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Antecedentes en la preparación por parte de Urquiza de la campaña contra Rosas (Argentina)



  1. Algunos elementos opositores, internos y
    externos que son capitalizados por Urquiza
  2. Las
    fuerzas militares de ambos bandos
  3. El
    Pronunciamiento del 1º de mayo
  4. Observaciones
  5. Bibliografía General

Los preparativos que encara el general
Justo José de Urquiza, tendientes al derrocamiento del
gobierno de la Confederación Argentina,
  ejercido por el  Brigadier Juan Manuel de Rosas,
duran varios años; y cubren varios aspectos de diversa
índole y múltiples circunstancias.

Solamente mencionaré algunos de
ellos, los que considero más relevantes y en mi
opinión fueron determinantes en el logro de su
objetivo.

Para llegar al 3 de febrero de 1852, debe
pasar un largo lustro de hechos bélicos, 
políticos y diplomáticos  que determinaron que
Urquiza se convierta en  el hombre indicado para el relevo.
Según Juan bautista Alberdi, Urquiza era: El hombre de
los nuevos tiempos.
Por supuesto el primer convencido de
ello debería ser el propio Urquiza; y su ambición
fogoneando sus acciones y sus nuevas alianzas.

Para 1850, si observamos la
situación política de la Confederación,
Rosas llega a su máximo apogeo de poder y se estabiliza su
figura de gobernante. Vencidos y dispersos todos sus adversarios
liberales y frustradas todas las intervenciones extranjeras en el
Río de la Plata, pareciera imposible su derrota por parte
de sus adversarios políticos y nadie en su sano juicio
hubiese sostenido en 1850, que Rosas seria derrotado dos
años después. Es verdad que nadie tuvo en cuenta
las ambiciones de   su mayor aliado, de  su
primera espada. Si estudiamos  la historia, veremos que este
es un error muy común que cometen los hombres de
gobierno,  suponer que sus aliados y preferentemente su
primera espada, siempre serán los fieles sostenedores de
su persona.

Urquiza adquiere una creciente influencia y
prestigio, no por el hecho de ser gobernador de Entre
ríos, sino por la seguidilla de categóricos
triunfos bélicos del último lustro. Los mas
relevantes de esos triunfos fueron: Vencedor del general Rivera
en el combate de India Muerta en 1845, que garantizó la
adhesión de la Banda Oriental. Otros, habiendo medido sus
armas exitosamente en la campaña contra la provincia de
Corrientes, en 1846, con el general Paz, el mejor táctico
militar de la época, auxiliado por un cuerpo de 4000
paraguayos y destruido, en el año siguiente al
ejército correntino mandado por el gobernador el 
Coronel Mayor ( cargo equivalente a General) Joaquín de
Madariaga   en la batalla de Vences, al sur de
Curuzú Cuatiá el 27 de noviembre de 1847, perfilan
al vencedor  Urquiza, a mediados del siglo XIX,  como
la espada de mejor temple y el talento político más
vigoroso de ambas orillas del Plata. El único capaz de dar
por tierra con el gobierno de Rosas.

"Urquiza es el hombre de los nuevos
tiempos".
La frase es generalmente atribuida a Mitre o a
Alberdi, sin embargo reconozco que el suscripto jamás
encontró la misma en ninguna obra ni correspondencia
 de Mitre ni de Alberdi, pero si es verdad que  resume
con acierto el concepto que expresa la misma. Acariciando desde
años atrás sus ambiciosos designios, organiza
pacientemente su fuerza militar y extiende su influencia
política en el litoral y la Banda Oriental. Lo
irónico es que este encumbramiento de Urquiza no 
despierta  recelos en el federalismo y  tampoco obtiene
las simpatías de la oposición de tendencia liberal
de ambas orillas, que no repararon hasta último momento
las intenciones de Urquiza. Cambiar un federal por otro federal.
Habría que reconocer que muchos simpatizantes del
unitarismo liberal quedan totalmente al margen de los sucesos y
observan desde lejos y en seguridad, la definición
política armada que se avecina.  Yo diría
desde bastante lejos, como el caso de Alberdi que queda en las
serranías tucumanas observando lo que sucede en la
campaña que culmina en Monte Caseros. Otros más
pragmáticos, orejean la definición desde Montevideo
o desde Santiago de Chile.

Hay que reconocer que algunos liberales de
más carácter y menos cautelosos, hacen la
campaña con el denominado Ejército
Libertador.

Algunos elementos
opositores, internos y externos que son capitalizados por
Urquiza

Aunque la paz imperaba de hecho en 1850, el
fuego de la insurrección se mantenía encendido
dentro de los muros de Montevideo, donde argentinos y orientales
liberales, fraternalmente unidos después de largos
años de asedio, continuaban inmovilizando el importante
ejército de Oribe (aliado de Rosas) y ofrecían un
punto de apoyo de importancia excepcional a la cruzada
política y militar que oportunamente realizaría
Urquiza.

El elemento determinante y novedoso fue la
alianza y el auxilio del Brasil. La piedra en el zapato del
Imperio que representaba la poderosa influencia rosista sobre el
Estado del Río Grande del Sur, tanto por el lado de la
Banda Oriental como por Corrientes, ya que ese Estado
había sido revolucionado por un movimiento separatista, y
a pesar de la enérgica represión de Caxias en 1845,
subsistían las ideas republicanas y de libertad a la
esclavitud. (1)

Al Imperio de Brasil le interesaba,
además de otros detalles expansionistas, el levantamiento
del sitio de Montevideo y la libre navegación del
Paraná, a la cual se oponía Rosas. Se debe notar
como este fundamental argumento para los intereses comerciales
del Imperio, es heredado por Brasil por parte de la
política sostenida hasta hace pocos años por
Inglaterra y Francia. Sobre este tema cuando la
Confederación finaliza los conflictos con ambas naciones,
aparece Brasil con similar argumentando que para mantener sus
comunicaciones comerciales por vía marítima con los
Estados de Matto Grosso y de Santa Catarina, la única
vía accesible al comercio era la vía fluvial a
través de Paraná y del Paraguay. A los ingenieros
brasileños no se les había ocurrido hacer un camino
del Atlántico hasta Matto Grosso, dentro de su propio
territorio, que evite recorrer el doble de distancia
metiéndose en el territorio de otra nación
independiente. En realidad dos naciones independientes. Argentina
y Paraguay.  Claro que era más barato usar una
vía marítima ya construida por la naturaleza, sobre
todo si se pasa de contrabando y no se paga aduana.

Además, debido a la inseguridad
crónica reinante y al auge del cuatrerismo en la zona
fronteriza del Uruguay y Río Grande del Sur, los
incidentes fronterizos eran frecuentes y se reiteraban durante el
transcurso de los años sin solución de continuidad
(2).  

Este estado de inseguridad llevan a las
relaciones diplomáticas entre Brasil, celoso
guardián de la tranquilidad de sus dominios y Rosas
protector del Uruguay y de su presidente Oribe, a una peligrosa
tensión.

Imprevistamente ese estado de cosas se
agravó repentinamente cuando Francisco de Abreu,
barón de Jacuhy, por supuesto recibiendo órdenes de
Pedro II el Emperador de Brasil, con el fin de tomar represalias
de las incursiones realizadas por ladrones de ganado en los
departamentos limítrofes, directamente invadió el
estado Oriental a la cabeza de soldados del Imperio y emigrados
argentinos y uruguayos. Este incidente dio lugar a una
reclamación de Rosas, seguida por el rompimiento de las
relaciones diplomáticas entre ambos gobiernos, y el retiro
del Ministro Guido que estaba acreditado en Río de
Janeiro.

Otro elemento de conflicto no menor, es el
caso de Paraguay. Su vida económica dependía del
tráfico por  los ríos que Rosas
mantenía clausurados. Por otra parte Paraguay estaba
vinculado por intereses étnicos, comerciales y afectivos
con las provincias del Litoral, no con Buenos Aires. Paraguay fue
aliado a Corrientes en la cruzada libertadora de 1845 al 46 y
desde entonces estaba preparado para resistir una invasión
de Buenos Aires que finalmente nunca se hace y que Rosas en por
lo menos dos oportunidades había programado, como
represalia del apoyo a Corrientes en 1845-46.

Paraguay tenía sobre las armas un
ejército de 15000 soldados, instruidos por algunos
oficiales extranjeros contratados al efecto, y para mayor
precaución había celebrado una alianza ofensiva y
defensiva con Brasil el 25 de diciembre de 1850. (3)

En relación a nuestra Provincia, a
partir de Vences se modifica sustancialmente la
orientación y el alineamiento político de la misma.
Nuestros gobiernos dejan de ser partidarios de los liberales que
desean derrocar a Rosas para aliarse con un federal, Urquiza, que
desea derrocar a Rosas. El mismo objetivo, por  medio de un
aliado diferente.

Las fuerzas militares de
ambos bandos

El poder militar de Rosas en Buenos Aires,
era más que considerable. Estaba intacto. Disponía
de dos grandes núcleos de tropas veteranas, listas para
abrir las operaciones desde el primer momento. El ejército
de Oribe, con un efectivo de 14.000 hombres, mantenía el
sitio de Montevideo y proveía a la seguridad y vigilancia
de la campaña del Estado Oriental. Otro ejército de
12.000 hombres acantonado entre Santos Lugares y Palermo, cuidaba
de la protección de la Capital y podía ser
trasladado rápidamente en apoyo de las fuerzas de Oribe.
Ambos núcleos se componían de unidades de todas las
armas, aguerridas por las penurias de largas campañas,
sujetas a una disciplina de hierro. Una fuerza doble en
número a aquellos efectivos (24.000 hombres), aunque de
menos valor combativo, podía alistarse entre las milicias
de las provincias de Buenos Aires y Santa Fe, sin contar con el
auxilio eventual del interior, donde había cuerpos de
línea y otros numerosos contingentes de
milicias.

Para hacer la guerra a Rosas contaba
Urquiza, en primer término, con las fuerzas militares de
su provincia, compuestas con varias divisiones de
caballería, con un efectivo de 10.000 jinetes en total,
cuya mitad eran veteranos vencedores de las últimas
campañas, y dos batallones de infantería con un
corto número de cañones. La alianza con nuestra
provincia, y con su gobernador (federal) el General
Benjamín Virasoro, le proporcionó el refuerzo
inmediato de 5.000 lanceros, de una caballería mandada por
oficiales experimentados en la guerra.

Un tema que aparentemente no es importante
pero que resultó fundamental para la campaña, lo
constituyó la facilidad de movilidad proporcionada por las
caballadas de la mesopotamia, superiores a los yeguarizos de las
pampas en su aptitud para salvar a nado los ríos.
(4)

En Montevideo, sitiado por Oribe,
había una fuerza de 4.000 hombres en su mayor parte
infantería, aguerrida en una defensa de varios
años, pero cuya mitad solamente reunía condiciones
para la guerra de campaña, en razón de tratarse de
guardias nacionales y legionarios extranjeros reclutados entre
los habitantes de Montevideo.

A simple vista se puede constatar que las
fuerzas de Urquiza eran insuficientes en número y
armamento para intentar derrocar a Rosas del poder. Necesitaba
pues la ayuda extranacional. Necesitaba de Brasil. Casualmente un
importante ejército de línea se encontraba
concentrado en el Estado de Río Grande del Sur que
podía invadir la Banda Oriental, de acuerdo con las
operaciones llevadas a cabo por Urquiza desde Entre Ríos,
al mismo tiempo que la escuadra imperial, era muy superior a la
de la Confederación en buques y armamento y tendría
la misión de cerrar el puerto de Montevideo, bloquear el
río de la Plata y dominar los ríos Paraná y
Uruguay.

Finalmente resuelto Urquiza a ponerse al
frente de su pronunciamiento y ya concretado entre Urquiza
–gobernador de Entre ríos- y Benjamín
Virasoro -gobernador de Corrientes-, un convenio preliminar para
llevar a cabo una alianza de ambas provincias con el gobierno de
Montevideo y del Brasil. Urquiza despachó a Montevideo, en
calidad de agente confidencial, a don Antonio Cuyás y
Sampere, persona de la mayor confianza y de sólidas
vinculaciones comerciales entre ambos.

Cuyás y Sampere se entrevistó
con el encargado de negocios del Brasil en Montevideo, Souza da
Silva Pontes y con el ministro de gobierno de la Banda Oriental,
Manuel Herrera y Obes, respecto del inminente pronunciamiento de
Urquiza contra Rosas y el auxilio económico y de tropas
que podía esperarse de los gobiernos respectivos. Estas
tratativas finalizaron en  un pacto de alianza entre
Corrientes, Entre Ríos, la Banda Oriental y Brasil. Ya
para ese momento, Brasil pasaba subsidios secretos a los
defensores de Montevideo y hacía aprestos bélicos
por el mar y tierra con miras a una campaña militar en el
Plata.

El Pronunciamiento del
1º de mayo

Para que no queden lugar a dudas, en
realidad se puede considerar que  Urquiza realiza dos
pronunciamientos contra Rosas. El primero de ellos,  es una
circular dirigida a los gobernadores de los Estados de la
Confederación con fecha 5 de abril de 1851, en la cual les
explica los móviles de su conducta y reclama apoyo para su
campaña. Menciona que: "…porque las lanzas
entrerrianas bastan por si solas, para derribar el poder ficticio
del gobernador de Buenos Aires, sino la cooperación moral
de los pueblos argentinos en la cruzada libertadora que
está resuelto a emprender. Ha llegado el momento de poner
coto a las temerarias aspiraciones del gobernador de Buenos
Aires, exclama, quien no satisfecho con las inmensas dificultades
que ha creado a la República por su caprichosa
política, pretende ahora prolongar indefinidamente su
dictadura odiosa, reproduciendo las farisaicas renuncias a fin de
que los gobiernos confederados, por temor o interés, mal
entendidos, encabecen el suspirado pronunciamiento, que lo
coloque de hecho y sin responsabilidad alguna en la silla de la
presidencia argentina".

Una copia de la nota circular a los
gobernadores fue enviada al gobierno de Montevideo, manifestando
que: "Había resuelto asumir la dirección del
movimiento libertador de los pueblos argentinos y que ese
gobierno procediera a su vez de acuerdo con las ideas que
había transmitido durante las negociaciones secretas"

que ya mencionamos precedentemente.

El pronunciamiento formal de Urquiza, que
algunos autores denominan el segundo pronunciamiento, se produjo
por un decreto datado en el cuartel general de San José el
1º de mayo de 1851, a raíz de la renuncia que Rosas
elevara ante la Junta de Representantes de Buenos Aires,
invocando el estado precario de su salud, en razón de las
pesadas tareas del gobierno y la necesidad de darse un reposo a
fin de reponer sus quebrantadas fuerzas. Pero esta vez Urquiza le
tomó la palabra y comienza una nueva historia para nuestro
país.

Posteriormente me comprometo, si los
administradores del sitio lo permiten, a continuar con la
denominada Campaña Libertadora, la Batalla de Monte
Caseros y las primeras consecuencias de un profundo cambio de
autoridades en el mismo esquema de gobierno que perdura hasta
1853, cuando se establece la Constitución
Nacional.

Observaciones

(1) Desde 1835 el Estado de Río
Grande del Sur, mantiene un enfrentamiento con Río de
Janeiro porqué mantiene ideas independentistas y varios
dirigentes libertarios y carbonarios pretenden segregar ese
Estado del Estado central, en ese momento, con pretensiones
imperiales. El jefe de este movimiento era el libertario Coronel
Bentos Goncalvez da Silva. Este proceso revolucionario se
denomina como  "Revolución de los farrapos"
(harapientos).  Garibaldi, de ideas libertarias y
prófugo de Italia y Francia, aparece en Río Grande
para apoyar la segregación y logra  que se le otorgue
patente de corso para lograr financiamiento para la
revolución, radicándose en Porto Alegre. Arma la
nave "La Mazzini" con la cual hace algunas incursiones de
rapiña por el sur del Brasil, en nombre de la
revolución de los farrapos. Finalmente los separatistas
son derrotados gradualmente por los imperiales  y Garibaldi
termina refugiado en Montevideo   al servicio de
Fructuoso Rivera. Para 1841 Garibaldi ya con su mujer Anita
Ribeiro y su primer hijo Menotti, presta servicios de variada
índole a Rivera.

(2) La fundación de Monte
Caseros por Juan Pujol,   está fundamentada en
estos argumentos delictivos. Intentar limitar el robo de
hacienda, su contrabando y los saqueos a los incipientes
poblados.  La situación geográfica y la
restinga de Santa Rosa lo convertían en un punto
estratégico para esa próspera actividad que
duró siglos.

(3) Finalmente Paraguay no forma parte
del denominado Ejército Libertador contra Rosas. Pero
tampoco fue aliado. Irónicamente,  un par de
décadas después, los invasores del Paraguay, que la
arrasaron totalmente, no fueron Rosas ni los federales.
Fueron  los liberales a los que Paraguay había
apoyado en la década del 40, y fueron  dirigidos por
la nación firmante de la alianza ofensiva y defensiva del
25 de diciembre de 1850.  Esa alianza si que resultó
para la nación paraguaya, más que un regalo de
navidad, un auténtico presente griego.

(4) Explicación dada en Emilio
Solanet
"Capas del Yeguarizo Criollo", Buenos Aires,
1963.

Bibliografía
General

Academia Nacional de la Historia. Historia de la
Argentina Desde los orígenes hasta la Organización
Nacional Definitiva en 1862
. 3ª. Edición,
Volumen VII y VIII, Librería El Ateneo Editorial, Buenos
Aires, 1961.

Vicente D. Sierra. Historia de la Argentina.
Época de Rosas
, Segunda Parte, (1841-1852), Tomo IX,
Editorial Científica Argentina, Buenos Aires,
1974.

Manuel Gálvez, Vida de Juan Manuel de
Rosas
. Comentarios y anotaciones de Jorge Perrone,
Edición Centro de Literatura Americana, Buenos Aires,
1974.

 

 

Autor:

Roberto Antonio Lizarazu

 

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