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La crisis del empleo de los jóvenes – Parte I (página 3)




Enviado por Ricardo Lomoro



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7

Por consiguiente, lo que más necesitan los
jóvenes es un mercado laboral mejor. Las personas como
Romney afirman que tienen la receta para la creación de
empleo: bajarles los impuestos a las sociedades anónimas y
a los ricos, y recortar drásticamente el gasto destinado a
los servicios públicos y los pobres. Pero ahora tenemos
una gran cantidad de pruebas sobre cómo funcionan
realmente estas políticas en una economía
deprimida, y está claro que destruyen empleo en vez de
crearlo.

Porque cuando uno observa la devastación
económica en Europa, debe tener en cuenta que algunos de
los países que están experimentando los peores
estragos han estado haciendo todo lo que los conservadores
estadounidenses dicen que deberíamos hacer en Estados
Unidos. Hace no mucho tiempo, los conservadores se
deshacían en elogios con las políticas
económicas de Irlanda, especialmente con los bajos
impuestos de sociedades; la Fundación Heritage le daba una
puntuación en "libertad económica" más alta
que la de cualquier otro país occidental. Cuando las cosas
se torcieron, Irlanda volvió a recibir una infinidad de
elogios, esta vez por sus radicales recortes del gasto, que se
suponía que inspirarían confianza y
conducirían a una recuperación rápida. Y
ahora, como he dicho, casi un tercio de los jóvenes de
Irlanda no es capaz de encontrar trabajo.

¿Qué deberíamos
hacer para ayudar a los jóvenes estadounidenses?
Básicamente, lo contrario de lo que quieren Romney y sus
amigos. Deberíamos estar ampliando las ayudas al estudio,
no reduciéndolas. Y deberíamos dar marcha
atrás en las políticas de austeridad que, a efectos
prácticos, están constriñendo la
economía estadounidense (los recortes estatales y locales
sin precedentes que han estado castigando con especial dureza a
la enseñanza).

Sí, ese cambio político radical
costaría dinero. Pero negarse a gastar ese dinero es
insensato y corto de miras incluso desde un punto de vista
puramente fiscal. Recuerden: los jóvenes no solo son el
futuro de Estados Unidos; también son el futuro de la base
tributaria.

Es terrible desaprovechar una mente;
pero desaprovechar las mentes de toda una generación lo es
todavía más. Dejemos de hacerlo.

(Paul Krugman, premio Nobel de Economía 2008, es
profesor de la Universidad de Princeton)

Desempleo juvenil y alienación:
¿daños colaterales de la crisis o
"austericidio"?

– Después de la austeridad (Project Syndicate –
7/5/12) Lectura recomendada

(Por Joseph E. Stiglitz)

Nueva York.- La reunión anual del Fondo Monetario
Internacional dejó claro este año que Europa y la
comunidad internacional continúan sin timón en
términos de política económica. Los
líderes financieros, desde los ministros de
economía y finanzas hasta los líderes de
instituciones financieras privadas, repitieron el mantra actual:
los países en crisis deben poner en orden sus asuntos,
reducir sus déficits y deudas públicas, adoptar
reformas estructurales, y promover el crecimiento. La confianza,
reiteraron numerosas veces, debe ser restaurada.

Ese tipo de pontificación suena
un tanto afectada cuando proviene de quienes, al mando de bancos
centrales, ministerios de hacienda y finanzas, y bancos privados
llevaron al sistema financiero mundial al borde de la ruina y
fueron artífices del desastre actual. Lo que resulta
aún peor, poco se explica sobre cómo lograr la
cuadratura del círculo. ¿Cómo puede
recuperarse la confianza mientras las economías en crisis
caen en recesión? ¿Cómo puede revivirse el
crecimiento cuando la austeridad probablemente signifique una
mayor disminución de la demanda agregada, lo que
reducirá aún más la producción y el
empleo?

A estas alturas algo tendría
que resultar claro: los mercados no son estables por sí
mismos. No solo generan reiteradamente desestabilizadoras
burbujas de activos, además, cuando la demanda se
debilita, entran en juego fuerzas que exacerban la caída.
El desempleo, y el miedo a su propagación, empujan los
salarios, los ingresos y el consumo a la baja, y con ello a la
demanda total. Las menores tasas de formación de hogares
-los jóvenes estadounidenses, por ejemplo, vuelven cada
vez más a vivir a casa de sus padres- deprimen los precios
de la vivienda, conduciendo a aún más ejecuciones
hipotecarias. Los estados con esquemas de presupuesto equilibrado
se ven forzados a reducir el gasto a medida que caen los ingresos
fiscales: un desestabilizador automático que Europa parece
decidida a adoptar ciegamente.

Existen estrategias alternativas. Algunos países,
como Alemania, tienen margen para maniobras fiscales.
Aprovecharlo para invertir mejoraría el crecimiento de
largo plazo, creando derrames positivos en el resto de Europa. Un
principio reconocido desde hace mucho tiempo es que el aumento
equilibrado de los impuestos y el gasto estimula la
economía; si el programa está bien diseñado
(impuestos a los niveles más altos combinados con gasto en
educación) el aumento en el PBI y el empleo puede ser
significativo.

Europa en su conjunto no se encuentra
en mala situación fiscal; la relación entre su
deuda y PBI se compara favorablemente con la de Estados Unidos.
Si cada estado en EEUU fuese completamente responsable por su
propio presupuesto, incluido el pago de todos los beneficios por
desempleo, también EEUU caería en una crisis
fiscal. La lección es obvia: el todo es más que la
suma de sus partes. Si Europa -en especial el Banco Central
Europeo- pidiese prestado y otorgase créditos con lo
obtenido, los costos de la deuda europea caerían,
generando espacio para los tipos de gasto que promoverían
el crecimiento y el empleo.

Ya existen instituciones en Europa, como el Banco
Europeo de Inversiones, que podrían ayudar a financiar las
inversiones necesarias en las economías sedientas de
liquidez. El BEI debería ampliar sus créditos. Es
necesaria una mayor disponibilidad de fondos para apoyar a las
pequeñas y medianas empresas –la principal fuente de
empleo en todas las economías– que son
particularmente importantes, dado que la contracción
bancaria las golpea especialmente fuerte.

El obstinado foco que hace Europa en la
austeridad es resultado de un mal diagnóstico de sus
problemas. Grecia gastó de más, pero España
e Irlanda tenían superávits fiscales y bajos
índices de deuda respecto de sus PBI. Dar conferencias
sobre prudencia fiscal no tiene sentido. Tomar las conferencias
en serio -incluso adoptar esquemas presupuestarios restrictivos-
puede ser contraproducente. Sin importar si los problemas
europeos son coyunturales o estructurales -la zona del euro, por
ejemplo, dista de ser una zona monetaria "óptima", y la
competencia fiscal en una zona de libre comercio y
migración puede erosionar una situación viable- la
austeridad solo empeorará las cosas.

Las consecuencias de la fiebre
europea por la austeridad serán de largo plazo y
probablemente graves. Si el euro sobrevive, lo hará al
precio de alto desempleo y enorme sufrimiento, particularmente en
los países en crisis. Y la propia crisis casi seguramente
se extenderá. Las medidas antiincendios no
funcionarán si simultáneamente se tira combustible
sobre las llamas, una tarea con la que Europa parece
comprometida. No hay ejemplos de grandes economías -y
Europa es la mayor en el mundo- que se hayan recuperado con
austeridad.

Como resultado, el activo más valioso de la
sociedad, su capital humano, está siendo desperdiciado, e
incluso destruido. Los jóvenes a quienes se les priva de
un empleo digno -el desempleo juvenil en algunos países se
acerca o sobrepasa al 50% y es inaceptablemente elevado desde
2008- se alienan. Cuando eventualmente encuentren empleo, lo
harán con salarios mucho menores. Normalmente la juventud
es un período de construcción de habilidades, pero
se ha convertido en una época durante la cual se
atrofian.

Hay tantas economías vulnerables a desastres
naturales –terremotos, inundaciones, tifones, huracanes,
tsunamis- que agregar desastres de manufactura humana resulta
aún más trágico. Pero Europa lo está
haciendo. De hecho, la ignorancia voluntaria de las lecciones del
pasado por sus líderes es criminal.

El dolor que sufre Europa, especialmente
el de sus pobres y jóvenes, es innecesario.
Afortunadamente, existe una alternativa. Pero las demoras para
aprovecharla serán muy costosas, y Europa se está
quedando sin tiempo.

(Joseph E. Stiglitz, a Nobel laureate in economics, has
pioneered pathbreaking theories in the fields of economic
information, taxation, development, trade, and technical change.
As a policymaker, he served on and later chaired President Bill
Clinton"s Council of Economic Advisers, and was Senior Vice
President and Chief Economist of the World Bank. He is currently
a professor at Columbia University, and has taught at Stanford,
Yale, Princeton, and Oxford)

El Reino Unido se saca la careta: nunca fueron
"europeístas", ni lo serán

"Las declaraciones de la ministra de Interior del
Reino Unido, Theresa May, sobre la necesidad de pensar un plan de
contingencia para reforzar los controles de inmigración en
caso de que la crisis del euro se agrave, despertó la
preocupación de quienes creen que está en peligro
la política de libre circulación de trabajadores en
el seno de la Unión Europea"…

¿Afectará la crisis del euro a la libre
circulación de personas? (BBCMundo –
30/5/12)

Estrictamente, lo que la ministra británica dijo
es que su gobierno está trabajando en un eventual plan de
acción para lidiar con grandes movimientos de personas si
la eurozona se resquebraja. Esto se traduce en una posible
restricción de la inmigración europea en caso de
que haya un colapso financiero.

El temor de la ministra es que, dado que el Reino Unido
no está dentro de la eurozona, los ciudadanos de otros
países de la Unión lo vean como un atractivo
destino en caso de que la moneda común fracase. May no dio
detalles de cuáles serían las medidas a adoptar,
pero sí dejó claro qué países son los
que le preocupan: Grecia en primer lugar, pero también
España, Portugal e incluso Italia.

Para el escritor Ramón Vilaró, miembro de
Team Europe, una organización de expertos en cuestiones
europeas, la reacción del Reino Unido no es sorprendente.
"En realidad, el Reino Unido siempre ha adoptado una postura muy
peculiar en relación con la Unión Europea, desde el
mismo momento de su ingreso en 1973", le dijo Vilaró a BBC
Mundo. "La política británica siempre ha sido una
política más orientada hacia la parte
atlántica, hacia Estados Unidos, sin olvidar
lógicamente que sus vínculos sobre todo
económicos y financieros con la Unión Europea son
importantes", añadió.

En este sentido, cabe recordar que el Reino Unido no
ratificó el Tratado de Schengen que permite la libre
circulación de todos los ciudadanos europeos
prácticamente en todo el territorio, simplemente
utilizando la carta de identidad, sin necesidad de presentar el
pasaporte.

Para evitar que cundiera el temor a un cambio inminente
en la política migratoria británica, distintos
políticos del país suavizaron las manifestaciones
de la ministra, sin llegar a contradecir lo expresado por ella.
El viceprimer ministro británico, el liberal
demócrata Nick Clegg, le dijo a la BBC que no cabe
imaginar un escenario en el que el Reino Unido "alce el puente
levadizo para evitar la entrada de multitud de inmigrantes". De
hecho, a fines de mayo (2012) las cifras indican que el
número de inmigrantes que llegan al Reino Unido a causa de
la crisis no crece, dato que la propia ministra May
corroboró.

May explicó que se están estudiando las
tendencias para ver si la inmigración procedente de
países con economías en crisis está al alza
y dijo que no hay evidencias de que esto sea así, pero
agregó que es "muy difícil decir cómo se va
a desarrollar en las próximas semanas".

El corresponsal político de la BBC Rogin Brant
dijo que el gobierno británico tiene margen de maniobra
para modificar la política migratoria porque hay normas
existentes que permiten aplicar restricciones temporales a la
inmigración en situaciones de urgencia.

"El Reino Unido siempre ha adoptado una visión
particular en este sentido, no me sorprendería que
aplicara restricciones", señaló Vilaró en
conversación con BBC Mundo. "Pero en cualquier caso creo
que los problemas de emigración hacia el Reino Unido no
sólo los tiene con España o Grecia". Hay que
pensar, recuerda el escritor catalán, que en el caso de la
fuerza laboral española en suelo británico, el
Reino Unido se quedaría sin gran parte del personal
sanitario español que trabaja en clínicas
británicas si adoptara medidas restrictivas.

Los nacionales de la Unión Europea tienen amplio
derecho a trabajar en cualquier lugar del mercado
común.

Debido a la crisis, asistimos a un cambio de
parámetros. En el caso de España, el alto
índice de desempleo juvenil en una generación muy
bien preparada hace que centenares de jóvenes
universitarios con masters a sus espaldas busquen empleo en otros
países de la UE e incluso en Estados Unidos, Australia o
Canadá. Esta tendencia no parece que vaya a la baja, sino
todo lo contrario.

La situación de Grecia, en opinión de
Ramón Vilaró, es otra. Grecia tiene unas
características muy distintas de las de España,
carece de un tejido fuerte a nivel industrial y de un sector
bancario potente. "Yo no creo que el futuro de la
población griega esté en migrar y menos al Reino
Unido", sostuvo Vilaró.

Para el abogado Javier Sánchez Ribas,
especializado en cuestiones migratorias, la primera lectura que
se puede hacer de todo lo que está ocurriendo en el seno
de la UE es que la solidaridad no está siendo precisamente
protagonista. "Se sigue una política de "los míos
primero" y los dirigentes tienen menos pudor al hacer
manifestaciones de este tipo", declaró Sánchez
Ribas en entrevista con BBC Mundo.

En España, se introdujo una reforma al Real
Decreto que regula la residencia de comunitarios que,
según Sánchez Ribas, tendrá importantes
consecuencias para los ciudadanos de la UE aunque los medios no
se hayan hecho eco de la noticia. "España ahora, antes no
lo hacía, exige que para residencias de más de tres
meses, los propios ciudadanos comunitarios tengan que acreditar
que disponen de medios de vida", detalló el abogado, quien
añadió que esto supone una enorme diferencia, dado
que antes bastaba con inscribirse en el registro para tener
derecho a residencia y trabajo.

El parlamentario laborista británico Keith Vaz,
presidente del Comité de Interior, concluyó que los
planes para controlar la inmigración dentro de la
Unión Europea están "cargados de peligros", ya que
se habla de arreglos temporales o de urgencia cuando en realidad
la crisis de la eurozona es de largo plazo.

Tras varias actualizaciones, el reglamento del
Parlamento Europeo y del Consejo de 5 de abril de 2011 relativo a
la libre circulación de los trabajadores dentro de la
Unión dice: Cualquier persona originaria de un Estado
miembro de la Unión Europea (UE) tiene derecho a acceder a
un empleo por cuenta ajena y a ejercerlo en el territorio de otro
Estado miembro. Del mismo modo, un empresario puede difundir
ofertas así como celebrar y ejecutar contratos de trabajo
con ciudadanos europeos originarios de otros Estados
miembros.

Ninguna legislación nacional puede limitar la
oferta, el acceso y el ejercicio del empleo por ciudadanos
europeos originarios de otros Estados miembros, excepto las
relativas a los conocimientos lingüísticos necesarios
para ejercer un empleo. En el caso concreto de Grecia y el Reino
Unido, Vaz advirtió además contra el peligro de
generar un "pánico innecesario que precisamente fomente
que los ciudadanos de Grecia se trasladen al Reino Unido antes de
que se adopten nuevas medidas".

La "desesperante" velocidad de despegue de la
economía de los EEUU

– ¿Está sanando la economía de
Estados Unidos con la suficiente rapidez? (Project Syndicate –
5/6/12)

(Por Mohamed A. El-Erian) Lectura recomendada

Newport Beach.- Seis factores internos sugieren que la
economía de Estados Unidos va sanando poco a poco. Algunos
observadores los han considerado suficientes para formar la masa
crítica necesaria para hacer que alcance velocidad de
despegue.

Si bien tenía mis esperanzas de que los hechos
les dieran la razón, la reciente serie de débiles
cifras económicas, como la tímida creación
neta de empleo en mayo (apenas 69.000 puestos de trabajo), no
hizo más que confirmar mis dudas. Ahora que, de pronto,
este y otros elementos de un desalentador informe sobre el empleo
levantan inquietudes sobre la solidez y la durabilidad de la
recuperación de Estados Unidos, es importante entender los
factores positivos y por qué no bastan por el
momento.

Para empezar, las grandes empresas multinacionales
estadounidenses disfrutan de una solidez nunca antes vista. Sus
saldos de caja son muy elevados, los pagos de intereses sobre la
deuda son bajos, y han modificado los plazos de pago de sus
obligaciones principales. Muchas están aprovechando con
éxito la fuerte demanda que existe en las economías
emergentes, lo que genera importantes flujos de efectivo
libre.

El dinero de las compañías no es la
única fuente importante de poder de gasto que se encuentra
a la espera de los acontecimientos. Los hogares ricos
también poseen recursos significativos que podrían
destinarse a apoyar el consumo y la inversión.

Los factores positivos tercero y cuarto son la vivienda
y el mercado laboral, dos áreas de persistente debilidad
que se han convertido en un obstáculo importante para el
tipo de dinámica cíclica que tradicionalmente saca
a EEUU de sus desaceleraciones económicas
periódicas. Sin embargo, los datos recientes sustentan la
opinión de que el sector de la vivienda podría
estar en proceso de llegar al fondo, si bien uno de forma
alargada. Mientras tanto, el crecimiento del empleo, aunque
anémico, ha sido positivo desde septiembre de
2010.

Luego tenemos la Reserva Federal de EEUU. A pesar de los
legítimos cuestionamientos sobre la efectividad de su
política monetaria experimental y poco convencional, la
Fed parece estar dispuesta a ser aún más proactiva
si la economía se debilita. En efecto, si comete un error
involuntario (y la probabilidad de que así ocurra es alta,
teniendo en cuenta la compleja situación y las
perspectivas "inusualmente inciertas" del país), es
más probable que se equivoque por el lado mantenerse en
una actitud acomodaticia por mucho tiempo, en lugar de endurecer
la política monetaria de forma prematura.

Por último, se acercan las elecciones de
noviembre y una vez realizadas dejarán de ser una
condicionante: algunos creen que entonces los políticos en
Washington podrían estar al fin en mejor posición
para llegar a un muy necesario acuerdo sobre políticas de
gran aliento. Además de eliminar el dañino espectro
del abismo fiscal (que es un obstáculo económico
potencialmente perjudicial equivalente a alrededor del 4% del
PIB, en la forma de excesivos recortes de gastos y aumentos de
impuestos de manera generalizada), mejorar la eficacia
política serviría para eliminar otras
incertidumbres que inhiben ciertas actividades
económicas.

Cada uno de estos seis factores sugiere una mejora
económica real y potencial. Por tanto, no es de sorprender
que en algunos círculos haya crecido el entusiasmo por que
el país pueda al fin estar a punto de dejar atrás
el deprimente trío de crecimiento inusualmente lento,
desempleo elevado y persistente, y desigualdad alta y
creciente.

El problema es que es poco probable que estos factores,
tanto individualmente como en su conjunto, supongan un cambio
radical del panorama, por cuatro razones:

Son intensas las ráfagas económicas y
financieras externas, debido en gran parte a la crisis europea,
que no hace más que empeorar y ahora parece pasar a una
fase aún más perturbadora e imprevisible en que los
depositantes de algunos países aceleran el retiro de su
dinero de los bancos locales. Pero también refleja el
comienzo de una desaceleración del crecimiento en los
principales países emergentes, como Brasil, China, India y
Rusia.

Demasiados sectores de la economía de los EEUU no
han completado el proceso de rehabilitación de su hoja de
balance. Esto es cierto para el sistema bancario, que no se ha
desapalancado a niveles satisfactorios para los reguladores ni
los mercados, lo que limita las posibilidades de crecimiento del
crédito. También lo es para muchos hogares. El
hecho de que su promedio de ahorro haya caído por debajo
del 4% significa que muchas familias se encuentran cerca de
agotar su dinero de emergencia, si es que aún no ha
ocurrido.

El inusual activismo de la política monetaria de
los últimos años arriesga causar daños
colaterales y producir consecuencias indeseadas. Si bien
ningún problema individual es abrumador todavía,
juntos podrían entorpecer la actividad económica y
el correcto funcionamiento de los mercados. Recordemos que la
apuesta de políticas de la Fed fue que estos "costes y
riesgos", para usar la frase de Ben Bernanke, se verían
más que compensados por la mejora general de la
situación económica. Sin embargo, esto no se ha
materializado.

Tal vez lo más importante sea que el hecho de que
cueste tanto eliminar los obstáculos al crecimiento y el
empleo pueda significar que algunos de ellos se estén
arraigando en la estructura de la economía estadounidense,
agotando su dinamismo y capacidad de respuesta. Por ejemplo, en
un contexto en que el desempleo de larga duración alcanza
los 5,4 millones de personas y la duración media del paro
se encuentra en 2,5 veces la norma histórica, se hace
menos probable que los trabajadores recuperen con rapidez empleos
productivo con niveles salariales similares en lo más
mínimo a los que disfrutaban en el pasado. Del mismo modo,
el alarmante nivel de desempleo juvenil aumenta el riesgo de que
las personas que han ingresado hace poco a la fuerza laboral
terminen por quedar excluidos de ella de manera
permanente.

La conclusión es lamentable, pero
es necesario reconocerla. Si bien la economía de EE.UU.
está sanando gradualmente, tiene que ocurrir mucho
más -y urgentemente- para que recupere su tradicional
vigor y vitalidad. Lo más importante: para una
recuperación sólida se requiere un grado de
seriedad y colaboración constructiva que hoy parece
difícil de alcanzar en Washington.

A menos que esta cooperación se materialice (si
es que llega a ocurrir), la esperanza de alcanzar la velocidad de
despegue económica seguirá siendo sólo eso:
una esperanza. Y, en lugar de lanzarse hacia adelante, la
economía estadounidense seguirá estando prisionera
de una inusual lentitud y su vulnerabilidad a los vientos
tormentosos que soplan desde el resto del mundo no hará
más que empeorar.

(Mohamed A. El-Erian is CEO and co-Chief Investment
Officer of the global investment company PIMCO, with
approximately $ 1.4 trillion in assets under
management)

Negar lo obvio: quien quiera creer, que crea, y quien
quiera negarse a creer, que no crea

– El espejismo del desempleo juvenil (Project Syndicate
15/8/12)

(Por Steven Hill) Lectura recomendada

París.- Los economistas de todo el mundo
necesitan formas mejores de cifrar la actividad económica.
Al depender de las tasas de crecimiento del PIB para evaluar la
salud económica, a casi todos ellos se les escaparon las
señales que avisaban de la crisis financiera de 2008,
incluida una burbuja inmobiliaria de ocho billones de
dólares en los Estados Unidos, además de burbujas
inmobiliarias en España, Irlanda y el Reino Unido. Junto
con las familias, las entidades financieras, los inversores y los
gobiernos, los economistas se dejaron arrastrar por la euforia
financiera que propició una exposición excesiva al
riesgo y un grave apalancamiento excesivo de los bancos y las
familias. Incluso los desequilibrios macroeconómicos de la
zona del euro pasaron inadvertidos.

Los cálculos del desempleo son también
sorprendentemente engañosos, problema grave, si tenemos en
cuenta que, junto con los indicadores del PIB, sobre el desempleo
versan tantos debates relativos a la política
económica. Un desempleo escandalosamente elevado
-supuestamente próximo al 50 por ciento en España y
Grecia y más del 20 por ciento en la zona del euro en
conjunto- aparece en los titulares diariamente, pero esas cifras
son consecuencia de una metodología defectuosa, que hace
parecer la situación mucho peor de lo que es.

El problema se debe a cómo se cifra el desempleo:
la tasa de desempleo de los adultos se calcula dividiendo el
número de personas desempleadas por todas las personas que
componen la fuerza laboral. Así, pues, si ésta se
compone de 200 trabajadores y 20 están desempleados, la
tasa de desempleo es del diez por ciento.

Pero no se considera que los millones de
jóvenes que siguen cursos universitarios o programas de
formación profesional formen parte de la fuerza laboral,
porque ni trabajan ni buscan un puesto de trabajo. Así,
pues, al calcular el desempleo juvenil, se divide el mismo
número de personas desempleadas por un número muy
inferior, para reflejar la fuerza laboral inferior, con lo que la
tasa de desempleo parece muy superior.

En el ejemplo antes citado, si 150 de los 200
trabajadores pasan a ser estudiantes universitarios, sólo
cincuenta personas seguirán formando parte de la fuerza
laboral. Aunque el número de desempleados siga siendo
veinte, la tasa de desempleo se cuadruplicará hasta el 40
por ciento. De modo, que el perverso resultado de esa forma de
contar a los desempleados es el de que cuanto mayor es el
número de jóvenes que cursan la enseñanza
superior o la formación profesional, más aumenta la
tasa de desempleo juvenil.

Si bien las mediciones normales exageran
el desempleo juvenil, es probable que ofrezcan una cifra inferior
a la real de desempleo de adultos, porque no se cuenta entre los
desempleados a quienes han dejado de buscar un puesto de trabajo.
Al aumentar la Gran Recesión el número de
semejantes "trabajadores desalentados", las tasas de desempleo de
adultos parecen bajar, con lo que se ofrece un panorama deformado
de la realidad.

Afortunadamente, existe una metodología mejor: el
índice de desempleo juvenil -el número de
jóvenes desempleados en relación con la
población total de entre 16 y 24 años- es un
indicador mucho más válido que la tasa de desempleo
juvenil. Eurostat, el organismo estadístico de la
Unión Europea, calcula el desempleo juvenil con las dos
metodologías, pero sólo se informa ampliamente del
indicador defectuoso, pese a que existen importantes
discrepancias. Por ejemplo, la tasa de 48,9 de desempleo juvenil
de España entraña condiciones mucho peores para los
jóvenes que su índice de 19 por ciento de desempleo
juvenil. Así mismo, la tasa de Grecia es 49,3 por ciento,
pero su índice es sólo 13 por ciento, y la tasa a
escala de la zona del euro de 20,8 por ciento excede con mucho el
índice de 8,7 por ciento.

Desde luego, una proporción de desempleo juvenil
del 13 por ciento o del 19 por ciento no justifica la
complacencia, pero, mientras que la tasa de desempleo juvenil de
la zona del euro ha aumentado desde 2009, su índice ha
seguido siendo el mismo (aunque los dos superan en gran medida
los niveles anteriores a 2008).

Durante las protestas estudiantiles habidas en Francia
en 2006, la tasa de desempleo juvenil de 22 por ciento
parecía resultar desfavorable en comparación con
las tasas de 11 por ciento, 12 por ciento y 13 por ciento en el
Reino Unido, los Estados Unidos y Alemania, respectivamente, pero
el Financial Times mostró que sólo el 7,8 por
ciento de franceses menores de 25 años de edad estaba
desempleado: el mismo índice, aproximadamente, que en los
otros tres países. Simplemente, Francia tenía un
porcentaje mayor de jóvenes que eran exclusivamente
estudiantes.

Si no se cuentan los millones de
jóvenes que cursan una carrera universitaria o programas
de formación profesional, se socava la credibilidad de la
tasa de desempleo y, aunque algunos jóvenes recurran a la
enseñanza superior para escapar de un mercado laboral
inestable, su decisión de aumentar sus aptitudes no debe
influir negativamente en las impresiones sobre la salud
económica del país.

Naturalmente, las autoridades deben abordar el problema
del desempleo juvenil, pero deben reconocer también que el
problema no es tan grave como indican los titulares.
Lamentablemente, esos resultados deformados han pasado a ser
moneda corriente… incluso para economistas respetados como
el premio Nobel Paul Krugman, que recientemente citó la
errónea cifra del "50 por ciento de desempleo
juvenil".

Así, pues, cuatro años
después de que estallara la crisis, los métodos
para cifrar y evaluar la salud económica siguen siendo
alarmantemente inadecuados. Como sabe cualquier piloto, quien
vuele sin radar o sin pronósticos precisos sobre el tiempo
atmosférico es probable que se estrelle.

(Steven Hill is the author of Europe"s Promise: Why the
European Way is the Best Hope in an Insecure Age and 10 Steps to
Repair American Democracy)

Mira tú por dónde: la OIT contesta a
Steven Hill (hay espejismos y espejitos de colores)

"La posibilidad de encontrar trabajo por parte de la
juventud mundial no se espera que mejore a corto plazo debido al
contagio de la crisis europea en las economías de Asia y
Latinoamérica"…
Pesimismo en las perspectivas
laborales de los jóvenes (Negocios.com –
6/9/12)

La Organización Internacional del Trabajo (OIT)
se ha mostrado particularmente pesimista respecto a la
evolución de las perspectivas laborales para los
jóvenes a nivel mundial y no espera que mejoren en el
corto plazo.

"Los jóvenes sin empleo de todo el mundo puede
que no vean mejorar pronto su situación", reconoce la
organización en un informe sobre el desempleo juvenil,
donde asegura que el contagio de las dificultades de los
países avanzados a las economías en desarrollo
contribuye a empeorar la situación.

De hecho, la OIT señala que la persistencia de la
crisis de la eurozona está provocando que una
desaceleración de las economías de Asia y
Latinoamérica, por lo que el retorno a la situación
previa a la crisis llevará más tiempo del
previsto.

"En las economías desarrolladas, se espera que
las tasas de paro juvenil desciendan en los próximos
años (…) aunque será principalmente por el
desánimo de los jóvenes que abandonarán el
mercado laboral y no porque se vaya a producir una
contratación más fuerte", apunta la
institución.

De este modo, la OIT considera que, de cara a lograr
mejorar el empleo entre los jóvenes, es necesario regresar
a una senda de crecimiento sostenido y lograr un fortalecimiento
generalizado del mercado de trabajo.

"Sin la creación de puestos de trabajo
adicionales, los jóvenes no pueden esperar encontrar
empleo", apunta la organización que, advierte
además de que, "debido a la magnitud del problema",
incluso una rápida aceleración del crecimiento
puede ser insuficiente para proporcionar suficientes
oportunidades de trabajo a corto plazo.

La vuelta del "aprendiz": por algo hay que empezar
(aunque no agrade a los "progres")

"Los expertos ven en la formación dual en
institutos y empresas la clave del bajo desempleo juvenil en
Alemania. ¿Llegará algún día a
España?"…
La "varita mágica" alemana
que el Gobierno desea para España (Libertad Digital –
9/9/12)

En Alemania, más de la mitad de los estudiantes
se decanta por la FP. Lo hacen tras pasar por la enseñanza
obligatoria y elegir, sobre los 11 años, entre tres tipos
de centro: el Gymnasium, asimilable a nuestro bachillerato y que
prepara para el Abitur (selectividad) que permite el acceso a la
Universidad; la Hauptschule, que está enfocada a los
trabajos más manuales (albañil, carpintero, etc.) y
que supone un itinerario cerrado, es decir, no permite a los
alumnos optar ya a las enseñanzas universitarias, y la
Realschule, la opción más demandada, que es
más abierta que la anterior y que es la puerta de entrada
a la Formación Profesional del sector industrial y de
servicios.

Su ingreso en los estudios de FP deseados es más
difícil que en otros países. La razón, que
el estudiante deberá conseguir una plaza de las ofertadas
en las empresas porque su formación será, en los
dos tercios de su tiempo, práctica. Y que ésa es la
esencia de la enseñanza dual: la aplicación
práctica de los conocimientos en el ámbito de la
empresa, y la implicación de ésta y sus necesidades
en el sistema educativo. Desde su ingreso en los estudios
elegidos, con la ayuda del Instituto Alemán de
Enseñanza Aplicada, de nivel federal, el alumno
pasará los dos tercios de su tiempo de aprendizaje en la
compañía y el resto en un instituto. Por su
trabajo, cobrará un sueldo como aprendiz. Y muy
probablemente terminará siendo contratado al finalizar los
estudios.

Los resultados de este sistema saltan a la vista:
Alemania tiene una tasa de paro juvenil del 8% gracias,
además de a los minijobs que muchos estudiantes
simultanean con sus carreras, a que un 60% de los alumnos de FP
dual consiguen conservar su puesto al terminar sus estudios. Es
quizás este alto grado de éxito el que ha hecho que
más de la mitad de los estudiantes alemanes se decanten
por la FP y que, en estos tiempos de crisis, siga creciendo el
número de estudiantes y también el de empresas que
demandan aprendices. Esta semana se conoció el dato de que
el número de contratos con estudiantes de formación
dual había crecido hasta rozar los 300.000 a finales de
agosto, y que incluso había habido miles de vacantes que
no habían podido ser cubiertas.

¿Un sistema posible en España?

Reproducir en España un sistema con tan
elocuentes resultados, ensalzado por la OCDE por su eficacia, se
ha convertido en uno de los objetivos del Gobierno. De ello se
habló en las reuniones de las cámaras de Comercio
española y alemana y en los encuentros de empresarios de
ambos países en Moncloa, y las organizaciones
empresariales de nuestro país se mostraron a favor de su
implantación. El sistema también es uno de los
pilares de la reforma educativa que Wert quiere sacar adelante,
adelantando el sistema de elección de itinerarios, aunque
sin llegar a los extremos de Alemania, y tratando de hacer
más atractiva la FP. Mientras, la ministra de Empleo,
Fátima Báñez, ya ha anunciado la
aprobación de un próximo decreto que regule la
formación dual.

El sistema se está experimentando ya en algunas
zonas de España. En Murcia, se implantará en dos
institutos en los grados de química industrial y sistemas
de autorregulación y control, aún con pocas plazas,
pero ya con prácticas aseguradas en empresas con una
remuneración de 426 euros. En la Comunidad de Madrid,
donde ya el año pasado se instauró el programa
piloto de FP dual con la participación de 60 alumnos,
habrá este año plazas para 750 jóvenes que
obtendrán una beca salario de 450 euros. Y desde el
ámbito privado, SEAT anunció la pasada semana la
implantación del sistema en su escuela de aprendices. En
sus grados dedicados a la mecánica se ampliarán las
horas prácticas y se dará un salario al alumno que
irá desde los 250 euros el primer año a los 530 el
segundo.

Sin embargo, no todos los actores están de
acuerdo. Los sindicatos ya han alzado la voz contra esta
iniciativa: Cándido Méndez dijo nada más
salir de la reunión con empresarios en Moncloa que "el
problema no se va a resolver con la formación dual" y
abogó por "programas de estímulo a las
contrataciones". CCOO, mientras, sentenció que se trata de
"un fraude educativo" que sólo favorece a las empresas.
Disfrutarán, dicen, de una "renovación gratuita de
su plantilla".

Mientras ciertos "burócratas" sindicales hacen
demagogia los jóvenes siguen jodiéndose

"Cerca de 75 millones de jóvenes están
desempleados, una cifra que no deja de crecer desde que
estalló la crisis, y que evidencia el principal reto al
que se enfrentan tanto los países desarrollados como los
emergentes"…
Los jóvenes de todo el mundo
configuran el eslabón más débil en la crisis
económica (Vozpópuli – 9/9/12)

La tasa de desempleo juvenil en España
alcanzó el 53,28% en el segundo trimestre (2012),
según la última Encuesta de Población
Activa. Sin embargo, no se trata de un mal endémico del
mercado laboral español, sino que es una constante que se
repite en todo el mundo, incluyendo grandes potencias como EEUU o
países emergentes como Brasil. Los jóvenes son el
eslabón más débil en esta crisis y reducir
esta desorbitada tasa de paro se ha convertido en el mayor reto
de los Gobiernos.

Cerca de 75 millones de jóvenes están
desempleados en todo el mundo, lo que supone un incremento de
más de 4 millones desde el año 2007, según
un informe de la Organización Internacional del Trabajo
(OIT), que advierte no sólo de las consecuencias
económicas y sociales de este paro, sino también de
sus efectos perjudiciales sobre la futura inserción
laboral y los salarios.

Y es que para los jóvenes, encontrar trabajo se
ha convertido en la "pescadilla que se muerde la cola": "no
consigo trabajo porque no tengo experiencia y no tendré
experiencia si no consigo trabajo".

Exceso o falta de cualificación

Si hace unos años, el nivel de formación
realmente marcaba una diferencia a la hora de encontrar empleo,
estas ventajas se desdibujan con la crisis. La educación y
la capacitación son esenciales para incorporarse al
mercado laboral con éxito, sin embargo, en las
economías en desarrollo se ofrecen puestos de trabajo muy
limitados a sectores formales pequeños, y la juventud no
siempre ha adquirido en la universidad las habilidades necesarias
adecuadas para calificar en dichos trabajos.

El difícil acceso a trabajos de alta
cualificación provoca que muchos jóvenes
'disfracen' sus curriculum para optar a empleos mucho menos
exigentes. No es extraño por tanto, encontrarse a
candidatos que maquillan sus conocimientos y habilidades para no
ser descartados por estar hiper-cualificados.

Atrapados en el empleo temporal

Muchos jóvenes se encuentran atrapados en
trabajos de baja productividad, temporales, mal remunerados y muy
alejados de sus aspiraciones. La transición hacia trabajos
permanentes y mejor pagados se pospone cada vez más en las
economías desarrolladas.

"No consigo trabajo porque no tengo experiencia y no
tendré experiencia si no consigo un trabajo", piensan los
jóvenes

El incremento de trabajo temporal y a tiempo parcial en
los últimos diez años, especialmente coincidiendo
con la crisis, sugiere que este es el único empleo
disponible para muchos jóvenes. Incluso la
proporción de empleo remunerado frente al porcentaje de
empleo total es muy baja.

Esta tendencia ha despertado el debate en torno a la
flexibilidad del mercado laboral en general y la dualidad del
mismo en particular. El auge de este tipo de contratos
podría explicarse por una combinación de
legislaciones menos estrictas respecto a los costes de despido y
los trámites para los contratos no temporales, junto con
el escaso poder de negociación individual de los
jóvenes.

El fenómeno de los "ni-ni" cada vez va a
más

La falta de puestos de trabajo y el exceso de candidatos
altamente cualificados ha provocado que muchos jóvenes,
desalentados, abandonen la búsqueda de empleo o decidan
posponerla para resguardarse bajo el paraguas del sistema
educativo. La OIT estima que, debido a la crisis, un total de 6,4
millones de jóvenes se encuentran en esta
situación, especialmente en la Unión
Europea.

Los jóvenes que ni estudian ni trabajan
-conocidos en España como "ni-ni" y en el resto del mundo
como NEET (de sus siglas, sin educación, empleo o
formación)- representan un creciente motivo de
preocupación para los responsables políticos.
Según la OIT, suponen al menos un 10% de la
población joven y afecta mucho más a quienes tienen
un nivel bajo de educación en los países
desarrollados.

El retiro de la fuerza laboral joven a causa de la
crisis es un arma de doble filo. Por una parte, los
jóvenes que desistan a encontrar empleo y dejen de
formarse, corren el peligro de quedar excluidos definitivamente
de un mercado laboral cambiante y en constante movimiento. Por si
fuera poco, la presión que recae ahora mismo sobre los
jóvenes que buscan empleo se multiplicará cuando
algunos de estos 'rezagados' decidan reincorporarse al mundo
laboral.

Cada "nini" le cuesta a España anualmente 11.375
euros. En 2011 eran 1.643.928, el 21,1% de la población
española

"Ni se forman, ni trabajan, ni buscan empleo. Son
los conocidos como "ninis", un total de 1.643.928 jóvenes
de entre 15 y 29 años (el 21,1% de la población
española), y que cuestan más de 15.735 millones de
euros anuales a las arcas públicas, es decir, el 1,47% del
PIB, frente a los 10.794 millones (0,99% de 2008)"…
El
precio de la "generación perdida" (El Mundo –
22/10/12)

Son datos de Eurofound, agencia europea especializada en
condiciones de vida y trabajo. El informe analiza cuáles
son los factores determinantes para pertenecer a este grupo,
así como los costes económicos y sociales que
representa.

Para realizar el cálculo, se han tenido en cuenta
diferentes factores. Por una parte, los costes que supone este
grupo en prestaciones por desempleo, discapacidad, sanidad y
otros servicios sociales. Por otro lado, se tiene en cuenta el
dinero que deja de percibir el Estado en impuestos, la ausencia
de ahorro y consumo por parte de este grupo, así como su
incapacidad para aportar al sistema de pensiones y a planes
privados.

333 euros por cada ciudadano español

Así, el estudio concluye que cada "nini" le
cuesta a España anualmente 11.375 euros, frente a los
10.651 de media en la Unión Europea. Es decir, 333 euros
por año a cada español. No obstante, este coste
varía notablemente por regiones. Así, en Bulgaria
supone 2.512 euros frente 22.700 de Dinamarca. Eurostat constata
además que los costes aumentan más rápido
que el número de "ninis", una media del 28,33%.

El espíritu del análisis, aclara
Eurofound, no es señalar al colectivo "nini" como una
carga para la, en muchos casos, famélica economía
de los estados. El objetivo es subrayar el coste que supone a una
sociedad no integrar a una importante proporción de sus
miembros en el mercado laboral o formativo. Entienden que
mantener a esos jóvenes fuera del sistema es un
"desperdicio de potencial, talento y habilidades", con
consecuencias adversas para la sociedad y la
economía.

Defiende, por tanto, que el problema es social, no
individual. Y resalta la importancia de las políticas de
inserción, así como las consecuencias sociales que
puede acarrear mantener a un porcentaje tan importante de la
población en esa situación. Es más,
considera a los "ninis" "uno de los grupos más
problemáticos" en el contexto de desempleo
juvenil.

Tendencia generalizada, con salvedades

Mientras Alemania, Austria y Luxemburgo (en el primer
caso, los "minijobs", pese a su precariedad, sacan de las
estadísticas a los "ninis") van mejorando, las cifras no
cesan de crecer en los países más golpeados por la
crisis, como Grecia (54,7%) y España (34,4%).

La tendencia alcista es generalizada en Europa. La cifra
de "ninis" aumenta y también el coste que supone a las
arcas públicas: los últimos datos de Eurostat
hablan de 13.941.264 (del total de 94 millones de
jóvenes), que costarían a la UE más de
153.000 millones de euros. Tal cantidad supone el 1,21% del PIB
de la Unión Europea. Es decir, el coste ha aumentado un
45,77% desde 2008.

Trabajo y expectativas de futuro

Sólo el 34% de los jóvenes europeos
tenía trabajo en 2011, la cifra más baja registrada
por Eurostat. Desde el inicio de la recesión, a finales de
2007, el paro juvenil ha aumentado en 1,5 millones, hasta los 5,5
millones (21%) en 2011.

De los "ninis", el 73% de 15 a 19 años no ha
trabajado nunca, una cifra que se rebaja al 43% de 20 a 24
años, y al 28% en el caso de 25 a 29
años.

En cuanto a las implicaciones a largo plazo, el informe
de Eurofound augura una generación que puede quedar fuera
del mercado de trabajo durante años y ve con
preocupación estas cifras, máxime cuando estas
generaciones tendrán que "asumir las responsabilidades que
representa el envejecimiento de la población".

Grupo heterogéneo

Los "nini" constituyen una población muy
heterogénea. El mayor subgrupo lo integran los
jóvenes que están tradicionalmente desempleados, y
que Eurostat divide entre vulnerables, (discapacitados y personas
que están al cuidado de algún dependiente) y no
vulnerables, que son aquéllos que ni trabajan ni estudian
porque están centrados en actividades como la
música, el arte o el autoaprendizaje.

El nivel de estudios influye notablemente. Así,
aquéllos con un nivel de estudios bajo tienen el triple de
probabilidades de convertirse en "nini". También ser
inmigrante es factor determinante: tienen un 70% más de
probabilidades de pasar a engrosar el grupo.

Eurofound alerta de las consecuencias de permanecer un
tiempo prolongado en este grupo: aislamiento, empleo inestable y
escasas posibilidades de empleo futuro, delincuencia juvenil y
problemas de salud física y mental. Corren asimismo
más riesgo de estar alienados política y
socialmente, y su nivel de interés político y de
participación en partidos políticos y en
actividades sociales es menor, además de mostrar menor
confianza social. Unas características comunes a las que
presentaba la juventud de los países donde estalló
la primavera árabe.

El informe destaca asimismo que, históricamente,
la población joven es golpeada más duramente en los
momentos de recesión, en el sentido de que su desempleo es
más vulnerable que el de otros grupos de edad. Esto sucede
porque suele haber más concentración de
jóvenes en sectores "críticos", como la
construcción, además de sumar más contratos
temporales. Algo que ha aumentado con la crisis, colocando a los
jóvenes en una posición aún más
inestable.

Bruselas pide a los Gobiernos que garanticen a los
jóvenes un empleo o prácticas en un máximo
de 4 meses

"El 21,1% de los jóvenes españoles
entre 15 y 29 años ni estudia ni tiene trabajo. Se trata
de una de las tasas más altas de la Unión Europea y
tiene un coste para la economía de 15.700 millones de
euros, el 1,47% del PIB, según un estudio publicado este
miércoles por la Comisión Europea"…
Los
"ni-nis" cuestan 15.700 millones a la economía
española (Negocios.com – 5/12/12)

España es además uno de los países
de la UE donde más ha aumentado el coste de los
jóvenes ni-ni para la economía entre 2008 y 2011
debido a la crisis, más del 45%.

Para calcular estas cifras, el estudio compara los
costes para las finanzas públicas de los jóvenes
ni-ni con los costes y los recursos producidos por los
jóvenes que sí trabajan, y aplica otros
métodos de corrección
estadística.

En términos absolutos, en 2011 los países
donde los jóvenes que ni estudian ni trabajan generaron un
coste más alto para la economía son Italia (32.600
millones de euros, 2,06% del PIB), Francia (22.000 millones,
1,11%), Reino Unido (18.000 millones, 1,05%) y
España.

En Alemania y Luxemburgo, el coste de los ni-ni se
redujo entre 2008 y 2011, mientras que en Austria y Suecia se
mantuvo estable. En términos relativos, los mayores
incrementos corresponden a Rumanía (78%), Grecia (76%),
sorprendentemente Dinamarca (62%) y España.

En el conjunto de la UE, la tasa de jóvenes entre
15 y 29 años que ni estudia ni trabaja se situó en
el 15,4%, cifra que representa unas pérdidas para la
economía europea de 3.000 millones a la semana (1,2% del
PIB comunitario).

Garantía juvenil

La Comisión ha pedido este miércoles a
todos los Estados miembros que adopten las medidas necesarias
para garantizar a los jóvenes un empleo, más
formación o prácticas en un plazo máximo de
cuatro meses tras dejar la escuela o perder el
trabajo.

El comisario de Empleo, Láslzó Andor, ha
admitido que estas medidas tendrán un coste para los
Estados miembros, pero ha resaltado que el coste de no actuar
sería todavía más alto. "Este paquete de
medidas ha de ayudar a los Estados miembros a garantizar que los
jóvenes se incorporen con éxito a la vida laboral.
De lo contrario, las consecuencias serían desastrosas", ha
señalado.

Bruselas se compromete a facilitar financiación
para estas iniciativas a través del fondo social europeo y
de los fondos estructurales para las regiones, aunque Andor ha
eludido comprometerse con ninguna cifra y ha dicho que todo
dependerá del acuerdo final sobre el presupuesto de la UE
para el periodo 2014-2020.

En el actual periodo financiero, España ha
redirigido con el acuerdo de Bruselas 294 millones de euros de
ayudas europeas a la lucha contra el paro juvenil. Las
autoridades españolas sostienen que entre 2012 y 2015,
esta cifra aumentará a 2.500 millones.

La tasa de desempleo juvenil ha superado el 25% en trece
Estados miembros: en Grecia y España sobrepasa el 55% y en
Italia, Portugal, Irlanda, Bulgaria, Chipre, Letonia,
Hungría y Eslovaquia se acerca al 30% o lo
supera.

De los desempleados menores de 25 años,
más del 30% llevan en paro más de doce meses, es
decir, 1,6 millones en 2011, frente a los 900.000 de
2008.

En los últimos cuatros años, las tasas
globales de empleo juvenil han caído casi cinco puntos
porcentuales: tres veces más que las correspondientes a
los adultos. Las posibilidades de que una persona joven en paro
encuentre trabajo son pocas: solo el 29,7% de las personas de 15
a 24 años que estaban desempleadas en 2010 encontraron
empleo en 2011, lo que representa un descenso de casi el 10% en
tres años.

RU en "vías de subdesarrollo": entre la
vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser

"Las alarmas se encienden en el Reino Unido. La
falta de inversión de la poderosa City londinense en su
propio país, la dependencia del empleo barato para
mantener la economía a flote, la creciente desigualdad
social y la ausencia de una industria potente para lograr un
crecimiento económico sostenido a largo plazo hacen que el
Reino Unido se parezca más y más a un país
del tercer mundo"…
Alarma en el Reino Unido: cada
día se parece más a una economía del tercer
mundo (Vozpópuli – 5/12/12)

Crece la preocupación en el Reino Unido por el
rumbo que está tomando la economía. El país
tiene uno de los principales centros financieros del mundo.
Canaliza miles de millones de inversión por todo el globo
pero ignora su propio país, un síntoma de
desconfianza hacia lo británico.

En 2011 el Reino Unido se convirtió en el
principal inversor extranjero directo (detrás de los
110.000 millones de Luxemburgo) fuera de la Unión Europea
al gastar 89.000 millones de euros. Una apuesta que contrasta con
la escasa inversión del sector público, las
empresas y los hogares británicos en su propio
país. De hecho, esta partida se ha reducido un 24% desde
que empezó la crisis en 2007, según reflejan los
datos de Eurostat.

"Estamos en una situación en la que el Reino
Unido parece un país del tercer mundo a la antigua usanza.
Al contrario que otros países como Alemania, Francia o
Suecia que han invertido intensamente para salir de la crisis y
lograr crecimiento a largo plazo, el Reino Unido ha dependido de
mano de obra barata y no ha invertido lo suficiente", comenta
Robin Chater, secretario general de la Federación Europea
de Empleadores. "El Reino Unido parece un país
tercermundista porque los ingresos medios son relativamente
bajos, en 2012 ocupaban la posición 14 en el ranking
europeo, las diferencias entre ricos y pobres están
aumentando, la industria manufacturera es pequeña en
términos relativos tras reducirse un 60% en los
últimos 30 años, la inversión en capital es
pobre y tiene pocos recursos naturales", añade con
preocupación Chater.

El Reino Unido ha logrado salir de la recesión y
crear empleo este ejercicio pero los datos, pese a parecer
positivos, esconden los problemas de fondo a los que se enfrenta
la economía a largo plazo. "Aunque el empleo ha aumentado
de forma significativa en 2012, está previsto que el
desempleo aumente algo en 2013 debido a que la tímida
recuperación y las incertidumbres pueden llevar a las
empresas a mostrarse reticentes antes de contratar", avisó
la semana pasada la OCDE en su último informe de
previsiones económicas sobre el Reino Unido. Organismo que
espera que la tasa de desempleo aumente al 8,3% en 2013 desde el
8% actual para caer después al 8% en 2014.

El crecimiento del empleo pese a la debilidad de la
economía es una paradoja que la OCDE achaca a varios
factores que ponen el dedo en los problemas que afronta el
país. El PIB del Reino Unido, de hecho, está un
3,1% por debajo del nivel al que se encontraba en 2008, mientras
que el empleo ha recuperado los niveles de hace cuatro
año. "Una explicación de la caída de la
productividad laboral es que la recesión ha llevado a la
pérdida de muchos empleos productivos y a su
sustitución por otros menos productivos. El empleo a
tiempo completo ha caído sustancialmente desde 2008,
mientras que el empleo a tiempo parcial ha aumentado
modestamente", comenta la OCDE. Otra explicación la achaca
al uso de empleo barato en vez de inversión en capital
como consecuencia de la caída de los salarios.

"Es otra paradoja que pese a las cantidades de dinero
que entran y salen de los mercados en Londres, el resto de la
economía es un basurero hambriento y muy necesitado de
inversiones de capital. Mucha culpa la tienen las empresas que
prefieren tomar una visión a corto plazo y mantener
maquinaria, equipos y sistemas que deberían haber
sustituido hace tiempo", añade Chater.

La falta de inversión del Reino Unido en su
propio país se mira con mucha preocupación en las
islas, especialmente por el contraste con otros países
europeos. Así, mientras que en el Reino Unido la
inversión bruta de capital fijo ha caído un 24%
desde 2007; en Suecia ha aumentado el 14%, en Alemania, un 5% y
en Francia, otro 5%.

El Reino Unido afronta, además, otros retos desde
el estallido de la crisis, entre ellos el aumento de la deuda
pública y la caída de la renta de los hogares desde
2008, cifrada en más del 13%, y el elevado desempleo
juvenil, una característica de los países en
vías de desarrollo.

"La industria británica tiene problemas terribles
que requieren una cirugía radical", explican Larry Elliot
y Dan Atkinson en su libro titulado, Hacia el sur: Por qué
el Reino Unido tendrá una economía del tercer mundo
para 2014. En concreto, argumentan que la base industrial del
país es demasiado estrecha para convertirse en el
verdadero motor de la generación de empleo y crecimiento e
inciden en la necesidad de mejorar la educación, las
infraestructuras y el sistema financiero para
lograrlo.

"Hemos tenido una balanza de pagos deficitaria desde
1983. El Gobierno y el pueblo están agobiados por la
deuda. El apoyo del Estado al sector bancario es cercano al 100%
del PIB. Los remedios rápidos ya se han usado todos. En el
corto plazo, tememos que pasemos de una recesión a una
depresión con elevadas tasas de desempleo crónicas,
una caída del nivel de vida y eventualmente interrupciones
en el suministro energético", avisan Elliot y
Atkinson.

De momento, la economía británica ha
salido de la recesión. En el tercer trimestre el PIB
aumentó un 0,8%, lo que supuso el mayor aumento en cinco
años. Una cifra, pese a todo, que tampoco debe generar
demasiadas alegrías. El ministro de economía,
George Osborne, reconoció ayer mismo que la
economía se contraerá un 0,1% este año. La
debilidad de la economía global y la consolidación
fiscal seguirán presionando el crecimiento a la baja. El
Gobierno británico también avisó ayer que
mantendrá las medidas de austeridad hasta 2018 tras
admitir que no podrá cumplir los objetivos de
déficit en el calendario previsto y retrasó la
fecha límite para lograrlo a 2018.

Esperando a Godot

– ¿Deben ocuparse los bancos centrales del
desempleo? (Project Syndicate – 19/12/12)

(Por Kemal Dervis) Lectura recomendada

Washington, DC.- El 12 de diciembre el presidente de la
Reserva Federal estadounidense, Ben Bernanke, anunció que
la Fed mantendrá las tasas de interés casi en cero
hasta que la tasa de desempleo disminuya al 6,5 %, siempre que
las expectativas inflacionarias continúen bajo control. Si
bien los estatutos que rigen a la Fed, a diferencia de los del
Banco Central Europeo, incluyen explícitamente un mandato
para apoyar el empleo, el anuncio marcó la primera vez en
que la Fed vinculó su política sobre tasas de
interés a una meta cuantitativa para el empleo. Es un
cambio bienvenido y debería ser emulado por otros -incluso
por el BCE.

Los estatutos de los bancos centrales
difieren en términos de los objetivos que fijan para la
política monetaria. Todos incluyen la estabilidad de los
precios. Muchos agregan una referencia las condiciones
económicas generales, incluidos el crecimiento y el
empleo, o a la estabilidad financiera. Algunos otorgan al banco
central autoridad para fijar unilateralmente meta de
inflación, mientras que otros estipulan la necesidad de
coordinar con el gobierno la fijación de los
objetivos.

No hay ejemplos recientes entre los
bancos centrales más importantes, sin embargo, de
fijación de metas cuantitativas para el empleo. Esto
debería cambiar a medida que la magnitud del
desafío sobre el empleo que enfrentan las economías
avanzadas gane visibilidad. Los débiles mercados
laborales, la baja inflación y el aumento de la deuda
sugieren que un reordenamiento fundamental de las prioridades
está a la orden del día. En Japón, Shinzo
Abe, el primer ministro entrante, está señalando el
mismo conjunto de preocupaciones, aunque parece proponer un
objetivo de inflación "mínima" para el Banco de
Japón, en vez de un vínculo con el crecimiento o el
empleo.

La difusión de las cadenas de
valor mundiales que incorporan a cientos de millones de
trabajadores de los países en desarrollo a la
economía global, así como las nuevas
tecnologías para ahorrar mano de obra, implican escasas
probabilidades de inflación por presión de los
costos salariales. De la misma manera, el mercado de los bonos de
largo plazo indica expectativas inflacionarias extremadamente
bajas (por supuesto, las tasas de interés son mayores
cuando se perciben posibles incumplimientos de la deuda soberana
o riesgos de redenominación, como el sur de Europa, pero
eso no tiene nada que ver con la inflación).
Además, el desapalancamiento en curso desde la
implosión financiera de 2008 podría ser más
sencillo si la inflación fuese moderadamente mayor durante
unos pocos años, un debate fomentado por el Fondo
Monetario Internacional hace un año.

Junto con estas consideraciones, los
responsables de las políticas deberían tener en
cuenta los tremendos costos humanos y económicos que
produce el desempleo elevado: desde millones de vidas destruidas,
erosión de habilidades y desaparición de
oportunidades para toda una generación, hasta el peso
muerto que implica mantener ociosos a los recursos humanos.
¿No es la incapacidad para garantizar que millones de
jóvenes adquieran las habilidades necesarias para
participar en la economía un problema tan grave para una
sociedad como un elevado volumen de deuda
pública?

En ningún otro sitio este reordenamiento de
prioridades es más necesario que en la zona del euro. Sin
embargo, extrañamente, es la Fed y no el BCE quien ha
fijado una meta para el desempleo. La tasa de desempleo en EEUU
ha disminuido hasta ubicarse cerca del 7,7 % y el déficit
de la cuenta corriente se encuentra próximo a los $500 mil
millones, mientras que el desempleo en la zona del euro ha
alcanzado valores récord, cerca del 12 %, y la cuenta
corriente muestra un superávit cercano a los $100 mil
millones.

Si la meta del BCE para la
inflación fuese del 3 %, en vez de un valor cercano pero
inferior al 2 % y Alemania, poseedora del mayor superávit
mundial de cuenta corriente, fomentara un crecimiento de los
salarios del 6 % y tolerase una inflación del 4 % -que
implicarían un moderado crecimiento de los salarios reales
por encima del aumento esperado en la productividad- el proceso
de ajuste en la zona del euro sería económica y
políticamente menos costoso
. De hecho, el
cálculo de políticas en Europa del Norte subestima
en gran medida las pérdidas económicas debido a los
trastornos impuestos al Sur por la excesiva austeridad y la
deflación salarial. Los elevados niveles de desempleo
juvenil, los problemas de salud y la capacidad ociosa resultantes
también tendrán un impacto sustancial sobre la
demanda de importaciones al Norte.

Al contrario de lo que indica la sabiduría
convencional, el mandato legal del BCE permitiría un
reordenamiento tal de las prioridades, ya que, con referencia al
BCE, el Tratado sobre el Funcionamiento de la Unión
Europea establece que «El objetivo principal
[énfasis añadido] del Sistema Europeo de Bancos
Centrales (…) será mantener la estabilidad de los
precios», y otra parte del tratado se ocupa de
políticas económicas generales para la zona del
euro y enfatiza el empleo. Esto no parecería impedir al
BCE fijar un objetivo temporal complementario para el empleo en
un momento de desafíos excepcionales.

Además, el BCE tiene autoridad para fijar metas
de inflación para toda la zona del euro, y podría
elevarlas durante dos o tres años, sin incumplir
ningún tratado. El verdadero problema es la actual actitud
política alemana. De alguna forma, el recuerdo de la
hiperinflación de principios de la década de 1920
parece más atemorizante que aquel del desempleo masivo a
principios de la década de 1930, aunque fue este
último el impulsor del avance del nazismo. Tal vez las
próximas elecciones alemanas permitan que fuerzas
progresivas clarifiquen lo que está en juego para Alemania
y Europa -de hecho, para todo el mundo.

En un contexto más global, nada de esto pretende
minimizar los peligros de la inflación en plazos mayores.
En la mayoría de los países y la mayor parte del
tiempo la inflación debería mantenerse en valores
muy reducidos, y los bancos centrales debieran anclar las
expectativas inflacionarias con metas de largo plazo estables,
aunque la alternativa de fijar metas para el PBI nominal merece
ser considerada.

Además, la política monetaria no puede ser
un sustituto de largo plazo para las reformas estructurales y los
presupuestos sostenibles. Los períodos prolongados con
tasas de interés reales nulas conllevan el peligro de
crear burbujas de activos, asignar recursos incorrectamente, y
generar efectos indeseados sobre la distribución del
ingreso, como lo demuestra la historia reciente -incluso en EEUU
y Japón.

Durante los próximos dos o tres
años, sin embargo, y especialmente en Europa, la necesidad
de desapalancar, los costos del desempleo generalizado y el
riesgo de un colapso social hacen que la meta temporal anunciada
por la Fed para el desempleo resulte muy deseable.

(Kemal Dervis, a former minister of economy in Turkey,
administrator of the United Nations Development Program (UNDP),
and vice president of the World Bank, is currently Vice President
of the Brookings Institution…)

Un informe subraya que la pérdida de empleo ha
sido mayor cuanto menor es el nivel de formación del
trabajador.

"Tres de cada cuatro empleos desaparecidos en los
últimos cuatro años se corresponden con personas
que sólo cuentan con educación primaria o con
educación secundaria incompleta, de acuerdo con un estudio
difundido hoy por la empresa de trabajo temporal Adecco basado en
datos del INE"…
Tres cuartos del empleo perdido desde 2008
es de personas con sólo primaria (Negocios.com –
15/1/13)

El informe subraya que la pérdida de empleo ha
sido mayor cuanto menor es el nivel de formación del
trabajador, de tal forma que la caída de ocupación
en los últimos cuatro años (2008-2012) ha llegado
al 41,3% entre el colectivo de quienes sólo tienen
educación primaria, frente al descenso general del 14,9%
del total de ocupados.

Por el contrario, entre los que cuentan con
educación superior la ocupación apenas se ha
reducido el 0,1 % desde 2008.

Entre los que tienen la educación secundaria
completa la caída ha sido del 16,6 %, mientras que entre
los que no la han acabado ese porcentaje sube al 17,4
%.

Otro informe publicado hoy por Ranstad -empresa
también dedicada a la gestión de recursos humanos-,
concluye que el mercado demanda trabajadores de alta
cualificación, sobre todo para puestos vinculados a las
áreas comerciales y a las tecnologías de la
información.

Basado en 65.000 selecciones de personal, el informe
asegura que director de Marketing es el puesto con más y
mejores oportunidades laborales, así como el gestor de
redes sociales en internet.

Las propuesta de Yunus para los "desplazados" por la
globalización y la tecnología

– La revolución del emprendimiento social
(Project Syndicate – 21/1/13)

(Por Muhammad Yunus) Lectura recomendada

Dhaka.- La crisis financiera internacional de los
últimos años dejó al descubierto la
existencia de graves defectos en el sistema financiero
internacional. El propósito original de los mercados de
crédito era proveer de capital a empresas y
compañías, pero unos pocos individuos los
manipularon para ponerlos al servicio de un objetivo
egoísta: obtener rendimientos irrealmente altos mediante
maniobras de ingeniería financiera. Esto trajo sufrimiento
a los habitantes de los países desarrollados (basta pensar
en los extraordinarios niveles de desempleo en países como
España y Grecia), pero también a incontables
millones de personas en los países en desarrollo, que no
tuvieron responsabilidad alguna por la crisis.

De hecho, la persistencia de muchos de los problemas
sociales del mundo es reflejo de nuestra interpretación
colectiva errada de la idea de capitalismo, que lleva a que las
empresas no persigan otro objetivo que la maximización de
beneficios y que se conciba a las personas como máquinas
unidimensionales de hacer dinero.

Pero en esta, nuestra concepción del mercado
económico, está faltando un componente: el
emprendimiento social. Un emprendimiento social es una
compañía no orientada a la distribución de
dividendos y dedicada totalmente a la solución de un
problema social o ambiental determinado. Los accionistas pueden
recuperar su inversión, transcurrido cierto tiempo, pero
no más que eso. La totalidad de los beneficios se
reinvertirá en el emprendimiento para aumentar su alcance
o mejorar sus productos o servicios.

La junta directiva, la administración y los
empleados del emprendimiento social enfocan todas sus
energías en resolver el problema que motivó su
creación, y el éxito e impacto de la
compañía se miden según cómo lo
hagan. La rentabilidad de la compañía se
usará para cubrir costos y crecer, no para satisfacer el
deseo de ganancias de los inversores. En un emprendimiento
social, lo que motiva a emprendedores e inversores es el deseo de
hacer el bien, no el de hacer dinero.

Este tipo de emprendimiento no tiene cabida en nuestro
actual marco económico, diseñado para las
compañías maximizadoras de beneficios, cuya
proliferación, si bien trajo consigo crecimiento
económico, creación de empleos y prosperidad,
también provocó las crisis ambientales,
energéticas, alimentarias y financieras de la actualidad,
además de ampliar la desigualdad de ingresos y crear
grandes bolsones de pobreza.

Los emprendimientos sociales son un modo
de equilibrar la codicia individual con las necesidades
colectivas. Por ejemplo, podría darse que
compañías con fines de lucro creen emprendimientos
sociales paralelos a sus actividades lucrativas; cada
emprendedor, cada firma podría crear toda una variedad de
estos emprendimientos. También se podrían crear
fondos de empresas sociales para agrupar recursos procedentes de
muchos inversores (pequeños, medianos o grandes) y de ese
modo proveer de capital a emprendimientos sociales nuevos o ya
existentes.

Si bien las actividades de bien público por parte
de individuos o corporaciones son importantes, tienen una
limitación fundamental: un dólar obtenido de
donaciones tiene una sola vida, una vez que se usó, ya
está. Pero un dólar puesto en un emprendimiento
social es inmortal, se lo puede reciclar una y otra vez. Los
emprendimientos sociales permiten encarar objetivos de bien
público y resolverlos de manera sostenible.

La maximización de beneficios por parte de
individuos y empresas crea problemas cuya solución, en la
actualidad, es tarea exclusiva de los gobiernos. Pero no se puede
esperar que los resuelvan todos, porque por su propia naturaleza,
los gobiernos son lentos y poco dados a innovar, limitaciones que
se agravan conforme los problemas crecen y se multiplican. En
cambio, los individuos y las compañías son mucho
más dinámicos y creativos, y la creación de
emprendimientos sociales permitiría encarar los mismos
problemas con más eficacia.

A algunas personas, la idea de una
compañía no orientada a la distribución de
dividendos podrá parecerles utópica, pero me da
mucha alegría poder decirles que cada vez más
personas y empresas adoptan este concepto. Hemos creado una serie
de emprendimientos sociales en Bangladesh, y están
surgiendo otros en Albania, Haití, Colombia, Costa Rica,
el Reino Unido, Japón, India, China y Alemania, por citar
algunos ejemplos. Lo que vemos es que cuando se desvincula a las
empresas del imperativo de hacer dinero, el resultado es un tipo
de empresa totalmente diferente, una empresa especializada en
usar la creatividad de los seres humanos para resolver los
problemas de los seres humanos.

No hay problema o crisis, de los que enfrenta el mundo
en la actualidad, que no se pueda resolver con el ingenio y la
creatividad de los seres humanos. Solo hace falta disponer un
marco institucional adecuado para liberar y enfocar la
creatividad latente en cada uno de nosotros. Eso se logra dando
cabida a las empresas sociales en nuestras
economías.

De hecho, hay problemas, como el
desempleo, que no se podrán resolver volviendo al sistema
anterior. Sería como poner un apósito protector en
una herida que demanda cirugía mayor. Es preciso
rediseñar y reconstruir el sistema desde la base, y la
crisis sistémica actual nos da una oportunidad para
hacerlo. De hecho, creo que podemos crear un mundo en el que no
haya ni un desempleado, un mundo en el que la palabra "desempleo"
ni siquiera tenga sentido.

El momento de empezar a crear este mundo es ahora: no
perdamos la oportunidad.

(Muhammad Yunus, a Nobel Peace Prize laureate, is the
founder of Grameen Bank)

Balance 2012 de la OIT: sigue creciendo el
desempleo

"La Organización Internacional del Trabajo
(OIT), organismo dependiente de Naciones Unidas, dijo que el
número de personas desempleadas creció en
más de cuatro millones en todo el mundo durante
2012"…
Aumenta el desempleo a nivel mundial (BBCMundo –
22/1/13)

Según el informe Tendencias Mundiales del Empleo,
presentado este lunes, los datos son reflejo de la crisis
económica mundial, sobre todo en los países
desarrollados.

Los más afectados fueron los jóvenes.
Según la OIT, casi el 13% de los menores de 24 años
que buscan trabajo están sin empleo.

La agencia pidió que se invierta más en
formación profesional para preparar a los jóvenes.
Según el informe, los países que cuentan con
programas de aprendizaje de oficios, como Alemania, Austria y
Suiza, tienen los niveles más bajos de desempleo
juvenil.

En total, el desempleo mundial alcanzó los 197
millones de personas, equivalente al 6% de la fuerza laboral
global.

El Vice President of Microsoft convoca a una estrategia
global de talentos, para crear 600 millones de puestos de trabajo
en el mundo, a lo largo de la próxima
década

– La disparidad de oportunidades, un desafío
mundial (Project Syndicate – 21/1/13)

(Por Brad Smith) Lectura recomendada

Seattle.- Una tragedia económica global se
desarrolla frente a nuestros ojos. En todo el mundo se
están creando nuevas oportunidades laborales que ofrecen
una promesa de prosperidad, pero cientos de millones de personas
no pueden aprovecharlas porque no tienen la educación y
las habilidades necesarias.

Si no se revierten las tendencias actuales, esta
disparidad de oportunidades se profundizará, lo que
aumentará las diferencias en los ingresos de la gente y
asfixiará la recuperación económica mundial.
Para evitarlo, es vital que empresas y gobiernos de todo el mundo
se pongan de acuerdo en una estrategia para mejorar las
oportunidades educativas, la capacitación y la movilidad
internacional de la siguiente generación de
trabajadores.

Se estima que para compensar los
empleos que se perdieron durante la reciente crisis
económica será necesario crear 600 millones de
puestos de trabajo en todo el mundo a lo largo de la
próxima década.
Muchos de estos nuevos empleos
estarán en sectores donde los avances científicos,
ingenieriles y tecnológicos siguen siendo los motores de
la innovación y el crecimiento.

Entre 2009 y 2013, la industria informática
habrá ayudado a crear más de 75.000 empresas nuevas
y 5,8 millones de empleos nuevos en todo el mundo. Pero este
acelerado crecimiento de la cantidad de empleos en industrias que
requieren trabajadores altamente capacitados está creando
un mercado global de talentos que en gran medida sigue
vacante.

Por ejemplo, según la Oficina de
Estadísticas de Empleo de los Estados Unidos, este
año se crearán en Estados Unidos unos 120.000
nuevos empleos que demandarán al menos un título de
grado en ciencias de la computación. Pero los institutos
terciarios y las universidades de Estados Unidos solamente
producirán, en conjunto, 40.000 graduados
calificados.

Esta brecha entre la oferta y la demanda no es exclusiva
de Estados Unidos. En Brasil (sexta economía del mundo),
más del 40% de las empresas no encuentran personal
calificado. Informes recientes de McKinsey & Company explican
de qué manera este faltante de mano de obra calificada
(que según algunas estimaciones supondrá de
aquí a 2020 un déficit de hasta 40 millones de
trabajadores con educación universitaria) ahogará
el crecimiento económico en todo el mundo.

Mientras empresas y gobiernos
analizan la manera de responder a estos cambios en la
dinámica del mercado laboral internacional, lo que
está en juego es nada menos que el futuro de nuestros
jóvenes. La franja etaria juvenil comprende la mayor
fuente de talento desaprovechado del mundo; al mismo tiempo que
abundan las oportunidades, demasiados jóvenes no tienen
acceso a la educación y capacitación que necesitan
para hacer realidad su potencial.

En la actualidad, hay más de
2.200 millones de personas de entre seis y 24 años (la
mayor cantidad en toda la historia) y se espera que esta cohorte
siga creciendo. Pero la tasa global de desempleo juvenil es
12,7%, el doble de la tasa general del 6%. Solo en la
Unión Europea, la tasa de desempleo juvenil alcanzó
un impresionante 22%, y en algunos países llega
aproximadamente al 50%; según algunos informes, en este
momento 75 millones de jóvenes experimentan desempleo,
subempleo o estancamiento salarial.

Está claro que si no hay cambios pronto, esta
disparidad de oportunidades seguirá creciendo y
causará una crisis humanitaria y económica, que
afectará a ciudadanos, empresas y gobiernos de todo el
mundo.

Para resolver el desequilibrio entre la
oferta y la demanda de trabajadores capacitados se necesita
adoptar en forma conjunta una agenda política correcta en
materia de educación, capacitación e
inmigración. Crear una fuerza laboral internacional capaz
de impulsar el crecimiento económico y reducir el
desempleo a largo plazo solo será posible equipando y
empoderando a los trabajadores con las habilidades
correctas.

Esto demandará una considerable
inversión en educación y capacitación de la
fuerza laboral, tema central en el último informe de
McKinsey, que señala la importancia del desarrollo de
habilidades y de vincular la educación con el empleo. Esta
inversión dará frutos a su tiempo, pero mientras
tanto, los países deberán emparejar la
disponibilidad de trabajadores capacitados y la oferta laboral
presente para poder mantener la vitalidad de sus
economías. Por eso, además de inversiones
educativas que mejoren las oportunidades futuras, se necesitan
políticas de inmigración progresistas que faciliten
la entrada de trabajadores capacitados para resolver los
faltantes de personal calificado de la actualidad.

La solución de estos problemas no puede ser tarea
exclusiva de los gobiernos. A las corporaciones mundiales les
toca un papel fundamental, no solo en lo que atañe a la
creación de los empleos que cambiarán el rumbo de
nuestras economías, sino también en dar a la gente
oportunidades de formar parte de esa fuerza laboral capacitada.
Creemos que si logramos que trabajadores, empresas y gobiernos
colaboren con un enfoque unificado para el cambio, podremos crear
una economía mundial más saludable y mejorar las
vidas de las generaciones actuales y futuras. Si los
líderes mundiales se ponen de acuerdo para encarar los
desafíos y las oportunidades a los que se enfrentan
nuestras economías en la actualidad, podremos reforzar
nuestra capacidad de construir y mantener canales internacionales
sostenibles para la generación y obtención de mano
de obra calificada.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7
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