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La crisis del empleo de los jóvenes – Parte I




Enviado por Ricardo Lomoro



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7

Monografía destacada

  1. Decíamos ayer… (un mal que viene
    de lejos)
  2. "Don"t
    cry for me"… (¿marchando hacia atrás en
    el futuro?)

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Decíamos
ayer… (un mal que viene de lejos)

(El problema del (des)empleo juvenil viene de antes.
Sirva como referencia lo escrito a principios del año
2007, cuando la "manada" ignoraba la crisis financiera
subyacente)

Del Paper- Desempleo juvenil: de la inactividad al
desaliento – ¿Qué están esperando?
(Convocatoria a la rebelión de la "sociedad de los
conformes
"), publicado el 15/3/07

Sin trabajo no hay futuro

Los jóvenes de hoy son la generación
más educada que haya existido. Sin embargo estas personas
entre 15 y 24 años enfrentan una escasez de empleos plenos
y productivos, y altas dosis de incertidumbre
económica.

El desafío del empleo juvenil es enorme. A fines
de 2005 había más de 85 millones de jóvenes
desempleados. Pero ésta es sólo la punta del
iceberg: hay otros 300 millones que estaban empleados pero eran
pobres con ingresos de menos de 2 dólares diarios. Y otros
20 millones habían abandonado por completo la
búsqueda de empleo. Para quienes consiguen un puesto las
condiciones laborales tienden a estar por debajo de lo que se
considera "decente y productivo".

Los jóvenes están más expuestos a
largas jornadas, a contratos temporales o informales con bajos
salarios, a una protección social escasa o inexistente, y
a no tener una voz en el trabajo. La falta de oportunidades de
trabajo decente afecta a alrededor de la tercera parte de los 1,1
mil millones de jóvenes del mundo.

La incapacidad de encontrar trabajo genera una
sensación de vulnerabilidad, inutilidad y ociosidad entre
los jóvenes. Por eso la brecha del empleo juvenil plantea
retos importantes, pero además implica fuertes costos
económicos en términos de pérdida de ahorros
y capital humano, y costos sociales en acciones de
prevención de la delincuencia o el uso de
drogas.

Juan Somavia, Director General de la OIT, sostiene:
"Generar empleo para los jóvenes no es suficiente. En el
mundo resulta difícil cuando no imposible que los
jóvenes consigan trabajo. Pero además, cada vez
tienen más dificultades para encontrar trabajo decente.
Los jóvenes de hoy no necesitan un trabajo cualquiera,
sino uno que les permita contribuir como trabajadores, ciudadanos
y agentes de cambio. Este es el reto que enfrentamos".

Me gustaría decir, aunque no puedo, que los
jóvenes de hoy tienen ideas claras sobre sus aspiraciones
laborales y sociales, y esperan contar con opciones para alcanzar
su autonomía y ser ciudadanos activos.

Me gustaría decir, aunque no puedo, que los
jóvenes de hoy ejercen, con todo derecho y razón,
presión social, sobre los líderes políticos
y económicos, para que enfrenten el desafío de
desarrollar y aplicar las estrategias que les den a los
jóvenes de todo el mundo una oportunidad real y equitativa
de acceder a un empleo pleno y productivo y al trabajo
decente.

Me gustaría decir, aunque no puedo, que los
jóvenes de hoy están luchando por un mundo mejor y
no tragando la "sopa boba" que le ofrece la sociedad de consumo a
cambio de una vida "anestesiada", "pasiva", "gaseosa",
"anómica", "jibarizada" "vegetal", "tetrapléjica" y
con la respiración asistida provista por la droga, el
alcohol, la televisión y el fútbol.

Me gustaría decir, aunque no puedo, que la
juventud de hoy está en la "calle" en estado de lucha
permanente, en estado de rebelión permanente, reclamando,
exigiendo o provocando el cambio de régimen
político y económico hacia una sociedad más
justa, equilibrada, sostenible, democrática y
ética.

Desde mis limitaciones (que son muchas), con toda
humildad (que siempre es poca), en el crepúsculo de mi
vida (que es más rápido de lo deseado), como
testimonio para mis hijas (que comparten la edad de la
generación a la que me dirijo), y como "guía del
viajero" para mi primer y próximo nieto (la vida que le
espera no es un video juego), deseo presentarles algunos datos y
referencias sobre la crisis global del empleo: enfrentar el
desequilibrio entre el crecimiento económico y el trabajo.
Encender todas las alarmas…

Una apelación para realizar reformas
políticas significativas que permitan enfrentar el
desequilibrio entre crecimiento y creación de empleo. Una
convocatoria a la rebelión de la "sociedad de los
conformes". Un llamado "desesperado" a la resistencia y la
insumisión. Contra el dogmatismo y el conformismo
dominantes, que muchas veces exponen, hasta el punto insostenible
de la humillación, la brecha entre recursos para
sobrevivir que separa a grupos humanos.

Es una deuda del mundo con el mundo, que hipoteca la paz
y la seguridad mundiales. Basta con leer el Informe sobre el
Comercio y el Desarrollo (UNCTAD) de 2004, con esos más de
2.500 millones de seres que se alimentan y visten con sólo
uno o dos dólares al día, para identificar la
ciénaga indecente sobre la que se asienta la
Humanidad.

En un mundo de verdades relativas, hasta el escepticismo
enfático, los mitos se convierten en mentiras cuando
chocan con el impenetrable muro de la realidad…

La magia de la fuerza centrífuga

La insoportable autoridad… La intolerable
dependencia… La imposible sumisión… La
crispación, el atragantamiento, el nudo en el
estómago, que provocan las órdenes, incitaciones,
consejos, demandas, exigencias, proposiciones, directivas,
conminaciones.

Un archipiélago de rebeldes y de irreductibles,
un continente de resistentes e insumisos.

"Las jerarquías son ficticias, las desigualdades
fantoches; no hay superhombres, ni infrahombres, tampoco hombres
convertidos en animales, en contraste con otros ungidos por los
dioses del Walhalla: nada vale el artificio cuando la esencia lo
dice todo y expresa la verdad absoluta de la especie", dice
Michel Onfray en su libro "Política del rebelde" (Tratado
de la resistencia y la insumisión), 1999 – Perfil
Libros.

Más adelante, el mismo autor,
pregunta:

"¿Quién puede decir que el capitalismo es,
hoy, completamente civilizado? Con sus solas necesidades vitales,
encontró algo mejor que una oposición o un rechazo,
obligando a comprar y a pagar. ¿Comer y beber? Hay que
pagar la comida, todos los días, y dilapidar dinero sin
cesar. Esto es un tormento para el que gana poco y nada.
¿Dormir? Hay que encontrar con qué pagar un
alojamiento. Sabemos qué diferencia hay entre los barrios
elegantes, inaccesibles para los pobres, y las zonas salvajes,
más abordables económicamente -¡y aun
así!- pero cuyo precio, además del dinero entregado
a los propietarios, es la promiscuidad permanente con otros que
también están forzados a vivir en esas jaulas antes
de que algún día se les reproche por rugir.
¿Qué vida se merecen los despojados y los
miserables?

¿Derecho a la salud? ¿A qué precio,
por qué prestaciones? ¿Según qué
modalidades, cada vez más precarias? Siempre hay cuotas,
en materia de seguridad social, pero no alcanzan para cubrir los
gastos en su totalidad; seguros complementarios, más
dinero y deducciones, pero nada de esto será suficiente
para la integralidad del pago. ¿Qué prestaciones de
salud tienen, entonces los pobres y los desvalidos?

¿Derecho a la sepultura? Aquí se llega al
extremo de la vileza: en la civilización capitalista, la
muerte ofrece un mercado, una oportunidad más de
esquilmar, de cobrar impuestos sobre el cajón,
según su tamaño -¡pobres los que son gordos y
altos!-, impuestos sobre la ceremonia y el transporte, la
sepultura y los cuidados para conservarla, impuestos para llevar
el féretro fuera de las zonas definidas por la ley,
impuestos para la cremación, la incineración,
impuestos sobre los impuestos. Impuestos a la sucesión. Y
terminemos aquí. ¿Qué dignidad se les
asegura a los desposeídos, esos réprobos
mayores?

Beber, comer, dormir, mantener la salud, recuperarla y
morir. Todo esto es un cúmulo de problemas y justifica mi
odio hacia los gobiernos satisfechos de administrar el
capitalismo. Los ricos atraviesan esta sociedad con menores
perjuicios que los que no tienen nada"…

Robert Antelme (1948) recuerda, que un sujeto no se
define por su conciencia libre sino por su entendimiento
sometido, fabricado para consentir la obediencia. Una
fenomenología de los comportamientos nazis en los campos
de concentración permitió a Antelme llegar a la
conclusión de que no había diferencia esencial
entre lo que pasaba en el ámbito de Buchenwald y lo que se
observa en el mundo del trabajo habitual. Antelme veía en
el campo de concentración una simple y llana
"amplificación", cuando no una "caricatura extrema" -son
sus expresiones- de lo que pasa en el "mundo verdadero" al cual
todos aspiran, encerrados en su bloque…

Aquí, una división de razas, allá
una diferencia de clases, pero en ambos casos triunfa la
ideología de la división, que indica la ausencia de
unidad y homogeneidad de la especie humana. Imposibilidad de
cambiar de raza o clase, sumisión a la condena eterna
marcada por el destino.

Esta división y fragmentación "artificial"
de la especie humana "natural" constituye la fuente del principio
que se pone al servicio de las explotaciones y los
regímenes disciplinarios.

Todo ocurre en el campo nazi, y en la fábrica
capitalista, como si hubiese especies diferentes, irreductibles,
incapaces de encontrarse, mirarse, hablarse y comprenderse, como
un animal y una planta, una piedra y un hombre, cada uno con su
registro. Su único modo de relación, en ese caso,
no es otro que la sujeción, de uno por el otro.
Así, el más fuerte somete al más
débil, el más astuto, el más pérfido,
el mejor armado, el más

Nos quedaría la jungla. La posibilidad salvaje de
las afinidades electivas y las elecciones singulares, la amistad,
virtud que escasea y que nuestro principio de siglo
debería celebrar como principio comunitario. Esas
intersubjetividades radiantes hacen posible todavía el
encuentro de obras, en el sentido amplio del
término.

La derrota del pensamiento no es generalizada, y el
triunfo de la barbarie todavía no es efectivo. El
propósito de un pensamiento crítico libertario
consiste siempre en oponer la cultura a las fuerzas oscuras y
gregarias, en cierto modo en reactualizar el mensaje y el poder
de las "luces" que presidieron la Revolución Francesa. Los
objetivos de esa época siguen teniendo actualidad: la
autonomía de la razón, la reflexión libre,
desembarazada de las ataduras dominantes del momento, el fin de
la condición pasiva, para celebrar la actividad, la
positividad y el voluntarismo ético, al mismo tiempo que
la estética, el librepensamiento contrario a todas las
formas de dogmatismo y de comunitarismo, el recelo, la
desconfianza hacia todo lo que sea gregario.

También los enemigos persisten y siguen siendo
los mismos: los promotores del orden tal cual es.

El objetivo sigue siendo indefectiblemente nietzscheano:
"Castigar a la estupidez". De otro modo, esta triunfará en
forma absoluta, hasta el punto que los autoritarismos de
antaño parecerán opacos y pálidos en
comparación con los que habrán logrado sojuzgar los
cuerpos, pero también, y sobre todo, las almas.

Michel Onfray se pregunta: ¿Cómo
sería, pues, una cartografía infernal de la
miseria, hoy? No una miseria metafísica, limpia,
transfigurada por la filosofía, que la definiría
como carencia o penuria existencial, inadecuación entre el
ser y el tener, antinomia total entre la aspiración y la
posesión, imposibilidad absoluta de gastar causada por el
confinamiento a una economía de supervivencia simple y
llana, sino la miseria encarnada, la miseria sucia que tiene
nombres: vagabundos y desocupados, delincuentes y trabajadores
provisorios, aprendices y empleados, obreros y proletarios, la
miseria que hace la calle con las prostitutas, duerme bajo los
puentes con los vagabundos y en la cárcel con los presos,
la que puebla las noches de los que no tienen
trabajo…

Paradójicamente, la calle es lo que le queda al
condenado cuando se le suprimió todo, incluso, a veces, es
un lujo increíble para los que sólo tiene un cuerpo
exigente y doloroso, frágil e imperioso. Aún si
tiene que compartir esa monstruosa geografía con los
perros callejeros, las ratas hambrientas y los excrementos
animales o la basura desperdigada, el condenado muestra una
vitalidad excepcional, una valentía y una fuerza que dudo
que se puedan encontrar entre los responsables de ese estado: los
cancerberos del capitalismo salvaje.

Los que anuncian perturbados el fin de la historia
deberían interesarse por el retorno de la prehistoria en
algunos casos.

Que las causas de la miseria no han desaparecido, no
cabe ninguna duda. Que esa miseria sigue siendo producto de las
mismas lógicas, es evidente. Que esa causalidad funesta y
maléfica se disimula bajo continuas metamorfosis, no es
ningún misterio. Que ese horror es generado por el viejo
capitalismo que se volvió loco, parece una opinión
de sentido común.

Los banqueros del mundo practican el terrorismo del
dinero. Los tecnócratas reivindican el privilegio de la
irresponsabilidad: son neutrales, dicen. Los funcionarios no
funcionan. Los políticos hablan pero no dicen. Los
votantes votan pero no eligen. Los medios de información
desinforman. Los centros de enseñanza enseñan a
ignorar. Los jueces condenan a las víctimas. Las
bancarrotas se socializan, las ganancias se privatizan. Es
más libre el dinero que la gente. La gente está al
servicio de las cosas…

Mientras, los jóvenes hijos de la
televisión, entrenados para contemplar la vida en lugar de
hacerla, se encogen de hombros.

El colonialismo invisible los ha convencido de que la
servidumbre es su destino y la impotencia su naturaleza: los han
convencido de que "no se puede" decir, "no se puede" hacer, "no
se puede" ser…

Cuanta será la negativa, que estos
jóvenes, en una forma de "suicidio" universal, niegan la
verdad absoluta de la especie: no tienen hijos. La "sociedad de
los conformes" importa vientres.

Y lo que parecía un "avance" de la posmodernidad,
se ha transformado en una "pesadilla" para los demógrafos,
sociólogos, actuarios y econometristas…

Pensando en el futuro (Sobre falacias y deslealtades
I)

Mientras algunos jóvenes dudan entre demorar o
matar a la cigüeña, los "mercaderes" de Europa, hacen
todo lo posible para "enterrar la esperanza".

Con la publicación en enero de 2004 de su
propuesta de directiva sobre servicios en el Mercado Interior, la
Comisión Europea (CE) lanzó su más radical y
completo ataque contra el estado del bienestar de la Unión
Europea. La propuesta proviene de la DG de Mercado Interior
encabezada por el Comisario Frits Bolkestein, y abarca
esencialmente todos los servicios. Los únicos servicios
excluidos de su ámbito son aquellos suministrados por los
Estados en cumplimiento de sus obligaciones sociales, culturales,
educativas y judiciales en los casos en que "no haya
remuneración". No obstante, dado que el acceso a un gran
número de servicios públicos exige el pago de
tasas, la mayoría de estas actividades cae dentro del
ámbito de la directiva.

La directiva trata de alcanzar su objetivo de
desregulación eliminando gradualmente las restricciones
nacionales y socavando sistemáticamente las leyes
nacionales por medio del así llamado principio de
"país de origen". Una vez adoptada la directiva, las
empresas de servicios en la UE tendrán que obedecer
solamente a los requisitos del país de origen donde
radique su sede social. A los otros Estados Miembros (EM), en los
que actúen o suministren servicios, no se les
permitirá imponer restricciones o controles de
ningún tipo.

La Comisión pretende eliminar incluso el registro
obligatorio en caso de que una empresa abra su negocio en otro
EM. Consecuencia de todo ello es que el principio de país
de origen elimina cualquier supervisión efectiva de la
actividad empresarial en la UE. En el futuro, cualquier empresa
podrá evitar pesadas restricciones nacionales,
reinstalando su oficina registrada o estableciendo simplemente
una oficina fantasma en otro Estado Miembro. De este modo se
podrán sortear fácilmente y sin costos los
convenios colectivos locales relativos al sueldo, los requisitos
relativos a las calificaciones y las normas de protección
del medio ambiente o del consumidor.

Como coronación de su propuesta de directiva, la
Comisión somete a los Estados Miembros a su tutela. No
sólo tendrán que eliminar numerosos requisitos,
sino que tendrán que lograr el asentimiento de los
burócratas de la CE antes de adoptar cualquier tipo de
nuevas medidas. Toda medida legal o administrativa que pretendan
instaurar deberá someterse a Bruselas: "En el plazo de 3
meses desde la fecha de notificación, la CE
examinará una decisión relativa al EM en
cuestión para que no la adopte o para que la
derogue.

Las prohibiciones introducidas por la Directiva,
atañen a todos los niveles administrativos (locales,
regionales, estatales) y, en consecuencia, violan el principio de
subsidiariedad arraigado en el derecho Comunitario. De este modo,
la Directiva no sólo está perfeccionando el mercado
interior, sino que está completando también el
desmantelamiento de la democracia y de los logros sociales y
democráticos conseguidos durante los últimos 200
años. Ésta es la forma en que la CE, cuya
legitimidad democrática es prácticamente
inexistente, desafía el poder discrecional de las
administraciones de los EM, instituciones democráticamente
elegidas y controladas.

Con esta directiva y otras similares, la CE está
estableciendo las bases jurídicas para desmantelar el
estado social a lo largo y ancho de la Unión Europea,
convirtiendo sus políticas de privatización en
Directivas de Bruselas.

Con esta directiva y otras similares, la CE está
dando cumplimiento a los objetivos de la Cumbre de Lisboa,
según las cuales la Unión Europea debe convertirse
en la "economía más competitiva y dinámica
del mundo, basada en el conocimiento, antes del 2010"

Nadie menciona el precio que habrá que pagar para
lograr ese objetivo: la desregulación total.

Puesto que el sector servicios suponía, en el
año 2004, alrededor del 70% del Producto Nacional Bruto y
del empleo en la mayoría de los EM de la UE, la
abolición de los obstáculos legales existentes a la
libertad de establecimiento y a la libertad de la
circulación de servicios entre los EM forma el
núcleo de la propuesta. Como dijo Bolkestein -en su
momento- "Algunas de las restricciones nacionales son arcaicas,
abiertamente engorrosas y violan la legislación de la UE.
Simplemente tienen que desaparecer"; aunque esos
"obstáculos" sean a menudo las disposiciones que las
autoridades públicas adoptan para garantizar que se
mantiene o consigue: un mejor suministro de servicios desde el
punto de vista de la mejor administración del dinero
público, el acceso universal a los servicios, la
garantía de calidad de los servicios suministrados, leyes
laborales y relativas a los honorarios, regulación de las
comunicaciones comerciales, etc., a fin de que la enorme
industria de los servicios no se convierta en una jungla en la
que la competitividad más despiadada se enseñoree
de ella.

El ámbito de la Directiva Bolkestein abarca todos
los servicios considerados "actividades económicas". El
criterio esencial para una actividad económica es el de
que "normalmente se haga a cambio de una remuneración",
aunque dicha remuneración no la deba pagar necesariamente
el destinatario del servicio, pudiendo ser el Estado quien la
pague mediante la forma de subvención.

Un memorando de la Comisión emitido sólo
en inglés, establece una lista no exhaustiva de los
servicios que contiene la directiva, que van desde los legales
hasta profesionales como fontanería y carpintería,
construcción, distribución, turismo, transporte,
sanidad, cobertura sanitaria, medioambiente, arquitectura,
cultura y cazatalentos. De acuerdo con la directiva, sólo
las actividades específicas en los ámbitos de los
servicios financieros, de las comunicaciones electrónicas
y de los servicios de transportes están
explícitamente excluidas, porque ya han sido desreguladas
por otros instrumentos de la UE, aunque las normativas de esta
directiva se acumularán a las ya existentes
haciéndolas aún más
rígidas.

El "principio del país de origen" radicaliza la
normativa relativa a la libertad de establecimiento, poniendo en
juego un nuevo tipo de desregulación. De acuerdo con este
principio, los EM deben garantizar que los "proveedores
están sometidos solamente a las normativas nacionales de
su país de origen". También se establece que el "EM
de origen será responsable de supervisar al suministrador
y los servicios que provea, incluidos los servicios suministrados
en otro EM" y que el EM de origen deberá comunicar al EM
de acogida las condiciones de empleo y trabajo del personal
desplazado, para que éste pueda actuar contra el prestador
del servicio en caso de incumplimiento de las mismas.

¿Pero por qué el país de origen
puede tener el menor interés en supervisar las actividades
empresariales en el extranjero de compañías
registradas en su país? ¿Por qué poner
trabas a sus oportunidades de hacer negocios si éstos
incrementarán su balanza comercial? ¿Disponen
realmente las autoridades de los recursos financieros y humanos
necesarios para realizar estas tareas adicionales? Y, por
último, pero no en importancia, ¿cómo puede
haber una supervisión eficiente si el país de
origen carece de potestad para realizar controles "in situ" en el
país donde se suministran los servicios?

Así, los estándares del país donde
se ejercen las actividades se aplicarían sólo a las
empresas locales y ya no a todas las otras que tienen oficinas
registradas en otros EM o que las han trasladado para burlar
severos requisitos locales, y el derecho aplicable
variaría según la persona o la empresa, dependiendo
de qué país procediese el suministrador de
servicios. De este modo los sistemas jurídicos nacionales
de cada EM entrarían en competencia directa unos con
otros. En consecuencia el principio del país de origen
provocaría una implacable espiral descendente en
relación con los estándares y las
normas.

Las posteriores prohibiciones que se despenden del
principio del país de origen hacen que la
identificación de los prestadores de servicios que
están operando en determinado país sea
prácticamente imposible. El resultado de ello es que
cualquier empresa que tenga un domicilio registrado oficialmente
fuera del país en el que se proporciona el servicio pueda
actuar sin supervisión alguna. No tendrá que acatar
la legalidad del país en el que proporciona el servicio,
ni siquiera la normativa que regula el empleo, abarcando tanto el
reclutamiento de los mandos en el país de acogida como el
de los trabajadores de otros EM o de terceros países.
Estos últimos podrán ser desplazados a otros EM sin
ningún tipo de control, comprometiéndose
únicamente al país de origen a readmitirlos
posteriormente.

El objetivo de la Comisión es reducir
drásticamente los costos laborales, y al prohibir las
provisiones relativas a acuerdos contractuales entre el prestador
del servicio y el receptor del mismo que eviten o restrinjan que
este servicio sea prestado por autónomos, allana el camino
a las "aparentes" formas de trabajo autónomo y salarios
basura en la adjudicación de contratos, obviando la escala
salarial.

Así, la Comisión pone en bandeja las cosas
a los empresarios que hacen dinero mediante fraudes a la
seguridad social, al prohibir al país donde se proporciona
el servicio mantener y conservar documentos laborales. Como no se
pueden solicitar estos importantes documentos en el país
donde se ejerce la actividad, y ante las dificultades de
supervisión del país de origen, los empresarios
pueden actuar durante largos periodos sin abonar las
contribuciones a la seguridad social.

Para entender este drástico cambio -en toda su
magnitud- es necesario considerar la entrada de diez nuevos
Estados miembros (al momento de escribir estas líneas, se
debe incluir dos más), cuya legislación social,
fiscal y medioambiental no es tan rigurosa como en la UE de los
15. Cuando sea favorable a los intereses de la empresa privada,
la directiva propone sustituir la "armonización" por el
"principio del país de origen". De hecho, esto es una
incitación a la relocalización de negocios en
países cuyos estándares legales sociales, fiscales
y medioambientales sean lo más laxos posibles. El
resultado será una nueva ley en Europa, un fenómeno
masivo, que ejercerá una presión considerable a la
baja sobre los Estados que mejor protección dan a sus
leyes sociales, fiscales y medioambientales.

La competencia feroz será la regla en todas
partes. Los servicios y el interés general sufrirán
cada vez más presión para someterse a las reglas de
la competencia y ser privatizados. Si los sistemas de seguridad
social se modifican con esta directiva, los mecanismos de
redistribución social sufrirán una grave
crisis.

El principio del país de origen provocará
la desvertebración y el desmantelamiento del mercado
laboral: así, si una empresa polaca decide despedir en
Francia a trabajadores polacos (o de otro EM, o incluso de fuera
de la UE, contratados en Polonia), por ejemplo, no tendrá
que solicitar el visto bueno de las autoridades francesas, puesto
que las autoridades polacas lo autorizan y esos trabajadores se
regulan por la legislación de Polonia, siendo
además los salarios y las condiciones de trabajo los del
país de origen.

Si la aprueba el Parlamento europeo, la directiva se
aplicará en los 25 países (27, a partir del 1/1/07)
que forman la UE. El tremendo número de víctimas
potenciales de la propuesta debería ser suficiente para
conseguir que las negociaciones fueran a punto muerto. Los
afectados en cada rama, empleados y consumidores, deben tener la
oportunidad de que sus protestas sean escuchadas…
Todavía estamos a tiempo -decía en 2004- para
detener este plan tan radical.

En febrero de 2006, ante el inminente tratamiento por
parte del Parlamento europeo de la famosa "directiva Bolkestein",
se lanzaba otro llamamiento a las organizaciones que se dicen
defensoras de lo público para aunar esfuerzos y evitar que
la salud, los servicios sociales y la educación se
conviertan en una mercancía al alcance de unos
pocos.

Con el mercado único que entró en vigor en
la UE en 1992, los bienes pueden circular libremente a
través de los países miembros. Teóricamente
esta libertad de circulación se extiende también a
los servicios, pero dada la naturaleza de éstos en
comparación con las mercancías, los mismos se
comercializan como intangibles que requieren la presencia
simultánea entre vendedor y comprador, lo que ha llevado
en la práctica al mercado de servicios europeo a continuar
muy fragmentado. Para evitarlo, la directiva facilita la
movilidad de las empresas de servicios pero pretende que al
instalarse en otro país no se sometan a las normativas
existentes en ese país de destino, sino que sólo se
rijan por la normativa del país de origen.

Esta realidad precipitaría, sin duda, una nueva
forma de dumping social. La consecuencia inmediata sería
una competencia a la baja entre las empresas, que con el fantasma
de la deslocalización planeando permanentemente en el
ambiente, posibilitaría que las condiciones de trabajo
fueran igualándose a la baja y, por lo tanto, empeorando
irremediablemente.

Con todo, los sectores que generan mayor
preocupación son, sin duda, la educación y la
cultura, puesto que aunque el proceso pudiera ir en estos casos
un poco más lento, está claro que la puerta que se
quiere abrir aquí no es otra que la de las privatizaciones
y, a medio plazo, el desmantelamiento del estado del bienestar.
Se pretende, como en otros ámbitos, seguir la estela del
modelo liberal estadounidense; un modelo, digámoslo claro,
que condena ahora mismo a 45 millones de personas a vivir sin
cobertura social.

Recordando mañana (Sobre falacias y deslealtades
II)

Cuando ya se creía que la directiva de "barra
libre" para los mercaderes de la Unión Europea
representaba el "último" eslabón en el proceso de
asimilación al modelo liberal estadounidense, los
ministros de Trabajo de la UE celebraban el 7/11/06 un primer
debate sobre sus impresiones en la revisión de la
directiva de tiempo de trabajo en el que se constataban las
diferencias que existen entre quienes apuestan por una mayor
flexibilidad del mercado laboral y quienes quieren limitar la
jornada laboral a las 48 horas semanales actuales, eliminando las
excepciones.

De momento, sólo aceptaron el texto de compromiso
que presentó la Presidencia finlandesa de la UE,
Dinamarca, Hungría, Países Bajos y Portugal. El
comisario de Empleo, Vladimir Spidia, urgió a los EM a
llegar a un acuerdo, puesto que de lo contrario advirtió
la Comisión iniciará expedientes contra los 23 de
los 25 países de la UE -a excepción de Luxemburgo e
Italia– que a esa fecha incumplen la legislación
laboral.

La propuesta de compromiso indica que el "principio
general" en la jornada máxima en la UE son las 48 horas
semanales, aunque permite que los EM que lo deseen se acojan a la
"excepción", denominada "opt-out", que amplía el
periodo de trabajo a las 60 horas semanales, con un periodo de
referencia de tres meses.

De manera imprecisa, el texto admite la eventual
posibilidad de revisar, después de un periodo de tiempo
determinado, la aplicación del "opt-out", incluso con el
objetivo de que desaparezca progresivamente.

Las posturas más enfrentadas se situaron, por una
parte, en la mera existencia del "opt-out" y en el periodo
durante el cual se puede mantener la excepción por encima
de las 48 horas.

Francia, España e Italia capitanean la postura en
contra de la excepción a la ampliación de la
jornada de 48 horas y reclamaron que el compromiso incluya una
mención expresa a una fecha para su desaparición.
Estos tres países redactaron una enmienda en la que
establecen un plazo de 10 años a partir de la
trasposición de la nueva norma a las legislaciones
nacionales para eliminar el "opt-out".

El texto alternativo de estos tres países indica
también que, en lugar de una extensión de 60 horas,
propone "que ningún trabajador trabaje más de un
25% adicional al tiempo de trabajo máximo
semanal".

En términos generales, París, Madrid y
Roma tienen el respaldo de Bélgica, Luxemburgo o Grecia.
Portugal se mostró contra una extensión superior a
las 60 horas semanales y países como Letonia e Irlanda
confesaron no aplicar el "opt-out", pero apostaron por mantenerlo
como "opción".

Más contundentes se mostraron socios como el
Reino Unido, Austria, Alemania o Polonia en la defensa de la
derogación a la jornada laboral máxima que,
particularmente los nuevos Estados miembros, defienden
argumentando que su eliminación supondrá grandes
costos para algunos sectores, particularmente para el sanitario o
el de servicios de emergencias. Estos países tampoco se
movieron de su postura de mantener el "opt-out" e, incluso, de
aumentarlo a las 65 horas semanales.

El ministro británico de Empleo, Alistair
Darling, señaló que existen "diferencias" entre las
reclamaciones de los distintos EM y advirtió que "a no ser
que aceptemos estas visiones y se les dé cabida en el
compromiso, no lo alcanzaremos nunca".

Por otra parte, negó que la preocupación
por la seguridad y la salud de los trabajadores sea exclusiva de
los países que apuestan por abolir el "opt-out", y
afirmó que "hay que preservarlos por encima de todo". Con
respecto a la cláusula de revisión que se vislumbra
en la propuesta de compromiso, el ministro británico la
consideró "un problema para muchos de
nosotros".

Mientras los ministros de Trabajo de la UE se ocupaban
de la "flexiseguridad" de los trabajadores
"beneficiándolos" con una jornada laboral de 60 o 65 horas
semanales en lugar de las 48 horas semanales actuales, con apenas
una semana de diferencia el Parlamente Europeo (PE) aprobaba
"definitivamente" la directiva que liberaliza la
prestación de servicios en el mercado comunitario, objeto
de una controvertida tramitación de casi tres años
de duración.

En virtud del pacto de los principales grupos -Partido
Popular Europeo, Socialista y Liberales- el pleno aprobó
sin enmiendas de fondo, el 15/11/06, el texto previamente
consensuado con los gobiernos nacionales.

La directiva, que entrará en vigor en un plazo de
tres años, reduce los trámites burocráticos
para que una empresa de servicios pueda operar en EM distintos al
de establecimiento, incluso si carece de filiales en
ellos.

Su objetivo es dinamizar un sector que representa
más del 70 por ciento del PIB de la UE.

No obstante, la redacción final permite a los
Estados restringir la apertura del sector por razones de "orden
público, seguridad pública, protección al
medio ambiente o salud pública", siempre que no
discriminen al hacerlo entre empresas nacionales y
europeas.

Además, no afecta a los servicios de
interés general no económico, así como a los
fiscales, audiovisuales, notariales, de seguridad, los servicios
sociales de beneficencia, las empresas de trabajo temporal, la
salud pública y privada, y los juegos de azar.

También se limita el alcance de la
liberalización sobre los servicios económicos de
interés general –postales, sector eléctrico, gas,
distribución y suministro de agua y gestión de
residuos-.

El texto final queda así lejos de la
versión original presentada en enero de 2004, por el ex
comisario europeo Frits Bolkestein, que consagraba el "principio
del país de origen", en virtud del cual, las empresas de
servicios podrían operar en cualquier EM
ateniéndose sólo a la legislación del de
establecimiento.

Pese a los cambios de redacción, los grupos Los
Verdes/Alianza Libre Europea e Izquierda Unitaria Europea
mantuvieron su oposición al texto y presentaron enmiendas
idénticas de rechazo total a la directiva, rechazadas en
el pleno por 105 votos a favor, 405 en contra y 12
abstenciones.

Sus defensores dicen que es la legislación
más importante aprobada en la UE durante muchos
años y aseguran que facilitará la creación
de cientos de miles de empleos.

La idea es que, a partir de ahora, desde constructores y
contadores hasta abogados y guías de turismo, se puedan
establecer con más facilidad en otros EM de la
Unión.

Sus detractores -entre los que me incluyo- lo ven como
un símbolo de la globalización desenfrenada y
advierten que podría resultar en una menor
protección de los trabajadores, consumidores y medio
ambiente.

A partir de su aprobación por el PE la
legislación se debatirá en el foro de los ministros
de la Unión Europea y una vez refrendada los 25 EM
entonces tendrán hasta 2010 para incluirla en sus
legislaciones nacionales.

El escáner cerebral

La tecnología de escáner cerebral le ha
suministrado a los científicos estadounidenses una idea de
cómo creamos una imagen mental de nuestro propio
futuro.

El equipo de la Universidad de Washington dice que hay
áreas específicas del cerebro que están
activas cuando se piensa en eventos futuros.

El estudio de la Academia Nacional de Ciencias
podría ayudar a los doctores que tratan de entender el
daño causado por derrames, heridas o enfermedades
(BBCMundo.com – 3/1/07). Los resultados encajan con daños
observados en el cerebro de pacientes que han perdido la
capacidad de "pensar en el futuro".

Cuando se pidió a pacientes que se pusieran bajo
el escáner y pensaran o se movieran de un modo particular,
se "alumbraron" en la imagen registrada sectores
específicos del cerebro, correspondiendo al aumento de
actividad eléctrica de ellos.

El proyecto más reciente examina una cualidad que
se cree única de los humanos: la habilidad de crear una
imagen mental de eventos que todavía no han
pasado.

Los investigadores pidieron a los pacientes imaginar
eventos futuros y recordar experiencias pasadas. La imagen
muestra un claro contraste entre un cumpleaños ya
experimentado y un cumpleaños futuro.

Los investigadores escribieron: "tal vez una de las
capacidades más adaptativas de la mente humana es la
habilidad de organizar el comportamiento en anticipación
de consecuencias futuras". "Buena parte de nuestros pensamientos
cotidianos dependen de nuestra habilidad de vernos participando
en eventos futuros".

A modo de test, propongo al lector – que supongo joven-
que lea el siguiente párrafo y, mientras hace funambulismo
entre la inactividad y el desaliento, pruebe de "imaginar las
consecuencias futuras":

¿Una forma de morir de civilización?
Chicago está (o estaba) lleno de fábricas. Hay (o
había) fábricas hasta en pleno centro de la ciudad,
en torno al edificio más alto del mundo. Chicago
está (o estaba) lleno de fábricas, Chicago
está (o estaba) lleno de obreros. Pero ninguna estatua se
ha erigido en memoria de los mártires de Chicago en la
ciudad de Chicago. Aquéllos que fueron ahorcados, en 1886,
aquellos obreros que el mundo entero saluda cada primero de mayo.
Ni estatua, ni monolito, ni placa de bronce, ni nada. El primero
de mayo es el único día verdaderamente universal de
la humanidad entera, el único día donde coinciden
todas las historias y todas las geografías, todas las
lenguas y las religiones y las culturas del mundo; pero en los
Estados Unidos, el primero de mayo es un día cualquiera.
Ese día la gente trabaja normalmente, y nadie, o casi
nadie, recuerda que los derechos de la clase obrera no han
brotado de la oreja de una cabra, ni de la mano de Dios o del
amo.

La desmemoria o una celebración del
silencio.

Ahora, por favor, vuelvan a reflexionar sobre lo dicho
por los investigadores de la Universidad de Washington: "Buena
parte de nuestros pensamientos cotidianos dependen de nuestra
habilidad de vernos participando en eventos
futuros"…

La tormenta perfecta

Así y todo, tal vez al final, lleven razón
los jóvenes que renuncian a procrear. Aunque en mi caso,
mantengo la pregunta con que he titulado este Paper:
¿Qué están esperando?

Me niego a ser "cómplice" -por acción u
omisión- de aquéllos que los han convencido de que
"no se puede" decir, "no se puede" hacer, "no se puede"
ser…

No obstante ello, es imposible negar la evidencia
(también en esto hay grandes "cabezas borradoras", que
sólo saben proponer "más de lo mismo") sobre el
riesgo de "colapso ecológico" inmediato. La posibilidad
amenazadora de "reinar" sobre la nada. A diario recibimos
noticias, informes y estudios, que nos alertan sobre el peligro
"autogenerado" de "ahogarnos en nuestra propia
mierda".

Es importante tenerlo en cuenta, pero no para "cruzarnos
de brazos" y aceptar lo inevitable. Todo lo contrario. Más
que nunca es "imprescindible" la acción ciudadana.
Más que nunca hay que pasar del desaliento a la
actividad…

(Con un nieto en "conciencia" y otro por llegar,
trascurridos tres años desde el Paper sobre Desempleo
Juvenil, volvía a la carga, con la ilusión, deseos,
y esperanza que los jóvenes se rebelaran ante el
despreciable futuro que les ofrecían los "global
players")

Del Ensayo Esperando la rebelión de los
"ni-ni" (ni estudian ni trabajan): Los "babylosers"
De
la "Generación Peter Pan" a la "Generación Cero":
el becarismo rampante
, publicado en febrero de
2010

Dedicatoria: A mi próxima nieta (y a los nietos
en general) Con la ilusión de que estudien y trabajen –
Con los mejores deseos de que lean y entiendan – Con la secreta
esperanza de que hagan la revolución social que ni sus
abuelos ni sus padres supieron (o se animaron)
realizar.

Introducción

"La raíz del verbo adolescere o adulescere no es
dol-, sino ol-/ul-/al-. Este verbo significa "crecer, madurar,
hacerse grande". El participio presente adulescens o adolescens
se aplica al individuo que está creciendo o madurando. De
otra forma de ese verbo, adultum, sin el sufijo -sc- (que indica
el progreso de la acción), viene adultus, que se aplica al
individuo cuyo crecimiento ya ha concluido. También tienen
esa raíz los sustantivos prole ("lo que crece hacia
adelante") e índole ("lo que crece adentro"), el verbo
alimentar ("hacer crecer"), el adjetivo alto
(etimológicamente, "alimentado"), el sustantivo alumno
("lo que es alimentado"), y el inglés old y el
alemán alt ("viejo")"…

(Del artículo: "Una edad difícil, pero no
dolorosa" – Por Lucila Castro – La Nación
17/8/09)

"Era algo k ya sospchbmos pero parece que por
fin alguien lo ha contrastado científicamente. Se ha
podido demostrar que, tras ese afán por reducir el mundo a
tan pocos caracteres y dar patadas al diccionario sustituyendo
"que" por "k" y demás acrónimos imposibles, se
esconde una vagancia intelectual que afecta al rendimiento de los
más jóvenes.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7

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