Monografias.com > Sin categoría
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Los misterios de los egipcios. El hombre, sus componentes y el más allá (página 2)



Partes: 1, 2

Esa circunstancia de que el ba se vivía como una
experiencia en la que el espíritu "se salía" del
cuerpo hace que usualmente se represente a este componente del
ser como un halcón u otra especie de pájaro, dotado
de cabeza humana. Es muy frecuente que en las paredes de las
tumbas se represente a ese pájaro que está volando
o posado cerca de la momia. El hombre toma conciencia de su ba
cuando por los motivos indicados el espíritu abandona el
cuerpo e inicia un viaje hacía mundos extrasensoriales. El
capítulo 89 del "Libro de los Muertos" nos habla de esa
experiencia:

"¡Que (mi alma) vea su cuerpo, que repose sobre su
momia! (De este modo) no pereceré ni seré
jamás destruido".

Ya hemos comentado que el ba era un componente del ser
humano pero también lo era de los propios dioses. El ba de
Re, a modo de ejemplo, se identificaba con el denominado
pájaro bennu (garza o ave Fénix de
Heliópolis). En el capítulo 29 C del "Libro de los
Muertos" el espíritu del difunto desea identificarse con
él. Veamos:

"Palabras dichas por N. (el difunto): Soy el
pájaro bennu, el alma de Re, que guía a los
bienaventurados hacia la Duat (Más
Allá)…."

También se pensaba que Osiris era otra de las
formas en que se manifestaba el ba de Re, en la medida en que el
dios de los muertos era una emanación espiritual del dios
solar.

El ba y la
iniciación

Comentamos antes que en uno de los momentos de la
iniciación en los Misterios se pretendía conseguir
la aproximación del hombre, en vida, a la energía
de su ka. Los autores de los "Libros de Sabiduría" nos han
dejado escrito que el hombre que tiene conocimiento
conseguirá vivir en constante y consciente armonía
con su ka. Cuando el maestro vive en esa armonía con la
energía vital, se nos decía, no solamente él
sino también sus discípulos se beneficiarán
de ello. La energía de los sabios y de los ancestros
influía sobre los hombres y por tanto resultaba
beneficioso que estos, los iniciados en el conocimiento, supieran
como utilizar adecuadamente esa fuente inagotable de
vida.

Otro momento de la iniciación en los Misterios
hubo de estar vinculado con la experiencia de sentir,
también en vida, el contacto del hombre con su ba. Se
trataría de que el iniciado pudiese vivir la experiencia
de salir de su propio cuerpo y convertido en espíritu
tomar contacto con otros mundos que resultan ajenos a los
sentidos humanos habituales. Es conocido que en las iniciaciones
mistéricas uno de los momentos culminantes se alcanza
cuando el iniciado llega a sentir su propia muerte física
y su renacimiento como espíritu. Del mismo modo que Osiris
había muerto y había luego resucitado gracias a la
magia de Isis, los iniciados en los Misterios, al pasar por esa
misma experiencia de muerte y resurrección, tenían
luego la esperanza de renacer nuevamente como espíritus
cuando les alcanzase la muerte definitiva.

En este aprendizaje iniciático de morir y renacer
hubo de jugar un papel de especial trascendencia la experiencia
del hombre de sentirse como ser espiritual, es decir, como ba,
pudiendo a su voluntad abandonar el cuerpo físico y viajar
a otros mundos. Pensamos que estas situaciones de abandono del
cuerpo podrían ser similares a lo que hoy conocemos como
"viaje astral", estado alterado de conciencia en el que el hombre
sensible siente como su espíritu abandona la materia y se
desplaza, con amplísima libertad de movimientos, por
mundos que resultan desconocidos al resto de los
mortales.

En suma, el ba, componente espiritual del ser, era algo
que no se manifestaba a través de la sensibilidad
ordinaria, sino solamente en los momentos excepcionales en que el
espíritu, por causas diversas, era capaz de abandonar la
materia corpórea en que habitualmente tiene su aposento.
Vivir la experiencia del ba, es decir, sentir nuestro propio
espíritu desencarnado, sería una de las fases de la
iniciación mistérica a la que intentamos
aproximarnos; en ella se viviría esa experiencia
excepcional que supone elevarse desde la materia hacia lo eterno,
hacia lo puramente espiritual, hacia el mundo celeste.

Veamos uno de los conjuros del "Libro de los Muertos" en
los que el difunto, en el proceso de Glorificación, se ve
transformado en un pájaro que asciende a los cielos
(Capítulo 78):

"He aparecido -dice el difunto- como un halcón
divino, (porque) Horus me ha dotado de su ba para llevar sus
pensamientos a Osiris y a la Duat… Horus me había dotado
de su ba y vi lo que había allí dentro; (pero), si
(lo) digo, los poderosos de Shu me expulsarán y
quebrantarán mi arrogancia. Soy el que ha sido encargado
de traer sus pensamientos a Osiris y a la Duat. Soy yo,
halcón que habita en la luz, el que es poderoso gracias a
su diadema, el que es poderoso gracias a su resplandor (y)
realizaré la ida y el regreso hasta los confines del
cielo".

Los mundos del
Más Allá

La experiencia iniciática por la que el hombre
tomaba conciencia de su ba suponía adquirir conocimientos
acerca del viaje que tras la muerte debe realizar ese componente
del ser para ir ascendiendo a otros mundos en los que reinan
Osiris y Re. El hombre iniciado, que tenía conocimiento y
que sabía lo que su ba significaba, podía
enfrentarse con éxito a los peligros que en ese viaje le
acecharían. En el capítulo 178 del "Libro de los
Muertos" el difunto, que va a comenzar el proceso de
Glorificación, solicita la ayuda de la
divinidad:

"¡Oh Re, ten misericordia hoy con el Osiris N. (el
difunto), ten misericordia!… ¡Que se le otorguen panes y
cerveza a N. y que se le preparen en este día todas las
cosas buenas y puras necesarias para caminar y viajar, que se le
poder del Ojo de Horus, de la barca (de Re) y de
cuantas cosas contemple la mirada del dios!".

Los textos funerarios transmiten la idea de que cuando
el hombre fallece su espíritu o ba inicia un viaje por el
mundo del Más Allá (el Duat), en donde reina
Osiris, moviéndose por un espacio intermedio, de
difícil ubicación geográfica, entre la
tierra y el Reino Celeste de Re. En esos mundos intermedios, que
son gobernados por Osiris, es donde el ba debe iniciar el proceso
de purificación que los libros funerarios describen
utilizando símbolos cuyo significado ya no podemos captar
plenamente al haber perdido el hombre moderno muchas de las
claves que permitirían su
interpretación.

Los sacerdotes egipcios, a partir de las creencias que
se plasmaban en los "Textos de las Pirámides" del Reino
Antiguo, fueron confeccionando en momentos posteriores los
denominados "Textos de los Sarcófagos", el "Libro de los
Muertos" y otros escritos similares buscando facilitar que el
difunto tuviera conocimiento de los peligros que habría de
sortear para poder recorrer felizmente el Más Allá.
Se trata de textos en los que sobresale su aspecto
práctico, ya que su finalidad es "ser leídos" por
el difunto en el Más Allá. El espíritu,
gracias a las fórmulas y conjuros que contienen,
tendrá conocimiento tanto de esos peligros que le acechan
como de los miedos que sentirá ante los riesgos de quedar
retenido en las Tinieblas. En los textos se le ofrecerán
diversas fórmulas dotadas de poderes mágicos para
que pueda vencer los peligros y dominar los miedos. El
espíritu que tiene conocimiento, es decir, que fue
iniciado en la tierra, sabrá como debe recitar esos
conjuros de manera adecuada.

Antes ya comentamos que los "Textos de las
Pirámides" pretendían asegurar la ascensión
del rey difunto al Reino de la Luz, donde ocuparía el
puesto de un dios en el séquito de Re. En esos momentos
los textos funerarios solamente ofrecían la eternidad al
propio rey y se piensa que los ensalmos que han aparecido
inscritos en las paredes de las pirámides de varios
faraones de las dinastías V, VI y VII tenían la
finalidad de ser leídos por los sacerdotes en los
funerales reales para facilitar su resurrección y
ascensión. Veamos uno de esos ensalmos (número 267)
en la versión de R. David:

"Se ha construido para él (rey fallecido) una
rampa que conduce al cielo, para que pueda ascender al cielo por
ella.

Él se eleva sobre el incienso.

Él vuela como un pájaro, y se aposenta
como un escarabajo en un asiento vacío que hay en el barco
de Re…"

Los Campos de
Osiris

Tiempo después, en el Reino Medio, las
oligarquías, en su deseo de obtener esperanzas de vida en
el Más Allá, se apropiaron de estos himnos que los
sacerdotes recitaban en los funerales reales y surgieron nuevas
fórmulas de Glorificación de los difuntos que
conocemos como "Textos de los Sarcófagos", destinadas a
las tumbas de los integrantes de las élites que
controlaban el país. Paulatinamente habría de ir
tomando forma la idea de que Osiris, dios de la ultratumba, al
final de un determinado proceso, concedía a los difuntos
una parcela de tierra, situada en lo que los egipcios denominaban
Campiña de las Juncias. Allí los espíritus,
libres de las inquietudes que habían tenido en la tierra,
llevaban una vida feliz.

Se pensaba que en esa vida de ultratumba, que
suponía un avance importante con respecto a los tiempos en
que solamente el faraón tenía asegurada la
inmortalidad, el espíritu disfrutaba de una existencia
similar a la que había tenido en la tierra, si bien
disponiendo de una amplísima libertad de movimientos,
pudiendo desplazarse a la tierra a su voluntad así como
entrar y salir de los Campos de Osiris siempre que lo deseara.
Esa gran movilidad es el motivo, como vimos, de que el ba o
espíritu se representase como un pájaro con rostro
humano.

En la Campiña de las Juncias los espíritus
tenían que trabajar los campos, como habían hecho
en su vida, para producir alimentos. No obstante, gracias a la
magia de la palabra se podía conseguir que pequeñas
imágenes de sirvientes que se depositaban en las tumbas
cobrasen vida y se dedicaran a realizar esos trabajos
físicos, con lo que el difunto podía disfrutar de
su vida en el Más Allá de manera muy
plácida. Gracias a las cosechas que se producían en
los Campos de Osiris los alimentos no faltarían nunca a
los espíritus, incluso a aquellos que habían muerto
hacía mucho tiempo y cuyas tumbas habían quedado
abandonadas. Esa segura provisión de alimentos para los
espíritus tenía un importante efecto tranquilizador
para los vivos, que tras los acontecimientos del denominado
Primer Periodo Intermedio eran conscientes de que en los momentos
de revolución y enfrentamiento entre los hombres se
había visto como las tumbas eran saqueadas por los
alborotadores y las momias habían rodado por los
suelos.

El capítulo 6 del "Libro de los Muertos" contiene
una curiosa fórmula que debe permitir que la
representación escultórica de un sirviente cobre
vida y pase a ejecutar los trabajos que en otro caso
tendría que haber realizado el difunto:

"Palabras dichas por N. (el difunto): Que diga:

– "¡Oh ushebti de N.! Si soy llamado, si soy
designado para hacer todos los trabajos que se hacen
habitualmente en el Más Allá (en la Campiña
de las Juncias), (sabe) bien que la carga te será
inflingida allí. Como (se debe) alguien a su trabajo, toma
tú mi lugar en todo momento para cultivar los campos, para
irrigar las riberas y para transportar la arena de Oriente a
Occidente".

– "Heme aquí" (dirás tu,
figurilla).

– "Iré a donde me mandes, Osiris N.
Justificado".

Los conjuros y fórmulas que se integran en los
"Textos de los Sarcófagos" y en el "Libro de los Muertos"
nos informan de la visión dual que acerca de los Campos de
Osiris tenían los egipcios. De un lado se pensaba que son
un lugar en el que los espíritus están obligados a
trabajar para obtener sus alimentos. Usualmente se identifica
como una región formada por islas unidas por canales de
agua que el espíritu recorrerá utilizando barcas,
algo muy apropiado a la imagen del Nilo y de las tierras que lo
circundan. Esta primera visión destaca por sus componentes
de tipo material.

De otro lado, se ofrece también la idea de que
estos campos no serían, realmente, el destino final de los
espíritus puros. En la Campiña de las Juncias estos
disponen de una amplia libertad de movimientos y llevan una
existencia gozosa, libres de las inquietudes que habían
tenido en su vida terrena, pero de algún modo se piensa
que la vida plena del espíritu no se desarrollará
en este lugar, sino en otro mundo más elevado una vez que
ultimado el proceso de Glorificación el ba consiga salir a
lo que los egipcios denominaban Plena Luz del
Día.

En el "Libro de los Dos Caminos", texto que forma parte
de los "Textos de los Sarcófagos", se dice que en el
Más Allá existen espacios a los que no todos los
espíritus pueden tener acceso, ya que para ello se
precisaría contar con conocimientos que no todos
poseen:

"Este es el lugar de un espíritu transfigurado
que sabe como entrar en el fuego y atravesar las tinieblas (pero)
que no tiene el conocimiento para subir a este cielo de Re-Horus
el Antiguo, en el cortejo (de Re-Horus el Antiguo) en medio de
las ofrendas…"

En palabras de Molinero Polo parece que estamos en una
especie de purgatorio en el que viven los espíritus que
saben determinadas cosas pero que no tienen los conocimientos
suficientes para llegar al espacio más sagrado del cielo,
que es la barca de Re, el dominio de la Luz.

El Reino de Osiris, la denominada Campiña de las
Juncias, lugar en donde habitan los bas santificados sería
uno de los mundos del Más Allá. En él los
espíritus vivirían felices, llevando una existencia
similar a la terrenal, comiendo, trabajando, disfrutando de los
placeres, etc. si bien libres de preocupaciones y gozando de
libertad de movimientos. Posiblemente algunos de ellos, felices,
no desearían acceder a otro tipo de vida más
elevada de la que ni siquiera tienen conocimiento. Otros, sin
embargo, estarían ansiando alcanzar el Reino de Re, donde
brilla la Luz pura.

Un ejemplo del primer supuesto lo encontramos en el
capítulo 110 del "Libro de los Muertos":

"En ella (la Campiña) como y bebo, en ella
trabajo y siego, en ella hago el amor; mis encantamientos son en
tu campiña poderosos. No se me hacen reproches ni (tengo)
preocupaciones y mi corazón es allí
feliz".

En el capítulo 171 A del mismo libro encontramos
otro conjuro que, por contra, procedería de un
espíritu que anhela quedar plenamente liberado de
impurezas para dejando atrás el Reino de Osiris poder
arribar a la Luz de Re:

"oh, dioses del Norte, que estáis en el cielo y
que estáis en la tierra, conceded el vestido uab (el
vestido de la plena pureza) al bienaventurado perfecto, N.! Haced
que este (vestido) le sea provechoso. ¡Arrojad las
impurezas que estén agarradas a su ser! ¡Que el
vestido uab de N. le sea concedido para siempre y (para toda) la
Eternidad! ¡Quitadle las impurezas que estén
agarradas a su ser!"

El
espíritu divinizado

La última etapa del proceso de iniciación
mistérica, tras haber vivido previamente las experiencias
del ka y del ba, a las que antes nos hemos referido, sería
la de sentir como nuestro espíritu toma contacto con lo
que los egipcios denominaban akh, que podríamos traducir
por espíritu divinizado. En un proceso análogo al
que antes hemos estudiado para el ka y su vida en la tumba, y
para el ba y su estancia en los Campos de Osiris, la experiencia
del akh suponía, una vez que la muerte alcanzaba al hombre
que su espíritu, plenamente libre de impurezas y ultimado
el proceso de Glorificación, arribase al Reino de la Luz
Pura de Re.

En los textos funerarios podemos comprobar que los
egipcios pensaban que Osiris, el gran dios de los muertos y
Señor del Reino de Ultratumba, no era realmente más
que una emanación de Re, que era la Gran divinidad que
gobernaba el mundo. Osiris sería la forma que Re adoptaba
durante su presencia en el mundo del Más Allá. El
capítulo 180 del "Libro de los Muertos" lo
confirma:

"¡Oh Re, que te manifiestas como Osiris a
través de las gloriosas apariciones de los bienaventurados
y de los dioses del Occidente. Forma única, misterio de la
Duat, alma santa que preside en el Occidente, Unnefer, que
vivirá para siempre!".

A través de la experiencia del akh, en la
iniciación en los Misterios o tras la muerte, el
espíritu del hombre, transformado en Luz plena, llegaba a
integrarse con Re, con la divinidad creadora de la que todo
había surgido. El hombre, convertido en akh, se integraba
con dios y se hacía dios. Ese es el motivo de que el akh
se entienda como el espíritu del hombre que una vez
culminado el proceso de Glorificación se ha transformado
en divinidad.

El akh era para los egipcios el elemento más
puramente espiritual del ser humano y para muchos estudiosos
solamente se pondría de manifiesto tras la muerte de la
persona. Durante la vida terrena el hombre no podría
acceder a su akh. No estamos de acuerdo con esa
apreciación ya que la historia nos viene ofreciendo
abundantes antecedentes de personas que durante su vida han
llegado a sentirse integrados en la Luz del Supremo. Los textos
de los místicos españoles del Siglo de Oro, por
ejemplo, no dejan lugar a dudas. Las personas sensibles pueden
llegar a acceder en vida a esa Luz y pensamos que la finalidad
última de los Misterios egipcios era que el iniciado
pudiera vivir esa experiencia, que Jámblico, del que
hablamos antes, denominaba "ascensión hierática",
cuya finalidad era integrar al iniciado con la divinidad y hacer
que fuera consciente de que también él era parte de
la divinidad.

El akh era simbolizado por los egipcios como un ibis
crestado, es decir, coronado con una cesta de plumas en la
cabeza. El ibis era el símbolo tradicional de Thot, el
dios del conocimiento y de la iniciación, y de hecho el
ibis crestado o coronado era tanto el símbolo del hombre
iniciado como del espíritu Glorificado. En los textos
funerarios el significado de akh viene a ser el de
espíritu luminoso, ser de Luz, inmortal iluminado o ser
brillante (siempre con alusiones a la Luz de Re) y es
también frecuente la asociación del ibis con Maat,
la gran divinidad que impregna de verdad y de justicia al
universo. Pensaban los egipcios que solamente los hombres
impregnados plenamente de Maat podrían acceder al Reino de
la Luz. Ptahhotep, que antes citábamos, afirmaba que quien
a lo largo de su vida actúa conforme a Maat y al rey
habrá de llegar a alcanzar el estado de bienaventurado.
Quien actúa conforme a Maat, no para sí mismo sino
en beneficio del rey, que es el representante en la tierra de la
Luz de Re, conseguirá terminar su existencia
transformándose, tras la muerte, en un akh o ser de
Luz.

Vemos, pues, que los egipcios que habían tenido
acceso al conocimiento, es decir, habían sido iniciados en
los Misterios, sabían que el Más Allá no era
un mundo único sino que existían, de un lado, los
denominados Campos de Osiris (Campiña de las Juncias), en
las que reinaba Osiris y, de otro, los Campos del Cielo, cuyo
Señor era Re, el Gran dios. El capítulo 180 del
"Libro de los Muertos" nos lo confirma:

"Dice el difunto: Soy el Señor de los Tronos del
firmamento y el que surca el cielo inferior en la comitiva de Re;
mis ofrendas están en el cielo, en el Campo de Re, y mis
ofrendas están en la tierra, en la Campiña de las
Juncias…"

La experiencia del akh, en suma, se
desarrollaría, tanto durante la vida como tras la muerte,
en el Reino de Re, en el Cielo, en el Reino de la Luz, en el
lugar al que ya se dirigían los espíritus de los
primeros faraones cuando fallecían, según vimos que
se exponía en los antiguos "Textos de las
Pirámides". Antes, sin embargo, de llegar a la Luz el
espíritu del difunto habría atravesado el otro
mundo (el Duat) y tomado contacto con Osiris, la emanación
de Re. Una vez culminada con éxito la travesía por
los Campos de Osiris, el akh del difunto se manifestaría
en las esferas de Luz que se sitúan más
allá, en el Reino de los espíritus puros,
luminosos, en donde se encuentra la fuente de la
Creación.

Para terminar no podemos sino recordar el conjuro del
capítulo 86 del "Libro de los Muertos", en el que el
difunto, previamente purificado en el Reino de Osiris, manifiesta
su ansia de entrar en la Luz, punto final de su proceso de
Glorificación:

"Me he purificado en la gran altiplanicie, (allí)
arroje mis faltas, extirpé mis pecados y lancé las
impurezas que tenía unidas a mí en mi vida
terrenal. ¡Guardianes de las puertas, despejadme el camino,
pues soy vuestro igual!"

Bibliografía

Allen, James P. (1989): "La Cosmología de los
Textos de las Pirámides" (en Yale Egyptological
Studies 3, Religión and Philosophy in Ancient Egypt
).
Versión española en Internet, de R. M. Thode, en
http://www.egiptologia.org

Bergua, Juan B., edición (1967): "El Libro de los
Muertos de los antiguos egipcios". Madrid.

Blanco Freijeiro, A. y otros. (1995): "Faraones y
pirámides". Madrid.

Bresciani, Edda (2001): "A orillas del Nilo. Egipto en
tiempos de los faraones". Barcelona.

Brier, Bob (2008): "Los misterios del antiguo Egipto".
Barcelona.

Budge, E.A.W. (2005): "La magia egipcia".
Barcelona.

Budge, E.A.W. (2006): "Ideas de los egipcios sobre el
más allá". Barcelona.

Cabanas, Antonio (2006): "Los secretos de Osiris".
Madrid.

Calvo Martínez, José y Sánchez
Romero, M. Dolores (1987): "Textos de magia en papiros griegos".
Madrid.

Cantú, G. (2002): "Misterios esotéricos
del Antiguo Egipto". Barcelona.

Castel, Elisa (1999): "Egipto. Signos y símbolos
de lo sagrado". Madrid.

Castel, Elisa (1998): "Los Sacerdotes en el Antiguo
Egipto". Madrid.

Castel, Elisa (1995): "Diccionario de Mitología
Egipcia". Madrid.

Daumas, F. (2000): "La civilización del Egipto
faraónico". Barcelona.

David, R. (2003): "Religión y magia en el Antiguo
Egipto". Barcelona.

Desroches, Christiane (2005): "Símbolos de
Egipto". Barcelona.

Drioton y Vandier (1973): "Historia de Egipto". Buenos
Aires.

Dunand, F. y Lichtenberg, R. (1999): "Las momias, un
viaje a la eternidad". Barcelona.

Easón, Cassandra (2009): "Nuevos misterios del
antiguo Egipto". Barcelona.

Elvira, M.A. (1985): "El Egipto ptolemaico".
Madrid.

Fletcher, Joann (2002): "Egipto: el libro de la vida y
la muerte". Barcelona.

Gahlin, Lucía (2007): "Egipto. Dioses, mitos y
religión". Madrid.

Galán, José Manuel (2002): "El imperio
egipcio. Inscripciones, ca. 1550-1300 a.C.".
Barcelona.

Gros de Beler (1998): "Mitología egipcia".
París.

Gros de Beler (2001): "Los faraones".
París.

Hagen, Rose-Marie y Rainer (2004): "Egipto. Hombres,
dioses y faraones". Colonia.

Heródoto (1992): "Historia (Libros I-II)".
Traducción y notas de Carlos Schrader. Madrid.

Hornung, E. (1999): "El Uno y los Múltiples.
Concepciones egipcias de la divinidad". Madrid.

Husson y Valbelle (1998): "Instituciones de Egipto".
Madrid.

Jacq, C. (1998): "Las máximas de Ptahhotep".
Madrid.

Jacq, C. (1999): "El saber mágico en el Antiguo
Egipto". Barcelona.

Jacq, C. (1999): "La sabiduría viva del Antiguo
Egipto". Barcelona.

Jacq, C. (1999): "El enigma de la piedra".
Madrid.

Jacq, C. (2001): "Poder y sabiduría en el Antiguo
Egipto". Barcelona.

Jámblico (1997): "Sobre los misterios egipcios".
Edición de Enrique Ángel Ramos Jurado.
Madrid.

Janot, Francis (2009): "Momias reales. La inmortalidad
en el antiguo Egipto". Madrid.

Lalouette, C. (2000): "La sabiduría
semítica. Del antiguo Egipto hasta el Islam".
Madrid.

Lara Peinado, F. (1993): "Libro de los Muertos".
Edición y notas. Madrid.

Lefebvre, G. (2003): "Mitos y cuentos egipcios de la
época faraónica". Madrid.

Loisy, A. (1990): "Los misterios paganos y el misterio
cristiano". Barcelona.

López, F. y Thode, R. (2003): "Los Textos de las
Pirámides". Versión española en Internet de
la obra de Faulkner, R.O., en
http://www.egiptologia.org

López, Jesús (2005): "Cuentos y
fábulas del Antiguo Egipto". Barcelona.

Martín Valentín, F.J. (2002): "Los magos
del antiguo Egipto". Madrid.

Martos, José Ángel y otros (2007):
"Faraón". Madrid.

Max Müller, F. (1996): "Mitología egipcia".
Barcelona.

Menard, L. (1998): "Los libros de Hermes Trismegisto".
Edición. Barcelona.

Molinero Polo, M. Ángel (1997): "La
cartografía egipcia del Más Allá en los
libros funerarios del Reino Medio" (en "Realidad y Mito").
Madrid.

Murray, M.A. (2005): "Leyendas del antiguo Egipto".
Barcelona.

Naydler, J. (2003): "El templo del cosmos. La
experiencia de lo sagrado en el Egipto antiguo".
Madrid.

Oakes, Lorna (2007): "Lugares sagrados del antiguo
Egipto". Madrid.

Ogdón, Jorge Roberto: "Apuntes sobre la
práctica del exorcismo en Textos Mágicos". En
http://www.egiptologia.com

Padró Parcerisa, Josep (2005): "El Egipto del
Imperio Antiguo". Madrid.

Parra, J.M. (2003): "Gentes del Valle del Nilo".
Madrid.

Parra, J.M. y otros (2008): "Egipto. El culto a la
muerte junto al río de la vida". Madrid.

Pirenne, J. (1971): "Historia de la civilización
del antiguo Egipto". Barcelona.

Piulats Riu, Octavi (2006): "Egiptosophía.
Relectura del Mito al Logos". Barcelona.

Plutarco (1997): "Isis y Osiris". Edición de
Mario Meunier. Barcelona.

Presedo, F.J. (1988): "A la sombra de la esfinge".
Madrid.

Puvill Doñate, M. (1999): "Textos de la tumba de
la reina Nefertari". Barcelona.

Quirke, S. (2003): "La religión del Antiguo
Egipto". Madrid.

Quirke, S. (2003): "Ra, el dios del Sol".
Madrid.

Renau, X. (1999): "Textos Herméticos".
Edición. Madrid.

Román, María Teresa (2004):
"Sabidurías orientales de la Antigüedad".
Madrid.

Schulz, Regine y otros (2004): "Egipto, el mundo de los
faraones". Colonia.

Serrano, J.M. (1993): "Textos para la historia antigua
de Egipto". Madrid.

Siliotti, Alberto (2005): "Egipto".
Barcelona.

Tiradritti, Francesco (2000): "Tesoros egipcios de la
colección del Museo Egipcio de El Cairo".
Barcelona.

Turcan, Robert (2001): "Los cultos orientales en el
mundo romano". Madrid.

Varios autores (2004): "La tumba de Tutmosis III. Las
horas oscuras del sol". Madrid.

Varios autores (2005): "Faraón".
Madrid.

Vercoutter, J. et alii (1971): "Los imperios del antiguo
oriente (del Paleolítico a la mitad del segundo milenio)".
Madrid.

Vidal, C. (1994): "La sabiduría del antiguo
Egipto". Madrid.

Wildung, D. (2004): "Egipto, de la Prehistoria a los
romanos". Colonia.

Wilkinson, Richard H. (2003): "Magia y símbolo en
el arte egipcio". Madrid.

Wilkinson, Richard H. (2004): "Cómo leer el arte
egipcio". Barcelona.

 

 

Autor:

Ildefonso Robledo Casanova

 

Partes: 1, 2
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter