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Los componentes ético-políticos en la ideología de la Revolución Cubana (Cuarta parte)



Partes: 1, 2, 3

  1. Introducción
  2. 1920 a 1925: un lustro pródigo en aproximaciones y utopías
  3. La Revolución del 30: un intento de aproximación al paradigma republicano
  4. Referencias y notas bibliográficas
  5. Anexos

"No hemos sabido dar forma a una verdadera política económica
cubana. Tuvimos heroísmo para pelear contra la fortaleza española;
pero no la hemos tenido para realizar la obra no lenta de nuestra regeneración
económica". Enrique José Varona (El imperialismo yankee en
Cuba. 1922)

"Es claro que Sancho no puede comprender por qué Quijote se viste de hierro y expone su vida por los campos para luchar por la justicia. El solo ve como anhelo su ínsula. A pesar de esto, los quijotes soñadores sirven más a la humanidad que los ventrudos sanchos…"

Julio Antonio Mella (Carta al Consejo Carta Universitario, 1925)

"Luchar contra el imperialismo de todas las fuerzas y tendencias, desde las obreras y campesinas hasta las burguesas nacionales (aunque estas, en su mayoría, sean capaces de traicionar), es la lucha más importante del momento actual…Tenemos el deber de plantear el problema nacionalista para unos, el social para otros, pero antiimperialista para todos".

Julio A. Mella (Carta a Gustavo Aldereguía, 18 de septiembre de 1926)

"Amemos la revolución en lo que esta tiene de elevado y útil, no revolución para derrocar un gobierno malo para poner otro tan malo o, peor, no revolución que busca el poder por el poder mismo, no la revolución material sin revolución moral".

Emilio Roig de Leuchsenring (La colonia superviva. Revista Cuba Contemporánea, 1924)

"Yo destrozo mis versos, los desprecio, los regalo,
los olvido: me interesan tanto como a la mayor parte de nuestros escritores
le interesa la justicia social"

Rubén Martínez Villena (A su hermana Judith)

"Dile a los compañeros Chela mía, que mi último dolor no es el dejar la vida, sino el dejarla de modo tan inútil para la Revolución y el Partido"

Rubén Martínez Villena (En Carta a su esposa desde Moscú el 17 de septiembre de 1930)

"No existieron grandes líderes porque no hubo grandes ideales. Estos ideales existen para la liberación del pueblo esclavo. La historia nos ha enseñado que la transformación para ser real tiene que ser destruyendo el sistema económico…No somos revoltosos sino revolucionarios"

Julio A. Mella (La última farsa de los políticos y patrioteros, 1924)

"En el momento mismo en que la acción armada va a desencadenarse sin tregua ni cuartel, nosotros lanzamos una vez más nuestra consigna a la juventud estudiantil, atrayéndola a la línea justa: ¡Tiene la palabra el camarada Mauser!"

Raúl Roa García, en Línea, órgano del Ala Izquierda Estudiantil (1931)

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Introducción

El que se adentre en el estudio del pensamiento cubano a lo largo de nuestro decursar histórico, en las esferas de lo socio-político, económico e ideo-cultural, al margen de su complejidad y carácter contradictorio, fuente de su fecundo desarrollo, no deja de sorprenderse de su pródiga riqueza, diversidad y fecundos valores.

El período que ahora nos corresponde abordar, tiene una excepcional significación en el empeño de su sistematización, valoración y contextualización, a partir del aporte de su componente ético-político, a la conformación de la Ideología de la Revolución Cubana, vista esta en su integralidad, como sucesión de etapas y períodos, que no pueden ser excluidos, como tampoco concebidos con fronteras inamovibles, con vistas al arribo necesario a conclusiones realmente válidas. (1)

Las singularidades de los hechos históricos, revelados en el ideario de sus protagonistas, como sus autores y actores, sin obviar la mayor o menor significación de su actuación en los mismos, así como las motivaciones e intereses clasistas que lo compulsan en su actuar y pensar, en específicas circunstancias y coyunturas, constituyen, a nuestro criterio, pautas imprescindibles a tener en cuenta en su investigación.

Valga reiterar que no es nuestro propósito el realizar un recuento histórico detallado de los hechos, enarcados en la etapa, acuciosamente tratados por prestigiosos especialistas (2), a excepción de cuando sea imprescindible valorar el contexto que se revelan puntualmente las ideas de unas u otras personalidades, en consecución del objetivo planteado.

Como certeramente valora Robert Whitney en su obra Estado y Revolución en Cuba que…."…como quiera que califiquemos el sistema político republicano, debemos evitar no convertir las complejas y multifacéticas experiencias en acontecimientos unidimensionales predecibles y carentes de vida. En nuestra premura por explicar las estructuras de dominación y subordinación podríamos pasar por alto la creatividad de la resistencia, la supervivencia y la adaptación…Lo que hacía oligárquica la práctica política en que los gobernantes apelaban a lazos de consanguinidad y de parentesco, reales o ficticios, como la fuente de su status y autoridad. El poder político no estaba centrado en ningún grupo o institución en particular; más bien el poder estaba en las manos de redes locales y regionales de caciques y caudillos. Dentro del contexto cubano, los caciques y caudillos eran personas cuya autoridad provenía de sus roles pasados, reales, imaginarios o inventados, en la guerra independentista de 1895-1898…" (3)

Se le adjetive como neocolonial, mediatizada o plattista, era República al fin, en cuyo seno, las masas populares van construyendo sus propias utopías, los capitalistas nacionales y foráneos intentan imponer sus particulares intereses de clase mientras que, simultáneamente, del seno de ese mismo pueblo, anónimo y afrentado, surgen, particularmente de las nuevas generaciones, personalidades llamadas a realizar los cambios necesarios, sistemáticamente defraudadas en la eventual confianza depositada en "generales y doctores", que en pocos lustros perciben, como incapaces de satisfacerlas. (Ver ANEXO 1)

En tal empeño, la creciente concientización del pueblo, proceso estrechamente vinculado al incremento de la participación de los sectores de avanzada de la masa estudiantil, la paulatina organización y combatividad del movimiento obrero y la inserción de la intelectualidad más progresista, en los comunes empeños de transformación del ya caduco modelo de organización política de nuestra sociedad, conlleva a una radicalización de las ideas, no obstante la diversidad de concepciones, intereses y aspiraciones. En los tres lustros que discurren, entre 1920 y 1935, se construyen las premisas necesarias para el surgimiento de un nuevo modelo de república, que aunque distante aún de satisfacer las aspiraciones populares, propicia los cambios más profundos, que ya se avecinan, para un futuro a corto, mediano o largo plazo.

Rasgos comunes, no obstante las inevitables diferencias puntuales en el transitar de gobiernos liberales y conservadores, desde Estrada Palma hasta Gerardo Machado, se reiteran, como el nocivo caudillismo, basado en el protagonismo de determinadas personalidades, que sustentadas en su pasado, a veces muy cuestionable, se lucran y benefician del papel desempeñado como altos oficiales del Ejército Libertador en las guerras independentistas o en el ejercicio de relevantes cargos en la estructura política de la República en Armas; la proclividad a la corrupción administrativa, como fuente de ingresos personales o apuntalamiento de las campañas electorales, peculiarizadas por la más burda y demagógica politiquería así como su alianza a unos u otros sectores de la oligarquía nacional y a los intereses del capital foráneo. Expresión del alejamiento respecto al genuino ideario del mambisado y de sus más reconocidos líderes, fieles a las concepciones martianas acerca de la República soñada.

Personalidades de talla histórica como Julio Antonio Mella, Rubén Martínez Villena, Pablo de la Torrente Brau y Antonio Guiteras, aparecen por vez primera en la palestra nacional, como fieles depositarios del rico legado ético-político anterior; otras, como Carlos Baliño y Enrique José Varona, ya al final de sus vidas, aportan sus virtudes, con su obra y ejemplo personal, ya en el tránsito entre dos siglos, mientras que en la vorágine de la época, aparecen a su vez, aquellas que desempeñarán un importante rol en décadas posteriores, en uno u otro sentido, como Eduardo Chibás, Raúl Roa García, Ramón Grau San Martín, Fulgencio Batista y Carlos prío Socarrás, por solo citar los más significativos.

La conformación de los nuevos componentes ético-políticos que se insertan en la Ideología de la Revolución Cubana, en el período, en la singular riqueza de su diversidad y la perentoriedad de sus contradicciones, incentivarán en determinadas personalidades, en el futuro cercano, tanto acciones individuales heroicas, como deleznables actuaciones; en las primeras, les permitirán la asunción a liderazgos de amplio consenso, en favor de los intereses populares; en las segundas, por el contrario, estimularán, en aras de los más mezquinos y particulares ambiciones, el engaño, la corrupción y la politiquería como medios para escalar posiciones de poder, ejercido alternativamente, sea desde posiciones de fuerza o a través de esquemas, en su funcionalidad, relativamente democráticos, dentro de los límites permisibles en cada caso o coyuntura. En última instancia, el período marca un cambio de época en que, con sus particularidades, la nación refuerza su identidad y enrumba su destino, por caminos nunca antes transitados. Cierto que plagados de dificultades e incontables sacrificios, pero también ornados, en no escasas ocasiones, con ejemplarizantes acciones de elevada eticidad ciudadana.

1920 a 1925: un lustro pródigo en aproximaciones y utopías

No resulta exagerado afirmar que el lustro primero de la década de los 20 reviste una gran significación, tanto por los acontecimientos acaecidos, las personalidades que los protagonizaron así como por los notables aportes de pensamiento de estas al componente ético-político que peculiarizan a la Ideología de la Revolución Cubana.

Es criterio del autor el asumir el concepto de personalidades, para aquellas individualidades, que de una u otra forma ejercieron, en un contexto determinado, una influencia decisiva en el acontecer nacional, tanto por los cargos que ejercen, su actuación individual, la calidad de su liderazgo y trascendencia de su vida, obra y pensamiento.. Al respecto consideramos que la definición valorativa sobre tales individualidades no puede ceñirse a posiciones maniqueas con la mera inclusión de buenos y malos, excluyendo a los segundos de tal rango, sino más bien fundamentarse en un justo equilibrio, entre virtudes y defectos, que nos permita apreciar su hacer y pensar, como mayoritariamente positivo o no. No hacerlo de tal forma, constituiría adoptar una visión deformada de la realidad. Resulta además incuestionable que tal rango, otorgado en el plano personal, por unos u otros autores, a un individuo, depende de múltiples factores, no pocos de ellos impregnados de subjetividad, prejuicios e intereses de clase.

En ese lustro tan pródigo en acontecimientos y producción espiritual, que marca los años iniciales de la década de los 20 del pasado siglo, ocurren hechos de singular relevancia, que proporcionan un enriquecimiento de la sociedad civil, consecuencia del posicionamiento ideológico de sus personalidades más representativas, particularmente las nuevas generaciones, en el dinámico espectro socio político nacional con evidente repercusión, y correspondientes aportes, en la cultura, la paradigmatización axiológica y la construcción de nuevas utopías.

Los factores desencadenantes de tal proceso tienen como contexto al gobierno del doctor Alfredo Zayas (1920-1924), exponente, amén de sus propias particularidades, como los Presidentes que le antecedieron, Tomás Estrada Palma (1902-1906), José Miguel Gómez (1909-1914) y Mario García Menocal (1914-1920), representantes de los intereses de la oligarquía nacional más conservadora, incondicional aliada al capital foráneo y que, carente de los valores ético-políticos que el momento exigía, practicaron la politiquería, la corrupción administrativa y las restantes lacras que caracterizaron a la élite gobernante, en la que pudiéramos llamar como la I República (1902-1933) , fenecida tras el derrocamiento de la dictadura de Gerardo Machado.

I, 1.- La fundación de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU)

La actuación crítica, audaz y felizmente cuestionadora de la política gubernamental, por parte de los estudiantes universitarios, secundados por los de enseñanza media, en el contexto de la época, particularmente del alumnado de los institutos preuniversitarios de Segunda Enseñanza y las Escuelas Normales Formadoras de Maestros Primarios, constituyó un factor de singular importancia, como componente de la acción del pueblo, contra un modelo de institucionalidad, en acelerado proceso de agotamiento en su funcionalidad, cada vez más distante de los intereses de la ciudadanía.

No obstante, el mismo adolecía aún de un basamento organizacional, que le aportara mayor coherencia y efectividad en sus acciones. La percepción de tales carencias por los sectores más concientizados de la masa estudiantil, no obstante la ausencia, de una aglutinadora línea ideológica común, de las que ya incipientemente conformaban el pensamiento cubano, llámese socialismo utópico, marxismo, anarquismo o liberalismo democrático burgués, determinó la fundación de la FEU el 20 de diciembre de 1922, atemperada al ejemplo de las reformas universitarias iniciada en Latinoamérica, en 1918, en la universidad argentina de Córdova, que otorga gran protagonismo al alumnado universitario, preconiza la autonomía de los centros superiores de enseñanza e introduce proyectos integrales tanto académicos, curriculares como funcionales.

El 10 de diciembre de 1922 se publica en el diario habanero La Discusión el documento programático que se identifica como Manifiesto a los estudiantes universitarios. En el mismo se expresa como…"…ha tiempo que en el ánimo de todos los estudiantes cubanos universitarios se va concretando como ideal colectivo el noble empeño de precipitar la evolución de nuestra universidad en el sentido de su organización y funcionamiento hasta alcanzar el alto grado de perfección y desarrollo en que hoy se desenvuelven organismos de igual origen étnico y que fueron modelados al calor de la misma ideología. Esta intención robustecida por las palabras viriles de inconformidad y renovación que informan siempre la actuación universitaria de nuestros profesores más preclaros, como Varona, La Torre, Aguayo y Rodríguez Lendián; esta intención, repetimos, se hizo propósito inquebrantable, decisión enérgica, la tarde memorable en que magnetizados nuestros corazones por la palabra gallarda y erudita del Honorable Rector de la Universidad de Buenos Aires, doctor José Arce, supimos cuando debían las universidades argentinas en su culminación magnífica, a la acción organizada de la colectividad estudiantil y de que manera una juventud, consciente de sus altos deberes, contribuía con la palabra y la acción, ora reposada y tranquila, ora revolucionaria y tormentosa allí donde fuere preciso, a marcar los seguros derroteros por donde marchan a la cabeza de América Latina, estas encendidas antorchas de cultura que son las universidades argentinas…Hasta ahora el fraccionismo (se respeta la ortografía del original. N. del A) egoísta y la dispersión sistemática fueron nuestros guías, y ya lo veis: las Asociaciones Estudiantiles asisten inermes al espectáculo de claudicante quietismo, de lenta agonía que la nutre, afanosa de progreso y perfección. Es necesario renovarla, sacarla del colapso en que languidece y se borra su elevada misión, y debemos ser nosotros, tenemos que ser, apretados hombro con hombro, unidos sin vacilaciones ni temores pueriles, quienes cumplan tan sagrada misión"

Y exhortaba:

"Compañeros: concurramos cuanto antes a fundar la Federación de Estudiantes de la Universidad de La Habana, que será la columna granítica de nuestro derecho y el ariete incontrastable de nuestros anhelos de renovación. En nombre de la patria futura, grande y libre, acompañadnos"

Y la firman estudiantes representantes de la Asociación de Estudiantes de Derecho, donde figura, Julio A. Mella; la Asociación de Estudiantes de Letras y Ciencias, donde aparece el nombre de Felio Marinello, su futuro primer presidente; la Asociación de estudiantes de Medicina y la Asociación de Estudiantes de Odontología.

Y se aclara en nota final como… "…ya está actuando un Comité Provisional constituido por Delegados de todas las Asociaciones convocadas por la Junta Directiva de la de Derecho". (4).

De las luchas estudiantiles lideradas por la FEU o vinculadas de una u otra forma a las mismas, en el período abordado (1920-1925), desempeñan un papel protagónico personalidades de la talla de Julio Antonio Mella, Rubén Martínez Villena y Antonio Guiteras así como otras que tendrán un importante protagonismo en el enfrentamiento a la dictadura de Gerardo Machado (1925-1933), como el profesor universitario Ramón Grau San Martín, entre otras muchas de particular relevancia.

I, 2.- La Protesta de los 13: expresión de la naciente radicalización del pensamiento de la intelectualidad cubana.

En los años iniciales de la década de los 20 del pasado siglo, persiste un mare magnum de propuestas ideológicas, de disímiles orígenes, propósitos y objetivos, que solo tienen de común, la cada vez más definida percepción de la creciente necesidad del enfrentamiento al estado de cosas imperante en la vida pública nacional y el creciente descrédito de los caudillos políticos, posesionados del poder bajo la dudosa aureola de patriotismo e integridad ciudadana. Es bien conocido el importante papel que desempeñan los intelectuales en un proceso revolucionario, dado el privilegio de su acceso, por circunstancias de procedencia social, fortuna u otras circunstancias propiciatorias a una instrucción y cultura muy distantes en la época a las posibilidades reales de las clases más expoliadas por el régimen económico imperante.

El dilema que se presenta a los intelectuales cubanos, ante las nuevas circunstancias que ahondan la crisis institucional e ideológica en que se debate nuestra patria, durante el gobierno de Alfredo Zayas, les enfrenta a perentorias opciones: o permanecer en su ajenos a la problemática nacional o concretar su compromiso con las luchas populares, exacerbada por el fin de la bonanza azucarera consecuencia de la Primera Guerra Mundial (1914-1918); la prepotente intromisión injerencista de Enoch Crowder, emisario de las instituciones financieras yanquis, acreedoras de importantes préstamos monetarios anteriormente otorgados a los gobiernos de turno y la dilapidación del tesoro público, por el robo desembozado de funcionarios público, entre otros muchos desaciertos.

La importancia de la conocida como Protesta de los 13 es exteriorizar el síntoma claro, de que el sector más concientizado de esa intelectualidad, opta, no obstante la diferencia de sus motivaciones ideológicas, por concretizar un público compromiso en apoyo a las demandas populares más esenciales y recurrentes.

El 18 de marzo de 1923, en acto organizado por el Club Femenino de La Habana, en el salón de actos de la Academia de Ciencias de Cuba, en honor a la escritora uruguaya Paulina Luissi, cuando hacía uso de la palabra el Ministro de Justicia Erasmo Regüeiferos, este es interrumpido por un grupo de intelectuales liderados por Rubén Martínez Villena, ya con ganado reconocimiento como escritor y poeta.

Tal como se publica en el Heraldo de Cuba, con fecha 19 de marzo, estas fueron sus palabras:

"Perdonen la presidencia y la distinguida concurrencia que aquí se halla que un grupo de jóvenes cubanos, amantes de esta noble fiesta de la intelectualidad, y que hemos concurrido a ella atraídos por los prestigios de la noble escritora a quien se ofrenda este acto, perdonen todos que nos retiremos. En este acto interviene el Doctor Erasmo Regüeiferos, que olvidando su pasado y actuación, sin advertir el grave daño que causaría su gesto, ha firmado un decreto ilícito que encubre un negocio repelente y torpe, digno no de esta rectificación y de reajuste moral, sino de aquel primer año de zayismo…" (5)

El propio diario, en la primera página de su edición correspondiente al 19 de marzo de 1923, reproducía el escrito hecho circular por el grupo al día siguiente y que expresaba como…"…ante lo ocurrido ayer en la Academia de Ciencias, declaramos: 

* Primero: Que por este medio pedimos perdón nuevamente al Club Femenino, reiterando que no ha sido intención nuestra perturbar en modo algunos sus funciones, ni mucho menos el homenaje que se rendía a Paulina Luissi. En espíritu estamos con las mujeres dignas y lamentamos que la medida tomada por nosotros, producto de civismo y reflexión, haya tenido efecto en un acto organizado por ellas. 

* Segundo: Que sólo es nuestro objeto manifestar la inconformidad de la juventud, que representamos, con los procedimientos usados por ciertos hombres públicos. * Tercero: Que siendo el acto homenaje a Paulina Luissi el primero público en que tomaba parte el señor Erasmo Regüeiferos, personalidad tachada por la opinión pública ante el hecho estupendo de haber refrendado el decreto inmoral y torpe relativo a la adquisición del Convento de Santa Clara de Asís, sólo contra él, o contra su actuación debe entenderse nuestra actitud al retirarnos de la sala. * Cuarto: Que la juventud consciente, sin ánimo perturbador ni más programa que lo que estima el cumplimiento de un deber, está dispuesta en lo sucesivo a adoptar idéntica actitud de protesta en todo acto en el que tome parte directa o indirecta una personalidad tachable de falta de patriotismo o de decoro ciudadano.  * Quinto: Que por este medio solicitamos el apoyo y la adhesión de todo el que, sintiéndose indignado contra los que maltratan la República, piense con nosotros y estime que es llegada la hora de reaccionar vigorosamente y de castigar de alguna manera a los gobernantes delincuentes". (6)

La Protesta de los Trece constituye la primera expresión política de los intelectuales cubanos, como grupo definido, pues con ella quedó pactado el compromiso de ese influyente sector con el destino de la patria. El vínculo nacido de la misma dio origen a una entidad de vida efímera, pero no irrelevante, la Falange de Acción Cubana. La misma es creada el primero de abril de 1923. En el acta constitutiva figuran en su ejecutivo como su Director, Rubén Martínez Villena y como Sub- Director Juan Marinello. Las Secretarías estuvieron a cargo de Calixto Masó y Félix Lizaso. A su vez resultan electos vocales José Zacarías Tallet, Fernández de Castro, Ichaso, Lamar Schweyer, Guillermo Martínez Márquez, Enrique Serpa, Luis A Baralt, Mañach, García Pedrosa, José Manuel Acosta, Cordero Leiva y Gómez Wangüemert. La naciente entidad se presenta bajo la advocación martiana: "Juntarse: ésta es la palabra de orden". A los trece protestantes se suman posteriormente para integrarla; Enrique Serpa, Emilio Roig de Leuchsenring, Guillermo Martínez Márquez y Luis A. Baralt y, a propuesta del Director, se aceptan como socios activos a Pedro Martínez Fraga, Conrado Walter Massaguer, A. González, Alberto J. García, Joaquín Martínez Sáenz y Alfredo T. Quílez. Desde entonces y liderados por Rubén Martínez Villena, se afanan en repudiar la corrupción administrativa y política del gobierno de Alfredo Zayas y a proyectarse hacia la búsqueda de nuevos derroteros que les propiciaran concretar el proceso de maduración ideológica que venía gestándose en ellos, a partir de sus diversas y hasta contrapuestas concepciones políticas, que determinan en definitiva su temprana disolución.

Es de destacar que en ese propio año se efectúan dos eventos de especial importancia en el fortalecimiento de la sociedad civil cubana: en abril de 1923 tiene lugar el I Congreso Nacional de Mujeres (Ver ANEXO 2) y unos meses después, en octubre, el I Congreso Nacional de Estudiantes. (Ver ANEXO 3).

Ambos eventos, aparte de revelar un proceso de organización de los diversos sectores constituyentes de la sociedad cubana de la época, no obstante la diversidad de ideologías compartidas de sus participantes, o al menos de los objetivos motivadores de sus conductas tanto en el plano individual como colectivo, que expresan en sus declaraciones, manifiestos o programas, no escasas veces constreñido al nivel puramente emocional, constituía un importante paso de avance en sus luchas reivindicativas presentes, y particularmente en su protagonismo en las que tendrán lugar en un futuro próximo, ya con un componente más acentuado de lo político.

La discriminación a la que está sometida aún la mujer, a la que aún incluso le está negado el derecho al voto, se expresa además en el limitado papel que se le otorga, como triste usufructuaria de las más penosas y rutinarias labores domésticas, con un futuro limitado, en el mejor de los casos a un buen matrimonio o a su canallesca explotación como mercancía sexual; esta se reproduce asimismo en la esfera laboral, con el pago de más bajos salarios a igual trabajo desempeñado por el sexo opuesto y sus limitadas posibilidades de acceso a determinadas esferas laborales o estudios.

1,3.- Movimiento de los Veteranos y Patriotas (1923-1925): un relevo necesario ocupa su trinchera.

Es característico del contexto epocal, en los primeros lustros de la naciente República, el abandono por los gobiernos de turno, de los principios esenciales de la ideología mambisa, forjada en décadas de lucha por sus protagonistas más insignes, donde destacan el ideario de Antonio Maceo, Máximo Gómez, Calixto García y otros tantos, sintetizados en el pensamiento martiano. y aún más, el dejar a su suerte, a decenas de miles de humildes soldados, clases e incluso oficiales, estos últimos mayoritariamente negros, licenciados tras la disolución del Ejército Libertador, a resultas de las maquiavélicas elucubraciones políticas impuestas por los funcionarios de la primera ocupación (1899-1902), siguiendo indicaciones de Washington. (7)

En tales circunstancias era lógico, particularmente en las nuevas generaciones, que cada vez vislumbrasen más nítidamente las injusticias imperantes en el seno de aquella sociedad, el pensar en lo agravioso que tal hecho significaba, al contemplar como vegetaban en el olvido y el abandono oficial, aquellos hombres y mujeres, que abandonaron familia, vida y hacienda, en generosa entrega por logar la independencia de la patria, durante 30 años de contiendas ininterrumpidas, así como el ascenso al poder de incontables funcionarios públicos olvidados de todo vestigio de principios morales, e incluso, lo que resultaba más indignante, de personalidades participantes en aquella gesta, que carentes de todo pudor, lucrando de su pasada trayectoria, asumían, con sus actuaciones, una evidente contradicción entre la retórica del discurso y su proceder.

En tales condicionantes circunstancias toma fuerza, en 1923, la iniciativa, entre relevantes personalidades del mambisado al que se incorporan, en cierta medida, oportunistas de toda laya, el llamado Movimiento o Asociación de Veteranos y Patriotas, que supuestamente intenta rescatar la eticidad como basamento esencial del pensamiento cubano precedente, que como valioso legado nos dejaran nuestros próceres de los siglos XVIII y XIX desde José Agustín Caballero hasta Martí. (Ver ANEXO 4)

Villena, que entonces se encuentra en Estados Unidos, acopiando recursos para una proyectada insurrección armada, promovida por el Movimiento, escribe a su amigo, el escritor Enrique Serpa, en carta fechada a principios de 1925, tras el fracaso del mismo, que…"…es un escrúpulo de dignidad lo que me retiene. El ridículo del derrotado, antes de luchar, es difícil de arrastrar. No es la opinión pública la que me interesa más, Es mi propia opinión, impropio espectáculo… ¿Es posible que termine todo en un cubaneo con agasajos y zalemas mutuas entre los honrados vencidos y los cínicos envalentonados? Allá los que busquen ahora el camino fácil, pero sucio, de la política al uso, y hasta aprovechen la popularidad que adquieren combatiéndola, para atrapar en ella un acta de Representantes u otra posición por el estilo…" (8)

Por su parte, el entonces dirigente estudiantil Julio A. Mella, quien supo vislumbrar tempranamente, con aguda intuición política, las limitaciones de tal Movimiento, valora en su artículo La última farsa de los políticos y patrioteros (mayo de 1924) como…"…no existieron grandes líderes porque no hubo grandes ideales. Estos ideales existen para la liberación del pueblo esclavo. La historia nos ha enseñado que la transformación para ser real y justa tiene que tiene que ser destruyendo el sistema económico…No somos revoltosos sino revolucionarios" (9)

Si algo positivo aporta el fracasado movimiento veteranista, de esencia claramente reformista, es hacer perder la fe, en el sector más avanzado de las nuevas generaciones, en los tradicionales caudillos en la política nacional que esgrimen, como carta de corso para sus ambiciones personales, su pasada ejecutoria. Entre estos jóvenes van a descollar Julio Antonio Mella y Rubén Martínez Villena. El hecho, de gran significación para comprender la compleja dialéctica de las ideas, en los principales protagonistas del período, crea las premisas necesarias para un salto cualitativo en la concepción estratégica en busca de los caminos más factibles que rebasen, los intentos puramente formales, hasta lograr una aproximación a los intentos realmente revolucionarios, no obstante sus inevitables inconsecuencias.

1,4.- Creciente protagonismo del ideario de Mella y Villena.

En ambos, pero particularmente de forma más temprana en Mella, se descubre en el marxismo una estrategia inspiradora de su lucha política por la renovación de Cuba, indisolublemente vinculada a un fuerte aliento moralizador que sanease las turbias prácticas al uso por los gobiernos al uso y sus principales funcionarios. Ambos, no obstante, rechazaban la implantación del modelo extremadamente ortodoxo del mismo, promovido por la III Internacional, en tiempos de pujanza del stalinismo en la URSS, sino aquel adaptado a las peculiaridades nacionales.

Lo anterior no atenúa el profundo respeto de ambos por el rico llegado del mambisado revelado en sus próceres de más limpia ejecutoria y solidez de pensamiento, que ocupa un lugar privilegiado en su producción espiritual. propiciatoria de su destacada ejecutoria, en los trascendentes hechos que personalizan el pródigo lustro (1920-1925.

En sus ideas ejercen aún una significativa influencia, nunca acrítica, de lo más meritorio de personalidades latinoamericanas, adscriptas al neopositivismo, de gran peso en la época, como el argentino José Ingenieros, el mexicano José Vasconcelos y el cubano Enrique José Varona. A tales influencias se privilegia el vivificador aliento marxista del peruano José Carlos Mariátegui, más cercano a ellos y particularmente el adentrarse, con respetuosa veneración, en el hasta entonces poco conocido ideario martiano, tan afín, en sus esencias, a sus expectativas revoluionarias.

Rubén escribe, en 1925 al conocer de la muerte de Ingenieros, inspirado en su siempre presente ideal de unidad latinoamericana:

"…Doctrina admirable, su concepto dinámico de la perfectibilidad infinita…Maestro: para la América nueva, la América de Ariel, nuestra América, queda en gestación divina de tu idealismo y algún día, acaso no lejano, sabrá modelar sus entrañas, fundiendo veinte pueblos, la humanidad entera" (10)

El condicionamiento que determina tal empeño se revela en la valoración del prestigioso intelectual y notable pedagogo Enrique José Varona al expresar que…"… …"…hemos dejado crecer en nuestro territorio, apenas liberado, algo más peligroso que los antiguos latifundios: el gigantesco central poseído por una sociedad de accionistas, dirigidos por un capataz omnipotente….No hemos sabido dar forma a una verdadera política económica cubana. Tuvimos heroísmo para pelear contra la fortaleza española; pero no la hemos tenido para realizar la obra no lenta de nuestra regeneración económica". (11)

Criterios que reitera en fecha posterior, en declaraciones al "Diario de Cuba" de Santiago de Cuba, recogida en su edición del 28 de mayo de 1924, donde este expresa como… …"….la situación de nuestra patria me llena de confusión, de dolor y de vergüenza. Todo lo que amo, todo lo que he defendido se ha venido abajo". (12)

En mayo de 1924, Julio A. Mella en un folleto titulado "Cuba no debe su independencia a los Estados Unidos" publica su artículo La única salida, en que expresa que…"…como un centinela avanzado, o como una primera línea de trincheras protectoras de la América del Sur, las Grandes Antillas forman una cadena de rotos eslabones, que el capitalismo yanqui ha unido con su comercio, su política y su dominio absoluto sobre ellas. De todas las Antillas, Cuba es la más hermosa, al decir de Colón y de los agentes turistas de la Florida. Cuenta la isla con dos millones y medio de habitantes, de los cuales el medio está en la Capital, y es el primer país productor de azúcar del mundo. Esto es lo único importante, y la principal causa de su pertenencia a los capitalistas sajones (principalmente estadounidenses)…. Una de las mayores ingenuidades que cree el pueblo de Cuba es su Soberanía, su Independencia absoluta, y considera a los Estados Unidos como un fiel aliado, o padre protector. La vida diaria enseña que un hombre sin independencia económica es un servidor, un esclavo, muchas veces de quien depende para subsistir. De la misma manera un pueblo, enseña la historia y la realidad actual, sin independencia económica, es un servidor, un esclavo, muchas veces, de quien depende para el sustento de sus habitantes. No es necesario demostrar con ejemplos eruditos y basados en la ciencia política y económica la dependencia de Cuba al Estado capitalista del gringo Sam. Todo ser con sentido común ve y palpa esta dependencia, este coloniaje económico y por consiguiente político. En el régimen actual la producción de todo país que no es industrialista, es tributario de los otros grandes países civilizados, es decir, industrializados bárbaramente por la civilización burguesa. No importa la enormidad de sus territorios y lo numeroso de su población: India es una colonia a pesar de su extensión y de sus 300 millones de habitantes, y la China si no fuese por el auxilio magnánimo de Rusia, continuaría siendo un feudo del Japón, Estados Unidos, Inglaterra y demás países imperialistas. Aun dentro de las teorías políticas de moda en las universidades, Cuba no es un Estado Libre, no tiene Soberanía…..Luchar por la Revolución Social en la América, no es una utopía de locos o fanáticos, es luchar por el próximo paso de avance de la historia. Sólo los de mentalidad tullida podrán creer que la evolución de los pueblos de la América se ha de detener en las guerras de independencia, que han producido estas factorías llamadas Repúblicas, donde gobiernan hombres iguales, peores algunas veces que los virreyes y los capitanes generales españoles". (13)

Ya en su Carta a Gustavo carta Aldereguía fechada el 18 de septiembre de 1926, Mella denota una apreciable hondura en su ideario al valorar como …"…luchar contra el imperialismo de todas las fuerzas y tendencias, desde las obreras y campesinas hasta las burguesas nacionales (aunque estas, en su mayoría, sean capaces de traicionar), es la lucha más importante del momento actual…tenemos el deber de plantear el "problema nacionalista" para unos, el "social" para otros, pero antiimperialista para todos". (14) En ese primer lustro de la década de los 20, el conocimiento de la teoría marxista contenida en las obras de los clásicos Karl Marx y Federico Engels era mal conocida en Cuba, sin obviar la vida y obra de V.I.Lenin. Incluso para ese entonces la obra martiana, estaba en proceso inicial de recopilación bajo la égida de Gonzalo de Quesada y Miranda y otros investigadores y colaboradores.

No es de extrañar entonces que una personalidad de tan vasta cultura como E.J. Varona exprese en entrevista publicada en la Revista Juventud, en marzo de 1924, que …"…en cuanto a la Revolución Rusa, ha mejorado nuestra comprensión de las sociedades modernas. Es un extraordinario avance humano y social, equivalente a la Revolución Francesa, anterior a ella…En lo que respecta a Lenin, bueno, no sé mucho sobre él, pero me da la impresión de que es un hombre extraordinario, que si bien tiene el poder de un Napoleón en sus manos, lo utiliza al servicio de sus ideales" . (15) Mella, más cercano al dirigente ruso, por afinidades ideológicas, liberadas de dañinos dogmatismos u ortodoxias, valora en su artículo Lenin coronado (1924), como…."…no pretendemos implantar en nuestro medio, copias serviles de revoluciones hechas por otros hombres en oros climas; en algunos puntos no comprendemos ciertas transformaciones, en otros nuestro nuestros pensamiento es más avanzado…No queremos que todos sean de de esta o aquella doctrina, esto es primordial en estos momentos, que como en todos, lo principal son los seres humanos; es decir, seres que actúan con su propio pensamiento y en virtudes de su propio raciocinio, no por el raciocinio del pensamiento ajeno". (16) (Ver ANEXO 4)

En ese propio año, en su escrito Los nuevos libertadores, este ratifica su compromiso con los más marginados, en la sociedad cubana de entonces al afirmar como…."…la causa del proletariado es la causa nacional. El es la única fuerza capaz de luchar con probabilidades por los ideales de libertad en la época actual…La causa del socialismo en general, lo repetimos, es la causa del momento en Cuba, Rusia, en la India, en Estados Unidos y en China. En todas partes. El único obstáculo es saber adaptarlo a la realidad de su medio" (17)

Posteriormente, ya instaurado el régimen machadista en el poder, Mella valora las diversas tendencias presentes en el nacionalismo cubano. En su artículo ¿Hacia dónde va Cuba? reflexiona como…. "… tan solo en los movimientos nacionalistas y proletarios pueden surgir esperanzas para la nación. El primer movimiento llegó a tener a todo el pueblo de Cuba enrolado en sus banderas. Estaban ansiosos de algo práctico, que en este caso era violento, para terminar con la situación despótica. Pero la corriente mayoritaria de la dirección sostiene la idea de agotar los procedimientos legales y esperar que el gobierno se ponga fuera de la ley. La verdadera divisón dentro del movimiento nacionalista está entre los que suponen posible vencer a Machado por medios legales y los que reconocen que la única esperanza es responder a la violencia con la violencia, Entre estos está el importante grupo de los estudiantes universitarios nacionalistas…Ek otro movimiento importante es el de los obreros…En nuestros países más que en los de Europa, las etapas de progreso de las clases y las naciones, están, dado el carácter de las relaciones sociales y la penetración violenta del imperialismo, determinados por las insurrecciones periódicas, que no siempre son simples movimientos de caudillos, puesto que llevan masas" (18)

Al ser expulsado como estudiante de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana, por acuerdo de un consejo disciplinario, acusado de supuestamente proferir injurias graves contra un profesor, pero en realidad método utilizado para deshacerse de un líder tan molesto para el gobierno machadista, este dirige una comunicación al Consejo Universitario, con fecha 5 de octubre de 1925 donde expone como…."…es curioso que al cabo de tres años de tempestades universitarias para reformar los Estatutos se apliquen en su parte más reaccionaria, más injusta y más alejada del espíritu nuevo de la Universidad, en su parte pendiente, casualmente a uno de os que más lucharon por reformarlo…Para ustedes, hombres del siglo pasado, la justicia es siempre la norma escrita, lo que no cuesta trabajo interpretar, lo que sirve de buen escudo. Para nosotros, hombres de este siglo de inquietudes, la justicia casi siempre se encuentra en cofrade la norma escrita, por nuestros mayores. No podremos comprendernos nunca. Hablamos en lenguaje diferente. Entre la nueva y la vieja generación hay una confusión babeliana. Algunos de ustedes, atemperados a los nuevos tiempos, pronuncian algunas veces palabras dignas de ser oídas, pero son tan pocos…Por regla general las ideas de los profesores tienen para nosotros el característico olor a moho de las cosas sepultadas en el fondo de los escaparates y las bodegas…Es claro que Sancho no puede comprender por qué Quijote se viste de hierro y expone su vida por los campos para luchar por la justicia. El solo ve como anhelo su ínsula. A pesar de esto, los quijotes soñadores sirven más a la humanidad que los ventrudos sanchos…Tengo la firme convicción de hacer más en los años que me restan de vida por mi país y por la humanidad, que lo que hecho en la Universidad y lo que han hecho hasta hoy mis jueces". (19)

Partes: 1, 2, 3

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