¿Por qué los ricos son más ricos en los países pobres y los pobres más pobres en los países ricos?
La idea definitoria de globalización económica. En
los últimos tiempos, el debate sobre la
“internacionalización de la economía”
o, más propiamente, acerca de la
“globalización económica” se ha
adueñado de los grandes foros de discusión,
así como -mediante sonoras protestas de grupos dispares y
heterogéneos- de muchas calles y plazas de las ciudades
donde se reúnen, periódicamente, los responsables
financieros del orden mundial. Estas protestas tienen su origen
en que las personas se han sentido engañadas,
políticamente hay crisis, y reclaman por los servicios
públicos, mejores condiciones laborales, protección
a la mujer, protección del medio ambiente,
educación, etc.
La idea definitoria de la globalización económica.
Esta resistencia al régimen capitalista es debido a que al
pasar del tiempo, en vez de mejorar la calidad de todos los
habitantes de una población, solo empeora, ya que del tipo
de comercialización (capitalista) se benefician pocos, y
las personas q viven día a día para sobrevivir solo
se hacen más pobres, y hay demasiada desigualdad.
Homogeneización normativa y estatuto empresarial. El
debate actual de la mundialización económica,
probablemente, no es más que el viejo dilema existente
entre Estado y mercado, pero llevado ahora a escala
internacional. En su momento, se tuvo que establecer qué
papel debía tener el mercado en la asignación
eficiente de los recursos y hasta dónde debía
llegar la intervención estatal para asegurar el viejo
principio de la igualdad de oportunidades. En las sociedades
más industrializadas y avanzadas del mundo occidental,
estas dudas se resolvieron con la implantación del modelo
denominado del “Estado del Bienestar”.
La panacea liberal del comercio internacional. Las
estadísticas sirven para presentar una extraña
paradoja que se presenta, con frecuencia, al hablar del comercio
internacional. De un lado, y desde un punto de vista
teórico, se tiende a presentar el comercio internacional
como algo movido por una infinidad de iniciativas empresariales
que, superando las trabas e impedimentos obstaculizadores que
oponen los diferentes Estados, logran establecer relaciones
comerciales mutuamente ventajosas entre todos los países
de la Tierra. Parece, en definitiva, como si sólo la libre
iniciativa de los individuos fuese la responsable última y
benéfica de ese comercio.
ALGUNAS IDEAS DE J.M. KEYNES. La aportación de la
teoría keynesiana consistió en ofrecer los
argumentos capaces de negar la validez de ese doble cimiento del
equilibrio en el presupuesto.
LAS SUPUESTAS BONDADES DE LA LIBERTAD DE COMERIO
ORIGEN POLITICO DEL COMERCIO INTERNACIONAL. Desde tiempos
remotos, los países del orbe han mantenido relaciones
comerciales para obtener los productos o mercancías de que
carecían. En los inicios de la historia del comercio
mundial, cada país determinaba su política en
función de sus propias necesidades, sin tener en cuenta el
interés general. El origen político del comercio
internacional explica la importancia que la competitividad ha
tenido y tiene en su desarrollo.
LAS FUENTES DEL MOVIMIENTO LIBRECAMBISTA. Es un movimiento el
cual se sitúa en 2 corrientes esencialmente diferentes: El
liberalismo económico. El utilitarismo.
LIBERALISMO Y UTILITARISMO LIBERALISMO: sus implicaciones
librecambistas fueron precisadas por Ricardo en 1815.
UTILITARISMO: su objetivo era generar en el comercio un
interés general o bien común. Por lo que
sólo apoyaba medidas de inspiración liberal en la
medida en que éstas pudieran procurar a la comunidad la
mayor “utilidad” posible. Si consideramos, ahora, que
la “utilidad” de la comunidad es la suma de las
“utilidades” individuales de sus miembros,
sería conveniente realizar una pequeña
acotación sobre la teoría de la conducta del
consumidor, cuyo punto de partida acostumbrado es el postulado de
la racionalidad.
EL FRACASO DE LOS VIEJOS Y LOS NUEVOS MODELOS. Así como en
el siglo XIX Ricardo había explicado que la
división internacional del trabajo obraba a favor del
interés de los países participantes en el comercio,
que todos salían ganando con el intercambio, que se
trataba, de alguna manera, de un juego de suma positiva, que era
necesario que cada país se especializara en aquellas
áreas cuya productividad resultara superior (o la menos
débil, en el caso de los países retrasados), se han
avanzado otras teorías para explicar el impulso de los
nuevos países industriales en las exportaciones
mundiales.
EL FRACASO DE LOS VIEJOS Y NUEVOS MODELOS. En efecto, todo
país dispone de los factores clásicos de la
producción: tierra, trabajo y capital, en las cantidades
propias de su momento y de su economía. En general, tal y
como se ha argumentado en epígrafes anteriores de este
tema, el comercio internacional es positivo para el progreso
económico de todos y para los objetivos sociales de
eliminación de la pobreza y la marginación social.
Sin embargo, la liberalización comercial, aunque
beneficiosa para el conjunto del país afectado, provoca
crisis en algunos sectores que requieren la intervención
del Estado.
Los modelos de las ventajas absolutas y relativas Fue el
economista clásico inglés D. Ricardo (1772-1823)
quien demostró que no sólo en el caso de que
aparezca ventaja absoluta existirá especialización
y comercio internacional entre dos países. Podrá
ocurrir que uno de ellos no posea ventaja absoluta en la
producción de ningún bien, es decir, que necesite
más de todos los factores para producir todos y cada uno
de los bienes y servicios Existe la peculiaridad de cada
país se especializa en aquellos productos que pueda
producir ventajosamente con respecto a los demás
países, ya que son capaces de producir el mismo
número de bienes aplicando menor cantidad de trabajo. Se
demostró que todos los países se pueden beneficiar
especializándose cada uno en la producción de
bienes aunque no tengan ventaja absoluta en ellos; es suficiente
que tengan ventaja comparativa, es decir, que sean capaces de
producirlo a un precio menor.
El cuadro o tabla siguiente nos ilustrará sobre los
conceptos anteriores Figura Ventajas Absolutas
Las barreras interpuestas al libre comercio internacional Existen
disposiciones denominadas medidas proteccionistas, son
dificultades impuestas por los países en contra de la
libre circulación de las mercancías, un
régimen comercial internacional de perfecto librecambio.
Siete aspectos que justifican las medidas proteccionistas: Por
seguridad nacional, para eliminar la dependencia
económica, para proteger la industria nacional, para
defender determinados sectores económicos, para defender
determinados valores culturales, para garantizar la paz social a
corto plazo o por motivos puramente recaudatorios Algunos
países occidentales (los Estados Unidos de América
constituyen un buen ejemplo de ello) propugnan la
liberalización del comercio exterior cuando se trata de
abrir nuevos mercados para sus exportaciones, pero establecen
inmediatamente restricciones a la importación de productos
procedentes de terceros países cuando ganan terreno a
favor de los mercados propios.
Europa cambió de estrategia, ahora los precios
agrícolas no están ya sostenidos y los agricultores
están obligados a efectuar drásticas reducciones de
sus producciones con el objetivo de rebajar los precios europeos
al nivel mundial para reencontrar su competitividad perdida Por
ello, la persistente presión en favor de medidas
proteccionistas se debe en buena medida al hecho de que los
productores tienen más que ganar (en términos per
cápita) que los consumidores y debe señalarse que
los productores nacionales prefieren que se establezcan pagos de
tasas de impuestos como medida proteccionista antes de que se les
concedan financiamientos directos a la producción, debido
a que los costes sociales de aquellas medidas proteccionistas son
menos fuertes que los costes generados por las ayudas directas.
La protección a la agricultura
Se dice que todo país saca provecho del libre cambio,
aunque sea unilateral, y que como las ventajas del comercio
internacional deben apreciarse sólo desde el punto de
vista del consumidor, el país que gana más es el
más pobre, las importaciones procedentes de los
países pobres son ventajosas y les permiten comprar
más baratos esos productos, ya que incorporan costos
salariales mucho más bajos que los de su propio
país. El pensamiento económico de los
clásicos Generalmente en los razonamientos de los
clásicos, no se toman en cuenta el hecho de que los
hombres y las mujeres se agrupan en naciones; desconocieron la
gran fuerza de alianza del sentimiento nacional, y éste es
un error todavía digno de tener en consideración en
nuestros días frente al fenómeno de la
globalización económica. Algunos de estos
clásicos afirman en contra del mercantilismo, que el
intercambio internacional es, en última instancia, un
trueque disfrazado, y que los metales preciosos se reparten por
sí mismos entre los países que los necesitan,
dirigiéndose siempre, de modo automático, a las
naciones que poseen un poder adquisitivo en mercancías
más elevado, sin que sea posible, de ninguna manera,
desvirtuar esta ley
Casi todo el mundo está de acuerdo que parece mejor
favorecer el comercio que restringirlo pero resulta conveniente
darse cuenta de que el establecimiento del comercio internacional
plantea problemas de justicia distributiva, que se resisten a ser
ocultados bajo la aparente neutralidad de una solución
“técnica” o de mercado El mercado global no
proyecta el libre mercado angloamericano hacia el mundo, sino que
más bien pone en circulación a todos los tipos de
capitalismo para no hablar de las variedades del libre mercado
Hoy en día, el motor principal del proceso de
globalización es la rápida difusión de las
nuevas tecnologías de la información, capaces de
abolir las distancias y trabajar en tiempo real. Las limitaciones
del comercio internacional
La falacia de la “solidaridad internacional” Son
ahora más ricos los ricos de los países
pobres
Implementan costes de producción bajísimos Para
exportarlos a los países del primer mundo
más pobres los pobres de los países ricos
Es mas pobre el pobre de los países ricos por :
El fomento del fraude a escala mundial Empresa que no pague
impuestos estatales o locales ni cotizaciones sociales de sus
empleados, a los que remunere por debajo de lo establecido en el
vigente Convenio Colectivo Sindical, siempre podrá vender
sus productos a un precio muy inferior al de las empresas vecinas
ubicadas (en la misma ciudad o calle) que cumpla escrupulosamente
con sus obligaciones fiscales y laborales, y ello sin necesidad
alguna de ser mejor comerciante minorista o de controlar mejor
otros aspectos competitivos del negocio.
sólo se puede competir sin restricciones partiendo de unas
condiciones razonables de igualdad
El fracaso del libre mercado global LIBRE ALBEDRÍO DE LOS
PRODUCTORES Y COMERCIANTES EL LIBRE MERCADO GLOBAL ES UN PROYECTO
QUE ESTABA DESTINADO A FRACASAR
Los problemas que plantea el comercio internacional Diferente
nivel tecnológico Beneficia a los países
desarrollados y no a los q no son desarrollados
La protesta actual contra la libertad de comercio 50.000 personas
de todo el mundo pertenecientes a Organizaciones No
Gubernamentales se personaron en esta ciudad para protestar y
manifestar su total rechazo a la liberalización del
comercio mundial.
La ya lejana experiencia de Bretton Woods APOSTABA MERCADOS
ABIERTOS MONEDAS CONVERTIBLES ESTABILIDAD EN LOS TIPOS DE CAMBIO
FACILIDAD PARA LOS MOVIMIENTOS DE CAPITAL
Sub VII. Internacionalización y tradición liberal
Una apuesta por la civilización occidental no constituye
una apuesta de sentido inequívoco e irrevocable, ya que el
legado de esa civilización es ambiguo e incluye
tradiciones estrictamente contradictorias.
El propio Huntington ha sugerido que la civilización
occidental debería renunciar a la soberbia
pretensión de ser una civilización universalista y
circunscribir su ambición por su propio interés a
la de ser una voz particular más en el conjunto de las
civilizaciones del planeta y no pretender el choque o
enfrentamiento entre las mismas. Aquí pueden ser oportunas
sendas referencias: una al pensamiento idealista de Emmanuel Kant
(en su opúsculo titulado Idea para una historia universal
desde una perspectiva cosmopolita) y otra, mucho más
cercana a nosotros, al pensamiento de Friedrich Hayek.
Tanto la corriente del empirismo como la del racionalismo van a
confluir en Kant (1724-1804). El empirismo acabó en David
Hume (1711-1776) en escepticismo fenomista. El racionalismo
culminó en Leibnitz (1646-1716), cuyas doctrinas
sistematizadas y trivializadas por su discípulo Christian
Wolff, acabaron en un dogmatismo racionalista. Kant, influido
sucesivamente por ésta y por aquella tendencia, intenta
superarlas fundiéndolas en su apriorismo, en el que
señala a la experiencia y a la razón el papel
preciso que desempeñan en el conocimiento. Al mismo
tiempo, intenta superar el escepticismo y el dogmatismo con su
criticismo, sometiendo a un severo examen las facultades
cognoscitivas del ser humano y señalándoles,
Al final de su vida, elaboró Kant un Proyecto de paz
perpetua. Los Estados son como los hombres en el estado de
naturaleza. Para que la guerra sea imposible es necesario que se
agrupen en una federación. Ahora bien, ¿qué
fuerza les impelerá a realizar tan magno proyecto?: su
“voluntad racional de lo universal”. Conjetura el
filósofo que parece como si la naturaleza misma nos
aportara la solución a ese problema, de modo que la
historia de la humanidad podría ser vista como la
realización de un plan secreto de la naturaleza orientado
hacia la constitución de aquel estado universal como
condición indispensable para el desarrollo de nuestras
capacidades (la solución para “el problema
más difícil de la especie y el último por
resolver”)
Hayek prolonga la posición del genio de Königsberg y
la modula y rectifica significativamente. Y así, para
Hayek “la solución satisfactoria de las relaciones
internacionales no podrá probablemente encontrarse
mientras las unidades últimas del concierto internacional
sean las entidades históricas conocidas como naciones
soberanas”. Sin embargo, tampoco el cumplimiento de la
aspiración a la implantación de una autoridad
supranacional (como la Unión Europea) bastaría para
conseguirla y sigue insistiendo que “hay que reconocer que,
hoy por hoy, se nos antojan ausentes las bases morales
(culturales e institucionales) del imperio de la ley a escala
internacional”. Abundando en la misma línea de
razonamiento, añade que “probablemente
perderíamos las ventajas que podamos tener para disfrutar
de órdenes de libertad limitados dentro de algunas
naciones, si fuéramos a confiar nuevos poderes de gobierno
a órganos supranacionales”.
Debe tenerse presente, respecto al pensamiento de los
“nuevos liberales” y, muy concretamente del propio
Hayek, que fue bajo su convocatoria como se reunió -al
término de la segunda guerra mundial– un grupo notable de
economistas cuya misión básica consistía en
defender una vuelta al liberalismo. Un nuevo liberalismo,
ciertamente singular y contradictorio, puesto que el cuadro
diseñado de reformas precisas comenzaba por tomarse muy en
serio los principios del credo liberal y la atribución al
Estado de la decisiva y difícil tarea de implantarlos a la
fuerza. Esta convocatoria de Hayek -como ha afirmado M. Friedman-
demostró que los monetaristas no se hallaban solos y que
les acompañaban relevantes personalidades que iban a
desempeñar tareas capitales en el mundo de la postguerra,
como el presidente italiano Luigi Einaudi o el ministro Ludwig
Erhard, figura directamente asociada al prodigioso “milagro
alemán”.
VIII. Las empresas multinacionales y el comercio internacional A
la vista de los resultados, podemos intuir que ya no son
sólo las grandes instituciones internacionales las que
dudosamente pueden aportar soluciones satisfactorias a los
problemas de la más justa distribución de la renta
y de la riqueza en el mundo del siglo XXI. La influencia y el
poder de las grandes empresas multinacionales, como ya se ha
señalado en algún otro pasaje del presente libro,
interfieren distorsionando el comercio internacional mediante
sendos tipos de actuaciones
Cambiando los parámetros del problema comercial por sus
intercambios internos: Mediante la instauración de una
especie de división del trabajo interno en sus
instalaciones dispersas por el mundo, que fabrican uno o varios
componentes de un mismo producto que son ensamblados en otro
lugar. Tiene lugar, así, una especie de comercio intra
multinacionales, en que cada filial se especializa en una
actividad de mayor o menor valor añadido, dependiendo del
nivel de desarrollo de cada país.
Implantándose con el fin de des localizar la
producción: En este caso, las exportaciones son
reemplazadas por producción local, ya sea de una filial o
bien de una joint venture (empresa conjunta). Sus motivaciones
son diversas: los “transplantes” japoneses con
producción europea, consistentes en el establecimiento de
fábricas de automóviles en Gran Bretaña que
suponen una respuesta a la cuota limitada de importaciones que la
UE impone; o bien la transferencia de factorías de un
país (Francia) a otro (Gran Bretaña) que posee una
legislación laboral más flexible y los salarios un
40% inferiores.
La hegemonía transnacional vino a ser hace algunos
años algo así como un golpe de estado global: de
pronto, desde el interior de la ronda del GATT, vino a surgir la
voz bronca de un sistema corporativo trans nacionalizado y
extenso que pesaba más que los propios Estados allí
reunidos. De ahí en adelante, menudearon las
presentaciones a telón abierto del poder corporativo que
comenzaba a dictar las normas de aplicación y uso
planetario. El sistema se avenía bien, además, con
los desarrollos paralelos del "pensamiento único".
Parecía hecho el uno para el otro. Y la comparsa borreguil
de especies anátidas (“los patos van en manadas,
pero el águila va sola”) hegemonizó las
relaciones económicas mundiales. Su movimiento, en
conjunto, entronizó a la Globalización y la
dogmatizó como destino manifiesto y con las
características y reglas del juego que ellos mismos le
daban (algo así como la “unidad de destino en lo
universal” del ideario José
antoniano-franquista).
Los costes medioambientales Hace aproximadamente quince
años algunos climatólogos ya aventuraron que
nuestro planeta se estaba calentando. Argumentaban que, desde la
revolución industrial, la humanidad había vertido a
la atmósfera volúmenes crecientes de gases, sobre
todo dióxido de carbono (anhídrido
carbónico) procedente de la combustión de madera y
de los combustibles fósiles, pero también gases o
hidrocarburos saturados de efectos refractarios, como el metano,
procedentes de actividades agrícolas y ganaderas
efectuadas a gran escala. A medida que la industria, el
tráfico y la agricultura intensiva se desarrollaban, la
cantidad de gases crecía. Éstos se han ido
acumulando y han formado un velo en la atmósfera
Los primeros síntomas evidentes del cambio
climático parecen ya haber llegado. En la
Antártida, dos grandes plataformas heladas de la Tierra de
Graham se han desprendido, confirmando las previsiones
efectuadas.
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