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La categoría configuración subjetiva: estudio de las causas del delito en adolescentes



Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. La
    configuración subjetiva: delimitaciones
    teóricas necesarias
  3. Conclusiones
  4. Bibliografía

La adolescencia es un período particular e
importante en la vida de cada persona, basado, ante todo, en el
reconocimiento del peso que esta etapa tiene en el desarrollo
futuro, tanto desde el punto de vista individual como social. En
la declaración conjunta, realizada en 1998 por la
Organización Mundial de la Salud (OMS), el Fondo de las
Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y el Fondo de las
Naciones Unidas para Actividades en Materia de Población
(FENUAP), se señaló que el término
adolescencia se refiere a personas entre 10 y 19 años,
dependiendo de la maduración del organismo, de la
determinación histórica social y de factores
biológicos que completan los determinantes del desarrollo
humano.

A principios del siglo XX, educadores,
psicólogos, médicos y otros científicos,
comenzaron a prestar atención a este período de
desarrollo humano, vertiendo sus opiniones e hipótesis en
un gran caudal de literatura, pues durante la adolescencia se
realizan importantes decisiones que en gran parte marcarán
el rumbo de este sujeto y que estará condicionado por su
capacidad para adaptarse social, sexual, ideológica y
vocacionalmente.

El desarrollo del individuo supone la sucesión de
diversos cambios en las características
personológicas de este y en la posición que ocupa
en su medio social. Una etapa de especial interés es la
adolescencia, la cual ha sido tradicionalmente vista como un
momento de tránsito entre la niñez y la adultez. Al
igual que las restantes etapas del desarrollo humano, constituye
un período caracterizado por la adquisición de
logros trascendentales para la posterior maduración del
individuo.

Existen diversas corrientes que pretenden explicar la
dinámica del desarrollo psicológico y sus
principales determinantes, destacándose las
biogenéticas y las sociogenéticas, las que abordan
el desarrollo de manera absolutista, centrándose o bien en
factores biológicos o solo en los sociales. El Enfoque
Histórico Cultural constituye el punto de partida para la
comprensión del desarrollo psicológico del
adolescente, ya que centra su interés en el desarrollo
integral del hombre, determinado en lo fundamental por la
experiencia sociohistórica.

Vygotsky, a quien se le atribuye la paternidad del
Enfoque Histórico Cultural, legó en sus
consideraciones la determinación histórico-social
de lo psíquico y el principio de la actividad como forma
en virtud de la cual lo social se transforma en
psicológico, en un tránsito de lo externo a lo
interno a través de la interiorización; donde las
funciones psíquicas superiores tienen su especificidad
cualitativa y forman un sistema, integridad o unida; nos da una
visión integradora, holística de gran
significación en la comprensión de la personalidad.
Propone la categoría vivencia como unidad
psicológica de análisis de la vida psíquica
en la que expresa las influencias que recibe y el aporte de
sujeto de acuerdo con el nivel de desarrollo alcanzado
personológicamente y que marca el tránsito de una
etapa a otra.

La tipicidad en las particularidades de cada etapa, se
une al crecimiento y cambio cualitativo, en el tránsito de
una a otra edad, de estas características. Cada estadio
evolutivo se diferencia por la estructuración
cualitativamente superior de sus peculiaridades y el paso de una
a otra, representa un salto evolutivo y dialéctico hacia
una nueva cualidad, lo que se explica a través de la
categoría Situación Social del Desarrollo. Vygotsky
la designa como …"la combinación especial de
los procesos internos del desarrollo y de las condiciones
externas, que es típica en cada etapa y que condiciona
también la dinámica del desarrollo psíquico
durante el correspondiente período evolutivo y las nuevas
formaciones psicológicas, peculiaridades que surgen hacia
el final de dicha etapa
.

Entre los continuadores de este enfoque se encuentra la
Dra. Laura Domínguez, la cual ha desarrollado numerosas
investigaciones en nuestro país sobre la adolescencia y
que han posibilitado comprender con mayor exactitud, las
particularidades de su Situación Social del Desarrollo a
partir de la configuración de la posición social y
de la posición interna.

Es de destacar como características más
relevantes del desarrollo en esta etapa, que el adolescente se
encuentra inmerso en la actividad docente, a la que dedica gran
parte del tiempo, no obstante, el carácter de la actividad
de estudio cambia esencialmente, tanto por su contenido como por
su forma, de tal modo, existen asignaturas cuyo contenido tienen
un carácter científico, por lo que para lograr una
adecuada asimilación él debe desarrollar nuevos
métodos de estudio.

Este carácter de la enseñanza unido a la
ampliación de la experiencia del adolescente, favorece el
surgimiento del pensamiento teórico; así como, el
nivel superior de su actitud cognoscitiva hacia la realidad. Por
otra parte realiza, un conjunto de actividades extradocentes
(culturales, deportivas, políticas, etc.) que contribuyen
a ampliar sus intereses y al desarrollo de sus
capacidades.

Las relaciones del adolescente con sus coetáneos
está regulada por un "código de camaradería"
que se basa en el respeto mutuo, la confianza total y el
constante intercambio acerca de preocupaciones relativas a la
vida personal, los coetáneos son las personas a las que se
dirigen con mayor frecuencia después de los padres, sobre
todo si se trata de problemas sentimentales y de manera
particular en el período comprendido entre los
dieciséis y los dieciocho años de edad.

Otro aspecto a tener en cuenta al analizar las
relaciones entre los adolescentes es el grupo, tanto formal
(grupo escolar) como informal (amigos, vecinos, etc.). En la
adolescencia el motivo fundamental de la conducta y actividad del
adolescente es su aspiración a encontrar un lugar en el
grupo de coetáneos, y en ese sentido, su bienestar
emocional depende de si ha logrado ocupar el lugar que aspira
dentro del grupo.

Señala la Dra. Domínguez García,
(2006) que en investigaciones realizadas con grupos de
adolescentes cubanos se ha constatado que valoran el fraude
académico como expresión de camaradería, de
ayuda al compañero, y no como una conducta que implica la
transgresión de una norma moral: la honestidad; pues
evitan la crítica de sus compañeros, siendo capaces
de renunciar a sus propios puntos de vistas para lograr la
aprobación de sus coetáneos.

Bozhovich plantea al respecto, …"la causa
fundamental de indisciplina de algunos de ellos en la escuela es
no haber encontrado el lugar al que aspiran dentro de su grupo,
adoptando conductas negativas como estrategia para ser "tenidos
en cuenta" por sus compañeros y maestros, esta
última situación, de no ser manejada adecuadamente,
puede conducir a la aparición de conductas delictivas, que
son resultado de la inadaptación social del
mismo
".

También la familia representa un importante
factor en el sistema de comunicación; la opinión de
los padres sigue teniendo gran importancia para el bienestar
emocional del mismo y depende del estilo de comunicación
que se haya desarrollado entre éste y sus padres, pues una
de las dificultades mayores que entraña la relación
de los padres con ellos es la concientización de que no
pueden controlar totalmente a sus hijos, sin renunciar al
desempeño de la función educativa por lo
imprescindible que resulta para la formación de esa
generación joven, debiéndose establecer relaciones
de colaboración y comunicación sobre la base del
respeto, confianza y ayuda mutua.

El desarrollo del pensamiento en esta etapa se pone de
manifiesto en la posibilidad del adolescente de fundamentar sus
juicios, exponer sus ideas de forma lógica, llegar a
generalizaciones amplias, ser crítico con relación
a determinadas teorías y a su propio pensamiento, por lo
que utiliza formas lingüísticas del pensamiento
abstracto, tales como símbolos, fórmulas, etc., lo
que expresa las características que adopta la
relación pensamiento-lenguaje en un nuevo nivel
cualitativo de desarrollo. No obstante, aún se presentan
determinadas limitaciones: las teorías que elabora el
adolescente son simples y en ocasiones carecen de
fundamentación y de elementos creativos, al igual que las
argumentaciones que dan a sus juicios.

En esta etapa del desarrollo adquiere nuevas
particularidades la esfera afectivo-motivacional y moral. El
adolescente se caracteriza por su gran excitabilidad emocional,
lo cual es muestra de su elevada sensibilidad afectiva, sus
sentimientos se hacen más variados y profundos y surgen
otros (por ejemplo, los amorosos), logrando un mayor control
consciente de la expresión de los mismos.

El desarrollo moral se va a caracterizar por la
aparición de un conjunto de puntos de vista, juicios y
opiniones propias, que participan en la regulación del
comportamiento del mismo, con relativa independencia de las
influencias situacionales. No obstante, aún las posiciones
morales que adopta, dependen en gran medida de las exigencias
vigentes en su grupo de coetáneos. Este desarrollo moral
no alcanza en esta etapa el nivel superior
(autorregulación) pues aún no se ha conformado una
concepción moral del mundo.

A través de la investigación desarrollada
por la profesora Otmara González (citada por Laura
Domínguez, 2006) sobre el proceso de
autorregulación moral en diferentes edades, se puso de
manifiesto que: en los diferentes grupos (escolares, adolescentes
y jóvenes) se presentaron dificultades con el conocimiento
de los contenidos esenciales de la norma honestidad,
…"en ellos el comportamiento honesto se lleva a cabo
fundamentalmente por la necesidad de aprobación social; no
obstante comienza a aparecer de manera incipiente la necesidad
interna de comportarse moralmente, característica en los
jóvenes
".

La esfera moral del adolescente no resulta
todavía lo suficientemente estable, pues no se apoya en
convicciones morales y por eso puede ser modificada de forma
relativamente fácil bajo la influencia de la
opinión social. Kohlberg plantea, …"la
asimilación de las normas morales en la adolescencia
ocurre como resultado de los tres procesos siguientes: el deseo
de conquistar la estimación o evitar la
reprobación; la aspiración a identificarse con el
modelo aceptado o el deseo de coincidir con sus propias
valoraciones
…", que ya en esta edad se asimilan del
medio que los rodea y se convierten en internas.

Otro aspecto característico es el surgimiento de
un nuevo nivel de autoconciencia, muy ligado al desarrollo moral,
determinada en gran medida por la necesidad de conocerse a
sí mismo y ser independiente, la que adquiere un
carácter generalizado, permitiéndole una mayor
objetividad en sus juicios, así como, en la
valoración de sus propias cualidades y las de otras
personas, aspecto que influye de manera significativa en el
desarrollo de la autovaloración, la cual en esta etapa
adquiere un carácter consciente y generalizado; el
adolescente aún no realiza una fundamentación
adecuada de sus características personales como sistema y
en ocasiones, las cualidades que destaca al autovalorarse son
abstractas, no lográndose establecer un vínculo
adecuado entre estas y su comportamiento diario.

Muy relacionadas con el desarrollo de la
autovaloración se producen transformaciones en los
ideales, formación motivacional compleja que
también juega un importante papel en la regulación
del comportamiento. Los ideales adquieren un carácter
generalizado y pueden estar representados por uno o varios
modelos en los que se destacan cualidades concretas y abstractas;
estos modelos, en muchos casos, son portadores de valores morales
elevados, por lo que le resulta difícil imitarlos en su
comportamiento cotidiano. L.I. Bozhovich señala que se
produce una preferencia por la elección de personajes
heroicos, cuyas cualidades le sirven de patrón de
valoración de su propia conducta y la de otras
personas.

A pesar del nivel cualitativamente superior de
desarrollo de la esfera moral en esta etapa con respecto a
periodos anteriores, las cualidades psicológicas de la
misma permiten que el adolescente asuma comportamientos muy
diferentes a los que expresa en sus valoraciones y juicios
relacionados con el cumplimiento de las normas sociales. El
acatamiento de las normas (o conducta conformista) no se
encuentra internalizada y por tanto se violan con relativa
facilidad.

Las normas sociales, las costumbres y tradiciones se
trasmiten de generación en generación a
través de los diferentes grupos humanos o agentes
socializadores, renovadas y enriquecidas en cada nueva
época, por las circunstancias histórico-sociales.
Existen normas que se cumplen sin que las personas sean
conscientes de ellas, estas son las implícitas y existen
las evidentes o explícitas de las que si son conscientes.
La socialización es el proceso que permite la
interiorización de estas normas, valores sociales y pautas
de comportamiento, que le dan la posibilidad de integrarse a la
vida social y establecer los vínculos sociales necesarios
para ellos. En la interacción con los otros, el individuo
asimila y se apropia de la cultura humana, se define el lugar del
hombre en el sistema de actividad social y se conforma un sistema
de influencias que en la historia individual va configurando su
subjetividad.

Es en ese proceso de socialización, que en cada
etapa del desarrollo se concreta con particularidades bien
definidas en el sistema de actividad y comunicación, donde
se establecen las premisas necesarias para un adecuado desarrollo
de las cualidades morales del adolescente y por tanto las
influencias (positivas o negativas) que ejercen los agentes de
socialización, se constituyen en factores causales de la
desviación del comportamiento por su configuración
específica en la subjetividad.

El presente trabajo persigue como objetivo
analizar las posibilidades que brinda la categoría
configuración subjetiva para el estudio de las causas de
la conducta desviada delictiva en adolescentes transgresores de
la ley.

Desarrollo.

En términos gnoseológicos la subjetividad
es un objeto de conocimiento con la misma legitimidad
ontológica que cualquier otro, solo que es constituyente
del propio sujeto del conocimiento. La subjetividad es la
constitución de la psiquis en el sujeto individual e
integra también los procesos y estados
característicos a este sujeto en cada uno de sus momentos
de acción social, los cuales son inseparables del sentido
subjetivo que dichos momentos tendrán para él.
Simultáneamente, la subjetividad se expresa a nivel social
como constituyente de la vida social, momento que se ha designado
como subjetividad social y no se diferencia de la individual por
su origen sino por el escenario de su
constitución.

El desarrollo social de la subjetividad no es un proceso
que ocurre por analogía de las formas subjetivas en
relación con hechos o fenómenos tienen lugar en lo
social, considerados desde esta posición como algo
externo. Lo social se constituye como parte del desarrollo
subjetivo en términos relacionales, no
objetales.

No son los objetos externos los que definen por su
reflejo en el plano psíquico el fenómeno de la
subjetividad, sino las diferentes formas de relación en
las que el hombre actualiza sus potencialidades en cada uno de
los momentos de su vida social, las cuales se organizan y se
constituyen a nivel subjetivo. La constitución de la
subjetividad individual es un proceso singular, que se define no
desde afuera sino en la compleja unidad dialéctica entre
el sujeto y su medio actual, considerada en términos de
sus acciones, a través de las cuales su historia personal
y la del medio en que se desarrolla confluyen en una nueva
unidad, susceptible de constituirse a nivel subjetivo en la misma
medida en que este medio es construido por el sujeto. La
constitución subjetiva de lo real y su construcción
son procesos simultáneos que se interrelacionan entre
sí; pero no a través de la intención del
sujeto, la cual no es más que un momento de este complejo
proceso.

Las expresiones de esta compleja organización
individual ante las exigencias de lo social, se constituyen a
nivel subjetivo y dan lugar a un nuevo sistema en la
ontogénesis, que se comienza a legitimar en su propia
historia: la subjetividad, sistema constitutivo del sujeto
individual, que se expresa y reconfigura de forma
simultánea ante las exigencias de los diversos momentos de
la vida social del sujeto.

La personalidad representa un proceso permanente de
desarrollo en el cual cada uno de sus momentos está
estrechamente vinculado a la situación vital concreta que
enfrenta el sujeto, quien simultáneamente forma parte de
los dos sistemas que lo implican: su subjetividad y el sistema de
relaciones que lo define en su vida social, ante los cuales
mantiene una posición activa definida como momento
esencial de integración de ambos sistemas en cada nuevo
momento de su desarrollo personal. Sin embargo, la capacidad de
acción del sujeto en el sentido de modificar las
configuraciones subjetivas que le afectan no es una respuesta
inmediata; sino un proceso largo y complejo, dentro del cual el
sujeto va modificando gradualmente representaciones, creencias y
vivencias que le permiten enfrentar de otra forma sus
vínculos ya constituidos, proceso en el que se modifica su
propia constitución subjetiva.

La personalidad, es una organización compleja de
configuraciones, formaciones, niveles de integración y
síntesis diferentes que coexisten en complejas relaciones
dialécticas dentro de su organización general,
constituida de forma diferencial en cada sujeto concreto. El
sujeto psicológico concreto se expresa en sus diferentes
funciones psicológicas a través de sus recursos y
motivaciones diversas, las que simultáneamente se
reorganizan en su propia expresión y no actúan como
atributos rígidos que definen a priori su expresión
individual (Gonzalez Rey, 1998).

En este entramado juegan un papel primordial la unidad
de sus procesos cognitivos y afectivos subyacentes, a su vez, a
la formación de los sentidos subjetivos que constituyen la
célula básica y funcional de la personalidad.
Siendo los procesos cognitivos aquellos que permiten el reflejo
de la realidad que rodea al individuo; es decir, las
percepciones, las representaciones, el pensamiento, la memoria,
la atención y los afectivos van a expresar la manera en
que ese reflejo de la realidad afecta al ser individual,
cómo es vivenciada por cada ser humano; aportando en
consecuencia, energía, activación e intensidad al
comportamiento. Se expresan en sentimientos, emociones,
intereses. Estos poseen expresión física y
psíquica; además son más primitivos que la
cognición. Constituyéndose en dicha unidad la base
de la función reguladora de la personalidad.

Como parte de la constante interrelación
dinámica con el medio histórico, social y cultural
el individuo, en la medida de la satisfacción de sus
necesidades y la representación sobre ello, va
experimentando sentimientos y emociones que conforma en vivencias
y ciertos estados dinámicos; los cuales al entrar en
relación con otros adquieren un determinado sentido
subjetivo y conforman las configuraciones subjetivas. Solo en
este espacio se define su verdadero sentido.

Son diversos los autores de orientación marxista
que han profundizado en el estudio de la personalidad, sin
embargo, desde el punto de vista configuracional son
válidas para la presente investigación las
concepciones de González Rey en torno a la
categoría configuración subjetiva, la que se emplea
para expresar la constitución subjetiva de los distintos
tipos de relaciones y actividades que caracterizan la vida social
de la persona. Las configuraciones son categorías
complejas, pluridimensionales, que representan la unidad
dinámica sobre la que se definen los diferentes sentidos
subjetivos de los eventos sociales vividos por el hombre, de modo
tal que las configuraciones son pluridimensionales, en el sentido
que ellas expresan la integración necesaria de diferentes
elementos que, por una u otra vía, se han convertido en
estados dinámicos, es decir; estados portadores de un
valor emocional estable que constituyen verdaderas necesidades
para el sujeto. Estos estados, sin embargo, tendrán un
sentido subjetivo solamente dentro de su interrelación
necesaria con otros estados constituidos en las configuraciones
subjetivas a las que se integre.

Las configuraciones han sido definidas como la
interrelación entre estados dinámicos diversos y
contradictorios entre sí, que se produce en el curso de
las actividades y relaciones sociales del sujeto a través
de las diferentes emociones producidas en dichas actividades.
Tales estados dinámicos, al constituirse en sentidos
subjetivos dentro de una configuración, pueden
generalizarse a otras configuraciones en dependencia de su fuerza
y sentido en la constitución subjetiva actual de la
personalidad.

Las configuraciones existen en permanentes
vínculos entre sí, que tienen mucho que ver con las
situaciones actuales que el sujeto enfrenta. Las configuraciones
se modifican ante las emociones que aparecen en los diferentes
momentos de la vida del sujeto, a la vez que son parte de los
determinantes de dichas emociones.

La categoría configuración da cuenta del
carácter dinámico, complejo, individual, irregular
y contradictorio que tiene la organización de la
personalidad. Se constituyen a nivel psicológico; pero
simultáneamente expresan la calidad de las diferentes
actividades y relaciones sociales desarrolladas por el sujeto, no
como expresión de una lógica de lo interno
y lo externo, sino desde una lógica donde lo
interno y lo externo se integran y dan lugar a un nuevo proceso,
en el que lo interno se externaliza permanentemente y viceversa.
Las configuraciones son unidades constitutivas de la personalidad
que responden a su condición subjetiva.

González Rey señala "el sentido
subjetivo de una nueva experiencia no aparece de forma directa
como expresión del carácter interactivo de la
experiencia y el sujeto, sino que es resultado de una compleja
mediatización de la organización
personológica, en la que interviene activamente el propio
sujeto en su acción constructiva, aún cuando el
sentido de esta acción no va a depender de su
intención
".

El concepto de configuración representa una
construcción teórica en la que pierde sentido la
división entre la cognición y el afecto, pues estas
constituyen una unidad funcional de lo afectivo y lo cognitivo.
En las configuraciones se constituye subjetivamente lo afectivo,
pues en ellas las emociones diversas, asociadas a los estados
dinámicos que la constituyen, se convierten en sentidos
subjetivos estables del sujeto. Este es un proceso cuyo
carácter dinámico no se define solo por componentes
de naturaleza afectiva de la personalidad, sino por el propio
sentido subjetivo de las operaciones y capacidades intelectuales
organizadas alrededor de las relaciones y actividades que se
constituyen a nivel subjetivo en las diferentes configuraciones
de la personalidad.

Para el abordaje de una configuración subjetiva
determinada es indispensable analizar los estados vivenciales del
sujeto los cuales forman parte de la estructura estable aunque
dinámica de la configuración. Arias, en 1992
estableció que, …"el estado vivencial expresa
cómo el sujeto siente y se ha apropiado de los elementos
de las experiencias cognoscitivas y emocionales. Es todo lo que
él posea y haya construido para sí en su conciencia
acerca de la realidad en la que se ha desarrollado y el tipo de
relación que ha establecido con ella
".

La unidad de cada configuración subjetiva viene
dada por su capacidad para integrar elementos dinámicos
contradictorios. Los elementos dinámicos constituyentes de
cada configuración no logran un sentido subjetivo
independiente de la configuración en que se
constituyen.

Precisamente el carácter configuracional del
proceso de construcción del conocimiento en la
epistemología cualitativa, implica la posibilidad de
configurar en su unicidad, el sentido de un determinado elemento
o proceso psicológico en cada sujeto. En este sentido,
esta definición epistemológica se expresa en un
planteamiento metodológico constructivo e interpretativo,
dentro del cual el escenario de la producción del
conocimiento se define por los procesos que tienen lugar en los
marcos del sujeto concreto y de la teoría.

Los estados dinámicos que integran las
configuraciones subjetivas no corresponden a una taxonomía
rígida de elementos separados, conformada de una vez y por
todas como definitoria de la organización
intrapsíquica del sujeto; sino que representan tendencias
relativamente estables asociadas a la producción de un
tipo particular de emociones relacionadas con la manera en que
una o varias necesidades específicas aparecen constituidas
en los motivos integrados a cada configuración subjetiva
particular.

El nivel de estabilidad de cualquier estado
dinámico integrado a una configuración de la
personalidad, va a depender mucho de su presencia como elemento
de sentido en cada nueva forma de actividad y relación que
el sujeto emprenda. Es relativamente frecuente observar la
presencia de estados dinámicos de una configuración
constituida, como parte de otra recién constituida, lo
cual no quiere decir que va a ser una parte definitiva de
aquella, pues su suerte dependerá de la evolución
de la nueva configuración ante la evolución del
tipo de actividad o relación en cuyo curso se
conformó. Los elementos o estados dinámicos
integrados a las configuraciones nunca tienen un carácter
estático, por el contrario, son históricos e
individuales.

La comprensión de la dinámica supone una
visión holística del ser humano en la que se
integran contradicciones, conflictos, motivaciones,
transformaciones, etc. Las configuraciones subjetivas expresan
cierta movilidad. El sujeto no es capaz de modificarlas de manera
brusca sino mediante un proceso donde se transforman
paulatinamente las representaciones, creencias y vivencias que
posibilitan su enfrentamiento a representaciones ya
conformadas.

Las representaciones subjetivas constituyen un proceso a
través del cual el individuo comprende la realidad
objetiva con la que se enfrenta diariamente; mediante ella, al
decir de Zaldívar (1999), "el hombre ve al mundo y
opera sobre él".
Constituyen formas de organizar los
contenidos de lo real, incluyendo esto tanto la realidad objetiva
como subjetiva, siendo esta última sentida y percibida a
su vez como realidad; por lo que en esa relación
también se actúa sobre lo subjetivo como parte de
tal realidad (sin temor a caer en un trabalenguas sin
sentido).

En la opinión de Rubinstein, J. L (1982), "la
representación no es ninguna reproducción
mecánica de la percepción, que se conserva en
cualquier sitio como un elemento aislado e invariable para
más tarde volver a aparecer en la superficie de la
conciencia
". Es una configuración dinámica
variable, que cada vez se crea de nuevo bajo determinadas
condiciones, reflejando la compleja vida de la
personalidad".

La representación subjetiva, como proceso inmerso
en la formación y funcionamiento de la
configuración subjetiva del delito, es la
reproducción consciente de imágenes y experiencias
pasadas que constituyen la expresión y
configuración de los sentidos subjetivos de los
individuos.

Según Fernando González en el
análisis de las configuraciones subjetivas es
indispensable la indagación de las vivencias que subyacen
en el fenómeno estudiado. La vivencia no es más que
la relación afectiva del individuo con el medio; aquello
que integra lo adquirido hasta el momento con lo externo.
Constituye, refiere Vygotsky (1933) "…la unidad en que
está representado lo experimentado por el sujeto y lo que
éste aporta al proceso (relación afectiva con el
medio
)…". Están vinculadas, al proceso de
desarrollo del individuo y el vínculo que sea capaz de
establecer con el medio; al decir de González Rey &
Mitjáns Martínez (1990, p.128) son las
"…células psicológicas esenciales del
proceso de desarrollo de la personalidad, sobre cuya base se
aglutina un trabajo activo del sujeto para darle sentido a estos
elementos en los marcos de su sistema personalizado actual lo que
lleva a que este proceso crezca y se
amplíe".

Es una integración dinámica de los
procesos tanto cognitivos como afectivos, estableciendo dicha
relación afectiva del individuo con el medio
histórico-social y cultural. De ahí que Vygotsky,
L. S. (1933) le adjudicara una orientación biopsicosocial,
de funcionamiento intermedio entre el desarrollo de la
personalidad y el medio. Con lo cual revela el significado de un
momento dado de la realidad para el sujeto. Significado, sentido
que tendría una estrecha relación con la
satisfacción del sistema de necesidades y motivos del
mismo; así como, la actitud que adopte hacia el entorno y
su propio desarrollo.

Desde esta lógica emerge la relación
estrecha que existe entre los procesos cognitivos y afectivos y
su integración en la personalidad del individuo, para
permitir la regulación por parte del mismo de su
comportamiento; sin olvidar el vínculo constante con el
medio, que demanda cambios y transformaciones en los contenidos
de dicho individuo para su adaptación y desarrollo en la
vida. Así como su capacidad para participar y regular los
contenidos que integran su personalidad incluido su
funcionamiento; en todo lo cual la vivencia: su contenido,
valencia y el cómo el adolescente en conflicto con la ley
la interprete e integre al entramado de sus configuraciones
subjetivas del delito de acuerdo con la realidad vivenciada que
adquiere un sello personal que impulsará su comportamiento
delictivo.

Al decir de Fernando González Rey (1983, citado
en Riquenes Suárez, 2009) la motivación es un
proceso psicológico que regula y moviliza el
comportamiento humano. En dependencia de ello van a ser la
intensidad y la fuerza con que el individuo moviliza su
personalidad para el logro de ciertos propósitos.
Determina su orientación y está directamente
asociado al surgimiento de motivos determinantes, suficientemente
estables, que ocupan un lugar importante en la jerarquía
de esta orientación. Ella está definida por la
combinación de factores internos y externos.

Tiene su expresión en los motivos, los cuales
según Calviño (2005, citado en Domínguez
Carrazco, Maceo Vargas & Fonseca Pérez, 2009),
"son la representación subjetiva o mental del objeto,
lugar o cosa que satisface una necesidad"
(p.19). O sea, que
la motivación es ese impulso para la acción, para
llegar a alcanzar dicho objeto, lugar o cosa que está
asociado a la satisfacción de cierta necesidad. Dichos
motivos se diferencian por la necesidad a la que responden,
además de la compleja integración que forman pues
pueden estar asociados a varias necesidades como varios motivos
pueden ser el "objeto" de satisfacción de una
necesidad.

En dichos términos la necesidad aparece como un
sentimiento o estado de ánimo, que expresa la ausencia de
algo, acompañada de mecanismos que estimulan a la persona
a vencer esa ausencia y a satisfacer esas necesidades. La
motivación, en relación con esta, regula, entonces
la dirección (objeto – meta) hacia la cual va dirigida la
actividad y la intensidad o activación del comportamiento
y por tanto, se manifiesta como actividad motivada en
interrelación con sus objetos y estímulos; teniendo
como base a los motivos.

Los motivos, son las formas en que la personalidad
asume, procesa y elabora sus diferentes necesidades; que implica
generalmente un nivel de reflexión y mediatización;
lo cual no quiere decir que este proceso sea cien por ciento
consciente. Proceso que subyace e interactúa con los
sentidos subjetivos, quien asimismo será el espacio que
precisará las diferentes actividades y formas de
relación en que dichos motivos se expresan. Tienen,
además, un contenido objetivo por lo que le imprimen
dirección y fuerza a la personalidad; es decir, orientan
la misma hacia la satisfacción de sus
necesidades

Existen diferentes tipos de motivos, atendiendo a su
funcionamiento en la jerarquía motivacional, que pueden
estar presentes en la personalidad y desde donde funcionan;
según González Rey (1989) estos son:

  • Motivos de carácter
    objetal
    : encarnan una necesidad y devienen
    motivos de comportamiento en este proceso. Esto se determina
    por el carácter inmediato de su gratificación,
    que se da para el objeto mismo.

  • Motivos presentes ante condiciones
    actuantes
    : solo se activan ante determinadas
    condiciones que los estimulan, por ejemplo, de tipo
    valorativo, estético, organizativo. No disponen de
    suficiente fuerza para manifestarse de manera
    autónoma.

  • Motivos orientadores de la actividad y de las
    relaciones del hombre
    : son los motivos que regulan
    de manera espontánea el comportamiento del sujeto,
    participan de él en las distintas relaciones y
    actividades en que se implica la personalidad. Pueden ser
    estables o no. Su expresión se automatiza y no exige
    la participación activa de la conciencia, predominan
    las vivencias positivas en el proceso de su
    realización.

  • Motivos orientadores del sentido:
    por regla general, la necesidad esencial de estos motivos
    coinciden por su contenido, lo que determina que en el
    proceso de su realización por la personalidad,
    predomine la vivencia positiva. Regulan el comportamiento
    básicamente en su expresión presente, sugieren
    reflexiones al sujeto acerca del sentido de la
    vida.

  • Tendencia orientadora de la
    personalidad
    : nivel superior de la
    jerarquía motivacional, orientado hacia los objetivos
    sociales en la vida; formada por los motivos que realmente
    orientan a la personalidad hacia sus objetivos esenciales en
    la vida, lo que presupone una estrecha relación de la
    fuerza dinámica de estos motivos con la
    elaboración consciente por los sujetos de sus
    contenidos.

Sobre la base de este proceso, los motivos adquieren un
sentido consciente personal para el sujeto, todo lo cual propicia
la organización de complejas formaciones motivacionales
como: ideales y autovaloración conduciendo a la
aparición de la autorregulación. El análisis
de las necesidades y motivos, en cada configuración
subjetiva conlleva al estudio del significado y el sentido
subjetivo que adquieren las acciones de su comportamiento para la
satisfacción y gratificación personal.

Los sentidos subjetivos se constituyen a lo largo de la
vida del sujeto, de una creciente integración cada vez
más compleja de procesos afectivos (emociones, estados de
ánimos, sentimientos) y cognitivos (percepciones,
representaciones, pensamiento). Emerge como resultado de la
mediatización del sujeto portador de una personalidad, aun
cuando el sentido de esta acción constructiva no va a
depender de su intención.

Es por ello que una de las categorías importantes
del enfoque configuracional es el sentido subjetivo el
cual se constituye a partir de la unión de su
especificidad y la historia irrepetible de la propia personalidad
individual donde se configurará. Con esto se brinda
especial atención al papel de la experiencia, como parte
de la historia personal, en la vida del ser humano y en la
formación del sentido subjetivo. Explicándose por
las formas en que se integren, según González Rey
(1997),…"los sistemas actuales de vida social del
sujeto con las configuraciones subjetivas anteriores de su
experiencia individual
"…, combinación a la que
Vygotsky denominó Situación Social del
Desarrollo.

El sentido subjetivo es el significado que tienen para
cada ser humano las diversas y complejas relaciones de la
realidad. Se va formando a lo largo de todo el desarrollo de la
persona y de las influencias socio-históricas que recibe y
mediatiza, a partir de una creciente integración de
procesos afectivos y cognitivos entretejiéndose en el
complejo sistema de la personalidad. En relación a esto
atribuye un sentido a su relación con el medio, que va a
ser única e irrepetible, matizando el dinamismo de su
personalidad y su función reguladora y
autorreguladora

Los sentidos subjetivos se expresan a través del
sistema de sentimientos (emociones que se estabilizan), motivos y
valores que el sujeto experimenta en los diferentes procesos y
momentos de su existencia, lo cual indica el grado de
integración, de su implicación y compromiso con
dichos procesos y momentos. Que en palabras de González
Rey (1997) sería más bien que el sentido subjetivo
de un motivo, o una configuración de la personalidad, se
definirá por el tipo de emoción que caracteriza su
expresión en diferentes actividades del sujeto, del estado
dinámico; por tanto, el sentido está comprometido
simultáneamente con la constitución subjetiva del
ser humano en acción, de su expresión en la
actividad concreta, en su comportamiento.

La conducta que viola la norma legal en tanto conducta
de una persona, puede ser entendida como expresión de la
subjetividad individual. Se encuentra determinada por las
particularidades que asume la relación del individuo en
los diferentes grupos humanos en su historia y que resulta a su
vez un reflejo del macromedio social. Esto significa la
existencia de una relación del individuo con los
diferentes grupos y con la sociedad, que se refleja en su
subjetividad y en ese sentido participa en la decisión de
violar o no una norma legal.

Kudriavtsev (citado por Vasallo, 2006) señala al
respecto: …"cada delito concreto de determinada
persona, generalmente es provocado no por una causa aislada, sino
por el conjunto de una serie de circunstancias que actúan
en diferentes momentos y condiciones distintas. No obstante, dada
la complejidad de estos factores influyentes pueden calificarse y
dividirse en distintos eslabones de la cadena
causal
".

Para abordar este proceso es necesario determinar las
causas de la acción delictiva concibiéndola como
una cadena concatenada de hechos, condiciones o situaciones que
dan lugar a la conducta desviada delictiva. Kudriavtsev denomina
el primer eslabón de la cadena como acto volitivo
subjetivo y lo relaciona con la decisión de cometer delito
que permite buscar las causas más cercanas de la
acción del hombre. Como segundo eslabón la
interrelación de la personalidad y las condiciones
objetivas en las que se encuentra la situación vital
concreta y hace énfasis en el hecho de que a la
decisión delictiva siempre le preceden premisas
psicológicas, donde destaca intereses, necesidades y
costumbres que determinan sus fines y motivos. Como tercer
eslabón las condiciones de formación de la
personalidad: la familia, la escuela y las características
del barrio; de ahí la importancia de los grupos humanos en
la educación de la personalidad.

En este sistema de interacciones, la subjetividad
individual se va configurando como un producto de la
relación del individuo con su realidad a lo largo de su
historia y ella expresa en formas psicológicas la
esencialidad de su funcionamiento.

Referido a la personalidad, la Dra. Norma Vasallo, 2006,
plantea que resultan importantes las formaciones
psicológicas que tienen un papel relevante en la
regulación del comportamiento, como pueden ser el sistema
de necesidades y motivos; la autovaloración, los ideales y
los objetivos futuros; los que, en el vínculo que el
individuo establece con la realidad, que puede ser conflictiva,
problemática o carencial, participan como mediadores
orientando el comportamiento del mismo en una u otra
dirección.

En las edades tempranas de la vida el estudio de la
conducta desviada se ha focalizado en las concepciones sobre los
trastornos de conducta. En 1928 Vygotsky destaca la necesidad de
estudiar a los "niños difíciles de educar", define
el problema de los menores que presentan trastorno de conducta a
causa de alteraciones funcionales o desviaciones de la norma de
conducta; aprecia que la naturaleza de este tipo de niño
está en el conflicto psicológico entre él y
el medio, o entre los diferentes aspectos de la personalidad.
Otros autores postulan acerca de las causas en las condiciones de
la comunicación social y en el vínculo emocional
afectivo con los otros, o sea, las condiciones externas
desfavorables actuales.

En el marco de esta concepción, Vygotsky (citado
por Norma Vasallo, 1989) acepta el esquema
teórico-conceptual planteado por V. Grule, el cual plantea
la siguiente clasificación: …"los casos de los
niños difíciles de educar condicionados por las
influencias traumatizantes del medio, los casos condicionados por
los factores psicológicos internos en el desarrollo y los
casos mixtos
". Esta autora insiste, retomando a Grule, que
los factores psicológicos internos no significan de modo
alguno que haya aptitudes patológicas.

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