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Escritos de Juan (página 6)



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11

En la explicación de la palabra intermedia se
introduce la segunda cita, la de los Profetas: "Todos
serán enseñados por Dios" (cita libre de Is 54,13),
que le ayuda a desarrollar el tema de la fe.

A. Guilding ha estudiado el ciclo de lecturas
continuadas que se hacía en las sinagogas en tiempo de
Pascua, y aparecen estos textos utilizados por Jesús en su
homilía y otros a los que se alude al largo del
capítulo 6 del 4Ev.

2. Interpretación del Pan de vida

El discurso debe ser entendido en clave pascual, como
todo el capítulo. Hay un contraste fundamental entre el
pan del cielo, el maná que comieron los padres en
el desierto, y el verdadero pan del cielo que es
Jesús. La diferencia fundamental entre los dos es que el
verdadero pan da la vida definitiva, mientras que el maná
no era capaz de dar vida duradera. "Vuestros padres comieron el
maná en el desierto y murieron" (6.49). No se trata
sólo de la muerte temporal, sino del fracaso definitivo.
De hecho no consiguieron entrar en la tierra prometida y murieron
todos en el desierto (Nm 14,21-23; Jos 5,6; Sal 95,7). La vida
definitiva, que da Jesús, no se caracteriza sólo
por su duración, sino sobre todo por su
calidad.

Durante la primera parte del discurso Jesús se
define a sí mismo como Pan, en cuanto que él es la
revelación del Padre. La invitación no es tanto a
comer, cuanto a creer. La recta actitud del hombre ente el pan
del cielo es creer en Jesús, venir a
Jesús.

Al hablar del agua de vida, recorrimos todas las citas
de los libros sapienciales en los que la sabiduría de Dios
se presenta como un banquete, la oferta de pan y agua.
Jesús se presenta ahora como el Logos que sacia con su
palabra el hambre y la sed de los hombres. (cfr. textos citados
en p 51 y 85). Sin embargo hay una diferencia fundamental entre
el agua y el pan. Jesús nunca se identifica con el agua.
Nunca dice: "Yo soy el agua", sino "Yo doy el agua". El agua es
un don de Jesús. En cambio al hablar del pan, Jesús
dice: "Yo soy el pan", "Mi padre es quien os da el pan". El dador
es el Padre y Jesús el don. En cambio al hablar del agua,
el dador es Jesús y el don es el
Espíritu.

Aunque en esta primera parte del discurso se habla de
Jesús como revelador, ya se está insinuando el
significado de la segunda parte en que Jesús se ofrece
sacramentalmente como comida.

Nunca se deben separar estos dos aspectos desarrollados
en la primera y la última parte del sermón: el
aspecto sapiencial y el sacramental. No se puede comer
sacramentalmente la carne de Jesús sin adherirse a su
revelación, sin comulgar con su mensaje. No se puede creer
en Jesús sin entrar en comunión con su acto de
entrega, con su cuerpo y su sangre ofrecidos por la vida del
mundo.

3. El tema de la fe

Paralelamente a la explicación del signo del Pan,
se va desarrollando la teología del acto de fe, al hilo de
la segunda cita de la homilía.

Creer en Jesús es lo mismo que venir a
Jesús
. "El que viene a mí no pasará
hambre, el que cree en mí, no tendrá sed". La
manera de aprovecharse de este pan, de comerlo y beberlo, es
creyendo en Jesús, viniendo donde él. Es "viendo al
Hijo y creyendo en él" como poseeremos la vida definitiva
que nos da este pan (6,40).

Pero para creer en Jesús, para realizar la obra
de Dios, tiene uno que "ser atraído por el Padre". En el
designio salvador del Padre, los creyentes han sido entregado
previamente a Jesús por el Padre (6,36), y experimentan
consiguientemente un fuerte tirón hacia Jesús.
(6,44) y vienen a él (6,37).

Jesús no rechazará a ninguno de los que
vienen a él, porque en este acto de acercarse Jesús
reconoce que no vienen por iniciativa propia, sino que es el
Padre quien los atrae. Al dar la vida definitiva, al resucitar a
los creyentes, Jesús no hace sino realizar la voluntad del
Padre y acoger a aquellos que el Padre le ha confiado.

Los que vienen a Jesús han escuchado al Padre, se
han hecho discípulos de Dios. Nadie se convierte en
discípulo de Jesús si previamente no ha acogido la
invitación del Padre a creer en su Hijo. La iniciativa es
toda del Padre. Es él quien da el pan y quien da el
hambre. La vida que comunica el Padre la da comunicando el Pan
del cielo, y simultáneamente dando un tirón que
empuje a los hombres hacia Jesús.

Los hombres sólo pueden escuchar esta
intimación del Padre a venir a Jesús. Pero no
pueden ver al Padre. La escucha se limita sólo a esta
palabra que invita a ir a Jesús. Es la única
palabra que el Padre pronuncia interiormente. Escuchar esta
palabra es constituirnos en discípulos del Padre. Pero ya
todo lo demás nos lo enseña Jesús. A partir
de ese momento los discípulos del Padre se convierten en
discípulos de Jesús, que ha sido declarado camino,
verdad y vida. Algo semejante sucedía en la
Transfiguración sinóptica. Allí la voz del
cielo invitaba a los tres apóstoles a escuchar a
Jesús, a hacerse discípulos del Hijo. Acoger esta
palabra del Padre nos constituye en discípulos del
Hijo.

Si Jesús puede dar la vida es porque ha
descendido del cielo. De aquí el problema sobre los
orígenes del Jesús. Los judíos entienden la
frase "bajado del cielo" en sentido literal, como si Jesús
fuera un extraterrestre, sin padre ni madre, ni raíces
humanas. Pero Jesús les va a mostrar que es precisamente
en la carne humana donde el Espíritu puede vivificar. Es
en la carne y la sangre, en su Humanidad nacida de María,
donde puede hacer entrar en comunión con la vida de Dios.
Los orígenes humanos de Jesús no son un
obstáculo para su procedencia divina. Son los que hacen
que esa procedencia divina sea salvífica para nuestra
carne.

4. El pan de la eucaristía

A partir del último malentendido sobre el comer
la carne, se inicia el desarrollo del tema eucarístico. Si
anteriormente el pan era Jesús en cuanto revelación
del Padre, ahora el pan va a ser el mismo Jesús, en cuanto
ofrecido y entregado voluntariamente a la muerte por amor. Hemos
pasado del signo del maná al signo del Cordero de Dios que
quita el pecado del mundo.

La separación de la carne y la sangre significa
la muerte. Jesús va a dar la vida muriendo. No se puede
dar vida sin dar la vida. El creyente es invitado a entrar en
comunión con este amor sacrificial. Comer su sangre y
beber su sangre es entrar en comunión con su muerte, para
poder entrar en comunión con su vida que recibe del Padre.
El comer y beber la sangre de Jesús lleva a vivir la vida
de Jesús y a permanecer en él.

Esta última parte del discurso está
introducida por una afirmación: "El pan que yo daré
es mi carne por la vida del mundo" (6,51). Algunos piensan que
ésta sería la fórmula juánica de la
institución de la eucaristía, paralela a la forma
de Pablo y Lucas (fórmula antioquena). Al no existir en
arameo la palabra cuerpo, es más probable que las palabras
mismas de Jesús fueran "Esta es mi carne", y que Juan haya
conservado de forma más literal que los otros relatos los
ipsissima verba de la institución.

Brown sugiere que este fragmento pertenece a la
narración juánica de la última Cena, y que
el redactor final trasladó estos versículos a este
lugar para ponerlos en el contexto del Sermón del Pan de
vida.

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El primero tiene un sentido más crudo de masticar
con los dientes y es menos espiritualizable que el segundo. Pero
la eucaristía no es sólo una manducación,
sino una comunión con Cristo en la adhesión a su
mensaje.

La entrega, la muerte por amor, puede convertirse en
alimento para los demás. Comemos la carne de Cristo para
comulgar en esa actitud de entrega. Bebemos su sangre para estar
nosotros también dispuestos a derramar la nuestra. "El que
me come vivirá por mí, lo mismo que yo vivo por el
Padre". La comunión nos lleva a vivir de Jesús de
un modo semejante a como Jesús vive del Padre.

F. LA REACCIÓN DE LOS
DISCÍPULOS

El ministerio de Jesús en Galilea terminó
con una crisis según los sinópticos. También
en el 4Ev. se produce una crisis en el seno de la comunidad de
los discípulos. Con distinto vocabulario y distinta
teología, sigue Juan en este capítulo el esquema
tradicional que aparece en los sinópticos.

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Es verdad que las diferencias son también muchas,
pero no debe extrañarnos cuando sabemos la libertad con la
que Juan manipula sus fuentes, o los elementos tradicionales,
para adaptarlos a sus montajes teológicos. Juan
sitúa la confesión de Pedro en Cafarnaúm,
mientras que MM la sitúan en Cesarea de Filipo, a unos 60
kms. Pero hay que tener en cuenta que casi todos los elementos de
la escena de Cesarea en Mateo aparecen también en otros
lugares del evangelio de Juan (Mt 16,16 = Jn 1,41; Mt 16,17 = Jn
6,63.65; Mt 16,18 = Jn 21,15; Mt 16,19 = Jn 20,23.

La mayor parte de los comentaristas piensan que esta
escena de las reacciones de los discípulos estaba
originalmente situada después del v. 50, y que la
última sección del discurso del Pan de vida
(sección sobre el comer la carne) ha sido añadida
por un redactor en una de las últimas fases de
composición del evangelio.

Efectivamente, la sección que ahora estudiamos
(vv. 60-71) empalmaría mucho mejor con el v. 50 que con el
59. Los judíos no podían soportar la
pretensión de que Jesús había bajado del
cielo, y ahora Jesús les pregunta qué
sucedería si le viesen ascender al cielo.

Lo que está en juego no es una discusión
meramente académica sobre la prehistoria del evangelio,
sino la interpretación que hay que dar al versículo
"la carne no aprovecha para nada" (v.63). Si consideramos que
esta frase venía inmediatamente después del
discurso sobre comer la carne eucarística de Jesús,
resulta extraño que se nos diga en ese contexto que la
carne no sirve para nada.

En cambio si pensamos que nuestra sección 60-71
venía originalmente detrás del v. 50, y que el
pasaje sobre la carne eucarística fue añadido
después, entonces habría que entender la
afirmación despectiva sobre la carne en referencia a la
naturaleza humana contrapuesta al espíritu, en el sentido
que aparece en la conversación de Nicodemo: "Lo que nace
de la carne es carne…" (3,6).

La retirada de muchos de los discípulos contrasta
con el entusiasmo que en un principio había provocado el
signo de la multiplicación de los panes. La negativa de
Jesús a asumir el reinado que le ofrecían, la
constatación de que su reinado no es de este mundo,
provocará la desbandada general. Es en este momento cuando
Pedro confiesa a Jesús y lidera el grupo de los que
permanecen fieles a toda costa. Esta fidelidad de Pedro a
Jesús contagia a un pequeño grupo que deciden
también permanecer fieles, aunque sin haber comprendido el
camino de Jesús. En Marcos a renglón seguido de
reconocer el origen divino de la confesión de Pedro,
Jesús le reprende llamándole Satanás. En
Juan la reprensión se aplica a Judas en este momento, pero
más tarde en la Cena el evangelista hará ver
qué poco había entendido Pedro del misterio de
Jesús cuya palabra de vida había decidido
seguir.

La confesión de Pedro viene a ser el
clímax de todo el capítulo. Ya hemos visto
cómo casi todos los pasajes del 4Ev. desembocan en la
proclamación de un título
cristológico.

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El Padre ha santificado (consagrado) al Hijo (10,36) al
enviarlo al mundo. Jesús llama a su Padre, Padre santo
(17,11). Los discípulos son invitados a entrar
también ellos en esta esfera y llegar a ser ellos mismos
santificados en la verdad (17,17).

El pasaje de Cesarea de Filipo en Marcos estaba
también situado en un momento de crisis. Jesús se
había retirado porque la presión contra él
se había vuelto demasiado fuerte. En este momento la
confesión de Pedro que le reconoce como Mesías
será determinante de su decisión de emprender el
camino de Jerusalén. No sólo se decide a regresar a
Galilea, de donde se había retirado, sino de caminar hacia
el centro del conflicto.

DISCURSO DEL BUEN
PASTOR

A) ENCUADRAMIENTO

Comienza este discurso de una manera abrupta, sin ser
introducido por ninguna frase que lo encuadre. La única
indicación que abre el discurso es el solemne Amen, Amen
(10,1).

Lo mismo que el episodio del ciego de nacimiento, este
pasaje debe situarse en los tres meses que median entre los
Tabernáculos y la Dedicación del Templo. La fiesta
de la Dedicación o Hanukkáh se llama también
fiesta de los Tabernáculos de Kislev, y en ella se
celebran las victorias de los Macabeos y la rededicación
del templo después de la profanación de
Antíoco Epífanes. (167-164 a.C.). La Fiesta de los
Tabernáculos celebra la consagración del primer
templo de Salomón, de modo que el tema común de
ambas fiestas es la consagración del Templo.

A lo largo del discurso del Buen Pastor se recogen
alusiones a la curación del ciego de nacimiento que acaba
de tener lugar.

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Por otra parte la alusión a los ladrones y
bandidos puede relacionarse con la fiesta de la
Dedicación, en la que se recordaba a los sumos sacerdotes
Jasón y Menelao que habían traicionado a su pueblo
y a su ministerio sagrado. Según A. Guilding, en el ciclo
de lecturas sinagogales, el sábado antes de la
Dedicación se leían lecturas relacionadas con el
tema del pastor y las ovejas.

B) EL GÉNERO LITERARIO

Se va a usar en este pasaje el género literario
parabólico, tan común en los sinópticos, y
que también se usa en el 4Ev., aunque de una manera
más sobria: la vid verdadera (15,1-6), la siega (4,35-38),
el grano de trigo (12,24), el parto (16,21), el aprendiz
(5,19-20), el viento (3,8), el camino a oscuras
(11,9-10).

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Otras están más elaboradas. El
género bíblico parabólico (mashal) abarca
tanto la parábola como la alegoría, el proverbio,
la metáfora. La parábola es una simple
comparación en la que el elemento de referencia consiste
en un solo punto. En cambio en la alegoría se van
encontrando múltiples semejanzas entre los dos
términos comparados.

Probablemente la enseñanza de Jesús
consistía en parábolas simples, aunque la comunidad
luego ha ido transformando las parábolas en
alegorías, tratando de encontrar un mayor número de
semejanzas en los pequeños detalles. Así por
ejemplo en la parábola del buen samaritano, se ha
intentado buscar un significado al aceite y al vino, la posada,
el posadero, las monedas que el samaritano da al posadero. Todo
esto es ya un proceso alegorizador.

En el mismo evangelio encontramos ya los primeros pasos
de este proceso alegorizador. En la parábola del
sembrador, la comparación inicial bien puede atribuirse al
mismo Jesús, pero la amplificación de
parábola a todos los detalles puede ser obra de la
catequesis de la comunidad.

¿Qué encontramos en el texto del buen
pastor, una alegoría o una parábola? En realidad lo
que encontramos en una colección de pequeñas
parábolas entrecruzada y difícilmente reducibles a
un esquema lógico. Resulta muy difícil dividir
racionalmente este discurso, porque las ideas se van
entrecruzando y se salta de una imagen a la otra con mucha
libertad.

Se ha comparado muchas veces el avance de las ideas en
Juan con el de las olas de la marea que sube "cabalgando unas
sobre otras ganan terreno lentamente, pero de modo continuo"
(Durand). "A la ola que acaba de morir sobre la arena le sucede
otra que la envuelve y sobrepasa; de un modo parecido Juan expone
un tema en una perícopa y luego lo vuelve a repetir en la
siguiente, pero para desarrollarlo más o completarlo con
otro" (Lacan). Juan analiza, contempla la verdad desde diversos
aspectos y estos rayos de luz acaban por convertirse en un haz,
en integrarse en una forma definitiva (Lagrange).

Nosotros en este caso vamos a fragmentar el
sermón del 4Ev. y luego lo recompondremos en una forma
lógica, tratando de reagrupar los fragmentos que
pertenecen a una misma imagen.

Sucesivamente Jesús se describe a sí mismo
como "el que entra por la puerta", "la puerta", "el pastor que
saca las ovejas", "el pastor que da su vida por las ovejas", y
finalmente "el que dará unidad al
rebaño".

Cada una de estas parábolas tienen su propio
valor propio y nos explica un aspecto de la relación de
Jesús con los suyos. La imagen de las ovejas da unidad a
las diversas parábolas desarrolladas.

C) TRANSFONDO DE LAS PARÁBOLAS

Son muy numerosos los puntos de empalme con los
sinópticos en los que repetidamente Jesús hace uso
de imágenes pastoriles: la multitud de ovejas sin pastor
(Mc 6,34; Mt 9,36), la oveja perdida (Lc 15,3-7; Mt 18,12-14;
10,6), el pequeño rebaño (Lc 12,32), las ovejas en
medio de lobos (Mt 10,16), la dispersión de las ovejas
tras la herida del pastor (Mt 26,31; Mc 14,27), el pastor que
separa las ovejas de las cabras (Mt 25,32-33).

Moisés (Ex 32,1) y David (1 Sm 16) habían
sido pastores, y por eso en un pueblo de gran tradición de
pastoreo se utilizó la figura del pastor para designar a
los jefes del pueblo. Dios mismo se presenta como pastor.
"Tú que guías a José como un rebaño"
(Sal 80,2). "Sacó a su pueblo como a ovejas, cual
rebaño los guió por el desierto" (Sal 78,52). La
primera parte del Salmo 23 es una bellísima
alegoría sobre el cuidado que Dios tiene por su pueblo,
expresado en la imagen del pastor.

Pero el texto principal que hay que buscar como
trasfondo al 4Ev. es la profecía de Ezequiel en el
capítulo 34. Allí arremete contra los malos
dirigentes "que se apacientan a sí mismos" (Ez 34,2).
"Habéis sacrificado a las ovejas más pingües"
(v.3). "No habéis fortalecido a las ovejas débiles;
no habéis cuidado a la enferma ni curado a la que estaba
herida; no habéis tornado a la descarriada ni buscado a la
que estaba perdida, sino que las habéis dominado con
violencia y dureza" (v.4).

Dios promete que va a ser él en persona quien va
a cuidar el rebaño y buscará a la oveja perdida,
curará la herida y confortará a la enferma (vv.
11.16). En este momento se introduce el tema del pastor
escatológico, el descendiente de David. "Yo
suscitaré para ponérselo al frente a un solo pastor
que las apacentará: mi siervo David. El las
apacentará y será su pastor. Yo YHWH seré su
Dios y mi siervo David será príncipe en medio de
ellos" vv. 23-24).

Esta profecía de Ezequiel encuentra muchos
lugares paralelos en el AT. Jeremías dice: "Yo
recogeré al resto de mis ovejas de todas las tierras a
donde las empujé, las haré tornar a sus estancias;
criarán y se multiplicarán. Y pondré al
frente de ellas pastores que las apacienten, y nunca
estarán medrosas ni asustadas, ni faltará alguna"
(Jr 23,3).

D) ANÁLISIS DE LAS
PARÁBOLAS

1. La puerta

La primera parte de este sermón versa sobre la
imagen de la puerta (10,1-10). La segunda desarrolla la imagen
del pastor (10,11-18). Resulta con todo difícil establecer
una diferencia nítida entre ambas parábolas, ya que
muchos de sus términos se entrecruzan.

En la primera parte Jesús se identifica
simultáneamente con la puerta y con el que entra por ella.
Para entender esta parábola necesitamos recordar todo lo
que hemos ido viendo a lo largo del evangelio. La tarea de
Jesús es entrar donde están las ovejas para
sacarlas de allí y llevarlas a los buenos
pastos.

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Es una palabra que antes que designar un aprisco o
corral de animales, designa en los LXX el atrio del Templo de
Jerusalén (cf. también Ap 11,2).

Las ovejas que estaban en el templo destinadas al
sacrificio recuerdan aquella masa de enfermos de la piscina junto
a la puerta Ovejera. Es una humanidad doliente secuestrada por
los malos dirigentes que no son capaces de aportar
salvación, sino que tienen montado su negocio a costa de
esa religiosidad legalista que no se preocupa por las necesidades
del hombre, sino sólo por sus propios ritos,
sábados y demás legalismos.

La palabra puerta tampoco se usa para los
rediles, sino para las casas humanas y sobre todo para las
puertas del Templo. Para rescatar a las ovejas Jesús tiene
primero que entrar en la institución judía. El
puede entrar porque es el pastor; sus ovejas escuchan su voz y le
reconocen y le siguen. Pensemos en los que han creído en
Jesús y le han seguido fuera del Templo para celebrar la
segunda Pascua en el descampado, o en el ciego que por seguir a
Jesús ha sido expulsado de la sinagoga. En este nuevo
éxodo Jesús va delante y sus ovejas le
siguen.

Frente a esta imagen de Jesús que entra por la
puerta, están las de los ladrones y salteadores. De estos
se nos dice que vienen a "robar, matar y destruir"
(10,10).

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Su utilizó para designar la expulsión de
las ovejas fuera del templo. Y en 9,34, cuando expulsan al ciego
de la sinagoga. Jesús vendría a decir que no hace
falta esperar a que los judíos expulsen a los que creen en
él. Es él mismo quien ha venido a sacarlas fuera
para llevarlas a buenos pastos, esa hierba verde que había
en el lugar donde Jesús multiplica los panes en la segunda
pascua (6,16). Allí pueden "recostarse" los que le han
seguido "al otro lado del mar". En el salmo 23 YHWH
conducía a sus ovejas hacia los prados de hierba
tierna.

Los suyos conocen su voz. El ciego de nacimiento acaba
de reconocerle y le ha seguido, mientras que no ha escuchado la
voz de los sacerdotes (los extraños de 10,5), sino que ha
huido de ellos. Jesús supone que hay una afinidad activa
entre aquellos que le pertenecen y el mensaje que él
proclama. "El que es de Dios escucha las palabras de Dios"
(8,47). "Todo el que pertenece a la verdad escucha mi voz"
(18,37).

La imagen es la siguiente. En un mismo redil duermen
rebaños de distintos pastores. Por la mañana se
acerca un pastor, abre la puerta. El portero le deja entrar.
Atrae con halagos a sus ovejas y las llama por sus nombres. Estas
conocen su voz y le siguen, mientras que las que pertenecen a
otros pastores se quedan quietas.

Tras una breve indicación de cómo los
fariseos no entendieron estas palabras (10,6), Jesús
prosigue su razonamiento dando un salto lírico. Hasta
ahora había hablado de sí mismo como el que entra y
sale por la puerta. Pero ahora va a referirse a sí mismo
como la puerta misma.

Este salto es tan grande, que en algunas versiones
(sahídica P75) en lugar de poner puerta, ponen pastor, con
lo cual evitan este salto con aparente falta de lógica.
Pero esta confusión de términos comparativos es
frecuente en Juan. Jesús es a la vez meta y camino (Jn
14,4.5). Ahora se presenta como el que saca y como la puerta:
camino y puerta, única vía hacia el
Padre.

La expresión "encontrará pastos" (10,9)
equivale a "nunca pasará hambre y nunca pasará sed"
(6,34) en el discurso del pan de vida. Resuena aquí el eco
del Segundo Isaías cuando describe la salida de Babilonia
como un nuevo éxodo, utilizando las imágenes del
pastor y las ovejas (Is 49,9-11; 40,11) que son utilizadas
también en el Apocalipsis para indicar cómo el
Cordero será Pastor (Ap 7,16-17). El pasto del que
Jesús habla es el pan de vida.

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No se desarrolla explícitamente en esta
parábola el segundo tema del Salmo 23, el de las aguas
tranquilas que aparece también en los textos de
Isaías y el Apocalipsis que acabamos de citar. Pero
recordemos que justamente en el pasaje anterior Jesús ha
enviado al ciego a lavarse con agua en la piscina para recobrar
la vista, con lo cual este tema no está del todo
ausente.

No hay otra puerta para salir hacia el Padre ni para
encontrar los pastos y las aguas de vida abundante. Sólo
Jesús promete un agua que bulle (4,14) porque da el
Espíritu sin medida (3,34).

2. El Pastor

En la segunda parte del sermón Jesús
continúa hablando de su relación con las ovejas,
pero ahora con la imagen del pastor, aportando tres paralelos que
enriquecen la comparación.

a) El Pastor da la vida por las ovejas

El primer contraste no se establece entre el pastor y el
ladrón, sino entre el pastor y el asalariado. El tema del
pastor que da la vida por las ovejas es completamente nuevo y no
tiene ningún antecedente en todos los textos
bíblicos del AT que hemos citado hasta ahora.

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Para comunicar vida abundante tiene que poner la suya.
No hay vida comunicada sin vida entregada.

Juan subraya cómo en todo momento Jesús va
a la Pasión como señor absoluto de todos sus actos,
en su libre aceptación de la voluntad del Padre. "Nadie me
quita la vida, yo la doy por decisión propia" (10,17).
Jesús no sucumbe a ningún tipo de fatalidad, no es
víctima inconsciente del juego de los acontecimientos.
Nadie puede arrebatarle nada de lo que él no se haya
despojado libre y voluntariamente. En la exégesis del
lavatorio de pies estudiaremos los verbos utilizados por el
evangelista para designar cómo Jesús se quita y se
pone los vestidos y veremos cómo son los mismos que se
utilizan aquí para el acto de despojarse de su vida y
volverla a tomar.

Donde hay amor hasta el extremo hay vida hasta el
límite. Dar la vida por aquellos a quienes uno ama es el
extremo del amor (15,13) y el extremo de la abundancia de la vida
comunicada.

Sólo el que entrega voluntariamente la vida puede
recobrarla, porque al entregarla se ha abandonado al Padre
cumpliendo su mandamiento. El Hijo muestra su amor al Padre
entregando su vida, y por esto mismo el Padre le ama (10,17) y le
demuestra su amor devolviéndole la vida.

Además del contraste entre el pastor y el
asalariado se da un segundo contraste entre la obra del pastor
que da vida abundante y la del lobo que viene a destruir (10,10).
El lobo puede identificarse con la figura del ladrón. En
un trasfondo se adivina la presencia del diablo que "era homicida
desde el principio" (8,44), pero el evangelio se fija en las
mediaciones.

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Es la misma palabra que utiliza Flavio Josefo para
designar a los zelotes rebeldes, y es también la misma
palabra con la que el 4Ev. designa a Barrabás
(18,40).

Barrabás no era probablemente un simple
ladrón, sino un rebelde contra Roma a quien Pilatos tras
muchos esfuerzos había conseguido capturar. Un
revolucionario que tendría muchos seguidores entre ese
pueblo que decepcionado con el mesianismo de Jesús opta
por el liderazgo que Barrabás ofrece.

Pilato presenta al pueblo dos tipos de dirigentes para
que escojan entre ambos. De un lado el bandido que
ocasionará la más grande tragedia para el pueblo
judío; el mesianismo político revolucionario. De
otra parte el pastor que rehúsa ser rey cuando el pueblo
le ofrece la corona, pero que verdaderamente es rey, porque para
eso nació, para pastorear en la verdad (19,37).

b) Conocimiento mutuo entre el Pastor y las
ovejas

Como hemos visto, este tema ya estaba insinuado en la
parábola anterior de la puerta. El pastor conoce a sus
ovejas por sus nombres y las llama por sus nombres (10,3).
Recordamos el salmo que nos dice que Dios conoce el número
de las estrellas y llama a cada una por sus nombres (Sal 147,4).
Adán había dado nombre a todos los animales (Gn
2,19-20). Conocer el nombre es establecer una relación de
posesión con la cosa nombrada. "Te he llamado por tu
nombre, eres mío" (Is 43,1). Magdalena reconocerá a
Jesús en el momento en que éste la llame por su
nombre: "¡María!" (20,16).

Conocer a Jesús es primeramente sentirse conocido
por él, sentirse uno llamado por su nombre. La
aspiración última es a llegar a "conocer como soy
conocido" (cf. 1 Co 13,12). Por eso el pastor conoce a sus ovejas
y correlativamente éstas le conocen a él (10,14).
El conocimiento de Dios es una promesa de los profetas del AT
para los últimos tiempos. "Yo te desposaré en
fidelidad y tú conocerás a YHWH" (Os 2,22). "La
tierra estará llena del conocimiento de YHWH como las
aguas cubren el mar" (Is 11,9). Un conocimiento tan personal que
este verbo es utilizado también para las relaciones
sexuales de Adán y Eva (Gn 4,1), Judá y Tamar (Gn
35,26), Elqana y Ana (1 Sm 1,19)…

Pero ahora el 4Ev. remonta el vuelo y compara el
conocimiento mutuo entre Pastor y ovejas con el conocimiento
mutuo entre el Padre y el Hijo: "Como el Padre me conoce a
mí y yo conozco al Padre" (10,15). Es un proceso que lleva
a la inmanencia mutua, a la unidad profunda del ser.

c) La unidad del rebaño

¿Qué representan las ovejas que aún
no pertenecen al redil? Algunos han querido ver aquí a
miembros de otras comunidades cristianas distintas de la
comunidad juánica, que deberían entrar en esta
comunidad para encontrar allí la plenitud de la
revelación. Esta visión supone una
concepción excesivamente sectaria de la comunidad
juánica y se opone a la evidencia que encontramos en otros
pasajes sobre el respeto con el que se trata a Pedro, el que
recibe el pastoreo de las ovejas de parte de Jesús.
Sería contradictorio pensar que las ovejas de Pedro
deberían sumarse a la comunidad juánica.

Preferimos pensar con la mayoría de los exegetas
que se trata de personas que todavía no conocen a
Jesús y que la referencia es a los gentiles y otras
personas de buena voluntad, que ya pertenecen a Jesús pero
todavía no pertenecen a su rebaño, a su comunidad.
Quizás estén aquí incluidos también a
otros miembros del pueblo judío que todavía tienen
que incorporarse a la comunidad de Jesús.

En realidad estas otras ovejas no se nos representan
como agrupadas en otros rebaños, sino sólo a
título individual. La imagen utilizada no habla tanto de
integración de rebaños, cuanto de
integración de ovejas.

El tema de la misión a los gentiles no
figuró probablemente de una forma explícita en las
palabras de Jesús. De otro modo no se comprenderían
los titubeos y los escrúpulos de san Pedro en ir a casa de
Cornelio o en bautizar a los que estaban en su casa, y la
necesidad de tener que justificar luego su proceder. Es
sólo a la luz del Espíritu Santo que va guiando a
la verdad plena como los apóstoles pudieron ir viendo la
trascendencia de ciertas medias palabras de Jesús que
insinuaban su talante universal.

La esperanza escatológica ansiaba la
congregación de las doce tribus dispersas (11,52). La
perspectiva ahora es más amplia. Los hijos de Dios
congregados por Jesús continúan la existencia de
Israel. La unidad del rebaño más que una tarea es
un don a recibir de Dios y nace fundamentalmente de la unicidad
del Pastor.

Necesariamente habría que interpretar estos
textos con una referencia obligada al capítulo 21 en el
que se concede a Pedro el pastoreo de las ovejas. Este ministerio
es una de las formas como Jesús sigue dando unidad al
rebaño (21,15-17). Otros símbolos de la unidad de
la Iglesia que aparecen en Juan son el de la túnica
inconsútil que no fue rasgada (19,23), y la red de peces
que no se rasgó a pesar de ser tantos (21,11).

EL LAVATORIO DE LOS
PIES

El episodio de la Última Cena incluye en Juan una
acción profética, el Lavatorio de los pies, seguida
de un discurso en tres secciones. Una vez más encontramos
el típico esquema juánico que articula signos y
discursos.

A) PARALELOS SINÓPTICOS

Uno de los grandes escollos de los exegetas de todos los
tiempos ha sido tratar de sincronizar la narración
sinóptica de la Última Cena con la narración
de Juan, y sobre todo el problema de la fecha.

Todos están de acuerdo en que Jesús
murió un viernes, pero ¿qué día del
mes? Según los sinópticos Jesús comió
con sus discípulos la Cena pascual, siguiendo los ritos
prescritos por la Ley (Lv 23,5), es decir la víspera del
15 de Nisán que era el día grande de la
Fiesta.

En cambio según la narración
juánica Jesús murió el día 14 de
Nisán, el día de la preparación de la
Pascua, a la hora en la que sacrificaban los corderos en el
templo. Los judíos no quisieron entrar en el Pretorio de
Pilatos para no contaminarse y poder comer la Pascua (18,28), lo
cual es señal de que no la habían comido
todavía. Esto explica las prisas para ejecutar a
Jesús y disponer del cadáver antes de que al
atardecer empezase la fiesta.

Según este esquema juánico la cena
celebrada "antes de la Pascua" no fue una verdadera cena pascual.
Efectivamente no hay alusiones a ninguno de los ritos
típicos, y ni siquiera se dice que fuera la
víspera, sino simplemente "antes de la Pascua"
(13,1).

Se han lanzado decenas de hipótesis en los
artículos de revistas especializadas intentando explicar
esta discordancia. No podemos recogerlos aquí todos. Lo
que está en juego no es dar la razón a los
sinópticos contra Juan o a Juan contra los
sinópticos, sino en saber si la Última Cena fue el
seder pascual o no, ya que esto tiene una importancia
teológica.

Ha habido intentos de concordar los datos y dar la
razón a todos. Hay quien piensa que Jesús
celebró la Pascua siguiendo un calendario distinto del
calendario oficial judío, por ejemplo un calendario
esenio. Según los esenios el día de Pascua
caía siempre en miércoles. Siguiendo este
calendario Jesús habría celebrado la Pascua la
víspera del miércoles, y moriría el viernes,
la víspera de la fiesta pascual oficial de los sacerdotes
y del Templo. Esta explicación además de concordar
los datos de los sinópticos y de Juan ofrece la ventaja de
explicar mejor el desarrollo de la Pasión del Señor
y dar más tiempo (de martes noche a viernes tarde) para
toda la secuencia de idas y venidas y juicios que en la
narración actual se aglomeran en un espacio de doce horas.
Desgraciadamente no hay ninguna evidencia que pruebe que
Jesús seguía el calendario esenio, por lo que esto
no pasa de ser una conjetura.

Si nos vemos forzados a escoger habrá que
decidirse por la cronología de Juan que adelanta la muerte
a la víspera de la Pascua. Es más verosímil.
Resulta impensable que en el mismo día de la fiesta se
pudiesen realizar tantos trabajos (llevar la cruz, compra de
perfumes, preparación de la tumba…). El texto nos
dice que Simón de Cirene volvía del campo, cosa
insólita en una fiesta en la que no se podía viajar
ni trabajar. Entonces se nos presenta otro problema. ¿Por
qué adelantó Jesús la cena pascual?
Conociendo las costumbres judías es impensable que un
particular cambie la fecha de la celebración de una
fiesta. ¿Será porque preveía que lo iban a
matar? ¿Seguía otro calendario? ¿Será
más bien que la última Cena no fue una cena
pascual? Pero en este caso, ¿por qué los
sinópticos nos dicen de manera inequívoca que lo
fue?

Quedan dos soluciones plausibles, o suponer que
Jesús por motivos desconocidos adelantó la
celebración de la cena pascual, o suponer que la
última cena no fue una cena pascual, pero que la
proximidad de la pascua llevó a los sinópticos a
redondear la situación y forzar el paralelismo
teológico presentando aquella cena como una verdadera cena
pascual, aunque esto supusiese retrasar in día la muerte
de Jesús haciéndola coincidir con el mismo
día de la fiesta.

Aunque para Juan la Última Cena no fue una cena
pascual, y Jesús murió la víspera de la
Pascua, sin embargo es cierto que, día más
día menos, hay en Juan múltiples alusiones a la
fiesta de aquellos días. De hecho hemos visto cómo
Juan es el evangelista que más importancia da a las
fiestas judías. La hora de la muerte de Jesús
coincide con la hora en que los corderos eran degollados en el
templo, y la mención del hisopo tiene también
resonancias pascuales. La narración comienza con la
fechación explícita de una cena "antes de la
Pascua", relacionando todo lo que va a suceder después con
aquella fiesta ya tan próxima.

¿Qué parecidos hay entre la cena de los
sinópticos y la cena de Juan? Sin duda hay grandes
diferencias. Aparte del cambio de fecha, Juan omite los
preparativos de la comida (Mc 14,12-26), el relato de la
institución de la Eucaristía (Mc 14,23-25), y
añade elementos originales como el lavatorio y el largo
discurso.

Sin embargo no faltan paralelos aun en detalles muy
significativos, sobre todo con Lucas.

1.- El aviso de la traición de Judas se hace en
ambos casos durante la comida (Jn 13,18-19; 21-23 = Mc 14,17-21).
En ambos casos el traidor aparece como alguien que ha comido con
Jesús (Jn 13,18 = Mc 14,18). Se repite también la
referencia a mojar en el mismo plato (Jn 13,26-27 = Mc
14,20).

2. El anuncio de la negación de Pedro tiene lugar
en ambas tradiciones durante la cena (Jn 13,38 = Lc
22,31-34).

3.- En ambas tradiciones se da durante la cena un
anuncio de la dispersión de los discípulos (Jn
16,32 = Mc 14,27).

4. Ambas cenas relatan una lección a los
discípulos sobre la humildad (Jn 13,12.17 = Lc
22,24-27).

5. El significado profundo del lavatorio viene a
coincidir con el de la Eucaristía en cuanto que ambos son
acciones proféticas que revelan la total entrega de
Jesús a los suyos.

B) CONTEXTO LITERARIO

Hay buenas razones para pensar que hay una ruptura
significativa entre el final del capítulo 12 y el
principio del 13:

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Con todo otros piensan que el capítulo 13
está muy conectado con las escenas anteriores desde el
punto de vista del relato, y que el verdadero corte hay que
ponerlo al principio del capítulo 11, con el final del
último viaje de Jesús a Jerusalén. La
resurrección de Lázaro provoca la condena de los
sacerdotes.

Nosotros preferimos ver que el evangelio se divide en
dos partes y que la línea divisoria pasa entre el final
del capítulo 12 y el principio del 13.

C) ESTRUCTURA DEL PASAJE

Indudablemente el lavatorio de los pies, como toda
acción profética, pretende transmitir un
significado a los discípulos. Disputan los autores sobre
cuál es el significado principal pretendido en este gesto.
Se ofrecen varias posibilidades.

a) Sentido moralizante: un ejemplo de humildad
abnegada.

b) La purificación de los discípulos en
virtud de la palabra de Jesús.

c) Un simbolismo sacramental: alusión a la
Eucaristía o al bautismo o a ambos a la vez.

d) Simbolismo de la muerte y resurrección de
Jesús.

Sería largo exponer las razones a favor de cada
una de estas interpretaciones. Con R. Brown vemos en este pasaje
un doble significado. Es frecuente en Juan esta polivalencia
simbólica. Ya vimos como el discurso del pan de vida
podía leerse en clave sapiencial o sacramental.

En este caso se van a dar en el evangelio dos
interpretaciones distintas al hecho, una a continuación de
la otra. La primera interpretación (vv. 7-11) se
desarrolla en el diálogo mantenido entre Jesús y
Pedro. Se trata, según nosotros, de la
interpretación primaria y más profunda del
lavatorio, aquella que los discípulos sólo pudieron
comprender más tarde. Esta referencia primaria es la de
una acción profética que simboliza la pasión
y muerte de Jesús y su efecto salvífico sobre los
discípulos.

La segunda interpretación, que llamaremos
moralizante, se desarrolla en el discursito de Jesús
después de ponerse sus vestidos y sentarse a la mesa (vv.
12-19). Aquí el lavatorio de los pies se nos propone como
un ejemplo de humildad y servicialidad a imitar por los
discípulos.

Dentro de la primera interpretación cabría
ver ciertas resonancias más implícitas de tipo
sacramental, sobre todo al bautismo.

Desde el punto de vista de la historia de
redacción del texto, cabría preguntarse cuál
de estas dos interpretaciones pertenece a la redacción
original del evangelio y cuál ha sido añadida
después en otras ediciones. Personalmente no vemos ninguna
razón que nos obligue a dar prioridad temporal a ninguna
de las dos interpretaciones. ¿Por qué van a tener
que pertenecer necesariamente a diversas ediciones? ¿Por
qué no pudieron estar presentes ya las dos en la primera
edición?

Pasemos ya a exponer la exégesis del pasaje en el
curso de la cual haremos ver el sentido de ambas
interpretaciones, la cristológica (vv. 6-11) y la
moralizante (vv. 12-19).

D) EXÉGESIS DEL TEXTO

v.1 Antes de la fiesta de la Pascua, consciente
Jesús de que había llegado su hora de pasar de este
mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el
mundo, los amó hasta el final.

En este pórtico al Libro de la gloria advertimos
una gran solemnidad, cargada de profunda emoción. Fuera o
no fuera cena pascual la última comida de Jesús con
los suyos, no cabe duda de que en los sinópticos y
también en Juan la narración tiene como
telón de fondo la fiesta de la Pascua.

Recordemos que para Juan se trata de la tercer Pascua.
En las dos anteriores Jesús ha realizado signos
profundamente significativos de lo que va a representar esta
tercera. La llegada de la Pascua había venido preceda por
varios clarinazos de atención: "Estaba ya cerca la Pascua"
(11,51). "Seis días antes de la Pascua" (12,1). Y ahora al
llegar el momento dice: "Antes de la Pascua" (13,1).

Llega la hora esperada; hora que se define como la hora
de pasar de este mundo al Padre.

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"Quien oye mi palabra y cree al que me envió
tiene vida eterna y no es sometido a juicio"; "Nosotros sabemos
que ehmos pasado de la muerte a la vida porque amamos a nuestros
hermanos". En los tres casos significa el paso de la muerte a la
vida por amor. Desde Beda el Venerable muchos han visto
aquí un juego de palabras con el nombre hebreo de la
Pascua, que según algunos, entre ellos la Vulgata,
significa en hebreo "paso" (Ex 12,11) o salto (Ex
12,13).

Toda la vida de Jesús es un movimiento pendular
que va desde el Padre hacia el Padre. "Salí del Padre y
viene al mundo; otra vez dejo el mundo y vuelvo al Padre"
(16,22). Jesús va a consumar su éxodo, su salida de
este mundo para entrar en la esfera del Padre.

Había amado a los suyos. Este ha sido el tema de
la primera parte del evangelio, el libro de los signos. Los
signos no han sido sino manifestaciones parciales de este amor,
de la gloria de Jesús que equivale a su capacidad de
amar.

Este amor mostrado hasta ahora parcialmente por los
signos, el agua, la luz, el pan, el vino, la resurrección
de Lázaro, va a ser mostrado ahora en toda su
perfección. La muerte de Jesús va a ser la
revelación insondable del amor de Jesús por los
suyos, amor mostrado en obras, pero también en palabras.
"Como el Padre me ha amado, así también os he amado
yo" (Jn 15,9). Si no hay mayor amor que dar la vida, es
lógico que en la muerte de Jesús se muestre la
manifestación más cumplida del amor.

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Aparece así una inclusión que abarca el
relato entero de la Pasión.

Por otra parte Jesús llega a la muerte
conscientemente. Nadie le va a quitar la vida. Su muerte no es un
accidente. El amor se adelanta a la cita. La muerte no puede
quitar nada a Jesús de lo que él no se haya
despojado antes previamente por amor.

v.2: Estaban cenando. El enemigo ya le había
metido en la cabeza a Judas Iscariote, hijo de Simón, la
idea de entregar a Jesús.

El texto según los códices
Sinaítico y Vaticano puede significar: "El enemigo ya se
había metido en su cabeza que Judas traicionase a
Jesús.

Tres veces se alude a la traición de Judas a lo
largo del lavatorio. Una al principio (13,2), otra al medio
(v.11) y otra al final (v.18). La luz va a brillar más en
contraste con la tiniebla. Cuanto más densa es la
tiniebla, más resalta el triunfo de la luz.
Judas-judíos-Judea son un campo semántico de
instrumentos del enemigo en aquella coyuntura. Judas se ha hecho
servidor del dinero, el dios a quien adoraban las estructuras
mercantiles del templo. Pertenece totalmente a la codicia de este
mundo que no puede recibir a Jesús (cf. 1 Jn
2,16).

Judas entrega a Jesús.

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Todos le entregan. Satanás entrega a Jesús
a Judas. Judas le entrega a los sacerdotes (13,2); éstos
le entregan a Pilatos (18,30); Pilato a los verdugos (19,16).
Pero con ironía Juan nos hace ver que es Jesús el
que se ha entregado antes.

v.3: Jesús consciente de que el Padre
había puesto todo en sus manos, y sabiendo que de Dios
procedía y a Dios volvía

Continúa el estilo solemne y se repite la idea de
la plena conciencia de Jesús. Él sabe de
dónde viene y a donde va. No es un juguete a merced de un
destino ciego. Está seguro de su itinerario y de que su
muerte es sólo el tránsito hacia la
afirmación total de la vida.

Esas manos en las que reposa todo el poder del Padre, se
van a ocupar en el humilde ministerio de lavar los pies. Manos
que serán agujereadas y donde Tomás podrá
introducir sus dedos (20,20.27).

v.4: Se levantó de la mesa, se quitó el
manto, se ciño una toalla.

v.5: echó agua en una jofaina y se puso a
lavar los pies de sus discípulos y a secarlos con la
toalla que llevaba ceñida.

Después de una solemnísima
introducción con largos períodos, se quiebra el
estilo literario para dar lugar a una serie sucesiva de verbos
que narran con minuciosidad unos detalles aparentemente banales.
El contraste tan hábil pretende precisamente llamar la
atención de que esa sucesión de pequeñas y
humildes acciones encierra un mensaje profundísimo. A la
hora de la verdad las grandes frases bonitas se tienen que
encarnar en pequeños gestos de servicio.

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Jesús se quita la vida y la recobra, lo mismo que
depone el manto y se lo vuelve a poner. En este tipo de acciones
proféticas como las de Jeremías o Ezequiel, los
elementos usados adquieren una dimensión simbólica.
El lavatorio de pies significa la muerte y resurrección de
Jesús. Antes de que los soldados le despojen de los
vestidos, Jesús se ha despojado de ellos voluntariamente.
Nadie le quita la vida, él la da (10,17). La
sucesión de verbos es semejante a la del relato de la
Eucaristía.

Correspondiendo a la doble acción de deponer y
tomar el manto, está la acción de levantarse de la
mesa y volver a sentarse. ¿Simboliza el momento de
volverse a sentar junto al Padre, después de haberse
puesto a los pies de los hombres para redimirles?

El amor va a llevar a Jesús a humillarse y
adoptar la forma de un siervo. El lavatorio de los pies es una
hermosa visualización del himno de Filipenses 2.
Además de ser un acto de devoción humilde, lavar
los pies significa también un acto de amor. En el relato
judío alejandrino de la época de Cristo titulado
"José y Asenath", cuando Asenath, prometida de José
pretende lavarle los pies, José protesta diciendo que esto
puede hacerlo una esclava. Asenath replica llena de
devoción: "tus pies son mis pies… Ninguna otra debe
lavar tus pies" (20,1: citado por Brown, tomado de
Schwank).

En Mekilta Exodus 21.2.82a se dice que el lavado de pies
es un servicio humillante que no deben realizar los esclavos
judíos, sino los gentiles. En el tratado Pe"a de la
Mishnah (1.15c.14) se cuenta que la madre del rabí Ismael
quiso lavarle los pies, y éste se negó a consentir
en que su madre lo hiciese. Ella en cambio alegó que esto
no era una humillación sino un honor, y pidió a un
tribunal de rabinos que reprendiesen a su hijo.

v.6: Al llegar a Simón Pedro, éste le
dijo:

-Señor, ¿lavarme los pies tú a
mí?

v.7: Jesús contestó:

-Lo que hago no lo entiendes ahora, lo
comprenderás más tarde.

Se inicia el diálogo con Pedro que va a ser la
clave para el significado primario del pasaje. Vemos a Pedro
impulsivo, como siempre, y notamos una vez más la
habilidad de Juan para mezclar la psicología y la
simbología. Aunque sus personajes representan
símbolos, conservan los rasgos psicológicos que nos
son conocidos por otras fuentes tradicionales. Marta y
María conservan en Juan la misma caracterización
psicológica que tenían en Lucas. En modo impulsivo
de Pedro en el 4Ev. coincide con lo que sabemos de él por
los sinópticos. La vivacidad e ingenio del ciego de
nacimiento contrastan con lo torpe y desmañado del
paralítico.

La respuesta de Jesús a Pedro nos introduce en un
significado misterioso de la acción de Jesús, que
sólo podrá ser comprendido más tarde, cuando
el Espíritu lleve a los creyentes a la verdad completa
(16,13) y les recuerde todo lo que Jesús les dijo (14,26).
Evidentemente que tiene que tratarse de algo más profundo
que una mera lección de humildad y servicialidad que
hubiera podido ser entendida por los discípulos en aquel
mismo momento. Son continuas las alusiones juánicas a un
momento interpretativo situado en el futuro en contexto
postpascual (2,22; 12,16; 20,9).

v.8: Le dijo Pedro:

-"No me lavarás los pies
jamás".

Le respondió Jesús:

-"Si no te lavo, no tienes parte
conmigo".

Esta frase de Jesús es la clave para comprender
el significado cristológico del lavatorio. Hace posible
que los discípulos reciban la herencia (literalmente:
"tener parte con").

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La humillación de Jesús es causa de
salvación para quienes se dejan lavar, se dejan salvar por
él.

Pedro rechaza la oferta de Jesús no sólo
por que le dé apuro ver a Jesús a sus pies, sino
porque rechaza la cruz. Esta frase estaría en paralelo con
la de Marcos 8,32, cuando Pedro rechaza la primera
predicción de la pasión. Como entonces,
también ahora Jesús se muestra firme con Pedro, y
le dice que si no acepta la salvación que viene de la
cruz, no puede tener parte en la herencia.

Pedro debe dejarse salvar. Debe dejar la iniciativa a
otro. Debe primero dejarse lavar, porque él no puede
salvarse a sí mismo. Pedro se cree capaz de luchar y
combatir por Jesús. Se cree capaz de dar la vida por
él (13,37). No comprende que a donde Jesús va
él no puede seguirle ahora (13,36). Sólo más
tarde es cuando podrá seguirle glorificando a Dios en una
muerte como la suya (21,19). Sólo Jesús puede
ceñirse a sí mismo. Más tarde le
tocará a Pedro el turno de dejarse ceñir (21,7.18).
Antes que nada Pedro debe experimentar su propia debilidad y
sentirse perdonado y amado por Jesús.

v.9: Le dijo Simón Pedro:

-Señor, no sólo los pies, sino
también las manos y la cabeza.

Reencontramos la técnica del malentendido. Pedro
no ha comprendido lo que Jesús quería decirle. Si
el lavado permite compartir la herencia, Pedro piensa que cuanto
más lavado, más herencia. Desde su mentalidad
competitiva, entiende el lavatorio como un rito que admite un
más y un menos. Pero por aumentar la extensión de
lo lavado, o por repetir más o menos veces las acciones
purificatorias no se aumenta la herencia.

La simpleza de Pedro en su malentendido permite que
Jesús, tomando de nuevo la palabra, explique el
significado profundo de lo que ha realizado.

v. 10: Jesús le dijo:

-El que se ha bañado no necesita lavarse.
Está todo limpio. Y vosotros estáis limpios, aunque
no todos.

La primera frase "el que se ha bañado no necesita
lavarse" tiene una crítica textual muy difícil.
Existen nada menos que siete variantes en los manuscritos. La mas
común es aquella que añade "no necesita lavarse
sino los pies". Pensamos que es una adición de un
copista que no había entendido el significado profundo de
la acción evangélica y quiso explicarla
enredándola más. La lectura que hemos escogido
aquí (la lectura breve) viene atestiguada entre otros por
el códice sinaítico y los padres latinos anteriores
a san Ambrosio.

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El que se ha bañado está todo limpio
(también los pies). Vosotros estáis limpios ahora,
después de haberos lavado yo. El baño que han
recibido es precisamente el lavatorio de pies, entendido no como
un rito purificatorio, sino como un rito sacramental. De hecho a
Judas le han lavado también los pies, pero no está
limpio, porque el lavado no actúa de modo mágico,
automático, prescindiendo de las disposiciones interiores.
Se disputa si hay que leer en todo este pasaje una alusión
al bautismo cristiano. Nosotros pensamos que el bautismo no
está en el primer plano de la atención, pero que
bien podría estar implicado en el trasfondo.

Jesús trata de evitar que se identifique su
acción profética con las abluciones purificatorias
judías, las de las hidrias viejas de Caná que
tenían que estarse repitiendo continuamente y
producían una neurosis de mancha y de limpieza.

Algunos que mantienen la lectura larga del texto han
querido ver en ella una alusión a la penitencia. Los que
han sido lavados de una vez para siempre en el bautismo, ya
sólo necesitan repetir el lavatorio de pies (la
penitencia). Cullmannn dice que esta interpretación es
luminosamente obvia. Pero nos parece que esta
interpretación, basada en la lectura larga, pierde de
vista el significado principal del lavatorio como momento de una
purificación total e irrepetible que consiste en la
inmersión en el misterio de la humillación del Hijo
que nos salva de una vez para siempre.

v.11: Es que sabía quién le iba a
entregar, por eso dijo: "No estáis todos
limpios".

Como hemos insinuado, está exclusión
impide tomar la frase de Jesús en un sentido mágico
o mecánico. Aunque Judas se ha lavado los pies no
está limpio. Es él mismo quien se ha excluido de
recibir en sí el efecto del lavatorio.

v.12: Cuando acabó de lavarles los pies,
tomó su manto, volvió a ocupar su puesto y les
dijo:

-¿Comprendéis lo que he hecho con
vosotros?

Termina la acción profética con el doble
gesto de Jesús que vuelve a tomar el manto (la vida) y
vuelve a ocupar su puesto (de donde salió para su
humillación). Jesús toma la palabra. El discursito
que pronuncia da una segunda interpretación a la
acción profética, una explicación que los
apóstoles son capaces de comprender en el acto. En la
primer interpretación el discípulo tenía una
actitud pasiva. Tenía que dejarse hacer, tenía que
dejarse salvar. El lavado interior produce en él una
configuración con la muerte de Cristo que le
permitirá insertarse en su dinámica de
humillación salvífica. Ahora ya será
él también capaz de actuar como
Jesús.

Sin la primera interpretación caeríamos en
un simple moralismo, en el que Jesús se limitaría a
ser un simple ejemplo de virtudes que nosotros podríamos
imitar sin más. Y no es así. Para poder lavar los
pies a los demás primero debemos dejarnos lavar de nuestro
orgullo, nuestra autosuficiencia. Sólo con un
corazón limpio podremos lavar los pies de los
otros.

Pero sin la segunda interpretación el lavatorio
podría quedarse en un simple rito que no nos cambia
interiormente. La pascua de Jesús debe llevarnos a una
pascua propia en la que pasemos de la muerte a la vida.
Sólo sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida
cuando amamos a los hermanos (1 Jn 3,14). En esto sabemos que
verdaderamente estamos limpios, si obramos como obró
Jesús.

v.13: Vosotros me llamáis "Maestro" y
"Señor", y con razón, pues lo soy.

v.14: Pues si yo, el Señor y el Maestro os he
lavado los pies, también vosotros debéis lavaros
los pies unos a otros.

Algunos han pensado si la escena del lavatorio
sería sólo una dramatización del evangelista
para presentar en acción el dicho lucano "Yo estoy en
medio de vosotros como quien sirve" (Lc 22,27). No es éste
el estilo de Juan. Su genio es precisamente explicitar el sentido
profundo teológico no de escenas inventadas por él,
sino de escenas que le llegan de la tradición. El
núcleo básico de la historia nunca lo inventa, si
bien lo manipula con mucha libertad para conseguir unos
resultados más efectistas en lo dramático y en lo
teológico. Nada nos hace pensar que la escena del
lavatorio haya sido inventada por Juan. Jesús
realizó este tipo de acciones proféticas en su
vida; recordemos cuando se montó en el borrico, o la
maldición de la higuera estéril. El lavatorio es
una más de estas acciones.

Si bien no podemos reducirnos a un moralismo estrecho,
sin embargo sí es cierto que el cristiano debe imitar las
acciones de Jesús, el estilo de vida de Jesús,
desde el espíritu en el que Jesús actuó. El
amor pascual nos pone a los pies los unos de los otros, y los
discípulos deben amarse unos a otros "como Jesús
les amó" (cf. 13,34). El amor se concretiza en actos de
servicio mutuo, que la Iglesia practicó desde el
principio, aun a la letra. Las viudas de las primitivas
comunidades debían practicar la hospitalidad para con los
santos y lavarles los pies (cf. 1 Tm 5,10).

v.15: Porque os dejo un ejemplo para que
hagáis igual que yo he hecho con vosotros.

Esta frase hay que entenderla en un sentido amplio. No
se limita al mero hecho de lavar los pies. Lo que hay que imitar
ante todo es una actitud que florecerá en miles de
pequeños y grandes actos de servicio que llegarán
hasta dar la vida.

El episodio del lavatorio no es una instancia aislada
que haya que imitar, es más bien una clave de lectura y de
comprensión de la vida de Jesús.

v.16: En verdad, en verdad os digo que el criado no
es más que su amo, ni el enviado más que el que lo
envía.

Este verso tiene hondas resonancias sinópticas.
"Un discípulo no es más que su maestro, ni un
esclavo más que su amo" (Mt 10,24). "Un discípulo
no es más que su maestro, aunque cuando haya terminado su
aprendizaje llegará a ser como su maestro" (Lc 6,40).
Mateo en cambio dice: "Le basta al discípulo ser como su
maestro" (Mt 10,25). Probablemente unos y otros dichos se
inspiran en diversas colecciones de dichos del Señor. De
hecho Jn 12 y 13 son los capítulos que reproducen varios
dichos similares a los de Mt 10 (Jn 12,25 = Mt 10,39; Jn 12,26 =
Mt 10,38; Jn 12,44 = Mt 10,40; Jn 13,16 = Mt 10,24-25; Jn 13,20 =
Mt 10,40; Jn 15,18-16,4 = Mt 10,17-25). Probablemente
Jesús estaba citando un proverbio que no era suyo, sino
que era un dicho popular de la época.

Es interesante fijarse que también Lucas tiene un
discursito sobre la humildad situado en este mismo contexto de
después de la Cena. ¿Se habrán dado
contactos literarios o será una simple
coincidencia?

v.17: ¿Lo entendéis? Pues dichosos
vosotros si lo cumplís.

Se ha acusado a Juan de un cierto gnosticismo, es decir,
de poner la perfección del hombre en el conocimiento, y de
un cierto luteranismo, es decir basar toda la conducta humana en
la fe. Sin embargo en Juan no basta el conocer, ni basta
sólo el creer. El evangelio no es una gnosis ni un
fideísmo. La bienaventuranza de este verso no se refiere a
los iniciados en ciencias ocultas para filósofos o
místicos. Son bienaventurados los que lo ponen en
práctica.

El género literario del macarismo
("Bienaventurados…") es típico del lenguaje
bíblico y del lenguaje de Jesús en los
sinópticos. Mateo recoge 13 macarismos, Lucas 15. Marcos
en cambio curiosamente no tiene ningún macarismo, lo cual
revela que este género procede de la fuente Q. Juan
sólo tiene dos macarismos, éste del lavatorio, y
otro al final del evangelio: "Dichosos los que sin ver
creerán" (20,29). El Apocalipsis en cambio contiene 7
macarismos.

v.18: No lo digo por todos vosotros -yo sé
bien a quién elegí- sino para que se cumpla la
Escritura: "El que come mi pan me ha puesto la
zancadilla".

v.19: Os lo digo ahora, antes de que suceda, para que
cuando suceda creáis que YO SOY.

Tercera alusión a la traición. Queda claro
que Jesús era consciente de lo que estaba pasando. No fue
un ingenuo engañado. Ya cuando eligió a Judas
sabía qué clase de hombre era. Pero todo
sucedió para que se cumpliese la Escritura.

La cita del Salmo 41,10 también está en el
transfondo de la afirmación de Mc 14,18: "Os aseguro que
uno de vosotros me va a entregar, uno que está comiendo
conmigo", si bien Mc cita más conforme al texto de los LXX
y Jn conforme al TM.

Monografias.com

Se repite la fórmula YO SOY que ya hemos
analizado en varias ocasiones.

v.20: En verdad, en verdad, os digo que quien reciba
a cualquiera que yo mande, me recibe a mí; y quien me
reciba a mí, recibe a quien me
envió.

Este dicho de Jesús está emparentado con
otro que aparece en Mateo en el capítulo 10,24-25. En Jn
aparece totalmente fuera de lugar y no guarda ninguna
relación aparente ni con el lavatorio ni con lo que sigue.
La única intención del evangelista ha podido ser el
conservar este dicho junto con los otros ya precedentes de la
misma fuente y que habían sido citados en el contexto de
la cena. No teniendo otra oportunidad mejor para incluirlo, el
evangelista lo metió aquí de una manera un tanto
forzada.

LA PASIÓN SEGÚN SAN
JUAN

A) HISTORICIDAD DEL RELATO DE LA
PASIÓN

El relato de la pasión es un buen lugar para
establecer un buen cotejo entre Juan y los sinópticos, ya
que es la parte del evangelio en la que se dan más
paralelismos. Sin embargo siguen siendo notables algunas
diferencias, bien sea entre Juan y el conjunto de los
sinópticos, bien sea entre Juan y cada uno de ellos en
particular.

La situación que mencionamos y que describiremos
después más en detalle da pie a las siguientes
preguntas:

* Para las partes comunes, ¿se apoya Juan en la
tradición sinóptica o más bien en otras
tradiciones paralelas?

* Para los elementos divergentes ¿hasta
qué punto las divergencias se deben a la actividad
redaccional del evangelista o a las fuentes usadas por
él?

* En caso de divergencia, ¿cuál de las dos
presentaciones es más fiable históricamente, la de
Juan o la de los sinópticos?

Veremos más adelante un cuadro de conjunto en
cuatro partes que contiene los elementos comunes, las omisiones
de Juan, sus elementos nuevos y por último los datos
divergentes. No podremos hacer aquí una análisis
pormenorizado de cada uno de ellos.

Alguna de las particularidades de Juan puede ser
fácilmente atribuible a factores redaccionales y no
presenta dificulta. Por ejemplo, la conversación entre
Jesús y Pilato responde en gran parte a la teología
y vocabulario juánico y es claramente una
elaboración del evangelista en la que es posible deslindar
lo que pertenece al núcleo tradicional y lo que la sido la
composición de Juan.

Pertenecería así a la redacción del
4Ev. todo lo referente a la verdad, el reino que no es de este
mundo y los orígenes de Jesús. Fácilmente se
ven los motivos por los que Juan ha situado los escarnios de los
soldados en el centro del juicio y no al final como hacen Mateo y
Marcos (en adelante MM). Estos escarnios le dan la oportunidad de
mostrar cómo fracasa un intento más de Pilato en
sus componendas, y también de resaltar irónicamente
la proclamación real de Jesús por los
romanos.

Sin embargo, aun aquí, es posible que Juan nos
esté transmitiendo elementos tradicionales no
sinópticos que en modo alguno tienen origen redaccional,
como por ejemplo:

* La explicación de que los judíos no
tenían potestad para condenar a muerte (18,31).

* El hecho de que Jesús dialogase con Pilato
durante el juicio.

* El chantaje judío de denunciar a Pilato ante el
César si no cedía a sus demandas
(19,12).

* La mención del lugar de la sentencia:
Lithostrotos.

*El relieve que da Juan al juicio romano como el
verdadero juicio de Jesús.

Aventurando una evaluación global diríamos
que en conjunto Juan nos parece históricamente más
fiable que los sinópticos. Por lo tanto en los casos en
que las divergencias no puedan ser atribuidas claramente a
motivos redaccionales juánicos, la presunción es a
favor de Juan.

Juan es más exacto al situar la fecha del Viernes
Santo en la víspera de la Pascua; la hora de la condena
como hora sexta (recordemos que en Marcos Jesús
está ya clavado en la cruz a la hora tercia), la
participación de los romanos en el prendimiento de
Jesús…

Aparecen en Juan detalles nuevos que no son atribuibles
a ningún tipo de intención simbólica,
dramática o teológica, ni tienen especial
relevancia. El único motivo para consignarlos es el de su
historicidad. Por ejemplo el nombre de Malco (18,11), la
cercanía entre el lugar de la ejecución y la ciudad
(19,20), la contigüidad del calvario y el sepulcro
(19,41).

Juan consigna costumbres de la época que pueden
ser comprobadas por otros documentos: la costumbre de quebrantar
las piernas a los crucificados (19,32), el hecho de que a los
judíos no les estuviese permitido aplicar la pena capital
(18,31), la costumbre judía de usar muchos perfumes para
enterrar (19,39), la repugnancia judía a que los cuerpos
quedasen en la cruz el día de la fiesta
(19,31).

La escena del interrogatorio en casa de Anás
difícilmente puede haber sido inventada ya que no tiene
ningún significado simbólico, y Juan sabía
muy bien que el sumo sacerdote de aquel año era
Caifás (11,49). El interrogatorio ante Anás como
poder fáctico encaja muy bien con lo que sabemos sobre su
persona por otras fuentes, y con el carácter de marioneta
que tenía la figura de Caifás con respecto a su
suegro.

No entraremos ahora a discutir las sentencias más
extremas que niegan de plano la historicidad de Juan. Utilizarlas
como hipótesis de trabajo es sencillamente un prejuicio
histórico. La abundancia de comprobaciones
históricas de be llevarnos más bien a una
presunción a favor de Juan, mientras no se descubran
flagrantes contradicciones o motivos redaccionales por los que
Juan haya querido modificar sus tradiciones.

Como botón de muestra de las dificultades de
concordancia entre los cuatro evangelistas traeremos el caso del
juicio judío de Jesús. Resumiremos la
situación de los datos en el siguiente cuadro.

Monografias.com

MM traen dos procesos judíos, uno por la noche y
otro por la mañana, de los cuales el proceso formal
solemne es el de la noche con testigos, interrogatorio y
sentencia de muerte. A Pilato sólo se le pedirá la
ratificación de la sentencia.

Menos solemnidad tiene el juicio judío en el caso
de Lucas. Sólo nos narra una sesión del
sanedrín, pero sin mencionar a Caifás. Este
único proceso judío lucano tiene lugar por la
mañana, pero no se mencionan testigos ni
sentencia.

Aun menos solemnidad tiene el único juicio
juánico, en casa de Anás por la noche que
más que un juicio es un atestado judicial. A la
mañana llevan a Jesús a Caifás, pero no se
menciona que hubiese ningún tipo de juicio allí.
Para Juan el único juicio es el de Pilato.

Intentaremos una posible armonización de los
datos de los evangelistas como lo hace Benoit.

NOCHE: Investigación preparatoria en casa de
Anás (Jn). No estuvo Caifás ni el sanedrín.
Recogen datos para formular una acusación en el juicio a
la mañana siguiente.

Escarnios de los guardias judíos. No participaron
los sacerdotes, como podrían sugerir MM, sino que tuvieron
lugar en el patio (Lc). La bofetada en presencia de Anás
(Jn) puede representar una tradición distinta a la de
MM.

MAÑANA: Sesión del sanedrín
presidida por Caifás en el lugar público de las
sesiones. Esta sesión es la que MM localizan
erróneamente en la noche. Jn y Mt señalan la
presencia de Caifás. Es aquí donde se da el
veredicto.

Si admitimos esta recomposición habría que
explicar por qué las divergencias particulares de cada uno
de los evangelistas. Nos interesan ahora las divergencias de
Juan. Las principales serían: omisión de los
escarnios (puede deberse a motivos redaccionales o a ausencia de
noticias). El omitir la descripción de la sesión
del sanedrín por la mañana con los detalles de los
testigos, veredicto…, se puede deber al hecho de que estos
datos han sido ya narrados por Juan de un modo desperdigado a lo
largo del evangelio, que es todo él un juicio contra
Jesús. La sesión previa de condena nos es narrada
en la casa de Caifás en ausencia de Jesús
(11,47.53), la frase de Jesús sobre la destrucción
del templo aparece en 2,19; la promesa de la futura venida del
Hijo del hombre se menciona en 1,51.

A continuación daremos un cuadro sinóptico
de cotejo entre Juan y sinópticos, anotando en fichas
separadas los elementos comunes, los cambios introducidos por
Juan, sus elementos nuevos y sus omisiones.

B) COMPARACIÓN DE MATERIALES

1) Material común a Juan y los
sinópticos

(Donde no se señala ningún evangelio, nos
referimos a datos comunes a los tres
sinópticos).

* Salida de Jesús con los discípulos tras
la cena en dirección al monte de los Olivos.

* Jesús solía reunirse allí con sus
discípulos (Lc).

* Judas acompañaba a los que prendieron a
Jesús. Era de noche.

* Uno de los discípulos sacó una espada e
hirió al siervo en la oreja.

* Fue la oreja derecha del siervo la que fue herida
(Lc).

* Jesús se dejó prender sin ofrecer
resistencia.

* Mención del hecho de que Jesús fue atado
(MM).

* Alusión a la pasión como "copa" en
relación con el Padre.

* Jesús fue conducido primero a las autoridades
judías, donde hubo un interrogatorio.

* Pedro siguió a Jesús, entró en el
palacio, negó tres veces a Jesús y después
cantó un gallo.

* La primera negación fue ante una
criada.

* En el patio del sacerdote habían hecho fuego
(MM).

* Jesús fue abofeteado en el palacio del
sacerdote.

* El sumo sacerdote en aquellos días se llamaba
Caifás (Mt.).

* Por la mañana fue conducido a
Pilato.

* Pilato le preguntó: "¿Eres tú el
rey de los judíos?", y Jesús respondió
afirmativamente.

* Era costumbre liberar a un preso en la fiesta
(MM).

* Dieron a escoger al pueblo entre Jesús y
Barrabás y escogieron a Barrabás.

* Pilato quería soltar a Jesús y lo
declaró inocente (Lc).

* Los judíos pidieron la muerte de Jesús
diciendo: "¡Crucifícale!".

* Al final Pilato se lo entregó para ser
crucificado.

* Pilato hizo azotar a Jesús

* La flagelación fue un recurso para evitar la
condena (Lc).

* Los soldados le pusieron a Jesús un manto rojo
y una corona de espinas (MM).

* El manto era de púrpura (Mc).

* Le golpearon en la cabeza (MM).

* Los soldados en sus burlas llamaron a Jesús rey
(MM).

* Jesús guardó silencio ante algunas de
las preguntas de Pilato (MM).

* Lo llevaron al lugar de La Calavera.

* La cruz fue transportada en la comitiva.

* Crucificaron junto con Jesús a otros dos.
Jesús estaba en el medio.

* Pusieron una inscripción que decía: "Rey
de los judíos".

* Se repartieron sus vestidos echando
suertes.

* Junto a la cruz había unas mujeres.

* Entre ellas María Magdalena y otra María
(MM).

* Y también algún conocido varón
(Lc).

* Con una esponja atada a un palo (MM) le dieron a beber
vinagre.

* Jesús murió en la cruz un viernes por la
tarde.

* José de Arimatea pidió el cuerpo de
Jesús y lo enterró en un sepulcro.

* El sepulcro era nuevo (MM).

* Jesús murió entre el mediodía y
la puesta del sol.

* Jesús murió el día de Parasceve o
preparación (Mc/Lc).

2. Omisiones de Juan

(Omisión de información que aparece al
menos en 2 sinópticos)

* El nombre de Getsemaní (MM).

* El hecho de tomar aparte a tres discípulos en
el huerto (MM).

* El desarrollo de la oración en el
huerto.

* El beso de Judas.

* La fuga de los discípulos (MM).

* Reproche a los que vienen a prenderle.

* Referencia bíblica al prendimiento
(MM).

* Proceso ante el sanedrín.

* Falsos testigos (MM).

* Pregunta solemne del sacerdote y confesión de
Jesús.

* Sentencia de muerte judía (MM).

* Rasgado de las vestiduras sacerdotales
(MM).

* Burlas como a falso profeta. Cubrirle la
cabeza.

* Los esputos (MM).

* Los juramentos que acompañaron a las negaciones
de Pedro (MM).

* Las lágrimas de Pedro.

* El juicio al amanecer.

* Los sacerdotes incitan al pueblo a pedir a
Barrabás (MM).

* Liberación de Barrabás.

* Simón de Cirene.

* Le dieron vino antes de crucificarlo (MM).

* Burlas al pie de la cruz de sacerdotes y de los otros
crucificados.

* A los crucificados no les llama ladrones.

* Las tinieblas.

* La cita del salmo 22 y las alusiones a Elías
(MM).

* El grito de Jesús al morir.

* El velo del templo rasgado.

* La confesión del centurión.

* El hecho de que el sepulcro estuviese excavado en la
roca.

* Alusión a la roca que lo tapaba
(MM).

* Participación de las mujeres en entierro y
presencia en el sepulcro.

3. Material nuevo de Juan

* Juicio previo, condenación y profecía de
Caifás.

* Alusión al torrente Cedrón y al
huerto.

* Judas conocía el lugar.

* Presencia del tribuno y soldados romanos en el
prendimiento.

* Mención de faroles y linternas.

* Diálogo de Jesús con los
guardias.

* Caída en tierra de estos al oír el
nombre divino.

* Fue Pedro quien sacó la espada.

* Nombre del siervo de la oreja cortada:
Malco.

* Mandato de Jesús: "Dejadlos marchar". Cita
bíblica.

* Interrogatorio nocturno ante Anás.

* Anás era suegro de Caifás.

* La bofetada durante el juicio.

* Jesús responde a los insultos.

* Otro discípulo acompañaba a
Pedro.

* La primera criada era la portera.

* La tercera negación se hizo a un pariente de
Malco.

* Los judíos no quisieron entrar en el Pretorio
para poder comer la Pascua.

* Larga conversación con Pilato.

* Explicación de que los judíos no
podían condenar a muerte.

* Declaraciones: "He aquí al Hombre", "He
aquí a vuestro rey".

* Chantaje a Pilato amenazándole con decir que no
era amigo del César.

* Protesta judía: "No tenemos otro rey que al
César".

* Mención del Lithostrotos y la hora
sexta.

* Jesús mismo carga con la cruz.

* La inscripción estaba escrita en tres
lenguas.

* Fue idea de Pilato. Los judíos pidieron un
cambio, pero Pilato no quiso.

* El lugar de la crucifixión estaba cerca de la
ciudad.

* Se hicieron cuatro lotes con los vestidos. Cuatro
soldados.

* La túnica era inconsútil. No fue rota
sino sorteada.

* María la madre de Jesús y el
discípulo, al pie de la cruz.

* La sed de Jesús. El dicho: "Todo está
consumado".

* "Inclinando la cabeza entregó el
espíritu".

* Crurifragio.

* Transfixión, testimonio del
discípulo.

* Presencia de Nicodemo en la sepultura.

* El cuerpo ungido con una cantidad exorbitante de
perfumes.

* El sepulcro estaba junto al Gólgota.

* Autorización de Pilato para retirar el cuerpo
de Jesús.

4. Material diverso

La fecha: Jesús muere la víspera de la
Pascua (Jn) o el mismo día de la Pascua
(sinópticos).

Los juicios judíos

El juicio romano: En MML todo el juicio se realiza fuera
en el patio. Hay dos interrogatorios. Jesús apenas
responde a las preguntas.

En Jn todos los judíos están fuera, pero
el juicio se celebra dentro. Continuas entradas y salidas de
Pilato. Diálogos muy elaborados.

Escarnios del juicio romano

En MM: después de la condena de
Jesús

En Lc: durante la visita a Herodes.

En Jn: a la mitad del proceso, como recurso.

Negaciones de Pedro

En MM: Introducción, juicio nocturno, tres
negaciones.

En Lc: Introducción y tres negaciones
seguidas.

En Jn: Introducción, primera negación,
juicio nocturno, segunda y tercera negación.

Las mujeres

En Mt: lejos, y citadas después de la muerte de
Jesús. María Magdalena, María madre de
Santiago y José, y la madre de los hijos del
Zebedeo.

En Mc: lejos, y citadas después de la muerte de
Jesús. María Magdalena, María, madre de
Santiago el menor y Joses, y Salomé.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11
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