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Críticas a la modernidad de autores alemanes a partir del siglo XVIII




Enviado por ROBERTO MALLEA



  1. Entonces, lo
    central del debate germano
  2. Superación
    de la crisis de la modernidad, un libreto
    posible
  3. Claves para
    entender la tradición de la filosofía post
    clásica alemana en relación a la
    modernidad
  4. Bibliografía

En Marx se postula una teoría social
crítica, en donde el valor mismo de la modernidad, se
cuestiona desde una perspectiva en donde capital y fuerza de
trabajo, confluyen en la construcción de una sociedad, en
un mismo lugar y a la vez los intereses de cada uno de estos
estamentos, como clase, son opuestos y antagónicos. Para
Marx, todo lo moderno posee la cualidad de estar marcado por su
propia precariedad, en cuanto a que lo que parece, no es. Todo lo
que se cree como el curso natural de las cosas, tiene siempre una
contradicción. El autor establece una crítica al
capitalismo como una creación típica de la
modernidad y en la cual se perfilan formas novedosas y
distintivas de asociación humana. Estas formas de la
sociabilidad moderna, incluyen lo que por primera vez es
concebible como la economía y su contrapartida esencial el
Estado.

El Estado moderno, sostiene Marx, pese a toda la
inspiración democrática y universalista que lo
anima, es en esencia una forma mediante la cual, los que poseen
el poder social y económico se aseguran su dominio por
sobre otros grupos sociales. El Estado se convierte poco a poco
en una entidad aislada, que está más allá de
la sociedad civil y es ajena a través de la
emancipación de la propiedad privada respecto de la
comunidad. De esta forma, el establecimiento del Estado
político y la disolución de la sociedad civil se
realizan en un mismo y único acto.(Jiménez Redondo,
1989) Ambas formas descansan en una transformación
radical, del carácter de las relaciones sociales que Marx
denomina, relaciones de dependencia personal y las define como
todas aquellas relaciones impersonales mediadas por cosas tales
como el dinero, la burocracia, el intercambio esto provoca el
ocultamiento del sentido verdadero de las cosas, cuya
consecuencia es la alienación total. La alienación
que implica, que el sujeto se descentra de si mismo, como efecto
de su desarraigo con el hecho mismo de la producción
material, el trabajo.

El individuo de esta nueva sociedad es desgarrado de
manera constante entre sus experiencias personales y sus
identificaciones públicas. Esta incongruencia le permite
reflexionar al autor, diciendo que es posible que el capitalismo
no haya dejado otro nexo entre los hombres que el desnudo
interés personal del pago pecuniario. (Therborn,
2007)

En Weber, existe también un cuestionamiento
valórico de la sociedad y sus fines, para el autor, el
destino social solo en base a medios acarrea
desintegración social. Es necesario un camino con arreglo
a fines, que proporcione a la sociedad un basamento y una
construcción más ligada a las necesidades del grupo
humano. Desde esta perspectiva, hace un análisis al
fenómeno religioso protestante que engendró un tipo
específico de subjetividad, una nueva individualidad
singularmente adecuada a las normas racionales del capitalismo
burgués, dándole al capitalismo una
significación religiosa. Desde esta perspectiva la
única forma aceptable para llegar a Dios (según el
protestantismo) no solo consistía no en superar la moral
mundana, mediante el ascetismo monástico, sino
también mediante el cumplimiento de las obligaciones
impuestas al individuo para obtener una buena posición
económica en el mundo. (Sayer, 1995)

Esta es la moral perfecta para la clase media burguesa,
donde la valoración pasa por la búsqueda de la
riqueza y la abnegación al trabajo. A partir de esto,
Weber sostiene la premisa que el individuo es un compulsivo y
compelido hacia una nueva "moral laica", cuyo dios es la
personificación de un hombre blanco, propietario y
protestante.

Max Weber sostiene que desde el enfoque
económico, el capitalismo occidental moderno implica la
concentración de los medios de producción en pocas
manos y que el manejo de estos medios se vuelve ideológico
y político. Esto representa un desprecio hacia la persona
y la instrumentalización de las instituciones, lo que
provoca una suerte de sobre valoración las deidades
impersonales de la modernidad, tales como el dinero, el estado,
el individuo, y donde el instrumento de la violencia
política es precondición para los cambios y
adaptaciones del poder. (Sayer, 1995)

Por otro lado, Nietzsche, se sirve de la
filosofía especialmente por su función emancipadora
para utilizarla como instrumento de crítica a la
modernidad. Para él la modernidad pierde su
posición de privilegio, ya que sólo constituye la
última época en la historia de la
racionalización. (Guadarrama, 2007)

Nietzsche desarrolla una crítica punzante a la
razón, que se sitúa a sí misma fuera del
horizonte de la razón. Pues para él, la modernidad
no es el espacio de desarrollo y crecimiento del sujeto. Mas
bien, un estado de ilusión que deriva en un sesgo
pesimista acerca del si mismo. El autor es un escéptico
que con diversos métodos antropológicos,
psicológicos e históricos trata de desenmascarar la
perversión de la voluntad de poder y el surgimiento de la
razón centrada en el sujeto. (Guadarrama, 2007)

Las ideas expuestas por estos autores, ya perfilan una
idea de sociedad y una forma de interpretarla, que requiere, a
veces ver por debajo de lo aparente. En esta perspectiva, las
ideas de Freud, también infieren al sujeto de la
modernidad una herida narcisista. Freud dice que para lograr la
productividad y progreso (principio de realidad) es necesario
reprimir lo instintivo, la naturaleza, la libertad (principio del
placer) incompatible con la sociedad civilizada. En efecto, se ha
constituido sobre un enfrentamiento entre la cultura (sociedad
civilizada) y la naturaleza (las necesidades instintivas).
(Mimeo, 2004)

Es en este contexto, que para mantener el equilibrio que
la represión actúa. Podría referirse a esto
con las siguientes palabras "El instinto y la naturaleza,
están sujetas a la represión para sublimarla como
forma operada y transformada en cultura e historia. La historia
del hombre, de este modo, es la historia de su represión,
porque la cultura restringe la estructura instintiva. Y esta
represión o restricción es precondición
esencial para lograr el progreso. De este modo, el hombre actual
"racionaliza" (controla, domina, ordena) el placer. Aprende a
sustituir el placer inmediato, irreprimido, el gozo del juego,
por el placer retardado, restringido, seguro que le proporciona
vivir con otros en sociedad. Así, el hombre de nuestro
tiempo llega a ser un sujeto consciente, pensante, racional
(aunque la racionalidad le sea impuesta desde afuera, a la manera
de una represión); llega a ser, paradójicamente, un
sujeto "libre" en la medida de su represión". (Mimeo,
2004)

Entonces, lo
central del
debate germano

Para Marx, la mercancía que se transa en la
sociedad moderna, se convierte en un fetiche que hace creer a los
sujetos que lo que producen es externo. Es decir, esto externo,
que son los objetos y la sociedad se cree que esta fuera de
nosotros. Esto no es solamente aplicado al campo de la
economía, sino al campo de la vida social. Marx descubre,
que las relaciones sociales funcionan encubiertas, o la gente no
sabe como funcionan, o tiene una falsa conciencia, por tanto un
conocimiento ideológico.

Para decirlo de manera más clara, se produce una
reificación o una cosificación del sujeto en la
vida social de la modernidad, que apunta a la
fragmentación del individuo. Al colocarlo en un lugar, que
nunca es su lugar y que lo desarraiga de manera constante del
self.

Desde Marx y Weber existe una reificación en la
organización del mundo social, que hace que lo individual
y lo propio de los seres humanos sea extraño y ajeno.
Dentro de esta misma perspectiva, pero de la mirada de lo
individual para Federico Nietzsche en el curso de la historia y
su desarrollo se abren los cauces para diferentes formas sociales
e individuales que siempre tendrán una trampa
implícita y aun mucho más en la modernidad, es
decir, la idea de lo que hoy conocemos como la verdad puede no
serlo mañana, por lo tanto, el mundo de lo moderno es un
espejismo en donde los sujetos creen ver los reflejos de su
propia existencia, siendo tal vez los destellos de una
ilusión. La vida en el mundo moderno, es una moneda con
dos caras y la verdad desde ese punto de vista puede ser
criticable.

Así, Weber volverá nuevamente y
dirá que la sociedad moderna y capitalista se ha
desarrollado de tal manera que lo que prima es la racionalidad
instrumental y la sociedad instrumental lo que ha hecho es
meterse así misma en una jaula de hierro, es una jaula que
la propia razón se ha puesto y de la cual no saldrá
jamás.

El sin sentido de la modernidad se debe a que
históricamente y en un momento determinado la sociedad se
ha gobernado por lo instrumental que crea una particular
subjetividad a nivel de sujeto. Por tanto, y coincidiendo con
Nietzsche la racionalidad que se formó en un momento
determinado es posible que en otro tiempo se transforme en otro
tipo de racionalidad. De ahí lo efímero y feble de
los pilares modernos como visión de construcción
societal.

Para Habermas, el discurso de lo moderno es siempre un
discurso de lo nuevo, el presente y el porvenir. Lo moderno, es
siempre una referencia a una nueva época y a la vez a la
obsolescencia por el propio fin que persigue lo moderno. La
vanguardia de la modernidad sea cual sea, dice el autor, emerge
de un momento a otro y se cita a si misma como repetición
(es también una vuelta a lo clásico).

El estatuto de la modernidad impulsado por el iluminismo
se basa en el desarrollo de la ciencia objetiva, como punto de
flecha de esta racionalidad, y a la vez de la moral universal que
desemboca en el hombre pleno.

Por la Razón o la Fuerza, noble consigna de
nuestro venerable emblema nacional es sin duda, la
exaltación de la propocisión modernista o como
diría el mismo Habermas "el terror administrativo que
utiliza los medios proporcionados por las burocracias modernas"
(Habermas, 1981).

El proyecto de la modernidad esta inconcluso, en su
visión no se logró. No obstante, el autor no
deshecha del todo esta construcción y piensa que a partir
del arte (como uno de los posibles caminos) se abre una
alternativa que descasará en las bases de la acción
comunicativa.

Para Berman la modernidad perdió de vista sus
propias raíces. Es un mundo de inestabilidad y cambio,
lleno de triunfos en el arte y en el pensamiento, pero en el cual
el sujeto siempre es un espectador ajeno, pero cómodo a
fin de cuentas. Lo moderno se transforma en la promesa de la
modernidad. Un universo que produce real, simbólico e
imaginario, pero de lo cual no comprendemos. Siendo modernos dice
Berman " nuestra concepción de las modernidad parece
haberse estancado y retrocedido" (Berman, 1989).

Las visiones de lo moderno se desarrollan desde las
particularidades de cada periodo y en donde la plástica,
la literatura, el cine, el arte en general representan un tipo de
vanguardia que define los principios sociales y políticos
acerca de la modernidad que le toca vivir a cada cual. Siguiendo
este argumento, en Berman, existe diversidad de modernismos, cada
uno sujeto a un significado y un momento distinto. Para el autor
la referencia necesaria a los viejos modernistas, aquellos que
vivieron la génesis y la unidad de un primer momento nos
puede dar luces para interpretar la complejidad y la
fragmentación de lo moderno presente y futuro.

Superación
de la
crisis de la modernidad, un libreto
posible

La idea de superación de la modernidad, en cada
uno de estos autores, es una crítica de algunas o muchas
de las premisas o supuestos que la vieron nacer. La
asunción de la crisis de la modernidad, así como su
explicación y justificación, se convierte sin duda
en una condición necesaria para su superación y en
relación a los pensadores que hemos revisado en este
primer momento. Todos de alguna u otra manera, apuntan a una
cierta fragmentación, o cierto halo que su propia
comprensión implica. De ahí la impresión,
individual y colectiva, de que todo es incierto y, en
consecuencia, que es cambiante. La modernidad nace a partir de
una transformación radical de las concepciones de mundo y
hombre medievales en su origen y posteriormente su aspecto
decisivo será la transformación en la
concepción del hombre y de su lugar en el universo. Es
esta transformación, de las concepciones de hombre,
conocimiento y realidad la que se cuestiona y alrededor de la que
se desarrolla la actual crisis y su discusión.

Pues bien, la modernidad ubicaba al hombre –mejor
aun, al sujeto– en un lugar de privilegio, desde donde
conoce y se vuelve omnisciente. No cabe duda, visto desde nuestra
posición, que la modernidad se fundó sobre una
consideración distorsionada de la subjetividad y de la
racionalidad; en donde la primera se reduce a la segunda; (y las
dos invenciones de la modernidad) o que una vez identificadas se
las asumió como el fundamento de lo real, verdadero. Esta
ubicación desde el real, el simbólico e imaginario
se desprende necesariamente a partir del puesto y papel otorgado
al sujeto.

La superación a partir de las premisas de los
autores examinados, consistirían en una nueva forma de ver
al sujeto y concebirlo de manera menos limitante y unilateral de
lo que lo concibió la modernidad desde sus
inicios.

La concepción del sujeto es radical y dificulta
la mirada de una modernidad desgarrada en sus propios conflictos.
Para Marx, es el sujeto alienado el que debe de dar vuelta a su
destino, para ser conciente de si. Sin embargo, esta
concepción no está completa, ya que sus escritos de
1848, no se encuentran hasta casi 80 años después,
por tanto, existe un desfase entre sus primeros planteamientos y
esta visión, que no llegará incluso a
América Latina, solo hasta los años 60, a
través de la vía Althuserina y por encargo de
nuestra conocida Marta Harkneker. Serán estas
concepciones, las que pasando por un filtro de ideas
Nietzschanas, las que propondrán la superación un
sujeto de la ideología, predominante de la modernidad, en
donde él vive la ilusión de la libertad, la
autonomía, la decisión pero que no es más,
que el sujeto producto de una falsa conciencia. En Habermas, la
teoría de la acción comunicativa, se vuelve el
instrumento de intercambio entre los sujetos, que son los que
negocian sus propios significados y desde donde el mundo y el
conocimiento siempre estarían reflejando las muchas
estructuras, del organismo que esta en juego en el intercambio
social. En base a estas conversaciones, que mantienen con ellos
mismos, se asumen los compromisos en el acto de la
negociación. Los quiebres fundamentales que hacen patentes
estos autores, serán tarea de la sociedad actual
afrontarlos en forma efectiva, para incluso provocar nuevos
quiebres en el núcleo de la modernidad que permitan abrir
nuevas posibilidades de acción.

Claves para
entender la tradición de la filosofía post
clásica alemana en relación a la
modernidad

"Auto comprensión de la modernidad de si
misma"

La modernidad como hito histórico, toma
conciencia que representa un cambio a medida que se construye y
auto construye. La modernidad a si misma, se ve como el tiempo
histórico que rompe con las formas antiguas y precedentes
de asociarse y agruparse en los grupos humanos. Es una nueva
forma de organización humana y desconoce lo anterior, lo
divino, lo trascendental, lo mágico en el universo y en
las cosas.

La voluntad de esta conciencia, será liberadora y
constructora de su propia emancipación. Con lo moderno,
los límites de lo dado por la vía cósmica,
decaen para dar paso a la posibilidad del orden social transado.
Con lo moderno, todo depende del sujeto, pero que al final
siempre estará sujeto a sus propios significados. Esta
auto comprensión, es también el escenario de las
ilusiones del hombre moderno, con sus sueños de
autonomía y decisión.

"Crisis de la razón"

El debilitamiento progresivo de la explicación
teológica del mundo, las exigencias que una serie de
transformaciones económicas y sociales, que marcaron el
nacimiento de la modernidad, dieron como resultado el surgimiento
y consolidación de la razón como sistema de
comprensión del mundo. Esta forma responde al nuevo orden
social burgués y al control de la naturaleza por parte del
sujeto. (EmpirismoRacionalismo).

Nietzsche y otros autores, apuntan a una crisis de la
razón a partir de una reflexión filosófica
que se hace acerca del sujeto y su permanencia en el mundo y
fundamentalmente del cómo conoce. En este sentido, una
situación que claramente caracteriza el quiebre, es que
las formas de pensar de la burguesía y los procedimientos
técnicos de producción, se encuentran disociados y
en contradicción con el sistema de relaciones sociales que
los hombres establecen. La razón, no da las respuestas a
la experiencia que acontecen en el mundo del sujeto, más
bien, esta razón se transforma en el mundo de la
explicación y no en el de la experiencia inmediata que le
da sentido a su existencia emocional, laboral, familiar,
académica, etc.

"Experiencia moderna de espacio y
tiempo"

Para muchos autores la denominación de
"experiencia moderna de espacio y tiempo" corresponde a la
modernización y sus establecimientos en el marco de la
sociedad contemporánea próxima, es decir, el mundo
que nos toca vivir y en el que vivieron nuestros abuelos
posiblemente. Se da esta experiencia, como el producto de la
sociedad industrial y posteriormente tecnológica que se
observó como los grandes adelantos en el arte y en el
pensamiento y las vicisitudes del siglo XX, referido a hechos tan
diversos como las guerras mundiales o los grandes descubrimientos
a nivel científico.

Esta relación de espacio y tiempo, es en
consecuencia el mundo del sentido común y la etapa
histórica que nos toca vivir. Es un mundo con
sólidas bases, desde el punto de vista del despliegue de
la sociedad capitalista, pero con profundas contradicciones e
inestabilidad, fundamentalmente en cuanto a la vigencia de los
cuerpos sociales llámese familia, religión,
cultura, etc.

"Desfase entre modernización y
cultura"

Existe una modernización de la sociedad, que
tiene que ver con el desarrollo del capitalismo, con el
desarrollo de la economía, con el crecimiento del modelo.
Esta modernización, cuadra de manera significativa con el
espíritu de la modernidad y que Berman ubica
acertadamente, como origen, a principios del siglo XVI y fines
del XVIII y posteriormente con la década revolucionaria de
1790. Coincidente con el despliegue del escenario moderno. No
obstante, y paralelamente a este desarrollo, se viene gestando
una cultura que alimenta una visión critica de esta misma
modernización una cultura que desobedece y no comulga
drásticamente con el ideario propuesto.

Para Habermas, este desfase se produce cuando la
modernización gobernada por una racionalidad
económica penetra la acción comunicativa,
provocando anomalías que son capturas y traducidas de
manera cultural por el sujeto, es decir contra
cultura.

BIBLIOGRAFIA

Habermas, Jurgen "El discurso filosofico de la
modernidad" "Versión castellana de M. Jiménez
Redondo, Taurus, 1989.

Habermas, Jurgen. Conciencia moral y acción
comunicativa. Península, Barcelona, 1985.

Derek Sayer "Capitalismo y modernidad".
1991 EDITORIAL: Losada S.A. Edición Argentina. 186
páginas.

www.Instituto de Ciencias, Artes y Literatura Alejandro
Lipschutz. "Vida y muerte de la filosofía: Nietzsche y
Marx (I parte).Por: Dr. Pablo Guadarrama González,
2007

Göran Therborn "Dialécticas de
la Modernidad: Acerca de la Teoría Crítica y el
Legado del Marxismo del Siglo XX" Editorial Puerto.
2001

http://www.rau.edu.uy/fcs/dts/miguez/modernidadpracticas.pdf.
Freud "La modernidad y las practicas sociales" Universidad
Nacional. De La Plata Mimeo,2004.

Carlos Mark. Manuscritos económicos
y filosóficos de 1844(publicada póstumamente en
1932)

Carlos Mark. El capital, volumen
I (1867)

Pablo Guadarrama
González, América latina: marxismo y
postmodernidad 
(UNINCCA, Bogotá, Colombia &
UCLV, Santa Clara, Cuba, Agosto 1994, 230
págs.) 

Berman, Marshall (2008). Todo lo
sólido se desvanece en el aire
. Siglo
XXI. ISBN 978-968-23-1509-1. p. 1. (Berman,
1989).

 

 

Autor:

Roberto Mallea

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