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Relaciones epistemológicas entre la educación y la psicología (página 3)



Partes: 1, 2, 3

En educación para la paz se debe seguir
también un enfoque socio- afectivo o problematizante. Al
partir del reconocimiento de la interacción entre los
hechos y las personas, si bien se acepta que la violencia se
encuentra en la mente humana, no es algo que lo implique solo
como sujeto individual o en sus interacciones, sino
también a su entorno social. Se asume así
también que la realidad es modificable cuando se cambia la
manera de comprenderla. Con estos métodos se pone en
cuestión la forma de aprender, basada exclusivamente en la
acumulación de información y la utilización
de métodos cognitivos, como pueden ser la
descripción y el análisis. Se hace necesario
considerar los componentes afectivos y experienciales, y un
enfoque metodológico que pone el acento en lograr el
compromiso personal de los individuos. Consiste en propiciar el
estilo noviolento a partir de una emoción empática,
que contribuya a fomentar la aparición de conductas
prosociales (el socorro, la cooperación, el compartir, el
simpatizar)[31].

  • 9. Educación como
    interacción.

En la actualidad, educar se entiende como
"interacción entre seres humanos", donde todos, a su modo
y desde su posición, se encuentran en proceso continuo de
aprendizaje. El trabajo educativo pone su centro de
atención en el educando como sujeto activo de la
acción educativa, así como en la
comunicación y en el diálogo, como el modo de ser
de la educación. Educar es comunicar, pero no el sentido
de instruir o de informar, sino entendido como interactuar,
dialogar, preguntar, problematizar. La acción comunicativa
es una labor de aprendizaje y de des-aprendizaje mutuo mediante
el diálogo y la comunicación, por medio de un
auténtico diálogo horizontal de saberes y de
experiencias[32]

De acuerdo con esto, las herramientas deben orientarse a
formar en las habilidades de oír, hacer hablar y hablar,
es decir, habilidades comunicativas y relacionales. La
acción educativa que proponemos no es "intervención
sobre", sino "interacción con". El/la docente no impone su
mirada sobre otras, sino interactúa, habla y hace hablar,
pero sin limitarse a ser es un agente pasivo que se limita a
constatar y "apuntar" lo que sucede. Al interactuar con los/as
docentes los educandos han de sentirse protagonistas de su propio
destino, agentes de su propia transformación y
construcción.

Si de alguna "intervención" se trata, consiste en
que el educando "autocuestione", se interrogue sobre sí
mismo, sobre su modo de ser y de hacer, y que tome en manos su
destino, su historia, su vida. En la medida en que se pregunte
sobre sí mismo, podrá retomar la palabra sobre
sí mismo, y podrá darle voz y acto a la
paz.

  • 10. Concepción amplia y flexible de
    currículo.

El Bachillerato Pacicultor es una propuesta
pedagógica cuyo fundamento innovador está en hacer
de la paz pedagogía, pensar y construir desde ella toda la
experiencia educativa, a partir del principio que articula fines
y medios. La innovación abarca todo el hecho educativo:
los procesos didácticos, contenidos, los instrumentos de
evaluación.

En la educación hoy todo es currículo. El
currículo es la organización de los
múltiples factores o elementos concurrentes en el hecho
educativo, que se organizan para el logro de determinada
finalidad. El currículo es el instrumento ordenador y
seleccionador y organizador de las acciones educativas adaptadas
a un determinado contexto[33]Todo educa, todo
tiene que ver con todo, todos educan, todos se educan. Se
fortalece de este modo la idea directriz del Bachillerato de
generar ambientes de aprendizaje, y de aula abierta y compartida.
Como todo tiene que ver con todo, lo pedagógico
está integrado a lo comunitario, y lo comunitario a lo
pedagógico.

La propuesta de un diseño curricular flexible
responde tanto a los profundos y paradigmáticos cambios
epistemológicos propios de las actuales sociedades del
conocimiento y la información, como al desarrollo de una
educación compleja y holística. Las propiedades de
todo currículo flexible son el pluralismo, la diversidad,
la integralidad, el holismo, la complejidad, la
interdisciplinariedad, la dinamicidad y la multiplicidad,
características que responden a la paz como
pedagogía y cultura.

El currículo es flexible porque posee un
carácter de re-elaboración y construcción
permanente. Hace suyo un margen de incertidumbre, que permite
movilidad frente al cambio y favorece la innovación. El
horizonte es un fin por lograr, pero también el camino
constante que orienta y guía la acción. El
currículo así entendido es visto como "una
hipótesis de intervención", a modo de un proyecto
investigativo estructurado en torno a problemas. Para nada quiere
decir "dejar hacer" o "que cada cual haga lo que
quiere";
reconoce que la educación como la vida es un
proceso, un continuo hacerse, un permanente transcurrir, una una
realidad abierta y en construcción.

La flexibilidad en el currículo se entiende de
diversas maneras. Ante todo como un modo de ofrecer alternativas
múltiples y diversas, un modo de acompañar las
características plurales e individuales, las condiciones
de vida de quienes conforman la comunidad educativa. La
flexibilidad habla así de currículos en permanente
cambio, de favorecer la integración de los contenidos, de
respeto por los intereses, tiempos y ritmos de aprendizaje de las
personas, de diversas modalidades de participación, modos
de organización y de realización, de diversidad de
actividades y modalidades de trabajo. De esta manera se favorece
tanto el aprendizaje personal, como en equipo, en familia y en
comunidad.

Al ser flexible genera diversidad de experiencias y
espacios de formación: es una educación con mayor
oferta de medios y de contextos de aprendizaje, en la cual la
familia y la comunidad son ambientes y espacios en los que se
aprende. Familia, comunidad y colegio interactúan,
intercambian experiencias, se afectan mutuamente, aprenden unas
de otras.

Con la apropiación y aplicación de
currículos flexible se busca superar las limitaciones de
los currículos sobrecargados y agregados, aprovechando lo
mejor de los currículos integrados. Los dos primeros
corresponden a una colección o cúmulo de materias
(o asignaturas o clases) consideradas autosuficientes, que se
enseñan o se "dictan" sin ninguna referencia a otras. Un
plan de estudios desde esta perspectiva se caracteriza por ser
atomizado y fragmentado, con horarios que distribuyen en el
tiempo las asignaturas[34]

El currículo integrado hace el énfasis en
la articulación, evitando cualquier forma de rígida
separación y desintegración. No divide el tiempo
entre materias, sino entre problemas que se profundizan de manera
flexible desde proyectos pedagógicos. Acepta la
posibilidad de varios enfoques, diversos y complementarios, para
la comprensión de la realidad, dado que, por ser compleja
y dinámica, es imposible describirla desde un punto de
vista único y excluyente. Educa así en el
pensamiento complejo, holístico, sistémico,
sinérgico no reduccionista ni simplificado, capaz de
relacionar el todo con las partes y de aprehender los
fenómenos complejos, sujetos a la incertidumbre y a la
indeterminación.

¿Cuál es la relación entre
educación y violencia? A veces se responde que el nexo
entre las dos está en las pedagogías rigoristas de
una educación previsible, que evita el conflicto, elimina
aquello que lo crea y quien lo crea; en una educación
transmisiva y acumulativa, normalizada y autoritaria, donde el
buen estudiante es el obediente, el condescendiente, el que no
crea problemas, el que no cuestiona. Es una educación que
estandariza, homogeniza los procesos, y privilegia un tipo de
inteligencia sobre otros. Esta educación no solo es
violenta, sino alimenta y genera violencia, porque la violencia,
entre otras muchas causas, tiene sus raíces y sus
fundamentos educativos en modos de pensar simplificadores y
lineales[35]

Se exige un modo de educar diferente que se oriente al
aprender a aprender. Para lograrlo es necesario aceptar la
conflictividad del conocimiento, su carácter
problemático, re-adaptable, abierto a nuevas
posibilidades. Se requiere entender que la pregunta en
educación puede ser que un recurso didáctico y de
verificación de la respuesta del
estudiante[36]pero también una
categoría pedagógica, como factor determinante de
la construcción de la autonomía del sujeto y de su
compromiso con el proceso de transformación de la
sociedad[37]

Las preguntas en la acción didáctica
pueden ser de diversa índole. Algunas son hechas por el
docente y exigen del estudiante una respuesta inmediata; otras
dan origen a una discusión, en la cual las preguntas y las
respuestas entre docentes y estudiantes se cruzan
dinámicamente. Las primeras se orientan a verificar de
modo puntual la adquisición de un conocimiento o de una
habilidad primera de las situaciones; pueden llamarse
convergentes, porque piden del estudiante una respuesta precisa,
cerrada, limitada. Las segundas generan otros procesos del
conocimiento, como la clarificación, la
generalización, la problematización; son de
carácter divergente porque permiten una gran variedad y
pluralidad de respuestas. En ambos casos es importante que la
labor del educador no se limite a determinar la validez de la
respuesta (a señalar simplemente si la respuesta es
correcta o incorrecta), sino que abra al estudiante a nuevos
conocimientos, solicitando clarificaciones, nuevas informaciones,
o reformulaciones[38]

La verdadera pregunta es la que abre el conocimiento a
nuevas posibilidades, al suspender el prejuicio de que se sabe.
Lleva a asumir la complejidad, despierta la creatividad, la
curiosidad, la investigación, trabaja sobre problemas. Es
una pregunta para saber y no para controlar el saber. El papel
del educador consiste en facilitar el aprendizaje, y la tarea del
educando es interpretar con autonomía y creatividad. Si
entendemos la acción educativa desde la pregunta como una
acción dialógica y conversacional, tanto el docente
como el educando son actores de la misma. La tarea del docente,
como interlocutor, es mantener siempre abiertas las preguntas que
favorecen en los educandos el arte de pensar por sí
mismos. Solamente si el docente comprende también tiene
algo que aprender, hay posibilidad de verdadero diálogo.
En todo este proceso es necesario que el docente tenga un
conocimiento adecuado del argumento, problema o contenido objeto
de estudio.

  • 12. La participación
    argumentada.

En educación para la paz se corre un gran riesgo:
pensar que abrir espacios de participación consiste "en
dejar hacer" y "dejar decir", pues todo vale, todo cabe, todo se
puede. Esto obedece a una comprensión reducida y
equivocada de la tolerancia, que más que respeto y
aceptación de las diferencias, se convierte en
indiferencia, se reduce a una formalidad o cortesía, a
respetar un turno en la palabra, o a un "blindaje" para que
"nadie se meta conmigo", ni cuestione lo que hago o lo
que digo. Tiende a convertir las opiniones en obstinaciones, con
un diálogo vacío de contenido, pues nadie tiene el
interés de escuchar al otro, de aprender del otro, de
enriquecerse del otro, de cuestionar al otro, de preguntar al
otro[39]

Dichas dificultades también contradicen el logro
de las competencias comunicativas y argumentativas, a desarrollar
de modo prioritario en las actuales sociedades plurales y
democráticas. Contradicen la educación como
comunicación, interacción y conversación,
por lo que enseñar es para entenderse sobre la base de
razones, sobre la base de la exploración de argumentos en
pro y en contra, en una cultura que privilegia la
discusión argumentada vinculándola tanto a la
tradición escrita como a la posibilidad de organizar y
reorganizar la acción desde el punto de vista racional,
basado en la acción comunicativa
discursiva[40]

Tiene que ver con lo que en educación hoy se
llama enseñar /aprender a comunicar y enseñar
/aprender a ser crítico. Se busca formar al estudiante a
construir su propio punto de vista a partir de fuentes de
conocimiento, entre más plurales, diversas y abiertas
mejor. Hay que recordar que el pensamiento crítico tiene
que ver con la construcción de un pensamiento
independiente y libre de sesgos y prejuicios, un pensamiento
razonado, que exige ser argumentado, porque no responde a razones
de índole personal e individual, sino va más
allá del "así lo pienso yo y punto". Es un
pensamiento que se apoya en razones socialmente relevantes para
sostener sus propuestas, basado en los aspectos dialógicos
y persuasivos del discurso. Implica buscar la información
necesaria y relevante para juzgar con la mayor precisión
posible los hechos y las circunstancias, antes de tomar
decisiones.

Exige el desarrollo de competencias relacionadas con el
diálogo, que guardan relación con la capacidad de
reflexión, de conceptualización y de
interacción positiva con todos los miembros del grupo.
Para ir más allá de la "opinadera", hay que
recordar que este tipo de discusión se produce en un
contexto pedagógico, por lo cual se diferencia de la
conversión o del diálogo en general, con un
objetivo preciso: promover el aprendizaje. Por esta razón,
el primer paso para activar una discusión en los eventos
pedagógicos,, es establecer con claridad sus objetivos,
entre los cuales sobresalen el desarrollo de habilidades
relacionadas con el aprender a pensar, aprender a aprender,
argumentar, a interactuar con otros, a aprender de las
diferencias.

13. Autoridad y disciplina basada en la confianza y
en la libertad.

Cuando se educa para la paz, hay que evitar formas de
autoridad y de disciplina que se muevan bajo el principio de
"todo se puede", "todo vale", "dejar hacer", "dejar así".
Esta concepción de tolerancia produce indiferencia hacia
el otro, y afecta la convivencia, el diálogo, la
comunicación, la interacción educativa; y cuando
este tipo de forma de "dejar hacer" no funciona, se cae
fácil en el extremo contrario de hacer uso de
represión, autoritarismo, amenazas, castigos, exclusiones
y expulsiones.

Dos son los modos posibles como la educación para
la paz se aproxima a este problema complejo del manejo de la
disciplina, de la autoridad y de normas de
convivencia.

  • a) A través del análisis del
    conflicto en la
    educación
    [41]Conflicto escolar no
    es lo mismo que violencia en la escuela. Los conflictos
    escolares pueden ser asumidos como posibilidades de
    aprendizaje. Sin desconocer problemáticas derivadas
    del contexto del estudiante, de su origen, su familia, es
    necesario otorgar al contexto escolar su espacio, para poder
    actuar sobre el desde el propio contexto
    escolar.[42] Se requiere asumir un enfoque
    ecológico, que resalta la interacción de los
    diversos factores como el medio físico, los
    comportamientos de los otros individuos que
    interactúan con el sujeto, las diferentes
    individualidades y las normas presentes en distintos
    ámbitos sociales e institucionales. Es un modelo que
    asume el conflicto como algo positivo, como una realidad
    permanente, que se va transformando, regulándose de
    manera positiva por medios noviolentos, dialógicos y
    cooperativos.

  • b) Comprensión de las distintas
    relaciones educativas que se establecen (entre educadores y
    estudiantes, y entre estudiantes):
    Otra forma de
    aproximarse a estos temas es el análisis de las
    relaciones y la comunicación
    educativa[43]En este caso se parte del
    supuesto que la educación es interacción. La
    relación educativa como comunicación e
    interacción, es una realidad compleja, por lo que se
    hace necesario aproximarse a sus distintas formas de
    relación interpersonal, propias de la acción
    educativa, como la que se establece entre educadores, entre
    éstos y los estudiantes, y entre estudiantes. Respecto
    a las relaciones entre los educadores, tres son las
    dimensiones a tener en cuenta: las expectativas de rol, el
    modo de definir sus relaciones recíprocas y las formas
    de organización. Para el caso de las relaciones
    educadores – estudiantes, un primer factor a considerar
    es el modo como los docentes presentan sus propuestas
    educativas. Es importante que estas respondan a los intereses
    de los jóvenes estudiantes y que ellos vean que son
    posibles, realizables y alcanzables; de lo contrario
    reaccionarán con insatisfacción, apatía
    e indiferencia. Y en lo que respecta a las relaciones entre
    estudiantes, factores a considerar son la motivación
    de hacer parte del grupo, los vínculos de amistad y
    los comportamientos cooperativos. El primero de ellos, la
    motivación, es decisivo en la construcción de
    unas adecuadas relaciones interpersonales. Quien no se siente
    parte del grupo, quien se siente indiferente frente a los
    objetivos, quien no comparte las normas, tiende a ser
    apático, indiferente, pasivo.

14. Lo estético y lo
lúdico.

El desarrollo del programa ha demostrado lo importante
de este componente. A los jóvenes les gusta cantar,
recitar, bailar, tocar algún instrumento, escribir,
dibujar, narrar, en fin, expresarse de muchas formas. El
Bachillerato busca potenciar al máximo distintas
habilidades y talentos en los estudiantes, despertar y alimentar
la creatividad en los educandos. Y en este propósito las
diversas formas de expresión artística son una ruta
necesaria. Además, es una creatividad como capacidad
ligada a la paz, en sus dimensiones personales, comunitarias,
culturales y políticas: que les permite ver el mundo de un
modo diverso, en su diversidad y riqueza; que les permite
entenderse como sujeto de la historia; que les permite comprender
que hay muchas maneras de hacer y de pensar. Es una creatividad
transformadora y constructiva, política, histórica
y compleja.

Lo lúdico no es ajeno a lo académico, o
simple espacio y momento dedicados al juego, el esparcimiento o
el descanso en medio de los asuntos "serios": lúdico es el
gozo por aprender y por aprender de otras maneras. Es el placer
que produce el aprender por el aprender, y en esa medida tiene
que ver con los objetivos más visibles del Bachillerato:
recuperar, escolarizar, mantener y perseverar, y concluir los
estudios en este nivel, pero como una posibilidad de querer
seguir aprendiendo, lleno de motivaciones y de motivos internos y
autónomos. Esto exige que desde la convocación, la
inducción, la entrega de material pedagógico, de
camisetas, maletines, refrigerios, sea una oportunidad de
aprendizaje o tenga un componente pedagógico.

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Autor:

Lic. Educ. Dante Enrique Rojas Linares.
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[3] CORPORACION OBSERVATORIO PARA LA PAZ,
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[4] TUVILLA RAYO, José. Educar en los
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[5] PANIKKAR, Raimon. Paz y desarme cultural.
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[6] CARVAJAL, Luís González.
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[7] LOBO ALONSO, José Antonio. Nuevas
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[8] TORTOSA, José María.
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[9] ORTEGA RUÍZ, Pedro y
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[10] BARO, Martín. Psicología
social de la guerra. UCA Editores. San Salvador, 1990.

[11] En este campo específico,
además de Morin, están Hannah Arendt, René
Girard y Jerome Bruner. Todos llaman a una reforma del
pensamiento como camino para la paz y la noviolencia. Un
estudio breve sobre el pensamiento de estos estudiosos lo
encontramos en FERRARI, María Laura. Pensare quello che
facciamo. “Esercitare” il pensiero per formare alla
non-violenza, en “Encyclopaideia” 11, 2002. pp. 65-
85.

[12] MORIN, Edgar. Los siete saberes
necesarios para la educación del futuro. Cooperativa
Editorial Magisterio – UNESCO. Bogotá, 1999. pp.
97-108.

[13] MARIA LAURA FERRARI. Op cit. pp
68-77.

[14] ALFONSO FERNANDEZ HERRERIA. Op. cit. p.
33.

[15] BARRERA MORALES, Marco Fidel.
Educación holística. Introducción a la
hologogía. Sypal. Caracas, 2004.

[16] FREIRE, Paulo. Pedagogía de la
autonomía. Saberes necesarios para la práctica
educativa. Siglo Veintiuno Editores. México, 2002.

[17] NOVARA, Danielle. Pedagogía del
saber escuchar. Hacia formas educativas más
democráticas y abiertas. Narcea. Madrid, 2003; FERNANDEZ
PALOMARES, Francisco. Violencia y conflicto en las relaciones
entre sistema educativo y sociedad, en FERNANDEZ HERRERIA.
Alfonso. (Ed.), Educando para la paz: nuevas propuestas.
Universidad de Granada. Granada, 1994. pp. 11-44.

[18] BARRERA MORALES Marcos Fidel,
Educación holística. Introducción a la
hologogía, Sypal, Caracas, 2004.

[19] RESWEBER Jean Paul. El método
interdisciplinario, Universidad Francisco José de
Caldas, Bogotá 2000.

[20] GOMEZ BUENDÍA Hernando. Director,
Educación. La agenda del siglo XXI 2-3.

[21] Ibíd. . p. 36.

[22] BARRERA MORALES Marcos Fidel. Op.cit.,
p. 64.

[23] RODRÍGUEZ ROJO Martín,
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FERNANDEZ HERRERIA Alfonso. (Ed.). Educando para la paz: nuevas
propuestas. Universidad de Granada. Granada, 1994. pp..
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[24]
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[25] RICHARDS, Howard. La universidad y la
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[26] GALTUNG Johan, Fundamentos de estudios
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[27] STAINBACK Susan, Aulas inclusivas,
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[28] SLAVIN E. Robert, Aprendizaje
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[29] FREIRE Paulo, Política y
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[30] RODRIGUEZ ROJO Martin, Op.cit.,.p.
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[31] JARES Xésus, Educación
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[32] COROMINA Joan – GIRALT Maria
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educación. La residencia infantil Norai y sus apuestas
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[33] Juan Carlos MOSCHEN, Innovación
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[34] CLAVIJO Galo Adán, La
modernización curricular y el desarrollo de
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Bogotá, 2002. pp.39-43.

[35] NOVARA, Danielle. Op.cit. pp. 13-20.

[36] FLOREZ OCHOA, Rafael. Hacia una
pedagogía del conocimiento. McGraw-Hill. Bogotá,
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[37] APOLUCENO DE OLIVERA Ivanilde, El acto
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María (coordinadora), Paulo Freire y la formación
de educadores: múltiples miradas, Siglo XXI Editores.
México, 2002. pp. 47-69.

[38] PELLEREY Michele. Progettazione
didattica. Metodi di programmazione educativa scolastica, SEI..
Torino, 1994,. pp. 124-128.

[39] A este respecto ver: BADA José,
La tolerancia entre el fanatismo y la indiferencia, Ed.
Navarra, Madrid 1996; AGUILÓ Alfonso, La tolerancia,.
Ediciones Palabra. Madrid, 1995.

[40] MOCKUS SIVICKAS Antanas, Lugar de la
pedagogía en las universidades, en Universidad Nacional,
Reforma académica. Documentos, Universidad Nacional de
Colombia. Bogotá, 1995,. pp. 25-134.

[41] Para este apartado se sigue
particularmente las reflexiones de RODERO Luis, Conflictos en
el aula ¿Qué hacer?, en FERNANDEZ HERRERIA
Alfonso (Ed.) Op.cit.. pp 237-283.

[42] Expresiones usadas que permiten
comprender este modo inadecuado de asumir el conflicto son:
“es que es así”, “le falta
inteligencia, capacidad de estudio”; “son solo unos
cuantos”, “provienen de una familia conflictiva y
de un barrio conflictivo y violento”.

[43] Para este apartado ver particularmente
FRANTA Herbert, Relación educativa, en VECCHI Juan –
PRELEZZO José, Proyecto educativo pastoral. Conceptos
fundamentales. CCS. Madrid, 1986, 361-372; PELLEREY Michele,
Educare. Manuale di pedagogía come scienza
pratico-progettuale,. LAS. Roma, 1999.

Partes: 1, 2, 3
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