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¿Existe latinoamérica? Un análisis global de diferencias transculturales




Enviado por carmen andreu



  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Zonas
    culturales específicas ¿se caracterizan por
    tener sistemas de creencias o actitudes
    coherentes?
  4. Modernización y cambio
    cultural
  5. Una
    perspectiva global de las diferencias transculturales:
    hallazgos empíricos
  6. ¿Pueden las instituciones determinar la
    cultura?
  7. ¿Existe una nueva América
    Latina?
  8. Conclusiones
  9. Anexos
  10. Bibliografía

El objetivo de este trabajo es concluir si existen
zonas culturales distintivas y significativas, concretamente
Latinoamérica, para lo que se analizará, con otros
documentos, el resultado de las encuestas mundiales de valores
(EMV) que proporcionan datos representativos y cubren el 90% de
la población mundial, pudiéndose utilizar los datos
de la propia sociedad como variables, posibilitando la
realización de análisis estadísticamente
significativos.

En definitiva se trata de contestar a las preguntas
siguientes: ¿Constituye Latinoamérica una
región cultural? ¿la cultura es una variable
estable que tiene un impacto importante sobre la vida
política, económica y social? ¿Es importante
la cultura? ¿Pueden las instituciones determinar la
cultura? ¿Existe una nueva América
Latina?

Palabras clave: Latinoamérica, zonas
culturales, modernización, industrialización,
tradiciones.

No es una pregunta retórica, parte del supuesto
de que Latinoamérica más que una expresión
geográfica arbitraria, define una región cultural
coherente, cuyos habitantes mantienen valores que les hacen
pensar y comportarse de manera diferente a las personas de otras
culturas.

Pero este punto de vista ha sido cuestionado de forma
contundente por los académicos de la elección
racional
, que suponen que ante una situación dada
todas las personas tomarán las mismas decisiones
"racionales" sin importar las perspectivas culturales.

No obstante sí existen diferencias culturales
significativas, por lo que una elección racional en una
parte del mundo podría describir sin exactitud el
comportamiento de otra parte del mismo, con diferencias
culturales.

También ha sido cuestionado por la
teoría de la modernización
, que tiende a
atribuir las diferencias entre las sociedades latinoamericanas y
las altamente industrializadas, a los niveles de desarrollo
económico, ignorando las diferencias entre las distintas
culturas tradicionales.

Se puede igualmente cuestionar la utilidad de
América Latina como una frontera cultural significativa,
geográficamente, ya que se extiende sobre un
enorme territorio cuya influencia es su herencia cultural
hispana; y, no tanto por su patrimonio lingüístico,
sino más bien por la religión católica
romana
, que ha configurado a las sociedades latinoamericanas
de forma decisiva.

En definitiva ¿Constituye Latinoamérica
una región cultural? ¿la cultura es una variable
estable que tiene un impacto importante sobre la vida
política, económica y social? ¿Es importante
la cultura?

Las EMV proporcionan datos de encuestas nacionales
representativas, que cubren el 90% de la población
mundial.

Proporcionan datos de más de 90 países,
por lo que se pueden utilizar los datos de la propia sociedad
como variables, posibilitando la realización de
análisis estadísticamente
significativos.

¿Existen zonas culturales distintivas y
significativas?

Latinoamérica mantiene una visión del
mundo consistente que la distingue de la gente de otra parte del
mismo, los valores básicos como la orientación
religiosa, el sentimiento de orgullo nacional y la actitud hacia
la autoridad, son aspectos enraizados en la visión de la
vida.

La EMV encontró notables diferencias entre los
valores básicos de personas pertenecientes a diferentes
grupos culturales; determinadas sociedades mantienen visiones del
mundo altamente consistentes y distintivas, posiblemente porque
en un determinado entorno económico y tecnológico,
ciertos componentes culturales tienden a ir juntos, porque se
apoyan mutuamente y son propicios para la supervivencia de una
sociedad dada.

Esta versión modificada de la teoría
de la modernización
, tiene como origen la
razón de ser de la EMV, que surgió para poner a
prueba la hipótesis de que el desarrollo económico
conduce a cambios específicos, y lógicamente
relacionados, en los valores y sistemas de creencias de las
multitudes.

No se trata de llegar a una cultura global uniformada,
sino de admitir que ciertos cambios culturales y políticos
se ligan de manera lógica con la dinámica del
proceso de modernización, como la urbanización, la
industrialización, la ocupación especializada y el
proceso extensivo de la alfabetización.

Por lo que el desarrollo económico, y los cambios
culturales y políticos marchan juntos, de forma coherente
y predecible, resultan previsibles (si una sociedad se embarca en
la industrialización es muy fácil que se den
cambios relacionados con el proceso, como pueden ser la
movilización masiva y las diferencias entre los roles de
género).

Esta teoría implica que:

1.Los distintos elementos culturales son proclives a
ir juntos en patrones coherentes
(en las sociedades que
ponen un énfasis fuerte en la religión, tienden a
favorecer las familias grandes, respetar la
autoridad…)

2.Existen patrones culturales coherentes, y estos se
ligan al desarrollo económico y
tecnológico.

Karl Marx y Max Weber (siglo XIX y XX) como
teóricos de la modernización estudiaron la sociedad
industrial emergente e hicieron predicciones de futuro,
destacando el aumento de la racionalidad y debilitamiento de la
religión, analizando el cambio cultural, pensando que el
futuro sería una continuación de esas
tenddencias.

No ha sido así, ya no se espera una
revolución proletaria y la religión no ha
desaparecido.

Tampoco es asimilable modernización y
occidentalización, muchas sociedades no occidentales
sobrepasan los modelos occidentales en aspectos claves de la
modernización, como los índices de crecimiento
económico y la expectativa de vida.

No obstante, con los límites de la teoría
marxista de la modenización, tiene vigencia la
percepción de que iniciada la industrialización
produce consecuencias profundas sociales y culturales.

A través de la EMV la evidencia hallada es que
los movimientos económicos ponen de relieve un cambio
cultural masivo pero también la persistencia de valores
tradicionales; en este sentido reflexiona el poeta Mario
Benedetti [1]

La explicación radica en que durante mucho tiempo
la gente no tenía conciencia de su propia supervivencia y
fue el crecimiento económico posterior a la Segunda Guerra
Mundial (2ª GM) y el nacimiento del estado del bienestar lo
que reforzó la seguridad en su propia supervivencia y, en
consecuencia, un cambio de valores que está transformando
gradualmente la política y las normas culturales en las
sociedades industriales avanzadas, pasando de prioridades
materialistas a posmaterialistas, como tendencia del cambio
cultural, en sentido amplio.

Surgen nuevos valores como la igualdad de derechos para
la mujer, el establecimiento de instituciones políticas
democráticas y la caída de regímenes
comunistas; pero cada uno de los procesos de modernización
es origen de una dimensión significativa de diferencias
transnacionales en las creencias básicas y en los
valores.

Los factores económicos no determinan por
sí solos lo que la gente desea y su manera de
comportarse.

En su artículo "¿Existe una identidad
latinoamericana? Mitos, realidades y la versátil
persistencia de nuestro ser continental"
(Ramos[2]2003: 117) manifiesta: "… nuestra
identidad latinoamericana es un aporte al mundo y no una barrera
al verdadero encuentro de culturas, es un puente para el
diálogo de civilizaciones y culturas, necesario para
construir un mundo viable y abierto a las diferencias
enriquecedoras, un mundo en el que los ciudadanos y ciudadanas
sean dueños de sus destinos dentro de la
mundialización de la cooperación, de la
participación democrática, de la pluralidad y de la
libertad, constructora de la humanidad diversa y
unida".

Las diferencias transculturales examinadas
empíricamente de acuerdo con los datos facilitados por las
encuestas realizadas en diversas sociedades alrededor del mundo,
llevan al siguiente resultado: la religión juega un papel
mucho más trascendente en algunas sociedades que en otras
y ello es parte de un conjunto de actitudes fuertemente
relacionadas entre sí.

En las sociedades de las que se disponen datos, la
relación entre el énfasis sobre la religiosidad y
el orgullo nacional es muy fuerte y lo mismo sucede con otras
muchas actitudes.

Las dos dimensiones principales de variación
transcultural estructuran una amplia gama de actitudes. Las
personas de una sociedad difieren de las de otra, no en cuanto a
actitudes aisladas, sostienen una visión del mundo
diferente.

Las dos dimensiones clave son: 1. la
tradicional/secular-racional
, que refleja el contraste entre
los valores relativamente religiosos y tradicionales (propios de
las sociedades agrícolas) y los valores relativamente
seculares, burocráticos y racionales (propios de las
sociedades urbanas e industrializadas) y 2. la supervivencia/
auto expresión
, que cubre una amplia gama de valores
y refleja el desplazamiento intergeneracional del énfasis
en la seguridad económica y física, hacia una
creciente preocupación por la auto expresión, el
bienestar objetivo y la calidad de vida.

Los cambios graduales que se están produciendo
transforman muchos aspectos de la sociedad a lo largo de esas
dimensiones. Uno de los más importantes es que el mayor
énfasis en los valores de auto expresión aumenta la
posibilidad de que surjan y prosperen las instituciones
políticas democráticas.

Los datos obtenidos por las EMV indica que están
ocurriendo cambios culturales relevantes, y también, que
la tradición religiosa y la historia colonial, así
como otros factores históricos esenciales de una sociedad,
dan lugar a la formación de tradiciones culturales
distintivas que siguen influyendo sobre el sistema de valores de
una sociedad, a pesar de la fuerza de la
modernización.

Las sociedades con valores tradicionales enfatizan la
preponderancia de la religión, la obediencia a la
autoridad, los lazos entre padres e hijos y las familias con
padre y madre, así como estándares morales
absolutos; rechazan el divorcio, el aborto, la eutanasia y el
suicidio y tienden a ser más patriotas y
nacionalistas.

La sociedades con valores seculares-racionales, muestran
preferencias contrarias respecto a estos temas.

Se han encontrado patrones coherentes de
variación transcultural en los que personas de ciertas
sociedades asumen posiciones sumamente distintivas de manera muy
consistente a través de una amplia gama de orientaciones
que van desde la política hasta la religión y las
normas sexuales.

Los sistemas de valores de los países más
ricos difieren sistemáticamente de los más pobres,
los cuatro países latinoamericanos incluidos en la EMV de
1990 (México, Argentina, Chile y Brasil) aparecen en un
grupo compacto, lo que refleja que desde una perspectiva global,
tienen sistemas de valores relativamente similares; si el
resultado hubiera sido que la visión del mundo
brasileño era más cercana a la de Suecia o China, o
si Rusia estuviera en el centro del grupo latinoamericano,
resultaría difícil sostener la existencia de una
cultura latinoamericana; sin embargo los pueblos de las cuatro
sociedades latinoamericanas revelan de manera consistente valores
relativamente similares a través de una amplia gama de
temas.

Por lo que se puede responder afirmativamente a la
pregunta de si tienen los pueblos de América Latina
visiones del mundo relativamente similares; existe
Latinoamérica, pero ello refleja la confluencia de una
variedad de influencias económicas, religiosas e
históricas.

Partiendo de la perspectiva de que las instituciones
políticas forman parte del sistema político que
rige en un país, estas se vinculan con la importancia de
la evolución de una nación, ya que interfieren en
las normas y reglas que contemplen la estabilidad de la
ciudadanía.

Los valores culturales son similares en las sociedades
históricamente católicas, entre sí, y en las
protestantes, a pesar de los enormes cambios asociados con la
modernización económica y social.

Las sociedades católicas conforman un grupo que
se caracteriza por valores más tradicionales y por
enfatizar los de supervivencia, en comparación con la
mayoría de las sociedades protestantes.

Esto nos lleva a una interpretación del
determinismo institucional, que significa simplemente que las
instituciones de una sociedad se encuentran entre los factores
que contribuyen a moldear su cultura.

Entre las sociedades protestantes y católicas
existen enormes diferencias culturales.

El legado o patrimonio cultural ha sido moldeado por las
experiencias económicas, políticas y sociales, por
ejemplo las sociedades protestantes se han industrializado antes
que la mayoría de las sociedades
católicas.

En la mayor parte de los países, las diferencias
culturales son un reflejo de su experiencia
histórica.

Las sociedades latinoamericanas, nos muestran un grupo
coherente, donde es evidente que existe una amplia gama de otras
zonas culturales distintas.

En las encuestas de los años 1995 a 1998
surgieron las mismas dos dimensiones de variación
transcultural, incluso cuando el nuevo análisis se basaba
en 23 países no contemplados en el estudio anterior; del
mismo modo en las encuestas de los años 2000–2001,
aunque numerosos países se agregaron a la
muestra.

Las dos dimensiones estudiadas son muy sólidas, a
pesar de que están ocurriendo cambios importantes dentro
de las mismas, las posiciones relativas de los países son
altamente estables.

El nuevo siglo parece haber reavivado el debate sobre la
región[3]Por un lado, los grupos
regionales, más animados por el mercado que por las
identidades, aparecieron mostrando la perentoriedad de las
unidades frente a la globalización. Sin embargo, el Estado
Nación tuvo un movimiento dual: si, por un lado las
fronteras económicas se hacían más porosas;
por otro, las sociales se endurecieron. El caso más grave
es el de México, la Cámara Baja de Estados Unidos
aprobó un proyecto de ley para la construcción de
un muro de 595 kilómetros, endureciendo su política
contra la inmigración ilegal.

América Latina es la región más
desigual del planeta. De los 544 millones de habitantes, un
26,85% vive bajo el nivel de pobreza, crecimiento e
inversión no implican distribución.

Existen alrededor de medio millar de lenguas originarias
y tantas o más variaciones dialectales; en Guatemala,
donde más de la mitad de la población es
indígena, se hablan veintidos lenguas amerindias, pero aun
en países donde la población indígena es muy
minoritaria, el multilinguismo es importante.

Esa polifonía lingüística lleva
impresos múltiples saberes, sentires y miradas. Maneras y
sentires que en su origen no pertenecían a los
cánones de occidente: la cultura comunitaria, la
relación con la naturaleza, sobre todo con la tierra,
formas de solidaridades y reciprocidades, maneras de amar,
sentir, trabajar, que están muy presentes y rara vez se
traducen más allá del espacio local. Siempre
dependientes, siempre subalternas, siempre postergadas, lo que
muestra no sólo las dificultades que tuvo y tiene esta
parte del mundo para entrar en el mapa, sino también (o
quizás por eso) de pensarse desde dentro del
mapa.

El sociólogo brasileño Florestán
Fernández definió uno de los movimientos más
característicos de las sociedades latinoamericanas: la
arcaización de lo moderno y la modernización de lo
arcaico, es una forma de conjugar lo universal y lo
particular.

En el caso de Bolivia, la propuesta de construir "un
capitalismo andino amazónico"donde las potencialidades
familiares, indígenas, campesinas, comunitarias, sean
equilibradas, articuladas, en torno a un proyecto de desarrollo
nacional y de modernización productiva, no se sabe si
será viable, si es una alternativa, pero son
búsquedas que arraigan en lo social pero toman muy en
cuenta el mundo actual.

No parece que exista una nueva América Latina, no
es tan joven como se pretende y no es más antigua porque
no se le conoce.[4] Pero, o inventamos o
erramos.

Desde otro punto de vista el escritor argentino
Martín Rabezzana[5]escribió en su
blog en febrero de 2013, un artículo
llamado"Latinoamérica no existe. Esto es América"
en el que afirmaba que todos los nacidos en América eran
americanos y cuestionaba la utilización de los prefijos
"latino", "ibero", "hispano", y "sud", afirmando que se trata de
evitar llamarles americanos, relegándoles a un nivel de
inferioridad.

Es importante destacar la imprecisión del
lenguaje y su contenido político-social, cuando se trata
de afirmar si existe una coherencia cultural específica
por parte de los países origen de estudio y de resolver si
los avances culturales y políticos generan cambios de tal
naturaleza que se pueda afirmar la existencia de una nueva
América Latina, como señalábamos
anteriormente.

Siguiendo a Martín Rabezzana, "latina" era una
etnia del Lacio (Italia) y del mismo modo que francés es
el nacido en Francia y no quien habla francés, latino era
el que pertenecía a la etnia latina y no alguien ajeno a
ella, pero si tal concepto fuera cierto, si por hablarse en
América idiomas derivados del latín, existiera
Latinoamérica, tal prefijo sería lógico
aplicarlo, también, a otros continentes en que se hablan
idiomas "neolatinos", sin embargo nadie dice "Latinoeuropa" ni
"Latinoáfrica".

Se generaliza al dar a latino el sentido de castellano,
ignorando que los supuestos idiomas neolatinos son varios, no
sólo el castellano, se habla francés,
portugués, criollo, caribe y muchísimos idiomas
indígenas, por lo que usar al "latino" como
sinónimo de castellano no tiene sentido.

Si el término se usa en alusión a la
"raza" indígena americana, es injusto para las
demás personas, es como decirles que las demás
razas no existen.

Si se utiliza como título étnico (etnia es
un término alusivo a un grupo de personas que comparten
características en lo idiomático, en lo religioso,
en lo cultural; no significa raza) no se ajusta a la realidad, ya
que los latinos forman parte de grupos culturales muy diversos,
no conforman un único grupo.

Se rechaza el término latino, en muchas
ocasiones, porque aceptarlo es asumir que todos los países
latinos son iguales, negando con ello la identidad cultural
propia de cada país.

¿Cuales son, entonces, las dinámicas
estructuradoras de esta identidad
latinoamericana?[6]

Las identidades se construyen relacionando el "yo" con
el "otro", el "nosotros" con los "otros" La identidad personal y
la identidad social surgen para estar presentes en el mundo con
personalidad propia y, gracias a ello, a participar de otras
identidades, resulta la diversidad de identidades y la
pluriidentidad personal y social.

Aportar su singularidad al mundo es un acto vital
para participar de él creando, para defender su espacio de
libertad de las tendencias dominadoras y para posibilitar el
diálogo y la cooperación con otras identidades
compartiendo lo nuestro y recibiendo lo ajeno, lo que hace
posible no sólo el enriquecimiento mutuo, también
la pluriidentidad.

La diversidad es un factor constitutivo principal de
América Latina, tiene tres raíces originales:
europea, autóctona y africana, tres grandes civilizaciones
fundadoras: una europea, dos autóctonas (Inca y azteca, la
maya había desaparecido antes) y miles de culturas
aborígenes a las que se agregan varias culturas africanas;
esto es, la diversidad de la diversidad, lejos de la hablada
homogeneidad.

Existen patrones coherentes y culturalmente distintivos
que pueden ser descritos como latinoamericanos.

Las EMV revelaron enormes diferencias entre los valores
básicos de personas en diferentes zonas culturales, estas
diferencias transculturales son coherentes y relativamente
estables y tienen consecuencias importantes en cuanto al
comportamiento; para entender la visión del mundo de un
pueblo dado y sus implicaciones, es necesario tener un
conocimiento detallado de la historia y la cultura de esa
sociedad.

Por lo que, como conclusión,
diríamos:

1.La identidad latinoamericana es el primer y
único caso de construcción de una identidad
supranacional, basada en una historia y civilización
comunes, que más allá de las diferencias, se
nutrió de luchas y paradigmas compartidos y se reconfigura
con los desafíos presentes.

Europa está haciendo esfuerzos y avanza desde el
fin de la 2ª GM para construir una identidad continental,
sin lograrlo, porque tiene una historia y civilización
diferente a la nuestra.

En este sentido Edgard Morin[7]dice:
"…nuestras memorias históricas europeas tienen en
común solamente la división y la guerra. Ellas
tienen como única herencia sus enemistades mutuas. Nuestro
destino común no emerge de ninguna manera de nuestro
pasado que, más bien, lo contradice. Ella emerge apenas de
nuestro presente porque es nuestro futuro que nos lo
impone"

2. La identidad latinoamericana es una síntesis
de civilizaciones y culturas diversas y un compromiso
ideológico, resultado de relaciones de fuerza entre
sectores dominadores y sectores dominados, que se concreta dentro
de proyectos hegemónicos y contextos geopolíticos
concretos. Síntesis de diversidades que posibilita la
emergencia de lo inédito compartido sin necesariamente
tener que renegar o hacer desaparecer lo local, lo nacional o lo
específico.

En este sentido, la identidad latinoamericana no es ni
"india" ni "europea" ni "africana" ni la suma de todos ellos. Es
la creación de una civilizacioón nueva, que
emergió "en" y "de" la colonización, creció
en la independencia-dependencia y se está renovando en la
globalización.

El compromiso ideológico, como todos los
compromisos, es ambivalente, ora dominador, ora liberador. No es
exclusivamente burgués ni exclusivamente popular. Depende
de las relaciones de fuerza de la época.

3. Los autóctonos, como pueblos, no son
automáticamente latinoamericanos. Las clases dominantes
buscan "integrar" legalmente a los autóctonos para mejor
excluirlos en la práctica y hacerlos desaparecer como
pueblos, con su propia historia y reivindicaciones
específicas.

Sin la adhesión libre de los autóctonos y
sin una clara comprensión y respeto a su condición
de pueblos y de sus propios proyectos, no debería
incluírseles. No obstante lo deseable es la
adhesión de los aborígenes a una América
Latina liberadora hasta de su propia dominación hacia los
autóctonos, como ya está sucediendo con alianzas
plurales de ciudadanos en contra de la globalización del
pensamiento único.

4. La identidad latinoamericana es un puente al mundo
para posibilitar el diálogo de civilizaciones y construir
un mundo viable y abierto a las diferencias enriquecedoras, donde
los ciudadanos sean dueños de sus destinos.

1. PAÍSES

Monografias.com

Se mencionan además los territorios que
harían parte de América Latina según la
connotación literal del término (territorios donde
se hablan lenguas romances): las provincias de Quebec, Nueva
Escocia y Nuevo Brunswick en Canadá; los estados de
Luisiana, Florida, California, Texas, Arizona y Nuevo
México en Estados Unidos; y los territorios franceses de
Guyana Francesa, Clipperton, Guadalupe, Martinica, San
Bartolomé, San Martín y San Pedro y
Miquelón.

2. IMAGEN DEL MAPA POLÍTICO
LATINOAMERICANO

Monografias.com

(Textos consultados)

– Benedetti, Mario

Disponible en web:

www.poemas-del-alma.com/mario-benedetti-el-sur-tambien-existe.htm

(Consulta: 28 de diciembre de 2013)


Fotosdeculturas.blogspot.com/2010/11/dibujos-del-mapa-politico

– Funes, Patricia "¿Existe una nueva
América Latina?" El monitor. Ministerio de
Educación. http:
//www.me.gov.ar/monitor/nro8/dossier4.htm


http://es.wikipedia.org/wiki/Am%c3%a9rica_latina

– Inglehart, Ronald y Carballo, Marita. 2008
"¿Existe Latinoamérica? Un análisis global
de diferencias transculturales" Perfiles latinoamericanos:
revista de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Sede
México, Pp. 13-38

– Morín Edgard, 2001 "Penser l"Europe", Pp168-9.
París, Gallimard, collection Au vif du sujet

-Rabezzana, Martín, 2013 "Latinoamérica no
existe. Esto es América"
http://martinrabezzana.blogspot.com.es/2013/02/latinoamerica-no-existe-esto-es-america

– Ramos, Víctor. H, 2003 "¿Existe una
identidad latinoamericana? Mitos, realidades y la versátil
persistencia de nuestro ser continental". Utopía y praxis
Latinoamericana. Pp 117-126

– Revista española de la ciencia
política. Normas de estilo

Disponible en web:

http://www.aecpa.es/revista/archivos/Instrucciones_autores.pdf

(Consulta: 28 de diciembre de
2013)

 

 

Autor:

Carmen Andreu

Enero, 2014

[1] Benedetti, Mario. Poema “El Sur
también existe” … con sus llaves del reino el
norte es el que ordena, pero el sur también existe,
aquí abajo, abajo, cada uno en su escondite, hay hombres
y mujeres que saben a qué asisrse, …usando lo que
sirve con su fe veterana, cerca de las raíces es
dónde la memoria ningún recuerdo omite, y hay
quienes se desmueren y hay quienes se desviven y así,
entre todos logran lo que era un imposible, que todo el mundo
sepa que el Sur también existe”

[2] Ramos, Víctor H. 2003
“¿Existe una identidad latinoamericana? Mitos,
realidades y la versátil persistencia de nuestro ser
continental” Utopía y Praxis Latinoamericana,
abril-junio 2003, Pp 117-126. Revista Internacional de
Filosofía Iberoamericana y Teoría social.
Universidad del Zulia. Maracaibo-Venezuela

[3] Funes, Patricia, Investigadora del
CONICET y docente de la UBA

[4] Por ejemplo: Perú durante el
año 2005 creció alrededor del 6% del PIB,
registró un alza del 10% en la inversión privada
y una mejora en su calificación de la deuda en los
mercados financieros internacionales. Sin embargo, el
país tiene a más de la mitad de la
población en pobreza (51,6%), ocupa el puesto 79 (de
177) en desarrollo humano según el PNUD, y el 10% de la
sociedad peruana con más riqueza acumula casi 40% de los
ingresos o consumo.

[5]
http://martinrabezzana.blogspot.com.es/2013/02/

[6] Ramos, Víctor H. ¿Existe
una identidad latinoamericana? Mitos, realidades y la
versátil persistencia de nuestro ser continental.

[7] Morín Edgard, 2001 “Penser
l’Europe”, Pp168-9

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