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¿Imitación o innovación de tecnologías militares?



  1. Resumen
  2. Imitación, Copia y Plagio de
    Tecnologías Militares
  3. Las
    ventajas intrínsecas que confiere una
    tecnología a determinada doctrina
    militar
  4. Actualización de la tecnología
    mediante imitación
  5. Innovaciones
    tecnológicas
  6. Temas
    de investigación

Resumen

en este artículo se presentan dos reglas
generales que históricamente describen las ventajas
proporcionadas por el desarrollo tecnológico militar y a
partir de éstas se realizan dos propuestas que buscan
orientar el desarrollo tecnológico militar de la
República Bolivariana de Venezuela y de sus aliados. La
primera regla corresponde a la relativamente rápida
homogeneización de las tecnologías militares de los
diferentes bandos de una guerra real o potencial mediante la
compra, imitación, copia o plagio de tecnologías.
La segunda regla corresponde a la ventaja desigual que una
tecnología puede conferir a cierto bando dependiendo del
sistema político, económico, social o cultural que
lo caracteriza. La propuesta derivada de la primera regla
consiste en establecer un organismo del Estado encargado de
investigar y evaluar las tecnologías existentes y
desarrollar actividades de compra, imitación,
ingeniería inversa y espionaje tecnológico. La
propuesta derivada de la segunda regla consiste en establecer una
política que priorice el desarrollo de innovaciones
tecnológicas en el ámbito militar que representen
una ventaja intrínseca para el sistema político,
económico, social y cultural que se pretende desarrollar
en nuestros países.

El desarrollo tecnológico requiere, entre otros
factores, de un grupo de personas que tenga a su
disposición cierta cantidad de recursos materiales. Tanto
la cantidad de personas que pueden dedicarse a esa actividad,
como la cantidad de recursos disponibles vienen limitados por las
condiciones económicas y demográficas de la entidad
considerada, que en nuestro caso corresponde en primer lugar a la
República Bolivariana de Venezuela, en segundo lugar al
grupo de países aliados y hermanados que conforman la
Patria Grande, y en tercer lugar a todos los seres humanos del
planeta que luchan por objetivos de libertad y justicia social.
Esta limitación en recursos hace necesario el
establecimiento de criterios que permitan su asignación a
las áreas de investigación consideradas más
importantes para apuntar a los objetivos deseados por la
sociedad. En el ámbito militar, esta realidad es
aún más crítica que en otros ámbitos,
pues de la buena escogencia de estos criterios depende la defensa
del estado y por lo tanto la preservación del poder del
pueblo y de la sociedad para cumplir con esos objetivos. En este
artículo expondremos un criterio que consideramos
útil para la asignación de recursos para el
desarrollo tecnológico militar. Para respaldar nuestros
argumentos se presentan numerosos ejemplos históricos cuya
lectura no es indispensable para capturar la esencia de las ideas
expresadas pero que constituyen una interesante
recopilación resumida de eventos militares ocurridos en
diversos lugares y momentos.

Imitación,
Copia y Plagio de Tecnologías Militares

"Si en algún momento se encuentra que un
medio es eficaz en la guerra, éste es repetido, uno copia
al otro, se convierte en moda, y de esta manera su uso se hace
común, respaldado por la experiencia, tomando así
su lugar en la teoría"

De la guerra. Carl von Clausewitz

"Los ejércitos en nuestros días
están tan igualados con respecto a sus armas, equipamiento
y entrenamiento, que no existe una notable diferencia entre el
mejor y el peor con respecto a estos factores. Una diferencia
puede sin embargo observarse, resultante de una
instrucción superior de los cuerpos científicos,
pero en general esto sólo repercute en esto: que uno es el
inventor y quien introduce nuevos aparatos, que el otro imita
inmediatamente"

De la guerra. Carl von Clausewitz

Como ya lo constataba Clausewitz en el siglo XIX y como
lo refleja en su libro "De la Guerra", convertido en referencia
ineludible de la ciencia militar, puede considerarse una ley
general de las guerras la rápida homogeneización de
las tecnologías militares. La naturaleza de los conflictos
armados, caracterizados en muchos casos por una competencia
extrema, la falta de apego a normas establecidas, el inevitable
contacto entre los ejércitos tanto aliados como enemigos y
la desmitificación de ciertas creencias y tradiciones,
promueve la imitación, la captura y el plagio de
tecnologías exitosas. Son contados los ejemplos de
ejércitos que han logrado monopolizar por mucho tiempo una
tecnología militar exitosa. El caballo, la muralla, los
barcos, las armas de fuego, la aviación, las bombas
nucleares han permanecido pocos años como monopolio de los
ejércitos que les dieron por primera vez un uso
bélico, siendo las conquistas coloniales las más
importantes excepciones a esta regla, conquistas coloniales en
las que no sólo existen asimetrías en el
ámbito de la tecnología militar sino en otros
ámbitos tecnológicos y
económicos.

Aun así, las historias sobre Guaicaipuro en sus
luchas de resistencia indígena hablan del uso que
hacía de una espada capturada al enemigo español.
Todavía más significativa es la imitación
que hizo de la tecnología militar europea el líder
mapuche contemporáneo de Guaicaipuro, Lautaro, quien
asimiló la caballería y las tácticas de
asalto de los conquistadores españoles. Ejemplos de
tecnologías militares plagiadas o imitadas abundan en la
historia humana.

Las tropas celtíberas que se integraron al
ejército púnico de Aníbal para enfrentar a
los romanos en tierras europeas, llevaron la espada corta a la
península italiana; espada que luego sería
incorporada por los mismos romanos, con el nombre de gladius, a
las legiones que asegurarían el dominio de Roma sobre las
costas del Mediterráneo y buena parte de Europa,
convirtiéndola en una de las armas más
mortíferas del mundo antiguo. Los romanos recurrentemente
acoplaron las tecnologías del enemigo a sus tropas, la
cota de malla de celtas y etruscos, la honda balear y la
caballería númida son ejemplos de estas
tecnologías.

En el siglo XVIII, en Misore, reino de la India que fue
subyugado por la Compañía Británica de las
Indias Orientales, se desarrollaron los cohetes de Misore,
tecnología plagiada por los británicos y a partir
de la cual Sir William Congreve diseñó los cohetes
Congreve, que serían utilizados contra los franceses
durante las Guerras Napoleónicas y cuya evolución
conducirá a los modernos misiles.

En la decisiva batalla de Carabobo, tanto en el bando
realista como en el bando patriota, participaron regimientos de
húsares, unidades de caballería ligera que se
originaron en Hungría, y que debido a su éxito
fueron exitosamente incorporadas o hasta cierto punto imitadas
con adaptaciones por numerosos ejércitos de Europa y
América.

A principios del siglo XX las principales
compañías petroleras transnacionales aterrizan en
Venezuela aprovechando el enorme potencial de las reservas de
hidrocarburos del país. Durante los viajes de
exploración de los geólogos de la Standard Oil
Company se comienza a imitar el uso de la hamaca con mosquitero
utilizada en las selvas de Venezuela. La tecnología de la
hamaca venezolana o "jungle hamoc" pasa a ser utilizada por el
ejército de Estados Unidos poco después de la
Segunda Guerra Mundial, y su uso será frecuente durante la
Guerra de Vietnam.

En julio de 1945 se prueba con éxito por primera
vez el estallido de una bomba atómica en el desierto de
Alamogordo en Nuevo México, Estados Unidos, y algunos
días después es lanzada una de estas bombas sobre
la ciudad japonesa de Hiroshima. La Unión
Soviética, gracias a sus propios centros de
investigación y a uno de los mejores servicios de
espionaje del mundo, logra apenas cuatro años
después probar con éxito su propia bomba
átomica en Semipalatinsk, en el actual Kasajistán.
Después, en 1952, Estados Unidos prueba con éxito
el primer estallido de una bomba termonuclear y la Unión
Soviética esta vez sólo tarda tres años en
probar su propia bomba de este tipo.

Las ventajas
intrínsecas que confiere una tecnología a
determinada doctrina militar

A partir de estas constataciones podría llegarse
a la conclusión general de que la utilidad de desarrollar
una tecnología militar novedosa se limita al lapso de
tiempo que se extiende desde su invención e
implementación hasta la imitación, plagio o captura
por parte de enemigos potenciales, y que este tiempo es
más corto mientras mayores sean los recursos de esos
potenciales enemigos.

Uno podría preguntarse entonces si es conveniente
para un país subdesarrollado, que cuenta con recursos
significativamente inferiores a los de potencias vistas como
enemigos potenciales, el desarrollo de tecnologías
militares novedosas, con los altos costos que éstas
implican, sabiendo que dichas potencias no tardarán mucho
tiempo en imitar o plagiar dichas tecnologías. ¿no
sería más conveniente a corto plazo utilizar la
compra, plagio o imitación de esas tecnologías? A
continuación argumentaremos que si bien en muchos casos el
plagio y la imitación hace inútil el gasto de
grandes cantidades de recursos en actividades de
investigación, en ciertos casos las características
intrínsecas de cierta tecnología conceden ventajas
superiores a ciertos estados y organizaciones, justificando de
esta manera el gasto de recursos en su desarrollo.

En el año 1452 los turcos se disponían a
conquistar la maravillosa ciudad de Constantinopla. Tres
imponentes murallas concéntricas protegían a la
ciudad portuaria de ataques terrestres mientras que una muralla y
una poderosa flota la defendían de ataques marinos y
permitían abastecerla de alimentos si era
asediada.

La leyenda cuenta que el ingeniero húngaro
Urbano, experto en la fundición de cañones, le
propuso al Basileus de Constantinopla, Constantino XI, la
construcción de un cañón de bronce de
enormes proporciones. Careciendo de los recursos necesarios
debido a la arruinada economía de su imperio, Constantino
no pudo aceptar la oferta. Urbano decide entonces ofrecerle sus
servicios al adversario de Constantino, el Sultán turco
Mehmed II. El adinerado sultán aceptó la oferta y
para 1453 la gran bombarda de Urbano disparaba a una cadencia de
varias horas sobre las murallas, acompañando al gigantesco
asedio que eventualmente haría caer a la capital del
Imperio Bizantino en manos del Sultán.

Más allá de la veracidad de la historia de
esta arma, y del verdadero efecto que tuvo la super bombarda
durante el asedio, ella permite mostrar lo que creemos es otro
fenómeno general de la guerra. Si bien supuestamente
Urbano ofreció su novedosa tecnología a ambos
contendientes, sólo uno de ellos realmente podía
sacarle provecho. Ese cañón de enormes proporciones
no sólo era un arma de asedio, diseñada para
destruir murallas, cosa que obviamente le servía
más a los atacantes que a los defensores de una ciudad,
sino que además era un arma costosísima, que
podía ser financiada por un imperio rico y pujante, y no
por su contraparte decadente. Si bien la guerra conduce a la
homogeneización de las tecnologías, éstas no
son imparciales con respecto a las doctrinas militares y al
sistema político, económico o social de cada
bando.

El arquero a caballo fue un elemento militar que se
destacó en varios lugares y momentos históricos. Ya
desde el siglo VII antes de Cristo los arqueros montados escitas,
provenientes de lo que hoy es Kazajistán, realizaban
saqueos de manera exitosa en dominios del Imperio Asirio. En el
año 53 antes de Cristo los arqueros a caballo partos,
provenientes del actual Irán, infligirían una
estruendosa derrota a las legiones romanas de Marco Licinio Craso
en la batalla de Carras. Siglos más tarde los hunos
aparecerían en la Europa que ya presenciaba la decadencia
del Imperio Romano derrotando a diversos ejércitos de esa
región del mundo con sus hábiles jinetes arqueros,
destacándose el ejército del temible Atila. Algunos
siglos después la tribu húngara de los magiares,
liderados por el príncipe Árpad (quien decía
ser descendiente de Atila, el huno), propinaría sonoras
derrotas a ejércitos imperiales de Europa. Poco
después, los turcos selyúcidas harían su
aparición en los territorios del Califato Abasida
extendiendo su dominio sobre buena parte del Oriente Medio y
luego sobre Anatolia (actual Turquía) al obtener una
victoria decisiva contra el Imperio Bizantino en la batalla de
Manzikert haciendo uso de las tácticas de "pica y huye" de
su caballería ligera conformada en buena parte por
arqueros a caballo. Quizás el poderío del arquero a
caballo llegaría a su clímax con los mongoles de
Gengis Khan y sus sucesores que arrasarían con sus
diversos oponentes en distantes regiones de Asia y Europa.
Ejércitos basados en una economía de cacería
y pastoreo, muchas veces nómadas o semi-nómadas, y
con un sistema político basado en una aristocracia
guerrera, hicieron uso de la tecnología del arquero a
caballo para imponerse sobre estados basados en la agricultura y
el sedentarismo. A pesar de que numerosas sociedades estadales y
sedentarias entraron en contacto con los arqueros a caballo y
pudieron incorporarlos a sus ejércitos, como de hecho
ocurrió muchas veces en cantidades reducidas, el sistema
político, económico y social de esas sociedades no
permitía mantener un ejército en constante
movimiento y con necesidad de caballos, ganado y pasto para su
alimentación, con una cantidad importante de guerreros
especializados en la equitación. Quizás similar a
la ventaja proporcionada por la vida en las estepas a
ejércitos con arqueros a caballo fue la ventaja otorgada
por la vida en el desierto a la logística del
ejército del Califato Rashidum. La sorprendente
expansión del Islam durante el siglo VII d.C. a partir de
la península arábiga vendría de la mano de
hábiles generales como Jalid ibn al-Walid y Amr ibn al-As
y de un poderoso y eficiente ejército capaz de utilizar el
transporte de suministros proporcionado por camellos y el
conocimiento de las rutas del desierto para obtener una movilidad
desconocida para sus rivales bizantinos, egipcios y persas.
Incluso después de la aparición de las armas de
fuego, durante la guerra de Independencia de las provincias de
Venezuela y Nueva Granada contra el dominio español, la
ventaja representada por la caballería de llaneros estuvo
vinculada a la cacería y a la economía pecuaria de
la región de Los Llanos y tuvo una efectividad
considerablemente menor en los territorios montañosos de
economía agrícola.

En contraste con la tecnología del arquero a
caballo, que proporcionó históricamente una ventaja
para las sociedades nómadas y ganaderas, las empalizadas,
murallas, cercas, castillos y fortalezas han representado durante
milenios una tecnología que ha favorecido a sociedades
sedentarias y agrarias desde el neolítico, con la
aparición de las primeras aldeas, el desarrollo de
ciudades y de sociedades estatales. Las murallas de Babilonia, de
la mítica Troya, de la referida Constantinopla, el Muro de
Adriano, la Gran Muralla China, son notables ejemplos de esta
tecnología.

El cañón y el obús (proyectil
explosivo) fueron tecnologías que condujeron
paulatinamente a la inutilización de la mayoría de
las murallas y castillos del viejo continente, y posiblemente eso
tuvo un efecto sobre el sistema económico y
político de Europa, caracterizado por feudos bajo el
control de nobles que se resguardaban detrás de muros
mientras el campesino vivía vulnerable fuera de las
murallas. Si bien los señores feudales pudieron adquirir
ese tipo de tecnología, ésta benefició mucho
más a las fuerzas que dependían mucho menos de
murallas y fortalezas de piedra, como es el caso de los estados
nacionales, los bancos que financiaban estas armas y los
comerciantes que podían adquirir las materias primas
necesarias.

A principios del siglo XVIII en la Francia de Luis XIV
se vive un proceso de consolidación del Estado
Nación a través de la concentración de
recursos y medios en la burocracia del Reino. El sistema feudal
en el que los vasallos del Rey gozan de gran autonomía y
cuya conexión con el Reino depende de relaciones de
consanguineidad y de acuerdos verbales, se encuentra siendo
sustituido por un sistema nacional con fronteras estables,
relaciones de subordinación mucho más coercitivas
entre los súbditos y el gobierno central, y la
prohibición de guerras internas entre vasallos. En este
contexto el ingeniero militar Sébastien Le Prestre de
Vauban desarrolla un sistema de fortificaciones que
permitirá una defensa nacional, privilegiando la defensa
del territorio interior a la defensa de una plaza fuerte en
particular. Cada fortificación es diseñada para
resistir el asedio enemigo durante el tiempo necesario para la
llegada de refuerzos suficientes para repeler a los atacantes.
Este sistema permitirá desmantelar fortificaciones en el
interior del territorio, estableciendo las fronteras que hasta el
día de hoy conserva en gran medida el estado
francés.

Ya en 1770 en su "Essai général de
tactique", el Conde de Guibert analiza las ventajas y desventajas
del ejército profesional y del ejército de milicias
para el interés nacional. Desde el punto de vista del
estado nacional, Guibert hacía notar que el
ejército profesional, si bien más reducido y
versátil, ponía en riesgo la libertad del pueblo,
mientras que la milicia, más cercana al pueblo,
tenía un rendimiento inferior. Probablemente más
que ningún otro teórico presagiaría el
advenimiento de las guerras revolucionarias y de las guerras
napoleónicas: "Supongamos que se elevara en Europa un
pueblo que combinara virtudes austeras y una milicia nacional a
un plan fijo de engrandecimiento, que no perdiera de vista un
sistema que, sabiendo hacer la guerra a bajo costo y subsistir
por sus victorias, no se viera obligado a bajar las armas por
cálculos de finanza, veríamos a este pueblo
subyugar a sus vecinos y derrocar nuestras débiles
constituciones como el Aquilón [viento del norte, J.L.R.]
dobla los frágiles juncos". No sólo la
tecnología de las armas y fortificaciones sino
también las doctrinas y las tácticas militares se
acoplan de mejor o peor manera a ciertos sistemas
políticos como monarquías, repúblicas,
aristocracias, democracias, teocracias, talasocracias, y sistemas
económicos como el feudalismo, el capitalismo o el
socialismo.

En 1808 el Reino borbónico de España se
encuentra ocupado por tropas francesas con la anuencia del
gobierno del entonces primer ministro español Manuel
Godoy. Un levantamiento popular en Madrid contra Godoy y las
tropas francesas sirve de inicio a una guerra entre probablemente
el ejército regular más poderoso de su tiempo, el
ejército napoleónico, y el ejército
español, desarticulado y con muchos menos recursos a su
disposición, si bien con el importante apoyo del Reino
Unido. En este escenario empiezan a surgir pequeños grupos
de combatientes opuestos a los franceses y que utilizan
tácticas de emboscadas, hostigamiento y rápidas
retiradas, apuntando en particular al aparato logístico
del enemigo. El apoyo masivo de la población a estos
insurgentes y la utilización generalizada de estas
tácticas en la guerra da origen al término de
guerra de guerrillas, en el que los guerrilleros basan su
accionar en el conocimiento del terreno y el apoyo moral y
logístico por parte de la población local
(generalmente en el campo). La guerra de guerrillas será
implementada por numerosos grupos para enfrentar ejércitos
con recursos significativamente superiores, notables ejemplos son
la Segunda Guerra Sino-Japonesa, la Guerra de Vietnam, la Guerra
Revolucionaria Cubana.

Durante el siglo XIX el desarrollo de las armas de fuego
y de la artillería provoca la referida
inutilización de murallas y fortalezas, pero se generaliza
el uso de una ya conocida arquitectura defensiva capaz de detener
el avance de tropas enemigas con gran poder de fuego: la
trinchera. Ya durante las guerras del siglo XVIII las trincheras
habían mostrado su utilidad como defensa contra la
artillería de fortalezas enemigas en el sistema de asedio
metodizado por el ya mencionado ingeniero Vauban y como defensa
contra ejércitos armados con cañones y mosquetes
(Líneas de Stollhofen, Líneas de Weissemburg). En
los primeros años del siglo XIX el sistema de trincheras
de Torres Vedras implementado por el duque de Wellington en
Portugal permetiría defender a ese país de la
invasión napoleónica. En esos años los
mosquestes llegan por primera vez a las islas de Nueva Zelanda.
Para los integrantes de la etnia Maorí, la llegada de esta
tecnología desata cruentos combates entre tribus y aldeas
que hasta ese momento no tenían acceso a las
mortíferas armas de fuego. Pronto empieza a desarrollarse
la tecnología del "pa", un recinto defensivo construido
generalmente sobre una colina y que incluía empalizadas de
madera, terrazas y fosos. Con la llegada de los conquistadores
ingleses a Nueva Zelanda estalla una lucha de resistencia de los
Maorí contra los invasores que produce una
evolución de los "pa" hacia un sofisticado laberinto o
sistema de trincheras, empalizadas e incluso búnkeres y
túneles. En 1845 los británicos probarían el
amargo sabor de la derrota tratando de tomar el pa de Ohaeawai.
La utilidad defensiva de las trincheras sería empleada
poco después, en 1859, al otro lado del planeta en la
Batalla de Santa Inés por el general venezolano Ezequiel
Zamora, para vencer a las tropas conservadoras gubernamentales
que poseían una artillería superior. Un complejo
sistema de trincheras defensivas, y picas o trincheras de
comunicación fue diseñado por Zamora y construido
bajo la dirección del Comandante de Ingenieros José
Ignacio Chaquert, y se implementó una táctica de
retiradas sucesivas y acumulación progresiva de fuerzas en
continuo enfrentamiento con el enemigo, llamada acción
retardatriz. En ambos ejemplos, la trinchera no sólo
ofrece una ventaja defensiva, sino además se trata de una
tecnología de rápida implementación y de
bajo costo, que beneficia a ejércitos que se enfrentan a
adversarios con enormes recursos económicos. El desarrollo
posterior de las armas de fuego, en particular de la
ametralladora y de la artillería pesada,
convertiría a la trinchera en una fortificación
indispensable para cualquier ejército, llegando a su
máxima expresión durante la Primera Guerra Mundial
en el frente occidental.

Al final de la Primera Guerra Mundial, el
ejército alemán comienza a desarrollar una doctrina
capaz de contrarrestar la estrategia defensiva representada por
las trincheras y la artillería pesada, y que había
conducido a una guerra de desgaste en el frente de guerra entre
Francia y Alemania, en la que la mayor cantidad de recursos de
Francia y sus aliados conduciría eventualmente a la
derrota de Alemania y sus aliados. Los militares alemanes
encabezados por el general Hans von Seeckt, desarrollarían
el concepto de la moderna guerra de movimientos (Bewegungskrieg)
caracterizada por una alta movilidad, mayor
descentralización del mando mediante tácticas de
tipo misión (Auftragstaktik) y el uso combinado de las
diferentes armas con el objetivo de destruir al enemigo, en
contraposición a la guerra de posiciones caracterizada por
un alto poder de fuego, un mando centralizado y con un objetivo
geográfico, utilizada por la mayoría de los
ejércitos profesionales de la época, en especial
por el ejército francés. Durante los años
20, en Brasil tiene lugar una experiencia militar en la que un
grupo de militares rebeldes harían uso de la guerra de
movimientos para enfrentar a las tropas gubernamentales: se trata
de la Columna Prestes, liderada por Luis Carlos Prestes, la cual
haría un periplo por el gigantesco territorio
brasileño, derrotando repetidas veces a sus adversarios
que la superaban en número y recursos pero que eran
incapaces de acorralarla siguiendo la doctrina de guerra de
posiciones introducida en ese entonces por la Misión
Militar Francesa en Brasil. A pesar de las numerosas victorias
tácticas, la Columna no podría obtener una victoria
estratégica decisiva que le permitiera derrocar al
gobierno, pero su gesta tendría como resultado un
debilitamiento del gobierno que daría lugar al golpe de
estado que sería llamado la revolución de 1930 con
la que Getulio Vargas llegaría al poder. En 1933 Hans von
Seeckt viaja a China y trabaja como asesor del gobierno
nacionalista de Chiang Kai Shek quien por entonces se enfrentaba
a las guerrillas comunistas de la provincia de Jiangxi.
Paradójicamente, el propulsor de la guerra de movimientos
en Alemania recomendaría a los nacionalistas chinos una
estrategia que tiene todos los componentes de una guerra de
posiciones y que conduce a una guerra de desgaste. Esta
estrategia conducirá a la famosa Larga Marcha emprendida
por los comunistas liderados por Mao Zedong para escapar al
acorralamiento y que muestra sorprendentes similitudes con la
gesta de la Columna Prestes. La referida paradoja se explica por
el hecho de que las doctrinas militares no son imparciales con
respecto a los sistemas políticos, económicos y
sociales de cada bando. La guerra de movimientos era muy
conveniente para la Alemania posterior a la Primera Guerra
Mundial y que enfrentaba restricciones a su poderío
militar y a su desarrollo económico de acuerdo al Tratado
de Versalles que ponía fin a la guerra. La misma doctrina
era conveniente también para la Columna Prestes así
como para los comunistas liderados por Mao, quienes
también se encontraban en una situación de escasez
de recursos económicos y de armamento. En cambio, para las
potencias vencedoras de la guerra, así como para el
gobierno nacionalista chino, la superioridad en recursos les
proporcionaba una evidente ventaja en una guerra de
desgaste.

Durante la Segunda Guerra Mundial, en la sangrienta
batalla de Stalingrado el ejército soviético logra
detener el avance del ejército nazi que pretendía
controlar las reservas de petróleo de la región del
Cáucaso. La batalla representaría un punto de
inflexión en la guerra, a partir de la que se
desencadenaría una contraofensiva soviética que no
terminará hasta la toma de Berlín y la derrota
total de los nazis. La batalla se caracterizaría por
bombardeos y ataques combinados de infantería,
artillería y carros blindados por parte de los nazis, y
una larga defensa de la ciudad por parte de los soviéticos
utilizando una infantería precariamente equipada,
baterías anti-aéreas, algunos carros blindados y el
uso de expertos francotiradores ocultos entre los escombros de la
ciudad. Si bien la tecnología utilizada para los rifles de
los francotiradores tuvo su origen y principal desarrollo en
Europa occidental, en especial en el ejército
británico y alemán, fueron en las batallas de
Europa Oriental, como la de Stalingrado, en las que su uso por
parte de los defensores soviéticos tuvo mayor efectividad.
Esto se debe principalmente a la ventaja que esta
tecnología aporta a los defensores de una ciudad, los
cuales tienen un conocimiento superior de los espacios y
recovecos urbanos, además de poseer el apoyo
logístico y de inteligencia de la población local.
La situación se invertirá cuando el ejército
soviético comience a invadir las ciudades alemanas y la
ventaja defensiva del francotirador sea utilizada esta vez por
los nazis.

El enfrentamiento entre la Alemania nazi y la
Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial
permite otro análisis centrado en el acceso a fuentes de
combustible por parte de ambas potencias. La guerra de
movimientos desarrollada por los nazis y que sería llamada
posteriormente Blitzkrieg (guerra relámpago) por la prensa
internacional, dependía en gran medida del veloz
transporte motorizado constituido por camiones de carga,
vehículos todoterreno, tanques de guerra, aviones y
cañones de asalto, los cuales dependen del suministro de
combustible para su utilización. Sin embargo Alemania
carece de yacimientos importantes de petróleo y
dependía en ese entonces tanto de la producción en
su territorio de petróleo sintético a partir del
carbón, como del petróleo proveniente de Rumania.
Los aliados en cambio mantuvieron durante toda la guerra una
hegemonía sobre los principales campos de
producción de petróleo mundiales ubicados en
Estados Unidos, el Cáucaso, Medio Oriente y Venezuela.
Alemania fue pionera en el desarrollo de aviones de metal durante
la década de 1910, de la mano del ingeniero Hugo Junkers y
que eventualmente darían nacimiento a los famosos Stuka
utilizados durante la guerra. El desarrollo de aviones por parte
de Andrei Tupolev en la Unión Sovíetica y de
William Bushnell Stout en Estados Unidos basados en los
diseños de Junkers son otro ejemplo más de la
tendencia de homogeneización de las tecnologías
militares. De manera similar el desarrollo tecnológico de
unidades de carros de combate blindados impulsado por el general
alemán Heinz Wilhelm Guderian, como por ejemplo la
utilización de radios para las comunicaciones entre
tanques, fue eventualmente imitado por los aliados. La doctrina
de la guerra de movimientos alemana también comportaba
similitudes a desarrollos soviéticos como la doctrina de
la batalla profunda y el concepto del nivel operacional de la
guerra, intermedio entre el nivel táctico y el nivel
estratégico. Al final de la guerra buena parte de los
vehículos de guerra alemanes quedaron inutilizados por la
falta de combustible. Cabe preguntarse entonces si todo el
desarrollo tecnológico de Alemania basado en la guerra de
movimientos era un arma de doble filo que terminaría
beneficiando más a sus adversarios con un suministro mucho
más confiable de combustible.

El desarrollo de la aviación y la
utilización del bombardeo estratégico a partir del
final de la Primera Guerra Mundial tiene como consecuencia la
aparición de sistemas defensivos basados en túneles
y búnkeres subterráneos. La línea Maginot
construida para servir de defensa a Francia ante una
invasión alemana estaba compuesta por construcciones
subterráneas provistas de una potente artillería.
Pero sería en las guerras de liberación en Asia
donde las construcciones defensivas subterráneas
mostrarían su utilidad para doctrinas militares basadas en
la guerra de guerrillas. Las guerrillas comunistas de Mao
harían uso de túneles para realizar ataques
sorpresa contra los ocupantes japoneses, y posteriormente contra
las fuerzas nacionalistas chinas del Kuomintang durante la guerra
civil de ese país. Los japoneses a su vez usarían
los túneles para resistir los ataques estadounidenses en
islas consideradas estratégicas durante la Guerra del
Pacífico. La táctica sería también
imitada por los norcoreanos y chinos durante la Guerra de Corea
para resistir los bombardeos de Estados Unidos, llegando a
cavarse cientos de kilómetros de túneles.
Probablemente el uso más impresionante de esta
tecnología sería visto durante la guerra de
Vietnam, cuando las guerrillas del Vietcong construirían
un complejo sistema de túneles cercanos a Saigón,
en la región de Cu Chi, y que sería utilizado como
refugio para los combatientes y como rutas de suministros,
incluyendo almacenes, dormitorios, hospitales, centros de
comando, y sistemas defensivos como trampas antipersonales,
trampas cazabobos, y túneles de tipo sifón para
evitar la propagación de gases venenosos utilizados por
los soldados estadounidenses. Los túneles y
búnkeres subterráneos ofrecen enormes ventajas hoy
en día a las guerrillas de Hezbollah y de Hamas en su
lucha de defensa nacional contra el gobierno de
Israel.

Más allá de la
precisión de las informaciones presentadas y de las
discrepancias que pueden surgir sobre las verdaderas causas de
cada victoria o derrota, el desarrollo mismo de las
civilizaciones humanas sirve de argumento suficiente para
respaldar la existencia de ventajas intrínsecas que una
tecnología le confiere a determinado sistema
político, económico o social. Difícil es
obviar la importancia de la escritura para la existencia de
leyes, como difícil es ignorar la importancia de la
agricultura para la existencia de ciudades y Estados, o la
importancia de medios de transporte para la existencia de
imperios y comercio exterior. De esta relación general
entre tecnología y sistemas humanos la relación
entre estos sistemas y la tecnología militar sólo
constituye un caso particular.

Actualización de la tecnología
mediante imitación

La primera constatación realizada y
que se refiere a la homogeneización de las
tecnologías militares conduce a una primera propuesta: la
creación (o de la potenciación en caso de que ya
exista) de un organismo del Estado encargado de la
actualización tecnológica basada en la
investigación sobre los nuevos desarrollos y sobre la
formulación de políticas para la adquisición
o imitación de las tecnologías existentes. Estas
actividades serían equivalentes a las realizadas por
diferentes potencias para la compra de armamento, equipamientos,
vehículos y dispositivos, la utilización de
ingeniería inversa y el espionaje de entes
hostiles.

Innovaciones
tecnológicas

La segunda constatación realizada y
que se refiere a la parcialidad de las tecnologías
militares hacia determinado sistemas político,
económico, cultural y social, conduce a la segunda
propuesta: la creación de una política de
priorización para la investigación y desarrollo de
tecnologías novedosas que representen una ventaja
intrínseca para el sistema político,
económico, cultural y social que se desea impulsar de
acuerdo a los objetivos establecidos por nuestra patria, patria
que incluye en tres niveles de prioridad a nuestro país:
Venezuela, a la Patria Grande: Latinoamérica y el Caribe,
y a la humanidad en su conjunto. En el corto y mediano plazo
estos objetivos están especificados en la Ley del Plan de
la Patria 2013-2019.

Para cada proyecto de desarrollo
tecnológico militar debemos hacernos el siguiente
planteamiento: En el supuesto de que esa tecnología sea
accesible tanto a nuestras fuerzas como a fuerzas potencialmente
enemigas, ¿cuál de las dos fuerzas se vería
beneficiada por esta tecnología en un conflicto
hipotético entre ambas? ¿el beneficio desigual de
esta tecnología se mantiene a lo largo del tiempo en la
misma dirección, es decir, otorgándole ventajas al
mismo bando? Sólo en el caso de que la respuesta sea
positiva deberíamos considerar la asignación de
grandes recursos para estas innovaciones, dándole
prioridad a aquellas innovaciones que mayores ventajas ofrezcan y
cuyas ventajas se mantengan durante el mayor tiempo posible,
previendo el posible desarrollo de tecnologías que busquen
contrarrestar esas ventajas.

De la argumentación presentada sobre
la homogeneización de las tecnologías militares se
deduce que una característica especial de las
tecnologías que intrínsecamente confieren una
ventaja a determinado bando es que no es de vital importancia
mantener el secreto alrededor de estas tecnologías, y que
al contrario puede considerarse su existencia como disuasivo ante
posibles ataques, disuasivo que puede salvar muchas vidas humanas
y evitar los daños causados por una guerra que puede ser
devastadora incluso para el vencedor.

Temas de
investigación

Procurando que las propuestas presentadas
puedan traducirse en acciones concretas a corto plazo, a
continuación se presentan algunos temas de
investigación que pueden presentar interés para la
Fuerza Armada Bolivariana y que seguramente en muchos casos ya
son considerados como tecnologías de carácter
estratégico, pero que quizás no han sido abordadas
como áreas de innovación tecnológica. De
acuerdo a los ejemplos históricos presentados, en
particular los más recientes, se pueden esbozar algunos
temas de investigación que a primera vista parecen otorgar
una ventaja superior a Venezuela y sus aliados:

– Equipos militares de bajo costo
utilizando materia prima nacional: una de las principales
ventajas que puede obtener un ejército con recursos
significativamente inferiores a los de sus potenciales enemigos
es reducir su dependencia de equipos militares de alto costo y
que utilizan recursos que no son accesibles en el territorio
nacional. Para ello se requieren tecnologías novedosas que
permitan la fabricación de productos militares haciendo
uso de materias primas accesibles a nivel nacional y de bajo
costo.

– Inteligencia y contrainteligencia militar
popular: el apoyo mayoritario por parte de la población
que debe caracterizar al sistema político impulsado en
nuestro país permite obtener ventajas superiores sobre
organizaciones sin apoyo popular a partir de tecnologías
que faciliten y potencien la recopilación y
análisis de informaciones de inteligencia generadas por la
población.

– Guerrilla: el apoyo mayoritario de la
población, en especial de la población rural y la
existencia de extensas cadenas montañosas y selvas en
nuestra geografía, así como el conocimiento del
terreno le otorgan a una organización guerrillera una
ventaja sobre ejércitos regulares potencialmente enemigos.
El desarrollo de innovaciones tecnológicas que potencien
las actividades de guerrilla, la guerra de movimientos,
tácticas tipo misión (Auftragstaktik) y la
destrucción o captura y reutilización de
suministros y material de guerra enemigos, probablemente otorga
ventajas superiores a una guerrilla en nuestro
territorio.

– Francotiradores: el apoyo mayoritario de
la población, el conocimiento de áreas urbanas y
áreas rurales cercanas a poblaciones y la inteligencia
popular le otorgan una ventaja al sistema político
impulsado en nuestro país, permitiéndole obtener
ventajas superiores sobre organizaciones sin apoyo popular ni
conocimiento del terreno, en especial fuerzas ocupantes, a partir
de tecnologías que potencien e incrementen la
precisión, efectividad, camuflaje, y mejoren la
ubicación e identificación de objetivos y la
retirada de francotiradores.

– Túneles y Búnkeres: los
bombardeos estratégicos que caracterizan los ataques de
las potencias imperialistas y el mayor dominio del terreno que
caracterizan a los pueblos que llevan a cabo la defensa de su
territorio ante estas potencias, convierten a los túneles
y búnkeres en elementos que representan una ventaja
intrínseca para las organizaciones que se enfrentan al
imperialismo. Esto puede justificar el financiamiento de
investigaciones que apunten a mejoras en la perforación,
construcción, ocultamiento de túneles, estudios de
suelo, diseño de redes de túneles así como
el desarrollo de actividades de producción,
logística, investigación científica de
sistemas de telecomunicaciones subterráneos. En el caso
particular de Venezuela y otros países petroleros existe
un conocimiento técnico relacionado a la
perforación y construcción de pozos así como
métodos sísmicos de exploración que bien
podrían utilizarse en el desarrollo tecnológico de
túneles.

– Armas antiaéreas, antibuque,
antitanque, sistemas de detección: sistemas
políticos basados en el apoyo mayoritario de la
población obtienen mayores ventajas en el uso de la
infantería en comparación a ejércitos con
menor respaldo popular, por lo que se podría considerar
priorizar el desarrollo de tecnologías que le permitan a
la infantería enfrentarse de mejor manera a otras fuerzas
como las representadas por la aviación, la marina, o la
caballería blindada, mejorando la detección de
estos elementos con sistemas de radar y/o sonar, sistemas de
reconocimiento de patrones, así como armamento
anti-aéreo, anti-buque y anti-tanque.

 

 

Autor:

Jorge Luis Rojas
D'Onofrio

 

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