Monografias.com > Sin categoría
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Apuntes sobre la Obra Literaria de Alberto Jiménez Ure (página 2)




Enviado por Moisés Cárdenas



Partes: 1, 2, 3, 4, 5

En Latinoamérica, son escasos los
escritores que eligen la temática del Ángel
Renegado:
y, JIMÉNEZ URE es uno de ellos. Con
lirismo, postula un ideario de repercusión intemporal en
la ordenación social: material, síquica y
espiritual, mediante explicaciones hermenéuticas.
Se apodera de la capacidad de remisión, que traslada a la
realización comparativa y referencial. Así, la
incidencia polisémica (como propiedad de su
creación proteica) se proyecta en redes de asociaciones:
que, forzosas, desembocan en la metáfora de su mito
personal.
Poeta y pensador se compenetran al fundir
razón y sensibilidad, creando -con matiz
órfico- una obra de lenguaje y arte poético de
corte luxferiano.
Pero, elabora moldes propios: desecha
formas fijas y ensaya métricas al unísono con
trazos lingüísticos que guían lo esencial de
sus visiones.

La «metamorfosis» explícita en los
textos no es óbice (al contrario) para confrontar sus
diferentes libros, y propiciar conjeturas que contribuyan al
acercamiento valorativo. Son recomendables las lecturas de
Aproximaciones a la Obra Literaria de Alberto Jiménez
Ure
(Edición de la Universidad de Los Andes,
1991), compilación de críticas y entrevistas que
preparó Fernando BÁEZ, y El horror en la
Narrativa de Alberto Jiménez Ure
(Edición de
la Universidad de Los Andes, 1996) escrito por el argentino Luis
BENÍTEZ. La voz del poeta interviene, optimista, ante lo
que fue un hipotético, liberador y promisorio futuro.
JIMÉNEZ URE lo anunció: «[…] Me
muestro abatido y lo estoy. Arrepentido no./Abrumado sí;
pese a lo cual, esta noche y otras dormiré
feliz./Despertaré y el mundo será otro: engendro de
mi imaginación./Es cierto: La literatura me
redimirá
[…]» (Supra., p. 23 de
«Aciago»)

XXXVI

«Hoy he visto a (Luxfero) quien la luz
lleva

Y –bajo una iluminación
metafísica– me ha dicho:

«Llevarás mi palabra a todos los
hombres de la tierra
»

–Soy quien del Demonio su poder y generosidad
predica:

Su anunciador bíblico, lugarteniente e hijo
pródigo.

Vulgo, escuchadme: haciéndolo,
entraréis felizmente

A los infiernos y hasta seréis coronado
Príncipe de la
Legión
…»

Luxfero, Lucífero, Lucero (Venus), Lucifer,
Luzbel, Luzbella, Príncipe de la Luz. El célebre
Diablo, Satanás, Demonio, Ángel Rebelde o
caído, alegoría de la pérdida de la
inocencia o del Paraíso. El Patrón, según la
imaginería popular. Líder o caudillo de los
ángeles disidentes expulsados del Reino de Dios
(Jehová, Absoluto, Yahvé, Espíritu Supremo,
El Creador, Lo Inefable; el nombre varía de acuerdo a
religiones y culturas) por atreverse a desobedecer y cuestionar
las órdenes del Jefe Máximo de la región
celeste. El Demonio es objeto de estudio de la
demonología, del demonismo y la teología cristiana.
Conocido como el Maligno, que organiza y dirige el Mal desde
Pandemonium al mando de los capitanes (de las huestes de
serafines): Belcebú, Mammón, Moloc, Camos, Baal,
Astarot, Astarté, Tanmuz, Dagón, Rimón,
Belial y otros demonios arcángeles. Es valorable consultar
El paraíso perdido de Milton, poeta del Barroco que
explica el Génesis al describir la epopeya mítica
del origen del mundo y el hombre.

Para Alberto es apelación literaria que sorprende
y sacude conciencias avecindadas en la superstición y que
evaden la comprensión de realidades ajenas al dogma
religioso. Medran en el fanatismo del redil y desconocen comarcas
del Renegado. En sus libros Lucifer es símbolo de lo
contradictorio, tentación, error, desatino existencial,
pestilencia, corrupción (…) «[…]
Que no me llamen hereje los idiotas que exhiben una cruz en
el pecho / Para no ser juzgados por sus delitos. Percibo y
discierno una futura Humanidad despierta / Y emancipada de los
fetichistas o profetas cual plaga diseminados por el planeta
tierra
[…]»Y no son diez los Mandamientos sino
doce, el Dodecálogo: Los dos finales encubiertos por
vicarios con la intención de evitar que los siervos
despierten y accedan al oculto conocimiento, el onceavo invita a
cumplir el deber y el duodécimo ordena que te ilumines
porque eres divinidad.

Investiga fuentes de la arcaica mitología solar y
lunar, para conocer el nacimiento del Cosmos y la humanidad,
encerradas en lo recóndito de la psiquis, el orden
cósmico y el ideario de dos disciplinas espirituales en
pugna permanente con el objetivo de conquistar el alma humana
mediante inéditas enseñanzas la que resulte
victoriosa. El mito corrobora –con desemejanzas respecto al
Antiguo Testamento, pero de la tradición judeo
cristiana– siete períodos en la formación de
la tierra, signo holístico y divergencia entre amor y
odio, encuentro y oposición de elementos en
dicotomía aunque complementarios al servicio de la vida.
Hipótesis fabulosa que sintetiza las corrientes
creacionista y evolutiva: En el tiempo primero denominado
Saturniano o Época Polar imperaban las tinieblas y el
calor (fuego) era el único factor y mineral el reino en
evolución. La sabiduría occidental confiere el
nombre de Padre al Supremo Iniciado de ése
período. Luego la fase Solar o Hiperbórea cuando el
aire se entrefundió con el calor y apareció la
hoguera en llamas, el ámbito tenebroso cedió paso
al globo ardiente de ígnea neblina con las palabras de
poder: Hágase la luz. Nace el Hijo,
Iniciado Solar, La Luz (Luzbel) del mundo. El
fuego es el Padre y la llama el Hijo, fundamento del culto al Sol
o al fuego; la adoración a Nuestro Padre que
está en el cielo
.

La ordinaria gente (mineral) saturniana
evolucionó en la Era Solar hasta el esplendor de los
Arcángeles que no tenían antagonismos a pesar de
los grados de adelanto espiritual entre unos y otros. La
humanidad actual había ascendido al estado vegetal y
prevalecía la unión. En la etapa Lunar o Lemuriana
se engendró la humedad (agua) debido al contacto entre el
frío del espacio con la esfera en combustión y
comenzó la feroz lucha de los elementos. El globo ardiente
evaporaba el rocío, empujándolo al hiperespacio
para producir el vacío y mantener su autonomía -el
fuego-; pero en la naturaleza no es posible la vacuidad.
Sucedió que la corriente impelida fue condensada al
transcurrir siglos y milenios, en incesante vaivén,
movimiento pendular entre las jerarquías espirituales de
las divisiones de vida en la bola ardorosa y el Cosmos
manifestación del Padre. Los espíritus de las
llamas, vehementes, ansían obtener amplitud de conciencia,
sin embargo, el Absoluto persiste envuelto en la invisible
vestidura del Universo. En Él están todas las
posibilidades y fuerzas, oponiéndose a cualquier intento
de consumir su energía, la potencia imprescindible para la
transformación del sistema solar; y utilizó el agua
para apagar el fuego de los activos seres. He aquí la
simbología de la tradición del agua
bendita
. Los ángeles de hoy fueron hombres en el
estadio Lunar y el Supremo Iniciado es el Espíritu Santo
(Jehová, Dios, Yhavé, el Innombrable…),
según el mito.

A humanos, animales y plantas, afectan los elementos,
unos prefieren fríos y otros calientes, requieren de
humedad o sequedad. Así, entre los ángeles de la
Época Lunar, había quienes tenían afinidad
por el agua y los que la aborrecían inclinándose
hacia el fuego. Los continuos ciclos de disipación y
licuación de la acuosidad, que rodeaba el globo
incandescente, produjeron solidificación incrustada. El
Padre se propuso modelar esa tierra roja, designada
Adam, en formas para apresar y aplacar a las substancias
de las llamas. Pronunció el verbo hágase y
aparecieron prototipos de peces, aves y demás organismos
vivientes; incluso la primitiva configuración humana que
fue diseño de ángeles, ayudantes del Maestro.
Esperaba someter a su voluntad lo que vive y se moviliza. Contra
el proyecto de rebeló una minoría de
ángeles: Millares en legiones comandadas por capitanes de
Lucifer que los lideraba. Afines con el fuego no soportaban el
contacto con agua, negándose a acatar el plan ordenado por
el Padre de crear los arquetipos. Perdieron la oportunidad de
progresar en determinada dirección espiritual y optaron
por ser anomalías amorfas en la naturaleza. Aparte del
repudio a la autoridad del Supremo debían esforzarse por
sí solos en lograr la salvación. Declararon la
primera y terrible gran conflagración revolucionaria de la
que se tiene memoria. En pavoroso encuentro fueron desalojados
por los ejércitos del Creador y cayeron en el oscuro
abismo del hiperespacio.

Es el inicio de la Era Terrestre o Atlante, fin de la
involución, origen de la evolución y de los sexos:
Masculino y femenino. El misterio atlante en su enseñanza
contenida en el Antiguo Testamento, señala que en el
comienzo el ser humano fue creado macho/hembra, bisexual o
andrógino (remite al mito del hermafrodita), cada
individuo propagaba la especie sin la participación de
otro, como aún algunos vegetales. Teoría en
correspondencia con la leyenda mítica de Adán y
Eva. Fue el momento de la diferenciación de los planetas
que proporcionaron un adecuado ambiente evolutivo a cada clase de
espíritu. Los ángeles obedientes interactuaron
entre habitantes de planetas con satélites, mientras
Lucifer y sus ángeles moraban en Marte. El Arcángel
Gabriel es embajador en la tierra de la jerarquía lunar
presidida por Jehová y el Arcángel Samael es el
enviado de Lucifer. Gabriel (quien anunció a María
–Madre Naturaleza– el nacimiento de Jesús) y
sus ángeles lunares son los donantes de vida
física, en tanto Samael y las huestes marcianas los
ángeles de la muerte. Surgió así la guerra
en el amanecer del día cósmico. La
Francmasonería y otras instituciones afines son la
intención de los jerarcas del fuego (línea solar o
espíritus de Lucifer) para dar Luz, al alma
aprisionada, que le permita VER y CONOCER.
Así el Catolicismo es la disciplina de los dignatarios del
agua. De allí la pila bautismal con agua bendita en la
entrada de los templos para calmar a las almas que desean Luz y
Conocimiento e infundirles Fe en Dios.

X

(Nacer para el enfrentamiento)

Toda criatura nace en parto abrupto y por
ello,

Propende al enfrentamiento.

Física y psíquicamente indefensa,
primero encara

La hostilidad de una atmósfera
contaminada:

De «virus»,
«bacterias», «desechos
industriales
»,

«detritus» y
«doctrinas» (religiosas o
políticas)

Absurdamente, devenimos ulterior a la
irracionalidad

De una concepción y necesidad de
procreación que nos confina

A un mundo irremediablemente destinado a lo
criminal

(Del libro «Lucubraciones»)

JIMÉNEZ URE es actor y voz de su
producción literaria. En la indefensión sin
esperanza se declara anticlerical y esgrime el derecho del ser
que rompe ataduras al encontrar el propio yo. El poema anterior
es causa para retornar a la recreación mitológica
que explica: El átomo–simiente humana- proviene de
la dimensión invisible. Lo tomó en sus manos el
Dios lunar de la generación mediante el ángel
Gabriel. Es cuando se efectúa la concepción. Sin
embargo, si el cuerpo es construido sólo de agua y sus
concreciones jamás podría nacer. Al transcurrir
cuatro meses el feto está más desarrollado y
Samael, portavoz de Lucifer, penetra el acuoso dominio lunar para
infundir la ígnea chispa espiritual en la inerte
conformación y darle energía, moldea su
individualidad y libre albedrío. En ese instante el alma
muere a la vida en el nivel suprasensible y anima la materia que
usará en la tierra.

Citas de Luzbella, otros demonios y divinidades con
atributos correlativos son abundantes en literatura, mitos y
leyendas tradicionales en la variedad cultural de pueblos del
planeta. En la antigua Grecia (465 años antes de esta era)
Esquilo escribió la tragedia Prometeo encadenado. El
protagonista es el dios del fuego en la mitología
clásica, descendiente de titanes, inicia la primera
humanidad. Robó el fuego a Zeus para entregarlo a los
hombres y así evitaría sus muertes. Fue encadenado
a una roca como castigo del atrevimiento. Simboliza luz,
civilización, saber, congoja, cambio y sacrificio. Hades,
griego y Plutón equivalente romano son dioses del
Infierno. En la literatura germánica antigua los poemas de
la Edda refieren mitos que testifican la presencia, en
el panteón nórdico, de Thor dios del rayo, Baldr de
la luz y Loki del fuego. En la Divina Comedia se lee en la puerta
del Infierno: «[…] Por mí se va a la
ciudad del llanto; por mí se va al eterno dolor; por
mí se va hacia la raza condenada: la justicia animó
a mi sublime arquitecto; me hizo la divina potestad, la suprema
sabiduría y el primer amor. Antes que yo no hubo nada
creado, a excepción de lo inmortal, y yo duro eternamente.
¡Oh vosotros los que entráis, abandonad toda
esperanza
! […]» En el canto vigésimo
primero del mismo libro, Dante y su guía espiritual, el
poeta Virgilio, tienen un encuentro frontal con los diablos
Malebranche (malas garras) y Malacoda (cola maldita)

Se generó una serie de obras artísticas
(en dramaturgia, poesía, música, ópera,
pintura y narrativa) de la leyenda del medioevo alemán que
narra vivencias del célebre doctor Fausto: Sabio,
taumaturgo, alquimista, hechicero y astrólogo;
quizás vivió entre los años 1480–1550.
Pactó con el Diablo a cambio del alma y éste lo
asesinó en una taberna de Wittemberg. El relato fue
transmitido por la oralidad popular hasta que Spies lo
versionó y publicó en Francfort (1587). Que el
lector disculpe la digresión motivada pero es de
notificar, sin casualidad –sí causal–, que la
página del volumen que proporcionó la
información tiene el número 666, señal y
marca de la Bestia, el Anticristo: Así tituló un
libro Nietzsche. La traducción inglesa de la
narración sirvió al dramaturgo Christopher Marlowe
que la interpretó a su antojo al escribir
Thetragicalhistory of Dr. Faustus (1558) quien vendió su
alma al demonio Mefisto. Por ambición de poder solicita
veinticuatro años que le permitan convertirse en monarca
del mundo. La maldición del doctor Fausto siguió a
Marlowe en trágicas circunstancias perdió la vida a
los veintinueve años, apuñalado en una tasca de
Londres. Nótese semejanza del deceso y sitio.

Goethe lo recrea con el poema dramático El Fausto
(1808–1832) dividido en dos partes. En la primera negocia
el alma con Mefistófeles por juventud y goces sensuales
(es obra juvenil); la segunda es de la madurez con
temática mitológica y de la psicología,
indagatoria de sí mismo e insatisfacción. Se
realiza en la caridad, filantropía y restricción
del intelecto. Tema que lo vincula al rebelde Prometeo,
reelaborado en la modernidad por Thomas Mann con su novela
DoktorFaustus, de la antigua leyenda ostenta la sensibilidad y
tristeza del doctor Fausto. Pretende extinguir el mito del
superhombre alemán. Es la historia del músico y
compositor ficticio Adrián Leverkün, distinguido e
inteligente aristócrata, espécimen de
colectividad faústica que detenta lo despiadado y el
híbrido nazismo.
Personifica en triple simultaneidad
a Fausto, Nietzsche y al pueblo alemán idealizado. A su
vez contiene rasgos de tres músicos germanos de destino
demoníaco por la facultad del influjo musical: Beethoven,
Mahler y Schomberg.

Stefan Zweig escribió del combate que libran los
hacedores contra las fuerzas satánicas en su libro La
lucha con el demonio. Afirma que Hölderlin, Kleist y
Nietzsche habitan en la dimensión luciferina de la
creación. El argentino Estanislao del Campo produjo los
poemas gauchescos que tituló Fausto (1866) como efecto de
asistir a la ópera Fausto de Gounod en el Teatro
Colón. Trata del contraste entre la realidad del
campesino, su lenguaje y el arte de Europa. La influencia
faústica y lo demoníaco distingue con mayor
presencia su intervención en culturas de raigambre
anglosajona y germánica, selladas por la tradición
judeocristiana y la represión espiritual señalada
en la historia por el genocidio de las cruzadas y la brutal
inquisición. Artistas europeos como norteamericanos
introducen la creación demoníaca con sentido de
rebeldía e independencia ideológica. En
América Latina la situación es distinta debido al
mestizaje y el sincretismo religioso. El aparente predominio
judeocristiano se diluye al intervenir factores africanistas y
aborigen, ambas con la riqueza pragmática del pensamiento
mágico (chamanismo) y sus deidades
demoníacas.

Al tirar las barajas del Tarot y voltearlos aparece el
Arcano Mayor Nº XV, el Diablo. En éste método
de investigación sicológica, que predice el
porvenir, ésa carta simboliza pasión, fatalismo,
magia, elocuencia, predestinación y lujuria. La figura es
un hermafrodita con alas de murciélago, patas de cabra,
manos de mono y cuernos, de sexo masculino y senos femeninos.
Significa el hombre encadenado a la naturaleza por el instinto
animal. Inaccesible a la lógica es presencia
onírica y contrario a la templanza. En la mano derecha
sostiene una antorcha representativa del fuego astral, Luzbel
(luz mañanera), Lucifer, transmisión de la vida
(torcha: Falo). Anhela ocupar el lugar de Dios y abolirlo. Si
consideramos las desigualdades obvias la idea del binomio indica,
por evocación a la concepción china de las
energías binarias del yin/yang en la filosofía del
Taoísmo, el ser y no–ser.

En Latinoamérica son escasos los escritores que
eligen el asunto del ángel renegado y JIMÉNEZ URE
es uno de ellos. Con lirismo postula un ideario de
repercusión intemporal en la ordenación social,
material, síquica y espiritual, mediante explicaciones
hermenéuticas. Se apodera de la capacidad de
remisión que traslada a la realización comparativa
y referencial. Así, la incidencia polisémica como
propiedad de su creación proteica se proyecta en red de
asociaciones que forzosas desembocan en la metáfora del
mito personal. Poeta y pensador se compenetran al fundir
razón y sensibilidad, creando con matiz órfico la
obra de lenguaje y arte poético. Elabora moldes propios,
desecha formas fijas y ensaya métricas al unísono
de trazos lingüísticos que guían a lo esencial
de sus visiones. La metamorfosis instituida en los textos no es
óbice, al contrario, para confrontar con diferentes libros
y propiciar conjeturas que contribuyan al acercamiento
valorativo. Es recomendable la lectura de Aproximaciones a la
obra literaria de Alberto Jiménez Ure
(1991),
compilación de críticas y entrevistas que hizo
Fernando Báez y El horror en la narrativa de Alberto
JIMÉNEZ URE (1996) escrito por Luis Benítez. La voz
del poeta interviene optimista ante el futuro promisorio y
liberador: «[…] Me muestro abatido y lo estoy.
Arrepentido no. /Abrumado sí; pese a lo cual, esta noche y
otras dormiré feliz./Despertaré y el mundo
será otro: engendro de mi imaginación./Es cierto:
la Literatura me redimirá
[…]»

-IV-

Revelaciones de
Jiménez Ure: la clave gnóstica

Por Ennio JIMÉNEZ EMÁN

El libro Revelaciones(1997), del escritor
venezolano Alberto JIMÉNEZ URE, a mi parecer, está
imbuido de ideas gnósticas subyacentes al tema central del
mismo: la confrontaciónDios-Demonio. Veamos en
qué sentido. Comentaremos primero algunos de sus textos y
luego los relacionaremos con algunos tópicos de la
doctrina gnóstica. Según lo explica su
autor en el pórtico, este texto perturbador surgió
en medio de una profunda depresión y como producto de una
crisis existencial: «Revelaciones es la
compilación de los mensajes que, bajo extrema
depresión, capté de alguien al que no puedo
precisar cual dibujo encima de una blanca hoja (…) Por ello,
advierto: desde el Principio del Tiempo los intelectuales hemos
sido réplica de una entidad pocas veces codificable, de la
Palabra Misteriosa, predecesora»,
afirmaJIMÉNEZ
URE.

Compuesto de 61 textos, el libro expone desde sus
comienzos una blasfema imprecación contra el Dios
bíblico del Antiguo Tetamento. La creación
acaeció con un fin malvado: «[…]
Ocurrió para divertimento de un hacedor perverso: de
ese a quien nombran Dios
[…]» (XXVI). Plantea el
mismo una apología del mal a través de un
discípulo del Maligno o aspirante a Primer
Príncipe
o Príncipe de Legión
que, a medida que se va iniciando, va exponiendo la doctrina que
le es revelada: «Impartirás el conocimiento del
Mal que suplirá definitivamente al Bien»,

declara la voz poética. En el texto XXIII esa misma voz
poética afirma: «[…] No hay razones para
ejecutar el Bien/Cuando del Mal viven los
pueblos
[…]». Es más, el Mal
forma parte de la naturaleza de ese Dios que
tentó a la pareja primordial para luego castigarla
eternamente a través de la especie. El «Torturador
Bíblico», se le denomina en el texto XIV. Si este
Dios -se pregunta la voz poética- es tan bondadoso y
sensato, ¿entonces por qué creo a partir de La
Nada
y El Caos un mundo donde el mal existe
enseñoreándose raigalmente sobre él?:
«[…] O, acaso, no reina el Diablo por encima
de/Los hipócritas mandamientos de su espurio
progenitor»,
se pregunta dicha voz en el texto
número III. En fin, el mundo y con él la especie
humana, debieron haber permanecido en La Nada,«estadio
del cual nunca debimos partir para experimentar/Dolores,
tragedias, desigualdad, humillaciones, odio u
oprobio
[…]» (XLIII) «[…] La
Nada espera a la materia porque la existencia/Es una fosa
incolora que, en el espacio infinito,/Se absorbe a sí
misma y cuanto contiene
[…]» (XLIV)

El trasfondo del libro plantea una confrontación
o un conflicto maniqueo, expuesto por el iniciado entre
dos entidades o divinidades: una propicia y otra perversa,
sólo que aquí se invierten lo papeles. A la
tradicionalmente buena se le considera un «Falso
Bienhechor» y a la malvada se le asigna el papel de
Iluminador. Ahora bien, separando estas ideas del
Antiguo y Nuevo Testamento y tratando de conectarlas con un
trasfondo gnóstico, por ejemplo, recordemos que
Manés (Mesopotamia, 246 d. C.) creador de una gnosis
dualista
derivada del mazdeísmo iraní
o zoroastrismo, de la que después se
alimentará el catarismo y otros círculos
teosóficos, considera, como muchas otras sectas, que el
mundo actual es una creación del Arconte o
«Príncipe de las Tinieblas», equivalente al
Dios del Antiguo Testamento, enfrentado a un Dios bueno
que a veces toma la forma de «Ángel
Caído», invirtiéndose así los
términos convencionales del Bien y el
Mal.

Un estudioso de la materia como Harold BLOOM, en su
libro Presagios del milenio(Editorial Anagrama,
Barcelona, España, 1997), plantea que el
Gnosticismo es tan viejo como la religión misma.
Siendo en sus orígenes una tradición
herética de la religión ortodoxa hebrea (siglo I a.
de C.), es considerada incluso como una religión por el
estudioso judío Hans JONAS, una religión paralela,
en permanente contradicción con la institucional, aunque
sin embargo siempre se planteó como un culto del que no se
conocieron en el mundo antiguo templos o iglesias. Escribe el
ensayista: «[…] El Gnosticismo y la gnosis
fueron antaño un fenómeno elitista: una
religión para uno pocos, casi siempre intelectuales. No
creo que sea algo deplorable o encomiable: la imaginación
espiritual no suele ser un don universal. Blake, que tuvo su
propia gnosis, opinaba que una sola ley para el león y
para el buey era opresión

[…]»

Así, pues, según esta tradición, en
sus orígenes hebreos, opuesta a la falsa creación
del Génesis, el nacimiento del Hombre es una
catástrofe o una caída infortunada; como bien
afirma Blom, este hecho «nos presenta la historia central
de todo Gnosticismo, la caída de
Antrophos, el hombre primigenio o
«Adán-Dios», hasta convertirse en el
«Adán Inferior», nosotros mismos. Para el
ensayista estadounidense, antes de los cristianos, ya
había tradiciones judías que proclamaban que
«Adán era un ser superior a los ángeles,
y lo consideraban el verdadero profeta, o Christos, el Cristo
Ángel»,
siendo uno de los primeros
gnósticos el samaritano Dimón el Mago,
dicípulo de Juan el Bautita y supueto rival de
Jesús el Mago.

Posterior a esta tendencia inicial, surge
aproximadamente 200 años después el llamado
Gnosticismo Alejandrino, cuyo representante más importante
y reconocido fue Valentín de Alejandría (100-175 d.
C.), considerado por muchos como el más importante de los
gnósticos. De él sólo se conoce uno que otro
sermón completo (por ejemplo, El Evangelio de la Verdad y
fragmentos «sentenciosos y enigmáticos» al
igual que segmentos de una obra poética: Cosecha de
Verano.Según la tradición valentiniana, un
«demiurgo«» o «dios falso»
creó el mundo y nos hizo descender del lugar divino que
nos era propio en la plenitud o pléroma, y nos
echó a otro de la creación-caída,
tal como lo plantea el texto de JIMÉNEZ URE. Por ejemplo,
según la gnosis de Valentín, el mundo actual es el
kenoma o vacuidad cosmológica: «[…] Lo
que somos ahora está infestado de demonios y atrapado en
una concepción del destino gobernada por unos
ángeles hostiles llamados arcontes»,
los
«príncipes de nuestra cautividad […]»,
expone BLOOM, como ya lo habíamos señalado antes en
la gnosis de Manés y como es planteado por JIMÉNEZ
URE en varios de los textos señalados (XLIII,
XLIV).

Así, pues, si apartamos la lectura del libro de
JIMÉNEZ URE del aparentemente explícito simbolismo
convencional bíblico y lo relacionamos con la
tradición gnóstica, encontramos que la idea
principal de ésta es explicar la Caída y
promover la salvación en un mundo donde la creación
tiene un carácter esencialmente malo ya que es concebida
por un ser «perverso», tal como se trasparenta en los
textos de Revelaciones. Es, pues, como hemos visto, una
constante de las diversas sectas gnósticas plantear una
contradicción entre el Bien y el Mal,
entre la Luz y las Tinieblas, sólo que
estas categorías dejan de tener el sentido tradicional
bíblico, el cual es siempre rechazado por dichas sectas.
Como afirma el estudioso Hervé MASSON:
«[…]Con excepción de las sectas
judaizantes, la mayoría de los gnósticos rechazaban
casi todo el
Antiguo Testamento, considerándolo
una obra falaz de los profetas inspirados por el Dios de los
judíos
[…]». Yhavé, decían,
no era otro que el mismísimo Demiurgo, el creador
irascible, rencoroso y cruel de este imperfecto mundo.
Sólo desprecio le inspiraba el «Dios del
Génesis», cuyo «espíritu flotaba sobre
las aguas», que se dejaba engañar por Adán y
Eva y la serpiente, que se «arrepentía de su propia
creación». Este Dios era malo y limitado. Se trataba
del «Segundo Arconte», el «hijo del
Caos», «Ialdabaoth» (Manualdiccionario de
esoterismo. Editorial Roca, México, 1975).

Así, para la tradición gnóstica
valentiniana, el Arconte Ialdabaoth es un «demiurgo»
tan perverso que no sólo es culpable de la caída
del hombre, sino que engendró a lo ángeles,
guió a Abraham, engañó a Moisés en el
Monte Sinaí haciéndose pasar por Dios y
orquestó la pasión y crucifixión de
Cristo. Si el actual mundo es obra de Ialdabaoth,
entonces surge Lucifer como el verdadero salvador de la
Humanidad Caída y resucitador del Antrophos
Primordial.
Para los gnósticos este personaje,
«el portador de la luz», es la verdadera
personificación de la Gnosis «que libera al hombre
de la cadena de la ignorancia y le permite liberarse de la
esclavitud en que lo mantiene el creador de este mundo
malo». JIMÉNEZ URE parece referirse a este
conocimiento cuando en el texto XXXII expone:

«Quien ha nacido con el Don del Entendimiento
se sabe

Irremediablemente guerrero del Demonio: del
bienamado

Capitán de la Llamas que, por intentar
rescatarnos,

Frente a la maldición de lo existente o
fatuapercepción,

Ha sido blasfemado y equivocadamente
descripto

Por quienes se autodefinen
bíblicos»

Por eso, para esta tradición la
reivindicación de Lucifer, Luxfero o Luzbel no significa
la apología del satanismo, sino una invitación a la
adquisición y difusión de la sabiduría a
través de la gnosis. Visto dede esta
óptica, el texto de Jiménez Ure cambia de sentido,
invirtiéndose los signos y eliminándose el
carácter
demoníaco-satánico-destructor de su
mensaje: «El Demonio ganó la contienda/Contra el
Arbitrario Creador e instaura el Bien
Auténtico»
(XXXIV), como en realidad lo afirma
la gnosis.

Como dato curioso, y como bien lo estudia BLOOM en el
libro antes señalado, diré que la idea del
Demoniocomo ente malvado no es hebrea, así como tampoco lo
es la de los ángeles. Esta última provino del
cautiverio de los judíos en Babilonia, donde pudieron
apreciar lo que era una verdadera corte real, la cual reflejaba
la supuesta jerarquía celeste y donde existían
variadas criaturas aladas. La del Demonio como tal es más
compleja. En la Biblia hebrea no existen ángeles
caídos, incluso Satánno es un nombre propio (se le
llama el Satán), sino título curialesto
parecido al del fiscal. El Satán del Libro de Job es el
«adversario», o fiscal, un sirviente de Dios que goza
de buena posición y no es, ni mucho menos, malvado.
«[…] Volviendo a Isaías, 14, 12-15,
cuando el profeta canta la caída de Helel ben Shahar, la
etrella de la mañana, no hay duda de que se refiere al rey
de Babilonia y no a un ángel caído, como han
creído los intérpretes
cristianos
[…]», afirma BLOOM; y sobre
Lucifer, el Satán caído significa en el
texto hebreo «simplemente Lucero, y el Infierno es el
bastante distinto Sheol, una especie de hades».

La idea de Satán como criatura
diabólica enemiga de la Humanidad y su
transformación desde la serpiente de Edén, es
cristiana y de origen ecléctico, una mezcla de deidades
malvadas angélicas y animales que toman de civilizaciones
como la sumeria y asiria (Huwawa, Humbaba, Tiamat,
Ahrimán), posteriormente transformada por San juan, San
Pablo y San Agustín. Así, «los nombres de los
ángeles proceden de Babilonia, y la pérfida
naturaleza de los ángeles caídos viene de Persia.
Zoroastro, más que el texto yahvista o Isaías, e,
irónicamente, el verdadero antepasado de San Pablo y San
Agutín», precisa BLOOM.

Otro tópico expuesto en el libro es la
«Teoría del Logos o Verbo»,
«Razón Divina» o principio activo que
está en el origen de todas las cosas y que ha inspirado a
la gran mayoría de las doctrinas gnósticas.
Según ellas, todo se crea mediante la palabra, incluso el
espíritu, tal cual lo expone JIMÉNEZ URE en el
pórtico. Igualmente, en el texto XXXVII se hace
explícito el planteamiento: «[…] En el
principio, un nacido de la Palabra Misteriosa/Se erigió en
Dios y Creador; Luego, sin vacilar, se atrevió/A la
invención del cosmos y aparecimos para -absurdamente-
sufrir
[…]», ideas que igualmente se conectan
con todo lo expuesto anteriormente.

Estas pocas ideas comentadas aquí en torno a una
probable influencia «inconsciente» del
gnosticismo sobre Revelaciones, corresponden a una
lectura personal, y sólo tratan de sugerir un enfoque
diferente de dicho texto donde un misterio perturbador parece
hablar por boca de su autor, quien se considera a sí mismo
«un clariaudiente, un instrumento para la misteriosa
formulación de antítesis. Un metapsíquico
quizá, un perceptor del más allá de las
cosas fácilmente asimilables».
De ser
así, entonces la mente de su autor debe haber ido
igualmente más allá del simple dualismo
convencional (bien Dios-Demonio, Mal) que estas páginas
literalmente expresan.

-V-

Sobre Dictados
contrarrevolucionarios

[La inteligencia herida en la Materia Oculta de
Jiménez Ure]

Por Teódulo LÓPEZ
MELÉNDEZ

Alberto JIMÉNEZ URE nos tiene acostumbrados a
escribir sobre la materia oscura, la oculta. Lo
hace de manera tan particular que no tiene doble en la Literatura
Venezolana. Por vía de la poesía se
propone mirar el reverso. También yo lo he intentado y
logrado. He conseguido asomarme al borde de la expansión.
Puedo asegurar que está hecho como lo describe Alberto:
gases, moléculas, paradójico
blanco en la negrura. Antes, o después,
asegura que nos atraviesan las partículas, buen lector,
quien lo duda, de Física Cuántica.
Proclamarse inmortal no tiene nada que ver con el
hábitat de carne y huesos que nos envuelve en esta corta
visita. Los poetas queremos regresar al verdadero seno materno
que no tiene líquido amniótico. Podemos
vislumbrarlo en esta vida y hacia él iremos: es lo que
denomino el otro lado. Podría decir que el
silencio es la última expresión de la
partícula.

JIMÉNEZ URE, sin embargo, permanece un poco,
todavía, en este otro y establece sus reclamos.
Casualmente ahora leo al Sartre de un libro secundario y digo que
las cosas no se aceptan, se asumen, porque son derivaciones de
una condición, la humana. El poder, ni siquiera
supremo, puede entrar en la mente eufórica de un poeta,
pero, mientras estemos aquí, nos toca insultar al
tirano. Sin libertad no podríamos adelantarnos al
viaje. Claro que es perversa la libertad: nos permite decir cosas
que el común no entiende. Lo diabólico
está siempre presente en Jiménez Ure. Cuando hice
mi viaje anticipado no vi a Dios ni a su contrario.

Ningún escritor escapa de su tiempo, aunque no
escriba directamente sobre él. Alberto tampoco. Hay
tiranos, desviaciones políticas, rechazo del ejercicio de
lo concerniente a la polis. La mujer, siempre. Y los
inconvenientes del momento.

Alberto asegura que no escribe poesía
convencional. En realidad, la que lo es no es.
Aquí hay poesía. JIMÉNEZ URE es el escritor
que es, pero quizás nadie ha dicho de su profunda
religiosidad.Dios es la
resignación,Lucifer es la
imaginación. Es en este sentido que deben
entenderse las continuas apelaciones de este escritor a un
mundo diabólico.JIMÉNEZ URE es un reclamo
desesperado a la inteligencia y a la bondad.
Todas sus imprecaciones se deben a un entorno hostil
donde prevalece la violencia, la deslealtad y
la falsificación. Vean como apela al
Bien desde un estado de absoluta ira. Si alguien no
lo ama por sus antecedentes de escritor feroz es porque no tiene
la comprensión de una inteligencia herida.

Él y yo hemos compartido muchas cosas, incluso
viajes, pero ahora él sabe que yo sé y yo sé
que él sabe. Por eso lo acompaño
así:

«[…] La esencia/semeja la
inundación de la represa/bajo las aguas/cuando, en el
fondo,/no haya secreto […]»

-VI-

Iluminado

Por José Antonio YÉPES
AZPARREN

Alberto JIMÉNEZ URE es un caso raro en la
Literatura Venezolana; pues es uno de los autores más
prolíficos y quizá el más atacado y, al
mismo tiempo, el más estudiado de nuestra nueva
literatura, con casi treinta años en el oficio de las
letras, desde finales de siglo veinte a esta parte. Y por si esto
fuera poco, el que más interés ha suscitado en las
generaciones más recientes y en cierto sector intermitente
(pero honesto) de nuestra crítica; que ha sabido situar
sus hallazgos e indagaciones, entre ellos, por ejemplo, la pluma
fundadora y lúcida de un Juan Liscano, quien al morir
dejó un libro inédito sobre este autor ciertamente
tan incómodo como leído; repudiado como admirado,
publicado como vendido, que ha sabido despertar en los lectores
dentro y fuera de nuestro ámbito una resonancia inusual,
precisamente por no ser para nada acomodaticio y por sus
atrevimientos en los temas que trata. El carácter
polémico de sus temas ejerce una fascinación que
produce las más contradictorias posturas o reacciones,
pero no deja ileso a quien se aventure en su escritura.
Así, pues, casi innecesario decir que sus libros, son al
poco tiempo de publicados difíciles de
encontrar.

Hace más de doce años dejé escrito
en alguna parte que el desacato y la irreverencia le eran
característicos: «dos vías para lo real
imaginario». Aún los años transcurridos, es
notorio que la rebeldía in-disimulada y resultante de
estas dos vertientes mencionadas por mí como
intrínsecas en la escritura de este narrador, ensayista y
poeta de sintaxis castigada y enrarecida por un
aire intemporal (pero nunca arcaizante y sí cada vez
más sintética), mantienen su carácter
multiplicador y de indagación de una realidad que otros
escritores no se ha atrevido jamás a ensayar o abordar. Si
bien yo prefiero el autor de sus primeros libros de cuentos y sus
primeras novelas, cuando todavía su atrevimiento no se
enrumbaba por otros fueros más descarnados y provocadores,
su escritura no ha dejado de seducirme, aún en los
momentos que no comparto sus temas, por su impecable escritura,
rigurosa y sugerente; y ciertamente también porque pocas
veces en nuestra literatura he encontrado un autor de una
honestidad a rompeolas y «contracorriente» en la que
se ha mantenido aun en los momentos más difíciles
del oficio de escribir: al abrir sendas nuevas y transitarlas sin
importarle la acogida que puedan dispensarles los otros (los
lectores y la crítica, ésta última hoy ya
inexistente en nuestro país). Esa honestidad y su
carácter nada acomodaticio, paradójicamente, le han
valido un interés, como señalé antes, que
causa no poca sorpresa. Y, precisamente, por ello,
comprensible.

Iluminado, su libro de poesía más
reciente (Fondo Editorial de la Universidad Centro-Occidental
«Lisandro Alvarado»,
UCLA, Colección
Poesía, Barquisimeto, 2004) nos vuelve a mostrar que el
autor sigue fiel a sus principios y a su manera de ver el mundo y
asumirlo, abordarlo y volverlo escritura…. El tono de
estos poemas es, a diferencia de otras ocasiones, más
cercano al aforismo o al epigrama. Y las
primeras dos partes del libro, aun la innegable correspondencia
con la realidad, se me figuran que también pueden ser las
elucubraciones de un monje taoísta laico; que
escribe sobre el poder en pergaminos para tan sólo
pegarlos en las paredes de su habitación (o de una
ermita), sin intención de ser publicados, sino para
contemplarlos en la más austera soledad esencial…
Esta sección me hace pensar o me hace patente que los
hombres y los tiempos pasamos y los libros quedan. Y que estas
terribles sentencias acendradas en la filosofía
mantendrán su carácter letal por siempre. Y
también ese siempre se ensanchará para mantenerlo
como un contemporáneo de los diferentes tiempos por venir,
incluso los más distantes a nosotros.

En las otras secciones es donde encuentro su tono
más natural de otros libros; y la poesía, sin dejar
del todo la forma aforística o su honda
concentración verbal, se aúna más
acrisoladamente con el lirismo, como en el texto dedicado a Juan
LISCANO [El lenguaje] o, en otros casos, para exponerse
o disparar axiomas filosóficos, sentencias,
hallazgos
o dejarse llevar por entero ante el rapto o la
pulsión de la poiesisen instancias y temas que le ha ido
dictando su diario acontecer en esta parcela del
mundo.

Iluminado es no sólo un libro de poemas
o un conjunto de textos donde se hace evidente la imposibilidad
refractaria de los géneros en donde la poesía puede
confluir y donde el autor indaga y se confiesa, a modo de un
diario, para dar o mostrar las imágenes en lo más
crudo de su pensamiento. Es, para decirlo, de otro modo
más llano, un libro de un filósofo que escribe
poesía, pero también poesía castigada para
que las palabras digan al fin sus silencios más escondidos
o lacerantes.

De tal suerte, Iluminado, más que un
volumen inclasificable, es un texto plural que estalla entre las
manos del lector. Después de leerlo sobrevienen el
silencio y el pensamiento. No es decir poco de un autor en
tiempos donde el pensamiento no sobreviene, como tampoco la
palabra saturada de sentido: la palabra que piensa e incita a
pensar.

-VII-

En la tierra de
Abraxas

(«Tengo muy mala opinión del ser
humano». Alberto Jiménez Ure. Diario El
Nacional.
Caracas, 15-11-1999)

Por Néstor L. RIVERA URDANETA

Los cuentos y novelas del escritor Alberto
JIMÉNEZ URE (Estado Zulia, 1952) recrean territorios
extremos de esta civilización convertida en instrumento de
su auto-aniquilación moral. Pero, más
allá de señalar lo terrible para quedar a salvo en
la acera opuesta, o legar moralejas didácticas, este
escritor solo ha querido execrar algún malestar interno en
cada obra y ponerse a salvo de su propia naturaleza
abraxiana tras reconocerse parte de esta misma
«Humanidad» que tanto rechaza.

De allí que la desacralización de la vida
humana mediante textos críticos que rechazan la fatuidad
del ser convertido en valor de cambio, la otredad
maléfica, la corrupción política y el
torcido manejo de las leyes, las relaciones
erótico-sexuales como importantes indicadores de poder y
de la necesidad de recibir y aplicar violencia en acto de
liberación, vienen a erigirse en la estructura discursiva
central de su obra, convirtiéndolo en un escritor sui
generis
-e incluso visionario- por su dilatada y
profética toma de conciencia sobre estos
elementos.

Desde Acarigua, escenario de espectros(Punto de
Fuga, 1976) han pasado treinta años y ya en ese entonces
el escritor se negó a encajar en cánones literarios
tradicionales; de allí que toda la obra
jimenezuriana–más de una treintena de libros- ha
estado al margen de la prosa que vindica lo telúrico de la
tierra, el realismo mágico y el realismo citadino,
originando, en consecuencia, un constante interés por sus
escritos, tanto en nuestro país como en el
exterior.

Este escritor reconoce que prefirió un estilo
propio, alucinante, escatológico, perverso,
insólito, pero a la vez dotado de «mensajes
narrativos» (Barrera Linares, 1997), y de planteamientos
filosóficos, nihilistas. Seres desvalidos y otros
demoníacos, confrontados en eterna lucha Bien-Mal, deben
coincidir para desenmascarar la esencia terrible del Hombre,
mientras están tocados por «un afán de
renovación espiritual y física que se hace
manifiesto en frases contundentes, llenas de calor y de
profundidad» (Gil OTAIZA, 1997). Así que, reiterar
mediante reflexiones e historias apesadumbradas,
desacostumbradas, perturbadoras, el rechazo por el caos en que
derivó el ideario de la modernidad, ha sido su principal
propósito desde la década de los 70 del siglo
pasado.

Su forma de expresión se nutre no sólo de
los artificios que emanan de la ficción, sino que acoge e
interpreta los fenómenos sociales suscitados en medio de
una amplia diversidad de planos tangibles y verosímiles,
acosado e influido por lo presenciado desde la infancia, tal y
como revela en tono autobiográfico en el volumen de textos
breves Inmaculado (1982): «[…]Tarzio,
que había crecido entre pozos de petróleo y gente
hostil a las Artes, fluía entre las escrituras cultas y lo
único que admiraba (aparte del Relámpago del
Catatumbo) era la Filosofía. Según él
sólo un Platón, un Berkeley o un Shopenhauer pueden
decir en otro mundo que sus vidas tuvieron sentido en la Tierra.
Y buscaba, con avidez, merecer un sentido para su propia
vida
[…]»(pp. 71-72).

El autor ha comentado que su trabajo también
está estigmatizado por lo paranormal y místico,
junto a todas las pasiones y aberraciones humanas en
conjunción. Si atendemos a esto, junto a lo que
señala Juan Liscano en Panorama de la Literatura
Venezolana Actual
(Alfadil, 1995) acerca de las carencias
abismales en la literatura nacional a la hora de abordarse el
oficio de escribir, se deduce que Jiménez Ure ha legado
una bibliografía valiosa y orientada, en toda su magnitud,
al llenado del vacío que dejaron ciertos bloqueos
estilísticos.

Cuando en 1976 llegó a sus manos un ejemplar de
Acarigua, escenario de espectros (Punto de Fuga, 1976),
Liscano (1995) también comentó acerca de Alberto
Jiménez Ure que «su literatura rechazaba el
costumbrismo y el realismo urbano, el actualismo y el
inmediatismo imperantes, la complejidad estructural. Predominaba
el nihilismo sin proposición alguna redentora y, sobre
todo, construía con ideas y no hechos existenciales»
(p.282).

Pero, la voz más esclarecedora ha sido la de Juan
Calzadilla ARREAZA, quien trasciende de la superficie obvia y
ubica a Jiménez Ure en un estadio filosófico
intermedio entre Borges y Lezama Lima, pero aún más
cercano a Juan Emar. Y va más allá al expresar que
«no construye, ni desarrolla. Si insistimos en hablar de
fantástico, de filosófico, será forzosamente
en un nuevo sentido» (p. 35). Calzadilla ARREAZA sigue
hurgando en la extensa producción jimenezuriana y
comprende la intención del escritor zuliano; de
allí que aseverara:«[…]Más que de
construcción (…) parecería tratarse de
destrucción. Sintaxis del antojo que no carece de
rigor.
JIMÉNEZ URE practica,
sistemáticamente, no sabemos si concienzudamente, una
especie de caos-análisis: reducir la realidad apenas
representada a una descomposición posible, a su
máxima expresión caótica, a sus
mínimos elementos aleatorios
[…]» (pp.
35, 36).

Para JIMÉNEZ URE, escribir ha sido un acto
liberador, de expiación ante el bombardeo constante de
cotidianidades que hacen estragos, como si la saturación
de la violencia pudiese engendrar un espacio posible para la
conciliación con el espíritu y el lado menos
lacerante de la humanidad, para alcanzar la tan ansiada paz
interna rechazando «a la Babel de la modernidad
tardía y, por lo tanto, sus temores
apocalípticos» (VATTIMO,1997).

-VIII-

Desahuciados

Por Héctor LOPEZ

Jiménez Ure, con Desahuciados
(coedición entre «Monte Ávila
Latinoamericana» y la «Universidad de Los
Andes», Caracas, Venezuela, 1999), su última novela,
logra condensar las líneas más
características y significativas de su narrativa. Lo hace,
sino en oposición de la estructura y característica
de sus personajes, si en el sentido de los objetivos que estos se
plantean. Con esto, quiero decir y significar que, siendo fiel a
si mismo o a su escritura, ha dado un giro por acercarse
más a lo social. Ya los personajes tienen un
interés y una preocupación que se integra a las
necesidades colectivas. Con eso la novela se acerca a la parodia
de un mundo político enrevesado, que busca clarificar sus
sentidos. Al mismo tiempo, nos enfrenta al mundo alucinante de
las utopías de fin de milenio. Pero, frente a esa
desarticulación de los valores humanos, donde la
economía se ha tragado todas las formas de relación
y el hombre ha perdido todo el espacio de su libertad, estos
«desahuciados» conquistan su capacidad de lucha y no
se rinden hasta lograr implantar un mundo más humano y
justo, derrotando así las fuerzas más pesimistas de
la sociedad. Sin embargo, los temas recurrentes en la literatura
de JIMÉNEZ URE, están presentes. El nombrar los
objetos por sus características y funciones en una especie
de anacronismo. La referencia a una sexualidad problematizada,
demostrando la tesis de la relación entre el sexo y el
poder, indagada por Michel Foucault; pero sin olvidar la
responsabilidad social y política de la producción
social de eunucos. Paródicamente, los hombres del
poder, los que no son «desahuciados» han cometido
distintos tipos de delitos, es decir, son verdaderos delincuentes
que su condena pareciera ser la de ejercer el poder. Este cambio
de perspectiva en la narrativa de JIMÉNEZ URE, que me
parece fundamental, le ha dado una dimensión distinta a
toda su producción y nos permite leer los conflictos
sociales dentro de un espacio que se aleja de lo aberrante, de lo
desquiciado, de lo estrictamente personal, de lo enfermo, para
dejarnos frente al espejo que nos muestra el rostro de una
sociedad anarquizante, dura, deshumanizada y deshumanizante, una
sociedad que requiere cura para distintos males, entre ellos el
de la depresión. Cito: «[…] Para tu
curación, te ofrecemos
sesiones de pláticas
y la opción de beber De la
Miel
[…]»

Los XXXVI capítulos que constituyen la novela nos
muestran como un grupo de hombres y mujeres van conformando un
comando que se propone lograr la liberación de los hombres
marginados o «desahuciados de la sociedad». Debo
resaltar que el grupo pertenece a lo que podríamos llamar
clase media. En esa búsqueda enfrentan la política
del régimen y soportan las represiones del mismo, hasta
que son exiliados unos y ejecutados los otros. Los exiliados
descubren una dimensión distinta de la realidad (descubren
que son eunucos y otros una concepción sobre los derechos
humanos), en una sociedad que les resulta extraña y que
terminan por dominar, hasta lograr reunir un
«ejército de liberación». Mientras eso
ocurre, uno de los exiliados es expulsado y tiene que regresar a
su patria. Pero, contrariamente a lo que se puede esperar, es
bien recibido por sus antiguos represores, hasta el punto de ser
promocionado socialmente y también termina conquistando el
poder, produciendo una revolución. Cuando llega el
ejército liberador, lo que se produce es un encuentro de
hombres libres: «vivirían emancipados de todo lo que
duele, nunca de la palabra y la acción». Se logra
-así- una sociedad marcada por el principio del placer.
Cito el último párrafo de la novela:
«[…] Los organismos multiplicarían y
tendrían por impulso espontáneo el hedonismo, el
placer ininterrumpido, excelso y sin la intervención de la
Moral. No habría hombres, sino seres libres: felices de
una condición natural y exenta de miedos absurdos
[…]» Para terminar como las escrituras
bíblicas:

«[…]Yo fui el que era, sería el
que fui y me transformé en La Nada. Quien tenga
oídos y ojos escuchará mi voz y verá en mi
muerte la suya: el fin del sufrimiento

[…]»

Indudablemente, esta será una de las novelas
representativas de los noventa, con toda su carga de
preocupaciones y expectativas sobre el futuro y juicio sobre la
Historia y la Política, no sólo venezolana, sino
del continente. En ella quedan al descubierto los núcleos
de la escritura de Alberto JIMÉNEZ URE, de la razón
de sus preocupaciones y la consolidación de una
estética que -a lo largo de los años y las obras-
ha ido cobrando sentido y un lugar en la narrativa nacional. No
me resta más que celebrar la aparición de esta obra
que nos entrega un espejo donde mirar y reconocer nuestro rostro
social y quizás individual. Con ella, JIMÉNEZ URE
fija un espacio en el panorama de nuestra narrativa, a pesar de
los gustos y dureza de una forma de escritura que nos lanza en el
rostro una imagen que nunca queremos ver ni reconocer, pero que
también, devela fuerzas y aspiraciones que tampoco hemos
sabido ni querido explotar. Esta novela es el otro perfil de
nuestra sociedad y de nuestra novelística; el desconocido,
el oculto, el que nos inspira un poco de temor y, al mismo
tiempo, el que nos atrae con sus imágenes y el espacio de
libertad que nos ofrece.

Con esta novela, JIMÉNEZ URE nos obliga a rehacer
la lectura de la narrativa venezolana y, definitivamente, se
incluye, ineludiblemente, en ese panorama.

-IX-

Análisis
del libro Desahuciados

«Cada cual se mira en los otros, cada cosa es
todas las cosas»

(Plotino)

Por Marisol MARRERO

El sufrimiento se debe, sobre todo, al hecho de que el
ser humano tiene considerables dificultades para encontrar el
centro de su ser. Explorar la psiquis humana, sus escondrijos,
madrigueras, y grietas, es doloroso. Por eso hay que ir con mucho
cuidado hacia esa inmensa casa interior. Eso es lo que
trataré de hacer con la novela Desahuciados, de
Alberto JIMÉNEZ URE (editada por Monte Ávila
Latinoamericana
en coedición con la Universidad
de Los Andes,
año de 1999). Hurgaré de cuarto
en cuarto, escudriñaré gaveta por gaveta,
miraré sus ropajes y pertenencias. Haciendo esto nos
formaremos una impresión del tipo de escritor con el que
nos topamos.

JIMÉNEZ URE nos narra, en la citada y reciente
novela, un mundo de escasez donde se agotan los recursos
naturales y, por supuesto, donde cuesta mucho vivir. Ir hacia el
futuro es volver a las miserias del pasado, a los eternos
problemas del hombre: falta o abundancia de agua, de
oxígeno, de alimentos, en fin, de los máximos o
mínimos para existir, pues todo exceso produce
catástrofes, ya lo hemos visto en acontecimientos de
nuestro país. Tanto la mucha tecnología como su
falta lleva a la destrucción.

Es ésta una extraña novela, llena de
recovecos psicológicos. Al final se logra un todo
coherente,
a partir de la enmarañada psique de los
personajes, solo hay que hallar las claves que permitan
comprender esta particular historia. Pero, no adelantaré
detalles alrededor de la trama antes de analizar su
fantasía, el esclarecimiento de su
situación vital, porque sabemos que la tendencia
más profunda de la psique es la de representarse a
sí misma a través de ella. Las fantasías son
representaciones simbólicas de nuestras vidas, y la
valentía de UREestá justamente en aceptar lo malo y
lo absurdo del ser humano como partes naturales e innatas de
él. Pero, descubrirlo nos molesta porque no queremos
aceptar lo horrible que llevamos dentro.

Lo turbio es la máscara que el autor usa para
proyectar la imagen deseada. Alberto nos revela un territorio
donde el oxígeno se acaba, el agua escasea, y la
energía solar se vende. Un posible mundo del futuro, al
cual se ha llegado por la deficiencia mental del ser humano.
Aquí hay enfermos del cuerpo y del espíritu,
depresivos por montón, y docentes destituidas de las
universidades por sus ideas revolucionarias.
¿Quiénes son estos personajes? ¿Contra
quienes se rebelan? ¿Cuáles son sus castigos? Todas
estas preguntas debemos hacérnoslas para acceder a la
complicada trama. En la ciudad del horror,
Humandetritus, se establece la eterna lucha de clases,
en este caso, los aventajados contra los
desahuciados, que se rebelan contra el estatus,
representado por los poderosos de siempre que mantienen dominan
por medio de las armas. La conspiración y la
insurgencia son actividades penadas con horribles
castigos, como ser «comidos vivos» por niños
predadores, «desollamientos en vida» y
«amputaciones de lengua».

El miedo y las pesadillas se concretizan en la palabra
del autor. Este se complace en lo deleznable del ser humano, que
por la falta de alimentos llega a consumir carne fresca, y carne
salada de seres fallecidos. ¡El horror impera en la ciudad!
En cuanto a los personajes, no copulan: hembras y varones tienen
un orificio entre las piernas por el cual orinan y defecan. La
inseminación es artificial.

Uno se engaña sobre los motivos de sus propios
actos, no se percata de los mismos sino a posteriori.
Esto sucede en la novela de JIMÉNEZ URE. Los castrados,
los rebeldes, no saben hacia dónde van, ni de las
consecuencias de sus actos. Aquí todo se invierte, se
podría decir: «[…] En mi final está mi
principio […]». O, también: «[…]
Principio y final son extremos de la misma cosa
[…]». Los personajes, angustiados, sufren
depresiones, quieren morir, porque existen vejámenes que
no se pueden permitir, pues lesionan su orgullo, su psique. Por
todo ello, en esa ciudad existen persuapsíquicoscomo Palas
de Athenais, para tratar de curar los trastornos
psicológicos. ¿Quiénes se rebelan? Al final
de la novela los miles de desahuciados pasan a la «fase
esperpéntica […]» por falta de alimentos,
asfixiándose por tener bajos salarios que no le permiten
obtener oxígeno. Ante este estado de cosas surge la
rebelión para derrocar al tirano, comandada por una mujer
(Afrodita). A ella la acompañan en la revuelta: Fosfuros
De Antares, y el persuapsíquico Palas De Athenais.
Descubierta su conspiración, son exilados hacia una
región llamada Demarcación Tropical, la
cual descubren como un paraíso de bondades, lleno de
alimentos frescos, donde los hombres reconocen en la vagina el
albergue del pene y copulan para procrear. Por cierto que esto le
trae problemas a Fósfurosy a Palas cuando se ven en la
situación de acostarse con unas chicas de la
demarcación. Para Fosfuros fue un trauma, incluso es
puesto preso por violar a una mujer utilizando una serpiente (al
verse frustrado por las burlas de esta, cuando lo vio castrado).
La situación de Palas fue distinta, y es digna de un
análisis especial.

Freud, en su ensayo La organización genital
infantil
, descubre la gran afinidad de la forma final de la
sexualidad infantil con la estructura definitiva sexual del
adulto. En la primera fase el niño no admite sino un
sólo órgano sexual, el masculino, para ambos sexos.
En el caso de la novela es el femenino, ese hueco que les
quedó de una sociedad castradora a nivel físico y
mental. El novelista se concentró en esta primera etapa
del desarrollo sexual, pues todos son castrados. Fue en ese
momento cuando me di cuenta de que el persuapsíquicoPalas
de Athenais, o, mejor dicho, su apellido, corresponde -en la
Mitología Griega Antigua- al sobrenombre de la
diosa Athenea, que significa "La Virgen". Según la
tradición, nació de la cabeza de su padre ya adulta
y armada del escudo y de la lanza. No sé si fue
intencional o un desliz del inconsciente. ¿Qué mala
pasada habría querido jugarle el inconsciente al
escritor?

Ferenczi ha referido muy acertadamente que «el
símbolo mitológico del horror, la cabeza de Medusa,
se puede comparar con la impresión producida por la
visión de los genitales femeninos faltos de pene».
En la novela éste no es el caso, pues todos son castrados.
¿Qué puede significar esto?.Freud agrega que, en su
opinión, el mito se refiere a los genitales maternos en
especial. Palas Athenea, que lleva en su armadura la cabeza de
Medusa, es por ello la mujer imposible. El horror a los genitales
maternos lo lleva a convertir la mujer prohibida, Palas De
Athenais, en hombre, y, además, sin pene. Lo máximo
de lo prohibido. El símbolo mitológico del terror,
cuya visión ahoga toda idea de aproximación sexual.
¿Estamos ya claros? No hay ninguna posibilidad de incesto,
sólo queda la paz y la tranquilidad, por los
momentos.

En la segunda etapa de la formación sexual, el
niño desarrolla una gran curiosidad. Fosfuros de Antares
es un ejemplo de esto, pues muchas de las agresiones sexuales que
el pequeño realiza, verificables en una edad posterior,
serían juzgadas como manifestaciones de perversidad. Se
revelan en el análisis freudiano como experimentos (cortar
la cabeza de la serpiente para meterla en la vagina de la mujer)
puestos al servicio de la investigación sexual. Por fin
descubre que no todos son iguales, que existe «lo
otro», pene y vagina.

En la tercera etapa, sobreviene el horror a la falta de
pene. ¡Me falta ese algo! ¡Nada me cuelga!
¡Nada se balancea allá abajo! Después de leer
esta novela, nos damos cuenta de que no es por casualidad que
Alberto JIMNÉNEZ URE es uno de nuestros narradores
más leídos en el exterior, hasta el punto de que
los periódicos le dedican hojas enteras. Cosa que en
nuestro país parece desconocerse o ignorarse. Recomendamos
su original escritura, como una salida a tanta
repetición.

-X-

Alucinados

Por Carlos DANÉZ

Baudelaire comienza sus Flores del Mal con un
poema dedicado al lector, al que llama hipócrita, ya que
si no ha violado, ni ha incendiado, es por causa del miedo. El
lector es su cómplice, su semejante y hermano, el
haría cualquier cosa por liberarse del tedio. Alberto
JIMÉNEZ URE, en el género de la novela inmoral, es
un maestro como lo son SADE o DIDEROT; concibe personajes y
sociedades sin miedo, donde el ejercicio de la
«moralidad» no es un obstáculo para el libre
desarrollo de la concupiscencia.

En Alucinados, este autor de novelas breves no
exagera ironizando la patología de la sociedad en la que
vive: sino que resalta, mediante una leve distorsión,
algunos rasgos particulares y colectivos como la
drogadicción y el alcoholismo, la
corrupción, la lujuria y la
traición; jugando, libremente, con esos valores
en una suerte de fantasía literaria. Nada de lo que sucede
en esta novela le es extraño al lector y, por eso, su
atención queda capturada durante el breve desarrollo de su
contenido en ochenta y ocho páginas con letra
grande.

Los personajes deAlucinadosa, diferencia de los
personajes shakesperianos, no hacen grandes reflexiones, sin
embargo su extraordinaria actuación en la incesante y
absurda acción dramática les permite cumplir con la
máxima hegeliana de ser artistas de sí
mismos.

JIMÉNEZ URE, al igual que el florentino
DanteALIGHIERI, logran bucear en la profundidad del alma de los
mortales, creando como consecuencia de sus enfoques y
descripciones ámbitos aterradores. Lenguajes que se
vuelven pavorosos al develar -sus autores- la condición
humana, lo que los humanos no quieren ver de sí mismos. Si
en Venezuela el vulgo leyera, bien pudiera acuñarse el
termino jimeniano en vez de dantesco. Digo en
Venezuela, ya que inmerecidamente Alberto es un autor poco
conocido en el exterior. Sus novelas deberían estar en la
librería «Espasa-Calpe» de Madrid, al lado de
los libros de KAFKA. Pero, en nuestro país
continúan existiendo políticas editoriales sin
criterio asertivo y en manos de parcialidades.

Como todos sus cuentos y novelas, un narrador desbordado
pero parco retrae y contrae la acción, de una manera
totalmente intuitiva. Notamos una profundidad mística
[evidente presencia luciferina] en la
«maldad» que en la devastadora acción
acontece, para satisfacernos mediante el asombro que es capaz de
producir esta especie de catástrofe creativa.

Su lenguaje sexual y sensual -como en una oportunidad
dijera Juan LISCANO- está impregnado de contenido
sadomasoquista. Hay algo sapiencial y empírico en
sus imprudentes, dementes situaciones que francamente
escandaliza. Basta referir -enAlucinados- la elemental
sensación de simplicidad, de la a su vez apoteósica
metamorfosis que sufriera el personaje principal en cangrejo
gigante. Después de todo, pudiéramos estar
aprendiendo un proceso de catarsis estética del imaginario
colectivo, que hasta ahora se satisface con las representaciones
de orgasmos y crímenes.

Todo sufrimiento es tal, porque está en su
naturaleza prolongarse, así nuestras vidas se convierten
en pesadilla semejándose a la temporalidad narrativa de
esta novela. Quedan así pontificados los espacios de la
realidad y la ficción.

Una escéptica textura reflexiva se esconde tras
las consecuencias de los hechos, que acontecen en primer plano de
la narración. Pese a la personal postura
ácrata del autor, en sus novelas afortunadamente
no se precisa ningún propósito moral.
Alucinados nos enfrenta a los lectores, con la grandeza
del Mal; sobrecogiéndonos cuando lo disfrutamos,
y nos estamos identificando de manera inconsciente con el espejo
concupiscente que el autor despliega.

En ese sentido, es una ventaja que las novelas perversas
de JIMÉNEZ URE no sean más largas de lo que son.
Dejado en brevedad (desde su violencia figurativa) una
sensación de infinito espanto.

-XI-

Cuentos
escogidos

Por Juan LISCANO

De niño me gustaba oir los cuentos del acervo
popular
contados por mi tío Barceló, a quien
yo llamaba «Tío JáJá»; o por la
servidumbre, al calor del fogón que, entonces, año
de 1920, era el alma de la cocina. Con el pasar del tiempo y
después de leer libros de cuentos para niños y
sumergirme en las historietas de piratas, indios, Búfalo
Bill, detectives, llegué a la juventud. Leí muchos
cuentos. Los breves me gustaron en particular. A veces,
los largos me subyugaron como El corazón de las
tinieblas
de CONRAD. Ya contaba 20 años. Era en 1935.
El año en que falleció el General Juan Vicente
GÓMEZ, después de una dictadura ejercida como
Presidente Constitucional o como Jefe del Ejército, el
cual él mismo había creado. GÓMEZ, su poder,
su terrible soledad.

Con el tiempo, me fui apartando un poco del
género narrativo al cual había sido fiel hasta los
años 50. De allí en adelante, exigí algo
más que leer historias bien o mal aderezadas.
Elegí. El trabajo con la poesía me alejaba
de la narrativa, cuando no encontraba en ella alimento
para la inspiración poética y la aventura interior
del espíritu. La literatura por la literatura misma
empezó a aburrirme. La literatura es para algo más,
pensaba, no sólo forma y técnica.
Discriminé. Hallé aliento y pensamiento en
GALLEGOS, LAWRENCE, HESSE, MALRAUX, HUXLEY; CÉLINE me
asombró.

Y así llegué a leer los primeros cuentos
de Jiménez Ure: quedé conquistado. El título
era ya un hallazgo sugerente de misterio: Acarigua, escenario
de espectros.
Los publicaba unas ediciones desconocidas. Era
en 1976. El librito contenía relatos atroces; todos
podían llamarse con el título de uno de ellos:
Umbral de otros mundos. El personaje central, el
protagonista inocultable, era la muerte; no como
especulación filosófica o
espiritual, sino como avasallante presencia en el
aquí. JIMÉNEZ URE, a los 24 años, imagina
once situaciones, once historias para la actuación de la
muerte o, mejor dicho, para conocer la entrada hacia
la muerte absoluta.
Por lo tanto, sus invocaciones mortales
no acceden al absoluto de la muerte, pero sí
develan brutalmente la condición humana capaz de todo.
Elucubración no propiamente de estética narrativa,
sino de metafísica existencial, admitiendo que el hombre
sopesa su cadáver.

Estos cuentos iniciales, si bien mantienen la
acción de muerte en el discurso escrito, revelan algo que
pertenece a la Filosofía, al innatismo,
a las búsquedas esotéricas; que lo pensado
es más real que la realidad
empírica
y que la muerte física,
anecdótica, accidental
o buscada, el
suicidio, el tormento, el crimen, son
umbral de otro mundo sin reflejo.

De modo que la obra toda de JIMÉNEZ URE se
mantiene dentro de estos parámetros y da lugar al
despliegue de situaciones límites, paroxismáticas,
que operan como negativos de un arte de pensar insólito,
donde fuerza las fronteras de la realidad para asomarse, en vano,
hacia otro mundo, en un ejercicio que jamás ha realizado
escritor venezolano alguno.

Está emparentado, en esencia, con la obra de dos
gigantes de la literatura, si literatura se puede llamar lo
escrito por KAFKA o por BECKETT. Si en vez de haber nacido en
Venezuela JIMÉNEZ URE perteneciera a un país
desarrollado, su obra -fundamentalmente indagadora de un
más allá- ocuparía aquí un puesto de
reconocimiento. Nada tiene que ver con lo fantástico: una
receta.

Nunca hubiera sido un «bestseller», como no
lo fueron, sea dicho de paso, ni kafka ni Beckett. El
«best-seller» es concepción de mercado y no de
imaginación creadora óntica,
filosófica, desordenadora del realismo y de todas
las seguridades hipócritamente buscadas en lecturas
vacacionales. Hasta cierto punto, la obra de JIMÉNEZ URE
podría calificarse con el término
decimonónico de «maldita». No en el sentido de
la bohemia en que nace y se mantiene, sino en lo arriesgado de la
experiencia convulsiva y
terminal.JIMÉNEZ URE no es dado a la
bohemia.

En su obra hay videncia; hay intuiciones
espirituales trascendentes; hay erotismo
sádico-masoquista,
me atrevería a decir, casi
redentor, por lo purgativo; hay
ciencia-ficción; hay cultivo del crimen
como acto de rebelión total; hay preocupación
interior por el destino humano; hay develamiento, blasfemia,
insultos congelados, parodia de secretos íntimos,
aberraciones, incesto, invocación sesgada
demoníaca, delirio, maleficio, descomposición,
fermentaciones enigmáticas.
Su obra -y es su
principal mérito- elude la cantidad para buscar una
calidad inusitada, la cual no se afinca ni logra su
propósito en la extensión verbal, sino en lo breve,
sucinto, un tajo de palabra, un filo de arma blanca en la
oscuridad del mundo.

Nadie puede disfrutar leyendo a JIMÉNEZ URE.
Ingresa en lo insólito, lo desmesurado apretado en
cápsula explosiva, en lo mínimo creciendo de pronto
como un dinosaurio venenoso. Leerlo es un ejercicio de
pensamiento y de trabajo interior. Estamos ante un universo
semejante al de Bosco o Brueghel, al de los Caprichos de
Goya
en lo que este tiene de medieval. Y medieval
es la obra toda de JIMÉNEZ URE, por su atrevimiento
ontológico propio de inspiración
diabólica,
por el ángel que se esconde, por la
crueldad de lo representado: eterna crucifixión del
hombre.

El rito fundamental del cristianismo es la
crucifixión después del martirio.En nada
corresponde a la herencia de poder romano que el imperio
agonizante dejó a la Iglesia. Esa contradicción
entre lo intemporal del sufrimiento por predicar la
Verdad y lo temporal de gobernar con
política el imperio que será cristiano, explica el
rostro doble del Cristiano: el símbolo de la
Cruz en la empuñadura de la espada.Por
transferencia la Iglesia sigue y seguirá crucificando a
Cristo. Sin embargo, esa dualidad esencial motivó la
expansión de la Iglesia y de Cristo, una antinomia. Lo
apasionante fue la absorción de los antiguos misterios de
muertey resurreccción, en el drama de la
Pasión. Para el cristiano verdadero -y solemos
serlo por momentos- el tránsito vital es una ruta que
lleva a la muerte y a la resurrección del Juicio
Final.
Nacer, morir a ese nacimiento repugnante, resurgir
para encontrar el verdadero camino de la muerte.

La obra de resonancia interior inagotable de
JIMÉNEZ URE, tras su apariencia demencial,
demoníaca, delirante, blasfematoria, oculta la
expectativa del más allá, al cual se asoman sus
personajes esquemáticos, urgentes, urgidos, absurdos,
espectrales, gesticulando en una representación
terrorífica, sin principio ni fin, de la muerte y el
sexo.

Hay que leer sus Cuentos escogidos (Monte Avila
Latinoamericana, Caracas, 1995). Nos remiten a otros conjuntos
narrativos anteriores: Suicidios, Inmaculado, Maleficio,
Acarigua…
Jiménez Ure objetiva, en pocas palabras y
en frases cortas (eficaces, taladrantes), los comportamientos
humanos más increíbles, todos entre sangre, sexo,
semen, extravío y muerte.

Lo que me seduce en JIMÉNEZ URE es su falta de
respeto hacia la realidad, la metafísica
contenida en sus píldoras cuentísticas, en sus
mininovelas. Sus pensamientos, lucubraciones y poemas apenas
transmiten el poder concentrado de su narrativa tan rica en
situaciones de lo imaginario real, un modo de expresar
la visión del mundo, entre la metamorfosis y la
forma, la muerte y el enigma del más
allá,
la residencia en el umbral de todo lo que deja
de ser.

-XII-

Confesiones
acerbas de Jiménez Ure

Por Ennio JIMÉNEZ
EMÁN

Alberto JIMÉNEZ URE ha sido un cultivador
persistente, perseverante y muy particular de la escritura
poética. Conocido suficientemente en el ámbito
literario venezolano por haber elaborado un corpus
narrativo
muy emblemático de nuestro desolado tiempo,
mundo brutal e insensato que ejerce diariamente su macabro
festín de perversiones, aberraciones y vicios irredimibles
donde se desdibuja cruelmente la condición humana y que el
narrador presenta de forma cruda, sin embargo ya desde la
publicación de su primer volumen en este género:
Trasnochos, poemas, 1970-1986, publicado en 1987,
pasando por Luxfero (1991) y Lucubraciones
(1994), dicha escritura poética, asumida en medio de
espacios de angustioso desvelo, de reflexión vital o de
furor existencial se vino a constituir en una estancia propicia
para el cultivo de sus meditaciones, intuiciones, visiones, de
manera concisa, alejada un tanto de su torrencial caudal
narrativo poblado de seres inquietantes, esperpénticos, de
pesadilla. El mismo autor había declarado en el
postscriptum de Trasnochos:«[…] La
poesía es un género menos difícil que la
prosa y, sin embargo, rara vez los críticos encaran a los
tramposos y los flojos de la síntesis
filosófica.
Indistintamente, he dedicado igual tiempo
a la narrativa, la poesía o el ensayo. Si antes no quise
publicar poemas fue porque no sentí la urgencia de los
literatotastros por acreditarme […]».
Así, en algunos de sus cuentos, novelas o noveletas, el
narrador JIMÈNEZ URE había insertado poemas suyos y
de otros autores, o fragmentos de ellos, en boca de algún
personaje con tono irónico o desolado. Incluso en su
última novela, Desahuciados (1999), el propio
autor se incluye, con su segundo apellido, como un poeta
apocalíptico de la Centuria XX, habitante de una
antiutopía ubicada en un país convulso en un futuro
no muy lejano, e incluye varios textos, entre ellos uno de tono
inquietantemente metafísico. Cito un fragmento del mismo:
«[…]Morí y no se produjo el fin de los
tiempos,/Sólo me fragmenté en la paz:/Una quietud
condicionada,/Perdurable si logras trascender/Los espacios de luz
donde somos
[…]».

Pero en el texto que nos ocupa, Confeso
(Universidad de Los Andes, Vicerrectorado Académico,
2000), el tono y los temas del libro se encuentran bien alejados
de inquietudes metafísicas; se centran, más bien,
en la reflexión filosófica o existencial, la
concreción de algunas obsesiones, el aforismo, la actitud
irreverente, la recusación radical de ciertos valores
políticos. Por ejemplo, en un fragmento del poema
número XI, su autor sentencia con sorna:
«[…] Al miserable que pretende dirimir mediante
la ventaja/Que el Poder otorga, fíjale el día de su
muerte y ríe durante la
espera
[…]»(Ríe). Por el contrario, en el
texto número VII, nos dice su autor, el verdadero
poder reside en el lenguaje del creador, cuya práctica
debería asumirse como oficio sacramental:
«[…] La palabra es el máximo y
auténtico poder que de El Oscuro procede/Y nada impide que
con su develamiento, las cosas que proyecta/Se sucedan más
allá de quien llaman El Supremo […]»
(Elogio de la Palabra, p. 13). Por otro lado, la palabra
escrita es igualmente instrumento esencial en nuestra guerra
cotidiana, como sostén y defensa en un mundo hostil,
carnívoro: «[…] Que mis enemigos se
cuiden porque, a partir del alba,/Me transformo en palabras y
todos me perciben en mayúscula
[…]»
(Elogio de la Palabra, supra). La palabra, pues, y por
extensión la literatura, en un mundo que naufraga en la
decadencia y donde el hombre se percibe como el verdugo del
hombre, se arraiga y florece en los recovecos del espíritu
brindándonos la posibilidad de una renovación
interior, como queda determinado en el texto número
XXV:«[…] La literatura es un encuentro
permanente con la muerte y resurrección;/Es hallarme, de
súbito, en un intenso y epistolar vínculo con quien
seduce mi espíritu
[…]» (p.
37).

Partes: 1, 2, 3, 4, 5
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter