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El contrato social – Rousseau



  1. Biografía de Jean-Jacques
    Rousseau
  2. El
    Contrato Social
  3. Libro
    primero
  4. Libro
    segundo
  5. Libro
    tercero
  6. Libro
    cuatro

Biografía
de Jean-Jacques Rousseau

1712/06/28 – 1778/07/02

Nació el 28 de junio de 1712
en Ginebra (Suiza). Es bautizado el 4 de julio del
mismo año. Fue educado por sus tíos tras la muerte
de su madre pocos días después de su
nacimiento. Trabajó como aprendiz de grabador a los
13 años. A los 16 escapa de su localidad natal
instalándose en Saboya acogido por un sacerdote.
Muy pronto se convirtió en secretario y acompañante
asiduo de madame Louise de Warens, mujer rica que tuvo una
profunda influencia en toda su vida. En el año 1742
se radica en París, donde trabaja como profesor,
copista y secretario político. Hizo amistad con el
filósofo francés Denis Diderot, quien le
encargó escribir artículos
sobre música para la Enciclopedia francesa.
En 1750 ganó el premio de la Academia de Dijon por
su Discours sur les sciences et les arts (Discurso sobre las
ciencias y las artes, 1750), y en 1752 su ópera Le
devin du village (El sabio del pueblo) fue interpretada por
primera vez. En los anteriores, y en su Discurso sobre el
origen de la desigualdad entre los hombres (1755), expuso su
opinión de que la ciencia, el arte y las instituciones
sociales han corrompido a la humanidad y que el estado natural, o
primitivo, es superior, en el plano moral, al estado
civilizado. Voltaire atacó las opiniones de
Rousseau y por ello los dos filósofos fueron enemigos
enconados. En 1756 se retiró a Montmorency, donde
escribió la novela Julia o la nueva
Eloísa (1760). En su famoso tratado
político El contrato social (1762) expuso
argumentos para libertad civil y ayudó a preparar la base
ideológica de la Revolución Francesa al
defender la voluntad popular frente al derecho divino. En su
estudio Emilio (1762) señala la importancia de la
expresión antes que la represión para que un
niño sea equilibrado y librepensador. En 1762 escapa
a Prusia y después a Inglaterra, donde fue
amparado por el filósofo escocés David Hume.
No obstante, pronto se enemistaron en cartas públicas y
polemizaron entre ambos. Durante su estancia en Inglaterra
preparó el manuscrito de su tratado sobre botánica
publicado póstumamente, La Botanique (La
Botánica, 1802). Regresó a Francia en 1768
bajo el nombre falso de Renou. En 1770 completó el
manuscrito de su obra más notable, la
autobiográfica Confesiones (1782), donde revela
los conflictos morales y emocionales de su vida. Influyó
en el romanticismo en literatura y en
la filosofía de principios del siglo XIX.
También tuvo que ver con la evolución de la
literatura psicológica, la teoría
psicoanalítica y el existencialismo del siglo XX, en
particular en su insistencia sobre el libre
albedrío. Rousseau falleció el 2 de julio de
1778, en Ermenonville, Francia. 

El Contrato
Social

Él estado nacido del pacto inicial entre los
hombres tiene la obligación de garantizar la libertad a
través de las leyes, promover la equidad distributiva de
la riqueza y alentar un sistema educativo basado en inculcar en
los niños un fuerte sentimiento de amor por la
colectividad. Sobre estos beneficios se basa el difícil
equilibrio propuesto por Rousseau en "El contrato social", una
obra fundamental entre los grandes clásicos del
pensamiento político. Lo que hace de este libro de
Rousseau un clásico fundacional del pensamiento
político de la modernidad es el modo en que elabora una
teoría de la soberanía como sujeto y una
formulación del punto de vista de la legitimidad como
instancia crítica. Él Contrato social, como el
propio Rousseau nos indica en las "Confesiones", constituye la
primera parte doctrinal de una obra sobre Instituciones
políticas en la que el autor comenzó a trabajar
hacia 1750 y que, probablemente por razones teóricas,
nunca llegó a acabar. Así como en el "Emilio"
Rousseau narra y teoriza la construcción de un sujeto
humano, a la vez individual y genérico, que ejemplifica la
construcción de una identidad racional, en la que cultura
y naturaleza se entrelazan de forma no opresiva, el Contrato
social construye un sujeto colectivo, la voluntad general, que
permite pensar el tipo de vínculo social legítimo
en el que no habría contradicción entre individuo y
colectividad. Más allá de los debates
específicos a que la propuesta de Rousseau ha conducido,
su actualidad es considerable en una sociedad como la nuestra
que, al hablar de "muerte de lo político" y hasta de
"sociedad sin hombres", se está quedando sin
categorías filosóficas desde las que pensar el
espacio político indispensable para dirimir los nuevos
conflictos.

Libro
primero

En la introducción de este capítulo
Rousseau nos dice lo que quiere saber o quiere averiguar y lo
entenderemos citándolo:

"Quiero averiguar si puede haber en
el orden civil alguna regla de administración legitima y
segura tomando a los hombres tal como son y las leyes tales como
pueden ser. Procuraré unir siempre, en esta
indagación, lo que la ley permite con lo que el
interés prescribe, a fin de que la justicia y la utilidad
no se encuentren separadas."

CAPÍTULO ITema de este primer
libro

El hombre nació libre, sin embargo, en todas
partes esta encadenado. Hay quienes se creen amos y
señores de los demás y son más esclavos. Si
un pueblo se ve obligado a obedecer, y obedece, obra de manera
correcta; tan pronto levanta y reclama, obra mejor, pues lucha
por recobrar su libertad por el mismo derecho con que se le fue
arrebatada. El orden social es un derecho sagrado que sirve de
base a todos los demás. Sin embargo, este derecho del que
se habla no procede de la Naturaleza.

CAPÍTULO IIDe las primeras
sociedades

La más antigua de todas las sociedades y la
única natural es la familia. La familia es el primer
modelo de las sociedades políticas: el jefe es la imagen
del padre; el pueblo, la imagen de los hijos, y habiendo nacidos
todos iguales y libres, solo por utilidad enajenan su libertad.
Grocio niega que todo poder humano esté establecido en
favor de los gobernados. Por ejemplo la esclavitud. He
aquí que la especie humana es similar a los rebaños
de ganado, con un jefe que solo espera devorarlos. El emperador
Calígula, concluye que los reyes eran dioses y los pueblos
animales. Aristóteles dice que los hombres no son
naturalmente iguales, algunos naces para la esclavitud y otros
para la dominación.

CAPÍTULO IIIDel derecho del
más fuerte

El más fuerte no es nunca lo bastante fuerte para
ser amo, si no transforma su fuerza en derecho y la obediencia en
deber.

La fuerza es un poder físico; donde Rousseau no
ve que moralidad pueda resultar de sus efectos.Consideremos por
un momento este supuesto derecho. Rousseau confirma que de este
no resulta nada más que una confusión inexplicable.
Desde el momento en que es la fuerza la que hace el derecho, todo
cambia, pues si en el "derecho del más fuerte", el
más fuerte tiene la razón, solo nos
preocuparía ser los más fuertes. Vemos que la
palabra derecho no entra ni significa nada en esta razón.
Deducimos que la fuerza no hace el derecho y que no estamos
obligados a obedecer más que a los poderes
legítimos.

CAPÍTULO IVDe la
esclavitud

Si una persona puede dar en mercancía su libertad
a cambio de su subsistencia, porque no un pueblo en su conjunto
pueda llegar a ser súbdito de un rey. Ya sea de esclavo o
dominante se da por intereses muy propios.

El hombre como ciudadano no tiene como enemigo a un
Estado, ya que las guerras no se dan de persona a persona, sino
de Estado a Estado, entonces no existe tal esclavitud que nazca
de las guerras, de las conquistas del fuerte hacia el
débil, ya que cada ciudadano no es Estado, ambos conceptos
son muy diferentes en naturaleza. Los conceptos de esclavitud y
derecho son muy excluyentes y contradictorios para Rousseau.
Convirtiendo a la esclavitud como un derecho nulo por ser este
ilegítimo y absurdo

CAPÍTULO VDe cómo hay
que remontarse siempre a una primera
convención

Rousseau no dice que es necesario conocer los primeros
estudios de la sociedad, sus inicios estructurales para luego
poder aplicar en él un tipo de sometimiento legal y que no
disminuya su esencia en sí. La primera convención
para Rousseau es volver al Estado de naturaleza del hombre, y
partiendo de allí entender su esencia para cultivar ya el
contrato social, que sería necesario para la
evolución de este hombre del Estado natural al Estado
civil.

CAPÍTULO VIDel pacto
social

Es la creación de una persona pública, del
orden jurídico, este en otros tiempos se denominaba
ciudad, a partir el hecho se llamaría república o
de cuerpo político, que conforma el nombre pasivo de
Estado, cuando es pasivo y soberano, y cuando este se torna
activo se trasluce en poder, ahora si queremos compararlo con sus
componentes, al estar asociados colectivamente se denomina
pueblo, en particular por cada miembro se compone de ciudadanos
quienes participarían de la autoridad soberana, esto
cambia muy rotundamente si vemos desde el otro punto cuando el
Estado les somete a sus leyes entonces ellos son súbditos.
Hay que tener muy en cuenta estos conceptos para que este
contrato no se vicie ni vuelva a quitar nuestro derecho natural
de todo ser humano, el haber nacido libre.

CAPÍTULO VIIDel
soberano

"… el soberano… no
respondería nada de los compromisos de éstos (los
súbditos), si no tuviera los medios de asegurarse su
fidelidad"

Después de citar a Rousseau, decimos que al
conformar ya la persona jurídica, por una
asociación de personas enmarcada en el pacto, es necesario
la existencia del Soberano quien pueda dar viabilidad a las
acciones del común del pueblo, los deberes hacia la
asociación del soberano, que cuando un miembro del cuerpo
rehúsa el cumplimiento de cualquier asunto del cuerpo, el
cuerpo entero a de obligar al individuo su responsabilidad, esto
es por el poder del pueblo ello gracias a la fuerza y poder que
el pueblo envistió a éste. Ahora esto debe de ser
desde los dos ángulos descritos desde el soberano hacia
los particulares y como miembros del Estado, hacia el soberano, o
sea que hay que lograr una armonía desde los dos puntos de
vista, para igualar las discrepancias entre estos. El poder y la
fuerza emana de los particulares y su existencia del Estado
depende de su retribución correcta hacia estos.

CAPÍTULO VIIIDel Estado
Civil

En este capítulo Rousseau describe lo que
adquiere y gana el hombre por el paso de su Estado natural al del
Estado civil. En el Estado natural el hombre solo podía
lograr lo que sus fuerzas individuales le permitían, ahora
en su nuevo Estado civil, logra su libertad civil que está
limitada por la voluntad general, logra el derecho de
posesión, que no es más que el ejercicio del poder,
de la fuerza del primer ocupante de la propiedad. El Estado civil
del hombre va a lograr en éste su desarrollo en comunidad,
en todo aspecto y además será el inicio de todo
cuanto pueda lograse vía la libertad que ofrece sus
propias leyes que le facultan.

Capitulo IX

Del Dominio Real

El dominio real, la propiedad de cuanto el hombre pueda
poseer se verá expuesta a la luz de lo que el derecho
natural y civil dictan al respecto, ejemplo; para Rousseau para
autorizar sobre un terreno cualquiera para autorizar su
posesión en propiedad se necesitaría de tres
condiciones:

  • 1. Que el terreno en cuestión no este
    habitado por nadie.

  • 2. Que no se ocupe en él sino lo que sea
    necesario y preciso para subsistir, además
    de,

  • 3. Que se tome posesión de él no
    por medio de una ceremonia vana sino por medio del trabajo y
    la cultura, único signo de propiedad, que a falta de
    títulos jurídicos debe ser respetado por los
    demás.

El autor señala además una salida pro
socialista, al indicar que "..- que los hombres empiecen a
reunirse antes de poseer algo y que apoderándose luego de
un terreno suficiente para todos, gocen del mismo común, o
que se lo repartan entre sí, sea a partes iguales o
según las proporciones establecidas por el
soberano."

Libro
segundo

CAPÍTULO ILa soberanía
es inalienable

La voluntad general puede por sí sola dirigir las
fuerzas del Estado según el bien común. La
oposición de los intereses particulares ha hecho necesaria
la creación de sociedades. Si no hubiera un punto de
coincidencia en los intereses particulares, no podría
existir una sociedad ya que es regida por el interés
común. El soberano o ser colectivo no puede estar
representado más que por sí mismo: el poder puede
transmitirse, pero no la voluntad. Si la voluntad particular no
concuerda en algún punto con la voluntad general, no
será duradero y constante el acuerdo. La voluntad general
tiende a la igualdad y la voluntad particular a las preferencias.
Es absurdo que la voluntad particular se encadene para el futuro.
Si el pueblo promete simplemente obedecer, se pierde su cualidad
de pueblo; desde que existe un amo, el soberano ya no existe y
queda destruido el cuerpo político.

CAPÍTULO IILa soberanía
es indivisible

La soberanía al igual que es inalienable, es
también indivisible, no existe una división de
poderes, por ser ésta un cuerpo donde todos tienen
funciones que determinan la acción del Estado, el error de
nuestros políticos, dice Rousseau, es que al no poder
dividir la soberanía en su principio, la dividen en su
objeto: la dividen en fuerza y en voluntad, en poder legislativo
y en poder ejecutivo. Hacen del soberano un ser fantástico
y formado de piezas de taracea; es como si compusieran al hombre
de varios cuerpos, de los cuales el uno tuviera los ojos, el otro
brazos y el otro los pies, y nada más. Estos errores se
cometen indudablemente por la falta de conceptos exactos sobre la
autoridad soberana.

CAPÍTULO III ¿Puede
errar la voluntad general?

La voluntad general es siempre recta y tiende siempre a
la utilidad pública. Se quiere siempre su propio bien,
pero siempre se ve cuál es ese bien; nunca se corrompe al
pueblo, pero se le engaña a menudo, y entonces es cuando
parece que quiere lo que está mal. Parece que Rousseau, se
adelantó a nuestros días o es que siempre
sucedió que los gobierno corrompen al pueblo al
engañar al mismo, entonces esta costumbre se plasma en las
decisiones erradas de la voluntad del soberano, esta tiende a
equivocarse, por el simple hecho que no existe seguridad, y en el
conjunto de voluntades entonces se teje la inseguridad y desde
luego esto hace que las decisiones sean tomadas a priori, por el
momento sin meditar en el conjunto del asunto a elegir. Es
necesario que no existan bandos o sectas en el Estado para
asegurar que estos tomen decisiones muy particulares.

CAPÍTULO IVDe los
límites del poder soberano

El pacto social da al cuerpo político un poder
absoluto sobre todos los suyos, y este poder que es dirigido por
la voluntad general recibe el nombre de soberanía. La
igualdad proviene de la preferencia que cada uno se da; la
voluntad general, para ser tal, debe serlo en su elemento y
esencia; y pierde su rectitud cuando tiende a algún objeto
individual. El pacto social establece entre los ciudadanos tal
igualdad que todos se obligan en las mismas condiciones y debe
gozar todos de los mismos derechos. Por lo tanto, todo acto de
soberanía obliga o favorece igualmente a todos los
ciudadanos. El poder soberano, por muy absoluto, sagrado e
inviolable que sea, no traspasa ni puede traspasar los
límites de los contratos generales; y que todo hombre, en
virtud de estos contratos, puede disponer plenamente de lo que
haya sido dejado de sus bienes y de su libertad. Entonces el
Estado a través de Soberano, no tiene injerencia alguna a
adentrarse dentro de lo individual, hasta donde se le hace
permisible, esto es hasta el límite de la libertad que por
naturaleza lo expone el hombre común.

CAPÍTULO VDel derecho de la
vida y muerte

Se pregunta cómo los particulares, no teniendo
derecho para disponer de su propia vida, pueden trasmitir al
soberano ese mismo derecho de que carecen. Esta cuestión
está mal planteada. Todo hombre tiene derecho a arriesgar
su propia vida para conservarla. El pacto social tiene por
finalidad la conservación de los contratantes. Quien
quiere el gin, quiere también los medios; y estos medios
son inseparables de algunos riesgos. Cuando se quebranta una ley
donde está en peligro la existencia de la persona o del
Estado, uno de los dos tiene que extinguir, pero como
podría esto llevarse a cabo, cuando este individuo no
tiene derecho a decidir por su vida, y siendo el mismo quien
conforma al soberano, se auto elimina, esto no es lógico.
Rousseau, opina que el delincuente o cualquier hombre siempre
tendrá la oportunidad de volverse bueno por alguna
razón, y que el derecho a la vida existe, pero al de la
muerte es discutible, deja esta discusión para el justo
que no haya delinquido jamás y que nunca haya tenido
necesidad de gracia.

CAPÍTULO VIDe la
ley

Lo que es bueno y conforme al orden, lo es por la
naturaleza de las cosas e independientemente de las convenciones
humanas. Es necesario que haya convenios y leyes para unir los
derechos a los deberes y conducir la justicia a su objeto.
Además, toda función que se refiere a un objeto
individual no corresponde al poder legislativo. Las leyes no son
realmente sino las condiciones de la asociación civil. El
pueblo sumiso a las leyes debe ser el autor de las mismas. La
presencia de la ley en el soberano obedece a que si bien es
cierto que la voluntad general siempre es recta, pero, los
juicios que los guían no son muy claros, y traerán
una disyuntiva entre lo aprovechable y pernicioso, entre lo bueno
y malo, es pues necesario la existencia, para que a partir de
allí se pueda distinguir entre derecho y deber. Rousseau
opina también que si el pueblo es quien hace de la ley su
existencia, esta debería necesariamente ser escrita por el
mismo pueblo.

CAPÍTULO VIIDel
legislador

El legislador es un hombre extraordinario dentro del
Estado. Si debe serlo por su inteligencia, no lo es menos por su
cargo. El que manda en los hombres no debe mandar en las leyes,
el que manda en las leyes no debe tampoco mandar en los hombres;
de otro modo sus leyes no harían a menudo sino perpetuar
sus injusticias: el legislador no podría evitar nunca que
intereses particulares alterasen la santidad de su obra.
Sería necesario la presencia de alguien que no tenga nada
que ver con nuestra propia naturaleza para que sea quien legisle
a favor nuestro, así estaríamos salvando la idea
que se legisla a favor propio, por intereses muy particulares,
como es usual en nuestros días, entonces será
necesario que el legislador sea una persona muy sabia.

CAPÍTULO VIII – IX – XDel
pueblo

Los hombres son los que forman el Estado, pero la tierra
es la que nutre a los hombres. De dos maneras puede medirse un
cuerpo político: por la extensión del territorio y
por el número de habitantes. Será muy necesario
tener en cuenta sobre la extensión de territorio donde se
asentara el número del pueblo, ya que ello
facultaría la facilidad o al difícil modo de
gobierno. Como un objeto de mucho peso es más
difícil de remover cuando el punto de apoyo de la palanca
está lejos de aquel y así como un cuerpo,
gigantesco por su constitución, se hunde y perece
aplastado por su propio peso. Unas mismas leyes no pueden
convenir a tantas provincias diversas, que tienen costumbres
diferentes, que viven en climas opuestos, y que no pueden estar
sometidas a la misma forma de gobierno. Estos conceptos afirman
las ventajas de que el pueblo organizado de acuerdo a sus
semejanzas y peculiaridades muy propias, además en lo
posible que sea pequeño, será más factible
su gobierno que otro grande en extensión, se
deduciría como el inicio de la forma de gobierno federal,
efectivamente es importante señalar que los poderes dados
al pueblo como un Estado, dentro de un o más grande, ha
contribuido a que estos países puedan avanzar hacia el
progreso en forma acelerada, que los Estados grandes que no
tienen cómo administrar a su pueblo, y estos
últimos aún son extraños al poder y quien
los gobierna.

CAPÍTULO XIDe los diversos
sistemas de legislación

Todos los sistemas de legislación se reducen a
dos objetos principales: libertad e igualdad. Toda libertad
hará más fuerte el Estado, pues esta libertad es
restada al cuerpo del estado, la igualdad indudablemente
hará que el sistema funcione ya que la libertad no puede
subsistir sin ella. Precisamente porque la fuerza de las cosas
tiende siempre a destruir a la igualdad, la fuerza de la
legislación debe siempre mantenerla. La existencia del
Estado está relacionada a su constitución donde se
ha observado y atendido a todas las conveniencias y el acuerdo en
los puntos de las relaciones naturales y de las leyes, para que
estas sean de fortalecimiento de la libertad no llegando a la
servidumbre.

CAPÍTULO XIIDivisión de
las leyes

Para ordenar el todo o dar la mejor forma posible a la
cosa pública hay que considerar relaciones diversas. Todo
cuerpo se relaciona entre sí. El soberano al Estado, se
vincula entre sí por leyes, estas relaciones entre el
hombre y la ley son: en primer término, las leyes
políticas o leyes fundamentales son el orden establecido,
modos apropiados de orden público. En segundo
término, las leyes civiles son las que ordenan las
relaciones entre los miembros entre sí o con el cuerpo
social. En tercer término, las leyes penales son la que
relacionan la desobediencia a la pena. En cuarto término,
las costumbres, el autor lo estima más importante que las
precedentes, porque esta no está escrita sino en el
corazón y conciencia de cada hombre; ley que funda la
verdadera constitución del Estado, que se robustece todos
los días y que sustituye insensiblemente la fuerza de la
autoridad con la del hábito.

Libro
tercero

CAPÍTULO IDel Gobierno En
General

El gobierno es la administración suprema, a
través del cual se administra al cuerpo del estado, este
cuerpo cuanto más grande tanto más se disminuye la
libertad, y beneficios unitarios, pues es la enésima parte
del estado cada individuo, y por consiguiente el gobierno ha de
ser mucho más fuerte cuando el pueblo tiende a
crecer.

Es necesario comprender que el gobierno es parte del
cuerpo estatal, muy distinto al pueblo y del soberano.

CAPÍTULO IIDel Principio Que
Constituye Las Diversas Formas De Gobierno

Para Rousseau, existe hasta tres tipos de voluntades; a
saber:

  • La propia voluntad , del individuo, que tiende
    más a su provecho particular,

  • La voluntad común, a los magistrados que se
    refiere únicamente al provecho del
    príncipe,

  • La voluntad del pueblo o voluntad soberana, que es
    el general, tanto en relación con el Estado,
    considerado como un todo.

Aquí nace el arte del legislador en saber
gobernar puntualizando muy bien entre la fuerza y la voluntad del
gobierno, siempre en relación entrelazada o
recíproca.

CAPÍTULO IIIDivisión De
Los Gobiernos

En la historia de la humanidad los gobierno se ha
dividido de acuerdo a ciertas circunstancias, y momentos
cruciales, es así que algunos se dividen el gobierno en
forma de democracia donde el gobierno emana y descansa en el
pueblo, otra forma de encargo es la aristocracia donde el
gobierno lo posee un grupo reducido de ciudadanos, la otra
división es la monarquía, o gobierno real donde, es
solo la decisión suficiente de un hombre para dirigir los
destinos de una nación, a ello añadimos que a lo
largo de la historia estos han atenido sus útiles como
así, el gobierno democrático conviene a los estados
pequeños, la aristocracia es peculiar a los gobiernos
medianos, y una monarquías es mejor llevada en gobierno de
Estados extensos.

CAPÍTULO IVDE LA
DEMOCRACIA

Básicamente es te tipo de gobierno es la que el
pueblo dirige, es de aplicación correcta en gobierno
pequeños donde cada ciudadano es conocido u reconocido por
todo su historial, es pues un tipo de gobierno más cerca
del pueblo, o mejor dicho el gobierno del mismo pueblo, ello
nunca será relevante si este tipo de gobierno se aplica a
un pueblo grande, donde los individuos no se conocen entre
sí, y arribará a las extinción del mismo,
por no contar con el pueblo, razón de ser del gobierno de
cerca, el }Estado Democrático.

CAPÍTULO VDe La
Aristocracia

Existe hasta tres clases de aristocracia, encontramos a.
La Aristocracia natural, la aristocracia electiva y la
aristocracia hereditaria, y como contundentemente dice Rousseau
que "…es el mejor y más natural que los más
sabios gobiernan a la multitud, cuando y más natural que
los más sabios gobiernen a la multitud, no hay que
multiplicar los créditos en vano, ni querer hacer con
veinte mil hombres lo que puede hacer cien hombres escogidos
mucho mejor."

CAPÍTULO VIDe La
Monarquía

Muchas veces esta forma de gobierno se instituyo gracias
a que estos poderes absolutos se ganaron además de
heredarla, vía el amor del pueblo a su monarca, este amor
que proviene del pueblo es sin duda el poder más grande.
Este tipo de gobierno insiste el autor es solo de conveniencia
para los grandes estados.

El inconveniente de esta forma estatal es que esta se da
en sucesión continua y ello es peligroso en muchas formas,
en contra de ello se puede decir que es mejor a razón que
la máxima común a todos los gobernadores nuevos es
hacer todo lo contrario del profesor y así se va flotando
de máxima en máxima y de proyecto en proyecto,
asunto que no ocurre en un gobierno continuo y
monárquico.

CAPÍTULO VIIDe Los Gobiernos
Mixtos

Es mejor un gobierno simple, por el simple motivo de
simple, pero, es necesario que esta sea uno que tenga
además del poder legislativo uno de poder
ejecutivo.

CAPÍTULO VIIITodas Las Formas
De Gobierno No Son Adecuadas A Todos Los Pueblos

En todos los confines de la tierra donde exista una
forma de gobierno, estas solo serán personas
públicas que consumen y no producen, la distancia de
apatía es más grande entre el gobierno y
estado.

En la democracia el pueblo sufre menos, y estos
gobiernos son pequeños y pobres, en la aristocracia en
cambio el pueblo sufre un tanto más, y estos son para
pueblos medianamente ricos, finalmente en la monarquía es
donde el pueblo sufre todo el peso, estos pueblos son opulentos,
es a saber entonces que en toda circunstancia nunca será
adecuado tal o cual gobierno, por estas diferencias
insalvables.

Se describe tan incesantemente que "la ventaja de un
gobierno tiránico está en obrar a grandes
distancias", entonces infiero en nuestra patria que esto
está funcionando gracias a que este tiene cierta forma de
tiranía, encubierta en una falsa democracia.

CAPÍTULO IXDe Las
Señales De Un Buen Gobierno

Esta inferencia, para nuestros tiempos es una locura que
un pueblo cuanto más crece no es sinónimo de mejor
gobierno, la china no tiene el mejor sistema, y es el país
con mayor humanidad, en todo caso se deduce que se quiso indicar
aquí que un pueblo que avanza sin maltratar y eliminar
parte del hacia el futuro es el mejor, pues se ve que un pueblo
completo como un cuerpo esta saludable si ninguna de sus partes
mutiladas o extraviadas.

CAPÍTULO XDel Abuso Del
Gobierno Y De Su Inclinación A Degenerar

Todo gobierno tiende a degenerarse cuando este se
estrecha de muchos a pocos, como de la democracia, del gobierno
del pueblo a la aristocracia al gobierno de pocos y de este a su
vez a la realeza que es un gobierno de uno, además cada
uno de estos tiene una forma de degeneración así,
cuando un gobierno se disuelve este se vuelve una
anarquía, la democracia tiende a volverse en oclocracia;
la aristocracia en oligarquía y la realeza o
monarquía en tiranía.

CAPÍTULO XIDe La Muerte Del
Cuerpo Político

Es importante la descripción del ciclo de un
Estado, describe que la constitución del hombre es obra de
la naturaleza; la del Estado es la obra del arte de este hombre.
Ahora el darle constancia a este Estado es solamente por
responsabilidad del hombre al darle la mejor constitución,
pero, así este Estado está determinado a morir;
tarde o temprano, pero más tarde que temprano, ello sino
sucede un accidente imprevisto no lo destruye
prematuramente.

Deduzcamos la importancia que da Rousseau al poder
legislativo que lo compara con el corazón, y al poder
ejecutivo como al cerebro, de ellos depende entonces todo el
aparato estatal.

CAPÍTULO XII – XIII
– XIVDe La Conservación De La Autoridad
Soberana

Que no hay necesidad de encerrase entre muros para
sobrevivir, es necesario darle identidad a la nación para
lograr la conservación del Estado.

El gobierno no tiene jurisdicción cuando el
pueblo se encuentra frente a éste, porque "allí
donde se encuentra el representado ya no hay
representante."

CAPÍTULO XVDe Los Diputados O
Representantes

Es necesario que el individuo no sea apático con
el llevar de la nación y que toda ley que conlleva este
propósito tiene que ser ratificada por el pueblo en
persona, caso contrario esta no es valedero.

Rousseau, propone establecer a la nación en
Estados pequeños donde la administración de todo
cuanto sea ha de ser más fácil, y se detiene en
ofrecer un estudio más amplio respecto de la
confederaciones y sus principios.

CAPÍTULO XVILa
Institución Del Gobierno No Es Un Contrato

El Estado no existe si no por un contrato estipulado,
entre El Estado, Ley y Ciudadanía, además de los
cuerpos de administración de dar leyes y de
ejecutarlas.

CAPÍTULO XVIIDe La
Institución Del Gobierno

El establecimiento de la ley, hará posible la
existencia del soberano, bajo ciertas formas, al ejecutar la ley
este se plasma en la elección de los jefes encargados del
gobierno. Este gobierno necesariamente tendrá sus
instituciones que operen mancomunadamente.

CAPÍTULO XVIIIDe Cómo Se
Previenen Las Usurpaciones

En los tiempos de Rousseau, estos consejos eran
llevaderos y puestos en práctica, hoy es un asunto
difícil, de todas formas ha hoy se debería tener
como principio la idea de conversar entre pueblo y gobierno a fin
de, opinar sobre si el pueblo se halla conforme con el actual
gobierno, y/o ratificar el gobierno a estos. En nuestros
días el interés al respecto no es relevante, y
vivimos exentos a estas peculiaridades

Libro
cuatro

CAPÍTULO ILa voluntad general
es indestructible

Varios hombres reunidos tienen una sola voluntad que se
refiere a la común conservación y el bienestar
general.

Los hombres retos y sencillos son difíciles de
engañar debido a su sencillez, no son lo bastante sutiles
para ser víctimas del engaño.

Un estado gobernado así requiere muy pocas leyes
y cuando nuevas son promulgadas, es debido a una necesidad
universal. El que propone la nueva ley ha notado ya el mismo
problema que los demás y para plasmar la ley necesita la
disposición de los demás para que obren como
él.

Cuando el nudo social comienza a relajarse y el estado a
debilitarse, el interés común se altera, ya no
reinan los votos de unanimidad; la voluntad general no es de
todos.

Finalmente cuando ya no quedan rastros, todos dejan de
opinar como ciudadanos y se hacen pasar por leyes y decretos sin
más finalidad que el interés particular.

No obstante la voluntad general no desaparece, solo se
ve opacada por otras que pueden más, se pasa a ver el bien
general para el propio interés cambiando la frase:
"convine al estado" por "conviene a tal hombre o tal
partido."

CAPÍTULO II Los
sufragios

Podemos ver que mientras más nos acercamos a la
unanimidad de opiniones, estamos más enfocados en la
voluntad general.

Esto es menos evidente cuando se ve la
participación de dos o varios ordenes, como en el caso de
Roma en donde participaban los patricios y los plebeyos, sin
embargo cuando el senado no se inmiscuía en los problemas
las leyes se aprobaban con tranquilidad y gran pluralidad de
sufragios.

Por otro lado están los ciudadanos caídos
en servidumbre entonces aparecen el miedo y la adulación,
ya no se delibera sino que se adora o se maldice, de aquí
se derivan dos máximas sobre el conteo de los votos y
comparación de opiniones haciendo que la voluntad general
sea menos difícil de conocer.

El pacto social exige unanimidad, como todo hombre nace
libre nadie tiene el derecho a someterlo sin su consentimiento.
Si existen oponentes al pacto social, esto no lo invalida, lo
único que las exime de es la extranjería entre
ciudadanos.

Habitar en un territorio es someterse a la
soberanía. Fuera del contrato primitivo, la mayoría
de siempre obliga a los demás, pero ¿Cómo
puede ser libre y vivir bajo la voluntad de los
demás?

El asunto está mal planteado, el ciudadano es
consciente de todas las leyes incluso las que fueron aprobadas
contra su voluntad, la voluntad constante de todos los miembros
es la que genera la voluntad general, por ellas con ciudadanos y
libres.

Cuando se propone una ley en la asamblea del pueblo, no
se pregunta si están o no de acuerdo con la ley, sino si
es conforme o no a la voluntad general, cada cual emite su
opinión.

La diferencia de un solo voto rompe con la unanimidad,
pero entre la unanimidad y la igualdad hay varias
diferencias.

Existen dos máximas generales que nos pueden
ayudar a determinar relaciones:

  • A. Cuanto más importante y graves son
    las deliberaciones más cerca va a estar de la
    unanimidad.

  • B. Cuanto más celeridad exige el asunto
    debatido más se debe reducir la diferencia de
    opiniones, debe bastar la diferencia de un voto.

La primera es conveniente para las leyes y la segunda
para los asuntos.

CAPÍTULO IIIDe las
elecciones:

En cuanto a las elecciones del príncipe y los
magistrados como eran actos muy complejos hay dos vías
para proceder en ellos: el sufragio y la suerte.

Montesquieu dice que las elecciones por la suerte son de
la naturaleza de la democracia. La suerte continua es un modo de
elección que no ofende a nadie, dejando a cada ciudadano
una esperanza razonable de servir a su patria. Esas no son
razones.

Para la elección se necesita la inteligencia
propia, para la suerte solo el buen sentido. En toda verdadera
democracia, la magistratura no es una ventaja, sino una carga
onerosa que no se puede justamente imponer a un particular
más bien que a otro. El gobierno se conserva por sí
mismo, y aquí es donde el sufragio tiene su razón
de ser. Ni el sorteo ni el sufragio tienen aplicación en
el gobierno monárquico.

CAPÍTULO IV De los comicios
romanos

La experiencia nos enseña todos los días
de que causas nacen las revoluciones de los imperios. Las
costumbres que encontramos establecidas testiguan, por lo menos,
que esas costumbres tuvieron un origen.

Describe la división de roma a fin de tener los
comicios más organizados de la época, solo en los
comicios podía sancionarse una ley o elegir un magistrado
y como todos los ciudadanos pertenecían a una curia o
centuria poseían el derecho del sufragio y el pueblo
romano era verdaderamente soberano en derecho y hecho.

CAPÍTULO VDel
tribunado

El tribuno obra de acuerdo a la ley y es imparcial a la
existencia de la constitución. Este tribunado sirve para
proteger al soberano contra el gobierno, no es una parte
constitutiva de la ciudad y no debe tener ninguna parte del poder
legislativo ni del ejecutivo. El tribunado se debilito debido a
la multiplicación de sus miembros.

CAPÍTULO VIDe la
dictadura

En este capítulo Rousseau nos habla de que las
leyes y la democracia no se deben abandonar en ningún
momento, sin embargo cuando la patria necesita de una dictadura
para sanar se genera una inminente ruptura del
gobierno.

En las crisis que hacen establecer las dictaduras, el
estado es salvado o destruido, y pasada la apremiante necesidad
la dictadura se hace tiránica e inútil.

La finalidad del dictador es que sane la patria por lo
que su periodo debe ser muy corto.

CAPÍTULO VII De la
censura

Es necesario tener una estima muy elevada para censurar
al estado, pues muchas veces el hecho de censurar al estado es
como censurarse uno mismo. Esta censura solo sirve para conservar
las costumbres y opiniones rectas.

Así como la voluntad general se manifiesta por la
ley, la declaración de juicio público se manifiesta
por la censura.

CAPÍTULO VIIIDe la
religión civil

Los hombres no tuvieron al principio otros reyes que los
dioses, no otro gobierno que el teocrático.

Describe a un pueblo muy religioso en el que
existían muchos dioses, describe tres formas de
religión de saber:

  • 1. La religión del hombre que no posee
    templo, ni cultos interiores, es la religión pura del
    evangelio.

  • 2. La religión del ciudadano,
    está asentado en determinado país posee sus
    propio dogmas y cultos prescriptos por la ley, los que lo
    hacen fuera son infieles

  • 3. La religión extravagante, esta somete
    a los hombres a contradicciones resulta de esto un derecho
    mixto e insociable que no tiene nombre

No hay ni puede haber religión exclusiva se deben
tolerar todas siempre y cuando las creencias no intervengan con
los deberes del ciudadano.

CAPÍTULO
IXConclusiones

Rousseau concluye que debe terminar el diseño de
su contrato con otro índole exterior, que tenga más
que ver con el derecho de gentes, el comercio, el derecho de
guerras; es decir que los verdaderos principios del derecho
político procura fundar su base atendiendo a sus
relaciones externas.

 

 

Autor:

Kelly Rodriguez Torres

 

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