno, yo estoy en tu patria, yo ando
recorriendo el mundo y estamos, con mis gentes, reuniendo dinero
para conocer París, Berlín y Roma. Ya tenemos una
cuenta bancaria; yo además lustro zapatos, recorrimos el
Amazonas y estuvimos en Panamá, llegamos por barco y, a
Madrid, caminando… No es mucho, pero es la mitad de mi
sueldo… ¡Tómalo, hermano, español!,
¿Cual es tu nombre?

—Pepe.

—¿Quieres venir esta noche a nuestro
departamento?, avisa a tu mujer, ¿cómo se llama
ella?, ¡avísale!, ¡toma!,
¡acéptalo!

—No puedo.

—Hazlo por tu familia.

—Lo haré por mis hijas.

—Todos los meses repartiré la mitad, si
quieres ser mi amigo… Yo también estudiaba…
este… para profesor primario; al llegar a Chile,
terminaré mis estudios y después,
psicología. Quise viajar a pie, tengo novia, se llama
Mariela Natalia Ruiz, la conocí a los dieciséis
años, se escapó de casa, ella es danzarina, es
millonaria, yo soy pobre, de una "población"
delincuencial, ¿entiendes eso?

—No…

—Son todos drogadictos y ladrones y
asesinos.

—¿Y cómo se conocieron?

—No lo recuerdo; pero, ella debe de
recordarlo… vamos a la casa hoy y le preguntas; A
mí me da vergüenza…

—Bueno, acepto, pero, con una condición, yo
te enseño literatura los sábados.

—Es que, los sábados salgo a lustrar
zapatos.

—¿Todo el día?

—No, en la tarde.

—¿El domingo entonces?

—Bueno.

—¿Cómo se llaman tus hijas y tu
mujer?

La llamarada del amor se impuso en nuestras
vidas.

—Cecilia Torres se llama mi mujer y tiene
veintisiete años, yo treinta; y mis hijas Flor de Lis,
Almendra y Ernestina; son angelitos de pecho.

—Pobrecitas.

Lloramos amargamente.

Hora de trabajar.

—Cuando concluyamos, te invito a mi
casa.

—Sí, sí. Avisaré…
Mira, me cambio de ropa y nos encontramos aquí mismo,
¿te parece?, pero, hasta las doce de la noche.

—Me parece bien, Casa de Castro.

—Dime, Pepe.

—Bueno, te diré Pepe.

Mi voz era triste como una campana de pueblo que no
tiene Iglesia ni pastor; tan triste como un poema.

Mi vida es
hjkuyz[76]wzkyiüó[77]pz[78]y
en la dislocación de cada hebra que afecta en
símbolo de vivir. Aterrado estoy en el acto del
escobillón, yo sé, yo estoy en "ángelus", ya
que, estoy completamente muerto pero, de cansancio, con la
locura. En un año de vida en este Madrid de "putas y de
travestis", habrán de quitarme la "maquinita" para barrer
y andaré por las calles a pie. No ha pasado un año,
sólo semanas o ¿meses?, lo ignoro, ya que estoy
loco, tengo esquizofrenia.

Vivir en la podredumbre de Chile, vivir en la
riqueza de Madrid con sus castillos y sus calles
bellísima. Yo estoy en "ángelus" viviendo la vida
en la sagrada whqranzwh[79]Por tanto
soy…

Hay que vivir en la eternidad, hay que consolidarse
en la vida, hay que construir caminos que nos lleven a
Belén o a Nazaret, hay que vivir en paz.

Yo vivo la esperanza y vivo en
armonía.

¿Qué es lo que me sucede? Estoy
enloqueciendo al barrer… Estoy con el escobillón.
Ha terminado mi turno… Marcho a casa… Me ducho,
nadie hay… Mi turno es de madrugada…
¿Será viernes? No, es jueves como en el poema de
César Vallejo, el peruano… Vivir la vida,
¡vivirla con intensidad!

Yo amo la vida y amo la
literatura…

Un poema, que leyó, en domingo, Pepe Casa de
Castro, de tan sólo treinta años:

"Vivir la vida, en
desolación:

Árboles hay por doquier;

Y, la iluminación de Dios

Está, inmarcesible; Y, en la

Vorágine, Dios habita

Nuestros cuerpos. Yo vivo

Feliz; Y, de cada felicidad,

Un Cristo ¡vivo!, en carne;

Que, no se compadece

De la maldad; ¡Maldice!

Nuestro Dios es Cristo

En la tierra; Y, con ángeles

Canta; Para que los poetas

Recemos el Padrenuestro".

—ESTE ES Pepe Casa de Castro —es jueves y
aún los Nevado no llegan del trabajo—, es doctor de
la universidad Complutense, experto en poesía religiosa,
es compañero de trabajo, no le está yendo bien, le
invité, quiero que conozca un poco de
América… Este es Mollendo, es peruano y ella, la
más linda, es mi novia, Mariela Ruiz, de
Vitacura.

—Hola —dijo Casa de Castro con
expresión abatida pero alegre de conocer gente de otro
país, gente que ha conocido mucho "mundo"—,
¿cómo están?

Mariela se sorprende.

—¿Eres de la Complutense?

—Sí.

—Oh, te admiro. Yo soy danzarina, no tengo
estudios formales, pero toda mi vida he danzado, yo soy de
Santiago de Chile; ¿tú eres de Madrid?,
¿originario de Madrid?

—Sí, sí… Escribo poemas y soy
crítico, pero de poesía religiosa. He estudiado
mucho, creo en la educación formal pero…

Casa de Castro se quiebra en llanto.

—Tiene problemas económicos, no ha podido
encontrar trabajo, quiero que nos conozca, nosotros somos pobres,
menos tú, Mariela… Ella huyó de su casa,
porque se enamoró… ¡Nos enamoramos! Y
huimos… Hemos recorrido América y ahora estamos en
tu ciudad… Denle un poco de vino Francés y un
"emparedado".

Mariela lloró de emoción. Mollendo
destapó una botella y preparo viandas.

—¿Te sietes demasiado mal?

—No, no, es que…

—Él tiene tres hijas y su mujer no tiene
trabajo y es experta cocinera, yo creo, no le he preguntado,
¿de hoteles de lujo?

—Sí, sí.

Pepe Casa de Castro se serenó, bebió de
una copa que Mollendo tiene especialmente preparado para
embriagar a Mariela para que pierda la virginidad; pero, Mariela
no bebe, porque, ya sabe que Mollendo la quiere
embriagar.

"—Mollendo, nunca perderé la virginidad, me
casaré de blanco.

—Ah, qué eres tonta, si ya no tienes
dieciséis.

—¿Cuánto tengo?

—Qué sé yo".

Tocaron a la puerta.

—Son los Nevado.

—Hola.

—Qué desastre.

—No había ducha.

—No pudimos cambiarnos de ropa.

—Hola, soy Nevado Solimana.

—Pepe Casa de Castro.

—Nos bañamos y conversamos.

—Yo me voy a mi habitación, soy Nevado
Ampato, ¿eres español?

—Sí.

—Yo me llamo Nevado Coropuna y soy
peruano.

—Qué bien. ¿Trabajan en la
construcción?

—Sí, sí.

—Voy a recitar un poema, el vino está
exquisito, yo voy a enseñar literatura a Francisco. Me
contó —indicó a Mariela—que eres
danzarina.

—Sí.

—Yo también quiero ser artista, escribo
poemas, sonetos. ¿Quieren escuchar uno?

—Bueno, bueno —dijo Mollendo muy
interesado—, te escuchamos.

—"La luz del sol,

Es luz de Dios.

La búsqueda de la amistad

Es incierta cuando, la vida

Tiene rosas y un rosal

Que fue crucificado…

Nuestro Padre nos santifica,

Con las estrellas y la luna.

Nuestro Padre vive

En cada corazón que anhela

Esperanza. Nuestro Padre

Es rocío matinal y lluvia

Nocturna. El Padre nos ama;

Nuestro Dios nos ama;

Y, en la contemplación,

El crepúsculo, es una
raíz

Que florece como hoja divina".

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14
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