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El hijo del hombre



  1. Introducción
  2. Abstract
  3. La
    expresión "Hijo del Hombre"
  4. Objeciones a la expresión "Hijo del
    Hombre"
  5. La
    expresión "Hijo del Hombre" en los
    Evangelios
  6. La
    expresión "Hijo del Hombre" en la
    Escritura
  7. La
    expresión "Hijo de Hombre" como
    mesías
  8. Anexo
    especial

Introducción

Siendo éste título, el más
utilizado en el Nuevo Testamento, por Jesús mismo, de
todos los títulos cristológicos posibles, es por
eso reseñable su estudio, y la comprensión de su
significado. Casi 80 veces aparece la expresión "hijo
del hombre"
en la Biblia, más que ningún otro
término mesiánico. Trataremos de acercarnos
brevemente a sus implicaciones.[1]

Apasionante y de gran interés, los
históricos escépticos han utilizado éste
argumento, esto es, el que Jesús no se llamara a sí
mismo "hijo de Dios" sino "hijo de hombre" según sostienen
ellos, para enfatizar el hecho de que, la divinidad que le
atribuye el cristianismo, fue "impuesta" por sus
seguidores y no por Jesús mismo, por eso, nuestro
interés para aclarar el título "hijo del
hombre"
considerando su conexión mesiánica,
tan importante para el Cristianismo.[2]

En resumen, la expresión, «el Hijo del
Hombre»
es un título cristológico que
identifica al Mesías con la humanidad. El Mesías,
como el Hijo del Hombre, nace, convive con los hombres, sufre,
muere y resucita. ¿Alude también a su
divinidad?

Abstract

Being this title, most often used in the New
Testament, by Jesus himself, of all possible Christological
titles, that's noteworthy study, and understanding of its
meaning. Very few times, Jesus refers to its status as "son of
God", as Messiah, but on the other hand, does with the name "son
of man"being this title also a clear reference to his divinity.
Exciting and interesting, historical skeptics have used this
argument, namely, that Jesus does not call itself "son of God"
but "son of man" to emphasize the fact that divinity which
credited with Christianity, was "imposed" by his followers, not
Jesus himself, that, our interest to clarify the title "son of
man" whereas its messianic implication.

La expresión
"Hijo del Hombre"

Un término hebreo y arameo, a menudo utilizado
para describir a un ser humano.[3] En los
evangelios, Jesucristo lo utiliza durante su ministerio terrenal
para referirse a su muerte, exaltación y segunda venida
como juez y salvador [Del heb. Ben Adam; del gr.
Huios tou Antropou] Expresión que indica que el
Señor Jesucristo ha participado plenamente, aun siendo
Él Dios, de la naturaleza humana (Hebreos 4:14–16).
En el Antiguo Testamento, observamos que a Ezequiel se le trata
igualmente como hijo del hombre (Ezequiel 4:1).
¿Cómo podemos distinguir el título del
profeta del de Cristo? Toda la diferencia se halla en el
artículo que precede al título de Nuestro
Señor. En el original hebreo, a Ezequiel se le llama
sencillamente "hijo del hombre", mientras que al Señor
Jesús se le destaca siempre como "El Hijo del
Hombre".[4] (Lleva
artículo)[5]

Este título es el más usado por
Jesús para sí, quizás porque no tenía
relación con ideas de poder político o militar. A
menudo en el Antiguo Testamento la frase «hijo de
hombre» es simplemente otra manera de referirse a un ser
humano. Sin embargo, Daniel 7 describe una escena en que uno
«como un hijo de hombre» viene entre nubes y es
presentado ante Dios, quien tiene un esplendor terrible. Dios lo
inviste con poder y autoridad ilimitados. Jesús cita este
pasaje como referido a sí mismo, durante su juicio ante el
Sanedrín. Al darse este título, Jesús pone
de relieve su genuina humanidad, sin dejar de afirmar su lugar de
poder y honor, procedente de Dios.[6]

Los eruditos modernos han debatido a fondo el
significado de esta expresión y fundamentan los diferentes
significados posibles en un estudio cuidadoso de varios pasajes
del Antiguo Testamento (especialmente Dan 7.13–14), en
varios escritos judíos no canónicos de la
época de Jesús (4 Esdras y Las
similitudes de Enoc
)[7], y en un
análisis de lo que estas palabras pudieron haber
significado en el arameo del primer siglo, que es el idioma que
utilizó Jesús. El problema es demasiado complicado
como para presentarlo aquí en detalle, pero con frecuencia
se proponen básicamente tres soluciones: (1) es una forma
indirecta de referirse a uno mismo, y sólo significa
«yo»; (2) se usa en un sentido semita para referirse
a un «ser humano», a «alguien», o a
«cualquiera» en general; (3) es un título para
referirse al ser celestial que al final de los tiempos
vendrá a juzgar a los seres humanos, como en Daniel
7.

Parte del debate entre los eruditos de la Biblia gira en
torno a si Jesús y los escritores de los evangelios
quisieron decir lo mismo al usar «el hijo del
hombre». Es decir, quizá Jesús usó
estas palabras con el primer significado o con el segundo, pero
los escritores de los evangelios aludieron al
tercero.[8] Los traductores, claro está,
deben traducir las palabras tal como los escritores de los
evangelios pretendieron que se entendieran, hasta donde algo
así se pueda determinar. La mayoría de los
intérpretes coincide en que los escritores de los
evangelios comprendían la frase «el hijo del
hombre» como referencia a un ser celestial asociado con
juicio, sin importar lo que Jesús hubiera querido decir.
Es decir, en los evangelios, «el hijo del hombre» es
un título. Por esa razón, si los lectores de la
lengua receptora creen que estas palabras sólo significan
«ser humano», sin ningún sentido especial, tal
vez lo mejor sea decir algo como: «el que es llamado el
hijo del hombre».[9]«El Hijo del
Hombre» (ho houios tou anthropou)
tiene sus
raíces en la cultura semita.

En cuanto al origen, la expresión «el Hijo
del Hombre» aparece en tres contextos de la literatura
apocalíptica judaica: en el libro canónico de
Daniel 7:13 y en literatura pseudoepigráfica (Esdras 13; 1
Enoc 37–71). Además, aparece en el libro de Ezequiel
como una referencia al profeta. El uso de la frase en el libro de
Ezequiel es distinto al que aparece en el Nuevo
Testamento.

Objeciones a la
expresión "Hijo del Hombre"

Como es de esperarse, los teólogos de la escuela
liberal[10]no escatiman esfuerzos con tal de negar
la autenticidad de la expresión «el Hijo del
Hombre»
y el significado de su uso. Para algunos, el
uso de la mencionada expresión es totalmente obra de la
iglesia primitiva, aunque admiten la posibilidad de que
Jesús usase la frase en algunas de Sus enseñanzas.
En años recientes, se ha sugerido que Jesús
usó la frase «el Hijo del Hombre» como una
referencia a otro personaje diferente de sí mismo que
haría su aparición en un futuro y ante quien los
hombres tendrían que dar cuenta en el día del
juicio. La crítica pretende, por un lado, negar que la
expresión «el Hijo del Hombre» sea un
título usado por Jesús para referirse a sí
mismo como el personaje divino que aparece en Daniel
7:13[11]

Hay, sin embargo, varias objeciones al punto de vista de
la crítica liberal. Primeramente, si la expresión
«el Hijo del Hombre» fue producto de la
imaginación de la iglesia primitiva, ¿por
qué es que sólo aparece en labios de Jesús
en los evangelios? ¿Por qué es que dicha frase no
aparece en las epístolas doctrinales? Si la mencionada
frase fue inventada por la iglesia primitiva, lógicamente
debió ser usada como una fórmula confesional y
usada ampliamente a través de los libros del Nuevo
Testamento. Lo cierto es, sin embargo, que con la
excepción de Hechos 7:56; Apocalipsis 1:13 y 14:14 la
expresión no se usa con referencia a Cristo en el resto
del Nuevo Testamento. Lo cierto es, sin embargo, que con la
excepción de Hechos 7:56; Apocalipsis 1:13 y 14:14 la
expresión no se usa con referencia a Cristo en el resto
del Nuevo Testamento.

En segundo lugar, no existe ninguna evidencia de que
Cristo hubiese enseñado que otro personaje distinto de El
vendría al final de los tiempos. Jesús habló
de Su segunda venida (Jn. 14:3). Los ángeles que hablaron
a los apóstoles en Hechos 1, específicamente
dijeron «este mismo Jesús que ha sido tomado de
entre vosotros al cielo, así vendrá como le
habéis visto ir al cielo» (Hch. 1:11). Finalmente,
debe notarse que la crítica se esfuerza en pasar por alto
la importancia del pasaje de Daniel 7 y sus implicaciones
mesiánicas. El personaje de Daniel 7:13–14 que
aparece junto al Anciano de días (figura del Padre);
«viene con las nubes del cielo»; «le fue
dado dominio, gloria y reino»; «será servido
por todos los pueblos, naciones y lenguas»; «su
dominio eterno, que nunca pasará, y su reino que no
será destruido jamás». «El Hijo del
Hombre»
es presentado aquí como alguien que
tiene una autoridad que sobrepasa la de cualquier ser humano, rey
o emperador. De modo que debe de entenderse que una de las
características que distingue al Hijo del Hombre es Su
autoridad sobrenatural.

La expresión
"Hijo del Hombre" en los Evangelios

La expresión «el Hijo del Hombre» ha
sido clasificada en tres categorías distintas,
según aparece en los evangelios
sinópticos:[12]

A) Referencias relacionadas con las actividades del
ministerio terrenal del Hijo del Hombre (Mr. 2:8, 28; Lc. 7:34;
9:58; 19:10).

B) Referencias tocante a los sufrimientos, muerte y
resurrección del Hijo del Hombre (Mr. 8:31; 10:45; 14:21,
41).

C) Referencias relacionadas con la venida futura, la
exaltación y los juicios del Hijo del Hombre (Mr. 8:38;
13:26; 14:62; Lc. 12:8–12, 35–40; 17:22–30,
18:8; Mt. 10:23; 19:28).

Aunque la referida clasificación no es del todo
satisfactoria ya que no toma en consideración todos los
usos y las aplicaciones de la frase ni toma en cuenta el hecho de
que algunos de los usos pertenecen a más de una
clasificación, puede decirse que facilita en gran manera
el estudio de la cuestión. Esta triple división o
clasificación fue sugerida primeramente por Rudolf
Bultmann, aunque él sólo reconocía como
auténtica la tercera de las tres
categorías.[13]

Algo que muchos teólogos desafortunadamente pasan
por alto es el hecho de que en la gran mayoría de las
citas en las que Jesús usa la expresión «el
Hijo del Hombre» hay un énfasis marcado tocante a Su
autoridad en relación con algo que lo identifica como un
personaje sobrenatural. Por ejemplo, en Marcos 2, Jesús
dice a un paralítico: «Hijo, tus pecados te son
perdonados» (2:5). Los escribas que estaban presentes
acusan a Jesús de blasfemia y dicen: «
¿Quién puede perdonar pecados sino sólo
Dios?» (2:7). A raíz de esa pregunta, Jesús
hace la siguiente afirmación: «Pues para que
sepáis que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra
para perdonar pecados…» (2:10). La pregunta que se
había suscitado giraba alrededor de la cuestión de
si Jesús tenía la autoridad de ejercer una
prerrogativa que sólo corresponde a Dios, es decir, la
autoridad para perdonar pecados. Jesús usa el
título de «el Hijo del Hombre» para afirmar
que, como tal, él posee dicha
autoridad.[14]

Otro importante pasaje donde la autoridad de
Jesús es cuestionada aparece en los tres evangelios
sinópticos (Mt. 12:1–8; Mr. 2:23–28; Lc.
6:1–5). Los fariseos acusan a los discípulos de
Jesús de transgredir la ley del sábado porque
habían arrancado espigas para comer. En respuesta a los
fariseos, el Señor apela primero al testimonio del Antiguo
Testamento. David comió los panes de la proposición
cuando tuvo hambre. Algo que sólo era lícito a los
sacerdotes. Los sacerdotes que servían en el templo
tenían que realizar sus funciones sacerdotales en el
día de reposo, algo que requería trabajo. De modo
que aún la ley permitía la ejecución de
ciertas labores en el sábado que eran consideradas
lícitas (Núm. 28:9,
10).[15]

Jesús impugna la actitud de los fariseos, usando
un versículo del Antiguo Testamento (Os. 6:6) en el que
Dios llama a Israel a abandonar la apostasía y a reconocer
la soberanía de Jehová. Los fariseos habían
corrompido la ley, incluyendo el significado del sábado.
Jesús, como «el Hijo del Hombre», es
Señor (Kyrios) del sábado. El vino no a
abrogar sino a cumplir la ley (Mt. 5:17). Como Señor del
sábado, Jesús cumple la ley y demanda que otros la
cumplan. Los fariseos cuestionaban la autoridad de Jesús.
El Señor les responde, diciéndoles que Él es
mayor que el Templo y mayor que el Sábado, porque es
«el Hijo del Hombre». Los fariseos acusaban a los
discípulos de quebrantar el sábado. Jesús
les responde, diciendo: ¿Quién mejor que el Hijo
del Hombre, el Señor del sábado, puede juzgar si
los discípulos han violado o no la ley del sábado?
Una vez más debe notarse que Jesús habla de una
autoridad que está por encima de la que un simple hombre
podría ejercer.

Un aspecto de capital importancia relacionado con la
expresión «el Hijo del Hombre» se relaciona
con la humanidad de nuestro Señor. Fue como hombre que
Cristo nació, vivió en esta tierra, murió,
resucitó y fue exaltado a la diestra de Dios. No debe
olvidarse en ningún momento que Jesús es verdadero
hombre sin pecado. Ahora bien, debe observarse que Jesús
es «el Hijo del Hombre» (ho huios tou
anthropou
). La repetición del artículo
definido en el texto griego enfatiza la identidad del
Señor. La referencia no es a «un hijo de
hombre», es decir, a un ser humano cualquiera, sino a un
ser particular quien es al mismo tiempo «el Hijo del
Hombre» y «el Hijo del Dios viviente» (Mt.
16:13, 16).[16]

El punto medular de la discusión es el hecho de
que los teólogos liberales rehúsan reconocer que
Jesús interpretó muchos pasajes del Antiguo
Testamento. Una lectura, por superficial que sea, de los
evangelios revela que Jesús constantemente apela al
Antiguo Testamento, algunas veces para refutar las falsas
enseñanzas de los religiosos de su tiempo, otras para
explicar alguna verdad tocante a Su persona. Surge la pregunta,
entonces: ¿Por qué razón no pudo
Jesús haber interpretado el pasaje de Daniel 7:13ss?
¿Por qué decir que tuvo que ser la iglesia
primitiva y no el mismo Jesús quien hizo referencia a la
venida en gloria del Hijo del
Hombre?[17]

La crítica pasa por alto el hecho de que,
además de Daniel 7, hay otros muchos pasajes del Antiguo
Testamento que claramente enseñan la venida del
Rey-Mesías (el Hijo del Hombre) con poder, gloria y
majestad real en el mismo sentido como aparece en Daniel
7:13–14. He aquí algunos ejemplos: «He
aquí que reinará un rey con rectitud, y los
magistrados gobernarán con justicia. Y será aquel
varón como un escondedero contra el viento, y como un
refugio contra el turbión; como arroyos de agua en tierra
de sequedad, como sombra de gran peñasco en tierra
calurosa (Is. 32:1–2). «Tus ojos verán al Rey
en su hermosura; verán una tierra dilatada… Porque
Jehová es nuestro juez, Jehová es nuestro
legislador, Jehová es nuestro Rey; él mismo nos
salvará» (Is. 33:17–22). Las Escrituras del
Antiguo Testamento anuncian la venida de Uno que será
«el retoño del tronco de Isaí»,
«Rey sobre toda la tierra», cuyo nombre se
llamará «Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre de
la eternidad, Príncipe de paz. Lo dilatado de su imperio y
la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y
sobre su reino, para restaurarlo y consolidarlo en juicio y en
justicia desde ahora y para siempre» (Is. 9:6–7; Is.
40:9–10; cp. Lc.
1:30–33).[18]

La expresión
"Hijo del Hombre" en la Escritura

Hijos de hombres para referirse a la humanidad en
general[19]

Los seres humanos son inferiores a Dios Sal 115:16
El término hebreo aquí traducido como "hombre"
literalmente significa "hijos de hombres". Muchas de las
referencias del AT imitan este patrón. Ver
también
Sal 11:4; 33:13–14; 45:2

Los seres humanos son dependientes del cuidado de Dios
Sal 8:4 Ver también Sal 36:7; 80:17; 107:8, 15,
21,31

Los seres humanos son mortales Ec 9:3 Ver
también
Ec 3:18–19; Ez 31:14

Los seres humanos son pecadores y poco confiables Sal
146:3 Ver también Sal 14:2–3 pp Sal
53:2–3; Mi 5:7

Hijo de Hombre como un término utilizado para
referirse a hombres individuales

Los hijos de Adán Jn 4:1–2 "un hombre"
es literalmente un "hijo de Adán" en hebreo
; Gn
5:3–4

Ezequiel Ez 2:1 Ezequiel es llamado "hijo de hombre"
93 veces, aunque esta forma de dirigirse a alguien se aplica
únicamente a él en el AT. Esta frase puede
enfatizar su humanidad. Ver también
Ez 2:3, 6,8;
3:1

Otras personas Job 25:6; Dan 8:17

Un Hijo de Hombre como un gobernante del reino
futuro de Dios

Dan 7:13 La frase en arameo "uno como hijo de
hombre" enfatiza la humanidad y la identidad misteriosa de esta
persona
; Dan 7:13–14 Entra a la presencia de Dios
y obtiene autoridad final sobre el reino de Dios
; Dan 7:27
Comparte su reino con el pueblo de Dios. Ver
también
Dan 7:18 "los santos del Altísimo"
ha sido interpretado como los ángeles

Hijo de Hombre como un título de
Jesucristo[20]

Utilizado por Jesucristo para enfatizar su humanidad y
autoridad Mr. 2:10–11 pp Mt 9:6 pp Lc 5:24 Mr. 8:31 pp Lc
9:22

El Hijo de Hombre recibe el reino de Dios Hch 7:56
Ver también Dan 7:13; Mr. 14:62 pp Mt 26:64 pp Lc
22:69; He 2:6–9; Sal
8:4–6[21]

Hijo del Hombre y el Hijo de Dios.

El primer término, tomado del Tanakh,
significa que él es total e idealmente humano, sin pecado,
"un cordero sin mancha. "Puesto que él no debió su
vida por sus propios pecados, podía ser "el cordero de
Dios… que quita el pecado del mundo." El segundo
término, al que se alude en el Tanakh significa
que "en él, corporalmente, vive la plenitud de todo lo que
es Dios;" de modo que está capacitado de forma
única para expresar el amor de Dios a la
humanidad.[22]

La expresión
"Hijo de Hombre" como mesías

Tanto en el Antiguo Testamento como en la literatura del
período intertestamentario se habla acerca de la venida de
una Era de Oro, un "reino mesiánico", en el cual todas las
glorias de Israel (o de un remanente de Israel) serían
restauradas, las naciones circundantes juzgadas y una era de
justicia y paz sería inaugurada. Pero esta frase "Reino
Mesiánico" puede ser la más desacertada, pues tanto
en los escritos proféticos como en los
apocalípticos, aunque el reino y el Mesías se
mencionan a menudo, la figura específica del Mesías
está frecuentemente ausente. El Mesías y el
concepto mesiánico no se encuentran siempre o
necesariamente juntos.[23] Es verdad que los
pasajes del Antiguo Testamento que se refieren al reino venidero
frecuentemente se refieren también a un líder
encabezándolo, pero, aparte de algunas referencias de los
Salmos cuyo significado se discute, los pasajes no usan el
término "Mesías" describiéndole.
Recíprocamente, en los pasajes donde el término
"Mesías" se usa, o en la gran mayoría de ellos de
cualquier modo, la referencia no es a la figura ideal en modo
alguno, sino a una persona históricamente de la
época, usualmente al ungido rey de
Israel.[24]

Este hecho nos recuerda que en el Antiguo
Testamento[25]la palabra "Mesías" no es una
expresión técnica significando el nombre o
título del líder ideal del futuro reino. Es
simplemente un adjetivo, cuyo significado es "ungido",
descriptivo de uno que ha sido puesto aparte por Dios para un
propósito especial. En dos pasajes (1 Reyes 19:16; Sal.
105:15) la referencia es a los profetas, pero el uso normal de la
palabra está en conexión con los reyes. Cuando un
hombre llegaba a ser rey no era coronado, sino ungido con aceite,
era así puesto aparte como un hombre "santo" para gobernar
en posesión de las funciones sacras y sacerdotales. En
tiempos postexílicos, cuando la monarquía
había dejado de existir, el sumo sacerdote era ungido y
virtualmente tomaba el lugar del rey. A reyes y sumos sacerdotes,
en aquel tiempo, se les mencionaba como "el ungido de Dios" o
"los ungidos".

En varios pasajes "mesiánicos" que se refieren a
la venida del futuro reino no se hace en modo alguna
mención a un líder a no ser completamente
incidental; lo realmente importante es el majestuoso gobierno de
Dios. Este soberano gobierno de Dios será realizado por
medio de un rey divinamente escogido y dotado. Había una
fuerte tradición, originada sin duda en la promesa de Dios
a David en 2 Samuel 7 y alentada por los profetas del sur, que
este gobernante del reino futuro sería de la casa de David
(compárense Miq. 5:2 y sigtes; Is. 11:1 y sigtes.; Jer.
23:5 y sigtes., etcétera); a este gobernante no se le da
el nombre "Mesías", sino "David" o "hijo de David",
aludiendo a una monarquía histórica que se
actualiza, una restauración de la línea
davídica. La mayoría de los pasajes
"mesiánicos", sin embargo, son postexílicos, pero
aun aquí el pensamiento es todavía el de "un
descendiente de la Casa de David" ungido y apartado para el
cumplimiento del propósito especial de Dios. Es en este
sentido en el que hemos de entender, por ejemplo, la
alusión a Zorobabel "el renuevo" (Zac. 3:8; 6:12); y sin
duda su nombre simbólico ("un renuevo salido de
Babilonia") facilitó la asociación con las
esperanzas "mesiánicas" de una restauración del
linaje de David.

El punto de vista característico de la futura
esperanza durante el período postexílicos
continuó siendo el de un reino terreno, nacional y
político por cuyos medios Israel sería liberado de
sus enemigos -babilonios, persas, seléucidas y romanos. Es
cierto que en Isaías, por ejemplo, esta esperanza de
futuro llega a ser progresivamente trascendente y ultraterrena, y
la salvación se ve venir de las milagrosas obras de Dios,
pero la esperanza política y nacional continuó
manteniendo su lugar en la concepción popular durante el
período intertestamentario.[26]

Sin embargo, ya había aparecido una
tensión entre los elementos terrenos, nacionales y
políticos por una parte, y los universales, trascendentes
y ultraterrenos por la otra, que no podía ser resuelta
fácilmente. Esta tensión se fue incrementando
gradualmente por la influencia en el pensamiento hebreo de las
ideas persas, particularmente la visión dualista del mundo
donde "esta era" estaba en contra de "la era futura". Bajo esta
influencia creció en el judaísmo, especialmente en
los círculos apocalípticos, una escatología
con nuevos énfasis, a un tiempo "dualista",
cósmica, universalista, trascendente e
individualista".

En conexión con estas dos "escatologías"
está el nombre "Mesías", el cual aparece al menos
como un término técnico, significando la figura
escatológica escogida por Dios para representar la parte
principal en la venida del reino. En cada caso aparece un
líder cuya naturaleza y función corresponden a esa
futura esperanza con la que se le asocia. La situación
queda resumida con las siguientes palabras del doctor S.
Mowinckel: "Los conceptos mesiánicos de ciertos
círculos retrataban a un Mesías predominantemente
terreno, nacional y político, mientras que el punto de
vista de otros círculos era el de un Mesías
eminentemente trascendente, eterno y universal. Estos dos
complejos de ideas están en parte representados por los
diferentes nombres, "Mesías" e "Hijo del Hombre". En
algunos escritos estas dos concepciones están claramente
distinguidas; en otros, mezcladas; sin embargo, no están
fundidas en ninguna parte. Juntas forman parte de una compleja
escatología que es el fondo de la literatura
intertestamentaria y también de la fe del Nuevo
Testamento.[27]

La visión nocturna de
Daniel[28]revelaba la venida del Hijo del Hombre,
un término usado por Jesús aplicándoselo a
sí mismo (v. 13). Jesús describe su propia venida
exactamente en estos términos (Mt 26:64; cf. 1 Tes 4:17).
Lo que Daniel vio en aquella visión fue una
ilustración del tema del triunfo del reino de Dios, tema
que había sido comenzado antes en el sueño de
Nabucodonosor. Había incluidas varias visiones sobre la
derrota del reino secular, el juicio de todos los hombres, y el
regreso de Cristo. El versículo 14 tiene muchos similares
en el Nuevo Testamento (1 Co 15; Ef. 1:20ss; Fil 2:9, 10).
Aquí se muestra a Cristo como la piedra del sueño
de Nabucodonosor; él será el que aplastará
todos los poderes terrenales.[29]

"Comprender la humanidad de Jesús desde su
divinidad, y quedar vislumbrados por la divinidad en su
humanidad, es algo que ha impactado nuestra
vida."[30]

Anexo
especial

Mientras que el título Hijo del Hombre identifica
claramente a Jesús con la humanidad (Mt 8:20; 11:19),
también le señala como el divino Mesías a
quien el Padre da la soberanía mundial en su reino futuro
(Da 7:13–14; Mt 25:31; 26:64; cp. Sal
80:17).[31]

"Hijo del Hombre" es el título que Cristo usaba
más frecuentemente de sí mismo:

Usado por Cristo de sí mismo:

  • a) su autoridad: Mt 9:6; 12:8; 13:41;
    16:27–28; 19:28; 26:64; Lc 21:36; Jn 1:51; 3:13; 5:27;
    6:27, 53; Hch 7:56 (cp. Lc 6:22)

  • b)  su ministerio: Mt 9:6; 13:37; 20:28; Lc
    19:10; Jn 1:51

  • c)  su muerte y resurrección: Mt 12:40;
    17:9, 12, 22–23; 20:28; 26:2, 24, 65; Lc 24:7; Jn 3:14;
    8:28

  • d) su ascensión: Jn 6:62

  • e)  su glorificación: Jn 12:23;
    13:31

  • f) su segunda venida: Mt 10:23; 24:27, 30, 37,
    39, 44; 25:31; 26:64; Mr. 8:38 (cp. Lc 17:22, 24,
    30)

  • g)  sus limitaciones humanas: Mt
    24:36

Usado por otros acerca de Cristo: Jn 12:34; Hch
7:56; Heb 2:6–10 (cp. Sal 8:4–6); Ap. 1:13;
14:14

Usado de otros además que de
Cristo:

Individuos en particular

  • a) Ezequiel: Eze 2:1; 21:2; 47:6

  • b)  Daniel: Da 8:17

Humanidad en general

  • a) "hijos de hombres": Sal 4:2; 58:1

  • b)  "hijo del hombre": Sal 8:4–8; 144:3;
    Je 49:18

HIJO DE HOMBRE Dan 7:13; 8:17; Mt 8:20; 9:6;
10:23; 11:19; 12:8, 32, 40; 13:37, 41; 16:13, 27, 28; 17:9, 12,
22; 19:28; 20:18, 28; 24:27, 30, 30, 37, 39, 44; 25:31; 26:2, 24,
45, 64; Jn 1:51; 3:13, 14; 5:27; 6:27, 53, 62; 8:28; 9:35; 12:23,
34; 13:31; Hch 7:56; He 2:6; Ap. 1:13;
14:14[32]

El AT utiliza la frase "Hijo de Hombre" para referirse
al "ser humano" (Núm. 23:19 Ver también
Job 25:6; 35:8; Sal 8:4; 80:17; 144:3)

Jesucristo se describe a sí mismo como Hijo de
Hombre para enfatizar su humanidad (Mt 8:20 pp Lc 9:58 Ver
también
Mt 11:19 pp Lc 7:34; Mt 16:13,15; Lc 6:22; Jn
9:35)

El AT utiliza la frase "Hijo de Hombre" como un
título para Ezequiel (Ez 2:1)

Jesucristo predica la palabra de Dios (Mt
13:37–43)

Jesucristo ofrece palabras de vida eterna (Jn 6:27)
Ver también (Jn 6:53, 63,68)

Jesucristo como un siervo (Mt 20:28 pp Mr.
10:45)

Jesucristo vino para sufrir, morir y resucitar (Lc
24:6–7 Ver también Mt 12:40 pp Lc 11:30)
la señal de Jonás; (Mt 17:9 pp Mr. 9:9)
(Mt 17:22–23 pp Mr. 9:31 pp Lc 9:44; Mt 20:18 pp Mr. 10:33
pp Lc 18:31; Mt 26:24 pp Mr. 14:21 pp Lc 22:22; Mr. 8:31 pp Lc
9:22; Jn 3:14; 12:23; 13:31)

La visión del Hijo de Hombre Dan
7:13–14

Hijo de Hombre significa "Hijo de Adán" (Gn 1:26)
Jesucristo, como el Hijo de Hombre (en hebreo, "Hijo de
Adán"), hereda la promesa originalmente dada a Adán
de tener dominio sobre la tierra, la cual perdió debido a
su pecado. Ver también
(Ro 5:14; 1 Co 15:45; He
2:6–9; Sal 8:4–6)

Jesucristo tuvo autoridad sobre la tierra y sobre el
Sábado (Mt 9:6 pp Mr. 2:10 pp Lc 5:24) (Mt 12:8
pp Mr. 2:28 pp Lc 6:5)

Jesucristo ahora ascendido a su gloria (Hch
7:55–56) Ver también (Ap. 1:13;
14:14)

Jesucristo vendrá para juzgar y reinar sobre
todas las cosas (Mt 16:27–28 pp Mr. 8:38 pp Lc 9:26)
Ver también (Mt 10:23; 24:30 pp Mr. 13:26 pp Lc
21:27) la segunda venida; (Mt 24:44 pp Lc 12:40)
(Mt 26:64 pp Mr. 14:62 pp Lc 22:69) (Lc 18:8; 21:36; Jn
5:27)

 

 

Autor:

Diego Calvo Calvo Merino

 

[1] Lockward, A. (1999). Nuevo diccionario de
la Biblia. Miami: Editorial Unilit.

[2] Bultmann, R. (1981). Teología Del
Nuevo Testamento. Salamanca: Ed. Signee

[3] Ventura, S. V. (1985). En Nuevo
diccionario bíblico ilustrado. TERRASSA (Barcelona):
Editorial CLIE.

[4] De Andrade, Claudionor Carrera.
Diccionario Teolo´gico: Con un Suplemento
Biogra´fico de los Grandes Teo´logos y Pensadores.
Miami, FL: Patmos, 2002.

[5] Es por tanto, reseñable la
importancia en el griego de un sustantivo precedido o no de un
artículo, para resaltar su importancia. Nelson, W. M.,
& Mayo, J. R. (1998).Nelson nuevo diccionario ilustrado de
la Biblia. Nashville: Editorial Caribe.

[6] Batchelor, Mary. Abramos la Biblia.
Miami: Sociedades Bi´blicas Unidas, 2000.

[7] I de Enoc o Enoc etíope. Un libro
compuesto en cinco partes, y que consiste en las visiones y
viajes de Enoc por los cielos. La parte de los Símiles o
Parábolas (capítulos 37–71, que contienen
visiones, etc.) son de mucha importancia a causa de la figura
Del Hijo del Hombre celestial. (2000). En LBLA índice de
tópicos. La Habra, CA: Foundation Publications, Inc.

[8] Sera una osadía pretender inventar
el término por parte de los seguidores de Jesús,
ya que éste queda atestiguado por la literature anterior
al mismo. Manser, M. H. (2012). Diccionario de temas
bíblicos. (G. Powell, Ed.). Bellingham

[9] Descubre La Biblia: de Ciencias Biblicas.
Miami: Sociedades Bi´blicas Unidas, 1997.

[10] GERHARDSSON Birger. Prehistoric de los
Evangelist. Santander. Ed.Terrae 1979

[11] La Teología liberal se
caracterizó por un studio desde la Escuela de Tubinga,
más racional sobre el texto Bíblico, eliminando
posibles influencias del Helenismo y observando el texto
sagrado como un volumen literario mas. De la Fuente, T. (1985).
Claves de interpretación Biblica – edición
actualizada (pp. 103–104). El Paso, Texas: Casa Bautista
de Publicaciones.

[12] Kistemaker, S. J. (1998). Comentario al
Nuevo Testamento: 1 Corintios (p. 632). Grand Rapids, MI:
Libros Desafío.

[13] HUNERMANN P. Christology. Ed. Herder.
Madrid 1975

[14] Hoy ya superada la influencia de
BULTMANN R. Jesucristo y la mitología. Ed. Salamanca,
1965. Es incuestionable y admitida la historicidad de
Jesús. Las conexiones con el Mesías anunciado se
hacen claramente visibles a medida que se despliega el lienzo
de la historia.

[15] VARIOS Aut. Descubre La Biblia: de
Ciencias Bíblicas. (1997). Miami: Sociedades
Bi´blicas Unidas.

[16] Robertson, A. T. (2003). Comentario al
Texto Griego del Nuevo Testamento: Obra Completa (6 Tomos en 1)
(p. 20). Barcelona, España: Editorial Clie.

[17] Escuain, S., & Haley, J. W. (1988).
Diccionario de dificultades y aparentes contradicciones
Bi´blicas (p. 124). TERRASSA (Barcelona): Editorial
CLIE.

[18] Lacueva, F. (2001). En Diccionario
teológico ilustrado. Tarrasa, Barcelona: Clie.

[19] Wallace, R. S. (2006).
CRISTOLOGÍA. En (E. F. Harrison, G. W. Bromiley, &
C. F. H. Henry, Eds.)Diccionario de Teología. Grand
Rapids, MI: Libros Desafío.

[20] En Ireneo, su doctrina sobre la
recapitulación: El Hijo de Dios, enteramente Dios, se
hizo el Hijo del Hombre, totalmente hombre. Por su nacimiento
virginal, la encarnación del Hijo de Dios implicaba que,
al asumir nuestra humanidad entera, Cristo recapituló en
sí mismo todo lo humano. Lo que se perdió por la
desobediencia de Adán, se rescató por la
obediencia del postrer Adán, Cristo, el cual
recorrió todas las etapas de la vida humana,
resistió todas las tentaciones, murió y
resucitó victorioso de la muerte y del diablo. Bib.
Ireneo, Contra las herejías, 5 vols. (AM, Sevilla 1999);
A. Orbe, Antropología de San Ireneo (BAC, Madrid);
–Teología de San Ireneo, 4 vols. (BAC,
Madrid).

[21] Manser, M. H. Diccionario de temas
bíblicos. Editado por Guillermo Powell. Bellingham, WA:
2012

[22] Stern, David H. Nuevo Testamento
Judío: una traducción del Nuevo Testamento que
expresa su carácter judío. Clarksville, MD:
Messianic Jewish Publishers, 2011.

[23] Obra imprenscindible. CULMANN O.
Cristología del Nuevo Testamento. Salamanca, 1981

[24] De Andrade, C. C. (2002). En Diccionario
Teológico: Con un Suplemento Biográfico de los
Grandes Teólogos y Pensadores. Miami, FL: Patmos.

[25] Keil, C. F., & Delitzsch, F. (2008).
Comentario al Texto Hebreo del Antiguo Testamento (p. 427).
Viladecavalls (Barcelona), España: Editorial CLIE.

[26] Scott, J. B. (2002). El plan de Dios en
el Antiguo Testamento (pp. 448–449). Miami, FL: Editorial
Unilit.

[27] Russell, D. S., y Javier Jose´
Mari´n. El Periodo Intertestamentario. El Paso, TX: Casa
Bautista de Publicaciones, 1973.

[28] Ladd, G. E. (2006). APOCALÍPTICA,
LA (APOCALIPSIS). En (E. F. Harrison, G. W. Bromiley, & C.
F. H. Henry, Eds.)Diccionario de Teología. Grand Rapids,
MI: Libros Desafío.

[29] Scott, Jack B. El plan de Dios en el
Antiguo Testamento. Miami, FL: Editorial Unilit, 2002.

[30] BARTH K. Conferencias en Suiza.
Párrocos reformados. 1956. La humanidad de Dios.

[31] Queremos resumir los textos más
significativos en relación con el término
“hijo del hombre” y plasmar una concordancia breve,
temática para facilitar su estudio posterior más
detallado. Sirva simplemente como un anexo a la
reflexión del estudiante.

[32] Concordancia textual del vocablo.

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