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Escritos de Juan



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11

  1. Autor
    del cuarto Evangelio
  2. Lugar
    y fecha de composición
  3. Crítica literaria
  4. La
    comunidad juánica
  5. Historicidad del 4º
    Evangelio
  6. Juan y
    los sinópticos
  7. El
    judaísmo de Juan
  8. La
    obra literaria
  9. Estructura del Evangelio
  10. La
    teología juánica
  11. Preguntas sobre el Cuarto
    Evangelio
  12. Preguntas sobre las cartas de San
    Juan
  13. Preguntas sobre el
    Apocalipsis

Tema I

Autor del cuarto
Evangelio

La tradición ha presentado como autor del 4Ev. al
apóstol Juan hermano de Santiago e hijo del Zebedeo.
Modernamente una mayoría de los críticos impugnan
esta atribución. Resumiremos en esas primeras fichas el
estado actual de la cuestión, distinguiendo los dos
aspectos del problema: la evidencia externa de los testimonios
aducidos por la tradición y la evidencia interna contenida
en los datos que nos ofrece el propio evangelio.

A) EVIDENCIA EXTERNA SOBRE EL AUTOR

1. Argumentos a favor de la autoría de Juan
Zebedeo

El argumento podría construirse de la siguiente
manera: En la segunda mitad del siglo II hay unanimidad en
atribuir el 4º Evangelio a Juan el hijo de Zebedeo.
Más aún, de hecho no se atribuyó nunca a
ningún otro autor. La atribución a Juan se da en la
Iglesia universal: Asia Menor, Siria, Roma, África, las
Galias. Es común a los Santos Padres, los gnósticos
y los apócrifos. Sustanciemos cada uno de estos
puntos.

A continuación damos una serie de textos tomados
de los escritos de la Primera Iglesia que nos ayudan a formarnos
una idea de las opiniones que eran corrientes entonces acerca de
la paternidad del 4Ev.

a) Los santos Padres

1. Canon de Muratori. En Roma. Hacia el año
170 Segunda mitad del siglo II

"El cuarto de los evangelios, de Juan, uno de los
discípulos. Otros condiscípulos y obispos le
exhortaban y él dijo: "Ayunad conmigo hoy por tres
días, y luego nos contaremos unos a otros lo que nos sea
revelado". Aquella misma noche le fue revelado a Andrés el
apóstol que Juan lo escribiera todo en su nombre, mientras
todo lo reconocían" (EB. 1-7).

Comentario: Se describe a Juan como "uno de los
discípulos", en curioso contraste con Andrés a
quien se le llama "uno de los apóstoles". Queda la
sospecha de que el Juan del que se habla no fuese el
apóstol.

2. Polícrates (obispo de Éfeso). Hacia el
año 190. Escribe al Papa Víctor: Finales del
siglo II

"En Asia también se han dormido grandes
lumbreras, que se levantarán de nuevo en el último
día a la llegada del Señor, cuando venga con gloria
del cielo y busque a todos sus santos. Entre ellos está
Felipe, uno de los doce apóstoles, que duerme en
Hierápolis, y sus dos hijas vírgenes, y otra hija
que vivió en el Espíritu Santo y ahora descansa en
Éfeso; y sobre todo Juan, que fue a la vez testigo y
maestro, que reclinó sobre el pecho del Señor, y
siendo sacerdote, llevó el "Pétalo" sacerdotal.
También duerme en Éfeso" (En Eusebio HE.
III,31,3; V,24,2f).

Comentario: Polícrates quiere justificar
una costumbre referente a la fecha de la Pascua, y para ello da
unos argumentos que prestigian las sedes de Asia Menor. Para
Polícrates, el Juan famoso enterrado en Éfeso,
parangonado a Felipe el apóstol, es, sin duda el
discípulo amado del evangelio que se reclinó sobre
el pecho del Señor.

3. Teófilo de Antioquía: En Siria Hacia el
año 180. Segunda mitad del siglo II

"Hombres inspirados, entre los cuales dice Juan: "En el
principio era el Verbo y el Verbo estaba junto a Dios" (Ad
Autolycum
II,22).

4. San Ireneo: En Asia y en Galias (130-200)
Segunda mitad del siglo II

a*.- "Después Juan, el discípulo del
Señor, el que se había recostado sobre su pecho,
escribió el evangelio residiendo en Éfeso de Asia"
(Adv, Haer. III,1,2 PG 7, 845). Lo incluye entre los
apóstoles: "No sólo Juan, sino los otros
apóstoles" (Adv. Haer. II,22,5).

b*.- "Otros no admiten la doctrina que está en el
evangelio según san Juan, en la que el Señor
prometió que enviaría el Paráclito, sino que
al mismo tiempo rechazan el evangelio y el espíritu
profético" (PG 7,890-891).

c*.- "Esto lo atestigua Papías, que oyó a
Juan y fue compañero de Policarpo, hombre viejo…
(PG 7, 1214).[1]

d*.- "Juan, el discípulo del Señor,
enseñaba que se refería a la primera semana con
esas palabras (PG 7,532.538). Insinúa aquí
que ya Ptolomeo atribuía el evangelio a Juan.

e*.-"Puedo señalar el lugar donde se sentaba el
venerable Policarpo para hablar, cómo entraba y
salía… cómo hablaba de sus relaciones con
Juan y con los otros que habían conocido al Señor,
cómo recordaba sus palabras…" (Carta a
Florino
, citada por Eusebio en HE V,20,4-7;
PG 20,485).

f*.- "Yendo cierta vez (el apóstol Juan) a los
baños de Éfeso, vio en el interior a Cerinto (un
hereje). Entonces, sin bañarse, salió fuera del
establecimiento. "Pongámonos a salvo, no sea que el
edificio se desplome, ya que Cerinto, el enemigo de la verdad,
está dentro" (Adv. Haer. III,3,4).

g*.- Ireneo cita a "los antiguos que se juntaron en Asia
en torno a Juan, el discípulo del Señor, y
referían lo que había oído de la boca de
Juan sobre la edad de Jesús y otros temas. Atestigua que
Juan vivió hasta el tiempo de Trajano (Adv. Haer.
II,22,5; citado también por Eusebio, Hist. Eccl
III,23,3).

h*.- "Pero también la Iglesia de Éfeso,
que fue fundada por Pablo, y donde Juan permaneció hasta
el tiempo de Trajano, es un fiel testigo de la tradición
apostólica (Adv. Haer. III,3.4).

5. Prólogo antimarcionita: Hacia el año
170: Segunda mitad del siglo II.

"El evangelio fue revelado y dado a las Iglesias por
Juan, estando aún en el cuerpo, como lo recordó un
tal Papías de Hierápolis, un querido
discípulo de Juan, en sus exegéticos, es decir, sus
cinco últimos libros. El escribió mientras Juan
dictaba fielmente. Y Marción el hereje, cuando por sus
opiniones contrarias había sido rechazado por él,
fue rechazado por Juan".

Comentario: Se trata de un prólogo latino
de origen controvertido. Atestigua también la estancia de
Juan el apóstol en Éfeso, pero posee rasgos
legendarios. Su afirmación de que Papías fue
discípulo de Juanel apóstol fue refutada por
Eusebio. Confunde también a Felipe apóstol con
Felipe diácono, el que tenía las hijas
vírgenes.

6. San Justino: Murió el año 165.
De mediados del siglo II

a*.- Se refiere a las memorias de los apóstoles
que se leían en la liturgia dominical, y dado que utiliza
datos del 4º evangelio, puede ser que lo considerara como
una de esas memorias (1ª Apología 66,3;
PG 6,429).

b*.- Por otra parte san Justino se refiere
también al apóstol Juan como residente en
Éfeso (PG 6,669).

7. Orígenes: (185-254) Primera mitad del
siglo III

Considera claramente a Juan como autor del 4Ev. (Cita de
Eusebio en HE 6,25).

8. Clemente de Alejandría: Hcia el año
180

a*.- "Juan, el último de todos, viendo que en los
evangelios de los otros se cuenta lo que se refiere al cuerpo de
Cristo, él, bajo la inspiración del Espíritu
Santo, y a petición de sus allegados, escribió un
evangelio espiritual" (Citado por Eusebio HE. 6,14,7;
PG 20,552).

b*.- En el tratado "Quis dives salvabitur"
(42,1) menciona una actividad del apóstol san Juan En Asia
Menor, y cuenta cómo convirtió a un joven jefe de
salteadores. Sitúa Clemente esta fábula, o mejor,
"verissima historia" a la vuelta de Juan a Éfeso
después de su destierro en la isla de Patmos en tiempo de
Domiciano (Citado por Eusebio en HE III,23; PG
20, 257).

9. Tertuliano:

De entre los apóstoles Juan y Mateo nos inician
en la fe (Adv. Marcionem IV,2, PL 2,392).

10. San Cipriano:

Se refiere a un Evangelio según Juan
(Testimoniorum adversus Iudaeos I,10.12.18; PL
4,712-715).

b) Escritos Gnósticos

Los Escritos gnósticos del siglo II coinciden
todos en atribuir la autoría del cuarto evangelio al
apóstol Juan, identificado con el discípulo amado.
Esta identificación es anterior a Ireneo y en modo alguno
depende de él. Así puede verse la opinión de
Teodoto, Tolomeo y Heracleon.[2]

c) Escritos apócrifos

11. Hechos de Juan: Mencionan el ministerio de Juan el
apóstol en Éfeso, pero no dicen que escribiera
nada. Estos Hechos de Juan son de un tal Leucio Carino (circa.
150) y atribuyen al apóstol una doctrina docetista sobre
el cuerpo de Cristo en contradicción con el evangelio.
Tampoco este testimonio depende del de Ireneo. Identifican sin
duda a san Juan con el discípulo amado, el que se
reclinó sobre el pecho de Jesús (Corpus
Christianorum
, Series Apochyphorum, 2 vols. 1983, cf.
nº 89).

12. Apócrifo de la Dormición

13. Epístola de los 12 apóstoles:
año 160-170.

Concede a Juan el puesto de honor en la lista de los
apóstoles.

d) Valoración de la evidencia externa
positiva

1.- Los textos que identifican a Juan el
apóstol como autor del 4Ev. son muy antiguos. Ya en el
siglo II tenemos el testimonio de Teófilo de
Antioquía (T3), Ireneo (T4), Canon de Muratori (T1) y
Prólogo antimarcionita (T5). Parece bien establecido que a
partir de la segunda mitad del siglo II con unanimidad casi total
la Iglesia tanto de Oriente como de Occidente reconoce como autor
del 4Ev. a Juan el hijo de Zebedeo.

2.- El que un evangelio de una comunidad
marginal, con una teología personalísima, con
material nuevo diverso de los sinópticos, y utilizado
continuamente por los herejes, acabase imponiéndose en
toda la Iglesia, no se explica si no presuponemos que el
evangelio estaba respaldado por la figura de un apóstol de
primera magnitud. Ahora bien, en toda la tradición de la
Iglesia no se han sugerido ningunos otros nombres de
apóstoles para el cuarto evangelio sino el de Juan. Por
supuesto este argumento no prueba que el propio Juan fuera el
escritor, pero sí al menos la autoridad que respalda el
evangelio.

3.- Varios textos recogen la tradición
sobre la estancia de Juan en Éfeso (T2, 4a, 4z, 4h, 4q,
6b). Ciertamente Juan se habría trasladado a Éfeso
muy tarde, después de la muerte de Pablo. Por eso ni en
las cartas paulinas ni en los Hechos hay ninguna alusión a
esta estancia de Juan en Éfeso. Hacia el año 80
judeocristianos se instalan en Éfeso paralelamente a la
Iglesia paulina, y forman una comunidad distinta que mantiene su
identidad.

Sed contra: el silencio de san Ignacio de
Antioquía sobre esta tradición en su carta a los
Efesios. En ella sólo menciona al apóstol Pablo (Ef
12,2).

II) Argumentos en contra de la autoría
juánica

a) El silencio de los autores del siglo I y primera
mitad del II

Es extraño el silencio sobre el 4Ev. en esta
época en la que según los papiros Rylands y
Egerton, el evangelio ya estaba muy difundido.

No se encuentran citas de Juan en los Padres
apostólicos (cf. The New Testament and Apostolic
Fathers
, 1905 y J.N. Sanders, The Fourth Gospel in the
Early Church
, 1943). En Justino e Ignacio de
Antioquía hay algunos textos que recuerdan a Juan, pero no
hay citas literales claras. La primera cita del evangelio a cargo
de un autor no heterodoxo es la de Teófilo de
Antioquía a mediados del s. II, cuando cita a Jn 1,1 (T3).
Melitón de Sardes (160-170) tiene una homilía con
pasajes que recuerdan a Juan, pero nunca citas literales. A
partir del s. II se generalizan las citas del evangelio en los
escritores eclesiásticos. Justino no lo incluye en la
Memoria de los Apóstoles, título con el que cita
los evangelios Sinópticos (cf. T 7a).

Sed contra: este silencio prueba solamente que los
escritos de la comunidad juánica no tuvieron amplia
difusión en las iglesias paulinas y permanecieron como
escritos esotéricos de una comunidad
particular.

b) Posible muerte temprana de Juan

Hay una tradición marginal que sitúa el
martirio de Juan junto con su hermano Santiago en los años
40 (cf. Hch 12,2). Algunos pretenden que esta tradición
estaría ya insinuada en Mc 10,39; "Mi cáliz
beberéis". Felipe de Side atribuye a Papías la
tradición de que Juan murió mártir. De este
martirio se hace eco en el s. IX Jorge Hamartolos. Un
martirologio de Edesa en el 411 dice el 27 de Diciembre: "Juan y
Santiago apóstoles en Jerusalén. Pero otro
martirologio en Cartago da en ese mismo día: "San Juan
Bautista y Santiago, matado por Herodes".

c) Uso del evangelio por parte de los
gnósticos

Parece que los primeros que hicieron uso del evangelio
hacia la mitad del siglo II fueron los gnósticos, y
más en concreto Valentín. Esto iría en
contra de los orígenes apostólicos del
evangelio.

Sed contra: Quizás fue esta utilización de
los gnósticos la que dificultó la recepción
de Juan en la Iglesia universal, y lo admirable es que el
evangelio acabase abriéndose camino a pesar de estar
siendo utilizado por los gnósticos.

d) Atribución a Juan el
Presbítero

Papías recuerda a dos Juanes, uno mencionado
junto con Mateo, y otro llamado el Presbítero, mencionado
junto con Aristión. Según esto el Juan de que nos
habla Ireneo en T4a, 4h… podría no ser el
apóstol, sino el presbítero. Si recordamos que el
autor de 2 y 3 Juan se llama a sí mismo "el
presbítero" y que estas cartas han sido atribuidas por la
tradición al apóstol, podríamos argumentar
que la tradición ha confundido los dos Juanes, y ha
atribuido al apóstol lo que en realidad era obra del
presbítero del mismo nombre.

Esta teoría estuvo un tiempo muy de
moda.[3] Modernamente Hengel es el que ha retomado
la hipótesis de Juan el presbítero como
discípulo amado (The Johannine Question, London
1989).

Sed contra: Ningún escrito de la antigüedad
menciona a este segundo Juan como autor del evangelio (a lo sumo
Eusebio lo relaciona con el autor del Apocalipsis). Y no
olvidemos que el término presbítero puede designar
también a un apóstol (cf. 1 P 5,1).

Aun suponiendo que fuera una persona distinta,
ciertamente en el texto de Papías el presbítero es
un discípulo del apóstol y miembro de su escuela,
con lo cual sus escritos vendrían avalados en cualquier
caso por la autoridad apostólica.

e) Ireneo estaba mal informado y se
equivocó

Otra dificultad contra la autoría juánica
es decir que toda la tradición proviene de Ireneo y que
Ireneo se equivocó al evaluar la evidencia.

Ireneo afirma que Papías había oído
a Juan (T4g), lo cual fue desmentido por el propio Papías
(T1). Por tanto pudo haberse equivocado también cuando nos
dice que Policarpo había oído a Juan (T4g y T4d),
en cuyo caso su testimonio se debilita.

Sed contra: Ireneo conoció personalmente a
Policarpo, mientras que no había conocido a Papías.
El que se equivocase con Papías no implica que se tuviera
que equivocar también con Policarpo. Además ya
hemos hecho notar cómo no es cierto que la
tradición tenga a Ireneno como única
fuente.

f) Dudas tardías sobre la autoría de
Juan

Todavía al final del siglo II se discutía
la paternidad apostólica entre aquellos a quienes Epifanio
llama irónicamente alogoi (Adv. Haer.
II,1) o por el ultraortodoxo presbítero Gayo en Roma.
Éste último al oponerse a Proclo, un seguidor de
Montano, usa como argumento que ni el Apocalipsis ni el evangelio
que Proclo citaba habían sido escritos por el
apóstol Juan.

Sed contra: Se trata de un autor marginal.

g) Deseo de atribución
apostólica

Muchos piensan que la atribución a un
apóstol es a priori sospechosa. La tradición
intenta siempre dar mayor autoridad a un escrito
atribuyéndolo a un personaje importante. Se trata de una
tendencia innegable en la tradición cristiana primitiva
(éste puede ser el caso de las epístolas pastorales
o de la 2ª Pedro). Algo parecido habría podido
ocurrir con el 4Ev.

Pero en los otros casos citados la pseudonimia estaba
incluida en el texto, mientras que el 4Ev. es anónimo. Si
hubiese alguna intención por parte del autor de ampararse
bajo una autoridad apostólica lo habría hecho de
una manera más clara y explícita.

Ahora bien, si el autor no pretendió tal
atribución, sino que se trata de un error por parte de la
tradición eclesiástica, resulta difícil
imaginar cómo dicho error pudo tener lugar. Los
críticos que no ven ningún parecido entre el
Discípulo Amado (en adelante DA) y el apóstol Juan,
lo tienen especialmente difícil a la hora de explicar por
qué la tradición eclesiástica
atribuyó el evangelio a alguien tan
inverosímil.

¿Con el consentimiento de la comunidad
juánica? ¿Por qué habría transigido
la comunidad juánica con ese malentendido que identificaba
a su fundador tan querido con un extraño por muy
apóstol que hubiera podido ser, o por muchas ventajas que
obtuviesen a partir de ese error? ¿Sin la complicidad de
la comunidad juánica? La protesta de los miembros de la
comunidad hubiese sido inmediata, y no ha quedado constancia
ninguna de dicha protesta.

h) Valoración final

"La única tradición antigua acerca del
autor del cuarto evangelio en cuyo favor pueda aducirse un
conjunto estimable de pruebas es la que tiene por autor del
Evangelio a Juan, hijo de Zebedeo. Hay ciertos punto
válidos en las objeciones suscitadas contra esta
tradición, pero la afirmación de
[4]Ireneo dista mucho de haber sido invalidada".
Aunque posteriormente Brown cambió de opinión, sin
embargo en ningún momento ha explicitado cuáles
hayan sido los motivos que le hayan movido a
hacerlo.[5]

"La documentación tradicional tiene evidentemente
algunos puntos débiles. La proliferación de datos
legendarios …exige una decantación, al final de la
cual tal vez lo único sólido sea la
implantación en Éfeso de la tradición
juánica" "La tradición del apóstol Juan
está rodeada de una espesa bruma. Hay que rechazar con
decisión sus embellecimientos legendarios. Pero sigue
siendo suficientemente fuerte la implantación de la
tradición de Juan en Éfeso, atestiguada desde
varios puntos" (E. Cothénet, "El cuarto evangelio" en
Introducción crítica al Nuevo Testamento,
pp. 365 y 368).

"Quien quiera seguir hablando del Discípulo Amado
como Juan el Apóstol tiene al menos tantas razones
científicas para hacerlo como el que adopte la
opinión contraria".

B) EVIDENCIA INTERNA SOBRE EL AUTOR

I) Evangelista y discípulo amado

Al analizar la evidencia interna que nos da el propio
evangelio hay que estudiar primero la identificación del
autor que se contiene en el epílogo: "Este es el
discípulo que da testimonio de estos hechos y que los ha
escrito" (21,14).

En este texto se identifica al evangelista con el
discípulo amado. Aunque no se le nombra, sin embargo la
identificación de testigo y DA nos da ya muchos datos
sobre la personalidad de este testigo y así nos ayuda a
rastrear su identidad.

De entrada diremos que para nosotros en este momento es
poco importante si el testigo ha escrito personalmente el
evangelio o se ha limitado meramente a ser el garante del escrito
con su autoridad propia. El concepto de autor es un concepto
ambiguo y no tiene por qué coincidir con el concepto de
redactor. Consideramos al Papa autor de sus encíclicas,
que sin embargo muchas veces han sido redactadas por otros
teólogos.

Entendemos ahora el concepto autor en su sentido
débil sin precisarlo más y nos preguntamos por la
identidad de este testigo, estudiando los datos que se nos dan
sobre él en el evangelio

a) Discípulos anónimos y discípulo
amado

Partimos del dato de que el evangelio no identifica
nunca explícitamente a este DA sino que le deja siempre en
el anonimato. Pero dado que en el evangelio se nos habla varias
vedes de discípulos anónimos, la primera pregunta
es: ¿Cada vez que el evangelio se refiere a un
discípulo anónimo está pensando en el amado?
Analicemos los datos:

En el cuarto evangelio hay cuatro tipos de referencias a
discípulos anónimos:

1. El discípulo innominado. El
compañero de Andrés en el pasaje vocacional de
1,37-42.

2. El otro discípulo: 2
menciones

* sigue a Pedro al palacio del sacerdote
(18,15-16).

* acompaña a Pedro corriendo al sepulcro
(20,2-10).

3. El discípulo a quien amaba
Jesús
: 7 menciones

* se reclina sobre el pecho de Jesús y pregunta
quién es el traidor (13,23-26).

* recibe a María por madre (19,25-27).

* es testigo de la lanzada del costado
(19,35-37).

* se identifica con el otro discípulo de
20,2-10. Entra tras Pedro al sepulcro y cree.

* pesca con Simón y reconoce a Jesús
(21,7).

* sigue a Pedro y a Jesús (21,20): se refuerza la
identificación con el discípulo de 13,23-26
.

* se trata del testigo y autor del evangelio
(21,24).

4. Los dos discípulos anónimos
del epílogo: 21,2. Si identificamos al discípulo
amado con el hijo del Zebedeo, entonces estos dos
discípulos serían distintos del amado. Si decimos
que el amado es necesariamente uno de estos dos, entonces se
excluye de base que pueda ser el apóstol Juan.

Claramente el discípulo amado de 13,23
ha sido identificado expresamente con el de 20,2-10, el que corre
junto con Pedro al sepulcro, y es probable también que se
trate del otro discípulo de 18,15-16, el que
acompaña a Pedro al palacio del sacerdote, aunque el
evangelio no los identifique expresamente. De hecho en ambos
pasajes se habla del otro discípulo en relación a
Pedro. La única diferencia con "el" otro discípulo
de 20,2-10, es que en 18,15 se nos habla de "otro"
discípulo, sin el artículo "el", lo cual
debilitaría la identificación con el
discípulo del que ya se ha hablado anteriormente. En el
caso donde nos consta la identificación con el amado, se
nos habla de "el otro" discípulo. Aunque también
podríamos decir que en el caso de 18,15 es la primera vez
que se nos habla del discípulo amado como "otro" y por eso
no viene identificado por el artículo, mientras que en el
caso de 20,2 el artículo precisamente vendría a
identificar al discípulo con el que apareció como
otro en el palacio del sacerdote.

En cambio no hay nada que identifique claramente al
Discípulo Amado /Otro discípulo con el
innominado de 1,37-42. De hecho esta
identificación es muy discutida entre los críticos.
Si aceptamos la identificación, se refuerza mucho la tesis
de que el DA es el hijo del Zebedeo, porque habría estado
presente desde el principio del ministerio de Jesús. A
favor de la identificación está el hecho del gran
interés que el 4Ev. tiene por la figura del Bautista desde
el mismo prólogo y su deseo de minimizar cualquier ruptura
entre el Bautista y Jesús. Esto abona el hecho de que el
discípulo haya sido un miembro de la comunidad del
Bautista antes de conocer a Jesús.

Si este otro discípulo fuera el amado,
habría acompañado a Jesús desde el
principio, estaría situado en el mismo entorno de los
otros primeros discípulos, todos ellos galileos,
habría acompañado a Jesús a Galilea, lo cual
explica también su presencia en la escena de pesca en el
lago después de la resurrección. De este modo
perdería fuerza el principal argumento contra la
identificación del DA con el hijo de Zebedeo aduciendo que
el DA no era galileo, y que sólo aparece en el evangelio a
partir del capítulo 13, durante el ministerio de
Jesús en Jerusalén.

Por lo tanto a la hora de buscar datos identificativos
de la personalidad del testigo podremos utilizar sin miedo los
datos de los textos 13,23-26, 19,25-27; 20,2-10; 21,7; 21,20 y
21,24. Con bastante probabilidad podremos utilizar también
los datos aportados por 18,15-16. Menos probabilidad hay en el
caso de Jn 1,37-42.

b) ¿Símbolo o realidad?

Según algunos el DA sería un
símbolo del perfecto discípulo y no un personaje
real. Permanece con Jesús en los momentos decisivos
(Loisy). Para Bultmann es el ejemplo del discípulo
helenista. Para nosotros el DA tiene sin duda una
dimensión simbólica, pero esto no excluye que el
símbolo esté encarnado en un personaje real.
También Pedro y María tienen una dimensión
simbólica y nadie duda de que son personajes
reales.

El redactor del c. 21 refleja la angustia de la
comunidad juánica por la muerte de un discípulo
longevo que era muy importante para la vida de la comunidad. Se
había corrido la voz de que este discípulo no iba a
morir, y por eso su muerte a una edad avanzadísima
causó gran desconcierto, que el redactor del
epílogo trata de aliviar. Por tanto tiene que tratarse de
alguien real. El redactor identifica a este discípulo con
el DA del que tanto ha hablado el evangelio. Si el personaje del
evangelio era simbólico, ¿cómo pudo el
redactor identificarlo con el discípulo longevo
recién fallecido? Tanto el evangelio como el
discípulo longevo eran alguien conocido y venerado por el
redactor y sus lectores. Es inverosímil pensar que uno u
otros consideraran al DA como un símbolo. El
epílogo es posterior al evangelio y ha sido redactado en
un ambiente espiritual y literario muy próximo a
él.

Si el redactor no podía ignorar quién era
el DA, menos puede suponerse que mintiera deliberadamente al
darnos pistas sobre su identidad. La comunidad sabía
perfectamente quién era ese discípulo y el papel
que había jugado en la vida de la comunidad y no hubiese
aceptado el posible engaño del redactor.

También en los documentos de Qumrán se
habla mucho del fundador de la comunidad sin darnos nunca su
nombre, sino refiriéndose a él como el "maestro
de la justicia
". El anonimato y la historicidad del
dirigente del grupo son perfectamente compatibles.

El parangón continuo que se establece entre Pedro
y el DA favorece la tesis de que el DA es una figura
histórica lo mismo que Pedro. Sin duda alguna Pedro,
aunque juegue también un papel simbólico, es una
persona bien real en el evangelio y conserva los mismos rasgos
personalísimos que conocemos de él por los
sinópticos.

II) Razones para identificar el DA con el apóstol
Juan

a) Único no identificado

Juan es el único de los apóstoles
importantes que no aparece identificado con su nombre en el
evangelio. El 4Ev. menciona a Pedro, Andrés, Tomás,
Felipe, Natanael, Judas Iscariote y el otro Judas. Sólo
faltan por mencionar tres apóstoles poco importantes:
Mateo, Simón y Santiago Alfeo. ¿Tendría algo
el 4Ev. en contra de los hijos del Zebedeo tan importantes en los
sinópticos y tan ignorados en el 4Ev.? ¿No
sería una ironía que la tradición haya
atribuido el evangelio precisamente al apóstol que en sus
páginas queda más ignorado y marginado? Este
contrasentido desaparecería si reconocemos que Juan es el
DA, y por tanto no es ni olvidado ni marginado, sino que tiene un
trato misterioso de favor.

Cuando el 4º evangelio se refiere al Bautista le
llama simplemente Juan, mientras que en los sinópticos se
le denomina Juan Bautista. Extraña este hecho, porque en
general el autor es muy cuidadoso para identificar claramente a
la gente (14,22; 11,16; 20,24; 21,2; 6,71; 13,2.26). ¿Por
qué en este caso no se preocupa de la posible
confusión del Bautista con el apóstol?
Quizás porque en la comunidad juánica no
había ningún peligro de dicha
confusión.

b) Aparición en la escena de la pesca

En la escena de la pesca del epílogo se nos da
una lista de siete discípulos, y entre ellos "los del
Zebedeo
". ¿Será esta una manera de identificar
al DA en clave sin nombrarle? Algunos han pensado que el DA
sería uno de los dos discípulos anónimos del
relato. Pero en este caso ¿quién sería el
otro? En 1,35 se nos habla de dos discípulos, y suponiendo
que uno fuera el DA, se nos da el nombre del otro: Andrés.
En cambio aquí no.

c) Semejanzas entre el DA y Juan el
apóstol

Se trata de un discípulo pescador. Era uno de los
principales discípulos según los sinópticos
y según Pablo (Ga 2,9). La predilección de
Jesús por el DA vendría así confirmada por
los sinópticos en el caso de que se tratase del
apóstol Juan.

Este era el único que podía codearse con
Pedro. En los Hechos de los Apóstoles aparece
íntimamente asociado a Pedro en la curación del
paralítico de la Puerta hermosa (Hch 3,1) y en la
misión de Samaría (Hch 8,14). La importancia que el
evangelio da a los samaritanos podría ser un eco de esta
misión en Samaría en la que nos consta que
participó Juan.

La gran autoridad de este apóstol pudo haber
ayudado a legitimar recuerdos propios y originales que no
están en la tradición sinóptica y que
incluso a veces son contrarios a la tradición
sinóptica.

Si Salomé era hermana de María (como
insinúa Brown), Juan sería su sobrino y así
se explica que Jesús confiase su madre a un pariente.
Además si Juan era pariente de María se explica que
tuviese conocidos en el palacio del Sumo Sacerdote, ya que
según Lucas, María estaba emparentada con una
familia sacerdotal (Lc 1,5.36). Quizás esto
explicaría que el mismo Juan fuese de familia sacerdotal
tal como nos comunica el T 2 de Polícrates.

Monografias.com

De los dos discípulos que habían escuchado
al Bautista el primero que fue a buscar a su hermano fue
Andrés (implicando que el otro también tenía
una hermano que eventualmente se agregó al grupo
más tarde).

III) Razones contra la identificación del DA con
Juan el apóstol

a) Incongruencias

1. Juan era galileo, y en cambio el 4Ev.
presta especial importancia al ministerio de Jesús en
Judea y Jerusalén. Este argumento es el que más
inclina a Schnackenburg a atribuir el evangelio a un
discípulo jerosolimitano, culto, con entrada al palacio
del sumo sacerdote, y que sólo habría compartido
con Jesús la última parte de su ministerio.
Efectivamente, sólo se nos empieza a hablar del DA al
final del evangelio, a partir de la última Cena, como si
antes no hubiera estado en el grupo. Estos datos no se
corresponden con lo que sabemos del apóstol
Juan.

Sed contra:

* La importancia dada a Jerusalén puede tener
motivos redaccionales.

* El evangelio pudo haberse escrito en Jerusalén
donde nos consta que vivió Juan algún tiempo (Ga
2,4).

* Si diferenciamos DA y evangelista, puede suceder que
el DA fuese Juan, pero el evangelista fuera un discípulo
de Jerusalén que estuviese más al corriente de lo
ocurrido a Jesús en esta ciudad.

* Si se menciona al DA sólo a partir de la
Pasión, puede deberse a que esta es la hora de la
manifestación del amor de Jesús hasta el final, y
de su revelación a la comunidad.

* Si identificamos al DA con el innominado de 1,35-40,
le tendríamos ya presente desde el principio del
ministerio de Jesús en Galilea. Además el
innominado aparece en el marco del grupo de los primeros
discípulos, todos ellos galileos, que acompañan a
Jesús a Galilea

* Si el DA era un discípulo de Jerusalén,
¿por qué no se nos habla de él en alguna de
las varias veces que Jesús ejerció su ministerio en
Jerusalén? Si el silencio sobre el DA durante el
ministerio de Jesús en Galilea sirve como argumento para
negar que ese discípulo fuera galileo, ¿por
qué no utilizar este argumento del silencio para notar la
ausencia del DA en todo el ministerio público de
Jesús en Judea y Jerusalén hasta la Pascua?
Quod nimis probat, nihil probat -lo que prueba demasiado, no
prueba nada
.

* Además ¿cómo explicar que el
supuesto discípulo jerosolimitano estuviese pescando en
Galilea en Jn 21?

* No se entiende la radical dicotomía entre
Jerusalén y Galilea. ¿Por qué una familia de
Galilea no podía tener también parientes en
Jerusalén? De hecho esto es cierto en el caso de
María y José, "campesinos" de Nazaret, pero que
estaban emparentados Zacarías, un sacerdote de Judea.
¿Por qué oponerse a priori que la familia del
Zebedeo tuviese parientes sacerdotes en
Jerusalén?

2. Juan era un pescador iletrado y el
evangelista es un hombre de una gran cultura.

Sed contra:

* La dificultad deja de existir en el momento en que no
hagamos coincidir al DA con el evangelista. El que el evangelista
sea un hombre culto no significa que el DA lo fuese
también.

* La acusación de "iletrados" ya se hizo
también a Juan y Pedro (Hch 4,13) y también a
Jesús (Jn 7,15). Los "letrados" de hoy no parecen creer
que un jovencito galileo, formado previamente en la escuela del
Bautista, y teniendo por tres años como maestro a
Jesús, haya podido llegar a profundizar en los misterios
de la Escritura. ¿Cuántos jóvenes de medios
rurales han empezado a estudiar tardíamente y han llegado
a ser grandes sabios?

* Por otra parte la susodicha cultura del DA es muy
relativa. Su griego es muy simple. No puede ni compararse al de
Lucas que sí era de verdad un hombre culto. El vocabulario
es hoy el índice más evidente de la cultura de una
persona. El escasísimo vocabulario del 4Ev. (900 palabras)
no indica precisamente que su autor fuese una persona muy culta.
La verdadera cultura del evangelista no es una cultura mundana,
sino una gran capacidad mística de penetración en
el misterio de Jesús.

3. La psicología del DA no
coincide con lo que sabemos de la psicología de Juan en
los sinópticos. Parker es el que más ha
desarrollado esta objeción. El apóstol era osado,
vengativo y excitable (Lc 9,54; Mc 3,17), mientras que el DA es
sereno y amoroso. El apóstol estaba fascinado por los
exorcismos (Mc 9,38) mientras que en el 4Ev. no hay ningún
interés en el tema. El apóstol fue testigo
privilegiado de la resurrección de la hija de Jairo, la
transfiguración en el Tabor y la oración del
huerto, hechos todos ellos que no se mencionan en el evangelio.
El apóstol era un pescador galileo mientras que el DA
tenía amistades en el palacio del Sumo
Sacerdote.

Sed contra:

La mayor parte de estas dificultades son bastante
absurdas y gratuitas. El DA no es tan amoroso como le pintan. Es
más, tiene un cierto ramalazo sectario, si leemos las
cartas (1 Jn 2,19; 3,10; 5,18; 2 Jn 10). El amor del que tanto
nos habla es el amor al "hermano", pero para con los disidentes
sabe ser extremadamente riguroso e intransigente, muy al estilo
de lo que sabemos por Juan en los sinópticos.

El tener acceso al patio del pontífice no
significa que fuera amigo personal de él. En muchas
sociedades los criados y sus familias tienen un acceso grande a
personajes importantes. Si no nos hubieran dicho
explícitamente que María era parienta de un
sacerdote, nunca hubiéramos podido imaginar que una
familia de un caserío de Nazaret estuviese emparentada con
una familia sacerdotal de Jerusalén.

Por otra parte un testimonio de la evidencia externa
relaciona de algún modo a Juan el apóstol con el
mundo sacerdotal (T 3).

4. Todo otro grupo de dificultades
provienen de una mala comprensión del medio en el que se
desarrolla el evangelio. Efectivamente si mantenemos que el
evangelio era un escrito gnóstico, o la obra de un
filósofo neoplatónico, o de un desconocedor de
Palestina, o de un desconocedor de la vida de Jesús,
entonces es claro que el DA no pudo ser un apóstol
galileo. A todas estas dificultades iremos respondiendo
cumplidamente a lo largo de la introducción, mostrando que
el 4Ev. tiene información de primera mano sobre la vida de
Jesús; que es la obra de un judío palestino buen
conocedor del AT, y que la Galilea estaba ya muy helenizada en
aquella época, con lo cual es absurdo contraponer
helenismo a palestinismo.

b) Otras posibles atribuciones

Algunos argumentan contra la identificación del
DA con Juan diciendo que hay otras posibles identificaciones. En
la antigüedad no se le atribuyó a nadie distinto de
Juan Zebedeo. Modernamente algunos han pensado a una posible
atribución a Juan el presbítero, distinto de Juan
el apóstol. Vamos a ver ahora algunas otras atribuciones
modernas que han surgido a partir de la evidencia interna sin
ningún tipo de apoyatura en testimonios externos al
evangelio. Y sea dicho previamente que ninguna de estas
identificaciones tiene ningún asomos de verosimilitud, y
se basan en un único rasgo de semejanza que puede ser
puramente casual.

1. Lázaro: (11,3;
11,36). Se habla varias veces del amor que Jesús
tenía a Lázaro y a partir del hecho de su
resurrección se pudo pensar que aquél
discípulo ya no moriría más. Pero resulta
difícil pensar que de una misma persona se hable a la vez
con su nombre y anónimamente. Más probablemente el
DA designa a un discípulo a quien no se nombra en el
evangelio, pero que es bien conocido de sus lectores.

2. Juan Marcos. Una de las
mayores dificultades a la tesis de que Marcos es el DA es el
hecho de que éste muy probablemente tenía que ser
uno de los doce. Las pruebas que se presentan a favor de Juan
Marcos son muy débiles. Además la trayectoria
misionera del Marcos histórico es muy diversa de la
escuela juánica.

3. Un sacerdote de Jerusalén
de nombre Juan
. Esta hipótesis apoyada en
algún testimonio (T3) explicaría algunos datos del
evangelio (amistad con el sumo pontífice, cultura,
presencia casi exclusiva en Jerusalén), pero resulta
totalmente gratuita, y extraña el total anonimato que ese
discípulo ha tenido a pesar de su importancia.

c) El medio juánico es distinto del medio
apostólico

Una de las dificultades principales estriba en decir que
el medio teológico cultural e institucional de la
comunidad juánica es diverso del medio apostólico,
por lo cual el discípulo fundador de la comunidad mal
puede ser un apóstol.

* La cristología del 4Ev. es más elevada
que la de los otros escritos del NT. Hay una insistencia de tipo
gnóstico en lo revelatorio. La escatología es
realizada; el sentido de autoridad, menos fuerte; la comunidad
menos institucionalizada y más pneumática; las
alusiones sacramentales son tardías.

*A lo largo del evangelio se subraya la
competición continua entre el DA como representante de la
comunidad juánica y Pedro como representante de las
iglesias apostólicas, y la preferencia siempre se decanta
hacia el DA.

*La comunidad juánica presenta un cierto matiz
"sectario", marginal, con respecto a la gran Iglesia, y es la
precursora de las comunidades gnósticas que
acabarán entrando en conflicto con ella. Si el evangelio
acabó siendo recibido y aceptado por la "gran Iglesia" es
porque en esa época tardía el redactor
eclesiástico actuó como censor añadiendo,
quitando y corrigiendo cosas para que el evangelio quedase
más presentable y fuese más de recibo para las
otras iglesias "convencionales". A partir de este supuesto se
achaca al redactor eclesiástico todo lo que pueda ser
afín a otros escritos del NT y se deja como
teología típicamente juánica todo lo que
haya de más original o diverso. Desde aquí se
pretende que el fundador de la primitiva comunidad juánica
en modo alguno pudo ser alguno de los doce, sino un
discípulo marginal helenista, heterodoxo.

Sed contra:

No basta con subrayar las diferencias. Habría que
subrayar también los paralelismos entre los datos de la
vida de Jesús en Juan y los sinópticos, y entre la
teología del 4Ev. y el resto de los escritos. Esta tarea
la iremos haciendo a lo largo del comentario.

Por ahora diremos que la dificultad en conjunto presenta
una petición de principio. Se define un medio
apostólico
al margen del 4Ev. y luego se pretende que
el 4Ev. no se ajusta al medio apostólico. Una cosa
distinta es decir que el medio juánico es distinto del
medio petrino, paulino o sinóptico, y otra cosa diversa es
decir que es distinto del medio apostólico. Como si el
medio apostólico no fuese una realidad muy plural y
ágil. ¿No habría más bien que
ensanchar y agilizar nuestra idea del medio apostólico
para dar cabida en él a un evangelio que la
tradición nos presenta como apostólico?

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11

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