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El hombre funcionando en sus tres dimensiones (página 2)



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9

La naturaleza pecaminosa del hombre fue el resultado de
su alejamiento de Dios en una acto consciente y deliberado, una
violación de la santa ley de Dios. La consecuencia del
pecado deliberado del hombre fue una naturaleza pecaminosa, una
disposición de corazón del cual proceden actos
pecaminosos (Mt.15:19; Mr.7:21-23). Lamentablemente hemos
heredado esta naturaleza pecaminosa de Adán Ro. 5:12-19.
La herencia de nuestra naturaleza de pecado es el resultado del
pecado de Adán y de la relación de la raza humana
con él como "hombre corporativo"; es decir él
representaba a toda la humanidad. Esta naturaleza pecaminosa es
la que se opone a Dios y tiene inclinación a pecar. La
Palabra de Dios emplea diferentes términos y expresiones
para describir esta tendencia baja, débil y depravada del
hombre.

La palabra carne se utiliza tanto en el Antiguo
Testamento como en el Nuevo. Sin embargo, su uso en este
último tiene mayor importancia teológica y
representa un desarrollo más detallado de la
explicación que Dios da acerca del problema del pecado de
la humanidad que el que encontramos en el Antiguo Testamento. Se
conoce formas fundamentales de utilizar la palabra carne
"sarx" en el Nuevo Testamento. En un extremo
están los casos en los que no se implica ningún
juicio moral, ni el término tiene connotación
negativa alguna. En el otro, aquellos que implican juicio moral
negativo y sarx llega a describir la naturaleza
más baja del hombre o se define como pecaminosa. Tendiendo
un puente entre ambos extremos hay una serie de usos en los que
sarx no es pecaminosa en si, pero se inclina en esa
dirección.

El conocido erudito del griego W. Vine enumera trece
usos distintos de la palabra sarx. Para un estudio
histórico casi exhaustivo del término, no hay nada
mejor que el trabajo de Eduard Scheweizer. Presenta el
significado que tuvo esta palabra durante seis períodos
diferentes de la Historia. Para alguien que desea consultar un
estudio profundo y complejo, su trabajo es
excepcional.

La carne se convierte así en la parte más
baja del hombre que define, ya sea la propia incitación al
pecado o, por lo menos, la sede de la misma (Ro. 7:28,25;
8:5b,12,13; Gá. 5:17, 19,6:8; 1P. 3:21; 2P. 2:10,18; 1Jn.
2:16) Uno pueda tener un cuerpo carnal (Col. 2:11) o una mente
carnal (Ro. 8:7; Col. 2:18).

Respecto a eso resulta significativo que Pablo no diga
en ninguna parte que la carne será resucitada; para
él es el cuerpo el que experimentará la
resurrección para novedad de vida (1Co. 15:44). Y esto
porque para Pablo sarx tenía una
connotación de pecado, mientras que cuerpo era un
término más neutral. Es necesario recordar que
también la mente puede engendrar deseos pecaminosos (Ef.
2:3), y que hay una inmundicia de espíritu, como la hay de
la carne (1Co. 7:1)

La
carne y la naturaleza de pecado

La carne con la que luchamos a diario no equivale a ese
viejo yo que antes controlaba nuestra vida, pero que ahora
está permanentemente crucificado con Cristo (Gá.
2:20). Antes de conocer a Jesús nuestra existencia era
dominada por esa naturaleza pecaminosa heredada de Adán.
Estábamos separados de Dios y muertos en lo espiritual.
Ese era el viejo hombre y el "viejo yo" Jesús se
llevó consigo a la cruz a nuestro viejo hombre, que
murió allí con El. Las palabras del apóstol
Pablo son las siguientes: "Sabiendo esto, que nuestro viejo
hombre fue crucificado juntamente con el Ro. 6:6 Pablo pudo
exhortar así a los creyentes: "Poned la mira en las cosas
de arriba, no en la de la tierra. Porque habéis muerto, y
vuestra vida esta escondida con Cristo en Dios." (Col. 3:2-3)
Esto ayuda a explicar por qué el apóstol Juan es
tan enfático cuando dice que los verdaderos creyentes no
son ya esclavos del pecado ni lo practican. Porque hemos nacido
de Dios (1Jn. 3:4-19). Ser "de Dios" 1Jn. 5:19 y ser 'nacido de
Dios 1Jn. 5:18 significa que nuestra naturaleza proviene del
Señor. La naturaleza de Dios permanece en nosotros. "La
simiente de Dios permanece en (nosotros) y no (podemos) pecar
(practicar el pecado, vv. 7-8), porque somos nacidos de Dios"
1Jn. 3:9.

"No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal,
de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencia; ni
tampoco presentéis vuestros miembros como instrumentos de
iniquidad, sino presentados vosotros mismos a Dios como vivos de
entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos
de justicia." Ro. 6:12-13
Cuando Pablo habla de los miembros
de mi cuerpo, es obvio que quiere decir algo más que el
cuerpo material: se refiere a mi mente, mi imaginación,
mis emociones, mi voluntad y mi cuerpo físico. Dios quiere
que le rinda todo lo que soy a fin de hacer su voluntad en mi
vida. Puesto que vivo en mi cuerpo, si El lo posee realmente, me
posee por entero a mí. El cristiano debe buscar el hacer
morir las obras e la carne en su vida si quiere llegar a tener
victoria en la guerra contra el pecado en la cual participa; de
no ser así, pronto se convertirá en una
víctima de guerra.

Las obras de la carne (gálatas 5:19
21)

"Y manifiestan son las obras de la carne, que
son: adulterio, fornicación, inmundicia,
lascivia,

idolatría, hechicería, enemistades,
pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías,
Envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas
semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os
lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no
heredarán el reino de Dios.

"Ahora bien, las obras de la carne son evidentes, las
cuales son: inmoralidad, impureza, sensibilidad,
idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos,
enojos, rivalidades, disensiones, sectarismos, Envidias,
borracheras, orgías, y cosas semejantes, contra las cuales
os advierto, como ya lo he hecho antes, que los que practican
tales cosas no heredarán el reino de Dios."

"Bien manifiestas son las obras de la carne, las cuales
son adulterio, fornicación, deshonestidad, lujuria, culto
de ídolos, hechicerías, enemistades, pleitos,
celos, enojos, riñas, disensiones, herejías,
envidias, homicidios, embriagueces, glotonerías, y cosas
semejantes; sobre las cuales los prevengo, como ya tengo dicho,
que los que tales cosas hacen, no alcanzarán el reino de
Dios".

El texto comienza con la clara
declaración:
"Y manifiestas son las obras de la
carne…"(v.19). El apóstol, mediante la guía del
Espíritu Santo, pone en una lista cómo la carne
obra contra nosotros y lucha contra el espíritu regenerado
del hombre.

  • Adulterio (Mt.15:19; Mr.7:21). Esto se
    refiere a pensamientos o actos de inmoralidad de forma
    eventual después de haber contraído matrimonio.
    El adulterio procede del deseo carnal y egoísta de
    satisfacción física sin responsabilidad
    posterior. El adulterio manifiesta la rebelión de la
    carne contra el mandamiento de la pureza y ataca la
    inviolabilidad del matrimonio (He.13:4).

  • Fornicación (Mr.7:21). Parecido al
    anterior con la diferencia de que esta es fruto de una
    relación frecuente antes de casarse o mientras uno
    esta casado. La fornicación nace del deseo mundano de
    satisfacer los apetitos sensuales sin la responsabilidad del
    matrimonio o la ruptura del principio de fidelidad del
    matrimonio. No hay lugar o excusa para la fornicación
    en el plan de Dios. (1Co.6:13, 18).

  • Inmundicia (Mr.7:21). Este pecado incluye una
    amplia gama de pecados morales. Pensamientos malos o impuros,
    los "chistes sucios", deseos lujuriosos; deseos de ver
    pornografía en todas sus formas. La inmundicia brota
    del deseo de satisfacer apetitos sensuales a través
    los pensamientos y palabras en contra de la naturaleza santa
    de Dios y en contra de la salud espiritual del propio
    sujeto.

  • Lascivia (Mr.7:21). Este pecado representa la
    práctica de hacer despertar deseos que no pueden ser
    satisfechos dentro de los límites de la
    aprobación de Dios. Una buena definición
    podría ser "Amor por la carne". Uno puede ser lascivo
    en su vestir, su forma de hablar, sus carcajadas, sus
    sonrisa, sus ojos, sus gestos, su modestia, etc. Este pecado
    resulta del deseo carnal de atraer la atención hacia
    uno mismo de una manera que hace ostentación de las
    normas de la pureza moral de Dios.

  • Idolatría Este pecado es la carne
    revelándose contra la adoración del
    único Dios vivo y verdadero. La idolatría tiene
    lugar cuando física o mentalmente ponemos cualquier
    cosa antes que a Dios. El placer, el dinero, las cosas
    materiales, nuestro trabajo, incluso nuestras familias pueden
    llegar a ser ídolos. Este pecado carnal surge de
    nuestro deseo de elegir al dios que agrada a nuestra carne en
    vez de postrarnos delante del Dios vivo y
    verdadero.

  • Hechicerías Este pecado de la carne
    proviene de nuestro deseo de conectar y tener relación
    con el espíritu misterioso de este mundo. Con una
    curiosidad rebelde, deseamos conocer los misterios del mundo
    invisible de una manera que no es revelada por Dios en su
    Palabra. Este pecado carnal de hechicería incluye todo
    el campo del ocultismo. Tablas de Ouija, adivinación,
    Nueva Era, espiritismo, levitación, astrología,
    el uso del péndulo, disciplinas de artes marciales,
    técnicas de control mental o meditación y cosas
    semejantes son instrumentos de este pecado. Es interesante
    que la palabra griega para hechicería o
    brujería sea en nuestros textos la palabra pharmakia,
    de la cual procede la palabra farmacia, referente a las
    drogas. El uso de drogas o alucinógenos para conseguir
    nuevas sensaciones y una expansión de la mente es una
    forma de brujería. Tomar drogas es un pecado carnal
    que conduce a una esclavitud más profunda al reino de
    Satanás.

  • Enemistades Este pecado carnal se manifiesta
    en sentimientos perversos y malos de rencor, desprecio y
    aversión hacia otras personas. Las enemistades surgen
    del deseo carnal de establecer la valía de uno fuera
    del plan de salvación de Dios. Este pecado se
    contrapone a la demanda de Dios de que nos perdonemos los
    unos a los otros.

  • Pleitos Este pecado de la carne se manifiesta
    cuando llegamos a formar parte de la disputa y la
    discordancia. Nace del deseo carnal de atraer la
    atención y esforzarse en probar que tenemos
    razón. Se lo puede llamar también una forma
    sutil de orgullo.

  • Celos Esta es la manifestación de
    sentimientos de resentimiento porque alguien es o tiene lo
    que nosotros queremos. La envidia brota del deseo de la carne
    de ser el centro de atención por encima del
    interés en otros. También manifiesta una falta
    de autoaceptación y gratitud a Dios porque El nos hizo
    exactamente como El nos quiere.

  • Iras Esto significa mal humor, enojo violento
    o furioso. El enojo o la ira provienen del deseo de la carne
    de borrar cualquier cosa que amenace los intereses de uno. El
    enojo es el intento de la carne de intervenir y tomar
    venganza fuera de las manos de Dios.

  • Contiendas La contienda es una rivalidad
    egoísta. Surge del deseo interesado de derribar a
    otros que de alguna forma constituyen una amenaza para
    nosotros. Se contrapone al amor de Dios por todos los
    hombres; un amor tan grande que "siendo aún pecadores,
    Cristo murió por nosotros"(Ro.5:8).

  • Disensiones Esta palabra significa,
    literalmente, dividir, rasgar en dos partes. Otra buena
    traducción es sectarismo. Este pecado surge del deseo
    egoísta de identificarse con un grupo que
    apoyaría mis intereses egocéntricos. Esta
    indulgencia carnal es lo que causa división en la
    iglesia y discordias entre creyentes. El espíritu de
    sedición ataca a la unidad esencial del Cuerpo de
    Cristo y divide lo que por la obra de Cristo y la gracia de
    Dios es uno.

  • Herejías Al igual que las disensiones,
    esta carnalidad es un entusiasmo por enseñanza que
    aparenta ser bíblica, que divide a los creyentes por
    cosas no esenciales. Ha sido uno de los pecados carnales por
    el que muchos líderes de creyentes influyentes han
    llegado a ser culpables de una forma muy sutil. Este pecado
    se opone al don de amor de Dios y Su mandamiento de no
    intervenir en discusiones necias e insensatas, que no
    producen sino altercados (2Ti.2:23).

  • Envidias Este pecado describe un descontento
    interior cuando miramos el éxito o la superioridad de
    otro con deseo de estar en su lugar. La envidia proviene de
    una falta de seguridad interior y de confianza en que Dios
    nos capacitaría para tener y conseguir justo lo que El
    quiere que tengamos. La envidia es un rechazo a contentarnos
    con el don de la gracia de Dios para con nosotros.

  • Homicidios (Mt.15:19; Mr.7:21).
    Satanás es un homicida, pero el corazón humano
    lleno de odio e ira es capaz también de asesinar. El
    pecado del homicidio manifiesta el deseo rebelde de la carne
    de quitar de en medio incluso una vida que obstaculiza el
    camino para conseguir una meta gratificante.

  • Borracheras Este pecado carnal incluye el
    confiar en toda clase de tóxicos, tales como el
    alcohol y las drogas para producir una vía de escape
    artificial para no afrontar nuestros pecados y
    responsabilidades. Esta carnalidad se rebela contra la obra
    del Espíritu Santo que convence al hombre de sus
    pecados y que crea culpabilidad y convicción
    designados para conducir al hombre hacia la fe y el
    arrepentimiento. Las borracheras buscan una
    estimulación carnal para producir un estado de
    bienestar que en verdad sólo puede ser producido
    permanentemente por la plenitud del Espíritu Santo
    (Ef.5:18).

En este pasaje se puntualiza que aquellos que
continúan practicando estos pecados no son los que
heredarán el Reino de Dios. Estos son los pecados del
hombre natural que nunca ha nacido de nuevo. Los creyentes han
sido liberados de estos pecados carnales a través de la
muerte de Cristo en la cruz y Su resurrección.

¿Cómo se produce el
pecado?

Quizás sería necesario en este punto
aclarar que la tentación de ninguna manera implica pecado
de facto. Para que se manifieste el pecado (como práctica
o hechos malos) deben estar presentes dos elementos; La
tentación y la decisión individual de ceder a los
deseos carnales. El siguiente cuadro aclarará lo anterior.
Detrás de los peligros más obvios de abandonarse a
los pecados carnales, se encuentra un peligro más sutil y
mortal. Ef. 4 trata de los pecados de la carne en el contexto del
viejo hombre (v.22) y el nuevo hombre (v.24). En este contexto,
de pronto el apóstol Pablo advierte: "no deis lugar al
diablo"(v.27). Esta advertencia indica que a través del
ejercicio de su voluntad a cometer estos pecados carnales, el
creyente da lugar o cede terreno a la actividad de Satanás
en su vida. Rendirse voluntariamente a la práctica de los
pecados de la carne da ocasión a Satanás para hacer
lo que él quiera en la vida del creyente. Aunque toda la
demanda legal de Satanás contra nosotros fue eliminada en
la cruz, el ceder voluntariamente a través de los pecados
carnales da al enemigo un lugar o la base legal sobre nosotros
que él se dará prisa en explotar.

¿CÓMO SE PUEDE SER LIBRE
DE LA CARNE?

A esta posibilidad de colación satánica en
la vida del creyente se hace alusión en muchos otros
pasajes del Nuevo Testamento. El apóstol Pablo
escribió a Timoteo sobre la necesidad de corregir a
aquellos que estaban en pecados carnales y se oponían al
evangelio con la confianza de que Dios les concedería el
arrepentimiento. El advierte que aquellos que practican tales
pecados están atrapados en el lazo del diablo y
"están cautivos a voluntad de él" (2Ti.2:26).
Aunque hay algunos intérpretes que piensan que este pasaje
no se refiere a los verdaderos creyentes, el apóstol
tenía la intención de que fuera una serie de
advertencia a todos los hombres de que vivir descuidada y
carnalmente significa entrar en el territorio de Satanás.
Los creyentes que viven carnalmente pueden indudablemente llegar
a un estado de esclavitud con Satanás, donde vivan de
acuerdo con la voluntad de Satanás en lugar de la voluntad
de Dios.

Esta es una realidad obvia, que concuerda con el tono de
las Escrituras y su énfasis en la responsabilidad del
hombre. Hay tres pasos hacia la victoria sobre la carne,
expuestos en Gálatas 5 y en otros pasajes del Nuevo
Testamento que enseñan sobre este enemigo.

  • El primero paso es la sinceridad (Mr.7:21-23;
    Gá.5;17-21). Debería ser obvio para todos
    nosotros que una de las razones para hacer una lista de tales
    pecados carnales o pecados provenientes de nuestro
    corazón pecaminoso, tal como aparece en la palabra de
    Dios, es la importancia de ser honestos con nosotros mismos.
    No todos somos tentados de igual forma por cada uno de estos
    pecados; puede que uno tenga problemas con la impureza,
    mientras que con la envidia y o ira esté afrontando
    una verdadera batalla.

El Espíritu Santo quiere que seamos honestos, que
veamos y admitamos nuestra vieja naturaleza depravada y
pecaminosa. Quiere que seamos conscientes diariamente de que el
viejo hombre debe morir. Dios nunca se ocupa de mejorar al hombre
natural. Dios nos regenera y nos hace nuevas criaturas. Algunos
creyentes intentan reformar su vieja naturaleza. Les inquieta ver
continuamente el mal en sus vidas. Sin embargo uno de los
requisitos previos para una vida victoriosa es ver y conocer la
vieja naturaleza derrotada y corrompida. Debemos renunciar por
completo a cualquier pensamiento de reformar nuestra vieja
naturaleza. Por consiguiente, un primer paso muy importante hacia
la victoria sobre la carne es la capacidad de ser honestos.
Debemos ver y admitir los pecados carnales que son nuestra mayor
tentación y derrota. No intente dar una falsa apariencia.
No intente ocultarlos de usted mismo y de otros o trate de
convencer a Dios de que no están ahí. Más
bien, es importante pedir al Espíritu Santo que le muestre
sus pecados en toda su gravedad. En tanto que no exista tal
sinceridad, seguirá siendo víctima de su carne y
estará cediendo terreno a Satanás. Dios está
muy convencido de nuestra depravación y de los pecados de
nuestra carne y quiere que nosotros estemos dispuestos a dar el
siguiente paso.

  • El segundo paso para conseguir la victoria
    sobre la carne es un caminar de muerte y renuncia (Ro.
    6:1-13; Gá. 2:20;5;24). "Pero los que son de Cristo,
    han crucificado la carne con sus pasiones y
    deseos"(Gá. 5:14). "Así también vosotros
    consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo
    Jesús, Señor nuestro"(Ro.6:11).

Cualquier victoria en la lucha espiritual se consigue a
través de hechos objetivos, y no sentimientos subjetivos.
La fe siempre sigue adelante cuando está fundada sobre la
verdad, y no sobre la base poco fiable del sentimiento. Rm. 6:6
(NVI) expone claramente lo que mi unión con la muerte de
Cristo hizo a mi naturaleza pecadora: "Pues sabemos que
nuestro antiguo 'yo' fue crucificado con él, para que el
cuerpo del pecado fuese destituido de su señorío,
de modo que no seamos por más tiempo esclavos del pecado
porque quien a muerto, ha sido liberado del
pecado."

La naturaleza pecaminosa del creyente fue crucificada
con Cristo no sólo para pagar la deuda que su pecado
merecía, sino también para dejar sin poder a esa
naturaleza de pecado para que el creyente ya no estuviera sujeto
a su control. La naturaleza heredada, depravada del creyente fue
crucificada con Cristo en la cruz del Calvario para que nunca
más tuviera que ser esclavo del pecado. Experimentar la
victoria sobre los pecados carnales hace necesario que la persona
"se considere" muerta al pecado a través de Jesucristo
(Ro.6:11). La victoria sobre la carne es siempre una
apropiación activa, día a día y momento a
momento de la verdad absoluta de que "he sido crucificado con
Cristo"
(Gá.2:20). Es muy importante que mantengamos
constantemente esta verdad objetiva al frente de nuestro vivir
diario en la vida cristiana. Nuestra esperanza de victoria sobre
nuestros pecados de la carne es solamente la apropiación
por la fe de nuestra muerte con Cristo a estos pecados. Debemos
dejar de considerar el pecado como una realidad ineludible a
nuestro diario vivir.

  • El tercer paso es caminar en el
    Espíritu (Ro.6:11; Gá.5:16-25). La muerte no es
    suficiente para vencer a la carne; debe entrar nueva vida en
    nuestro ser. También debemos considerarnos vivos para
    Dios, así como muertos al pecado (Ro.6:11). Es obvio
    que no debemos dejar un vacío dentro de nosotros
    cuando nos apropiamos de nuestra muerte al viejo hombre.
    Debemos ser llenos con una vida nueva. Otro hecho real que
    debemos comprender y sobre el que debemos actuar es que el
    Señor Jesucristo se levantó de los
    muertos.

Esta es una verdad absoluta, aún cuando
Satanás y las críticas la hayan atacado. Sin
embargo, aún queda como un hecho permanente y objetivo que
todos los creyentes están unidos con Cristo en Su
resurrección. Así como Cristo fue resucitado de
entre los muertos, también nosotros somos resucitados con
El. Tenemos una vida en El. Con todo, aún nos queda
apropiarnos de su vida para nosotros (Ro.6:4-5). En el momento en
que creemos, el Espíritu Santo nos bautiza en Cristo.
Estamos unidos con Cristo por esta obra del Espíritu
Santo, y a través de esta unión somos hechos
partícipes de la vida de resurrección de nuestro
Señor (Ro.6:5-8). Esta nueva vida, esta vida de
resurrección de Cristo, la podemos experimentar siempre
que dejemos al Espíritu Santo todo el control. El
Espíritu Santo entra en la vida de todos los creyentes en
el momento en que creemos y somos salvos (Jn.3:6; Ro8:9,10). No
debemos dudar de este hecho real. Dudar o no creer que la
presencia del Espíritu Santo mora en nuestro
espíritu es creer la mentira de Satanás y dejarnos
engañar. Pero aún queda la responsabilidad del
creyente de ser lleno del Espíritu (Ef.5:18). Esta es otra
forma de decir que debemos apropiarnos a actuar sobre la verdad
de que el Espíritu Santo vive dentro de nosotros. Nuestro
ser esta dividido en varias partes, pero funciona como si fuera
uno. Tenemos un cuerpo, un alma y un espíritu. Nuestra
alma contiene nuestra personalidad, que esta formada por nuestra
mente, nuestra voluntad y nuestras emociones. Cuando uno habla de
"ser llenos del Espíritu" significa que su cuerpo, su alma
y su espíritu son controlados y dirigidos por la gracia
maravillosa del Espíritu Santo. La nueva vida es suya por
el hecho de la resurrección de Cristo entra a formar parte
de todo su ser.

El cuerpo (los
sentidos y el papel de los estímulos y sensaciones en la
percepción y su relación con el placer, y el
dolor)

VERSÍCULO CLAVE: Romanos 12:1-3 "Por
consiguiente, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios
que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo y
santo
, aceptable a Dios, que es vuestro culto racional. Y
no os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la
renovación de vuestra mente, para que verifiquéis
cuál es la voluntad de Dios:
lo que es bueno,
aceptable y perfecto. Porque en virtud de la gracia que me ha
sido dada, digo a cada uno de vosotros que no piense más
alto de sí que lo que debe pensar, sino que piense con
buen juicio, según la medida de fe que Dios ha distribuido
a cada uno."

CITAS BÍBLICAS: Romanos 7:23-24; Romanos
12:1; Mateo 5:29; 1 Corintios 6:15; 1 Corintios 6:20; 1 Corintios
9:27; Mateo 6:22; Romanos 8:10-11; Romanos 12:1-3.

EJEMPLOS BÍBLICOS: La Vida de
Sansón (Jueces: 13-16)

CONCEPTOS Y TÉRMINOS SIGNIFICATIVOS:
Sentido, Estímulo, Sensación, Percepción,
Placer, Dolor.

CUERPO: viene del griego "soma", es la parte
física del hombre. Es la parte material del ser humano que
lo pone en contacto con el mundo físico. Un cuerpo
cualquiera que sea, debe tener: temperatura, un estado de
agregación, una composición química y una
serie de propiedades igualmente esenciales.

Entonces sabemos que el cuerpo es la naturaleza
material, terrenal del hombre. "Pues polvo eres, y al polvo
volverás". Génesis 3:13. Hasta el día de hoy
los científicos buscan el origen del hombre, mientras que
la Biblia nos enseña claramente, con pruebas irrefutables
que el hombre es criatura de Dios. Hoy vemos los cuerpos humanos
sujetos a muchas enfermedades, y peor que la enfermedad es la
muerte. La Biblia revela que el cuerpo del hombre será
redimido. Esa redención, según el gran plan divino
de gracia, viene a través de la cruz del calvario, donde
murió crucificado Jesucristo, el hijo de Dios, resucitando
al tercer día.

Cuerpo (soma): El cuerpo es esa parte del hombre
que está consciente de las reacciones con el mundo
exterior: mundo, conciencia.

Las funciones del cuerpo pueden ser
bosquejadas como siguen:

a. Recepción. La información es
recibida del mundo por vía de los sentidos (ojos,
oídos, el tacto, etc.)

b. Reacción. El cuerpo reacciona a
través del sistema motor (muscular) por medio de las
palabras y acciones.

c. Expresión. El cuerpo puede expresar al
mundo los pensamientos, sensaciones y decisiones del
alma.

Para que la salvación de Dios sea completa debe
alcanzar al cuerpo. Aunque la obra de Dios comienza en el
espíritu, y sigue con el alma, también debe
expresarse en el cuerpo. La importancia del cuerpo es evidente
por cuanto Dios fue manifestado en carne. El Verbo se hizo
hombre, lo cual permitió la salvación del hombre y
la derrota de Satanás (por eso los espíritus
inmundos no pueden confesar esta verdad).

El cuerpo del Señor Jesús en la tierra fue
el templo de Dios (Jn. 2:21); hoy el cuerpo del cristiano
también lo es (1ª Cor. 6:19). Uno de los mayores
pecados (la fornicación) se asocia con el cuerpo, porque
significa tomar un miembro de Cristo y hacerlo miembro de una
ramera (1ª Cor. 6:15). El cuerpo tiene necesidades, las
cuales deben ser suplidas; no obstante, esto no significa
gratificar el cuerpo. Si el cuerpo es complacido cada vez, se
volverá un amo con más y más exigencias, y
dejará de ser un siervo. El alma también se
verá envuelta en sus apetitos y caerá en el
hedonismo (búsqueda del placer).

La consagración del cristiano ha de comenzar por
el cuerpo, el cual es presentado como un sacrificio vivo, santo y
agradable a Dios. Luego, el entendimiento, el alma, es renovada,
y la voluntad de Dios puede ser comprobada en el espíritu
(Romanos 12). Así como el espíritu fue vivificado
al recibir la justificación, así el cuerpo es
vivificado por su Espíritu (Rom. 8:10-11).

En 1ª Corintios 6:13 dice «El cuerpo es para
el Señor… y el Señor para el cuerpo».
Esto primero significa que no es para la satisfacción y el
deleite; es para el Señor. El cuerpo ha de servir como
instrumento de justicia. «El Señor es para el
cuerpo» significa que el Señor no sólo salva
el espíritu y el alma, sino también el cuerpo de
enfermedades y plagas. Si el cristiano acepta que el cuerpo es
para el Señor, y se consagra para él, el
Señor va a conceder vida y poder a su cuerpo. Él
mismo lo va a cuidar y preservar. Él lo va a restaurar si
está enfermo, y lo va a preservar para que no esté
enfermo.

La introducción del pecado en el hombre trajo
consigo no sólo la muerte, sino también la
enfermedad (La enfermedad se halla entre el pecado y la muerte).
El Señor no sólo perdonó pecados, sino que
también sanó enfermos. Él vino a deshacer
las obras del diablo, y éstas tienen que ver con la
enfermedad y con la muerte. Un cuerpo sano no es para los deseos
carnales, sino para Dios. «Y el mismo Dios de paz os
santifique por completo; y todo nuestro ser, espíritu,
alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de
nuestro Señor Jesucristo» (1ª Tes.
5:23).

  • Atención. Capacidad para centrarse de
    manera persistente en un estímulo o actividad
    concretos. Un trastorno de la atención puede
    manifestarse por distraibilidad fácil o por dificultad
    para realizar tareas o concentrarse en el trabajo.

  • Actitud consciente y focalizada, dirigida a la
    observación detenida y precisa. Es de gran importancia
    en la percepción.

  • Estímulo. Es una energía o
    factor físico o químico que excita un receptor
    y que produce una respuesta del organismo.

  • Estimulo condicionado. Las nociones de
    estímulo condicionado, estímulo incondicionado,
    respuesta incondicionada y respuesta condicionada sólo
    pueden comprenderse en su relación mutua.

  • Estímulo-respuesta. Teoría que
    explica los comportamientos de un individuo como un conjunto
    de reacciones a estímulos precedentes.

  • Sensación. Proceso por el cual los
    órganos de los sentidos convierten estímulos
    del mundo exterior en los datos elementales o materia prima
    de la experiencia. Las sensaciones son las vivencias
    elementales cuya combinación da lugar a la vivencia
    compuesta que llamamos

  • Percepción. Así, la
    percepción de una hoja está compuesta por
    sensaciones táctiles de textura, dureza, grado de
    calor, por sensaciones visuales de color, forma, estado de
    movimiento,… Es común señalar que no tenemos
    una experiencia inmediata de las sensaciones sino que
    llegamos a ellas por el análisis de las vivencias
    complejas, en concreto de la percepción. Las tareas de
    la psicología en relación a las sensaciones han
    sido habitualmente la de la clasificación de las
    sensaciones en tipos y subtipos y su medida; esto
    último en particular en la psicología
    experimental, como en las investigaciones de Weber y
    Fechner. Finalmente, pero ya más en el lado de
    la fisiología que de la psicología, se
    investiga también la actividad nerviosa y el
    funcionamiento de los distintos órganos que
    intervienen en la presencia de sensaciones en la mente del
    individuo.

  • Las funciones mentales superiores se definen
    como la facultad del cerebro para percibir, retener y
    recordar información obtenida del medio externo. Entre
    estas facultades se encuentran las sensaciones; estas suponen
    un análisis subjetivo del entorno para obtener
    información. Siendo esta en realidad un hecho
    psicológico que resulta de la acción de un
    estimulo. Entre las funciones mentales superiores encontramos
    la atención que es definida como es la capacidad para
    centrarse en un estimulo o actividad especifica durante un
    tiempo determinado con el fin de entender, comprender,
    concentrarnos, aprender, etc. acerca de un determinado
    tema.

  • Motivación. Conjunto de motivos que
    intervienen en un acto electivo, según su origen los
    motivos pueden ser de carácter fisiológico e
    innatos (hambre, sueño) o sociales; estos
    últimos se adquieren durante la socialización,
    formándose en función de las relaciones
    interpersonales, los valores, las normas y las instituciones
    sociales.

  • Motivo. Un motivo es un estado interior
    presupuesto de un organismo, con el fin de explicar sus
    elecciones y su conducta orientada hacia metas. Desde el
    punto de vista subjetivo, es un deseo o anhelo.

LA DEBILIDAD HUMANA (EL MUNDO, LA
CARNE, LAS TENTACIONES, LOS PECADOS Y LAS
INIQUIDADES)

VERSÍCULO CLAVE: 1 Juan
2:15-17 "No améis al mundo, ni las cosas que están
en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no
está en él. Porque todo lo que hay en el mundo,
Los Deseos De La Carne, Los Deseos De Los Ojos, Y La Vanagloria
De La Vida
, no proviene del Padre, sino del mundo.  Y el
mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios
permanece para siempre. ."

CITAS BÍBLICAS: Job 11:13-19; Efesios
2:1-3; Gálatas 5:16- 24; Romanos 13:12.

EJEMPLOS BÍBLICOS:
Adán y Eva en el Huerto de Edén (Génesis
3:3) Jesús cuando fue tentado por satanás (Mt.
4:1-11)

CONCEPTOS Y TÉRMINOS SIGNIFICATIVOS:
Mundo, Carne, Tentación, Pecado,
Iniquidad.

TENTACIÓN: heb. «massah», gr.
«peirasmos»). En las Escrituras se presentan tres
caracteres diferentes de tentación: (a) «Dios
tentó a Abraham» cuando le ordenó que le
ofreciera Isaac (Gn. 22:1). Con ello, puso su fe a prueba. Las
revisiones 1960 y 1977 de Reina-Valera traducen
«probó» y «puso a prueba»,
respectivamente. Pablo habla de su aguijón en la carne
como su «tentación» («prueba» en
las ya citadas revisiones).

(b) Los israelitas tentaron a Dios. «Tentaron a
Dios en su corazón, pidiendo comida a su gusto»
(Sal. 78:18). Pusieron en duda que Dios pudiera poner mesa para
ellos en el desierto. Hubo otras ocasiones en que dijeron:
«¿Está, pues, Jehová entre nosotros, o
no?» (Éx. 17:7). Se tiene que señalar que
cuando Israel ponía a Dios a prueba era en realidad que
ellos estaban siendo probados por Él: cfr. Sal. 95:9 con
Dt. 8:2 y 33:8 (donde el «piadoso» es Israel). El
Señor Jesucristo rehusó poner a Dios a prueba
cuando fue tentado por Satanás para que se arrojara al
vacío a fin de que los ángeles lo preservaran (Mt.
4:5-7, etc.). El pecado de Ananías y Safira fue tentar al
Espíritu del Señor (Hch. 5:9).

(c) Tentación al mal. Esta tentación
asalta al hombre, de una parte, del exterior. Satanás, el
Tentador, busca constantemente empujarnos al mal (Mt. 4:3; 1 Co.
7:5; 2 Co. 11:3; 1 Ts. 3:5); el mundo también despliega
sus atracciones, intentando alejar al creyente de Dios (1 Jn.
2:15-17). La fuente más poderosa de tentación, sin
embargo, es nuestra propia carne: «Cada uno es tentado,
cuando de su propia concupiscencia es atraído y
seducido» (Stg. 1:14). Así, la tentación al
mal halla en el hombre caído una adecuada caja de
resonancia, aparte de todos los apetitos pecaminosos que surgen
de la naturaleza caída del hombre. No es Dios quien nos
tienta a pecar (Stg. 1:13).

Mediante la tentación, Adán y Eva tuvieron
la facultad de elegir entre la dependencia de Dios o actuar
siguiendo una voluntad independiente y opuesta a la de Dios (Gn.
3). Cristo mismo, en tanto que Hijo del Hombre, se vio ante la
tentación, aunque, como en el caso de Adán antes de
pecar, puramente externa, «sin pecado» (He. 4:15);
también los súbditos del Milenio serán
tentados, habiendo estado hasta el final de aquel período
al abrigo de las astucias del Tentador (Ap. 20:3, 8). Sin
embargo, el Señor es fiel, y no permite que seamos
tentados más allá de nuestra capacidad,
dándonos junto con el hecho de la tentación la
salida, a fin de que podamos aguantar (1 Co. 10:13). Ante el gran
período de tentación que viene sobre el mundo, da a
los creyentes una especial promesa (Ap. 3:10). En todo caso, el
creyente debe velar en oración, para no caer en
tentación (Mt. 26:41; cfr. Lc. 8:13), sabiendo que el
Señor pasó por amargas pruebas y tentaciones en Su
encarnación, pudiendo socorrernos, y que se compadece de
nuestras debilidades (He. 2:18; 4:15).

El autor de la tentación Mateos 4:3 "Y
llegándose a él el tentador". El esta continuamente
tratando de inducir a los hombres a pecar, y nadie se escapa de
sus tentaciones. Hablo del "tentador" Satanás.

A este respecto debemos mencionar algo de astucia y
malignidad de Satanás. Génesis 3:1: Satanás
se transforma en un ángel de luz. 2Corintios 11:14: Y no
es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como
ángel de luz. Esta fase de su trabajo se encuentra bien
ilustrada en la tentación de Cristo. Mateo 4:1-11,
él simulo que podía ayudar la fe de Cristo, que
podía estimular su confianza en el poder divino y
proporcionarle un incentivo para el culto.

Las escrituras hablan de las acechanzas o métodos
del diablo. Efesios 6:11-12, Vestíos de toda la armadura
de Dios, para que podáis estar firmes contra las
acechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y
carne, sino contra principados, contra potestades, contra los
gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes
espirituales de maldad en las regiones celestes.

La "antigua serpiente" es más peligrosa que un
"león rugiente". La astucia de Satanás se deja ver
al tentar a los hombres en su momento de debilidad. (Mateos
4:1-11; Lucas 22:40-46). Después de los grandes
éxitos. (Juan 6:15). Incitando a hacer uso de las cosas
buenas de una manera mala. (Mateo 4:1-11). Engañando a sus
seguidores con señales y maravillas. (2Tesalonisences
2:9-10)

Hay que resistir la
tentación

1 Pedro 5:8-9 Enseña que debemos "resistir firmes
en la fe", sometiéndonos a Dios (Romanos 6:17-23) y
vistiéndonos de toda la armadura de Dios.(Efesios
6:10-20)

EL PRINCIPIO DE LA TENTACIÓN EN
LA TIERRA

La Biblia nos dice en 1 Juan 2:16; tenemos la
lección, que toda tentación en el mundo encierra
tres categorías:

  • 1. Los deseos de la carne- Lo que satisface los
    apetitos o deseos carnales.

  • 2. Los deseos de los ojos- Lo que satisface la
    vista.

  • 3. La vanagloria de la vida- Lo que satisface
    el orgullo propio.

En la tentación de la mujer, el
tentador empleo todas las formas de tentaciones.

  • a. LOS DESEOS DE LA CARNE

Ella vio que el árbol era bueno para comer
(Génesis 3:6a). Aunque ella podía comer de todos
los árboles del huerto, era de ese que ella deseaba
probar.

  • b. LOS DESEOS DE LOS OJOS

Era agradable a los ojos (Génesis 3:6b). El
contemplar las cosas prohibidas solo sirve para alimentar el
deseo desenfrenado.

  • c. LA VANAGLORIA DE LA VIDA

El árbol era codiciable para alcanzar
sabiduría (Génesis 3:6c). La ambición sin
control y contraria a la voluntad de Dios, siempre termina en
catástrofe.

Aparte de estos tres aspectos de la tentación
había:

  • El poner en dudas lo que Dios había
    dicho.

  • Con la declaración del Tentador que no
    había castigo, al decir, "no
    morirás".

  • La idea de que Dios no les cuidaba bien, les
    engañaba, y prohibía lo que era verdaderamente
    para su bien.

La Tentación

A. SATANÁS ATACA Satanás ataca al
cristiano como individuo, en su mayoría, a través
de tentaciones. Él enfoca tal ataque en dos
áreas:

1. Con Los Deseos Del Mundo Él
procurará tentar al creyente a ser absorbido en el sistema
del mundo:

• Para que haga de las bendiciones materiales que
el mundo ofrece un deseo central;

• Para hacer del reconocimiento y honra de este
mundo una meta importante; y

• Hace de la confianza de ser uno con
aquéllos de este mundo, nuestra base para la
seguridad.

"No améis al mundo, ni las cosas que están
en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no
está en él" (1 Jn 2:15). Lea también
Santiago 4:1, 4; 1 Timoteo 6:6-11.

2. Los Deseos De La Carne A través de la
obra de Cristo sobre la cruz, el verdadero cristiano es liberado
de los resultados del pecado y del poder del pecado (Ro 6:6-14).
Pero él continúa viviendo en un cuerpo
físico que está sujeto a los apetitos y deseos
naturales (carnales). Satanás utilizará esos
apetitos, para tratar de que los cristianos le otorguen mayor
importancia a él que a los impulsos del Espíritu
Santo dentro de su ser (Ro 8:5-9). Lea también Santiago
1:14; Efesios 2:3.

B. LA VICTORIA ORIGINAL DE SATANÁS Fue en
las áreas del mundo y de la carne en que Satanás
ganó su victoria original en la tentación contra la
primera pareja: Adán y Eva; y esas, todavía siguen
siendo sus tácticas hoy.

"Porque todo lo que hay en el mundo, los DESEOS DE LA
CARNE
[el ahínco por satisfacer las pasiones
sensuales], los DESEOS DE LOS OJOS [anhelos
egoístas de la mente], y la VANAGLORIA DE LA VIDA
[la confianza en sus propios recursos o en la estabilidad de las
cosas terrenales], no proviene del Padre, sino del mundo" (1 Jn
2:16).

Compare La Tentación De Eva Con Este
Versículo:

Génesis 3:6 1 Juan 2:16 Bueno PARA COMER "Los
deseos de la carne" Agradable A LA VISTA "Los deseos de los ojos"
Codiciable para OBTENER SABIDURÍA "La vanagloria de la
vida" Desde la caída de Adán y Eva, toda la
humanidad ha sido gobernada por su carne (las tres cosas
expuestas anteriormente). La carne también está
corrompida por la naturaleza pecaminosa (Ga 5:19-21).

C. LA VICTORIA GANADA POR CRISTO1. A
Través De Su Vida
Jesús fue tentado en todo
exactamente como lo somos nosotros: "…pero sin pecado" (He
4:15). Compare la tentación de Jesús con este
versículo: Lucas 4:1-13 1 Juan 2:16 Las piedras en pan
"Los deseos de la carne" Los reinos del mundo "Los deseos de los
ojos" El pináculo del templo "La vanagloria de la
vida"

2. A Través De Su Muerte Y Resurrección
La fe que se apropia
(reclama, recibe) la obra de Cristo,
exonera al cristiano del poder y dominio que el pecado
ejercía sobre él (Ro 8:9). Ahora es libre para
escoger caminar en obediencia a Dios (Ro 6:8-14). "Porque lo que
era imposible para la ley, por cuanto era débil por la
carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y
a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; para
que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no
andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu"
(Ro 8:3, 4).

D. LA VICTORIA CONTINUA DEL CRISTIANO Basado en
el fundamento de ésta gran victoria ganada por Cristo, el
cristiano ahora puede derrotar cualquier intento maligno del
enemigo.

Las siguientes son siete llaves hacia la victoria
continua:

1. Conozca Que La Victoria Ya Fue Ganada Debido a su
derrota por la obra de redención en la cruz, la
única fuerza que le queda al diablo ahora se encuentra en
la ignorancia del creyente (Os 4:6). Pero cuando un cristiano
conoce la obra completa de la cruz y la resurrección en su
vida, el diablo es despojado de toda arma que tenga contra
él.

2. Camine Paso A Paso Con El Espíritu Un nuevo
poder viene a morar con el cristiano: el Espíritu Santo.
Es vital que andemos en obediencia a Sus impulsos internos
día por día (Ga 5:22-25).

3. Reconozca La Tentación Por Lo Que Es La
tentación NO es pecado. El RENDIRSE a la tentación
sí es pecado (Stg 1:15). Lea Génesis
4:6,7.

4. Entienda Que Hay Un Camino De Escape "No os ha
sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel
es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo
que podéis resistir, sino que dará también
juntamente con la tentación la salida, para que
podáis soportar" (1 Co 10:13). Santiago 4:7 explica en
detalle la manera de escapar: "Someteos a Dios, resistid al
diablo y de vosotros huirá".

5. Mantenga El Enfoque Correcto En La Vida "Si, pues,
habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba,
donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la
mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra" (Col 3:1,
2). Lea también Filipenses 4:8; 1 Timoteo 6:11, 12; 2
Pedro 3:11-13.

6. Manténgase Alejado De Las Áreas Obvias
De Tentación "No pondré delante de mis ojos cosa
injusta" (Sal 101:3). Lea también 1 Timoteo
6:9-11.

7. Esté Alerta Ante Las Tramas De Satanás
Es importante para nosotros que conozcamos las tácticas
que el enemigo utiliza en contra nuestra a fin de no ser
sorprendidos por él (2 Co 2:11).

a. Es un mentiroso (Jn 8:44). b. Él es un
calumniador y acusador (Ap 12:10). c. Él es un
engañador (Ap 12:9). d. Él es un tentador (Mt
4:1-11). e. Él es un opresor (Hch 10:38). f. Él es
un obstructor (1 Ts 2:18). g. Él es un león
rugiente (1 P 5:8). h. Él puede transformarse en un
ángel de luz (2 Co 11:14).

¡Como cristianos somos llamados a vivir en
VICTORIA! A través de Cristo, tal victoria es nuestra:
Contra el mundo (1 Jn 5:4). Contra la carne (Ga 5:16). Contra el
enemigo (Ef 6:11, 13).

MI DECISIÓN Doy gracias a Dios por Su promesa de
librarme durante los tiempos de tentación. Me comprometo a
responder a Su ayuda, la cual, siempre está disponible a
fin de que pueda vivir en victoria. Compartiré esta verdad
con los demás también.

  • Apetito Inferior o Apetito Sensible. En la
    psicología aristotélico-tomista del alma,
    equivale a la facultad de los actos de querer inferiores:
    instintos y deseos sensibles o deseos que dependen del
    cuerpo, como son los sexuales, el hambre y la sed. Apetito
    Superior.
    En la psicología
    aristotélico-tomista del alma, equivale a la facultad
    de los actos de querer superiores o voluntad.

  • Deseo Traducción de varios términos
    hebreos y griegos. En el NT generalmente del gr. epithunila,
    que se usa tanto en sentido positivo (Lc. 22:15; Fil. 1:23; 1
    Ts. 2:17) como en sentido negativo (Jn. 8:44; Ro. 13:14;
    etc.); el contexto aclara en qué sentido se usa. A
    menudo epithuía se traduce por "concupiscencia",
    evidentemente una pasión carnal y mala, como suele
    quedar claro por el contexto.

  • Concupiscencia Apetito desordenado de placeres.
    Dios aborrece ese pecado, y es razón de nuestras
    tentaciones: Mt.5:28, Mr.4:19, Lc.4:38, St.1:14,
    Ro.6:12, 1 Ts.4; 5, Tit.3:3.

  • Instintos. Freud utiliza los términos
    "instinkt" y "trieb", términos que muchos autores
    traducen como "instinto". Sin embargo, no significan
    exactamente lo mismo. Cuando Freud habla de "instinkt"
    ("instinto") se está refiriendo a los instintos en el
    sentido ordinario, es decir, a los apetitos innatos y
    específicos o comunes a todos los individuos de una
    especie; en cambio, cuando usa el término "trieb" (que
    se puede traducir como "pulsión" o "impulso") lo hace
    para referirse a la fuerza que empuja al sujeto -incluidos
    los apetitos de carácter individual, propios de cada
    sujeto- hacia una persona, representación u objeto. En
    su teoría del instinto, Freud propuso primero la
    existencia de dos grupos de instintos, los instintos del yo o
    instintos de conservación y los instintos sexuales o
    libido; posteriormente consideró que los instintos de
    conservación son la expresión de la libido
    hacia el propio individuo, por lo que sólo
    existiría la libido como instinto básico.
    Finalmente, a partir de 1920, modificó de nuevo su
    teoría proponiendo los instintos de vida (Eros)
    y los instintos de muerte (Tanatos) como los instintos
    básicos del psiquismo humano.

  • Iniquidad (Sinónimo de impiedad.).
    Significa, literalmente, injusticia, la condición de
    no ser recto, ya sea en relación con Dios, en base a
    su norma inamovible de justicia y santidad, o en
    relación con los hombres, en base a lo que el hombre
    sabe que es justo por su propia conciencia. En el AT se
    señala la iniquidad como condición interna del
    corazón del hombre (Sal. 58:2), aplicándose
    también el término iniquidad a los actos
    injustos cometidos (Sal. 36:12). Los miembros del hombre
    pecador son instrumentos de iniquidad (Ro. 6:13 ss.);
    está en acción el misterio de la iniquidad que
    culminará con la llegada de «aquel inicuo»
    (2 Ts. 2:7-12), que conducirá a un mundo
    apóstata a una rebelión contra Dios
    haciéndose pasar por Dios (2 Ts. 2:4; véase
    ANTICRISTO); el creyente debe apartarse de iniquidad en su
    vida y relaciones (2 Ti. 2:19), y a seguir «la
    justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de
    corazón limpio invocan al Señor» (2 Ti.
    2:22). Mediante el derramamiento de su sangre el Señor
    Jesús ha puesto en vigor el Nuevo Pacto, en base al
    cual puede justificar a los que en Él creen (Ro.
    3:22-26); así, Dios promete: «nunca más
    me acordaré de sus pecados y de sus
    iniquidades». El destino de los no arrepentidos
    será el castigo eterno (Mt. 13:41).

  • Carne La palabra hebrea «basar»,
    en su sentido físico, designa el cuerpo, sea humano
    (Gn. 40:19) o animal (Lv. 6:27). Significa lo exterior del
    hombre (Gn. 2:21; Éx. 4:7; Lc. 24:39; 1 Co. 15:39); su
    naturaleza humana, que puede, a veces, dominarle con gran
    perjuicio del amor, y por ello responde por cuerpo, vitalidad
    (1 Co. 5:5, 7:28; 2 Co. 12:7; también en
    relación con la redención; Col. 1:22; Ro. 2:28
    s; Gá. 6:12 s; Jn. 6:51-56); designa la persona humana
    (Jn. 1:14; 1 Ti. 3:16; 1 Jn. 4:2). La expresión
    «carne», en sentido moral, significa la
    oposición a Dios. «Carne» designa a aquel
    que quiere obrar su salvación solo, por sí
    mismo, sin Dios, aunque hable mucho de Él; que pone su
    esperanza en ventajas terrenas (2 Co. 11:18), en su propia
    ascesis (Col. 2:18, 23); que cae en pecado en el momento
    menos pensado (Ro. 7:14), en enemistad con Dios (Ro. 8:7), en
    toda forma posible de fracaso (Gá. 5:19
    ss).

  • Mundo Sistema de vida de la sociedad de toda
    época y zona de la Tierra que no conoce a Dios, porque
    no quiere, por estar dominada por Satanás para la
    codicia, el poder sobre los otros y el egoísmo. No
    obstante que Dios entregó el mundo en nuestras manos,
    de Él es y su plenitud. Salmos 19:4, 50:12, Mateo
    5:14, 13:18, Juan 1:10, 8:23, 9:39, 12:25 y  31, 14:17,
    15:18 y 19, 17:14 y 21, Santiago 4:4, 1Juan 2:15, 3:13, 4:5,
    5:19, Apocalipsis 11:15.

  • Tentación heb. «massah»,
    gr. «peirasmos»). En las Escrituras se presentan
    tres caracteres diferentes de tentación: (a)
    «Dios tentó a Abraham» cuando le
    ordenó que le ofreciera Isaac (Gn. 22:1). Con ello,
    puso su fe a prueba. Las revisiones 1960 y 1977 de
    Reina-Valera traducen «probó» y
    «puso a prueba», respectivamente. Pablo habla de
    su aguijón en la carne como su
    «tentación» («prueba» en las
    ya citadas revisiones). (b) Los israelitas tentaron a Dios.
    «Tentaron a Dios en su corazón, pidiendo comida
    a su gusto» (Sal. 78:18). Pusieron en duda que Dios
    pudiera poner mesa para ellos en el desierto. Hubo otras
    ocasiones en que dijeron: «¿Está, pues,
    Jehová entre nosotros, o no?» (Éx. 17:7).
    Se tiene que señalar que cuando Israel ponía a
    Dios a prueba era en realidad que ellos estaban siendo
    probados por Él: cfr. Sal. 95:9 con Dt. 8:2 y 33:8
    (donde el «piadoso» es Israel). El Señor
    Jesucristo rehusó poner a Dios a prueba cuando fue
    tentado por Satanás para que se arrojara al
    vacío a fin de que los ángeles lo preservaran
    (Mt. 4:5-7, etc.). El pecado de Ananías y Safira fue
    tentar al Espíritu del Señor (Hch. 5:9). (c)
    Tentación al mal. Esta tentación asalta al
    hombre, de una parte, del exterior. Satanás, el
    Tentador, busca constantemente empujarnos al mal (Mt. 4:3; 1
    Co. 7:5; 2 Co. 11:3; 1 Ts. 3:5); el mundo también
    despliega sus atracciones, intentando alejar al creyente de
    Dios (1 Jn. 2:15-17). La fuente más poderosa de
    tentación, sin embargo, es nuestra propia carne:
    «Cada uno es tentado, cuando de su propia
    concupiscencia es atraído y seducido» (Stg.
    1:14). Así, la tentación al mal halla en el
    hombre caído una adecuada caja de resonancia, aparte
    de todos los apetitos pecaminosos que surgen de la naturaleza
    caída del hombre. No es Dios quien nos tienta a pecar
    (Stg. 1:13).

  • Pecado Cualquier desviación de la
    voluntad revelada de Dios: ya sea no hacer lo que él
    ha ordenado definidamente, o realizar lo que
    específicamente ha prohibido. Son diversos los
    términos usados en el AT y en el NT para significar
    «pecado», «iniquidad»,
    «maldad», etc., con varios matices de
    significado. (a) Es importante tener en cuenta la
    definición bíblica de pecado: en gr.:
    «anomia», desorden en el sentido de rechazo del
    principio mismo de la Ley o de la voluntad de Dios, iniquidad
    (1 Jn. 3:4, texto gr.). Es desafortunada la traducción
    que la mayor parte de las versiones castellanas hacen de este
    pasaje. Sólo la NIV traduce «el pecado es la
    verdadera ilegalidad», aunque sería mejor
    traducir «alegalidad». En efecto, el pecado
    «no» es la mera infracción de la Ley,
    según este pasaje, sino el rechazo de la voluntad de
    Dios, el vivir a espaldas de Dios, la disposición
    mental que lleva al pecador a hacer la propia voluntad en
    oposición a la de Dios. De ahí la
    distinción que se hace entre «pecado» y
    «transgresión», siendo esto último
    la infracción de un mandamiento conocido.

El alma
(intelecto, voluntad y emociones)

VERSÍCULO CLAVE: Job 27:3-5 "Que todo
el tiempo que mi alma esté en mí, Y haya
hálito de Dios en mis narices
,  Mis labios no
hablarán iniquidad, Ni mi lengua pronunciará
engaño.  Nunca tal acontezca que yo os justifique;
Hasta que muera, no quitaré de mí mi
integridad.."

CITAS BÍBLICAS: 1 Pedro 2:11;
1 Pedro 1:22.

EJEMPLOS BÍBLICOS: El Profeta
Jonás, Juan El Bautista y El Profeta
Elías.

  • El Profeta Jonás, sufre porque tiene
    que llevar un mensaje para que sea salvo el Pueblo enemigo
    que el siempre odió por ser terriblemente malvado con
    su familia, y él deseaba más bien su
    castigo.

  • Juan el Bautista, luego de haber estado
    predicando durante años que Jesús era el
    enviado de Dios, cuando se vio en la cárcel y que iban
    a matarlo le mandó a preguntar a Jesús si
    él era el enviado o esperaban a otro.

  • El Profeta Elías; luego de realizar
    una gran batalla en contra de 400 hombres malvados y
    vencerlos el solo con ayuda de Dios, huye por terror a una
    palabra dada por la mujer del rey que era conocida por ser
    perversa y quien gobernaba hasta al propio Rey
    Acab.

CONCEPTOS Y TÉRMINOS SIGNIFICATIVOS:
Intelecto, Voluntad y Emoción.

El alma El alma, ubicada entre el espíritu
y el cuerpo, es la sede de la personalidad del hombre (Dios lo
creó un «alma viviente»). El alma es un
reducto inalienable, el cual ni siquiera Dios puede violar.
Allí en el alma el hombre tiene todo el poder de
decisión. Cuando Dios creó al hombre, quiso que su
espíritu fuera como un amo, el alma como un mayordomo y el
cuerpo como un criado. El amo encarga asuntos al mayordomo, quien
a su vez ordena al criado que los lleve a cabo. Sin embargo, con
la caída, el alma se erigió en amo, y el
espíritu se adormeció. Se rompió la
comunión con Dios. Un hombre sin Dios tiene, normalmente,
en función sólo el alma y el cuerpo. En cambio, uno
que ha nacido de nuevo puede volver al diseño original de
Dios: espíritu, alma y cuerpo. El alma tiene que dejar de
ser amo y volver a ser mayordomo, porque hay el peligro de que el
espíritu quede oprimido (es el caso de los que son
«niños en Cristo»). El alma también
puede retroceder a ser esclava del cuerpo, en la inmundicia,
lascivia, etc., o ser influenciada por el poder de las tinieblas,
sea con la sabiduría terrenal, o con visiones y
sensaciones sobrenaturales que la estimulan.

Alma (psuche): El "alma", es esa parte del hombre
que está consciente de sí mismo, autoconciencia. Es
el centro del ego (yo) o personalidad. Las funciones del alma
están estabecidas de la siguiente manera: a.
Razón:
pensar (meditar, concebir) b.
Emoción:
sentir (pasión, afecto) c.
Voluntad:
determinación para desear o querer
(decidir)

El ALMA recibe impresiones del mundo externo por
medio del cuerpo, mediante sus sentidos que son: Visión,
Audio, Paladar, Olfato y Tacto Los cuales llegan al cuerpo por
medio del sistema nervioso.

El ALMA vive su vida natural por medio de los
instintos.

INSTINTOS: Son impulsos congénitos
implantados dentro de la criatura, a fin de capacitarla para
realizar, instintivamente todo lo que es necesario para originar
y preservar la vida natural. Son dotes naturales sin los cuales
es imposible la vida. El registro de los instintos esta en los
dos primeros capítulos de la Biblia.

  • 1. El primer instinto es el de AUTO –
    PRESERVACIÓN.
    Que nos avisa del peligro. Ese
    instinto esta explicito en la provisión y en el aviso
    de Dios al hombre (Génesis 2:16-17) Y mando
    Jehová Dios al hombre diciendo: de todo árbol
    del huerto podrás comer; mas del árbol de la
    ciencia del bien y del mal no comerás; porque el
    día que de el comieres, ciertamente
    morirás.

  • 2. El segundo instinto es el ADQUISITIVO
    (poseer). Nos conduce a adquirir provisiones para nuestro
    sustento. Ese instinto aparece en el acto de Adán de
    haber recibido de la mano de Dios el jardín del
    Edén (Génesis 2:15) Tomó, pues,
    Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto del
    Edén, para que lo labrara y lo guardase.

  • 3. El tercer instinto es el de
    ALIMENTARSE. O sea el impulso de satisfacer el apetito
    natural. Ese instinto es percibido claramente en la palabra
    de Génesis 1:29-30. Y dijo Dios: He aquí que os
    he dado toda planta que da se milla, que esta sobre toda la
    tierra, y todo árbol en que hay fruto y da semilla: os
    serán para comer. Y a toda bestia de la tierra, y a
    todas las aves de los cielos, y todo lo que se arrastra sobre
    la tierra, en que hay vida, toda planta verde le será
    para comer. Y fue así.

  • 4. El cuarto instinto es el de DOMINIO DE
    REPRODUCCIÓN.
    Permite la continuidad de la especie
    de la raza humana. Ese instinto de dominio puede ser visto en
    el mandamiento de Dios en Génesis 1:28. Y los bendijo
    Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos: Llenad la
    tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar,
    en las aves de los cielos y en todas la bestias que se mueven
    sobre la tierra.

  • 5. El quinto instinto es el de CONDUCIR,
    DE EJERCER. Este instinto es visto en Génesis
    1:28

Por lo tanto vemos que el ALMA recibe impresiones a
través de los sentidos.

También el ALMA transmite o comunica. Esas
comunicaciones son hechas por medio de las cinco puertas de
comunicación del ALMA que son: CONCIENCIA,
IMAGINACIÓN, MEMORIA, RAZÓN y AFECTO

LAS PUERTAS DEL ALMA

  • 1. CONCIENCIA: Es la función por
    la cual conocemos nuestra vida interior. Es el poder de
    conocerse a uno mismo. Los datos de la conciencia son
    personales al sujeto, luego, incomunicables. Nadie puede
    penetrar en la conciencia ajena. Es un mundo cerrado donde
    solo Dios y su propietario tienen acceso.

  • 2. IMAGINACIÓN: Es al facultad de
    conservar y de combinar las imágenes de las cosa
    sensibles. El objeto de la imaginación es todo lo que
    es recibido por los instintos: colores, olores, sonidos,
    calor, etc.

  • 3. MEMORIA: Es la facultad de conservar
    y de evocar los estados de conciencia experimentados
    anteriormente.

  • 4. RAZÓN: Es al facultad propia
    del hombre que lo distingue de los seres y por medio de la
    cual el mismo llega al conocimiento del universo. Es la
    facultad espiritual por la cual llega a la concepción
    de las ideas universales, tales como, las de unidad, de
    causa, de sustancia,…

  • 5. AFECTO: Es la facultad propia del
    hombre por la cual el exterioriza sus sentimientos
    íntimos de amistad, bondad, cariño, amor, etc.
    Esas son las cinco puertas de comunicación del
    ALMA.

Alma La palabra hebrea «nefesh», (que
es uno de los vocablos traducidos generalmente en castellano por
«alma») aparece 754 veces en el Antiguo Testamento.
Como puede verse en la primera cita bíblica al respecto,
significa «lo que tiene vida» (Gn. 2:7), y se aplica
tanto al hombre como a los demás seres vivientes (Gn.
1:20, 24, 30; 9:12, 15, 16; Ez. 17:9). Muchas veces se identifica
con la sangre, como algo que es esencial para tener aliento y
animación (Gn. 9:4; Lv. 17:10-14; Dt. 12:22-24), y en el
hombre es su principal característica que lo distingue de
los seres irracionales (Gn. 1:26). La primera función del
alma es la de dar vida al cuerpo, y como la respiración es
el signo principal de la vida física, de ahí que en
hebreo, como en la mayoría de las lenguas, se designe con
términos que se relacionan más o menos con la
imagen del aliento. Este principio es la base donde radican los
sentimientos, las pasiones, la ciencia, la voluntad (Gn. 28:8;
34:3; Éx. 23:9; 1 S. 1:15; Sal. 6:4; 57:2; 84:3; 139:14;
143:8; Cnt. 1:6; Pr. 19:2; Is. 15:4, etc.). El alma expresa al
hombre entero, a su total personalidad en muchas de las ocasiones
en las que aparece en la Biblia. Toda esta concepción del
alma se basa en la observación concreta del hombre.
Así, estar en vida es todavía tener aliento (2 S.
1:9; Hch. 20:10); cuando el hombre muere sale el alma (Gn.
35:18), es exhalada (Jer. 15:9), y si resucita vuelve el alma a
él (1 R. 17:21).

Para el pensamiento hebreo el alma es inseparable del
hombre total, es decir, que el alma expresa los hombres
vivientes. Tal vez aquí radica el origen de la
identificación del alma con la sangre (Sal. 72:14); el
alma está en la sangre (Lv. 17:10 s), y a veces se dice
metafóricamente (?) que la sangre es la vida misma (Lv.
17:14; Dt. 12:23). De todos estos pasajes se puede deducir que la
«nefesh» es el principio de vida vegetativa
que se considera ligada a la sangre del ser vivo (Gn. 9:4-5;
etc.). Hay en hebreo además otras palabras que tienen casi
el mismo significado, como «nesamah», que
expresa un soplo divino vivificante (Zac. 12:1; Jb. 12:10) que es
principio de vida racional, sensitiva e intelectual (Ez. 11:5;
Is. 26:9; 66:2; Pr. 15:13; 29:23; Sal. 51:14). Otro
término casi equivalente es «ruah», que
designa un soplo vital, el principio de la vida y de los
sentimientos (Pr. 20:27).

El hombre es superior y se distingue de las bestias por
haber sido creado a imagen y semejanza de Dios (Gn. 2:7; 6:3;
7:22; 27:6; Lv. 17:11; Sal. 104:29-30; Jb. 10:9-12; 27:3;
33:3-4). En el Antiguo Testamento la «nefesh» parte
del cuerpo con la muerte (Gn. 25:18); pero el término no
se aplica al espíritu de los muertos. «Ya que la
psicología hebrea no tenía una terminología
semejante a la nuestra»; la explicación debe
buscarse en los pasajes donde las palabras hebreas traducidas por
«corazón» y «espíritu» son
usadas. Es preciso esperar a los tiempos del Nuevo Testamento,
los de la plenitud de la Revelación en Cristo, para tener
una doctrina completa del alma. En el griego del Nuevo Testamento
la palabra «psyche» se usa como equivalente de la
palabra hebrea «nefesh», pero hay once casos en los
Evangelios Sinópticos en que se expresa la seguridad de la
vida después de la muerte. En todos los cuatro evangelios
la palabra «pneuma», que es equivalente de
«ruah», también se usa para indicar la vida
espiritual, y la palabra «kardia»
(«corazón») se usa para expresar la vida
psíquica del hombre.

En el Nuevo Testamento el alma es la parte invisible del
hombre, en oposición con la sangre y la carne (Col. 2:5; 1
Co. 5:5; 7:34; Jn. 6:64); la «psyche», el alma, es el
principio de la voluntad y del querer (Mt. 26:41; Mr. 14:38), el
centro de la personalidad íntima del hombre (1 Co. 2:1);
el alma es nuestro propio yo (Ro. 8:16; 1 Co. 16:18; Gá.
6:18; Fil. 4:23).

En el Nuevo Testamento, al contrario del Antiguo, el
alma puede vivir separadamente del cuerpo y es el principio que
le da vida (Lc. 8:55; 23:46; Hch. 7:59; Stg. 2:26). Claramente se
habla de la supervivencia del alma (Lc. 23:46; 1 P. 3:19).
Así que es sinónimo de espíritu, y cuando el
apóstol Pablo habla de tres componentes del hombre, a
saber: cuerpo, alma y espíritu, no debemos pensar en una
verdadera tricotomía, sino en la distinción entre
la vida biológica del hombre y su vida espiritual, y que
son salvos juntamente con su cuerpo, porque Dios salva al hombre
total (1 Ts. 5:23), que, si ahora está sometido a la
muerte, será transformado y revestido de inmortalidad al
final de los tiempos (1 Co. 15:53).

La expresión usada por Pablo que compara la
muerte a un sueño (1 Co. 7:39) es una metáfora
usada ya por los judíos y que ciertamente aparece
también en numerosas inscripciones en las catacumbas de
las primeras generaciones, y en la cual se expresa la firme
convicción de que si duermen en el cuerpo, ciertamente ya
han empezado a gozar de la salvación de Dios. En este
pasaje, como en otros, el apóstol supera las falsas
concepciones que invadían el mundo helenístico en
cuanto a la resurrección. El hombre total
resucitará, en alma y cuerpo, porque la muerte no termina
con el hombre, ya que Dios, cuando lo creó, lo hizo
inmortal, y si por el pecado la muerte entró en el mundo
(1 Co. 15:22), por Cristo entró la vida. Aunque la Biblia
no desarrolla la idea del alma de una manera abstracta como lo
hace la filosofía, no obstante, es bien claro que en el
Nuevo Testamento el alma que anima al hombre terrenal lo
sobrevive y lo animará cuando, ya transformado y revestido
de inmortalidad, tenga la plena visión de Dios.

Cuando Dios creó al hombre a su «imagen y
semejanza» (Gn. 1:26), su alma, su vida, su
carácter, su voluntad, su psicología, su
personalidad total tenían rasgos divinos que el pecado
destruyó. El hombre, señor de la Naturaleza, tiene
un alma, una vida superior a la de los animales, sobre los cuales
tiene dominio por su razón y personalidad que le vienen
por un acto de la soberana voluntad de Dios que le permite
señorear y «llamar» por su nombre a los
animales (Gn. 2:19). Su alma es, por tanto, superior y distinta
de la de los demás seres. El hombre resucitará en
su integridad (tanto los buenos como los malos) al final de los
tiempos (1 Co. 15:45). (Véanse HOMBRE, CORAZÓN,
CUERPO, ESPÍRITU)

Corazón El corazón es a menudo
mencionado en las Escrituras como el asiento de los afectos y de
las pasiones, y también de la sabiduría y del
entendimiento. De ahí que se lea de «el sabio de
corazón» (Pr. 16:21); también, el
Señor dio a Salomón «un corazón sabio
y entendido» (1 R. 3:12). Es el centro del ser del hombre.
Pero antes del diluvio el veredicto pasado por Dios sobre el
hombre fue que los pensamientos del corazón de ellos eran
hacia el mal (Gn. 6:5). Un veredicto similar es el que se halla
en Gn. 8:21, después que Noé saliera del arca. El
Señor Jesús añade que del corazón del
hombre proceden los malos pensamientos y toda forma de maldad
(Mr. 7:21). La ley exigía al hombre que amara a Dios con
todo su corazón. La aceptación del evangelio tiene
que ser en el corazón (Ro. 10:9), y Dios da la capacidad
al oyente de recibir las buenas nuevas con un
«corazón bueno y recto», lo cual da fruto (Lc.
8:15). En la nueva creación hay un «puro
corazón», siendo conducido el cristiano por el
Espíritu Santo (1 Ti. 1:5; 2 Ti. 2:22; 1 P.
1:22).

Alma: La palabra hebrea «nefesh»,
(que es uno de los vocablos traducidos generalmente en castellano
por «alma») aparece 754 veces en el Antiguo
Testamento. Como puede verse en la primera cita bíblica al
respecto, significa «lo que tiene vida» (Gn. 2:7), y
se aplica tanto al hombre como a los demás seres vivientes
(Gn. 1:20, 24, 30; 9:12, 15, 16; Ez. 17:9). Muchas veces se
identifica con la sangre, como algo que es esencial para tener
aliento y animación (Gn. 9:4; Lv. 17:10-14; Dt. 12:22-24),
y en el hombre es su principal característica que lo
distingue de los seres irracionales (Gn. 1:26). La primera
función del alma es la de dar vida al cuerpo, y como la
respiración es el signo principal de la vida
física, de ahí que en hebreo, como en la
mayoría de las lenguas, se designe con términos que
se relacionan más o menos con la imagen del aliento. Este
principio es la base donde radican los sentimientos, las
pasiones, la ciencia, la voluntad (Gn. 28:8; 34:3; Éx.
23:9; 1 S. 1:15; Sal. 6:4; 57:2; 84:3; 139:14; 143:8; Cnt. 1:6;
Pr. 19:2; Is. 15:4, etc.). El alma expresa al hombre entero, a su
total personalidad en muchas de las ocasiones en las que aparece
en la Biblia. Toda esta concepción del alma se basa en la
observación concreta del hombre. Así, estar en vida
es todavía tener aliento (2 S. 1:9; Hch. 20:10); cuando el
hombre muere sale el alma (Gn. 35:18), es exhalada (Jer. 15:9), y
si resucita vuelve el alma a él (1 R. 17:21).

Para el pensamiento hebreo el alma es inseparable del
hombre total, es decir, que el alma expresa los hombres
vivientes. Tal vez aquí radica el origen de la
identificación del alma con la sangre (Sal. 72:14); el
alma está en la sangre (Lv. 17:10 s), y a veces se dice
metafóricamente (?) que la sangre es la vida misma (Lv.
17:14; Dt. 12:23). De todos estos pasajes se puede deducir que la
«nefesh» es el principio de vida vegetativa
que se considera ligada a la sangre del ser vivo (Gn. 9:4-5;
etc.). Hay en hebreo además otras palabras que tienen casi
el mismo significado, como «nesamah», que
expresa un soplo divino vivificante (Zac. 12:1; Jb. 12:10) que es
principio de vida racional, sensitiva e intelectual (Ez. 11:5;
Is. 26:9; 66:2; Pr. 15:13; 29:23; Sal. 51:14). Otro
término casi equivalente es «ruah», que
designa un soplo vital, el principio de la vida y de los
sentimientos (Pr. 20:27).

El hombre es superior y se distingue de las bestias por
haber sido creado a imagen y semejanza de Dios (Gn. 2:7; 6:3;
7:22; 27:6; Lv. 17:11; Sal. 104:29-30; Jb. 10:9-12; 27:3;
33:3-4). En el Antiguo Testamento la «nefesh» parte
del cuerpo con la muerte (Gn. 25:18); pero el término no
se aplica al espíritu de los muertos. «Ya que la
psicología hebrea no tenía una terminología
semejante a la nuestra»; la explicación debe
buscarse en los pasajes donde las palabras hebreas traducidas por
«corazón» y «espíritu» son
usadas.

Es preciso esperar a los tiempos del Nuevo Testamento,
los de la plenitud de la Revelación en Cristo, para tener
una doctrina completa del alma. En el griego del Nuevo Testamento
la palabra «psyche» se usa como equivalente de la
palabra hebrea «nefesh», pero hay once casos en los
Evangelios Sinópticos en que se expresa la seguridad de la
vida después de la muerte. En todos los cuatro evangelios
la palabra «pneuma», que es equivalente de
«ruah», también se usa para indicar la vida
espiritual, y la palabra «kardia»
(«corazón») se usa para expresar la vida
psíquica del hombre.

En el Nuevo Testamento el alma es la parte invisible del
hombre, en oposición con la sangre y la carne (Col. 2:5; 1
Co. 5:5; 7:34; Jn. 6:64); la «psyche», el alma, es el
principio de la voluntad y del querer (Mt. 26:41; Mr. 14:38), el
centro de la personalidad íntima del hombre (1 Co. 2:1);
el alma es nuestro propio yo (Ro. 8:16; 1 Co. 16:18; Gá.
6:18; Fil. 4:23). En el Nuevo Testamento, al contrario del
Antiguo, el alma puede vivir separadamente del cuerpo y es el
principio que le da vida (Lc. 8:55; 23:46; Hch. 7:59; Stg.
2:26).

Claramente se habla de la supervivencia del alma (Lc.
23:46; 1 P. 3:19). Así que es sinónimo de
espíritu, y cuando el apóstol Pablo habla de tres
componentes del hombre, a saber: cuerpo, alma y espíritu,
no debemos pensar en una verdadera tricotomía, sino en la
distinción entre la vida biológica del hombre y su
vida espiritual, y que son salvos juntamente con su cuerpo,
porque Dios salva al hombre total (1 Ts. 5:23), que, si ahora
está sometido a la muerte, será transformado y
revestido de inmortalidad al final de los tiempos (1 Co.
15:53).

La expresión usada por Pablo que compara la
muerte a un sueño (1 Co. 7:39) es una metáfora
usada ya por los judíos y que ciertamente aparece
también en numerosas inscripciones en las catacumbas de
las primeras generaciones, y en la cual se expresa la firme
convicción de que si duermen en el cuerpo, ciertamente ya
han empezado a gozar de la salvación de Dios. En este
pasaje, como en otros, el apóstol supera las falsas
concepciones que invadían el mundo helenístico en
cuanto a la resurrección. El hombre total
resucitará, en alma y cuerpo, porque la muerte no termina
con el hombre, ya que Dios, cuando lo creó, lo hizo
inmortal, y si por el pecado la muerte entró en el mundo
(1 Co. 15:22), por Cristo entró la vida. Aunque la Biblia
no desarrolla la idea del alma de una manera abstracta como lo
hace la filosofía, no obstante, es bien claro que en el
Nuevo Testamento el alma que anima al hombre terrenal lo
sobrevive y lo animará cuando, ya transformado y revestido
de inmortalidad, tenga la plena visión de Dios.

Cuando Dios creó al hombre a su «imagen y
semejanza» (Gn. 1:26), su alma, su vida, su
carácter, su voluntad, su psicología, su
personalidad total tenían rasgos divinos que el pecado
destruyó. El hombre, señor de la Naturaleza, tiene
un alma, una vida superior a la de los animales, sobre los cuales
tiene dominio por su razón y personalidad que le vienen
por un acto de la soberana voluntad de Dios que le permite
señorear y «llamar» por su nombre a los
animales (Gn. 2:19). Su alma es, por tanto, superior y distinta
de la de los demás seres. El hombre resucitará en
su integridad (tanto los buenos como los malos) al final de los
tiempos (1 Co. 15:45).

  • Alma. El término griego más
    común para referirse al alma es "psyché"
    (se lee "psijé"), de donde vienen nuestras palabras
    "psicología" y "psíquico". El
    alma designa el principio de vida gracias al cual los seres
    vivos tienen funciones vitales, pero también sirve
    para referirse al principio de racionalidad y al principio
    que otorga identidad y permanencia a la vida psíquica.
    Aunque Aristóteles intentó moderar la
    contraposición alma/cuerpo, defendió, sin
    embargo la existencia de una parte del alma humana -la parte
    intelectiva- radicalmente distinta del cuerpo e inmortal. El
    dualismo antropológico que implica la creencia en el
    carácter compuesto del hombre (compuesto de alma y
    cuerpo) alcanzará su expresión más
    fuerte en Descartes para quien el alma o mente es una cosa
    con propiedades y modos explicativos radicalmente distintos a
    las propiedades y modos explicativos de los cuerpos. El alma
    humana posee las funciones vegetativa, sensitiva y, la
    típicamente humana, intelectiva o
    espiritual.

  • Alma Intelectiva. En la psicología
    aristotélico-tomista, el alma intelectiva es la
    más perfecta y faculta a los animales que la poseen de
    entendimiento y voluntad (de psiquismo superior).
    Según Aristóteles, si hay algo que no sea
    corporal en nosotros y dotado de inmortalidad, lo tenemos que
    situar en el entendimiento o intelecto.

  • Alma Sensitiva. En la psicología
    aristotélico-tomista, el alma sensitiva permite las
    actividades vitales de movimiento local, apetitos inferiores
    o sensibles y conocimiento sensible o percepción. Los
    animales tienen un alma vegetativa y sensitiva. El alma
    sensitiva desaparece con la desaparición del cuerpo,
    del cual es su forma sustancial y acto primero.

  • Alma Vegetativa. En la psicología
    aristotélico-tomista, es el alma que permite realizar
    las funciones vitales más elementales, como son la
    reproducción, alimentación y crecimiento. Las
    plantas tienen alma vegetativa. El alma vegetativa no
    sobrevive a la muerte del cuerpo pues no es más que su
    acto primero o forma sustancial.

  • Afectividad. Conjunto de emociones y
    sentimientos que un individuo puede experimentar a
    través de las distintas situaciones que
    vive.

  • Afecto. Aspecto consciente y subjetivo de la
    emoción. Patrón de comportamientos observables
    que es la expresión de sentimientos (emoción)
    experimentados subjetivamente. Tristeza, alegría y
    cólera son ejemplos usuales de afecto. Es muy variable
    su expresión entre culturas diferentes así como
    en cada una de ellas. Los trastornos del afecto incluyen las
    siguientes modalidades:

  • Aplanado. Ausencia o casi ausencia de
    cualquier signo de expresión afectiva.

  • Embotado. Reducción significativa de
    la intensidad de la expresión emocional.

  • Inapropiado. Discordancia entre la
    expresión afectiva y el contenido del habla o
    ideación.

  • Lábil. Variabilidad anormal en el
    afecto, con cambios repetidos, rápidos y bruscos de la
    expresión afectiva.

  • Restringido o constreñido.
    Reducción ligera de la gama y la intensidad de la
    expresión emocional.

  • Bloqueo Afectivo. Incapacidad para expresar
    afectos o emociones, caracterizada a veces por un estado de
    estupor.

  • Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9
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