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Los componentes ético-políticos en la ideología de la Revolución Cubana (Sexta parte)



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7

Monografía destacada

  1. Introducción
  2. Desarrollo
  3. Fidel Castro Ruz: liderazgo y pensamiento
  4. Ernesto Che Guevara: adalid de la ética revolucionaria
  5. Conclusiones
  6. Referencias y notas bibliográficas
  7. Anexos
  8. Bibliografía

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Introducción

Abordar la última etapa en la formación de los componentes ético-políticos de la Ideología de la Revolución Cubana así como sus correspondientes períodos, resulta tarea harto compleja por diversas razones. En primer lugar por la cercanía de los acontecimientos que generan las ideas aportadoras a la misma e incluso la presencia física de no pocos de sus protagonistas y partidarios, siempre propensos a una extrema susceptibilidad acerca de las valoraciones de sus acciones; asimismo porque en ocasiones las consecuencias de las mismas aún no son historia, favorecedoras de un análisis más objetivo y sereno, sino actualidad directamente implicada en la realidad cotidiana, que afecta de uno u otro modo a la existencia de las personas; súmesele a ello, la complejidad de la subjetividad humana, conformada por motivaciones, intereses y en no pocas ocasiones, por prejuicios raigalmente establecidos por la tradición y los compromisos individuales, sociales y clasistas, factor perturbador para cualquier juicio equilibrado.

Por otra parte, el mundo subjetivo del hombre, como reflejo y expresión de su época, implica complejas mediaciones, donde intervienen múltiples factores condicionantes, que no nos atenemos a ellos, puede conducirnos a valoraciones conducentes a extremos peligrosos, desde lo apologético hasta lo permeado por nuestros personales prejuicios e intereses, deformadores de la realidad.

Si se ha tenido la paciencia de seguir la lectura de las diversas partes de este trabajo, confiamos en que se sea capaz de identificar como objetivo esencial del mismo, (aunque necesariamente no se comparta parcial o totalmente), reconocer la endeblez de todo criterio propenso a otorgar una paternidad única a la Ideología de la Revolución Cubana. Tal aserto, lejos de restarle fortaleza, le otorga una especial trascendencia.

Si alguna personalidad se acercase a tal reconocimiento, lo es sin duda nuestro Apóstol José Martí, dada la universalidad y hondura de su ideario, que supo asumir lo más valioso del legado de inestimable valía de su siglo y trascender a nuestra posterioridad nacional, enriquecido por los aportes de aquellos, que marcaron su impronta en nuestro decursar histórico, a lo largo del siglo XX e inicios del XXI.

En esta última etapa que se inicia con el asalto al cuartel Moncada, el 26 de julio de 1953, tras el espurio golpe de estado de Fulgencio Batista, el 10 de marzo de 1952, se van a conformar las premisas del nacimiento de la III República. Múltiples son los escritos, investigaciones y bibliografía especializada dedicada a su minucioso estudio, aún no agotada, dada la riqueza de sus múltiples aristas y las ópticas valorativas de sus autores, desde las apologías impregnadas de estéril antihistoricismo, , las críticas más furibundas y parcializadas, hasta una mínima representación de las más significativas, que a juicio muy personal del autor, figuran en el trabajo. VER BIBLIGRAFÍA

CONSULTADA.

Nos atendremos al respecto a la metodología de trabajo hasta ahora aplicada: sistematizar, contextualizar y valorar el ideario más trascendente de la época. Prestaremos por ello particular atención, más que a historiar los hechos que lo generan (que lo supliremos en ocasiones con referencias y notas bibliográficas y en caso necesario con los imprescindibles ANEXOS) a valorar la producción ético-política más trascendente, que aporta y enriquece a la Ideología de la Revolución Cubana, a partir de sus fortalezas y debilidades.

Desarrollo

Ningún estudioso serio del proceso revolucionario cubano, de las tantas fuentes consultados para la elaboración de este trabajo, ni incluso sus principales protagonistas, así como sus más reconocidos historiadores e investigadores, pone en duda que el pueblo constituye, en sus diversas etapas históricas, desde el propio siglo XIX a la actualidad, el protagonista principal en la construcción del secular acontecimiento histórico que reconocemos, en su conceptualización más general, como Revolución Cubana. Al respecto el Apóstol expresa como… …"…ignoran los déspotas que el pueblo, la masa dolorida, es el verdadero jefe de las revoluciones; y acarician a aquella masa brillante que, por parecer inteligente, parece la influyente y directora, Y dirige en verdad, con dirección necesaria y útil en tanto que obedece, en tanto que se inspira en los deseos enérgicos de los que con fe ciega y confianza generosa pusieron en sus manos su destino. Pero en cuanto, por propia debilidad, desoyen la encomienda de su pueblo, y asustados de su obra, la detienen; cuando aquellos y quienes tuvo y eligió por buenos, con su pequeñez lo empequeñecen y con su vacilación lo arrastran, sacúdese el país altivo el peso de los hombros y continúa impaciente su camino, dejando atrás a los que no tuvieron bastante valor para seguir con él". (1)

A su vez, Fidel Castro valora en su discurso pronunciado en el entonces Campamento Militar de Columbia, hoy Ciudad Escolar Libertad, el 8 de enero de 1959, el mismo día de su triunfal entrada en la capital que…"….lo primero que tenemos que preguntarnos los que hemos hecho esta Revolución es con qué intenciones la hicimos; si en alguno de nosotros se ocultaba una ambición, un afán de mando, un propósito innoble; si en cada uno de los combatientes de esta Revolución había un idealista o con el pretexto del idealismo se perseguían otros fines; si hicimos esta Revolución pensando que apenas la tiranía fuese derrocada íbamos a disfrutar de los gajes del poder; si cada uno de nosotros se iba a montar en una "cola de pato" (modelo de auto de lujo de la época. Nota del autor), si cada uno de nosotros iba a vivir como un rey, si cada uno de nosotros iba a tener un palacete, y en lo adelante para nosotros la vida sería un paseo, puesto que para eso habíamos sido revolucionarios y habíamos derrocado la tiranía; si lo que estábamos pensando era quitar a unos ministros para poner otros, si lo que estábamos pensando simplemente era quitar unos hombres para poner otros hombres; o si en cada uno de nosotros había verdadero desinterés, si en cada uno de nosotros había verdadero espíritu de sacrificio, si en cada uno de nosotros había el propósito de darlo todo a cambio de nada, y si de antemano estábamos dispuestos a renunciar a todo lo que no fuese seguir cumpliendo sacrificadamente con el deber de sinceros revolucionarios.…Cuando yo oigo hablar de columnas, cuando oigo hablar de frentes de combate, cuando oigo hablar de tropas más o menos numerosas, yo siempre pienso: he aquí nuestra más firme columna, nuestra mejor tropa, la única tropa que es capaz de ganar sola la guerra: ¡Esa tropa es el pueblo!". (2)

No obstante, igualmente resulta evidente que un proceso de tal índole, se fundamenta necesariamente en un basamento ideológico que la promueve, encauza, orienta , enriquece y consolida, conformada en el decursar histórico por significativos aportes de personalidades de especial excepcionalidad, que le aportan en ilimitada continuidad, a partir de su actividad e ideario revolucionarios, determinados valores, particularmente aquellos de contenido ético-político, que le confieren trascendencia y perdurabilidad. No obstante, se debe reconocer que en ese complejo entramado, plagado de contradicciones, zigzagueos, logros y errores, virtudes y pecados, que sustancian su particular desarrollo, desempeñan asimismo un papel trascendente, determinadas personalidades portadoras de excepcionales cualidades que los transforman, en determinadas condiciones, en indispensables conductores de pueblos.

Fidel Castro Ruz: liderazgo y pensamiento

Llegado el momento de abordar los contenidos ético-políticos conformadores de la Ideología de la Revolución Cubana, en la etapa que se inicia a partir del golpe de estado de Fulgencio Batista, el 10 de marzo de 1952, que propicia los factores desencadenantes que darán lugar a la que pudiéramos llamar la III República, nos corresponde valorar, obviando los riesgos que representa la relativa cercanía de tales acontecimientos e incluso de la sobrevivencia de no pocos de sus partícipes protagonistas, los aportes más significativos a la misma.

¿Qué les concede en nuestro criterio la relevancia y excepcionalidad a determinadas personalidades, en su liderazgo, como conductores de pueblos?

La conjunción armónica en su actividad revolucionaria de las cualidades de hombre de acción y de pensamiento; carisma personal; excelente comunicador tanto a través de sus escritos como discursos; ejemplaridad en su conducta pública y privada; una visión política atalayadora, aguda y certera que le permita prever antes que remediar; un pensamiento, reflejo de su propia actividad, imbuida de un sólido humanismo ético, lealtad a los principios y feliz conciliación del decir con el hacer, y por supuesto, amor a su pueblo y su patria, así como rechazo a toda injusticia. A ello habría que añadir, el contar con una obra (libros, artículos, ensayos, entrevistas, discursos, entre otros) que acredite sin lugar a dudas la trascendencia de sus aportes. La posesión de tales atributos no es una utopía, ni le hacen perder flaquezas propias al hombre, nunca violadoras de los principios esenciales en que se sustenta su ejemplaridad. En este trabajo hemos valorado el ideario de hombres de carne y hueso, que en distintas épocas de nuestro decursar histórico, las han poseído, con admirable modestia. Desde Félix Varela a Martí. De Varona a Mella. La etapa que nos corresponde valorar, ya en la segunda mitad del siglo XX, nos ofrece dos personalidades, que en nuestro criterio, reúnen tales atributos: Fidel Castro Ruz y Ernesto Guevara. No es dable por ello colocarlos en el altar aureolado por la santidad, pues al otorgarles la incorporeidad beatífica, les despojaríamos de su mayor virtud: la de ser ejemplos alcanzables. Con sus yerros y sus logros, sus aciertos y sus flaquezas. Propios de su condición humana.

Si José Martí representa sin lugar a dudas, la cota más alta alcanzada por el pensamiento cubano, en nuestro decursar histórico, por su excepcionalidad, trascendencia, universalidad y valores ético-humanistas, que le sitúa entre los grandes fundadores del ideario latinamericano, junto a los más reconocidos próceres como Bolívar, San Martín, Artigas y O'Higgins; sin lugar a dudas, Fidel Castro, se ubica entre las personalidades de la segunda mitad del siglo XX, que más aporta, particularmente en sus componentes ético-políticos, a la Ideología de la Revolución Cubana. Su extensa y fecunda trayectoria así lo avala y reconoce. Sin obviar sus inevitables yerros, dada su condición humana, particularmente en decisiones coyunturales, de mayor o menor impacto, de carácter más táctico que estratégico, particularmente en la esfera económica, ello no rebaja su papel protagónico como líder histórico de la Revolución Cubana, en sus diversas etapas.

Como expresase el apóstol:

Como caracterizara el Apóstol, en su semblanza del patriota uruguayo Juan Carlos Gómez, existen…"… seres humanos en quienes el derecho encarna y llega a ser sencillo e invencible, como una condición física. La virtud es en ellos naturaleza, y puestos frente al sol, ni se deslumbrarían, ni se desvanecerían, por haber sido soles ellos mismos y fortalecido con su amor a la Tierra…..Aman por cuantos no aman; sufren por cuantos se olvidan de sufrir. La Humanidad no se redime sino por determinada cantidad de sufrimiento, y cuando unos la esquivan, es preciso que otros la acumulen, para que así se salven todos…". (3)

Inevitablemente su condición de líder histórico de la Revolución Cubana, ya en los marcos de la III República y su talla como portador de un pensamiento político de altos vuelos, si bien por un lado enriquece y aporta creativamente a la Ideología de la Revolución Cubana, por otro limita la posibilidad del surgimiento, en el seno de esta, con excepción de Ernesto Guevara, como valoraremos posteriormente, de otras personalidades con altos cargos en las altas esferas del Partido y Gobierno, de significativo rango en la originalidad de su ideario ético-político, capaces de parangonársele o al menos de ofrecer aportes significativos.

1,1.- Período de 1947 al 10 de marzo de 1952

La extensa trayectoria revolucionaria de Fidel Castro se inicia desde el momento de su ingreso en 1945 como estudiante en la Facultad de Derecho en la Universidad de La Habana, institución con un fecundo legado de pensamiento progresista. En la época se ejercía el mandato presidencial de Ramón Grau San Martín, quien tras una victoria abrumadora en las elecciones de 1944, al apropiarse deshonestamente de las medidas populares adoptadas durante el llamado Gobierno de los 100 Días, por iniciativa de Antonio Guiteras. Pronto, tanto este como la camarilla de politiqueros más cercanos, defrauda las esperanzas populares, al propiciar de forma desenfadada la corrupción administrativa y el gangsterismo. En la Sección en Cuba de la revista "Bohemia" del 19 de octubre de 1947 bajo el título "Homenaje con sangre", se reseña el trágico saldo tras el enfrentamiento entre estudiantes y los grupos gangsteriles que apoyaban al tristemente célebre personero auténtico y creador del BAGA, José Manuel Alemán, frente al entonces Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana, con motivo de la concentración que se efectuaría en horas de la noche, en apoyo a la candidatura de éste en las futuras elecciones generales del próximo año. En la confrontación fue asesinado el estudiante Carlos Martínez Junco, de 24 años, por Orlando Simón Casas, uno de los incondicionales del politiquero Auténtico. Al siguiente día, el cortejo fúnebre del joven estudiante es desviado de su ruta prevista para que pasase frente al Palacio Presidencial, por iniciativa de un casi desconocido dirigente estudiantil: Fidel Castro Ruz.

En horas de la noche se efectúa, en la escalinata universitaria, un acto de condena al gobierno por el hecho, donde hicieron uso de la palabra Rine Leal, en representación de los estudiantes del Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana y posteriormente Fidel Castro, por la FEU. En su discurso éste último expresó que…"…no hay otro culpable de estas lágrimas y de este dolor que el presidente Grau…El ha celebrado en un convite con los criminales de este gobierno el 10 de Octubre como una fiesta de júbilo, con luces y champaña, mientras los estudiantes no podemos conmemorar esa efemérides, porque tenemos que traer aquí, a enterrarlo, el cadáver de un estudiante asesinado por los nuevos esbirros, de la nueva porra…". (4)

Este pronto se desataca en el alto centro de estudios, lo que trasciende a la opinión pública, por su enfrentamiento al > (elementos gangsteriles que operaban en el recinto universitario. N. del A.); su participación en el patriótico secuestro de la histórica Campana de la Demajagua (1947) con el apoyo de la FEU y prestigiosos representantes de los veteranos de las guerras de independencia, para evitar fue utilizada en la campaña politiqueras por elementos gubernamentales; su participación en la frustrada expedición de Cayo Confites (1947), contra la tiranía trujillista; ser testigo casual del famoso >, reacción del pueblo colombiano tras el asesinato del líder popular Jorge Eliécer Gaytán (abril de 1948) y otras tantas manifestaciones estudiantiles contra medidas arbitrarias e impopulares de funcionarios del gobierno, apoyados por Grau primero y continuado por su sucesor en la presidencia, su protegido Carlos Prío Socarrás, continuador del latrocinio practicado en las altas esferas de gobierno, a expensas del erario público. A partir de enero de 1952, a escasas semanas del golpe de estado fraguado por Fulgencio Batista, Fidel Castro comienza a publicar en el periódico Alerta una serie de artículos que ponen al descubierto el alto grado de latrocinio imperante en el régimen priista. VER ANEXO 1

En su edición del 28 de enero de 1952 bajo el titular: "Prío ultraja la función de las fuerzas armadas" se publica el primer artículo. En el mismo este denuncia como…"…cuando Chibás lo acusó de estar emprendiendo grandes negocios de compras de edificios de apartamentos en Estados Unidos, el Presidente se cubrió el rostro ruborizado como virgen vestal limpia de pecado y pedía la excomunión del inclemente fiscal. Era verdad y un informe de la Comisión Económica delataba el torrente de millones que salía del país. Cuando lo acusó de los repartos residenciales en Guatemala y el imperio maderero, armaron la más colosal escandalera que conoce la polémica política. Ahora se empieza a conocer toda la verdad de aquella cívica denuncia. La naturaleza de los hechos denunciados en cada una de esas ocasiones imposibilitó la presencia inmediata de las pruebas reclamadas. Se trataba de voceros de opinión pública y no de abogados. Los corrompidos gobernantes creyeron descubrir un nuevo estilo para cubrir sus llagas: pedir pruebas de sus inmoralidades. Pensaban escapar así escapar del anatema público escondiéndose en la mampara de las sociedades anónimas. Tan grave como construir edificios de apartamentos en Nueva York o fomentar repartos residenciales en Guatemala, con la sola diferencia de que estos hechos están ocurriendo aquí en Cuba y de antemano lo reto a que me desmienta, porque esta vez en una mano tengo la denuncia y en la otra las pruebas". (5)

Su segundo artículo aparece en Alerta en su edición del 11 de febrero de 1952 esta vez bajo el título 34 fincas compradas en una sola provincia. En el mismo este afirma como…"…con la mente fija en el recuerdos de los últimos días de Eduardo Chibás, en que una banda de malversadores impúdicos amparados en la distancia y en las sociedades anónimas, ultrajaban en su lecho de muerte al más valeroso y digno de los cubanos, y cuando todavía permanece mudo el Presidente de la República ante la denuncia irrebatible que le hiciera hace dos semanas, desde este mismo periódico Alerte, vengo hoy, sin detenerme un instante y con las pruebas también en la mano a denunciar nuevas y mayores inmoralidades del régimen que encabeza Carlos Prío Socarrás". (6)

El 4 de marzo del propio año aparece el tercero y último de los escritos de Fidel Castro encabezado por el titular: $18000 mensuales dan a las pandillas en Palacio donde se denuncia como…"…dije que ibamos a vengar los oprobios que le hicieron a Eduardo Chibás, que haría morder muchas veces el fango a este régimen envilecido de gobierno y lo hemos venido cumpliendo semana tras semana. Hoy es algo más que un ataque, es la defensa de la sociedad amenazada"

Para agregar como…"…un prolijo de grupos llamados revolucionarios se fueron organizando en el país con vida más o menos legal, a la culminación del proceso político-revolucionario que llevó al Partido Auténtico al poder. Móviles más o menos honrados llevaron alentaron sus propósitos originarios. La mística de las luchas armadas les dio acceso a los órganos de propaganda y lograron considerable vigencia pública. Sus filas se nutrieron de viejos elementos de acción y de jóvenes arrastrados por un equivocado concepto del heroísmo y de la revolución. Degeneró el régimen y todas aquellas organizaciones más tarde o más temprano se perdieron en su ausencia de contenido ideológico y social. La mataza de Orfila dio inicio a la guerra sin cuartel de uso y otros". (7)

Batista, mientras tanto, se mantiene a la expectativa de que se materialicen las condiciones más propicias para su proyecto de golpe de estado, que fragua desde su regreso al país, tras su placentero exilio voluntario en los Estados Unidos, a costa del dinero robado del presupuesto nacional en años anteriores, en contubernio con oficiales en retiro o en activo en las fueras armadas. Su nefasta ejecutoria política en la historia de Cuba, se inicia con su protagonismo en el movimiento del 4 de septiembre de 1933, en sus inicios de carácter progresista, de cuyo liderazgo se apropia, eliminando de una u otra forma, a sus potenciales rivales; se consolida en enero de 1934, cuando en conciliábulo con el embajador norteamericano, los inversores foráneos y la oligarquía nacional, logra el derrocamiento del Gobierno de los 100 Días; de 1934 hasta 1940, se convierte en el poder tras el trono, quitando y poniendo presidentes temporales, sus meros testaferros, hasta culminar su mandato presidencial de 1940 a 1944, caracterizado por las malversaciones y la represión.

Sin posibilidad alguna de triunfar en las elecciones señaladas para junio de 1952, donde el Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo) apunta como seguro triunfador, considera llegado el momento oportuno de materializar sus planes el 10 de mazo de 1952.

1,2.-Del 10 de marzo de 1952 a octubre de 1953. (Juicio del Moncada)

La reacción ante el golpe de estado de la población, harta de engaños y sistemáticas frustraciones, es de expectativa y espera. Las dirigencias de los partidos políticos oposicionistas se limitan a retóricos documentos de condena. No ocurre así con el sector estudiantil liderado por la FEU y aisladas personalidades de ideas más avanzadas, generalmente vinculadas a la juventud ortodoxa y críticas de las posiciones pusilánimes y moderadas de la dirigencia del partido fundado por el desaparecido Eduardo Chibás.

El 11 de marzo aparece publicada en el periódico "Hoy" una declaración del Partido Socialista Popular, que aunque condena el golpe de estado es incapaz aún de precisar una acción concreta y realista para enfrentar a los nuevos dueños del poder, aún incluso por parte de una organización política tan disciplinada y combativa como la de los comunistas cubanos, lo que refleja el estado de desconcierto que provocó el relativamente sorpresivo hecho en los círculos políticos y sindicales progresistas. En el mismo se hace un llamado al pueblo…"…a intensificar la lucha por la paz, contra la utilización de los cubanos como carne de cañón por la democracia, la erradicación del gangsterismo y del porrismo, por la eliminación de la discriminación racial, por el 30% del aumento de los salarios, sueldos y pensiones, por $80 mensuales de subsidio para los desocupados, por la reforma agraria que acabe con el latifundio y reparta la tierra gratuitamente entre los campesinos, por la unidad obrera y la democracia sindical, por la honestidad administrativa"…exhortando además a…"….las masas populares de todos los partidos a agruparse, a unirse, a formar nuevos comités de frente único, a luchar porque se mantenga vigente la Constitución, porque se respeten las libertades públicas y los derechos democráticos, porque se celebren elecciones libres el próximo primero de junio…". (8).

A una semana del golpe de estado de Fulgencio Batista, la propia dirigencia del PPC (O), entonces presidida por el profesor Roberto Agramonte, evidentemente el partido con más respaldo popular en la época, gracias al liderazgo del inmolado Eduardo Chibás, mostraba desconcierto ante la realidad nacional y se mostraba incapaz de ofrecer una resistencia real al fatídico cuartelazo. Ello motivó a Abel Santamaría Cuadrado, entonces simple militante de la juventud ortodoxa, a dirigir una carta pública, fechada el 17 de marzo de 1952, al periodista José Pardo Llada, vocero de esa organización partidista, reclamando una actitud más enérgica, frente a la dictadura. Aún Abel y Fidel no se conocían personalmente. En la misma este reclamaba con energía como…"…haciendo un recuento de la jornada de ayer domingo en la tumba de nuestro maravilloso Eduardo Chibás, quiero manifestarle primeramente, fiel a la consigna de nuestro partido, que no se hicieron allí los pronunciamientos necesarios de acuerdo con el estado de cosas reinante, y después, como partidario decidido de acabar con este régimen de fuerza, que de allí no salió lo que el pueblo de Cuba quiere. Se esperaban muchas cosas, hasta los > necesarios en estos casos, que dicen mucho, pero en el fondo no dicen nada; pero sobre todas las cosas se esperaba la combatividad ortodoxa, irreductible en todos los momentos, persiguiendo como meta única acabar de una vez y para siempre con el ladronismo, el bandidaje y otros desmanes que han representado la mayoría de todos los gobernantes que hemos padecido los cubanos. Si, es necesario evitar crímenes, asesinatos, que corre la sangre, en fin, todas esas cosas que nos recomiendan nuestros abuelos. Pero hasta este momento no he visto a nadie arrepentido por la sangre que corrió en el 68 y después en el 95. Al contrario, la veneramos. Tampoco he visto a nadie llorando la muerte de Antonio Guiteras. Al contrario, la cantamos. ¿Nuestro movimiento no persigue la causa más justa de Cuba republicana? Entonces, ¿por qué tanto cuidado? Lo tuvo Batista cando su cerebro letrino engendró el golpe de estado? Los pasivos siempre van en segundo término. Hay si que romper el pacto infame de hablar a media voz, pero hay que romperlo radicalmente, no con enjuagues ni medias tintas; hay que cumplirlo, pero cumplirlo íntegramente. No hay que pedir permiso para hacerlo. Su voz fue necesaria ayer sobre la tumba del mártir. ¿Por qué no se dejó escuchar atronadora, ensordecedora, limpia y clara, de abajo para arriba, con esas verdades que todos queremos oír. Los combatientes que estábamos allí, enseñados por Chibás, no queríamos escuchar discursos doctrinarios de decimoquinta categoría, como el que pronunció nuestro candidato, el doctor Agramonte, que dicho sea de paso, encarna vivamente en momentos de libertad, de calma, de reflexión, todos nuestros ideales, pero que en este momento no debe asumir personalmente él, el liderazgo de las masas de este pueblo en descomposición que reclama acción rápida. Debe guardársele para el momento oportuno; no debe presentarse pálido, nervioso, vacilante, ante los seguidores de Chibás. La inactividad consume y no debemos dejarnos consumir de ninguna forma. Todos los líderes del partido conferencian incansablemente sobre cosas sin trascendencia. ¿Para qué en este momento dogmas, ni doctrinas, silo que necesitamos se llama acción? Hay que tener conciencia histórica el momento en que vivimos, Chibás la hubiera tenido sin duda. No se desea que todos sean Chibás, todo lo contrario; pero sí que cada uno escoja la trinchera donde mejor puede servir. Todos los puestos son buenos; que cada uno represente un pedacito de Chibás; que se le abra paso a los de acción rápida. Los otros que los sigan; estos que canalicen su opinión a favor de los otros. Con estas palabras no quiero calificar a los otros como cobardes o malos, eso no. El doctor Agramonte frente al programa Ante la Prensa, es una muralla china; pero frente a una multitud que pide justicia de cualquier forma resulta demasiado frágil…". (9)

Ese propio día 11 de marzo, al día siguiente del golpe de estado, Fidel Castro comienza la redacción de un documento que aspiraba fuese publicado en algún órgano de prensa. Se encontraba en ese momento, en su constante peregrinar por distintos domicilios, en la casa de la colaboradora Eva Jiménez, sita en 42 entre 15 y 17, en el entonces municipio de Marianao (actualmente municipio Playa). En una pequeña mesa, anexa a la cocina, inicia su trabajo, que concluye el 12 de marzo. Ya terminado, lo titula! Revolución no, zarpazo! y pide a Eva Jiménez y a René Rodríguez soliciten a Ramón Vasconcelos, propietario y director del diario "Alerta", la publicación del mismo, lo que no fue posible por dos razones esenciales: ya había sido impuesta la censura a los medios de difusión y ya Vasconcelos, sagaz periodista pero oportunista sempiterno, valoraba las posibilidades de cambiar de bando político. Como efectivamente ocurrió, al ser designado poco después Ministro de Comunicaciones en el gobierno de facto. En definitiva el documento fue impreso en mimeógrafo, en una hoja suelta, por orientación de su autor y gestiones personales de Raúl Castro y Ñico López.

En el mismo Fidel Castro denuncia que…"…bien estaba echar abajo a un gobierno de malversadores y asesinos, y eso intentábamos por la vía pacífica y con el respaldo de la opinión pública y la ayuda de la masa del pueblo. ¿Qué derecho tienen, en cambio, a sustituirlo en nombre de las bayonetas, los que ayer robaron y mataron sin medida?. No es la paz, es la semilla del odio lo que así se siembra. No es felicidad, es luto y tristeza, lo que siente la nación frente al trágico panorama que se vislumbra. No hay nada tan amargo en el mundo como el espectáculo de un pueblo que se acuesta libre y se despierta esclavo; otra vez los tanques rugiendo amenazadores sobre nuestras calles; otra vez la fuerza bruta imperando sobre la razón humana….Cuanto Prío hizo de malo en 3 años, usted lo estuvo haciendo en once. Su golpe es pues injustificable. No se basa en ninguna razón moral serie, ni en doctrina social y política de ninguna clase. Solo halla razón en la fuerza y justificación en la mentira. Su mayoría está en el ejército, jamás en el pueblo; sus votos son los fusiles, jamás las voluntades; con ellos puede ganar un cuartelazo, nunca unas elecciones limpias. Su asalto al poder carece de principios, ríase si quiere, pero los principios son a la larga más poderosos que los cañones. De principios se forman y alimentan los pueblos, con principios se alimentan en la pelea, por los principios mueren….No sé cual será el poder mesiánico de los opresores, en el látigo que dejan caer como caínes sobre la espalda humana, pero si sé que hay una felicidad infinita en combatirlas, en levantar la mano fuerte y decir: ¡no quiero ser esclavo!". (10)

El 24 de marzo de 1952 un joven abogado por iniciativa propia, sin respaldo de ningún partido político, en valiente gesto, frente a la actitud pusilánime de los "prestigiosos" líderes de la nueva oposición ante el "cuartelazo", presenta una denuncia ante el Tribunal de Urgencia de La Habana contra Fulgencio Batista, por delitos de sedición, rebelión y ataque nocturno. Como ya es característico en los escritos de denuncia de éste, contra los desmanes de los gobiernos de turno de la época, realiza una exposición pormenorizada de todas las leyes y preceptos legales violados por la nueva camarilla en el poder, al fundamentar como…"…los hechos que motivan este escrito son harto conocidos, pero no obstante, vengo a hacer formal denuncia de los mismos bajo mi absoluta responsabilidad, y demandar la aplicación de las leyes vigentes, lo cual, aunque parezco absurdo frente al desenfreno imperante, se ajusta a normas jurídicas no abolidas por nada ni por nadie, haciendo por tanto, si más difícil y abrumador el deber de de los magistrados, más meritorio y digno de la patria el cumplirlo. En la madrugada del 10 de marzo, un senador de la República, traicionando sus propios fueros y atribuciones, penetró en el Campamento Militar de Columbia, previo concierto con un grupo de oficiales del ejército. Auxiliados por la noche, la sorpresa y la alevosía, detuvieron a los jefes legítimos, asumiendo sus puestos de mando, tomaron los controles, incitaron a la sublevación de todos los distritos e hicieron llamada general a la tropa que acudió tumultuariamente al polígono del campamento, donde le arengaron para que volvieran sus armas contra la Constitución y el gobierno legalmente constituido.. La ciudadanía que estaba por completo ajena a la traición, se despertó a los primeros rumores de lo que estaba ocurriendo. El apoderamiento violento de todas las estaciones radiales por parte de los alzados impidió al pueblo recibir noticias y consignas de movilización para la resistencia. Atada de pies y manos, la nación contempló el desbordamiento del aparato militar que arrasaba la Constitución, poniendo vidas y haciendas en los azares de las bayonetas….El jefe de los alzados, asumiendo el gobierno absoluto y arrogándose facultades omnímodas, ordenó la suspensión inmediata de las elecciones convocadas para el primero de junio (de 1952. N. del A.). Las más elementales garantías personales fueron suprimidas de un borrón. Como un botín fueron repartidas las posiciones administrativas del estado entre los protagonistas del golpe. Cuando el Congreso pretendió reunirse acudiendo a la convocatoria ordinaria fue disuelto a tiro limpio. En la actualidad están llevando a cabo la total transformación del régimen republicano y planean la sustitución de la Constitución Nacional, producto de la voluntad del pueblo, por un mamotreto jurídico engendrado en los cuarteles a espaldas de la opinión pública.

A continuación después de citar el articulado del Código de Defensa Social y de la propia Constitución de 1940, entonces vigente y de una serie de preceptos contenidos en la misma, referente a hechos de esta índole, resume en su argumentación jurídica, como…"…por todos estos artículos y otros más que sería prolijo enumerar, el señor Fulgencio Batista y Zaldívar ha incurrido en delitos cuya sanción le hacen acreedor a más de 100 años de cárcel". (11)

El 6 de abril de 1952 la policía impidió la circulación del primero y único número de la publicación "La Palabra" del periodista José Pardo Llada, crítico sistemático entonces del régimen y vinculado posteriormente al sector más conservador de la dirigencia del PPC(O), escindida a partir de 1953, entre pactistas y no pactistas, con respecto a otros partidos de oposición. Realmente era una hoja impresa por las dos caras, que intentaba sustituir el espacio de comentarios políticos que éste mantenía diariamente por la emisora Cadena Oriental de Radio, prohibida por la dictadura.

En dicha publicación debía aparecer un escrito de Fidel Castro titulado "¿Qué diferencia hay?" donde denunciaba como…"….la piara que asaltó el Palacio, la Hacienda Pública y la Gaceta Oficial para gobernar este país al estilo de Leónidas Trujillo (represivo dictador desde la década de los 30 en la República de Santo Domingo. N. del A.), ha pensado seguramente que este es el pueblo más miserable del mundo…..Vencidos de antemano en las urnas, asaltaron el poder de un zarpazo… ¿Qué diferencia hay entre un Prío que se largó con 40 millones de dólares y un Batista que se largó con 50? ¿Qué diferencia hay entre un Prío que manda a Salas (Cañizares. N. del A.) a apalear al pueblo hundiéndole el cráneo a Carlos Rodríguez y un Batista que lo hace jefe de la policía?….Los vendidos y los timoratos dicen que hay libertad de prensa y de palabra, si, para hablar a favor de Batista o para enjuiciarlo dulzonamente, no para decir la verdad y desenmascararlo de pies a cabeza. Pero la verdad será dicha revolucionariamente, desafiando la represión….La semilla de la rebeldía heroica se irá sembrando en todos los corazones…Frente al peligro, el heroísmo invita, germina con la sangre generosa que se vierta…! Atrás los que con consejos pueriles y acomodaticios quieren apartar la juventud del sacrificio! A nosotros no nos importan las frustraciones del pasado…! Vergüenza y oprobio a los colaboracionistas y los traidores que hoy como ayer niegan la libertad a la patria y el decoro a su pueblo! ¡Adelante los buenos cubanos, los que quieren ponerse en esta hora difícil bajo las banderas de la honra!…". (12)

El primero de mayo de 1952 ante la tumba de Carlos Rodríguez, en el Cementerio de Colón, se conocen personalmente Fidel Castro y Abel Santamaría. Casi de inmediato se establece una animada conversación. Ambos coinciden en la necesidad de intensificar la propaganda revolucionaria contra la dictadura por todos los medios disponibles, no obstante los limitados recursos materiales de que se disponía. Unos días más tarde, viajan ambos hacia Colón, en la provincia matancera, en el auto de Abel y acompañados de Jesús Montané, con el objetivo de recabar el apoyo del médico radio-aficionado, Mario Muños, para instalar una planta clandestina. Durante el trayecto, Fidel Castro sugiere cambiar el nombre de la publicación clandestina "Así somos" por la de "El Acusador", así como ampliar su radio de distribución. El primer número aparece el 1ro de junio de 1952, el segundo en julio del mismo año y el tercero y último, el 16 de agosto, que se distribuye por el propio Fidel, en la tradicional peregrinación ortodoxa, ante la tumba de Eduardo Chibás.

En la muy modesta publicación clandestina El Acusador, con fecha 16 de agosto de 1952 Fidel Castro, bajo el seudónimo de Alejandro publica dos escritos: Yo acuso y Recuento crítico del PP (O). En el primero increpa al dictador:

"Dices que aspiras a la gloria. Es cierto. (Gerardo) Machado tendrá que luchar duramente para defender la gloria triste que aspiras a quitarle. Todo cuanto has dicho es mentira, cinismo refinado, pérfida hipocresía. Hablas de paz y eres la guerra civil. el caos sangriento, el odio abismal y fratricida entre cubanos que tardará muchos años en borrarse. Hablas de tu origen humilde y vives en palacios, rodeado de lujos, repleto de millones y servidos por centenares de criados. Tú no eres como dices amigo del soldado, tú solo quieres hacer de ellos escalera de tus ambiciones, convertirlos en verdugos y caínes, volcar sobre ellos el odio del pueblo, para obligarlos para obligarlos a caer junto a ti por una causa mezquina, tu sed de poder y oro, donde ellos cargarán los riesgos y trabajos y tú los millones….". (13)

En el segundo escrito, coincidente con Abel, valora con tino, el gradual distanciamiento de la dirigencia ortodoxa del contenido ético-político en que se sustentó la prédica chibasista que le otorgara tan amplia popularidad, requiere que…"…por encima del tumulto de los cobardes, los mediocres y los pobres de espíritu, es necesario hacer un enjuiciando breve, pero valiente y constructivo del movimiento ortodoxo, después de la caída de su gran líder Eduardo Chibás. El formidable > del paladín de la ortodoxia, dejó al partido un caudal tan inmenso de emoción popular que lo puso a las puertas mismas del poder. Todo estaba hecho, solo era necesario saber retener el terreno ganado. La primera pregunta que debe hacerse todo ortodoxo honrado es esta: ¿Hemos engrandecido el legado moral revolucionario que nos legó Chibás, o, por el contrario, hemos malversado parte del caudal? Quien crea que hasta ahora todo lo ha hecho bien, que nada tenemos que reprocharnos, ese será un hombre muy poco severo con su conciencia. Aquellas pugnas estériles que sobrevinieron a la muerte de Chibás, aquellas escandaleras colosales, por motivos que no eran precisamente ideológicos, sino de sabor puramente egoísta y personales, aún resuenan como martillazos amargos en nuestra conciencia.

Aquel funestísimo procedimiento de ir a la tribuna pública a dilucidar bizantinas querellas, era síntoma grave de indisciplina e irresponsabilidad. Inesperadamente vino el 10 de marzo. Era de esperar que tan gravísimo acontecimiento arrancara de raíz en el partido las pequeñas rencillas y los personalismos estériles. ¿Acaso fue totalmente así?

Con asombro e indignación de las masas del partido, las torpes querellas volvieron a relucir. La insensatez de los culpables no reparaba en que la puerta de la prensa, era estrecha para atacar al régimen; pero en cambio muy ancha para atacar a los propios ortodoxos. Los servicios prestados a Batista con semejante conducta no han sido pocos. Nadie se escandalizará de que tan necesario recuento se haga hoy, en que le ha tocado el turno a la gran masa, que en silencio amargo ha sufrido estos extravíos y ningún momento más oportuno que el día de rendir cuentas a Chibás junto a su tumba.

Esa masa inmensa del PPC (0) está puesta de pie, más decidida que nunca. Pregunta en estos momentos de sacrificio: ¿Dónde están los que aspiraban, los que querían ser los primeros en los puestos de honor de las asambleas y los ejecutivos, los que recorrían términos y hacían tendencias, los que en las grandes concentraciones reclamaban puestos en la tribuna, y ahora no recorren términos, ni movilizan la calle, ni demandan los puestos de honor de la primera línea de combate? Quien tenga un concepto tradicional de la política podrá sentirse pesimista ante este cuadro de verdades. Para los que tengan, en cambio, fe ciega en las masas, para los que crean en la fuerza irreductible de las grandes ideas, no será motivo de aflojamiento y desaliento la indecisión de los líderes, porque esos vacíos son ocupados bien pronto por los hombres enteros que salen de las filas". (14)

La aprobación de los llamados Estatutos Constitucionales", en sustitución de la Carta Magna de 1940, redactados y aprobados unilateralmente por los incondicionales miembros del Consejo Consultivo, designado de dedo por Batista, provocó la repulsa popular y una airada reacción de los estudiantes Al contrario de la etapa de gobiernos auténticos, ya los atentados y crímenes no eran perpetrados por supuestos movimientos revolucionarios subvencionados por "botellas" otorgadas por los diversos ministerios. Ahora los asesinos y torturadores eran parte integrantes de los cuerpos armados, con patente de corso oficial. La llamada línea insurreccional alcanza demagógica notoriedad en sectores políticos auténticos, liderados por Aurelio Sánchez Arango, fundador de la llamada Triple A, verdadero "capitán araña", que desde el cómodo exilio de Miami, propició la inmolación en acciones irresponsablemente organizadas, a valerosos jóvenes, como ocurriría posteriormente en al asalto al "Cuartel Goicuría" de Matanzas, en abril de 1956 y en la expedición del yate "Corinthia", en Holguín, antigua provincia de Oriente.

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