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Homérica brasileña a las puertas de Sagunto (Obra teatral)



  1. Escena
    I
  2. Escena
    II
  3. Escena
    III

Escena
I

Gradas de teatro trepando por la ladera de
la montaña hasta llegar bajo la sombra de las murallas del
castillo de Sagunto. Un público de viajeros
brasileños entran para contemplar sus milenarias
bóvedas de medio punto hasta encontrase con la grandiosa
explanada de perfecta audición para coro y orquesta. Se
sientan haciéndose fotos y mirando con curiosidad de mayas
el majestuoso mundo greco latino que les envuelve.

Llega a escena el ibero Espartaco, que es
Angelillo de Uixó, superviviente de lo que puede en
Hispania, y simpatizante declarado del partido comunista Tracio.
Va a representar al búlgaro Espartaco ante los turistas,
para que no se lleven a Brasil una imagen falsa de la
adaptación teatral del gobierno: "Espartaco, el gladiador
hispano católico". El público son estudiantes de
filosofía americanos en viaje cultural por España.
La obra pasiva y sumisa que les ofrecen las ruinas la patrocina
el Asuntamiento de Sagunto, y la universidad católica de
teatro paz y bien. Los fondos son de la Generosidad Valenciana.
La adaptación de "Espartaco participa en la democracia
consolidad y la recuperación económica " la han
redactado periodistas de ABC, el Mundo, Antena Tres… Gente
aficionada a las artes y las ciencias. Sobrevuela el teatro
romano de Sagunto un parapente patrocinando Marina Dog, cuidad de
perros y vacaciones, aunque lo que de verdad hace es vigilar
desde el aire las reacciones de los actores y el publico con
disimulo.

Intro anterior a la escena I. Primera hora
de la mañana.

Se abren las cortinas y aparece en primer
termino Espartaco, queda iluminado por los focos del alba en
contrapicado tenebrista de sombras y luces, fondo de decorado
azul casi transparente de cielo mediterráneo y luz blanca
para la escena principal envuelta en tinieblas. Espartaco
está apoyado sobre una empalizada de ladrillo pintada con
cal, igual que la de su casa. A su lado hay dos matas de tomates
que simbolizan que está en el campo, y vive de lo que
cultiva. El suelo de las tablas del teatro es rojo, igual que su
terraza de rodeno. La terraza está mojada ya que han
regado al amanecer. Espartaco se para a contemplarse
reflejándose en el agua limpia y azulada, tomando
conciencia de lo que es, y lo que pretenden hacer de él.
Retrocede espantado hasta quedar su espalda contra la valla de
cal. Al girarse contempla Vall d´Uixó y
grita:

No soy un esclavo.

Rompe su imagen proyectada en el agua
chafando con el pie el charco donde se refleja. Saltan por el
aire pedacitos del retrato de Espartaco salpicando a su
alrededor.

Luego coge la bicicleta y sale cómo
el viento bravo en busca de vientos del pueblo.

Fin del intro.

Sigue la Escena I.

Por el camino, entre las huertas de vall
d´Uixó a Sagunto, ha visto insectos, reptiles, un
vagabundo que hablaba solo, y peces de las marjales de color
plateado.

AL llegar al teatro de Sagunto, se ha
puesto a hablar con los viajeros debido un saludo que le han
hecho los brasileños. Rápidamente ha cogido
confianza, demostrando que es falso el estereotipo que se tiene
de que el español es reservado ante los extranjeros.
Enseguida les ha contado su vida, explicado su mala
situación económica y la represión policial
y social que atraviesa por pensar de forma patriótica, y
teniendo siempre presente el bien común, cosa que escasea
entre las ideas de los nativos españoles, más
inclinados al robo, la vagancia y el vicio. Ha aceptando unas
monedas y un trozo de bocadillo que le han dado los
brasileños conmovidos. Subiéndose al escenario,
entre las columnas romanas ha gritado al
público:

Llevo años viviendo cómo un
animal castigado.

Vengo de un pueblo al que le han embargado
no solo las viviendas, los servicios públicos, o la
educación, si no sobre todo : el valor y la
nobleza.

Donde el mamarracho hacedor de palmas,
cantador, escariador de vino, ladrón de las migas del
vecino, es tan cínico y brutal cómo el banquero, el
político o las autoridades manifiestamente y con
alevosía, incompetentes. Mamarracho servidor, verdugo y
víctima del poder, nacido desdichado desde el violento
vientre de sus madres harapientas, y que se ve en un espejo
deformado, pues siendo de una estirpe genéticamente
arruinada por la pobreza y servidumbre durante cientos de
generaciones, se admira con aires de un Don Juan
aristocrático, no siendo más que un cobarde
desdichado hermano de Caín, que camina envidiando lo que
no posee, y no tiene ningún otro interés más
que en el gozo del castigo de su vecino. Ésta es la gente
entre la que vivo, la que impera en España. Un pueblo al
que embargan otras naciones todo lo que es decente, bueno y
justo, mientras aplaude la desgracia ajena entre botellones,
cantos flamencos, banderas nacionales, hogueras y corridas de
toros. Hay gentes que gritan en las plazas. Voces solitarias que
tratan de elevarlos, pero reciben el asta criminal de
estás gentes sin moral, y ningún apoyo. Humillados,
golpeados, perseguidos por elevar la voz ante la gente
insatisfecha; tanto por los propios humillados, cómo por
las autoridades nacionales, que no son ni mejores ni peores que
una pandilla de chulos mafiosos del peor barrio. Hay voces que
pierden la resistencia ante tanta impotencia. Es un país
de frentes doblabas que transigen. Cuenten todo esto en su
país amigos Brasileños, que mi voz llegue a Cuba, a
Ecuador, a Corea de Norte, a Venezuela, que suba la corriente del
Volga y el Amazonas, y sepan que en España, la democracia
es un esperpento del señor Valle Inclán, y que
queremos una tiranía regeneracionista ya.

La directora de la función, que es
en la realidad la guía turística del grupo de
Brasileños, contrariada porque no tenía que decir
semejante discurso un desconocido que se ha colado entre el grupo
de turistas, ni mucho menos subirse al escenario, ha suspirado al
ver salir a escena la actriz Penélope, que es una chica
que reparte entradas a los visitantes del teatro de publicidad de
Sagunto a escena y trabaja para el Asustamiento de Sagunto, y no
comparte el punto de vista de Angelillo de que España este
tan mal, utilizando frases de retórica evidentemente
maquiavélica y torticera, con el empleo de términos
y técnicas escénicas trasnochadas del esperpento
valle inclanesco.

-Espartaco ¿que te pasa? ¿ Es
que has dejado de creer en las leyes de la salud mental?- le ha
preguntado Penélope desde las tablas mirando al publico e
indicando cómo si se hubiera vuelto loco
Espartaco.

Pero aún así, el Show de
Espartaco ha levantado ciertas suspicacias entre los
brasileños.

¿Hay mucha represión en
España?- ha preguntado un filosofo
Brasileño.

Penélope ha respondido pese a que la
pregunta no era para ella:

No, bueno, algo, quizás,
últimamente, hay un poco. Pero lógica en los
países democráticos y tolerantes, para nada
comparable con las dictaduras. A veces hay errores cómo en
todas partes del mundo, y también mucha gente exagerada.
Esto último lo ha dicho señalando a Angelillo que
ha levantado las manos en alto y ha bufado
señalándose a si mismo queriendo decir con gestos
algo así cómo:

Lo dices por mi guapa.

Espartaco embriagado por el ambiente
Hamletiano del teatro clásico, ha respondido
melancólico y ya sin gestos, con palabras, sin poder
reprimir el disgusto que le ha dado esa desconocida que se ha
entrometido en su función con la técnica narrativa
del descrédito periodístico y la
descalificación de tertuliano de espejo publico del
program antena tres con alusiones a la salud mental cómo
argumento.

Aparta embaucadora, hay que decir la puta
verdad coño. EN este país solo hay miseria y
necesita una revolución– Espartaco habla con voz de sangre
y alma rebelde, avanza dos pasos, pide focos, ya que su tez
morena ha quedado en sombra por una nube que cubre el sol en esos
momentos.

Publico, testigos- les dice a los
turistas-ved las piedras de este lugar. Aquí no se ha
escrito la historia de Espartaco, ni la de Angelillo de
Uixó, el eterno imputado en el ruedo nacional entre
gitanos, caciques, y mamarrachos. Ha vuelto a mí la
claridad, en este pozo sin luz y de mentiras que niega mi
historia.

( Espartaco convertido en Angelillo de
Uixó, o Angelillo de Uixó convertido en Espartaco,
se arrodilla entre las tablas del teatro de Sagunto abriendo los
brazos peripatéticos, acogiendo a una humanidad renovada a
través de una revolución que sale de
boca)

Pretenden relataros Penélope, la
historia de un Espartaco que recoge tomates en la finca de
Penélope, una burguesa española de bien aburrida y
de mentalidad moderna, que encuentra una aventura amorosa en
verano con un joven búlgaro llamado Espartaco, que es
estudiante de erasmus que aprovecha las vacaciones para sacar
algo de dinero, y ha encontrado trabajo en la finca de su marido,
que casualmente está de viaje de negocios en
Brasil.

Voz ahogada de Penélope sobre las
tablas:

Pero será posible lo que dice este
psicópata- mira a los turistas casi llorando- todo eso es
mentira, de verdad. No le hagan caso, es un pirado.

( Espartaco arrastrándose
patético de rodillas por las tablas del escenario de
Sagunto, haciendo de tullido, golpea con el puño las
piedras del teatro que retumba a cañones, y a bronce,
entonces al comprobar su fuerza de toro, se levanta cómo
un gigante Sansón al que le ha devuelto la fuerza
Máximo Homero)

Yo estuve en Italia, oh hermanos
Brasileños. Visite los caminos hasta Roma, estaban llenos
de gente cómo yo, y quizás cómo vosotros,
crucificados. Una pueblo, una nación de españoles,
aplastados por los tanques alemanes e italianos. Miles y miles de
hombres, incluso mujeres, cuyas sombras se alargaban sobre las
cunetas, clavados a la cruz sobre las trincheras destruidas,
porque prefirieron luchar antes que dejar cargar sus huesos con
cadenas. Desde la cruz, contemplaban muriéndose de
inanición, vencidos e impotentes, cómo los campos
de centeno se volvían a sembrar con los brazos de sus
hijos y sus madres, cosechando a latigazos, tratados cómo
bestias, alimentados cómo mulos. Por un jornal de sol a
sol, un pan de centeno que les echaban los terratenientes. Los
graneros que construyeron los espartaquistas, las cooperativas,
las escuelas libres de enseñanza, fueron pasto de las
llamas. En las fábricas, los esclavos que quedaron con
vida de esa revolución, fueron nuevamente esclavizados.
Golpeaban el yunque para hacer más cadenas, más
clavos, nuevas fraguas de las que brotaban hombres sin alma
hechos de hojalata.

Penélope hablando al
público:

Pero Espartaco, olvidas que hoy hay una
moderna democracia en España, con libertad de
expresión, y que gozamos de un país con
garantías judiciales, con buenos servicios sociales, una
gran red de carreteras, otra de pantanos, y está la joya
de la corona: la seguridad social, ya quisieran muchos
países americanos tener lo que tenemos
aquí.

Escena
II

El escenario ahora ha cambiado, de fondo el
pueblo de vall d´uixó pintado de forma infantil, con
casitas de tejados a dos aguas en forma de barraca, calles
oscuras con fuentes sucias, todo está envuelto en una
atmósfera de amarillo y blanco, luz poco intensa,
sobresale el campanario cuya campana toca cada quince minutos
mediante un triángulo tocado por un ciego que sale al
escenario a dar las horas. Hay pobres de rodillas que
están todo el rato con la cabeza mirando las tablas,
gitanos jugando a los dados y dando palmas, bolsas de basura por
el escenario, un perro vagabundo, unos cuernos de toro que llevan
dos sordomudos emitiendo con su lengua chasquidos violentos de
mu, mu, mu y persiguen a los transeúntes que de vez en
cuando pasan de derecha a izquierda apartando las moscas. Hay
varias personas atadas a unas columnas de capitel corintio. El
parapente de Marina Dog sigue dando vueltas.

Por escena pasa la sombra de la guardia
civil con un hombre maniatado por haber enloquecido un día
de luna llena, plantándose en el casino donde estaba un
banquero reunido con un alcalde. Protesto por la perdida de su
empleo, su casa y su dignidad. Lo llevan a un rincón donde
están fabricando cruces unos carpinteros. EL condenado
mira trabajar a los operarios junto a los guardia civil que le
dan un pitillo.

Entran en escena dos chicas amigas de
Espartaco que regresan de la fiesta del orgullo gay, saludan a
Espartaco y lo huelen. Le recriminan su olor rancio:

¿Cuanto hace que no te lavas
Espartaco?

Espartaco sube los hombros haciendo
cómo que ignora la pregunta, no dándole importancia
responde a modo de excusa en voz baja y tímida:

Marx no pauto nunca medidas
profilácticas de ese tipo para la clase proletaria
Sonia.

Sonia que es su vecina, cruzando los brazos
a modo de reprimenda hacia Espartaco, saluda al público un
momento y vuelve la mirada turbia y enfadada hacia
Espartaco:

Que rollo de excusa Espartaco. ¿ No
habrás estado molestando a estos señores y
señoras?

Espartaco se encoge de hombros:

No se, pregúntaselo a
ellos.

Sonia mirando al público:

¿ Os ha estado molestando con sus
sermones?-les pregunta riendo.

No, ha sido interesante- exclaman varios
Brasileños que han tomado algunas notas de lo expresado
por Angelillo, aunque no comprendemos algunas contradicciones que
manifiesta.

Bueno, bueno, bueno- le dice Sonia a
Espartaco- nosotros vamos a dormir que llevamos toda la noche de
fiesta revindicando el orgullo gay. Bajan enamoradas de la mano
para irse dormir a su casa que se encuentra en la fila de
atrás de la grada. Esperan a que llegue el autobús
entre el publico. La línea siete entra por el pasillo,
ellas pagan su billete y se van.

Ahora llegan varias personas jóvenes
que vienen de la plaza Sol, lugar que se encuentra en el centro
de gradas del teatro, siendo el espacio más grande del
lugar, mucho más que el escenario. Están muy
animados, llevan estética alternativa en sus rompas y
peinados. Portan unas pancartas en forma de sabanas que extienden
al subir al escenario.

Conversaciones del publico que anota el
espía del parapente:

-Ah- exclaman los brasileños
cambiando impresiones entre ellos- ahora salen escena -los
famosos manifestantes del 15-M.

La situación de España por lo
visto no puede ser peor, lo normal es que haya
movilización y lucha social, cómo en America del
sur.

-La verdad es que es decepcionante este
país llamado España, parece tercer mundista. —Sus
gentes son border lines.

-¿ Cuando volvemos a
brasil?

-Cuando se acabe el mundial.

-¿Debemos seguir soportando
está obra?

Si, ya que estamos aquí.

En el escenario:

Una muchacha con la camiseta el Che corea
al público entusiasmada:

Ni PP ni PSOE, THC.

Sus compañeros aplauden y teclean en
facebook el mensaje.

Escena
III

EL escenario tiene ahora un fondo de
misticismo y ascetismo, están dibujabas iglesias
románicas entre paramos desiertos donde pastan los merinos
y vuelan águilas que están disecadas y atadas con
alambres bajo un enorme sol en el centro del techo del escenario
al que le salen rayos de los lados y tiene dibujado una boca
sonriente, así cómo gafas de sol negras. EL
parapentistas de Marina Dog lanza propaganda de la ciudad de los
perros y las vacaciones paradisíacas en un país
tropical llamado España. Los visitantes brasileños
la miran con desconcierto y asco.

Aparecen sobre el escenario varios
centuriones y cofrades de semana santa portando la bandera
nacional, desfilan al paso de la oca, los manifestantes del 15-M
escapan aterrorizados dejando sus mensajes colgados de las
sabanas.

Varios obreros van tras los centuriones,
levantan cruces sobre un montón de estiércol de
caballo que simula ser el monte calvario con su colina dorada
rebosante de escarabajos. Hay niños rebuscando entre la
basura y en el escenario se ven muertos con el vientre hinchado,
perros que exhiben las costillas que comen carroña,
ancianas sin dientes, de riguroso negro con la cabeza cubierta
por un paño negro sujetando por las patas urracas medio
desplumadas y sin cabeza.

Por los ríos que son unos
raíles, van hacia los mares jóvenes en balsas que
son carretillas de obra simulando irse de España en busca
de fortuna.

Varios trenes con destino hacia Alemania se
paran en el escenario, el tren es un tacata seguido por una fila
de personas con maletas. Rápidamente gente joven del
público se une a la fila.

Espartaco se encentra hablando con varios
Brasileños en las butacas sobre todas estás escenas
cando se acerca un hombre.

¿Es usted Espartaco, el agitador de
los bellacos, farándules, batuecos y alcaldes
encabronados?- le pregunta de forma simpática, disfrazado
de progre de izquierdas con atuendo de pantalones de pana,
americana con coderas y gafas de pasta.

Con la ingenuidad irreflexiva del momento,
en vez de decir que no Espartaco y acusar a su compañero
Brasileño de ser Angelillo, pensando que se
trataría de algún fan de sus discursos ultra
izquierdosos, o quizás ultra derechistas,
quitándose el habano castrista de la boca, exclama
Angelillo, Espartaco, Ulises, el extranjero de si mismo,
emitiendo a la atmosfera lunar humo:

Si. Efectivamente yo soy el Magnifico, el
insuperable, Angelillo.

-Queda usted detenido y condenado a ser
crucificado

Ves amigo, a eso me refería con el
clima de represión- le dice Angelillo al brasileño
siendo arrastrado hacia el escenario donde le entregan a los
centuriones que lo crucifican entre un par de ladrones de
gallinas.

Angelillo de Uixó

 

 

Autor:

Ángel Blasco
Giménez

 

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