Monografias.com > Lengua y Literatura
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Siete Cuentos Extraterrestres (Cuento)



  1. El
    mensaje
  2. Record
  3. Metamorfosis
  4. La
    lección
  5. La
    sirena inconforme
  6. Astucia
  7. Sinvergüenza

El
mensaje

Mi nombre es Hans y vivo en una
dimensión distinta a la vuestra. Mi planeta, Tundher 777
pertenece a la lejana NGC 4414, una típica galaxia espiral
en la constelación Coma Berenices, a una distancia
aproximada de 20 millones de parsecs.

[1 pársec = 3,2616 años luz o
lo que es lo mismo a 30.857 mil millones de
kilómetros]

Visité la Tierra en el
"Ecrástico Thrusdan" lo que ustedes llamarían
año 2003 d.C. No tengo ni remota idea de cómo
llegué a vuestro mundo. Recuerdo claramente que
sufrí de un intenso mareo y de repente me encontraba en un
mundo oscuro. La asfixia me abrumó, tenía tantos
gases en los Rattans (Pulmones) que comencé a ahogarme.
Tras un fallido intento por recuperar la compostura caí al
suelo aturdido y asustado. El golpe abrió mi Alhom (filtro
nasal), expulsando todos los gases de mi sistema,
salvándome de la muerte y permitiéndome respirar en
esta atmósfera tan cargada.

[Voy a dejar de usar expresiones de mi
idioma para facilitarles la lectura]

Al recuperarme de ese primer impacto, quede
asombrado por las extrañas formas de vida que me dieron la
bienvenida, "árboles" les llaman ustedes. Robustos e
inmóviles, pero altos y bellos a su vez. Lo que más
me asombró es que estos seres estáticos
convivían con muchas otras especies, de muchas formas y
tamaños. Además noté que estas entidades
verdes cubrían toda la superficie del valle en donde
estaba.

Debo explicarles que mi planeta no tiene
esta diversidad biológica, su superficie es árida y
seca. Lamentablemente aparte de nosotros, no existen otras formas
de vida. Nos alimentamos de lo que ustedes llamarían
arena, la cual es abundante en mi hogar.

[Una pequeña aclaración:
Somos fenotípicamente semejantes a ustedes, la diferencia
se encuentra en el interior de nuestro organismo. Pero bueno, no
los aburriré con detalles de mi especie así que
continuaré con mi historia]

Luego de adaptarme a vuestra
atmósfera y sobrellevar el hecho de que no me encontrase
en ningún lugar conocido, note que este nuevo mundo no se
encontraba alumbrado por una estrella (era de noche, pero yo
desconocía vuestro ciclo de día/noche), esto me
asustó lo suficiente como para moverme de mi
posición. Comencé a buscar vida inteligente, dado
que mis estáticos compañeros, los árboles,
me eran inútiles.

Divisé borrosamente una
edificación en la lejanía. Tras atravesar aquel
frío y oscuro bosque, me acerqué cautelosamente a
uno de los orificios que llamáis ventanas. En el interior
de la cabaña se encontraba un anciano sentado en un
sillón, calentándose junto a una pila de
fuego.

Me pareció que aquel lugar era un
poco primitivo, pero regresó mi espanto al percatarme que
la choza estaba construida de madera, hecha con árboles
sin vida. El miedo y la furia se combinaron, y corrí,
corrí lejos de aquella hecatombe. Me perdí entre la
vegetación. No sé realmente cuanto tiempo estuve
corriendo, pero al llegar a la llanura; note que la tonalidad del
cielo comenzaba a cambiar, adquiriendo tonalidades más
claras. Observé este fenómeno con curiosidad,
tratando de explicarme la razón. Hasta que finalmente el
sol se mostró. << ¡El planeta gira alrededor
de una estrella!>> exclamé para mis adentros al ver
finalmente el amanecer.

[Verán, mi planeta es inmenso en
comparación con el vuestro y tiene seis estrellas que son
sus satélites naturales, por lo que nunca
oscurece]

Rompí en lágrimas al notar la
soledad de aquella gran inmensidad. El hambre detuvo mis
dolencias, en todo aquello no estaba seguro de dónde
encontrar alimento. Así que me arriesgué a probar
un bocado de "tierra", la cual por cierto es extremadamente
deliciosa. Posterior al gran festín, caí dormido
sobre la hierba baja.

Me despertó un hombre relativamente
joven, 38 años de los vuestros. Era un explorador llamado
Francis. Su lengua era primitiva y sencilla, con sólo unas
palabras que me dirigió logré entenderle. Hablarlo
era más complejo, pero aumentando un poco la frecuencia de
mis sonidos logré que me entendiese. Francis era un hombre
sabio, también una persona abierta e instruida. Era un
científico (como yo), era lo que ustedes llamarían
un biólogo.

Conversamos durante horas, debo destacar
que fue complicado convencerle que yo era un visitante del
exterior. Tuve que hacer algo que prefiero no relatar por
cuestiones de intimidad. Le comenté de mi tierra, de mi
civilización, la cual es bastante avanzada con respecto a
la vuestra. Él también me explicó el
funcionamiento del planeta, explicándome detalles
impresionantes de la vida que existe en él.

Verdaderamente vuestro mundo es
increíble, millones de especies coexistiendo en un solo
planeta.

Y cuando creía que ya nada
podría sorprenderme, el cielo se cubrió de nubes
grises y densas. El viento montó en cólera y el
joven naturalista sacó dos capas de su abarrotada mochila
<<Va a llover>> dijo al tiempo que me ofrecía
una. Pequeñas gotas comenzaron a caer del cielo; primero
unas pocas, hasta convertirse en miles, como si se hubiera
reventado de pronto alguna presa celestial. Yo observaba el
espectáculo con tal asombro, que Francis reía al
apreciar mi expresión incrédula. Nunca había
visto un proceso natural tan sublime y bello, era tan
extraordinario ver cómo esas gotas caían
atraídas por la gravedad, cómo el planeta
tenía vida propia.

<<Este es sin duda un mundo
mágico>> dije desvaneciéndome, antes de ser
atraído por la intensa fuerza de un agujero de gusano. Han
pasado 10 años y aún no conozco a ciencia cierta
cómo logré moverme entre dos mundos. Debido a eso,
es que he centrado mis investigaciones en viajes
interdimensionales y comunicaciones interestelares.

Si alguien ha recibido este escrito es que
he tenido éxito y dentro de poco estaré de vuelta a
la Tierra.

Record

[Reproducción de
Grabación]

…No sé porque hago esto, pero
tengo la esperanza de que alguien encuentre algún
día esta grabación.

Mi nombre es [Nombre Censurado] y
sólo soy un joven de 18 años.

Desde hace ya cuarenta días no hay
electricidad, me imagino que las centrales eléctricas se
hayan quedado sin combustible. La única fuente de
energía que he encontrado es un dinamo, pero alcanza
solamente para cosas pequeñas como una lámpara
incandescente.

Como ya debes saber, todo comenzó
con esta maldita niebla, que apareció en las noticias como
una simple tormenta, pero nos engañamos. Pues
comenzó a crecer incesantemente y silenciosamente
cubrió todo el océano Atlántico. Fue
entonces cuando los gobiernos de los países occidentales
empezaron a prestarle atención a este fenómeno.
Pero no comprendieron la realidad del mismo, hasta que
arribó a nuestras costas.

¡Este maldito humo hace que las
personas se pierdan a sí mismas, simplemente no razonan,
no piensan, no hacen nada!

Es como si estuviesen en otra
dimensión, se quedan allí parados sin moverse,
sólo respiran y parpadean.

Por lo demás, están tiesos,
apáticos y no ingieren agua ni alimento alguno. Si al
menos se inmutasen ante en movimiento, los sonidos o siquiera
ante el dolor; pero no, tienen la mirada perdida. El colmo es que
se miccionan y se defecan encima y no se inmutan. La fetidez se
ha adueñado del vecindario,

¡Ah! Este silencio me está
volviendo loco, para colmo la temperatura ha disminuido unos
20°C y a causa de esto las noches son extremadamente
frías, además de oscuras por la densa
niebla.

Pero los problemas climáticos
terminan aquí. Siempre se está calmado, en 128
días de "Sombras" (así es como la llamo) no hubo
una sola lluvia, ni tan siquiera una brisa. Es como si el mundo
se hubiese calmado, como si el mismo hubiese
fallecido.

Lo peor de todo fue llegar a mi hogar y ver
a mis familiares en ese estado

Fue aquí cuando me di cuenta que la
niebla no me afectaba y realmente no lo comprendo, ya que la
niebla lo cubre todo y no soy ninguna
excepción.

Algo realmente extraño es que no he
tenido contacto con ningún otra forma de vida, es como si
los animales hubiesen desaparecido. Ayer me pareció ver
una extraña figura en el cielo, pero la niebla es tan
densa que no alcance a distinguirla antes de que
desvaneciera.

Hace tanto tiempo que vivo entre la niebla
que… [Suspiro]

¡Dios! No aguanto más esta
tortura.

La soledad, el frío, el silencio
¡La niebla! Me han triturado los deseos de existir. Puesto
que hasta ahora soy el único "vivo" y la agonía de
la extinción parece certera.

Me despido rogando el perdón a
cualquiera que escuche esta grabación por abandonarle,
pero la tentación de la muerte es mucho más alegre
que estos páramos grises.

[Se escucha un disparo]…

[Fin de la reproducción]

Metamorfosis

Extraño a mis padres, nunca los
conocí. Cuando mis seis ojos se abrieron por primera vez
me encontraba en el envés de una perfecta hoja
acompañado de trescientos cuerpecillos cilíndricos
y verdosos. Al comparar mi escasa anatomía y la de estos
babosos- patudos llegué a la conclusión que
éramos familia, desde entonces los llamé hermanos.
Practicábamos el gregarismo, hasta que un lluvioso
día de mayo ninguno de mis compañeros
regresó, luego supe que es normal en mi especie llevar una
vida solitaria e independiente. También los
extraño, pero eso es pasado, ahora siento la inmensa
necesidad de comenzar a construir mi capullo. No tengo ni remota
idea de cómo hacerlo. Todas las mañanas miró
al cielo para ver si encuentro alguna mariposa y así poder
preguntarle acerca de la construcción de mi cápsula
protectora. Si no logro encontrar a alguien que me guíe en
esta tarea seguiré siendo una horrible larva por siempre.
La desesperación me llevó a descender de mi hermosa
planta para buscar respuestas, ya en el suelo, vi pasar un
ciempiés y le comenté mi problema, el muy soquete
me respondió: "los animales que tienen tan pocas patas
como tú no tienen clase y no son de fiar". Después
de esta amarga experiencia volví a mi hoja, me
sentía derrotado, deprimido y abandonado. No tengo apetito
ni quiero caminar, para rematar parece que he enfermado pues
estoy segregando una sustancia pegajosa en todo mi cuerpo. Han
pasado tres días y ya casi me cubre por completo
está seda, no conozco ningún médico cerca
por acá, creo que moriré pronto. Hoy he despertado
y para mi asombro no veo la luz del sol, me encuentro en un lugar
estrecho y silencioso. No siento mi cuerpo, ¿habré
quedado inválido? , este lugar me asusta en gran manera
pues no tengo noción del tiempo y he intentado escapar
pero es en vano.

Gracias a Dios ya siento como un cosquilleo
en mi pecho, me siento mejor, tengo nuevas fuerzas. Creo que
intentaré liberarme de este largo encierro. Ahora trato
con todas mis fuerzas de quebrar esta armazón, siento que
está cediendo, escucho un gran estruendo y por fin soy
libre. Que feliz me siento, soy una nueva y mejorada criatura.
Puedo volar, es extraordinario. He adquirido este par de
coloridas alas, con las cuales podré volar a donde desee.
A lo lejos veo un grupo inmenso de mariposas, me uniré a
ellas, creo que mis días de soledad han
acabado.

La
lección

Una jovencita, de un planeta de una galaxia
lejana, con triste semblante concurrió ante el sabio del
pueblo, en busca de ayuda.

-Vengo, maestro, porque me siento tan poca
cosa, que no tengo fuerzas para hacer nada.

Me dicen que soy inútil, que soy
torpe, fea y bastante tonta. ¿Cómo puedo mejorar
maestro? ¿Qué puedo hacer para que me valoren
más?

El maestro, sin mirarla, le
respondió:

-¡Cuánto lo siento muchacha!,
no puedo ayudarte en este momento, debo resolver primero mis
propios problemas. Quizás después… Si quisieras
ayudarme tú a mí primero, yo podría resolver
este tema con más rapidez y después tal vez te
pueda ayudar.

-Encan… encantada, maestro
-titubeó la joven-, pero sintió que otra vez era
subvalorada y que sus necesidades eran postergadas.

-Muy bien -asintió el maestro-. Se
quitó un anillo de oro que llevaba en el dedo
meñique de la mano izquierda y dándoselo a la
muchacha agregó: Toma el caballo que está ensillado
allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este
anillo para pagar una deuda de juego. Es necesario que obtengas
por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una
moneda de oro por él. Vete y regresa con esa moneda lo
más rápido que puedas.

La poco agraciada jovenzuela tomó el
anillo y partió. Apenas llegó, empezó a
ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con
interés hasta que ella decía lo que
pretendía por el anillo. Cuando la joven mencionaba la
moneda de oro, algunos reían, otros le viraban la cara y
sólo un viejito fue tan amable como para tomarse la
molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para
entregarla a cambio de un simple anillo.

En afán de ayudar, alguien le
ofreció una moneda de plata y dos pieles de oso, pero la
joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una
moneda de oro, así que rechazó la
oferta.

Después de ofrecer la joya a toda
persona que se cruzaba en su camino -más de cien personas-
y abatida por su fracaso, montó de nuevo en el corcel y
regresó.

¡Cuánto hubiese deseado la
muchacha obtener esa moneda de oro! Podría
habérsela entregado al sabio para liberarlo de su
preocupación y recibir entonces su consejo y su
ayuda.

-Maestro -dijo con voz entrecortada- lo
siento, no es posible conseguir lo que me pediste. Quizás
pudiera conseguir 2 monedas de plata, pero no creo que yo pueda
timar a nadie, respecto del verdadero valor del
anillo.

-¡Qué importante lo que
dijiste, jovencita! -contestó sonriente el maestro-.
Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a
montar y vete al joyero del pueblo. ¿Quién mejor
que él para darnos una opinión? Dile que quisieras
vender el anillo y pregúntale cuánto daría
por él. Pero no importa lo que ofrezca, no se lo vendas.
Vuelve aquí con mi anillo.

Otra vez la atlética joven
volvió a cabalgar. El joyero examinó el anillo a la
luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó y
luego le dijo:

-Dile a tu maestro, que si lo quiere
vender, no puedo darle más que 50 monedas de oro por su
anillo.

-¿50 monedas? -exclamó
asombrada la damita-.

-Sí, -replicó el joyero-. Yo
sé que con tiempo podríamos obtener por él
cerca de 70 monedas, pero no sé… Si la venta es
urgente…

La muchachita corrió emocionada a
casa del maestro a contarle lo sucedido.

-Siéntate -dijo el maestro
después de escucharla- Tú eres como este anillo:
una joya única y valiosa. Y como tal, sólo puede
evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por
la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?
El que no te vea como una persona especial y extraordinaria es
porque continúa inmerso en la más completa
ignorancia.

Y diciendo esto, volvió a ponerse el
anillo en el dedo pequeño de su mano izquierda.

La sirena
inconforme

Creo que las cosas a medias no sirven.
Mírenme a mí, casi humano y casi pez. ¿Por
qué no hubiese sido simplemente una chica ardiente o un
magnífico pez? Pero no, tengo que resignarme a continuar
siendo solamente un híbrido que se siente incompleto.
¿Por qué Dios siendo perfecto habrá creado
un ser tan imperfecto como el mío? Debo permanecer en el
anonimato, pues las personas no están preparadas para ver
ni aceptar a una criatura como yo. Qué lástima,
tengo una hermosa voz, pero nunca podré deleitar al
público en un escenario y recibir su aplauso
después de una canción.

Astucia

Me siento feliz, pues he encontrado la
manera de dominar a esa voz masculina dentro de mi cabeza que me
atormenta de día y de noche. Ahora para burlar a ese
incansable señor de las órdenes dentro de
mí, obedezco una sí y otra no. Al ingenuo de mi
loquero le comenté que la voz en mi oído
había desaparecido, no es verdad, pero así no me
indica esos medicamentos que me deprimen los sentidos y me
impiden ver los gorriones juguetear en mi ventana.

Sinvergüenza

Una elegante señora, de unos
cuarenta, se dirige hacia la estación central de trenes de
La Luna. En la ventanilla de información le comentan que
el tren con destino a la cara oculta de la Luna que ella espera,
está retrasado y que tardará aproximadamente una
hora en llegar a dicha estación.

Un poco enfadada, la señora va al
puesto de diarios y compra una revista, luego pasa a la
cafetería y compra un paquete de galletitas de chocolate
con crema dentro y una lata de gaseosa.

Preparada para la forzosa espera, se sienta
en uno de los cómodos bancos del andén. Mientras
hojea la revista, un joven alto se sienta a su lado y comienza a
leer un diario. Imprevistamente la señora ve, por el
rabillo del ojo, cómo el muchacho, sin decir una palabra,
estira la mano, agarra el paquete de galletitas, lo abre y
después de sacar una comienza a comérsela
despreocupadamente.

La mujer está indignada. No
está dispuesta a ser grosera, pero tampoco a hacer de
cuenta que nada ha pasado; así que, con gesto soberbio,
toma el paquete y saca una galleta que exhibe frente al joven y
se la come mirándolo fijamente a los ojos.

El joven sonríe… y toma otra
galletita y se la pone en su boca suavemente. La señora
gime un poco, toma una nueva galletita y con ostensibles
señales de fastidio, se la come sosteniendo otra vez la
mirada en el muchacho.

El diálogo de miradas y sonrisas
continúa entre galleta y galleta. La señora cada
vez más irritada, el muchacho cada vez más
jovial.

Finalmente, la señora se percata que
en el paquete queda solamente una mísera galleta. "No
podrá ser tan sinvergüenza", piensa, y se queda como
congelada mirando alternativamente al joven y la
galleta.

Con calma, el muchacho alarga su mano, toma
la última galleta y con mucha suavidad, la corta
exactamente por la mitad. Con su sonrisa más amorosa le
ofrece media a la señora.

-Gracias – dice la mujer tomando con rudeza
la media galletita.

-De nada – contesta el joven sonriendo
angelicalmente, mientras come su mitad.

Se escucha un ruido a lo lejos, es el tren
arribando a la estación. Apurada y furiosa, la
señora se levanta con sus cosas y sube al tren. Al
arrancar, desde el vagón ve al muchacho todavía
sentado en el banco del andén y piensa: "Insolente",
"Maleducado"…

Siente la boca reseca de la ira por la
amarga experiencia que pasó. Abre su cartera para sacar la
lata de gaseosa y se sorprende al encontrar, cerrado e intacto su
paquete de galletitas.

 

 

Autor:

Jorge Alberto Vilches
Sanchez

 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter