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Los aborígenes cubanos y su aporte a la cultura cubana




Enviado por Alina y Ana



  1. Resumen
  2. Introducción
  3. La
    antigüedad que empieza a ser conocida
  4. Las
    raíces de la cultura cubana
  5. Conclusiones
  6. Recomendaciones
  7. Bibliografía

Resumen

Según la visión que se ha tenido durante
siglos por diversos investigadores sobre las distintas culturas
aborígenes de nuestro archipiélago cubano, y de los
medios que se han valido para su relevancia es que en este
trabajo investigativo se expone todo relacionado a sus creencias,
culturas, costumbres, formas de convivencias, ritos y mitos etc.
Dando al final una valoración de los aportes más
importantes que nos han dejado nuestros aborígenes cubanos
para nuestra cultura, teniendo en cuenta lo planteado
anteriormente la presente investigación lleva como
título: Los aborígenes cubanos y su aporte a
nuestra cultura. En el estudio histórico lógico
realizado, permitió determinar como objetivo
general
: la valoración y aporte de las culturas
aborigen a nuestra cultura cubana teniendo como objetivos
específicos
: definir las principales culturas que
existieron en Cuba, caracterizar cuales fueron sus primeras
actividades económicas, costumbres, formas de
convivencias, así como la demostración de las
principales aportaciones que influyeron en la formación de
una cultura nacional cubana.

Introducción

La presencia del hombre en Cuba, se inicia hace
aproximadamente diez mil años a.n.e. En el siglo XV el
archipiélago estaba habitado por aborígenes con
desiguales niveles de desarrollo. Su migración hacia Cuba
esta considerada por tres vías posibles:

Desde la parte sudeste de los Estados Unidos (de
América) hacia las Bahamas y de ahí hacia las
Grandes Antillas.

Desde las Costas de Honduras y Nicaragua hacia Jamaica y
de ahí a las Antillas Mayores.

Por la vía más conocida hasta ahora, desde
las costas del nordeste de la América del Sur, a
través del arco de las Antillas Menores y de allí
hacia las Antillas Mayores. (Tabio, 1976-1977: 49)

Al inicio de la conquista el monte demográfico se
ha estimado en 112 000 personas, (Pérez de la Riva,
1973:84) a partir de números de residuarios encontrados,
así como del estudio de la vegetación
autóctona. Sin embargo si se toma en cuenta la
antigüedad del poblamiento indígena, esta
estimación inicial pudiera elevarse conjeturalmente a unos
500 000 habitantes (Álvarez y Caballero, 1985:9) de ellos
el 10 % eran recolectores y cazadores que no conocían la
agricultura, y el 90 % restante vivían en comunidades
gentilicias con un mayor nivel de desarrollo, tenían un
conocimiento más especializado de la agricultura y
descendían, ante todo, de los aborígenes Arauco que
aun habitaban en el área nordeste de Sur
América.

De esta población agricultora, más del 50
% se encontraba sentada en el territorio de la actual provincia
de Holguín y en particular, en el área que rodeo la
Bahía de Nipe, y alrededor del 40% se ubicaban en las
actuales provincias de Camagüey, Ciego de Ávila,
Sancti Spíritus, Villa Clara y Cienfuegos, lo que refleja
una tendencia paulatina de doblamiento de oriente a
occidente.

La historia de la población aborigen de Cuba en
los tiempo de la conquista hispánica puede realizarse a
partir de dos fuentes principales, que se relacionan y
complementan entre si: tanto la historia escrita (crónicas
de indias) y la arqueología, las cuales ofrecen una
importante información acerca de los primeros pobladores
del archipiélago cubano.

En el primer caso (crónicas de indias), la
información sobre Cuba se encuentra principalmente en la
obra de Fray Bartolomé de las Casas, dictada por
éste años después de los acontecimientos
observados. Conjuntamente, las informaciones enviadas por los
funcionarios de la Corona Española que se iniciaron en las
Cartas de Relación de Diego Velásquez, constituyen
otra significativa fuente. Todo este material se encuentra
realmente impregnado de perjuicios sobre las
características específicas de las comunidades
aborígenes, reflejan intereses políticos y de
riquezas personales, así como apasionamientos
circunstanciales propios del momento histórico en que les
toco vivir.

Por tanto los especialistas han puesto especial
atención en los trabajos de arqueología a fin de
poder ofrecer una explicación amplia y rigorosa de la vida
de los aborígenes Cubanos desde el punto de vista
científico.

Después de conocer las fuentes o medios de que se
vale la historia para investigar el desenvolvimiento de las
antiguas comunidades en consecuencia, de acuerdo con todo lo
arriba apuntado, se toma como título del presente trabajo:
Los aborígenes cubanos y su aporte a nuestra cultura, que
propone abordar de forma general el desarrollo de las culturas
aborígenes y su aporte a nuestra cultura, así como
definir las principales culturas que existieron en Cuba, cuales
fueron sus primeras actividades económicas, costumbres,
formas de convivencias y la demostración de las
principales aportaciones que influyeron en la formación de
una cultura nacional cubana.

Siendo el objetivo de esta investigación:
Valorar el desarrollo de los aborígenes y su aporte a
nuestra cultura.

DESARROLLO

CAPITULO I

La
antigüedad que empieza a ser conocida

1.1- Las primeras comunidades aborígenes
cubanas.

Hace unos 10 000 años comienzan a establecerse
los primeros pobladores a través de varias rutas
migratorias: Missisippi, la Florida y Bahamas primero; más
tarde desde los actuales territorios de Venezuela, Honduras y
Nicaragua, posiblemente a través del arco de islas de las
Antillas, ya fines del siglo XV continuaban asentándose
estos grupos aunque su evolución cultural fue paralizada
por los españoles.

El hallazgo[1]de la presencia de estas
culturas en las distintas zonas de nuestro país, se han
podido saber por la más convincente prueba de que hubo una
presencia prolongada —y aún más,
permanente— de las comunidades aborígenes en el
territorio cubano, la constituyen los
topónimos[2]que identifican a una
considerable cantidad de lugares, vocablos cuya raíz
pertenece por entero a las culturas precolombinas. Puede decirse
que virtualmente salpican nuestra geografía, y es
importante conocerlos si es que se pretende, aunque sea de modo
somero, la localización de las zonas donde hubo
asentamientos aborígenes.

De hecho, los arqueólogos acuden a esa fuente,
puesto que esos nombres están allí como regalando
información sobre elementos relacionados con el pasado.
Pues la visión que durante siglos se tuvo de los
primitivos habitantes de Cuba fue a través de los medios
que se han validos los investigadores para conocer la vida de
nuestros antepasados, siendo así la que transmitieron
mediante las crónicas[3]escritas por los
conquistadores y los trabajos
arqueología[4]

Estos grupos recibieron diversas denominaciones en
épocas anteriores como el criterio confirmado por
testimonios históricos del padre Fray Bartolomé de
las Casas quien distinguió tres tipos de cultura
diferentes a las que llamo Guanajatabeyes, Siboney o Sibuney y
Taina_ perdurando esta clasificación, aunque en el siglo
XIX se produjo como parte del proceso del reafirmación del
criollo una distorsión importante al asumir la literatura
de la época el tema indigenista. Generalizando entonces el
termino Siboney_ para todos los aborígenes de Cuba,
desarrollando sobre ello una visión idílica marcada
por el romanticismo.

Los estudios de las culturas aborígenes de Cuba
en su proceso de más de un siglo han llegado a establecer
diversos términos para designar a los grupos que habitaron
la isla. Estos términos han evolucionado y siguen
evolucionando, de manera tal, que son muy diversos y de
diferentes alcance, de acuerdo con el propio desarrollo de la
ciencia arqueológica y con los enfoques que los
investigadores emplean para sus estudios. En este sentido resulta
más operativo, para referirnos a las comunidades
aborígenes en el momento de la conquista, emplear la
terminología que usaron los hombres que vivieron,
observaron y escribieron sobre aquella etapa. De modo que al
referirnos a 1492 y los años siguientes, hablaremos como
lo ha denominado el padre Bartolomé de las casas
Guanajatabeyes, Ciboneyes y Tainos, que posteriormente los
estudiosos denominamos preagroalfareros a los dos primeros y
agroalfarero a los más desarrollados. Hallándose
estos grupos según la interpretación de algunos
arqueólogos nuestros primeros habitantes de Cuba se han
encontrado en diferentes hallazgos
arqueológicos.

1.2 Características del grupo aborigen
recolectores –cazadores – pescadores.

Los indios más primitivos de Cuba son los
recolectores-cazadores-pescadores, a los cuales se le ha
denominado siboneyes o según los estudiosos
preagroalfareros, muy poco se conocían de estos
aborígenes hasta que en 1918 el ingeniero Juan A.
Cosculluela realizó una excavación
arqueológica en un sitio de la Ciénaga de Zapata.
Se obtuvieron allí las primeras evidencias concreta del
grupo humano más primitivo que existió en
Cuba.

Posteriormente se han efectuado numerosas excavaciones
en diferentes lugares de la isla, entre las que se destacan
especialmente la efectuada en Cueva Funche, la más amplia
y profunda realizadas en nuestro país; en un sitio
pertenecientes a los recolectores-cazadores-pescadores
clasificándolos como siboneyes aspecto "Guayabo Blanco"
encontrándose numerosas muestras: hogueras construidas por
sus antiguos moradores, registro de cocina y utensilios diversos.
El análisis de estos objetos arrojó distintas
fechas. La más temprana nos indica que los indios ya
vivían en este lugar 2 000 años a.n.e

Además de ser lo más antiguos habitantes
de Cuba, los Ciboneyes fueron también los que más
tiempo se mantuvieron en la isla.

En las cuevas funche y en otros sitios, los
arqueólogos han ido encontrando restos siboneyes que
arrojan fechado más reciente.

Según los estudios arqueológicos los
siboneyes más desarrollados, o sea, lo de aspecto Cayo
Redondo existieron ya hacia el año 1 a. n. e
extinguiéndose a principios del siglo XVI después
de la llegada de los colonizadores europeos.

Los propios cronistas españoles entre ellos
Bartolomé de las Casas y Diego Velásquez
señalan a ver visto a su llegada a este tipo de
indígenas en la parte más occidental de la
isla.

Aunque no se pueda contestar categóricamente su
lugar de origen se señalan como posibles regiones de
procedencia: Suramérica donde podrían viajar, con
estancias más o menos prolongadas en cada unas de las
islas de argentinas que se inician en las costas de Venezuela y
culminan precisamente en Cuba o Centroamérica.

Aunque algunos grupos habitaban en cuevas o abrigos
rocosos, la mayor parte de los pobladores se concentraron en
áreas despejadas, relativamente cercanas a las costas.
Esto hace pensar que construyeron algún tipo de viviendas
en estos sitios, sin embargo hasta el presente no hay evidencia
que lo confirma.

En los poblados siboneyes se agrupaban varias familias
que constituían una comunidad independiente.

Según los antropólogos René Herrera
Frilot y Manuel Rivero de la Calle nos dicen que eran hombres
rudos y de estatura mediana. Sus cráneos eran normales, o
sea, no tenían deformación artificial alguna.
Presenta además, características típicas del
indio americano entre las que se pueden señalar, la cara
ancha y los pómulos salientes, entre sus actividades
económicas fundamentales de este grupo eran la
recolección, la pesca y la caza. En la recolección
de frutos y animales terrestres y marinos es fácil
captura, brindó a los siboneyes una variada
alimentación. En Cuba abundaban las frutas silvestres como
el Anón, mamey, papaya o fruta bomba, la guayaba y
otros.

La dieta vegetal podían complementarla con
raíces y tubérculos extraído de la
tierra.

En cuanto a los animales de fácil captura
encontraron un gran número de moluscos como los caracoles,
almejas de ríos, las babosas etc., y crustáceos,
principalmente los cangrejos y camarones. Otra actividad
económica fundamental era la pesca, pues la caza tuvo poco
importancia en Cuba, donde las especies de animales con tallas
suficientes para alimentar un grupo son escasas. Siendo la jutia
nuestro mayor roedor estimado por los siboneyes, las aves y
algunos reptiles como la maja Santa María, los cocodrilos
y las iguanas también fueron cazados por los primitivos
indígenas de la isla.

Para la ejecución de sus actividades
económicas la satisfacción de sus necesidades,
siboneyes utilizaron diversos instrumentos de trabajo. Los
materiales utilizados para la confección de los mismos
fueron las conchas marinas, la madera, conocían el fuego y
la técnica para el tallado de la piedra de silex, entre
otros.

Acerca de las características del lenguajes de
este tipo de cultura nada se sabe en concreto pues eran hombres
cuyo desarrollo biológico y social les permitió uso
de un lenguaje articulado como medio de comunicación
necesario para la ejecución de las distintas actividades
productivas, para identificar los instrumentos, explicar las
cuestiones que se presentaban en la vida diaria e intercambiar
diversas ideas.

En sus comunidad todos trabajaban, unos marchaban por
los montes cercanos en busca de frutos silvestres y
pequeños animales, recogían la leña para el
fuego o abastecían de agua el lugar en que vivían;
otros pescaban, cazaban, confeccionaban sus instrumentos de
trabajo teniendo hombres, mujeres y hasta los niños
obligaciones. Los alimentos, los instrumentos y demás
bienes, conseguidos con el trabajo de la comunidad eran
repartidos por iguales entre sus miembros denominándolos
así como una comunidad primitiva.

Estos hombres primitivos solo podían aprovechar
muy limitadamente los recursos de la naturaleza que muchos de los
fenómenos que no podían controlar ni explicar
racionalmente, como la lluvia, el trueno, el frió, las
enfermedades., la muerte, entre otros, le atribuían
poderes desconocidos creyéndose así que
había la existencia de un dios de lluvia, de sol, etc. Y
del poder de estos dioses dependía su vida y su
muerte.

Para evitar la ira y el castigo de estos supuestos
dioses y lograr su ayuda en la caza, pesca y la
recolección de alimentos, estos hombres primitivos
realizaron diversas ceremonias. Estas ceremonias y la
intención con que eran efectuadas fue lo que se le llamo
magia.

Junto a este tipo de creencias religiosas a las que
denominaron magias llevaron acabo también ritos o
ceremonias funerarias.

Los siboneyes aspectos Guayabo Blanco practicaron dos
tipos de enterramientos: los entierros primarios y los entierros
secundarios.

En los entierros primarios, el cadáver los
encontramos en la misma forma en que fue depositado y a veces lo
acompañan con ofrendas funerarias consistentes en
instrumentos de trabajo, adornos personales y en ocasiones
materiales colorantes.

Los entierros secundarios eran ritos funerarios, en los
cuales, en determinado momento, se exhumaban los huesos del
entierro primario y se depositaban lo de mayor tamaño
formando un haz[5]

La evolución cultural del grupo que estudiamos
trajo consigo un aparente cambio en los ritos funerarios y en
cambio en los de aspecto de Cayo Redondo no se han encontrado con
frecuencias entierros secundarios, ya que en los entierros
primarios los cadáveres aparecen en general orientado en
una línea de este-oeste y en diversas posiciones, aunque
se aprecian algunos con los brazos y las piernas flexionadas
sobre el tronco, o sea, en la conocida posición fetal, por
su similitud con la adoptada por los fetos en el seno materno,
encontrándose en sus entierros un aumento considerable de
las ofendas funerarias, constituido por objeto de consumo
personal, instrumento de trabajo y a demás artefactos como
las bolas de piedra y las llamadas dagas
líticas[1]que se piensan que fueron
confeccionadas por este fin.

En las paredes y techos de algunas cueva y caverna de
Cuba, se puede contemplar dibujos de figuras geométricas,
las mayor parte de las veces pintada en negro, rojo u ambos
colores a la vez, en varias cuevas donde aparecen las mencionadas
pinturas se han encontrado evidencias del jaguar de los siboneyes
más primitivos, esto induce a pensar que fueron ellos sus
ejecutores. Por otro lado se debe destacar que los siboneyes
tenían un grado de desarrollo mental y social suficiente
como para ejecutar dichas obras.

De forma muy explicitas hemos argumentado las
características de los indígenas más
primitivos de Cuba; los siboneyes, el trabajo paciente, y
científico de nuestros investigadores ha sido la base de
dicho estudio y sobre el descansaran en un futuro, las nuevas
revelaciones de una cultura de la que aun queda mucho por
conocer.

1.3Caracteristicas del grupo aborigen agricultores-
ceramistas.

Con el conjunto humano de los tainos (agroalfarero)
conocido también como agricultores ceramistas habitaron
gran parte del territorio, cuyos centros poblacionales más
significativos pueden situarse en la región
centro-oriental, en las llamadas lomas de Maniabón
región montañosa de la actual provincia de
Holguín en zonas de la costa Norte de la provincia de
Ciego de Ávila; y en el área sur de la isla, en la
región meridional de la Sierra del Escambray. Desde
Cienfuegos hasta la desembocadura del río Agabama.
Además, vivieron en los valles del sistema
montañoso de Sagua- Baracoa, en la actual provincia de
Guantánamo, donde existió también una zona
relevante densidad demográfica. Todo ello permite
confirmar entre las tres cuarta y la nueve décima parte de
la población aborigen se encontraban en estas
zonas.

Los tainos estaban constituidos en grupos
gentilicios[6]de descendencia
matrilineal[7]y organizados en
cacicazgos[8]donde existía una
división social del trabajo de tipo
jerárquica[9]propia de la dirección
de un ciclo económico agrícola que poseían
plantas muy domesticadas como la yuca (Manihot esculenta, G.), el
algodón (Gossypium barbadense, L.), el maíz( Zea
Mays, L.), el tabaco ( Nicotina tabacum, L.), y la piña
(Ananas comosus, Merril), entre las más importantes, otra
de sus actividades económicas fundamentales era la
construcción de objetos de cerámica y la
elaboración de casabe, alimento que podían
conservar y perduraba por varios meses. Además
tejían redes y cestas entre otros utensilios que
confeccionaban de forma más acabada para el desarrollo de
sus actividades cotidianas. (Anexo 1)

Poseían un conjunto de sacerdotes o curanderos
(Behique) que dominaban una amplia gama de plantas medicinales
(algunas alucinógenas) y un conjunto de mitos de larga
tradición intergeneracional, que esta plasmado en su arte
por excelentes ídolos (cemí), de madera, piedra y
concha, y en una gran variedad de vasijas y cerámicas,
modeladas y grabadas como expresiones simbólicas que
reflejan su propia mitología y su pensamiento
cosmovisivos[10]surgido desde sus remotos
orígenes.

Su economía y la organización social
alcanzada condicionaron la realización de determinados
rituales como el de la cohoba[11]donde caciques y
behiques ( sacerdotes), aspiraban polvos alucinógenos y
procedían a efectuar un ritual que ha recibido este
nombre, en el que se narraba tradiciones orales inherente a la
colectividad, o sea efectuaban grandes ceremonias ( Areitos)
donde se danzaba y ejecutaba una música hoy
lamentablemente desconocida y mediante las que se celebraban
fiestas que poseyeron una importante función social dentro
de su cultura y las que se consumían algunas bebidas de
contenido alcohólico, debido a la fermentación de
especies vegetales como el maíz ( Véanse
Fariñas, 1995: 31 79 y Moreira 1999: 149 162).

Los tainos construían sus propias viviendas las
cuales eran denominadas según su forma, los bohíos,
rectangular, los caneyes, circular y las barbacoas en alto a
orillas de los ríos. Estos han dejado sus huellas en un
gran números de sitios, donde se pueden observar los
montículos que correspondieron a sus poblados y sobre todo
han quedado lo que pudieran ser sus plazas ceremoniales,
enmarcadas con los llamados muros hechos de una
acumulación de tierra, que dejaban en su centro un
área rectangular, que pueden estar asociada igual en otras
partes del continente al juego de pelota (los batos).

Con la sociedad taína dominó las
técnicas agrícolas y como todo pueblo en este
estadío de desarrollo, fue capaz de medir el tiempo para
fijar los periodos de siembra, cuidado y cosecha de cada una de
las plantas a los ciclos productivos de las frutas que les
servían de alimentos. Poseyeron grandes canoas que les
permitió la comunicación entre las islas. Fueron
grupos organizados con nivel de desarrollo que estaba rebasando
ya la cooperación simple de la sociedad comunitaria y
marchaba hacia el establecimiento de una etapa superior en la
historia de la humanidad.

Este desarrollo se troncó de manera violenta por
el impacto de la colonización, cuyas
características llevaron a la casi total
desaparición de estos grupos desde el punto de vista
demográficos, debido al exterminio físico por las
crueldades inherentes al enfrentamiento directo, unidos a las
diversas enfermedades bronquio pulmonares desconocidas para
ellos, junto al papel desempeñado por bajo índice
de crecimiento natural y a la alta mortalidad infantil que
contribuyeron a diezmarlo

Así, su población quedo reducida a unos
pocos miles de individuos en los primeros 59 años de la
conquista.

Capitulo 2:

Las raíces
de la cultura cubana

2.1 Aportes de la cultura aborigen a la
nuestra.

El proceso histórico producido a causa de la
convivencia mutua entre indígenas e hispánica se
manifestó desde el punto de vista étnico, como un
proceso de asimilación étnica forzada, que en el
presente caso en la disolución por muerte y por mestizaje
biológico cultural del grupo de menor nivel de desarrollo
tecnológico (mayoritario) en el grupo dominador desde el
punto de vista socioeconómico.

Lo que se efectuó entre los aborígenes fue
un etnocidio demográfico y no precisamente en un genocidio
cultural en su sentido total; si no un violento encuentro que
ambos convivieron más de un siglo.

La cultura de los pueblos que se manifiesta a partir de
un complejo sistema de relaciones sociales esta sujeta a la ley
de tradición y renovación, tanto de las creaciones
tangibles como la transformación del conocimiento de una
generación a otra. La cultura es un fenómeno social
extremadamente dinámico que persiste y se propaga mucho
después de la muerte de sus portadores que previamente la
han permitido (Guancho, 1983: 112).

Por ello, en el caso de Cuba, la relativa
desaparición o eliminación física de la
mayoría de los aborígenes no implicó
necesariamente el exterminio de su herencia cultural ni de toda
descendencia.

La asimilación étnica forzada de la
población aborigen se realizó de manera afectiva
pero su herencia cultural ha estado presente en la lengua, la
vivienda, las costumbres, en diversos utensilios del ajuar, la
alimentación y otras.

En la lengua todavía se emplean comúnmente
muchos vocablos de origen araucos en la designación de
gran parte de la flora y la fauna cubana, así como en los
topónimos e hidrónimos (Valdés, t l 1991).
Unos de los más significativo es el nombre de Cuba
descifrado correctamente por el Cubano Juan José Arrom
cuando refiere:

Pues bien, al manejar ese material
lingüístico, encuentro que C. H. de Goeje (The
Arawack lenguaje of Guiana, Amsterdan, 1928) registra en Suriman
la voz dakuban "my field" (mi campo, mi terreno), y de
investigaciones anteriores recogen las grafías a kuba,
akuba y u kuba, todo con el sentido de "field" "ground" (suelo,
campo, terreno). En estas transcripciones, explica el mismo
Geoje, la vocal inicial a, u no es parte de la raíz, sin
un prefijo que denota o anuncia el carácter general de la
palabra, por eso separa con un guión el prefijo de la
raíz. Koba o kuba debió ser por consiguiente, la
voz que Colón oiría. Y eso vendría a
explicar la vacilación del Almirante al registrarla,
abriendo o cortando la vocal de la primera silaba, como Colba, y
luego como Cuba (Valdés cit. Arrom, 1996
1997:158).

El cotejo de la anterior referencia con la obra de Sixto
Perea sobre Filología comparada con las lenguas y
dialectos arawak (Montevideo, 1942), permite identificar a Cuba
con el <<concepto de "jardín" o "huerto", pues solo
conocían el conuco zona del bosque preparada para la
siembra mediante tala y quema [….]. Por tanto, mas
lógico seria pensar que Cuba significa "tierra cultivada",
lo acaso indicaría también significado habitada"
(por estar trabajada) >> (Ibídem: 158).

La influencia de la vivienda aborigen en las primeras
construcciones que edificaron los europeos se hizo evidente,
desde las primeras iglesias levantadas con paredes de tabla o de
yagua y techo de guano, hasta la posterior tradición
constructiva de las áreas rurales que subsisten hoy en
día, pero con múltiples variaciones. La propia
noción de bohío fue transmitida y transformada de
acuerdo con la diversidad de funciones.

Los estudios etnográficos más recientes
demuestran que el bohío cubano actual en las áreas
rurales, según una muestra nacional, presenta cuatro
subtipos de acuerdo con la morfología de sus plantas, en
forma de: l, T y paralela o doble l. cada una de esta posee, a su
vez, variantes que aparecen registradas e ilustradas en el Atlas
Etnográficos de Cuba.5 De modo excepcional aparece en
oriente la planta octogonal como antiguo reflejo del caney
taino.

También fue asimilada la tradición
constructiva de la barbacoa en su doble acepción. La
vivienda del campesino la conservo como el <<lugar alto
inmediato al techo […] cuyo piso lo forma un tablero
tosco, sin puerta regularmente, y destinado por común a
guardar granos, frutos >> (Pichardo, 1976:80) y otros
alimentos. Igualmente se le denomino así <<al
conjunto de palos madera verde puesto sobre un hueco, a manera
parrilla, que usaban los indios para asar carnes>> (Rivero,
1966:164), que aun se utilizan. El concepto de hamaca y su
función fue heredado y trasmitido, aunque después
hayan variado los materiales para fabricarlas y hacer más
cómodo el descanso. En la primera mitad del siglo XIX
Pichardo la define como parte común del ajuar domestico
rural, aunque la reconoce como voz india:

Como colgante a estilo de cuerda floja, cuya pieza
principal para acostarse o sentarse es un cuadrilongo de lienzo
fuerte, al tamaño sobrante de una persona, recogidas las
dos extremidades con muchos ojales o gasas para halar (…)
que terminan en un solo ojo donde se amarra cada una de las sogas
opuestas firmes del techo, o de las paredes, o de los
árboles, &c. (1976:321)

Las costumbres de cuabear como forma particular de
capturar peces y crustáceos con un trozo de
cuaba[12]encendida y el empleo del
guamo[13]o cobo como medio de comunicación
fueron asimilados y empleados principalmente en el medio
rural.

En el plano alimentario, tanto el hábito de
tostar maíz o el boniato entre cenizas ardientes, como el
consumo del casabe, (Alexandenkov y Folgado, 1989:36 49) y el
ajiaco con las lógicas variaciones en su
confección, son parte de la herencia cultural aborigen. Ya
en el siglo XIX el ajiaco se encuentra transculturado a la dieta
común de la población, especialmente del
campesinado. Aparece descrito como:

Comida compuesta de carne de puerco, o de vaca, tasajo,
pedazos de plátano, yuca, calabaza con mucho caldo,
cargado de zumo de limón y ají picante. Es el
equivalente de la olla española: pero acompañado
del Casabe y nunca de pan: su uso es casi general mayormente en
tierradentro; aunque se excusa en mesas de alguna etiqueta
(Pichardo, 1976:42)

El ajuar campesino continua usando el
catauro[14]fabricado de yagua verde y
húmeda, así como la jabas y jabucos tejidos de
yarey[15]que se emplean para almacenar y
transportar alimentos. La jaba era identificada como una especie
de saco tejido de Guano para guardar y transportar cualquier
cosa: le abarca un condón de la misma materia que sirve
para llevarla o cargarla mientras que el jabuco era más
angosto[16]por la boca que por el fondo y sin la
flexibilidad de aquella, por ser tejido como este de bejuco,
mimbre o cosa semejante. En ello se transporta los huevos y otras
cosas, calculándose cuarenta docenas por termino medio de
capacidad del jabuco.

Otro objeto de la ajuar han cambiado su forma y
materiales de construcción, pero conservan el nombre
indígena; la pequeña pieza de la cocina que sirve
para rayar no se le denomina rallo, sino guayo; en determinadas
zonas del país se le sigue denominando jibe al colador o
al cernidor. El referido lexicógrafo[17]lo
define como: especie de Cedazo[18]o Tamiz. En
tierradentro se conserva todavía muy en uso la voz
indígena, refiriéndose principalmente al tejido con
Guano o hecho con la tela que produce el Coco arriba. Muchos se
manufacturan de los primeros; tiene también su
acepción metafórica para ponderar una cosa muy
agujereada, cortada.

La tradición de lucha de los primeros pobladores,
siglos antes de la toma de conciencia de la nacionalidad, se
remonta a los aborígenes cimarrones quienes durante
décadas (1524-1544) mantuvieron la resistencia contra los
conquistadores que fue legada a los africanos y demás
descendiente (Guanche, 1992:123 130).

La presencia de elementos aborígenes en las
génesis de la cultura cubana y en la formación
inicial de su población poseen una singular
significación para el estudio etnodemográfico de
Cuba. Esta antigua herencia cultural ya forma parte de la vida
habitual de los cubanos, aunque no siempre se tenga plena
conciencia de todos sus detalles.

Conclusiones

1-Los grupos aborígenes existentes
en Cuba eran: recolectores –cazadores –pescadores y
agricultores –ceramistas.

2-Ambos grupos vivían en comunidad
primitiva, los primeros mencionados se dedicaban a recolectar,
cazar y pescar, vivían a orillas de los ríos y en
abrigos rocosos, sin embargo los segundos practicaban la
agricultura y construían objetos de cerámica,
alcanzando un desarrollo mayor.

3- Estas culturas legaron diversos aportes
a la nuestra en cuanto: al lenguaje, las viviendas, la
alimentación, el ajuar domestico, las costumbres, entre
otros.

Recomendaciones

Dar a conocer la investigación a
nuestra sede universitaria de forma digitalizada para la consulta
y estudio de otros estudiantes.

Ampliar los resultados de
investigación con otros estudios.

Bibliografía

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    Arístides Folgado. (1989)<<El casabe>>, en
    Anuario de Etnología, 1988, Editorial Academia, La
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    Rivero de la Calle. (1985) Arqueología Aborigen de
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Autor:

MSc. Mabel Rivera De
Artime

MSc. Ana Elvira Quesada
Sotolongo.

MSc. Mariela Sierra
González

Lic. Rodolfo Ortíz
González

[1] Acción y efecto de hallar.

[2] Nombre propio de lugar.

[3] Historia en que se observa el orden de
los tiempos.

[4] Ciencia que estudia lo que se refiere a
las artes, a los monumentos y a los objetos de la
antigüedad, especialmente a través de sus
restos.

[5] Porción atada de mieses, lino,
hierbas, leña u otras cosas semejantes.

[1]

[6] Perteneciente o relativo a las gentes o
naciones.

[7] Dicho de una organización social:
Que se basa en el predominio de la línea materna.

[8] Territorio que posee el cacique o la
cacica.

[9] Perteneciente o relativo a la
jerarquía.

[10] Manera de ver e interpretar el
mundo.

[11] Destilar repetidas veces una misma
sustancia.

[12] Cuba. Árbol silvestre de la
familia de las Rutáceas

[13] Instrumento de viento que hacían
los indígenas con un cobo y que producía un
sonido bronco que se oía a gran distancia.

[14] especie de cesto formado de yaguas, y
muy usado para transportar frutas, carne y otros efectos.

[15] Planta de la familia de las Palmas,
cuyas fibras se emplean para tejer sombreros.

[16] Estrecho o reducido.

[17] Técnica de componer
léxicos o diccionarios.

[18] Instrumento compuesto de un aro y de una
tela, Sirve para separar las partes sutiles de las gruesas de
algunas cosas, como la harina, el suero.

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