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La crisis del empleo de los jóvenes (Parte II) (página 6)




Enviado por Ricardo Lomoro



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7

Esta es la carta más larga que he escrito nunca.
Lamento quitarles una parte tan considerable de su precioso
tiempo. Les aseguro que hubiese sido mucho más corta de
haberla podido escribir sobre una cómoda mesa, pero,
¿qué otra cosa puede hacer uno cuando está
solo en una estrecha celda de la cárcel, como no sea
escribir largas cartas, desarrollar prolijos razonamientos y
rezar interminables oraciones?

Les ruego a ustedes que me disculpen si he dicho algo en
mi carta que pueda interpretarse como una exageración de
la realidad o que sea indicio de una impaciencia poco razonable.
Y si hay algo en mi carta que no refleje suficientemente la
realidad o que indique que mi paciencia me permite conformarme
con algo que no sea la verdadera Fraternidad, le ruego a Dios que
sea Él quien me perdone.

Espero que esta carta les halle firmes en su fe. Espero
también que las circunstancias me permitan, a no mucho
tardar, reunirme con cada uno de ustedes, no como defensor de la
integración racial ni como líder del movimiento de
los derechos civiles, sino en mi calidad de ministro del
Señor y de hermano en Cristo de todos ustedes. Esperemos
todos que los oscuros nubarrones del prejuicio racial se alejen
pronto y que la espesa niebla de la incomprensión se
disipe en nuestras comunidades presas del miedo, y que en
algún futuro no demasiado lejano las radiantes estrellas
del amor y de la fraternidad iluminen nuestra gran nación
con toda su deslumbrante belleza.

Suyo en la causa de la Paz y la Fraternidad, Martin
Luther King Jr.

Del Ensayo Esperando la rebelión de los
"ni-ni" (ni estudian ni trabajan): Los "babylosers"
De
la "Generación Peter Pan" a la "Generación Cero":
el becarismo rampante
, publicado en febrero de
2010

Esperando el estallido social (la hora de los
"justos")

Cuando estén secas las pilas de todos los timbres
que vos apretás… (*)

(*) (De la letra del Tango "Yira, yira" de Enrique
Santos Discépolo)

Monografias.com

– Con el debido respeto Don Mario

Estimado Señor Don Mario Vargas Llosa: En el
periódico La Nación del 8/8/09, usted firma
un artículo titulado "Prohibido prohibir", en el que glosa
su desilusión por las consecuencias de Mayo del 68.
Transcribo a continuación algunos de los párrafos
más significativos para conocimiento del lector y como
introducción a mi respuesta (con el debido
respeto).

"Hace ya de esto algunos años vi en París,
en la Televisión Francesa, un documental que me
quedó grabado en la memoria y cuyas imágenes, de
tanto en tanto, actualizan los sucesos cotidianos con restallante
vigencia.

El documental describía la problemática de
un liceo en las afueras de París, uno de esos barrios
donde familias francesas empobrecidas se codean con inmigrantes
de origen subsahariano, latinoamericano y árabes del
Magreb. Este colegio secundario público, cuyos alumnos, de
ambos sexos, constituían un arco iris de razas, lenguas,
costumbres y religiones, había sido escenario de
violencia: golpizas a profesores, violaciones en los baños
o corredores, enfrentamientos entre pandillas a navajazos y
palazos, y, si mal no recuerdo, hasta tiroteos. No sé si
de todo ello había resultado algún muerto, pero
sí muchos heridos, y en los registros al local la
policía se había incautado de armas, drogas y
alcohol. El documental no quería ser alarmista, sino
tranquilizador, mostrar que lo peor había ya pasado y que,
con la buena voluntad de autoridades, profesores, padres de
familia y alumnos, las aguas se estaban
sosegando…

Lo que más me impresionó en el documental
fue la entrevista a una profesora que afirmaba, con naturalidad,
algo así como: "Tout va bien, maintenant, mais il faut se
débrouiller" ("Ahora todo anda bien, pero hay que saber
arreglárselas"). Explicaba que, a fin de evitar los
asaltos y palizas de antaño, ella y un grupo de profesores
se habían puesto de acuerdo para encontrarse a un hora
justa en la boca del metro más cercana y caminar juntos
hasta el colegio.

De este modo el riesgo de ser agredidos por los voyous
(golfos) se enanizaba. Aquella profesora y sus colegas, que iban
diariamente a su trabajo como quien va al infierno, se
habían resignado, aprendido a sobrevivir y no
parecían imaginar siquiera que ejercer la docencia pudiera
ser algo distinto a su vía crucis cotidiano.

En esos días terminaba yo de leer uno de los
amenos y sofísticos ensayos de Michel Foucault, en el que,
con su brillantez habitual, el filósofo francés
sostenía que, al igual que la sexualidad, la
psiquiatría, la religión, la justicia y el
lenguaje, la enseñanza había sido siempre, en el
mundo occidental, una de esas "estructuras de poder" erigidas
para reprimir y domesticar al cuerpo social, instalando sutiles
pero muy eficaces formas de sometimiento y enajenación, a
fin de garantizar la perpetuación de los privilegios y el
control del poder de los grupos sociales dominantes.

Bueno, pues, por lo menos en el campo de la
enseñanza, a partir de 1968 la autoridad castradora de los
instintos libertarios de los jóvenes había volado
en pedazos.

Pero, a juzgar por aquel documental, que hubiera podido
ser filmado en otros muchos lugares de Francia y de toda Europa,
el desplome y desprestigio de la idea misma del docente y la
docencia -y, en última instancia, de cualquier forma de
autoridad- no parecía haber traído la
liberación creativa del espíritu juvenil, sino,
más bien, convertido a los colegios así liberados,
en el mejor de los casos, en instituciones caóticas y, en
el peor, en pequeñas satrapías de matones y
precoces delincuentes.

Es evidente que Mayo del 68 no
acabó con la "autoridad", que ya venía sufriendo
hacía tiempo un proceso de debilitamiento generalizado en
todos los órdenes, desde el político hasta el
cultural, sobre todo en el campo de la educación. Pero la
revolución de los niños bien, la flor y nata de las
clases burguesas y privilegiadas de Francia, quienes fueron los
protagonistas de aquel divertido carnaval que proclamó
como eslogan del movimiento "¡Prohibido prohibir!",
extendió al concepto de autoridad su partida de
defunción. Y dio legitimidad y, por qué no, glamour
a la idea de que toda autoridad es sospechosa, perniciosa y
deleznable y que el ideal libertario más noble es
desconocerla, negarla y destruirla. El poder no se vio afectado
en lo más mínimo con este desplante
simbólico de los jóvenes rebeldes que, sin saberlo
la inmensa mayoría de ellos, llevaron a las barricadas los
ideales iconoclastas de pensadores como Foucault. Baste recordar
que en las primeras elecciones celebradas en Francia
después de Mayo del 68, la derecha gaullista obtuvo una
rotunda victoria.

Pero la autoridad, en el sentido romano
de auctoritas, no de poder sino, como define en su tercera
acepción el diccionario de la RAE, de "prestigio y
crédito que reconoce a una persona o institución
por su legitimidad o por su calidad y competencia en alguna
materia", no volvió a levantar cabeza. Desde entonces,
tanto en Europa como en buena parte del resto del mundo, son
prácticamente inexistentes las figuras políticas y
culturales que ejercen aquel magisterio, moral e intelectual al
mismo tiempo, de la "autoridad" clásica y que encarnaban a
nivel popular los maestros, palabra que entonces sonaba tan bien
porque se asociaba al saber y al idealismo. En ningún
campo ha resultado todo esto tan grave y tan catastrófico
para la cultura como en lo relacionado con la
educación.

El maestro, despojado de credibilidad y autoridad,
convertido en muchos casos en representante del poder represivo,
es decir en el enemigo al que, para alcanzar la libertad y la
dignidad humana, había que resistir, e, incluso, abatir,
no sólo perdió la confianza y el respeto sin los
cuales era prácticamente imposible que cumpliera
eficazmente su función de educador…

Muchos maestros, de muy buena fe, se creyeron esta
degradante satanización de sí mismos y
contribuyeron, echando baldazos de aceite a la hoguera, a agravar
el estropicio haciendo suyas algunas de las más
disparatadas secuelas de la ideología de Mayo del 68 en lo
relativo a la educación, como considerar aberrante
desaprobar a los malos alumnos, hacerlos repetir el curso, e,
incluso, poner calificaciones y establecer un orden de
prelación en el rendimiento académico de los
estudiantes, pues, haciendo semejantes distingos, se
propagaría la nefasta noción de jerarquías,
el egoísmo, el individualismo, la negación de la
igualdad y el racismo.

Es verdad que estos extremos no han llegado a afectar a
todos los sectores de la vida escolar, pero una de las perversas
consecuencias del triunfo de las ideas -de las diatribas y
fantasías- de Mayo del 68 ha sido que a raíz de
ello se ha acentuado brutalmente la división de clases a
partir de las aulas escolares.

La enseñanza pública fue uno de los
grandes logros de la Francia democrática, republicana y
laica…

El empobrecimiento y desorden que ha padecido la
enseñanza pública, tanto en Francia como en el
resto del mundo, han dado a la enseñanza privada, a la que
por razones económicas tiene acceso sólo un sector
social minoritario de altos ingresos, y que ha sufrido menos los
estragos de la supuesta revolución libertaria, un papel
preponderante en la forja de los dirigentes políticos,
profesionales y culturales de hoy y del futuro.

Nunca tan cierto aquello de "nadie sabe
para quién trabaja". Creyendo hacerlo para construir un
mundo de veras libre, sin represión, ni enajenación
ni autoritarismo, los filósofos libertarios, como Michel
Foucault y sus inconscientes discípulos, obraron muy
acertadamente para que, gracias a la gran revolución
educativa que propiciaron, los pobres siguieran pobres, los
ricos, ricos, y los inveterados dueños del poder, siempre
con el látigo en las manos.

Perdone usted, Don Mario, que haya recortado algunos
párrafos de su artículo, pero vamos a lo que vamos.
Desde ya, no pretendo ponerme a su altura literaria ni
académica. Tampoco "columpiarme" en Foucauld y "sus
inconscientes discípulos" (sic) para exacerbar los
instintos "libertarios", de mis jóvenes amigos.
Intentaré -con toda humildad- ofrecer algún matiz
sobre "las perversas consecuencias del triunfo de las ideas -de
las diatribas y fantasías- de Mayo del 68"
(sic)

Los jóvenes actuales (muchos de los de Mayo del
68 son ahora, lamentablemente, acomodados burgueses, como Daniel
Cohn-Bendit -llamado Daniel, el Rojo por los medios de
comunicación en 1968- que disfruta de una
"burocrática" banca en el Parlamento Europeo como portavoz
del grupo de Los Verdes) se han quedado sin "modelos". Ni sus
padres, ni sus maestros, ni los líderes religiosos,
políticos, sindicales o empresarios (por citar algunos
"referentes") resultan un arquetipo a seguir.

En una época estaba la vida de los Santos para
"imitar", pero como ya no se practica la religión, los
Santos quedaron "archivados" en los altares… Tampoco los
"religiosos" despiertan mucho entusiasmo. Tantas noticias de
pederastia han minado la confianza…

En una época estaban los "próceres" de la
Patria (en cada país), los "Padres Fundadores" como
"paradigmas", pero como ya no se estudia historia (tampoco
geografía, lengua o matemáticas), los "patriotas"
están juntando moho en las bibliotecas

En una época estaban los líderes
políticos que daban voz a los que no la tenían,
esperanza a los necesitados, y equidad a los postergados.
Representaban la ideología. Enarbolaban las "banderas" a
seguir. Encabezaban las manifestaciones… Ahora ¿a
dónde dirigir la mirada? A Berlusconi (y sus "velinas"), a
Sarkozy (y su "pelvis dinámico"), a Brown (y su "gratis
total"), a Putin (y su "economía de gangsters"), a Obama
(y su "política de premios" a la banca
tóxica)… o tal vez a Lula (y su "populismo" de
derecha), o a Chávez (y su "socialismo" bananero), o a
Gaddafi (y su "jaima" con Audi y jet privado aparcado en la
duna)…. Dígame, Don Mario (o mejor, dígaselo
a los jóvenes) a quién seguir…
¿Usted, que viaja tanto, y lee tantos periódicos en
diversas lenguas, habrá visto las "fotos de familia" de la
reunión del G-20? ¿Realmente, cree que los
jóvenes se pueden sentir "representados" por esa "panda de
indocumentados"? Y estos "filisteos" (supuestamente) son los
llamados a sacarnos de la mierda (en la que -por acción u
omisión- ellos mismos no han metido, para más
Inri).

En una época estaban los empresarios (en cada
país, o internacionales, si el joven tenía
aspiraciones mayores) como fuente de inspiración.
Capitanes de industria que progresaban junto con sus
trabajadores. Empresas que creían que el recurso humano
era el principal capital

Pero ello, hace mucho, mucho tiempo, que dejó de
ser así. El turbocapitalismo es otra cosa… Luces,
cámaras y… ¡delincuentes
financieros!

En un anterior Paper (publicado el 15/3/09):
"Víctimas del futuro – De plan de rescate en plan del
rescate hacia la derrota final o el regreso del proteccionismo –
Adiós al liberalismo: en busca de la confianza perdida",
decía:

El fin de la economía "low cost"

"Cuando las empresas inventaron el "outsourcing"
(deslocalización), hijo bastardo de la
globalización, hicieron creer a los trabajadores que
perdían sus empleos, que ayudados por el menor costo de
los productos (ahora importados) y el auxilio del crédito
(entonces ilimitado y barato) podrían seguir "enganchados"
(adictos) al "consumismo feliz".

Ahora, frente a la crisis, los ex-trabajadores
(desocupados), no tienen ni fábricas, ni créditos.
La sociedad de consumo se ha esfumado, como lo hicieron los
capitales de las "catedrales" bancarias de Manhattan.

Ahora, frente a la crisis, esas empresas
"deslocalizadas" comienzan a abandonar el barco (países
emergentes), dejando a los "nuevos" trabajadores en una
situación tan cercana a la pobreza original que,
más de uno de ellos, se estará preguntando si todo
habrá sido, únicamente, una ilusión
óptica (ahora, una pesadilla).

El "low cost" sólo ha enriquecido a las empresas
deslocalizadas. Ni los "nuevos" trabajadores, ni los "viejos"
trabajadores han participado del festín ficticio de una
economía "sin barreras".

Detrás de esta crisis se esconde una
patología del consumo en las familias, que se ha extendido
desde el capitalismo norteamericano a todo el Occidente opulento.
El endeudamiento excesivo de las familias americanas ha creado un
terreno frágil, que se ha hundido bajo el peso de la
crisis de las hipotecas de alto riesgo. La hipoteca sobre la casa
ha venido a añadirse a una serie de endeudamientos en una
cultura que privilegia el consumo aquí y ahora, y que ha
olvidado el valor del ahorro, también el sentido
ético.

En realidad, cada vez más el consumo se ve
apremiado y drogado por un sistema económico y financiero,
y los medios de comunicación son cómplices de ello,
que induce a las familias a endeudarse por encima de sus reales
posibilidades de restituir el crédito.

La crisis actual, pues, puede ser una buena
ocasión para reflexionar en profundidad sobre el estilo de
vida insostenible que el capitalismo financiero actual ha
determinado. Y no se trata de imaginarse una economía sin
bancos. No. La banca y las finanzas son demasiado importantes
como para dejársela sólo a los especuladores. Una
buena sociedad no se hace sin banca ni finanzas, sino con una
buena banca y unas buenas finanzas.

De la economía "low cost" fuimos todos
responsables (culpables). Las empresas por buscar la rentabilidad
por encima de la responsabilidad, seguridad, transparencia y
sostenibilidad. Los gobiernos por transitar frívolamente
por la senda de un crecimiento económico electoralista,
demagógico y corrupto. Los consumidores por atragantarse
con cuanto producto o servicio le ofrecieran, al mínimo
costo y con grandes facilidades, por encima de sus posibilidades
y sin mirar el origen. En esa irresponsabilidad (inmadurez)
atropellaron, inconscientemente, hasta sus propios empleos. Para
ser consumidores "Todo a 100", aceptaron sustituir empleo por
crédito.

La culpa la hemos tenido todos: los bancos por animarnos
a consumir lo que no teníamos y nosotros por creerlo.
Durante muchos años ha imperado la máxima del "todo
vale" y ahora lo estamos pagando.

De modo que estamos ante un reto cultural y
antropológico, y para afrontarlo se requiere un compromiso
de todos, dentro y fuera de los mercados

Palabras que no existen

Los "amos del mundo" (Club Bilderberg, Council of
Foreign Relations, Trilateral…) dieron -oportunamente- la
instrucción (consigna) y los "profetas" (think tanks)
salieron a difundir (predicar) por el mundo el dogma de la
globalización.

Las "reformas estructurales" (control del déficit
público), la "flexibilización laboral" (despido
libre), el libre movimiento de mercancías (librecambio),
el libre movimiento de capitales (financierización), la
desregulación, la privatización
serían los motores de la creación de riqueza, el
crecimiento y la distribución.

Todo se quedó en la "creación de riqueza",
que luego se vio que era artificial, especulativa y fugaz. El
"desarrollo" (crecimiento) fue parcial, sesgado, precario y
leonino, y la "distribución", ni se la vio, ni se la
espera.

Los trabajadores "flexibilizados" no han recuperado
-jamás- los empleos perdidos. Los "agraciados", terminaron
aceptando (¿voluntariamente?) el "opt-out" (65 horas
semanales); como reponedores de Wal-Mart o como cajeros de
McDonald"s.

Las fábricas cerradas no volvieron a abrirse. La
revolución tecnológica no alcanzó para
todos. La economía de servicios dio para empleos de "usar
y tirar", trabajadores de "lunes a viernes" y un enorme
"ejército en la reserva".

Una generación vio -con dolor- que nunca
podrían igualar los ingresos de sus padres. Las mujeres
-las mejor educadas de la historia- debieron optar
(¿voluntariamente?) por el hijo o por el trabajo,
cambiando maternidad por tarjeta de crédito y las tareas
del hogar por ser "sirvientas" de lujo en despachos de empresas,
aviones o buques. Dos empleos por el sueldo de uno. La gran
conquista de los años 80/90 y subsiguientes.

La única forma de "completar" los ingresos, el
plan de pensiones, pagar las deudas, era con dos trabajos (hombre
y mujer), con créditos sobre créditos y… sin
niños. Un suicidio universal.

Eso sí, siempre viviendo por encima de las
posibilidades. Esclavos de las "chucherías". Endeudados
hasta las cejas. Consumistas adictos. Anestesiados felices.
Zombis. Una enorme masa de consumidores, sin ideología,
sin dinero y sin objeto. Podría decirse, sin "sujeto".
Inexistentes.

Así fueron "matando" a la clase media (donde la
había). Así proletarizaron a los que podían
cuestionar al sistema (al menos, dudar). Una lobotomía
deliberada, planificada y ejecutada hasta el
exterminio.

Hoy los zombis deben por su casa más de lo que
vale la propiedad. Pierden sus empleos. Entran en el futuro
caminando hacia atrás. No tiene explicación, ni
consuelo. Tampoco perdón. Han sido víctimas de su
propia mediocridad (gula). Se creyeron que con una tarjeta de
crédito, un carrito de supermercado, la tele (de plasma,
por favor) y el fútbol, habían alcanzado la
felicidad. Al menos la que le ofrecían las "catedrales del
consumo" (grandes almacenes) y las "catedrales del
crédito" (entidades financieras).

Ahora descubren que por el paraíso ansiado tienen
una hipoteca subprime, han perdido uno de los empleos (si no los
dos) y no pueden bajarse de las "puntas del pie" porque se ahogan
en las deudas. Han cambiado "embarazos" por
"embargos".

Mentiras y mentirosos

Los "mentirosos" (una minoría) siguen bien, sus
pérdidas han sido compensadas y subsidiadas. Todo
perdonado. Todo bien. Las "mentiras" siguen ahí, en
cualquier momento les cambian el "empaque" y vuelta a
empezar.

Los "timados" (la gran mayoría), una sociedad
borreguil, pastueña, adocenada, capaz de tragarse
cualquier sable sin pestañear, todavía está
mirando de dónde vino el "cachetazo": ¿cómo
fue? ¿quién fue? ¿por qué a
mí? No pueden comprender (ni quieren creer) que les han
timado, robado la cartera, asaltado la ilusión, violado
sin erección (y además, sin
condón).

Los "socios del silencio" (organismos de control,
agencias de calificación, bancos centrales, autoridades
gubernamentales), invisibles, lacayos, serviles,
cómplices, corruptos, opacos… (podría
seguir). Bomberos pirómanos. Prestos a salir en ayuda
del… ganador (los mentirosos). Al fin y al cabo: ¿a
quién le "deben" el puesto? Lo único que han hecho
(aunque falta conocer el final) ha sido "licuar" la mierda,
"socializar" las pérdidas, "nacionalizar" los despojos, y
"auxiliar" a los delincuentes.

El dinero que no alcanzaba (recordar las reformas
estructurales, el déficit cero…) para mantener el
estado del bienestar, la educación, la salud, la vivienda,
las pensiones, la seguridad… (y podría seguir),
alcanza y se multiplica para subsidiar el "festín de los
corruptos". Para mantener la economía de casino. Para
continuar el espectáculo de la bolsa.

La globalización justa. Todos tan felices.
Empujando el carrito de la compra. Esperando la próxima
tarjeta de crédito. Soñando con el nuevo juguete
electrónico importado de China. Indiferencia
suicida.

¿El trabajo? ¿Qué trabajo? El
silencio de los corderos tiene final de
matadero…

¿Mejor inflación que
producción?

¿Y si en vez de "darle" a la maquinita de
imprimir billetes, se ponen en marcha las máquinas de
producir bienes? De mantequilla o cañones a… de
billetes o camiones. Del monetarismo al estructuralismo
(¿les suena?). Keynes, vuelve, te han
perdonado!

Tantos años "proscripto" y ahora de nuevo en las
librerías. Best seller. Como Marx. ¿Quién lo
hubiera dicho? El regreso de los "apestados".
¿Volverán a estudiarlos en Columbia, Harvard o el
London School of Economics? Y si no, al tiempo…

¿Qué diferencia hay entre la propuesta de
Keynes de cavar pozos y rellenarlos después, para dar
trabajo (demanda agregada) y el lanzamiento de dinero desde un
helicóptero (Bernanke) para restablecer la estabilidad de
los mercados (oferta agregada)?

Por más que haya esperanzas en que esa
situación se invierta, en que las medidas puestas en
marcha por gobiernos e instituciones consigan detener ese
deterioro, lo cierto es que nada apunta a que tal sea el objetivo
prioritario. Incluso cuando actualmente se salude a Keynes y al
"New Deal", en tanto ejemplo de políticas estatales que
consiguieron sacar de la depresión a grandes estados, se
hace con otro sentido. Aquel Keynes es distinto del presente: el
modelo keynesiano se centraba en la economía real y era
redistributivo a largo plazo. Lo que estamos viendo es un modelo
de defensa de los intereses financieros. Este intervencionismo
sólo pretende rescatar los márgenes de negocio de
las entidades financieras.

Tal vez, Bernanke, Paulson y otros "cómplices" de
Wall Street (antes Greenspan, no olvidar), no quieran reconocer
(ni que les recuerden) que la impresionante "regadera" monetaria
es presagio de una alta inflación que terminará
propagándose por la economía norteamericana y
mundial. Una forma premeditada y alevosa de licuar las deudas
(pasivos) de las instituciones financieras, trasladando el
impuesto inflacionario a la sociedad estadounidense y mundial
(incluso a las siguientes generaciones)"…

Cuando todo lo demás "fallaba", Don Mario, a los
jóvenes les quedaba (tal vez) sus padres (el ámbito
familiar) y sus maestros (en el sentido amplio de la
palabra).

Los padres (casi todos) han quedado sepultados bajo la
montaña de tarjetas de crédito, ahogados por las
hipotecas bi o tri-generacionales, en pleno desempleo o con
precariedad permanente. Sometidos al salario del miedo, poco
más que respirar pueden hacer… Frustrados,
desprestigiados, perdida la autoestima, vegetalizados,
adocenados, amorfos, sin credibilidad ni respeto… Ya ni el
mando de la tele pueden controlar…

Los pocos que se han salvado de la quema no disponen de
tiempo para sus hijos. Se han auto reemplazado por un cheque,
alguna chuchería o como simples proveedores de caprichos
infantiles. Te pagaré "las tetas". No se enteran y tampoco
quieren enterarse… Poco más que un
chupete…

Los viejos maestros (esos de los que usted habla con
melancolía) han sido reemplazados por "funcionarios" que
en vez de "educar" se pasan el día mirando el reloj para
saber cuánto falta para marcharse y no ver más (por
hoy) a esos "mocosos" de mierda… Repetidores monocordes de
las mismas lecciones (que los niños no atienden), que
están en el texto (que los niños no entienden).
Analfabetizadores voluntarios que "hacen que enseñan" a
analfabetos vocacionales. Puro cinismo: unos "fingen" que
enseñan y los otros "fingen" que aprenden. Una
"guardería" para adolescentes. Un lugar donde aparcar a
los hijos, si es en doble turno, mejor. Y vuelta a empezar.
"Canguros" burócratas, que lo único que esperan es
la jubilación (si es anticipada, mejor). Padres
"cínicos", que lo toleran como un mal menor.

Entonces quedan los "suyos", Don Mario, los escritores,
los filósofos, los académicos, los "formadores" de
opinión… Le pregunto a usted que sabe:
¿Puede darme tres o cuatro nombres (no le pido más)
de escritores, filósofos, académicos o periodistas,
contemporáneos, que en estos momentos entusiasmen,
inciten, lideren, motiven, contagien, electricen, galvanicen,
convoquen o representen… a la juventud?

¿Quiénes son, dónde están,
qué publican, quién los sigue, a quién
desafían, que manifestaciones
encabezan…?

Al fin, nada es cierto, Don Mario; pérdida la fe,
los jóvenes recrean "falsos ídolos". Siguen a los
personajes de la tele (Gran Hermano, Operación Triunfo,
Reality Shows…), a los deportistas de éxito (quiero
ser como Beckham), a los actores de moda (y más, si mueren
de sobredosis), a las modelos anoréxicas… se pasan
el día "colgados" del teléfono móvil,
enviándose SMS, buscándose en Facebook o intentado
escribir (si los maestros tuvieron éxito) 140 caracteres,
para "twittear" con el más allá. Lo importante es
estar "conectados"… Después la pandilla, la droga,
el alcohol, el sexo deportivo, la píldora del día
después y el aborto libre, harán que se sientan
reales…

Vistos todos estos "enemigos públicos" (la lista
podría seguir…), Don Mario, usted cree que fue Mayo
del 68 el "gran" causante de la pérdida de autoridad.
¿No habrán sido las propias "autoridades" las que
hicieron dejación? ¿La culpa habrá sido de
los "libertarios" o de los "liberticidas"? ¿Prohibido
prohibir o prohibido escupir? Pura paranoia…

Por ahora, y con esto termino, Don Mario, esta juventud
zombi sólo atina a atentar contra sí misma (a lo
sumo, en los países pobres, como el suyo o el mío,
hacen una revolución individual en forma de actos
delictivos). El asunto será cuando algún
líder los nuclee y les enseñe dónde
está el enemigo y hacia dónde deben dirigir su
rabia (lo anhelo). Entonces ya no habrá mentiras
suficientes (eso espero)…

Hoy (28/8/13), podemos decir que el sueño de
King "no se ha terminado", está en proceso, empezó
ahí y han pasado muchos años, pero todavía
debemos seguir luchando por las ideas que King tenía. Una
de esas ideas es precisamente esa mirada más allá
de lo inmediato. Los desempleados y los trabajadores pobres, son
los "segregados" del siglo XXI. Quedan bastantes "marchas" y
"preces" pendientes.

Anexo: Informes de la
OIT sobre Tendencias Mundiales del Empleo Juvenil

– La crisis del empleo de los jóvenes:
¡Actuemos ya!

Hechos sobresalientes del informe de la Conferencia
Internacional del Trabajo (CIT) 2012

Introducción

Cada día que pasa, los jóvenes del mundo
entero se enfrentan a una dificultad real, y cada vez mayor, para
encontrar un trabajo decente. El desempleo juvenil se ha
convertido en una amenaza para la estabilidad social,
económica y política de los
países.

A lo largo de los últimos 12 meses, quienes
tienen entre 18 y 35 años de edad probablemente hayan
participado en una protesta o hayan visto discurrir alguna. El
movimiento impulsado por los jóvenes que reclamaba
"justicia social, libertad y empleo" fue desencadenado por un
vendedor ambulante en Túnez, lo retomaron los
jóvenes egipcios de la plaza Tahrir, se extendió a
Europa, pasando por Madrid y Grecia, y llegó a Wall
Street, donde se convirtió en el famoso movimiento
"Ocupa Wall Street".

La esencia de esas protestas fue la necesidad de
libertad política y de un futuro económico
más seguro. En las frustraciones de los jóvenes y
su gran preocupación por sus perspectivas de vida futuras
subyacía una pregunta común, que se expresó
con claridad en sus protestas: ¿Qué voy a hacer
y qué futuro me espera?

Incluso antes de la reciente crisis financiera mundial,
las perspectivas en materia de empleo de los jóvenes ya
experimentaban un deterioro. En muchos países en
desarrollo, incluidos los que registraban un rápido
crecimiento, como la India y China, la tasa de creación de
empleo disminuía y muchos jóvenes se veían
obligados a aceptar empleos de baja calidad en la economía
informal. La crisis financiera simplemente agravó esa
situación. Las perspectivas de empleo de la cohorte actual
de jóvenes en los países desarrollados son mucho
peores que las de sus antecesores, y una desaceleración
del crecimiento en los países en desarrollo
agravaría aún más el problema del desempleo,
el subempleo y la pobreza. Por consiguiente, independientemente
de que vivan en un país con una economía
desarrollada, en desarrollo o en transición, es probable
que los jóvenes se vean afectados por la
crisis.

La situación del empleo de los jóvenes
merece pues que se le preste urgentemente atención. No
sólo podría tener como consecuencia una
conculcación del principio de igualdad y solidaridad entre
las generaciones, que es un aspecto importante de la justicia
social, sino que la prolongación o la agravación de
la crisis también ocasionarán un aumento de las
probabilidades de malestar político y social a medida que
un número cada vez mayor de jóvenes deje de tener
confianza en el paradigma económico actual. Además,
si bien el desempleo perjudica el bienestar personal y
económico de todos los que se ven afectados por él,
independientemente de cuál sea su edad, el perjuicio es
más acusado cuando ocurre al inicio de la vida laboral de
las personas, que se caracteriza por su fragilidad.

Por consiguiente, vuelve a ser urgente tomar todas las
medidas posibles en los planos nacional e internacional para
evitar una segunda fase de la crisis mundial, que podría
ser más peligrosa, y para restablecer la confianza en los
paradigmas económicos y sociales actuales y en la
capacidad de éstos para garantizar un trabajo decente y
justicia social para todos.

En 2005, llevada por una toma de conciencia de esta
realidad, la Conferencia Internacional del Trabajo (CIT)
aprobó una resolución en la que se instaba a la
adopción de un enfoque integrado para resolver la crisis
del empleo de los jóvenes. Con tal enfoque se
pretendía combinar, por una parte, intervenciones micro y
macroeconómicas que abordaran tanto la oferta como la
demanda del mercado de trabajo y, por otra, la cantidad y calidad
del empleo.

En el presente informe se presentan algunos de los
mecanismos y políticas mencionados en la resolución
que pueden brindar a los jóvenes "numerosas vías de
acceso a empleos decentes". No obstante, la participación
y la representación de los jóvenes son
fundamentales para el logro de sus objetivos. Por consiguiente, a
medida que vayas leyendo, piensa en la manera en que puede
aplicarse cada una de las políticas en tu país,
región o empresa. Imagina de qué otras maneras es
posible ayudar a resolver la crisis y a garantizar que haya
trabajo decente para todos…

Capítulo 1. La crisis del empleo
de los jóvenes: tendencias, características y
nuevos desafíos

En el presente capítulo analizaremos
algunas de las tendencias, características y

desafíos de este fenómeno de
alcance mundial.

1. Tendencias relativas a la
población juvenil: una demografía
diversa

Hay más de 1.200 millones de jóvenes en el
mundo, de edades comprendidas entre los 15 y los 24 años.
Alrededor del 90 por ciento de esos jóvenes viven en
países en desarrollo y representan la población
juvenil más numerosa que jamás haya existido en el
mundo (en el gráfico 1 podrás ver la
proporción de población juvenil en tu
región).

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La mayoría de los países en desarrollo
está registrando un aumento del número de
jóvenes, que representan más del 30 por ciento de
la población en edad de trabajar. En cambio, las
economías desarrolladas están experimentando un
envejecimiento de su población. Estas dos situaciones
plantean retos y hacen necesarios algunos
ajustes…

2. Características y desafíos de la
crisis del empleo juvenil

El desempleo juvenil no es un fenómeno nuevo,
sino que forma parte de la crisis mundial del empleo. Lo que
sí es nuevo es la dimensión del problema. Cabe la
posibilidad de que esta crisis no sea un mero empeoramiento
relacionado con un crecimiento más lento o una
recuperación incierta, sino una tendencia con una
vertiente más preocupante si continúan
aplicándose las políticas actuales, tal como
muestran las cifras que se presentan a
continuación.

a) Aumento vertiginoso del desempleo
juvenil

De 2000 a 2011, el número de jóvenes
empleados aumentó en 16 millones, lo que es un cambio
positivo. Sin embargo, la población total de
jóvenes se incrementó a un ritmo aún
más rápido, lo que condujo a una disminución
de la proporción de jóvenes empleados tanto con
respecto a la fuerza del trabajo total (del 52,9 al 48,7
por ciento) como con respecto a la población total de
jóvenes
(del 46,2 al 42,6 por ciento).

La crisis financiera mundial asestó otro duro
golpe a los jóvenes, que fue más severo que en el
caso de los adultos, ya que se ha observado que las tasas de
desempleo juvenil son más sensibles a las conmociones
económicas (véase el gráfico 2).

Monografias.com

En el momento más grave de la crisis, el
desempleo juvenil experimentó el mayor aumento anual
registrado en los 20 años transcurridos desde que se
dispone de estimaciones mundiales, invirtiéndose, por
tanto, la tendencia de disminución lenta pero continua del
desempleo juvenil que se observaba antes de la crisis. Aunque la
cronología y la amplitud de la crisis varían de una
región a otra, los jóvenes de los países
industrializados fueron los primeros y los más afectados.
En España y Grecia, en concreto, el desempleo juvenil se
duplicó entre 2007 y 2011 y ahora se sitúa en el 46
y el 42 por ciento, respectivamente. Tener a cuatro de cada diez
jóvenes desempleados es una catástrofe social y
económica5. (En el gráfico 3 se proporcionan
más tasas de desempleo por regiones.)

Monografias.com

b) Empleos de menor calidad,
salarios bajos e informalidad

La crisis del empleo de los jóvenes afecta
incluso a quienes tienen algún tipo de trabajo.

Los jóvenes que no pueden subvenir a sus
necesidades sin trabajar están más representados en
los segmentos de los trabajadores que perciben el salario
mínimo
y de los que tienen trabajos mal
remunerados
y, por consiguiente, es más probable que
se encuentren en el grupo de los trabajadores pobres que
los adultos. En los Estados Unidos de América, los
trabajadores jóvenes representaban alrededor de la mitad
de todos los trabajadores que cobraban el salario mínimo o
menos. El costo que supone para los jóvenes constituir una
proporción tan elevada de los trabajadores pobres es la
pérdida de las oportunidades educativas y de
formación que podrían haber mejorado su
productividad y sus ingresos futuros.

Los jóvenes también están
desproporcionadamente representados en la economía
informal
en comparación con los adultos. En Europa,
la proporción de jóvenes en la economía
informal es del 17 por ciento, en comparación con el 7 por
ciento en el caso de los trabajadores en la edad más
productiva (de 25 a 54 años). En Chile, Colombia, Ecuador,
México, Panamá y Perú, el empleo informal
entre los jóvenes (de 15 a 19 años) superaba en 30
puntos porcentuales el de los adultos (2009). Con respecto a
África, la economía informal es la fuente principal
de empleos para los jóvenes. En Zambia, al menos el 99 por
ciento de los trabajadores adolescentes está empleado en
la economía informal 10. Esto es consecuencia de la
incapacidad del sector formal para crear suficientes
oportunidades de empleo, un fenómeno agravado por la
crisis financiera, que dio lugar a que un número
aún mayor de personas pasara a formar parte de la
economía informal.

La crisis del empleo de los jóvenes no es una
mera cuestión de cantidad, sino también de calidad.
Signos del deterioro de la calidad de los empleos a los
que pueden acceder los trabajadores jóvenes son el aumento
del empleo temporal y la menor duración de los
contratos de duración determinada. La
cuestión es si este tipo de empleos constituye un paso
hacia el empleo permanente o una trampa que expone a los
jóvenes a precipitarse en una espiral de empleos
temporales (en el gráfico 4 se pueden encontrar algunas
pistas a este respecto).

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c) Desafíos en la transición de los
jóvenes al trabajo decente

Los jóvenes se enfrentan a algunas dificultades
durante la transición de la escuela al trabajo. En varios
estudios recientes se ha señalado un aumento tanto del
tiempo que se necesita para encontrar el primer empleo como de
los períodos de transición entre empleos. Si te
estás preguntando con qué tipo de dificultades
tropiezan los jóvenes durante la búsqueda de
empleo, piensa en cuántas veces has leído un
anuncio de empleo que te ha interesado, pero al que no has podido
presentar una solicitud por no cumplir el número de
años de experiencia que se requerían. Es lo que se
denomina la "trampa de la experiencia".

Los jóvenes también son menos eficaces que
los adultos experimentados al buscar un empleo. Durante su
búsqueda, los jóvenes alternan entre distintos
empleos con la esperanza de encontrar otros que sean mejores.
Esos factores prolongan su período de transición al
trabajo decente. Si bien no se conocen datos internacionales
sobre la duración del período de transición
medio, un estudio llevado a cabo en Egipto sugiere que ese
período es cada vez más prolongado y el resultado
final, cada vez menos previsible. En Indonesia, por ejemplo, el
promedio de tiempo que los jóvenes desempleados tardan en
encontrar un empleo pasó de 6,9 meses en 2001 a 14,7 meses
en 2009.

¿Y qué sucede una vez que han
encontrado un empleo?
Es más probable que se despida
a los jóvenes que a los trabajadores adultos y
también es mayor la tasa de rotación entre los
jóvenes. La crisis financiera ha puesto de relieve que los
jóvenes son los últimos en ser contratados y los
primeros en ser despedidos. Esto se debe a que sale más
barato despedirlos a ellos que a otros trabajadores y a que
tienen menor valor profesional al haber estado menos tiempo
adquiriendo conocimientos específicos de la
empresa.

Otros dos factores adicionales nuevos están
causando un empeoramiento de la crisis del empleo de los
jóvenes y plantean desafíos para la
transición al trabajo decente:

¦ El aumento del número de
"jóvenes desalentados",
que es otro término
utilizado para referirse a los jóvenes que "no participan
ni en el empleo ni en la educación o la Formación".
Estos jóvenes renuncian por completo a buscar empleo a
causa de las escasas perspectivas de encontrar trabajo durante
una crisis o de la baja calidad de los empleos en
comparación con sus competencias profesionales.
También están incluidos los jóvenes que han
abandonado los estudios y que tuvieron un contacto temprano con
la cultura de pandillas y las drogas, o que provienen de entornos
socioeconómicos pobres, lo que comporta una
disminución de sus posibilidades de empleo.

Por ejemplo, en Irlanda, el desempleo juvenil
aumentó de un 8,5 por ciento en 2007 a un abrumador 27,5
por ciento en 2010. En realidad, aunque el dato es alarmante, no
refleja el verdadero alcance del problema. La diferencia entre la
tasa oficial basada en tendencias anteriores a la crisis
financiera y la tasa ajustada, que puede verse en el
gráfico 5, corresponde a los jóvenes que se han
"refugiado" en el sistema educativo, en lugar de hacer frente a
la búsqueda de empleo, o que se quedan en casa sin hacer
nada en espera de que mejoren las perspectivas antes de comenzar
a buscar un empleo activamente. En cambio, si estos
jóvenes estuvieran buscando empleo, la tasa de desempleo
juvenil aumentaría en 19,3 puntos porcentuales.

Monografias.com

¦ El aumento del desempleo entre los
titulados universitarios,
y, en general, de los titulados de
instituciones de enseñanza superior. Esto se debe al
deterioro de la calidad de la educación o a un desajuste
entre las competencias profesionales de los titulados y los
empleos disponibles. Este fenómeno causa
preocupación por varios motivos: contradice la
suposición de que la educación superior aumenta la
empleabilidad; supone un despilfarro, habida cuenta del alto
costo de la inversión en la enseñanza superior y
del escaso rendimiento social de los titulados desempleados;
provoca la "fuga de cerebros" que se observa entre los
jóvenes calificados en muchas economías en
desarrollo; y causa frustración personal y
política, como han puesto de manifiesto los levantamientos
de la "primavera árabe".

d) Mayores desventajas entre los jóvenes y
aumento de la polarización

Los jóvenes no sólo se encuentran en una
situación de desventaja en comparación con los
adultos, sino que, además, hay ciertos grupos de
jóvenes que son más vulnerables al desempleo y a
otras desventajas sociales. Entre los factores que determinan
esas desventajas figuran los siguientes:

¦ La edad. En la mayoría de los
países, cuanto más joven es una persona, mayor es
su vulnerabilidad al desempleo, la informalidad y la
participación en trabajos peligrosos.

¦ El género. En la mayoría
de los casos, el desempleo de las mujeres supera el de los
hombres. Los salarios de las jóvenes también suelen
ser inferiores y éstas tienden a estar segregadas en
empleos que tradicionalmente se han considerado
"femeninos".

¦ El nivel de conocimientos básicos,
de escolaridad y de competencias laborales.
Los
jóvenes con menos formación tienen más
probabilidades de verse obligados a aceptar trabajos de escasa
calidad. El Oriente Medio y el África Septentrional
constituyen una excepción, puesto que las tasas de
desempleo son más altas entre los jóvenes con mayor
nivel de instrucción que entre aquellos que tienen menos
formación; se trata de un claro ejemplo del
fenómeno del "desempleo entre las personas con
formación".

¦ El origen socioeconómico. Los
jóvenes que provienen de hogares pobres tienden a
convertirse en trabajadores jóvenes pobres como
consecuencia de la falta de oportunidades de educación y
empleo.

¦ La condición de migrantes. Ya
en 2009, los jóvenes migrantes fueron los más
afectados por la crisis mundial y los primeros en perder su
empleo. Su nivel de desempleo aumentó hasta casi duplicar
el de los trabajadores nacionales en España, Irlanda y el
Reino Unido.

¦ El origen nacional y étnico. En
Australia, los jóvenes de los pueblos autóctonos
tienen casi cuatro veces más probabilidades de estar
desempleados que los australianos que no son miembros de los
pueblos autóctonos, lo que ejemplifica el modo en que el
origen étnico y nacional afecta a las posibilidades de
empleo.

¦ Las discapacidades y la epidemia del
VIH/SIDA.
Los jóvenes con discapacidad tropiezan con
más desventajas en el mercado de trabajo que otros
jóvenes que no tienen ninguna discapacidad. En 2009, por
ejemplo, la tasa de empleo de los jóvenes estadounidenses
con discapacidad en la cohorte de 16 a 20 años
ascendía a un 21,2 por ciento, mientras que la tasa de
empleo de los jóvenes de la misma cohorte que no
tenían una discapacidad era casi 15 puntos porcentuales
más elevada .

Además, la polarización del
empleo
también está contribuyendo a un aumento
de las desventajas a que se enfrentan los jóvenes. Para
entender este fenómeno, hay que imaginar por un momento la
manera en que el progreso técnico, especialmente la
informatización, puede afectar a las modalidades de
empleo. Entre otras cosas, comporta una reducción de la
actividad manufacturera y del trabajo de oficina, ámbitos
en los que las personas ya no llevan a cabo las tareas
rutinarias, ahora realizadas por las máquinas. Este
fenómeno, sumado a una mayor desigualdad de los ingresos
en los países industrializados, ha ocasionado un
crecimiento considerable de la proporción del empleo que
corresponde al sector de los servicios. Por consiguiente, hay una
mayor demanda de empleos que requieren competencias profesionales
bajas o altas, pero no de empleos de nivel medio. Esto significa
que las cohortes actuales y futuras de trabajadores
jóvenes no sólo se enfrentan al problema de que
haya menos empleos y menos posibilidades de progresar, sino
también al hecho de que tienen que aceptar empleos poco
calificados y remunerados con salarios bajos, que casi siempre
son temporales o a tiempo parcial. Probablemente será
aún más difícil lograr que disminuya la
discriminación que sufren los jóvenes en el mercado
de trabajo.

¿Cuáles son, por tanto, las
perspectivas de futuro?

A nivel mundial, será necesario crear alrededor
de 40 millones de nuevos empleos cada año para las
personas que se incorporan por primera vez al mercado de trabajo,
y para absorber además a los 200 millones de personas que
están desempleadas en 2012 (de las que 75 millones son
jóvenes). El reto es enorme. Si no tienen lugar cambios
significativos en el entorno normativo, es probable que se
deriven consecuencias importantes para los jóvenes, entre
otras los riesgos que se derivan del malestar social y de la
pérdida de confianza en el progreso social. Estos riesgos
no son ya una posibilidad, sino una realidad. Todos los
indicadores de empleo juvenil apuntan a un agravamiento del
problema. Puede que la mejor muestra de todo ello sea la
situación de los jóvenes en la región del
Oriente Medio y el África Septentrional. Si bien esta
región cuenta con la población joven más
numerosa y mejor instruida de su historia, más del 26 por
ciento de los jóvenes de la fuerza de trabajo en el
Oriente Medio y más del 27 por ciento en el África
Septentrional no pudieron encontrar un empleo en 2011. Las tasas
de crecimiento económico del período previo a la
crisis financiera mundial y a la «primavera
árabe» no se tradujeron en empleos productivos y
decentes para los hombres y las mujeres jóvenes en la
economía real. En consecuencia, es evidente que, para
invertir esas tendencias, se necesita un enfoque de las
políticas diferente…

Capítulo 4. Observaciones recapitulativas y
enseñanzas extraídas

La crisis del empleo juvenil ha alcanzado unas
proporciones intolerables. Constituye una amenaza para la
estabilidad política y la cohesión social.
Así lo ponen de manifiesto el aumento del desempleo, la
menor calidad de los empleos, el incremento de la
marginación de los jóvenes y entre los
jóvenes, la transición más lenta de la
escuela al trabajo, la desvinculación del mercado de
trabajo y otros síntomas. Los jóvenes son
especialmente vulnerables a las condiciones económicas
inestables y volátiles y, por ese motivo, una
generación entera de jóvenes se ve confrontada a
unas perspectivas de vida mucho más sombrías que
las que jamás haya tenido ante sí ninguna
generación anterior.

Por consiguiente, es urgente adoptar un nuevo paradigma
de políticas que promueva el crecimiento favorable al
empleo, y convertir al empleo y la protección social en
objetivos fundamentales de las políticas económicas
y las estrategias de desarrollo. Los jóvenes deben
integrarse por completo en el proceso de formulación de
políticas y contar con el apoyo de un compromiso
político suficiente y recursos coherentes.

Éstas son algunas de las principales
enseñanzas extraídas del presente
informe:

¦ Los jóvenes no son un grupo
homogéneo; en consecuencia, es más eficaz centrarse
en grupos determinados y en desventajas específicas del
mercado de trabajo. Para ello es necesario disponer de recursos y
capacidades administrativas que sean adecuados y permitan la
ejecución de esos complejos programas
específicos.

¦ Es necesario mejorar la calidad de la
educación universal y el acceso a la misma para reducir la
tasa de abandono escolar e impedir que los jóvenes caigan
en el desempleo y la pobreza.

¦ Centrarse principalmente en las intervenciones
relacionadas con la oferta no resolverá el problema. Es
necesario adoptar la gestión de la demanda y la
utilización de políticas de mercado de trabajo,
como los subsidios salariales y el aprendizaje, para promover la
creación de empleos para los jóvenes.

¦ También deberían fomentarse el
espíritu de empresa, los programas de inversión
pública y los servicios de empleo con miras a aumentar las
oportunidades de empleo, especialmente en las economías
menos favorecidas.

¦ Ha de lograrse que los sistemas de
educación y formación técnica y profesional
(EFTP) respondan mejor a la demanda de competencias
profesionales, en rápida evolución en todo el
mundo, aprovechando las nuevas tecnologías de la
información y las comunicaciones a fin de mejorar los
planes de estudios y ampliar su alcance. Un mayor énfasis
en el aprendizaje a lo largo de la vida y el desarrollo de las
aptitudes interpersonales es fundamental para mejorar la
empleabilidad de los jóvenes.

¦ Los medios y las redes de comunicación
social pueden utilizarse para movilizar a los jóvenes,
darles voz y comunicarse con ellos, y eventualmente para impulsar
las políticas de empleo juvenil.

¦ Las políticas que facilitan el acceso a
los empleos no deberían socavar los derechos laborales de
los trabajadores jóvenes. Éstos se merecen una
oportunidad razonable de conseguir seguridad del empleo y de
recibir una remuneración digna.

¦ Muchos jóvenes no están
protegidos debidamente por los actuales sistemas de prestaciones
de desempleo. Por consiguiente, deberían adoptarse
políticas y medidas que les proporcionen una mayor
protección social.

¦ El apoyo a los ingresos y la asistencia para
encontrar empleo deberían ir estrechamente unidos a fin de
evitar efectos no deseados.

¦ Las normas internacionales del trabajo pueden
ayudar a proteger los derechos de los trabajadores, y
deberían promoverse y cumplirse.

¦ Para que las políticas sean eficaces es
necesario que sean objeto de un alto nivel de coordinación
y coherencia en los planos nacional e internacional.

¦ Si bien éstas y otras enseñanzas
constituyen importantes puntos de referencia para la
concepción de las políticas de empleo juvenil,
sigue habiendo déficit de conocimientos.

La supervisión y la evaluación de las
políticas y los programas son necesarias para el
desarrollo de los conocimientos y para evaluar el impacto de las
intervenciones futuras.

Por último, una crisis del empleo juvenil de esta
magnitud sólo puede abordarse con un gran esfuerzo de
movilización, coordinación y formación de
alianzas en el plano internacional. A la OIT le corresponde la
responsabilidad principal de suscitar ese apoyo, lo que incluye
promover el diálogo social y lograr la
participación de los interlocutores sociales.

Tendencias Mundiales
del Empleo Juvenil 2013 – Una generación en
peligro

Oficina Internacional del Trabajo,
Ginebra

Resumen ejecutivo

1. Introducción

1.1 Panorama general

No es fácil ser joven en el
mercado de trabajo actual.

El debilitamiento de la recuperación mundial en
2012 y 2013 ha agravado la crisis del empleo juvenil,
dificultando aún más el acceso al empleo para
muchos desafortunados jóvenes que buscan trabajo. Y
está dificultándolo hasta tal punto, que muchos
están renunciado a seguir buscando. La prolongada crisis
económica también obliga a la generación
actual de jóvenes a ser menos selectivos con los empleos
que están dispuestos a aceptar, una tendencia que ya era
evidente antes de la crisis. El número de jóvenes
que está aceptando trabajos a tiempo parcial o que se
encuentra confinado en empleos temporales es cada vez mayor. Los
empleos seguros, que en una época eran lo habitual para
generaciones anteriores – por lo menos en las economías
avanzadas- han pasado a ser más difíciles de
conseguir para los jóvenes de hoy.

La tasa de empleo juvenil, estimada en un 12,6 por
ciento para 2013, se acerca al nivel máximo registrado
durante la crisis actual. Se calcula que en 2013 hay 73 millones
de jóvenes desempleados. (1) Al mismo tiempo, el empleo
informal entre los jóvenes sigue muy extendido y las
transiciones al trabajo decente son lentas y
difíciles.

Los costos económicos y sociales del desempleo,
del desempleo de larga duración, de la falta de
ánimo y de los empleos de baja calidad generalizados para
los jóvenes siguen aumentando, socavando el potencial de
crecimiento de las economías.

El desajuste de las competencias se suma a la
crisis del empleo de los jóvenes

El desajuste de las competencias en los mercados de
trabajo de los jóvenes se ha convertido en una tendencia
constante cada vez más acusada. La sobreeducación y
el exceso de competencias coexisten con la subeducación y
la escasez de competencias, y cada vez más con el desgaste
de la formación adquirida por causa del desempleo de larga
duración.

Este desajuste hace que las soluciones a la crisis del
empleo juvenil sean más difíciles de encontrar y
más lentas de poner en práctica. Además, en
la medida en que los jóvenes empleados cuentan con
más competencias de las exigidas para el puesto que
ocupan, la sociedad está desaprovechando su valioso
potencial y perdiendo la posibilidad de mejorar la productividad
económica, que sería posible si estos
jóvenes ocupasen puestos de trabajo acordes con su nivel
de competencias.

(1) Salvo indicación contraria, las cifras que se
incluyen en este Apartado se refieren a jóvenes de entre
15 y 24 años de edad.

En las regiones en desarrollo, donde vive el 90
por ciento de los jóvenes del mundo, el empleo estable y
de calidad escasea particularmente.

Las regiones en desarrollo se enfrentan a graves
problemas en lo que atañe a la calidad del empleo
disponible para los jóvenes. El presente informe confirma
que en las economías en desarrollo, donde las
instituciones del mercado de trabajo, incluida la
protección social son débiles, pues un gran
número de jóvenes sigue enfrentándose a un
futuro de empleo ocasional e informal. Los trabajadores
jóvenes a menudo reciben salarios por debajo de la media y
ocupan puestos para los que cuentan con más o con menos
competencias de las exigidas para desempeñarlo. En algunas
economías en desarrollo, hasta dos tercios de la
población joven está infrautilizada, es decir que
los jóvenes están desempleados, trabajan en empleos
ocasionales, probablemente en el sector informal, o no forman
parte ni de la fuerza de trabajo ni están recibiendo
educación o formación.

En las economías avanzadas, el desempleo
de larga duración ha irrumpido como un peaje imprevisto
que tiene que pagar la generación actual de
jóvenes.

El desempleo juvenil y sus efectos cicatriz son
especialmente frecuentes en tres regiones: las economías
desarrolladas y la Unión Europea, Oriente Medio y
África del Norte. En estas regiones, las tasas de
desempleo juvenil llevan aumentando desde 2008. El desempleo de
los jóvenes aumentó hasta un 24,9 por ciento en las
economías desarrolladas y la Unión Europea entre
2008 y 2012, y la tasa de desempleo juvenil alcanzó en
2012 un nivel sin precedentes en los últimos decenios del
18,1 por ciento. Según las proyecciones actuales, en las
economías desarrolladas y la Unión Europea, la tasa
de desempleo de los jóvenes no bajará del 17 por
ciento antes de 2016.

Como ya se analizó en la edición de 2010
del informe de las Tendencias Mundiales del Empleo
Juvenil,
hay que pagar un precio si se quiere acceder al
mercado de trabajo en tiempos de crisis económica. Hemos
aprendido mucho sobre las "cicatrices" producidas en el poder
adquisitivo futuro y en las vías de transición en
el mercado de trabajo (OIT, 2010a). Aunque, tal vez, las
cicatrices más importantes sean las de la desconfianza que
la generación actual de jóvenes tiene en los
sistemas socioeconómicos y políticos. Parte de esta
desconfianza se ha manifestado en protestas políticas como
los movimientos contra la austeridad en España y
Grecia.

Se necesitan soluciones de política
creativas y de amplio alcance.

Para mejorar los resultados del mercado de trabajo es
necesario un conocimiento en profundidad de las cuestiones
relativas al empleo y al mercado de trabajo, específicas a
cada contexto nacional. Para determinar las necesidades concretas
de cada país, así como para formular
políticas e intervenciones programáticas, es de
fundamental importancia realizar un análisis de los
mercados de trabajo de los jóvenes que hagan especial
hincapié en los aspectos que caracterizan las transiciones
de este colectivo poblacional al trabajo decente.

Para romper el círculo vicioso que mantiene a
tantos millones de jóvenes sin educación,
confinados en empleos no productivos e inmersos en la pobreza, es
preciso impulsar un movimiento global enmarcado en el Llamado a
la Acción de la OIT…

1.3 Principales conclusiones

El presente informe concentra gran cantidad de datos e
información. El resumen que figura a continuación
tiene por objeto ayudar a los lectores en la
interpretación de las principales conclusiones y novedades
relacionadas con las tendencias del mercado de trabajo de los
jóvenes.

1.3.1 Tendencias mundiales (capítulo
2)

La tasa mundial de desempleo juvenil, que había
disminuido del 12,7 por ciento de 2009 al 12,3 por ciento en
2011, aumentó de nuevo al 12,4 por ciento en 2012, y ha
seguido haciéndolo hasta el 12,6 por ciento registrado en
2013. Se trata de 1,1 puntos porcentuales por encima del nivel
previo a la crisis de 2007 (11,5 por ciento).

Para 2018, se prevé una tasa mundial de desempleo
juvenil de un 12,8 por ciento, así como un aumento de las
diferencias de una región a otra; las mejores cifras
previstas para las economías avanzadas servirán de
contrapeso al aumento del desempleo juvenil que sufrirán
otras regiones, principalmente Asia.

Se calcula que en 2013 hay unos 73,4 millones de
jóvenes desempleados, 3,5 millones más que en 2007
y 0,8 millones más que en 2011. El desempleo juvenil
creciente y la decreciente participación en la fuerza de
trabajo han contribuido a la disminución de la
relación mundial empleo-población juvenil a un 42,3
por ciento en 2013, frente al 44,8 por ciento de 2007. Esta
disminución se debe, entre otras cosas, al aumento de la
escolarización. Se calcula que en 2018, la relación
mundial empleo-población juvenil se situará en un
41,4 por ciento.

A escala mundial, la relación entre la tasa de
desempleo de los jóvenes y la de los adultos, de un 2,7
por ciento en 2013, apenas ha registrado variaciones en los
últimos años. Así pues, los jóvenes
siguen teniendo casi el triple de probabilidades que los adultos
de estar desempleados, y la tendencia al alza del desempleo en el
mundo sigue golpeándoles fuertemente.

La relación mundial empleo-población
disminuyó 1 punto porcentual entre 2007 y 2012, debido a
la reducción de la participación en la fuerza de
trabajo y al aumento del desempleo, aunque los cambios en la
estructura demográfica ayudaron a compensar dicha
disminución. La contribución del desempleo juvenil
a la disminución de la relación
empleo-población fue particularmente acusada en las
economías desarrolladas y la Unión Europea y en
Asia Oriental.

1.3.2 Tendencias en las economías avanzadas
(capítulo 2)

Desde 2009, poco se avanzado en la reducción del
desempleo de los jóvenes en las economías
desarrolladas y la Unión Europea en su conjunto. Se
calcula que la tasa de desempleo juvenil en 2012 era de un 18,1
por ciento, la misma que en 2010 y la más alta registrada
en la región en los dos últimos decenios. Si se
toma en consideración la tasa de desánimo del 3,1
por ciento, la tasa de desempleo juvenil ajustada a dicha tasa
pasa a ser del 21,2 por ciento. Se prevé que la tasa de
desempleo juvenil se mantenga por encima del 17 por ciento hasta
2015, y disminuya al 15,9 por ciento en 2018.

Entre 2008 y 2012, el número de jóvenes
desempleados aumentó en más de 2 millones en las
economías avanzadas, casi un 25 por ciento. En el segundo
trimestre de 2012, la tasa de desempleo juvenil superó el
15 por ciento en dos tercios de los países avanzados. No
obstante, se observan considerables diferencias de un país
a otro, de hecho algunos países arrojan resultados
positivos. La tasa de desempleo de los jóvenes fue de
menos del 10 por ciento en seis países de las
economías desarrolladas y la Unión Europea en el
segundo trimestre de 2012, y tres países registran
actualmente tasas de desempleo de los jóvenes por debajo
del nivel en el que se situaban en el mismo trimestre de 2008
(Alemania, Israel y Suiza).

Entre 2008 y 2010, la proporción de
jóvenes sin trabajo, educación o formación
de la totalidad de la población de jóvenes, la
llamada tasa "NiNi", aumentó en 2,1 puntos porcentuales
hasta situarse en un 15,8 por ciento de media en los
países de la OCDE. Esto significa que uno de cada seis
jóvenes no tenía trabajo, ni estudiaba o
recibía formación.

La crisis del empleo juvenil en las economías
avanzadas también se refleja en el mayor tiempo que lleva
encontrar un trabajo y en la menor calidad del empleo. En la
mayoría de los países de la OCDE, un tercio o
más de los jóvenes que buscan trabajo llevan
desempleados como mínimo 6 meses.

En Europa, una proporción cada vez mayor de
jóvenes con empleo lo están en trabajos
atípicos, incluidos empleos temporales y trabajos a tiempo
parcial. Los datos apuntan a que una parte considerable de estos
jóvenes no trabajan en estas condiciones voluntariamente
ni por propia elección. En 2011, el empleo juvenil a
tiempo parcial como proporción del total del empleo
juvenil en Europa era del 25,0 por ciento. Otro 40,5 por ciento
de los jóvenes empleados en la región trabajaban
con contratos temporales.

1.3.3 Tendencias en las regiones en desarrollo
(capítulo 2)

Las tasas de desempleo juvenil varían mucho de
una región a otra. En 2012, las tasas de desempleo juvenil
más altas se registraban en Oriente Medio y África
del Norte, con un 28,3 y un 23,7 por ciento respectivamente, y
las más bajas correspondían a Asia Oriental, (9,5
por ciento) y Asia Meridional (9,3 por ciento).

Entre 2011 y 2012, las tasas regionales de desempleo
juvenil aumentaron en todas las regiones, excepto en Europa
Central y Sudoriental (no-UE), los países de la Comunidad
de Estados Independientes, América Latina y el Caribe y
Asia Sudoriental y el Pacífico. Actualmente, se
están observando alentadoras tendencias en relación
con el empleo juvenil en países como Azerbaiyán,
Filipinas e Indonesia.

Entre 2012 y 2018, se prevé que la
relación empleo-población juvenil disminuya en
todas las regiones excepto en las economías desarrolladas
y la Unión Europea. Las previsiones apuntan a que la mayor
disminución se registrará en las regiones de Asia,
donde oscilará entre los 1,1 puntos porcentuales de Asia
Meridional y los 2,5 puntos porcentuales de Asia
Oriental.

En los países y las regiones con elevados niveles
de pobreza y altas proporciones de empleo vulnerable, el problema
del empleo de los jóvenes es tanto un problema de mala
calidad del empleo como de desempleo. Por ejemplo, en Asia
Meridional y el África subsahariana las tasas regionales
de desempleo juvenil son relativamente bajas, pero están
muy relacionadas con los elevados niveles de pobreza, lo que
significa que para muchos jóvenes el trabajo es una
necesidad imperiosa. En la India, los datos apuntan a que las
tasas de desempleo juvenil son más elevadas entre las
familias con ingresos superiores a los 1,25 dólares de los
Estados Unidos al día que entre las que cuentan con
ingresos por debajo de este umbral de pobreza.

La tasa NiNi correspondiente a los jóvenes es
alta en algunas regiones en desarrollo sobre las que se dispone
de datos. En América Latina y el Caribe, por ejemplo, se
calcula que en 2008 esta tasa se situaba alrededor del 19.8 por
ciento.

1.3.4 El problema del desajuste de las competencias
(capítulo 3)

El presente informe examina dos tipos de desajuste de
las competencias y utiliza los niveles de estudios como baremo de
las competencias. El primer tipo consiste en el desajuste entre
la oferta y la demanda de competencias profesionales y se basa en
una comparación entre los niveles de educación de
los empleados y de los desempleados. El segundo tipo se refiere
al desajuste entre las competencias con que cuentan los
jóvenes y las competencias exigidas para los puestos que
ocupan.

En las economías avanzadas, los datos apuntan a
que los jóvenes que se encuentran en mayor
situación de riesgo de desajuste son los que se encuentran
en la base de la pirámide educacional, lo que se refleja
en las tasas de desempleo relativamente altas de los
jóvenes con pocas calificaciones frente a las de los
jóvenes altamente calificados. Este tipo de desajuste
aumentó entre 2012 y 2011, indicando el deterioro de la
posición en el mercado de trabajo de los jóvenes
poco calificados.

Respecto del segundo tipo de desajuste, los datos
disponibles de las economías avanzadas muestran que los
jóvenes (15 a 19 años) están mucho
más expuestos a la sobreeducación que los
trabajadores de más de 30 años de edad, y tienen
menos probabilidades de estar subeducados. En las
economías avanzadas, la sobreeducación entre los
jóvenes aumentó 1,5 puntos porcentuales entre 2002
y

2010, reflejando en parte mejoras en el nivel de
educación. No obstante, el fuerte incremento de la
sobreeducación registrado en los dos últimos
años (de 1,4 puntos porcentuales) deja entrever otra
consecuencia de la crisis económica: los jóvenes
con niveles de educación más altos
desempeñan, cada vez más, empleos para los que
están sobreeducados. Este fenómeno creciente de
sobreeducación apunta a un desplazamiento de los
jóvenes de la base de la pirámide educacional. Los
jóvenes con niveles de educación más bajos
se encuentran al final de la cola, incluso para acceder a
aquellos trabajos para los que están mejor calificados.
Además de los jóvenes, entre los grupos del mercado
de trabajo que a menudo se enfrentan a un elevado riesgo de
desajuste se incluyen las mujeres, las personas discapacitadas y
los migrantes.

1.3.5 Encuestas de la transición de la escuela
al trabajo (capítulos 4 y 5)

Los mercados de trabajo de los jóvenes en las
economías en desarrollo son muy distintos de los de las
economías desarrolladas. En las economías en
desarrollo, la naturaleza ocasional del empleo de los
jóvenes y la tendencia a que abandonen pronto sus estudios
son las características de los mercados de trabajos de los
jóvenes que más directamente los distinguen de los
de las economías desarrolladas.

Si se comparan con las economías avanzadas, estos
países se enfrentan a los desafíos adicionales que
suponen el desempleo y los trabajadores pobres, siendo los
trabajadores pobres la mayoría de los que integran la
economía informal tanto en las zonas rurales como
urbanas.

El desempleo juvenil es un problema grave en los
países con ingresos bajos. Si utilizamos una
definición amplia de desempleo (en la que la
búsqueda activa de trabajo no sea un criterio de
exclusión), la tasa de desempleo de muchas
economías de bajos ingresos se multiplica por dos. De
hecho, cuando se aplica esta definición, la tasa relajada
media de desempleo de las economías menos desarrolladas
suele ser mucho mayor que la de los países con ingresos
altos.

Además, los jóvenes desempleados de las
economías con ingresos bajos no tienen acceso a sistemas
de protección social, de los que se benefician sus
homólogos de las economías
desarrolladas.

El empleo de baja calidad predomina en diez
economías en desarrollo examinadas en el capítulo
4. Analizando los valores promedio en diez países, hasta
ocho de cada diez trabajadores jóvenes están
empleados en el sector informal, seis de cada diez no tienen un
contrato de empleo estable y un tercio está subcalificado
para el trabajo que desempeña, lo que tiene consecuencias
tanto en la productividad de la empresa como en la seguridad de
los propios trabajadores. Los elevados niveles de
subutilización de la mano de obra joven en las
economías en desarrollo son un lastre para el progreso. En
las regiones en desarrollo, hasta un 60 por ciento de los
jóvenes no tiene trabajo, no estudia, o trabaja en empleos
ocasionales. En otras palabras, casi dos tercios de los
jóvenes de las economías en desarrollo no
aprovechan todo su potencial económico.

Los nuevos datos que presenta el capítulo 5
proporcionan una descripción única de cómo
los jóvenes pasan del final de la escolarización (o
acceso a la primera actividad económica) a un trabajo
estable o, por el contrario, permanecen confinados en
categorías de actividad económica informal, de
carácter incierto y muy mal remuneradas. En los diez
países en desarrollo analizados, los jóvenes
hombres tienen más probabilidades que las jóvenes
de completar la transición a un empleo estable y/o
satisfactorio. Los ingresos de las familias, la mayor
inversión en educación y el origen urbano
también parecen favorecer la transición de los
jóvenes en el mercado de trabajo. La rotación entre
ocupaciones hasta encontrar aquella que mejor se adecua a las
propias características no es una práctica habitual
en las economías en desarrollo. Cuando la oferta laboral
es escasa, los jóvenes tienden a aferrarse al trabajo que
tienen, independientemente de su calidad.

1.3.6 Políticas de promoción del
trabajo decente para los jóvenes (capítulo
6)

Los representantes de los gobiernos, los empleadores y
los trabajadores de los 185 Estados Miembros de la OIT presentes
en la reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo
(CIT) de junio de 2012 identificaron cinco áreas clave de
política adaptables a las circunstancias nacionales y
locales, que figuran en la Resolución "La crisis del
empleo juvenil: Un llamado a la acción". Las áreas
de política incluyen: i) políticas
económicas y de empleo que refuercen la demanda agregada y
mejoren el acceso a la financiación.; ii) educación
y formación que faciliten la transición de la
escuela al trabajo y supongan un freno contra el desajuste de las
competencias; iii) políticas de mercado de trabajo
orientadas a promover el empleo de los jóvenes más
desfavorecidos; iv) iniciativa empresarial y empleo por cuenta
propia para ayudar a los jóvenes aspirantes a empresarios,
y v) derechos laborales basados en las normas internacionales del
trabajo para velar por que los jóvenes disfruten de
igualdad de trato. En el capítulo 6 se examinan estas
áreas de política fundamentales y ejemplos de
buenas prácticas con detalles sobre las intervenciones
específicas, a la luz de los análisis del presente
informe y de las discusiones celebradas en reuniones como las
cumbres del G20 (véase el recuadro 1).

Recuadro 1. Empleo juvenil: Una prioridad del
G20

La alarmante situación de los jóvenes en
los mercados de trabajo de la mayoría de los países
del G20 ha sido el tema de la discusión y las
deliberaciones de las cumbres del G20. En la Cumbre de Londres
del G20 sobre Estabilidad, Crecimiento y Empleo (abril de 2009),
los líderes adoptaron un plan global para la
recuperación y la reforma comprometiéndose "a
apoyar a aquellos afectados por la crisis mediante la
creación de oportunidades de Empleo". También
hicieron un llamado a la OIT para que, trabajando con otras
organizaciones competentes, hiciese "una valoración sobre
las medidas tomadas y las que sean necesarias para el futuro". A
esto siguió la Cumbre de Pittsburg, donde los
líderes se comprometieron a situar los empleos de calidad
en el centro del proceso de recuperación, decidieron
convocar la Primera Reunión de Ministros de Trabajo y
Empleo, y pidieron a la OIT que preparase la estrategia de
formación del G20.

En la segunda Reunión de los Ministros de Trabajo
y Empleo del G20 (París, septiembre de 2011) se debatieron
los principales desafíos en materia de empleo a los que se
enfrentan los jóvenes en los países del G20 y se
insistió en la importante función que
desempeñan las políticas destinadas a aumentar
tanto la cantidad como la calidad de los empleos para los
jóvenes (OCDE y OIT, 2011). Las recomendaciones de los
ministros en materia de política, que giraron en torno a
la mejora de las políticas activas de empleo, en
particular para los jóvenes y otros grupos vulnerables, el
establecimiento de pisos de protección social, la
promoción de las normas internacionales del trabajo y el
fortalecimiento de la coherencia entre las políticas
económicas y sociales, fueron secundadas por los
líderes en Cannes (noviembre de 2011). La Cumbre
también constituyó un grupo de trabajo sobre el
empleo con el cometido prioritario para 2012 de centrarse en el
empleo de los jóvenes.

El Grupo de Trabajo sobre el Empleo se convocó
bajo la Presidencia de México con una solicitud de apoyo a
la OIT y otros interlocutores a la revisión de las
políticas y los programas de empleo de los jóvenes,
en especial los aprendizajes y otras medidas para facilitar la
transición de la escuela al trabajo. Las principales
conclusiones del Grupo de Trabajo sobre el Empleo respecto de las
estrategias para el empleo de los jóvenes en los
países del G20 fueron secundadas por los ministros de
trabajo y empleo (Guadalajara, mayo de 2012) y por los
líderes de la cumbre (Los Cabos, junio de 2012). Las
conclusiones incluyen: i) fortalecer los sistemas de aprendizaje
de calidad y otros programas de transición de la escuela
al trabajo, en colaboración con los interlocutores
sociales; ii) prestar orientación profesional y facilitar
la adquisición de experiencia en el lugar de trabajo con
miras a promover el trabajo decente; iii) apoyar la
implantación de medidas de apoyo a la iniciativa
empresarial de los jóvenes; iv) analizar los programas
voluntarios de cooperación técnica, de forma
bilateral o en colaboración con organizaciones
internacionales, como medio para intercambiar "prácticas
óptimas" en la promoción del empleo de los
jóvenes, y v) solicitar a la OIT, la OCDE y otras
organizaciones internacionales que colaboren con instituciones
nacionales para ayudar a entender mejor la situación de
los jóvenes en los países del G20 y aplicar
iniciativas nacionales de empleo los jóvenes con el apoyo
de los interlocutores sociales. Los líderes ampliaron el
mandato del Grupo de Trabajo sobre el Empleo un año
más bajo la Presidencia de la Federación de
Rusia.

Los interlocutores sociales participaron activamente en
la prioridad del G20 de promover el trabajo de los
jóvenes. El B20 (organizaciones empresariales de los
países del G20) y el L20 (organizaciones sindicales de los
países del G20) instaron a los líderes a abordar la
situación del empleo en general y del empleo de los
jóvenes en particular con objeto de "evitar el riesgo de
que una proporción cada vez mayor de la población
pierda confianza en la economía global". También
señalaron a la atención de los líderes
reunidos en Cannes los elementos clave que pueden dar relevancia
a los pisos de protección social definidos a nivel
nacional en todos los países, la necesidad de aplicar los
principios y derechos fundamentales en el trabajo, y la
importancia de promover la coherencia de las medidas en el
sistema multilateral.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7
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