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Los “nuevos” pobres, de los países ricos (un relato trágico de la crisis) (I) (página 5)




Enviado por Ricardo Lomoro



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6

En la última década, países como
Chile, Brasil o México redujeron su desigualdad, mientras
que en EEUU ocurrió lo contrario.

Aunque según los analistas las diferencias de
ingresos entre ricos y pobres en EEUU comenzaron a ensancharse a
finales de los años setenta, muchos señalan que en
la última década el proceso se aceleró tras
la llegada al gobierno del presidente George W. Bush (2001-2009)
y la reducción de impuestos a los ricos y reducción
del gasto en programas sociales adoptadas bajo su
mandato.

De acuerdo con los datos de la Oficina Presupuestaria
del Congreso, el 1% más rico del país concentra el
19,4% de los ingresos, el doble que en 1979 y más que el
40% más pobre.

Paridad de compra

¿Supone este crecimiento de la desigualdad que
sus clases medias y bajas viven peor que las de los países
latinoamericanos que han reducido las diferencias de
ingresos?

Desigualdad

El coeficiente Gini es una de las medidas de la
desigualdad entre países más usadas. Un valor de 0
expresa igualdad total y un valor de 1 una desigualdad
máxima.

Estados Unidos: 0,40 (1997) 0,45 (2007)

Venezuela: 0,49 (1998) 0,41 (2009)

Brasil: 0,6 (1998) 0,56 (2005)

Chile: 0,57 (2000) 0,52 (2009)

Colombia: 0,53 (1996) 0,58 (2009)

Costa Rica: 0,45 (1997) 0,48 (2008)

Guatemala: 0,55 (1998) 0,55 (2007)

Bolivia: 0,57 (1999) 0,58 (2009)

México: 0,53 (1998) 0,48 (2008)

Fuente: CIA World Factbook

Stephen J. Rose, profesor de la Universidad de
Georgetown, responde que indudablemente no es
así.

"La desigualdad es un dato relativo y otros indicadores
como la paridad de poder de compra nos transmiten una idea
más fiable del estándar de vida de un país
como la paridad de poder de compra", asegura Rose en
conversación con BBC Mundo.

"Por ello", continúa Rose, "no se puede
cuestionar que un ciudadano estadounidense con ingresos medios o
incluso bajos vive mejor que alguien que se sitúe en el
mismo lugar de la escala en un país de
Latinoamérica".

Aunque el profesor de Harvard Christopher Jencks
también tiene reservas respecto a las comparaciones con el
coeficiente Gini, él cree que estos datos reflejan una
tendencia preocupante.

Jencks le dijo a BBC Mundo que cada vez más el
conjunto de EEUU corre el riesgo de parecerse a un Estado como
Texas, donde los indicadores sociales son "terribles".

"Un alto número de madres solteras, de divorcios,
resultados escolares muy mediocres, abandono escolar…",
enumera él como ejemplo, y lo atribuye a la
reducción del gasto público en educación y
otras inversiones sociales.

Jencks cree que el plan de aumento de impuestos de Obama
es una medida que avanza en la dirección correcta, aunque
desde el principio los congresistas republicanos ya han anunciado
que se opondrán a ella y han criticado al presidente por
haber prendido la llama de una guerra de clases.

Obama ya mostró su disposición en 2007,
cuando era candidato presidencial, a subir los impuestos a los
ricos para acabar con la desigualdad creciente en el
país.

"Tenemos los mayores niveles de desigualdad desde la
Gran Depresión (años treinta)", dijo Obama en una
entrevista al diario The New York Times.

Otros expertos que han comentado los planes de Obama son
más escépticos respecto a la posibilidad de que el
plan de la Casa Blanca pueda servir para reducir la
desigualdad.

Han apuntado que las diferencias entre ricos y pobres
están creciendo en todo el mundo y lo seguirán
haciendo a causa de la globalización y los adelantos
tecnológicos.

Heredarás la pobreza (¿el país de
las oportunidades?)

"Cynthia dejó la escuela a mitad de la
secundaria porque no podía leer en inglés y
empezó a reprobar exámenes, uno tras otro. Ana
Gabriela tiene diez años y también abandonó:
su madre no pudo ocuparse de llevarla porque tenía que
mantener sola a una familia de cinco. A Pedro, sus padres no
saben si anotarlo cuando cumpla cuatro porque nadie les ha
explicado para qué sirve el preescolar"…
La crisis
educativa para los latinos en EEUU empieza en preescolar
(BBCMundo – 19/9/11)

Los tres son parte del grupo demográfico de mayor
crecimiento y el de peor desempeño en el sistema educativo
de Estados Unidos: jóvenes latinos, protagonistas
involuntarios de una crisis que cobra forma en las aulas pero
promete trasladarse a la economía.

Con una población que se expande más
rápido que la de los blancos, los hispanos representan el
23% de los estadounidenses menor de 17 años y son
más de 12 millones en las escuelas. Pero, según las
estadísticas oficiales, tienen tres veces más
posibilidades que sus pares blancos de quedarse a mitad de
camino, sin conseguir su título de secundaria.

Ningún estado representa mejor que Nuevo
México esta brecha educacional: ubicado en la frontera, es
el único en el país donde la población
hispana es el mayor grupo étnico, y los alumnos latinos
superan a los demás por casi el doble. Tiene,
también, una tasa de deserción cercana al
50%.

Allí viven Cynthia, Ana Gabriela y Pedro. En el
poblado de Cerro Misión, cerca de la ciudad de
Albuquerque, no hay casas de cemento y cimientos: sólo
viviendas móviles, las "trailas", como las llaman los
habitantes hispanos de la zona, una de las más pobres de
la región.

Reyna García, llegada desde México hace 6
años, ocupa una de ellas con sus tres
niñas.

"Es difícil mandarlas a la escuela, a mí
me toca todo sola… Trabajaba limpiando cuartos (de hotel)
pero me descansaron desde diciembre hasta acá y es muy
difícil encontrar trabajo. Cuando uno tiene hijos de
aquí le dan mucha ayuda, pero a mí no", dice la
mujer a BBC Mundo.

Ella, como muchos otros, ha elegido quedarse porque "de
todos modos es mejor aquí que en mi país". Aunque
quedarse implique soportar el calor seco del desierto, sin agua
corriente y sin más protección que una cerca de
alambre para mantener a raya a los pandilleros del
barrio.

Los expertos en educación señalan que la
ecuación es tan simple como alarmante: basta sumar la
pobreza en que vive una gran parte de las familias latinas
-incluso hispanos de segunda y tercera generación- y la
falta de integración a través del idioma y otras
pautas culturales, para obtener como resultado las altas tasas de
deserción escolar.

"Los hispanos tienen muchas dificultades en "navegar" el
sistema y lograr que sus chicos se inserten y saquen beneficios.
Algunos tienen que desvivirse por llevar comida a la mesa cada
día, ¿cómo van a estar pendientes de cosas
de la escuela?", señala Mike Ogas, director de un
instituto en Los Lunas, muy cerca del Cerro.

Así, las estadísticas: más del 57%
de los estudiantes de Nuevo México no alcanzó los
niveles establecidos oficialmente para mostrar avances de
aprendizaje (medido mediante el "Adequate Yearly Progress", AYP)
en los últimos años.

Catalina Trujillo, nacida en Nuevo México de
padres mexicanos, lo logró para su hija Juanita. Pero sabe
que es una de pocas.

"Me llevó una lucha constante con maestros y
directores. Querían ponerla en el aula de educación
especial y nosotros sabíamos que ella no tenía que
ir allí. Muchas veces estuvo por rendirse, pero nosotros
la empujamos", dice.

Jesús García no corrió igual
suerte: expulsado de la escuela por presunta participación
en una pandilla, a los 18 años no tiene empleo ni
título ni miras de conseguirlo.

"Es malo, yo quería terminar pero ahora no tengo
muchas oportunidades. Igual tengo muchos amigos que dejaron (la
escuela) por estar en pandillas y drogas. Cuando voy a buscar
trabajo no me dan, ni en McDonald"s me dan", asegura.

Para paliar la crisis de escolarización, los
expertos que trabajan con comunidades hispanas intentan crear
conciencia sobre una receta que está al alcance de la
mano: el preescolar.

Según el Departamento de Educación
estadounidense, las familias latinas son las menos proclives,
entre todos los grupos étnicos, a anotar a sus hijos en
programas de educación temprana. Así, a la edad de
tres años los niños hispanos tienen un 50%
más de probabilidades de tener "habilidades de vocabulario
expresivas limitadas", en comparación con los no
hispanos.

"Muchos padres no quieren que a sus hijos se les
enseñe español, creen que van a ser más
exitosos si se les enseña en inglés. Por eso
creemos en la intervención temprana: para cuidar la
transición de una lengua a otra", señala la
educadora Teresa Ogas, quien trabaja en un programa de apoyo
escolar donde el 75% de los beneficiarios son de origen
latino.

El gobierno de Barack Obama, en el documento "Mejorando
la educación para la comunidad latina" de abril pasado,
reconoció la crisis educativa y dio la voz de alerta: los
estudiantes hispanos, dijeron, resultarán clave para
alcanzar la meta autoimpuesta de convertirse en el país
con el mayor porcentaje de graduados del mundo antes de
2020.

Sin embargo, las administraciones estatales tienen bajo
su órbita la implementación de políticas
educativas y no todas coinciden en qué camino
seguir.

En Nuevo México, el gobierno demócrata que
terminó en 2010 había establecido un comité
especial para asesorar sobre educación hispana, pero
luego, tras la llegada al poder de la republicana Susana
Martínez, la estrategia ha cambiado:

"Mi intención es que nos concentremos en el 25%
de la clase que muestra peor desempeño, independientemente
del grupo racial al que pertenezca. No podemos focalizarnos en
los niños hispanos a expensas de los estadounidenses
(blancos)", afirmó la gobernadora a BBC Mundo.

Los resultados de las políticas de
educación los verá esta generación de
alumnos cuando le toque pasar a la vida económicamente
activa. Lo que está en juego, alertan muchos, es el futuro
económico de un país entero, en el que los hispanos
–graduados o no- tendrán cada vez más
importancia.

La crisis en cifras (Fuente: Departamento de
Educación de EEUU)

Hay 50,5 millones de hispanos en Estados Unidos,
según el censo nacional de 2010.

Entre 2000 y 2010 la población latina
creció 15,3 millones, la de mayor expansión entre
todos los grupos étnicos de Estados Unidos.

La población latina es mucho más joven que
la blanca no hispana: hay 17,1 millones de hispanos menores de 17
años, lo que equivale a 23% de la población en ese
rango de edad.

Casi 22% de los inscritos en las escuelas
públicas estadounidenses es latino: uno de cada cinco
alumnos entre preescolar y 12 años.

Sólo la mitad de los estudiantes latinos consigue
su diploma en el tiempo estipulado; de aquellos que se
gradúan en secundaria, sólo la mitad está
preparado para estudios terciarios.

Sólo 13% de los hispanos tiene título
universitario y menos de 4% consigue títulos
superiores.

En general, los latinos tienen el menor nivel de
éxito en la educación de todos los grupos
étnicos de EEUU.

Los más pobres de los pobres

"Por primera vez el mayor grupo étnico de
niños pobres no es de raza blanca. Los 6,1 millones de
niños hispanos que vivieron en la pobreza el año
pasado, excedió a cualquier otro grupo étnico,
según un análisis de las cifras de la Oficina del
Censo por parte del Pew Research Center"…
Los latinos se
convierten en el grupo étnico con más niños
pobres en EEUU (The Wall Street Journal –
29/9/11)

En 2010, 37,3% de los niños pobres eran latinos,
30,5% eran blancos y 26,6% eran negros. Este hito negativo
alcanzado por los hispanos se deriva de sus problemas ocasionados
por la crisis económica sumado a su alta tasa de
natalidad, indicó el informe.

Los niños pobres tienen menos probabilidades de
completar la escuela secundaria o ingresar a la universidad. Los
latinos representan el 16% de la población estadounidense
y representan el 23% de todos los niños del país,
según el censo de 2010.

"Cuando hablamos de los niños hispanos,
representan cerca de un cuarto de los niños del
país actualmente", dijo Mark Lopez, quien escribió
el informe de Pew. "Cómo maduren estos niños y
cómo les vaya en el colegio y el mercado laboral
tendrá implicaciones para el futuro del país en
este siglo".

Los datos del censo publicados a principios del mes de
septiembre (2011) revelaron que más estadounidenses se
encuentran en la pobreza ahora que en cualquier otro año
desde 1993, con 22% de los niños estadounidenses pobres.
Se considera que un niño vive en la pobreza si él o
ella pertenecen a una familia cuyos ingresos están por
debajo de la línea federal de pobreza para el
tamaño de su familia. En 2010, esa línea para una
familia de cuatro se ubicaba en US$ 22.314 al
año.

La gran mayoría de niños latinos que viven
en la pobreza nacieron en Estados Unidos. Más de dos
tercios de ellos, o 4,1 millones tienen padres inmigrantes,
según el informe. Los otros 2 millones tienen padres
nacidos en EEUU.

En 2006, los 4,2 millones de niños blancos que se
encontraban en la pobreza superaron a cualquier otro grupo. En
aquel entonces había 4,1 millones de niños latinos
pobres y 3,8 millones de niños negros pobres.

En los siguientes años, el declive
económico golpeó desproporcionadamente a los
hispanos. Muchos estaban empleados en construcción,
hotelería y otros sectores afectados. La tasa de desempleo
entre los hispanos es de 11% frente a la tasa general de 9,1%,
según la Oficina de Estadísticas
Laborales

Desde 2007, la tasa de pobreza para los niños
latinos subió en 6,4 puntos porcentuales, frente a un
incremento de 4,6 puntos porcentuales para los niños
negros y 2,3 puntos porcentuales para los blancos.

"Estos son momentos difíciles para las familias
latinas, pero ellos usualmente se apoyan entre sí", dijo
Jorge-Mario Cabrera, portavoz de la Coalición por los
Derechos Humanos de los Inmigrantes de Los Angeles. "Esta es la
primera vez que vemos a tanta gente pidiendo comida, ropa y
artículos escolares".

Entre los niños latinos con un padre desempleado,
más de cuatro de cada 10 vivían en la pobreza en
2010, indicó el informe.

Joe Rubio, líder de la Fundación
Industrial Áreas, la cual trabaja con familias hispanas en
Arizona, dijo "el verano fue muy duro para los niños que
no tienen acceso a los almuerzos escolares gratuitos. La iglesias
y los grupos de ayuda de emergencia están viendo una
inagotable demanda por ayuda".

Proporcionalmente, más niños de raza
negra, 39%, viven en la pobreza. Esa cifra se compara con una
tasa de pobreza de 35% para los niños latinos y 12% para
los niños blancos, según el censo.

Tanto los niños pobres latinos como los blancos
son menos propensos a pertenecer a familias con una madre
soltera, en comparación con las familias negras con
porcentajes de 45%, 46% y 77% respectivamente.

La expansión de los latinos desde California y
los estados del suroccidente a lugares como Georgia y Carolina
del Norte se refleja en las cifras de pobreza. En 2010, 38% de
los niños pobres hispanos vivían en el sur, frente
a 23% en 1993.

The "nightmare" of the "American dream"

"Los datos económicos indican una dura
realidad que el debate político general evita. Todos los
factores (educación, sanidad, nutrición, pobreza,
salarios…) se deterioran rápidamente en una
economía en declive"…
EEUU: ¡Bienvenido
al tercer mundo! (Negocios.com – 25/11/11)

"Los Estados Unidos se parecen cada vez más
similar a un país del tercer mundo. Los datos
económicos indican una dura realidad que el debate
político general evita. La evidencia sugiere que, sin
reformas fundamentales, los EEUU se convertirán en una
nación post-industrial y un nuevo país del tercer
mundo en 2032". Les suena extraño, veamos lo que
argumentan los analistas de Seeking Alpha para afirmar esto: Las
características fundamentales que definen a un país
del Tercer Mundo son el alto desempleo, la falta de oportunidades
económicas, los bajos salarios, la pobreza generalizada,
la extrema concentración de la riqueza, la deuda
pública insostenible, el control del gobierno por los
bancos internacionales y corporaciones multinacionales,
débil estado de derecho y las políticas
contraproducentes del gobierno.

Todas estas características son evidentes en los
EEUU de hoy en día.

Otros factores incluyen la mala salud pública,
nutrición y educación, así como la falta de
infraestructura. La salud pública y la nutrición en
los EEUU, aunque se sitúan por debajo de los
estándares europeos, están muy por encima de los de
los países del tercer mundo. La educación
pública norteamericana ahora se ubica detrás de
países más pobres, como Estonia, pero sigue siendo
superior a la de los países del tercer mundo. Mientras que
infraestructuras en ruinas se pueden ver en ciudades de todo el
país, la vasta infraestructura de los Estados Unidos no se
puede comparar a un país del tercer mundo. Sin embargo,
todos estos factores se deterioran rápidamente en una
economía en declive.

El desempleo y la falta de oportunidades
económicas

El desempleo es un problema de fondo, estructural a los
EEUU, es un desafío fundamental. El mercado laboral de
EEUU está en una tendencia descendente de largo plazo
debido a la globalización, es decir, la
deslocalización de la fabricación, la
externalización de puestos de trabajo y la
desindustrialización.

La fuerza laboral de EEUU se ha reducido en
aproximadamente el 6,5% desde su pico en el año 2000 y
ahora sufre un desempleo crónico del 9,1%. A pesar de que
la fuerza de trabajo creció en los años 1980 y
1990, y que las familias de doble ingreso se convirtieron en la
norma, el tamaño de la fuerza laboral se está
reduciendo debido a la falta de oportunidades
económicas.

Oficialmente, el desempleo de larga duración es
del 16,5% y los desempleados de larga duración (sin
trabajo durante 27 semanas o más) son 5,9 millones, el
42,4% de los desempleados. Sin embargo, antes de la
administración Clinton, las medidas de desempleo
incluían a los trabajadores que ya no son contados como
parte de la fuerza laboral. Utilizando los criterios pre-Clinton,
el desempleo supera el 22%, sólo el 3% por debajo del peor
momento (24,9%) de la Gran Depresión. En países con
poblaciones de más de 2 millones de habitantes, Macedonia
es el líder mundial con el 33,8% de desempleo, seguido de
Armenia con un 28,6%, 27,3% en Argelia y la Franja de Gaza, con
el 25,7%.

Para agravar aún más el problema del
desempleo, toda una generación de jóvenes
estadounidenses se están quedando atrás en
términos de oportunidades económicas. Los
préstamos para estudiantes excedieron del billón de
dólares, mientras que la tasa de participación
laboral de jóvenes entre 16 a 29 años que
están trabajando o buscando trabajo, cayó a 48,8%
en 2011, el nivel más bajo jamás registrado. Falta
de oportunidades económicas entre los jóvenes,
incluyendo a millones de graduados universitarios desempleados,
es una característica de países como
Túnez.

El deterioro estructural del mercado laboral de EEUU
seguirá produciéndose, ya que los trabajadores
estadounidenses se han fusionado en una fuerza laboral global en
la que todavía no pueden competir directamente con
países como China e India. En China, por ejemplo, el
salario bruto, en términos de paridad de poder
adquisitivo, es equivalente a aproximadamente $514 por mes, 57%
por debajo del umbral de la pobreza en EEUU. De acuerdo con el
Instituto de Política Económica, el déficit
comercial de EEUU con China por sí solo ha causado una
pérdida de 2,8 millones de empleos en EEUU desde
2001.

La caída de los salarios reales y de los ingresos
familiares

Los trabajadores son más pobres en
términos de poder adquisitivo cuando el costo de la vida
aumenta más rápidamente que los salarios. De hecho,
si los ingresos del hogar se ajustan por inflación, las
familias estadounidenses más pobres han crecido
significativamente en los últimos diez años. En
2010, por ejemplo, el ingreso real medio por hogar cayó un
2,3%. Aunque el salario medio ha aumentado de manera constante en
términos nominales, la disminución del poder
adquisitivo es una realidad para la mayoría de los
estadounidenses.

De acuerdo con el famoso economista Milton Friedman, "la
inflación es siempre y en todas partes un fenómeno
monetario". En otras palabras, los precios suben cuando la oferta
de dinero se incrementa más rápido que la
población o la actividad económica sostenible. El
crecimiento económico aparente que se crea a través
de la expansión del crédito, es decir, mediante el
aumento de la oferta de dinero, tiene un efecto estimulante
temporal, pero también hace que los precios suban. La
oferta de dinero real es una medida exacta de la
inflación.

Aunque el IPC es suficiente para ilustrar la
disminución de los salarios reales, el IPC no mide el
costo de la vida de una manera realista. Según el
economista John Williams, la inflación del IPC subestima
sistemáticamente.

El ingreso real de los hogares estadounidenses se ha
puesto de nuevo a los niveles de 1996, a pesar de que muchos
hogares ahora tienen dos ingresos en lugar de uno. Las familias
con dos ingresos representaron gran parte del aumento en el
ingreso real medio por hogar durante los años 1980 y 1990,
pero hoy, dos fuentes de ingresos son apenas algo mejores que un
solo ingreso de hace tres décadas.

Mientras los salarios de EEUU y los ingresos familiares
sigan cayendo en términos reales, la pobreza y la
dependencia de los programas gubernamentales de asistencia
seguirán aumentando

La pobreza es cada vez mayor

Según la Oficina del Censo de los EEUU, la tasa
de pobreza en los Estados Unidos se elevó a 15,7% en 2011,
con 47,8 millones de estadounidenses que viven en la pobreza (1
de 6). La línea oficial de pobreza, determinada por el
Departamento de Salud y Servicios Humanos de EEUU, es de $22.314
para una familia de cuatro miembros. El número de familias
que viven en la pobreza ha aumentado considerablemente desde 2006
y continúa en ascenso.

El Programa de Asistencia Nutricional del Departamento
de Agricultura de los EEUU, atendía a 45.8 millones de
hogares en mayo de 2011. El programa ahora alimenta 1 de cada 8
estadounidenses y casi 1 de cada 4 niños.

Concentración de la riqueza

Alan Greenspan, ex presidente de la Reserva Federal,
advirtió que, "en última instancia, estamos
interesados en los estándares de vida y en las tendencias
de la distribución de la salud, los cuales, más
importantes que las ganancias o los ingresos, representan una
medida de la capacidad de los hogares para el
consumo".

En otras palabras, la concentración de la riqueza
socava la base de consumidores de la economía, provocando
una disminución del PIB y del paro, lo que reduce los
niveles de vida. Obviamente, la riqueza total de la sociedad se
reduce cuando la riqueza está muy concentrada, porque hay
un menor nivel de actividad económica.

Los datos económicos de varias fuentes, entre
ellas la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), muestran que
la riqueza y los ingresos en los Estados Unidos se han ido
concentrando cada vez más. El 1% de los estadounidenses
poseen el 38,2% de los activos del mercado de valores.

Para ese 1% de los estadounidenses, los ingresos del
hogar se triplicaron entre 1979 y 2007 y han seguido aumentando,
mientras que la riqueza del hogar en los Estados Unidos se ha
reducido en 7.7 billones de dólares. El coeficiente de
Gini muestra la creciente disparidad en la distribución
del ingreso.

En términos del coeficiente de Gini, los Estados
Unidos se encuentran ahora en paridad con China y pronto
superarán a México, un país todavía
en desarrollo. Cabe señalar, por supuesto, que los EEUU
siguen siendo un país mucho más rico en general. Si
la tendencia actual continúa, sin embargo, los EEUU se
asemejarán a un país del 3er mundo, en
términos de la disparidad en la distribución del
ingreso, en aproximadamente dos décadas, es decir, en
2032

Bienvenido al tercer mundo

Los Estados Unidos se están convirtiendo en un
país postindustrial y neotercermundista. En parte como
consecuencia del aumento del desempleo y la falta de
oportunidades económicas, la caída de los salarios
reales y los ingresos familiares, aumento de la pobreza y el
aumento de la concentración de la riqueza, y a que el
gobierno de EEUU se enfrenta a una crisis fiscal
histórico. La influencia dominante de las empresas sobre
el gobierno de los EEUU, sobre todo por los grandes bancos, el
debilitamiento gubernamental a nivel federal y las
políticas destructivas de impuestos están agravando
los problemas económicos que enfrenta Estados
Unidos.

A menos que se implementen reformas estructurales o se
produzca un colapso hiperinflacionista (debido a los problemas
fiscales del gobierno de los EEUU), el deterioro de la
economía de EEUU continuará y se acelerará.
A medida que la economía de EEUU continúa su
descenso, la salud pública, nutrición y
educación, así como la infraestructura del
país, se deterioran visiblemente y el estado
tercermundista de los Estados Unidos se hará
evidente.

Los niveles de pobreza alcanzan su record en 18
años

"Los bancos van a perder millones de dólares
en pagar deuda si la mayor quiebra municipal en la historia de
Estados Unidos no cesa. Pero las verdaderas víctimas del
colapso financiero son los habitantes del condado Jefferson, en
Alabama, que están teniendo que bañarse con agua
embotellada y utilizando baños portátiles
después de que les hayan cortado la red de suministro. Una
situación que vuelve a poner de manifiesto que el
"sueño americano" para millones de estadounidenses resulta
cada vez más inalcanzable"…
Tercer Mundo en Estados
Unidos: crece el abismo entre ricos y pobres (El Confidencial –
18/12/11)

Este año (2011) la Oficina del Censo de Estados
Unidos ha dado a conocer el número de habitantes pobres
que hay en el país: 46,2 millones. Una cifra
récord. Las estadísticas que revelan el descalabro
son múltiples y uniformemente malas. En términos
porcentuales, la tasa de pobreza es la más alta desde
1993: 15,1%. En el año 2000, la cifra era de
11,7%.

Descalabro también en el ingreso anual de los
hogares, que cayó en un 2,3%, hasta llegar a los 49
dólares (en EEUU una familia pobre es aquella que posee un
salario anual de 22 dólares o menos y, si se trata de una
sola persona, igual o menor que 11 dólares), en el
número de habitantes sin seguro médico, que ya
supera los 50 millones de personas y, en la cifra de niños
pobres, que llega ya al 22%. Además, la mayoría de
ellos no tienen acceso a la educación superior, por lo que
es probable que continúen siendo pobres cuando sean
adultos. La lucha contra estos datos, entre otras muchas cosas,
es lo que ha llevado al indignado a ser nombrado el personaje del
año, según la revista Time. 

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Si se analizan los niveles de pobreza por ciudades y
estados, entre las tres ciudades con una desigualdad social
más severa se encuentra Washington, la capital
de Estados Unidos, donde el nivel de pobreza asciende al 19%, uno
de los más elevados, con uno de cada 5 cinco ciudadanos
viviendo por debajo del umbral de pobreza. Por su parte, la
sede de la Casa Blanca ocupa el tercer lugar en la lista de
estados que registran una mayor distancia entre ricos y pobres,
la primera posición la ocupa Atlanta, capital del estado
de Georgia. Le siguen Nueva Orleans, capital del estado de
Luisiana, y Nueva York la ciudad "natal" de los
"indignados", que luchan contra la injusta distribución de
ingresos. 

En lo que respecta a los estados más pobres, casi
todos los estados del sur estadounidense se encuentran entre
ellos, como se muestra en este "mapa de la pobreza", lo que
se debe a su desarrollo agrario, a la gran afluencia de
inmigrantes pobres y a los problemas
presupuestarios. 

Cifras "esperadas" pero que ponen en evidencia al
sistema

Los analistas consideran que más que alarmantes,
estas son cifras "esperadas", pues según ellos, la pobreza
siempre aumenta en tiempos de recesión, y ésta ha
sido la más profunda y extensa desde la Gran
Depresión de 1929. Sin embargo, esto no puede servir de
excusa para la Administración Obama, que ve como Estados
Unidos sufre unos índices de pobreza mayores que en
Canadá y algunos países del norte de Europa por dos
razones. La primera de ellas es que "desde hace 30 años
los salarios reales de los que no tienen un diploma de secundaria
han disminuido considerablemente".

En segundo lugar, que las "políticas sociales
estadounidenses hacen muy poco por aumentar los salarios de los
trabajadores en épocas de bonanza económica o para
ayudar a los desempleados durante las recesiones", apunta Sheldon
Danziger, director del Centro Nacional de la Pobreza.

Si grave es no tomar medidas para favorecer la calidad
de vida de los ciudadanos, no menos significativo es poner en
marcha ayudas a sabiendas que la pobreza va continuar su
escalada. Esto es lo que hizo Barack Obama, tras acceder a la
presidencia, al destinar 20.000 millones de dólares al
"Supplemental Nutrition Assistance Program", es decir, el
programa de bonos de comida para familias necesitadas. Teniendo
en cuenta que la población actual estadounidense es de 313
millones, con una tasa de pobreza del 14,69% -que se eleva al 22%
en los menores de 18 años, la más alta en el mundo
desarrollado-, con dicha cantidad podrán atenderse a seis
millones de personas más de las que ya se benefician del
SNAP. Parece que quienes gobiernan la tierra prometida no
confían lo suficiente en sus posibilidades.

Un creciente número de ciudadanos
cree que hay un conflicto entre ricos y pobres

"Más que las diferencias raciales o un
conflicto entre inmigrantes y nativos, la mayor fuente de
tensión entre los estadounidenses se desarrolla entre los
ricos y los pobres. Esa es una de las principales conclusiones
del más reciente informe del Pew Research Center –
http://pewresearch.org/pubs/2167/rich-poor-social-conflict-class,
un centro de estudios de Estados Unidos que informa sobre las
actitudes y tendencias en ese país"…
Crece el
conflicto de clases en Estados Unidos (BBCMundo –
13/1/12)

Según el centro de investigación, el 66%
de los 2.048 encuestados cree que hay conflictos "fuertes" o "muy
fuertes" entre clases, lo que representa un aumento del 19% desde
2009.

El 30% cree que hay "conflictos muy fuertes", la mayor
proporción desde cuando fue introducida la pregunta por
primera vez, en 1987.

Además, "casi todos los principales grupos
demográficos ahora sienten que hay más conflicto de
clases que hace dos años".

Una de las razones esbozadas por el Pew Research Center
para determinar este cambio de percepción es que el
mensaje de desigualdad popularizado por el movimiento Occupy
causó que el tema pasara del anaquel de los libros
especializados a los medios de comunicación y a los foros
públicos de debate.

"El movimiento Occupy Wall Street no sólo ocupa
Wall Street, sino que el conflicto de clases captura una
creciente porción de la conciencia nacional", recoge el
informe.

¿Por qué son ricos los ricos?

Según la encuesta de Pew, el 46% de los
entrevistados considera que las personas más adineradas
deben su fortuna no a su trabajo ni a su ambición, sino a
los contactos que tienen o a que nacieron en familias
pudientes.

El 43%, por su parte, considera que la riqueza tiene su
origen en la educación, la ambición y el
trabajo.

Isabel Sawhill, una experta que analiza la pobreza en
Estados Unidos, comparte esa postura. En un artículo
reciente resaltó que "2011 será recordado como el
año en que la idea de la desigualdad en los ingresos
migró de los salones universitarios y los centros de
pensamiento al parque Zuccotti (en Nueva York) y a las
principales calles de Estados Unidos".

Pero no todos creen que el movimiento haya tenido tanta
importancia. Uno de ellos es Gary Burtless, experto en
distribución de ingresos en Brookings Institution (un
centro de pensamiento en Washington).

En diálogo con BBC Mundo, Burtless señala
que "la agitación ha sido relativamente modesta en Estados
Unidos. Occupy Wall Street es una protesta bastante
pequeña contra el régimen
político".

Y agrega: "si el tema de clases no convence a un
porcentaje decisivo de estadounidenses a que cambien la forma en
que votan, entonces es simplemente una conversación de
coctel".

El movimiento Occupy Wall Street popularizó el
tema de la desigualdad.

Más allá del debate político, lo
cierto es que la desigualdad económica es un problema
creciente en Estados Unidos.

Otras tendencias del Pew

En su informe presentado a principios de enero (2012),
el centro Pew encontró las siguientes
tendencias:

• El 61% de los hispanos encuestados cree que hay
conflictos de clase "fuertes" o "muy fuertes".

• El 64% de los adultos con ingresos anuales de
menos de US$ 20.000 (el menor de la escala) reportó serios
conflictos de clase.

• El 67% de quienes ganan US$ 75.000 o más
(el mayor de la escala) cree lo mismo.

• Más mujeres que hombres reportaron serios
conflictos de clase (71% vs. 60%).

En septiembre del año 2011, por ejemplo, BBC
Mundo informó que Estados Unidos había superado en
desigualdad a países de América Latina -como
Venezuela-, de acuerdo con el coeficiente Gini (una herramienta
que mide la desigualdad).

Estados Unidos ya era más desigual que otros
países desarrollados (como los europeos), pero
había menos diferencias de clase que en América
Latina.

Esa última tendencia, sin embargo, empezó
a revertirse: mientras países como Chile, Brasil o
México redujeron su desigualdad, en Estados Unidos
ocurrió lo contrario.

De acuerdo con los datos de la Oficina Presupuestaria
del Congreso, el 1% más rico del país concentra el
19,4% de los ingresos, el doble que en 1979 y más que el
40% más pobre.

El periodista George Packer, autor de un análisis
de este tema en la última edición de 2011 de la
revista Foreign Affairs, aporta otra estadística que apoya
la creciente brecha: en los años 70, altos ejecutivos en
Estados Unidos ganaban 40 veces más que sus empleados con
el salario más bajo. En 2007, recibían 400 veces
más dinero.

"Como un gas inodoro, la desigualdad invade todos los
rincones de Estados Unidos y socava la fuerza de su democracia",
concluye Packer.

Las víctimas pagan las pérdidas de los
victimarios (cornudos y apaleados)

– La clase media paga los errores de la banca (El
Economista – 13/1/12)

(Por Simon Johnson) Lectura recomendada

En un punto, todas las crisis
financieras son iguales. Un grupo relativamente pequeño de
individuos, normalmente banqueros, encuentra la oportunidad de
correr riesgos muy grandes. Durante un tiempo, el sector
financiero exhibe beneficios elevados, que justifican los precios
al alza de las acciones y las grandes bonificaciones para sus
ejecutivos.

Sin embargo, esos beneficios nunca se
ajustan como corresponde a lo que se materializará
realmente a lo largo de cinco a diez años.

Generalmente, suele haber rendimientos
mayores a corto plazo si se corre un mayor riesgo; basta ver el
sistema bancario islandés después de 2003. Se
autorizó a tres bancos a emprender grandes negocios en el
exterior, acumulando un balance general combinado que era diez
veces el tamaño del PIB de Islandia, apoyado sobre todo en
la financiación a corto plazo.

Los políticos islandeses pensaron que
habían encontrado un nuevo camino hacia la prosperidad.
Pero en octubre de 2008 descubrieron una verdad eterna: los
beneficios gigantescos implican riesgos gigantescos. Los bancos
de Islandia se derrumbaron, y hundieron a la economía en
una profunda recesión.

El intento islandés de manejar un
país como un sofisticado fondo de inversión puede
hacernos reír o llorar. Pero la triste verdad es que EEUU
y muchos países de la UE hicieron algo similar al permitir
o incentivar que algunos segmentos del sector financiero
asumieran demasiado riesgo. Y esto se plasmó en
préstamos excesivos a Gobiernos, promotores inmobiliarios
y hogares.

Alguien debe pagar

Podemos no coincidir respecto a las
causas concretas de cualquier crisis. Algunos culpan del reciente
ciclo expansión-contracción-rescate en Europa y
EEUU a los banqueros por haber cautivado los corazones y mentes
de los funcionarios gubernamentales; otros hacen hincapié
en la culpabilidad de dichos funcionarios. Más allá
de la visión de cada uno, deberíamos coincidir en
una cosa: alguien tiene que pagar por el desmadre.

Hay tres potenciales pagadores.
Primero
, es natural señalar con el dedo a quienes
estuvieron en el epicentro del desastre, los que construyeron las
grandes instituciones financieras y manejaron mal los riesgos. El
problema es que, aunque se pudieran recuperar las ganancias de
ese grupo, el hecho es que no cuentan con el suficiente efectivo
como para cambiar la situación.

Los profesores de Finanzas Sanjai Bhagat de la
Universidad de Colorado en Boulder, y Brian J. Bolton, de la
Portland State University, calcularon el año pasado que
los máximos responsables ejecutivos de las 14 mayores
sociedades financieras estadounidenses recibieron unos 2.500
millones de dólares en efectivo (salario, bonificaciones y
opciones de compra de acciones ejercitadas) de 2000 a 2008.
Aunque sea una paga sustancial, ésta supone una gota en el
océano si se consideran los daños causados en el
balance social del país. Según la Oficina
Parlamentaria del Presupuesto, el coeficiente deuda/PIB a medio
plazo creció un 50%, o sea, aproximadamente unos 7
billones de dólares, debido a la crisis.

Los verdaderos daños
económicos son obviamente mucho mayores
cuando se
tienen en cuenta el crecimiento económico más bajo,
la pérdida de empleos y los trastornos en la vida de las
personas. Y parte de la deuda más alta será
traspasada a las generaciones futuras, con la esperanza de que
serán más ricas, o quizá más
afortunadas, que nosotros.

De todos modos, los niveles de deuda/PIB en muchos
países industrializados ya eran altos, y el aumento
repentino de la deuda -en su mayor parte causado por ingresos
fiscales perdidos debido a la recesión- nos ha empujado a
la zona de los números rojos.

Nunca es suficiente

Necesitamos rebajar nuestro
déficit y orientar la deuda por un cauce más
sostenible. Pero la triste verdad es que los responsables de la
crisis nunca tienen suficiente dinero para satisfacer al
resto.

Segundo, se podría gravar
a las rentas menos altas. Tal vez parezca una sugerencia
escandalosa, pero normalmente quienes se encuentran en el extremo
más bajo de la distribución del ingreso y la
riqueza son aplastados después de las grandes crisis
financieras. No están bien organizados y carecen de
influencia política. Sus prestaciones se recortan
reduciendo el acceso a la salud, por ejemplo, o despidiendo
docentes, lo que afecta la calidad de la educación
pública.

El único político al que oí abordar
esta cuestión directamente es el ministro de Finanzas de
Islandia, Steingrimur Sigfusson. En un contundente discurso
durante una conferencia del Fondo Monetario Internacional en
Reykiavik el 27 de octubre, Sigfusson dejó bien claro que
hará todo lo posible por proteger a la población
islandesa de menor renta.

El ministro de Finanzas Sigfusson es geólogo, ex
camionero y un político duro. Su partido no está
implicado en el fiasco financiero y es posible que se salga con
la suya con respecto a sus prioridades políticas. Los
otros ministros de Finanzas no tienen, en general, su claridad de
pensamiento sobre este asunto.

Demasiado caro

Pero aunque estemos dispuestos a
aplastar hasta cierto punto a los pobres, la factura sigue siendo
demasiado cara.
Grecia no puede llevar su Presupuesto a una
posición sostenible simplemente recortando los subsidios a
los pobres, razón por la que en las calles se ve a
sindicatos del sector público y a gente relativamente
acomodada.

El tercer grupo, naturalmente,
somos todos los demás. La clase media en EEUU y Europa es
grande y, según todos los parámetros, pudiente. La
gente podría pagar más impuestos o recibir menos
prestaciones del Estado. En el caso de EEUU, no es tan
difícil equilibrar el Presupuesto. Con no extender los
recortes fiscales de la época de Bush, que vencen a fin de
año, se daría un paso muy importante.

¿Cuál es, sin embargo,
la legitimidad para tal o cual recorte de los beneficios o un
aumento de los impuestos de algún colectivo? Ninguno de
nosotros causó la crisis. Y muchos ni siquiera gastamos en
exceso durante el auge.

Seamos francos: todos estamos esforzándonos ahora
por mantener nuestras prestaciones y nuestros beneficios
fiscales. Islandia no tiene más remedio que hacer
recortes; la magnitud de su desastre era abrumadora. Grecia
camina en la misma dirección. Países como Italia y
Francia podrían seguirla pronto. Permitir que los
mercados financieros nos inculquen la austeridad no es
inteligente. Es una forma muy costosa e ineficiente de hacer
ajustes fiscales. Pero a veces es el único modo de salir
del atolladero político y obligar a tomar decisiones
difíciles
, algo de lo que Islandia y Grecia pueden dar
testimonio.

(Simon Johnson, ex economista jefe del FMI, profesor en
la Sloan School of Management del MIT, miembro del Peterson
Institute y columnista de Bloomberg)

¡Bienvenida clase media! (así decía
un cartel en una "villa miseria" de Buenos Aires)

"El proyecto de presupuesto para 2013 anunciado este
lunes por Barack Obama apunta a que los ricos tributen
más, en un claro guiño a la clase media. Esto no
puede sorprender ya que es esta franja de la población la
que se ha visto más afectada en los últimos
años. De hecho, un buen número pasó a
engrosar el grupo de 47 millones de estadounidenses que viven
bajo la línea de pobreza, según datos
oficiales"…
Las villas miseria de Estados Unidos, el
país más rico del mundo (BBCMundo.com –
14/2/12)

El desempleo en Estados Unidos no llega a los niveles
astronómicos de la década de los 30 pero,
exceptuando un pico en 1982, no había sido tan alto desde
la época de la Depresión. A enero de 2012 hay 13
millones de desempleados; es decir, tres millones más que
cuando Obama fue elegido.

Una de las caras más duras de estas cifras es que
unas 5.000 personas, según estimaciones, han tenido que
irse a vivir a tiendas de campaña que se han desparramado
por el país. O porque no tienen trabajo, o porque sus
ingresos no alcanzan para pagar un techo, estos ciudadanos han
tenido que encontrar una solución -por llamarlo de alguna
manera- para sí y sus familias.

El campamento más grande está ubicado en
Pinella's Hope, en el estado de Florida, una región mucho
más conocida por el colorido de Disney World. Está
hecho de prolijas hileras de tiendas desplegadas a lo largo y a
lo ancho de una parcela de 52.000 metros cuadrados.

Clase media perdida

Una organización católica es la encargada
de organizar el campamento y se ha ocupado poner algunos
servicios a disposición de los habitantes. Cosas tan
cotidianas como máquinas para lavar la ropa, computadoras
o teléfonos.

Muchos de los campamentos están organizados y
celebran reuniones para dividir los quehaceres diarios y acordar
normas de convivencia comunitarias. Para algunos con pocas
perspectivas de encontrar pronto un trabajo, las carpas se han
convertido en hogares semipermanentes.

Un buen número de ellos son personas que muy
recientemente vivían vidas confortables típicas de
la clase media. Ahora apoyan sus cabezas en almohadas manchadas
por el moho, al igual que las colchas con las que se cubren.
"Literalmente refregábamos nuestra cara sobre el moho al
irnos a dormir cada noche", explica al programa Panorama de la
BBC Alana Gehringer, una de las residentes de otro campamento,
situado en el estado de Michigan.

Este otro reducto de los que se han quedado sin un techo
está ubicado al costado de la carretera en el
límite de del poblado de Ann Arbor. Son alrededor de 30
carpas armadas en medio del bosque.

Las condiciones de vida no son precisamente
higiénicas. No hay baños. La electricidad
sólo está disponible en la carpa comunitaria donde
los residentes se juntan alrededor de una estufa de madera para
calentarse cuando llega el invierno.

El hielo se acumula en los techos de las tiendas y la
lluvia, habitualmente, se filtra para caer sobre el rostro de
quienes viven dentro.

Este campamento está dirigido por los propios
residentes, aunque también cuenta con la ayuda de una ONG.
Y organizarse no es fácil, ya que cada vez tienen
más demanda de gente que quisiera encontrar refugio
allí.

No hay lugar

Reciben llamadas del hospital, de la policía
local y del refugio de indigentes del pueblo. Todos quieren saber
si pueden enviar gente.

"Ayer a la noche (13/2/12), por ejemplo, recibimos una
llamada diciendo que había seis personas para las que no
había sitio en el refugio de indigentes y esperaban que
pudiésemos ubicarlos. Siempre recibimos llamados a las 9 o
10 de la noche", explica Brian Durance, uno de los organizadores
del campamento.

La situación que se vive en estos pueblos de
Florida y Michigan se reproduce en muchos otros lugares. Estos
campamentos se han desparramado por 55 ciudades de Estados Unidos
y representan una cruda realidad económica y social del
país.

En la segunda semana de enero (2012), Obama
presentó los últimos presupuestos. "Esto no es una
lucha de clases. Esto se trata del bienestar de la
nación", dijo en su alocución. Desde la
oposición lo tildaron de populista por focalizar la
presión fiscal sobre los más ricos. Pero él
repitió el mismo mensaje que ya había dado en el
discurso sobre el estado de la Unión: "queremos que todos
tengan una oportunidad justa".

"Es un presupuesto dirigido directamente al
corazón de la clase media", explica a BBC Mundo Michael
Linden, director de política impositiva y presupuestaria
del Centrefor American Progress.

"Se trata de hacer elecciones justas que beneficien no
sólo a la gente que le ha ido fantásticamente bien
en las últimas décadas, sino también a la
clase media", expuso Obama.

Y remató su defensa de los presupuestos con una
frase que calza perfecto en esta problemática
estadounidense de los que viven en campamentos en las afueras de
las ciudades.

Obama mencionó a "aquellos que luchan por entrar
en la clase media". En Pinella's Hope, Ann Arbor y otras 55
ciudades de la Unión además de gente que quiere
entrar, hay gente que quiere regresar, porque la crisis la ha
echado.

Si esto hacen con "nos" (norteamericanos), que no
harán con "vos" (latinoamericanos)

"El drama de miles de padres y madres
centroamericanos expulsados de EEUU tras ser obligados a
separarse de sus niños nacidos en este país y, por
tanto, con ciudadanía norteamericana"…

Deportadas sin sus hijos (El País –
26/2/12)

Miles de mujeres acorraladas por la miseria y
abandonadas por sus parejas han cruzado México y
Centroamérica durante el último decenio en busca de
una vida mejor en Estados Unidos. Han arriesgado sus vidas, se
han sometido o enfrentado a todo tipo de depredadores (los
mareros y sus pandillas, los coyotes que las pasaban de un
país al otro por dinero o sexo, los oficiales de
inmigración que sacaban su tajada). Después, muchas
de ellas han acabado siendo detenidas y repatriadas a la fuerza,
tras ser obligadas a dejar en Estados Unidos a sus hijos nacidos
en este país porque así lo han decidido los
jueces.

Estos miles de mujeres han soportado cuanto había
que soportar o escaparon de lo que pudieron escapar para
atravesar la frontera y el desierto hasta llenar fábricas
y talleres de ciudades del interior de Estados Unidos. Se han
convertido así en miembros de una sacrificada
legión que alimentaba a sus familias con remesas de
dólares extraídos de sus magros
salarios.

Pese a que se hicieron invisibles, muchas de estas
mujeres cayeron en las redadas de la policía inmigratoria
y fueron encarceladas. Algunas, condenadas por delitos federales,
cumplieron penas de prisión; otras fueron llevadas a la
frontera y terminaron de vuelta en el país del que
habían partido, más desposeídas que al
comienzo de la travesía.

Al final solo cargaban los traumas y las deudas con los
coyotes. Pero eso no era lo peor. La deportación les
había sustraído algo más valioso: a sus
hijos, nacidos en Estados Unidos y ciudadanos legítimos de
ese país. Jueces norteamericanos de varios Estados
habían concluido que esas madres latinoamericanas eran
malas madres y que los niños estarían mejor con una
buena familia norteamericana, se los habían quitado y los
habían entregado en adopción.

No eran pocas y, se temía, serían muchas
más. Una estimación -"conservadora", según
sus autores- del Applied Research Center (ARC), un centro que
abogaba por la justicia racial, afirmaba que al menos 5.100
niños vivían en 2011 en hogares sustitutos porque
sus padres estaban detenidos o han sido deportados. De acuerdo
con sus proyecciones, podría haber otros 15.000
niños en la misma situación en los próximos
cinco años. Un estudio nacional conjunto del Urban
Institute y el Consejo Nacional de la Raza de 2009 reveló
que "por cada dos inmigrantes detenidos, un niño es dejado
atrás". Alrededor de cinco millones de niños
residentes en Estados Unidos tenían al menos un padre
indocumentado, según detalló el Urban
Institute.

El poder norteamericano, republicano o demócrata,
parecía indiferente a su suerte. Aunque el Gobierno de
Barak Obama puso fin a las redadas masivas que se hicieron
costumbre durante el mandato de George W. Bush (2000-2008), el
número de deportaciones continuaba en aumento. En 2011
hubo un récord de 397.000 inmigrantes deportados y una
cifra similar de detenidos. En los primeros seis meses, el
Gobierno federal echó a más de 46.000 madres y
padres de niños con ciudadanía norteamericana,
según el ARC.

Pero no estaban completamente solas. Dos mujeres
guatemaltecas, María Luis y Encarnación Bail
Romero, se convirtieron en casos emblemáticos, por cuyos
derechos peleaba una alianza de activistas y abogados, muy
consciente de que estaba en juego la suerte de decenas de
miles.

María Luis y Encarnación provenían
de distintas regiones del país más peligroso del
mundo para las mujeres -695 fueron asesinadas en Guatemala en
2010; otras 646 entre enero y noviembre de 2011- y se asentaron a
mil kilómetros de distancia una de otra, en dos Estados
igualmente distintos de Estados Unidos. Sus peripecias, sin
embargo, resultaron parecidas. Sus historias de penuria,
traición, pérdida, lucha y esperanza han sido
reconstruidas aquí basándose en los expedientes
judiciales de sus casos (que incluyen sus relatos) y a
entrevistas con sus abogados, activistas por los derechos de los
inmigrantes, académicos, diplomáticos guatemaltecos
y otros expertos.

María Luis partió en 1997, embarazada, de
Joyabaj, en la región de Quiché, la más
devastada por el genocidio contra los indígenas durante la
guerra civil guatemalteca (1969-1996). Dejó otros dos
hijos al cuidado de su familia y, tras los rigores del viaje
clandestino, llegó a Grand Island, en Nebraska, un destino
común para otros inmigrantes (en 2010, de 48.520
habitantes, un 26% era de origen latino). Consiguió
trabajo en una empresa frigorífica.

En 1998 alumbró a Daniel. Cinco años
pasaron. Llegó la noticia de que la madre de María
estaba al borde de la muerte en Joyabaj. María dejó
a Daniel con un pariente en Nebraska y viajó a Guatemala a
ver por última vez a su madre. Regresar a Estados Unidos
le llevó un año entero: pagó a un coyote y
enfrentó por segunda vez la horrenda travesía por
México. Cuando llegó a la frontera con Arizona,
estaba embarazada otra vez.

Angélica nació prematura en el desierto de
Arizona. Llegó enferma a Grand Island, tres semanas
más tarde, en febrero de 2004. Pasó un año
entrando y saliendo de hospitales, sin que los médicos
dieran con un diagnóstico; luego se sabría que
tenía asma. María no entendió ni el
diagnóstico ni las instrucciones sobre cómo tratar
a Angélica: no sabía leer ni escribir, no hablaba
inglés y el español era su segundo idioma
después del quiché, un dialecto maya.

En 2005, un vecino la denunció por abuso
infantil. Un policía en la puerta es la pesadilla de todo
inmigrante irregular. María mintió: dio otro
nombre. Pero el policía descubrió la mentira y la
arrestó por obstrucción a la justicia. María
terminó en prisión. Sus hijos, ciudadanos
norteamericanos, quedaron en poder del Departamento de Servicios
Humanos y de Salud de Nebraska.

El sistema de justicia familiar de Nebraska le era tan
ajeno como el espacio exterior. La corte le asignó un
defensor de pobres y ausentes que no hizo mucho. María
siguió presa hasta ser deportada a Guatemala en junio de
ese mismo año (2005). Como fue deportada, no estuvo
presente en las audiencias en las que se trató la
situación de sus hijos; y como no estuvo presente, el juez
resolvió quitárselos.

"La situación de inmigrante indocumentada es, sin
duda, muy riesgosa, y este caso parecería ser un ejemplo",
evaluó el juez. Los niños, agregó, nunca
habían vivido fuera de Estados Unidos, la cultura
guatemalteca les resultaba ajena porque nunca habían
estado en Guatemala… Y María no podía darles una
buena educación porque ella misma no había pasado
de primer grado; además, ya había abandonado a
otros dos hijos en Guatemala al emigrar. El juez envió a
los niños con una familia que pedía
adoptarlos.

María fue deportada y volvió a Joyabaj. De
vuelta al comienzo. El juez la dejó hablar con sus hijos
por teléfono una vez al mes, pero le negó permiso
para conocer el número al que llamarlos. María
tenía que esperar que le telefoneara a ella la familia que
los tenía en custodia.

En abril de 2009, The New York Times denunció que
el Estado estaba quitando sus hijos a María y a otras
inmigrantes, centroamericanas. Entonces, la suerte de
María comenzó a cambiar. Un poderoso bufete de
abogados, DLA Piper, se hizo cargo de su caso. El 26 de junio, la
Corte Suprema del Estado de Nebraska permitió a
María apelar. Era un triunfo inédito, porque hasta
entonces el Estado federal impedía a los deportados volver
a ser oídos en un tribunal norteamericano aun cuando en
sus casos se apreciaran injusticias flagrantes. En julio de 2009,
la corte dictaminó que María debía conservar
a sus hijos. Poco más de un año pasó hasta
que, en agosto pasado, Daniel y Angélica -para entonces,
de 12 y 5 años- volvieron con María. Pero en
Joyabaj. El Gobierno estadounidense le negó permiso para
quedarse y María volvió adonde había
empezado, con dos pequeños ciudadanos norteamericanos a su
cargo.

Encarnación Bail Romero emigró en 2006 de
Guatemala a Carthage (Misuri), donde ya vivían un hermano
y una hermana y de donde ella misma había sido deportada
un año antes. Consiguió trabajo en una empresa de
pollos congelados. Enviaba a su familia en Guatemala, con los que
dejó dos hijos pequeños, el dinero que
podía. En octubre de 2006 nació en Carthage su
tercer hijo, Carlos.

El 22 de mayo de 2007, agentes del servicio migratorio
entraron en la empresa y detuvieron a más de cien
indocumentados. Encarnación estaba entre ellos, bajo el
nombre y el número de Seguridad Social de otra persona.
Fue detenida por suplantación de identidad (según
un estatuto federal luego derogado por la Corte Suprema) y
enviada a un centro de detención en Nuevo México, a
1.300 kilómetros de distancia.

El defensor que le fue asignado no hablaba
español y Encarnación no hablaba inglés.
Mediante intérprete, le dio un mal consejo que ella
aceptó: declararse culpable y pasar dos años en
prisión. Luego se quedó sin representación
legal, porque su abogado fue condenado por violencia
doméstica.

Carlos, de siete meses, había quedado en casa del
hermano de Encarnación. Durante semanas, ella no pudo
comunicarse con él o con su hermana. Primero debió
averiguar dónde había sido llevada; luego no la
dejaban hablar por teléfono; cuando se lo permitieron, la
llamada era costosa (tres dólares el minuto) que no
podía pagarla, y sus hermanos se negaban a aceptar la
conferencia a cobro revertido. Entretanto, Carlos pasaba de una
casa a otra. El hermano de Encarnación dijo que no
podía cuidarlo y lo entregó a su hermana. Esta, que
tenía sus propios hijos y trabajaba largas jornadas, lo
dejó con los Velazco, pastores de una iglesia evangelista
local, que se ofrecieron a hacer de canguros gratis. El
pequeño Carlos comenzó a pasar más tiempo
con los Velazco, primero de lunes a jueves y luego también
los fines de semana.

Encarnación llevaba cuatro meses presa cuando su
hermano fue a buscar a Carlos, pero los Velazco le dijeron que el
Estado se lo había quitado. No era cierto: habían
resuelto que el bebé estaría mejor con Seth y
Melinda Moser, un matrimonio joven que no podía tener
hijos. Los Moser iniciaron los trámites para adoptar al
chiquillo.

Encarnación, en la cárcel, lo ignoraba
todo. Cuando pudo finalmente hablar con su hermana, esta le dijo
que Carlos estaba bajo custodia del Estado.

En medio de este trance la visitó Laura
Davenport, especialista en desarrollo infantil para el distrito
escolar de Carthage. Davenport hablaba español y en el
pasado le había ayudado a conseguir una cuna para Carlos
-antes dormía con Encarnación en el suelo– y leche,
que el Estado daba gratis, pero que Encarnación no
podía conseguir porque no se atrevía a registrar
formalmente el nacimiento de Carlos. Encarnación
pidió a Davenport que la ayudara a recuperar a su hijo.
Davenport replicó que debía entregarlo en
adopción porque no era una madre conveniente: era pobre y
sería enviada a Guatemala, ese país miserable en el
que no había futuro para el niño. Con una familia
de clase media norteamericana, Carlos tendría todo lo que
ella no podía darle. Encarnación insistió en
que no podía separarse de su hijo, pero Davenport se
negó a ayudarla.

David Dally, el juez que debía decidir sobre
Carlos, pensaba como Davenport. En octubre de 2008, durante una
audiencia de 106 minutos a la que Encarnación no pudo
asistir porque seguía presa y donde nadie habló en
su nombre, Dally resolvió que ella no tenía derecho
a ser madre porque había "abandonado" a su bebé.
"Su estilo de vida, entrando ilegalmente y delinquiendo en este
país, no puede proveer estabilidad alguna para un
niño", sentenció. "Un niño no puede ser
educado de este modo: siempre en escondites o en fuga", agregaba.
El juez resolvió que Encarnación no tenía
nada para ofrecer: "En el futuro, no podrá proveerle
comida, ropa ni un refugio adecuado". En cambio, los Moser,
dueños de una pequeña empresa, con más
ingresos que gastos, con tiempo para pasar con el niño,
recursos para pagarle una babysitter y darle cobertura
médica, eran padres ideales.

Al recibir la noticia, Encarnación logró
que las autoridades del penal alertaran a la Embajada de
Guatemala, donde ya estaban al tanto de la explosión de
casos similares. Con la ayuda de la Embajada, de activistas y del
reportaje de The New York Times, Encarnación
consiguió los mismos abogados que María: Omar
Riojas y Christopher Huck, de DLA Piper. En enero de 2011, la
Corte Suprema de Misuri dictaminó que el trámite
había sido tan flagrantemente injusto que debía
concederse a Encarnación un nuevo juicio. Este
comenzará el próximo martes, 28 de febrero, y
está previsto que las audiencias duren cuatro días.
Al final, el tribunal decidirá si Carlos debe o no volver
con su madre. Los argumentos de la Corte Suprema hacen pensar que
así será, pero el desenlace está aún
pendiente.

Encarnación recibió permiso para quedarse
en la ciudad de su hijo mientras espera el fallo. Davenport, la
asistente que la traicionó, fue despedida por haber
mentido -había dicho que iba a ver a la madre presa para
ayudarla- y por haber hecho lobby en favor de los Moser. Estos
llevan adelante una campaña para conservar al niño,
que ya tiene cinco años, se llama a sí mismo
Jamison y no tiene recuerdo de otra familia.

Estas historias personales forman parte de una historia
colectiva que las excede. Su efecto, afirma Deborah Anker,
directora del Programa de Inmigración y Refugiados de la
Universidad de Harvard, será "similar al que tuvo la
época de la esclavitud en Estados Unidos". "La comunidad
afroamericana", añade, "fue dañada gravemente por
la ruptura de la unidad familiar cuando los esclavos eran
vendidos sin que se tuviera en cuenta su situación
familiar. Los efectos reverberaron en el futuro; aún lo
hacen en el presente. Las familias están siendo
destruidas, y las comunidades, despedazadas".

Morir de éxito: el gran fracaso del capitalismo y
de todas las "des…"

"El número de bebés nacidos en Estados
Unidos con síntomas de adicción a los
opiáceos se triplicó en la década 1999-2009,
según un estudio publicado por la revista American Medical
Association"…
EEUU: se triplica el número de
bebés con síntomas de adicción (BBCMundo –
1/5/12)

El informe, que es el primero de su tipo en Estados
Unidos y está basado en los registros de más de
4.000 hospitales del país, resalta que uno de cada 1.000
bebés recién nacidos resultó afectado en
2009. Además, el número de mujeres embarazadas que
dieron positivo por consumo de opiáceos legales o ilegales
se quintuplicó en el mismo periodo.

Para los autores del informe, parte de la culpa
está en el abuso de analgésicos vendidos bajo
receta médica. Hallaron que en 2009, unos 13.500
bebés nacieron con síndromes de abstinencia, casi
uno cada hora.

"El síndrome de abstinencia neonatal está
caracterizado por un amplio rango de señales y
síntomas", dice el informe. Entre esos síntomas
están la creciente irritabilidad, temblores, intolerancia
a la alimentación, ataques y dificultades respiratorias.
Muchos, incluso, necesitaron un tratamiento con la droga
metadona, que sirve de reemplazo a los opiáceos, para
ayudarles a recuperarse de la dependencia.

Los síntomas, según los autores, fueron
descritos entre el 60% y el 80% de los bebés recién
nacidos que fueron expuestos a la heroína o a la metadona
en el útero. Eso quiere decir que no todos los
bebés nacidos de mujeres que consumieron opiáceos
durante el embarazo mostraron los síntomas. Los
bebés "parecen estar incómodos, a veces respiran
algo más rápido. Se rascan las caras", dice Stephen
Patrick, de la Universidad de Michigan y quien trabajó en
el informe.

El informe explica que los "recién nacidos con
síndrome de abstinencia neonatal sufren hospitalizaciones
iniciales más largas y frecuentemente complejas y
costosas". Los bebés permanecieron en el hospital durante
16 días en promedio, comparado con los tres días
que permanecen los bebés saludables. Como muchos nacieron
de madres que tienen derecho a recibir ayuda financiera por sus
costos médicos, el estudio dice que esto es una seria
carga para los presupuestos de salud.

Los investigadores añaden que muchas mujeres
embarazadas estaban tomando legítimamente
analgésicos opiáceos bajo receta médica,
pero advirtieron que debe hacerse más para encontrar
maneras de proteger de drogas muy poderosas a los bebés
que todavía no han nacido. Patrick dijo que los hallazgos
revelan "que los opiáceos están
convirtiéndose en un problema grande en este
país".

Un editorial en la revista que acompaña el
estudio dice que mientras esos medicamentos opiáceos
ofrecen un "control del dolor superior", también han sido
"recetados con exageración, desviados y vendidos
ilegalmente, lo que crea un nuevo camino para la adicción
a los opiáceos y un problema de salud pública para
la salud materna e infantil".

En 2011, los Centros para el Control y Prevención
de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés)
advirtieron que el abuso de analgésicos en Estados Unidos
había alcanzado "proporciones epidémicas". Dijo que
las sobredosis de analgésicos causan más muertes
que la heroína y la cocaína juntas.

Para los niños que sobreviven al síndrome,
hay otras drogas muy "entretenidas"

"Los riesgos derivados del empeño
institucional por reducir la brecha digital lo más
rápidamente posible ha ocasionado una serie de negativos
efectos secundarios en los que no se había puesto el foco
hasta ahora. Se trata de la elevada exposición de los
niños a los aparatos tecnológicos. Los ordenadores
acaban absorbiendo a los más pequeños
restándoles tiempo para dormir, estudiar o
socializarse"…
Los pobres (y por eso lo son) pasan mucho
tiempo jugando con la consola (El Confidencial –
4/6/12)

Lo más curioso es que estos malos hábitos
son más comunes entre los hijos de familias con un bajo
nivel socioeconómico, según se desprende de una
investigación que ha publicado la Káiser Family
Foundation. Si se incluye también la televisión,
los niños estadounidenses con menos recursos
dedicarían 90 minutos más al día que el
resto. En 1999, la diferencia era tan sólo de 16
minutos.

Los hijos de personas sin estudios superiores pasan
enfrente a las pantallas una media diaria de once horas y media,
según los estadísticas de Kaiser Family Fundation,
lo que supone un aumento de más de cuatro horas y media
con respecto a los últimos datos de hace una
década. Hay que tener en cuenta que la metodología
utilizada suman las horas de actividades multitarea, es decir, si
se ve la televisión y se navega al mismo tiempo, se
duplican los minutos contabilizados.

La base del problema por el consumo excesivo de
tecnología es que "a pesar del potencial educativo de los
ordenadores, este uso es minúsculo en comparación
con el empleo para el entretenimiento", según explica el
director del estudio, Vicky Rideout.

Estas conclusiones intentan llamar la atención de
las instituciones volcadas en romper la brecha digital, pues se
pervierten los objetivos y en lugar de ayudar a las familias con
menos recursos para que accedan a internet, se acentúan
sus problemas con una mayor tasa de fracaso escolar y rompiendo
la capacidad de establecer vínculos
relacionales.

Uno de los participantes en el estudio, Marky Cook, de
12 años, perteneciente a una familia de clase baja tiene
dos ordenadores portátiles en casa, una Xbox 360, una
Nintendo Wii y un smartphone. Todo ello para pasar la mayor parte
de su tiempo en Facebook y Youtube, enviar mensajes de texto a
sus amigos y jugar a videojuegos. "Los lunes cuando voy a clase
estoy muy cansado porque el fin de semana me puedo pasar
despierto hasta las siete de la mañana", admite Cook. Como
consecuencia directa, sus calificaciones escolares han descendido
de manera drástica. Definitivamente, el acceso a la
tecnología no es sinónimo de desarrollo ni de
igualdad de oportunidades, sentencia Laura Robell, directora de
la escuela Elmhurst Community Prep en Oakland.

La reducción de la brecha digital provoca un
aumento exponencial de la "brecha del tiempo perdido". Una
situación que refleja la incapacidad de los padres menos
formados a la hora de controlar y limitar el acceso de los
niños a la tecnología, añade
Robell.

La necesidad de alfabetizar digitalmente a los padres se
convierte en una estrategia crucial para no seguir alimentando
las diferencias de clase entre los más pequeños
puesto que la tecnología no es neutral y su uso incorrecto
deriva en problemas difíciles de corregir en el futuro si
no se atajan con premura.

La capacitación tecnológica de los padres
es vital. Los expertos incluso recomiendan que no se deje a los
menores utilizar redes sociales si no se saben monitorizar para
controlar con quién se relacionan y cómo.
Además, también aconsejan filtrar ciertas
páginas web con contenido violento o pornográfico.
Sin embargo, todavía existen muchos padres que ni siquiera
han oído hablar de una webcam en su vida.

El patrimonio neto de los hogares estadounidenses
disminuyó casi 40% entre 2007 y 2010 a niveles no
registrados desde 1992

"El lunes, la Reserva Federal de Estados Unidos
publicó un informe que mostró que la media del
patrimonio neto de las familias disminuyó a US$ 77.300 en
2010, frente a los US$ 126.400 en 2007, lo que representa una
disminución de 38,8%, el mayor descenso desde que
comenzó este sondeo en 1989"…
El patrimonio neto de
las familias de EEUU cae casi 40% entre 2007 y 2010 (The Wall
Street Journal – 11/6/12)

El patrimonio neto de los hogares es un indicador de los
activos totales, como viviendas, acciones y pensiones, menos las
obligaciones totales, como hipotecas y deuda en tarjetas de
crédito. El patrimonio neto promedio cayó 14,7% en
el período.

Los ingresos y el patrimonio neto de las familias
estadounidenses cayeron en concordancia con las turbulencias de
la economía del país durante los últimos
tres años, según el Sondeo de las Finanzas del
Consumidor de la Fed, un panorama detallado de las cuentas de los
hogares que se realiza cada tres años.

Los hogares cuyos activos estaban más vinculados
con propiedades residenciales registraron la mayor merma en su
patrimonio neto medio, que declinó a US$ 75.000 en 2010,
frente a los US$ 110.000 de tres años antes.

En 2010, el ingreso medio familiar cayó a US$
45.800 desde los US$ 49.600 en 2007, lo que representa una
caída de 7,7%. El ingreso promedio se contrajo 11,1%, de
US$ 88.300 a US$ 78.500.

La clase media sufrió la peor merma en su
ingreso. El 10% más acaudalado vio su ingreso neto
reducirse 1,4% en tres años, mientras que el de las
familias en el segundo y tercer cuartil declinó 12,1% y
7,7% respectivamente. El ingreso medio del cuartil más
bajo descendió 3,7%.

En cuanto a sus expectativas para sus ingresos futuros,
en 2010 poco más del 35% de las familias dijo no tener
claridad sobre sus ingresos el año próximo, frente
a 31,4% en 2007.

El 74,9% de las familias tenía algún tipo
de deuda en 2010, frente al 77% de tres años antes,
mientras que la cantidad de familias cuya deuda asciende a
más de 40% de su ingreso casi no varió.

En tanto, la proporción de hogares con balances
en las tarjetas de crédito cayó 6,7 puntos
porcentuales a 39,4% en 2010. El balance medio descendió
16,1% a US$ 2.600, mientras que el balance promedio
disminuyó 7,8% a US$ 7.100.

Pero la cantidad de familias atrasadas 60 días o
más en el pago de sus deudas aumentó a 10,8% en
2010, frente a 7,1% en 2007.

En términos generales, la deuda como porcentaje
de los activos de los hogares creció a 16,4% en 2010,
frente a 14,8% en 2007.

Por último, la proporción de familias que
ahorró durante el año precedente descendió
de 56,4% en 2007 a 52% en 2010, el nivel más bajo desde
1992.

Los últimos serán los…
"últimos" (la Biblia, junto al calefón)

"La educación, salud y posición
socioeconómica de los hijos de inmigrantes en Estados
Unidos, el grupo de mayor crecimiento en ese país, han
aumentado la preocupación sobre cómo será su
desempeño cuando se incorporen a la fuerza
laboral"…
Los hijos de inmigrantes en EEUU se rezagan en
educación (The Wall Street Journal –
13/6/12)

Muchos de los padres son hispanos y hablan poco o nada
de inglés. Y aunque la historia de EEUU tiene muchos
ejemplos de hijos de inmigrantes que han asimilado la cultura,
algunos investigadores se preocupan de los prospectos de esta
generación. Su desempeño, aseguran, podría
socavar la economía estadounidense, afectando aspectos que
van desde los servicios médicos para los ancianos hasta
los precios de las casas.

"La generación de la posguerra…
dependerá cada vez más de los hijos de los
inmigrantes para asegurar que la economía sea productiva",
asegura Donald Hernández, profesor de sociología de
Hunter College, quien escribió un informe sobre los hijos
de inmigrantes.

El informe fue financiado por la Fundación para
el Desarrollo de la Niñez, un grupo filantrópico
estadounidense que patrocina investigaciones sobre el bienestar
de la niñez. El estudio analizó cifras oficiales de
demografía, educación y salud recolectadas entre
1994 y 2010.

"Necesitamos trabajadores educados debido a que la
economía moderna es cada vez más dependiente del
conocimiento", dijo Randy Johnson, vicepresidente de la
Cámara de Comercio de EEUU. "Es claro que la gente que no
termina la secundaria enfrenta grandes barreras en esta
economía y eso no es bueno para el país porque
ellos no tienen las habilidades para obtener empleos con buenos
salarios".

Johnson dijo que la tasa de desempleo es sustancialmente
más alta para aquellos que son menos educados,
señalando que es de 13% para aquellos que no tienen un
diploma de secundaria y 4% para aquellos con al menos un
título universitario.

Muchos de los inmigrantes en mayor desventaja son
hispanos, según el estudio, el cual encontró que
los hijos de padres asiáticos tuvieron un mejor
desempeño en términos educativos.

Marguerite Roza, profesora de la Universidad de
Washington especializada en productividad educacional, asegura
que mejorar los prospectos de los estudiantes latinos y otros en
desventaja en momentos en que los presupuestos son limitados
requiere "enfoques innovadores como el uso de tecnologías
informáticas a la par con la enseñanza
tradicional".

La inmigración proveniente de
Latinoamérica y Asia se disparó en la década
de los 80. Actualmente, un cuarto de todos los niños en
EEUU tienen al menos un padre oriundo de otro país. 90% de
esos 18 millones de niños son ciudadanos estadounidenses
que comenzarán a llegar a la mayoría de edad el
próximo año.

Muchos de los hijos de inmigrantes comienzan su vida con
ventajas que los hijos de los estadounidenses no tienen,
según el estudio. Cerca de tres cuartos de los
niños de inmigrantes vivían con ambos padres en
2010, según el estudio, frente a 70% de los niños
de estadounidenses. Al menos uno de los padres tenía un
empleo a tiempo completo para casi dos tercios de cada grupo. Los
hijos de inmigrantes son menos propensos a tener un bajo peso al
nacer y tienen tasas bajas de mortalidad infantil, una ventaja
conocida como la "paradoja de los inmigrantes" debido a que va en
contra de las expectativas.

No obstante, a medida que crecen, los hijos de
inmigrantes se rezagan a medida que los obstáculos
causados por nacer en la pobreza se agudizan.

Las generaciones anteriores de inmigrantes llegaron
durante la era de manufactura cuando era posible conseguir un
avance social al adquirir más habilidades en el trabajo.
Ahora, en esta economía de servicios "las escaleras
laborales que conectaban a los empleos de bajos salarios con los
de altos salarios han desaparecido", dijo Daniel Cornfield,
profesor de sociología de la Universidad Vanderbilt, quien
estudia inmigración y tendencias laborales. "Uno tiene que
acumular mucha educación antes de entrar a la fuerza
laboral para avanzar".

Una correlación siniestra: el coeficiente
intelectual se vincula a la pobreza (and now?)

"Actualmente, no hay duda de que la inteligencia se
hereda: es más probable que los adultos inteligentes
tengan hijos inteligentes. Sin embargo, en los años 70,
sugerir que el coeficiente intelectual (CI) podía
heredarse era una herejía intelectual, que podía
castigarse con el equivalente a la hoguera"…
La
inteligencia se hereda, siempre y cuando la familia no sea pobre
(The Wall Street Journal – 1/7/12)

Más que cualquier otra evidencia, fue el estudio
de gemelos lo que produjo el cambio. Born together-Reared Apart
(algo así como Nacidos juntos, criados por separado), un
nuevo libro de Nancy L. Segal sobre el Estudio Minnesota de
Gemelos Criados por Separado (Mistra, por sus siglas en
inglés), narra la historia del cambio. En 1979, Thomas
Bouchard de la Universidad de Minnesota leyó un informe en
un periódico sobre gemelos del estado de Ohio, que tras
ser separados al nacer habían sido reunidos.
Resultó que ambos poseían hábitos
misteriosamente similares. Bouchard comenzó a reunir
historias clínicas de gemelos criados por separado y a
invitarlos a Minneapolis para estudiarlos.

Para 1990, Segal y otros médicos estaban listos
para publicar sus resultados en la revista Science. Para entonces
habían medido el CI de 48 pares de mellizos o gemelos
criados por separado y 40 pares de mellizos o gemelos criados
juntos. Los primeros eran 69% similares en CI, comparado con 88%
en el caso de los segundos, en ambos casos una semejanza mucho
mayor que para cualquier otro par de individuos, incluso
hermanos. Otras variables además de la genética,
como posesiones materiales en el hogar, tenían poca
influencia, y tampoco importaba el grado de contacto social entre
los hermanos en cada par asociado con su similitud en
CI.

El ensayo atrajo abundantes críticas, y durante
años hubo una silenciosa campaña para desacreditar
el estudio Mistra al afirmar que se basaba en anécdotas,
que subestimaba el contacto entre gemelos, que no tomaba en
cuenta una tendencia que tienen los mellizos reunidos a exagerar
sus similitudes o asumía muy poca semejanza entre las
familias que adoptaron a los gemelos.

Sin embargo, como afirma Segal, los científicos
del Mistra fueron meticulosos al abordar estos y otros
puntos.

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