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La Literatura y su importancia en el área de Comunicación




Enviado por José Vargas



Partes: 1, 2, 3

  1. Introducción
  2. Historia de la literatura
  3. ¿Qué es la
    literatura?
  4. Importancia de la literatura en el área
    de comunicación
  5. Conclusiones y
    recomendaciones
  6. Recomendaciones finales
  7. Anexo
  8. Bibliografía
  9. Anexos
  10. Bibliografía

Introducción

Quizá una de las vías más adecuadas
para entender el mundo en que vivimos es enunciar interrogantes
con la esperanza de que, en la búsqueda de respuestas a
esos interrogantes, encontremos algunas claves que nos ayuden a
encontrar algún sentido a las cosas que hacemos
habitualmente. En el caso de quienes enseñan lengua y
literatura algunos interrogantes posibles serían los
siguientes:

¿Para qué enseñamos lengua y
literatura? ¿Cuál es el objetivo esencial de la
educación lingüística y literaria en las aulas
de la educación secundaria de la educación
básica regular? ¿Cómo y con qué
criterios se seleccionan los contenidos lingüísticos
y literarios? ¿Aprenden de verdad las alumnas y los
alumnos lo que les enseñamos en las clases de lenguaje? Si
no es así, ¿En qué medida esa ausencia de
aprendizaje obedece a factores personales o socioculturales o a
una inadecuada intervención docente? ¿Qué
cosas habrían de cambiar en las clases? ¿Qué
debe saber y saber hacer un alumno o una alumna para
desenvolverse de una manera adecuada en los diferentes contextos
de la comunicación humana? En consecuencia,
¿qué debe saber y saber hacer el profesor de lengua
y literatura para ayudar al alumnado en la adquisición y
mejora de sus habilidades comunicativas (orales y
escritas)?

No es fácil encontrar respuestas adecuadas y
útiles a cada uno de estos interrogantes. Sin embargo, en
las líneas que siguen intentaremos favorecer esa
indagación y esa búsqueda de respuestas con el
objetivo de fomentar la reflexión del profesorado sobre
sus teorías y sobre sus prácticas
educativas.

Cuando un profesor o una profesora entran en un aula lo
hacen con la intención de que los alumnos y las alumnas
aprendan (o aprendan a hacer) algunas cosas. En el caso del
profesor de Lengua y Literatura, es obvio que en la
educación básica regular de lo que se trata es de
que los alumnos y las alumnas adquieran un conjunto de destrezas
comunicativas (hablar, escuchar, leer, entender y escribir) que
les permitan utilizar su lengua materna de una manera adecuada,
eficaz y competente en las diversas situaciones comunicativas de
la vida cotidiana.

Si preguntamos a docentes de lengua y literatura, a
lingüistas o a pedagogos sobre la finalidad de
enseñar lengua en la educación primaria y en la
educación secundaria comprobaremos cómo unos y
otros estamos de acuerdo en subrayar como objetivo esencial de la
educación lingüística la mejora de las
habilidades comunicativas del alumnado.

Sin embargo, las cosas no son tan sencillas cuando se
ponen en relación estos deseos con la realidad de lo que
ocurre en las aulas de lengua y literatura. Porque, aunque casi
siempre estamos de acuerdo en que el fin esencial de la
educación lingüística y literaria es la mejora
de las destrezas comunicativas del alumnado, no siempre estamos
de acuerdo sobre cómo contribuir de la manera más
eficaz posible al logro de esos objetivos
comunicativos.

En el presente trabajo monográfico, hacemos
énfasis sobre los fines educativos de la enseñanza
de la lengua y de la literatura y su importancia en el
área de comunicación con la intención no
sólo de ser conscientes de los objetivos comunicativos de
la educación lingüística y literaria en la
enseñanza básica regular de secundaria, sino
también de intentar deducir algunas ideas y criterios que
nos ayuden a actuar con la mayor coherencia posible en nuestro
quehacer docente.

CAPITULO I

Historia de la
literatura

La Historia de la Literatura comienza desde el mismo
momento en que la raza humana es capaz de procesar una
información y transmitirla a través del lenguaje.
Los pueblos mal llamados primitivos comienzan a observar una
serie de fenómenos naturales, como puede ser una tormenta
de nieve o una sequía, el nacimiento de un nuevo
integrante de la comunidad o la muerte de alguno de ellos, una
enfermedad, o un rayo que parte un árbol
consumiéndose rápidamente a causa del fuego que se
propaga… El hombre comienza a establecer relaciones entre
los fenómenos y a buscar explicaciones sobre los
mismos… es el inicio de lo que hoy conocemos como
mitos.

Estos primeros esbozos de comprensión y
aprehensión del mundo que lo circunda evolucionarán
hasta convertirse en mitos cosmogónicos. Paralelo a toda
esta construcción de un pensamiento mítico surge
otra forma de relato: el pictórico. El artista del
paleolítico utiliza la representación
plástica – pintura y escultura – como un medio de dominar
la realidad. Representando un bisonte puede obtener su fuerza,
pero también puede lograr una buena
cacería.

El pensamiento mítico y su representación
oral o plástica, coadyuva a la unión y permanencia
del grupo. El artista y el contador de historias pronto adquieren
características cuasi sagradas, por lo que pronto son
equiparados a sacerdotes o chamanes. El artista jugó desde
la antigüedad un rol decisivo en su comunidad. Si la caza, y
posteriormente la agricultura, habían sido malas, el
chamán narraba los mitos cosmogónicos relacionados
con el problema a resolver. De esta forma se estaba buscando una
solución, a todas luces mágica.

Los mitos cosmogónicos siempre relatan los
orígenes de la vida, de los elementos naturales, y su
recreación permanente asegura el tiempo primordial
necesario para la preservación de la vida, de la especie,
del mundo. Pero también regenera el tiempo, lo purifica. Y
por extraño que nos parezca a nosotros y nosotras, hombres
y mujeres de los siglos XX y XXI, cuando hemos logrado llegar a
la luna, cuando estamos conectados a los más lejanos y
disímiles lugares del planeta vía satelital, cuando
el computador e Internet juegan un papel decisivo en nuestras
vidas, cuando diariamente nos paramos frente a un público
de estudiantes para reflexionar con ellos o para contribuir en
algo a su proceso de formación, nosotros aún
seguimos ligados a esa regeneración del tiempo; y es
más la conmemoramos todos los años con la llegada
del año nuevo. Y de una u otra forma la recordamos a
diario cuando utilizamos la palabra cronología. Y es que
no se debe olvidar que Cronos es el dios del tiempo. El mito
cosmogónico está íntimamente ligado al
tiempo circular o tiempo sagrado o tiempo primigenio; es decir al
tiempo de los dioses. Los mitos son entonces las primeras
expresiones literarias producidas por la especie humana. Los
mitos pronto dan origen a las leyendas y cuentos. Pero,
¿Cuál es la diferencia entre estos tres
géneros?

El mito siempre se refiere a un tiempo y a un personaje
sagrado, es atemporal y verdadero, es un modelo ejemplar. Se
refiere a la creación y sus personajes pueden ser dioses
con apariencia humana o animal, pero pueden también
representar elementos naturales como el rayo o el viento. Al ser
ejemplar es normativo, y sirve para mantener la cohesión
grupal, por lo tanto no puede transgredirse, ni olvidarse, ni
ignorarse. El mito está presente en todas las actividades
humanas.

Por su parte la leyenda puede también referirse a
un tiempo primigenio, pero también puede referirse a un
tiempo histórico, y sus personajes son héroes,
personajes que por alguna razón se han destacado dentro de
su pueblo: un buen cazador, o que ha salvado a su pueblo de morir
de hambre… que a su vez se convierten rápidamente
en semidioses o dioses, son lo seres tutelares de la comunidad.
No necesariamente los héroes tienen que haber sido seres
de carne y hueso, pueden ser también de origen
mítico; es por ello que las leyendas pueden ser sagradas o
profanas. Los cuentos, en cambio, son las fábulas, su
función es la de divertir y pueden ser contados sin seguir
un rito especial. En las comunidades amazónicas los mitos
sólo se transfieren de hombres a niños, los cuentos
se narran a toda la comunidad.

La característica de los mitos, leyendas y
cuentos está basada en la oralidad. Este aspecto solemos
olvidarlo muy a menudo cuando consideramos que la literatura
sólo existe a través de la palabra impresa. Por lo
tanto estamos borrando de un solo plumazo miles de años de
historia del ser humano. Semejante olvido nos llevaría a
borrar también La Ilíada y La Odisea, pero antes de
estos cantos, estaríamos ignorando el período
védico, cuyas producciones literarias se remontan a 2500 a
de C, y donde se encuentran las bases de la cultura
occidental.

Tras el período védico surgen los cantos
épicos del Mahabharata y del Ramayana. El Mahabharata, en
su versión definitiva, es considerado como la obra
literaria más extensa jamás producida por el
hombre, pues se compone de 20000 versos.

Pero no solamente tenemos como ejemplo los libros
sagrados de la cultura del Indostán. La tradición
hebrea nos legó La Biblia. Y según Georges Frazer,
en su magnifico libro El Folklore en La Biblia, nos relata como
todos los acontecimientos que se describen en el Antiguo
Testamento corresponden a antiguos mitos y leyendas de diversas
culturas asiáticas.

Pero volviendo a La Ilíada y La Odisea, son
cantos épicos atribuidos a Homero. En sus inicios estos
cantos eran acompañados de música. Y el mismo
Homero fue un rapsoda que iba de pueblo en pueblo cantando sus
poemas en las casas de los hombres adinerados de su época.
Esta costumbre ha pasado incluso a nuestros días; en
pueblos como el bosnio se ha encontrado juglares que aún
recitan grandes poemas, estos sobrevivientes de los juglares del
medioevo poseen una memoria a toda prueba. Pero
¿Cuál ha sido el papel del poeta a través de
los tiempos?:

"Por lo general el poeta en Occidente ha sido
considerado como un paria de la sociedad, como un mendigo que
vaga de pueblo en pueblo en busca de su subsistencia, al menos
esa era la visión que se tenía en la antigua
Grecia. Según Hermann Fränkel:

"… el cantor iba de lugar en lugar. Acudía
a muchas puertas extrañas sin saber si se le
abrirían. Si era admitido, probablemente
permanecería en el umbral, en el lugar de los mendigos,
esperando la invitación para sentarse en el salón.
Así vemos largo tiempo la mesa de sesiones del palacio
real de Ítaca por los ojos de Ulises y desde la
perspectiva del umbral. En gratitud por la hospitalidad, el
cantor debía plegarse a cualquier indicación del
amo y sus huéspedes para divertir a los comensales".

(Poesía y Filosofía de la Grecia Arcaica. Impreso
en EspañaGráficas Rógar. Fuenlabrada,
Madrid, 1993. Pág 29).

Sin embargo el poeta o cantor, como es lógico
suponerlo, debía sentirse bastante vejado, puesto que
estaba consciente de su superioridad intelectual frente al rey
que lo acogía en su palacio. Al igual que Ulises, eran
viajeros que habían recorrido el mundo conocido hasta
entonces, habiendo aprendido otras formas de pensar y de ver la
realidad.

Para asegurar su sustento, al menos durante unos
días, era necesario que el interés de la audiencia
por el tema que estaba siendo cantado no decayera, de lo
contrario el poeta debía alejarse del lugar y buscar otro
sitio donde ser acogido. De ahí la enorme extensión
de los cantos épicos y la libertad que se tenía
para alterar el texto, sobre todo en la épica no escrita:
interpolaciones, olvidos aparentes o recreaciones del texto
anterior.

Hermann Fränkel hace alusión a un
investigador bosnio de nombre Murko, quien realizó un
trabajo de campo con los cantores de su tierra, habiendo
descubierto que estos hombres dominaban en promedio 30 o 40
cantos, en algunos casos hasta 140. Y cada canto podía
tener una duración de tres horas, llegando incluso a las 7
y 8 horas, dependiendo hasta que punto el cantor hubiera logrado
captar la atención del público, podía
alargar o acortar una recitación. Por lo tanto el material
siempre era reinterpretado, nunca era narrado
mecánicamente. Según Fränkel los cantores
homéricos actuaban de la misma forma.

En la Europa Medieval son los juglares que
recorrían los feudos, cantando y contando los
últimos sucesos acaecidos en remotas tierras, los que
reemplazaron a los antiguos cantores griegos. Al igual que los
antiguos griegos, la sociedad medieval miraba con menosprecio la
actividad del juglar. Más recientemente, en el siglo XIX,
los poetas fueron considerados "malditos", como fue el caso de
los poetas simbolistas: Baudelaire, Rimbaud, Mallarmé y
Verlaine. O encarcelados como Mallarmé y Oscar Wilde,
quienes fueron condenados al ostracismo social y a la
vejación, por salirse de todos los convencionalismos de la
época victoriana.

Tanto los cantores griegos como los juglares siempre
acompañaban sus narraciones épicas con
música. Y si sobre la existencia real de Homero se
presentan diversas dudas e hipótesis, en la Hélade
existió otro poeta de quien no cabe la menor duda sobre su
existencia verdadera. Su nombre es Hesíodo, y su obra
Teogonía o Genealogía de los dioses, es un poema de
más de mil versos donde el poeta trata de explicar de una
forma racional los principales mitos griegos.

Posteriormente surgiría el teatro griego, otra
forma más de cohesión del pueblo helénico.
El teatro griego tiene sus orígenes en los ditirambos
tradicionales; los ditirambos son himnos que contaban las
aventuras de Dionisos (el dios del vino y de la fiesta), y que
eran interpretados en las fiestas que cada año se
celebraban en su honor. Estos cantos, o ditirambos,
rápidamente evolucionaron a cantos de mayor complejidad,
por lo que se estableció un diálogo con el
corifeo.

Estos son los inicios del drama y de la tragedia. Surge
entonces Esquilo, y como habían hecho sus antecesores, sus
tragedias están inmersas en la fuente inagotable de la
mitología griega. El mito es narrado al espectador a lo
largo de tres obras perfectamente encadenadas la una con la otra.
El mito le sirve a Esquilo para reflexionar sobre hondos
problemas, tanto religiosos como morales. En la tragedia griega
el hombre es una marioneta de los dioses, no tiene libre
albedrío y el destino juega con él.

EL TEATRO GRIEGO Y SUS
EXPONENTES

  • 1. Sófocles: Su teatro es
    diferente al de Esquilo. El destino es mirado desde el
    interior del hombre, no obstante va unido a él, de una
    manera absoluta. Dentro de sus obras podemos nombrar a
    Antígona y Edipo Rey.

  • 2. Eurípides: Sus personajes
    difieren de los personajes de Esquilo y de Sófocles,
    en cuanto que son más humanos; las pasiones, defectos
    o enfermedades son representadas casi de forma
    caricaturesca.

  • 3. Aristófanes:
    Contemporáneo de Eurípides, Aristófanes
    se dedica a la comedia. Su gran aporte a la literatura, y en
    especial al género teatral, es haber situado al hombre
    en las mismas calles atenienses, donde circulan día a
    día diversos personajes, muchos de ellos bastante
    obscuros: Nos muestra la ambición, la fatuidad, la
    ignorancia, la maldad o la falsa murmuración. La vida
    cotidiana se convierte por primera vez en objeto
    estético, y permite reír, disfrutar…
    pero también reírse de si mismo, puesto que la
    mayoría de su público eran los mismos
    personajes sobre los que Aristófanes creaba sus
    comedias. La tragedia griega pone en evidencia los grandes
    conflictos humanos, sus grandes pasiones, pero también
    sus inmensas miserias.

  • 4. Menandro: Con este comediante el
    género gana en calidad estética, en mesura. La
    Comedia sufre una transformación radical puesto que la
    obra de teatro es más calculada, posee una mayor
    estructuración, tiene más desarrollo. Sus
    personajes son abstractos, más bien estereotipados,
    más genéricos: el avaro, el fanfarrón,
    el esclavo, el soldado, el joven en busca de fáciles
    amoríos… Su obra se conoce con el nombre de
    Comedia Nueva, y sólo se conservan fragmentos. En el
    año de 1958, gracias al descubrimiento de un antiguo
    papiro egipcio, se pudo conocer en su totalidad su comedia El
    Misántropo. La Comedia Nueva sería fundamental
    para el desarrollo de la Comedia Latina.

Pero la literatura griega también
evolucionó a la prosa. Esopo es su más ferviente
seguidor. Aunque se le cultiva tardíamente, la prosa
responde a búsquedas estéticas bien definidas. Su
misión no es sorprender o impresionar a la
imaginación sino responder a necesidades
intelectuales.

Otro género literario cultivado en la
época clásica es la oratoria, y Demóstenes
sería su máximo exponente. Pero también la
investigación tendría una plaza muy importante
dentro de la Grecia Antigua, me refiero a la historia, aunque hoy
en día la literatura y la historia son disciplinas
claramente delimitadas, en su momento no lo eran tanto.
Heródoto, por ejemplo, narra las batallas famosas, como la
batalla de Termópilas, pero también narra las
costumbres de los pueblos que conoce en sus viajes, narra
también fábulas y leyendas. Otro gran historiador
es Tucídides, escribió la Historia de la Guerra del
Peloponeso. Guerra en la que él mismo participó, es
un documento de gran valor histórico, máxime que es
un relato tomado de su participación in situ.

LA LITERATURA ALEJANDRINA:

Alejandría tuvo un papel destacado en todo lo
concerniente al cultivo de las artes y las letras y a su
difusión. Para ello contaba con el Museo y la Biblioteca,
ésta última tenía alrededor de un
millón de manuscritos que luego desaparecerían en
un cruento incendio. Pero no solo en la ciudad de
Alejandría se podía encontrar un centro del
conocimiento y del saber como era la Biblioteca, también
había una en la hermosa ciudad de Efesos (situada en lo
que hoy en día conocemos como Turquía).

  • 1. Apolonio de Rodas: Este gran erudito
    ha ido a las fuentes de la literatura para conocerlas y
    saborearlas. Homero era el portavoz de la conciencia de su
    pueblo, los mitos y leyendas los había escuchado desde
    siempre y él los canta a su vez. Apolonio de Rodas, es
    un lector consumado. Su sapiencia proviene de los libros, y
    en su obra esta característica aparece frecuentemente
    por las etimologías y descripciones librescas que
    utiliza permanentemente. En su extenso poema Los Argonautas,
    desarrolla su gran capacidad lírica e incluso su
    percepción psicológica.

LA LITERATURA LATINA:

El Imperio Romano avasallaría las civilizaciones
circundantes: Grecia y Egipto. No obstante supo entender la gran
importancia de estos pueblos. Especialmente el griego, por lo que
habría de emularlo en todas sus actividades culturales,
incluyendo las religiosas. Roma no fue vencedor sino el vencido,
culturalmente hablando. El pueblo latino es un pueblo a todas
luces helenizado. Sus autores imitan a los autores griegos, sus
escultores imitan a los escultores griegos. Sólo en la
pintura y en la arquitectura (de tipo monumental, la cual
expresaría sus ansias de dominio y poder absoluto)
habrían de ser completamente originales, y por supuesto en
la creación del Derecho Romano.

  • 1. El teatro latino: Si bien el teatro
    latino continua la tradición helénica, siendo
    muchas de sus obras adaptaciones de las obras griegas, no
    obstante en Italia ya existía una antigua
    tradición teatral que venía de la región
    de Atella, en Campania. Estas obras se conocen con el nombre
    de atelanas, y sus personajes eran estereotipados y
    grotescos: el glotón, el fanfarrón, el
    jorobado… Las atelanas serán fundamentales para
    la creación, siglos más tarde de la Commedia
    dell"arte italiana. Género teatral que tendría
    gran auge en Europa, sobre todo en Francia.

En la comedia antigua se destaca Tito Macio
Plauto.

  • 2. Plauto: Este comediógrafo era
    un cómico vagabundo, poseedor de una amplia y
    sólida cultura. Es una de las principales figuras de
    la literatura universal. Su fuente literaria la encuentra en
    asuntos griegos, pero les imprime su sello personal. Utiliza
    lo que se conoce como "contaminación": Parte de la
    Nueva Comedia griega, pero indagando en las obras de los
    autores menos conocidos, indaga en las costumbres del pueblo
    romano y hecha mano de las atelanas. El resultado es una obra
    de gran originalidad, reflejo de su sólida
    formación teatral. Dentro de sus obras se encuentran,
    entre otras, Las Tres Monedas, El Mercader, Las
    Baquis.

Su obra maestra lleva el nombre de Anfitrión,
comedia que parte de la mitología, pero
desacralizándola, el mito se convierte en farsa y la
comicidad lo inunda despojando a sus personajes de su naturaleza
divina, ya que ellos se convierten en seres humanos comunes y
corrientes. La irreverencia es su nota más
característica.

La Época de la
República:

En el siglo I a.C. aparecen dos figuras relevantes:
Lucrecio, Catulo y Cicerón.

  • 1. Lucrecio: Este excelso poeta
    sufrió de problemas mentales, y en sus épocas
    de cordura escribiría De la naturaleza. A su muerte la
    obra no había sido aún revisada ni corregida, y
    según parece sería Cicerón quien se
    daría a la tarea de rescatarlo y pulirlo. Lucrecio
    considera a la literatura como un recurso engañador,
    un halago para atraer al lector, y así poder imponerle
    lo que él desea: Sus ideas científicas y
    filosóficas. Pero el artificio que pudo haber
    degenerado en una mala literatura dio origen a una pluma
    vigorosa y ágil, con una brillante
    interpretación poética.

  • 2. Cátulo: Su naturaleza
    libertina marcaría por completo su obra literaria, en
    ella refleja todos los vicios y pasiones de la sociedad
    romana. En el fondo su obra no es otra cosa que un diario
    íntimo de un joven rico y culto, que se lanza al
    cultivo de las más bajas pasiones y
    costumbres.

  • 3. Cicerón: Poseedor de una aguda
    inteligencia, de una sapiencia a toda prueba, este insigne
    escritor sigue aún tan vigente como lo era hace 20
    siglos. Incursionó en la poesía y en la prosa,
    también lo hizo en la política y en la
    filosofía.

A él se debe la depuración de la lengua
latina, puesto que le imprimió la capacidad de la
argumentación filosófica. Sus tratados, como los de
Platón, son en forma dialogada, entre ellos se destacan:
Las Tusculanas y los breves tratados sobre la Amistad y la Vejez.
Su profesión de orador lo llevó a escribir obras de
retórica: Del Orador, De la Invención, Brutus.
Incursionó también en el género epistolar, y
como su intención era escribir sólo a sus amigos o
a su esposa, sus cartas revelan sus más íntimos
deseos, sus angustias y sus alegrías, su intimidad carece
de maquillaje y nos muestra a un Cicerón limpio,
auténtico y humano.

La Época Imperial:

  • 1. Virgilio: Su obra, conocida como
    Bucólicas, pertenece al género pastoril.
    Detrás de sus pastores se esconden personajes cultos.
    Que hastiados de la vida desean emigrar a la Arcadia, lugar
    paradisíaco, donde la disertación
    filosófica y el gusto por las bellas artes, son el
    deseo de estas mentes más acuciosas. En Las Eglogas
    describe un paisaje irreal, poco o nada tiene que ver con la
    campiña italiana, ni con los campesinos o pastores que
    él había conocido en su infancia. El lenguaje
    es artificioso, rebuscado, lejos del lenguaje utilizado
    comúnmente por los pastores tradicionales; pero
    impregnado de una alta calidad poética.

Pero su gran aporte a la literatura se encuentra en La
Eneida, con la cual se vincula a la tradición
homérica. En este extenso poema habla del personaje
mítico Eneas y del pasado mitológico latino. Esta
epopeya muestra a una Roma poética y trascendental, donde
su magnífico pasado se une al presente y al
futuro.

Virgilio es consciente que en su obra desfigura la
historia, para darle más importancia al aspecto meramente
poético y simbólico de la mitología. Si bien
emula a Homero, su obra es ante todo una obra humana, no divina.
La Envidia es una obra que exalta el sentimiento
patriótico y religioso.

  • 2. Horacio: Este gran poeta hace de la
    cotidianidad un canto, una oda excelsa. Lo cotidiano se
    convierte en un canto lírico, provisto de la
    más exquisita belleza. Sus versos han sido
    considerados como uno de los más hermosos, no
    sólo de la literatura latina, sino de todos los
    tiempos. Después de sus Odas, el poeta retoma un
    estilo que había cultivado anteriormente: la
    sátira. Escribe Arte Poética, un texto
    fundamental para la formación de los escritores; en
    cuanto que su conocimiento y lectura es fundamental para la
    comprensión de la mentalidad clásica frente a
    la literatura.

  • 3. Ovidio: La sociedad libertina de su
    época habría de verse reflejada en su obra El
    Arte de Amar, reflexiones en torno al amor, a la
    seducción y al erotismo. Este libro habría de
    ser uno de los pilares de la búsqueda literaria del
    medioevo. Autores, como María de Francia o
    Chrétien de Troyes, los leerían e incluso los
    traducirían. Esta obra sería fundamental para
    los siglos venideros, establecería un canon a seguir y
    una fuente inagotable para pintar las pasiones de hombres y
    mujeres.

  • 4. Séneca: Contrariamente a
    Ovidio, Séneca (de origen español) se destaca
    por profesar la virtud y es un estoico consumado. Su elevada
    actitud moral le valdría un destacado lugar en la Edad
    Media, donde se le equiparó, incluso, al
    Apóstol Pablo. El cristianismo habría de tener
    en él a una de sus principales figuras. Séneca,
    además de la prosa moral, cultivó el
    género de la tragedia. Sus obras son las únicas
    que se conservan actualmente. Su estilo era un realismo
    desmesurado, realismo que resalta aún más por
    el lenguaje retórico empleado por sus
    personajes.

Sus obras fueron escritas para ser leídas, no
para ser representadas; es muy posible que esta
característica sea una de las causas por la cual pudieron
haber sido conservadas. Esto sumado a la reverencia que se le
rindió en el medioevo, siendo traducido por los monjes, en
una labor encomiable y definitiva para la preservación de
sus manuscritos.

LA LITERATURA EN EL CRISTIANISMO

Para el año 313 de nuestra era, el cristianismo
ya se había afianzado definitivamente en el pueblo.
Constantino lo reconoce oficialmente por Decreto
convirtiéndose en la religión oficial del Imperio.
Esto suponía un cambio radical en el pensamiento
religioso, puesto que hasta ese momento la única
religión monoteísta había sido la hebrea.
Las religiones antiguas pasan a ser consideradas creencias
paganas, pero el latín sería durante muchos siglos
la lengua culta. Es decir el latín serviría como
vehículo de comunicación entre los pueblos, pero
sobre todo sería la lengua que los eruditos
emplearían para discernir y escribir; lo cual sería
fundamental para la propagación del cristianismo. Las
letras van a servir como medio para dar a conocer El Nuevo
Testamento, inicialmente escrito en su totalidad en griego, a
excepción del Evangelio de San Mateo, cuyo original
había sido escrito en arameo, habiéndose perdido
posteriormente.

Luego reencuentran los Padres Apostólicos, como
San Ignacio de Antioquia. La Iglesia Griega contaría con
un gran erudito conocido como Clemente de Alejandría,
quien tenía una posición adversa frente a los mitos
y leyendas, sin embargo los conocía muy bien e incluso
dejaría notas y fragmentos relativos a la literatura que
decía no apreciar. La literatura, junto con la pintura y
la arquitectura, representa el más valioso de los
instrumentos de la obra educativa que comienza a realizar la
Iglesia Cristiana. La finalidad de educación moral es el
rasgo más relevante de la concepción cristiana del
arte y de las letras.

Para el siglo V el Cristianismo ya no tenía
detractores y su afianzamiento era un hecho consumado; por lo
tanto la literatura ya no tiene la necesidad de cumplir con esa
función propagandística de los primeros tiempos.
Por lo que va adornándose cada vez más, su lenguaje
se hace más retórico. Se cultiva el dogmatismo, la
moral y el ascetismo.

De las bacanales romanas se ha pasado a una época
donde el espiritualismo fue la base de toda normatividad. El
medioevo es una época teocéntrica por excelencia y
nada que esté por fuera de la nueva religión tiene
cabida. Dentro de esta nueva comunidad surge una figura esencial
para el cristianismo: San Agustín.

  • 1. San Agustín: Es considerado
    como uno de los hombres más importantes que han
    surgido en toda la historia de la humanidad. Sus obras
    abarcan todos los problemas de la fe católica y lo
    convierten en uno de sus principales pensadores. Sus
    Confesiones no sólo relatan los pensamientos de un
    alma dolorida sino que están revestidas de un lenguaje
    altamente poético e inteligente.

Su prosa está exenta de vanos orgullos y con
mucha frecuencia es bastante coloquial. Característica que
dista mucho de los pensadores clásicos quienes encontraban
en la retórica una única forma de expresar sus
pensamientos. El mismo San Agustín se preguntaba:
"¿Qué libro hay de los míos que sea
más frecuentemente y con más deleite leído
que el de mis Confesiones?" Estas palabras siguen tan vigentes
como lo fueron hace más de 1500 años. Por otra
parte este santo había conocido y experimentado la vanidad
del mundo, hasta el punto de haber tenido una amante por largos
años. San Agustín tendrá posteriormente una
influencia decisiva en Petrarca y en el Humanismo
europeo.

LA LITERATURA EN EL MEDIOEVO

En la Alta Edad Media suceden dos acontecimientos que
van a ser definitivos en los siglos venideros. El papel de los
monasterios, especialmente los irlandeses, y la política
educativa que impone Carlomagno. Los monasterios habían
jugado un rol preponderante en la trascripción y
traducción de textos antiguos y en el establecimiento de
bibliotecas; ya que las bibliotecas antiguas como la de
Alejandría y la de Efesos habían
desaparecido.

  • 1. Carlomagno: Ninguna historia de la
    literatura quedaría completa si no se tuviese en
    cuenta a este notable rey, que si bien nunca se
    destacó por tener amplios conocimientos, si supo
    entender, en una época donde la educación no
    tenía aún ningún valor, que la
    instrucción de sus funcionarios, del clero y del
    pueblo era de una importancia trascendental si efectivamente
    quería lograr un cambio radical en las costumbres de
    la época. Esta sabia decisión tendría
    unos efectos que aún se sienten en nuestra
    civilización. Carlomagno crea en su corte de
    Aquisgrán una academia poética, un taller
    artístico y reúne a los mejores sabios de la
    época. Es más, desarrolla un programa cultural
    propio. Y aunque su política principal es la de formar
    administrativamente a sus funcionarios, la literatura latina
    tiene un destacado lugar en cuanto que se le ve como un
    modelo estilístico a emular. En su Academia se
    encontraba todo un círculo literario compuesto por
    eruditos y poetas, quienes llevaban a cabo, con cierta
    regularidad, sesiones literarias y concursos. Todo el
    programa cultural de Carlomagno estaba encaminado a dar una
    nueva vida a la Antigüedad. El medioevo no es una
    continuación de la antigüedad, sino que la
    redescubre de nuevo. Carlomagno es la prueba fehaciente de
    ello. Convierte el estudio de la Antigüedad en una
    experiencia cultural, ya que hace de esta experiencia una
    conquista cultural, o mejor la recuperación de algo
    perdido. Con esta experiencia se da inicio al nuevo hombre
    occidental. Por otra parte, ya en la época carolingia
    funcionaban los scriptorium, fundamentales para la
    organización que se haría posteriormente en los
    monasterios.

  • 2. Los Monasterios: Una vez desaparecido
    el Imperio carolingio, la ciencia, el arte y la literatura ya
    no serían competencia de las cortes, sino de los
    monasterios. En sus bibliotecas, talleres y escritorios se
    realiza ahora todo el trabajo intelectual y manual de su
    tiempo. Al respecto Arnold Hauser dice lo
    siguiente:

"El gran mérito del movimiento monástico
consistió en hacer que la producción del arte se
realizara dentro del marco de talleres ordenados, con
división del trabajo, y dirigidos más o menos
racionalmente, y que para este trabajo fueran ganados
también miembros de las clases superiores". (Historia
Social de la literatura y del Arte. Arnold Hauser. Edit.
Guadarrama. Primer tomo. Pág. 214)

Fue en los monasterios donde Occidente aprende a
trabajar metódicamente, con una división clara de
los oficios y con las horas claramente delimitadas para ello. Es
en los monasterios donde se aprende la valoración del
tiempo, donde se aprende a ahorrarlo y a dividirlo; se mide le
paso del tiempo con el toque de las campanas. Quienes más
se desatacaron por sus bibliotecas y scriptoria fueron los
benedictinos. Los scriptoria, de los monasterios benedictinos,
eran grandes salas destinadas al trabajo en comunidad. La labor
de copistas y miniaturistas estaba delimitada por la competencia
de los monjes en estos dos oficios. Los miniaturistas se
conocían con el nombre de miniatore, los calígrafos
hábiles eran los antiquarii, los ayudantes scriptore y los
pintores de iniciales rubricatore. Pero no todos eran monjes, los
había también laicos que trabajaban en sus casas o
en los monasterios y a los que se les reconocía un modesto
salario. Por otra parte los monasterios e erigieron en verdaderos
centros del saber, ya que fueron fundamentales en la
arquitectura, en la escultura, en la pintura, en la
orfebrería, se tejían tapetes, se hilaba la seda,
se hacían cerámicas y se fabricaba el vidrio. Es
por ello que al lado de cada gran monasterio se erigía un
pequeño poblado. La supervivencia del uno sin el otro
hubiese sido a todas luces imposible.

  • 3. Los Juglares: También debemos
    nombrar a los juglares y al rol que jugaron en la
    transmisión de los Cantares de Gesta. Estos cantares,
    como su nombre lo indica, surgen de una canción que va
    siendo reelaborada a medida que va siendo reinterpretada por
    diversos juglares, hasta convertirse en un poema épico
    de gran trascendencia literaria. Pero el juglar, fuera de
    poeta, debe practicar diversos oficios: la danza, la
    acrobacia, la música, debe ser payaso cuando la
    ocasión lo requiera, prestidigitador, domador de osos;
    en otras palabras se convierte en un bufón, en un
    hazmerreír para toda clase de público. Hauser
    dice al respecto que es a partir del medioevo que la figura
    del poeta nunca más se recuperaría, por siglos
    se le ha equiparado al vago, al charlatán, al mendigo,
    su figura se le ha situado entre las prostitutas, entre los
    hombres que están fuera de la ley y del orden. Para
    ello no es sino pensar en los poetas simbolistas, quienes
    fueron llamados por la sociedad de su época poetas
    malditos. Los juglares iban de pueblo en pueblos, de castillo
    en castillo, labrándose un escaso porvenir; más
    que porvenir era ganarse el pan de cada
    día.

ORÍGENES CIENTÍFICOS DE LA
LITERATURA

Como se ha visto la literatura ha sido desde sus
orígenes un medio de pensamiento, de reflexión, una
forma de responder a innumerables preguntas en torno al ser
humano, a su entorno… y es además, el origen del
pensamiento religioso de todas las culturas y pueblos. Se
considera que la literatura, aún sin proponérselo,
siempre ha indagado sobre lo que no conoce y sobre lo que conoce.
Es decir siempre ha sido una herramienta científica en
cuanto al proceso cognitivo se refiere.

Ya se ha aludido al papel que jugaron los monjes en el
medioevo, puesto que sin la labor acuciosa que emprendieron en la
traducción de los clásicos y en la
preservación de sus obras en las bibliotecas monacales, es
muy posible que todo ese saber antiguo hubiese desaparecido por
completo de la memoria de la humanidad. Pero como debe buscarse
una época donde este proceso haya comenzado a ser de
cierta forma deliberado, diríamos que no es sino hasta
Miguel de Cervantes Saavedra, que la literatura comienza a dar
vueltas sobre si misma. Se convierte en objeto de su propio
estudio.

Con Miguel de Cervantes Saavedra y con la parodia que
quiso realizar de las novelas de caballería, la literatura
surge como un nuevo mecanismo de estudio, de reflexión y
de recreación literaria. El mismo Rabelais, con
Gargantúa y Pantagruel, insigne relato escrito 50
años antes que El Quijote, hace una parodia de las novelas
de caballería y de toda la tradición celta en torno
a la leyenda del Rey Arturo, de Merlín y de
Morgana.

Pero es en el siglo XIX con la aparición de la
novela realista que la literatura comienza indagar sobre la
sociedad, se cuestiona el rol de la cerrada sociedad
decimonónica, sobre el papel de la mujer en el matrimonio
(Madame Bovary y la infidelidad). Con el Romanticismo la
literatura comienza a indagar sobre su papel histórico, y
es consciente de los cambios que lidera. Al respecto Arnold
Hauser escribe:

"Sin la conciencia histórica del
Romanticismo, sin la constante problematización del
presente, que domina el mundo mental del Renacimiento, hubiera
sido inconcebible todo el historicismo del siglo XIX, y con
él una de las revoluciones más profundas en la
historia del espíritu. La imagen del mundo hasta el
Romanticismo era fundamentalmente estática, y
ahistórica, a pesar de Heráclito y de los Sofistas,
del nominalismo de la Escolástica y del Naturalismo del
Renacimiento, de la dinámica de la economía
capitalista y del progreso de las ciencias históricas en
el siglo XVIII… Sólo a partir de la
Revolución y del Romanticismo, comenzó la
naturaleza del hombre y de la sociedad a ser sentida como
esencialmente evolucionista y dinámica. La idea de que
nosotros y nuestra cultura estamos en un eterno fluir y en una
lucha interminable, la idea de que nuestra vida espiritual es un
proceso y tiene un carácter vital transitorio, es un
descubrimiento del Romanticismo y representa su
contribución más importante a la filosofía
del presente".
(Hauser, A. Op. Cit. Pág.
344-345).

El reconocimiento que el ser humano contemporáneo
tiene actualmente, en cuanto a una especie de destino
histórico, y que somos lo que somos por un determinado
curso vital trazado por el pasado, es una conquista del
Romanticismo.

Otro de los grandes aciertos del Romanticismo es el
haber develado la existencia del "otro yo". Es aquí donde
tiene lugar el desgarramiento del alma romántica: El ser
humano comienza a realizar una introspección, una
autoobservación metódica, se considera a si mismo
como un extraño, un forastero dentro de su propio cuerpo.
Descubre que dentro de su cuerpo habitan dos almas, que muy
dentro de él hay demonios, pero también
jueces… en otras palabras se adelanta casi un siglo a la
llegada del psicoanálisis. Esa búsqueda de lo
irracional será ampliamente desarrollada por los poetas
malditos y posteriormente con el expresionismo alemán, en
cuanto a movimientos pictóricos se refiere.

Otro de los grandes aciertos del Romanticismo fue la
renovación del lenguaje. En los siglos anteriores,
especialmente en Francia, se había llegado a un
rebuscamiento y amaneramiento total y absoluto en la
utilización del lenguaje. La expresión se destacaba
por ser excesivamente alambicada y poco o nada natural. Los
románticos se abandonan a la fuerza y poder del lenguaje,
se dejan dominar por él, lo cual es considerado como un
alto signo de genio artístico. Es en esta fuente creadora
del lenguaje donde se podrían encontrar los antecedentes
de la escritura automática del surrealismo.

Para terminar esta reflexión
epistemológica sobre la literatura, consideramos que el
Romanticismo contribuyó a la creación de un hombre
y una mujer nuevos, que poco o nada tenían que ver con sus
antecesores. Por otra parte no hay que olvidar que el
Romanticismo es el primer movimiento eminentemente
burgués. Es el triunfo absoluto de la burguesía
sobre la aristocracia. Incluso para Goethe el ideal de vida es el
burgués.

Partes: 1, 2, 3

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