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La crisis del empleo de los jóvenes – Parte I (página 2)




Enviado por Ricardo Lomoro



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7

Esta correlación ha sido constatada por el
profesor Michael Abramson, de la universidad australiana de
Monash, en un detallado estudio entre 317 jóvenes con
edades comprendidas entre los 14 y los 17 años, a los que
se sometió a una batería de pruebas correlacionando
los resultados con la intensidad y forma en la que utilizaban sus
teléfonos móviles. Así, un cuarto de los
encuestados afirmó enviar más de veinte mensajes
cortos (SMS) a la semana, lo cual supone una cifra bastante
considerable frente a la cuarta parte que reconoció hacer
más de 15 llamadas a la semana.

Más peligrosa la idiocia que la
radiación

Con todo, el origen de este estudio era comprobar en
qué manera afectaba el uso de los móviles a
nuestros adolescentes, ya que se está convirtiendo en un
fenómeno generalizado en la juventud que cada vez lo pide
a sus padres a edades más tempranas. La gran
preocupación residía en comprobar de qué
manera se veían afectados los cerebros de los
jóvenes ante las radiaciones, máxime cuando
éstos están en plena fase de crecimiento.
Curiosamente, una vez analizados los resultados se
concluyó que la radiación no estaba afectando al
cerebro de los encuestados, o dicho más
gráficamente por el mismo Abramson: "No creemos que los
móviles estén friendo sus cerebros".

Pero el estudio arrojó otro dato inapelable: el
envío de SMS mediante texto predictivo (aquel que nos va
sugiriendo una palabra al ir tecleando las letras) estaba
provocando una falta de precisión en la forma de trabajar
de los adolescentes. Dicho de otra manera, sus cerebros estaban
asumiendo que en la forma de trabajar primaba la velocidad frente
a la precisión. Todo ello en detrimento de valores que en
otras generaciones han primado más, como el respeto a la
lengua, a la ortografía y la precisión en el
trabajo.

… Muchos padres valoran positivamente el hecho de
tener localizados a sus hijos en todo momento, y asumen como un
daño colateral que su hijo corra el riesgo de convertirse
en un analfabeto funcional, o bien que se aísle del resto
de sus amigos pegado a la pequeña pantalla del
móvil"…

(Del artículo: "Demostrado: los SMS atontan a los
jóvenes" – Por José Mendiola – El Confidencial –
17/8/09)

Mientras tú, joven amigo, flotas en la idiocia
(trastorno caracterizado por una deficiencia muy profunda de las
facultades mentales, congénita o adquirida en las primeras
edades de la vida) otros resuelven por ti. Te "mean en la cabeza"
mientras te dicen que no te preocupes, "que es lluvia"… Lo
único que esperan de ti, es que seas un "idiota feliz", un
"adicto al consumismo" (y a otras drogas), un "zombi abducido",
un "esclavo libre", un "extranjero" en tu propia sociedad, una
"presa fácil" de la devastación laboral, un
"excluido" del futuro…

En las próximas páginas, si me
acompañas, intentaremos aclarar si ¿ha surgido una
generación apática, desvitalizadora, indolente,
mecida en el confort familiar?, buscaremos las razones por las
que el virus del desánimo está minando la
naturaleza vitalista y combativa de la gente joven, procuraremos
demostrar que el discurso consumista ha resultado una trampa para
tantos jóvenes audaces que creyeron en el maná
crediticio y el crecimiento económico sin
fin…

¿Será posible que esta juventud
supuestamente acomodaticia y refractaria a la utopía sea
la llamada a abrir nuevos caminos?

El asunto no es baladí: podemos estar asistiendo
al primer proceso masivo de descenso social desde los tiempos de
la Revolución Francesa.

Vivimos en una "sociedad anestesiada". Una sociedad en
que "todo vale", y en ella los jóvenes se han instalado en
una "impotencia confortable", en una "apatía destructiva"
que se deriva de la ausencia de valores, de la relatividad moral,
de la indiferencia ante quienes nos rodean.

Entre la melancolía de la izquierda y el cinismo
de la derecha los líderes políticos están
expropiando los años venideros. Resultan ser (por
acción u omisión) los enemigos del
futuro.

En medio de este escándalo, muchos de los bancos
acusados de pirómanos -y que se salvaron de la quema con
montañas de dinero público- vuelven a pagar bonus
millonarios a sus ejecutivos. Vuelven a realizar sus actividades
inútiles… si no destructivas, desde el punto de
vista social.

¿Y después?

Günter Grass nos ayuda a contestar la pregunta, en
"Mi Siglo", citando el último párrafo del breve
poema "A los que han de nacer":

Cuando se hayan agotado los errores

tendremos como último
acompañante

la Nada en frente.

Primero la desesperación, luego la cólera
y finalmente… la violencia.

Lo explica muy bien Albert Camus en "El Hombre Rebelde":
¿Qué es un hombre rebelde? Es un hombre que dice
no. Y se niega, no renuncia: es un hombre que dice
sí.

Un esclavo que ha recibido órdenes toda su vida
-sigue razonando Albert Camus- de pronto juzga inaceptable un
nuevo mandato ¿Cuál es el contenido de este
no?

Habrá que saber escuchar para
saberlo…

Para ir "templando gaitas" te dejo una pequeña
muestra (hechos recientes) de los "secretos y mentiras" que
podrás ir descubriendo a lo largo de texto. Una suerte de
registro testimonial, antes que sea demasiado tarde, y lo borren
de la memoria colectiva.

– La tasa de paro juvenil en España alcanza el
33,6% y duplica la media europea (El Economista –
23/7/09)

"La tasa de paro entre los jóvenes en
España alcanzó en el primer trimestre del
año el 33,6%, con lo que se sitúa a sólo
tres puntos de duplicar la media de la Unión Europea
(18,3%), según datos publicados hoy por Eurostat. En total
hay en España 789.000 jóvenes que buscan un empleo
y no lo encuentran, lo que representa el 15,9% del total de la
UE"….

– EEUU ve en el paro la primera amenaza económica
(La Vanguardia3/8/09)

"El primer problema, como han constatado estos
días el presidente Barack Obama y sus asesores, es el
paro. Aunque la recesión, que empezó en diciembre
de 2007, haya terminado, las empresas no han dejado de reducir
personal y siguen siendo reacias a contratar. Como ha sucedido
con recesiones anteriores, probablemente el ciudadano de a pie
todavía tardará un tiempo en notar que la
recesión ha terminado"….

Inglaterra registra una cifra récord de
jóvenes sin empleo y sin estudios (El Economista –
19/8/09)

"Un número récord de jóvenes de
entre 18 y 24 años en Inglaterra se encuentran sin
trabajo, educación o capacitación, según
revelaron hoy las cifras del Gobierno, que encendieron las
alarmas respecto a que la recesión podría acabar
con una generación de graduados. El Departamento de
Jóvenes, Colegios y Familias indicó que hay
más de 100.000 adultos jóvenes sin empleo, estudios
o formación -denominados Neets por sus siglas en
inglés– que en el mismo trimestre del año pasado.
En total, cerca de 835.000 jóvenes británicos se
encuentran en esta condición, frente a los 730.000 del
mismo trimestre del año pasado. Las estadísticas
del departamento implican que más de uno de cada seis
jóvenes se encuentran sin trabajo o sin un cupo en
educación o formación"…

– El Gobierno de Obama advierte de que no
permitirá viejos hábitos de Wall Street (La
Vanguardia – 14/8/09)

"Geithner avisa a los mercados financieros: no se
permitirá retornar a las prácticas habituales de
lucro y bonificaciones"…

– El responsable de Blackstone, el mejor pagado de EEUU
(El País – 15/8/09)

"Stephen Schwarzman es el ejecutivo mejor pagado de
Estados Unidos en una compañía cotizada. Y al ver
los 702 millones de dólares (493 millones de euros) que se
llevó al bolsillo en 2008 como consejero delegado de la
firma de capital riesgo Blackstone, muchos se inclinan a pensar
que no parece que se estén tomando muy en serio la
controversia que genera las pagas ni las amenazas para limitar
sus sueldos"….

– Wall Street y la City vuelven a los pagos millonarios
dos años después de la crisis (La Vanguardia –
17/8/09)

"Los bancos reparten espectaculares sobresueldos para
"evitar fugas de talento" / Barclays paga 40 millones para fichar
a cinco operadores de JP Morgan / Goldman escandaliza al aumentar
sus primas un 20% tras recibir ayudas"…

Las retribuciones y compensaciones millonarias son algo
frecuente, pero tras la crisis se desató un
escándalo en torno a los pagos que los bancos y las firmas
de Wall Street ofrecían a sus ejecutivos, teniendo en
cuenta que esas personas eran, en parte, las responsables de la
crisis y que algunas de esas entidades tuvieron que recibir
fondos públicos para evitar la quiebra. Pese al debate
público y las críticas, la práctica de pagar
abultados bonus continuó. Y hace unas semanas se
conoció la noticia de que nueve de los bancos
estadounidenses que se han acogido al programa de rescate del
Gobierno (TARP, siglas en inglés) pagaron primas por cerca
de 33.000 millones de dólares (algo más de 23.000
millones de euros), pese a sus pérdidas que han sufrido
como consecuencia de la crisis financiera, tal y como
informó el fiscal general del Estado de Nueva York, Andrew
Cuomo, a finales de julio. Y seis de los nueve bancos a los que
se ha referido el fiscal general pagaron en primas más
dinero del que obtuvieron de beneficio en sus cuentas
anuales.

Te envío un SMS: "¿Tu k opinas desto?"…
Pero antes, debería haberte enviado otro SMS: "¿Tu
entiendes lo k lees?"… Y antes de antes, te debería
haber enviado otro: "¿Tu lees?"… Ahí
comienza todo, de eso se trata. Una vez analizado mi humilde
Ensayo (cosa que agradezco), para contestar la primera pregunta,
probablemente necesites algo más que un "mensajito" por el
teléfono móvil y mayor espacio del admitido en
Twitter… Además, no tengo iPhone y tampoco utilizo
Twitter… Que no te frían el cerebro (mi gran
objetivo)… Entonces, si te animas, vamos adelante…
Lo malo es despertar.

20 de agosto de 2009

Mar de fondo (no hay camino, no hay derecha, izquierda,
adelante, detrás)

¡Chau… no va más! (*)

(*) (Tango de Virgilio Expósito y Homero
Expósito)

Estimado joven amigo: Te voy a contar una historia. Una
historia de "ganadores" y "perdedores". Luego, al final,
tú me dices de qué lado de las vías del tren
has quedado (si del lado bueno o del lado malo)… Perdona
que necesite algo más que un Twitter.

Hacia la "dualización" de las clases
medias

La teoría social ha acuñado varias
categorías para conceptualizar la sociedad en la
época de la globalización: "sociedad red"
(M.Castells), "modernidad tardía" (Giddens), "sociedad del
riesgo" (Beck) o "sociedad mundial" (Lhumann), entre ellas.
Más allá de las profundas diferencias
teóricas que encubren estas denominaciones, lo cierto es
que la mayoría de los autores coinciden en señalar
no sólo la profundidad de los cambios sino también
las grandes diferencias que es posible establecer entre la
más "temprana" modernidad y la sociedad actual. Para
todos, el nuevo tipo societal se caracteriza por la
difusión global de nuevas formas de organización
social y por la reestructuración de las relaciones
sociales; en fin, por un conjunto de cambios de orden
económico, tecnológico y social que apuntan al
desencastramiento de los marcos de regulación colectiva
desarrollados en la época anterior. Gran parte de los
debates actuales sobre la "cuestión social" giran en torno
a las consecuencias perversas de este proceso de mutación
estructural. A esto hay que añadir que dichas
consecuencias han resultado ser más desestructurantes en
la periferia globalizada que en los países del centro
altamente desarrollado, en donde los dispositivos de control
público y los mecanismos de regulación social
suelen ser más sólidos, así como los
márgenes de acción política, un tanto
más amplios.

A mediados de la década del noventa, la nueva
cartografía social ya revelaba una creciente
polarización entre los "ganadores" y los "perdedores" del
modelo. Con una virulencia nunca vista, el proceso de
dualización se manifestó al interior de las clases
medias. La profunda brecha que se instaló entre ganadores
y perdedores echó por tierra la representación de
una clase media fuerte y culturalmente homogénea, cuya
expansión a lo largo del siglo XX confirmaba su
armonización con los modelos económicos
implementados.

Los fuertes ajustes de los noventa, terminaron por
desmontar el anterior modelo de "integración", poniendo en
tela de juicio las representaciones de progreso y toda
pretensión de unidad cultural y social de los sectores
medios. La dimensión colectiva que tomó el proceso
de movilidad social descendente arrojó del lado de los
"perdedores" a vastos grupos sociales, incluso del sector
público, anteriormente "protegidos", ahora empobrecidos,
en gran parte como consecuencia de las nuevas reformas encaradas
por el estado neo­liberal en el ámbito de la salud, de
la educación y las empresas públicas.
Acompañan a éstos, trabajadores autónomos y
comerciantes desconectados de las nuevas estructuras
comunicativas e informativas que privilegian el orden global. En
el costado de los "ganadores" se sitúan diversos grupos
sociales, compuestos por personal altamente calificado,
profesionales, gerentes, empresarios, asociados al ámbito
privado; en gran parte vinculados a los nuevos servicios, en fin,
caracterizados por un feliz acoplamiento con las nuevas
modalidades estructurales. Una franja que engloba, por encima de
las asimetrías, tanto a los sectores altos, como a los
sectores medios consolidados y en ascenso.

Por otro lado, las imágenes venían a
confirmar, de manera definitiva, la centralidad del
ciudadano­consumidor en detrimento de la figura del
productor. En este contexto, el proceso de fuerte
mercantilización de los valores posmaterialistas
aparecía como inevitable y, sus consecuencias,
impredecibles. Más aún, si tenemos en cuenta que la
estandarización y posterior condensación de estos
valores en nuevos "estilos de vida rurales" fue realizada en
consonancia con las pautas de integración y
exclusión del nuevo orden global. La ruralidad
idílica (la expresión es de J. Urry)
requería, por ello, la elección de un apropiado
contexto de seguridad.

Este proceso de segmentación social termina de
diluir la homogeneidad cultural de la antigua clase media. En
efecto, en las nuevas comunidades cercadas, la exitosa clase
media de servicios ahora sólo se codea con los ricos
globalizados. Desde allí comienza a "interiorizar" la
distancia social, desarrollando un creciente sentimiento de
pertenencia y desdibujando los márgenes confusos de una
culpa, como resabio de la antigua sociedad integrada. No
olvidemos que sus hijos ahora sólo comparten marcos de
socialización con niños de clase alta. Así,
mientras los colegios privados facilitan la llave de una
reproducción social futura, los espacios comunes de la
comunidad cercada contribuyen a "naturalizar" la distancia
social. De modo que, aunque la cuestión atente contra
cierta tradicional "pasión igualitaria" (J.C. Torre), hay
que reconocer que la fractura social desarticuló las
formas de sociabilidad que estaban en la base de una cultura
igualitaria, desplegando en su lugar una matriz social más
jerárquica y rígida. Las urbanizaciones privadas se
encuentran entre las expresiones más elocuentes de esta
fractura, pues asumen una configuración que afirma, de
entrada, la segmentación social (a partir de un acceso
diferencial y restringido), reforzada luego por los efectos
multiplicadores de la espacialización de las relaciones
sociales (constitución de fronteras sociales cada vez
más rígidas). En suma, todo parece indicar que,
pese las diferencias en términos de capital (sobre todo,
económico y social) y la antigüedad de clase, las
clases altas y una franja exitosa de las clases medias de
servicios, devienen partícipes comunes de una serie de
experiencias respecto de los patrones de consumo, de los estilos
residenciales; en algunos casos, de los contextos de trabajo; en
otras palabras, de los marcos culturales y sociales que dan
cuenta de un entramado relacional, que se halla en la base de
nuevas formas de sociabilidad. Consumada la fractura al interior
de las clases medias y asegurado el despegue social, los
"ganadores" mismos van descubriendo, día a día,
tras las primeras incongruencias de estatus, algo más que
una creciente afinidad electiva.

La insoportable "levedad" de las clases
medias

Las clases medias, siempre, en cualquier lugar del
mundo, en términos políticos son un fiasco, tontas,
banales.

Se mueven entre dos polos contradictorios,
antitéticos: no son propietarias de gran cosa, y tampoco
están en una situación de todo desposeimiento como
las clases más humildes, campesinos u obreros
industriales. Realmente están en el medio del
huracán de la lucha de clases. Estar en el medio es lo que
las torna, justamente, un producto indefinido: demasiado pobres
para sentirse aristócratas, demasiado ricos para sentirse
pueblo, para sentirse plebe. Su lugar social es casi imposible:
un poco de cada cosa, pero sin ser nada en definitiva.

Lugar trágico, incómodo,
patéticamente conmovedor. ¿Qué son realmente
las clases medias? Son un poco de cada cosa, y por tanto no son
nada definido. No pueden dejar de trabajar más de dos
meses seguido, pues si no, mueren de hambre; pero jamás
permitirían que se les diga "trabajadores" o se les ponga
en el mismo saco con "la chusma". Pero… ¿por
qué?

Profesionales, comerciantes, empleados de servicios,
cuadros medios en las empresas… la gama es amplia, y por
supuesto llena de matices. La pertenencia a las clases medias no
se da tanto por una cuestión de ingresos sino de
posición ideológica. Se definen, ante todo, por su
conciencia de clase -o, mejor dicho, por su falta de conciencia
de clase-.

Un propietario de medios de producción
-industrial o terrateniente- (o de capital financiero, acorde a
los tiempos del capitalismo dominante de este comienzo de siglo)
tiene mucho que perder ante una transformación social: sus
propiedades nada menos. Y un trabajador asalariado -o un
subocupado o precarizado, para decirlo también acorde a
los tiempos del capitalismo dominante de este comienzo de siglo,
figura cada vez más extendida en nuestra aldea global-
sigue sin "nada que perder más que sus cadenas", como
dijera el Manifiesto Comunista en 1848. ¿Qué
pierden las clases medias? Sin duda, nada; al contrario:
también se benefician con un cambio social general. Pero
es tal su terror ante la perspectiva de sentirse pobres, de
perder lo poco que atesoran (una casa, algún
vehículo, un mediano ingreso, la esperanza de un futuro
más próspero para sus hijos), que ese terror ante
el "comunismo" termina siendo tragicómico. La idea de
expropiación con que se mueven, aunque provoque risa, es
algo real en su cosmovisión cotidiana. Y definitivamente
les provoca horrores.

¿De dónde les viene esta "locura"
política, esta falta de comprensión tan irracional
en estos sectores sociales? Justamente de su particular anclaje
social: soñando ser lo que no son, aspirando
fantasiosamente un mundo de riqueza que, en lo real, les
está vedado, se espantan de perder lo que tienen, logrado
sin dudas con grandes esfuerzos. El fantasma que persigue por
siempre a las clases medias es la caída social, la
pobreza, pasar a ser aquello de lo que escapan eternamente. Muy
aleccionador es al respecto lo que en momentos de lo peor de la
crisis que golpeó a Argentina en estos últimos
años, podía verse en carteles en más de
alguna "villa miseria" (barrios marginales de las grandes
ciudades). Rezaba ahí, no sin una dosis de sarcasmo por
parte de los eternamente desposeídos que veían
empobrecerse más y más a toda la sociedad
argentina, y habitantes históricos de esos tugurios:
"bienvenida clase media".

A partir de esa situación tan particular de ser y
no ser, de ser pobres disfrazados de ricos, de ser pobres con
saco y corbata, de no querer sentirse asalariados –racismo
mediante-, su concepción política está
igualmente disociada. Si bien es cierto que las clases medias
tienen bastante acceso a la educación y comparativamente
están mucho más preparadas que los sectores
más humildes (esto es válido en cualquier
país del mundo), no menos cierto es también que su
conciencia política es raquítica, mucho más
que la de los obreros o los campesinos, los indígenas o
los desocupados.

Los grandes pensadores, políticos, analistas
sociales y cuadros intelectuales que trazan las políticas
de las naciones, en general provienen de las clases medias; los
sectores menos favorecidos no tienen acceso a educación
superior y están, por tanto, muy lejos de esos niveles de
decisión. Y los magnates no se dedican sino a gozar de las
rentas; para atender los asuntos de Estado o manejar las
empresas, para eso están los gerentes (presidentes
incluidos) que, en general, son de extracción
clasemediera. Así considerado, podría decirse que
las capas medias conocen mucho del tema político. Pero eso
es una ilusión: los profesionales preparados en la materia
política son de clase media, pero todo el sector, como
colectivo, tiene un muy bajo o casi nulo pensamiento
político-ideológico. Su vida política queda
subsumida por el eterno pago de la tarjeta de crédito; y
es en eso, prácticamente, como se va el esfuerzo de toda
una vida en estos sectores: gastar mucho, o mostrar que se gasta
mucho, y después ver cómo se cubren las deudas.
Pensar que se puede retroceder en la escala social y terminar en
una "villa miseria" merece el suicidio. Y es desde las clases
medias de donde surge el prejuicio respecto a que la
política es "sucia", que es "mejor no meterse en
política" y que los problemas sociales se deben a los
políticos profesionales, eternamente corruptos, omitiendo
así la lucha de clases como causa final.

Así, a partir de esas circunstancias, las clases
medias son el campo más fértil para que los grandes
poderes manipulen su conciencia y las transformen, además
de consumidores pasivos, en perfectos estúpidos en
términos políticos. Las pasadas décadas de
Guerra Fría y la furiosa campaña anticomunista que
barrió el planeta hicieron bien su trabajo: no hay
sectores más reaccionarios que las clases
medias.

Azuzando los fantasmas del comunismo ateo que se come a
los niños y pone a vivir a la fuerza una familia en la
sala de cada hogar de clase media, estos sectores repiten lo que
ha pasado en todo proceso popular (pensemos en Chile con Allende,
por ejemplo, o la manipulación de las recientes
"revoluciones" en Georgia o en Ucrania, por nombrar sólo
algunos casos): las clases medias son visceralmente manipuladas y
puestas siempre en la perspectiva más reaccionaria y
conservadora posible. A partir de sus temores irracionales a
perder lo poco que tienen, se transforman en blanco perfecto para
desarrollar sentimientos antipopulares, mezquinos,
individualistas.

Que un aristócrata sea falto de solidaridad,
reaccionario, conservador, si bien no es justificable, es
comprensible: cuida a muerte sus privilegios de clase. Las clases
medias no pueden -ni quieren- sentirse trabajadoras, asalariadas,
uno más como cualquier habitante de un barrio popular.
Pero ¿qué otra cosa son sino compañeros de
ruta de los humildes? ¿Por qué, entonces, esa falta
de solidaridad de clase, de empatía con los más
excluidos que vemos tan extendidamente en las capas medias en
todos los países?

La desvalorización del "capital
humano"

La crisis económica alcanza ahora, incluso en
Occidente, a amplias capas sociales, que hasta entonces se
habían librado. Por eso la cuestión social vuelve
en el discurso intelectual. Pero las interpretaciones
continúan adoleciendo de una notoria ligereza y parecen
francamente anacrónicas. La polarización entre
pobres y ricos, exacerbada de forma irresistible, no encuentra
todavía un nuevo concepto. Si el concepto marxista
tradicional de "clase" tiene una súbita coyuntura
favorable, eso es ante todo una señal de desamparo. En la
comprensión tradicional, la "clase obrera", que
producía la plusvalía, era explotada por la "clase
de los capitalistas" por medio de la "propiedad privada de los
medios de producción".

Ninguno de estos conceptos puede explicar con exactitud
los problemas actuales. La nueva pobreza no surge por cuenta de
la explotación en la producción, sino por la
exclusión de la producción. Quien todavía
está empleado en la producción capitalista regular
figura ya entre los relativamente privilegiados. La masa
problemática y "peligrosa" de la sociedad ya no se define
por su posición en el "proceso de producción", sino
por su posición en los ámbitos secundarios,
derivados de la circulación y de la distribución.
Se trata de desempleados permanentes, de receptores de
operaciones estatales de transferencia o de agentes de servicios
en los campos de la terciarización, hasta llegar a los
empresarios de la miseria, los vendedores ambulantes y los
rebuscadores de basura. Esas formas de reproducción son,
según criterios jurídicos, cada vez más
irregulares, inseguras y a menudo, ilegales; la ocupación
es irregular, y las ganancias transitan en el límite del
mínimo necesario para la existencia o incluso, caen por
debajo de esto.

Inversamente, tampoco la "clase de los capitalistas"
puede aún ser definida en el viejo sentido, según
los parámetros de la clásica "propiedad privada de
los medios de producción". En el cuerpo del aparato
estatal y de las infraestructuras así como en el cuerpo de
las grandes sociedades accionistas (hoy transnacionales) el
capital aparece en cierto modo como socializado y anonimizado; se
volvió abstracto, dejando la forma personalizable de toda
la sociedad. "El capital" ya no es un grupo de propietarios
legales, sino el principio común que determina la vida y
la acción de todos los miembros de la sociedad, no solo
exteriormente sino también en su propia
subjetividad.

En la crisis y a través de la crisis, se
efectúa una vez más una mutación estructural
de la sociedad capitalista, disolviendo las situaciones sociales
antiguas, aparentemente claras. El meollo de la crisis consiste
justamente en que las nuevas fuerzas productivas de la
microelectrónica funden el trabajo y, con él, la
sustancia del propio capital. Dada la reducción cada vez
mayor de la clase obrera industrial, se crea cada vez menos
plusvalía. El capital monetario huye rumbo a los mercados
financieros especulativos, visto que las inversiones en nuevas
fábricas se vuelven no-rentables. Mientras partes
crecientes de la sociedad fuera de la producción se
pauperizan o incluso caen en la miseria, por otro lado se realiza
tan sólo una acumulación simuladora del capital por
medio de burbujas financieras. Por lógica, eso no es nada
nuevo, pues ese desarrollo ya marca al capitalismo global hace
dos décadas. Pero lo que es nuevo es que ahora la clase
media en los países occidentales también sea
atropellada.

Barbara Ehrenreich (ensayista norteamericana)
había publicado ya en 1989 un libro sobre la "angustia de
la clase media ante la quiebra". Sin embargo el problema fue
aplazado enseguida por una década entera, ya que la
coyuntura basada en burbujas financieras de los años 90,
junto con el impulso de la tecnología de la
información y de la comercialización de Internet,
despertó una vez más nuevos sueños de
florescencia. El colapso de la nueva economía y la
explosión de las burbujas financieras en los Estados
Unidos, en Europa y, en parte, en Asia, comienzan ahora (desde el
año 2000 en adelante), a hacer efectiva de manera brutal
la quiebra de la clase media, ya temida anteriormente.

Se propagó el concepto del "Estado antisocial";
las asignaciones para formación y cultura, para el sistema
de salud y numerosas otras instituciones públicas fueron
cortadas; se iniciaba la demolición del Estado social.
También en las grandes empresas sectores enteros de
actividad calificada fueron víctimas de la
racionalización. Dado el desmoronamiento de la nueva
economía, hasta las mismas calificaciones de muchos
especialistas "high-tech" se vieron desvalorizadas. Hoy ya no se
puede ignorar que la ascensión de la nueva clase media no
tenía una base capitalista autónoma; por el
contrario, dependía de la redistribución social de
la plusvalía proveniente de los sectores industriales. De
la misma manera que la producción social real de
plusvalía entra en una crisis estructural debido a la
tercera revolución industrial, los sectores secundarios de
la nueva clase media van siendo sucesivamente privados de su
suelo fértil. El resultado no es solamente un desempleo
creciente de académicos.

La privatización y la terciarización
desvalorizan el "capital humano" de las calificaciones incluso en
el interior de la parcela empleada y degradada en su estatus.
Jornaleros intelectuales, trabajadores baratos y empresarios de
miseria como los free-lance en los medios de comunicación,
universidades privadas, despachos de abogados o clínicas
privadas no son ya excepciones, sino la regla. A pesar de esto, a
fin de cuentas tampoco Kautsky tuvo razón. Pues la nueva
clase media decayó, es verdad, pero no para convertirse en
el proletariado industrial clásico de los productores
directos, convertidos en una minoría que va desapareciendo
pausadamente. De forma paradójica, la
"proletarización" de las capas calificadas está
ligada a una "desproletarización" de la
producción.

Por otra parte la desvalorización de las
calificaciones corre pareja con una expansión objetiva del
concepto de "capital humano". Al revés de la decadencia de
la nueva clase media, se realiza en cierto modo un inédito
"pequeño-aburguesamiento" general de la sociedad, cuando
los recursos industriales e infra-estructurales aparecen
más como megaestructuras anónimas. El "medio de
producción independiente" se deteriora hasta llegar a la
piel de los individuos: todos se convierten en su propio "capital
humano", aunque sea simplemente el cuerpo desnudo. Surge una
relación inmediata entre las personas atomizadas y la
economía del valor, que se limita a reproducirse de manera
simulada, por medio de déficits y burbujas financieras.
Cuanto mayor se vuelven las diferencias entre el pobre y el rico,
más desaparecen las diferencias estructurales de las
clases en la estructuración del capitalismo.

Ruegos y preguntas

Es muy probable que a los "ideólogos" del mercado
les convenga más una sociedad "religiosamente" controlada
como la india o una sociedad "políticamente" controlada
como la china para desarrollar nuevos consumidores que sustituyan
a las clases medias de los países desarrollados. Es la
creación de una sociedad de consumidores "sin pasado" (sin
las conquistas del pasado).

Ha llegado el fin del matrimonio perfecto: el consumidor
de "última necesidad" y la "estructura industrial"
(antigua forma de producción). La "eutanasia" (más
o menos lenta) del consumidor burgués. El desmantelamiento
de la clase media, columna vertebral de la revolución
industrial, custodio de la defensa de los derechos de propiedad,
consumidores pasivos y… estúpidos perfectos. Ya no
se los necesita más. ¿De quién van a
defender los derechos de propiedad?

La pauperización de la clase media es
quizás la desmentida más cruda de la promesa
originaria de progreso colectivo…

Empobrecimiento individual o familiar, empobrecimiento
como ciudadano y como trabajador son las facetas de una
caída colectiva comenzada hace más de dos
décadas y que hoy continúa…

Con la caída económica cae un valor
central de nuestro imaginario: la creencia en el progreso
¿Qué lugar queda entonces para la esperanza?
¿Qué futuros nos esperan?

Estimado joven amigo: si has llegado hasta aquí
(venciendo la analfabetismo funcional imperante), te ruego que
sigas un poco más, e intentes contestar las siguientes
preguntas:

¿Habrá llegado la hora final de la
ambigüedad pequeño-burguesa?

¿Se convencerá la clase media (o lo que
queda de ella) que debe dejar de ser la clase
"contrarrevolucionaria"?

¿Será capaz de exigir la firma de un nuevo
Contrato Social?

¿Tendrá voluntad y fuerzas para oponerse a
la "voladura" del Estado del Bienestar?

¿Podrá alcanzarse la alianza de la clase
media (o lo que queda de ella) con la clase obrera?

De la traición a la promoción del
cambio…

Del servilismo a la revolución…

Decía en "Egalité, fraternité
y… "globalité"
– (Paper publicado el
17/4/06)

Contrato de Precariedad Eterna – La teoría de la
"flexiseguridad"

"Éste es un "Paper de barricada". Sin anestesia,
pero con preaviso. Ese que no se quiere dar a los
jóvenes.

Con espíritu "sesenta y ochista". Aunque
dé pena recordar que entonces se gritaba: "la
imaginación al poder" y ahora -apenas- se mendiga: "un
puesto de trabajo".

La riqueza no alcanza para todos. Prosperidad y pobreza
de fondo.

La generación de la precariedad. La
"cláusula" del país más precario.

De la banlieue a la Sorbona. De la indignación a
la rebelión. Que de eso se trata.

Los males se veían venir. Un prolongado
"vía crucis" hacia el precipicio social…

Los "anuncios" no se han escuchado. ¿Una
cuestión de percepción o simplemente
-cínicamente- de indiferencia
política?…

Paro, deslocalizaciones, precariedad laboral,
pérdida de poder adquisitivo…, el panorama tiene
sumidos en un profundo desánimo a los franceses,
haciéndoles perder el gusto por el
porvenir…

Si el ascensor social no funciona entre generaciones,
tampoco lo hace entre clases sociales. La violenta crisis de las
"banlieues", que el pasado noviembre conmocionó a todo el
país, puso dramáticamente en evidencia el grave
problema de la exclusión social en las periferias urbanas,
del que son víctimas los hijos de la inmigración,
tratados en la práctica como franceses de
segunda.

El sistema se ha quedado sin aliento. Hay un conjunto de
problemas que son comunes a otros países europeos, como
los vinculados a la globalización. Además en
Francia hay una cultura del Estado muy acusada. Y la clase
política no tiene un discurso movilizador. Se está
ante el caso de un país que no tiene confianza en sus
líderes, unos líderes que no muestran el camino. El
declive acaba pesando en los espíritus… (males de
Francia, males de Europa)…

El mal de esta Europa tranquila y modélica es no
darse cuenta de que todo el éxito alcanzado puede
dilapidarse si no se tienen en cuenta cuestiones tan
básicas como el esfuerzo, el conocimiento, la iniciativa y
el imprescindible reparto de la riqueza entre los que tienen
mucho y los que no tienen casi nada, ni siquiera la esperanza de
un futuro con cierta esperanza.

El fin del comunismo y el emerger de un mercado
amplísimo supusieron barra libre para la economía
neoliberal. La gran receta. Es más: la norma única
sin alternativa posible. Y las sociedades del Estado del
bienestar occidental zozobran. Fallan todos los resortes y la
brecha se hace cada vez más ancha y honda. Estados Unidos,
campeón de la libertad de mercado, desmontó el
andamiaje del New Deal rooseveltiano. Margaret Thatcher y Tony
Blair han seguido con decisión el cambio de rumbo. Pero
los estados continentales europeos, los gobiernos europeos, los
políticos europeos, se mueven con un estrecho margen de
maniobra. Desfloran el Estado protector hoja a hoja,
pétalo a pétalo, ante la gran pregunta: ¿no
hay alternativa?, ¿es obligado agachar la cabeza y aceptar
que hemos entrado en el único, angosto, camino
andadero?

La cuestión es cómo quemar las naves sin
provocar tremendas convulsiones. Que no aparezca, visible de un
golpe, la descripción del futuro que el analista
francés François Khan expone: "Precariedad laboral
de larga duración, tribalismo generalizado,
búsqueda compulsiva de la ganancia a cualquier precio,
exasperación de las relaciones intersociales,
egoísmo institucionalizado, encierro en el comunitarismo,
exasperación de las relaciones de dominación y
violencia, relegación, amoralidad, fracturación de
la sociedad".

¿Negras tintas, predicciones excesivamente
tenebrosas? Basta mirar en torno: lentamente, en una pendiente
más o menos graduable, los síntomas van aflorando
pese a la fuerza de la inercia, a las muchas aportaciones que
concurren en el trabajo de anestesiar la conciencia colectiva, el
sentido crítico, la exigencia de transparencia.

Hay países, colectividades, que todavía no
perciben que el agua les llega a la cintura.

Sigue dando vueltas el carrusel del consumo,
sirviéndose del endeudamiento de por vida, del trabajo a
salto de mata y las previsiones personales en plazos cada vez
más breves…

¿De la "declinología" a la
"flexiseguridad"?

La "declinología", inaugurada formalmente en el
2003 por Nicolas Baverez, con la publicación de su libro
"La Francia que cae", se ha acabado convirtiendo en una
especialidad que inunda las librerías. El propio Baverez
ha repetido con otro libro -"Nuevo mundo, vieja Francia-, que se
suma a otros con títulos tan evocadores como "Francia en
quiebra" (de Rémi Godeau), "El crepúsculo de los
pequeños dioses" (de Alain Minc), "La sociedad contra ella
misma" (de Roger Sue), "Ilusiones galas" (de Pierre Lellouche),
"La sociedad del miedo"(de Christophe Lambert), "La desdicha
francesa" (de Jacques Julliard)…

La lista es inagotable. Reflejo de un malestar social
evidente, el debate persistente sobre el declive de Francia acaba
pesando en los espíritus…

Todo parece suspendido en un tenso compás de
espera en el que medran los profetas del declive francés,
los "declinólogos", como ya han sido
bautizados.

¿Se ha convertido Francia, el país de
Molière, en un "enfermo imaginario", como dijo el
presidente de la Comisión Europea, José Manuel
Durao Barroso, a los diputados de la Asamblea francesa el 24 de
enero? Bien puede ser. Pero a estas alturas, y al margen de las
razones objetivas, la depresión se ha adueñado ya
del cuerpo social…

El Contrato de Primer Empleo (CPE), objeto de la
cólera de los jóvenes y los sindicatos, con una
duración no prefijada, está dirigido a
jóvenes menores de 26 años, e inaugura (me
animaría a decir, consolida) la era de la
"flexiseguridad". Con ello -en palabras del primer ministro,
Dominique de Villepin, se pretende combatir el paro juvenil, que
afecta a uno de cada cuatro jóvenes menores de 25
años.

Está modalidad de contratación laboral se
incluyó en la ley aprobada el pasado 9 de marzo por el
Parlamento. Afecta a los jóvenes contratados en empresas
privadas de más de 20 empleados, sea cual sea su nivel de
cualificación.

Durante los dos primeros años, el empresario
puede despedir al joven sin justificación. A esto se
atienen los detractores de este tipo de contrato para decir que
fomenta la precariedad laboral.

Las prácticas, contratos de corta duración
o períodos de formación en la empresa, se pueden
"descontar" de estos dos años de
"consolidación".

En caso de despido durante estos dos años, el
preaviso debe realizarse dos semanas antes del fin de la
prestación, en el caso de que se produzca en los primeros
seis meses del contrato, y un mes antes, en el caso de que el
joven empleado lleve más tiempo. Sin embargo puede
suscribirse un nuevo CPE tres meses más tarde entre el
mismo empresario y el mismo trabajador.

En cuanto a la indemnización por despido,
sería de un 8% de la remuneración bruta, mucho
menos que en el caso de despido más barato en la
actualidad. Las únicas ventajas para el joven despedido es
que puede beneficiarse durante dos meses de un subsidio de 16,40
euros por día, si no ha cotizado lo suficiente para tener
derecho a paro. También puede reclamar ayuda para
alojamiento.

Los jóvenes franceses advierten, muy a su pesar,
que en el país de los iguales, no todos son
iguales…

Los jóvenes franceses advierten, muy a su pesar,
que la riqueza no alcanza para todos…

Los jóvenes franceses advierten, muy a su pesar,
que son la generación de la precariedad…

Los jóvenes franceses advierten, muy a su pesar,
el debilitamiento de los valores que tradicionalmente
unían al país…

Entonces los jóvenes franceses, "precarios
unidos", ¡mantienen viva la protesta!

Solidarizándome con ellos, deseo dejar flotando
algunos interrogantes a los "profetas" de la
declinología:

¿Una mayor separación entre los ricos y
los pobres, la "cláusula" del país más
precario, las destructivas consecuencias de la pobreza, la
prosperidad y pobreza de fondo, el tribalismo generalizado, la
búsqueda compulsiva de la ganancia a cualquier precio, la
exasperación de las relaciones intersociales, el
egoísmo institucionalizado, el encierro en el
comunitarismo, la exasperación de las relaciones de
dominación y violencia, la relegación, la
amoralidad, la fracturación de la sociedad…no
resultan una "amenaza para la seguridad nacional"
(situación extensible a toda la Unión Europea, por
activa y por pasiva)?

¿O todo se resolverá "yendo hasta el
final"… "a base de cojones" (como en la otra orilla del
Atlántico)?

Espero respuesta de los "apóstoles" de la derecha
oligárquica y/o de la izquierda caviar (tanto monta monta
tanto) desde cualquier observatorio europeo"…

"Sin respuesta" (28 de agosto de 2013): La bomba de
tiempo del desempleo juvenil. Los jóvenes de hoy no han
conocido la oscuridad, pero están machacados, tienen el
horizonte cerrado… se mueven entre la tentación a
la violencia y el desánimo

"Don"t cry for
me"… (¿marchando hacia atrás en el
futuro?)

"Casi la mitad de los jóvenes
españoles menores de 25 años están parados.
Esto puede arruinar toda una cosecha de profesionales del futuro
y supone un lastre para las expectativas que genera un nuevo
modelo de crecimiento económico. Indignados,
sobrecualificados, Nini… Es una amalgama demasiado complicada
para el mercado laboral. La solución no se improvisa y
tardará muchos años en llegar"…
S.O.S.
Generación perdida… (Expansión –
11/6/11)

El Fondo Monetario Internacional ha vuelto a hacerlo: el
récord de paro juvenil en España le ha dado
argumentos a este organismo internacional para advertir sobre el
riesgo de una generación perdida, a la vista de que las
estadísticas señalan que en nuestro país
casi la mitad de los menores de 25 años están en
paro.

El informe Propuesta de medidas urgentes en materia de
empleo juvenil, del Instituto de Relaciones Laborales y Empleo
(IRLE) de la Fundación Sagardoy, recordaba esta semana que
"los jóvenes son el recurso más dinámico de
una sociedad. Una fuente de motivación, creatividad e
innovación. Un país que no invierte en su
población joven, socava su propio potencial productivo y
social. Sin embargo, en los mercados de trabajo en todo el mundo
los jóvenes se encuentran en una situación de
desventaja y exclusión".

Algunos expertos creen que resulta excesivo hablar de
"generación perdida" en España. Carmen
Ayllón, directora del Programa de Apoyo a la Empresa del
Consejo Superior de Cámaras, asegura que "más bien
podemos hablar de "alerta". Puede haber una generación
perdida, pero debemos luchar para recuperarla".

Hay que cambiar la gestión del talento por la
gestión del esfuerzo y la capacidad para adaptarse a un
nuevo mercado de trabajo

Ayllón se refiere a la paradoja en la
pirámide de población, que muestra un porcentaje
elevado de titulados de grado superior sobrecualificados en
relación con las demandas de empleo: la pregunta es si
podrán ser insertados en el mercado laboral.

La experta añade que "el desafío que
tienen las jóvenes generaciones es abrir su mente para
aprovechar cualquier oferta profesional. Es cierto que, en
cualquier caso, el sistema requiere de ciertos ajustes, pero se
debe adecuar de nuevo el potencial de los jóvenes a las
necesidades del sistema productivo. Hasta ahora se ha venido
poniendo el acento en los conocimientos específicos o
técnicos, y no se ha puesto suficiente atención en
el saber hacer, en cómo funcionan los procesos en la
empresa, y tampoco en el saber ser, que se refiere a los
comportamientos. Las nuevas generaciones deben crear competencias
transversales para insertarse en puestos de trabajo para los que
no se les ha formado. Y esto no tiene por qué ser
frustrante para ellos".

En este sentido Carlos Viladrich, director de Recursos
Humanos de Adecco España, cree que "el mercado de trabajo
reclama mucha flexibilidad, esfuerzo y sacrificio. Hay que
cambiar el chip, y la gestión del talento se debe
reemplazar por la gestión del esfuerzo y la capacidad para
adecuarse. Se requieren habilidades que no se estudian ni se
practican en el mundo académico".

Viladrich añade a estas nuevas demandas del
mercado de trabajo el dominio de idiomas, la capacitación
tecnológica y la movilidad laboral. Sobre este
último punto el informe Propuesta de medidas urgentes en
materia de empleo juvenil, del IRLE de la Fundación
Sagardoy propone "crear un Servicio de Empleo europeo que
promueva la movilidad de empleo para jóvenes apoyando la
búsqueda de trabajo y facilitando todos los procedimientos
adicionales, incluyendo el alojamiento, los seguros y el apoyo
lingüístico".

El director de Recursos Humanos de Adecco España
cree que "lo verdaderamente grave es la falta de empleo. Lo que
genera puestos de trabajo no es el sistema educativo ni los
propios jóvenes. Es el sistema productivo. Lo importante
es cambiar este sistema y el tejido industrial". Jaime Asnai
González, director ejecutivo de Page Personnel en Michael
Page, añade que "los aspectos formativos y una reforma
laboral insuficiente -sobre todo en lo que se refiere a la
flexibilidad en la contratación de jóvenes- son
factores determinantes en la extensión del desempleo
juvenil".

Viladrich recuerda asimismo que "el mercado de trabajo
reclama cualificación. Entre los jóvenes nos
encontramos tanto a los cualificados universitarios como a los
que ni estudian ni trabajan. Eso hace que nuestro promedio de
competencia sea inferior al del resto de Europa. Y también
resulta evidente que el mundo académico mantiene poca
vinculación con la realidad laboral. Esto nos lleva a que
haya gente sobrecualificada, y carreras que no tienen salida".
Carmen Ayllón cree que "el hecho de la existencia de una
generación de Nini no es tan relevante como para que pueda
condicionar el crecimiento económico de España. Lo
preocupante es el alto porcentaje de jóvenes en paro, y
esta tasa elevada se puede deber al hecho de que muchos
jóvenes se decantan por titulaciones muy genéricas
y poco demandadas por el mercado laboral. Hoy no basta con un
título para tener éxito profesional. Eso sí,
con pequeños ajustes podrían insertarse en el
mercado de trabajo".

Ayllón se refiere también al hecho de que
hay diez millones de personas no cualificadas en España, y
argumenta que "debería ser posible acreditar ciertas
competencias, y acreditar la experiencia, sin olvidarnos del
fomento de la Formación Profesional (FP). La estructura
formativa de España tiene la forma de un diábolo,
en el que se concentra una masa de personas formadas en la
educación obligatoria y en la universidad, con un cuello
de botella en el centro, que se refiere a la FP y a las
asignaturas técnicas. Esta estructura hace que tengamos
muchos licenciados que hacen trabajos administrativos o que son
meros gestores. Es necesario explorar las posibilidades de la FP
como camino para terminar una formación de nivel
superior".

Los licenciados que hayan terminado sus estudios entre
2009 y 2011 lo tienen muy complicado. Cuando todo empiece a
despegar, el mercado ya no los querrá y se tendrán
que ir

Manuel Yáñez, presidente de Psicosoft, se
muestra convencido de que tener una economía sostenible y
competitiva depende en gran medida del modelo educativo con el
que se cuenta, y recuerda que "mientras que ninguna de las
universidades españolas está entre las 200 primeras
del mundo, cuando uno mira el panorama de las escuelas de
negocios, vemos que las nacionales están en lo más
alto. Eso quiere decir que, si queremos, podemos hacerlo bien".
El presidente de Psicosoft insiste en que "es evidente que existe
una desconexión del mundo universitario con el mundo real.
El escenario académico está verdaderamente alejado
de lo que realmente demanda el mercado. Incluso iniciativas
especiales, -como la de los GEO universitarios que siguen
programas como el Erasmus- demuestran un desajuste en este
sentido".

Yáñez explica que el estudio de un modelo
de competencias realizado entre 2.500 Erasmus demuestra que
sólo un 4% de ellos lo pasa, y se pregunta si resulta
eficiente invertir todo el dinero que se emplea en este tipo de
programas: "Si estos no son eficaces, suprimamos esta partida. Si
estos GEO universitarios están alejados de la verdadera
realidad de lo que demanda el mercado, ni qué decir tiene
lo que ocurrirá con el común de
universitarios".

Además considera fundamental "invertir en el
modelo educativo desde abajo, ya que los resultados se
verán a muy largo plazo", y aboga al tiempo por una
revolución de productividad. También advierte de
que "los licenciados que hayan terminado sus estudios entre 2009
y 2011 lo tienen muy complicado. Cuando todo empiece a despegar,
el mercado ya no los querrá, y se tendrán que ir a
otros mercados. No deberían quedarse aquí,
esperando que llegue la recuperación, porque el mercado de
trabajo tirará de aquellos que hayan terminado la carrera
una vez producido el despegue económico".

Semillas de "distopía": el mayor riesgo de la
crisis económica es social

"Davos está acostumbrado a las bravuconadas
de los líderes políticos. Sin embargo, cuando jefes
de compañías de todo el mundo acostumbrados a
hablar en voz baja advierten "no de una crisis, sino de un
desastre", cuando comienzan a llamar algo "un cáncer en la
sociedad", uno sabe que tenemos un problema"…
La bomba de
tiempo del desempleo juvenil (BBCMundo.com –
29/1/12)

El mundo, dicen, está "sentado sobre una bomba de
tiempo, social y económica". El mundo está plagado
de desempleo juvenil.

Los números son duros. En algunos países
del mundo árabe hasta el 90% de los jóvenes en
edades comprendidas entre los 16 y 24 años está
desempleado. En EEUU el desempleo juvenil llega a 23%, en
España al casi 50% y en el Reino Unido al 22%.

En todo el mundo hay 200 millones de desempleados. 75
millones tienen edades entre los 16 y 24 años, y cada
año cerca de 40 millones de jóvenes están
listos para entrar al mercado laboral.

Los líderes empresariales reunidos en el Foro
Económico Mundial saben que las cifras son importantes:
los jóvenes que estuvieron desempleados por mucho tiempo
ganaran menos dinero durante toda su vida.

Tendrán menos probabilidades de ser empleados. No
tendrán las habilidades que las empresas necesitan. Es
más probable que tengan problemas de salud a largo plazo.
Y la situación puede degenerar en descontento
social.

Hay un término para eso: la generación
perdida. O como dice un profesor de una escuela de negocios "El
desempleo es una porquería. El desempleo juvenil es peor
aún. Los jóvenes perdieron la línea de
visión hacia el futuro".

Cifras duras

•200 millones de desempleados a nivel
mundial

•75 millones con edades entre 16 y 24
años

•90% de los jóvenes en países
árabes no tienen trabajo

•23% desempleo juvenil en EEUU

•22% en Reino Unido

•50% en España

•Cada año 40 millones de jóvenes
ingresan al mercado laboral

A los jefes les preocupan estas cosas, hasta a los de
corazón más frío, porque todo lo mencionado
arriba cuesta dinero. Indirectamente, porque hay un menor demanda
para sus productos y servicios; directamente, en costos de
entrenamiento y de salud, e impuestos más
altos.

Luego tenemos la parte demográfica. En Jordania
cerca del 70% de la población tiene menos de 30
años. Si los jóvenes no están preparados
para el trabajo, el país se quedará pronto sin
talento, dijo un participante.

Para los políticos, la Primavera Árabe es
algo que sigue fresca en la mente de la gente. Los levantamientos
comenzaron en Túnez cuando Mohamed Bouazizi se
inmoló. "Se mató no porque quería hacer una
protesta política. Se mató porque no tenía
un empleo", dijo un gerente de fondos de inversión de
Pakistán. La falta de oportunidades para los
jóvenes fue uno de los catalizadores de la llamada
Primavera Árabe.

Las imágenes de la llamada primavera
árabe, de las revueltas populares vividas en Atenas o
Londres y de los movimientos de protesta más
pacíficos como el 15-M español y sus ramificaciones
en París o Nueva York parece que no han sido ajenas a los
expertos del Foro de Davos que elaboran el informe Riesgos
globales 2012.

Este estudio, presentado ayer, se basa en una encuesta
realizada entre 469 expertos procedentes de la industria, los
Gobiernos, las universidades y la sociedad civil que examina
hasta 50 riesgos globales repartidos en cinco categorías.
Estas cinco áreas o, como los denomina el informe, centros
de gravedad, son los desequilibrios fiscales crónicos, en
el ámbito económico, las emisiones de gases de
efecto invernadero, en el terreno medioambiental, las fallas que
se detectan en la gobernanza mundial, un crecimiento
demográfico insostenible y los puntos débiles en
materia tecnológica.

Pero, además de señalar estos cinco
grandes riesgos, el estudio pone el acento por primera vez en las
revueltas sociales, a las que señala como otro de los
graves riesgos a los que se enfrenta la economía
mundial.

El Foro de Davos advierte que el tándem que
configuran los desajustes fiscales crónicos y la grave
disparidad de ingresos "amenaza el crecimiento mundial". En este
sentido, señala que estos riesgos son conductores de
nacionalismos, populismos y políticas proteccionistas. Y
no se olvida de recordar que todo ello ocurre justo en un momento
en el que el mundo continúa siendo vulnerable a choques
sistémicos financieros, así como a posibles crisis
alimentarias y de agua. El máximo responsable de este
análisis, Lee Howell, asegura que por primera vez en
numerosas generaciones, muchas familias no creen que sus hijos
vayan a disfrutar de un nivel de vida superior al que tuvieron
ellos. "Esa nueva sensación de malestar es especialmente
aguda en los países industrializados, que
históricamente han sido fuente de gran confianza e ideas
audaces", añade Howell.

En esta línea, el estudio es muy crítico
con la situación provocada por la crisis: número
creciente de jóvenes con escasas perspectivas, cada vez
más jubilados que dependen de prestaciones pagadas por
Estados sobreendeudados y mayor brecha entre ricos y
pobres.

Es más, el informe se atreve a acuñar el
término semillas de distopía. Entiende por
distopía lo contrario de utopía o, lo que es lo
mismo, un lugar en el que la vida está repleta de
dificultades y no existe esperanza. "Describe qué ocurre
cuando los esfuerzos por construir un mundo mejor yerran de forma
no intencionada. Podría tratarse de economías
desarrolladas en las que los ciudadanos lamentan la
pérdida de derechos sociales o de economías
emergentes incapaces de dar oportunidades a su población",
añade el Foro.

Por tanto, concluye que una sociedad que siembre
continuamente semillas de distopía -al no abordar el
envejecimiento demográfico, el desempleo juvenil o los
desequilibrios fiscales- está condenada a la inestabilidad
en los próximos años, lo que frenará su
progreso. Todo un reto ahora en tiempos de ajustes y
reformas.

Factores múltiples. Claro que todo desempleo
tiene una cosa en común: la falta de demanda de
trabajadores. Pero cada país, cada región tiene
problemas diferentes. La automatización reemplaza muchos
trabajos rutinarios, no sólo en los países
desarrollados. Hay problemas estructurales, por ejemplo cuando es
muy burocratizado contratar a alguien. También puede
achacársele alguna culpa al sistema educativo, que falla
en darles a los jóvenes las destrezas que se necesitan
para trabajos en economías avanzadas. En Corea del Sur es
al contrario. Hay tantos graduados universitarios que el
país se está quedando sin gente para llenar
trabajos de obreros.

Además están las destrezas vitales o la
falta de ellas. Algunos jóvenes no conocen lo
básico, desde vincularse con compañeros de trabajo
hasta tener las habilidades empresariales fundamentales. Pero a
veces una mejor educación podría aportar una
solución: en China, muchos repartidores de correspondencia
sólo pueden leer chino, lo que les impide trabajar en
compañías logísticas internacionales que
distribuyen correos y paquetería llegada del mundo
entero.

También hay problemas culturales. Algunos
países gradúan grandes cantidades de mujeres en la
educación universitaria, sólo para negarles las
oportunidades de trabajo, con lo que desperdician sus
talentos.

¿Qué hacer? Es un tema que se presenta una
y otra vez: negocios, universidades y escuelas, gobiernos y
organizaciones no gubernamentales, no logran comunicarse sobre
qué es lo que necesitan y qué es lo que pueden
lograr.

OIT 2012: tendencias del (des)empleo

"La OIT calcula que 6,4 millones de menores de 25
años ya han perdido la esperanza de encontrar trabajo. En
el mundo hay 75 millones de jóvenes desempleados. La cifra
ha aumentado en 4 millones desde 2007"…
El paro juvenil en
España cuadruplica la tasa mundial (Gaceta.es –
29/1/12)

Los jóvenes se llevan la peor parte de la crisis
de desempleo. Aquellos cuyas edades están comprendidas
entre los 15 y los 24 años tienen casi tres veces
más posibilidades de estar desempleados que los adultos.
Aunque lo peor son sus pocas esperanzas de encontrar una
ocupación. La mala situación del empleo juvenil ha
sido puesta una vez más sobre la mesa de la
Organización Internacional del Trabajo (OIT), que en su
informe "Tendencias de Empleo 2012" señala que el gran
desafío del mundo no es otro que el crear 60 millones de
nuevos puestos de trabajo cada año durante la
próxima década para generar un crecimiento
sostenible y mantener la cohesión social.

Gran parte de esos nuevos empleos deberían ir
dirigidos a la juventud. En 2011 estaban desempleados, en el
mundo, cuatro millones de adolescentes más que en el
año 2007. La tasa de paro juvenil mundial ha escalado en
estos cuatro últimos años un punto, hasta situarse
en el 12,7%, el doble de la tasa de desempleo de toda la
población del mundo, que la OIT sitúa en el 6%.
Así, en el pasado año (2011) eran 74,8 millones de
jóvenes los que estaban en paro globalmente, mientras que
son 200 los millones de parados que estima la OIT en todo el
planeta.

Con todo, la cifra más desesperanzadora de todas
es la que apunta que 6,4 millones de muchachos en todo el mundo
ya no buscan trabajo porque han perdido la esperanza de
encontrarlo. Un porcentaje que tiene un coste para la
economía, se pierde lo que se ha invertido en
educación del individuo y lo que esa persona puede
generar.

Incluso los menores de 25 años que tienen la
suerte de tener empleo tienen cada vez más probabilidades
de encontrarse trabajando a tiempo parcial, a menudo con un
contrato temporal. La OIT alerta también que un gran
porcentaje del casi un millón de los trabajadores que
subsisten con menos de dos dólares al día (1,3
euros) está compuesto por jóvenes.

Un panorama sin visos de mejora, ya que las previsiones
apuntan a que el número y la proporción de
adolescentes desempleados no mejorarán este año y,
además, la proporción de jóvenes que se
retiran por completo del mercado de trabajo seguirá en
aumento. Así pues, la OIT da pocas esperanzas a una mejora
sustancial del panorama laboral de los jóvenes a corto
plazo en la situación actual.

El paisaje es aún más desolador en
España. La tasa de paro de los menores de 25 años
es del 48,56% una cifra que dobla la media europea, que los
últimos datos del Eurostat sitúan en un 22,3%,
también muy por encima de la mundial. Aunque la
comparativa deja en mucho peor situación a España
si se realiza sobre la media de paro juvenil el mundo. La tasa
casi alcanza para multiplicar por cuatro el 12,3%.

Como era de esperar, Alemania es el otro extremo de la
balanza, donde el paro en ese sector de población es del
orden del 8,5%. Algo nada extraño, puesto que el
país germano es uno de los destinos elegidos por los
jóvenes españoles a la hora de irse lejos a buscar
trabajo. Un reciente informe de la empresa de trabajo temporal
Adecco señalaba que el número de jóvenes
españoles que se han marchado del país en busca de
una oportunidad laboral se ha duplicado hasta alcanzar la cifra
de 300.000 desde el inicio de la crisis.

Por si fuera poco, se enfrentan a una mayor presencia de
los mayores en el mundo laboral. Las cifras del Eurostat reflejan
un aumento importante de trabajadores activos entre los 60 y 64
años durante la última década al haber
crecido 7,5 puntos en toda la UE y 5,3 puntos en España.
Se trata del único colectivo en el que se supera la media
comunitaria en porcentaje de personal ocupado. Así, la
tasa de empleo de los españoles de entre 60 y 64
años fue del 32% en 2010, frente a la media europea del
30,5%.

Eso sí, España es el país de la UE
con más Ni-nis (adolescentes que ni estudian ni trabajan).
La tasa de inactivos entre 20 y 24 años alcanza en nuestro
país un 26,3%, según el Instituto de Estudios
Económicos (IEE) que recoge datos relativos a 2009 de la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos (OCDE).

Esta cifra ha aumentado considerablemente desde 2007,
cuando España registraba un 17,2% de tasa de inactividad.
Además, esta tasa está por encima de la media del
conjunto de países de la OCDE, que se sitúa en un
17,7%. Todo ello evidencia, según el IEE, "que es urgente
tomar medidas para integrar a este colectivo al menos en el
sistema educativo, ya que aspirar a un empleo resulta
tremendamente difícil".

Las estadísticas de la Encuesta de
Población Activa (EPA) publicadas a finales del mes de
enero (2012) volvieron a reflejar el tremendo drama en que se ha
convertido el desempleo juvenil en España. Una
generación perdida con una alta formación
académica que se encuentra desubicada en el mercado
laboral y, lo que es peor, ha perdido la esperanza de encontrar
un puesto de trabajo. En los últimos seis años, las
tasas del paro juvenil se han triplicado desde el nivel del
16,92% existente en el año 2006 hasta el que refleja la
EPA del pasado ejercicio (2011). El paro entre los jóvenes
se disparó el año pasado en casi seis puntos desde
el 42,8% de 2010.

La plaga del crédito fácil: de las
subprime a las ¿substudent? (burbujas y
¿burbu-giles?)

"Mientras recientes cifras económicas le
permiten al presidente estadounidense Barack Obama defender la
recuperación económica de su país, algunos
expertos señalan que las condiciones para una nueva crisis
se pueden estar gestando en un inesperado flanco: los
créditos estudiantiles"…
Los créditos
estudiantiles en EEUU: ¿la próxima burbuja?
(BBCMundo – 13/3/12)

El problema es una mezcla de ingredientes potencialmente
explosivos: costos de la educación que crecen más
que los salarios, más necesidad de ayuda monetaria externa
y tasas preocupantes de desempleo juvenil. Y a medida que las
deudas incrementan y se dificulta el pago del dinero pendiente,
también crece el riesgo tanto para el prestatario como
para la economía en general.

Para cubrir las matrículas educativas, los
estadounidenses están recurriendo cada vez más al
financiamiento externo, hasta el punto que hoy deben más
dinero por cuenta de los préstamos para financiar
programas educativos que por los gastos en sus tarjetas de
crédito, según el Banco de la Reserva Federal de
Nueva York y el Departamento de Educación de
EEUU.

Y eso puede traer problemas, especialmente en una
época en la que la tasa de desempleo para los
jóvenes entre 25 y 34 años es mayor que el promedio
para todos los adultos (8,7% versus 8,3% en febrero de 2012,
según la Oficina de Estadísticas Laborales de
Estados Unidos).

"Gracias a que la deuda por préstamos
estudiantiles es mayor que la deuda por tarjetas de
crédito en Estados Unidos, y que los prestatarios
afligidos tienen pocas posibilidades o ninguna, Estados Unidos
enfrenta la posibilidad muy real de otra amenaza económica
importante a la par de la devastadora crisis de las hipotecas",
señaló un informe de febrero producido por la
Asociación Nacional de Abogados de Bancarrota Personal
(Nacba, por sus siglas en inglés).

En mora

¿Una buena inversión?

En mayo del año pasado, el centro de
investigación Pew realizó una encuesta entre 2.142
adultos para encontrar tendencias que ayuden a responder esa
pregunta. Estos fueron algunos de los hallazgos:

•El 57% de los encuestados cree que el sistema de
educación superior en Estados Unidos no representa una
buena relación calidad-precio.

•El 75% dice que la universidad es demasiado
costosa para la mayoría de estadounidenses.

•Pero, al mismo tiempo, el 86% de los graduados de
universidad dicen que haber estudiado fue una buena
inversión personal.

•Un porcentaje récord de estudiantes
está saliendo de la universidad con una deuda
significativa. Entre los que tienen una deuda, el 48% dijo que
pagarla generó problemas para saldar otras
cuentas.

•Los adultos que concluyeron un curso universitario
de cuatro años consideran que, en promedio, están
ganando US$ 20.000 más al año gracias a ese
diploma.

Fuente: Tendencias sociales y demográficas del
Centro de investigación Pew.

Según estadísticas reveladas en 2011, el
número de préstamos estudiantiles otorgados en 2010
superó la marca simbólica de los US$ 100.000
millones. Además, en ese momento se informó que el
total de deudas pendientes pasaría la barrera de US$ 1
billón por primera vez.

El aumento en el número de préstamos va de
la mano con otra cifra que el departamento de Educación de
Estados Unidos presentó en septiembre y que indica que la
tasa de mora para quienes tienen un préstamo educativo
pasó de 7% en el año fiscal de 2008 a 8,8% en 2009,
la cifra más alta desde 1997.

En otras palabras, de los 3,6 millones de personas que
empezaron a pagar sus préstamos entre septiembre de 2008 y
septiembre de 2009, unas 320.000 entraron en cesación de
pagos el 30 de septiembre de 2010.

En ese sentido, el informe de la Nacba mostró que
el 81% de los abogados de bancarrota cree que los clientes
potenciales con deudas por préstamos estudiantiles
aumentaron "significativamente" o "algo" en los últimos
tres o cuatro años.

Pero no todos están de acuerdo con que se
esté hablando de una eventual crisis al estilo de la
burbuja inmobiliaria.

Mark Kantrowitz, autor de tres libros sobre ayuda
financiera para estudiantes, explica que él no cree que
estemos cerca de una burbuja de deuda estudiantil y califica la
encuesta de Nacba como una serie de "afirmaciones aproximadas" e
"impresiones".

En diálogo con BBC Mundo, Kantrowitz dice que lo
que sí cree que estamos viendo es "un periodo de una
caída severa en la asequibilidad estudiantil".

Según el centro Pew, una cifra récord de
estudiantes está saliendo de la universidad con una deuda
significativa.

Para argumentar su posición, el escritor explica
que la gran mayoría de los préstamos estudiantiles
están garantizados federalmente y que sólo un
porcentaje pequeño de los estudiantes no puede pagar sus
préstamos.

La probabilidad de una crisis similar a la de las
hipotecas se reduce si se tiene en cuenta, además, que el
mercado de préstamos estudiantiles es diez veces
más pequeño que el mercado de hipotecas
residenciales.

Pero Kantrowitz no descarta del todo que el panorama
actual pueda desencadenar a largo plazo una crisis de mayores
proporciones.

"Si continúan las tendencias actuales en la misma
dirección en que se dirigen desde hace cuatro
décadas, entonces probablemente entre 2020 y 2030 podremos
hablar más de una crisis".

"Ahora no hay una burbuja universal de los
préstamos estudiantiles. Puede haber microburbujas en
instituciones particulares o áreas de estudio. Pero
todavía no es una situación penetrante",
dice.

"Tendrán que pasar décadas antes de que se
vuelva penetrante, pero siempre y cuando se reduzca el
crecimiento anémico actual de las becas y continúen
aumentando los costos", concluye.

Del desempleo en los tiempos de la globalización
y el librecambio (vuelta al "made in")

Competitividad en tiempos de incertidumbre (El
Economista – 9/4/12)

(Por Stéphane Garelli) Lectura
recomendada

Como cada año por esta época, desde la
escuela de negocios IMD elaboramos el Anuario de Competitividad
Mundial, en el que se compara 60 de las economías
más competitivas del mundo a través del
análisis de más de 300 indicadores distintos.
Aunque los resultados finales se darán a conocer a finales
del próximo mes de mayo, hemos podido extraer ya algunas
de las claves económicas que van a marcar, sin duda, este
2012. Se constata en primer lugar que la economía mundial
está fragmentada, y que economías ya maduras
deberán entrar en un proceso de
reindustrialización. Por su parte, las empresas se
verán abocadas a gastar su cash y, por
último, el euro sobrevivirá ante las
presiones.

En primer lugar, cada vez es más
discutible el concepto de "economía global" debido a la
variada tipología de coyunturas y modelos
económicos existentes. Algunos países están
en "recalentamiento", como China y quizás Turquía.
Otros están en clara recesión, obviamente Grecia, y
quizás también España este año. Por
su parte, otros se encuentran en riesgo de inflación
(Rusia e India), o por el contrario de deflación como
Japón, y probablemente Suiza. Tal vez uno de los
mayores impactos de la recesión ha sido precisamente la
fragmentación de la economía mundial
. Algo
así como una difracción de la luz. La
economía mundial era una luz blanca, pero ahora hay todo
tipo de tonos, y las empresas van a tener muy difícil
reaccionar a esto.

Las compañías con aspiraciones globales
tendrán que adoptar varios modelos de negocio en paralelo.
Las empresas hoy en día deben ser flexibles, ágiles
y estar en sintonía con los mercados locales o regionales.
La dificultad será la gestión de esta diversidad de
modelos de negocio y, sobre todo, hacerlo de una manera realmente
eficiente. Otro movimiento clave será que las
compañías deberán utilizar su cash.
Sólo un ejemplo: hacia el final de 2011, las
compañías estadounidenses tenían 2.150
billones de dólares en efectivo en sus balances. Solamente
Apple contaba con cerca de 98 billones, unos pocos más que
el propio Tesoro de EEUU. Nunca ha habido tanto dinero en
efectivo en los balances de las empresas
. ¿Qué
hacen las empresas con todo este dinero? Lo primero es volver a
comprar sus acciones y elevar un poco su precio, porque sienten
que éstas se infravaloran y quieren protegerse ante una
posible oferta de adquisición. La segunda es la compra de
otras empresas, por lo que esperamos ver una gran cantidad de
fusiones y adquisiciones en 2012.

Regresando a ámbitos más
macro, la vuelta al modelo made in será un
aspecto fundamental de 2012 por una razón muy simple: las
cifras de desempleo son terribles. La tasa de desempleo es del
10,4% en Europa y de un 8,6% en los EEUU. Si hablamos de
desempleo juvenil, las cifras se doblan: 18,5% en los EEUU, el
21,3% en Europa, y llega a niveles del 48,7% en España.
Esto es una auténtica bomba social y es crítico,
especialmente con elecciones futuras en Francia, EEUU y otros
países.

Claves para crear empleo

¿Cómo van a crear puestos
de trabajo los países? Tienen que fabricar y tienen que
exportar. De alguna forma tiene que redescubrir la
industrialización. En los últimos 20 años,
EEUU, Europa y Japón han perdido alrededor del 20% de su
industria en términos de su impacto en el PIB, y esto no
es aceptable. Las economías maduras tendrán que
volver a "reapuntalarse" y tener más fabricación
doméstica. Éste es un gran problema en los EEUU.
Jeff Immelt, CEO de General Electric, está empujando en
esta línea. También Sarkozy en Francia. Ellos
tienen razón para hacerlo. El made in es
importante, porque un país se define en última
instancia por lo que hace.

Por último, y ya en la Eurozona, no dudamos de la
supervivencia del euro. No obstante, el problema en el que vive
inmerso debe ser resuelto, y hacer que la moneda única
funcione y siga vigente. El punto crucial es que al final del
día los mercados tienen que ver al "prestamista de
última instancia" en Europa
. Y tiene que ser el Banco
Central Europeo, o bien otra institución que diga:
"Aquí cualesquiera que sean las deudas, vamos a pagarlas".
El precio de hacer esto será alto, pero el coste de dejar
morir el euro sería aún mayor.

En conclusión, el sueño de la
globalización (una economía mundial unificada,
modelos de negocio globales y convergencias en todas partes) no
va a ser alcanzado tampoco en 2012. La mayor preocupación
actual es que últimamente las empresas han oído
malas noticias de las instituciones financieras y de los
gobiernos, lo que ha provocado que muchas de ellas tengan
preparado un plan B. El problema es que, cuando todo el mundo
tiene un plan B, éste será con toda probabilidad el
escenario que finalmente ocurra.

(Stéphane Garelli, Director del Centro de
Competitividad Mundial de la escuela de negocios IMD)

Destruyendo "futuros" (en línea con el
mercado)

– Desaprovechar nuestras mentes (El País –
6/5/12) Lectura recomendada

Los jóvenes no solo son el futuro de EEUU;
también son el futuro de la base tributaria.

(Por Paul Krugman)

En España, la tasa de paro entre
los trabajadores menores de 25 años supera el 50%. En
Irlanda, casi un tercio de los jóvenes está en
paro. Aquí, en Estados Unidos, el desempleo juvenil es
solo del 16,5%, lo que sigue siendo terrible (aunque
podría ser peor).

Y como era de esperar, muchos políticos
están haciendo todo lo que pueden por asegurarse de que,
de hecho, las cosas empeoren. Hemos oído hablar mucho
sobre la guerra contra las mujeres, la cual es bastante real.
Pero también hay una guerra contra los jóvenes, la
cual es igual de real aunque se disimule mejor. Y está
haciendo un daño inmenso, no solo a los jóvenes,
sino también al futuro del país.

Empecemos por los consejos que les daba Mitt Romney a
los estudiantes universitarios durante una comparecencia
pública la semana pasada. Tras denunciar la "actitud
divisiva" del presidente Obama, el candidato republicano le
decía a su público: "Proponeos algo, id a por ello,
corred un riesgo, formaos, pedid dinero prestado a vuestros
padres si tenéis que hacerlo, montad una
empresa".

Lo primero que a uno le llama la atención es, por
supuesto, el toque Romney: la característica falta de
empatía con aquellos que no han nacido en familias
acomodadas, que no pueden depender el Banco de Mamá y
Papá para financiar sus ambiciones. Pero el resto del
comentario es igual de nefasto a su manera.

Me refiero a ¿"formaos"? ¿Y cómo
van a pagarlo? Las matrículas de las universidades
públicas se han disparado, en parte por las considerables
reducciones de las ayudas estatales. Romney no está
proponiendo nada que pueda solucionar eso; sin embargo, es un
defensor acérrimo del plan presupuestario de Ryan, que
recortaría drásticamente las ayudas federales a los
estudiantes, lo que haría que alrededor de un
millón de ellos perdiesen sus becas Pell.

Entonces ¿cómo, exactamente, se supone que
van a conseguir "formarse" los jóvenes procedentes de
familias sin dinero? Allá por marzo, Romney tenía
la respuesta: encontrando una universidad "que tenga un precio un
poco más bajo y donde se pueda obtener una buena
formación". Buena suerte con ello. Pero supongo que es
divisivo señalar que las recomendaciones de Romney son
inútiles para los estadounidenses que no nacieron con las
mismas ventajas que él.

Sin embargo, hay un problema mayor: aun
cuando los estudiantes se las arreglen, de alguna manera, para
"formarse", cosa que a menudo hacen endeudándose hasta las
cejas, se licenciarán para entrar en una economía
que no parece quererles.

Probablemente hayan oído hablar mucho de que a
los trabajadores con titulaciones universitarias les está
yendo mejor en esta recesión que a aquellos que solo han
terminado la enseñanza secundaria, lo cual es cierto. Pero
la historia es mucho menos esperanzadora si uno se fija no en los
estadounidenses de mediana edad con titulación, sino en
los licenciados recientes. El paro entre estos se ha disparado;
también lo ha hecho el trabajo a tiempo parcial,
supuestamente un reflejo de la incapacidad de los licenciados
para encontrar trabajos a jornada completa. Y, quizás lo
más revelador, los ingresos han caído en picado
incluso entre los licenciados que trabajan a tiempo completo, lo
cual es un indicio de que muchos se han visto obligados a aceptar
trabajos en los que no hacen ningún uso de su
formación.

Por tanto, los licenciados
universitarios están sufriendo las consecuencias de la
debilidad de la economía. Y las investigaciones nos dicen
que las repercusiones no son pasajeras: los estudiantes que se
licencian en una economía en mala situación nunca
recuperan el terreno perdido. En vez de eso, sus ingresos se
reducen de por vida.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7
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