- Introducción
- Capítulo I: El
núcleo urbano de la villa del Puerto del
Príncipe. - Antecedentes de la
arquitectura camagüeyana. - Fundación y
desarrollo de la Villa del Puerto del
Príncipe. - La Villa del Puerto del
Príncipe y su arquitectura. - Una mirada a la arquitectura
religiosa camagüeyana. - Conclusiones
- Bibliografía
- Anexos
Introducción
Camagüey, villa fundada por los conquistadores a
principios del siglo XVI con el nombre de Santa María del
Puerto del Príncipe, se le conoce además como
"la ciudad laberinto", "la ciudad de las
iglesias" o "la ciudad de los tinajones". El
primero de estos apelativos responde a su irregular trazado
urbano que se aleja totalmente de toda ordenación. El
segundo está dado por su amplio repertorio religioso,
conformado por ocho templos coloniales. En el caso del
último se debe a la enorme proliferación de estos
panzudos recipientes que desde los inicios del siglo XVII
comenzaron a fabricarse para almacenar el agua y conservarla
fresca.
Su inestimable patrimonio histórico –
cultural es fecundo, y las huellas de la época colonial no
solo se hacen visibles a través de la arquitectura
religiosa, sino también en sus viviendas que se distinguen
por su amplititud, sus frescos patios interiores con el
típico tinajón y la utilización en gran
escala de la piedra, el ladrillo y la teja.
A veces, conocer las características de un
fenómeno o hecho histórico, se dificulta por la
escasez, la inexistencia o la manipulación de los
testimonios. Es por esta razón que surge el presente
trabajo cuyo tema es "Un núcleo urbano muy peculiar:
la Villa del Puerto del Príncipe"
Hasta la actualidad han sido varios los investigadores
que a través de sus investigaciones han abordado este tema
desde diferentes ópticas. No obstante este sigue siendo un
campo abierto a proposiciones debido fundamentalmente a la
diversidad de interpretaciones que se pueden hacer del
mismo.
La novedad y actualidad de la presente
investigación está determinada por el hecho de que
se pretende describir el núcleo urbano de la Villa del
Puerto del Príncipe para un mejor conocimiento de su
arquitectura. Al darle cumplimiento a este objetivo,
además de contribuir al conocimiento de este aspecto, se
pretende crear un material bibliográfico que sirva de
consulta para posteriores estudios.
Capítulo
I: El núcleo urbano de la villa del Puerto del
Príncipe.
Antecedentes de
la arquitectura camagüeyana.
La experencia constructiva que poseían los
aborígenes, antes de la llegada de los conquistadores a
Cuba, se limitaba al uso de materiales de origen vegetal
prácticamente en estado natural. Entre estos se destacaban
el empleo de la hoja de palma que procedía del
árbol nacional de Cuba, la Palma Real. Estas hojas eran
utilizadas como cubierta en los techos de las casas, y la yagua,
elemento contiguo a la hoja, se usaba para las paredes. De esta
manera, y utilizando los elementos que le proveía la
naturaleza, los primeros habitantes del archipiélago
cubano construían sus viviendas conocidas como
bohíos y caneyes, variando su denominación
según la forma circular o rectangular que
tuviesen.
Al llegar los españoles a Cuba, dos expediciones
recorrieron la isla de un extremo a otro entre los años
1510 y 1515. Fundando a su paso las primeras siete villas. Para
su emplazamiento se tuvieron en cuenta las instrucciones dadas
por la corona a los gobernadores. Estas definían un
espacio para una plaza alrededor de la cual se construía
la iglesia, el cabildo y las moradas de las familias más
influyentes y representativas, el resto iba creciendo
según aumentara la población local.
Cierto es que en sus orígenes la arquitectura
cubana debía mucho a la influencia española. Pero
esto no duró mucho tiempo porque pronto adquirió
rasgos propios de gran originalidad, y aunque siempre
compartió elementos comunes con las casas y palacios
coloniales de España, mantuvo un sello imborrable de su
identidad.
En la arquitectura cubana las construcciones fueron
concebidas para aminorar las altas temperaturas que durante gran
parte del año caracterizan el clima cubano. Esto se
logró a través de la combinación de cuatro
elementos denominados por Pedro Martínez Iclán
como las cuatro P[1]: el portal, el patio,
los puntales y las persianas. A la casa, por sencilla que fuera,
no podía faltarle el patio, elemento de gran importancia
para la vida familiar.
El portal, como primera pieza de la vivienda, era a
finales del siglo XVIII un elemento plenamente incorporado a las
edificaciones que rodeaban las plazas, lo cual surgió como
adaptación al clima tropical de la arquitectura importada
de la Península Ibérica. Con el objetivo de que el
aire circulara dentro de los muros que componían la
vivienda, se sumó a su estructura el puntal con una altura
de 5 metros o más. Ante la exagerada dimensión de
este elemento en algunas viviendas, las persianas, como
característica de la arquitectura tradicional cubana,
servían para regular la brisa, y su presencia era habitual
en ventanales o cerrando en forma de abanico arcos de medio
punto.
El mobiliario de estas mansiones reflejaba el poder
adquisitivo de sus dueños, quienes influidos por las
culturas europeas y siempre que su fortuna se lo permitiese,
traían de Inglaterra y Francia muebles muy costosos.
Sin embargo, los artesanos nativos, desarrollaron un estilo
conocido como colonial cubano[2]Para la
confección de los muebles pertenecientes a dicho estilo,
utilizaron maderas preciosas del país, las cuales eran muy
conocidas y apreciadas en el mundo entero. Algo que caracterizaba
a estos muebles eran las espalderas con rejillas, muy adecuadas
para mantener la frescura en medio del caluroso clima del
Caribe.
Las casas coloniales cubanas son monumentos históricos
que se combinan con la abundancia de parques, fuentes, plazas,
plazoletas, bancos, estatuas y todo el mobiliario interior que
aún hoy pueden ser contempladas como parte de la
arquitectura patrimonial cubana.
Fundación
y desarrollo de la Villa del Puerto del
Príncipe.
El actual territorio de la provincia de Camagüey,
antes de que Cuba fuera conquistada y colonizada por
España, estuvo habitado por los antiguos pobladores de Las
Antillas. Sin embargo, con la llegada de los europeos en el
año 1492, la forma de vida de esta región
cambió bruscamente. Comenzando así una etapa de
maltrato y violencia hacia los indígenas, lo que
más tarde provocó su extinción.
Poco a poco la economía regional fue
transformándose y con el tiempo, la ganadería
llegó a convertirse en la fundamental fuente de riqueza.
Al producirse el auge de la producción pecuaria, se
inició un fuerte comercio de contrabando con navegantes de
las antillas inglesas, francesas y holandesas, lo cual
propició que los niveles de riqueza crecieran
considerablemente en la zona camagüeyana. Gracias a esto, la
Villa fundada en 1514 con el nombre de Santa María del
Puerto del Príncipe, pudo desarrollarse después de
heberse recuperado del incendio provocado por esclavos sublevados
en el año 1616 y de los ataques de
filibusteros[3]ingleses y franceses en
1668 y 1679 respectivamente.
El obispo Morell de Santa Cruz decía a
mediados del siglo XVIII que Puerto del Príncipe
había alcanzado gran desarrollo y describía al
pueblo con sus 1506 casas, que se caracterizaban por la buena
construcción y el predomonio de las edificaciones
uniplantas[4]
En esta época, la imagen de Puerto
Príncipe, era la de una población próspera
con una sólida economía respaldada por las
construcciones religiosas, militares, gobernativas y
domésticas. Por ello, y considerando la cantidad de
habitantes y la importancia económica de la villa, el Rey
de España Fernando VII le concedió el título
de Ciudad y el uso del escudo de armas el 12 de noviembre de
1817.
La creciente evolución de la industria manufacturera,
fue el resultado del desarrollo económico alcanzado por la
ganadería y el auge de algunos renglones agrícolas
como el azucarero. Al mismo tiempo, y aprovechando el abundante
caudal de arcilla de los suelos de la localidad, la
alfarería alcanzó un significativo desarrollo.
La Villa del
Puerto del Príncipe y su arquitectura.
En Camagüey las construcciones tienen un
marcado acento de los terratenientes de la etapa
colonial[5]En aquella época las
edificaciones, que eran construidas con ladrillos, tenían
el techo de tejas de barro y además de un puntal moderado,
constaban de una sola planta. En estas casas el techo de una sola
corriente alcanzaba su mayor altura en la sala, lugar desde donde
iba disminuyendo su altura hasta llegar al puntal del patio que
generalmente era el más bajo.
La tipología habitacional dependía en gran
medida de la posición social de la persona. Por ejemplo
las casas de los terratenientes eran más ostentosas en
contraste con los colgadizos donde vivían los más
pobres. El patio, casi siempre central (Ver Anexo Nro. 1), era el
elemento fundamental dentro de la distribución que se
hacía de las viviendas. Su objetivo fundamental era la
búsqueda de tranquilidad y frescura, lo cual se
logró a través de una atmósfera de humedad y
frescura.
El guardapolvo, que podía ocupar la entrada
principal, llegó a distinguir las fachadas. En tanto las
gigantescas puertas, que cumplían una función
decorativa, pasaron a ocupar todo el puntal. Por otra parte las
ventanas resaltaban debido a las maravillosas balaustradas de
madera posteriormente reemplazadas por la herrería del
siglo XIX que ofrecían una mayor seguridad e
iluminación a los espacios que fueron haciéndose
más grandes.
Sin embargo en Camagüey existían grandes
dificultades con el abasto de agua. Razón por la cual era
necesaria la búsqueda de una solución que fue
encontrada por los alfareros de la época, quienes
inicialmente habían concebido las tinajas para almacenar
aceite y vino que posteriormente sirvieron para recoger y guardar
la fresca y limpia agua de lluvia. Estos tinajones, que se
colocaban bajo el chorro de los canales para recoger el agua de
lluvia, llagaron a convertirse en objeto indispensable en cada
patio camagüeyano, lo que finalmente conllevó a que
la nombraran "La ciudad de los Tinajones".
Debido fundamentalmente al deseo de modernización
que caracterizaba a los habitantes de Camagüey, en el centro
histórico de esta ciudad se hace visible una diversidad de
estilos arquitectónicos. Dentro de los cuales,
además de los valores heredados del período
colonial español, se conjugan diferentes formas u estilos
tales como el art nouveau, art decó o el
neoclásico.
La época más próspera para la
arquitectura de la etapa colonial fue el siglo XVIII. El mismo
quedó marcado por casas de amplios aleros de tornapunta,
combinados con verjas voladas de madera y puertas flanqueadas por
medias pilastras.
A partir del siglo XIX comenzó a introducirse
sutilmente el estilo neoclásico y el barroco: elementos
volados acompañados de molduras, finas columnas
distribuidas en toda la fachada y algunos cambios hacia formas
neoclásicas[6]
En los primeros 30 años del siglo XX, se impone
en la arquitectura camagüeyana un estilo ecléctico
marcado por formas de interpretación muy personales, sobre
todo en edificios públicos (escuelas, bancos e iglesias).
A partir de 1930 y hasta 1950 el movimiento de la verticalidad,
el art decó, irrumpió en la arquitectura para
incorporar motivos geométricos, diferenciándose
así del art nouveau con sus líneas onduladas y
sueltas. Dentro de los ejemplos de este período sobresale
el Museo Ignacio Agramonte (Ver Anexo Nro. 2).
La arquitectura moderna, que irrumpe en Camagüey con la
simplificación de formas y cierta influencia
norteamericana, viene a sumarse a su patrimonio
arquitectónico sin el cual no se podría hablar de
la historia de la ciudad.
Una mirada a la
arquitectura religiosa camagüeyana.
El copioso bagaje de la religión
católica que distingue a Camagüey confirió a
esta villa cubana el apelativo de "Ciudad de las Iglesias",
ampliamente difundido en la isla. De elevada sencillez y valores
arquitectónicos, históricos, artísticos y
simbólicos, su conjunto de templos de esa religión
la distinguen de la misma manera que los típicos tinajones
de barro[7]
A las estrechas calles, sistema de plazas, callejones y
barrios se sumaron las numerosas iglesias, que como eran la
principal autoridad en los inicios, determinaron el peculiar
trazado de la urbe. A partir de esa ordenación religiosa,
los primeros suburbios adquirieron el nombre de la iglesia
correspondiente.
Ubicada en la Plaza de los Trabajadores (Ver Anexo Nro.
3), se localiza el actual templo de Le Merced (Ver Anexo Nro. 4)
cuyas primeras referencias se remontan al año 1601. En
esta fecha los padres Gaspar de la Rocha y Luis Fernández
arribaron a Puerto Príncipe con la intención de
fundar un convento. La ermita, inicialmente de madera y guano,
fue sustituida en varias ocasiones hasta que en 1748 se
erigió la que ha llegado hasta nuestros
días.
Sin dudas, es este el más imponente de los
templos camagüeyanos y uno de los más importantes de
la isla por su significación arquitectónica. Posee
tres naves espaciosas y abovedadas, con una altiva y elevada
torre sobre el coro, toda de ladrillo y cantería. Su
simétrica fachada, unida a la del convento, forma un lado
del triángulo que representa la plaza. Dicha fachada
reproduce el esquema tradicional de tres puertas, una para cada
nave, con frontoncillos triangulares que encierran
pequeños nichos y se hayan rematados por óculos
elípticos. En ella se destacan elementos manieristas, con
discretas formas barrocas.
La torre consta de cuatro cuerpos. El segundo posee una
puerta jerarquizada por pilastras que sostienen un frontoncillo
interceptado por una hornacina. Los vanos del resto del cuerpo
son de medio punto. Termina en una pequeña torre
apiramidada, reminiscencia del románico
español.
En 1825 se colocó en esta torrecilla un reloj
público, fabricado en Barcelona en 1773 y que fuera
regalado por el Arzobispo Oses en 1807 para la Parroquial Mayor,
lo cual no se llevó a efecto porque llegó a
Camagüey descompuesto y sin campana.
El techo de la Merced es único en la ciudad, pues
está conformado por bóvedas de cañón
y crucería, con una cúpula elíptica. Muy
interesante resultan, también, la decoración del
techo y las columnas al estilo art noveau.
Junto a La Merced, la Iglesia de Nuestra Señora
de La Soledad (Ver Anexo Nro. 5) es uno de los principales
exponentes de la arquitectura colonial camagüeyana. A pesar
de que no se conoce la fecha exacta en que se comenzó su
construcción, ya para el año 1697 el
prebístero Antonio Pablo de Velasco se encontraba
edificando la ermita. La actual iglesia comenzó a
levantarse en 1701, pero por dificultades económicas, las
obras de construcción fueron suspendidas en más de
una ocasión. En este templo fueron bautizadas figuras
relevantes de la historia y la cultura cubana tales como: Ignacio
Agramonte, Gertrudis Gómez de Avellaneda, entre
otros.
La Iglesia de Nuestra Señora de la Soledad consta
de tres naves muy sólidas, separadas por arcos de medio
punto sobre gruesos pilares. Su fachada principal mantiene el
esquema de tres ventanas sobre tres puertas. El acceso principal,
de gran portada española con postigos mixtilíneos,
está guarnecido por columnas circulares adosadas, de fuste
liso, sobre pilares que ocupan la mitad de la altura de la
puerta, coronadas por dos molduras gigantes de forma
romboide.
Las fachadas laterales presentan accesos por pilastras y
cornisas, exaltadas en sus extremos por toscas molduras
rómbicas. La torre, en el lateral derecho de la fachada
principal, es un macizo volumen de cinco cuerpos irregulares, con
vanos de medio punto resaltados. Termina en un gran
pináculo de forma piramidal.
En el interior, las decoraciones art nouveau con motivos
florales están concentradas en los pilares y arcos,
mientras su cúpula está decorada con un casetonado
clásico. La iglesia tiene grandes reminiscencias del arte
mudéjar en su techumbre y, en general, del renacimiento
español y del barroco colonial.
Otra de las muestras significativas dentro de la
arquitectura religiosa camagüeyana los constituye la Iglesia
de Nuestra Señora del Carmen (Ver Anexo Nro.
6).
Conclusiones
Un acercamiento a esta antigua ciudad permite al
foráneo percibir el porqué del orgullo de sus
habitantes por Camagüey. Esta mágica ciudad tiene de
todo. Su arquitectura, su gente y su cultura es particular en la
isla. Cuando se analizan los valores arquitectónicos de
Camagüey, antiguamente Villa Santa María del Puerto
del Príncipe, es indudable las razones por las que fue
declarada Ciudad Patrimonio de la Humanidad. Entre los pedestales
de esta distinción se encuentran el gran número de
viviendas conservadas del siglo XVIII, XIX y XX.
Las calles en Camagüey, con su trazado irregular,
influyeron en la construcción de las viviendas, las cuales
adoptaron características diferentes a las del resto del
país.
La casa camagüeyana es una casa sincera, no esconde
ningún secreto, casi nunca tiene portal o jardín.
Ya en el interior se conjuga la magia del barro y la madera. La
humedad y la frescura de los hogares coloniales se deben en parte
a los patios interiores que le aportan claridad y
ventilación natural a las habitaciones. Los hay de
diversas formas: en diseños de U, C y L que son los
más comunes, rodeados de galerías sobre puntales de
madera o columnas muy simples.
Bibliografía
1. Castro, Milián Hilda Filian. Sistema
arquitectónico doméstico de la Cuba colonial.
URL: http://www.ohcamagüey.cu. Consultado el 20 de
noviembre de 20122. Guerra, Mabel. Camagüey, ciudad de las
iglesias. URL: http://www.pprincipe.cult.cu. Consultado el 14
de noviembre de 20123. Labrada, Eduardo. Arquitectura de
Camagüey: mezcla de formas y estilos. URL:
http://www.ecured.cu. Consultado el 18 de noviembre de
20124. S/A. Arquitectura cubana. URL:
http://www.ecured.cu. Consultado el 17 de noviembre de
20125. S/A. Arquitectura y urbanismo en
Camagüey. URL: http://www.pprincipe.cult.cu. Consultado
el 15 de noviembre de 20126. S/A. Breve historia de la provincia de
Camagüey. URL: http://www.pprincipe.cult.cu. Consultado
el 12 de noviembre de 2012
Anexos
Anexo Nro. 1
Anexo Nro. 2
Anexo Nro. 3
Anexo Nro. 4
Anexo Nro. 5
Anexo Nro. 6
Autora:
Zhang Yining
Carrera: Licenciatura en Lengua Española
para no Hispanohablantes.
Universidad de La Habana
Facultad de Español para No
Hispanohablantes
Trabajo de Curso de Historia de la
Cultura de Iberoamérica y el Caribe I.
Ciudad Tarará, 09 de diciembre
de 2012
[1] S/A. Arquitectura cubana. URL:
http://www.ecured.cu. Consultado el 17 de noviembre de 2012
[2] Castro, Milián Hilda Filian.
Sistema arquitectónico doméstico de la Cuba
colonial. URL: http://www.ohcamagüey.cu. Consultado el 20
de noviembre de 2012
[3] Pirata, que por el siglo XVII
formó parte de los grupos que infestaron el mar de las
Antillas.
[4] S/A. Breve historia de la provincia de
Camagüey. URL: http://www.pprincipe.cult.cu. Consultado el
12 de noviembre de 2012
[5] S/A. Arquitectura y urbanismo en
Camagüey. URL: http://www.pprincipe.cult.cu. Consultado el
15 de noviembre de 2012
[6] Labrada, Eduardo. Arquitectura de
Camagüey: mezcla de formas y estilos. URL:
http://www.ecured.cu. Consultado el 18 de noviembre de 2012
[7] Guerra, Mabel. Camagüey, ciudad de
las iglesias. URL: http://www.pprincipe.cult.cu. Consultado el
14 de noviembre de 2012