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La Historia de Güines, Cuba (Capítulo 7)



Partes: 1, 2

  1. Inicio de la
    guerra
  2. Situación
    económica al inicio de la guerra. Vinculación
    con su estallido
  3. Efectos
    económicos de la guerra. Confiscaciones y
    embargos
  4. La fuerza de
    trabajo. Abolición de la esclavitud y la ley del
    patronato
  5. La
    población. Estudio de los padrones y
    censos
  6. Manifestaciones de
    la guerra de los diez años en el territorio. Acciones
    bélicas
  7. Desde 1875-76. El
    fin de la guerra. El pacto del zanjón y la protesta de
    Baraguá
  8. La guerra chiquita.
    Hechos, acontecimientos y figuras destacadas. Reacción
    peninsular
  9. Conclusión
    de la guerra. Papel del autonomismo
  10. La nueva
    división
    político-administrativa
  11. Raíces de
    la cultura local y nacional
  12. Bibliografía
    consultada

Inicio de la
guerra

Con la alborada del 10 de octubre de 1868, encabezada
por el padre de la Patria Carlos Manuel de Céspedes y
Castillo, se explicaban las causas y el programa de esta gesta
con su histórico Manifiesto.

Si bien es cierto que la crudeza de la Guerra se hizo
sentir en las provincias orientales, estamos en desacuerdo con
los textos clásicos, en los cuales casi se desconoce el
importante peso y papel que los occidentales le imprimimos a esta
epopeya histórica desde sus inicios.

Como ya indicamos en el capítulo anterior, desde
antes de iniciarse la gesta ya varias personalidades
revolucionarias habían estado en nuestro territorio
realizando coordinaciones, como Agramante, Perucho Figueredo,
etc.

Situación
económica al inicio de la guerra. Vinculación con
su estallido

Los hacendados criollos reclamaban libre comercio,
participación en las funciones públicas,
diversificar e incrementar el desarrollo, manifestar sus
sentimientos patrios de nacionalidad, transformar el modo de
producción y cambiar las relaciones de la misma ya que se
imponía la necesidad de nuevas formas de explotar las
fuerzas productivas; el colonialismo, el monopolio, las trabas y
la esclavitud frenaban las posibilidades de
desarrollo.

La alta corrupción administrativa, la
centralización de la autoridad colonial, los
altísimos aranceles e impuestos, el fracaso de la Junta de
Información y el estancamiento, unido al derroche
innecesario del erario público y una cruda miseria masiva,
intensificaban las contradicciones.

Nos referencia Ramiro Guerra en su "Guerra de los Diez
Años" tomo I, pág. 154, que "…el temor a la
destrucción de riquezas cubanas juntamente con el de la
abolición brusca de la esclavitud y al posible
desbordamiento del cuarto millón de esclavos o más
de Matanzas, Habana y Pinar del Río, levantábase
ante ellos como un terrible fantasma…"; y agregó
nuestro amigo y quien fuera el estudioso historiados de
Jagüey Grande, Lic. José Fernández
Fernández, que "Con el inicio de la guerra la
burguesía occidental perdía el liderazgo
político que mantuvo durante años en el contexto de
las aspiraciones de los naturales de la Isla", añadiendo
que en el Occidente, "su burguesía en tanto que clase
social, oponía sus propios y supremos intereses
económicos  a la posible participación en el
conflicto bélico". No obstante, trató de no
rezagarse y se vinculó a la independencia a través
de la Junta Revolucionaria de la Habana, entidad que lleva en
sí la duda y contradicción entre reformismo e
independentismo.

Sin disentir de estos criterios, y sin ser absolutistas,
consideramos que exponentes genuinos provenientes y en
representación de los sectores más progresistas de
la misma, y aunándose a otros sectores plagados de las
cargas acuciantes  del agobio de las contradicciones
prevalecientes, realizaron ingentes esfuerzos por superar las
pésimas condiciones existentes en el occidente,
fundamentados sobre la base  de la alta densidad y
concentración de fuerzas, esclavos, habitantes, riquezas,
comunicaciones y con relación a la topografía del
terreno, elementos que dificultaban la lucha y la guerra de
guerrillas, y que se hacía necesario extrapolar las
acciones al este, cosa que en realidad se hizo, y que demostramos
mediante el compendio de personalidades y esfuerzos concreto,
objetivos y prácticos que en el trabajo presente
demostramos, amén de lo expuesto por los dos mencionados
autores; hubo frenos y dificultades, ¿qué proceso
no cuenta con los mismos?; pero se dedicó gran dosis de
doloroso amor por acelerar el proceso que a fin de cuentas
resultó válido.

Con orgullo afirmamos que nuestros antepasados en
definitiva, hasta donde fue posible su papel acorde con las
condiciones y posibilidades. 

Efectos
económicos de la guerra. Confiscaciones y
embargos

La fabulosa concentración de riquezas y
propiedades, un gran número de ingenios tecnificados,
prósperas haciendas y cañaverales, el miedo al
fantasma negro por la enorme cantidad de esclavos, y el alto
nivel de explotación  con represión cruel y
saturada de abusos contra los mismos, la densidad de tropas de
todas las armas, la cercanía y control de los centros y
órganos de poder, aunados al paisaje geográfico o
configuración del terreno que dificultaba una lucha tan
desigual, hicieron sentirse en este territorio como causales del
relativo bajo índice de acciones revolucionarias
más enérgicas o intensas.

La guerra afectó económicamente a todo el
país y a esta región.

Las autoridades coloniales aumentaron la
represión y los medios violentos, asesinatos
extrajudiciales,  y procesos judiciales a gran cantidad de
personas; realizaron múltiples embargos, confiscaciones y
decomisos  a variadas propiedades de las personas
comprometidas o sospechosas de ser disidentes o autoras de ideas
o acciones anticolonialistas y revolucionarias. Cayeron en
litigios, casas, dinero, fincas, ingenios, cafetales, potreros,
sitios, estancias, haciendas, esclavos, ganados, etc.

En el caso de Güines tenemos ejemplos como los de
la familia Havá, o de Fernando Valdés Aguirre,
etc., y veremos incluso como al ser denunciados estos hechos
arbitrarios de especulación, despojo, y corrupción,
altas autoridades del territorio se vieron envueltas en
demociones o sustituciones ante los desafueros o cometidos, como
el caso del Teniente Gobernador de Güines.

La fuerza de
trabajo. Abolición de la esclavitud y la ley del
patronato

La abolición de la esclavitud en1886 trajo a los
barrios urbanos una masa negra desposeída dispuesta a
ofrecer su fuerza de trabajo dependiente de la zafras y de las
cosechas de viandas y vegetales; en el original barrio de la
Villa, o Leguina, -conocida así debido a que allí
hubo una tienda propiedad de un tal Pedro de ese apellido-, se
intensifica el asentamiento de masas negras y de blancos
humildes, y a su vez los más adinerados y pudientes
aceleraron su traslado hacia el Pueblo, más al norte, al
norte de la actual ave. 91.

Desde el 1870 el Gobierno Español había
promulgado la ley "de Vientres Libres", mediante la cual se
declaraba libre a todo hijo de esclava nacido desde septiembre de
1868,  a los que auxiliaren a los españoles contra
los independentistas, y a los que tuvieran 60 años
cumplidos o los cumpliesen; pero los libertos quedarían
bajo el patronato de los dueños de sus madres hasta que
pagaran con su trabajo los gastos de su crianza..

El 13 de febrero de 1880, y tras una enorme
campaña realizada por el Partido Liberal, se aprobaba la
Ley del Patronato; se convertirían en Patronos patrones
los dueños, y los esclavos quedarían en servidumbre
hasta que por sorteo,  indemnización o renuncia del
patrono quedaran manumitidos o libertos; los patronos, en tanto,
tendrían el derecho de utilizar el trabajo de los
Patrocinados a cambio de alimentarlos, vestirlos y pagarles un
estipendio ¡de uno a tres pesos mensuales!, según la
edad de los antiguos esclavos.

Gran intranquilidad ocurre en nuestro territorio
alrededor de 1885: fugas, huidas, exilios, represión,
jarabes de componentes, desapariciones, etc.

En este año 1885, comienzan inscribirse los
Nacimientos, Defunciones y Matrimonios en el registro del Estado
Civil; estos documentos se atesoran óptimamente en
Güines y Catalina de Güines.

Entre los problemas más acuciantes que agobiaban
a Cuba, estaban los pésimos presupuestos, el sistema
electoral, la corrupción y la inseguridad.

La
población. Estudio de los padrones y
censos

En el año 1869 existió en Cuba la mayor
cantidad de residentes chinos: 59,283; las autoridades
pretendían "blanquear la isla", y por supuesto,
proseguía el miedo al fantasma de la rebelión
negra.

En toda Cuba residían 58, 400 chinos en 1872; la
jurisdicción de Güines poseía 1,281
culíes, o sea, el 2.19 % de los existentes en el
país, que a su vez significaba el 12,32 % de los10, 395
que tenía toda la provincia.

En el Partido de los Güines, había en 1875
la cantidad de 79 sitios de labranza o de labor,
(fundamentalmente de viandas), 63 vegas, 32 potreros, 5 ingenios,
3 alambiques, 1 cafetal, 1 molino de arroz y 1 tejar; era
cabecera judicial y militar de Corral Nuevo o Catalina, Guara,
Melena, San Nicolás, Playa del Caimito, Nueva Paz,
Príncipe Alfonso (Palos), Madruga, Pipián,
Alacranes y Bolondrón.

En este año se fundó el Casino
Español de Güines.

Manifestaciones de la guerra de los
diez años en el territorio. Acciones
bélicas

PAPEL Y CONTRIBUCIÓN DE LA
REGIÓN. FIGURAS DESTACADAS Y ACCIONES DE LUCHA. MEDIDAS
REPRESIVAS DEL RÉGIMEN. 

Leandro Rodríguez Colina era un joven
güinero revolucionario y conspirador, Jefe de la
Jurisdicción de Güines ante la Junta Revolucionaria
Cubana, con poderes para organizar la insurrección;
preparaba un plan que fue descubierto en el 68, que formaba parte
de la  llamada "Conspiración de Occidente", que
contemplaba provocar un levantamiento armado en esta Villa y en
todo el Occidente.

En diciembre de 1868 comenzaron a ocurrir deserciones en
el 1er Batallón del regimiento de Milicias de la Habana,
el cual estaba destacado en Güines, "llevándose armas
y prendas", lo cual demuestra que marchaban para unirse a la
insurrección y al lado de su pueblo; de acuerdo con La
Gaceta, los desertores eran los soldados Martín Morera
Morales, Ricardo Orta Bello y José Calella Valdés,
quienes ejecutaron su acción el día 6; el soldado
Manuel Alvarez lo hizo el 9, y Agustín Valdés
Aguilar el 20; por su parte Trinidad Valdés Valdés
lo hacía el 7 de enero de 1869; Francisco Ramos
Valdés desertaba el 11, y Félix Callardo Valdivia
la ejecutaba el 11; y además el cabo de segunda
Ángel Truébano y el soldado Adolfo Esquivel
Guerrero lo hacía en enero.

José Morales Lemus se expresaba de "los amigo de
la libertad en  (…) Güines"; desde fines de
enero la Junta Revolucionaria se había reestructurado en
las provincias occidentales; José María
Aurrecohechea escribió que en "Güines cuyo jefe
recibió los 2000 pesos necesarios pedidos para hacerlo", y
otros lugares, se aprestan a fines de enero para iniciar el
alzamiento; el de Güines simultanearía con San
Antonio de los Baños, Guira de Melena, Alquízar,
Bejucal, La Salud, Bauta, Jaruco, la ciudad de la Habana,
Candelaria y Pinar del Río.

El historiador José Fernández
señala que la Junta Revolucionaria de la Habana,
promovió alzamientos en Jagüey Grande, Güines,
San Antonio de los Baños y Jaruco, logrando que viajaran a
Cuba dos Coroneles mexicanos: José Inclán, que
estuvo el 10 de febrero de 1869 en el levantamiento único
que se hizo efectivo en el Occidente ocurrido en Jagüey
Grande, -en el que entre otros participaron Juan Arnao y
Agustín Rodríguez-, y el también mexicano
Gabriel González.

Mientras tanto siguieron las deserciones en el 1er
Batallón del Regimiento de Milicias de la Habana destacado
en Güines; el 13 de abril de 1869 desistían de su
posición el cabo de segunda Antonio Valdés y los
soldados Prudencio Valdés y José 
Truébano Lazo; el 18 de mayo desertó Rafael
Guerrero Ávila.

El 11 de mayo de 1869, dirigida por Francisco Javier
Cisneros y Thomas Jordán, desembarca la expedición
del "Perrit" por el estero de Canalito por la bahía de
Nipe; trajeron 300 hombres, entre ellos una
compañía de rifleros en la cual estaban enrolados
los güineros Enrique Gumersindo Castellanos Alfonso y
Joaquín Espinosa. Introdujeron  4,000 fusiles, varios
cañones y material de campaña; fue esta la
más importante expedición de esta guerra preparada
por la Junta Central Republicana de Cuba y Puerto
Rico.

La Cámara de Representantes de la
República de Cuba en Armas, dictó una
Resolución dada en Sabanilla el 9 de junio de 1869,
mediante la cual se reguló la estructura del país;
se determinó la creación del Estado de Occidente,
el cual se subdividiría en Distritos, al frente los cuales
se ubicaría un Mayor General del Ejército
Libertador; el 8 de agosto de ese año se legisló
que al frente de cada distrito también estaría un
Teniente Gobernador; y el 20 de febrero del 70 se aclara que los
distritos podrían a su vez ser subdivididos cuando las
circunstancias lo exigieran. Los distritos tendrían
Prefectos. (Acorde con dichas legales ordenanzas, Güines
conformaba un Distrito.)

Entre los días 9-10 de febreros de 1870, la
goleta "Herald of Nassau", bautizada por los mambises  como
"El Bijirita", efectúa una expedición que
desembarcó a pocas millas de Gibara, por Los Caletones;
era dirigida por Domingo Goicuría; trajo un total de 24
expedicionarios, y entre ellos cinco güineros:
Nicolás Alvarez, Ignacio Ayala, Manuel Oliva, Francisco o
Gabriel O´Ryan, y Ricardo Zamora; (este último
había estado preventivamente preso en Güines con su
hermano Eduardo, pero apenas fue puesto en libertad
embarcó a EE.UU. para regresar y combatir por su
Patria.

Ricardo Zamora también participó y
logró venir en la expedición del
"Lilliam".

Una noticia que impactó a la población
güinera fue el inesperado fusilamiento del muy activo y
connotado revolucionario de esta localidad: Enrique Gumersindo
Castellanos Alfonso; víctima del ensañamiento
antipatriótico colonial este joven fue fusilado en
Santiago de Cuba el 8 de noviembre de 1853, porque formaba parte
de la expedición del "Virginius". Enrique Castellanos era
miembro de una prominente familia güinera; había
nacido el 13 de enero de 1884 y está inscrito en le libro
23, folio 56 vuelto, con el número 247, en la iglesia
parroquial. Al inicio de la guerra contaba con 24 años; en
EE.UU. estudió mecánica y electricidad; su primera
expedición fue con el "Perrit"; participó en una
segunda expedición a bordo del "Virginius", barco que
efectuaba su tercera travesía; fue sorprendido por el
barco español "Tornado" en aguas internacionales cerca de
Jamaica; fueron conducidos a Santiago de Cuba, cuyo Gobernador
dispuso que los tripulantes fueran sometidos a Consejo de Guerra
verbales acusados de piratería; no consideraron que la
embarcación llevaba bandera norteamericana y que no
encontraron armas porque en la persecución las mismas
fueron lanzadas al mar; el veredicto no se hizo esperar: los
expedicionarios comenzaron a ser fusilados en grupos, priorizando
a los de mayor graduación; en el primero fusilaron al Jefe
de la expedición: al Brigadier General Bernabé de
Varona ("Bembeta"), a Pedro de Céspedes (hermano del
presidente de la República en Armas" El Padre de la
Patria), así como al Brigadier Washington O´Ryan, a
Jesús del Sol y otros.

Prosiguió la ejecución hasta un
número mayor de 50, y entre ellos al joven güinero.
La fragata inglesa "Niobe" se presentó en el puerto, y su
capitán amenazó con bombardear si proseguían
las ejecuciones; en el "Virginius" había ingleses, y el
gobierno de dicho país había advertido que no
permitiría que sus súbditos fuesen detenidos por
simples sospechas. Lograron salvarse 102 vidas que fueron
entregados al barco americano "Juniata" los cuales fueron
trasladados a los EE.UU.

Producto de una infidencia, el 11 de febrero de 1869,
fueron apresados Leandro Rodríguez Colina, José
Trujillo

Cabrera y su hijo Manuel Trujillo Armas, y
Nicolás Alvarez Gómez; los trasladaron hasta La
Cabaña donde fueron sometidos a Consejo de Guerra y
condenados a muerte; esta pena les fue conmutada por la
deportación tras el pago de una fuerte suma de dinero;
fueron embarcados en la nave "San Francisco de Borja" hacia las
Islas de Fernando Poo, (hoy Guinea Ecuatorial), el 21 de marzo de
1869; en el barco iba con 250 personas. Salieron del muelle a las
3:15 p.m.; llegaba al sitio de destierro el 28 de mayo de ese
año.

Leandro había sido bautizado el 18 de octubre de
1834 en la parroquia güinera acorde con el libro 21,
bautismo 475, folio 98. Hijo de un próspero comerciante
natural de Tabasco, Yucatán, México: Andrés
Claro Rodríguez Girona y la distinguida güinera Rita
Colina de la Cruz. Leandro poseía 34 años al ser
deportado de donde pasa a  España; se fuga a Francia
y pasa a los EE.UU. estableciéndose en Nueva York, donde
realizó una vida muy activa en las organizaciones
revolucionarias de los emigrados. Jugó un
importantísimo papel contra el Pacto del Zanjón;
apoyó desde la emigración la Guerra Chiquita; fue
íntimo amigo de Martí, y fue fundador del Partido
Revolucionario Cubano; regresó a Cuba,  y a
Güines el 24 de noviembre del 1898; al iniciarse el 20 de
mayo de 1902 la República Neocolonial Mediatizada y
Dependiente fue el primer Alcalde güinero y posteriormente
Tesorero del ayuntamiento; murió el 25 de diciembre de
1910  a la edad de 76 años.

Raimundo Cabrera, Máximo Fernández,
Martínez de Pinillos y José Escacos, intentaron
salir del país en el barco "Missouri"; el 21 de agosto de
1869, ocultos en la bodega y ya próximos a zarpar, fueron
descubiertos, detenidos y enviados a la Cárcel de la
Habana; tras 11 días de encierro fueron remitidos a la de
Güines, sitio donde se encontró detenido al Dr.
José García Montes, el cual había sido
apresado mientras hablaba con su novia y con su amigo José
Matilde Trujillo, y desde esta Villa fueron trasladados a la
Cárcel de Bejucal; Raimundo Cabrera fue castigado hacia
Isla de Pinos hasta julio de
1870                                                                                                                                                                            
El 10 de septiembre de 1869 se informó acerca de la
renuncia del Guardia Rural Antonio Pita; el 17 se informa de la
captura del asiático Eleuterio, y se habla sobre
normativas vinculadas a pagos y costo de los dueños y
aprehensores por la mantención y traslados de presos y
cimarrones; el 24 se refieren al depósito judicial 
de esclavos, y acerca de los servicios referidos a presos y
cimarrones; se menciona al propietario Francisco González
Somarriba.

Otras informaciones prosiguen apareciendo en las Actas
Capitulares: el 28 de septiembre expresan los "Sentimientos de
acendrado patriotismo y decidido empeño de defender la
Integridad Nacional y sostener con la honra que siempre ha
ostentado el Glorioso Pabellón de Castilla; el
Ayuntamiento acordó por aclamación que:
considerándose fiel intérprete de los sentimientos
de la jurisdicción á que representa acepta
entusiasta y calurosamente el pensamiento del Escmo. Ayuntamiento
de la Habana con todas sus consecuencias no solo por que
así, cumple á su dignidad y su honra, sino, porque
aprovecha la ocasión de poder expresar sus sentimientos
leales y patrióticos y solicitan elevar este acuerdo al
"Escmo. Sor. Gobernador Superior Político"; ese mismo
día 28 se da cuenta de haberse formado una segunda
Compañía de Voluntarios, y el Ayuntamiento acuerda
ofrecer una suma de dinero para ayudar al equipamiento de armas,
municiones, utensilios y prendas de vestir ya que no
podían, "perder la ocasión de manifestar su
decidido empeño y abnegación para contribuir en
todo lo que tenga por objeto conservar el orden y la honra de
Pabellón Español", y para estos efectos acordaron
dar la suma de 600 escudos; el 3 de diciembre se habla de "los
presos políticos de esta jurisdicción en la
fortaleza de la Cabaña".

El 30 de septiembre del 70 en el cementerio particular
del ingenio "Providencia"; (hoy Osvaldo Sánchez), fue
enterrado Francisco García Quijano, natural y vecino de
Güines, de 45 años de edad, quien fue ultimado por la
guerrilla "Chapelgorris de Goicochea". Pascual Goicochea era un
acérrimo integrista peninsular dueño de ese
ingenio.

El 27 de noviembre de 1871 ocurrió el
célebre asesinato masivo conocido por el Fusilamiento de
los Estudiantes de Medicina. En estos hechos estuvieron
vinculados tres jóvenes güineros: uno por sus visitas
y relaciones familiares en esta población, y dos por ser
vecinos de la Villa; todos fueron víctima de la
represión y el temor desatado.

Eladio González Toledo, uno de los fusilados, a
pesar de ser oriundo de Quivicán, aquí
poseía familiares cercanos, a su novia, y era muy
conocido.

Carlos Rodríguez Mena Alvarez, que contaba con 20
años, fue condenado a cuatro años de presidio; este
estudiante de primer año fue indultado el 9 de mayo de
1872; sus familiares gestionaron su rápido embarque hacia
el exterior junto a otros compañeros, para evitarle
posibles contratiempos; partieron en el vapor francés
"Louisiane", el cual zarpó del puerto el 22 de mayo del
72.

Su inscripción de nacimiento; su partida de
Bautismo consta en el libro 25, número 583, de la
parroquia de Güines. Y Francisco Acosta Cepero no
había ido a clases el día de los hechos imputados;
tenía 19 años en ese momento; sus familiares
determinaron que durante algún tiempo no asistiese
más a la Universidad, hasta que se esclarecieran los
problemas para evitarle dificultades posibles; decidieron
enviarlo a estudiar a Barcelona, España, en
1872.

El 26 de abril de 1875, la superioridad le ordenaba al
Administrador de Correos de Güines que extremara la
vigilancia, ya que en la Villa circulaba el periódico "La
Independencia" impreso en Estados Unidos, imbuido de los ideales
independentistas y anticolonialistas.

El sábado 24 de septiembre de 1870, contando con
la edad de 24 años, era ejecutado por agarrotamiento
público en la falda oeste del Castillo del
Príncipe, el joven capitalino Luis de Ayestarán;
este hecho conmovió a toda la ciudadanía y sobre
todo a la población güinera, ya que el mismo era un
joven conocido y querido en esta Villa, donde pasaba
múltiples estancias durante sus vacaciones y fines de
semanas; en este pueblo realizó una vida social activa, ya
que su padre era el potentado Luis de Ayestarán, que junto
con Juan Vegué era dueño del importante ingenio "La
Amistad". Luis de Ayestarán nació en la capital el
16 de abril de 1846, estudió en el colegio de Harrington
en Nueva York, y después en "El Salvador" y "Cuba",
(fragua de tantos jóvenes intelectuales revolucionarios de
la vanguardia mambisa); en 1864 ejercitaba la profesión
con Morales Lemus. El 20 de noviembre embarcó hacia
Caibarién con Honorato del Castillo a bordo del "Veloz
Cayero"; pasaron por Remedios y Sancti Spíritus, y tras de
estar en Banao prosiguió para Camagüey, donde se
incorporó a los patriotas en el ingenio "El Cafetal";
elegido Diputado por el Estado de Occidente y miembro de la
Cámara de Representantes, es designado el 8 de mayo de
1870 para realizar una misión secreta en Nueva York; el 14
de julio salió hacia Nassau llegando el 16; el 29 ya
estaba en Nueva York, y regresó a Nassau a bordo del
"Magnolia" el 17 de agosto; el 17 de septiembre el
"Guanabí" lo dejaba en Cayo Romano, y el 18 caía en
manos de la cañonera española "Soldado"; el 23
llegaba apresado a la Habana y el 24 de septiembre del 70 era
ejecutado.

En Güines en el 68, el plan a seguir sería
el que un día predeterminado, cuando el reloj de la
iglesia desde su torre hiciera sonar sus doce campanadas, 
150 hombres, simultáneamente, con sus cuchillos preparados
como únicas armas, penetrarían en los diferentes
establecimientos y comercios de la población y
exigirían la entrega de las armas de fuego largas y
cortas, así como machetines y bayonetas, cápsulas y
pertrechos bélicos que acostumbraban tener para la defensa
de sus intereses. Se malograba el movimiento por una
infidencia.

El 10 de febrero de 1869, se producía el
alzamiento de Jagüey Grande; entre los sublevados se
encontraban dos güineros: Benito Pardo de 50 años de
edad, y Juan Fordé o Forgué, hacendado de 60
años. Previamente habían sido delatados por Ignacio
de Armenteros. Ese día Juan Arnao intentó sublevar
a Ceiba Mocha.

Por Resolución de la Cámara de
Representantes dada en Sabanilla el 9 de junio de 1869, se creaba
el estado de Occidente, del cual Güines sería un
Distrito al frente del cual estaría un Mayor General;
y  se acordó el 8 de agosto que también se
prevería un Teniente Gobernador. El 20 de febrero se
estableció que el distrito sería dividido acorde
con las exigencias de las circunstancias, y que los mismos
contarían con un Prefecto.

Entre 1874-75 el célebre Carlos García y
sus hombres, operaron tenazmente en la provincia habanera:
Managua, San José, Guanabacoa, San Nicolás y
Güines.

El mulato Antonio Díaz Díaz, integrante de
la  partida de Carlos García, dio muerte al Inspector
de Vigilancia, (Comisario de Policía), de la Villa de
Güines y su escolta, y en ese mismo septiembre de 1875
caía en combate el asesino Capitán Francisco Tejera
y varios de sus esbirros en la zona de Melena. (Este
Capitán era el segundo jefe de la guerrilla de Pancho
Durante).

Carlos García fue emboscado por el Teniente de la
Guardia  Civil Rafael Escasena el 21 de noviembre de 1875;
entre sus pertenencias se encontró el nombramiento de
Comandante General de Vuelta Abajo, firmado por Francisco Vicente
Aguilera; su fallecimiento consta en el libro 17 de Defunciones
de Españoles de la Iglesia Parroquial de Güines, en
el folio 279, número 2041; con Carlos García
cayó uno de sus hombres: Marcelino Feliciano, soltero, de
32 años, natural de San José, hijo de Pablo
Feliciano y Flora Pino, y plantea el documento hecho el 22 de
noviembre de ese año que falleció "en el campo por
la fuerza del orden público y la guardia civil"; es justo
aclarar que Carlos García y sus hombres se habían
replegado hacia Guanamón de Herrera, intrincada
región de la costa sureña de San Nicolás
perteneciente a la jurisdicción de Güines, con el
objeto de descansar y recuperar fuerzas.

 Carlos Idelfonso García Sosa nació
en Corralillo, Bauta, el 23 de enero de 1836, hijo de Carlos y
Juana Dominga, naturales respectivamente de La Habana y el
Guatao. Formaba parte de la Conspiración de febrero de
1869; su grupo armado atravesó La Salud, Güira de
Melena, Candelaria, San Antonio de los Baños,
Alquízar; el 26 de septiembre del 69 se presentó al
saber que tenían presos a su esposa e hijo; rompió
el indulto y recomenzó a operar en La Habana y parte de
Pinar del Río; Caimito del Guayabal, Bauta,
Batabanó, Guanajay, Wajay, Santiago de las Vegas y Arroyo
Naranjo, supieron de su  batallar. Partió hacia el
extranjero. (Como vimos en el texto, entre 1974 -75 asoló
la campiña habanera).

Félix Cabellos se alzó con un grupo de
hombres, y combatió en la región de Cabezas, Palos
y Madruga, teniendo que trasladarse al este ante el empuje
militar español, aproximadamente entre 1875 – 1876.
(Afirmó el historiador José Fernández en su
obra sobre La Guerra De Los Diez Años en Jagüey
Grande).

El sábado 10 de agosto de 1872, Carlos 
Manuel de Céspedes alude en su diario a la existencia de
"partidas insurrectos en Güines".

Desde el  10 de noviembre del 72 operaba  en
la zona comprendida entre Jaruco y Güines el mulato Antonio
Díaz y Díaz, -uno de los hombres de Carlos
García-, el cual se había escapado de las Canteras
de San Miguel, donde cumplía una pena de 10 años de
presidio desde septiembre de 1870, acusado de robar una
cuadrilla.

El Teniente Coronel del Ejército Libertador y
joven güinero Emilio Espinosa Acosta, llegó a ser
Ayudante del Mayor General Ignacio Agramante Loynaz; fue fusilado
en Sancti Spíritus en 1872.

Cayeron combatiendo por la independencia de Cuba, en la
zona de Cienfuegos, los dos hermanos güineros de apellido
Grass.

José Dolores Castellanos Alfonso, -hermano de
Enrique Castellanos-, participó activamente en esta gesta
independentista.

El catalinero Juan Regino González
combatió en forma activa en la Guerra de los Diez
Años bajo las órdenes de Julio Sanguily. (Este
patriota conspiró entre 1878-95 siendo condenado a cuatro
años de prisión; y en la Guerra del 95 se
incorporó a las Tropas de José María Aguirre
participando en múltiples acciones, entre ellas en la Toma
del Fuerte de Catalina, con las tropas de Clemente
Fernández).

Ocurrieron combates en las proximidades de Güines
entre los días 9-10 de marzo de 1870; los choques fueron
entre tropas españolas y fuerzas mambises dirigidas por el
General de Brigada del Ejército Libertador Luis Pablo de
la Masa Arredondo y de Entralgo, quienes efectuaban la Primera
Invasión al Occidente por la costa sur; en estos
encuentros se disgregaron de las fuerzas revolucionarias los
prácticos Capote y Ortiz, hecho que influyó el la
posterior derrota de esta columna. Entre febrero-marzo del 70 el
General mambí Federico Fernández Cavada le ordenaba
al General Luis de la Maza Arredondo, -antiguo notario de
Cienfuegos-, que con 150 hombres iniciara la Primera
Invasión a Occidente por toda la costa sur. El Coronel
Jesús Cordero Sol les escoltó con sus fuerzas hasta
Cartagena. Arredondo avanzó por Ciénaga de Zapata,
salió por Cabezas de Hatiguanico, por Sabana Grande, y
tuvo su primer combate en la hacienda Cocodrilos; el mando
español matancero movilizó numerosos batallones de
voluntarios de Alacranes, Bolondrón, Unión y los
Chapelgorris de la Güira. El 9 de marzo estaban en la
jurisdicción güinera; entre los días 15-16,
Arredondo y su ayudante, que habían sido muy hostigados,
caían víctimas de una celada en Pozo Redondo,
Batabanó; el residuo de la columna se dispersó, y
algunos lograron unirse a los grupos insurrectos que operaban en
la campiña habanera bajo la jefatura de Carlos
García, mientras otros eran apresados o
asesinados.

En marzo del 69, los sectores más reaccionarios
del colonialismo hispano en Cuba, ante los sucesos de la
Conspiración del Occidente se enfrentaban violentamente al
Gobernador General Domingo Dulce acusándolo de debilidad
ante los enemigos. Dulce había determinado deportar a los
conspiradores, así como embargar los bienes complotados:
casas, dinero, fincas, ingenios, potreros, sitios, estancias,
haciendas, esclavos, ganado, etc.; una gran corrupción y
especulación ocurrió con estos despojos; ante la
enorme presión varios funcionarios fueron sustituidos, y
entre ellos el Teniente Gobernador de Güines.

Desde 1875-76. El
fin de la guerra. El pacto del zanjón y la protesta de
Baraguá

España en esta guerra envió más de
200,000 hombres, de los cuales sufrieron 95,025 bajas. Desde
septiembre de 1876 habían llegado a Cuba 26,000 soldados
de línea para respaldar las operaciones militares y las
ofertas políticas de Martínez Campos; el 1ro de
enero de 1877, el ejército español en Cuba
comprendía 332 jefes, 4,050 oficiales, y 93,113 soldados,
con caballos, mulos, piezas de artillería; en 1878 se
mandaron 17 278 soldados que se sumaron a los 37,589 enviados en
1876, más 45,000 voluntarios, 10,000 movilizados por
Jovellar en momentos y/o situaciones difíciles, y a miles
de guerrilleros.

Tras casi 10 años de lucha, las fuerzas
revolucionarias y progresivas de los cubanos estaban
sensiblemente diezmadas por la persecución sangrienta y
con saña, por los continuos cercos, y luchando contra un
ejército bien equipado, con amplio aseguramiento, y cada
vez más numeroso y pertrechado.

Se calculan las pérdidas en valores y propiedades
en más de 700 millones de pesos, y en vidas cubanas en un
aproximado de unas 200,000 personas.

Al regionalismo, los sentimientos de decepción y
frustración, al desgaste, la indisciplina, la escasa ayuda
y comunicación con el exterior, el fraccionalismo, la
anarquía y el derrotismo, la sedición, la
desunión, la falta de recursos (pertrechos, ropas,
alimentos y medicinas), la descomposición existente en la
Cámara de Representantes, la captura del Presidente, la
muerte de importantes dirigentes revolucionarios como
Céspedes, Agramonte, y otros, y la renuncia de muchos, se
sumó el Bando del 13 de enero de 1877 mediante el cual se
indultaban a los desertores, y se disponía que se le
entregaran cinco pesos en oro al que se presentarse con armas, y
gratificación de veinte pesos al que lo hiciera con un
caballo; y en mayo se decretó al sobreseimiento de los
expedientes en tramitación,  y el alzamiento de los
embargos de los jefes insurrectos presentados o que se
presentasen; los soldados españoles contestaban a las
fuerzas mambisas dando gritos de "Viva la Paz"; el mando
español negociaba por separado ofreciendo ventajas
personales y futuras mejoras liberales a los jefes; los
prisioneros eran devueltos con ropas, medicinas y dinero…
Las deserciones abundaron…

Dolorosamente el 10 de febrero de 1878 se firmaba el
Pacto del Zanjón sin haber obtenido los dos aspectos
más importantes que impedían a la guerra: ni la
independencia de la Patria de todos los cubanos, ni la libertad
de miles y miles de esclavos; estos dos males seguirían
incrustados como dolorosas llagas en el sentimiento del cuerpo y
el alma nacional cubana.

Tras el Pacto del Zanjón, y desde New York, el
güinero Leandro Rodríguez Colina se pronuncia contra
el mismo, y el 3 de marzo en el "Masonic Hall", ubicado en la
calle 13 y con los números 110-114, se crea el
"Comité Cubano Revolucionario de Emigrados", donde se
presentó una lista que agrupaba 15 propuestas para
candidatos, de los cuales, cinco serían los que
dirigían el "Comité de los Cinco mismo", que
tendrían como tarea la de recolectar fondos, armas,
recursos y hombres para que prosiguiesen  la lucha en Cuba;
en ambos listados estuvo y fue seleccionado Leandro.

El 15 de marzo Maceo escenificaba su enérgico
rechazo al Zanjón con su enérgica, heroica e
histórica "Protesta de Baraguá"; entre los
días 16-17 se efectuó en New York una nueva
asamblea de los emigrados, y otras nuevas votaciones; entre el
"Grupo de los  Quince"; cinco de ellos dirigirían un
Comité anexo a la Junta Revolucionaria Cubana; Leandro
participó en este grupo hasta 1895.

En el Acta del Cabildo del 29 de marzo de 1878, como
casi colofón de la Guerra, se dio lectura a una
comunicación del Director del Círculo
Español de Santiago de Cuba, acompañada de un Acta
realizada por su Junta Directiva "referente a hacer una
demostración pública al digno General en Jefe del
Ejército de esta Isla con el fin de premiar el grandioso
merecimiento que ha contraído, no solo en la Guerra como
Militar, sino en la paz como conciliador infatigable, invitando
al efecto a todos los Ayuntamientos de la Isla." En ella se
expresa que esta corporación consideró esas
instancias "tan Justas como Patrióticas", y con
relación al planteamiento "acordó aceptarlo con
agrado, reconociendo las nobles ideas", "reservándose por
su oportunidad acordar también los más conveniente
al objeto indicado".

Desde el sábado16 de marzo de 1878, en Nueva
York, y tras la Protesta de Baraguá, se había
creado el "Comité de los Cinco", para tratar de mantener
la Revolución; lo integraban José Francisco
Lamadriz, Fidel G. Piedra, Ramón Martínez, Leoncio
Prado, y el güinero Leandro Rodríguez Colina; este
último, entre otras, contó con amistades
importantes en su vida revolucionaria: Juan Arnao, Juan Bellido
de Luna, Carlos Roloff, Calixto García, Pío Rosado,
Antonio Maceo, José Martí, Ricardo Céspedes,
Manuel de la Concepción Peraza, Grave de Peralta, Julio
Sanguily, Bejamín Guerra, Francisco Vicente Aguilera,
Quesada, Miguel de Aldama, Estrada Palma …

La guerra
chiquita. Hechos, acontecimientos y figuras destacadas.
Reacción peninsular

Entre 1878-79 se crea un club clandestino o secreto en
Güines, (Hay quien asegura, cosa que se transmite por
tradición oral no comprobada, que en esta época
José Martí estuvo involucrado en labores
conspirativas en el territorio).

La Guerra Chiquita se aceleró con la
disposición y órdenes dadas por Maceo.

Carolina Rodríguez, conocida por el
seudónimo o alias de "Carlota Valdés",
escribió desde Santa Clara, en labores conspirativas
vinculadas con los preparativos de la insurrección en la
Habana, Matanzas y Las Villas. (Ella era amiga de Roloff y
Calixto García).

Cirilo Pouble, Manuel Suárez, Manuel de la C.
Peraza, José Antonio Aguilera, José Martí y
Juan Gualberto Gómez, así como Anita Pando, Eusebio
Hernández y Carolina Rodríguez, activaron la labor
de los clubes secretos    

"… en preparación del levantamiento armado
que se efectuaría en Güines…";  se
plantea que laboraban en los preparativos de la
insurrección: "…preparativos del alzamiento en la
provincia habanera, concretamente en la jurisdicción de
Güines".

Catalina del Río, le informa a Roloff el 21 de
noviembre de 1879 que "… han conseguido armar a más
de doscientos… (para)… "dar el primer golpe en
Güines"…

Julio Funes y Emilio Rovira, en su campamento en
Güines, reclutaban hombres

para el alzamiento; hubo 250 hombres dislocados en
diferentes campamentos.

Pablo J. Montes, alias "Elim", maestro güinero, fue
secretario del Club Revolucionario # 44 durante la Guerra
Chiquita. (También era amigo de Roloff).

Ante estos momentos revolucionarios, las fuerzas
coloniales le agregaban un escuadrón de caballería
a las tropas regulares.

En occidente, con la detención de los principales
organizadores, se frustraron los levantamientos planificados para
la zona de Güines", plantea el libro del MINFAR; Causas y
factores de nuestras reverses y victorias"; Ediciones Verde
Olivo; Ciudad de La Habana; 1993; p.58).

Conclusión
de la guerra. Papel del autonomismo

En el Casino Español de Güines, el 12 de
octubre de 1878, estuvo presente Rafael Montoro. Este destacado
líder autonomista disertó sobre los derechos y las
libertades necesarias, como el derecho de asociación,
reunión, libertad de pensamiento y de prensa, y de otros
asuntos más. (Publicaciones de la Secretaría de
Educación; La Habana; 1938)

El patricio Raimundo Cabrera, quien con orgullo siempre
decía:"Yo soy Güinero", era director del semanario
"Triunfo", órgano del Partido Liberal Autonomista,
Representante de nuestro Distrito, Miembro y Diputado ante la
Corporación Administrativa Provincial por el mencionado
partido; dio a conocer y denunció mediante su
periódico de los días 6, 13 y 20 de enero de 1884,
que se provocó y se había presentado en Güines
una situación de Estado de Alerta y Emergencia el 31 de
diciembre de 1883. El extremista integrista Pascual Goicoechea,
dueño del ingenio Providencia, hoy Osvaldo Sánchez,
quiso obligar a sus patrocinados, -antiguos esclavos-, a que en
las Pascuas y Fin de Año sus obreros trabajasen; la
dotación se negó haciendo uso de la resistencia
pasiva; un servidor de los intereses del patrono disparó
con un fusil hiriendo a dos patrocinados; el celador de la
policía, el juez de primera instancia, las autoridades
militares y los voluntarios, fueron movilizados y acuartelados,
realizándose múltiples detenciones, provocando el
malestar y la consternación de la población,
postergándose la autoridad civil.

Las pugnas locales entre Liberales (Autonomistas) y
Conservadores (Integristas), arreciaron en 1885; el liberal
Alcalde  Ocejo y Eguía, fue amenazado por los
caciques locales al servicio de la colonia; en el central
Providencia los integristas secuestraron a varios autonomistas, y
la guardia rural dio golpe a los liberales de Catalina. El
autonomista catalinero Pablo Gómez fue duramente golpeado
por sus ideas liberales, teniendo que ser curado y restablecido
en el Hospital de Güines. (Nos informa el libro "Patria,
Verdad, Justicia").

El domingo 11 de enero de 1885 Pascual Goicochea
tomó posesión de la Alcaldía de
Güines.

Partes: 1, 2

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