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Francisco, El Viajero (Novela) (página 8)




Enviado por Mauricio Uribe



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14

Conversamos amigablemente, era día sábado,
yo trabajaba extra, Mariela descansaba en casa, la vida era
saludable, con sus convenciones de vida y de muerte, hablé
a Casa de Castro, ¿me escuchas Alfredo?, conversé
con Pepe Casa de Castro pero al finalizar mi trabajo, a los dos
de la tarde, me encontraba en Plaza Tirso de Molina, estuve
feliz, un sol nos inundaba, Pepe con sus característica
piel blanca, cabello negro, estudioso, doctor en literatura
religiosa de la Complutense, poeta también y editado, ja,
su padre también fue poeta, según me contó,
cómo tú. Conversamos animadamente, yo apestaba,
pero a Pepe no le importó, Pepe estaba agradecido de un
"sudaca" y eso era hermoso, bellísimo, ¿qué
podría pensar de todo aquello?, la vida era bella y Pepe
Casa de Castro un buen marido, ¡Pepe!, grité,
¡Pepe!

Conversamos pero tenía tanta hambre que no pude
escuchar sus palabras, ¿qué hacer?, me comentaba
sobre su trabajo.

—Estoy dando un curso de arte, tengo dos talleres
literarios, uno para niños y otro para jóvenes, de
poesía, les enseño a escribir.

—¿Qué?

—Sí, también soy profesor
pero…

Pepe habló y habló al tiempo que yo me
desvanecía.

—¡Pepe!, tengo hambre —dije—,
¿me invitas un emparedado?

—No tengo dinero, aún no me pagan, lee un
poema como lo hizo Mariela.

—Es que, yo no ando trayendo tu libro.

—Yo sí.

—No, yo no puedo leer —soy
tímido.

Durante una hora estuve leyendo poemas, recolectamos
dinero y almorzamos. Él tampoco había
comido.

—¿Cuándo te pagan?
—pregunté.

—Pronto.

—Recordé un poema leído en la plaza
Tirso de Molina:

"Ay de amores que mueren con la
vida:

Nuestro Padre nos bendice con el amor del
éxtasis:

Amor es una flor que busca amanecer en
Madrid;

La vida tiene su vida propia; y en la soledad de los
destinos

Hay vida de mí. Yo no amo, yo adoro a
Dios.

Busco amar en éxtasis de los
sentidos;

Yo deseo el amor de Dios; Y de este amor,
nacen

Poemas a mi padre, que era poeta y murió como
poeta.

Ay de mí, nuestro Dios cumple; Y yo
habré de cumplir

Escribiendo poemas de amor.

Busco la eternidad de Dios; como en un río de
felicidad,

Yo habré de amar a Dios; Y como poeta, calzo
sandalias

De poeta; ¡Padrenuestro, qué
estás en los Cielos!:

Me preparo para morir.

Sed puros como una margarita, que añora el
Paraíso.

Pepe Casa de Castro es puro y busca
santidad:

¡Yo amo a Dios!, ¡Yo amo a
Dios!"

Este poema recordé, me agradó el recordar,
la pureza de Pepe era tremenda, aún no le cancelaban su
estipendio, pero Pepe ya tenía dos talleres de escritura,
para niños y para adultos, ¿qué hacer?, es
siempre la pregunta, ¿qué hacer con la
vida?

—Pepe —dije—, vamos a mi
casa.

—No, vamos a la mía, ya tengo arrendado un
departamento con el dinero de mi mujer, te gustará. Ahora
tenemos dinero para un emparedado, en casa, comeremos bien,
¿te parece?

—No puedo, Mariela se…

—¡Vamos, hombre! —me
interrumpió Pepe Casa de Castro—, Mariela
sólo es tu novia, ¡vamos!, quiero contarte
cómo enseño, yo también tengo hambre, te
encontré por casualidad.

—¿Qué hacías?

—No, nada, caminaba, es que estoy triste por mis
hijas.

—¿Qué tienen tus hijas?

—No, no quiero hablar.

—Pepe, no puedo, te lo prometo, ¡toma!,
aquí tienes el dinero de la lectura, es
bastante.

—No, quédate con la mitad.

—Nos vemos. Te invito para
mañana.

—¿Para mañana?, bueno, pero en mi
casa.

—Ya, ya, iré solo.

—Cuídate.

—Adiós.

Nos abrazamos, Pepe Casa de Castro se
marchó.

Me costó llegar a casa, el jefe se
retrasó, había dado una lectura de poesía
vestido de obrero, Pepe vestía elegantemente, me dio
vergüenza, su mujer había encontrado trabajo, las
niñas estaban enfermas, la vida era dura para Pepe Casa de
Castro, yo vivía tranquilo, barriendo las calles y
lustrando zapatos.

Este Purgatorio me enloquece; Alfredo es silencioso, yo
recuerdo mi infancia, jugando en los árboles, jugando como
los futuros delincuentes, dándonos besos con las
niñas que se convertirían en "callejeras", viviendo
la vida. Alfredo me contempla, yo le cuento mis experiencias,
pero en silencio está.

"—¿Qué quieres?

—¿Por qué te quitaste la
vida?

—Estaba harto de la poesía.

—¿Recuerdas algún poemas?

—Aquí te leo uno:

"La felicidad es vivir en el campo;

Hay campanas en un pueblo

Fantasmal.

De día la vida me es feliz;

Pero de noche estoy solo.

¿Qué será de mí en este
pueblo?

La vida es mansedumbre,

La vida en el campo

Adquiere lasitud;

Yo vibro con las aves;

Y con este vibrar,

Soy feliz.

Viva la paz,

Viva la esperanza,

Viva el poeta con su tornado.

—Hermoso poema —dije, al tiempo que rascaba
mi nariz… Contemplé a Alfredo Vera y le
hallé hermoso, no supe de qué manera era yo el
beneficiario, pero, la vida me arrojaba a las fauces de la vida
misma. Alfredo era poeta y, enjaulados estábamos los dos.
Yo vivía feliz, ya no estaba en el Purgatorio Atroz, ya no
me golpeaban todos los días por practicar
"sodomía", pero para mí fue belleza, en el
Amazonas. ¿Qué pensar?, Dios es cruento.

Entró un ángel.

—¿Qué piensas de Dios? —dijo
con expresión severa.

Yo enmudecí, los ríos de la vida se
inundaron con mis lágrimas, la vida me golpeaba duro,
enloquecí, me arrodillé, supliqué, no quise
pecar, grité, pero los pensamientos traicionan, leí
los Salvos de memoria, el 92 lo repetí dos veces pero el
ángel sacó un palo y me desmayé,
sangré profusamente.

Al despertar, Alfredo rezaba el Padrenuestro. Me
miró desconsolado, camino hasta mi litera, también
se arrodilló, se acarició el cabello, era negro,
Alfredo era delgado, un poco más bajo que yo, era chileno,
de Recoleta, de calla avenida La Serena, yo de avenida Dorsal,
vecinos éramos.

Alfredo murmuró:

—Ten mucha tranquilidad, pueden golpearte los
ángeles hasta matarte de terror, no tengas malos
pensamientos, estamos en el Purgatorio, estamos pagando por
nuestros pecados. Yo me quieté la vida porque
quería convertirme en poeta. ¿Te sabes de memoria
los Salmos?

—Sí —dije.

—Qué hermoso.

Había calma en su rostro, lentitud en sus
movimientos, la tempestad de los ángeles era para
mí un castigo, Alfredo oró el Avemaría, yo
también oré.

—Yo no tuve la culpa —dije—, yo
quería casarme.

—¿Qué te sucedió?

—No, no quiero hablar. Era un
ignorante.

—Yo me quité la vida, eso es todo.
¿Quieres otro poema?, pero lo inventé aquí,
es un soneto.

—Sí, me agrada la poesía
—dije, con los ojos llorosos—, ¿cuánto
tiempo estuve inconsciente?

—Mucho… Leo:

"La lectura de los Salmos

Calma mi ansiedad

Por recobrar a los amigos.

Mi madre perdió a su

Hijo y yo perdí

Poemas por escribir.

No publiqué libro

Alguno pero escribí.

Los pájaros son

Astutos, son como

Ángeles que buscan

La redención. Yo ya

No escribo; Vivo

Pensando en mi destino"

—Maravilloso poema, maravilloso.

—¿Te gustó?

—Sí, mucho… Yo tuve un amigo,
cómo te conté, parece, Pepe Casa de Castro, te
contaré una anécdota… ¿Te parece? Un
día domingo, en un parque, ¿qué nombre
tenía el Parque?, no, no, no era parque, era una plaza,
¡Tirso de Molina!, allí yo recité poemas,
allí, me vestí de ángel y recité
poemas. No es que hubiera tenido alas, me convertí en
ángel, las "nenas" lloraban de emoción, fui solo,
pude haber tenido un amorío pero no quise, más de
un amorío, las muchachas eran bellísimas,
castellanas todas, me agradó una mucho, me fui haciendo
adicto a la plaza Tirso de Molina, todos los domingos iba, pero
solo, como te dije. ¿Qué piensas, Alfredo?,
¿actué mal? Debí comerme a una de ellas,
total, de todos modos me han dado una cantidad apreciable de
palos y morí virgen, sólo fue pecado, pero no te
quiero contar nada, recuerdo un poema:

"La luna emerge en Dios; Y de la Divinidad, hay
poemas.

Yo estoy enamorado del silencio; Y, en silencio, amo
a Dios.

¿De qué modo viviré en Madrid
amando a España y a Dios?

Yo juro fidelidad a mi mujer y le beso los
párpados;

Pero es a Dios a quien más amo con total
libertad.

Yo habré de amar siempre el silencio del
mar:

En los castillos de Madrid, crecen
rosales:

Tengo los dedos amputados por las
espinas.

Yo amo a Dios y bendigo a mi mujer".

¿Te gustó el poema?, a una tal Virginia le
impresionó, quería tener relaciones conmigo pero yo
me contuve, le dije: "Eres muy hermosa pero yo tengo novia", "no
importa, te quiero comer a besos", era de piel blanca, ojos
azules, cabellos enmarañado y castaño,
bellísima, quince años, "quiero comerte a besos,
Francisco". Resistí, ya que un hombre le debe fidelidad a
su hembra.

Alfredo enmudeció, él murió
casto.

MOLLENDO DESCRIBE

A Pepe Casa de Castro

PEPE TRABAJA en un colegio bastante interesante, tiene
dos talleres literarios, viste elegantemente, corbata, zapatos
negros, calcetines cafés, camisa blanca, traje ad doc.;
Pepe ahora habla como doctor en literatura religiosa; el colegio
no es religioso pero el currículum de Pepe es bastante
impresionante (Pepe viajará a Chile y será parte
del taller literario de la Fundación Neruda;
pernoctará en la casa de un homosexual degenerado a cargo
del taller, conjuntamente con un poeta rural llamado Floridor
Pérez. En casa de este degenerado hay un café marca
"pico" que en Español significa "polla"; disculpad la
expresión).

Los estudiantes están impresionados por la
elegancia del maestro.

Estudiante Uno: Señor, podría
enseñarnos a escribir.

Estudiante Dos: Sí, señor,
enséñenos.

Pepe Casa de Castro se siente orgulloso, atrás
dejó las calles barrenderas de Madrid, atrás
dejó la pobreza material.

Pepe habrá de hablar con tranquilidad, es un
taller para niños.

—Les traje una estatuilla, contempladla y percibid
la materia poética, ya que una estatuilla es un "texto" y
un "texto" es como un poema o como una sinfonía de
Beethoven. Vosotros tenéis que inspiraros en el "texto"
que es la estatuilla, contemplándola y extrayendo en
palabras lo que os parece poético, no importando si es
verso, cuento o prólogo de novela,
¿comprendéis?

Todos callaron. Era bastante dificultosa y ambiciosa la
clase.

Estudiante Tres: Yo quiero escribir un
soneto.

—Hacedlo —dijo Pepe.

Estudiante Uno: La libertad se vive en el
síndrome. La libertad es el síndrome. El hombre
estalla; Y, en Madrid, hay hecatombe: Y los niños mueren,
y la libertad se acaba.

¿Le agradará al maestro este poema? Es
lo que acabo de escribir, tengo diez años, me agrada
estudiar, todos me dicen Paco.

Pepe Casa de Castro gozó con los poemas, diez
alumnos pero eran doce, habían faltados dos, los menores,
a Pepe le pagaban, buen estipendio, estaba contento, trabajaba
duro pero ya no vivía en la miseria, antes de terminar la
clase dio un discurso, los niños aplaudieron, la felicidad
cundió.

—Viva el Rey —gritó Pepe.

El colegio era financiado por su "Majestad".

La clase se marchó, entró una profesora
bellísima, canadiense, a Pepe le agradaba mucho, la
canadiense era poeta, Pepe le quedó mirando, Pepe no pudo
soportar.

—Eres demasiado bella para mí.

Tuvieron relaciones amorosas entre los pupitres, nada
les importó, la canadiense era colorina de ojos verdes,
cabello largo y perfectas curvas, se desnudaron, cerraron la
puerta con picaporte, Pepe agonizó, la canadiense
agonizó, estuvieron toda la noche "fornicando", Pepe no
llegó a casa, abandonó a Cecilia Torres, nada le
importó, la canadiense era demasiado bella para
él.

—¿Me deseas? —murmuró la
canadiense antes de desnudarse.

Pepe leyó un poema de memoria de su padre, un
poema erótico.

—¡Te quiero comer a besos! —le
gritó la canadiense.

No describiremos el "acto sexual" por pudor
pero…

"DESEO TUS "senos" como en una lluvia en
Madrid,

Deseo besar tu ombligo como en una lluvia en
Madrid,

Deseo besar tu "pubis" como en una lluvia en
Madrid,

Deseo besar tu contorno como en una lluvia en
España.

Eres tan hermosa, que todo para mí
eres…

De infinita silueta,

De roja silueta,

De ojos maravillosos,

De pies delicados.

Deseo besar tus piernas en una lluvia en el
mar,

Deseo besar tu "clítoris" en una lluvia en el
mar,

Deseo besar tus labios en una lluvia en el
mar,

Deseo besar tus "nalgar" y culminar el
éxtasis en ti.

¡Yo te deseo!, ¡yo te
deseo!"

El poema del padre de Pepe Casa de Castro retumbó
en la cabeza de la canadiense, se quitó las bragas y el
sostén, la cremallera de Pepe fue quitada de su soporte,
la canadiense se arrodillo y…

MARIELA

Perturbaciones Mentales

Secreto

MARIELA TENÍA catorce años, sufría
mucho, tenía perturbaciones mentales, habló con los
padres y tuvo terapia psiquiátrica, Mariela era pura,
apenas catorce años pero muy bella, el psiquiatra
treinta.

El psiquiatra la invitó a salir en su auto, a
escondidas de los padres, Mariela se había enamorado y
quería casarse con el psiquiatra.

Fueron a una plazoleta y este infeliz le obligó a
Mariela Ruiz a practicarle "sexo oral".

—Nos vamos a casar, no te preocupes.

Los psiquiatras saben manipular la mente.

El psiquiatra se contuvo, no acabó, pero Mariela
le practicó "sexo oral".

Este secreto carcome a Mariela.

¿De qué modo el degeneramiento nos
invade?, ¿de qué manera la satisfacción
"sexual" puede pudrid a un profesional de la salud? Este
psiquiatra se condenó a la crucifixión en el
Infierno por aquel acto. Mariela ahora, vive perturbada, no se
casó con Francisco, no tuvo relaciones "vaginales" con
Francisco, sólo lo "masturbó", eran novios al fin y
al cabo.

La primera vez, para Francisco, estaban vestidos, la
mano de Mariela dentro del pantalón de su
novio.

—Me agrada, me agrada, es mi primera vez, me
agrada sentir "semen", es calentito, nunca le practicó
"sexo oral", pero besó todo su cuerpo. Mariela
olvidó lo ocurrido en Amazonía, fue la psicosis que
a Mariela le invadió; soy Mollendo y soy
omnisciente.

Contemplemos a nuestro chileno clavado a la piedra
ardiente.

—¿Qué sucede?, soy cristiano,
¿por qué me crucifican? Yo morí de viejo,
soy psiquiatra, estudié en la Universidad Católica,
¿por qué me clavan en esta cruz que arde?,
¡no!, no me claven el cuello, ¡me duele!, no soporto,
si estoy muerto, sé que estoy muerto porque
agonicé, ¡no!, ¿un espejo?, no quiero
contemplarme, estoy completamente desnudo, aparento treinta
años, no soy una bestia, soy cristiano, ¿qué
sucede?, estoy soñado, me dieron la extremaunción,
yo sé que estoy muerto, no me crucifiquen, no soy un
demonio, yo era socio del Hogar de Cristo, ¡me duele el
cuello!, me lo ensartaron con clavos, ¡no!, ¡la
cadera no!, la cruz arde, por favor, piedad, no me claven las
caderas, ¡duele!, soy psiquiatra, soy
psiquiatra.

—¿Tuviste piedad de Mariela?

—¿Qué Mariela? He conocido muchas
Mariela.

—¡Clávenlo!, ¡clávenlo!,
hasta que muera…

El horror no lo quiero describir porque me aterra.
¿Qué será de mí?, que maté a
mi madre en un ataque de psicosis. Yo soy bipolar. La maté
con una escoba. Mi padre era rumano, yo era levemente
bipolar.

¿Qué será de mí?, oh,
¡Dios mío!

Los gritos acaban en la muerte pero esta muerte es
eterna.

Clavado a la cruz. Mariela murió virgen; Y, ahora
reposa, en el Paraíso; al morir, le
preguntaron:

—¿Haz practicado "sexo
repugnante"?

—Un psiquiatra, un psiquiatra me practicó
"sexo oral".

—¿Él a ti?

—No, yo a él.

—¿Por qué?

—Me obligó, me confundí, me
ofreció matrimonio y yo creí en
él.

—¡Estás castigada!, al Purgatorio por
mil años.

—¿Qué?

Dedicado a mi Novia (real) Mariela (olvidé su
apellido). Soy Mauricio Uribe.

—No, no, es broma, ¡Jesús!

—¿Dime?, pregunta tú, yo no puedo,
esta niña es cándida.

—¿A qué edad dejaste de
vivir?

—No recuerdo, ¿estoy muerta?

—Estás en el "Intermedio de Dios", te
estamos juzgando.

—¿Practicaste "sexo anal"?

—No, no, ¿es aberración "sexual"? Yo
me casé con Francisco en una Iglesia abandonada
pero…, ¿creo?, ya no recuerdo
nada…

—¿Dime?

—Me violaron y no pude casarme con
él.

—¿Le contaste?

—Sí, vivimos experiencias muy hermosas, yo
lo amé intensamente, no quiero irme al Infierno,
sólo besé su cuerpo y él besaba todo mi
cuerpo, yo le fui fiel y él me amó y me
respetó durante diez años, recorrimos Europa,
sólo besos, sólo besos, nos casamos, yo
escapé de hogar a los dieciséis años, yo era
millonaria y Francisco muy pobre, nunca, mis padre, lo
habrían aceptado, no fui suya, sólo nos
besábamos, ¿es malo?

—¿Y qué sucedió en el
Amazonas?

—Nada.

Los "Ángeles de Fuego" están
confundidos.

—¿Has perdido la memoria?

—No, soy Mariela Ruiz y morí virgen, era
profesora de danza, morí de anciana, pero ahora soy joven,
como de dieciséis años, oh, soy bella de nuevo, no
me manden al Infierno por favor.

—Ella no es culpable, ella fue…

—¡Calla!, ¿te sientes mal?

—Sí, quise ser madre pero no pude, me
violaron.

—Mándala al Paraíso y que la ayuden
los ángeles, es muy tierna para sufrir.

—¿Y Francisco?

—¡Calla!

MOLLENDO CONVERSA

Mariela en una Plaza

LAS CALLES estaban inundadas de turistas, un sol
brillaba, un poco de nubes había eso sí. La
situación económica estaba bastante buena, la de
Mariela. La diversión era total, los extranjeros
pululaban, había soledad en sus corazones pero
alegría de estar en Madrid. Las fotografían
permitían a los visitantes un recuerdo. Mariela
danzó, la elegancia de su persistencia era de mariposa,
que, no contrasta, con su letanía y sus pies; El sistema
corporal cumplía funciones cardiacas de atleta, la danza
afectaba la ilusión de convertir a Mariela en una mariposa
de intensos colores. Un polaco se me acercó.

—Danza hermosa la niña.

—Es de Vitacura —dije—. Yo de
Perú.

—¿Vitacura?

—Chile, Chile…

El polaco gesticuló, la vibración de su
mente era significativa, unos treinta años, bien afeitado,
pelo rubio.

—¿Cómo se llama?
—preguntó en castellano.

—Mariela Ruiz.

La conversación afectó los sentidos de
Mariela, que, estigmatizada, no danzó, se detuvo un
instante y contemplo al polaco, era gentil el extranjero,
"guapo".

—Me agradaría conversar con
ella.

—Tiene novio.

—Ah.

El polaco se sintió desilusionado, la vida para
él, era la danza también pero la
coreografía. El polaco sonrió, Mariela le
saludó pero continuó danzando, recibió
dinero, era día martes, primavera, el sol se
precipitó sobre el vestido de Mariela, y, en un instante
de intranquilidad, sus pies se iluminaron, y danzó
frenéticamente: su vestido era diminuto, una malla
utilizaba, Mariela era bellísima, ¡Mariela!,
¡Mariela!

—Soy coreógrafo y la niña danza de
maravilla, ¿es chilena?,
latinoamericanos…

—Somos del mar Pacífico, somos vagabundos,
estamos conociendo el mundo, juntando dinero para partir a
París, arrendamos un departamento, nos agrada la vida del
vagabundeo, Mariela es millonaria, sus padres, yo soy Mollendo y,
¿usted?

—Soy polaco.

—¿Coreógrafo?

—Sí. Y quisiera conversar con la danzarina;
darle alguna idea, ¿está improvisando?, supongo, es
muy bella, no se preocupe, yo soy "homosexual" pero vivo sin
pareja, soy célibe, creo en Dios.

Mollendo tuvo pena por el polaco.

—¿"Homosexual"?

—Sí. No quiero hablar de mi
vida.

—No se preocupe; Francisco se llama su novio, son
célibes también; llevamos mucho tiempo de
vagabundear, Mariela se escapó de su casa, tenía
dieciséis años, ahora…

—¡Espere! —intervino el polaco—,
¿se escapó siendo una niña?

—Somos una mafia; una familia,
perdón.

—¿Cuántos son?

—Tres Nevado.

—¿Nevado?

—Sí, son sus nombres.

—Qué interesante.

Me sentí intranquilo, el polaco era muy
"atractivo", tuve miedo de mí, no de un "beso" pero, un
gay es un gay. Yo fui, de niño, acosado, pero ahora soy
demasiado adulto, tal vez, este polaco, no sea gay, tal vez solo
quiere conocer a Mariela y comérsela a besos. Tengo que
proteger a Mariela.

—Tengo que abandonarle.

—No, no, espere, una fotografía con la
niña, danza muy bien, no tiene estudios,
supongo.

—No, no tiene estudios.

—Yo soy profesional, trabajo con bailarines
profesionales, podría darle algunos consejos.

—Dénmelos a mí, yo se los
transmitiré a ella, estaremos toda la tarde trabajando,
estamos juntando dinero.

El polaco tomó algunas fotografías y se
marchó.

Pensé:

Yo creo que quería un romance; o con Mariela
o conmigo. Qué extraño, ¿un
coreógrafo?, no tenía aspecto de coreógrafo,
parecía ejecutivo de banco y ¿gay?, absolutamente,
no dejó de mirarme intensamente, creo que es degenerado,
¡Dios!, hablaré con Mariela, las mujeres saben de
estas cosas. Tengo que tener cuidado, Madrid es una capital
peligrosa.

—Mariela.

La danzarina no escuchó, en éxtasis estaba
como si la vida no fuera más que contorsionarse y danzar y
flectar los pies a un ritmo delicado y sincopado. Mariela estaba
inspirada, Mariela era dulce, Mariela era bella, Mariela era tan
joven, Mariela pertenecía a la aristocracia chilena,
Mariela era, perfectamente, hembra pero hembra de Francisco;
Mariela danzó, y con la danza, ganamos más dineros
para caminar a "dedo" hasta llegar a París.

Mariela, qué belleza…

—Me ha dado hambre —dijo Mariela—,
¿quién era ese "homosexual" que tanto me
miraba?

—Un polaco.

—Era rumano, le conozco.

Me sorprendí.

—Ten cuidado, Mollendo, la "homosexualidad" es
como el resfrío aquí en Madrid.

—Yo soy muy hombre.

—Ten cuidado, eso te digo.

—Lo tendré, lo
tendré…

Cavilé y supuse que Dios no existía,
¿cómo es que, la miseria es contagiosa? Hay
vastedad en mi vida; Y, en mi vida, hay desilusión. Yo
vibro con la muerte pero, no con mi muerte, estoy cumpliendo un
sueño, conocer Europa. Vibro y habré de vibrar con
cada paso, llegaremos a París, a Berlín y a Roma,
queremos contemplar el "David" de Miguel Ángel, tomar un
avión, y regresar a Latinoamérica.
¿Qué habrá de sucedernos? Son preguntas
trascendentales, preguntas que, ay de mí, buscan saciar mi
espíritu. Yo vibro con la muerte pero no vibro con las
campanas.

Mariela estaba bastante cansada, Mariela tomó un
descanso, habíamos juntado mucho dinero, hubo preguntas de
extranjeros, "¿de qué cómo aprendiste a
danzar?", Mariela respondió muy tímidamente,
Mariela era experta, Mariela amaba la vida, Mariela era
bellísima, Mariela era, singularmente, artista.
¿Qué hacer? ¿Danzar?

Conversé con un extranjero, bueno nosotros
también éramos extranjeros pero en la Madre
Patria.

Había tranquilidad en nuestros espíritus,
había soledad, había tenacidad, había
intranquilidad, había sesgamiento de la razón,
había sentimiento de amorío, había
nostalgia, había soledad, había dulzura,
había tolerancia al amor, había sufrimiento,
había dicha de permanecer en la Península
Ibérica, había un cuerpo que danzaba.
¿Qué habría de suceder? El desamparo, la
impiedad, la fuerza de voluntad, la quimera del amor: hay que
vivir la vida para no vivir la vida. Yo quiero amar y quiero que
mi vida ya no tenga estigma, yo maté a mi madre pero,
estaba loco, tengo tanto terror de Dios, quiero cambiar, quiero
tener la oportunidad de amar, no a una mujer, amar a Mariela por
ejemplo, pero amar su arte, soy un convencido: el arte satisface
a Dios. Yo dije que era ateo, pero no es cierto, soy un vagabundo
en busca de redención.

—Es bella la danzarina, ¿de dónde
son?

—Yo de Perú, ella de Chile.

—¿Qué es Chile?

Intranquilidad sentí, ¿Chile?, un
país próspero del Cono Sur, el país que nos
ganó la guerra, que nos humilló, Chile, país
odiado por los bolivianos y por los peruanos, Chile nos
conquistó; Y, como hubo guerra entre nosotros, Chile se
quedó con mucho territorio; ganó la guerra del
siglo diecinueve, Chile, país de democracia, Chile
país de cobre.

—¿Y de Perú?, ¿le
conoces?

—Tampoco —dijo un señor de rostro
pusilánime.

—Yo soy húngaro.

Sentí intranquilidad, los europeos son (ellos
creen) el centro del mundo; son en la "cultura" tal vez, pero,
yo, que soy Mollendo, me sentí ofendido, callé, ya
que callar es digno.

Perú país de cultura ancestral,
Perú es país de César Vallejo, Perú
del mestizaje, Perú de Alturas de Machu Picchu,
Perú de Vargas Llosa, Perú de los Incas y su vasto
imperio, Perú de su típica comida, Perú del
océano Pacífico, Perú de las mujeres
más bellas del mundo.

—Somos países de América, del sur de
América, tenemos mucho océano, el océano
Pacífico, hablamos castellano, fuimos parte del Imperio
Español pero nos independizamos en guerras… En mi
país hubo un imperio antes de la conquista de
América, el Imperio Inca… En Chile, es el
país de los poetas y del cobre.

—¿Son mestizos?

—Sí, en mi país hay muchos mestizos,
en Chile un poco menos.

—Pero la niña no aparenta
mestizaje.

—Es que, ella es millonaria… ¿Te
agrada cómo baila?

El húngaro sonrió; Y, en su sonrisa
había picardía pero picardía húngara.
Unos treinta años, ojos azules, cabello rubio. El
húngaro bebía una gaseosa, vestía
pantaloncillos y camisa y zapatillas, sacó un billete de
su billetera de cuero de cocodrilo y me lo entregó. No
respondió a mi pregunta. Se acercó una muchacha muy
hermosa, hablaron en un idioma extraño. No se
despidió de mí, se alejó, el húngaro
era casado, supongo, pero hablaba castellano bastante bien. Pude
escuchar el diálogo pero no comprendí el
significado. La mujer no contempló a Mariela, pero el
húngaro se había prendado de la danzarina, Mariela
era muy bella, Mariela danzaba perfectamente.

—¿Quieres descansar? —pregunté
a Mariela.

—No… Dame agua y continuemos, es temprano
todavía.

Mariela danzó hasta muy tarde, reunimos mucho
dinero.

LA CANADIENSE vivía en un departamento, Pepe fue
a visitar a su familia, era sábado, pagaba pensión
alimenticia, conversó con su ex mujer, se sintió
mal, aún la amaba pero, la lujuria de la canadiense que le
escribía poemas eróticos pudo más.
Intentaron entablar una conversación pero los llantos de
la ex mujer inclinaron la balanza, Pepe tuvo mucha tristeza, sus
hijas dormían, Pepe le contó un cuento, Pepe se
sintió mal como persona, no supo cómo, pero
abandonó la familia, habría preferido continuar de
barrendero, pero, la canadiense era demasiado hermosa.

—Me tengo que marchar —Pepe lloró de
impotencia.

—¿Por qué te marchas?,
¿quédate?

La mujer se desnudó, quitó la ropa a Pepe,
la mujer lamió el "sexo" de su ex marido, "copularon",
Pepe lloró, pero hubo éxtasis.

La relación amorosa fue bellísima, la
canadiense estaba preocupada, llevaban tres meses de
amoríos.

—Quédate toda la noche —dijo la
mujer—, yo quiero besar todo tu cuerpo, no me importa, no
me importa que me hayas puesto los cuernos, yo te amo
intensamente, no soy colorina, pero, soy tu mujer ante la mirada
de Dios, quédate, te lo suplico.

Pepe tuvo la tentación de marcharse pero se
quedó, no durmieron, tuvieron "sexo" hasta las cuatro de
la madrugada. "Sexo" del bueno, del bendecido por
Dios.

¿Qué hacer?, pensó Pepe, estaba
fanatizado por la canadiense.

Tendré que tener dos mujeres si me aceptan.
No le digo nada a la canadiense, si Cecilia acepta tendré
"sexo" con ella los sábados, espero que acepte, estoy
enamorado de las dos. ¿Qué hago?, es muy tarde para
marchar…

—¿Qué haces?, ¿por qué
te levantas? —dijo Cecilia Torres.

—Tú tienes veintisiete, búscate un
marido.

—No puedo, me voy a quitar la vida si me
abandonas…

—No, no, espera. Quiero vivir la con la
canadiense, pero todos los sábados me quedaré
contigo hasta la madrugada, ¿quieres?

La mujer lloró durante una hora.

—Cecilia, por favor —dijo Pepe—, lo
nuestro acabó, pero, el "sexo" estuvo estupendo, quiero
estar contigo los sábados, eres civilizada, yo
también, un secreto entre ambos, que no lo sepa la
canadiense, si aceptas te beso la "vagina" hasta las seis de la
mañana y te leo poemas, ¿quieres?, yo te amo
pero…

—Bueno, acepto, todos los sábados,
bésame la "vagina", por favor, sin parar.

A Pepe le dolieron hasta las muelas.

La canadiense no durmió en toda la noche, tuvo un
mal presentimiento, se sintió mal, estaba enamorada de
Pepe, pero Pepe tenía familia, Cecilia Torres se
había casado virgen y ella ya había tenido hombre,
tenía experiencia en el "sexo", más que Cecilia,
Pepe estaba enamorado, pero, la canadiense pensó: Tal
vez yo… yo le provoco más deseo "sexual…"
Tal vez… Tal vez Pepe en algún momento me
habrá de abandonar… ¿Qué hago?, estoy
enamorada, nada le diré, no quiero que me abandone…
Le escribiré un poema, pero
erótico.

La canadiense está desnuda, perfectas curvas,
perfecta mujer. Se lamió las manos, toda la noche se
estuvo "masturbando" pensando en Pepe, cansada ya se
durmió, el poema olía a líquido femenino. La
canadiense quería "sexo", pero tuvo auto
estimulación. No es lo mismo pero estoy
ardiendo… ¡Quiero "sexo"!, gritó la
canadiense en su mente.

Tuvo pesadillas.

Transcribiremos el poema:

"Tienes los pectorales de un
Titán

Y la belleza de Atila: Tienes el
"pene"

De tamaño gigantesco; y en mi
"vagina"

Y en mi "culito" "penetra" como un
soldado

Que degollado muere en la guerra.

¿Me habrás de amar o me
abandonarás?

Yo soy de otro continente pero enamorada
estoy

De tus "testículos". Yo beso tu "pene" con
frenesí

Ya que estoy completamente loca de deseo
"sexual".

"Penétrame" por favor como quien penetra la
luna

Femenina.

Yo te adoro y te imploro "sexo". No me importa el
costo;

Sólo hazme feliz. Soy una mujer
desdichada;

Me he enamorado de un hombre casado.

Hazme feliz, te digo, o te habré de matar a
besos.

Soy toda tuya…"

Pepe llegó al departamento a la doce, no
describiremos la "cópula" por pudor, la canadiense, nada
preguntó, tampoco Pepe habló, Pepe tuvo durante dos
mujeres, la canadiense no quedó embazada nunca, ya que se
cuidó mucho, la figura de la canadiense era espectacular,
Pepe tenía "sexo" todos los días y el sábado
toda la madrugada, Cecilia Torres tampoco quedó
embarazada, se operó, Pepe adelgazó mucho pero fue
feliz.

La canadiense besó el cuerpo de Pepe; Casa de
Castro tenía sueño, su "sexo" ardía ya que
la canadiense realmente era bella:

—¿Quieres que te bese la "vagina" o el
"culito"?

—La "vagina" y después el "culito"; quiero
que me lo hagas por "atrás".

Pepe enloqueció, ya que, Cecilia consideraba el
"ano" acto de pecado.

El sabor agrio se contrajo en la boca de Pepe, era
domingo y el olor a "semen" invadió la habitación,
Pepe tomó medicamento, para mantenerse erecto todas las
noches, también practicó mucho deporte, Pepe era
estupendo en la cama pero Cecilia se esforzó mucho,
decidió que toda la madrugada de cada sábado
esperaría a Pepe y la canadiense sospechando que Pepe
tenía aún familia practicaba las posturas
más extravagantes del mundo; "sexualmente" Pepe fue feliz,
tuvo otros amoríos, pero sobre estas cosas no hablaremos,
la canadiense era bella, pero Pepe practicó "sexo" con una
de sus estudiantes llamada Sofía de la Luz Gómez
Aravena, se enamoró de ella, y cada martes llegaba al
departamento más tarde; lamentablemente, Sofía
quedó embarazada; sólo tenía quince
años.

Sofía mantuvo silencio del respectivo culpable,
ya que la cárcel es dura para un "buen amante",
después del parto, continuaron los martes de
amor.

Pepe tuvo tres mujeres pero la continuidad de sus
amoríos fue en aumento en la medida de que
envejecía; a los cuarenta ya había tenido cinco
amantes, dos vascas y tres catalanas, todas de quince
años.

Pepe fue famoso entre las alumnas, nunca lo expulsaron
del colegio, sus amoríos era de absoluto
secreto.

—Eres bella, Sofía.

—No, maestro, por favor.

Sofía estaba enamorada.

—¿Estás de cumpleaños?, hoy
es veintiocho de mayo. Es martes. Yo te deseo.

Sofía no pudo soportar, tenía un estupendo
cuerpo.

—Tengo un obsequio para ti.

Pepe tocó los "senos" de Sofía, de noventa
y tres. Te llevaré a un lugar. Arrendó una
habitación de hotel.

—Es mi hija, dormiremos aquí
—mintió.

—Pepe besó el cuerpo de Sofía y
Sofía perdió la virginidad, Sofía
desesperada besó el "sexo" de Pepe.

—¿Quieres que te "penetre"?

Durante tres horas hubo "sexo"; tres horas de
amor.

—…Has llegado tarde —dijo la
canadiense-, tiene el pelo mojado.

—Estoy muy cansado, no te preocupes, hubo un
accidente— mintió Pepe—, ¿quieres
"sexo"?

—No, no, son las tres de la madrugada, ¿por
qué tienes el pelo mojado?

A Pepe se le había olvidado
secárselo.

Pepe inventó una historia, la canadiense
creyó.

—Ven, te quiero besar la "vagina".

—No, no, es tarde, hay que trabajar, hoy no,
mañana sí.

—El que manda en casa soy yo. Ven, te
quiero.

La canadiense aceptó, durante una hora estuvo
jugando hasta que se durmió, antes de acabar la
canadiense, le pidió a Pepe que le leyera un poema de su
padre, Pepe acabó mientras practicaba "sexo oral", Pero
era realmente muy ardiente, el poema lo transcribiremos, es un
poema erótico pero de extrema sencillez, escrito desde el
corazón, la canadiense se durmió también con
el espíritu ansioso, la habitación olía a
humanidad, Pepe estaba enamorado, pero enamorado de la
vida.

"Mi orquídea es salvaje; Y de este
salvajismo,

Hay un ardor de pies descalzos.

Yo amo a una mujer que no me ama;

Y de este amor, hay camelias.

¿Me habrán de amar las
aves?

Yo amo a María; pero María no me
ama".

Pepe con sus
Hijas

Sonrisas

PEPE CASA de Castro llegó a su departamento, las
hijas le esperaban: Flor de Lis, Almendra y Ernestina; todas muy
niñas y muy enfermas. Pepe jugó al convertirse en
un "buen padre"; las niñas les mostraron sus cuadernos
escolares y la felicidad fue entonces infinita para las hijas,
para Cecilia Torres y para Pepe Casa de Castro.

Flor de Lis: Papi, ¿tu trabajo es
demasiado extenuante?, ¿por qué ya no duermes en
casa?, te extrañamos, ¡mira!, te tengo un obsequio,
un dibujo por el día del padre. Hubo fiesta de padres y
tú no asististe, yo me sentí muy apenada, yo te amo
padre, tienes que vivir, aquí, en casa, la mamá
siempre está llorando, ¿por qué llora,
papa?

Ya no eran niñas de pecho, de sala
cuna…

Almendra: Pepe, papito, perdón, yo
también te tengo un dibujo, yo, yo, todas las noches
lloro, el cuco malo me quiere asesinar, te extrañamos,
¿vivimos sola ahora?, papá, ¿dónde
trabajas que sólo las tardes de sábado vienes?
Tienes que cambiarte de trabajo, de barrendero, por ejemplo, para
que vivas aquí, ¿duermes en la calle? No, papito,
te puedes enfermar.

Cecilia Torres sirve té, las niñas
besan a su padre. Pepe llora de emoción, es padre al fin y
al cabo.

Cecilia se siente muy mal, está oscureciendo
y, al oscurecer, la pasión le nace; pero, ahora como
madre, un vahído en su corazón siente: Pepe
abandonó el hogar, Pepe ya no vive con las niñas y
las niñas ignoran que su padre abandonó el
hogar.

Ernestina: Todos dicen que tienes otra
mujer.

El mundo tiene sus conclusiones, la vida es bella, en la
medida de nuestras posibilidades; hay que vivir la vida, ya que,
nuestro Padre nos habrá de juzgar. Pepe acarició a
Cecilia Torres, de tan sólo veintisiete años, dijo:
"yo tengo solo una mujer", besó a su ex en la mejilla, las
niñas aplaudieron, menos Ernestina. Pepe se besaba a
escondidas con sus alumnas y gozaba como un condenado con la
canadiense, los sábados eran familiares y por las noches,
Cecilia intenta ganarse al marido para que el marido la
prefiriera en la cama pero esto era bastante imposible ya que la
canadiense, perteneciente a otra cultura, era extremadamente
sensual. Pepe prefirió el "sexo" a lo religioso del
matrimonio. Yo no le habré de juzgar, vosotros
tenéis la palabra:

Lector Uno: A mí me agrada lo que hizo,
un poeta, un "culito", me agrada.

Lector Dos: No le juzgaré, la
pasión, oh, vida nuestra.

A Pepe le adoraban las "nenas". Pepe vestía
elegantemente. Pepe era varonil. ¿Qué hacer con
este castellano? A Pepe le llovían las hembras pero
sólo buscó quinceañeras. Realmente se
enamoró de Sofía pero pudo meterse en problemas:
¡cárcel! La niña escapó al fin de
casa, Pepe ignora su paradero. Pobrecilla.

La ignorancia y la vida misma, son la consecuencia
verdaderas de lo acaecido. La poética, la dulzura, la
belleza de América del Norte: ¡Canadá!, con
su…

—¡Canadiense!, bésame,
¡bésame! —gritaba Pepe al regresar, el domingo
de madrugada.

¿Hay virtud en el dormir?, ¿hay virtud en
el mar? Pepe amaba, pero a escondidas a muchas mujeres. Su padre
también amó. Su padre fue poeta, escribió
poemas eróticos pero no cómo la canadiense, que,
realmente su estilo era un tanto subido de tono, no quiero
reproducir otro texto, me da vergüenza la impudicia. La
canadiense era voraz, en lo textual, como en la "cama".
¡Canadiense amada!, ¿cómo no
amarte?

—Hijas, papá trabaja mucho, podré,
sólo los sábados, estar en casa, perdonadme, les
contaré un cuento.

Pepe estuvo hasta tarde mintiendo, hasta que las
niñas enfermas se durmieron.

Cecilia Torres bajó la cremallera a Pepe, Cecilia
quería convertirse en mujer.

—¿Qué haces?

—No, nada.

—¿No piensas qué es
pecado?

Cecilia Torres se arrodilló. Pepe, Pepe,
perdió la conciencia en un instante.

Cecilia sintió el furor, Cecilia quería
recuperar a su marido.

—Ahora me toca a mí. ¿Te
gustó?

—Mucho.

En la salita de estar, Cecilia de
"prostituta".

—Vamos al dormitorio, tengo cocaína
—dijo Cecilia—, para que estemos toda la noche
"fornicando".

Pepe se asustó pero accedió.

Se erectó su "sexo" inmediatamente.

—Por el "culo" no por favor.

Pepe no tuvo piedad.

Más de una hora estuvo penetrada Cecilia, se
sintió muy mal, no acabó Pepe, la cocaína le
volvió demasiado voraz.

Lamió la "vagina" de Cecilia, la mujer se
sentía muy mal, Pepe la sodomizó, estaba
acostumbrado ya al placer "anal". Cecilia Torres escupió,
recobrar al marido era una cosa pero "pecar de
abominación" otra.

La cocaína hizo un efecto terrible en Pepe, se
hizo adicto, todos los sábados le practicaba "sexo" "anal"
a Cecilia, ¡toda la noche!, ¡absolutamente toda la
noche! Al fin y al cabo, a la mujer le gustó.

—Pero ¡tengo que estar "caliente"! —le
gritó—, me duele.

Pepe tuvo conciencia de que era inexperta.

—Ahora besa mis "senos", nunca lo
haces.

Pepe besó los pies de Cecilia, dedo por dedo,
uña por uña.

—Ah, qué rico, ¿qué
haces?

—¿Quieres que te bese el
"culito"?

La mujer aceptó, a pesar de los consejos de un
"curita".

Cecilia no consumió el estupefaciente, se
embriagó con vino.

—¿Te practico "sexo oral?

—¿Puedes otra vez?

—Sí, pero, lávate…

Las niñas despertaron con tanta quejumbre, eran
las seis de la mañana y Pepe y Cecilia llevaban siete
horas "fornicando".

—¿Qué sucede? —preguntó
Ernestina.

—Son papá y mamá.
Calladitas.

Pepe estaba completamente histérico, no
durmió. Cecilia no pudo cocinar, las niñas no
cenaron ni tomaron desayuno, Cecilia estaba extenuada; al
sábado siguiente, aprendió. Había que lamer
la "vagina" y después penetrar y "masturbarse".
Consultó un manual de homosexuales", "sin crema" se dijo,
"la crema es para las "putas"". A Pepe tanto le gustó, que
la canadiense tuvo serios problemas de convivencia. Pepe
olvidó la religión, su doctorado; se hizo
terriblemente adicto, toda la noche "fornicando". La canadiense
no soportó el ritmo, tuvo que abandonar el
trabajo.

—Te amo, no puedo más. ¿Qué
haces para estar tan ardiente, noche tras noche?

Pepe había ocultado su adicción. La coca
se la proporcionaba Cecilia Torres.

—Nada, sólo practicar deporte los
sábados.

La canadiense tuvo sospecha.

—Tú ganas mucho dinero, yo me quedo en
casa, ¿te parece?

—Bueno.

La canadiense dio clases particulares pero tuvo que
dormir de día y…

PEPE SE encontró con un ángel.
Había sonoridad en sus palabras. Habló el
ángel duramente, Pepe se conmovió, Pepe fue
invitado a Chile, a la Fundación Neruda que dicta un
taller literario:

—El "sexo" se vive en matrimonio —Pepe se
sorprendió—, el "sexo" es entre cónyuges.
Pagarás caro tus errores. ¿Drogarse?, eres doctor
de la Complutense, no te drogues más, aun que te lo pida
tu ex mujer, no te drogues, drogarse, consume el cuerpo,
serás impotente al cabo de los años, ten piedad,
cree en mí, soy un ángel.

Pepe dudó.

—Tus hijas morirán hoy.

Pepe se sorprendió aún
más.

—¿Qué?

El ángel desapareció.

Cecilia Torres le llamó.

—Las niñas estás en el hospital,
están moribundas.

—¿Qué sucedió?

—Nada.

El sepelio fue sencillo, canto, flores, entierro y los
gusanos carcomiendo la carne, eran muy jóvenes, aún
no cumplían los diez años de edad. Antes de morir,
lloraron.

—¡Padre! —gritó
Ernestina—, y falleció.

Cecilia Torres no estuvo presente.

Pepe agonizó, eran sus hijas al fin y al cabo,
carne de su carne.

Se fue a un café y, allí, conoció a
un "degenerado" amigo de Ernesto Cardenal, ex cura
nicaragüense, que vive en Solentiname.

Pepe estaba tristísimo, Pepe se había
comportado como un estúpido pero el goce "sexual" pudo
más, Pepe sintió una pena tremenda, leyó un
poema, el "degenerado" chileno, invitado a España por una
beca se impresionó por el poema y por la belleza de Pepe
Casa de Castro, el degenerado vive en Walker Martínez; En
su casa, al frente, hay un sauce llorón. Pepe agonizaba;
Y, en el fragor del dolor, el "degenerado" tuvo una
erección a pesar de que era impotente y "pasivo". Barba
blanca, cabello encanecido, "homosexual" encubierto, sin ton ni
son su poesía, pero poderoso caballero de las artes de
Chile, jefe de la Fundación Neruda y Jefe de la
Fundación Gabriela Mistral, obviaremos su nombre, ya que
esta obra es un "David".

—Yo te puedo invitar a Chile, para que pases la
pena, tu poema es bellísimo, ¿eres de la
Complutense?, ¿doctor?, ¿eres religioso?, yo
también los soy.

"La aventura de vivir es la aventura de los
desposeídos.

Habré de amar a Dios con el corazón y
le habré de amar

Siempre. Yo le adoro con el corazón que, en
sangre,

Bombea, azul de cielo estrellado. Mi vida es de
adoración

En Dios; Y, de mi vida, hay luz de la calma
espiritual

De nuestro Padre. Yo habré de amarle y
habré

De consolarme. Nuestro Padre es
bendición,

Es fulgor de rosas que sangran los
pulmones;

La vida es quimera, la vida es acontecer de los
sueños,

La vida no tiene espesura de bosque
encantado:

La vida es una mariposa que yace
yerta

En el confín del camino; La vida es de
santuario,

La vida es de miseria; si Dios presente no
está

En nuestros corazones; La vida es sagrada para
mí"

Este es el poema que Pepe Casa de Castro
leyó.

PEPE PIDIÓ vacaciones, año 2000, Pepe
viajó a la Fundación Neruda, Julio era el "dossier"
de otro "degenerado", Pepe se consoló, no se drogó,
no tuvo "sexo", la canadiense le esperó en casa, su ex
también, Pepe fue invitado a Valparaíso por los dos
mil años de vida de Occidente, Pepe gozó, Pepe
estuvo feliz.

Los fuegos artificiales de Valparaíso son
impresionantes, Pepe tuvo miedo de morir, el "degenerado"
reía, Julio también.

—Pepe, no tengas miedo, ven, se abrazaban Julio y
el "degenerado" mientras las cenizas de los estallidos de los
juegos artificiales caían sobre sus cabezas.

Pepe cayó a tierra tratando de
escapar.

—¡Pepe no tengas miedo! —gritó
Julio, profesor de literatura, un tanto amanerado, "pasivo"
también.

Brindaron y se besaron las mejillas, caos había
en Valparaíso. Al hotel se marcharon, Pepe a su
habitación, Julio a beber "semen" de poeta de la
generación de "José Donoso", novelista chileno,
bastante famoso.

Qué degeneramiento…

"Astrolabio" es un libro de poemas del "degenerado", hay
otro libro con ese nombre, de un poeta español, Uribe lo
halló en una librería de libros usados.

Le contó al "degenerado" y el "degenerado" tuvo
rabia.

¡Métete el libro en el "ano" por violar
poetas…!"

El Presidente Frei hijo, un Presidente con cara de tonto
y tonto de remate, le entregó muchísimo poder en
una entidad que ayudaba a escritores, la corrupción
allí fue degenerada, hablamos de la generación post
Pinochet. El padre de Frei fue asesinado por la dictadura,
democratacristiano.

—Brindemos, brindemos por los "maricones"
—gritó Julio.

El degenerado le hizo callar.

—¡Cállate!, yo sé lo que
quieres.

—¡No! ¡No!, "sexo oral" no.

Julio gozó y "eyaculó
instantáneamente.

—Me violaste "degenerado", toda la noche del 2000
estuvieron "fornicando", dos "pasivos".

—Invita a Pepe.

El "degenerado" pensó: Yo a Pepe me lo "como"
en Santiago de Chile".

Casa de Castro no pudo dormir pensando en la canadiense
y en su ex mujer, no tuvo "sexo" en Chile ni fue violado, le
advirtieron que el "degenerado" era violador de poetas. En Isla
Negra, residencia de Neruda, Uribe murmuró:

—Ten cuidado, que tu amigo es
"maricón".

—¿Qué?

Los becarios rieron.

—Te llaman "damita", su "damita".

Pepe se sintió avergonzado.

Las olas estallaban, en las rocas, Pepe se tomó
el brazo de la piel:

—Me repugnan los "homosexuales".

Rieron los becarios de la Fundación
Neruda.

Año 2000, fiestas de aniversario del planeta
tierra.

Tengo tanto terror, los juegos artificiales me
rompen el alma, estos chilenos están locos, ¡no!,
necesito a mi canadiense, necesito a Cecilia Torres, necesito a
Sofía, ¿qué será de ella?,
escapó y no supe nada, ¡escapó!, eso es
todo!, ¿la habré embarazado?, oh, ¡Dios!, la
droga, ya no resisto, abandonaré la droga, cueste lo que
cueste, un año en Chile, no me importa, necesito
convertirme en poeta, la Fundación Neruda es importante,
hay poetas y los poetas chilenos escriben bastante
bien.

Ah, qué espanto, ya no soporto el bombardeo,
quiero estar en mi departamento, Madrid, con Cecilia Torres o con
mi canadiense, qué terrible, me he caído, nadie
hay, pero si esto estaba lleno de gentes, y Julio y Quezada
tomados del brazo, ¡Dios!, estos chilenos sí que
están locos, yo no soporto, no puedo soportar. Necesito
escapar, volver a Madrid, pero estaré un año en
Santiago de Chile, yo no soy poeta, soy profesor de
"creatividad", tengo talleres literarios, ¿qué
haré?

Lo narrado, narrado está…

Francisco leyendo
poemas

Éxtasis de Amor

—¿VAMOS A la plaza Tirso de Molina?
—pregunté a Mariela—, leamos poemas, me
agrada, se reúne mucha gente, para que descanses. Te amo,
Mariela, sin danzar, ¿qué te parece?, podemos ser
felices, vivir la vida, recitar poemas.

Wjhu[89]como un avión que
estalla. Estoy en el psiquiátrico, volviéndome
loco, estoy esperanzado, ¿qué será de
mí?, un segundo, un instante de narración, dos
aviones estallan y las Torres Gemelas estallan,
¿qué hacer?, ¿de qué modo vivir?, yo
no comprendo, estoy totalmente loco.

—Uribe, ¿estamos locos?

—¡Mahoma!, ¡Mahoma…!
—gritan los locos del psiquiátrico.

2001, once de septiembre, la locura es terrible,
Alfredo Vera se quita la vida en un parque, la vida es tan
¿insustancial?, ¿la vida es veracidad?
¿Qué es lo que sucede?, yo no comprendo. Tengo la
sensación de que vivir es transmigrar, hay vida en
mí pero la vida es de locura, hjjho[90]como
mariposas al viento.

Alfredo tiene el rostro destrozado por la bala,
Uribe va al sepelio, recita un poema de amor (Uribe no escribe
poema de amor).

—A Alfredo le agrada mi voz.

Uribe golpea el paso del piso.

—¿Qué hizo este
hueón?

—No hables así —le dicen sus
discípulos.

Uribe está
enojadísimo.

Vivir la vida, vivir el entorno de la vida, vivir en
consecuencia del amor, tengo esquizofrenia, en Medellín me
golpearon demasiado, las consecuencias son devastadoras,
¿qué hacer?, estoy loco…

—Sí, vamos —Mariela es tan bella,
Mariela es sinuosa, Mariela es delicada, Mariela es,
particularmente, danzarina, ojos cafés almendrados,
cabello castaño, dulce de besar. Mariela tiene una frente
amplia, cabello corto, dulcísimo cuerpo de
Amazonas.

—Podríamos invitar a Mollendo
—dije.

—No, vamos como novios.

Me sentí feliz. La aurora de Madrid era
cálida, había esperanza en el porvenir.
¿Qué hacer? ¿De qué modo vivir? Un
vulnerable toque de esperanza, la divinidad de Dios, la fuerza,
la tempestad, el indudable toque de maestría de los locos
sentimientos, la similitud del paisaje en los ojos almendrados de
Mariela, su alternancia en lo "bello", su sensualidad como
"hembra", ¿qué más deseaba yo,
¿perder la virginidad? Sí, como hombre, como novio,
como dulzura, yo lo deseaba pero, Mariela lo
impedía.

¡Mariela!, te amé intensamente como quien
ama el desierto.

—Vamos, Francisco, dame un beso,
levantémonos, duchemos juntos.

Tuve una sensación extraña.

—No, puedo perder el control.

—Bueno, bueno, cuando nos casemos,
¿ya?

No supe que responder.

La vida me acometía con su despertar.
Dudé.

—Bueno, duchémonos.

Tomamos un rico desayuno al terminar de bañarnos;
eso sí, jugueteamos, pero como novios nada
más.

—¿Quieres leche?

—Sí, me cansé.

—Qué hermoso, ¿no?

—¿Qué cosa?

—El amarnos.

Los Nevado dormían, Mollendo
despertó.

—¿A dónde van tan
temprano?

—A leer poemas de amor.

—Bien, yo también voy.

—No, no, queremos ir solos —dijo
Mariela.

Mollendo nos miró intranquilo.

—Tengan cuidado.

—Sí, lo tendremos —dije.

Mariela se menoscabó así misma como si no
contemplara los departamentos de Madrid, su cuerpo se
distendió de sí y, entre beso y beso, pudo ser
feliz en la medida de que yo, le contemplaba: los huevos, le
leche, el pan eran integradores de una vida, singularmente,
bella, mucho tiempo viajando por el mundo y todavía
habrían de quedarnos más; Yo no supe hasta donde
fui, y, clavándole con la mirada, supe que Mariela
permanecería virgen por el resto de su vida; Yo lo supe,
ya que, yo sentí en la bañera el deseo "sexual"
pero al mismo tiempo su represión; Ella buscó la
vida, y, en la vida misma, Mariela no supo responder a mis
caricias. Terminamos el desayuno y marchamos. Llegamos a plaza
Tirso de Molina, reíamos de felicidad, reíamos como
novios que éramos, reíamos y reíamos, y, en
éxtasis, nada fue, sólo amor.

Yo fui feliz pero, el psiquiatra me rompió el
alma, no puedo contar a Francisco lo acaecido, ¿qué
pensará de mí?, me ofreció matrimonio,
¿qué hacer?, la vida tiene su costo, yo me
escapé de Chile para olvidar a mi doctor.

Ahora estoy en Madrid y, viviendo estoy con
Francisco. ¿Habrá de amarme siempre? Llevamos mucho
tiempo de viaje, por América, por Europa,
¿podríamos viajar a Israel?, pero, hay guerra,
siempre hay guerra. Israel es tierra de
Yahvé…

—Recitemos los poemas.

—Llegó el maestro —dijeron unas
estudiantes de literatura.

—Hola.

—Hola —dije—, esta es Mariela, mi
novia.

Las "pollitas" se encelaron.

—Lee algo, maestro.

La atrocidad de la vida, la atrocidad de las malas
costumbres, la verdad y la vida, la vergüenza del vivir, hay
que amar, hay consolarse con la vida misma, la
peregrinación hacia el éxtasis de las "buenas
costumbres", el estado de divergencia, la vitalidad de Dios, un
"caos" que nos convierte en seres de carne, en seres
espirituales. Yo no comprendo la realidad, no comprendo la
irrealidad, no comprendo el ser y no ser: hay tanta vastedad en
un poema, hay tanta vida en la plaza Tirso de Molina, hay
dulzura, hay sapiencia, hay honestidad. Yo canto a la vida y la
vida me canta a mí.

—Vamos a leer textos de Pepe Casa de
Castro.

—¿Tu eres Mariela?, ¿la
danzarina?

—Sí, yo soy.

—¿Podrías danzar?

—Sí.

—Qué dance primero, Mariela, después
el poema.

—Bueno, Danza.

"La satisfacción del amor,

El entorno de la belleza,

La cautividad del amor,

La sensorialidad del ser,

La letanía del cosmos,

La alegría de las camelias,

Hay tanto amor en Dios:

La vida es un devenir

Insospechado. Hay vida

Pero vida en el "cosmos".

De materia tangencial,

La vida se yergue en amar;

La vida es caos, la vida es

Muerte, la vida es

Sangramiento,

La vida tiene su principio,

La vida ya no compadece

A la vida misma. La vida es

Dinamismo en nuestro

Padre, la vida es contemplar

El arco iris, la vida es Madrid,

La vida es dulzura, la vida es

Terremoto, la vida tiene su

Complicación, la vida es

Un torrente de lágrimas,

La vida es un beso,

La vida es Dios.

¿De qué modo nos
entregamos

A la vida misma?

Yo supongo que la vida es

Amar, pero la vida es liturgia

De Dios. La vida, qué
hermosura.

La vida tiene sus consecuencias,

La vida es divinidad.

La vida es sostener olas de mar,

La vida es…

La vida es…

Amor…"

Mariela danzó de manera estupenda, los
ángeles que le contemplaron (ya que eran ángeles),
no sospecharon, que el poema sería cotidiano pero
místico, la poesía de Pepe Casa de Castro era
intranquila, verso libre, verso que ama a Dios, aún no
abandonaba a Cecilia Torres, Pepe Casa de Castro tuvo un giro en
su vida abismal, la canadiense era demasiado "erótica", la
"cónyuge", una pan de Dios. ¿Qué le
habrá sucedido a Pepe? Yo ignoré el cambio, yo te
cuento esto, Alfredo, ya que estamos en el Purgatorio y cien
años es mucho tiempo, te estoy contando mi vida y la vida
de Mollendo que…

—¡Mollendo!

—Sí, Mollendo.

—Una duda tengo, ¿y la
música?

—No, Mariela danzaba libremente, tocaba un
instrumento.

—¿Qué instrumento?

—Un pandero.

PLAZA TIRSO DE MOLINA

Festejo

LOS ÁNGELES, que eran muchachas, aplaudieron,
eran ángeles, que vivían en Madrid, eran
espléndidas muchachas: ¡ángeles enviados por
Dios!, ¡ángeles para dar ánimo a Mariela!,
¡Ángeles sin alas!

—Qué danzas hermoso —dijo un
ángel de ojos turquesa.

—¿Te agrada? —preguntó
Mariela.

—Sí, mucho.

—Estoy de descanso, ahora escuchemos un
poema.

Los ángeles sonrieron, los ángeles eran
preciosuras, hermosos cuerpos, rostros angelicales, benditas por
Dios. Los ángeles escucharon el poema y les pareció
maravillo pero tenían muchas tristeza por el poeta. Los
ángeles contemplaron a Francisco y se enamoraron de
él, pero eran ángeles purísimos, le llamaban
"maestro", pero era un sencillo obrero y un lustrabotas.
Ángeles escuchando poemas, ángeles observando a
Mariela.

Un cúmulo de emociones tuvo Francisco:
ensueños, días de vida, estabilidad emocional, se
sintió enamorado de los ángeles, le llamaban
"maestro".

—Otro más, pero que lo lea
Mariela.

La misticidad fue de poética, de ángeles
que contemplan a las personas, veinte ángeles, todas de
pero rubio y castaño y trigueño oscuro,
ángeles de soberbia estatura, ángeles
humanizados.

Mariela leyó tranquila, sin embargo se
turbó, ella desconocía la vida de Pepe Casa de
Castro, nada sabía de él, sólo que era un
poeta y que su padre también. La vida se consumía
con un sol que todo lo embargaba, hasta las emociones más
recónditas. Mariela leyó pero no muy bien, de todos
modos, los ángeles la felicitaron, "¡danza!,
¡danza!", gritaban.

El pie danzarín en un escollo de arrebato, la
virtud del amor en un escalofrío de fruición, el
espaldar en perfecta sincronía, Mariela en posturas
extravagantes con su pandero, qué coreografía.
Mariela triunfó, los ángeles fueron bellos poemas
de amor.

—Danza más, por favor, no te
detengas.

—No pares de danzar, sí —dijo una
bella muchacha de ojos miel.

—No puedo más, estoy exhausta.

Dios ama a sus criaturas (pensó un
ángel); Y, sus criaturas son divinas. Nosotras somos
ángeles; Y, como tal, actuamos; ¡Viva Cristo!,
¡viva la Virgen María!

Mariela es doncella; Francisco es nuestro "maestro".
Nos agrada la poesía; pero, Pepe Casa de Castro se
comporta mal. Será castigado por Dios. Qué
lamentable.

Hay a la deriva, mucha vida; Y, de esta vida, hay
amor. Yo soy un ángel; y me agrada escuchar poesía.
Pepe Casa de Castro es un buen poeta pero se ha convertido en
mala persona. ¡Dios!

Ángel Sofía: La lentitud de tus
movimientos y la coordinación es muy bella, estoy
impresionada, ¡tú eres un ángel!, danzar para
mí es como hallar a Dios en la plenitud de la belleza,
danzar es impresionar al espectador con movimientos sugestivos,
danzar es no dejar de contemplar el mundo, danzar significa amor,
danzar es…

El ángel Sofía no tuvo palabras para
expresar tanta belleza.

Ángel Carmen Gloria: Yo sospecho que
Mariela es muy sincera en sus actos, no lee muy bien
poesía pero, con su pandero, yo hallo a Dios y yo soy muy
cristiana, y me agrada contemplar su rostro, qué hechiza y
que, como "ángel" que soy, porque eres divina; Y, en tu
divinidad, nosotros regresamos al Paraíso, nosotras somos
ángeles, pero estudiamos en la Complutense.

Mariela: ¿Son ángeles?

Mariela sonríe, se siente como en casa de sus
padres, con las comodidades necesarias.

Ángel Alejandra Adasme: No, no somos
ángeles, somos…

Francisco intervine:

—¿Qué desean de
mí?

—Un poema más.

"La vida tiene su propia vida.

Nuestro Padre, es símbolo de
amor.

La vida no tiene principio.

La vida tampoco tiene fin.

Habremos de amar.

Pero también habremos de
bendecir.

Yo admiro a Dios; Y de esta
admiración,

Hay esperanza, hay fe y
también

Amargura. ¿De qué manera
existe

Nuestro Padre?
¿Amándonos?

Nuestro Padre existe porque

Nos ama; Y de tal amor

Yo, que soy un poeta,

Encuentro amor.

Deseo vivir en paz.

Deseo amor".

Los ángeles muchachas se sintieron tranquilas, se
dedicaron a conversar. Hablaron de Pepe Casa de Castro, ellas,
obviamente sabía en mal proceder de Pepe, pero Francisco
ignoraba; y, con el olvido, vino la paz.

Hay un dilema en esta novela, y el dilema es
Dios.

EL PURGATORIO para Alfredo era incomodidad,
sojuzgamiento, inverisimilitud: la vida transitaba entre el
silencio y la lectura de poesía sacra,
conversábamos, Alfredo me leía poemas, y de sus
poemas, yo concluía amor al "silencio", "al mar", al
"campo". Yo no era poeta pero había convivido con un
poeta, que de enloquecer, enloqueció; el poeta era Pepe
Casa de Castro, que en el Infierno está, por degenerado y
"gorrero", que significa infiel y por drogadicto. Alfredo
tenía una pena horrenda, haber dejado a su madre, no
soportó no convertirse en poeta, quería a sus
amigos, intentó convertirse en músico pero no pudo,
Alfredo vivía de la intolerancia de las personas,
vivía de la incerteza de la pobreza, vivía de la
hermandad de las cofradías, vivía en deterioro,
vivía en avenida La Serena, cerca de avenida Recoleta. Me
contó una anécdota:

—Con el taller literario de Uribe, salimos a la
calle a recitar poesía, había un bar y allí,
leímos, Uribe invitó y yo, entusiasta,
recité mis poemas, los ebrios nos gritaban indecencia, en
plena avenida Recoleta, allí transita mucha
locomoción, gritábamos nuestros poemas,
¡gritábamos los versos! Uribe tuvo un poco de
timidez, pero, la poética pudo más…
También fuimos a un bar, allí había poetas
importantes, becarios de la Fundación Neruda, amigos de
Uribe; nos presentó, había un encuentro de
poesía, vivíamos en felicidad, al terminar, Antonio
Silva, recuerdo su nombre, se besó con otro poeta, que no
recuerdo el nombre, uno de cabello rubio, en la calle se besaron,
me dio asco, yo morí célibe, Uribe les miró
y nada les dijo, este joven era sobrino de un "Premio Nacional de
Literatura", que no recuerdo el nombre… El degeneramiento
entre los poetas era harto. Uribe no se juntaba con nadie,
sólo con el taller… Yo fui a la casa de Uribe, dos
veces, la segunda vez me perdí, vivía ya en una
casa muy hermosa en la comuna rural de Quilicura, tocamos la
guitarra y cantamos pero Uribe que no cantaba tan mal me dijo:
"eres bastante desafinado y de mala voz", de todos modos,
intenté convertirme en músico… La literatura
es vida, y de esta vida, hay otra y, de la otra, esta vida:
¿Qué es lo que nos sucede si nos la quitamos?, el
Purgatorio, ¿cuánto tiempo habremos de
llevar?

—Más de cien años —dije
yo.

Le contemplé, su rostro se esfumó,
dormíamos en la misma habitación, un ángel
entró y nos conversó, su voz era cálida; Y,
de su calidez, nada había, solo silencio y voz; Dios
estaba en él, Dios habitaba su corazón: la vida era
cálida, la vida era solidaridad, la vida era testarudez
por vivir, la vida era familiaridad en el amor, la vida era
razón, la vida era insensatez, la vida
era…

El ángel se marchó. La ambrosía era
exquisita, la ambrosía tenía un perfume
embriagador, la ambrosía no segregaba residuos humanos, la
ambrosía era alimento de Dios.

Tuve una sensación extraña y amé
intensamente al género humano. Amar a Dios, amar al
hombre.

Yo le conté a Alfredo de cómo
conocí a Uribe, en el manicomio en el dos mil uno, el once
de septiembre, "yo morí ese día", dijo.
"Después le frecuenté", le
comenté.

Amar las respuestas intrascendentes, amar a Dios en la
verdad del vivir, amar a Dios en la liviandad de nuestros
errores, amar a Dios y no culminar de amar. ¿Qué es
lo que sucede? ¿Qué es lo que nos sucedió a
Alfredo y a mí para ser castigados con el Purgatorio? Yo
no comprendo ya que yo fui, en primera instancia, castigado con
el "Atroz".

—Alfredo, lee un poema tuyo, pero uno de cuando
estabas vivo.

Alfredo Vera se tranquilizó, Alfredo era tierno,
Alfredo tenía el cabello castaño oscuro, ojos
cafés, Alfredo era delicado y muy delgado, su voz era
trémula, su voz aparentaba vivacidad, Alfredo no
representaba la "muerte viva después de la muerte",
Alfredo necesitaba de mí, Alfredo era hombre de
Paraíso, no de Purgatorio, ¡Alfredo Vera!, amigo de
poetas de Recoleta, ¡Alfredo Vera!, ¡vivo!

"Yo vivo amor por el océano artificial que
hay en mi alma,

Yo vibro con el amor de todo
resquemor,

Yo vibro con el fulgor de la vida,

Yo vibro con mi alma que transita en
bicicleta,

Yo vibro con la ambrosía del sol de los
ángeles,

Yo vibro con la luz crepuscular del
sol,

Yo vibro con la lucidez de Dios,

¡Yo vibro!

Hay instancias de mi corazón que son lo
eterno:

Tengo todo mi vibrante corazón en el
"campo",

Hay caballos, hay ovejas, hay
serpientes.

¿Habré de morir en el
abismo?

¿Habré de permanecer en
"morir"?

La muerte todo lo consume,

La muere es lucidez a la hora del
sepelio

Pero, a la hora de bogar por el
"océano"

Es "hora" de morir.

Yo vibro con la mutilación de la
muerte,

Yo vibro con el enfermo en "cruz",

Yo vibro con la amada,

Yo vibro la insolencia del
despertar,

Yo vibro con la inconsecuencia del
amar,

¡Yo vibro con el altavoz que nos
enamoró!,

¡Yo vibro con el campo!, eso es
todo…"

Vibrar para Alfredo era vivir en la intolerancia de las
malas consecuencias, del vivir; Alfredo nos conquistaba el
corazón con su manera de percibir lo real, Alfredo era
incapaz de tolerar el desamor, Alfredo escribía poemas de
amor, Alfredo era contumaz.

—Me agradó tu poema, es tuyo.

—Sí, lo escribí en el taller de
Uribe.

—¿Taller?, me constante, me constate, pero
se me olvidó, es que, yo tuve esquizofrenia, se me
desarrolló en Medellín, pero nací sin ella.
Era normal, estudiante de pedagogía, pero con los golpes,
yo no pude resistir, no pude. ¿Qué hacer?, es la
pregunte, tú tienes tu arte, yo tengo mis "recuerdos",
cuéntame más.

—No. Vienen los ángeles a golpearnos
—dije.

—No, no, ya no.

—¿Cuánto tiempo llevamos
aquí? —pregunté

—Cien años o más.

—¿Habrá muerto mi madre?

—Sí, sí.

—¿Y mi padre?

—También.

—¿Y Uribe?, ¿qué será
de él?

—Lo ignoro.

—¿Qué le sucedió?

—Epilepsia. Le golpearon mucho sus padres y unas
cuantas personas le violaron desde muy niño, cómo
era muy bello…

—¿Violarle?, tú estás loco,
él se violaba a las muchachas.

—¿Tuvo muchas amantes?

—No, no sé, pero, las "niñas" del
taller siempre hablan de su…

—¿De su, qué?

—No, no, ¡olvídalo!

—Yo morí casto también pero…,
ah, no te cuento nada.

—Ya, cuéntame.

—No, yo estuve en el Purgatorio Atroz, allí
me golpeaban los ángeles todos los días, me
violaban a golpes, tuve que aprenderme en Nuevo Testamento de
memoria y la Biblia de memoria pero El Corán
no.

—Uribe tenía El Corán, lo
poetizó.

—Es verdad.

—Sí. Recuerdo un poema o dos o tres, te los
leo. No, no, te los cantó, me los aprendí de
memoria.

—Ya.

—Me aprendía toda la obra. La tengo en la
memoria, pero, en silencio, sin que sepan los ángeles, es
riesgoso, los musulmanes son un peligro.

—No, es gente honesta.

—Allí van los poemas:

El Corán es…

Oh, se me olvidó…

—¿Qué?, me has dejado con todas las
ganas, ¿qué has hecho?, necesito leer los poemas de
El Corán.

—Es que ya no recuerdo nada —dijo cabizbajo
Alfredo—, yo, yo, yo no sé lo ha me ha sucedido, era
unos cuantos poemas, yo no sé, yo…

—Ya, tranquilo.

—¿Conoces a Henoch?

—Sí.

Alfredo contuvo la mirada, Alfredo era pertinaz, Alfredo
era, legítimamente, amoroso, Alfredo era tenue como un
obelisco, Alfredo era valiente, Alfredo recordaba los poemas,
pero… su memoria había fallado, había que
espera un tiempo para…

—Te cuento que…

—… Pepe Casa de Castro enseñaba
literatura, a niños también, les pedía que
se tranquilizaran y pensaran en un poema, que contemplaran una
estatuilla que él traía de su departamento, en casa
de la canadiense, se llevó sólo las estatuillas de
casa de Cecilia Torres, era muy hermoso cómo Pepe Casa de
Castro enseñaba en su taller literario, también
había obras en prosa, no importaba, dije yo a Alfredo que
me escuchó con atención, Pepe era una maestro de la
enseñanza.

De noche tomó un libro, el "sexo" con la
canadiense, de espectacular era espectacular, en su silla,
acomodados, los "orgasmos" de la canadiense eran de
"película".

—Cómo amas, castellano…

Pepe se tranquilizó, consumió
cocaína, leyó:

"Capítulo 1

1 Palabras de bendición con las que bendijo
Henoch a los elegidos, justos que vivirán en el día
de la tribulación, cuando serán rechazados todos
los malvados e impíos, mientras los justos serán
salvados.

2 Henoch, hombre justo a quien le fue revelada una
visión del Santo y del cielo pronunció su
oráculo y dijo: la visión del Santo de los cielos
me fue revelada y oí todas las palabras de los Vigilantes
y de los Santos y porque las escuché he aprendido todo de
ellos y he comprendido que no hablaré para esta
generación sino para una lejana que está por
venir.

3 Es acerca de los elegidos que hablo y a causa de
ellos que pronuncio mi oráculo: el Único Gran Santo
vendrá desde su morada

4 El Dios eterno andará sobre la tierra,
sobre el monte Sinaí aparecerá con su gran
ejército y surgirá en la fuerza de su poder desde
lo alto de los cielos.

Y todos los Vigilantes temblarán y
serán castigados en lugares secretos y todas las
extremidades de la tierra se resquebrajarán y el temor y
un gran temblor se apoderarán de ellos hasta los confines
de la tierra.

5 Y todos los Vigilantes temblarán y
serán castigados en lugares secretos y todas las
extremidades de la tierra se resquebrajarán y el temor y
un gran temblor se apoderarán de ellos hasta los confines
de la tierra.

Las altas montañas se resquebrajarán y
derrumbarán y las colinas se rebajarán y
fundirán, como la cera ante la llama.

7 Y la tierra se dividirá y todo lo que
está sobre la tierra perecerá y habrá un
juicio sobre todos.

8 Pero con los justos Él hará la paz y
protegerá a los elegidos y sobre ellos recaerá la
clemencia y todos ellos pertenecerán a Dios, serán
dichosos y benditos, los ayudará a todos y para ellos
brillará la luz de Dios.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14
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