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Cultura de paz – Un compromiso



Partes: 1, 2

  1. La paz, es el equilibrio entre los deseos y las posibilidades
  2. Introducción
  3. Empecemos a pensar diferente
  4. Si a la democracia, no a los violentos. Yo me comprometo.
  5. Ya para terminar
  6. Bibliografía

 

A quien corresponda:

(Humanitas de pax aliquis compromitto)

La paz, es el equilibrio entre los deseos y las posibilidades

El progresivo desplazamiento y desconocimiento de las normas que rigen un estado de derecho, da pie para que la sociedad se sicopátice y aparezcan en ella conductas criminales, y totalitarias. El respeto y la credibilidad se pierden; cuando sale favorecido el infractor.

Si pensamos que con revoluciones puede Colombia alcanzar la paz y un mejoramiento autentico de la vida nacional nos dividimos cada vez más; si seguimos pensando así; nos alejaremos cada día más de los objetivos de alcanzar acuerdos decorosos y equitativos; propicios para estos tiempos de tanto entendimiento, de tantas multitudes y de tanta lucidez.

La violencia tiene que ser juzgada como negativa en todos sus aspectos, la violencia no solamente lesiona la individualidad; si no también; lesiona la nación entera en general y a cada ciudadano en particular.

La modernización multifacética por la que atraviesa Colombia debe; ampliar la conciencia psicosocial y debe hacer evidente las inequidades sociales, esto nos mostrara las necesidades que hemos de cubrir; no es solucionarle la vida a nadie es mostrarle que también puede y debe comprometerse; hay muchas cosas que independientemente del país que sea; jamás podremos tener, lo que sí es posible; es construir entre todos un mejor país, yo me comprometo con unas mejores definiciones, con un mejor concepto de familia, me comprometo a reconocer el impacto que causa una familia numerosa, el estado ingente de la especie nos llevara indefectiblemente a la pasión por la consecución, me comprometo con unas mejores relaciones, me comprometo con una mejor educación, me comprometo con la paz, con lo decoroso, con la honestidad, con mi país, me comprometo con un mejor concepto de mis limitaciones y me comprometo a que estas; no serán un obstáculo para el desarrollo libre de mi personalidad ni para el desarrollo de un mejor concepto de mi país, yo me comprometo con mis hijos, con mis vecinos, con mis profesores, con las autoridades, con los alumnos, con las generaciones futuras y asimismo, me comprometo con todos los seres con quienes comparto mi existencia; siendo estos del color y la forma que fueren.

Los nexos entre violencia y progreso son muy difusos y además; distantes. La paz se logra cuando cesen las pasiones, cuando todos los colombianos nos comprometamos; con genuino interés en el país, y cuando aquellos que han de someterse se sometan y los que deben desmovilizarse se desmovilicen; siendo de la tendencia que fueren.

La violencia no podemos atribuírsela en Colombia a una sola persona, a un solo grupo armado, a un solo grupo enriquecido ilícitamente, a una sola banda criminal, a un solo grupo narcoterrorista, lo que si podemos atribuirnos todos los colombianos es la consecución de la paz; no la paz como la ausencia del conflicto; si no esa paz donde prevalece la justicia. La violencia le produce un golpe mortal a nuestra democracia, a nuestras instituciones, y además; aleja toda posibilidad de equidad como miembros de una misma especie.

Hay una gran diferencia en tener todos de lo mismo; que en sentirnos todos de los mismos, en fin…, un país que no invierte en educación; es un país que indefectiblemente se colapsa por las exigencias evidentes.

Introducción

La docencia no solamente es para impartir conocimientos, despertar talentos y hacernos a destrezas; también, ha de servir; para promocionar la verdad, las virtudes, la planificación de la especie y las buenas actitudes, un ser humano virtuoso; es verídico en todas las circunstancias, recto en pensamiento, en palabra y en obra, además; es susceptible de ser imitado por sus actitudes siempre decorosas.

La propuesta de educación para la paz, y la resolución de conflictos que pongo a consideración, es un espacio para la reflexión, para el entendimiento, el sano razonamiento, para la modificación individual, para el intercambio y la difusión de prácticas de educación que nos permitan descubrir la responsabilidad que tenemos todos "educandos y educadores" frente al conflicto y el malestar que vivimos los colombianos, sin pasar por alto que existe la educación en voluntad y esta modalidad es la que nos falta a los colombianos y se evidencia cuando hacemos las cosas porque nos corresponde hacerlas, y no porque nos emerge de la voluntad propia, por solidaridad, por respeto al otro, porque lo encontramos valioso, importante, sano, elegante, saludable para el equilibrio personal y social, académico, familiar, etc. Nuestras actitudes muchas veces son des-obligantes, nos convertimos en bombas psicosociales y explotamos donde sea, y frente a quien sea, estas actitudes se evidencian cuando no solo no sabemos responder a un requerimiento, a un llamado de atención, a una solicitud, a un acuerdo, a una toma de dediciones adecuadas objetivas concertadas; donde se tenga en cuenta los intereses de los demás, esto en parte se debe, a que no hemos sido formados o no hemos optado por reconocer al otro como interlocutor válido.

La educación para la paz, tiene como tarea educar desde una visión integradora y transformadora, además; ha de tener una visión holista de la realidad. Es necesario apostar por una educación activa y participativa así potenciar un pensamiento dinámico, crítico y generador de nuevas ideas, además; para educarnos en paz, debemos reconocer que somos conflictivos, y por consiguiente nos compete en primera persona.

Vivir en paz; es algo que se puede aprender justamente porque no es un valor absoluto; que ha sido dado de una vez y para siempre, ni es un objetivo imaginario; es más bien un esfuerzo permanente en el desarrollo integral de la persona. La educación para la paz; no es una moda, ni es una forma de ampliar estudios o cubrir programas educativos, la educación para la paz busca en los seres humanos la puesta en práctica de valores fundamentales como son: (1) autonomía. (2) beneficencia. (3) libertad. (4) igualdad. (5) justicia. (6) perdón. (7) conciliación. (8) reconocimiento del otro. (9) compromiso. (10) participación y decisión. (11) aceptación, en fin. La paz no es vivir sin conflictos; tener conflictos es natural en el hombre; lo que no es natural es la ausencia de la justicia y la ausencia del compromiso individual. La paz con impunidad, no es, la paz es un compromiso endógeno.

La educación y la formación actual, han de estar soportando juicios y definiciones nuevas, el otro es una realidad importante, es una historia de vida, es una realidad trascendente, es otro yo, hoy día no podemos decir, (el o yo), debemos empezar a decir, (el y yo), tal cual.

Otro de los aspectos que me parecen relevante en esta propuesta es aprender a reconocernos generadores de conflicto; todos indistintamente somos generadores de conflicto, en la familia, en la empresa, en la universidad, en la sociedad, etc., la mayoría de nuestras actitudes son irresponsables, grotescas, agresivas, salidas de normas y además respondemos groseramente es que yo soy así, y punto; esta frase es un explosivo psicosocial (imagina un escenario donde dos entidades con esos presupuestos se encuentre, solo imagina el grado de intransigencia y si quieres mas realismo trágico, dales armas y dinamita) Nuestras actitudes muchas veces son el detonante de las diferencias y luego nos hacemos las inocentes palomitas, nos encanta hacer señalamientos pero cuidado alguien nos señala. En la dinámica de cultura de paz; hemos de reconocernos generadores de conflicto, la mirada introspectiva es medular para alcanzar un razonamiento por lo menos sensato.

Para lograr una cultura de paz, debemos todos empezar a vernos como generadores de conflicto y decir con honradez y con genuino interés en Colombia; yo también soy responsable de lo que pasa en mi país, yo también soy responsable del conflicto, lo que pasa en Colombia, es responsabilidad de los colombianos y también yo soy un colombiano; quien igualmente; tiene una gran responsabilidad con el país y con sus instituciones. Ningún colombiano ha de sustraerse del compromiso de paz, todos hemos de poner de nuestra parte; esta no es una exigencia para otros, es para nosotros.

Debemos reflexionar en torno al papel de víctimas que en muchos casos asumimos sin serlo; para a si obrar en consecuencia y legitimar los actos y las conductas propias; siendo estas de cualquier naturaleza, (me hicieron, me dijeron, me insultaron, me quitaron, me irrespetaron, ¿y tú que existe para motivar esa conducta en los otros?, también; es muy importante hablar de lo que le hacemos a los demás) La reflexión, debe ir más allá del reconocimiento de los hechos; se debe entrar en disposición de trasformar las actitudes y las realidades haciendo modificaciones individuales para asumir las responsabilidades pertinentes, no es el otro quien debe modificar, soy yo quien debo asumir el reto de transformarme para transformar la realidad que me asiste. Debemos entender que no saldremos de la problemática y de las crisis si no asumimos el reto de transformar nuestras actitudes individuales, lo que yo hago cuenta, y causa un impacto; yo elijo que impacto causar, tal cual.

Todos debemos ser gestores de la educación para la paz; debido en parte a que todos enseñamos (incluso lo que no se debe hacer; ten cuidado con lo que enseñas) y hemos de tener en cuenta todos los aspectos que puedan mal formar las relaciones; las cuales se convierten en estados des-obligantes permanentes; constituyéndose estos las mas de las veces en formas "normales" de relación, las relaciones que no sean soportadas por una axiología aceptada socialmente, se colapsan y se pervierte; dando origen a malestares mayores. Las sociedades se corrompen; cuando se corrompen los idearios de sus ciudadanos y cada uno opta por una axiología individual o una deontología particular y si en base a esto se proponen metas; no queda mucho que escoger, ni mucho que desear.

La aceptación del otro es una realidad imperativa. El otro merece todo lo que yo merezco y además; son muy valiosos sus puntos de vista y sus reflexiones, debemos modificar las actitudes, las expresiones y los comportamientos que subvaloran y descalifican a otras personas. Si tenemos prejuicios de fondo y estigmas que parten de suponer que la identidad cultural, y la forma de actuar propia es la auténtica; y debe ser universal, debemos entender que estas expresiones y comportamientos son extremos, y van acompañados de odio y agresión a personas que (consideramos) disminuidas, e igualmente a grupos sociales marginados. Pensar que lo mío; es lo verdaderamente importante es el gran error que cometemos a diario, aprendamos a decir lo demás, también; es importante, y valioso igualmente, no somos propietarios del logos.

La intolerancia, es uno de los grandes retos que la humanidad debe asumir en estos comienzos de siglo; es un problema social, académico, ético y político e individual, formado por elementos muy diversos como pueden ser (estructurales, económicos, ideológicos, ingentes, culturales, psicosociales, religiosos, sexuales, ecológicos, éticos, bioéticos, psicobieticos, morales, etc., etc.) no al rechazo, si al acercamiento entre los grupos humanos, todos somos de los mismos, somos todos hermanos de especie, que saber esto; nos basté para reconocer a los otros como iguales, es importante; creer en el valor supremo del otro, en su derecho a la vida, a la libertad y a la felicidad, a la reinserción social, al perdón, al sometimiento y al acogimiento como finalidad última. Invocando a la ética utilitarista; es importante buscar el mayor beneficio para el mayor número de personas. Si todos nos comprometemos, todos nos beneficiamos, basta de odios, de venganzas, de represalias, de envidias, en fin…, es nuestra patria, nuestra matria, es tuya, es mía, yo me comprometo.

En la educación para la paz, se deben transformar los conflictos; reconociendo sus orígenes, reconociendo que las manifestaciones de hechos violentos y las demás dimensiones de la violencia; son una respuesta equivocada al conflicto y las problemáticas, y son la base, o son los motivos por los cuales se violan los derechos humanos, los derechos de las gentes. Los hechos barbáricos han de ser reconocidos en su dimensión real y alejar toda posibilidad de venganza, parque la venganza solo prolonga las barbaries en el tiempo y la violencia pasa de generación en generación y eso precisamente es lo que nos mantiene en conflicto permanente. No dejare por herencia a mis hijos, ni a las futuras generaciones, (el odio, la venganza, el delito, el trafico, la guerra sucia, las desproporciones, la mentira, el abuso de autoridad, el engaño, etc., esos adefesios bajaran con migo al sepulcro) Como ciudadano responsable y además en ejerció de buenas actitudes, entenderé que la paz; se debe construir todos los días en lo cotidiano, en la actitud de cada uno de nosotros, en el hogar, en la academia, en la calle, en el cine, en el transporte, en el parque, en el lenguaje y en todos los escenarios que elegimos para funcionar como individuos y como parte de una sociedad que ha superado dificultades y que sigue adelante a pesar de los hechos trágicos que la enlutan y ensangrientan.

Hoy los colombianos deseamos un mejor país para nuestros hijos, pero también; debemos entender que esta responsabilidad la asumimos todos. Las sociedades se transforman cuando se transforman sus ciudadanos, no podemos seguir esperando "salvadores" alguien que venga y transforme nuestra realidad. Somos todos quienes debemos procurarnos un mejor mañana; no sigamos sentados esperando lo que no se nos debe, hagamos algo, todos podemos poner, y sumar voluntades. Amigo lector, usted donde se encuentre, puede hacer algo, desde su casa, desde su profesión u oficio, empiece por respetar a los suyos, rechace todo aquello que no sea decoroso; con esto; ya ha empezado a hacer un mejor país, no lo olvide, también cuenta su compromiso. Queremos un mejor país; empecemos por ser unas mejores personas; digamos genuinamente, nosotros nos comprometemos con la paz, con lo decoroso, con la honestidad y con Colombia.

La democracia es la mejor forma de gobierno; es donde un ciudadano ejercita o ejerce su ciudadanía; en la que es menester tener una formación política para entender las realidades del país y sus hechos, la democracia le permite al ciudadano y a la ciudadana conocer los instrumentos legales de defensa y los mecanismos de protección a que tiene derecho. Todo ciudadano es objeto de protección por parte del estado democrático y nadie puede vulnerar su humanidad en tanto esta; este sujeta a normas; es decir, el ciudadano que vulnere los principios democráticos, que vulnere la humanidad ajena, ha de responder ante el estado y las leyes y ha de ser sancionado y penado, donde hay justicia, hay paz y equidad.

Los colombianos debemos definir cosas, esto también; puede pasar con usted; desde mucho antes de que yo naciera; el país ya estaba dividido y la gran mayoría de cosas ya le pertenecían a alguien; pero no sufrí por eso porque he descubierto que muchas otras si se hicieron para mí; y no he tenido la necesidad de ser resentido; ni violento, además; no he encontrado ni descubierto ningún supuesto opcional a la democracia que represente los intereses de la mayoría de los colombianos, si a la democracia, no a los violentos.

Yo me sumo a la democracia, si a los votos, no a las balas, si a la vida, no a las barbaries, y los colombianos sí que sabemos de esto, hemos sido testigos de escenas de barbarie nunca vistas; pero no nos pronunciamos, no hacemos nada y saben por qué; porque estamos anestesiados, abobados, porque la realidad delirante de la Colombia que amamos; no la asumimos en primera persona y saben; no es nada del otro mundo, basta el interés genuino en la patria y en los otros como hermanos de especie.

Empecemos a mirar un poco para adentro de cada uno de nosotros; a lo mejor descubrimos que tenemos una cuota importante en el conflicto, solo piensa un poco en esto; tú puedes ser una mejor persona, el cambio empieza con migo, y con tigo; se una mejor gente, se un mejor colombiano, rechace la violencia, no se haga cómplice del delito, denuncie, no se preste para engaños, no a la cultura del facilismo y del dinero fácil, si al esfuerzo, al trabajo, a la justicia, a la democracia, al estudio y a la capacitación; es con esfuerzo que las cosas se hacen valiosas y se convierten en tesoros, yo me sumo al esfuerzo, yo me sumo a lo decoroso, yo me sumo a la elegancia que hay en el buen diálogo, a los acuerdos, a la mano amiga de todos los colombianos, yo me sumo a la construcción de un mejor país; y me sumo a la esperanza en un mejor mañana, y al esfuerzo de hombres y mujeres que luchan por defender nuestras instituciones y nuestra democracia e incluso dan la vida por los colombianos, es decoroso y además, ético reconocerlo. Gracias Colombia; gracias por darme esperanza y democracia. Yo me comprometo con una mejor conducta y con unas mejores definiciones, con unas metas mas claras, me comprometo a no ser una mujer o un hombre oscuro y ladino, me comprometo con el esfuerzo, me comprometo a reconocer que la paz la hacemos todos, y todas.

Todos los colombianos; tenemos la obligación de recordar y de explicar los hechos violentos; pero una cosa muy distinta es el sufrimiento que ocasiona, el sufrimiento de las victimas es inexplicable y muchas veces ni los mismos afectados lo pueden hacer o definir, no pueden siquiera; poner en palabras lo que el hecho les causo. El sufrimiento provocado en las personas afectadas es total, perdurable, irreversible, radical y en muchos casos irreparable por su misma naturaleza, el sufrimiento en algunos casos anula el principio creativo de las personas y las hace proclives a desarrollar sufrimientos de orden existencial como lo es la depresión y el estrés postraumático; los hechos violentos, son atentados legítimos contra la especie, son actos humanos condenables y muchas veces no se pueden catalogar por sus índices de crueldad y de barbarie. Los adefesios violentos; que se producen en nuestra sociedad; siendo cuales fueren, han de tener cuatro destinos, (la extradición, la prisión, la muerte o la reinserción y el perdón dado el caso) es decir; cada uno ha de elegir su destino o hemos cada uno de elegir; nuestro propio destino, es así de simple.

Hemos de ser claros, en los procesos de paz; debemos entender que una cosa es la entrega-desmovilización y otra el sometimiento a la ley. Existen faltas que han de ser sancionadas y otras perdonadas, en todo proceso han de tenerse en claro la gravedad de la falta, y los implicados en ella, esto es saludable para un sano proceso, las partes deben hacer claridad en estos tópicos.

No podemos solamente hablar de sectores vulnerables como: (los colombianos y colombianas que se dedican a la noble tarea del campo, los niños, las niñas, los que eligieron habitar la calle, los enfermos, los discapacitados, las minorías sexuales, las minorías étnicas, los que tienen otras ideas, etc.). No, todos somos vulnerables y todos somos afectados; esto es una realidad latente; a todos nos afectan los desplazamientos, todos resultamos afectados con las masacres, a todos nos aterran y nos ofenden las bombas, a todos nos lastima y ofende saber que un ciudadano colombiano es declarado objetivo militar, a todos nos lastiman las muertes violentas y las injusticias.

A todos nos afecta la violencia, y por eso; todos debemos asumir la responsabilidad de transformarnos en mejores ciudadanos, debemos empezar todos viéndonos y sintiéndonos, responsables de todos; lo que pasa en cualquier parte del país, me afecta a mí, a los míos, a ti, a los tuyos, en fin. Colombia somos todos y todas (San Andrés, Guajira, Amazonas, Santander, Meta, Boyacá, Cundinamarca, Antioquia, Bolívar, Quindío, Risaralda, Caldas, Valle, Choco, Cauca, Huila, Caquetá, Putumayo, Tolima, Nariño, Magdalena, Casanare, en fin…), ¿y tú de dónde eres?, solo dilo y veras, que en ese lugar también; se han visto afectados por la violencia. Pero se, que como yo; hay un numero enorme de colombianos que tenemos fe en el futuro, y en nuestras instituciones, y hemos empezado a hacernos mejores ciudadanos. Yo me comprometo con mi país; con un proceso de paz duradero.

En Colombia se hace necesario trabajar en la consolidación de una propuesta incluyente, plural y democrática, la educación, desde la primaria ha de ser el mejor vehículo para formar, para enseñar y comprender; que necesitamos un país donde quepamos todos, un país al cual lo construimos entre todos y a cada uno de nosotros nos corresponde responder por lo que hacemos. La educación ha de soportar nuevas definiciones, y nuevas interpretaciones, la paz, también, es cuestión de educación (formación e información), es compromiso de la academia, la educación para la paz ha de ser una asignatura imperativa y sobre todo en estos momentos en los cuales se avecinan oleadas de desmovilizaciones. Para ello es muy importante la articulación de la academia para desarrollar un trabajo profesional y así, sumar esfuerzos desde diferentes escenarios, y espacios que permitan la construcción de una nueva conciencia ciudadana, donde estemos todos incluidos, valorados, reconocidos, los profesionales que entregamos a la sociedad; deben conocer formas de resolución de conflictos, y normas de convivencia; deben ser ciudadanos y ciudadanas habilitados, formados para asumir el reto de mediar ante situaciones, y hechos catastróficos de convivencia, para esto es indispensable disponer de una cátedra donde aprendan a desarrollar habilidades de mediadores. Desarrollemos entre todos la capacidad del compromiso. Yo me comprometo.

La instrucción y la formación no debe estar alejada de la educación para la convivencia, y la paz; tenemos que educar en voluntad a nuestros ciudadanos, que no hagan las cosas porque les toca hacerlas, sino mas bien; porque les nace del interior hacerlas, que en Colombia sea decoroso obrar bien, que sea decoroso saludar, que sea decoroso cuidar los espacios, que sea elegante hablar bien, que sea elegante ser honrado, que sea elegante ser cortes, que sea elegante decir la verdad, que sea elegante reconocer y respetar al otro yo, que sea decoroso y elegante planear los hijos, que no sean producto de la mentira y el engaño porque eso también, genera desconfianza resentimientos y violencia; que no sean un medio si no un fin en sí mismos, si formamos una familia en base a engaños; nuestro proyectos se colapsan. Todo lo que se construye con mentiras se derrumba por las verdades, y además, el estado ingente de la especie solo nos conduce a la miseria y al colapso social y económico.

El lenguaje psicopático, también; es una forma de violencia; y no menos horrorosa y violenta es la cultura del la mentira, la envidia, el engaño, la blasfemia, el dinero fácil. Si a lo decoroso. Si a lo recto. Yo me comprometo.

El estado, la academia y los ciudadanos todos; nos debemos comprometer frente al abandono, frente a la injusticia social, frente a la difícil situación en materia de libertad, democracia y justicia, es decir; es una tarea que todos como componentes activos del tejido social debemos asumir. Nada nos ha de ser ajeno, todo lo que tenga que ver con mi país es prioritario, es ético, es honorable planificar la familia humana.

Desde todos los escenarios se puede trabajar en bien del estado, y de sus ciudadanos, vuelvo a repetir, todos somos el mismo país y es mi deber y tu deber; transformarnos para transformarlo, es necesario "hacer saber" (producir conocimiento que nos aproxime a soluciones y compromisos; todos podemos)

No te olvides del sufrimiento extremo que se ha expresado en personas y familias concretas; las cuales han pasado y siguen pasando por momentos de dolor, sufrimiento físico y moral extremo, y además; catastrófico, no desconozcamos este dolor; ellos y ellas no están esperando que tú, o yo; les resolvamos la vida; ellos y ellas solo esperan que los reconozcamos, que no los olvidemos, que recordemos que los hechos violentos se produjeron en personas concretas, ¿quieres hacer algo por ellos y ellas?, es fácil, solo condena el hecho y con eso estás haciendo bastante, no a la neutralidad; estos hechos de dolor; necesitan de nuestra solidaridad y de nuestra condena, y además; de nuestro compromiso. Yo me comprometo.

Reconozcamos que la extensión de la violencia es multidireccional y afecta a personas que han estado de nuestro lado, y también, a personas que han estado en posiciones radicalmente opuestas, pero bueno es saber, que la violencia nos afecta y nos duele a todos, eso lo debemos tener claro, lo que no tenemos claro es: porque permitimos actos violentos, porque muchas veces nos ocasionamos daño, porque nos permitimos tanto dolor y tanto sufrimiento, porque permitimos las matanzas, porque permitimos el robo, porque permitimos las violaciones de los derechos y también de la carne, que nos pasa, cuando perdimos el norte, cuando permitimos sectorizarnos, cuando nos hicimos contrarios, de cuando acá somos enemigos, desde cuando nos bestializamos, porque sin saber nada del otro ya se destila odio, porque permitimos actos vengativos, crueles, abyectos, corruptos, falsos, faltos de respeto por la dignidad humana, porque a algunas personas les cuesta tanto hablar bien de los demás hermanos de especie, porque permitimos que se nos mida, porque nos tazamos, porque nos sentimos diferentes; en fin…, has tu lista.

Sabes por qué pasan estas cosas en Colombia; porque, nosotros; los colombianos, no nos pronunciamos, no condenamos los hechos, porque; parecemos un país sin memoria, un país anestesiado, porque no somos solidarios; es por eso que permitimos todos estos actos des-obligantes y abyectos, Colombia somos todos los colombianos, y además, podemos hacer un mejor país, entre todos.

Es importante hablar de todo esto; abierta y francamente, sin problemas, sin miedos, sin hipocresía y sin prejuicios es así; que hemos sido los colombianos, siempre divididos por ideologías que ni siquiera entendemos, y si acaso las entendemos; las interpretamos mal.

No nos llamemos a engaños, no nos torturemos con la crueldad de la indiferencia, no desconozcamos nuestra historia, seamos solidarios; digamos no a los violentos, desarrollemos entre todos la ética de la solidaridad; es eso lo que necesita nuestra sociedad, nuestro país; es bello, enorme, rico; un país que está a la altura de cualquier otro, un país que puede y ha hecho aportes a la sociedad global, no aportemos números al mundo; aportemos ideas. No al dinero fácil, no al engaño, no al estado ingente, no a la indiferencia; no a los violentos, no al narcotráfico, no a la corrupción, si a la vida, si al compromiso con lo decoroso y con el control. Yo me comprometo con mi país, y con mis hermanos de especie.

A veces se nos olvida que gran parte de la historia reciente de nuestro país; me refiero a (de 1890- a 1965); está escrita con la sangre de muchos hermanos colombianos, siendo el Tolima de (1945-a 1965) una de las zonas más bárbaras del país, y como no es bueno hablar de solo las cosas malas; bueno es saber que la costa (Caribe y el departamento de Nariño) fueron las zonas menos violentas en esa época bizarra; en nuestro querido y ensangrentado país.

De (1964-a 1968) se consolidan las (FARC), en (1970) se consolida el grupo denominado (M-19) desapareciendo este en (1990), también; en los años (1970) Colombia se consolido como el mayor productor de marihuana en el mundo; con su consabido derramamiento de sangre, en (1980) los narcotraficantes más sanguinarios que ha tenido el país hicieron su debut con sus métodos feroces y sus ridículas fortunas; dieron origen a los denominados paramilitares, esto ocurrió poco más o menos, hasta mediados de (1995) luego este adefesio terrible; desde (1997) se traslado a México y sus métodos no difieren en mucho, y como si no fuera suficiente después del sometimiento del paramilitarismo; surgen las (BACRIM) "bandas criminales" dedicadas al negocio del narcotráfico; aparecieron en las zonas donde desapareció el paramilitarismo (Antioquia, Cauca y Urabá) y puedo decir, para rematar; en esas estamos, y además; seguimos soñando con la paz en Colombia.

Para no dejar nada en el tintero y evitar que se me llame desmemoriado, hemos; además, de recordar que, también; hubo algo verde, teñido de rojo.

Asimismo en la Colombia que ámanos; hubo algo que se llamo la (Guerra Verde), con su consabido derramamiento de sangre, y el debut otros personajes no menos oscuros. Colombia, país de paradojas, es uno de los mayores productores de esmeraldas en el mundo. Las minas, a cielo abierto, se encuentran en una zona abrupta y montañosa de Boyacá. La explotación ilícita de las minas de esmeraldas en Boyacá, (las minas son patrimonio de la nación), ha sido la fuente de poder para dos familias, ambas enraizadas en la misma historia política de Colombia. La primera fue dirigida por Efraín González Téllez (un veterano luchador de la violencia política de la década de los 50) catalogado por la prensa como un legendario Robín Hood colombiano.

Este personaje era buscado por los campesinos boyacenses y santandereanos como su juez supremo. Arbitraba sin trámites ni abogados, cualquier pleito familiar, de tierras, de deudas y muertos, e incluso muchos con características penales. Efraín González murió en Bogotá el (9) de junio de (1965), luego de un operativo del ejército, y se le imputo la comisión de (117) crímenes. Tras la muerte de Efraín González se desató una ola de violencia en la región, que se conoció como la (Guerra Verde). Esta guerra produjo más de (1.200) muertos en los municipios de (Chiquinquirá, Muzo, Coscuez, Borbur y Somondoco), los muertos también se contaron en Bogotá, Miami y otras ciudades no menos importantes. El gobierno serró las minas en (1971) y posteriormente fueron, re-abiertas sin que se sepa de más atrocidades; no obstante con la aparición de otros apellidos tristemente celebres; han de haber aumentado las cifras, solo nos queda esperar; que en un futuro, no se recrudezca la violencia en esa zona de la querida Colombia.

La otra familia, que trabajó en sociedad con la de González, era la dirigida por Humberto Ariza Ariza, (El Ganso Ariza), un asesino nato (purgó una larga condena en Bogotá). Durante la época de su reinado en la zona esmeraldífera se asegura que asesinó o mandó asesinar a más de (800) personas. El Ganso Ariza, fue acribillado, al salir de su residencia, el (10) de octubre de (1985).

La violencia ha sido el adversario más terrible que hemos tenido que enfrentar los colombianos en nuestra corta historia, y hoy, la corrupción, la cultura del dinero fácil y la huida al esfuerzo; nos está haciendo proclives a otra forma de violencia "la matanza por la tenencia rápida, y mal habida"; donde concursan todas las tradiciones ladinas de algunas personas oscuras.

No nos victimicemos, no nos hagamos victimas de hechos directos cuando no lo somos, hagamos claridad; para clasificar a las víctimas directas, el criterio debe ser amplio y aplicarse a nivel individual, familiar, sin olvidar que hay hechos de violencia que afectan a la sociedad y por ende a la colectividad, pero que la victima directa es la que tiene un sufrimiento profundo, incomparable con la preocupación, y el dolor colectivo que el hecho violento pueda ocasionar, esto lo digo porque la mayoría de las personas se victimiza, y arremete sin respeto por el otro; alegando que cualquier incompatibilidad ya de hecho supone una agresión directa, por que los colombianos; tenemos la horrorosa costumbre de personalizar y satanizar todo lo que nos pasa, y cualquier hecho aislado nos parece un ataque directo, si reflexionamos sobre esto; descubrimos que peleamos por nada, o por cosas verdaderamente sin importancia.

La paz se consigue por motivación endógena; desarmando el corazón y liberando las tensiones emocionales, el que odia se odia. Bienvenida la gente que se alza en "almas" y desde su interior; siembran para las futuras generaciones. Bienvenida la conciliación, la reconciliación, bienvenida la paz, bienvenidos los hombres y las mujeres de buenas intenciones, bienvenidos aquellos y aquellas que se suman a un mejor país, a una mejor convivencia, a unos mejores acuerdos, bienvenidos los que se comprometen. Yo me comprometo.

Tengamos en cuenta que en la convivencia se deben expresar los egos, los desacuerdos, los sueños, las necesidades, las incompatibilidades, los desencuentros, los resentimientos y las dificultades, los inconformismos, las experiencias, el dolor de duelos no resueltos, las indefiniciones, las preferencias, en fin…, pero no por eso; debemos perder el sentido de convivencia; tenemos que seguir concretando cosas, amistades, acuerdos, trabajos, cooperación, sueños, planes, bienestares, desarrollo sostenible, proyectos, en fin…, solo tenemos que ponernos de acuerdo en algunos mínimos; que nos permitan hacer una convivencia pacífica, respetuosa, armónica y ante todo; una convivencia propia de seres racionales.

No desconozcamos las necesidades individuales; todos las tenemos; pero tengamos en cuenta que, hay; necesidades que son colectivas, y son esas las prioritarias; al menos hablando en este caso en cuanto a acuerdos de convivencia para la paz.

Las necesidades internas son propias de todos los seres humanos, ninguno podemos escaparnos de estas exigencias endógenas, pero vale la pena detenernos, y pensar un poco en que estas necesidades; son mis propias exigencias emocionales, y no puedo; no debo, no es decoroso hacer victima a los demás; por mis insatisfacciones; ellas son solo mías, y punto.

Tratemos de definir algunos lineamientos que nos podrían permitir vivir en paz, y además, con algo de decoro.

Quiero en este punto hacer una claridad; cuando hablo de paz, no me refiero a esa paz sin conflicto, me refiero a la paz, donde prima la justicia, y los acuerdos de convivencia, esto lo digo porque por naturaleza el ser humano es conflictivo y siempre desea ser la diferencia, esta condición es un legitimo acto del hombre, la violencia de las armas, de las bombas, de los desacuerdos, de las masacres y demás actos des-obligantes; son actos horriblemente humanos, respeto desde luego; cualquier otra opinión o posición.

Pongámonos de acuerdo en algo:

(1) Debemos sentar las bases de una convivencia reconciliada; lograda esta desde la conciliación interna para luego pretender llegar a una conciliación externa, esto quiere decir que; debemos ponernos de acuerdo primero con nosotros mismos (que es lo que quiero o pretendo) para luego ponernos de acuerdo con los demás, algo así como empezar en casa, tal cual; mis pretensiones; no pueden ser imposiciones colectivas, entiéndase que todos contamos y el beneficio es para todos, lo individual corresponde al fuero interno; en muchas ocasiones ceder; es ganar. A veces; adoptamos posiciones que corresponden solo con nuestra conflictiva interna, y las más de las veces; es, mal intencionada.

(2) Desarrollemos habilidades y destrezas para la prevención de conflictos destructivos, primero internos es decir; propios del individuo, debemos preguntarnos, (como soy yo, como soy con mi familia, con mis hijos, con mi pareja, con mis vecinos, con el entorno, con los demás ciudadanos, con las personas que trato, con mis compañeros, con migo mismo, con mis pares y con los demás hermanos de evolución) es de esta forma, que nos ponemos de acuerdo con nosotros mismos. Una mente en desacuerdo interno y además, sin reflexión; no ve más allá de sus propias alucinaciones y delirios.

(3) Entendamos que el compromiso con una cultura de la paz; ha de ser cotidiano, permanente. Seré un buen referente, primero en casa y luego fuera de ella; haré que esto se convierta en hábito para que luego sea una norma para mí; en este caso seré yo quien haga la diferencia, todo el tiempo estaré en disposición de rechazar actos violentos, y denigrantes; primero en mi persona y después en la persona de los demás, la paz es, y ha de ser; coherencia, la paz también es equilibrio endógeno.

(4) No olvidemos las barbaries; no las podemos condenar al olvido (los hechos violentos no se deben olvidar; máxime cuando se involucran personas y grupos humanos) No seamos indiferentes recordemos siempre; eso de alguna forma garantiza que no se vuelvan a repetir, no nos fallara la memoria, por nuestro país y por nuestros hermanos de especie; siempre condenaremos los actos violentos, llámense como se llamen, la condena a la violencia será un imperativo; será mi imperativo. No seré cómplice del delito con mi silencio, ni con mi indiferencia.

(5) Exigiré verdad, justicia y paz y estaré en condiciones de responder exactamente de la misma forma, (tengo derechos pero también tengo obligaciones) no me sentare a esperar lo que no se me debe, responderé por mis hechos, entenderé como imperativo que si quiero (verdad, justicia y paz), pues; como consecuencia lógica seré, sincero, justo, y pacifico con los demás miembros de la especie, es así de sencillo, y serio el compromiso.

(6) Trabajemos desde nuestras disciplinas en la búsqueda de socorro, de atención médica, de atención social y psicológica para todas las personas que lo requieran, apoyemos todas las causas que promocionen el bienestar y los talentos de nuestros hermanos de especie. En el ejercicio de nuestras profesiones; nos desempeñaremos con talento benefactor; no haremos nada que perjudique económica, social, psicológica a ninguna persona. Promocionaremos el bienestar y la salud de los ciudadanos, seremos decorosos; entenderemos que se espera mucho de nosotros como profesionales y como ciudadanos educados en voluntad y en convivencia para la paz. La paz, la construimos entre todos, es decir; es mi responsabilidad y es tu responsabilidad.

(7) Creeremos en el horror que produce una tragedia, y las consecuencias que esto conlleva. Respetaremos el dolor ajeno, entenderemos el dolor, y no lo aumentaremos en estas personas; ni en ninguna otra. Desde nuestra profesión si esta el atenderles; lo haremos con decoro, y con genuino interés; son nuestros hermanos de especie, entenderemos que cualquier daño a uno de ellos, es un daño legitimo a la espacie, debemos obligarnos a sentir dolor de especie y a verlos como lo que son, otro yo, (el compromiso es sencillo; no necesitamos ser un Mesías; basta nuestro genuino interés, y nuestra voluntad)

(8) Condenaremos desde todo punto de vista los actos violentos, no seremos agentes violentos, seremos conciliadores, pondremos en práctica actitudes de convivencia, solidaridad y resolución. Promocionaremos los acuerdos entre las personas, permitiremos que cada uno exprese sus inconformidades y haga público sus desacuerdos. "Al liberar a las personas de las tensiones emocionales y de los delirios e historias, ellas liberan las armas".

(9) Trabajaremos siempre por la paz, formando, educando, transformando, comprometiéndonos desde nuestra profesión; cualquiera que esta sea en la consecución de un mejor país, y de un mejor mañana, no seremos cómplices de tratos inhumanos, no seremos cómplices de las blasfemias, no seremos cómplice del engaño; ni de condición alguna que degrade a la especie.

(10) El "nunca más" no nos será ajeno; no a los hechos dolorosos y crueles, no a las violaciones, no a la barbarie, no al secuestro, no a la tortura, no a las desapariciones, no a las bombas, nunca más dolor, nunca más barbarie, nunca más desplazados, nunca más ataques terroristas, nunca más mentira, nunca más infelicidad, nunca más monstruosidades, nunca más indiferencia, nunca más olvido. Yo me comprometo.

(11) No seamos un eslabón mas en la cadena de odios, no hagamos extensivos los comentarios que atentan contra la dignidad humana, las personas todas somos sujetos de respeto; y protección, no se preste para denigrar, ni haga alarde de venganzas y promesas oscuras, es así como nos transformamos, y descubrimos nuevos valores dentro de nosotros como personas, digno eres, dignos son, dignos somos. Bienvenida la nueva educación. Yo me comprometo; por mi país, y por mis hermanos de especie.

(12) Estrategias de perdón:

Tenemos que hacer claridad; en la mayoría de casos sino en todos, no podemos hablar de perdón y olvido. El cerebro humano jamás olvida a menos que sufra un traumatismo de orden mayor. Hemos de ser claros al hablar de olvido, (olvidar es desconocer la tragedia; y eso jamás, lo puede hacer el cerebro humano) y muchas veces suena odiosa, y otras veces nociva, y por demás, agresiva, perdonar no es olvidar, hemos de empezar a hablar de perdón y aceptación de la realidad; tal cual es. El dolor, la tragedia, la barbarie, la falta, la perdida, el maltrato, etc., permanecen intactos en la consciencia confundida, y se manifiestan haciendo sobre exigencias de orden adaptativo. Una persona se concilia internamente y luego se reconcilia con el mundo circundante; cuando se le reconoce como legitimo su sufrimiento, y se le reconoce como legitimo su dolor, y su pérdida; siendo, económica, física o emocional.

Aceptar no es olvidar, no es borrar la falta como si no hubiera pasado nada, como por arte de magia. No podemos pasar por alto la falta y hacer como si no hubiera pasado nada. La falta siendo esta de la naturaleza que fuere, queda registrada en la mente, en el cuerpo, en la carne, en el hueso, en el alma, en la historia personal, en fin, siempre estará viva en tanto el cerebro funcione. Pasar a un estado radical de perdón y olvido, es imposible en tanto estemos vivos, sin embargo; pasar a estados emocionales gratos; si es posible, en tanto estemos dispuestos. Una cosa es aprender a vivir con el hecho catastrófico, y otra muy distinta es olvidar, hay cosas imposibles de olvidar, tu dolor es legítimo, y es legítima tu pérdida.

Aceptamos la realidad en tanto atisbamos la justicia, sé que hay pérdidas irreparables pero cuando aparece la justicia, hemos de aceptar las deducciones, se que la gran mayoría los fallos se quedan cortos, no por inoperancia sino por deducciones y precisiones; pero no tenemos más. La venganza contra un real o potencial culpable, no debe tener cabida dentro de nosotros; es así de simple. Queda dolor, queda tristeza, y muchos otros malestares que solo se resuelven con el tiempo. En el proceso de aceptación, hemos de saber que, la vida; no serán las mismas jamás; es así de traumático, doloroso y desolador. La aceptación en muchos casos es dura, difícil, traumática y muy exigente para la pobre condición humana, pero si no lo hacemos, jamás nos libraremos de esa carga tan pesada; que no nos permite avanzar en la vida y vivirla en plenitud, y felicidad; como ha de ser.

Debemos aceptar lo que ocurrió para poder continuar con la vida, reconociendo que somos sujetos dinámicos, y estamos expuestos a experiencias; siendo muchas de ellas catastróficas; no debemos, no podemos quedarnos bloqueados para siempre, tenemos la posibilidad de ser felices; aun en condiciones de desventajas físicas o económicas, la vida sigue y si bien; no será un espectáculo, si es una experiencia que merece la pena aprovechar.

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