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¿Cómo surgió la vida?




Enviado por Maria meneses



Partes: 1, 2

  1. ¿Cómo empezó la
    vida?
  2. ¿Existen realmente formas simples de
    vida?
  3. ¿De dónde provinieron las
    instrucciones?
  4. ¿Proceden todas las formas de vida de un
    antepasado común?
  5. ¿Es razonable creer en la
    Biblia?
  6. Bibliografía

Cuestión 1

¿Cómo empezó la
vida?

Cuando era niño,
¿sorprendió alguna vez a sus padres
preguntándoles de dónde vienen los bebés?
En tal caso, ¿cómo respondieron? Dependiendo
de la edad suya y de la personalidad de ellos, quizás
hicieron como si no lo hubieran oído, o le dieron una
respuesta apresurada y evasiva, o le contaron un relato
fantástico que después descubrió que
no era cierto. Obviamente, para que un niño llegue
bien preparado a la edad adulta y el matrimonio, con el tiempo
tiene que aprender sobre las maravillas de la reproducción
sexual.

Así como hay padres a quienes les
resulta violento hablar del origen de los bebés, hay
también científicos que se resisten a hablar de una
cuestión aun más trascendental: de dónde
vino la vida. Una respuesta verosímil puede repercutir
hondamente en nuestra filosofía de vida. Entonces,
¿cómo empezó todo?

¿Qué afirman muchos
científicos?
Muchos le dirán que la vida
se inició hace miles de millones de años en la
orilla de una charca de marea o en el fondo del océano.
Suponen que en un entorno así, algunos compuestos
químicos se ensamblaron al azar para crear estructuras
semejantes a burbujas, formaron moléculas complejas y
empezaron a reproducirse. Según su tesis, toda forma de
vida en la Tierra se originó por casualidad a partir de
una o más de estas células primigenias
"simples".

Otros científicos evolucionistas
eminentes no opinan igual. Conjeturan que las primeras
células, o al menos sus componentes principales, llegaron
a la Tierra procedentes del espacio. ¿Por qué?
Porque los mejores esfuerzos por demostrar que la vida puede
surgir a partir de moléculas inertes han sido
infructuosos. Subrayando esta dificultad, el profesor de
Biología Alexandre Meinesz dijo en 2008 que durante
los pasados cincuenta años, "ninguna prueba
empírica ha sustentado la hipótesis de la
aparición espontánea de la vida en la Tierra a
partir de una simple sopa molecular, y ningún avance
significativo en el conocimiento científico apunta en esa
dirección".1

¿Qué revelan las
pruebas?
La respuesta a la pregunta "¿De
dónde vienen los bebés?" está bien
documentada y no es polémica. La vida procede
siempre de vida preexistente. Ahora bien, ¿es posible que
en un pasado remoto se violara esta ley fundamental? ¿Pudo
surgir espontáneamente la vida a partir de materia inerte?
¿Qué probabilidades hay de que algo así
ocurriera?

Para que una célula sobreviva se
precisa la intervención conjunta de, como mínimo,
tres tipos de moléculas complejas: ADN (ácido
desoxirribonucleico), ARN (ácido ribonucleico) y
proteínas. Pocos científicos sostendrían hoy
que una célula viva completa se formó
súbitamente por azar a partir de una mezcla de compuestos
inanimados. Pero ¿qué probabilidad hay de que el
ARN o las proteínas sí lo hicieran?

Un experimento realizado
en 1953 da pie a muchos científicos para
creer que la vida se originó espontáneamente.
El químico Stanley L. Miller obtuvo
aminoácidos (los bloques básicos de las
proteínas) enviando descargas eléctricas a una
mezcla de gases que simulaba la atmósfera terrestre
primitiva. Posteriormente, se detectaron aminoácidos en un
meteorito. ¿Significan tales hallazgos que todos los
componentes básicos de la vida se produjeron
fácilmente por casualidad?

"Algunos autores —dice Robert
Shapiro, profesor emérito de Química de la
Universidad de Nueva York— han imaginado que todos
los componentes de la vida se encontraban ya en los meteoritos y
podrían formarse fácilmente mediante experimentos
parecidos al de Miller. Pero ése no es el
caso."2

Examinemos la molécula de ARN,
formada a su vez por moléculas de menor tamaño
llamadas nucleótidos. Un nucleótido es distinto de
un aminoácido y ligeramente más complejo. "Nunca se
ha detectado la presencia de ningún nucleótido,
ni entre los productos de los experimentos con descargas
eléctricas ni en los estudios de meteoritos", afirma
Shapiro.3 Y añade que la probabilidad de que una
molécula autorreplicante de ARN se ensamblara por
casualidad en un estanque de bloques químicos "es tan
pequeña, que el hecho de que ocurra, aunque sólo
fuere una vez, en cualquier lugar del universo visible, se
consideraría una suerte de milagro".4

¿Y las moléculas de
proteína? Estas resultan de la unión de
aminoácidos (desde cincuenta hasta varios miles) en un
orden altamente específico. La proteína
funcional promedio de una célula "simple" contiene 200
aminoácidos, y hay miles de diferentes tipos de
proteínas incluso en esta clase de células.
La probabilidad de que una proteína de solo 100
aminoácidos se formara alguna vez al azar en la Tierra
sería como de una en mil billones

El teórico evolucionista Hubert
P. Yockey va más lejos al afirmar que "es
imposible que la vida se originara siguiendo el
modelo de "proteínas primero"".5 Las proteínas
requieren ARN para su síntesis, pero la producción
de ARN requiere proteínas. Aun suponiendo que las
moléculas de proteína y ARN aparecieran en un mismo
tiempo y lugar por accidente, pese a la remotísima
posibilidad en contra, ¿qué probabilidad hay de que
cooperaran para crear un tipo de vida autosostenible y
autorreplicante? "La probabilidad de que esto sucediera al azar
(dada una combinación aleatoria de proteínas y ARN)
es infinitesimal", admite la doctora Carol Cleland, miembro del
Instituto de Astrobiología de la NASA. "No obstante
—añade—, parece que la mayoría de los
investigadores suponen que si logran entender la
producción independiente de proteínas y ARN en las
condiciones naturales primigenias, el enigma de la
coordinación se resolvería de algún modo por
sí mismo." Y aludiendo a las teorías actuales
sobre el origen fortuito de estos bloques fundamentales de la
vida, puntualiza: "Ninguna ofrece una historia convincente de
cómo se produjo".6

¿Qué importancia
tienen estos hechos?
Pensemos en el reto que afrontan
los investigadores que creen que la vida es fruto del azar: han
hallado en un meteorito aminoácidos que también
aparecen en las células vivas; han sintetizado en el
laboratorio moléculas más complejas mediante
experimentos ideados y controlados con minuciosidad, y, a la
larga, esperan fabricar todas las partes necesarias para
construir una célula "simple". Podríamos asemejar
su situación a la de un ingeniero que transforma
sustancias naturales en acero, plástico, silicona y cables
y construye un robot, al que luego programa para que se copie a
sí mismo. ¿Qué demostrará con ello?
A lo sumo, que un ente inteligente es capaz de crear una
máquina asombrosa.

Pues bien, si un día los
científicos construyeran una célula, sería
un logro verdaderamente impresionante; pero
¿probarían que la célula apareció por
azar? En todo caso, probarían lo contrario,
¿no le parece?

¿Qué opina?
Hasta la fecha, toda la prueba científica indica que la
vida viene de la vida. Creer que una célula viva "simple"
surgió por casualidad a partir de compuestos inanimados es
un verdadero acto de fe.

Ante la evidencia de los hechos,
¿está usted dispuesto a hacer ese acto de fe? Antes
de que conteste, lo invitamos a examinar más de cerca la
estructura de la célula. Esto le ayudará a
determinar si las teorías sobre el origen de la vida
formuladas por algunos científicos son sólidas, o
tan fantásticas como los relatos que algunos padres
cuentan sobre el origen de los bebés.

[Notas]

La probabilidad de que el ADN se formara al
azar se trata en la sección 3, "¿De dónde
provinieron las instrucciones?".

El profesor Shapiro no cree que la
vida fue creada, sino que surgió al azar mediante procesos
aún no comprendidos del todo.

En 2009, científicos de la
Universidad de Manchester (Inglaterra) informaron de la
creación de nucleótidos en el laboratorio.
A esto, Shapiro objeta: "Su receta definitivamente
no satisface mi criterio para explicar de manera plausible
la ruta al mundo del ARN".

La doctora Cleland no cree que la vida
fue creada, sino que surgió al azar mediante procesos
aún no comprendidos del todo.

? Hecho. Toda la
investigación científica indica que la vida
no surge de materia inerte.

Pregunta. ¿Sobre qué
base científica se apoya el postulado de que la primera
célula surgió a partir de componentes
inanimados?

? Hecho. Los investigadores han
recreado en el laboratorio las supuestas condiciones
ambientales de la Tierra primigenia y han fabricado algunas
moléculas presentes en los organismos vivos.

Pregunta. Si en el experimento
los compuestos químicos representan las condiciones
terrestres primitivas y las moléculas producidas
representan los bloques básicos de la vida, ¿a
quién o qué representa el científico que lo
realiza: al ciego azar, o a un ente inteligente?

? Hecho. Las moléculas de
proteína y ARN deben cooperar para que la célula
sobreviva. Los científicos admiten que es altamente
improbable que el ARN surgiera de forma espontánea, y las
probabilidades en contra de la formación aleatoria de una
sola proteína son astronómicas. Que el ARN y las
proteínas se produjeran por accidente en un mismo tiempo y
lugar y que, además, actuaran de forma conjunta es
extremadamente improbable.

Pregunta. ¿Qué exige
más fe: creer que las partes intrincadamente coordinadas
de la célula —que se cuentan por millones—
surgieron al azar, o creer que la célula es el producto de
una mente inteligente?

Cuestión 2

¿Existen
realmente formas simples de vida?

El cuerpo humano es una de las estructuras
más sofisticadas del universo. Está compuesto de
aproximadamente cien billones (1014) de diminutas células:
óseas, sanguíneas, cerebrales… por mencionar solo
algunas.7 De hecho, hay más de doscientos tipos
distintos de células en nuestro cuerpo.8

A pesar de la asombrosa diversidad de
formas y funciones, las células constituyen una compleja
red integrada. Internet, con sus millones de computadoras y
líneas de transmisión de datos de alta velocidad,
palidece a su lado. Ningún invento humano puede competir
con la brillantez técnica evidente hasta en las
células más simples. Ahora bien,
¿cómo llegaron a existir las células
humanas?

¿Qué afirman muchos
científicos?
Las células se dividen en dos
grandes grupos: las que poseen núcleo diferenciado y las
que carecen de él. Las células humanas, animales y
vegetales tienen núcleo; las células bacterianas
no. Las primeras se denominan eucariotas; las segundas,
procariotas. Puesto que las procariotas son relativamente menos
complejas, muchos creen que las células animales y
vegetales evolucionaron a partir de células
bacterianas.

Más aún, proponen que durante
millones de años, células procariotas "simples"
engulleron otras pero no las digirieron.
La "naturaleza" —desprovista de inteligencia
encontró la forma no solo de modificar radicalmente
la función de las células ingeridas, sino
también de mantener a estas células adaptadas en el
interior de las células "huéspedes" al momento de
la reproducción.9

¿Qué dice la
Biblia?
La Biblia declara que la vida en la Tierra es
obra de una mente inteligente. Note su cristalina lógica:
"Por supuesto, toda casa es construida por alguien, pero el que
ha construido todas las cosas es Dios" (Hebreos 3:4). Otro pasaje
dice: "¡Cuántas son tus obras, oh Jehová! Con
sabiduría las has hecho todas. La tierra está
llena de tus producciones. […] Hay cosas movientes sin
número, criaturas vivientes, pequeñas así
como grandes" (Salmo 104:24, 25).

¿Qué revelan las
pruebas?
Los avances en microbiología han
posibilitado la exploración del asombroso interior de las
células procariotas más simples conocidas. Los
científicos evolucionistas mantienen que las primeras
células vivas debieron de parecerse algo a
estas.10

Si la teoría de la evolución
es cierta, debe brindar una explicación convincente del
modo como la primera célula "simple" se formó al
azar. Si, por el contrario, la vida fue creada, debe haber prueba
de diseño ingenioso hasta en la criatura más
diminuta. ¿Qué le parece si vamos de
excursión al interior de una célula procariota?
En el trayecto, pregúntese si una estructura
semejante pudo surgir por casualidad.

EL MURO PROTECTOR

Para visitar una célula procariota,
tendremos que hacernos cientos de veces más
pequeños que el punto que cierra esta oración. Nos
separa del interior una membrana elástica y resistente que
actúa como el muro que se construye alrededor de una
fábrica. Se necesitarían 10.000 capas de esta
membrana para igualar el espesor de una hoja de papel.
No obstante, la membrana celular es mucho más
sofisticada que un muro. ¿En qué
sentido?

Al igual que el muro que rodea la
fábrica, la membrana protege el contenido celular de un
entorno potencialmente hostil; pero no es sólida,
pues permite que la célula "respire", dejando que entren y
salgan pequeñas moléculas, como las de
oxígeno. La membrana bloquea asimismo el acceso
no autorizado de moléculas más complejas que
pueden ser dañinas, en tanto que retiene las que son
útiles para la célula. ¿Cómo realiza
estos prodigios?

Retomando la analogía de la
fábrica, seguramente en las puertas del muro hay
guardianes que regulan el flujo de entrada y salida de las
mercancías. Del mismo modo, integradas en la membrana
celular hay moléculas proteicas especiales que ejercen la
función de puertas y guardianes.

Algunas de estas
proteínas (1) presentan un orificio en el
centro que solo permite el tránsito de ciertas
moléculas. Otras están abiertas por un lado de la
membrana y cerradas por el lado opuesto (2), con un
sitio de enlace (3) que se acopla
específicamente a una determinada sustancia. Cuando la
proteína captura la carga, el lado que está cerrado
se abre y la deja pasar a través de la
membrana (4). Toda esta actividad tiene lugar en la
superficie de hasta la célula más
elemental.

EL INTERIOR DE LA
FÁBRICA

Supongamos que el "guardián" ya nos
ha dejado entrar. El interior de una célula
procariota está lleno de un líquido acuoso rico en
nutrientes, sales y otras sustancias que constituyen la materia
prima con que la célula elabora los productos que
necesita. El proceso de manufactura, sin embargo, no es
aleatorio. Como una fábrica dirigida eficientemente, la
célula organiza miles de reacciones químicas de tal
manera que se produzcan en un orden y un horario
fijos.

La célula pasa mucho tiempo
sintetizando proteínas. ¿Cómo lo hace?
Primero, la vemos fabricando unos veinte aminoácidos
distintos (los bloques básicos de las proteínas),
que luego envía a los ribosomas (5). Los
ribosomas, comparables a máquinas automáticas,
enlazan los aminoácidos en una secuencia precisa para
fabricar una proteína específica. Así como
las operaciones de una fábrica pueden ser gobernadas por
un programa informático central, muchas funciones de la
célula son gobernadas por un "programa
informático", o código, conocido como
ADN (6). Los ribosomas reciben del ADN una lista
detallada de instrucciones que les indican qué
proteína construir y de qué
manera (7).

El proceso es sencillamente prodigioso.
Cada proteína se va plegando hasta adoptar una figura
tridimensional única (8), la cual determina la
tarea especializada que desempeñará. Imaginemos una
cadena de producción de motores, donde las piezas deben
construirse a la perfección para que los motores
funcionen. Así mismo, las proteínas deben
construirse con total precisión y adoptar la forma exacta
para que realicen adecuadamente su función; de lo
contrario, hasta podrían perjudicar a la
célula.

¿Cómo llegan las
proteínas desde el punto de fabricación hasta el
lugar donde se las necesita? Cada una lleva una "etiqueta" con la
dirección de entrega. Así, aunque se construyen y
se envían miles por minuto, ninguna se pierde: todas
alcanzan su destino.

¿Qué importancia
tienen estos hechos?
Las complejas moléculas del
ser vivo más simple no pueden reproducirse por
sí solas. Fuera de la célula se descomponen, y
dentro de ella son incapaces de duplicarse sin el auxilio de
otras moléculas complejas. Para ilustrarlo: la
producción de una molécula especial de
energía llamada trifosfato de adenosina (ATP) requiere la
presencia de enzimas, pero la producción de enzimas
requiere energía del ATP. De manera similar, el ADN
interviene en la formación de enzimas, pero las enzimas
intervienen en la formación de ADN (abordaremos el estudio
de esta molécula en la sección 3). Y otras
proteínas solo pueden ser fabricadas por la célula,
pero la célula solo puede fabricarse con
proteínas.

El microbiólogo Radu Popa, quien
no acepta el relato bíblico de la creación,
preguntó en 2004: "¿Cómo puede la
naturaleza crear vida cuando nosotros, teniendo todas las
condiciones experimentales controladas, hemos fracasado?".13
También dijo: "La complejidad de los mecanismos necesarios
para el funcionamiento de una célula viva es tan vasta que
su aparición simultánea al azar parece
imposible".14

¿Qué opina?
La teoría de la evolución intenta explicar el
origen de la vida en la Tierra descartando la intervención
divina. No obstante, cuanto más descubre la ciencia
sobre la vida, tanto menos probable es que esta apareciera de
forma aleatoria. Para salvar el escollo, algunos
científicos quieren distinguir entre la teoría
evolucionista y la cuestión del origen de la vida; pero
¿le parece a usted razonable?

La teoría de la evolución
descansa en la noción de que una larga cadena de felices
coincidencias dieron inicio a la vida. Luego sugiere que otra
serie de accidentes produjeron la admirable diversidad y
complejidad de todos los seres vivos. Ahora bien, si la
teoría carece de fundamento, ¿qué
sucederá con los postulados que se apoyan en ella? Tal
como un rascacielos sin cimientos no puede sostenerse, una
teoría evolucionista incapaz de explicar el origen de la
vida tampoco puede mantenerse en pie.

Tras este breve análisis de la
estructura y función de una célula "simple",
¿qué observa usted: prueba de una cadena de sucesos
fortuitos, o prueba de brillante diseño?
Si aún no está seguro, veamos más
de cerca el "programa maestro" que controla las funciones de
todas las células.

[Notas]

No existen pruebas experimentales que
confirmen este postulado.

Las enzimas son un ejemplo de
proteínas sintetizadas por la célula. Cada una se
pliega de una manera especial para acelerar una reacción
química en particular. Cientos de ellas cooperan para
regular las actividades celulares.

Algunas células humanas contienen
aproximadamente diez mil millones de moléculas de
proteína11 de centenares de miles de tipos
diferentes.12

¿A QUÉ VELOCIDAD SE
REPRODUCE UNA CÉLULA?

Algunas bacterias hacen réplicas de
sí mismas en menos de veinte minutos. Empiezan copiando
todo el "programa informático" central y luego se dividen.
En presencia de un suministro constante de combustible,
podrían multiplicarse a un ritmo exponencial. Una sola
generaría en tan solo dos días una colonia con un
peso de más de dos mil quinientas veces el de la Tierra.15
Las células más complejas también se
reproducen vertiginosamente. Por ejemplo, las neuronas cerebrales
de un bebé en el vientre de la madre se forman a un ritmo
impresionante de 250.000 por minuto.16

Los fabricantes humanos suelen sacrificar
la calidad de un producto en aras de la velocidad.
¿Cómo es posible, entonces, que las células
se reproduzcan con tal celeridad y exactitud si son el resultado
de hechos aleatorios, no dirigidos?

? Hecho. Las moléculas
extraordinariamente complejas que constituyen la célula
(ADN, ARN y proteínas) parecen diseñadas para
funcionar conjuntamente.

Pregunta. ¿Qué le
parece más probable: que el intrincado mecanismo de
la página 10 sea el resultado de un proceso evolutivo
ciego, o la obra de una mente inteligente?

? Hecho. Algunos científicos
eminentes dicen que hasta una célula "simple" es demasiado
compleja para haber surgido por azar en la Tierra.

Cuestión 3

¿De
dónde provinieron las instrucciones?

¿Por qué es una persona
físicamente como es? ¿Qué determina el color
de sus ojos, de su pelo o de su piel? ¿De qué
depende su estatura, su complexión o el parecido a uno o
ambos padres? ¿Qué dicta que en la cara superior de
la punta de sus dedos crezca una uña protectora y que la
cara opuesta sea una blanda almohadilla?

En los días de Charles Darwin, las
respuestas a estas incógnitas se encontraban envueltas en
tinieblas. El propio Darwin estaba fascinado con la manera
como los caracteres se transmiten de una generación a
otra, aunque sabía poco de las leyes de la genética
y menos aún de los mecanismos intracelulares que regulan
la herencia. Los biólogos modernos, en cambio, llevan
décadas estudiando la genética humana y las
detalladas instrucciones que porta la extraordinaria
molécula de ADN. Obviamente, la gran pregunta es de
dónde provinieron dichas instrucciones.

¿Qué afirman muchos
científicos?
Muchos biólogos y otros
científicos creen que el ADN y sus instrucciones
codificadas son el resultado de procesos aleatorios,
no dirigidos, que tuvieron lugar a lo largo de millones de
años. Dicen que no hay prueba de diseño
ni en la estructura de esta molécula ni en la
información que contiene y transmite ni en su
funcionamiento.17

¿Qué dice la
Biblia?
La Biblia indica que la formación de las
partes del cuerpo, así como la secuencia en que aparecen,
entraña la existencia de un libro simbólico cuyo
autor es Dios. Notemos la siguiente descripción inspirada
que hizo el rey David: "Tus ojos [los de Dios] vieron hasta mi
embrión, y en tu libro todas sus partes estaban escritas,
respecto a los días en que fueron formadas y
todavía no había una entre ellas" (Salmo
139:16).

¿Qué revelan las
pruebas?
Si la evolución es cierta, entonces la
hipótesis de que el ADN es el resultado de una serie de
hechos fortuitos debe ser, como mínimo, razonablemente
posible. Y si la Biblia dice la verdad, entonces debe haber
prueba sólida de que el ADN es el producto de una mente
ordenada e inteligente.

Explicado en los términos más
sencillos posibles, el tema del ADN es bastante comprensible… y
fascinante. Por eso, hagamos otro viaje al interior de la
célula, pero esta vez será una célula
humana. Imaginemos que vamos a un museo concebido para
enseñar cómo funciona una célula humana
típica. El edificio entero es una réplica
perfecta ampliada trece millones de veces. Su tamaño
es el de un gigantesco estadio deportivo, de esos que tienen
capacidad para 70.000 personas.

Al entrar, nos sobrecoge ver este
maravilloso lugar repleto de formas y estructuras
extrañas. Hacia el centro divisamos el núcleo, una
esfera de unos veinte pisos de altura. Resueltos, nos abrimos
paso hasta allí.

Entramos por una puerta de la capa
exterior, o membrana nuclear, y miramos a nuestro alrededor.
Dominando el recinto se hallan 46 cromosomas. Están
dispuestos en pares idénticos y varían en altura;
de hecho, el más cercano a nosotros es como de doce
pisos (1). Los cromosomas presentan un estrechamiento
por la parte media y semejan salchichas, pero son tan gruesos
como el tronco de un gran árbol. Observamos un conjunto de
bandas que los cruzan horizontalmente. Vistas de cerca, notamos
que las bandas están divididas por líneas
verticales y que entre estas últimas hay líneas
horizontales más pequeñas (2).
¿Qué son? ¿Pilas de libros? No. Son los
bordes exteriores de bucles densamente empaquetados en columnas.
Halamos uno, y sale con facilidad. Nos admiramos al ver que el
bucle está integrado a su vez por espirales de menor
tamaño (3), también perfectamente
ordenadas. El interior de las espirales alberga el elemento
más importante de todos, algo parecido a una cuerda
larguísima. ¿De qué se trata?

LA ESTRUCTURA DE UNA ASOMBROSA
MOLÉCULA

Denominemos cuerda a esta parte del modelo
de cromosoma. Tiene unos dos centímetros y medio (una
pulgada) de espesor y está fuertemente enrollada en
carretes (4), lo que propicia la formación de
espirales dentro de espirales. Una especie de andamiaje les sirve
de soporte. La cuerda está empaquetada de un modo muy
eficaz, explica una pantalla del museo. Si sacáramos
la cuerda de cada uno de los modelos de cromosoma y las
pusiéramos todas bien estiradas una detrás de otra,
abarcarían más o menos la mitad de la
circunferencia terrestre.

Un libro de ciencia llama a este eficaz
sistema de empaquetamiento "una portentosa proeza de la
ingeniería".18 ¿Le parece a usted creíble la
idea de que no hubo un ingeniero detrás de ello?
Si el museo tuviera una espaciosa tienda donde se exhibieran
para la venta millones de objetos, todos ordenados cuidadosamente
a fin de que uno encuentre fácilmente lo que necesita,
¿supondría que nadie la organizó? Claro que
no, si bien tal orden no sería nada en
comparación con la proeza ya descrita.

Ahora se nos invita a tomar en las manos un
segmento de la cuerda y contemplarlo de cerca (5).
Al palparla, advertimos que no es una cuerda ordinaria:
está formada por dos hebras enrolladas una alrededor de la
otra y unidas por pequeñas barras equidistantes.
El conjunto tiene el aspecto de una escalera de
caracol (6). Entonces caemos en la cuenta: tenemos en
la mano un modelo de la molécula de ADN, uno de los
grandes enigmas de la vida.

Una molécula de ADN, cuidadosamente
empaquetada con sus carretes y andamiaje, forma un cromosoma. Los
peldaños de la escalera se conocen como pares de
bases (7). ¿Cuál es su función?
¿Para qué sirve todo esto? Otra pantalla nos brinda
una explicación simplificada.

LO ÚLTIMO EN SISTEMAS DE
ALMACENAMIENTO DE DATOS

La clave para descifrar el ADN reside en
los peldaños que conectan los dos lados de la escalera,
dice la pantalla. Visualicemos la escalera partida por la mitad.
De cada lado cuelgan peldaños incompletos. Estos
vienen en cuatro variedades únicamente, designados con las
letras A, T, G y C. ¡Qué sorpresa se llevaron
los científicos al descubrir que el orden de estas letras
formaba una especie de código para transmitir
información!

Sabemos que en el siglo XIX se ideó
el código morse para la transmisión de mensajes
telegráficos. Combinando solo dos "letras" (punto y raya),
este alfabeto podía crear infinidad de palabras y frases.
Pues bien, el ADN utiliza un código de cuatro letras: A,
T, G y C. La combinación de estas letras forma
"palabras" denominadas codones; los codones, a su vez,
componen "historias", que reciben el nombre de genes.
Cada gen contiene 27.000 letras en promedio. Los genes y los
largos tramos que los separan conforman "capítulos", que
son los cromosomas. Veintitrés cromosomas
constituyen el "libro" completo, o genoma: el conjunto
de información genética sobre un
organismo.

El genoma sería un libro inmenso.
¿Cuánta información contendría?
El genoma humano está constituido por unos tres mil
millones de pares de bases, o peldaños.19 Imaginemos una
enciclopedia formada por volúmenes de más de mil
páginas cada uno. El genoma llenaría
428 de tales volúmenes; sumándole el duplicado
que posee cada célula, el número ascendería
a 856. Si una persona se dedicara a teclear la
información del genoma en una jornada de cuarenta horas
semanales, sin vacaciones, tardaría alrededor de ochenta
años.

Por supuesto, el resultado final
no sería de ningún provecho, pues
¿cómo se meten centenares de pesados
volúmenes en cada una de los 100 billones de
microscópicas células que componen el cuerpo
humano? Comprimir tanta información desborda por mucho
nuestra capacidad.

Un profesor de Biología Molecular y
Ciencias Informáticas dijo: "Un gramo de ADN, que ocupa,
en seco, alrededor de un centímetro cúbico, puede
almacenar aproximadamente la información de un
billón [1012] de discos compactos".20 ¿Qué
implica esto? Recordemos que el ADN contiene los genes, las
instrucciones para construir un cuerpo humano único. Toda
célula posee un juego completo de instrucciones.
El ADN almacena tanta información que una cucharadita
contendría las instrucciones para construir trescientas
cincuenta veces la población mundial. La cantidad
requerida para recrear los 7.000 millones de personas que hoy
habitan la Tierra apenas formaría una película en
la superficie de la cucharita.21

¿UN LIBRO SIN
AUTOR?

Pese a los adelantos en las técnicas
de miniaturización, el hombre no ha inventado un
dispositivo para almacenar datos que siquiera se aproxime a tal
capacidad. Aun así, usaremos el disco compacto a
título de ejemplo. Quizás a usted le impresione su
figura simétrica, su superficie brillante, su eficaz
diseño. Es obvio que fue hecho por alguien
inteligente. Suponga ahora que el disco almacena,
no información confusa o embarullada, sino
instrucciones coherentes y detalladas sobre la manera de
construir, mantener y reparar maquinaria compleja. Esta
información no altera de modo perceptible su peso o
tamaño y, sin embargo, en ella radica su principal valor.
¿No lo convencerían dichas instrucciones
escritas de que allí debió de intervenir una mente
inteligente? ¿Acaso no requiere la escritura la
existencia de un escritor?

Comparar el ADN con un disco compacto o un
libro no es descabellado. De hecho, una obra sobre el
genoma dice: "La idea de considerar el genoma como un libro
no es, en rigor, siquiera una metáfora.
Es literalmente cierta. Un libro es una pieza de
información digital […]. También lo es un
genoma". Y agrega: "El genoma es un libro muy inteligente,
porque en condiciones adecuadas puede fotocopiarse y leerse a
sí mismo".22 Lo anterior nos lleva a otro importante
aspecto del ADN.

MÁQUINAS EN
MOVIMIENTO

Mientras estamos allí parados en
completa quietud, nos preguntamos si el núcleo celular es
tan estático como un museo. Entonces vemos una urna de
cristal que guarda un modelo de segmento de ADN y, sobre ella,
otra pantalla que dice: "Pulse el botón para una
demostración". Pulsamos y oímos a un narrador
decir: "El ADN realiza por lo menos dos tareas cruciales.
La primera se llama replicación. El ADN debe
copiarse a fin de dotar a toda nueva célula de un juego
completo de la misma información genética. Observe
la siguiente simulación".

Por una puerta situada en un extremo de la
urna vemos entrar una máquina bastante complicada.
Se trata, en realidad, de una piña de robots.
La máquina se acopla a la molécula de ADN y
empieza a deslizarse como un tren sobre rieles. Puesto que va un
poco rápido, no distinguimos bien lo que hace, pero
sí nos percatamos de que detrás de ella hay ahora
dos cuerdas completas de ADN en vez de una.

El narrador explica: "Esta es una
versión bastante simplificada de lo que sucede cuando el
ADN se replica. Un grupo de máquinas moleculares llamadas
enzimas se desplazan a lo largo del ADN y lo desdoblan en dos;
luego toman cada hebra como molde y generan una nueva
hebra complementaria. Resulta imposible mostrarles todos los
dispositivos que entran en acción, como el aparatito que
va delante de la máquina replicadora cortando una de las
dos hebras para que el ADN rote libremente y así evitar el
superenrollamiento. Tampoco podemos enseñarles cómo
se efectúan las múltiples "correcciones de
pruebas". Las erratas se detectan y se enmiendan con pasmosa
exactitud [véase el dibujo de las páginas 16 y
17].

"Lo que sí podemos enseñarles
es la velocidad. ¿Se fijó en aquel robot que va a
toda marcha? En la realidad, la maquinaria de enzimas avanza
sobre los "rieles" del ADN a una velocidad de 100
travesaños, o pares de bases, por segundo.23 Si los
"rieles" fueran los de una vía férrea, esta
"locomotora" circularía a una velocidad de
80 kilómetros (50 millas) por hora. En las
bacterias, estas diminutas máquinas replicadoras alcanzan
una velocidad diez veces mayor. En la célula humana,
legiones de dichas máquinas se ponen a trabajar en
distintas secciones de los "rieles" del ADN y copian el genoma
entero en tan solo ocho horas."24 (Véase el recuadro "Una
molécula que se lee y se copia", de la página
20.)

"LECTURA" DEL ADN

Los robots replicadores de ADN salen de la
escena. Aparece otra máquina, que también se
desplaza a lo largo de un tramo de ADN, aunque más lenta.
Vemos entrar la cuerda de ADN por un extremo y salir por el
otro… intacta. Pero una nueva hebra sencilla brota por un
orificio distinto de la máquina, como una cola creciente.
¿Qué está pasando?

El narrador prosigue: "La segunda tarea que
realiza el ADN se llama transcripción. El ADN nunca
abandona el refugio seguro del núcleo. Entonces,
¿cómo se leen y se utilizan sus genes, es decir,
las recetas para fabricar todas las proteínas
constitutivas del cuerpo humano? Primero, la máquina de
enzimas que estamos viendo localiza una región del ADN
donde se ha activado un gen mediante señales
químicas procedentes del exterior del núcleo;
enseguida, hace una copia del gen valiéndose de una
molécula de ARN. El ARN se parece bastante a una
hebra sencilla de ADN, pero es diferente. Su tarea consiste
en recoger la información codificada de los genes
contenidos en el ADN. Extrae dicha información mientras se
halla en la máquina de enzimas y la transporta fuera del
núcleo a uno de los ribosomas, donde será utilizada
para sintetizar una proteína".

La demostración nos ha deslumbrado.
Quedamos muy impresionados por el museo y por el ingenio de
quienes diseñaron y construyeron sus máquinas.
¿Y si fuera posible poner en marcha el museo con
todas sus piezas para demostrar las miles y miles de tareas que
se llevan a cabo simultáneamente en la célula
humana? ¡Eso sí que sería un
espectáculo!

Pues bien, todos esos procesos que realizan
diminutas máquinas sofisticadas están teniendo
lugar ahora mismo en los 100 billones de células de
nuestro organismo. El ADN está siendo leído
para fabricar, en conformidad con sus instrucciones, los cientos
de miles de proteínas diferentes que constituyen el cuerpo
(sus enzimas, tejidos, órganos, etc.). Al mismo
tiempo, está siendo copiado y corregido a fin de que cada
célula nueva posea un juego limpio de
instrucciones.

¿QUÉ IMPORTANCIA TIENEN
ESTOS HECHOS?

Formulemos otra vez la pregunta:
"¿De dónde provinieron estas instrucciones?".
La Biblia señala que el "libro" y su contenido
proceden de un autor sobrehumano. ¿Es esta una
conclusión desfasada o poco científica?

Reflexionemos sobre lo siguiente:
¿puede el hombre construir un museo como el de nuestro
ejemplo? Sus intentos tropezarían con verdaderas
dificultades. Hay muchos detalles del genoma humano y sus
funciones que aún no se comprenden. Los
investigadores siguen tratando de localizar todos los genes y
conocer sus funciones. Y los genes son solo una
pequeña porción de la cuerda de ADN. Por ejemplo,
¿cuál es el objetivo de los largos tramos que
no contienen genes? En un principio, se los
denominó "ADN basura", pero ahora la tendencia está
cambiando, pues es posible que tales segmentos controlen la
manera y el grado de utilización de los genes. Aun si los
científicos lograran crear un modelo completo del
ADN, con sus máquinas copiadoras y correctoras,
¿podrían hacerlo funcionar como el
original?

Poco antes de morir, el famoso
físico Richard Feynman escribió la siguiente nota
en un tablero: "Lo que no puedo crear, no lo
entiendo".25 Da gusto su modestia, y sus palabras son muy ciertas
en lo referente al ADN. Los científicos ni pueden
crear ADN con todos sus mecanismos de replicación y
transcripción ni lo entienden a la perfección;
sin embargo, algunos afirman saber que todo
apareció por azar, sin dirección alguna.
¿Apoyan tal conclusión las pruebas que hemos
analizado?

Varios especialistas han concluido que las
pruebas apuntan en la dirección contraria. Francis Crick,
uno de los biólogos que descubrió la estructura de
doble hélice de la molécula de ADN, opina que es
demasiado compleja para haberse formado mediante sucesos
aleatorios. Su hipótesis es que seres extraterrestres
inteligentes debieron de enviar ADN a la Tierra para sembrar
aquí la vida.26

En años más recientes, la
postura del destacado filósofo Antony Flew, tenaz defensor
del ateísmo durante medio siglo, dio un giro radical.
A sus 81 años empezó a creer que una
inteligencia tuvo que haber intervenido en la creación de
la vida. ¿Qué propició el cambio? Un estudio
del ADN. Cuando se le preguntó sobre la incomodidad que su
nueva filosofía podría causar en la comunidad
científica, respondió: "Lo siento. Toda la vida me
he guiado por el principio […] de seguir la prueba
adondequiera que lleve".27

¿Qué opina?
¿Adónde llevan las pruebas? Imagine que usted ve
una sala de computadoras en el corazón de una
fábrica. Un complejo programa maestro dirige todas las
actividades. Es más, envía constantemente
instrucciones sobre cómo construir y mantener cada una de
las máquinas que hay allí y hace copias de
sí mismo, las cuales somete a una corrección de
pruebas. ¿A qué conclusión
llegaría: que las computadoras y el programa se hicieron a
sí mismos, o que fueron hechos por mentes ordenadas e
inteligentes? Las pruebas hablan por sí solas.

[Notas]

Partes: 1, 2

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